El Imperio Porrtuguesmicrosoft Word
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Carraca portuguesa
Sebastião Lópes (Public Domain)
El Imperio portugués fue creado en el siglo XV y llegó a extenderse desde América hasta
Japón. Aunque a menudo no fue más que una línea de centros comerciales costeros con
fortificaciones defensivas, también hubo territorios coloniales mayores, como Brasil,
Angola y Mozambique. Los europeos blancos dominaron el comercio, la política y la
sociedad, aunque también hubo una notable mezcla de razas y, en muchos lugares, personas
mestizas que alcanzaron posiciones de riqueza y poder en las colonias.
Los portugueses comenzaron su imperio como una exploración para acceder al oro de
África occidental y después al comercio de especias de Oriente. Además, existía la
esperanza de que hubiera estados cristianos en Asia que pudieran convertirse en aliados
útiles en las batallas en curso de la Cristiandad con los califatos islámicos. La obtención de
nuevas tierras agrícolas, las riquezas y gloria de las aventuras coloniales, y las ambiciones
de la obra misionera, fueron motivos adicionales para la creación del imperio.
Las carracas crearon una red marítima que conectaba Lisboa con todas sus colonias al oeste
y el Estado da India al este, tal como era conocido el imperio al este del cabo de Buena
Esperanza. Productos como oro, marfil, seda, porcelana Ming, y especias, eran
transportados y comercializados por todo el mundo. Otro comercio importante fue el de
esclavos, capturados en África occidental y meridional y utilizados como mano de obra en
las plantaciones de las islas del Atlántico Norte y en América.
Los colonos de las islas fueron autorizados a comerciar con las comunidades de África
occidental, con mucho más éxito que los intentos hechos varias décadas antes. Se
establecieron asentamientos comerciales portugueses en el continente hacia el sur, hasta
Luanda (en la actual Angola), para aprovechar el comercio africano, bien organizado, que
transportaba las mercancías desde el interior a lo largo de los ríos principales (p. ej. Gambia
y Senegal) hasta la costa. Los productos adquiridos incluían oro, marfil, pimienta, cera de
abejas, resinas y maderas para obtener colorantes. Los esclavos (hombres y mujeres) se
adquirían en los reinos del Congo y de Benin, cuyos gobernantes deseaban conseguir
mercancías europeas como tela de algodón, espejos, cuchillos y abalorios. Las islas servían
de punto de concentración de esclavos y de aprovisionamiento para los barcos que
transportaban la carga humana. Uno de cada cinco esclavos moría en el barco, cifra que
ascendía a uno de cada dos esclavos entre la captura inicial y la llegada a su destino final.
El comercio de esclavos por el Atlántico finalizó a mediados del siglo XIX, pero incluso
después se continuó importando esclavos desde Santo Tomé y Príncipe, hasta la
prohibición en 1908. En ese momento los esclavos fueron reemplazados por trabajadores
africanos, que tenían que ser repatriados después de un cierto número de años, pero sus
condiciones de vida no eran muy distintas de las que habían sufrido los esclavos que les
precedieron.
Producción de azúcar de caña en tiempos de la colonia
Unknown Artist (Public Domain)
Hubo pocos intentos de conquistas territoriales en África occidental, porque el comercio era
boyante y los europeos no disponían de los recursos militares suficientes para desplegar esa
política. Algunos asentamientos se fortificaron, aunque normalmente con la autorización
del jefe tribal africano local. Los matrimonios mixtos entre europeos y africanos,
reubicados en islas como las de Cabo Verde, dieron lugar a una cultura afro-portuguesa,
con gran influencia religiosa y artística africana. Eran frecuentes los habitantes mestizos de
Cabo Verde (mulatos) que se establecían en los asentamientos comerciales de la costa
africana.
Hubo intentos de saltarse a los jefes africanos y adquirir esclavos directamente del interior,
pero esa política estropeó las relaciones con el Congo. La situación se deterioró aún más
tras una reacción contra los misioneros cristianos, al desmoronarse las tradiciones culturales
y las lealtades tribales. Los europeos se vieron obligados a seguir descendiendo por la costa
hasta el reino de Ndongo, en el que su interferencia originó una serie de guerras, en una
región que pronto se convertiría en la Angola portuguesa.
África oriental
Cuando en 1498 el explorador Vasco de Gama (ca. 1469-1524) dobló el cabo de Buena
Esperanza entrando en el Océano Índico, los portugueses consiguieron de repente el acceso
a toda una nueva red de comercio entre africanos, indios y árabes, que había funcionado
durante siglos, pero que con la llegada de los portugueses el comercio se transformó en
violenta. Con su superioridad naval y artillera, los portugueses hundían las naves rivales,
mataban o apresaban a sus tripulaciones y confiscaban sus cargamentos. El hecho de que la
mayoría de los mercaderes fuera musulmana era un motivo adicional para los europeos,
todavía impregnados de una mentalidad de cruzados.
En Goa, como en la mayoría de las demás colonias, había una cámara, un consejo que
decidía sobre asuntos locales, como los impuestos. Los asuntos religiosos eran dirigidos por
un arzobispo u obispo, y todas las grandes órdenes religiosas, especialmente la Compañía
de Jesús, establecieron iglesias, monasterios, conventos y hospitales. La Hermandad de la
Misericordia, a través de sus filiales, ofrecía a los pobres servicios esenciales de bienestar
social. Los asuntos legales eran responsabilidad del Alto Tribunal de Goa y de tribunales
locales en cada colonia. Un capitán mandaba sobre la fuerza militar local, que normalmente
residía en un fuerte, y un factor era el responsable del comercio real y de recaudar los
lucrativos derechos de aduana de los demás tipos de comercio. Así era el modelo aplicado
en la mayoría de colonias.
Catedral de Santa Catalina, Goa
Ondřej Žváček (CC BY-SA)
Extremo Oriente
Otra estrategia portuguesa para controlar el comercio era encontrar el origen de las
apreciadas especias, muchas de las cuales procedían de un pequeño grupo de islas de
Indonesia, las Islas de las Especias (las islas Malukku o Molucas). La mayor parte era
enviada a Malaca (Melaka), en la costa sudoccidental de la península malaya, desde la que
se controlaba el estrecho de Malaca, que comunica el Océano Índico con el Mar de la China
Meridional. Una flota portuguesa al mando de Alfonso de Albuquerque (1453-1515)
conquistó Malaca en 1511, y a partir de 1512 se consiguió la madera de sándalo en los
asentamientos informales en Timor.
Los portugueses querían acceder al lucrativo mercado de la seda china, por lo que fundaron
la Macao portuguesa en una península en el delta del Río de las Perlas, en la China
meridional, cerca de Guangzhou (Cantón). De manera análoga, en 1571 se fundó la colonia
de Nagasaki portuguesa en la costa noroccidental de la isla japonesa de Kyushu, dando
acceso a los productos comerciales de ese país, principalmente la plata. Los barcos
portugueses, cargados de productos para comerciar, navegaban regularmente entre Lisboa,
Goa, Malaca, Macao y Nagasaki, su colonia más oriental. En 1639 el gobierno japonés
expulsó del país a todos los extranjeros, como parte de una política permanente de
aislamiento y reacción contra la difusión del cristianismo, de forma que Nagasaki hubo de
ser abandonada.
Brasil
Brasil fue 'descubierto' por los portugueses en 1500, y llegaría a ser su colonia más
importante. Brasil era rica en recursos naturales tales como maderas duras, diamantes y oro
(de la región de Minas Gerais). Se repartieron capitanías, con San Vicente como primer
asentamiento portugués, en 1532. El primer gobernador fue nombrado en 1549, y Brasil se
convirtió en una colonia oficial de la Corona, con capital en Salvador de Bahía
(reemplazada por Río de Janeiro en 1763). En 1572 se nombró un virrey.
Otra víctima de la colonización, además de los esclavos, fueron los amerindios Tupí-
Guaraníes, cuyos poblados y cultura fueron sistemáticamente destrozados, forzando a los
que quedaron a huir hacia el interior de la selva pluvial. Hasta 1755 los amerindios no
serían reconocidos como súbditos libres y de pleno derecho de la Corona portuguesa.
La sociedad colonial brasileña, como en otros sitios, se componía de varias capas. Los
europeos tenían el estatus más alto, y la exhibición social se realizaba normalmente por
medio de ropas extravagantes y del número de esclavos, sirvientes y gente armada de que
disponían. Los europeos se dividían a su vez en tres clases: los nacidos en Europa, los
nacidos en las colonias y los mestizos (había muy pocas mujeres europeas en las colonias).
Por encima había otros cuatro niveles basados en la pertenencia a la nobleza, el clero, el
ejército, y todos los demás (subdivididos en casados y solteros). También había visitantes
europeos, como comerciantes marítimos y mercaderes locales de la zona. Finalmente estaba
la población local, muy mayoritaria como en cualquier otra colonia , que podía estar
dividida por sus propias escalas sociales y por factores tales como su conversión al
cristianismo. En el nivel más bajo de la sociedad colonial estaban los esclavos.
Mujeres esclavas, Brasil
Carlos Julião (Public Domain)
África meridional
Los portugueses colonizaron la región de Angola a partir de 1571, que se convirtió en el
primer territorio colonial europeo en África (frente a los simples asentamientos o ciudades-
estado costeras). El reino de Ndongo (formado en ca. 1500) colapsó, no sin ser antes
aprovechado como aliado contra el Congo, al norte. Los europeos disfrutaban de la ventaja
de las armas de fuego, y así fue como empezó la primera conquista territorial portuguesa.
Era un siniestro presagio de lo que iba a tener lugar en toda África en los siguientes siglos.
De nuevo los colonos portugueses se mezclaron con los locales en la región de Angola para
crear una raza mixta conocida como luso-africana. Ellos y sus descendientes, basados en
Luanda y otros pocos asentamientos costeros, trataron de conseguir el control del interior
de Angola, donde emergía el nuevo reino de Matamba, en un siglo de luchas conocido
como las Guerras de Angola. La colonia resultó decepcionante para Portugal. Las muy
comentadas minas de plata del interior resultaron ser sólo una leyenda, los recursos eran
limitados, y las esperanzas de difundir el cristianismo excesivamente ambiciosas. Algunos
colonos privados y comerciantes prosperaron, asegurando la continuidad del principal
comercio de la colonia: los esclavos. A finales del siglo XVI, de Angola salían unos 10.000
esclavos al año, que se enviaban directamente desde Luanda a Brasil y otros lugares de
América. Las comunidades angoleñas, que ya se tambaleaban por causa de la viruela y
otras enfermedades traídas por los europeos, resultaron devastadas por ese comercio.
Al otro lado del África meridional, los portugueses habían creado otro gran territorio
colonial: Mozambique (tomando el nombre de África Oriental portuguesa en el siglo XIX).
Los primeros colonos portugueses llegaron a la isla de Mozambique en 1506, al crearse una
capitanía; no resultó ser tan rica en oro como se esperaba, pero había marfil y esclavos.
Mozambique pasó a formar parte del Estado da India desde 1571 hasta 1752 y las carracas
comerciaban directamente con Goa como parte de la ruta conocida como carreira da India.
En el interior se desarrolló un sistema conocido como prazo, por el que los jefes africanos
cedían tierras y derechos comerciales y tributarios a los portugueses y afro-portugueses,
reconocidos formalmente por la Corona portuguesa. En contrapartida, quien era nombrado
(un muzungo) tenía que asegurar la justicia en su territorio, supervisar los rituales
tradicionales y dar el visto bueno a los jefes de aldeas más pequeñas dentro de su
jurisdicción. Para mantener su posición, los muzungos tenían sus ejércitos privados de
sirvientes armados (chicunda), que podían llegar a varios miles de africanos. Hacia 1637
existían al menos 80 prazos, la mayoría actuando con independencia de la débil
administración portuguesa basada en la capital, Maputo.
Isla de Mozambique
Stig Nygaard (CC BY)
La Corona portuguesa dejó que la colonia fuera explotada por empresas privadas como la
Compañía de Mozambique y la Compañía de Niassa. La falta de una administración central
y el éxito de los británicos en el África meridional dieron al traste con el sueño de conectar
sus dos colonias africanas, Angola y Mozambique.
Decadencia, descolonización y legado
Además de la omnipresente amenaza por parte de los jefes locales, los portugueses
afrontaron una dura competencia de otras potencias marítimas europeas, que pronto
empezaron a fijarse en su imperio con envidia. Eso era así especialmente por la falta de
mantenimiento de los fuertes portugueses y el aislamiento general de las ciudades costeras,
que no tenían población local que pudiera acudir en su ayuda. Nada les gustaba más a los
corsarios ingleses y franceses que capturar barcos mercantes portugueses, cuando estaban
en alta mar. Otra gran amenaza llegó, irónicamente, personificada en un explorador
portugués, Fernando de Magallanes (ca. 1480-1521) quien, al servicio de España en
1519-22, navegó a través del extremo sur de Sudamérica y fue el primero en abrir una ruta
a través del Océano Pacífico hasta Asia Oriental. La expedición finalmente completó la
vuelta al mundo, aunque lo crucial resultó ser el acceso al comercio de especias. Otros
países europeos siguieron la estela de Magallanes, y de repente los portugueses perdieron
todas las esperanzas de establecer un monopolio comercial en Oriente.
La amenaza más amplia y exitosa a los territorios portugueses vino de los holandeses, que
atacaron Mozambique en la primera década del siglo XVII, Macao en 1622 y 1626, y
Angola en 1641. En las décadas de 1620 y 1630, los holandeses atacaron y ocuparon partes
del norte de Brasil. Conquistaron Malaca en 1641, Colombo en 1656 y Cochín en 1663.
Los británicos eran la otra gran amenaza creciente, que ayudaron a los árabes a recuperar
Ormuz en 1622.
El imperio colonial portugués trajo consigo muchos desastres para la población indígena:
esclavitud, guerras, ruptura de las redes comerciales, fin de las actividades culturales
tradicionales, deforestación y enfermedades, por nombrar algunas. Otras consecuencias
fueron la adopción del portugués como lengua principal y de la religión católica, en muchas
partes del mundo actual. Los portugueses también fueron responsables de diseminar la flora
y la fauna por todo el mundo, a veces con efectos desastrosos sobre ecosistemas locales,
pero también con éxitos notables, porque cultivos como la yuca, el maíz y la caña de azúcar
se hicieron comunes en sitios completamente nuevos. Finalmente, los portugueses fueron
los primeros en crear un auténtico imperio global en varios continentes, aunque fuera
disperso e inestable. Quizás su mayor legado es el hecho desafortunado de que otras
potencias europeas se dieran cuenta de las posibilidades del imperialismo y empezaran a
explotar a los pueblos de todo el mundo a una escala incluso superior, cuando el
colonialismo se convirtió no sólo en una mera cuestión de control del comercio, sino del
territorio, los recursos y la población.
Preguntas y respuestas
¿Qué países estuvieron bajo el imperio portugués?
El Imperio portugués controlaba las Azores, Madeira, Cabo Verde y Santo
Tomé y Príncipe en la costa de África; Cochin, Goa y Colombo en el
subcontinente indio; Macao y Nagasaki en Asia oriental; Mozambique y
Angola en África; y Brasil.
Bibliografía
Bergreen, Laurence. Over t