Tesis Kalawski - Al Alba de Las Emociones

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Universidad Central

Facultad de Ciencias Sociales


Escuela de Psicología

"APLICACIÓN PSICOTERAPÉUTICA DE ALBA EMOTINGä:


Un método para inducir, reconocer y regular las emociones básicas"

Tesis Para Optar al Título de Psicólogo

JUAN PABLO KALAWSKI ISLA

Profesora Patrocinante: Susana Bloch A.


2

Me río porque me río.

Osmán Pérez Freire

La emoción no es un accidente, es un modo de existencia de la consciencia,

una de las formas en que ella comprende (en el sentido heideggeriano de

"Verstehen") su "Estar-en-el-mundo".

Jean Paul Sartre

A veces estoy tan bien,

estoy tan down.

Calambres en el alma.

Charly García
3

Dedicado a todas las personas que valoran sus emociones y las de los

demás.
4

Quiero agradecer a Dios, sin cuya presencia nada de esto habría sido

posible.

Muchas gracias a mis padres, por todo su apoyo. Gracias a Susana

Bloch, por invitarme a descubrir un mundo nuevo. A Blanca Ortíz de Zúñiga por

sus consejos y por evaluar las transcripciones. A Gabriel Reyes por sus ideas y

su interés. Muchas gracias a Trina Fischer, por estimular mis emociones.

Gracias a mis compañeros del Consultorio Rosita Renard, por darme las

facilidades para esta investigación. Especiales agradecimientos a los sujetos

experimentales y a aquellos en los que hice las intervenciones preliminares, por

estar abiertos a experiencias nuevas y por ser ellos mismos. Gracias a Jorge

Fernández, por hablarme acerca del trabajo de Susana. También agradezco a

Raúl Martínez y a todos los autores que con su obra iluminaron mi reflexión.

Finalmente quiero agradecerme a mí mismo, por dar lo mejor de mí en

este trabajo.
5

ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN.................................................................................. 8

II. ANTECEDENTES DEL PROBLEMA...................................................10

A. LA EXPERIENCIA EMOCIONAL Y LAS SENSACIONES


CORPORALES..............................................................................10

1. La teoría de James-Lange.............................................10
2. La hipótesis de retroalimentación facial.........................14

a) Puesta a prueba de la hipótesis de


retroalimentación facial............................................17

b) Expresiones faciales universales........................21

3. La hipótesis de retroalimentación postural....................23

B. ALBA EMOTING.......................................................................25

1. Definición de emoción....................................................26

2. Orígenes y primeras observaciones..............................26

3. Emociones básicas........................................................28

4. Caracterización de los patrones efectores emocionales30

a) Componentes expresivos....................................30

b) Componente respiratorio.....................................32

5. Reproducción de los patrones efectores.......................34

6. Inducción emocional......................................................35

7. Técnica de salida de la emoción....................................39

C. UNA VISIÓN EXPERIENCIAL DE LAS EMOCIONES EN


PSICOTERAPIA.............................................................................40

1. Los esquemas/disposiciones emocionales....................42

2. Construcción de significado...........................................45
6

3. Tendencia al crecimiento...............................................46

4. Disfunción......................................................................50

a) Problemas en la generación del significado


emocional.................................................................51

b) Disfunción esquemática......................................54

c) Cambiando las disposiciones emocionales: el


modo de vivenciar....................................................57

D. UTILIDAD TERAPÉUTICA DE ALBA EMOTING......................60

1. Ventajas para el terapeuta del entrenamiento en Alba


Emoting...............................................................................60

2. Aplicación terapéutica de los patrones efectores


emocionales........................................................................61

III. RELEVANCIA DEL TEMA...................................................................67

IV. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.................................................69

V. OBJETIVOS........................................................................................70

A. OBJETIVO GENERAL..............................................................70

B. OBJETIVOS ESPECÍFICOS.....................................................70

VI. HIPÓTESIS.........................................................................................72

A. HIPÓTESIS GENERAL.............................................................72

B. HIPÓTESIS ESPECÍFICAS......................................................72

VII. METODOLOGÍA................................................................................74

A. VARIABLES..............................................................................74

1. Variable independiente: Alba Emoting...........................74

a) Definición conceptual..........................................74

b) Definición operacional.........................................74

2. Variable dependiente: Nivel del experienciar.................75

a) Definición conceptual..........................................75

b) Definición operacional.........................................75
7

B. DISEÑO....................................................................................75

C. MUESTRA................................................................................76

1. Sujetos...........................................................................76

2. Selección del material para la evaluación......................77

D. INSTRUMENTOS.....................................................................78

Escala del "Experiencing" (EXP).........................................78

E. PROCEDIMIENTO....................................................................80

VIII. ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS..................................................82

IX. DISCUSIÓN........................................................................................ 90

ANÁLISIS CUALITATIVO DE ALGUNAS SESIONES...................94

CONCLUSIONES........................................................................109

X. BIBLIOGRAFÍA.................................................................................112

XI. APÉNDICES......................................................................................122

A. FORMA ABREVIADA DE LA ESCALA DEL "EXPERIENCING"123

B. INFORME PERSONAL SOBRE EL TALLER DE ALBA


EMOTING  REALIZADO EN LA UNIVERSIDAD DIEGO
PORTALES EN ENERO DE 1996...............................................124
8

I. INTRODUCCIÓN

Los psicoterapeutas y los teóricos de la psicoterapia siempre han reconocido la

centralidad de la emoción para la empresa psicoterapéutica. A pesar de esto,

ha habido una relativa carencia de técnicas específicas que permitan al

terapeuta trabajar con las emociones. A menudo los terapeutas deben hacer

grandes esfuerzos para ayudar a sus clientes a contactarse con sus emociones

y sentimientos. De esta forma, muchas veces el proceso terapéutico se queda

entrampado en una conversación intelectual y fría, aún cuando el psicólogo

sepa que el cambio requiere de una implicación afectiva.

Por otra parte, existe cada vez mayor consenso respecto de la

interdependencia entre los procesos mentales y los fenómenos corporales, pero

de nuevo es difícil llevar estas ideas a la práctica a la hora de hacer

psicoterapia. Por un lado, muchos de los enfoques terapéuticos tradicionales

pueden criticarse por ser demasiado intelectuales (y por lo tanto poco

"sentidos"). Por el otro lado, los métodos de terapia corporal suelen obviar el

hecho de que los seres humanos están constantemente dando significado a su

experiencia, y que estos significados deben ser tomados en cuenta para que el

cambio perdure.

El presente trabajo pretende presentar una metódica para trabajar con las

emociones que surge de una visión integrada de los procesos mentales y


9

corporales, e investigar la aplicación de este método en psicoterapia. El método

en cuestión se llama Alba Emotingä, y permite percibir, reconocer y expresar

las emociones básicas, mediante la reproducción de acciones corporales

específicas (en particular ritmos respiratorios). Estas acciones o "patrones

efectores" fueron determinadas científicamente en el laboratorio. Hasta ahora,

Alba Emoting ha sido utilizado principalmente para ayudar a los actores a

trabajar con las emociones, pero nunca había sido aplicado sistemáticamente

en psicoterapia.

El enfoque terapéutico en el que se enmarca esta investigación es el

experiencial, dado que es una aproximación que integra los dos procesos

fundamentales del funcionamiento humano: por un lado el aspecto corporal,

experiencial, sentido, y por el otro la construcción de significados conscientes.

El propósito de este trabajo será estudiar los efectos de Alba Emoting aplicado

en la terapia, como una forma de ayudar a las personas a contactarse

directamente con sus emociones. Se intentará determinar en qué medida

puede este método mejorar el nivel del experienciar de los sujetos, haciendo

más productiva y profunda su participación en el proceso terapéutico.


10

II. ANTECEDENTES DEL PROBLEMA

A. LA EXPERIENCIA EMOCIONAL Y LAS SENSACIONES CORPORALES

Las emociones son claramente fenómenos complejos, en los que intervienen

distintos factores, de manera que pueden estudiarse desde diferentes puntos de

vista, ya sea enfatizando sus aspectos neurológicos, fisiológicos, cognitivos o

expresivos, o bien intentando comprender su origen o su valor adaptativo. En

esta parte de mi trabajo me dedicaré a revisar la literatura en torno a la relación

entre la experiencia emocional y las sensaciones corporales, para así tener un

marco de referencia en donde insertar el método Alba Emoting. Dejo en claro,

entonces, que al no incluir otras perspectivas no estoy restándoles validez ni

importancia.

1. La teoría de James-Lange

El sentido común sugiere que tenemos una emoción y acto seguido se

producen ciertos cambios corporales. Cuando el suelo comienza a moverse

surge el miedo y éste hace que nos retumbe el corazón y nos suden las manos.
11

Es decir, el orden de los acontecimientos parece ser: estímulo-emoción-reacción

fisiológica.

William James (1884) fue el primero en desafiar este punto de vista

racional. James sugirió que los cambios corporales no siguen a la experiencia

emocional, sino que ésta es producto de los cambios corporales. Para James

(1890), la vivencia de la emoción es la percepción de un patrón de activación

corporal, de modo que la secuencia sería: estímulo-reacción fisiológica-

emoción. Según Reeve (1994), la teoría de James se basa en dos postulados

fundamentales: 1) el cuerpo reacciona de forma distinta a distintos estímulos

elicitadores de emoción y 2) los estímulos no emocionales no elicitan cambios

corporales.

En la misma época que James presentaba sus ideas, el psicólogo danés

Carl Lange (1885) propuso una teoría de la emoción fundamentalmente igual

pero limitada a las reacciones autonómicas. Por esta razón, la idea de que las

emociones emanan de nuestra interpretación de los patrones de activación

fisiológica se conoce tradicionalmente como la teoría de las emociones de

James-Lange (Lange y James, 1922).

La primera gran crítica a la teoría de James-Lange vino del fisiólogo

Walter Cannon (1927). Cannon aceptó que las personas sienten las emociones

rápidamente, pero indicó que las reacciones fisiológicas del cuerpo ante los

estímulos que elicitaban la emoción eran comparativamente lentas. Se planteó

que hay algún tipo de experiencia emocional que se da inmediatamente y que

los cambios corporales lo que hacen es amplificar, no causar esa emoción

(Newman, Perkins y Wheeler, 1930).


12

Cannon expresó una segunda crítica: señaló que las personas sienten

emociones aun después de que la cirugía impida que el cerebro controle la

actividad de las vísceras. En una demostración experimental, Sherrington

(1900) cortó el nervio vago de unos perros en una intervención quirúrgica que

desconecta el cerebro de los órganos viscerales. A pesar de esto, Sherrington

observó que sus perros se comportaban igual de enfadados, felices o

temerosos que siempre.

Cannon presentó también una tercera crítica. Cuestionó la posibilidad de

que una persona pudiera sentir una emoción si tomaba una droga estimulante

que se sabía detenía la actividad gastrointestinal, aumentaba el ritmo cardíaco y

dilataba los bronquiolos. Es decir, no creía que la estimulación artificial de las

vísceras pudiera provocar una experiencia emocional. Cannon (1927) informó

que los sujetos a los que se les administraba este tipo de estimulantes se

sentían "como si tuvieran miedo", "nerviosos" y "como si fueran a llorar sin saber

por qué". Estas personas se daban cuenta de los cambios corporales que

sufrían pero pocos informaron que éstos se transformaran en emociones.

Cannon concluyó su crítica sugiriendo que los cambios fisiológicos

desempeñaban un papel relativamente insignificante dentro de la experiencia

emocional.

Las críticas de Cannon son duras pero otras investigaciones han

encontrado apoyo para algunos de los postulados básicos de James-Lange.

Ekman, Levenson y Friesen (1983), por ejemplo, investigaron si cada emoción

tiene o no un patrón propio de cambios fisiológicos. Los estudios realizados

siguiendo la línea de Cannon manipulaban los cambios fisiológicos

artificialmente para ver si se producía la emoción. Por otra parte, Ekman y cols.
13

(1983) hicieron que sus sujetos sintieran las emociones primero tras lo cual

midieron los patrones de actividad fisiológica que se producían.

Para llevar a cabo su investigación, Ekman y sus colaboradores (1983)

reclutaron a actores profesionales, personas que debieran poder tener distintas

emociones a voluntad. 1
Se le pidió a cada uno que reviviera seis emociones

distintas: rabia, miedo, tristeza, alegría, sorpresa y asco. Mientras cada actor

experimentaba la emoción, los investigadores registraron algunos cambios

autonómicos para ver si cada emoción producía un patrón de actividad

fisiológica única. Encontraron que efectivamente se producían diferencias

fiables en la frecuencia cardíaca y en la temperatura de la piel entre algunas de

las emociones. En la Tabla 1 aparece el cambio medio en el ritmo cardíaco y en

la temperatura de la piel para cada una de las seis emociones. La frecuencia

cardíaca aumentaba en la rabia, el miedo y la tristeza pero cambiaba muy poco

para la alegría, la sorpresa y el asco. En cuanto a la temperatura de la piel, en

la rabia se daba un aumento mayor que en las otras emociones. De acuerdo

con estos hallazgos, la diferencia fisiológica entre la rabia y la alegría es que la

frecuencia cardíaca aumenta de forma mucho más marcada para la rabia,

mientras que la diferencia entre ésta y el miedo es que en la rabia se produce

un aumento de la temperatura de la piel mientras que en el miedo la

temperatura de la piel sufre un descenso.

En una investigación posterior, Levenson, Carstensen, Friesen y Ekman

(1991), han encontrado que cuatro comparaciones son replicables:

1 Recalco que los actores debieran poder tener distintas emociones a voluntad. Esto es
una tarea difícil porque en las escuelas de teatro no se enseña un método fiable para hacerlo
(para una discusión del tema véase Bloch, 1995). En todo caso, para los propósitos del trabajo
citado, podemos admitir que los actores tienen en general un manejo de su imaginaria emocional
más desarrollado que el resto de las personas.
14

Tabla 1. Cambios en ritmo cardíaco y temperatura de la piel para seis

emociones
Cambio de ritmo Cambio en la
Emoción cardíaco temperatura de la piel
(latidos/min.) (en ºC)
Rabia +8,0 +0,16
Miedo +8,0 -0,01
Tristeza +6,5 +0,01
Alegría +2,0 +0,03
Sorpresa +1,8 -0,01
Asco -0,3 -0,03

Fuente: Ekman, Levenson y Friesen (1983).

1. El miedo está asociado a ritmos cardíacos más altos que el asco.

2. La rabia está asociada a ritmos cardíacos más altos que el asco.

3. La tristeza está asociada a ritmos cardíacos más altos que el asco.

4. La rabia está asociada a temperaturas de los dedos mayores que el

miedo.

Si se yuxtaponen las críticas de Cannon con el apoyo de Ekman y sus

colegas, se mantiene la pregunta acerca de si la actividad autonómica causa o

sigue a la emoción. Al parecer, no podemos asegurar que la actividad del

sistema nervioso autónomo sea la causa directa de la experiencia emocional.

Por esta razón, los investigadores han buscado sus causas en otras áreas.

Mientras algunos plantean la importancia de los factores cognitivos, otros se han

dedicado investigar los efectos de otro tipo de reacciones corporales: la

conducta facial y la postura.


15

2. La hipótesis de retroalimentación facial

Según la hipótesis de retroalimentación facial, la experiencia de la

emoción resulta de la retroalimentación propioceptiva de la conducta facial. De

acuerdo con esta hipótesis, el aspecto subjetivo de la emoción se basa en

sentimientos que surgen de: 1) los movimientos de la musculatura facial, 2)

cambios en la temperatura facial y 3) cambios en la actividad de las glándulas

de la piel de la cara (Reeve, 1994). Por lo tanto, la hipótesis de

retroalimentación facial afirma de forma bastante polémica que las emociones

son el producto de una serie de respuestas musculares y glandulares

localizadas en la cara (Tomkins, 1962).

La musculatura facial y las respuestas glandulares son activadas por

centros cerebrales subcorticales. Según Silvan Tomkins (1962) en los núcleos

hipotalámicos se encuentran "programas" específicos para cada emoción.

Éstos son programas innatos, genéticamente incorporados, que evolucionaron

hace mucho tiempo en nuestro pasado filogenético. No sólo el programa

específico para la emoción activa una expresión facial específica, sino que ésta

puede, a su vez, activar el programa específico para la emoción. Además de los

cambios en la conducta facial, cada programa de emoción produce también un

patrón de cambios corporales como son los cambios en el ritmo respiratorio,

cardiovascular y las vocalizaciones, aunque según Tomkins éstos serían de

importancia secundaria. De importancia primaria serían los patrones de

respuestas musculares de la cara.

De acuerdo a Reeve (1994), la retroalimentación facial tiene una sola

función: la activación de la emoción. La retroalimentación facial activa


16

instantáneamente un programa emocional. A continuación, el programa

emocional y no la retroalimentación facial activa los demás aspectos cognitivos

y corporales de la emoción. Los cambios corporales mantienen y prolongan la

experiencia emocional. Sin embargo, es la retroalimentación facial lo que en

principio activa la cadena de acontecimientos . En la Figura 1 aparece el

proceso secuencial de activación emocional según Izard (1977). Los eventos

internos (por ejemplo, un recuerdo) o externos (por ejemplo, un chiste) cambian

la tasa de descarga neuronal en la corteza. Los impulsos de la corteza

estimulan al sistema límbico, especialmente el hipotálamo. El hipotálamo

desempeña un rol importante en la


17

NEOCORTEX 2.
Acontecimiento interno ® ®SISTEMA LÍMBICO
o externo 1. Tasa de descarga * Hipotálamo
neuronal * Ganglios basales
6. Integración cortical de ½
la estimulación de ½
retroalimentación facial ½
EXPERIENCIA ½
¯
5. Actividad de la corteza 3. Impulsos generados
sensorial facial en la corteza motora
¯
Nervio trigémino: Nervio facial:
nervio craneal nº 5 Nervio craneal n.º 7
¯
4. CONDUCTA FACIAL

* Cambios en la musculatura facial


* Cambios en la temperatura facial
* Cambios en las glándulas faciales

Fuente: Adaptado de Reeve (1994)

Figura 1. Secuencia de acontecimientos neurológicos en la hipótesis de

retroalimentación facial, según Izard (1977).

diferenciación de la emoción al determinar qué expresión facial se producirá. La

actividad del hipotálamo estimula a la corteza motora. Ésta, a través del nervio

facial (nervio craneal), provoca contracciones de los músculos faciales,

produciendo una expresión facial específica. El nervio trigémino (nervio craneal)

comunica la estimulación propioceptiva (contracciones y relajaciones

musculares, junto con cambios de flujo sanguíneo y secreciones glandulares) a

la corteza sensorial. Finalmente, en el lóbulo frontal de la neocorteza, la

integración de la estimulación propioceptiva genera la experiencia subjetiva de

la emoción.

Más recientemente, James Laird (Laird y Bresler, 1992) ofreció una teoría

de auto-percepción para explicar los efectos de la retroalimentación sobre la


18

experiencia. Él propuso que los sentimientos concientes de las personas son

moldeados por la autoobservación y la interpretación de sus propias conductas

emocionales. La experiencia emocional es moldeada por la información acerca

de nuestras propias expresiones faciales, posturas, acciones instrumentales, y

respuestas autonómicas, así como por la información contextual. Laird ha

encontrado que existe una gran diferencia individual en el grado en que

basamos nuestro sentir en señales internas o en señales contextuales. Algunas

personas parecen basarse casi completamente en la retroalimentación facial,

vocal y postural al evaluar sus sentimientos. Otros simplemente asumen que

"deben" sentir lo que cualquier persona razonable sentiría en una situación

dada.

Por otro lado, Hatfield, Cacioppo y Rapson (1994) plantean que la

experiencia emocional subjetiva es afectada por la retroalimentación de los

movimientos faciales, vocales y posturales, así como por la retroalimentación de

la actividad emocional instrumental. También proponen que la experiencia

emocional subjetiva es influida por la retroalimentación de los movimientos

faciales, vocales y posturales que se imitan.

a) Puesta a prueba de la hipótesis de retroalimentación facial

De acuerdo con Tomkins (1962, 1963) la retroalimentación de la

conducta facial, cuando se transforma en conciencia, constituye la experiencia

de la emoción. Se ha puesto mucho empeño en probar la hipótesis de

retroalimentación facial de Tomkins (HRF). Las investigaciones sobre la HRF

usan una de dos metodologías generales porque se acepta generalmente que

hay dos versiones de la HRF que se pueden poner a prueba (por ejemplo,
19

Rutledge y Hupka, 1985). Estas dos variaciones se conocen como las

versiones fuerte y débil. En su versión fuerte, la HRF propone que si se

manipula la musculatura facial de una persona hasta lograr un patrón expresivo

que corresponda a una emoción, entonces se activará la experiencia emocional

respectiva.

Para poner a prueba la versión fuerte de la HRF, se manipulan las

expresiones faciales de los sujetos. En un experimento clásico, Laird (1984) le

dijo a los sujetos que estaba interesado en estudiar la acción de los músculos

faciales. El cuarto experimental contenía aparatos diseñados para convencer a

cualquiera de que se harían complicados registros multicanales de la actividad

de los músculos faciales. El experimentador procedía a arreglar las caras de los

sujetos en expresiones emocionales, dirigiéndolos paso a paso hacia sonrisas o

ceños enojados pidiéndoles contraer varios músculos. En la condición enojada,

se le dijo a los sujetos que contrajeran los músculos entre las cejas (juntarlas y

moverlas hacia abajo) y contrajeran los músculos en las esquinas de la

mandíbula (p. ej., apretar sus dientes). En la condición feliz, se pidió a los

hombres y mujeres que contrajeran los músculos cerca de las esquinas de sus

bocas (moverlas hacia atrás y hacia arriba). Laird encontró que las experiencias

emocionales subjetivas fueron moldeadas, en parte, por cambios en la

musculatura facial: Los sujetos en la condición de "ceño" estaban más enojados,

y aquellos en la condición de "sonrisa", más felices, que sus pares.

Ha habido investigaciones que han apoyado (Ekman y cols., 1983; Laird,

1974; Laird y Bresler, 1992; Rutledge y Hupka, 1985) y refutado (McCaul,

Holmes y Solomon, 1982; Tourangeau y Ellsworth, 1979) la versión fuerte de la

HRF. Un punto de acuerdo entre los investigadores está en que una


20

musculatura facial específicamente creada produce cambios fiables en ciertas

reacciones fisiológicas como por ejemplo el ritmo cardíaco (Ekman y cols., 1983;

Tourangeau y Ellsworth, 1979). Se debate con fuerza si la musculatura facial

estratégicamente manipulada produce la experiencia emocional en forma

directa (Ver Laird, 1984; Matsumoto, 1987; Rutledge y Hupka, 1985). Tal vez la

conclusión más clara que se pueda derivar de la investigación sobre la versión

fuerte es que las expresiones manipuladas sí activan emociones pero que la

experiencia emocional activada es de corta duración, concretamente entre uno y

medio y cuatro segundos (Izard, 1981).

La versión más débil y conservadora de la HRF propone que la

retroalimentación facial modifica la intensidad de la emoción en curso. Para

poner a prueba esta versión, se le pide a los sujetos simplemente exagerar o

inhibir sus expresiones faciales naturales. Por ejemplo, se le dice a los sujetos

que traten de engañar a un observador acerca de lo que realmente están

sintiendo cuando son expuestos a una película divertida o se les da shocks

eléctricos dolorosos; después, se pregunta a los sujetos lo que realmente

sintieron durante la película o el shock. Generalmente, los sujetos informan que

la película fue más divertida o que los shocks fueron más dolorosos cuando

exageraban la expresión de su diversión o dolor que cuando reducían sus

reacciones faciales (Kopel y Arkowitz, 1974; Kraut, 1982; Lanzetta, Biernat, y

Kleck, 1982, Lanzetta, Cartwright-Smith, y Kleck, 1976; Zuckerman, Klorman,

Larrance y Spiegel, 1981).

En un experimento ilustrativo, John Lanzetta y cols. (1976) indicaron a los

sujetos que exageraran o suprimieran sus expresiones faciales durante una

serie de descargas eléctricas dolorosas. Significativamente, los resultados


21

indicaron que la inhibición de las tendencias expresivas llevó a una respuesta

electrodermal más baja, y la exageración de las expresiones faciales

espontáneas, a respuestas electrodermales más altas, en relación a las

condiciones de libre expresión.

La versión más débil de la HRF ha comenzado a recibir apoyo

consensual. La manipulación facial sí modera la experiencia emocional y las

personas son capaces de intensificar o de disminuir la experiencia emocional

que se produce naturalmente exagerando o suprimiendo las expresiones

faciales (Reeve, 1994). El tema principal del debate no es si la conducta facial

contribuye a la experiencia emocional. Más bien, la cuestión es el grado en que

lo hace (Matsumoto, 1987). Los críticos de la HRF sostienen que su

contribución es pequeña, y por lo tanto, insignificante o trivial. Matsumoto

(1987) por ejemplo, hizo uso de una sofisticada técnica cuantitativa para resumir

las pruebas derivadas de una serie de estudios (meta-análisis) para demostrar

que el efecto de la retroalimentación facial sobre la experiencia emocional era

poco o como mucho moderado.

Un tercer y último tipo de estudios en torno a la HRF, se refiere a los

efectos de la imitación emocional. Algunos experimentadores han manipulado

las expresiones faciales induciendo a los sujetos a imitar las de otros. En una

serie de estudios, Hsee y sus colegas de Hawai (Hsee, Hatfield, Carlson y

Chemtob, 1990; Hsee, Hatfield, y Chemtob, 1991) pidieron a estudiantes

universitarios que observaran entrevistas en las que un compañero describía

uno de los eventos más felices o más tristes de su vida En uno de estos

estudios (Hsee y cols., 1990) se le preguntó a los estudiantes cuán felices o

tristes se sintieron mientras observaban las películas. Como fue predicho, las
22

emociones propias de los sujetos fueron influidas por las caras emocionales que

observaron (e imitaron). La investigación subsecuente ha confirmado que las

emociones de los sujetos son atemperadas por las expresiones faciales que

imitan. Esto es cierto tanto si las caras que observan son felices (Hsee y cols.,

1990; Hsee, Hatfield, y Chemtob, 1991), tristes (Hsee y cols., 1990; Hsee,

Hatfield, y Chemtob, 1991), enojadas (Lanzetta y Orr, 1986), o temerosas

(Lanzetta y Orr, 1981).

b) Expresiones faciales universales

Uno de los supuestos de la HRF es que la conducta facial tiene un

componente genético o innato. Esto, es decir, la universalidad de las

expresiones emocionales, ya había sido planteado por Charles Darwin en su

libro de 1872 The Expression of Emotions in Man and Animals (en castellano, La

expresión de las emociones en los animales y en el hombre, 1984). A

continuación haré una revisión de las investigaciones contemporáneas que

abordan la posibilidad de que las expresiones faciales sean patrones de

respuesta innatos a estados emocionales.

Una serie de investigaciones transculturales evaluó la proposición de que

los seres humanos manifiestan expresiones faciales parecidas

independientemente de las diferencias culturales y ambientales (Ekman, 1972).

En cada uno de estos estudios, sujetos representativos de distintas

nacionalidades miraron tres fotografías siendo cada una de una expresión facial

diferente (Ekman, 1972; Ekman y Friesen, 1971; Ekman, Sorenson y Friesen,

1969; Izard, 1971). De las tres fotografías los sujetos debían elegir, mediante

un formato de respuestas múltiples, aquella que mejor manifestaba una


23

expresión de rabia, una expresión de alegría y una expresión de miedo.

Mirando las tres fotografías, el sujeto escogía la de la persona que cree que

siente rabia (o alegría o miedo según el caso). La cuestión que interesa a

efectos de investigación es si las personas de diferentes culturas concuerdan

sobre qué expresiones faciales se corresponden con qué experiencias

emocionales. En la medida en que esto ocurre se confirma que la conducta

facial es pan-cultural. Si las expresiones faciales son pan-culturales esto

constituye una prueba de que la conducta facial tiene un componente innato y

no aprendido.

Ekman y Friesen (1971) realizaron un experimento con personas de cinco

culturas: Brasil, Estados Unidos, Argentina, Chile y Japón: Encontraron

considerable acuerdo cultural entre la expresión de las emociones y los

sentimientos asociados. Izard (1971) presentó también el test de asociación

facial de expresión-emoción a sujetos de los Estados Unidos, Gran Bretaña,

Alemania, Suecia, Francia, Suiza, Grecia y Japón. Las personas de cada una

de estas ocho culturas asociaron los nombres de emociones con las

expresiones faciales de forma correcta y eliminando el azar, lo que es indicativo

de un componente innato y pan-cultural de las expresiones faciales.

Pruebas de la existencia de programas neuronales innatos surgen

también de la comparación de las expresiones faciales entre niños ciegos y

niños con vista (Goodenough, 1932). Los niños ciegos, que prácticamente no

tienen oportunidad de aprender las expresiones faciales de los demás (a través

del modelamiento y la imitación), presentan las mismas expresiones faciales

que los niños con vista de la misma edad. Los niños con grave retraso mental

también muestran la plena expresión facial de las emociones (Eibl-Eibesfeldt,


24

1971). Podemos suponer que el aprendizaje de las expresiones faciales sería

muy difícil para un niño con retraso mental profundo, a menos que éstas fuesen

innatas y fuese necesario poco o ningún aprendizaje. Las investigaciones

realizadas sobre bebés también refuerzan la idea de que la conducta facial tiene

un fuerte componente innato (Izard, Huebner, Risser, McGinnes y Dougherty,

1980) en cuanto que los bebés (de uno a nueve meses) muestran expresiones

faciales distintivas e identificables como respuesta a distintas señales

emocionales.

3. La hipótesis de retroalimentación postural

Desde hace tiempo, algunos teóricos han notado que las actitudes

psicológicas de las personas se reflejan en sus posturas. De hecho, el término

"actitud" puede entenderse, o bien como una postura del cuerpo, o bien como

una disposición de ánimo (Real Academia Española, 1984). Nina Bull (1951)

observó que las actitudes comprenden componentes mentales y motores y que

los dos están estrechamente ligados. Para poner a prueba esta noción, condujo

una serie de experimentos. En un primer grupo, encontró que cuando hombres

y mujeres eran hipnotizados y se les instruía que experimentaran ciertas

emociones (alegría, triunfo, asco, miedo, rabia y depresión), automáticamente

adoptaban posturas corporales apropiadas. En un segundo grupo, le pidió a los

sujetos adoptar una serie de posturas emocionales. Algunos ejemplos:

Depresión: "Te sientes completamente pesado. Hay una sensación de

hundimiento en tu pecho."
25

Miedo: "Todo tu cuerpo se siente endurecido. No puedes recobrar el

aliento. Quieres escapar pero no puedes."

Rabia: "Tus manos se están tensando y tus brazos se están tensando.

Puedes sentir tu mandíbula apretándose."

Alegría: "Hay un sentimiento de relajación y ligereza en todo tu cuerpo."

(op. cit., p. 79, mi traducción).

Cuando se le pidió a los sujetos adoptar estas posturas, pronto llegaron a

experimentar las emociones asociadas con ellas. Cuando se les instruyó tratar

de experimentar emociones incompatibles con estas posturas, tuvieron gran

dificultad en hacerlo.

John Riskind y Carolyn Gotay (1982) condujeron cuatro experimentos

diseñados para descubrir si la motivación y la emoción eran cambiadas por la

retroalimentación postural. Colocaron a algunos sujetos en posturas físicas

tranquilas, expansivas, erguidas, y otros en posturas gachas, deprimidas. A

pesar de que los dos grupos no llegaron a diferir en cuán tristes se sintieron, el

primer grupo (erguido) se sintió más tranquilo, fue más persistente en tareas

estándar de desamparo aprendido, y experimentó menos estrés que el segundo

grupo (gacho). Resultados similares fueron confirmados subsecuentemente por

Riskind (1983, 1984).

Sandra Duclos y sus colaboradores (1989) dispusieron a sujetos en

posturas tristes, enojadas, y temerosas. Por ejemplo, la instrucción para la

postura triste fue:

"Por favor siéntate atrás en tu silla, descansando tu espalda

cómodamente contra el respaldo, y lleva tus pies sueltamente hacia

adentro debajo de la silla. No debes sentir tensión en tus piernas o pies.


26

Ahora cruza tus manos en tu regazo, como recogiendo sueltamente una

mano en la otra. Ahora por favor baja tu cabeza, dejando caer tu tórax y

dejando que el resto de tu cuerpo se vuelva inerte. Debes sentir sólo

una leve tensión sobre tu nuca y a través de tus omóplatos." (p. 105, mi

traducción).

Los autores encontraron que las experiencias emocionales subjetivas de los

sujetos llegaron a emparejarse precisamente a aquellas asociadas con las

posturas que adoptaron. Cuando, por ejemplo, fueron colocados en posturas

tristes, llegaron a sentirse tristes, no enojados ni temerosos.

B. ALBA EMOTING

Alba Emoting es "un método 'bottom up' (de abajo a arriba) para inducir

emociones" (Bloch, Paulet y Lemeignan, 1994, p. 194, mi traducción). Está

basado en una suma de datos obtenidos en condiciones de laboratorio, desde

1970, por Susana Bloch y sus colaboradores (Bloch, Orthous y Santibáñez,

1987; Bloch y Santibáñez, 1973), primero en Santiago de Chile y más tarde en

París, Francia. Susana Bloch ha estado aplicando esta técnica para el

entrenamiento de actores en Chile, Brasil, Dinamarca, Suiza, Francia y Estados

Unidos (Bloch, 1995; Bloch, Orthous y Santibáñez, 1972, 1987).


27

Bloch y su amigo Pedro Sándor adoptaron el nombre Alba Emoting en el

curso de una conversación mientras trabajaban en una película que él dirigía

sobre los patrones efectores emocionales. Ellos habían usado recientemente

este método en la producción de La casa de Bernarda Alba de García Lorca con

el grupo danés Teater Klanen. Se les ocurrió enlazar "Alba" a la palabra de

inglés antiguo "emoting" (que significa algo así como "emocionar") para el título

de la película (Bloch y Sándor, 1990). La técnica se llamó originalmente BOS

(por sus coautores: Bloch. Orthous y Santibáñez). Después de continuar estas

experiencias en su propio trabajo experimental en Francia, Bloch decidió

cambiar esta denominación, al encontrarla poco atractiva (Bloch, 1995).

1. Definición de emoción

Bloch (1992, 1995) define las emociones como estados funcionales

distintos y dinámicos de todo el organismo, integrados en el sistema neuro-

endocrino, que comprometen grupos particulares de sistemas efectores

(visceral, endocrino, muscular) y sus correspondientes estados subjetivos

particulares (vivencias). De esta forma se opone a las visiones dualistas y no

integradoras de la emoción.

Para Bloch (1992) las emociones comprenden diversos componentes,

esencialmente interdependientes, pero válidos a niveles de análisis diferentes.

De esta forma, comparte el punto de vista de Schwartz (1986) que postula que

el análisis de las emociones requiere la medición de distintas variables a través

de los diferentes niveles, con el fin de señalar la emergencia de asociaciones

características de los distintos componentes.


28

2. Orígenes y primeras observaciones

En 1970 la psicofisióloga Susana Bloch, el neurofisiólogo Guy Santibáñez

y el director de teatro Pedro Orthous, comenzaron en Santiago una

investigación interdisciplinaria destinada a "relacionar algunas de las acciones

fisiológicas y expresivas que están presentes durante una emoción con la

experiencia subjetiva correspondiente. El estudio no se refería a las causas que

pueden producir un estado emocional, ni a las implicaciones culturales o

consecuencias sociales, sino al estado emocional per se" (Bloch, 1995, pp. 61-

62, énfasis de la autora).

Las primeras observaciones vinieron de la práctica clínica. Santibáñez

(Santibáñez y Bloch, 1986) había registrado los movimientos respiratorios de

pacientes con neurosis de angustia. Él observó que mientras un paciente

hablaba acerca de eventos conflictivos personales, aparecían cambios en los

registros respiratorios en el momento en que el contenido se acercaba al punto

máximo de ansiedad. Si le decía al paciente que respirara muy regular y

calmadamente y que relatara el evento de nuevo mientras mantenía este ritmo

respiratorio regular, la historia aún contenía los mismos elementos ansiógenos,

pero el paciente decía sentirse menos ansioso al hablar de ellos.

Con estas observaciones en mente, Bloch y Santibáñez (1973;

Santibáñez y Bloch, 1986) hicieron un estudio más sistemático en el laboratorio,

registrando diferentes parámetros fisiológicos (frecuencia cardíaca, movimientos

respiratorios, presión arterial, cambios de tono muscular) de sujetos normales

que revivían intensamente un episodio emocional y de actores que evocaban


29

fuertes recuerdos emocionales. Observaron "que cuando los sujetos revivían

emociones básicas como la alegría, la tristeza, la rabia, el miedo, el amor erótico

o la ternura, los estados así inducidos eran acompañados por un conjunto de

modificaciones respiratorias, posturales y faciales muy características" (Bloch,

1992, p. 211, mi traducción). Por otro lado, si instruían a un sujeto a mantener

la respiración muy pareja y rítmica independientemente de la situación

"emotogénica", las actitudes posturo-faciales correspondientes y el sentimiento

subjetivo no eran activados en tanto que el sujeto mantuviera el ritmo

respiratorio parejo. Entretanto, tan pronto como el ritmo respiratorio era

modificado, ya sea espontáneamente o por instrucción, el estado subjetivo era

también modificado. Por ejemplo, si se sugería a un sujeto bajo hipnosis

"adoptar una respiración o una postura diferente de las correspondientes a la

situación emocional, el estado subjetivo que se desarrollaba correspondía más a

la configuración respiratoria y postural que a la situación emocional" (Bloch,

1992, p. 212, mi traducción). Estas observaciones pueden conectarse con

aquellas ya mencionadas de Bull (1951).

"El conjunto de estas observaciones indica claramente que en el curso de

los estados emocionales existe una interdependencia entre los movimientos

respiratorios, la expresión corporal y facial, y la experiencia interna (subjetiva)"

(Bloch, 1992, p. 212, mi traducción). Santibáñez y Bloch (1986; Bloch y cols.,

1987) propusieron el concepto de "patrones efectores emocionales" (emotional

effector patterns) para designar la configuración particular de la activación

respiratoria y expresiva presente en un individuo durante un determinado estado

emocional. Esta configuración no representa más que una parte del complejo

conjunto de reacciones neuromusculares, viscerales y neuro-endocrinas que

integran los estados emocionales, pero los componentes somáticos que


30

contiene -es decir los movimientos respiratorios, el ajuste del tono muscular y

las modificaciones expresivas posturales y faciales- tienen en común la

posibilidad de estar bajo control voluntario.

3. Emociones básicas

El estudio inicial de Bloch y Santibáñez (1973) se dirigió a seis emociones

que ellos consideraron básicas porque "corresponden a invariantes universales

del comportamiento [en un sentido muy cercano al de Darwin (1984)] y están

presentes en el animal y en el infante humano ya sea como conductas innatas o

bien aparentes en etapas muy tempranas del desarrollo post-natal (Bloch, 1992,

p. 213, mi traducción). Estas emociones son: alegría-risa, tristeza-llanto, rabia-

agresión, miedo-ansiedad, amor erótico-sexualidad, y ternura-amor

maternal/paternal/filial-amistad.

Los autores citados plantean que las emociones básicas corresponden a

estados funcionales adaptativos del organismo que cambian de un momento a

otro según los acontecimientos que se producen en el ambiente externo, en el

medio interno o en la actividad intracerebral. Ellas por tanto no pueden ser

consideradas como positivas o negativas (salvo quizás desde el punto de vista

personal de quien las siente). Cada una de estas emociones puede aparecer

como una reacción adaptativa fásica, es decir transitoria, en respuesta a una

situación gatillante, que se traduce generalmente en una acción (reír, llorar,

agredir, huir, acariciar, hacer el amor), o como un estado tónico (que puede

volverse crónico y desadaptativo) y que no está necesariamente ligado a una

estimulación específica. Por ejemplo, se puede considerar la ansiedad como un


31

estado crónico de miedo, la depresión como un estado crónico de tristeza y la

ninfomanía como un estado crónico de excitación sexual dado que los

componentes de los patrones efectores correspondientes están presentes

durante cada uno de estos estados (Bloch, 1992, 1995).

Finalmente, las emociones básicas pueden ser consideradas como las

estructuras fundamentales a partir de las cuales se construyen las emociones

que Bloch (1992) denomina "mixtas" y que constituyen la mayor parte del amplio

espectro emocional humano.

4. Caracterización de los patrones efectores emocionales

Veamos a continuación en qué consisten estos "patrones efectores

emocionales":

a) Componentes expresivos

Como ya hemos visto, la relación entre los músculos faciales y las

emociones ha sido exhaustivamente analizada por diversos autores, destacando

entre ellos Ekman y Oster (1979) e Izard (1971). La figura 2 ordena las

principales características faciales observadas por Bloch y Lemeignan (1992)

para cada emoción.

En cuanto al componente postural, las seis emociones básicas se pueden

situar en dos ejes (Bloch, 1992, 1995): uno correspondiente a los polos

tensión/relajación y el otro a los polos aproximación/retiro (figura 3). Sobre el

eje

tensión/relajación, la rabia y el miedo se ubican en el extremo de la tensión,


32

"pero esas dos emociones se diferencian la una de la otra por el grupo de

músculos puestos en tensión, los que determinan dos actitudes direccionales

diferentes: aproximación en el caso de la rabia, el individuo se prepara para el

ataque; alejamiento o inmovilización en el caso del miedo, el individuo se

prepara para la huida, la evitación o el 'freezing' (inmovilización tensa) según se

trate de un miedo activo o pasivo" (Bloch, 1992, p. 214, mi traducción).

Resumiendo, los autores describen que en el polo de la relajación, con leves

diferencias en el grado de tono muscular, se ubican la tristeza/llanto, la ternura,

el erotismo y la alegría/risa. Estas cuatro emociones presentan actitudes

direccionales diferentes: una ligera actitud de retiro (generalmente hacia abajo)

en el caso de la tristeza/llanto (la persona se repliega sobre sí misma); una

posición vertical (abierta y levemente hacia atrás)


33

Tensión
RASGOS
Miedo ----------------------------------
FACIALE Rabia
| ½S |
| ½
________________________½_________________ |
½ | ½ ½ ½ |
APERTURA Abiertos Abiertos Semi-
DE LOS amplios
| naturales
½ |
cerrados
OJOS | ½ |
½ | ½ ½______________ ½____________
|
Retiro ½ ¬|¾-- -¾¾¾¾¾¾½¾¾¾¾¾¾-
½ ½ ½ ¾¾|® Aproximación ½
superior
PÁRPADO levantado| ambos ½
ambos inferior | ambos
S inferior | relajados ½
tensos tenso | relajados
tenso
| ½ |
½ | ½ ½½ ½ | ½
arrugas arrugas arrugas
FRENTE horizontales| relajada Alegría
verticales vert. y | relajada
| ½ Erotismo
horiz. |
½ |------ Tristeza
½ ½
----¯-----------------½ ______½______
Ternura
½ ½ ½ ½ ½ ½
Relajación levantadas ceño esquinas levemente
CEJAS , tensas relajadas fruncido internas bajadas relajadas
levantadas
Fuente: Bloch (1992).
½ ½ ½ ½ ½ ½
des- dirigida a enfocada des- enfocada, des-
MIRADA enfocada, objeto tensa de enfocada, luego enfocada
Figura 3. Esquema
moviéndose
de los ejes posturales las emociones básicas.
hacia variada variada
abajo
½ ½ ½ ½ ½ ½
abierta semi- labios semi- abierta semi-
BOCA vertical, abierta, firmemente cerrada, lateral cerrada
tensa esquinas apretados esquinas esquinas esquinas
arriba abajo arriba arriba
½ ½ ½ ½ ½ ½

EXPRESIÓN

½ ½ ½ ½ ½ ½
EMOCIÓN MIEDO TIERNO RABIA LLANTO RISA ERÓTICO

Fuente: Bloch y Lemeignan (1992).

Figura 2. Principales rasgos faciales que diferencian cada emoción: grado

de apertura de los ojos, posición o grado de tensión/relajación de

los párpados, tensión muscular de la frente, posición de las cejas,

dirección de la mirada, configuración de la boca/labios y ejemplos

de expresiones faciales típicas.


34

para la alegría/risa; una actitud de aproximación en el caso del erotismo más o

menos acentuada según se trate de una respuesta sexual más receptiva o más

activa; una actitud total de aproximación en el caso de la ternura (el individuo se

prepara a tocar, acariciar, proteger), que también se caracteriza por la

inclinación de la cabeza hacia un lado. Además de estas características

"estáticas", cada emoción básica presenta también una cualidad de movimiento

particular (Bloch y Lemeignan, 1992).

b) Componente respiratorio

La gran mayoría de los estudios acerca de la relación entre el sistema

respiratorio y las emociones han estado centrados en el rol de los estados

emocionales en las enfermedades respiratorias y cardiovasculares y usualmente

respecto a los problemas ventilatorios (ver la revisión de Bass y Gardner, 1985).

También se han hecho estudios sobre la relación entre características

respiratorias y trastornos psiquiátricos (p. ej. Christie, 1935; Dudley y Pitts-

Poarch, 1980) y con rasgos de personalidad (p. ej. Alexander y Saul, 1940;

Shea, Walter, Murphy y Guz, 1987). Muy pocos estudios se han dedicado a la

especificidad de los parámetros respiratorios de diversas emociones no

patológicas discretas (p. ej. Feleky, 1916; Bloch y Santibáñez, 1973).

Por su parte, Bloch, Lemeignan y Aguilera (1991) han registrado los

movimientos respiratorios de un gran número de sujetos, lo que les ha permitido

cuantificar los parámetros respiratorios (amplitud, ritmo, relación entre la

duración de la inspiración y la duración de la expiración, "pausa" expiratoria)

para cada uno de los seis patrones efectores estudiados tomando un estado no

emocional ("neutro") como referencia. Siguiendo a estas autoras, los voy a


35

describir aquí a grandes rasgos (ver fig. 4). La ternura se caracteriza por un

ritmo y una amplitud cercanos a los del estado "neutro", pero las "pausas"

expiratorias son más largas; para el amor erótico, en su fase inicial, la amplitud y

el ritmo están ligeramente aumentados, la respiración se hace por la boca

entreabierta y relajada; para la rabia, la amplitud y el ritmo son muy elevados

(aproximadamente 2,5 veces los del estado "neutro"), la inspiración y la

expiración se realizan por la nariz. El elemento más característico de la alegría-

risa son los movimientos "sacádicos" (staccato) superpuestos en la fase

expiratoria; en tanto que para la tristeza-llanto, los movimientos sacádicos son

inspiratorios, seguidos de una expiración "en suspiro". A medida que el llanto se

desarrolla, las sacadas pueden también producirse durante la expiración.

Finalmente la respiración del miedo, que se hace por la boca, es muy irregular y

presenta períodos de inspiraciones apneicas sobre los cuales se añaden

movimientos irregulares de baja amplitud y de alta frecuencia.


36

Fuente: Bloch y cols. (1994)

Figura 4. Registros de patrones respiratorios prototípicos para cada

emoción básica

5. Reproducción de los patrones efectores

La respiración, con ritmos bastante precisos, la postura, correspondiente

a contracciones/relajaciones de grupos particulares de músculos organizados en

actitudes posturales típicas, y los movimientos faciales, pueden ser activados

voluntariamente y pueden por tanto ser aprendidos. Bloch y cols. (1987, 1994)

han podido constatar que, efectivamente, estos patrones efectores pueden ser

correctamente reproducidos. Además, su semejanza con los de emociones

espontáneas es puesta en evidencia por el hecho de que observadores no


37

advertidos han identificado correctamente las emociones reproducidas, sin

necesariamente distinguirlas de las emociones naturales (Lemeignan, Aguilera-

T. y Bloch, 1992). En la figura 5 se presentan ejemplos típicos de reproducción

del patrón efector para el miedo y para la tristeza/llanto.

6. Inducción emocional

"Veamos ahora cómo se desarrolla la puesta en acción de los patrones

efectores en sujetos 'ingenuos' que no conocen el objetivo de la experiencia.

Primero que nada, se le pide al sujeto que adopte un ritmo respiratorio lento y

calmado, se relaje y adopte una expresión facial lo más neutra posible.

Después de algunos minutos de este ejercicio, el sujeto se encuentra en un

estado 'neutro' que se considera como un estado de referencia. Entonces se le

pide que reproduzca una configuración respiratoria particular, y luego que

adopte la postura y la expresión facial que corresponde a uno de los patrones

efectores, pero evidentemente sin nombrar la emoción. El experimentador guía

al sujeto para que efectúe las acciones solicitadas dándole instrucciones muy

técnicas sobre las modificaciones posturales, respiratorias o faciales necesarias

para que la reproducción del patrón sea lo más completa posible. En la mayoría

de los casos, durante los primeros ciclos respiratorios, los sujetos están

totalmente concentrados en la reproducción correcta de las consignas dadas

por el experimentador. Cuando


38

Miedo Tristeza

Fuente: Bloch (1992)

Figura 5. Ejemplos típicos de reproducción del patrón efector para dos

emociones básicas: miedo/ansiedad y tristeza/llanto; extraídos de

registros de video.

la configuración respiratoria, conservando del todo las características propias

del patrón, se vuelve más espontánea y pierde su carácter 'robótico', la

expresión puede desarrollarse plenamente hasta ser enteramente semejante a

la de la emoción llamada natural. Todo ocurre como si efectivamente se

activara el sistema de expresión de la emoción correspondiente al modelo. Se

le dice al sujeto que continúe siguiendo las instrucciones del experimentador

hasta que se le dé la señal de detención. Los sujetos son entonces

interrogados a fin de saber si han entrado en un estado emocional y, si es así,

en cuál; qué sentimientos han experimentado y si han evocado imágenes o


39

recuerdos. La mayoría de las veces los sujetos han respondido que

efectivamente han comenzado a sentir la emoción correspondiente al patrón, o

que han evocado imágenes o recuerdos." (Bloch, 1992, pp. 218-219, mi

traducción.) Estas observaciones circunstanciales obtenidas con grandes

grupos de sujetos en condiciones de laboratorio y de taller (Bloch, 1989, 1992)

han sido también confirmadas experimentalmente en un estudio de laboratorio

intra-sujeto (Bloch y cols., 1994). Parece por tanto que la reproducción correcta

de un patrón efector activa el conjunto del sistema emocional correspondiente,

incluyendo el nivel subjetivo (Bloch, 1992; Bloch y cols., 1994).

Permítaseme citar un ejemplo del procedimiento utilizado:

"... después de un momento de conversación sin importancia para

relajar un poco al actor y ajustar las condiciones de la filmación, di las

siguientes instrucciones: 'comienza a respirar por la nariz en forma

constante a intervalos rápidos y profundos; mantén la boca cerrada, los

labios tensos... continúa con esta respiración y contrae los brazos,

hombros y piernas, llevando tu cuerpo ligeramente hacia adelante... fija

la vista en un punto y tensa los párpados'. Después de seguir estas

instrucciones bien técnicas comenzó a tener una expresión inequívoca

de rabia. Con esto se dio término al ejercicio. Le tomó

aproximadamente 20 segundos para volver a una expresión neutra. Al

preguntar por lo que le pasó dijo haber sentido algo cercano a la cólera.

Le pregunté si había tenido alguna imagen y respondió: 'sí, tuve una

imagen concreta de rabia en una escena que había interpretado hace

tiempo'. Unos minutos después se dio la siguiente instrucción: 'Ahora

respira por la nariz inspirando en forma 'sacádica' (staccato) y,

expirando por la boca abierta como en un suspiro... relaja el cuerpo


40

tratando de sentir como si un peso te tirara hacia abajo... deja que la

respiración te guíe'. Una expresión de tristeza comenzó a desarrollarse

lentamente y en un momento parecía estar a punto de llorar. Con esto

finalizó el ejercicio y se le pidió retomar la respiración normal y cambiar

la postura. Se tomó esta vez casi un minuto, para recuperar el estado

neutro. A mi pregunta dijo haber sentido una profunda tristeza y dijo

haber evocado vívidamente una situación de su vida, que no deseaba

relatar. Más tarde me dijo que si no hubiera terminado el ejercicio,

hubiera llorado '¡todas las lágrimas del mundo!'." (Bloch, 1995, pp. 69-

70)

La autora concluye que: "Estas observaciones muestran la importancia

del desarrollo temporal de la reproducción del patrón efector para obtener

expresiones que, por su viveza y su claridad, semejan de tal manera las

expresiones presentes durante las emociones llamadas naturales que es muy

difícil distinguir las unas de las otras. Esto es una prueba más de que hemos

logrado extraer los elementos respiratorios, posturales y faciales que

caracterizan las emociones básicas. No se debe olvidar que originalmente

hemos extraído los patrones efectores de estas emociones a partir de registros

fisiológicos y fotográficos hechos mientras los sujetos revivían sus propias

emociones bajo hipnosis."

"Más fundamentalmente, estos datos experimentales confirman la

existencia de un lazo único entre un patrón efector particular y una experiencia

emocional particular. La reproducción del patrón efector aparece entonces no

sólo como un buen método experimental para el estudio de las emociones, sino

que, por la posibilidad que ella da de inducir estados subjetivos tan precisos,
41

puede ayudar a sujetos emocionalmente bloqueados a entrar en contacto con

sus propias emociones, y así convertirse en una herramienta psicoterapéutica."

(Bloch, 1992, p. 220, mi traducción, énfasis de la autora.)

7. Técnica de salida de la emoción

Bloch y cols. (1987) observaron que los sujetos tenían tendencia a

permanecer en el estado emocional inducido. Para evitar estas "resacas

emocionales" desarrollaron una técnica que denominaron "salida de la emoción"

("step-out"). Ella consiste esencialmente en hacer hacer a los sujetos, después

de la reproducción de un patrón efector emocional, al menos tres ciclos

completos de respiración lenta, profunda y regular, pedirles que se toquen la

cara y que cambien de postura. Tal procedimiento devuelve al sujeto a un

estado "neutro", lo que tomará más o menos tiempo dependiendo del grado de

activación del sistema de control emocional (Bloch y cols., 1987; Bloch, 1995).

De hecho, si se ha alcanzado un nivel crítico de activación del sistema efector

(Santibáñez y Bloch, 1986), la emoción seguirá su curso natural,

manifestándose completamente (Bloch, 1992, 1995).

"La reproducción repetida del ejercicio por sujetos que se entrenan

sistemáticamente para reproducir los patrones efectores de las emociones,

disminuye el impacto subjetivo de estas acciones, el procedimiento de 'salida de

la emoción' permite entonces al sujeto, con la práctica, salir casi

instantáneamente del estado emocional. En los sujetos entrenados, esta salida

inmediata del estado emocional es una clara prueba de que se trata de la

reproducción voluntaria de acciones precisas que conducen a un estado


42

emocional, y no de una emoción espontánea o natural." (Bloch, 1992, p. 221,

mi traducción.) Este tipo de trabajo tiene una aplicación directa para el

entrenamiento de actores (Bloch y cols., 1987; Bloch, 1995).

Finalmente, Bloch señala que "la posibilidad de inducir estados

emocionales y de controlarlos por acciones voluntarias específicas es una

demostración experimental de que procesos centrales complejos pueden ser

alterados por una modificación selectiva de la periferia" (1992, p. 222, mi

traducción). Esto significaría, en términos modernos, que el método propuesto

corresponde a un modelo "bottom-up" de inducción emocional (Bloch, 1995;

Bloch y cols., 1994).

C. UNA VISIÓN EXPERIENCIAL DE LAS EMOCIONES EN PSICOTERAPIA

Si bien es cierto que la mayoría de las orientaciones terapéuticas reconocen la

importancia de la afectividad, los enfoques experienciales tradicionalmente han

puesto mayor énfasis en el vivenciar y la expresión de las emociones que los

enfoques cognitivo conductuales o psicoanalíticos (Safran y Greenberg, 1991).

En la tradición de la terapia centrada en el cliente, teóricos como Carl Rogers o

Eugene Gendlin han enfatizado el rol del vivenciar sentido corporalmente como

una importante fuente de conocimiento, y la apertura a dicho vivenciar como la

esencia del bienestar psicológico. Fritz Perls percibía la emoción como un


43

sistema de orientación biológicamente adaptativo. Veía los intentos de las

personas para controlar o eliminar sus emociones como una fuente primaria de

disfunción.

Greenberg, Rice y Elliott (1993) presentan una visión de las emociones

en psicoterapia, que, entroncada con la tradición experiencial, intenta además

integrar elementos de otros enfoques, así como los principales hallazgos de la

investigación básica sobre emoción y cognición. Por esta razón, tomaré a

dichos autores como marco de referencia general en el intento de aplicar Alba

Emoting a la psicoterapia.

Leslie Greenberg y cols. (1993) adoptan una epistemología

constructivista dialéctica (Pascual-Leone, 1990a, 1990b, 1991). La dialéctica en

su forma más esencial es la división de un todo unitario en sus partes

contradictorias. Cuando estas polaridades entran en contacto interactúan para

producir transformación. La novedad entonces emerge de una síntesis

dialéctica. La dialéctica que nos interesa es la que constituye la conciencia -la

dialéctica entre concepto y experiencia, entre el explicar reflexivo y el ser

directo, entre experiencia mediata e inmediata (Greenberg y Safran, 1981, 1987;

Guidano, 1991; Mahoney, 1991; Rennie, 1990; Toukmanian, 1986; Wexler y

Rice, 1974). Desde una visión constructivista dialéctica las personas están

participando continuamente en un proceso de construir reflexivamente la

realidad a partir de la síntesis dialéctica de estas dos fuentes de conocimiento

(Greenberg y cols., 1993).

La primera fuente de información es el conjunto de procesadores que

automáticamente generan la experiencia y las reacciones emocionales. De


44

estos procesadores, dos niveles son los más importantes en la generación de la

experiencia emocional. Uno de ellos es nuestra respuesta emocional

sensoriomotriz inmediata en el momento. Este nivel más básico genera afectos

primarios tales como rabia ante la violación o miedo en respuesta a la

amenaza. El otro nivel, mucho más complejo, está compuesto por lo que yo he
2

traducido como esquemas/disposiciones emocionales ("emotion schemes", en

inglés). Estos módulos emocionales esquemáticos nos proveen de significados

sentidos complejos y de información acerca de nuestra reacción a las

situaciones basada en nuestra experiencia emocional pasada en situaciones

similares (Greenberg y cols., 1993).

A continuación explicaré en detalle el concepto de esquema/disposición

emocional. Sin embargo, antes debo destacar que éste es un constructo

explicativo para dar cuenta de las regularidades de la experiencia humana, y no

debe ser tomado como una entidad concreta localizada en algún lugar del

cerebro.

1. Los esquemas/disposiciones emocionales

Tradicionalmente, el concepto de esquema (en inglés schema) enfatiza el

aspecto de representación de patrones, ofreciendo una visión de un esquema

como un mapa. El concepto de esquema/disposición (en inglés scheme), en

cambio, se diferencia del anterior por su énfasis en el aspecto orientado a la

acción del procesamiento esquemático.

2 Para los efectos de este trabajo podemos considerar el concepto de afecto primario
como equivalente al de emoción básica. Es importante no confundir ninguno de estos dos
conceptos con el de emoción primaria, que se explica más adelante.
45

Pascual-Leone y Johnson (1991) ofrecen una noción neo-piagetana de

los esquemas/disposiciones. Los definen como unidades funcionales, dirigidas

a metas, orientadas en último término al ambiente para negociar la satisfacción

de alguna necesidad. De acuerdo a ellos, los esquemas/disposiciones poseen

un componente desencadenante y un componente de efección. El primero

provee un conjunto de condiciones que señalan el esquema/disposición a

aplicar, y el segundo, un conjunto de efectos deseados de su ejecución.

Además de guiar lo que se percibe y lo que se hace, los

esquemas/disposiciones adaptativos están abiertos a acomodación o cambio.

Ellos dirigen la experiencia así como son cambiados por ella a medida que

interactúan activamente con las perturbaciones gatilladas por el medio.

De esta forma Greenberg y cols. definen los esquemas/disposiciones

emocionales (en adelante los llamaré simplemente disposiciones emocionales)

como "estructuras sintetizadoras internas que procesan preconcientemente una

variedad de fuentes de información cognitivas, afectivas y sensoriales para

proporcionar nuestro sentido de significado personal" (Greenberg y cols., 1993,

p. 5, mi traducción). Estos modelos están formados en torno a respuestas

emocionales al mundo, que son las más influyentes en guiar el procesamiento

automático de significado personal. Por esta razón Greenberg y cols. (1993) los

llaman emocionales, a pesar de ser complejos y compuestos por varios

elementos. Son estas estructuras esquemáticas basadas en la emoción las que

automáticamente integran información proposicional (semántica), sensorial y

propioceptiva para producir un "sentido" o "sentimiento" de uno mismo en el

mundo, en lugar de estructuras puramente cognitivas que producen sólo

pensamientos o ideas.
46

Veamos un ejemplo ofrecido por estos autores: "... Las disposiciones

emocionales de sí-mismo-en-el-mundo que generan sentimientos tales como

sentimientos de ser inadecuado, o no querible, o insignificante, son todas

estructuras de una fuerte carga afectiva, que, al ser evocadas, resultan en

sentimientos de tristeza, vergüenza y decepción. Ellas también incluyen

tendencias de acción a retirarse y rendirse, y producen conductas y

pensamientos que son disfuncionales y exacerban la experiencia negativa de la

persona." (Greenberg y cols., 1993, p.67, mi traducción.)

Los fundamentos del sí mismo (self) yacen en los patrones expresivos y

sensoriomotores con tono afectivo de la vida temprana, que son representados

internamente en estas disposiciones emocionales y comienzan el proceso de

ordenar la experiencia (Stern, 1985). 3


Estas disposiciones emocionales

finalmente llegan a incluir una representación del estímulo, su evaluación en

relación a una necesidad, la creencia o atribución acerca del sí mismo en la

situación, y la respuesta afectiva a la situación evaluada.

Las repetidas experiencias afectivas de una clase particular (por ejemplo,

miedo) llevan a la representación mental de secuencias de eventos involucrados

en la experiencia, y a la formación de un conjunto de reglas para predecir,

responder a, y controlar esas experiencias. Esto es la disposición

cognitivo/afectivo/motivacional/relacional, "emocional", que gobierna la

experiencia de la persona de sí-misma-en-el-mundo. Con el incremento en la

experiencia de vida, la disposición eventualmente llega a contener la

representación de la necesidad organísmica y de las respuestas afectivas de la

persona a la situación. Finalmente, con el desarrollo cognitivo posterior, la


3 Nótese que estos patrones expresivos y sensoriomotores podrían corresponder de
alguna manera a lo que Bloch y cols. llaman "patrones efectores emocionales".
47

disposición también incorpora creencias acerca de la situación, y reglas

aprendidas para regular esas experiencias. Las creencias y reglas son tanto

aprendidas de otros como construidas por la persona (Greenberg y cols., 1993).

Dentro de esta perspectiva, no se piensa en la intervención terapéutica

en términos de alcanzar o interpretar emociones inconscientes o reprimidas. Se

ve en términos de acceder a disposiciones que contienen emociones

"potenciales". Las emociones no se almacenan, sino que se reconstruyen. Por

ejemplo, la emoción asociada con recuerdos dolorosos no es en sí misma

almacenada en la memoria. Es en cambio reconstruida en el presente por la

aplicación de una disposición en el momento en que el recuerdo llega a la

consciencia. Así, la emoción no se conserva en el inconsciente. Lo que se

conserva es la disposición emocional (Greenberg y cols., 1993).

"En resumen, las disposiciones emocionales operan automáticamente a

un nivel tácito, gobernando la experiencia del mundo de la persona al codificar

el mundo y al producir respuestas a él. En esta perspectiva la disposición

emocional es: (1) una integración biosocial compleja de cognición, afecto,

motivación y acción relacional; (2) opera automáticamente fuera de la

consciencia para producir significados sentidos y tendencias de acción; (3)

produce respuestas afectivas por una evaluación de una situación en relación a

una necesidad o preocupación; y (4) reconstruye la experiencia emocional en el

presente." (Greenberg y cols, 1993, p. 71, mi traducción.)

2. Construcción de significado
48

Como dije, el ser humano tiene dos grandes fuentes de información

interactuando dialécticamente. La primera fuente es el conjunto de

procesadores (sensoriomotores y esquemáticos) que generan la experiencia

inmediata. La segunda gran fuente de experiencia y significado es nuestro

proceso de simbolización consciente. Este segundo proceso implica una

síntesis constante de información en la consciencia, para producir una realidad

subjetiva.

"...Este último proceso, que está orientado hacia la solución de problemas

y la adaptación, es altamente dependiente de la asignación de la atención y de

las capacidades lingüístico-reflexivas disponibles para nosotros. Esta síntesis

consciente de uno mismo en el momento puede basarse en mayor o menor

medida en el procesamiento esquemático o sensoriomotor para su información.

También puede guiarse por otras fuentes tales como aprendizaje cultural y

social, condiciones de valor aprendidas, o introyectos obtenidos de otros, o a

partir de visiones o creencias acerca de sí mismo obtenidas de otros o inferidas

de la experiencia pasada." (Greenberg y cols., 1993, p. 60, mi traducción.) De

esta forma, las personas construyen significado en la consciencia, ya sea

atendiendo a la experiencia, o bien imponiendo patrones sobre ella.

"...Este proceso de síntesis y simbolización crea significado, que genera

nueva experiencia de sí mismo, que a su vez, es vuelta a simbolizar. Así

tenemos un proceso fluyente en que las personas continuamente crean su

experiencia conciente de sí mismas y al hacer esto proveen material para una

visión narrativa reflexiva de sí mismas." (Greenberg y cols., 1993, p. 60, mi

traducción.)
49

3. Tendencia al crecimiento

Además de plantear la centralidad de las disposiciones emocionales en el

funcionamiento humano, y el valor de trabajar con el significado emocional en

terapia, Greenberg y cols. (1993) también sugieren que la motivación al

crecimiento es importante para entender el cambio terapéutico. La teoría

experiencial inicialmente propuso una tendencia global hacia el funcionamiento

adaptativo, conocida como tendencia a la realización o crecimiento. Greenberg

y cols. (1993) insertan la visión humanista de una tendencia a la realización

dentro del creciente cuerpo de evidencia sobre el papel biológicamente

adaptativo de la emoción en el funcionamiento humano.

La tendencia al crecimiento es una tendencia formativa, evolutiva, que se

orienta hacia el mantenimiento de un sentido de coherencia sistémica o balance

organísmico mientras el organismo está en un proceso continuo de exploración

y desarrollo (Goldstein, 1939; Maslow, 1955; 1971; Perls y cols., 1951; Rogers

1958, 1972). El afecto sirve a la tendencia al crecimiento por medio de informar

al organismo de su progreso hacia las metas organísmicas y lo organiza para

acciones que sirven a la tendencia a la autopreservación y mejoramiento

(Greenberg y cols., 1993).

Esta tendencia hacia el crecimiento existe en cada individuo humano,

pero requiere un ambiente relacional "suficientemente bueno" para realizarse.

Una de las metas del enfoque experiencial es evocar y apoyar la tendencia al

crecimiento y desarrollo (Greenberg y cols., 1993).


50

Greenberg y cols. (1993) ven la tendencia al crecimiento como abarcando

una variedad de motivaciones incluyendo la motivación a vincularse a otros, a

crecer hacia la independencia, a ser curioso, a dominar el ambiente social y

físico, y a satisfacer las necesidades básicas. Junto a estas motivaciones,

consideran que la persona posee ciertos recursos que ayudan al organismo a

crecer. Estos recursos son la autoconciencia, un sistema emocional

fundamentalmente adaptativo, y fortalezas internas sustentadas por

conocimientos y destrezas.

El primer recurso es la autoconciencia. Con la aparición de la conciencia

auto-reflexiva en los humanos, la tendencia organísmica a sobrevivir y crecer se

transforma en un fuerte ímpetu hacia la búsqueda y construcción de significados

que alienten la supervivencia y el crecimiento (Greenberg y cols., 1993).

Un segundo recurso es el sistema de emociones. Greenberg y cols.

(1993) creen que el organismo posee ciertas tendencias emocionales

biológicamente adaptativas inherentes que necesitan ser reconocidas para que

el principio de crecimiento opere de la forma más efectiva. En el corazón del

organismo está un sistema emocional/motivacional biológicamente adaptativo.

La emoción implica una evaluación de la significación de lo que ocurre

para nuestro bienestar personal, y por lo tanto está fundamentalmente ligada a

la supervivencia y el crecimiento. Atender al sistema de respuesta emocional

provee información crucial relacionada con nuestro bienestar (Greenberg y

cols., 1993).

Otro recurso que sostiene la tendencia al crecimiento es la historia de

aprendizaje y experiencia de las personas, experiencia a la que pueden recurrir


51

como fortalezas para ayudarlos a cambiar (Greenberg y cols., 1993).

De esta forma, confiar en nuestro organismo implica contactarse con

nuestros recursos internos y utilizarlos, así como atender a los sentimientos

internos como una guía. En lugar de guiarse por imágenes o cómo ser, las

personas necesitan atender a cómo realmente son y respetar esto (Greenberg y

cols., 1993).

Decir que las personas necesitan confiar en sus sentimientos no significa

que el individuo pueda basarse puramente en los sentimientos e impulsos

personales para guiar su conducta. Una vez que hemos atendido a nuestra

respuesta interna, necesitamos incorporar esta información en nuestro proceso

de decisión, tanto porque es nuestra reacción, como porque es potencialmente

adaptativa. Dado esto, también necesitamos apreciar conscientemente la

situación en busca de oportunidades y evaluar nuestras destrezas y recursos

para manejar la situación (Greenberg y cols., 1993).

Claramente no todas nuestras respuestas emocionales son respuestas

primarias biológicamente adaptativas. Greenberg y Safran (1984a, 1984b,

1987, 1989) distinguen entre respuestas emocionales primarias, secundarias e

instrumentales, y entre emociones primarias adaptativas y desadaptativas como

un medio para empezar a distinguir diferentes tipos de respuestas afectivas, que

se describen a continuación.

Las emociones primarias son respuestas aquí-y-ahora, inmediatas y

directas a las situaciones. Las emociones secundarias son respuestas

secundarias a emociones o pensamientos más primarios. Ellas frecuentemente

oscurecen el proceso generador primario. Así, la rabia secundaria


52

frecuentemente se expresa cuando el sentimiento primario es miedo, o las

personas pueden llorar cuando la emoción primaria es rabia. Las emociones

instrumentales son aquellas expresiones que se usan para conseguir un

propósito, tal como expresar tristeza para educir consuelo o rabia con el fin de

intimidar. En la disfunción frecuentemente es la respuesta emocional

organísmica primaria la que no ha sido reconocida y que debe ser buscada e

incorporada.

Las emociones primarias pueden dividirse a su vez en respuestas

adaptativas o desadaptativas. Una emoción primaria, así como puede ser

adaptativa, en ciertas instancias puede volverse desadaptativa a través de un

proceso de aprendizaje, como producto de traumas o contingencias ambientales

fuertemente negativas en la niñez. Tales respuestas desadaptativas incluyen

miedo en reacción a estímulos inofensivos o rabia en respuesta al cariño. Esta

respuesta emocional no apropiada a la situación presente puede influenciar la

conducta, así como pasar por sobre otras respuestas primarias biológicamente

adaptativas.

En todo caso, las respuestas emocionales primarias en sí mismas son

general y fundamentalmente adaptativas. Aunque las emociones muchas veces

han sido vistas como no "racionales" ellas son inherentemente ni racionales ni

irracionales, simplemente adaptativas (Oatley, 1992). Por ejemplo, la respuesta

de sentirse enojado al ser criticado no es necesariamente irracional o

disfuncional. Lo más probable es que los procesos y significados complejos que

siguen a esa respuesta sean lo que lleva a una conducta o experiencia

disfuncional (Greenberg y cols., 1993).


53

Una vez que las personas han reconocido su experiencia emocional,

necesitan darse cuenta de si sus respuestas emocionales a las situaciones son

primariamente: respuestas adaptativas, respuestas emocionales secundarias o

instrumentales complejas, o emociones primarias que son desadaptativas. De

esta forma, la distinción de las emociones adaptativas primarias, el

reconocimiento de la necesidad con la que están asociadas, y el uso de los

medios apropiados para satisfacer la necesidad, son importantes en guiar la

acción adaptativa (Greenberg y cols., 1993).

4. Disfunción

Desde un enfoque experiencial no se cree que las personas se

comporten en forma desadaptativa debido a emociones reprimidas. Más bien,

es la toma de conciencia de la persona o la falta de ella, sus construcciones y el

significado de su experiencia lo que determina mucho de su conducta

desadaptada o disfunción (Greenberg y cols., 1993).

En el modelo planteado por Greenberg y cols. (1993), la disfunción

proviene tanto de: a) una falla en el proceso de simbolización constructivo, como

de b) la activación de disposiciones emocionales disfuncionales desarrolladas a

partir de la experiencia de vida.


54

a) Problemas en la generación del significado emocional

Greenberg y cols. (1993) distinguen entre dos tipos de procesamiento de

información o generación de significado. Estos son: por un lado un

procesamiento conceptual, cognitivo; y por el otro un procesamiento

experiencial, emocional.

En relación al auto-conocimiento, el procesamiento conceptual puede

proveer un tipo de conocimiento reflexivo, abstracto, intelectual "acerca de" uno

mismo (Greenberg y cols., 1993).

El procesamiento experiencial (o vivencial) provee una simbolización en

la conciencia del conocimiento experiencial inmediato, directo, o procesamiento

no consciente que representa la experiencia vivida (Gendlin, 1962, 1984).

"Usando este sistema, una persona en terapia percibe algo por primera vez y

podría decir en un tono emocionalmente doloroso 'Me siento inseguro' o 'Me

siento muy herido por dentro, como si hubieran arrancado una parte de mí.'"

(Greenberg y cols., 1993, p. 82, mi traducción.)

En contraste, el procesamiento conceptual en terapia ofrecería una

afirmación acerca de sí mismo relativa a una abstracción intelectual sacada de

su propia visión, o la de los otros, de sí mismo. "Esto se reflejaría en

afirmaciones tales como 'Mi problema es que no he conseguido mis objetivos' o

'Tengo miedo de la intimidad', dichos como proposiciones racionales."

(Greenberg y cols., 1993, p. 82, mi traducción.) El sistema conceptual produce

significado puramente intelectual, el sistema experiencial, significado

experiencial. Sin embargo, no es una simple distinción entre emoción y


55

cognición la que distingue estos dos estilos, ya que ambos involucran cognición

(Greenberg y Safran, 1987).

El resguardo crónico en el procesamiento conceptual produce disfunción

porque las personas pierden completamente el contacto con su propia

experiencia. Desde un punto de vista de utilidad terapéutica, es importante en

terapia comprometer a los clientes en un procesamiento experiencial

dialécticamente constructivo, que sintetiza concepto y experiencia, más que en

un procesamiento conceptual, que provee explicaciones puramente

conceptuales (Greenberg y cols., 1993).

El conocimiento conceptual no recurre a los sentimientos y significados

integrativos sintetizados por las disposiciones emocionales. Es en cambio más

deliberado, racional, analítico e intelectualmente abstracto. Este sistema hace

uso de conjuntos de reglas aprendidas sobre cómo uno "debe ser" (los

introyectos de Perls o las condiciones de valor de Rogers) así como un conjunto

de valores e ideales aprendidos. Además, el sistema conceptual desarrolla

narrativas sobre "sí mismo" y la "situación" como una manera de comprender y

explicarnos racionalmente a nosotros mismos y a nuestras experiencias, tanto

para nosotros mismos como para otros (Greenberg y cols., 1993).

El conocimiento experiencial integra una variedad de fuentes de

información, y hace uso principalmente de los niveles sensoriomotor y

esquemático del procesamiento emocional. Mientras que las conexiones de

nuestro sistema sensoriomotor están preestablecidas para responder

adaptativamente a ciertos estímulos, nuestras disposiciones emocionales tácitas


56

funcionan en términos de la experiencia pasada e incorporan aprendizaje

proposicional (Greenberg y cols., 1993).

El darse cuenta de nuestro significado experiencial o emocional se

requiere en terapia y es necesario para un funcionamiento adecuado. Ello

implica simbolizar en la conciencia parte del vasto monto de procesamiento

esquemático automático de información compleja, que ocurre fuera de la

conciencia o preconcientemente. En terapia este nivel de procesamiento es

facilitado por un proceso de atender internamente hacia la propia experiencia, o

por tomar conciencia de las propias acciones expresivas en el mundo

(Greenberg y cols., 1993). La experiencia sentida corporalmente es un

referente especialmente importante para el proceso de construcción de

significado (Gendlin, 1983), a la vez que sirve como un factor organizador en

nuestra construcción de los eventos (Lakoff y Johnson, 1980). Además, la

promoción de recuerdos concretos específicos tales como "Lo recuerdo

mirándome enfurecido, y sentí este nudo en mi estómago", en vez de un

recuerdo general como "Discutimos", es una importante manera de facilitar el

procesamiento experiencial en lugar del procesamiento conceptual (Greenberg

y cols., 1993).

La terapia debe abrir a las personas a más información interna y externa,

y estimular y evocar las disposiciones emocionales que generan la experiencia

fundamental de las personas y que sirven de base para el significado emocional.

Al explorar una situación particular lo más completamente posible, las personas

pueden acceder a sus modelos del mundo fundamentales, holísticos, los

modelos responsables de su experiencia de sí mismo. Es la experiencia

revivida presentemente en la conciencia, la que necesita ser alcanzada,


57

atendida, y si es necesario, cambiada en terapia. No es el concepto intelectual

de estas emociones el que necesita enfocarse (Greenberg y cols., 1993).

b) Disfunción esquemática

Como plantean Greenberg y cols., "...la disfunción deriva de problemas

en el proceso de síntesis de significado descrito más arriba. Por otro lado, la

disfunción también resulta de la manera general de las personas de estar-en-el-

mundo. Son las disposiciones emocionales las que gobiernan sus modos de

estar-en-el-mundo -la manera en la cual perciben y actúan en el mundo. A

medida que las disposiciones se desarrollan llegan a ser un modelo mental que

influencia la perspectiva y experiencia de estar-en-el-mundo de la persona.

Estas perspectivas se vuelven el modo primario a través del cual las personas

se experimentan a sí mismas en el mundo." (1993, pp. 85-86, mi traducción.)

Cuando un esquema/disposición es activado, éste guía el procesamiento

preatencional así como el atencional y produce anticipaciones y respuestas que

han sido forjadas a partir de aprendizajes pasados. Lo que las personas

vivencian y cómo responden ahora es generado por sus disposiciones. Las

disposiciones en sí mismas pueden generar respuestas disfuncionales como

producto de experiencia traumática o dañina, o como producto de la

construcción de representaciones desadaptativas o desbalanceadas de sí

mismo, los otros y el mundo. Los terapeutas necesitan ayudar a los clientes a

evocar y simbolizar las respuestas afectivas desadaptativas en terapia, y una

vez que estas respuestas están en la conciencia, deben ayudar a los clientes a

reestructurar estas disposiciones. 4


Son estas disposiciones las que necesitan
4 Quisiera hacer un énfasis personal respecto al tema de las disposiciones emocionales
desadaptativas. No me parece lógico pensar que una disposición emocional que el cliente ha
conservado desde la infancia pueda ser desadaptativa en sí misma. Por lo tanto planteo que las
58

ser reestructuradas, no pensamientos o creencias específicos (Greenberg y

cols., 1993).

En todo caso en esta perspectiva, generalmente no son las necesidades

o emociones primarias de una persona las disfuncionales, ya que ellas son

vistas como fundamentalmente adaptativas. Más bien, la disfunción resulta del

aprendizaje y de la experiencia y expresión de ansiedad en relación a las

necesidades y emociones primarias (Greenberg y cols., 1993).

La ansiedad, la depresión, y otras dificultades frecuentemente resultan de

la anticipación de las personas de que una necesidad no será satisfecha o de

que su emoción o necesidad es inaceptable porque tendrá un impacto negativo

sobre otros. Además las personas frecuentemente tienen respuestas

disfuncionales a estas percepciones, volviéndose ansiosos, irritados o

desanimados en respuesta a sus propias anticipaciones (Greenberg y cols.,

1993).

De esta forma, a menudo no son las emociones o necesidades per se,

alojadas en la disposición, las patológicas. Más bien, son los sentimientos y

pensamientos secundarios acerca de las emociones y necesidades básicas las

que son una fuente mayor de disfunción (Greenberg y cols., 1993).

disposiciones emocionales que ahora aparecen como desadaptativas fueron en un momento


útiles para el cliente, o por lo menos no problemáticas. Esto puede ponerse en duda al observar
reacciones que son claramente inadecuadas para un observador externo, como por ejemplo una
tendencia a inhibir toda clase de expresión emocional frente a otros. Sin embargo, si se
observa detalladamente el contexto de la persona desde su perspectiva, uno puede darse
cuenta de que una reacción de este tipo puede tener un sentido de auto-preservación frente a
alguna situación. Por lo tanto creo, desde un punto de vista teórico, que las disposiciones
emocionales se vuelven desadaptativas cuando cambia el contexto original en que surgieron, o
cuando entran en conflicto con otras necesidades del individuo. De todos modos, en el enfoque
experiencial, la misión del terapeuta no es juzgar a priori qué es lo que el cliente debe cambiar
(directividad de contenido), sino ayudar al cliente a involucrarse en las formas de procesamiento
adecuadas para resolver lo que para él/ella es relevante en el momento (directividad de
proceso).
59

Otro problema importante de la disfunción esquemática ocurre por la

escisión emocional que se produce en relación al abuso infantil. Si, durante la

infancia, un niño experimenta de parte del mismo cuidador afecto y cuidado en

algunos momentos produciendo emociones positivas, y abuso y abandono en

otros momentos produciendo emociones negativas, el niño probablemente

construirá disposiciones modulares separadas representando cada tipo de

experiencia, dividiendo de esta forma al sí mismo en dos autoorganizaciones

distintas (Greenberg y cols., 1993).

La psicopatología, en muchos casos, está así relacionada con la

inhabilidad de las personas para integrar, aceptar, y manejar sus necesidades y

sentimientos primarios durante el curso de su desarrollo. Más que estar

relacionada con necesidades "infantiles" neuróticas, la disfunción,

especialmente del tipo neurótico, se relaciona más con los sentimientos de las

personas de que sus necesidades y sentimientos adultos primarios son

inaceptables, y con la manera en que han llegado a construirse a sí mismos y su

mundo para manejar esto (Greenberg y cols., 1993).

Es importante notar que en las disposiciones emocionales, son las

experiencias sensoriomotrices y afectivas repetidas asociadas con necesidades,

representadas en el módulo esquemático, las que requieren cambio en terapia,

junto con las creencias asociadas con la experiencia (Greenberg y cols., 1993).

Existen muchos tipos de procesamiento esquemático disfuncional: un

procesamiento muy rígido que produzca una inhabilidad para asimilar el cambio

o el desafío; un problema de respuesta, que involucre la activación de una

disposición que se traduzca en una respuesta emocional disfuncional; un


60

problema de sistemas que involucre secuencias esquemáticas defectuosas en

que dos disposiciones incompatibles se activan simultáneamente o la activación

de una disposición lleva a la activación de otra en una cadena que puede ser

disfuncional (Greenberg y cols., 1993).

c) Cambiando las disposiciones emocionales: el modo de vivenciar

A diferencia de otros enfoques, en la orientación experiencial no se

plantea que haya ciertos contenidos (experiencias, ideas, emociones, etc.) que

sean más importantes que otros para el trabajo terapéutico. En cambio, la labor

del terapeuta se centra en lo que Gendlin (1964) llama el modo de vivenciar o

experienciar ("mode of experiencing", en inglés). Es decir, el énfasis no está

puesto en el "qué" (contenido), sino en el "cómo" (proceso). El modo de

vivenciar necesario para el cambio terapéutico, se caracteriza, en pocas

palabras, por su inmediatez y actualidad, así como por la riqueza del detalle

fresco. Estas y otras características pueden medirse por medio de las

expresiones verbales del sujeto. Específicamente, Klein, Mathieu, Gendlin y

Kiesler (1969) han creado la Escala del "Experiencing" con el fin de medir el

nivel del vivenciar del cliente.

Por otra parte, existen formas de ayudar a que las personas alcancen un

modo de vivenciar óptimo en psicoterapia. De esta manera, Greenberg y cols.

(1993) proponen algunos factores generales que se ven implicados en ayudar a

los clientes a cambiar sus disposiciones emocionales. En primer lugar está la

seguridad interpersonal de la relación en terapia que lleva a una reducción

global de la ansiedad intrapersonal. Esto aumenta la capacidad de

procesamiento, ya que la persona tiene más recursos atencionales disponibles


61

con los que atender internamente hacia nuevas facetas de la experiencia. Así,

la persona es ahora capaz de atender y procesar más experiencia interna y de

esta forma expandir o cambiar sus puntos de vista.

En segundo lugar, dirigir el foco atencional hacia rasgos reales de la

experiencia provee al cliente la oportunidad de atender a nueva información que

está disponible pero que no fue incluida en la construcción narrativa de la

experiencia de ese cliente. Enfocar la atención para contactar información

experiencialmente genera experiencia novedosa que es más probable que

cambie las disposiciones existentes (Greenberg y cols., 1993).

Tercero, la estimulación y evocación en terapia de la memoria emocional

esquemática y de la memoria episódica provee nueva información para la

simbolización. La participación de la memoria no verbal, motriz y kinestésica

constituye un importante aspecto de esta estimulación de las disposiciones

tácitas. La experiencia efectiva de emoción por parte del cliente en terapia

indica que la disposición emocional ha sido activada y está operando

actualmente. Esto hace a la información tácita que guía la experiencia y la

conducta más disponible para la conciencia y también hace a la disposición

misma más receptiva a nueva información y a reorganización (Greenberg y

cols., 1993).

Cuarto, alentar a las personas a contactar directamente aquello que

provoca ansiedad y era evitado previamente también lleva a que nueva

experiencia sea admitida en la conciencia. Las personas necesitan contactar

experiencialmente información nueva y desconfirmadora con el fin de tener

realmente una experiencia nueva de la que aprender (Greenberg y cols., 1993).


62

Quinto, una terapia activa orientada experimentalmente establece una

situación de terapia diseñada para probar o experimentar haciendo ciertas

cosas tales como expresar activamente lo que uno está sintiendo. Esto genera

nueva experiencia. La novedad proviene tanto de la nueva experiencia

generada por la ejecución que uno ha producido, como de la toma de

conciencia de las formas en que uno obstruye o interrumpe su experiencia

(Greenberg y cols., 1993).

Sexto, también se genera nueva experiencia en la interacción aquí-y-

ahora con el terapeuta en un diálogo Yo - Tú (Buber, 1958). En terapia ocurren

nuevas experiencias interpersonales que son relevantes y pueden afectar

estructuras nucleares (Greenberg y cols., 1993).

Nuevas disposiciones también pueden ser creadas en terapia al sintetizar

elementos de disposiciones existentes y al crear nuevos significados

conscientes. Pascual-Leone (1991; Pascual-Leone y Johnson, 1991) ha

descrito la síntesis dinámica implicada en la producción de formas de

funcionamiento realmente novedosas. En terapia, esto implica guiar

deliberadamente la atención a rasgos particulares de la experiencia,

concentrarse en ellos para activar disposiciones relevantes, inhibir disposiciones

irrelevantes que puedan interferir con el vivenciar del significado emocional

relevante (por ejemplo, disposiciones de autoimagen), e integrar los elementos

en la conciencia dentro de un nuevo significado.

En resumen, la combinación de seguridad y facilitación de proceso tiene

un efecto en el modo de vivenciar del cliente de terapia. El cambio esquemático

ocurre al traer los módulos esquemáticos a la conciencia. Esto los hace


63

accesibles a nueva información y reorganización, los expone a nueva

experiencia, y alienta la conciencia del cliente de cómo sus propias estructuras

esquemáticas guían sus puntos de vista, ayudándole de esta forma a ganar

control sobre sus propias construcciones (Greenberg y cols., 1993).

D. UTILIDAD TERAPÉUTICA DE ALBA EMOTING

1. Ventajas para el terapeuta del entrenamiento en Alba Emoting

En base a lo visto hasta ahora, no es difícil darse cuenta de que Alba

Emoting puede presentar una importante utilidad terapéutica. En primer lugar,

el terapeuta entrenado en este método reconoce y distingue mejor las

emociones del cliente (ya que conoce los patrones emocionales), pero ésta no

es sólo una comprensión intelectual, porque el terapeuta sabe no sólo cómo se

ve una persona con una emoción determinada, sino también cómo se siente esa

emoción. 5
El entrenamiento en Alba Emoting ayuda entonces al terapeuta a

contactarse con sus propias emociones, lo que facilita la comprensión de lo que

le pasa al cliente "desde dentro". En este sentido, el entrenamiento en Alba

Emoting también es útil para otros profesionales interesados en los significados

5 Quiero aprovechar de expresar lo importante que ha sido para mí experimentar


personalmente este método. Es algo difícil de resumir en tan poco espacio, pero
fundamentalmente noto que ha aumentado mi conciencia de mis propias emociones, así como
mi capacidad para reconocer y distinguir las emociones de los demás. Al final de este trabajo
incluyo un informe sobre mi experiencia personal como participante en un taller de Alba Emoting.
64

emocionales de las personas, como por ejemplo el antropólogo (Dalsgård,

1995). Además, el terapeuta está más conciente de sus propias emociones

durante la sesión, las que, como sabemos, constituyen una valiosa fuente de

información acerca de las reacciones que el cliente puede producir en otros

(Safran y Greenberg, 1991).

Alba Emoting puede servir también para controlar los efectos de la

"resaca emocional" en el terapeuta. Está claro que los terapeutas sufren lo que

Hatfield y cols. (1994) llaman "contagio emocional". Este fenómeno, natural y

necesario, puede llegar a ser perjudicial para su equilibrio psíquico, en la

medida en que el terapeuta "se lleva el sufrimiento a su casa". Alba Emoting

puede ser útil en este sentido. En primer lugar porque permite al terapeuta

vigilar su nivel de contagio emocional, es decir, estar conciente de cómo le

afectan las emociones del cliente. Además le permite usar la técnica de salida

de la emoción al término de la sesión, evitando así que las emociones gatilladas

por el cliente interfieran con su vida personal. Del mismo modo, aplicar la

técnica de salida antes de comenzar la sesión, permite al terapeuta "despejar un

espacio" para el cliente, dejando de lado sus preocupaciones previas o las

emociones gatilladas en la sesión anterior.

2. Aplicación terapéutica de los patrones efectores emocionales

Aunque estos dos beneficios del entrenamiento en Alba Emoting son

interesantes, podría parecer que no justifican suficientemente el aprendizaje de

este método por parte del terapeuta. Por esta razón la presente investigación

está dedicada al aspecto que creo es más novedoso y de mayor utilidad: esto es
65

al uso de los patrones efectores emocionales como herramienta terapéutica.

Para explicar esto quisiera primero recordar cuáles son, según hemos visto, las

principales fuentes de disfunción psíquica. Por un lado un problema

fundamental es la falta de contacto con el propio emocionar: las personas no

toman en cuenta sus propias reacciones -fundamentalmente adaptativas- y por

tanto se desorientan. El otro gran problema es la activación de disposiciones

emocionales disfuncionales. En este caso, es la respuesta automática frente a

una situación la que es desadaptativa como producto de un aprendizaje. En

ambos casos el cambio terapéutico requiere que las disposiciones emocionales

sean activadas en la terapia, para que la persona las reconozca y, si es

necesario, las cambie. Podemos ver entonces que Alba Emoting puede

convertirse en una herramienta terapéutica de gran valor.

Analicemos esto más detalladamente. En primer lugar Alba Emoting

hace que la persona dirija su atención hacia sus propias reacciones corporales y

a las emociones relacionadas con ellas. Esto es así debido a que el carácter

intencional de las acciones prototípicas obliga al sujeto a enfocar su atención en

su respiración, su postura corporal y su expresión facial, así como en otras

acciones no voluntarias concomitantes. Como hemos visto, este cambio

atencional es fundamental en terapia (Greenberg y cols., 1993), en la medida

que la persona no sólo vive la emoción, sino que además toma conciencia de

ella. En este sentido es importante la capacidad de Alba Emoting para regular

la intensidad de la emoción, ya que al intensificar una emoción que ya está

presente en el sujeto, le es más fácil reconocerla. En segundo lugar, y

siguiendo con los factores terapéuticos enumerados más arriba, Alba Emoting

ciertamente permite estimular la memoria emocional (Bloch, 1989, 1992; Bloch y

cols., 1994).
66

Otro importante aspecto que señala la utilidad de este método en terapia

está relacionado con la especificidad de los patrones efectores emocionales.

Muchas veces los terapeutas observan que sus clientes presentan un bloqueo

emocional, esto es, "algo" interfiere con la expresión y la experiencia de una

emoción determinada. La terapia gestáltica ha diseñado actividades pensadas

para soltar estas emociones, pero ellas presentan varias dificultades. Por un

lado estas acciones siempre dejan un espacio para que la persona no entre en

el estado emocional requerido. Por ejemplo, el cliente puede decirle a su padre

que ha sido un canalla, pero de una forma totalmente desanimada. Esto podría

verse como positivo, en el sentido de que no se pueden manipular las

reacciones del cliente; sin embargo, sí se están instruyendo los contenidos.

Alba Emoting, en cambio, permite al sujeto entrar en el espacio de la rabia y

contactarse con ella dejando que el contenido, si surge, sea propio del cliente en

lugar de sugerido por el terapeuta. Es decir, no se trata de que el terapeuta

decida por el cliente cuándo debe sentirse enojado, sino de ampliar la libertad

del cliente para vivenciar distintas emociones. Además el riesgo de

manipulación disminuye aún más en la medida en que la persona puede salir de

la emoción mediante una técnica precisa.

Otra desventaja de los métodos tradicionales de expresión emocional se

refiere al espectro de emociones en que son efectivos. Mientras para el

terapeuta puede ser relativamente fácil posibilitar la expresión de rabia, otras

emociones como la tristeza no se activan tan fácilmente mediante las técnicas

usuales. En este sentido, Alba Emoting sí permite entrar en estas emociones,

aunque la inducción será más o menos difícil dependiendo de la persona. Cabe

destacar aquí la importancia del trabajo de Susana Bloch con respecto al

erotismo y la ternura, que no son considerados emociones básicas por otros


67

autores. Ambos suelen verse distorsionados en nuestra cultura y por lo tanto su

activación en terapia puede volverse decisiva. En el caso de la ternura, esto es

especialmente cierto para los hombres. Además me parece que una visión

humanista de la psicoterapia debería prestar una atención especial al trabajo

con esta emoción. Por otro lado, el uso del patrón efector erótico puede ser

muy útil en el tratamiento de disfunciones sexuales, tema que está más allá del

alcance de esta investigación.

Existe otro elemento importante en relación a la especificidad. Muchas

veces el "algo" que impide a la persona vivir una emoción determinada es otra

emoción, lo que Greenberg y Safran (1984a, 1984b, 1987, 1989) llaman

emociones secundarias. Recordemos que son las emociones primarias las que

deben ser activadas en terapia, y no las emociones secundarias o

instrumentales. Alba Emoting puede ayudar a la persona a entrar en la emoción

primaria que requiere ser enfocada, dejando de lado las emociones irrelevantes

"acerca de" esta emoción primaria, que puedan interferir con el trabajo

terapéutico (por ejemplo, vergüenza a expresar tristeza). En otros momentos

podemos estar frente a una secuencia emocional que constituya una disfunción

esquemática en la medida en que sea recurrente o rígida. Un ejemplo de esto

sería el de la persona que tiene miedo a su propia rabia o a su erotismo. De

esta forma cada vez que la persona comienza a enojarse o excitarse

sexualmente, surge el miedo, lo que puede tener distintas consecuencias. En

estos casos Alba Emoting permite a la persona permanecer más tiempo en la

emoción primaria que presenta dificultad, limpiándola lentamente de emociones

"parásitas" (Bloch y cols., 1994). Al mismo tiempo, la persona va tomando

conciencia de las formas en las que, corporalmente, tiende a bloquear la

emoción en cuestión. Esto también es válido en el caso de dos disposiciones


68

emocionales incompatibles que se activan simultáneamente, o simplemente

cuando la persona presenta una dificultad para vivir alguna emoción en forma

"pura".

Como ya ha sido dicho, Alba Emoting sirve no sólo para entrar en la

emoción, sino también para salir de ella. Esto es importante en terapia. A

veces las personas tienden a quedarse "pegadas" en una emoción

(generalmente secundaria), lo que dificulta un nuevo procesamiento

experiencial; y lo mismo ocurre cuando la emoción se vuelve muy intensa

(Gendlin, 1991). Alba Emoting puede usarse para modular la intensidad de la

emoción, de forma que la persona esté implicada afectivamente, pero

manteniendo una distancia que le permita ver un contexto más amplio.

Paradójicamente, esto puede lograrse aún cuando la emoción se activa en su

intensidad máxima. Para comprender esto debemos tomar en cuenta que Alba

Emoting no es simplemente un método catártico, porque al realizar los patrones

efectores en forma voluntaria, consciente y controlada, el individuo tiene la

posibilidad de observar su propia emoción "desde afuera". Este fenómeno se

puede producir tanto en el momento de la ejecución del patrón como cuando,

más tarde, la emoción se activa espontáneamente en la vida cotidiana. Yo

mismo he podido experimentar este efecto paradójico personalmente, así como

lo he observado en otras personas que han aprendido este método. 6

Al hablar de los efectos terapéuticos de Alba Emoting, cabe destacar que

éstos se ven potenciados en la medida en que la presencia del terapeuta y su

6 Creo que la decisión de hacer que la persona salga de la emoción o que entre en ella
para observarla pasa fundamentalmente por discernir si se trata de una emoción primaria o de
una emoción secundaria o instrumental. Esto es muy importante porque, tal como lo plantean
Greenberg y Safran (1989), la activación de estas últimas emociones no produce cambio
terapéutico.
69

relación con el cliente le comunican una actitud de aceptación y empatía. De

esta forma el cliente aprende que es seguro, aceptable y válido expresar

cualquier emoción frente a otra persona. Esto contribuye a cambiar ciertas

disposiciones emocionales desadaptativas, a partir de nuevas experiencias

interpersonales.

Para terminar, quisiera dejar en claro que Alba Emoting no es en sí un

método terapéutico, sino que utiliza una técnica que permite inducir, reconocer y

regular las emociones básicas, de un modo físico, específico, universal y

acultural. Lo que interesa aquí es que una herramienta de esta potencialidad

puede ponerse al servicio de los objetivos terapéuticos más generales de los

que ya se ha hablado. En cuanto a la aplicación de los patrones efectores

emocionales, me parece que lo adecuado desde un enfoque experiencial es

plantearlos como experimentos terapéuticos (en un sentido gestáltico), para ser

probados en la sesión y que el cliente observe qué le ocurre. Voy a poner un

ejemplo relatado por Susana Bloch (comunicación personal, 1996). Ella

participaba en un taller de desarrollo personal. En un momento, cada

participante debía hablar acerca de grandes crisis en su vida. Una mujer

comenzó a contar una historia en una forma totalmente conceptual, sin hablar

de lo que a ella le había pasado. Cuando terminó, Susana le propuso hacer un

ejercicio, a lo que la mujer accedió. Le dio instrucciones para hacer el patrón de

la tristeza. Apenas la mujer hubo entrado en esa emoción, llorando un poco,

Susana le dio las instrucciones para salir. Una vez hecho esto, le preguntó qué

le había pasado. La mujer respondió "acabo de darme cuenta de que lo que

había dicho no tiene ningún sentido".


70

III. RELEVANCIA DEL TEMA

La principal relevancia de esta investigación radica en la puesta a prueba de

una técnica práctica y específica para trabajar con las emociones en

psicoterapia. Como ya se ha indicado, muchas veces es muy difícil ayudar al

cliente a contactarse con sus emociones, ya que los esquemas antiguos

impiden al sujeto tomar contacto con nuevas experiencias. Desde este punto de

vista, Alba Emoting implica un incremento en los recursos de que dispone el

terapeuta que intenta poner en práctica una concepción experiencial de la

psicoterapia, soslayando, por medio de un trabajo corporal, las preconcepciones

que impiden crecer a la persona.

Por otro lado, este estudio representa un intento por llevar a la práctica

un método originado en la investigación básica, específicamente en el área de la

psicofisiología. Es importante destacar que este método específico nunca había

sido aplicado formalmente en psicoterapia hasta ahora. 1


El marco teórico

1 Cabe mencionar de todas formas el trabajo de Raúl Martínez (1996, en prensa), quien
ha aplicado los patrones efectores en terapia de pareja, como parte de un entrenamiento en
sensibilización emocional empática, con resultados más bien negativos. De todos modos, en
estricto rigor, no podemos decir que lo que él aplicó fue el método Alba Emoting, por las
siguientes razones: 1) Los patrones efectores emocionales son muy precisos y difíciles de
reproducir (sobre todo el componente respiratorio), por lo que la ausencia o defecto de
cualquiera de sus elementos obstaculiza la inducción emocional. Es importante recalcar
entonces que aunque aquí se incluye la descripción de los patrones efectores, es muy difícil
aplicarlos correctamente sin un entrenamiento de taller de la persona que da las instrucciones.
Este tipo de entrenamiento posibilita que quien da las instrucciones (en este caso el terapeuta)
vaya corrigiendo los distintos elementos en forma dinámica en cada caso, en lugar de una
instrucción estándar. 2) En el trabajo de Martínez (en prensa) no se indica que se haya
empleado la técnica de salida de la emoción, lo que creo es muy importante, sobre todo si se
usa este método con fines terapéuticos (incluso podría hipotetizarse que el fracaso en aumentar
la empatía se debió a que los sujetos se quedaron "pegados" en las emociones negativas).
71

revisado, así como el hecho de basarse en datos experimentales "duros",

constituye también una contribución a la comprensión del papel que juega la

corporalidad en el cambio terapéutico, desde una perspectiva científica.

De todos modos, independientemente de la forma de aplicación de los patrones


efectores emocionales, la principal diferencia entre el trabajo de Martínez y el presente, es que
aquí los patrones efectores se aplicaron no en forma aislada, sino que dentro de una sesión
normal de psicoterapia de orientación experiencial. De esta forma, se posibilita la evaluación de
la variable dependiente (nivel del experienciar) como una variable del proceso terapéutico dentro
de la sesión, en lugar de buscar un resultado específico fuera de ella.
72

IV. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Revisemos lo que llevamos hasta ahora. Por un lado tenemos un método que

permite inducir, reconocer y regular las emociones básicas; y por otro lado, un

enfoque terapéutico que enfatiza la toma de conciencia del propio emocionar, y

que plantea que las disposiciones emocionales deben ser activadas en terapia

para poder trabajar con ellas. Estos antecedentes permiten pensar que Alba

Emoting puede ser una herramienta útil para fomentar un modo de vivenciar

terapéuticamente efectivo. Sin embargo este método es algo que nunca se ha

aplicado en terapia hasta ahora, y obviamente no se han investigado

empíricamente sus efectos. Entonces el problema consiste en determinar

empíricamente si la aplicación de los patrones efectores emocionales puede

mejorar el nivel del experienciar de los sujetos, es decir, el grado en que los

referentes internos (reacciones, sentimientos, ideas) producidos por las

disposiciones emocionales, se vuelven objeto de la atención y el trabajo del

cliente.
73

V. OBJETIVOS

A. OBJETIVO GENERAL

Conocer los efectos de la aplicación de Alba Emoting sobre el nivel del

experienciar (o vivenciar) de los sujetos.

B. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

1) Evaluar en forma cualitativa el impacto de la aplicación de Alba Emoting

sobre la evolución del nivel del experienciar de los sujetos a través de las

sesiones.

2) Comparar en forma cualitativa la evolución del nivel del experienciar de

los sujetos al interior de la sesión, entre las sesiones en que se aplique Alba

Emoting y aquellas en que no.


74

3) Comparar en forma cualitativa la evolución del nivel del experienciar a

través de las sesiones, entre los sujetos a los que se aplique Alba Emoting y

aquellos a los que no se aplique.


75

VI. HIPÓTESIS

A. HIPÓTESIS GENERAL

La aplicación de Alba Emoting en psicoterapia producirá un aumento en

el nivel del experienciar de los sujetos.

B. HIPÓTESIS ESPECÍFICAS

1) Los sujetos mostrarán un incremento en su nivel de experienciar

contingente a la aplicación de Alba Emoting.

2) Dentro de cada sesión, los sujetos mostrarán un aumento en su nivel de

experienciar luego de la aplicación de los patrones efectores emocionales, el

que será mayor que el experimentado en las sesiones en que no se apliquen los

patrones.
76

3) En general, los sujetos a los que se aplique Alba Emoting presentarán

una mejor evolución de su nivel de experienciar que aquellos sujetos a los que

no se aplique.
77

VII. METODOLOGÍA

A. VARIABLES

1. Variable independiente: Alba Emoting

a) Definición conceptual

Alba Emoting es un método que permite percibir, reconocer y expresar

adecuadamente las emociones básicas mediante la reproducción correcta de

modelos respiratorios, posturas físicas y gestos faciales específicos (patrones

efectores emocionales).

b) Definición operacional

Para los efectos de esta investigación se entenderá Alba Emoting como

la aplicación de al menos uno de los patrones efectores emocionales durante la

sesión de psicoterapia.
78

2. Variable dependiente: Nivel del experienciar

a) Definición conceptual

"El concepto de 'experienciar' [experiencing] se refiere a la calidad de la

participación de una persona en terapia; con lo cual aludimos a la medida en

que los referentes interiores se vuelven los datos sentidos de la atención, y el

grado en que se hacen esfuerzos para focalizar, expandir, y explorar esos

datos." (Klein, Mathieu-Coughlan y Kiesler, 1986, p. 21, mi traducción.)

b) Definición operacional

Puntaje obtenido por el cliente en la Escala del "Experiencing" de Klein,

Mathieu, Gendlin y Kiesler (1969), versión en castellano de Nichterlein (1988),

en cada segmento de sesión de psicoterapia.

B. DISEÑO

Se utilizará un diseño intra-sujeto con réplica y grupo control. El

procedimiento se especifica más adelante.


79

C. MUESTRA

1. Sujetos

Aunque originalmente se pensó usar clientes de psicoterapia del

consultorio Rosita Renard de Ñuñoa, posteriormente se prefirió no hacerlo

debido a razones prácticas. Primero, la mayoría de los pacientes de este

consultorio se encuentra en la tercera edad y muchos sufren enfermedades

físicas, por lo que la aplicación de los patrones efectores emocionales se hace

difícil, e incluso puede resultar peligrosa. Segundo, como en todos los

consultorios públicos, existe un alto índice de deserción, lo que imposibilita un

adecuado control experimental.

Por estas razones se prefirió utilizar alumnos de la Escuela de Psicología

de la Universidad Central. Se ofreció a los estudiantes de segundo año de

dicha carrera participar en ocho sesiones de psicoterapia gratuita como parte de

una investigación. Se presentaron 5 (cinco) voluntarios. Después de la primera

sesión se acordó que dos sujetos no participarían en el estudio por falta de

motivación. Con los 3 (tres) sujetos restantes (dos hombres y una mujer) se

llegó al compromiso de participar en todas las sesiones, con la opción de

continuar el tratamiento si ellos lo deseaban.

La idea original era seleccionar un sujeto al azar para la condición de

control mientras los otros dos quedarían en el grupo experimental. Sin

embargo, como se ha observado que el factor género tiene una influencia

importante sobre el nivel de experienciar (ver Klein y cols., 1986), y afecta


80

también la respuesta a la ejecución de los patrones efectores emocionales

(Bloch y cols., 1994; Martínez, en prensa), se decidió elegir al sujeto control al

azar, pero sólo entre los dos hombres, para así hacer posible alguna

comparación. De esta forma, en la condición experimental quedaron una mujer

(sujeto A) y un hombre (sujeto B), ambos de 22 años, mientras que en la

condición de control quedó un hombre de 19 años (sujeto C). Todos los sujetos

pertenecían a clase media.

2. Selección del material para la evaluación

Cada sujeto fue sometido a 8 sesiones de psicoterapia, las que fueron

grabadas. A partir de la grabación de las 24 sesiones realizadas, se

transcribieron 6 minutos de cada una: 2 minutos hacia el comienzo de la sesión,

dos del centro y dos del final (evitando los 2 primeros y dos últimos minutos).

Para las sesiones en que se aplicó Alba Emoting, los dos minutos del centro

correspondieron a aquellos inmediatamente posteriores a su aplicación.

Por razones técnicas no se pudo transcribir la quinta sesión del sujeto B

ni la sexta sesión del sujeto C. Del mismo modo fue imposible transcribir la

tercera parte de la cuarta sesión con la sujeto A.


81

D. INSTRUMENTOS

Escala del "Experiencing" (EXP)

La Escala del "Experiencing" (EXP) del Paciente consiste en una escala

de 7 puntos diseñada para ser aplicada a grabaciones o transcripciones de

psicoterapia (Klein y cols., 1969; Kiesler, 1973). Los siete "niveles" o pasos de

la escala definen la progresión de la involucración del cliente en referentes

interiores desde una participación impersonal (1) o superficial (2), pasando por

referencias a los sentimientos externalizadas o limitadas (3), a referentes

interiores directos (4), a cuestionar un referente interno no claro (5), a focalizar

con un paso de resolución (6), y finalmente al punto donde la focalización viene

fácilmente y provee las conexiones para un discurso profundo (7) (Klein y cols.,

1986).

La escala fue diseñada para usarse con unidades de 2-8 minutos de

duración. Un número de estudios metodológicos se han dirigido a temas de

duración de las unidades, muestreo, formato de los datos, y métodos de

selección y entrenamiento de los evaluadores (véase la revisión de Klein y cols.,

1986). Un manual de entrenamiento presenta la escala en detalle, resume los

procedimientos de entrenamiento de los evaluadores, e incluye materiales de

práctica (Klein y cols., 1969) Este manual ha sido traducido y aplicado en Chile

por María Elena Nichterlein (1988). Recientemente ha sido publicada una

versión en castellano de la escala, aunque sin el manual (Gendlin, 1997).


82

Según la revisión de Klein y cols. (1986) diversos estudios han demostrado

excelentes niveles de confiabilidad entre distintos evaluadores para la escala.

En cuanto a la validez, Klein y cols. (1986) concluyen que, entre otras

cosas, los estudios sugieren que:

1. Mientras el experienciar puede venir fácilmente para algunos individuos,

éste puede ser también enseñado o alentado. A medida que la

intervención se dirigió más específicamente al experienciar, más alta ha

sido la asociación.

2. Mientras ha habido alguna evidencia de un experienciar más alto en

relación a medidas globales de habilidad del terapeuta y clima

terapéutico, su relación con variables de proceso del terapeuta ha sido

considerablemente más fuerte y clara en análisis secuenciales más finos.

Se hallaron niveles más altos de EXP en conjunción con intervenciones

"útiles" o dinámicamente aptas del terapeuta en diferentes tipos de

terapia individual, y con un ejercicio experiencial explícito en terapia

gestáltica.

3. La asociación del experienciar al resultado terapéutico ha sido

demostrada para niveles del EXP en varios puntos en terapia, más

consistentemente después de las primeras sesiones. Esto sugiere que la

escala es más un reflejo de un modo de procesamiento productivo que de

un rasgo de personalidad estable. De esta forma se mantiene la visión

original del experienciar como una variable de proceso y de la escala

como un reflejo de esta cualidad esencial de auto-implicación y

participación en el proceso de terapia.


83

E. PROCEDIMIENTO

Todos los sujetos seleccionados fueron sometidos a 8 sesiones de

terapia de orientación experiencial. Ellas se realizaron semanalmente en una de

las salas de la Unidad de Salud Mental del Consultorio Rosita Renard. Durante

las sesiones se trabajó dentro de un método general de sintonía empática y

exploración de sentimientos. La sintonía empática consiste en el intento del

terapeuta por entender la experiencia del cliente desde su propio marco de

referencia, y por comunicar esta comprensión al cliente. Por otro lado, en la

exploración de sentimientos el terapeuta estimula un vivenciar más profundo y

facilita la simbolización de nuevos aspectos de la experiencia que no se

encontraban previamente en la conciencia. Estas intenciones se llevan a cabo

mediante distintos tipos de respuestas verbales (por ejemplo, reflejo de

sentimiento). 1
Sin embargo, durante las sesiones no se estructuraron tareas

terapéuticas específicas (como focalización o diálogo de sillas). En este

sentido, la única "técnica" concreta que se utilizó fue Alba Emoting.

Para cada uno de los sujetos en la condición experimental, se eligieron

aleatoriamente 4 sesiones, a partir de la segunda, en las que se aplicó Alba


1 Para mayor información sobre estas intenciones terapéuticas véase Greenberg y cols.
(1993).
84

Emoting durante la primera mitad de la sesión. Se excluyó la posibilidad de

aplicar la técnica en la primera sesión de cada sujeto, con el fin de poder

obtener el nivel base de EXP. El patrón efector específico a aplicar en cada

caso, así como el momento preciso en que se hizo, se decidió de acuerdo a un

criterio clínico tomando como base el contenido de lo que relataba el cliente, así

como la expresión emocional presente en el momento. La aplicación de Alba

Emoting siguió la forma que ya se indicó en la sección de inducción emocional:

primero se dieron instrucciones para adoptar un estado neutro, luego las

instrucciones del patrón efector específico, comenzando por la respiración y

luego la expresión facial y la postura, y finalmente las instrucciones para salir de

la emoción. Después de esto, se estimuló al cliente para que hablara de su

experiencia.

Todas las sesiones fueron registradas en cassettes de audio. Las 22

transcripciones obtenidas a partir de estas grabaciones (ver sección de

selección del material para la evaluación) fueron entregadas a una jueza

experta, psicóloga clínica con entrenamiento en la aplicación de la Escala del

"Experiencing", quien evaluó el nivel del experienciar del cliente según la escala,

para cada segmento. La jueza era ciega respecto a qué sesión estaba

evaluando, a qué sujeto correspondía, y a si se aplicó o no Alba Emoting en ella.


85

VIII. ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS

La figura 6 muestra la evolución, a través de las sesiones, de los rangos

promedios de EXP para cada sujeto. En estos promedios sólo se consideran

los dos últimos segmentos, ya que son los que pudieran verse afectados por la

aplicación de Alba Emoting. En el gráfico también se señala qué patrón efector

se aplicó en los casos en que se hizo.

Se puede observar que la sujeto A llega a su nivel máximo, 4,5, en la

quinta sesión, correspondiente al patrón de la tristeza. Éste es el promedio

máximo alcanzado por cualquiera de los sujetos. En la octava sesión,

correspondiente al patrón de la alegría, en donde llega a 2,5, alcanza su punto

más bajo. A excepción de esta última sesión, es posible apreciar que los

niveles más bajos de EXP corresponden sólo a sesiones en las que no se aplicó

Alba Emoting. Cabe mencionar además que en la octava sesión la sujeto había

comenzado en un nivel 3, por lo que es difícil atribuir el bajo nivel posterior a la

aplicación del patrón de la alegría.

El experienciar del sujeto B, en tanto, llega a su punto más bajo (2) en la

cuarta sesión. En la sexta sesión, en que se aplicó el patrón del miedo, el sujeto

alcanza su nivel más alto (4). Es posible notar que el sujeto sólo obtuvo rangos

promedio superiores a 3,5 en las sesiones en que se aplicó Alba Emoting.


86

Figura 6. Niveles promedio de EXP para las dos últimas partes de cada

sesión. Faltan los valores de la 5ª sesión del sujeto B y de la 6ª

sesión del sujeto C. Los patrones efectores aplicados están

indicados al lado del valor de EXP correspondiente. A: alegría, R:

rabia, Tr: tristeza, M: miedo, Te: ternura.


En cuanto al sujeto C (control) podemos observar una evolución general

comparable a la de los otros sujetos, con la notoria excepción del bajo promedio

de EXP (1,25) alcanzado en la quinta sesión.

Otra forma de medir el impacto de la aplicación de Alba Emoting a través

de las sesiones es analizando los niveles máximos de EXP alcanzados en cada


87

Figura 7. Niveles máximos de EXP para cada sesión. Sólo se toma en

cuenta las dos últimas partes de cada sesión. Faltan los valores

de la 5ª sesión del sujeto B y de la 6ª sesión del sujeto C. Los


patrones efectores aplicados están indicados al lado del valor de

EXP correspondiente. A: alegría, R: rabia, Tr: tristeza, M: miedo,

Te: ternura.
sesión (fig. 7). En este caso, y por la misma razón anterior también consideré

solamente los puntajes de los dos últimas segmentos.

Para la sujeto A, no se observa ninguna relación entre los niveles

máximos de EXP y la aplicación de Alba Emoting. Por otro lado, destaca el

hecho de que esta sujeto presenta niveles máximos de EXP consistentemente


88

superiores a los de los otros dos sujetos, y es la única que alcanza el nivel 5

(quinta y segunda sesiones).

En el caso del sujeto B, sí se puede apreciar una asociación entre la

aplicación de los patrones efectores y niveles más altos de EXP, lo que no se

veía tan claro en al análisis de los rangos promedios. Podemos ver que en

todas las sesiones en que se aplicó Alba Emoting, el sujeto alcanza un nivel

máximo de 4, con la excepción de la séptima sesión, en la que alcanza un nivel

3,5.

En cuanto al sujeto C, su evolución general ahora es sólo comparable

con la del sujeto B, volviendo a destacar, eso sí, el bajo nivel máximo de EXP

(1,5) alcanzado en la quinta sesión.

Con el fin de medir el impacto de la aplicación de Alba Emoting dentro de

cada sesión, se calculó el promedio de los niveles de EXP para las primeras,

segundas y terceras partes de las sesiones en las que se aplicó la técnica y

aquellas en las que no se aplicó.


89

Figura 8. Evolución promedio del nivel de EXP dentro de la sesión para el

sujeto A.
En el caso de la sujeto A (fig. 8) podemos ver que en promedio las

sesiones bajo ambas condiciones parten en un nivel similar. En las sesiones en

las que se aplicó Alba Emoting, se produce un aumento en el nivel de EXP

inmediatamente después de la aplicación de la técnica. En las sesiones en que

no se aplicó, se observa un aumento comparable, pero que se produce al final,

mientras se observa un descenso en el nivel de las sesiones en las que se

intervino.
90

Figura 9. Evolución promedio del nivel de EXP dentro de la sesión para el

sujeto B.
Para el sujeto B (fig. 9) podemos observar una evolución similar en las

dos condiciones, aunque las sesiones sin Alba Emoting presentan

constantemente un nivel EXP más bajo. Esta diferencia se presenta desde el

principio, por lo que no la podemos atribuir a la aplicación de los patrones

efectores.
91

Figura 10. Evolución promedio del nivel de EXP dentro de la sesión para el

sujeto C, para todas las sesiones.

En cuanto al sujeto C (fig. 10), en que no se aplicó Alba Emoting,

podemos observar, en promedio, un aumento sostenido del nivel de EXP entre

el principio y el final de las sesiones.


92

Figura 11. Evolución promedio del nivel de EXP dentro de la sesión (todos los

sujetos combinados). No se incluye la primera sesión.


Finalmente, la figura 11 muestra una comparación de la evolución intra-

sesión promedio, entre todas las sesiones en que se aplicó Alba Emoting y

todas aquellas en las que no se aplicó, independientemente del sujeto. Sólo se

omitió la primera sesión de cada sujeto porque en ninguna de ellas se aplicó la

técnica. De esta forma estamos comparando sesiones con y sin tratamiento,

equivalentes en cuanto a su ubicación en el desarrollo de la terapia. De

acuerdo al gráfico, el nivel de EXP comienza un poco más alto en las sesiones

con Alba Emoting, en las que sube notoriamente hacia el medio de la sesión,

mientras se mantiene en las sesiones sin Alba Emoting. En la última parte se

equiparan los puntajes de ambas condiciones.


93

IX. DISCUSIÓN

Comencemos por determinar si se confirmaron las hipótesis específicas

planteadas. La primera de ellas decía que los sujetos mostrarían un incremento

en su nivel de EXP consistente con la aplicación de Alba Emoting. En el caso

de la sujeto A, eso claramente no se cumplió. Sí fue cierto para el sujeto B, tal

como lo muestra el análisis de los niveles máximos de EXP alcanzados en cada

sesión. Sin embargo, no podemos derivar de este hecho una relación causal,

ya que como vimos, las sesiones en que se aplicaron los patrones efectores

presentaron un nivel mayor de EXP desde el comienzo. Podemos por tanto

preguntarnos si el sujeto habría llegado tan alto si hubiese comenzado las

sesiones en un nivel más bajo, o si sólo habría subido tanto como lo hizo en las

sesiones en que no se aplicó la técnica. Me parece que la respuesta a esta

pregunta involucraría una investigación con una muestra más grande. Incluso si

suponemos que efectivamente Alba Emoting tuvo un impacto a lo largo de las

sesiones, cabría preguntarse por qué esto sólo ocurrió en el sujeto B.

La segunda hipótesis decía que los sujetos mostrarían un aumento en su

nivel de EXP dentro de cada sesión, y que este aumento sería mayor en las

sesiones en que se aplicaron los patrones efectores. Esta hipótesis fue

claramente desconfirmada por los resultados, tanto a nivel global como a nivel

individual, ya que si bien se produjo un aumento en el nivel de EXP dentro de

las sesiones, este se produjo tanto en las sesiones sin como con Alba Emoting.

En lo que sí se nota una diferencia es en el cuándo se produce este incremento.


94

En aquellas sesiones en las que se aplicó Alba Emoting, podemos ver que el

aumento se produce inmediatamente después de la intervención, mientras que

en las otras sesiones, salvo en el caso del sujeto B, éste se produce hacia el

final. Podemos concluir entonces que Alba Emoting adelanta el nivel máximo de

EXP que se alcanza dentro de la sesión. Tal vez una implicancia práctica de

este hecho sea que las sesiones en las que se aplique Alba Emoting pudieran

ser más cortas, sin perder su efectividad.

La tercera hipótesis predecía una mejor evolución del experienciar en los

sujetos en que se aplicó Alba Emoting. Podemos considerar que esta última

hipótesis se confirmó parcialmente. En primer lugar destaca el hecho de que la

sujeto A presentó una evolución consistentemente superior a la del sujeto C.

Sin embargo, como dentro de la evolución de esta sujeto no se observó una

relación entre Alba Emoting y EXP, no podemos decir si esta diferencia con el

sujeto C se debió a la aplicación de la técnica o a diferencias individuales. Sin

embargo, también destacan los bajos niveles alcanzados por el sujeto C en la

quinta sesión, los que claramente se salen del rango presentado por los dos

sujetos en la condición experimental.

A partir de estos antecedentes podemos responder a la hipótesis general

planteada, es decir, que Alba Emoting produciría un aumento en el nivel del

experienciar de los sujetos. De acuerdo a los datos analizados, no podemos

afirmar categóricamente que esto sea cierto. Sin embargo, como plantearé más

adelante, tampoco podemos aseverar que no es así. Antes de seguir con este

argumento, quisiera plantear lo que a mi juicio sí puede concluirse de este

estudio. Me parece claro que la aplicación de Alba Emoting, no sólo no

presenta efectos negativos, sino que tiene efectos positivos sobre el nivel del
95

experienciar, aunque no tan categóricos como los esperados en las condiciones

experimentes descritas. En primer lugar, tal como ya lo planteé, está el hecho

de que la aplicación de los patrones efectores parece adelantar el nivel

experiencial máximo alcanzado en la sesión. En segundo lugar creo que los

datos sugieren que la aplicación de Alba Emoting en psicoterapia impide o

previene el que los sujetos presenten niveles de EXP demasiado bajos. Es así

como todas las sesiones en que se aplicó la técnica presentan un nivel máximo

de EXP igual o superior a 3, y un nivel promedio igual o superior a 2,5, a

diferencia de lo que ocurre en las sesiones en las que no se aplicó Alba

Emoting.

El hecho de que Alba Emoting impida el descenso del nivel de EXP

puede entenderse si observamos la escala (ver apéndice). La expresión de

emociones o sentimientos sólo aparece a partir del nivel 3. Ya que sabemos

que los patrones efectores inducen emociones, esto daría un nivel experiencial

de base en la sesión. Por lo tanto podemos deducir una segunda implicación

práctica de este estudio: los patrones efectores pueden usarse para asegurar un

nivel de experienciar mínimo en sujetos que presentan un nivel inicial muy bajo.

Por supuesto que en la terapia experiencial no sólo interesa evitar niveles

experienciales muy bajos, sino que lograr un nivel lo más alto posible. Los

resultados obtenidos no son satisfactorios en ese sentido. ¿Cómo podemos

explicarlos? Por supuesto, la primera respuesta posible es que Alba Emoting, al

trabajar en un nivel puramente físico, no afecta el mundo de los significados

conscientes que se refleja en el nivel del experienciar. Sin embargo, esta

interpretación no es consistente con la observación ya mencionada de que Alba

Emoting adelanta el nivel experiencial máximo alcanzado en la sesión. Esta


96

misma observación hace pensar que tal vez lo que falló fueron las

intervenciones del terapeuta posteriores a la aplicación de Alba Emoting. De

esta forma podría haberse aprovechado mejor el aumento rápido en el nivel de

EXP producido tras la aplicación de la técnica.

Otra interpretación posible sería que el efecto de Alba Emoting no es

medible por una escala basada en la conducta verbal del sujeto. Esta

explicación supondría que el proceso psicológico estimulado por la técnica se

produce justo en el momento de la reproducción del patrón efector. De esta

forma, cuando el cliente habla acerca de lo que ocurrió, el proceso de cambio ya

se habría producido, y uno sólo podría acceder a sus resultados. Aunque esto

podría ser efectivo hasta cierto punto, no es totalmente compatible con el hecho

de que en algunas sesiones sí se produjeron niveles experienciales

relativamente altos (4 y 5) después de la aplicación de la técnica.

Justamente el hecho de que sí se observen resultados positivos en

algunas de las sesiones, puede ser mejor explicado sí tomamos en cuenta una

dificultad metodológica de este estudio. Con el fin de evitar la intromisión de

variables extrañas, se decidió elegir al azar las sesiones en las que se aplicaría

Alba Emoting. Sin embargo, no me parece que esto deba hacerse si se

pretende aplicar los patrones efectores emocionales en un contexto

psicoterapéutico normal. De hecho, tampoco creo que sea bueno aplicar Alba

Emoting en cualquier sesión, porque los resultados seguramente no serán

mejores que los obtenidos aquí.

Por tanto, no debemos ver esta técnica (ni ninguna otra) como una

panacea, sino que la labor de los investigadores es analizar cuándo son útiles
97

estas intervenciones. Para responder a esta pregunta, podemos utilizar el

método llamado análisis de tareas. Este tipo de enfoque es altamente

consistente con la orientación experiencial (Greenberg, 1984). Una tarea

terapéutica puede ser descrita en términos de un indicador, una operación

terapéutica, y un estado final del cliente (Greenberg y cols., 1993). El indicador

corresponde a una expresión del cliente, dentro de la sesión, de un tipo

particular de experiencia problemática, la que "indica" tanto un problema de

procesamiento emocional subyacente como la disposición del cliente para un

tipo particular de exploración terapéutica. Un ejemplo de indicador sería la

expresión por parte del cliente de un "asunto inconcluso". La operación

terapéutica corresponde a lo que el terapeuta hace para facilitar el tipo de

procesamiento específico requerido. Siguiendo con el ejemplo, una operación

terapéutica adecuada para este tipo de problema sería el trabajo de silla vacía.

El estado final del cliente corresponde a una fase de resolución del problema de

procesamiento subyacente, y significa por tanto el fin de esa tarea terapéutica.

En el caso de un asunto inconcluso una resolución completa implicaría una

visión más positiva de sí mismo y del otro significativo.

ANÁLISIS CUALITATIVO DE ALGUNAS SESIONES

En el presente estudio, a pesar de los vagos resultados globales

obtenidos, podemos encontrar sesiones en las que la aplicación de Alba

Emoting claramente produjo efectos significativos en el nivel de EXP. Podemos

entonces analizar más detalladamente estas sesiones en la búsqueda de


98

elementos comunes. Entre estos elementos comunes podremos hallar

expresiones del cliente previas a la aplicación exitosa de la técnica, las que

podemos considerar como indicadores de un tipo de problema cuya resolución

se ve facilitada por la aplicación de Alba Emoting, visto como una operación

terapéutica. Por otra parte, una comprensión de estos problemas nos puede

llevar a entender qué tipos de respuestas del terapeuta podrían facilitar su

resolución, junto con la aplicación de Alba Emoting.

Las sesiones que nos interesa analizar, entonces, son aquellas en las

que se cumplan dos requisitos: Primero, después de la aplicación de Alba

Emoting (es decir en la tercera o la segunda parte) el sujeto alcanza como

mínimo un nivel experiencial 4. Nos interesa este nivel debido a que en él se

produce un importante cambio en el foco de atención, desde eventos externos a

internos (Klein y cols., 1986). Segundo, el nivel experiencial máximo alcanzado

por el cliente debe ser superior en a lo menos un punto al nivel previo a la

aplicación de la técnica. Encontramos cuatro sesiones que cumplen con estas

características. Estas son: la cuarta, la quinta y la séptima sesiones de la sujeto

A, y la octava sesión del sujeto B. A continuación iré analizando el proceso de

cada una de estas sesiones. 1

En la quinta sesión de la sujeto A, ella comienza en un nivel EXP 4,

manifestando de forma explícita su dificultad en contactarse con sus

sentimientos:

1 Respecto a los modismos usados por el terapeuta (o sea yo mismo), debo hacer notar
que esto es intencional. El usar el mismo lenguaje del cliente es importante para establecer una
relación empática. Por otro lado, aclaro que para mantener la confidencialidad se han cambiado
los nombres de las personas mencionadas.
99

Cliente: O sea cuando me da una sensación de rabia es porque... ¿porque

en realidad tengo rabia, oo... o sí tengo rabia pero además le

pongo harto color, cachai?

Terapeuta: ¿No cachai?

C: Me cuesta ene cachar. Porque no sé. ¿Me entendís?

Más adelante, la cliente comienza a describir un sentimiento en forma

vaga:

C: Es como angustia.

T: M. Cuando tú dices "es angustia", ¿qué estás entendiendo por angustia?

C: Es como algo que no tiene... No sé, p'a mí la angustia... o sea lo que me

pasa con la angustia es que se me... como que se me cierra el pecho,

cachai.

T: Ya, ya.

C: [Interrumpiendo] Y me desespero ene.

Lo que yo observo aquí es que la cliente presenta lo que llamo una

emoción contaminada. Tanto durante la sesión, como ahora en forma

retrospectiva, me parece que ella en el fondo se sentía triste (emoción primaria),

pero su tristeza estaba contaminada con miedo (emoción secundaria). Esto se

hace claro cuando dice "Y me desespero ene". Es justamente este bloqueo

producido por el miedo lo que le impide definir qué es esa "angustia". Por

supuesto que el segmento transcrito no es suficiente para suponer que la

"angustia" es en realidad tristeza, pero eso fue lo que me pareció de acuerdo al

contexto. Por esta razón le propuse hacer un experimento, para ver qué le

pasaba. Este experimento consistió en la reproducción del patrón efector de la


100

tristeza. Debo recalcar que la idea aquí no era convencer a la cliente de que

estaba triste, sino ver si eso "calzaba" con lo que estaba contando. Después de

la reproducción del patrón, y tras el proceso de salida de la emoción (como se

hizo en todos los casos), la cliente llega a un nivel EXP 5:

C: O sea, como que tendía... a-a-a como... a-a un poco como-como no sé

como angustia, pero, es como esa sensación que como... se aprieta todo,

pero no es, ¿cachai?

[Después de esto yo le pregunté si se había mareado durante el ejercicio,

y me respondió que sí. Le dije que era importante que botara todo el

aire, a lo que ella contesto:]

C: Pero el ahogo-o sea el-el mareo no fue de... como de-de-de-fue de

respiración, ¿cachai?

T: ¿Ah, no? ¿Y de qué fue?

C: Como de que onda me empecé aa... es que me empecé a asustar o sea

tenía... se me apretó la garganta...

T: Ya, ya.

C: La sensación de estar así me-me... como que... ¡Ooo!

T: Ya, ya, ya. Y tú dices que lo que sentiste es parecido a angustia.

C: [Muy despacio.] Mmm.

T: ¿Angustia de qué tipo? Porque a mí...

C: [Interrumpiendo:] Claro, "angustia" es súper...

T: [Interrumpiendo:] "Angustia" es cualquier cosa, entonces por eso te

pregunto.

C: [Con seguridad:] No, tristeza.

T: Tristeza. Ya.

C: Pero tristeza compungida, ¿cachai?


101

T: M.

C: O sea no es esa que te da tristeza y llorai.

T: ¿Ya?

C: No, es esa que te duele el cuerpo cuando llorai, ¿cachai?

Podemos ver que en esta parte la cliente comienza a distinguir entre el

miedo que el ejercicio le produjo, que apareció cuando empezó a marearse, y la

tristeza misma. Es clara la diferencia entre la "angustia" de antes y la

descripción vívida de la tristeza que ahora hace.

En la octava sesión con el sujeto B se da una situación similar. El cliente

comenzó en un nivel 2,5, hablando de que se estaba preparando para dar un

examen. Más adelante, dice que tiene miedo de que el examen sea oral,

debido a lo que le había pasado antes en una interrogación con la profesora de

ese ramo, en que sintió que ella lo "humilló" por la forma en que lo había

tratado. Yo le pregunté cómo se sentía al recordar esa experiencia.

C: En el caso de la Roxana [la profesora], me molestó el hecho... lo otro,

entonces por eso me da rabia que no me pude como... manejar bien, con

respecto a ella.

T: ¿Rabia contra ti?

C: Buena pregunta esa. Rabia contra mí. Yo creo que puede ser rabia

interna contra mí que no me pude manejar bien, con respecto a eso.

Pero rabia contra ella que-que-que... que me... que manejó muy bien la

situación, y no me pude... cómo controlar.

De nuevo me parece que aquí hay una emoción primaria (la rabia)

contaminada por el miedo. En la situación con la profesora, el miedo a la figura


102

de autoridad lo dejó en una situación de impotencia y frustración. Tal vez una

diferencia con el caso anterior es que el sujeto sí reconoce la emoción primaria

como tal, pero de todas formas ésta se encuentra bloqueada. Después de

hacer el patrón de la rabia, el sujeto sube a un nivel 3,5:

T: ¿Y tú cachai qué fue lo que... te hizo que apareciera esa rabia, o no?

C: No.

T: No cachai.

C: De repente no pero, me acordaba de-de... de ese ramo [El cliente no dice

realmente "ese ramo", sino que lo nombra, lo que se omite para

resguardar el secreto profesional.], la profesora y qué sé yo y... no

pasaba eso.

T: ¿Cómo?

C: No-no-no-no-no-no-no había rabia ahí. Pero e-en una parte cuando me-

simbolicé como el pelo de ella había como ¡Aaaah! [gruñido]

T: El pelo.

C: El pelo.

T: Ya. Ya.

C: Ahí me vino como más ¡Haa! [gruñido] Como más fuerza. Después bajó.

T: ¿Y cómo te sentiste cuando... cuando te- cuando te- cuando te venía la

rabia? ¿Cómo era esa rabia?

C: Con... con mucha-bastante-con mucha energía, capaz de sobrepasarla a

ella, como que yo era mucho más grande que ella en todo sentido.

T: Mh.

C: Como que era fácil agarrarla y... como eso [hace un gesto].

T: Ya. Como... ¿como Hulk? ¿El Hombre Increíble, esa onda?

C: Claro, e como... pongamos... pongamos ese personaje.


103

T: Ya.

C: Con mucha fuerza, qué sé yo.

T: Ya.

C: Pero-pero mentalizadamente me refiero, o sea una ira como más bien de

adentro... más bien no-no tanto como... agarrarla no, sino que como que

manejaba yo muy bien la situación.

T: Ya, ya.

C: Como que yo era más poderoso que ella.

T: Ya.

C: Eso fue lo que sentí por lo menos. Después calmado, bien, bien.

T: Ya.

C: 'Tuvo entretenido.

T: Ya. ¿Y tú crees que te sirve hacer este ejercicio?

C: ¿Para qué?

T: No sé. ¿P'a algo?

C: [Interrumpiendo:] Es decir, o sea... Sí, yo creo que sí: para colocarme un

poco más tranquilo, liberar tensiones, puede ser.

T: Porque, ¿tú crees que... tú habías sentido esa sensación de que tú eres

superior a alguien, que tú puedes ganarle?

C: O sea en ocasiones sí, afuera, pero nunca en la forma en que lo sentí

ahora.

T: Ya. Ya.

C: O sea siempre cuando estoy con gente de repente yo... de repente yo sé

que soy más que esas personas, y me manejo muy bien en las

situaciones. Pero nunca e-e-en el lado de menoscabar a esas personas,

sino que yo manejo bien la situación, controlo bien pero en... en ningún
104

momento con ira ni con rabia, no, tranquilo. Muy tranquilo, conversando

las personas y... manejar bien esas cosas.

T: Que es una sensación distinta.

C: Distinta, distinta, o sea en ese sentido yo manejo muy bien muchas

cosas.

T: Es como más... confianza.

C: Más confianza, sí claro.

Es interesante notar que la sensación de poder vivenciada por el cliente

se debe, a mi juicio, a la posibilidad de tener rabia sin miedo. Por esta misma

razón me pareció interesante hacer un segundo ejercicio, esta vez sólo

practicando el estado neutro, para que el cliente pudiese notar que la rabia no

es la única forma de liberarse del miedo. Después del ejercicio, el sujeto

comenzó espontáneamente a hablar, en un nivel experiencial 4, acerca de cómo

él maneja la rabia. En esta sección está recordando sus reacciones cuando

tuvo un accidente automovilístico:

C: Me desorienté completamente y mande puteás "¡Ah, quién fue el que se

pasó el ceda el paso!" (Había sido mi hermana.) La gente se da vuelta y

"Sht, sht, ya, tranquilo, tranquilo". [T se ríe.] Después se me pasó y qué

sé yo. El enojo. Peroo... Ye-y... Como te cuento no estoy acostumbrado

a... a... a mostrar ese-ese-ese... el otro polo. El miedo que-que todo el

mundo lo tiene adentro, la ira pero no-no-no estoy acostumbrado a eso.

T: Ya.

C: Incluso me impresiono un poco cuando lo muestro y puedo ser como muy

bravo!

T: Ya.
105

C: Y no estoy acostumbrado a eso.

T: Ya. Ee... no-Volviendo a Hulk, ¿"no soy yo cuando me provocan"?

C: Claro.

T: De repente...

C: De repente puede ser así. Puede ser así, porque no estoy acostumbrado

a eso, 'tonces puedo hacer algún tipo de tontera.

T: Ya, ya, ya.

C: Entonces por eso no me gusta manejar ese tipo de polos, porque no soy

agresivo tampoco. Antes sí. Año-años anteriores er-era muy agresivo.

Pero ahora no... tranquilo, bien.

Debo hacer notar que el miedo ante la propia rabia sólo está insinuado, y

que a mi juicio el cliente no llega a procesarlo íntegramente. De hecho, dice

"me impresiono un poco", en lugar de decir "me asusta".

En la cuarta sesión, la sujeto A también trabajó con la rabia, pero aquí yo

noto un proceso distinto. Comienza la sesión en un nivel 2,5, relatando una

pelea con su pololo. Después cuenta que ha estado muy irritable en los últimos

días y que ella lo ve como relacionado a su pololo. Yo traté de ayudarla a

explorar esta sensación.

T: ¿Qué te pasa ahora que piensas en eso?

C: ¡Me da rabia, puh! ¡Claro, me da rabia que me... o sea, me-me carga

hacer cuestiones que no quiero hacer p'a poder... obtener cuestiones que

tampoco quiero obtener, cachai! Y de que...

T: ¿Como qué?
106

C: O sea... ¡No poh, no quiero estar dependiendo de lo de los otros!, ¿me

entendís? O sea, no-no-no quiero... tener que estar buscando cuestiones

p'a poder que los otros me acepten, cachai.

T: M.

C: Y po-es como... e-es una cuestión que me complica ene, po, o sea, ¡yo

sé bien lo que me pasa! Cachai. Pero no sé cómo... como pararlo,

cachai. Como... Y me enrabio, y al final termino...

Cuando la cliente dice "yo sé lo que me pasa" está aludiendo a un

conocimiento conceptual que, tal como ella dice, no le ayuda a manejarse con

esa emoción. Le di las instrucciones para hacer el patrón de la rabia. Después

del ejercicio, llega a un nivel experiencial 4.

C: Yyy... y me empezaron a venir imágenes. Como súper... [pausa] más

rabia me daba, era como...

T: Te daba rabia.

C: Claro, como que boté todo, cachai, como... súper catártico. [T: Ya.]

Pero, yo sé que no tenía rabia, pero sí era como la sensación así que

estaba como... [pausa] como botando mucho. Cachai como que si esto

fuera un basurero. [T: Ya.] Cachai (?) Que...

T: [Interrumpiendo:] Y dices que te vinieron imágenes.

C: Sí.

T: ¿Qué imágenes?

C: [Despacio.] Primero no estaba muy clara, pero luego ví... como a mi

papá pero con barba. [T: Ya.] Y después ví al Tito [su pololo]. Y

después onda veía como... después como que... como que... pasaba, se

me rejuntaba...
107

T: ¡Ah!, y te venían imágenes de los dos.

C: Sí. En realidad eran como, así no muy rápido, pero era mucho más

como, completamente (?)

T: Ya. ¿Qué significado pueden tener esas imágenes? [Pausa.]

C: O sea claro. como p'a mí onda está como súper claro que hay una

relación entre... entre... Como que he estado cagá por... por mi papá y...

Y a lo mejor el Tito es otra cosa rara, que no tiene ná que ver.

T: ¿Que en realidad tiene más que ver con tu papá, es lo que estás

diciendo?

C: Yo creo. Yo creo.

A diferencia de los ejemplos anteriores, en este caso la emoción primaria

(la rabia) no estaba contaminada por otra emoción, sino que la cliente la vivía

como problemática, sin entender su significado. Me parece, a partir de lo que la

cliente dijo en la sesión, que reproducir el patrón de la rabia la ayudó a

contactarse más con esa emoción, y por lo tanto a entender su origen.

En la séptima sesión, la sujeto A comienza en un nivel 3, hablando

acerca de problemas con su pareja.

C: Y a propósito de eso estuvimos conversando con mi pololo y qué se yo,

y... me dijo... y andaba súper raro, o sea yo encontré que andaba súper

desatinado (?), y ahora, al almuerzo me dijo... quee... que en realidad que

él sentía que yo a veces... me aburría con él. Porque yo hacía muchas

cosas que no hacía cuando estaba con él. O sea cuando estaba sola

hacía muchas cosas que cuando no-él-estaba no las hacía.

T: Ya.
108

C: Y que eso un poco le molestaba y un poco le dolía también porque...

bueno según él onda "quién es la Cata [ella misma], o sea cuál de las

dos, la que está conmigo o la que... loo... la que hace las otras cosas",

¿cachai?

T: Mh.

C: Yyy... No sé eso igual me dejó como p'adentro o sea...

T: ¿Cómo p'adentro?

C: Porque igual es súper difícil de solucionar, ¿cachai? Igual, con el Tito

somos súper distintos.

T: Ya, ya, pero espérate. P'a que haya una solución tiene que haber un

problema.

C: El problema está en que a él le da lata... o sea él siente que a veces yo

no estoy bien con él ¿Cachai?

T: Él siente...

C: [Interrumpe.] Que tampoco es tan lejos de lo que es.

A medida que avanza la sesión, va explorando los detalles de este

problema:

C: M-h. Y son cuestiones súper simples, por ejemplo yo... con mis amigos...

siempre he demostrado el cariño. Y les hago cariño y los abrazo, y de

repente andamos de la mano. ¿Cachai? Ahora, obviamente, si yo estoy

con mi pololo al lado, no voy a andar de la mano con mi amigo. Porque

igual yo sé que a mi pololo le molesta, pero si a mi pololo no le molestara

no tendría ningún rollo.

T: Ya.
109

C: O sea de hecho he estado con pololos y he abrazado a mis amigos, y ni

un problema. ¿Cachai? Pero llega un punto en que... o sea el Tito es

tan... como rígido p'a esas cuestiones, que a él le molesta, porque si me

dice "oye, tú estai conmigo". Entonces no es capaz de entender por

ejemplo lo que... un día... no sé, poh, dijo algo... un amigo y "¡aah!" y ya y

le dí... que le de un abrazo. ¿Cachai? [Pausa.] Y eso no es una

cuestión que yo piense, sino que una cuestión que me nace. ¿Cachai?

T: Mh. Mh.

C: 'Tonce claro, si él lo toma así me reprimo.

Tras esto le di las instrucciones para el patrón de la ternura. Una vez que

había entrado en esta emoción le dije que, sin dejar de hacer las acciones

corporales correspondientes, pensara qué era lo que le pasaba a su pololo.

Después de salir de la emoción, me dijo:

C: [Despacio] Yo creo que son celos.

T: ¿Cómo?

C: Celos.

T: Celos. A ver, empieza desde el principio mejor. Empezando el ejercicio,

qué te pasó. Antes de que yo te dijera...

C: Me sentí súper plácida.

T: Plácida como...

C: Como cuando estoy viendo u-una película, y estoy viendo una historia

súper bonita...

T: Ya. ¿Como una escena romántica, algo así?

C: Ee... por ejemplo.

T: Por ejemplo. Ya.


110

C: ¿Tú viste "Mi primer beso"?

T: No, la verdad. Pero, ¿a ver?

C: Como si estuviera viendo esa película [riendo].

T: ¿Te acordaste de esa película, al hacer eso?

C: Sí.

T: Ya. Ya.

C: Y después me pegué en la niñita.

T: ¿Mmm?

C: Ahí hay una niñita, y un niñito. Eh, ¡atrás tuyo! [Indicando un dibujo en la

pared.] Más abajo.

T: ¡Ah, esa! Te pegaste en la niñita. Ya, ya. ¿Y te gustó?

C: Sí.

T: Ya. ¿Qué sentíai?

C: La encontré súper bonita, es como un reflejo.

T: Mh. ¿Y qué te pasó cuando yo te dije... que pensaras en Tito?

C: Al principio como que un poco me... [Pausa.]

T: ¿Te sacó de ese estado?

C: Sí, un poco. Y después como que de a poco fui como que viendo...

como compasivamente la... la situación, ¿cachai?

T: Ya, ya.

C: O sea, esa sensación de placer se transformó como en... en comp-en

compasión, pero no en compasión de esa como e lastimosa, cachai, sino

como en ver la situación sin ningún...

T: ¿Como empatía?

C: [Más despacio:] Claro. [Riendo un poco:] Como empatía. [Ahora más

fuerte, pero suavemente:] "A ver qué te pasa".


111

En este segmento la sujeto estaba hablando en un nivel 4. Luego

seguimos hablando acerca de lo que le pasaba a su pololo, tratando de

entender por qué actuaba así. Hacia el final de la sesión llegó a darse cuenta

de que esa actitud no era algo que dependía de ella, sino que de él. Decidió

conversarlo con él. Yo le dije que había distintas formas de conversarlo, a lo

que ella respondió, también en un nivel 4:

C: Sí, de más. O sea una cosa es pararme acá y decirte: "¡Oye tú... ta,

tatatatá!", [T: Mh.] y otra cosa es... [Pausa larga.] Es como "tratemos

de arreglarlo juntos". ¿Eso es?

T: ¡No sé, poh! ¿Eso es?

C: O sea yo lo entendí así. Sí, creo que es así.

T: [Interrumpiendo:] Ya. Y si te sirve así, está bien.

C: Sí.

T: Tal vez no tiene n'a que ver con lo que te dije. [C se ríe.] Pero si te sirve

a ti...

C: O sea es que pa' la situación es así. Yo creo que es así. ¿Cachai? O

sea... no es tirarle la pelota al otro, ¿cachai? Sino que, aparte de tirársela

tenís que tratar de... de ayudarlo a que el otro... de alguna manera

solucione el... o sea... a... puede... cambiar esa cuestión, cachai.

T: Mh, mh.

C: Sí, e... [Pausa larga.] M. [Pausa más larga.] [Muy despacio:] Ahora

tengo que buscar la forma cómo se lo digo.

Podemos ver que en esta sesión la reproducción del patrón de la ternura

ayudó a la cliente a cambiar su perspectiva y su forma de enfrentar una

situación. Dicho en términos de Méndez, Coddou y Maturana (1993), la cliente


112

parece pasar de una conversación de acusación ("¡Oye tú... ta, tatatatá!") a una

conversación de coordinación de acciones ("tratemos de arreglarlo juntos").

Una diferencia importante entre ésta y las otras sesiones analizadas es

que aquí la emoción con la que se trabajó no estaba previamente presente. Al

hacer esta intervención me basé en el supuesto de que la emoción de la ternura

produciría un cambio de perspectiva respecto de la situación, lo que de hecho

ocurrió. Otra diferencia con las demás sesiones es que en ésta añadí una

instrucción específica -aparte de las instrucciones para el patrón efector-,

cuando le pedí a la cliente que pensara en qué le pasaba a su pololo. Estos

elementos constituyen el hallazgo más novedoso de este trabajo, y

proporcionan un buen punto de partida para una investigación futura que tome

en cuenta el método de análisis de tareas mencionado anteriormente.

Para resumir, vemos que en dos sesiones se presenta una emoción

contaminada. Aunque son distintas emociones (tristeza en un caso y rabia en

otro), ambas están mezcladas con el miedo, como una reacción a la emoción

primaria. En ambos casos la aplicación de Alba Emoting ayuda a que el sujeto

pueda vivenciar completamente la emoción primaria y así integrarla. En las

otras dos sesiones vemos que la cliente se encuentra tratando de entender una

cierta reacción, ya sea propia o ajena, que le resulta problemática. Cuando se

trató de una reacción propia (en este caso la rabia), Alba Emoting le permitió

entrar en ella, con lo que automáticamente surgieron significados antes no

conocidos de esa emoción. En el caso de las reacciones de la pareja, vemos

cómo la reproducción del patrón de la ternura claramente ayudó a la cliente a

ver las cosas desde otro punto de vista. Esta aplicación del patrón efector de la

ternura es uno de los datos más interesantes de este estudio, ya que muestra
113

que ciertas acciones físicas parecen permitir que la persona cambie su narrativa

acerca de una situación.

CONCLUSIONES

A partir de lo que hemos visto podemos plantearnos direcciones para la

investigación futura con este método. Me parece que sería más conveniente

seguir aplicando este método sin hipótesis específicas, en la práctica clínica

cotidiana. (Podemos estar tranquilos en cuanto a que, como se concluye de

este estudio, Alba Emoting no va a disminuir el nivel experiencial de los

clientes.) A partir de estas observaciones informales podremos analizar en

profundidad casos de aplicación exitosa, tal como yo he comenzado a hacer

aquí. De esta forma, en el futuro podremos llegar a un modelo que explicite: 1)

para qué tipos de problemas es útil la aplicación de esta técnica, 2) cuándo es

conveniente aplicarla, 3) qué tipo de procesos internos se ven facilitados, y 4)

qué otros tipos de intervenciones (sobre todo verbales) del terapeuta potencian

los efectos de la aplicación de los patrones efectores. Una vez que tengamos

un modelo de este tipo se puede volver a intentar un estudio más controlado.

Un problema práctico del tipo de investigación que planteo es que no

cualquier persona puede llevarla a cabo. En efecto, como lo he insinuado antes,

Alba Emoting no es un método que pueda aprenderse por libros, sino que
114

requiere de muchas horas de entrenamiento práctico para llegar a conocer y

manejar los patrones efectores emocionales. Hasta ahora yo soy la única

persona con alguna formación clínica que tiene un entrenamiento mínimo para

aplicar este método, y en estricto rigor todavía no he terminado mi aprendizaje.

Sin embargo, ya hay otros psicólogos interesados en Alba Emoting, y espero

que el presente trabajo, con sus resultados modestos, pero interesantes,

despierte la curiosidad de muchos más.

Antes de finalizar quisiera retomar las frases que cité al comienzo. La

primera cita habla de cómo las acciones expresivas, como reír, no sólo

manifiestan una emoción, sino que también ayudan a mantenerla. Esto es lo

que pasa con Alba Emoting, pero también ocurre en la vida cotidiana, cuando,

por ejemplo, uno se ríe simplemente porque se ríe. Si reflexionamos más sobre

esta frase, nos damos cuenta de que ella implica que las emociones no son algo

que dependa de eventos externos. No son algo que pueda ser explicado de esa

forma. La segunda frase parece contradecirse con la primera. Las emociones

no son un accidente. Entonces, ¿cómo es que me río porque me río? Esta

misma paradoja se nota en el querer aplicar un método como Alba Emoting en

una terapia que da énfasis a los significados. De hecho, esta misma paradoja

es la que muchas veces la gente vive cuando siente sus emociones como algo

sin sentido, cuando no entiende su significado. Pero los significados no son las

causas. Hemos visto cómo, en algunos casos, una acción corporal que

aparentemente no tiene sentido, ayuda a entender el sentido de una emoción o

de una situación. O bien en otros casos ayuda a aliviar "calambres en el alma",

que se producen cuando una emoción valiosa no ha podido procesarse

adecuadamente.
115

Para mí esta tesis ha significado un viaje por nuevas experiencias y

nuevos conocimientos. Durante mi trabajo con Alba Emoting he conocido

personas, he aprendido nuevas herramientas, he trabajado en equipo, he

trabajado en solitario, he ayudado a otros y otros me han ayudado a mí, me he

emocionado y he emocionado a otros. He vivido muchas cosas en mi vida

profesional y personal, y todo el tiempo las emociones han estado ahí, como

una compañía constante en el dolor y en el gozo. Alba Emoting me ha ayudado

a estar presente, a ser protagonista de mi vida, a dejarme acompañar por mis

emociones sin juzgarlas. Estoy muy satisfecho de haber emprendido este

trabajo porque siento que es un paso hacia el encuentro con nosotros mismos,

como individuos y como sociedad.


116

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126

XI. APÉNDICES
127

A. FORMA ABREVIADA DE LA ESCALA DEL "EXPERIENCING"

Fuente: Nichterlein (1988)

NIVEL CONTENIDO TRATAMIENTO

1 Eventos externos; rechazo a Impersonal, desapegado.


participar.

2 Eventos externos; auto Auto-participación interesada


descripción conductual o personal.
intelectual.

3 Reacciones personales a Reactivo, comprometido


eventos externos; auto- emocionalmente.
descripciones limitadas,
descripción conductual de los
sentimientos.

4 Descripciones de sentimientos y Auto-descriptivo, asociativo.


experiencias personales.

5 Problemas o proposiciones Exploratorio, elaborativo,


acerca de sentimientos y hipotético.
experiencias.

6 Síntesis de sentimientos Sentimientos expresados


fácilmente accesibles y de vívidamente, integrativo,
experiencias, para resolver conclusivo o afirmativo.
asuntos personalmente
significativos.
128

7 Presentación del Experiencing Expansivo, aclaratorios,


completa y fácil; todos los confiados, alegres, animados.
elementos integrados en forma
confiada y segura.

B. INFORME PERSONAL SOBRE EL TALLER DE ALBA EMOTING ä

REALIZADO EN LA UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES EN ENERO DE

1996. 1

1ª Sesión (Lunes 8):

Llegué en el momento en que cada uno se estaba presentando,

explicando además su interés en el taller. Todos estaban sentados en círculo,

descalzos. Susana hizo una breve explicación acerca del método y habló de la

utilidad que podía tener para la psicoterapia. Después se hicieron ejercicios

consistentes en caminar a distintas velocidades, luego de lo cual nos tendimos

de espaldas manteniendo una respiración rítmica, mientras Susana y Trina iban

dando instrucciones a cada uno para hacer el patrón de la risa. A mí me costó

hacerlo. Finalmente lo hice, pero no salió tan bien como la primera vez en casa

de Susana. Estaba más tenso. Tal vez me sentí presionado por hacer algo que

supuestamente ya sabía hacer.

1 Este informe fue escrito durante la semana que duró el Taller de Alba Emoting dirigido
por Susana Bloch y Christina (Trina) Fischer como su ayudante. Éste fue el primer taller de Alba
Emoting en que participé. Mi único contacto práctico previo había sido la reproducción del
patrón de la risa en casa de Susana, en Diciembre de 1995. Esta fue una experiencia realmente
asombrosa, porque efectivamente me sentí alegre al realizar el patrón efector, sin conocer de
antemano cuál era la emoción que se pretendía activar.
Originalmente escribí este informe para mi registro personal, por lo que es bastante
escueto. Sin embargo, decidí dejarlo así para conservar mi primera reacción ante la práctica de
este método.
129

Después del ejercicio nos levantamos lentamente y nos volvimos a poner

en círculo. Susana dibujó la curva respiratoria de la risa y la comparó con la

respiración normal. Luego se dio un espacio para que la gente hablara de sus

experiencias, y dos personas declararon haber sentido "congoja" y "pena",

respectivamente. El resto no habló. Se hizo un descanso de aproximadamente

15 minutos.

Tras la pausa siguió sólo Trina dirigiendo el taller. Hicimos un ejercicio en

pareja y la otra persona me dijo que movía poco los brazos al caminar. Noté

que tenía razón, pero al tratar de moverlos más me salía artificial, así que lo

dejé.

No tuve problemas en respirar sólo con el abdomen, sin el pecho.

2ª Sesión (Martes 9):

Repasamos el modelo de la risa, y esta vez me salió bien. Luego hicimos

la pena. Después de un rato me resultó, aunque a veces me hiperventilaba

porque no botaba todo el aire. Cuando hacía el patrón sentí tristeza, y me

salían sonidos de llanto. La tristeza desaparecía inmediatamente al hacer el

step out.

3ª Sesión (Miércoles 10):


130

Hicimos el patrón de la rabia. Creo que lo hice bien, aunque la

respiración era un poco más fuerte que lo necesario. Lo que sentí durante el

ejercicio se parecía más a la rabia que a otra cosa, pero no llegué a sentirme

realmente enojado.

4ª Sesión (Jueves 11):

Hicimos el patrón de la ternura. Una vez que había adoptado la

respiración y la sonrisa, además de estar relajado, la cabeza se me comenzó a

inclinar espontáneamente hacia el lado derecho, antes de que Susana diera la

instrucción. Como estaba acostado me empecé a atragantar con mi propia

saliva, y me molestaba mantener la cabeza inclinada. Esto me hacía perder el

patrón, pero después lo volvía a retomar. Al principio sentí claramente ternura,

y después pensé en felicidad, tal vez porque estaba mirando al techo y no tenía

a nadie al frente. Susana dijo que hiciéramos algún gesto y yo empecé a hacer

como si acariciara a alguien.

Luego nos levantamos y miré a la persona que tenía frente a mí, al otro

lado de la sala, que era una mujer. Inmediatamente me sentí enamorado de

ella, con una sensación en el esternón. Por supuesto, ella también tenía la

expresión de ternura. Después desvié la mirada hacia un hombre que estaba

más cerca mío, y me chocó, porque su expresión me pareció mucho más

cercana a la rabia. En ese momento me di cuenta de que durante las otras

sesiones también me había llamado la atención su expresión, incluso cuando

ésta era supuestamente neutra. Decidí volver a mirar a la mujer.


131

5ª Sesión (Viernes 12):

Miedo: Salió bien. No llegó a ser una experiencia muy profunda porque el

ejercicio fue corto.

Amor erótico: Sentí una sensación de placer, pero era leve y no

necesariamente sexual. En realidad la sensación estaba entre el pecho y la

cara. Estaba molesto porque sabía que estaba haciendo algo mal y Susana no

se me acercó para corregirme. Después de un rato me cansé y se me

empezaron a dormir los brazos, lo que era desagradable, así que me detuve y

volví al estado neutral. Luego lo volví a intentar y logré que la sensación bajara

un poco más hacia el abdomen; sin embargo hasta que el ejercicio terminó no

logré meterme por completo. Sí noté una diferencia clara con la ternura cuando
2

hacíamos el cambio hacia ese patrón.

2 En los talleres posteriores logré mejorar la reproducción de todos los patrones, logrando
así una experiencia subjetiva más vívida de cada emoción. El caso del erotismo fue el único en
que llegué a tener imágenes. También fue interesante experimentar la diferencia entre el patrón
erótico activo y el receptivo.

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