Otra Nocion de Lo Privado, Otra Nocion de Lo Publico
Otra Nocion de Lo Privado, Otra Nocion de Lo Publico
Otra Nocion de Lo Privado, Otra Nocion de Lo Publico
CEPAL
Secretario Ejecutivo
Cert Rosenthal
Director de la Reoista
Aníbal Pinto
Secretario Tlcnico
Eugenio Lahera
NACIONES UNIDAS
GOMISION EGONOMICA PARA AMERICA LATINA y EL CARIBE
SANTIAGO DE.CHILE. AGOSTO 1988
R.evista de la
CEPAL
Santiago de Chile Número 35
SUMARIO
'1F: Algunos alcances sobre la definición del sector informal. Martím Guerguil. 55
*' Los actores sociales y las opciones de desarrollo. Marshall Wolfe. 143
Aníbal Quijano*
En una reunión de homenaje a la memoria de América Latina como una parte de la cultura
José Medina Echavarría, no es impertinente co- occidental, y también en su idea de que uno de los
menzar una conversación sobre el papel de las más fuertes vínculos entre ambas es la lucha por
ideas con una anécdota suya. Lo encontré una la modernidad. Para él, sin embargo, se trataba
vez, en algún momento de fines de los años se- de una modernidad en la cual debe imperar la
senta, cuando salia con cara de disgusto de una razón histórica, y no la razón instrumental, Yeso,
discusión en la CEPAL. "¿Qué pasa, don José?", le como él señalaba, en América Latina tenía que
pregunté al saludarlo, "Ah, esa gente", gesticuló. ser ante todo el fruto de un "esfuerzo de reelabo-
"¿Sabe qué han dicho? Que debemos tener ideas ración y de reconstrucción" en condiciones por
nuevas. Imagínese. Ya tener ideas es difícil.¿", completo diferentes a las del pasado.
Familiarizado con las ideas, sabia de qué esta-
ba hablando. Las producía, y se le deben muchas Creo que puede ser productivo partir de esas
de las que todavía alimentan el afán de entender ideas. Sobre todo, plantear como cuestión las
y cambiar nuestra sociedad. Por eso, en un nuevo relaciones entre América Latina y la moderni-
periodo de debate sobre el futuro de América dad, porque al" se encuentran ciertos elementos
Latina, nada podría ser más legítimo que tomar cruciales de una posible respuesta latinoamerica-
algunas de sus ideas como punto de partida. na a urgentes problemas que no afectan sola-
En esta reunión se ha insistido en su visión de mente a esta parte del mundo.
1
Modernidad y "modernización" en América Latina
La presión por "modernizarse" se ejerce sobre rados como paradigmas de una exitosa "moder-
América Latina durante la mayor parle de este nización". En la práctica, se trata de un requeri-
siglo, pero de manera muy especial, y con ciertos miento de cambios y de ada ptaciones de la región
atributos muy distintivos, desde el fin de la Se- a las necesidades de capital, en la fase de madura-
gunda Guerra Mundial. En primer lugar, esta ción de su ínter o transnacionalidad.
presión se ejerce, en gran medida, por la acción Ya después de la Segunda Guerra, el núcleo
de agentes no latinoamericanos, si se quiere, ex- de racionalidad histórica de la modernidad había
ternos, y en favor de los intereses de éstos. En quedado debilitado, y la propia modernidad ha-
segundo lugar, aparece formalmente como una bía ingresado en un período de crisis, bajo la
propuesta de recepción plena del modo de pro- violencia de los ataques a que fue sometida por
ducir, de los estilos de consumir, de la cultura y oscuras fuerzas políticas que apelaban a lo irra-
de los sistemas de organización social y poUtica de cional en la especie. Se trataba de llevar a la gente
los países del capitalismo desarrollado, conside- al culto de la fuerza, presentando la desnudez del
poder como su más atractivo atributo legitima-
dor, Tales fuerzas, como el nazismo, habían sido
*Ex Oficial de asuntos sociales de la División de Desarro- ciertamente derrotadas en la guerra; pero des-
llo Social de la CEPA!.. pués de esa experiencia, después de Auschwitz,
102 REVISTA DE LA CEPAL N° 35/ Agosto de 1988
parte de la lucha por una sociedad racional, la dan y estudiaban lo mismo que su contrapartes
promesa mayor de la modernidad. En ese primer europeos. No s610leían los mismos libros; sobre
momento del proceso de producción de la mo- todo, se interesaban por los mismos problemas,
dernidad, América tiene un lugar fundamental. porque se planteaban las mismas cuestiones y
Sugiero que en la etapa de cristalización defi- procuraban investigarlas con idéntico afán apa-
nitiva de la modernidad, durante el siglo XVIII, sionado, aunque en condiciones menos propi-
en el movimiento llamado de la Ilustracíon o cias. El espíritu de la modernidad y sus promesas
Iluminismo, América no fue solamente recepto- y necesidades estaba en desarrollo por igual en
ra, sino también parte del universo en el cual este América que en Europa.
movimiento se producía y se desarrollaba. No puede ser considerado, por eso, como un
Esto puede apreciarse, en primer término, hecho meramente anecdótico el que un peruano,
en que, a lo largo de ese siglo, las instituciones, los Pablo de Olavide y Jáuregui, adquiriera celebri-
estudios y las ideas y conocimientos que emer- dad en los círculos de la Ilustración europea, que
gían como la Ilustración se formaron y difundie- fuera amigo de Vohaire y participara en el nú-
ron al mismo tiempo en Europa y América. Las cleo central de los enciclopedistas franceses y en
Sociedades de Amigos del País se constituyeron las experiencias políticas de la Ilustración espa-
allá y acá, al mismo tiempo; circulaban las mismas ñola. Cuando Olavide fue sometido a la persecu-
cuestiones de estudio y los mismos materiales del ción del oscurantismo de la Inquisición, nada
debate y de la investigación; se difundía el mismo menos que el propio Diderot escribió su primera
espíritu de interés en la exploración de la natura- biobibhogratía, e inició la campaña en su defen-
leza, con los mismos instrumentos del conoci- sa. Tampoco puede sorprender que en práctica-
miento. Y en todas partes se afirmaba el ánimo mente todos los centros europeos de la Ilustra-
reformador de la sociedad y de sus instituciones, ción se desatara una vasta campaña de solida-
para allanar el camino de la libertad política y de ridad.
la conciencia, así como la crítica de las desigual- Por eso tampoco es sorprendente que a co-
dades y arbitrariedades en las relaciones entre las mienzos del siglo siguiente, cuando se reunieron
gentes. las Cortes de Cádiz en 1810, los diputados lati-
Cuando Humboldt vino a América, no ocul- noamericanos estuvieran entre los de más cohe-
tó su sorpresa al comprobar que los círculos de rente ideología moderna, defensores del radica-
intelectuales y de estudiosos americanos, en cada lismo liberal, y cumplieran así un papel destaca-
uno de los principales centros que visitó, cono- do en la redacción de la Constitución liberal.
rr
La paradoja de la modernidad en América Latina
Es, pues, demostrable que el movimiento de la necesidades ideológicas y sociales de la moderni-
modernidad en el siglo XVIII se producía en dad, y del otro, el estancamiento y desarticu-
América Latina al mismo tiempo que en Europa. lación de la economía mercantil. e incluso su
Este hecho, sin embargo, encierra una paradoja retroceso en ciertas zonas, como las andinas. Pa-
sorprendente. saron entonces al primer plano de la sociedad y
En Europa la modernidad se difundió y flo- del poder los sectores y elementos más ligados a
reció abonada por el desarrollo del capitalismo, la desigualdad y a la arbitrariedad, al despotismo
con todo lo que eso implica para la producción de y al oscurantismo. Con la conocida excepción de
bienes materiales y para las relaciones entre las algunos sectores más inmediatamente ligados al
genles. En América Latina, especialmente desde desarrollo capitalista europeo, esa es la típica
el último tercio de siglo XVIII, se fue establecien- contradicción que caracterizó a la región que
do una distancia ostensible entre, de un lado, las emergía como América Latina.
104 REVISTA DE LA CIPAL W 35 f Agruto de 1988
111
Poder y modernidad en Europa
Ciertamente es paradójica la historia latinoame- modo, se concibe como la promesa de una exis-
ricana de la modernidad. Sin embargo, su avatar tencia social racional, en tanto que promesa de
europeo no sólo no la liberó de contradicciones, libertad, de equidad, de solidaridad social y de
sino que la hizo víctima de las necesidades pro- mejoramiento continuo de las condiciones mate-
custeanas del propio poder que le debía, preci- riales de esa existencia, no de cualquier otra. Esa
samente, la existencia: la razón burguesa. es la racionalidad histórica, tan cara a Medina
En el proceso de producción de la moderni- Echavarría.
dad, la idea de la racionalidad que le era inheren- Quiero insistir en que, algo obligado por las
te no significaba lo mismo en cada uno de sus exigencias de esta ocasión, estoy simplificando
centros productores y difusores en Europa. De esa diferenciación entre las concepciones de mo-
manera simplificada, y dentro de los límites de dernidad y racionalidad entre el sur y el norte
este trabajo, podría señalarse que en los países europeos, y que no pretendo liberar a la Europa
sajones la idea de racionalidad se concibe, desde latina de sus pecados, que pueden ser tantos co-
la partida, como vinculada fundamentalmente a mo los del norte. También quiero decir que la
lo que desde Horkheimer se conoce ahora como diferenciación está simplificada, pero en mi opi-
la razón instrumental. Es ante todo, una relación nión no es excesivamente arbitraria.
entre fines y medios. Lo racional es lo útil, y la Sin duda no es accidental el que los líderes
utilidad adquiere su sentido desde la perspectiva del movimiento antimodernista de 105 "neocon-
dominante. Es decir, la del poder. servadores" norteamericanos insistan en su re-
En cambio, en los países del sur la racionali- chazo de la "ilustración francesa-continental" y
dad se constituye, en lo que al debate sobre la en su adhesión a la "ilustración anglo-escocesa" ,
sociedad se refiere, desde el comienzo vinculada la de Locke, Hume, Smith, para reivindicar el
a la definición de fines: liberar la sociedad de privilegio de unos respecto de otros en la socie-
toda desigualdad, de la arbitrariedad, del despo- dad. O que los voceros de ese pensamiento no
tismo, del oscurantismo. En fin, se constituye titubeen en afirmar que, fuera de \a defensa de la
contra el poder existente. La modernidad, de ese autoridad y del orden (que incluye las desi~ual-
OTRA NOClON DE LO PRIVADO, OTRA NOCION DE LO PUBLICO' A. Quijano l05
todo, peTo sí lograron debilitar la posición de la nalidad alternativa. La lógica del capital y de su
razón histórica. Hoy, esas mismas fuerzas pare- razón instrumental no fue capaz, por la insufi-
cen emerger de nuevo. ciencia de su desarrollo, de extinguir o anular al
Por OlTO lado, la conjunción de ambas crisis extremo los sentidos históricos que, revelados al
ha logrado convertir ciertas encrucijadas del de- asombro europeo a comienzos del siglo XVI, pro-
bate contemporáneo sobre la sociedad en caliejo- dujeron el comienzo de una nueva racionalidad.
nes aparentemente sin salida. Eso es particu-
Sin duda el más destacado de los callejones
larmente serio en el debate sobre los problemas
sin salida del discurso de la razón instrumental es
de las sociedades dependientes, configuradas so-
el del conflicto entre la propiedad privada y la
bre la base de extremas desigualdades, y que no
propiedad estatal de los recursos de producción.
han conseguido del Lodo la erradicación perdu-
Hasta el debate más general sobre las relaciones
rable del ejercicio arbitrario y despótico del po-
entre el Estado y la sociedad queda finalmente
der, ni siquiera en el limitado sentido de las socie-
ordenado en torno de esa disputa.
dades del capitalismo desarrollado. Sobre las so-
ciedades dependientes, como las de América La- Por supuesto, en esos términos, el debate
tina, recaen las presiones de los problemas de la entre lo público y lo privado en la economía y en
concentración extrema del poder y, al mismo la sociedad no puede salir de su actual entrampa-
tiempo, las que se generan en el nivel específico miento. Ambos bandos asumen, en lo funda-
del desarrollo capitalista de Europa o de Estados mental, los mismos supuestos y las mismas cate-
Unidos. gorías: 10privado allí es lo privado moldeado por
En América Latina, sin embargo, la historia el interés capitalista, y lo estatal o público es lo
de la modernidad tiene dimensiones más com- estatal-público de ese privado, su rival quizás,
plejas que las de la historia euronorteamericana. pero no su antagonista. En ambos enfoques, es la
En ella quedan, y, más aún, vuelven a reconsti- misma razón instrumental la que se muerde la
tuirse, los elementos de una propuesta de racio- cola.
IV
Las bases de otra modernidad: la otra noción de
lo privado y la otra noción de lo público
Dos posiciones extremas compiten por dominar dad racional, en los términos de las promesas del
en la orientación económica de la sociedad ac- socialismo. La economía puede ser desarrollada
tual. La primera es el "socialismo realmente exis- s610 hasta el límite en que son excesivas las as-
tente" , como se conoce ahora \0 que se estructuró fixias burocráticas. La equidad, la solidaridad
bajo el estalinismo. Para esta posición, la pro- social y la libertad, la democracia de los produc-
puesta de la estatizacién total de los recursos de tores, no pueden ni enraizarse ni desarrollarse
producción, de los mecanismos de distribución y alli.
de las decisiones sobre la orientación de todo el En el otro extremo está la propuesta del
engranaje económico, está en el centro de la idea "neoliberalismo", para el cual la propiedad pri-
de socialismo. Esa idea, recibida en América Lati- vada capitalista de los recursos de producción y la
na, ha sido influida no sólo en las propuestas "mano invisible" del mercado, idealmente libres
definidas como socialistas, sino también en los de todo límite, control u orientación por parte
varios matices del populismo-nacionalismo- del Estado, son las bases sin¿ qua non de la crea-
desarrollismo, Setenta anos después, se puede ción y distribución generalizada de la riqueza y
tener ya la razonable convicción de que por allí de toda plena democracia política. También esa
no se va muy lejos en el camino hacia una socie- propuesta ha probado fuera de toda duda, y
OTRA NOCION DE LO PRIVADO, OTRA NOCION DE LO PUBLICO I A. Q_uij4tw 10'1
sobre todo en la experiencia de la inmensa mayo- concepto de lo privado, es, exactamente, la ex-
na de los latinoamericanos, que no conduce ni a presión de esa limitada compatibilidad: emerge y
la igualdad, ni a la solidaridad social, ni a la se impone, precisamente, cuando la lógica última
democracia política. de la dominación está en peligro. Yen sus formas
En la experiencia histórica que actualmente limitadas, bajo la presión de sus dominados. El
vivimos y observamos ese concepto de lo privado capitalismo de Estado, el "socialismo real" y el
conduce al verticalismo de las grandes corpora- "welfare State" pertenecen a una misma familia,
ciones, que es probablemente equivalente al ver- pero actúan en contextos y para necesidades es-
ticalismo "modernizado" (es decir, liberalizado pecíficas diferentes. La plena estatización de la
por la reintroducción mayor o menor de la pro- economía y el dominio del Estado sobre la socie-
piedad privada y del mercado privado) de las dad se presentan como portadores del interés
grandes burocracias del "socialismo realmente social global contra el privado. Sin embargo,
existente". puesto que con ello la dominación y la desigual-
En América Latina, hoy, no muchos más que dad no se extinguen, ni tienden a extinguirse, lo
los defensores inmediatos del dominio del capital privado vuelve a ser reinstalado en esas econo-
pueden confiar en los cantos de sirena del mías. En esas circunstancias, lo privado aparece
"neoliberalismo". Pero, del mismo modo, des- como opción necesaria cuando la asfixia burocrá-
pués de las experiencias recientes del "socialismo tica de la estatización estanca el dinamismo de la
real", es difícil que sean tan numerosos como producción.
antes los adictos a la estatización de la economía. Lo privado se presenta, pues, como funcio-
Quizás eso, y no otra cosa, es lo que se expresa en nal. Empero, la experiencia histórica de América
la virtual parálisis de la acción económica de Latina permite sugerir que lo privado capitalista
nuestros paises. Todos eUos, sin excepción, mar- o mercantil no es la única noción posible de 10
can el paso del corto y con frecuencia del cortísi- privado, y que lo estatal o lo público en el especí-
mo plazo, sin proyectos de largo alcance, ni mu- fico sentido de estatal, tampoco es la única otra
chas propuestas en esa dirección. En verdad, el cara de lo privado. De hecho, y aunque no esté
debate entre el "neoliberalismo" y esa suerte de presente formalmente en el debate de estas cues-
"neodesarrollismo" que se le opone ("neo", por- tiones, hay otro concepto de lo privado y de 10
que sus temas y sus propuestas son las mismas del público, que no solamente forma part.e de la an-
viejo desarrollismo, pero cada una de ellas empa- terior historia de América Latina, sino que conti-
lidecida y de poco audible voz), se ha convertido núa activo, y tiende a emerger en más amplios y
en una trampa, en un callejón del que no parece complejos ámbitos.
haber salida. Solamente a modo de ilustración y no porque
No me parece muy difícil distinguir en ese esté proponiéndola como la opción deseada y
entrampamiento del debate, el hecho de que se eficiente, quiero traer aquí el ejemplo de la vieja
oponen lo privado capitalista y lo estatal capitalis- comunidad andina. Planteo una pregunta sobre
ta, es decir, dos caras de la misma razón instru- su carácter: ¿es privado o estatal-público? La res-
mental, cada una de las cuales encubre uno de los puesta es que es privado. y funcionó, y funciona.
agentes sociales que ahora compiten por el lugar Antes de la dominación imperial y colonial y
de control del capital y del poder: la burguesía durante toda la Colonia, fue el ámbito único de la
privada y la burocracia (para algunos, la burgue- reciprocidad, de la solidaridad, de la democracia
sía estatal). En definitiva. ninguna de ellas ofrece y de sus libertades; refugio de la alegria de la
una solución para los urgentes problemas de solidaridad bajo la dominación. Más tarde, fun-
nuestras sociedades, ni mucho menos las prome- cionó frente al embate de un liberalismo ya gana-
sas liberadoras de la razón histórica. do a la razón instrumental. y frente al gamonalis-
Lo privado capitalista. o más generalmente mo. y aún funciona frente al capital. y es pri-
lo privado mercantil, implica intereses opuestos a vado.
los del conjunto de la sociedad, de modo que sólo Lo que quiero decir, con ese ejemplo, es que
hasta el límite del interés privado puede ser com- hay. pues, otra noción de lo privado que no es el
patible con la equidad, la solidaridad, la libertad capitalista, ni el mercantil. Que no hay un solo
o la democracia. Lo estatal o lo público, en ese privado. ¿Cómo denominarlo? Por el momento,
108 RlWIS'I A DE LA CEP AL NO>35 I Agl)3W di 1988
a falta de mejor nombre. propongo conocerlo social son una instancia central de esa expe-
como un privado social, para diferenciarlo del riencia.
privado egoísta. En otros términos, la reciprocidad andina ha
engendrado la actual reciprocidad en las capas
Debe quedar claro, sin embargo, que no pro-
más oprimidas de la sociedad urbana "moderni-
pongo en modo alguno el regreso a un comunita-
zada" del capitalismo dependiente y subdesarro-
rismo agrario como el de la historia andina pre-
llado de América Latina. Sobre esta base se cons-
colonial o incluso actual. La sociedad actual y sus
tituye un nuevo concepto de lo privado social,
necesidades y posibilidades son, sin duda, dema-
alternativo respecto del concepto de lo privado
siado complejas como para ser cobijadas y resuel-
capitalista, hoy dominante.
tas dentro de una institución como aquélla. Lo
dicho no quita que ella sea o pueda ser después la Dos cuestiones deben ser aclaradas aquí. Pri-
base o una de las bases de la constitución de otra mero, no hay duda de que lo privado capitalista
racionalidad. Después de todo ¿acaso sus efectos predomina ampliamente en el conjunto del país,
sobre el imaginario europeo no comenzaron la y en el conjunto de la población urbana de la
historia de la modernidad europea y la poderosa barriada y entre las capas pobres de esa pobla-
utopía de una sociedad racional? ción. 1ncluso, su lógica no sólo coexiste con la que
proviene de la reciprocidad, de la solidaridad y
Del mismo modo, debe quedar claro, tam- de la democracia, sino que además la penetra y la
bién, que si aludo a la reconstitución de una modifica. Las instituciones que se forman sobre
noción de \0 privado social en América Latina, la base de la.reciprocidad, de la igualdad y de la
equivalente a la de la comunidad andina, es por- solidaridad, no son --en el mundo urbano- islas
que en su experiencia actual, en el propio contex- en el mar dominado por el capital. Son parte de
lo de una sociedad compleja y tremendamente ese mar que, a su vez, modifican y controlan la
diversiñcada, es posible registrar y observar su lógica del capital. Segundo, esas instituciones no
actuación. La organización solidaria y colectiva, existen dispersas y sin conexiones entre ellas. Por
democráticamente constituida, que repone la re- el contrario, especialmente en las dos últimas
ciprocidad como el fundamento de la solidaridad décadas, han tendido a articularse formando vas-
y de la democracia, es actualmente una de las más tas redes que en el caso de muchas de ellas, cu-
extendidas formas de la organización cotidiana y bren el espacio nacional. Las instituciones así SUf-
de la experiencia vital de vastas poblaciones de gidas han comenzado a su vez a formar articu-
América Latina, en su dramática búsqueda de laciones más complejas. Es decir, como lo hacían
organizar la sobrevivencia y la resistencia a la o lo hacen tos sindicatos obreros tradicionales, se
crisis y a la lógica del capitalismo del subdesa- agrupan según sectores y en organizaciones na-
rrollo. cionales. En el caso de las nuevas instituciones del
Esas formas de la experiencia social no pue- privado social, sin embargo, se articulan entre si
den ser consideradas simplemente coyunturales sectorial mente y el conjunto de todos los sectores
o transitorias. Su institucionalización es ya lo sufi- en una red nacional que no necesariamente im-
ciente como para que sean admitidas como prác- plica un organismo. En otros términos, el priva-
ticas sociales consolidadas para muchos sectores, do social institucionalizado tiende a generar su
en especial los que habitan el universo de las propia esfera institucional pública, la cual, sin
poblaciones pobres de las ciudades, que consti- embargo, no necesariamente tiene carácter de
tuyen la amplía mayoría de la población, en mu- Estado: no se convierte en un aparato institucio-
chos casos. Por ejemplo, en el Perú, 10 que se nal que se separa de las prácticas sociales y de las
conoce como la barriada forma alrededor del instituciones de la vida cotidiana de la sociedad
70% de la población urbana, y ésta a su vez, el para colocarse por sobre ellas. La esfera institu-
70% de la población nacional. No resulta exage- cional que articula global o sectorialmente lo pri-
rado señalar entonces que la barriada es actual- vado social, tiene carácter público, pero no el de
mente, en particular en la constitución de una un poder estatal, sino el de un poder en la so-
nueva intersubjetividad, la experiencia social y ciedad.
cultural fundamental del Perú de los últimos Puesto-que las instituciones del privado social
treinta años. Y esas nuevas formas del privado y de su esfera pública se encuentran en un con-
OTRA NOCION DE LO PRIVADO, OTRA NOCION DE W PUBLICO I Á. Quijano 109
texto en que predomina el privado particular y Ese nuevo privado social, y su articulación
su Estado, no pueden dejar de ser afectadas por pública no estatal, funcionan en las más adversas
la lógica dominante del capital. La manipulación, y severas condiciones, y precisamente en ellas
la burocratización, la explotación del poder, son permiten la sobrevivencia, En otros términos,
muestras de la penetración y de la actuación del una práctica social fundada en la solidaridad, en
privado particular, de la lógica del capital, de su la igualdad, en la libertad, en la democracia, es la
Estado. Aún bajo esas condiciones, las prácticas y única apta para permitir a sus portadores sobre-
las instituciones del nuevo privado social y de sus vivir a pesar de y en contra de la lógica del poder
instituciones públicas no estatales no sólo existen, actual, del capital y de la razón instrumental. No
sino que se reproducen, aumentan de número y es, en consecuencia, arbitrario, ni excesivamente
de tipo, y se van convirtiendo en una nueva y aventurado, sugerir que en condiciones favora-
vasta red de organización de una nueva "socie- bles, esas nuevas prácticas sociales y sus redes
dad civil". institucionales públicas podrían no solamente
La extensión de ese proceso en el Perú se permitir la sobrevivencia, sino también servir de
debe probablemente a la violencia de la crisis de marco y de piso a una real integración democráti-
esa sociedad. Una importante parte de la pobla- ca de la sociedad y a una posibilidad abierta de
ción ha sido empujada a redescubrir y reconsti- plena realización individual, diferenciada. Es de-
tuir, para un nuevo y más complejo contexto .cir, podrían ser portadoras de las promesas libe-
histórico, una de las vetas más profundas, una radoras de una sociedad racional, moderna en
prolongada y rica experiencia cultural, la andina. ese preciso sentido.
v
América Latina: las bases de otra racionalidad
Sobre la crisis de la actual modernidad euronor- confianza en la razón instrumental se ha ido de-
teamericana, tiende ahora a extenderse no sola- teriorando en crecientes sectores de esta socie-
mente el desplazamiento de la razón histórica en dad. Junto con ello, ha adquirido urgencia la
favor de la razón instrumental, sino también una necesidad de un sentido histórico distinto, y a
suerte de culturalismo, cuyo reclamo central es el escala universal. En particular entre los pueblos
rechazo de toda la modernidad. Este rechazo dominados de esta sociedad, paradójicamente,
incluye, por lo tanto, la propia racionalidad libe- eso mismo ha estimulado una demanda de rup-
radora, y el regreso a los elementos propios de tura con la modernidad europea y La racionali-
cada cultura como únicos criterios legitimadores dad euronorteamericana, y ha favorecido el rein-
de las prácticas sociales y de sus instituciones. greso de un particularismo puramente cultura-
Ambas posiciones convergen en sus intere- lista. Sin embargo, también ha impulsado la bús-
ses. Juntas son, en verdad, la base de los funda- queda de nuevas bases para una racionalidad
mentahsmos que actualmente prosperan en to- liberadora en la herencia de las otras culturas: las
das las latitudes y en todas las doctrinas. En am- mismas que el eurocentrismo, en un tiempo to-
bas, la soberanía del prejuicio y del mito son dopoderoso, quiso considerar ajenas a toda ra-
elementos básicos de orientación de las prácticas cionalidad, o del todo esterilizadas bajo la domi-
sociales, porque sólo sobre ellos puede hacerse la nación, y las mismas que, al influir en el imagina-
defensa de todas las desigualdades. de todas la rio europeo desde fines del siglo xv, dieron co-
jerarquías, por ominosas que sean; de todos los mienzo a la utopía de una modernidad liberado-
racismos, chauvinismo y xenofobias. ra. La documentación acumulada sobre eso es
Conforme la crisis de la actual sociedad capi- ciertamente ya muy vasta y convincente.
talista se hace más visible y más prolongada, la Vuelve al primer plano en América Latina,
no REVISTA DE LA CEPAL N° 55 f AgoSkJ d~ 1988
entonces, el debate sobre las relaciones entre su zación". Ciertamente, ésta viene cuando los do-
propia herencia cultural y las necesidades de una minados acceden al primer plano de esta con-
nueva racionalidad hi.tórica. Sugiero que los ele- tienda.
mentos de esa herenc.a cultural pueden ser reco- Todo esto no significa que la herencia cultu-
nocidos como portadores de un sentido histórico ral global de América Latina, o la que producen y
opuesto por igual al imperio de la razón instru- viven los dominados, provenga únicamente de
mental y a un culturalismo oscurantista, princi- las ancestrales fuentes precoloniales. Nada de
palmente en virtud de las experiencias sociales eso. Ella se alimenta de los veneros de antiguas
de vastas colectividades. Las prácticas sociales conquistas de la racionalidad en estas tierras, que
constituidas con la trama de la reciprocidad, de la produjeron la reciprocidad, la solidaridad, la ale-
equidad, de la solidaridad, de la libertad indivi- gría del trabajo colectivo. Estos confluyen con los
dual y de la democracia cotidiana, han probado, provenientes de la experiencia africana, y pre-
contra muy adversos factores, su aptitud para ser servan juntos la integridad del árbol de la vida,
parte de una nueva racionalidad liberadora. escindido en otras culturas entre el árbol de la
Aquí es imprescindible intentar algunas pre- vida y el del conocimiento: con ello se cierra el
siciones. En primer lugar, cabe recordar que paso a la reducción de la racionalidad a un enteco
América producía la modernidad, al mismo y superficial racionalismo. También las corrien-
tiempo que Europa, con protagonistas que eran tes de la cultura europea y euronorteamericana,
dominadores, descendientes de europeos. A que no cesan de fluir hacia nosotros, hacen apor-
ellos, su propia condición de dominadores les tes ajenos a la mera razón de poder. Desde el
impidió ver que en la cultura de los dominados, Asia, en forma más reciente, también se contri-
los "indios", residían muchos de los elementos buye a enriquecer, a hacer más diversa, hetero-
que luego integrarían la racionalidad europea, génea y rica, esa múltiple herencia. Ella no es,
aún guiada por la relación entre razón y libera- por eso, ni débil, ni susceptible de ser reducida a
ción. Cuando esa relación quedó oscurecida y la mera razón instrumental. La peculiar tensión
relegada bajo el predominio de la relación entre del pensamiento latinoamericano proviene de la
dominación y otra razón, el bloqueo de la visión complejidad de esa herencia.
de los dominadores se hizo aún más fuerte. No tenemos, por eso, necesidad de confun-
La cultura criollo-oligárquica, que fue el pro- dir el rechazo al eurocentrisrno en la cultura y a la
ducto privilegiado de ese desencuentro, ve ter- lógica instrumental del capital con algún oscu-
minar hoy día, en toda América Latina, el tiempo rantista reclamo de rechazar o de abandonar las
de su predominio. Sus bases sociales y sus fuentes primigenias promesas liberadoras de la moder-
están socavadas, y en la mayoría de los paises nidad: la desacralización, ante todo, de la autori-
desintegradas, y ha dejado de reproducirse. Pa- dad en el pensamiento y en la sociedad, de las
reció en un momento abrir el paso exclusivamen- jerarquías sociales y de los prejuicios y de sus
te a la "modernización" en la cultura, es decir, al mitos consiguientes; la libertad de pensar y de
imperio de la razón instrumental. Así habría qui- conocer, de dudar y de preguntar; la de expresar
zás ocurrido si el periodo de expansión del capi- y de comunicar; la libertad individual liberada de
tal internacional no hubiera tropezado con sus individualismo; la idea de la igualdad y de la
actuales límites, e ingresado en una crisis profun- fraternidad de todas las personas, así como de su
da y prolongada, junto con todo el andamiaje de dignidad. No todo esto se originó en Europa. Ni
poder en estos países. Sin embargo, en ese con- fue, tampoco, allt cumplido o siquiera respetado.
texto de crisis la diversidad social, étnica y cultu- Pero fue como desde .Europa que viajó a América
ral se ha hecho más fuerte, y no se vive el tránsito Latina.
unilineal y unidireccional entre la "tradición" y la La propuesta del ámbito privado social y de
"modernización" que imaginaban los ideólogos. sus instituciones de articulación en el ámbito de
Por el contrario, en un tiempo de conflicto y de lo público no estatal, es una alternativa al callejón
crisis en la sociedad y en la cultura, y mientras sin salida al que nos han llevado los estatistas y los
más subdesarrollado es el régimen del capital, privatístas del capital y de su poder. Se trata de
más amplias son las grietas por donde reemerge una propuesta latinoamericana ubicada en la
la herencia cultural global extraña a la "moderni- perspectiva de que América Latina es, como nin-
OTRA NOCION DE LO PRIVADO, OTRA NOCION DE LO PUBUCO I A. Quijant) 111
gún otro ámbito histórico actual, el más antiguo y hoy día en América Latina solamente una visión
permanente surtidor de una racionalidad histó- iluminada. Con ella ha comenzado a ser urdida
rica constituida por la confluencia de las conquis- parte de nuestra vida diaria. Esta racionalidad
tas racionales de todas las culturas. La utopía de puede ser reprimida, derrotada quizá; pero no
una racionalidad liberadora de la sociedad, no es puede ser ignorada.
VI
Las cuestiones y los riesgos
Son muchas y muy grandes las cuestiones que se privado social y lo público no estatal, puesto que
plantean a partir de aquí, No puedo pretender lo público allí existe solamente como instancia de
abordar ni siquiera las más importantes, ni me- articulación de lo privado social, y no podría ser
nos aún discutirlas a fondo, dentro de estos lími- de otro modo, salvo alterando su naturaleza y
tes. Pero algunas de ellas deben quedar al menos convirtiéndose en Estado. Por su lado, todo Esta-
enunciadas. do puede existir, y generar y reproducir sus insti-
En primer término, estarnos en presencia de luciones específicas, no solamente fuera de la
una clara necesidad de redefinícíón de la proble- sociedad civil, sino muchas veces en contra de las
mática de lo público y de lo privado, y no sola- instituciones características de esta última. Amé-
mente en el debate de América Latina. Me pare- rica latina presenta a todo 10 largo de su historia
ce relativamente menos diflcil de aprehender la ese peculiar desencuentro. En el debate sobre
idea y la imagen de otro ámbito privado, distinto Estado y sociedad civil en América Latina, éste es
yen el fondo contrapuesto al de la propiedad uno de los aspectos más confusos, precisamente
privada y al andamiaje de poder que apareja. Sin porque el análisis más conocido parte del su pues-
embargo, creo que hay que decir algo más sobre to de la correspondencia entre las instituciones
el problema de lo público no estatal, es decir, lo del Estado y el carácter de la sociedad civil, sin
que es distinto y también contrapuesto al Estado cuestionar la representatividad de ese Estado.
y a su ámbito de Lo público. No obstante, toda nuestra experiencia histórica
Una primera dimensión de esa cuestión de lo gravita en contra de esos supuestos. Y ahora,
público y de lo privado es que, en la relación que durante la actual situación, el problema de la
entre ambos términos se establece dentro del representación está, sin duda, también en crisis.
capital (yen general dentro de todo poder que Esa problemática remite al tema de la liber-
incluya el Estado), lo privado aparece como una tad y de la democracia en relación con lo público
esfera autónoma de prácticas e instituciones so- y lo privado, que es crucial en el debate actual
ciales que se defienden contra el Estado y, a) dentro y fuera de América Latina. Como todos
mismo tiempo, se articulan con él y se expresan saben, una vertiente hoy dominante en la teoría
en él. En este esquema predomina el problema política, de origen escocés-anglo-norteamerica-
de la autonomía de lo privado frente al Estado, no, presenta el problema de las libertades indivi-
así como la capacidad de éste para imponerse duales como características de lo privado, afir-
sobre la sociedad. En esa contradictoria relación, mando que deben defenderse de la intromisión
las instituciones públicas que vinculan entre sí de lo estatal público. Pero, de otro lado, plantea
diversas prácticas de la sociedad civil no son tan la necesidad de la autoridad y del orden, que
visibles como las instituciones públicas del Esta- deben ser impuestos y defendidos por el Estado.
do. El Estado es, por su naturaleza, una estera de Asf queda planteada una relación contradictoria
prácticas y de instituciones colocadas por encima entre la libertad, por una parte, y el orden y la
y por fuera de la cotidianeidad de la sociedad autoridad, por otra, que en el fondo da cuenta de
civil. En cambio, no pueden plantearse ese tipo la misma relación entre el Estado y la sociedad
<le conflictos en la relación que surge entre lo civil. El problema, entonces, no queda resuelto,
112 REVISTA DE LA CEPAL N° 35 I AgoslQ de 1988
ni tiene en ese enfoque ninguna perspectiva de to principal indispensable del otro concepto de lo
solución distinta de la empírica, tal como se regis- privado. El concepto mercantil o capitalista de lo
tra en la poca atractiva historia de las relaciones privado se basa en la ruptura de la reciprocidad y
entre el orden y la libertad, sobre todo aquí en su reemplazo por el mercado; en el concepto de
América Latina. lo privado social, el mercado no puede ocupar el
Sugiero, por eso, que no es sorprendente que mismo lugar o no puede tener la misma naturale-
no sea la razón histórica, la liberadora, sino la za. Aunque el concepto de mercado ha sido tras--
otra, la instrumental, la que gobierna tanto la mutado en el debate actual en una categoría casi
práctica como la teoría de las relaciones entre la mística, seguramente es obvio para todo el mun-
libertad y el orden, aunque la idea de libertad do que implica una correlación de fuerzas, y no
política sea una de las conquistas de la moderni- otra cosa. Esto es, implica una relación de poder,
dad. Eso permite ponel' de relieve que las relacio- una estructura de poder o una parte y un mo-
nes entre la libertad personal y las necesidades de mento de ella. Por eso, la racionalidad del merca-
la sociedad global (u "orden), son radicalmente do no tiene cómo admitir un contenido que no
diferentes en el contexto de las relaciones entre sea la razón instrumental más desnuda. El mer-
lo privado social y lo público no estatal. En este cado excluye, por su carácter, la reciprocidad, o
ámbito, las necesidades de la sociedad global, sólo puede admitirla de modo excepcional como
expresadas en lo público no estatal, no son y no uno de sus medios, para sus propios fines. La
pueden ser otra cosa que la articulación de las reciprocidad es un tipo especial de intercambio:
necesidades de lo privado social. Por ello no hay no necesariamente considera el valor de cambio,
oposición ni conflicto entre las necesidades de la y tiende más bien a fundarse en el valor de uso.
solidaridad colectiva, de la reciprocidad y de la No es la equivalencia abstracta, lo común a las
democracia y las necesidades de la realización cosas 10 que cuenta, sino precisamente su diversi-
individual diferenciada. dad. En un sentido, es un intercambio de servi-
La defensa de la libertad personal y aun de la cios, que puede asumir la forma de un intercam-
igualdad, dadas ciertas condiciones, puede no bio de objetos, pero no siempre, ni necesaria-
ser tan difícil de lograr en el área de lo privado. mente. Por eso es más viable articular la recipro-
Lo problemático en la historia ha sido siempre cidad con la igualdad y con la solidaridad. La
constituirlas y hacerlas valer en la esfera de lo reciprocidad no es una categoría unívoca, ni tie-
público, que es donde se juegan. En la experien- ne una práctica única, por lo menos tal como se
cia de las relaciones entre lo privado y lo estatal, presenta en las publicaciones antropológicas. Sin
hasta ahora, hacer valer la libertad personal sólo embargo, mientras que el mercado implica la
resulta posible, en el fondo, para unos a costa de fragmentación y diferenciación de intereses en la
los otros. Siempre son unos no solamente "más sociedad, y está adherido a una visión atomística
iguales" que otros, sino también más libres. En el del mundo, la reciprocidad implica la articula-
contexto alternativo. el "orden" sólo podría re- ción de los intereses en la sociedad, es parte de
sultar de la realización de la libertad personal de una concepción globalizante del mundo.
todos; pero es, justamente, 10 que el orden no En la historia andina, por ejemplo, la reci-
hace, y no puede hacer, en las relaciones entre procidad no impidió el poder ni la dominación.
Estado y sociedad. El orden siempre sirve a la No obstante actuó en dos niveles: en la base y en
libertad de los unos sobre la de otros. Se puede la cúspide de la estructura de dominación, como
ver que esta relación entre lo privado social y lo mecanismo de solidaridad, un intercambio entre
público no estatal que emerge en América Latina iguales. Y, al propio tiempo, entre dominantes y
obliga a replantear el problema de las libertades y dominados, como mecanismo de articulación y
de la democracia a otra luz y desde otro ángulo. de solidaridad entre desiguales. Esto indica que
Volviendo al concepto de lo privado social, la reciprocidad no necesariamente implica la
éste permite considerar el problema de la pro- igualdad. Pero, a diferencia del mercado, sí im-
ducción y de la distribución, así como sus pers· plica la solidaridad. En el mercado, las personas
pectivas y basamentos, en un nuevo contexto. En sólo actúan como agentes de intercambio de
este sentido, cabe plantear el tema de la recipro- objetos equivalentes. En la reciprocidad, los obje-
cidad, que he presentado antes como fundamen- tos apenas son símbolos de las personas mismas.
OTRA NOCION DE W PRIVADO, OTRA NOCTON DE LO PUBLICO I A. QuijatW 113
El mercado es impersonal por naturaleza, La indagación llevarla aún más lejos. Lo ya dicho es,
reciprocidad es personal. creo, suficientemente significativo como para
iniciar un debate. Es, sin embargo, necesario ha-
En el actual proceso de constitución de las
prácticas sociales, la reciprocidad viene vincula- cer ciertos deslindes '1 algunas aclaraciones.
da a la igualdad, a la libertad y a la democracia, y Algunos se preguntan si las instituciones de
no solamente a la solidaridad. Esto indica, visible- lo privado social y de lo público no estatal, puesto
mente, la confluencia entre la racionalidad de que se fundan en la reciprocidad y en la solidari-
origen andino y la que proviene de la moderni- dad, son privativas de ciertas áreas culturales,
dad europea. Si bien no está, por lo tanto, libera- incluso quizás étnicas, donde la reciprocidad es
da del todo del asedio de la dominación, en este una parte clave de su historia cultural (como es,
nuevo contexto puede estudiarse como funda- por ejemplo, en el caso de la cultura andina),
mento de una nueva racionalidad, producto, Pero, se preguntan ¿qué tienen que ver esas
precisamente, de una historia alimentada por prácticas con las otras áreas de América Latina, y
otras múltiples y diversas. A pesar de ello debe en especial con los paises del Cono Sur?
también ser percibida como parte de una estruc- No cabe duda de que esas nuevas prácticas .
tura de pode r, y no como una suerte de disolu- sociales, que se afirman como portadoras de una
ción de todo poder. La diversidad articulada que nueva racionalidad histórica, encuentran un sue-
la reciprocidad implica, la solidaridad social, la lo más receptivo y fértil aUidonde se enraízan en
igualdad social, la libertad personal, como com- previas herencias históricas. Así sucede, segura-
ponentes constitutivos de una nueva estructura mente, en el caso de las poblaciones de origen
de democracia, no indican la disolución de todo andino. No obstante, existe documentación
poder. La democracia, por muy demos que pueda abundante sobre la presencia de prácticas del
ser, no deja de ser también cratos. Eso es, por lo mismo carácter en virtualmente todos los secto-
demás, lo que está implícito en la formación de res de población urbana empobrecida bajo la
una esfera pública de ese nuevo ámbito privado. prolongada crisis en curso, en todos o casi todos
Sin embargo, la estructura de poder es necesaria- los países latinoamericanos. Para testimoniarlo
mente de naturaleza distinta de aquella en que se no hay sino que acudir a la historia de las invasio-
articulan lo privado capitalista y lo estatal. Se nes de tierra urbana para poblar, de sus formas
trata de un poder devuelto a lo social; existe de organización, de movilización y de sosteni-
enorme demanda de una expresión políticamen- miento. No es muy distante esa historia en Chile,
te directa de lo social, no necesariamente me- por ejemplo. En ese mismo país, investigaciones
diante el Estado. recientes sobre el proceso agrario desde 1973,
han señalado la formación de comunidades cam-
La cuestión es demasiado importante como pesinas en áreas donde antes existían solamente
para ser omitida en esta problemática. Es impres- parceleros o inquilinos, porque ciertos grupos de
cindible dejar en claro que estas nuevas prácticas campesinos han descubierto que sólo pueden so-
de lo privado y de lo público no pueden conquis- brevivir juntando sus pequeñas tierras y sus po-
tar hegemonía entre las prácticas sociales sino en cos recursos. Ese descubrimiento de la reciproci-
la medida en que puedan emerger como un po- dad y de la solidaridad entre iguales, como condi-
der alternativo. La práctica actual de lo privado, ción misma de sobrevivencia, no necesariamente
junto con su Estado, no dejarán de bloquearlas, ocurre, pues, solamente como prolongación de
fragmentarlas, distorsionarlas o liquidarlas. Las antiguas historias culturales propias, y no siem-
nuevas instituciones sólo pueden desarrollarse y pre sólo como una virtud producida por una
consolidarse como poder capaz de defenderse necesidad limite, como la sobre vivencia; también
del actual, y además de imponerse finalmente proviene de necesidades de un sentido histórico
sobre él. A diferencia de otras opciones, ese po- colectivo para resistir al colapso de los hasta aquí
der alternativo no es solamente una meta, sino dominantes o suficientemente firmes. La amplia
también su camino. y se está actualmente reco- red de organizaciones en donde los cristianos de
rriendo. la teología de la liberación, los pobres, los perse-
No sería pertinente querer traspasar los limi- guidos y los núcleos de intelectuales y profesio-
tes de esta ocasión, y plantear cuestiones cuya nales se asocian para resistir en la totalidad de
114 REVISTA DE LA CEPAL N° 3.5/ Agosto de 1988
nuestros países, es una buena muestra de esa mada, en gran medida, por esa población, aun-
posibilidad. que otra parte de ella corresponde a gentes defi-
En la experiencia reciente de algunos paises, nitivamente asimiladas a la lógica y a las normas
Perú por ejemplo, ciertas denominaciones como del capital ya sus intereses. El conflicto entre las
"autogestión", "empresas asociativas" y otras han perspectivas pertenecientes a la lógica y 3 los
sido usadas para caracterizar instituciones bási- intereses del capital y las de la reciprocidad y la
camente burocráticas, pero presentadas --en solidaridad es aprovechado, en favor de las pri-
realidad con mucho éxito de propaganda, sobre meras, por ciertas propuestas poluicas,
todo fuera del pa's- como instituciones de de- Obviamente, para el "neoliberalismo", nada
mocracia directa. Los grupos sociales vinculados puede ser tan plausible como la economía llama-
a las entidades llamadas "autogestionarias", fue- da "informal"; en ese mundo las reglas del mer-
ron vistos entonces como bases de una reorgani- cado pueden operar con la máxima libertad posi-
zación corporativa del Estado, como vía para su- ble; la calidad y el precio de los productos (bienes
perar una muy prolongada crisis de representa- o servicios) no están sujetos a control alguno; los
ción. El fracaso de estos esquemas, principal- salarios no están regidos por ninguna estructura
mente por las contradicciones del régimen que legal; no hay seguro social, vacaciones, compen-
los sustentaba, llevó al incumplimiento de sus saciones, derechos sindicales. Nadie paga im-
objetivos, y la crisis no ha hecho sino agravarse, puesto directo alguno, aunque todos exigen ser-
fortaleciendo en muchas gentes el antiguo este- vicios del Estado. Ninguna organización de los
reotipo de que todo tiempo pasado fue mejor. En explotados del sector sería tolerada. Todo eso
América Latina, la experiencia de las décadas permite un complicado engranaje de articula-
recientes ha sido para tanta gente tan desastrosa, ción entre la gran empresa "formal" y el trabajo y
que se ha llegado a pensar que en el futuro siem- el mercado "informal", cuyos beneficiarios son
pre hay algo peor. De ello puede desprenderse la obvios, puesto que ninguna economía "informal"
sospecha de que las nuevas prácticas sociales que está realmente fuera del aparato financiero glo-
caracterizan lo privado social y lo público no esta- bal del capital en cada país, y nadie ha demostra-
tal, están siempre o pueden estar, en riesgo de ser do que estén cortados los canales de transferen-
redefinidas y distorsionadas. Ese riesgo es real, cia de valor y de beneficios entre la economía
seguramente, como lo es la represión más abierta "informal" y la "formal". Nada de eso impide
y dirigida a la destrucción de esas prácticas, no destacar la excepcional energía y capacidad de
sólo a su apropiación indebida o a su distorsión, iniciativa que los trabajadores "informales" po-
Undeslinde equivalente puede ser necesario nen en acción cada día, para ser capaces de sobre-
respecto de todas las derivaciones ideológicas y vivir en las condiciones de crisis, y también para
políticas asociadas a la categoría de "informali- producir y ganar, para obtener empleo, ingresos
dad", de tantos usos ahora en América Latina, y vivienda al margen del Estado y a veces en su
Aquí, y por el momento, será suficiente insistir contra. Todo ello, sin duda, puede y debe ser
en algo ya señalado. En el mundo de la barriada estimulado y desarrollado. Pero puede también
(o de las callampas, o de Las favelas, o de las ser orientado y canalizado, y allí está el problema:
ciudades perdidas, los rancheríos, y otros) convi- ¿hacia el pleno desarrollo del capital o hacia la
ven, se oponen y se usan las estructuras normati- solidaridad, la reciprocidad, la democracia direc-
vas del mercado, las del capitalismo, y las de la ta de los productores?
reciprocidad y de la solidaridad. Una buena par- Hay que insistir con cuidado. La opción no se
te de la población se mueve flexiblemente entre plantea solamente entre el estatismo y el control,
ambos universos normativos, según sus necesida- por un lado, y la libertad de mercado y de ganan-
des, como señal de que no tienen aún definida cia, por el otro. Los defensores de la segunda
del todo su adhesión y lealtad definitiva a alguno alternativa la presentan como la única garantía
de ellos. En ese sentido (no sólo psicosocial, sino real de democracia, contra el peligro de totalita-
estructural) esa población sigue siendo marginal rismo estatista de la primera. Esa disyuntiva es
y forma parte de la gran diversidad social que falaz. El otro sendero Jleva, en definitiva, a lo
hoy caracteriza la estructura de la sociedad lati- mismo. al verticalismo de las corporaciones, que
noamericana. La economía "informal" está for- puede competir y compite con el del Estado, pero
OTRA NOCION DI: LO PRIVADO, OTRA NOCION DE LO PUBLICO I A. Quijantl 115
que está siempre profundamente articulado con Estatismo y Prívatismo capitalistas no son ac-
él. La disyuntiva entre lo privado y lo estatal no es tualmente otra cosa que Scila y Caribdis para los
otra cosa que una diferencia dentro de la misma navegantes de la historia actual. No tenemos que
racionalidad instrumental, cuyo dominio ha ter- optar entre ellas, ni tampoco temerlas. La nave
minado produciendo la crisis secular y el actual de la racionalidad líberadora viaja hoy con una
desconcierto. nueva esperanza.