SERIE Separados para El Bien

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Serie SEPARADOS PARA EL BIEN

PALABRAS DE
Bienvenida
Iglesia ¡Paz de Cristo! Les saludo por este medio deseando de todo
corazón que el favor, gracia y cobertura del Señor sea con cada uno de
ustedes, haciéndoles saber también que nuestra oración es y será por las
familias pastorales, liderazgo y miembros de la Iglesia Apostólica pidiendo
al Rey de los cielos su misericordia para cada uno de los mencionados.

Les hacemos llegar el presente material con la finalidad de que podamos


seguir en la brecha preparando nuestra vida y nuestro corazón para
Dios, quién es el autor y consumador de nuestra fe. En esta ocasión
hemos elaborado una serie con temas de fundamental importancia para
nuestra vida, pues, vivimos tiempos en los que el pensamiento relativo
y el posmodernismo quiere influir en la vida del cristiano, por lo que,
necesitamos sin duda estar santificándonos para Dios y estar preparados
para dar testimonio del poder de Dios.

Les motivamos a redoblar esfuerzos por mantenernos firmes en la fe que


es en Cristo, recordemos que Dios sigue anhelando que su amada iglesia se
encuentre lista para Él. Serán ocho semanas que nos permitirán meditar en
los principios aquí expresados, mi anhelo es que la Palabra nos fortalezca,
nos afirme y nos establezca en todo momento y circunstancia, Querida
Iglesia sigamos avanzando en los propósitos De Dios.

¡Su servidor en Cristo!


Hno. Isaac López Tamayo
Secretario de Evangelización

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IAFCJ SECRETARÍA DE EVANGELIZACIÓN

PÁGINA
Editorial
Dirección Editorial
Hno. Isaac López Tamayo
Srio. de Evangelización

Coordinador Editorial
Hno. Adoniram Martín del Campo

Escritores
Hno. Samuel Aguilar Castro
Hno. Santiago Bernardo Rodríguez
Hno. Abner Pollorena Vega
Hno. Josué Mendoza Heredia
Hno. Evelio Rodríguez
Hno. Elías Meléndez Martínez
Hno. Juan C. Castillo Hernández

Revisión
Hna. Rebeca Alcaraz Mandujano

Publicado por la
Secretaría de Evangelización de la
Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús A. R.

Todos los Derechos Reservados


Serie de Alcance: “Separados para el bien”

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Serie SEPARADOS PARA EL BIEN

Índice DE LA EDITORIAL

2 Bienvenida

3 Editorial

4 Índice

5 Estudio 1 ¿Qué es la santidad?

8 Estudio 2 ¿Cómo vivir en santidad?

11 Estudio 3 Santidad y nuestra mente

14 Estudio 4 Santidad y nuestras acciones

17 Estudio 5 Santidad en el templo del Espíritu Santo

20 Estudio 6 El cuerpo y el vestido

22 Estudio 7 Santidad; Belleza genuina y nuestro arreglo personal

26 Estudio 8 Fruto de Santificación

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ESTUDIO 1
¿QUÉ ES LA SANTIDAD?
Base Bíblica: Isaías 35:8

Propósito: Que el discípulo descubra el significado de la santidad como proceso de


bendición a su vida.

INTRODUCCIÓN.

Comprender y vivir la santidad desde el punto de vista bíblico y desde la


visión divina, es sumamente importante para un cristiano, puesto que la Biblia
es la palabra inspirada por Dios y es nuestro Libro Sagrado, del cual formamos
las doctrinas y disciplinas que practicamos en la vida cristiana aplicadas desde
una exégesis (interpretación) y hermenéutica de nuestra cultura socio-religiosa.

La práctica de la santidad se vive desde la cultura a la que pertenece


quien la vive. Así mismo, las prácticas que se convierten en disciplinas sagradas
que van formando una cultura religiosa, la cual identifica a un grupo especial, es
decir, aquellos que hemos sido escogidos o apartados de entre los demás.
Para lo anterior, es importante conocer el concepto y definición de algunas
palabras que nos ayuden a realizar la mejor exégesis posible, llevándonos a un
mejor acercamiento en lo que la Biblia se refiere a la santidad y las disciplinas
relacionadas con ella dentro de una cultura.

Por otro lado, nuestro estudio nos librará de una polarización


extremista, evitándonos caer en relajamiento moral, de tal manera que nada
nos parezca pecado. “Romanos 1:21-32” o polarizarnos en el extremo opuesto
y nos convirtamos en cristianos que viven en un fanatismo religioso, como
quien vive con una actitud farisaica condenando todo y a todos “Mateo 7:3”.

1. SANTIDAD EN LA BIBLIA.

(También conocido como lo Sagrado), quiere decir “separación” en


hebreo, o “perfección” y “pureza” en griego. Se refiere a lo separado del uso
común u ordinario, y dedicado a un uso especial y diferente. La santidad viene

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de Dios, pues Él es quien la da, “porque escrito está: Sed santos, porque yo
soy santo.” 1a de Pedro 1:16. Y en su interlocución con su pueblo escogido se
dedica a los siguientes conceptos: lugares sagrados, tiempo sagrado, objetos
sagrados y las personas dedicadas al servicio de Dios.
Como hemos dicho antes, es algo que es puro o limpio en sentido religioso y
viene de la palabra santidad, en hebreo en el AT se dice “kadosh”, lo cual es
“separado” y en griego en el NT se dice “agios”, lo cual es “puro”.

2. VEAMOS ALGUNOS ACERCAMIENTOS SOBRE LA SANTIDAD.


a) Relacional.

La encontramos bien marcada en el Antiguo Testamento, sin que


hagamos a un lado su uso en el Nuevo Testamento, y esto tiene que ver con la
palabra separado o apartado del uso común u ordinario para un uso especial, y
no está precisamente relacionada con el pecado.

b) Moral.

Esta la percibimos en tres formas en el Nuevo Testamento, sin que


hagamos a un lado su uso en el Antiguo Testamento. Una forma es la moral
o el comportamiento moral que Dios puso de una manera inherente en el ser
humano, mientras que la segunda tiene que ver con el comportamiento o
disciplina moral que encontramos como un estilo de vida que debe practicar
todo aquel que se acerca a Dios y la tercera es un sentimiento de satisfacción de
que se está haciendo lo correcto, que lleva a una perfección y a una tranquilidad
psicológica, que se entiende que se está en acorde con Dios.

Una vez entendiendo la santidad desde el punto de vista del Antiguo


Testamento y la santidad desde el punto de vista del Nuevo Testamento, es
decir la obra de Jesús, las prácticas y la vida de la iglesia naciente del libro de
los Hechos, el desarrollo de las disciplinas cristianas en las Cartas Paulinas y de
la demás literatura del Nuevo Testamento, comprenderemos y trabajaremos
efectivamente en el proceso de nuestra santificación o perfección cristiana.

CONCLUSIÓN.

Es importante entender las doctrinas y disciplinas bíblicas para

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aplicarlas desde el punto de vista de Dios, con la finalidad de alcanzar la


santidad, perfección cristiana, pureza o entera consagración. Las instituciones
religiosas, desde su interpretación bíblica, fomentan entre los miembros de
sus congregaciones el conocimiento de las doctrinas sagradas, de las prácticas
y disciplinas bíblicas para guiarlos a alcanzar la santificación y así poder estar
listos para obtener la salvación entrando al reino de los cielos.

Para comentar en clase: Decoro, pudor y modestia.


“1 Timoteo 2:9”

Para reflexionar: Pureza, reglas de pureza étnica, santidad, ética y disciplinas.

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ESTUDIO 2
¿CÓMO VIVIR EN
SANTIDAD?
Base Bíblica: Hebreos 12:14 NVI

Propósito: El discípulo valorará la santidad como esencial para presentarse delante del
Señor.

INTRODUCCIÓN.

Sabemos que ser santos es ser: Apartados, consagrados, dedicados y


separados exclusivamente al servicio de Dios. Así entonces comprendemos que
la santidad tiene que ser un estilo de vida para que Dios se agrade de nosotros.
Además, ser santos es un requerimiento de nuestro Señor. 1ra de Pedro 1:14-
16 NVI dice: “Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que
tenían antes, cuando vivían en la ignorancia. Más bien, sean ustedes santos
en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está
escrito: «Sean santos, porque yo soy santo”. Entonces, podemos decir que,
la santidad no es una opción, sino un mandato del Señor.

¿Qué necesitamos entonces para vivir en santidad?

1. ANDAR CONFORME AL ESPÍRITU DE DIOS.

a) La palabra de Dios nos dice que la santidad es un caminar con Dios


día a día, y para eso se requiere vencer los deseos de nuestra carne. Gálatas 5:16
RV60 dice: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la
carne”. Los deseos de nuestra carne nos apartan de la vida del Espíritu cuando
tratamos de satisfacerlos, ya que estos se oponen a la santidad.

b) Para vencer los deseos de nuestra carne hay que someternos a


la vida del Espíritu. Esto se logra, cuando nos despojamos del viejo hombre y
nos revestimos de la nueva naturaleza creada según Dios. Pablo escribió a los
Efesios diciendo: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo
hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos

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en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según


Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:22-24 NVI). Cuando el
cristiano no se reviste de esta nueva naturaleza lo que hace es alejarse de Dios y
el ideal es que viva en santidad para su Señor y Salvador.

2. USAR LOS MEDIOS CORRECTOS.

Aunque la santidad es algo que viene de Dios, se necesita poner de


nuestra parte para mantenerse en ella. Para eso Dios ha establecido medios por
los cuales podemos ir creciendo en santidad. Veamos aquí algunos de ellos:

a) Las sagradas escrituras. Juan 17:17 RV60 dice: “Santifícalos en tu


verdad; tu palabra es verdad”. La manera de ser santificados por la palabra
es leyéndola, escudriñándola y aplicándola a nuestra vida diaria. Por eso el
salmista David decía: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar
contra ti” (Salmos 119:11 RV60).

b) Los hábitos espirituales. Cuando hablamos de hábitos espirituales


nos estamos refiriendo a la oración, al ayuno, la práctica del dar, el testificar de
Cristo, el congregarnos, el vestir, entre otros, los cuales deben ser practicados
con toda devoción y constancia, pues sólo así podemos crecer y mantenernos
en santidad. Recordemos que el apóstol Pedro exhortó a los hermanos a “ser
santos en toda vuestra manera de vivir” (2da de Pedro 1:15 RV60).

3. LA SANTIDAD, UN REQUERIMIENTO PARA ENCONTRARNOS CON NUESTRO


SEÑOR.

a) La santidad es clave para encontrarnos con nuestro Salvador. Por ello


el escritor a los Hebreos nos dice: “Busquen la paz con todos, y la santidad, sin
la cual nadie verá al Señor”. Si anhelamos estar con el Señor, debemos vivir en
santidad pues sin ella nadie le verá.

b) La santidad nos hace caminar y perseverar en ella hasta nuestra


redención total. Al respecto el apóstol Juan dice: “Queridos hermanos, ahora
somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de
ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes
a él, porque lo veremos tal como él es. Todo el que tiene esta esperanza en

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Cristo (de ser como él y ver como es él) se purifica así mismo, así como él
es puro” (1ra de Juan 3:2-3 NVI). Nada sería más desconsolante que habiendo
conocido a nuestro Salvador, no podamos llegar a ser como Él. Por eso, si
tenemos la esperanza de verlo tal como Él es, santifiquémonos cada día.

CONCLUSIÓN.

La santidad en la vida del creyente es de vital importancia. Sin ella


estamos perdidos. Debemos procurar cada día ser santos porque el que nos
llamó es santo. El ideal del Señor es que fuimos llamados de la inmundicia para
ser santificados por su gracia y Espíritu. Si caminamos en santidad, llegaremos
hacer semejantes a Él y le veremos cara a cara tal como Él es.

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ESTUDIO 3
SANTIDAD Y NUESTRA
MENTE
Base Bíblica: Efesios 4:23.

INTRODUCCIÓN.

En nuestra búsqueda de nuestra santidad, debemos considerar la


importancia de renovar nuestra mente, ya que por lo general cuando venimos a
Cristo nuestra mente se encuentra distraída en todas las cosas de este mundo,
por lo tanto debemos evitar que los afanes de la vida, las tentaciones del
maligno y nuestra carnalidad nos saquen de la voluntad de Dios y de nuestra
vida en santidad que experimentamos a partir de que vinimos a Cristo y nos
apartamos del pecado.

1. PROTEJA SU MENTE DE LA DUDA.

La fe es un recurso espiritual que nos da Dios, que recibimos en la


medida de que nos acercamos a Él y le vamos conociendo más, pues es así
como podemos darnos cuenta de su inmenso poder y amor para con nosotros,
llegando a tener la certeza de que podemos confiar plenamente en Él. Por lo
tanto, es de vital importancia que cuidemos nuestra fe para que podamos
permanecer firmes en el camino de Dios, tal como le dijo Jesús a Pedro:
“Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para
zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú,
una vez vuelto, confirma a tus hermanos.” S. Lucas 22:31-32.

La duda tiene como propósito debilitar nuestra fe y llevarnos a un


estado de incredulidad y por lo tanto a desobedecer a Dios. En virtud de eso
debemos ser conscientes que el maligno no dudará en tratar de traernos
pensamientos negativos para sembrar duda en nosotros y así poder debilitar
nuestra fe.

Cuando alguien empieza a razonar los mandamientos de Dios en lugar de


obedecerlos, también experimenta confusión y duda. Por eso aunque el

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pensamiento moderno no acepta verdades absolutas, debemos saber que la


palabra de Dios es la verdad absoluta que debemos obedecer sin cuestionar;
pues es nuestra mejor guía. “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a
mi camino.” Salmos 119:105.

2. LLENE SU MENTE DE LA PALABRA DE DIOS.

“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” S. Juan 8:31-32 .

Claramente Jesús nos señala la importancia de permanecer en la


palabra de Dios para permanecer libres del pecado. Por lo tanto es importante
que se considere en serio las siguientes recomendaciones:

a) Tenga un tiempo de lectura bíblica cada día de su vida, cuidando de


hacer anotaciones en una libreta exclusiva para esto, de todas sus reflexiones y
de los versículos que más impactaron su vida. Si usted desarrolla esta disciplina
permanecerá en libertad, como lo dijo nuestro Señor Jesucristo.

b) Acostumbre por lo menos a memorizar dos textos bíblicos por


semana, y estaría aprendiendo alrededor de 100 versículos de la Biblia al año.

c) Escoja como texto lema el versículo de la Biblia que más defina


su vida y póngalo como un memorial en un cartel, en su foto de perfil, en un
portarretrato, o donde usted lo pueda ver constantemente.

La idea es que usted llene su vida de la palabra de Dios. “Y estas


palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a
tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y
al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano,
y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu
casa, y en tus puertas.” Deuteronomio 6:6-9.

3. TENGA UNA MENTE DISPONIBLE PARA DIOS.

a) Evite todo pensamiento pecaminoso.

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b) Procure tener una mente descansada, que no se enfoque en tantos


razonamientos, preocupaciones, ansiedades y temores que le impiden recibir la
guianza divina a través de tiempos de oración, lectura bíblica y meditación. “Hijo
mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones.” Proverbios
4:20.

c) Evite tener conceptos equivocados de Dios. Hay personas que


perciben a Dios como un tirano sentado en su trono esperando a alguien que se
equivoque para castigarlo severamente. Otras personas se van a otro extremo
pensando que Dios es completamente permisivo y que pueden pecar una y otra
vez sin que venga ninguna consecuencia negativa. En ambos casos esta forma
de pensar le impedirá acercarse satisfactoriamente a Dios y vivir una vida en
santidad.

CONCLUSIÓN.

Sin duda alguna nuestra mente es algo que debemos salvaguardar,


para evitar que el maligno gane terreno en nuestras vidas, debemos cuidar que
no se siembre en ella pensamientos contrarios a nuestra fe y que nos lleven a
perder el temor de Dios el cual es indispensable para nuestra vida en santidad.

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones


delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de
Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7.

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ESTUDIO 4
SANTIDAD Y NUESTRAS
ACCIONES
Base Bíblica: Efesios 5:3.

Propósito: Valorar la importancia de guardarse alejado de toda impureza y de pecado a


fin de presentarse a Dios siempre aprobado.

INTRODUCCIÓN.

La santidad conviene a toda persona y a toda familia de aquellos que


quieren hacer la voluntad de Dios para agradarlo a Él. Por Santidad entendemos:
Apartar, consagrar, dedicar, purificar, separar exclusivamente para el servicio
a Dios. Todo cuanto se consagra como propiedad exclusiva del Señor, es cosa
santísima.

Santidad es la palabra hebrea “kadash” en el AT y era aplicado a los


objetos y personas seleccionadas para servir en el altar y el templo. En la gracia,
esa responsabilidad pasa a la iglesia como “agios”, donde este proceso de
santidad se inicia con la negación al ego (yo) por seguir a Cristo, declarado por
Él mismo y enfatizado por los tres evangelios sinópticos. Finalmente, el apóstol
Pablo sintetiza todo en: “sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.” (Romanos
12:1).

1. SANTIDAD: LA VICTORIA DE CRISTO.

“En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban
alejados de Dios y eran sus enemigos. Pero ahora Dios, a fin de presentarlos
santos, intachables e irreprochables delante de él, los ha reconciliado en el
cuerpo mortal de Cristo mediante su muerte.” (Colosenses 1:21-22).

La victoria que Él obtiene en la cruz no sólo derrotó y exhibió a Satanás


y a sus demonios quitándoles todo el poder, sino que esta victoria de Cristo
también es una victoria donde triunfó su santidad. El texto dice que estábamos
alejados de Dios y éramos sus enemigos; pero Cristo con su sacrificio nos

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presentó santos, intachables e irreprochables delante de Él. El apóstol Pablo


a los Efesios les escribe: “… a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia
gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese
santa y sin mancha.” (Efesios 5:27).

Las malas acciones de nuestra vida pasada (al hablar, pensar y actuar)
ya no deben ser parte de nuestra vida presente. Gracias al sacrificio de Jesús en
la cruz, ahora puedes mantenerte alejado de toda impureza y pecado que te
aleja de Dios, estás reconciliado con Dios, eres limpio de toda mancha por la
sangre de Jesús.

2. SANTIDAD: LA VICTORIA DE CRISTO.

“Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrenda, y venid


delante de Él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad.”
(1 Crónicas 16:29) “Adorad a Jehová en la hermosura de Su santidad…”
(Salmo 96:9).

Los seres humanos debemos honrar a Jesucristo viviendo en la


hermosura de su SANTIDAD. Si vemos en los textos Postrarse y Adorar están
en modo imperativo, acciones que debemos estar practicando día a día, pero
para practicarse necesitamos entender y vivir en la hermosura y majestad de la
SANTIDAD. La santidad es esencial para todo aquel que anhela vivir la eternidad
con Jesucristo, es un CAMINO INELUDIBLE.
“Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no
pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere
en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.” (Isaías 35:8).

El profeta anunció el camino de la salvación que hoy disfrutamos. Es


¨CAMINO DE SANTIDAD¨ por donde caminan los peregrinos de este mundo,
avanzando para entrar a la patria celestial. Dios mismo está presente en el
transitar de sus fieles, y ese es el secreto, ahí es donde está la hermosura y
majestad de la santidad, “Dios mismo estará con ellos”. Querido amigo y
hermano, cuando te das cuenta de que Dios está contigo, es donde las cosas
son diferentes y cambian. Las personas luchan por salir adelante en sus vidas, se
esfuerzan, se desgastan, pero se dan cuenta muchas veces que en su vida están
solos.

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Serie SEPARADOS PARA EL BIEN

Cuando comprendas el gran valor que tiene la santidad para Dios, y te


esfuerces por presentarte aprobado para Él, vivirás en la Hermosura y Majestad
de la santidad. En otras palabras, vivirás en el camino de Dios feliz, con alegría,
sabiendo que Dios está contigo siempre, en todas las situaciones de tu vida y
con la confianza de que Él nunca te dejará ni te desamparará. Es ahí cuando
entendemos que SANTIDAD es humildad para obedecer a Cristo, aprendiendo
de Él, que provee descanso a las almas: “Y decía a todos: Si alguno quiere venir
en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.” (Lucas
9:23).

APLICACIÓN.

A nosotros nos toca decidir si vivimos en santidad y si nuestras acciones


son congruentes a las de un hijo de Dios.

El Apóstol Pablo nos da este consejo en 2 de Timoteo 2:15, “Procura


con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de
qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” (RVR 1960).

Aquí otra versión con un lenguaje más claro:

“Haz todo lo posible por ganarte la aprobación de Dios. Así, Dios


te aprobará como un trabajador que no tiene de qué avergonzarse, y que
enseña correctamente el mensaje verdadero.” (TLA).

La santidad conviene a tu casa, la santidad conviene a la casa de Dios


y al hogar de toda familia de los seguidores de Jesucristo. Aquellos que hacen
la buena voluntad, agradable y perfecta del Santo que reina para siempre.
¿Aceptas el consejo?

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ESTUDIO 5
SANTIDAD EN EL TEMPLO
DEL ESPÍRITU SANTO
Base Bíblica: 1ª Corintios 3:16, 17.

Propósito: Que el discípulo descubra el significado de la santidad como proceso de


bendición a su vida.

INTRODUCCIÓN.

Esta serie de lecciones titulada Separados para el bien, pretende


que cada uno de los discípulos de Cristo en nuestra amada iglesia apostólica,
aprendan a vivir separados de la maldad de este mundo, lejos de la influencia
del diablo y también de aquellas acciones que pueden dañar la comunión
con Dios. Tomando en cuenta esto, también consideremos lo siguiente: “Por
eso, no dejen de hacer ustedes lo que se les enseñó desde el principio. Si
continúan haciéndolo, entonces vivirán siempre unidos al hijo y al Padre,
pues Cristo nos ha prometido la vida eterna” (1ª Juan 2:24, 25 TLA).

Dios hizo habitación con nosotros cuando por fe y obediencia


aceptamos su llamado, perdón y salvación. Nos separó del diablo y del pecado
para ser sus hijos. Esto nos lleva a tener en mente que ahora somos propiedad de
Dios y templo de su Espíritu Santo (es decir, un lugar donde se le rinde adoración,
seguimiento y servicio exclusivo a Él). En esta lección veremos que nuestro
cuerpo es templo y por lo tanto, debe estar en santidad. Ninguna persona debe
influir para que caigamos en pecado y le restemos valor a lo que ahora somos
gracias al propósito de Dios. Por otra parte, debemos tener cuidado para no
cometer alguna inmoralidad sexual que difame la obra de Dios en nuestra vida y
nos avergüence delante de Él.

Para no exponer nuestro cuerpo continuamente al pecado y mantenerlo en


santidad a nuestro gran Dios y salvador Jesucristo; debemos…

1. NO ASOCIARNOS CON LOS NO CREYENTES A PECAR.

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Serie SEPARADOS PARA EL BIEN

Sentir, pensar y comportarse en Cristo, nos hace mejores discípulos.


Es común relacionarnos con cualquier cantidad de personas, pues a diario
conversamos, tratamos, o trabajamos con ellas; es parte de la socialización; por
lo tanto, es fundamental de qué manera vamos a reaccionar o relacionarnos con
aquellas personas que en algún momento quieren provocar a pecar. La Biblia
declara: “No participen en nada de lo que hacen los que no son seguidores
de Cristo. Lo bueno no tiene nada que ver con lo malo… por eso, el Señor
también dice: Apártense de ellos… y yo los aceptaré” (2ª Corintios 6:14, 17
TLA).

Cuando un discípulo de Cristo participa del pecado incitado por otros,


afecta su manera de pensar, emociones y sentimientos, y su cuerpo. Ejemplo:
Alguien que es provocado por otra persona a embriagarse, se verán afectados
sus sentidos, tendrá remordimiento de consciencia y su cuerpo lo resentirá
(nauseas, dolor de cabeza, desgane, etc.). No caigamos en la provocación de
los pecadores, mejor seamos fieles a Dios. Valoremos lo que Cristo hizo por
nosotros: Morir en la cruz para perdonar nuestros pecados, y que ahora somos
templo de su Espíritu; por lo tanto, consideremos lo que el apóstol declara:
“Dios destruirá a cualquiera que destruya este templo…” (Leer 1ª Corintios
15:33, 34).

2. NO PRACTICAR LA INMORALIDAD SEXUAL.

La sexualidad practicada debidamente honrará a Jesucristo. Debemos


saber el significado de inmoralidad para entender lo que el apóstol Pablo señala
al respecto. Inmoralidad: “Falta de moralidad (acciones o conductas con
respecto al bien y al mal). Incomodidad social del comportamiento o las
costumbres”. Todo comportamiento, práctica o acciones indebidas de una
persona respecto a la sexualidad, atentan contra sus emociones, sentimientos
y su cuerpo; además Dios las reprueba. Pablo declara: “Huyan de la inmoralidad
sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de
su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio
cuerpo” (1ª Corintios 6:18 NVI).

La revelación que Pablo hace sobre el templo de Dios (que es nuestro


cuerpo) y la afirmación de que Dios habita en él, denota la importancia de
tener consciencia de que nuestro cuerpo no puede ser afectado, descuidado

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IAFCJ SECRETARÍA DE EVANGELIZACIÓN

o destruido; tiene dueño, es Cristo el Señor. El adulterio, las relaciones sexuales


antes del matrimonio (con personas creyentes y no creyentes), así como la
pornografía, la lujuria, etc., dañan la integridad del discípulo y también afectan
la realidad a la cual ha sido llamado: ser seguidor de Cristo, pertenecerle
siempre y vivir con Él eternamente. Depende de la obediencia y fidelidad de
cada discípulo para lograrlo. (Leer 1ª Corintios 6:19, 20).

CONCLUSIÓN.

En este llamado que Dios ha hecho para que seamos como Él, conviene
que diariamente logremos que se cumpla lo que dicen las Escrituras: “pero
ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es
santo. Pues las Escrituras dicen: Sean santos, porque yo soy santo” (1ª Pedro
1:15, 16 NTV). De esta manera todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo se
conservarán como el templo del Dios viviente y seremos de su agrado siempre.

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Serie SEPARADOS PARA EL BIEN

ESTUDIO 6
EL CUERPO Y EL VESTIDO
Base Bíblica: Romanos 12:1

Propósito: Que el discípulo comprenda que el templo de Dios debe cuidarlo también
desde fuera y no sólo en su interior.

INTRODUCCIÓN.

Nuestra cita bíblica nos refiere a los sacrificios que el pueblo de Israel
hacía en el A.T. (Lv. 1:1-17). Con ellos se buscaba el perdón divino por medio de
ofrecimiento de la vida de un animal escogido.

Hoy podemos aplicarlo en nuestras vidas respecto a nuestra relación


con Dios. Exploremos brevemente qué es lo que el apóstol Pablo quiere
comunicarnos.

1. EL SACRIFICIO CORRECTO A DIOS ES BÁSICO.

Es el fundamento del evangelio según Juan 16 y es el ingrediente que


no debe faltar en todo lo que hacemos para el Señor (Fil. 2:3-11).

a) Deber ser “un sacrificio vivo”, es decir consciente, voluntario,


completo y llevado a morir en el altar para Dios; no muerto en otro lugar. Nada
debemos hacer para Dios de manera inconsciente, forzada, parcial y con otra
motivación que no sea servirle a Él.

b) El cordero era sacrificado y consumido por completo en el altar. Por


eso Pablo nos invita a que nosotros, los que hemos creído en Dios ofrezcamos
nuestro ser completo en sacrificio vivo; que por supuesto incluye el cuerpo con
sus necesidades: alimento, vestido, etc.

c) De esto vemos entonces, que nuestro servicio sacrificial no debe ser


sólo algo “interno”, “del corazón”, como se dice, sino completo, por dentro y
por fuera.

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2. EL CUERPO LE PERTENECE A DIOS.

“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios


en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” 1ª Co. 6:20.

Esto significa que el creyente no tiene plena libertad de usar su cuerpo


como él desea, sino como el Señor de su cuerpo quiere. Antes de conocer
a Jesucristo nos sentíamos poseedores de nuestros cuerpos creyendo que
podíamos hacer con ellos, lo que nos daba la gana, pero en Jesucristo tenemos
un nuevo dueño y debemos obedecer su señorío sobre nuestro cuerpo.

El discípulo debe huir de la fornicación (1 Corintios 6:18). Debe apartarse


de la fornicación (1 Tesalonicenses 4:3). La fornicación se encuentra dentro del
listado de las obras de la carne (Gálatas 5:19). Los que cometen fornicación no
pueden participar del Reino de Dios (1 Corintios 6:9).

3. PODER PARA VESTIR SACRIFICIALMENTE.

La santidad en nuestro vestido exterior, comienza con nuestro vestido


interior; “y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó
se va renovando hasta el conocimiento pleno” Col. 3:10.

a) Cuando dejamos que Dios trabaje con nuestro hombre interior


proveyéndole de nuestros materiales como son, oración, estudio de la palabra,
ayuno periódico y asistencia a las actividades programadas en su iglesia, este irá
perfeccionándonos “Hasta el conocimiento pleno”; de adentro hacia afuera.

b) De modo que la santidad en el vestir, siendo algo externo, es una de


las señales y consecuencias naturales de un desarrollo espiritual sano; cuando
no se da así, representa lo contrario.

CONCLUSIÓN.

No se desanime al enfrentar el desafío de vivir una vida de “santidad


integral”, específicamente cuando oiga de la santidad en la forma de vestir.
Sí se puede llegar a vivir plenamente toda la santidad demandada por Dios en
las escrituras para quienes le servimos. Basta enfocar el proceso correctamente:

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Serie SEPARADOS PARA EL BIEN

se comienza con hábitos espirituales, sanos y permanentes. Al hacer esto el


Señor nos impulsará paulatinamente, pues dice la escritura: “porque Dios es el
que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”
Filipenses 2:13. Esto desembocará en un grado elevado de madurez que incluirá
nuestra forma de vestir.

De hecho la parte final del verso 1 de Romanos 12, dice “que es vuestro
culto racional”, es decir lógico, consecuente.

Cuando se da el proceso correcto la lógica nos dice que la santidad en el


vestido es una consecuencia de la plenitud interna.

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ESTUDIO 7
SANTIDAD; BELLEZA
GENUINA Y NUESTRO
ARREGLO PERSONAL
Base Bíblica: Proverbios 30:31

Propósito: El discípulo valorará la belleza interna, la del corazón, como aquella que
genera la belleza en todas las áreas de la vida del cristiano.

INTRODUCCIÓN.

Estudio realizado por “LEXIA Insights & Solutions” (Lexia Insigths &
Solutions, 2014) demuestra que el 47% de las personas busca la belleza para
“sentirse bien” consigo misma y un 29% los hace para sentirse bien con los
demás. Descubrieron que, sentirse bien les da seguridad, felicidad, salud y
mejora, todo esto les provee de satisfacción y confianza. ¿Te das cuenta? Las
personas buscan la belleza para sentirse bien consigo mismas y con los demás.
Ahora yo te pregunto: ¿Qué pasaría con todas las personas si primero buscaran
sentirse bien con Dios, consigo mismas y con los demás? Exacto, todas las
personas se sentirían hermosas, bellas.

1. LA BELLEZA EXTERNA ES VANIDAD. (“Engañosa es la gracia, y vana la


hermosura…”)

Basándonos en el estudio de LEXIA podemos hacer algunas


deducciones:
a) Lo que realmente busca la gente es plenitud de vida personal, estar bien
consigo y con los demás.
b) Brillar, hermosear el rostro es dar apariencia falsa y temporal, hueca.
c) Si el arreglo externo embellece a las personas y esto las hace sentirse bien
con ellas mismas y con los demás, ese sentimiento terminará cuando el arreglo
externo desaparezca.
d) Sólo un cambio interno de bienestar pleno en las personas hará que estas se
sientan bien, independientemente del arreglo externo.

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Serie SEPARADOS PARA EL BIEN

Esto es muy acorde a la enseñanza bíblica: “…engañosa es la gracia y vana


la hermosura…”, las palabras “gracia” del Heb. “chanah”-favor, belleza y;
“hermosura” del heb. “yaphah”-brillo, nos permiten transliterar la frase así:
“engañoso es el favor o la belleza, y vano el brillo”.

En otras palabras, la apariencia que nos da el arreglo externo y temporal


y el brillo que nos proporciona es engaño y vanidad. Vacío, transitorio y hueco.
La belleza externa al ser temporal y vana, nos hace ser lo que no somos y cuando
esta desaparece, nos deja peor que antes. Por ello, debemos fundar nuestra
belleza en algo más permanente y sólido. Lo que Dios hace en el corazón es
fuerte y sólido, nos da plenitud de vida y satisfacción permanente.

2. PELIGROS DE UNA BELLEZA PURAMENTE EXTERNA.

Satanás es el vivo ejemplo de lo que la belleza externa y vana hace a los


seres que tratan de fundar su plenitud de vida en ella.
“Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría
a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te
pondré para que miren en ti.” Ezequiel 28:17.
Dos cosas fueron las que hicieron caer a Luzbell:

a) Se enalteció su corazón a causa de su hermosura. (belleza).


b) Corrompió su sabiduría a causa de su esplendor (su brillo).

La belleza externa nos enaltece y corrompe nuestro entendimiento,


nos hace pensar más de lo que somos llevándonos a cometer pecado de
vanidad y altivez. “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que
está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe
tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que
Dios repartió a cada uno.” Romanos 12:3.

3. LA BELLEZA GENUINA, LA DEL CORAZÓN. (“…la mujer (o el hombre) que


teme a Jehová, esa será alabada”. )

El mercado de productos de belleza se hace cada día más próspero,


alimentado por la vanidad de millones de mujeres y hombres que piensan que

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la verdadera belleza se compra en los centros comerciales. Pero, la belleza real


no se compra en el mercado, es el resultado de una vida separada para Dios.
Cito al apóstol Pedro: “Vuestro atavío no sea el externo de peinados
ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del
corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es
de grande estima delante de Dios.” 1ª. Pedro 3:3-4.

La verdadera hermosura se enuncia en la Biblia de la siguiente manera:


a) “Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo, hermoseará a los
humildes con la salvación” (Salmos 149:4).
b) “... Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que
anuncian las buenas nuevas” (Romanos 10:15).
c) “Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad; Temed delante de él,
toda la tierra” (Salmos 96:9).
d) “De Sión, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido” (Salmos 50:2).

La iglesia de nuestro Señor es la Sión de hoy, la cual es la hermosura de


su santidad. Dios nos ha dado el privilegio de pertenecer a ella, y en ella somos
plenamente reconciliados con Dios, con el mundo y con nosotros mismos, en
Él somos plenos: “la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y
sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y
autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo
en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo
sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su
cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.” Efesios 1:20-23.

CONCLUSIÓN.

La santidad es pues la belleza que nace desde el corazón, para Dios


la belleza es una condición del alma. Por ello cualquiera que viva en santidad,
tendrá plenitud de vida y por ende, vivirá bien con Dios, consigo mismo y con
su prójimo. Tendrá belleza genuina y permanente. “Quiero, pues, que los
hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.
Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y
modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos,
sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.”
1ª. Timoteo 2:8-10.

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Serie SEPARADOS PARA EL BIEN

ESTUDIO 8
FRUTO DE
SANTIFICACIÓN
Base Bíblica: Romanos 6:22 NTV.

Propósito: El discípulo aceptará el desafío de vivir una vida dedicada a Dios, procurando
fruto de santificación que le permita heredar la vida eterna.

INTRODUCCIÓN.

En esta serie hemos estado aprendiendo qué es la santidad, cómo


aplicarla en nuestra mente, acciones, cuerpo y vestimenta, belleza y arreglo
personal para comprender lo que la Biblia revela de parte de Dios: “Como hijos
obedientes, no vivan conforme a los deseos que tenían antes de conocer a
Dios. Al contrario, vivan de una manera completamente santa, porque Dios,
que los llamó, es santo” (1 Pedro 1:14, 15 DHH). Así podemos vivir separados
para el bien.

Cuando decidimos vivir santificados, repentinamente surgen


distracciones, adversidades y controversias queriendo comprometer nuestra
vida para separarnos del camino de Dios. Por tal motivo, en esta lección
aprenderemos la importancia de estar conscientes de que ahora somos hijos
de Dios, de prepararnos para servirle de la mejor manera y de caminar en una
sola dirección para que haya en nosotros fruto de santificación y vida eterna.

¿Qué indicaciones hay que seguir para desarrollar el fruto de


santificación en nuestra vida? Y así, ser partícipes de la promesa de vida
eterna.

1. CONCIENTIZARSE: “NO SOY ESCLAVO DEL PECADO”.

Tener conciencia de lo que Cristo hizo por nosotros, nos hace libres del
poder del pecado para seguirle siempre. El Apóstol Pablo plantea una pregunta
que se mantiene vigente hasta nuestros días ¿Perseveraremos en el pecado? La
respuesta es corta, contundente y eficaz: No. Hacer conciencia lleva a nuestra

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alma y cuerpo a no pecar y a participar de lo que Pablo describe: “Sabemos que


lo que antes éramos fue crucificado con Cristo, para que el poder de nuestra
naturaleza pecadora quedara destruido y ya no siguiéramos siendo esclavos
del pecado” (Romanos 6:6 DDH).

Saber que en el bautismo son sepultados nuestros pecados y


resucitamos a nueva vida en Cristo, nos libera de la esclavitud del pecado.
También debemos considerar lo que el Apóstol Pedro aclara: “El bautismo
no consiste en limpiar el cuerpo, sino en pedirle a Dios una conciencia
limpia; y nos salva por la resurrección de Jesucristo” (1 Pedro 3:21b. DHH).
En la medida que nuestros pensamientos se enfocan en la palabra de Dios,
tenemos comunicación constante en oración con Él y hacemos su voluntad,
nos mantendremos limpios de pecado y declarando constantemente: ¡No soy
esclavo del pecado! (Leer Gálatas 4:7).

2. PREPARARSE: “AHORA SOY SERVIDOR DE DIOS”.

La libertad de la esclavitud del pecado nos impulsa para servir a Dios.


Ocuparse de reunirse en una célula y continuar el proceso de discipulado en la
fase Consolidar, son evidencia de nuestro deseo de prepararnos para servir a
Dios. El apóstol Pablo dice: “Pero ahora, libres de la esclavitud del pecado,
han entrado al servicio de Dios” (Romanos 6:22a DHH). Esto deja en claro que
al llegar al bautismo (En la Cosecha) nos convertimos en hijos y servidores de
Dios. “Ustedes son libres porque son servidores de Dios” (1 Pedro 2:16 TLA).

Debemos considerar que al prepararnos seremos capaces y productivos


para la gloria de Dios. La obra de santificación también tiene que ver con
prepararnos para alcanzar a otras personas y ser de edificación para nuestra
iglesia. En ella se promueve el servicio a través de la manifestación del Espíritu
Santo y la capacitación para servir a través de los ministerios, pues las Escrituras
revelan: “Hay distintas formas de servir, pero todos servimos al mismo
Señor” (1 Corintios 12:5 NTV). Conscientes de que somos libres del pecado,
podemos prepararnos y declarar diariamente: ¡Ahora soy servidor de Dios! (Leer
Juan 12:26).

2. UNIDIRECCIONAL: “SÓLO VIVO PARA DIOS”.

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Serie SEPARADOS PARA EL BIEN

Privilegiar una sola fe, un solo bautismo y un solo Dios nos hace
unidireccional. Pablo añade: “se han hecho esclavos de Dios. Ahora hacen
las cosas que llevan a la santidad…” (Romanos 6:22b NTV). Pregunta: ¿Quién
es el dueño de nuestra vida, después de haber sido bautizados en su nombre?
¡Jesucristo! por lo tanto, sólo hay una dirección y uno a quien seguir, Él dice: “Si
alguno quiere ser mi discípulo, tiene que olvidarse de hacer lo que quiera.
Tiene que estar dispuesto a morir y hacer lo que yo mando” (Lucas 9:23 TLA).

Desde el inicio de la creación, hasta nuestros días y por la eternidad,


Dios indica que seamos unidireccionales. El fruto de santificación es evidente
en esta primicia: Seguir, obedecer y permanecer sólo en Jesucristo. Hay muchas
religiones, denominaciones, personajes carismáticos y cualquier cantidad de
enseñanzas sustraídas de la Biblia, pero no todas las religiones, denominaciones
o enseñanzas son unidireccionales. El padre espiritual, la célula, la iglesia local
y la Iglesia en General, tenemos como fundamento las enseñanzas de los
apóstoles, la manifestación del Espíritu Santo y a Jesucristo la piedra principal y
roca eterna de nuestra vida (Leer Efesios 2:20).

CONCLUSIÓN.

En nuestro ser debe estar activo el CPU (Concientizarse, Prepararse y


ser Unidireccional) para mantenernos constantes en el fruto de santificación y
camino a la eternidad.

No hay atajos, promociones u ofertas en este viaje, sólo una vida persistente
y agradable a Dios que nos hace partícipes de la cosecha de almas para Cristo,
la multiplicación de discípulos y la herencia de vida eterna; esto es: fruto de
santificación.

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