Esquema Resumen Títulos Ley 50/1997

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Ley 50/1997, de 27 de noviembre, del Gobierno.

Tres principios configuran el funcionamiento del Gobierno:

• el principio de dirección presidencial, que otorga al Presidente del Gobierno la competencia


para determinar las directrices políticas que deberá seguir el Gobierno y cada uno de los
Departamentos.
• la colegialidad y consecuente responsabilidad solidaria de sus miembros.
• el principio departamental que otorga al titular de cada Departamento una amplia
autonomía y responsabilidad en el ámbito de su respectiva gestión.

Título I
En el Título I se regula la posición constitucional del Gobierno, así como su composición, con la
distinción entre órganos individuales y colegiados. Al propio tiempo, se destacan las funciones que,
con especial relevancia, corresponden al Presidente y al Consejo de Ministros. Asimismo, se regula la
creación, composición y funciones de las Comisiones Delegadas del Gobierno, órganos con una
aquilatada tradición en nuestro Derecho.

En efecto, el artículo 98.1 de nuestra Carta Magna establece una composición fija -aún con
elementos disponibles- del Gobierno, remitiéndose a la Ley para determinar el resto de sus
componentes.

En este sentido, se opta ahora por un desarrollo estricto del precepto constitucional, considerando
como miembros del Gobierno al Presidente, a los Vicepresidentes cuando existan, y a los Ministros.

En cuanto a la posición relativa de los miembros del Gobierno, se destaca la importancia del
Presidente, con fundamento en el principio de dirección presidencial, dado que del mismo depende,
en definitiva, la existencia misma del Gobierno. El Derecho comparado es prácticamente unánime en
consagrar la existencia de un evidente desequilibrio institucionalizado entre la posición del
Presidente, de supremacía, y la de los demás miembros del Gobierno. Nuestra Constitución y, por
tanto, también la Ley se adscriben decididamente a dicha tesis.

Se mantiene, como no podía ser de otra manera, el carácter disponible de los Vicepresidentes, cuya
existencia real en cada formación concreta del Gobierno dependerá de la decisión del Presidente. No
se ha estimado conveniente, por otra parte, aumentar cualitativamente el número de categorías de
quienes pueden ser miembros del Gobierno aun cuando esa posibilidad se encuentra permitida por
el inciso final del artículo 98.1. En este sentido, si bien se contempla expresamente la figura de los
Ministros sin cartera, no cabe duda de que su consideración es precisamente la de Ministros. Y
desde esa posición, desempeñan una función política, encargándose de tareas que no corresponden,
en principio ni en exclusiva, a uno de los Departamentos existentes. No son, en consecuencia, esos
otros posibles miembros del Gobierno a que se refiere el artículo 98.1 de la Constitución.

Por lo que respecta a los Secretarios de Estado, se opta por potenciar su «status» y su ámbito
funcional sin llegar a incluirlos en el Gobierno. Serán órganos de colaboración muy cualificados del
Gobierno, pero no miembros, si bien su importancia destaca sobre el resto de los órganos de
colaboración y apoyo en virtud de su fundamental misión al frente de importantes parcelas de
actividad política y administrativa, lo que les convierte, junto con los Ministros, en un engarce
fundamental entre el Gobierno y la Administración.

El texto regula, asimismo, la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios, con


funciones preparatorias del Consejo de Ministros, el Secretariado del Gobierno y los Gabinetes.

Título II

El Título II regula el estatuto de los miembros del Gobierno —cumpliendo el mandato del artículo
98.4 de la Constitución— y los requisitos de acceso al cargo, su nombramiento y cese, el sistema de
suplencias y el régimen de incompatibilidades.

Igualmente se contienen las normas sobre nombramiento, cese, suplencia e incompatibilidades de


los Secretarios de Estado; y el régimen de nombramiento y cese de los Directores de Gabinete.

Título III

En el Título III se pormenorizan, dentro de los lógicos límites que impone el rango de la norma, las
reglas de funcionamiento del Gobierno, con especial atención al Consejo de Ministros y a los demás
órganos del Gobierno y de colaboración y apoyo al mismo.

También se incluye una referencia especial a la delegación de competencias, fijando sus límites y las
materias indelegables.

Título IV

El Título IV se dedica exclusivamente a regular el Gobierno en funciones, una de las principales


novedades de la Ley, con base en el principio de lealtad constitucional, delimitando su propia
posición constitucional y entendiendo que el objetivo último de toda su actuación radica en la
consecución de un normal desarrollo del proceso de formación del nuevo Gobierno

Título V

Por último, en el Título V se regula el procedimiento para el ejercicio por el Gobierno de la iniciativa
legislativa que le corresponde, comprendiendo dos fases principales en las que interviene el Consejo
de Ministros, asumiendo la iniciativa legislativa, en un primer momento, y culminando con la
aprobación del proyecto de ley.

Se regula asimismo el ejercicio de la potestad reglamentaria, con especial referencia al


procedimiento de elaboración de los reglamentos y a la forma de las disposiciones y resoluciones del
Gobierno, de sus miembros y de las Comisiones Delegadas. De este modo, el texto procede a una
ordenación de las normas reglamentarias con base en los principios de jerarquía y de competencia,
criterio este último que preside la relación entre los Reales Decretos del Consejo de Ministros y los
Reales Decretos del Presidente del Gobierno, cuya parcela propia se sitúa en la materia funcional y
operativa del órgano complejo que es el Gobierno.

Finalmente, en el Título VI se regulan varias formas de control de los actos del Gobierno, según lo
establecido por nuestra Constitución y por nuestra jurisprudencia constitucional y ordinaria, para
garantizar el control jurídico de la actividad del Gobierno en el ejercicio de sus funciones.

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