Etica (Examen en Pareja)

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1.

EL ACTO HUMANO O MORAL


Los actos humanos son aquellos que proceden de la voluntad deliberada
del hombre, es decir, los que realizan con conocimiento y libre voluntad. En
ellos, interviene primero el entendimiento o sea la inteligencia, porque no se
puede querer o desear lo que no se conoce: con el entendimiento el hombre
advierte el objeto y delibera si puede y debe tender a él, o no. Una vez
conocido el objeto, la voluntad se inclina hacia él porque lo desea, o se aparta
de él, rechazándolo. Sólo en este caso cuando intervienen inteligencia y
voluntad el hombre es dueño de sus actos, y por tanto, plenamente
responsable de ellos. Y sólo en los actos humanos puede darse valoración
moral.

Los actos morales son actos humanos, voluntarios, que podemos elegir
realizar o no, y que podemos valorar según las normas y criterios morales que
hayamos asumido previamente. Ante la posibilidad de elegir, el primer
elemento de estos actos que se nos muestra es la existencia de un motivo para
los mismos. El elemento que completa la estructura de los actos morales es el
resultado efectivo de los mismos, sus consecuencias.

Por su relación con la moralidad, el acto humano puede ser:

 Bueno o lícito, si está conforme con la ley moral (por ejemplo, el


dar limosna).
 Malo o ilícito, si le es contrario (por ejemplo, mentir).
 Indiferente, cuando ni le es contrario ni conforme a la moral (por
ejemplo, el caminar)
«Los actos humanos, es decir, libremente realizados tras un juicio de
conciencia, son calificables moralmente: son buenos o malos» (Catecismo,
1749).

2. MANDAMIENTOS Y DECÁLOGO DEL ABOGADO


De acuerdo con Flores (2002), el “Decálogo del Abogado”, es un
mandamiento de conducta y ética que la doctrina y los reglamentos
profesionales o corporaciones imponen a los abogados en el ejercicio de su
profesión.

El abogado y profesor uruguayo Eduardo Juan Couture Etcheverry, autor


de varios libros sobre derecho, dio vida a lo que hoy día conocemos como “El
decálogo del abogado”, donde elabora diez mandamientos que deben
considerar cualquier abogado para llevar una práctica exitosa (sin perder la
cordura ni la salud en el intento). Estos diez mandamientos son los siguientes:

1. Estudia: el derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus


pasos, serás cada día un poco menos abogado.
2. Piensa: el derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
3. Trabaja: la abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de las causas
justas.
4. Lucha: tu deber es luchar por el derecho; pero el día en que encuentres
en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.
5. Se leal: leal con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que
comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun
cuando él sea desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los
hechos y debe confiar en lo que tú dices; y que, en cuanto al derecho,
alguna que otra vez debe confiar en el que tú le invocas.
6. Tolera: tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que
sea tolerada la tuya.
7. Ten paciencia: en el derecho, el tiempo se venga de las cosas que se
hacen sin su colaboración.
8. Ten fe: ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la
convivencia humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en
la paz, como sustitutivo bondadoso de la justicia. Y sobre todo, ten fe en
la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia ni paz.
9. Olvida: la abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras
cargando tu alma de rencor, llegará un día en que la vida será imposible
para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu
derrota.
10. Ama tu profesión: trata de considerar la abogacía de tal manera, que el
día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor
para ti, proponerle que se haga abogado.
Posteriormente al Decálogo del Abogado desarrollado por Eduardo Juan
Couture Etcheverry, ya se habían establecidos los de Ángel Ossorio y San Ivo,
sin embargo el de Couture ha tenido mayor relevancia a lo largo del tiempo.

3. ANALISIS DEL CODIGO DE ETICA PROFESIONAL DEL ABOGADO


VENEZOLANO (ARTICULO 41 – 62)
Artículo 41. El abogado siempre debe solicitar a su patrocinado una provisión
de fondos para los gastos necesarios y de justicia, pero esa entrega no debe
ser considerada como imputable a los honorarios, ni el abogado puede
conceptuar que ella le pertenece como propia. Si los fondos entregados para
expensas no se consumieren íntegramente, el abogado debe restituir el saldo
de su representado al rendirle cuenta especificada de la inversión que hiciera
de dichas expensas.

Artículo 42. El abogado deberá da recibo a su patrocinado por las entregas de


dinero que le hiciere como anticipo o cancelación de honorarios, o bien como
expensas según los casos.

Artículo 43. El abogado deberá celebrar con su patrocinado un contrato por


escrito, en el cual especificará las condiciones de los servicios y todo lo relativo
al pago de los honorarios y gastos, que será firmado por ambas partes,
conservando cada una un ejemplar del mismo.

Artículo 44. El abogado no deberá, a excepción de sus honorarios, adquirir


interés pecuniario en el asunto que se ventila y qué él esté dirigiendo o que
hubiere sido dirigido por él. Tampoco podrá adquirir directa o indirectamente,
bienes venidos de remates judiciales de asuntos en que hubiere participado.

Artículo 45. El abogado deberá evitar toda controversia con su representado


frente a honorarios, hasta donde lo sea compatible con su dignidad profesional
y con su derecho a recibir una compensación razonable por sus servicios. En
caso de seguir la controversia, se recomienda que el abogado proponga el
arbitraje de la Junta Directiva Del colegio. Si el patrocinado conviene en el
arbitraje el abogado lo aceptará sin reparo alguno. En caso de que el abogado
se vea obligado a demandar a su patrocinado es aconsejable que se haga
representar por un colega.

Artículo 46. El abogado dará aviso inmediatamente a su patrocinado sobre


cualesquiera bienes o simas de dinero que reciba en su representación y
deberá entregarlos íntegramente tan pronto como le sean reclamados. Es una
falta de ética, hacer uso de fondos pertenecientes a su representado sin su
consentimiento, además del delito que dicho acto genera.

CAPITULO IV

Deberes Para Con Los Jueces Demás funcionarios

Artículo 47. El abogado deberá estar siempre dispuesto a prestar su apoyo a


la justicia y a mantener frente a esta una actitud respetuosa, sin que ello
menoscabe su amplia independencia y autonomía en el libre ejercicio de la
profesión.

Artículo 48. El abogado en sus escritos, informes y exposiciones podrá citar


las instituciones, así como también los actos de los jueces y demás
funcionarios que hubieren intervenido, cuando éstos a su juicio, no se hubiesen
ceñido a las leyes o a la verdad procesal. Actuará con la mayor independencia
y solo utilizará los calificativos empleados por las leyes o autorizados por la
doctrina.

Artículo 49. Las reglas contenidas en los dos artículos precedentes son
también aplicables a otros funcionarios ante quien los abogados actúen en
ejercicio de su profesión.

Artículo 50. Cuando un abogado desempeñare un cargo judicial u otro destino


público, y se retirase de ellos, no deberá aceptar asuntos en los conocidos
como funcionario. Tampoco patrocinara asuntos similares a aquellos en que
hubiere emitido dictamen adverso en su carácter oficial, mientras no justifique
satisfactoriamente su cambio de opinión. Es aconsejable que el abogado,
durante algún tiempo, se abstenga de actuar profesionalmente por ante el
tribunal u oficina pública que estuvo a su cargo o de la que fue empleado.
Artículo 51. Es deber del abogado abstenerse de ejercer influencia sobre un
juez en razón de vínculos políticos religiosos o de amistad. Tampoco utilizará
recomendaciones de superiores jerárquicos para presionar la independencia
del funcionario, desviando así su imparcialidad en beneficio de su asunto. El
abogado, además, está obligado a emplear en su condición profesional,
solamente medios persuasivos fundados en razonamientos jurídicos.

Artículo 52. Constituye una grave infracción ética sostener comunicaciones


privadas con los jueces, fiscales del Ministerio Publico u otros funcionarios, en
ausencia del abogado de la parte contraria, en relación con un juicio pendiente,
o de asunto que se gestione.

CAPITULO V

Deberes Para Con Los Colegas

Artículo 53. El abogado no deberá apartarse, ni aun por apremio de su


patrocinado, de los dictados de la decencia y del honor. Constituye falta grave
a la ética que un abogado cobre honorarios a su colega por actuaciones
jurídicas o extrajudiciales que realice en nombre suyo o en su representación o
patrocinio, o en aquellos casos en que el pago de honorarios corresponda al
colega, pues tales servicios pueden prestarse gratuitamente, con el mayor celo
y diligencia como un imperativo de la solidaridad gremial.

Artículo 54. Los arreglos o transacciones con la parte contrarían deberá


siempre tratarse por intermedio o por el conducto de un representante legal,
previamente acreditado.

Artículo 55. Todo abogado que sea requerido para encargarse de un asunto,
deberá asegurarse antes de aceptar, de que ningún colega ha sido encargado
previamente del mismo. Si sustituye a un colega, deberá cerciorarse de que
éste se ha desinteresado completamente del asunto.

Sin Embargo, en materia urgente, podrá prestar el abogado su patrocinio, pero


con la condición de informar por la vía más rápida al presidente del Colegio
respectivo. Cuando la intervención del colega no es descubierta sino después
de haber aceptado el asunto, deberá darle aviso de ello al sustituido, en todo
caso el abogado está en la obligación de asegurarse de que los honorarios de
su colega han sido pagados o garantizados.

Artículo 56. Cuando un abogado haya de sustituir a un colega


precedentemente encargado del asunto o de asuntos conexos, deberá
ofrecerle sus buenos oficios para hacerle obtener la remuneración justa que le
fuese debida y si no logra que el cliente satisfaga a su colega, deberá rehusar
prestarle sus servicios. Los arreglos convenios entre abogados deberán
cumplirse fielmente, aun cuando no se reúnan las formalidades legales. Los
que sean importantes para el patrocinado deberán hacerse constar por escrito;
pero el honor profesional requiere que aun cuando esto no se haga, sean
cumplidos como si estuvieran incorporados en un instrumento.

Artículo 57. La distribución de honorarios entre abogados está permitida


solamente en los casos de asociación de honorarios para la prestación de
servicios, compartiendo las debidas responsabilidades.

Artículo 58. El abogado observará la cortesía y la consideración que imponen


los deberes de respeto mutuo entre los profesionales del derecho. Si un
funcionario público en abogado, por espíritu de confraternidad, deberá atender
a su colega en ejercicio de su gestión profesional, con prioridad y la debida
cortesía.

CAPITULO VI

Deberes Para Con El Colegio

Artículo 59. Es deber imperativo del abogado sostener al colegio al cual


pertenece, con entusiasmo, y usar sus esfuerzos personales para alcanzar el
mayor éxito de sus fines organizativos y cualesquiera tareas o cargo de
miembros de comisiones que le sean asignadas en esta organización deberán
ser aceptados y ejecutados. El abogado podrá excusarse solo por razones
justificadas. En consecuencia, pagará puntualmente las cuotas y contribuciones
establecidas por los organismos gremiales.

TITULO III

Disposiciones Finales
Artículo 60. Salvo disposiciones expresas del Colegio de Abogados las
acciones disciplinarias prescriben a los dieciocho meses, contados desde el día
que se perpetró el hecho o el último acto constitutivo de la falta. El auto que
declare haber lugar a la Formación de la causa interrumpe la prescripción.

Artículo 61. Las normas de este código solo podrán ser modificadas por el
consejo superior o la asamblea de la FEDERACION DE COLEGIOS DE
ABOGADOS DE VENEZUELA.

Artículo 62. Este Código entrará en vigencia el día 15 de septiembre de 1.985,


quedando desde esta fecha derogadas las disposiciones contenidas el código
de ética profesional de abogado venezolano dictado en fecha 4 de septiembre
de 1.956; Las regulaciones aprobadas por el consejo superior de la federación
del colegio de abogados de Venezuela, celebrado en la ciudad de Maracaibo
estado Zulia, el día 6 de Julio de 1.968 y cualquier otra normativa que
contravenga el presente código.

Dado firmado y refrendado en la ciudad de San Cristóbal, en la sede del


colegio de abogados del estado Táchira y del decimotercero consejo superior
de la federación de colegios de abogados de Venezuela, a los 3 días del mes
de agosto de 1.985 La junta directiva del XIII Consejo Superior de la
Federación de Colegios de Abogados de Venezuela.

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