0% encontró este documento útil (0 votos)
7 vistas2 páginas

Caso 2

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1/ 2

Motivo de consulta: Sara (nombre ficticio) es una mujer soltera de 34 años, emigrante de un

país latinoamericano, que acude a consulta porque “quiere dejar de sentirse tan mal”. Está
tomando medicación antidepresiva desde hace varios meses pero su estado anímico no ha
mejorado significativamente, así que ha decidido finalmente pedir ayuda psicoterapéutica.
El desencadenante inicial de la consulta fue la ruptura de una relación sentimental que duró
varios meses, y en la que puso mucha ilusión y esperanzas. Fue ella quien tomó la decisión
de no continuar esta relación, ya que sentía que él quería simplemente “pasar el rato” y no
asumir ningún compromiso. Otros datos significativos sobre su situación actual: Sara tiene
un trabajo de un alto nivel de responsabilidad y exigencia en una empresa muy prestigiosa.
Ha ido ascendiendo profesionalmente a costa de una gran dedicación y de tolerar el estrés y
la tensión de este entorno de trabajo muy competitivo. Estudió Economía en su país de
origen, compatibilizando los estudios con el trabajo, y consiguió una beca para venir a
España a estudiar un Máster. Regresó y trabajó en su país durante dos años y
posteriormente decidió volver a Madrid, donde reside desde hace cuatro años. Toda su
familia extensa vive en su país de origen. Al iniciar la terapia vivía en un piso compartido
con una compañera de su país, amiga de su familia. Sara dedica mucho tiempo a su trabajo
y apenas tiene contacto con los pocos amigos o amigas que ha conocido en Madrid.
Reconoce que le cuesta mucho abrirse y relacionarse más, aunque se siente sola.
Anteriormente tenía más contacto con la comunidad de la iglesia protestante a la que
pertenece, aunque últimamente también se ha distanciado de este entorno. Esta paciente
estuvo anteriormente en terapia, en su país de origen, justo antes de venir a España, y siente
que le ayudó mucho en esa etapa en su decisión de salir de su país y venir aquí. Es una
mujer inteligente, muy guapa y con un aspecto físico muy bien cuidado, con un aire triste
aunque muy contenido y con una actitud un tanto reservada. Hasta ahora Sara no había
tenido ninguna relación de pareja, excepto una relación platónica con un compañero de
trabajo en su país de origen. Reconoce que se ha mantenido muy cerrada a las relaciones
con hombres, utilizando el trabajo y las creencias religiosas como “protección”. En esta
relación sentimental reciente, Sara dio el paso de acercarse física y emocionalmente a un
hombre, superando sus recelos iniciales al ver que él no era tan creyente como ella. Sintió
por primera vez “la ilusión de sentirse acompañada”, y el deseo de que la relación se
afianzase, pero comprobó gradualmente la falta de implicación de él: “no sabía si iba en
serio o seguía saliendo con otras chicas”. Finalmente ella decidió cortar la relación, después
de varios intentos y posteriores reconciliaciones. Esta experiencia ha tenido un impacto
emocional muy grande en Sara, ya que se le hace “mucho más difícil sobrellevar la
sensación de soledad” y se siente “hundida, ha perdido el control sobre sus sentimientos”.
Conecta el dolor que sufre ahora con el que sentía cuando se despedía de su madre después
de sus visitas (hija de padres separados, la paciente dejó de convivir con su madre a los 11
años para ir a vivir con su padre y la familia de éste). A pesar de que durante mucho tiempo
tuvo una sensación de soledad, de falta de pertenencia y desprotección, ha salido adelante
dando una imagen de aparente estabilidad, ocultando o negando su dolor y “centrándose en
hacer lo que tenía que hacer y cumplir con su deber”. Ahora esta estrategia ya no le
funciona, por mucho que intenta “volver a sentirse como antes y que las cosas no le afecten
tanto”. De ahí viene su petición de ayuda inicial: “quiero recuperar el control sobre mis
sentimientos”. Apenas ha hablado con nadie de lo que le está pasando ahora, excepto con
una amiga de su país y su madrastra, con quien tiene buena relación. No confía en que si se
lo cuenta a su madre ésta sea capaz de consolarla, y teme que probablemente se angustiaría
más. Además, reconoce que ahora le cuesta aún más acercarse a la gente y se ha vuelto más
desconfiada, por miedo a que le vuelvan a hacer daño.

También podría gustarte