La Experiencia en La Logica Juridica

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UNIVERSIDAD METROPOLITANA DE HONDURAS

LICENCIATURA EN DERECHO

ASIGNATURA
Lógica e Interpretación Jurídica

CATEDRATICO
Abogado Eduardo Isaac Pacheco

TRABAJO
Investigación y Exposición sobre La Experiencia en la Lógica Jurídica

PRESENTADO POR
Ashly Nahomy Meza Padilla
Horus Harpocrates Padilla Mejía
Jorge Madrid Turcios
Josías Otoniel Midence Rodríguez
Rene Alberto Murillo Escaleras

TOCOA COLON, 16 DE MARZO 2024


Tabla de Contenido

INTRODUCCIÓN.........................................................................................................................3

OBJETIVOS.................................................................................................................................4

MARCO TEÓRICO.....................................................................................................................5

CONCLUSION...........................................................................................................................18

ANEXOS.....................................................................................................................................19

BIBLIOGRAFIA.........................................................................................................................20
INTRODUCCIÓN

A continuación, el presente informe sobre la investigación de la historia de la lógica


jurídica, la noción de experiencia ha desempeñado un papel fundamental en la
comprensión y aplicación del derecho. Desde las primeras regulaciones
consuetudinarias hasta las complejas estructuras normativas actuales, la
experiencia ha sido un elemento clave en la evolución del pensamiento jurídico.

A lo largo de los siglos, filósofos, juristas y pensadores han explorado la relación


entre la experiencia, la razón y la ley, dando forma a las teorías y prácticas legales
que conocemos en la actualidad. En esta investigación, nos sumergiremos en el
fascinante mundo de la experiencia en la lógica jurídica, explorando su evolución a
lo largo de la historia y su impacto en la comprensión del derecho.
OBJETIVOS

Objetivo general:
 El objetivo general de explorar la historia de la experiencia en la lógica
jurídica es comprender cómo la interacción entre la experiencia, la razón y
la ley ha influido en la evolución del pensamiento legal a lo largo del tiempo,
mediante el análisis de cómo la experiencia ha sido fundamental en la
interpretación de normas, la protección de derechos humanos, el acceso a
la justicia y la resolución de conflictos, se busca obtener una visión integral
de la importancia de la experiencia en el ámbito jurídico y su relevancia en
la sociedad actual.

Objetivos específicos:
 Analizar cómo la experiencia ha sido utilizada a lo largo de la historia para
construir argumentos sólidos y convincentes en la argumentación jurídica,
permitiendo anticipar y refutar eficazmente los argumentos de la parte
contraria.

 Investigar la influencia de la experiencia en la toma de decisiones judiciales,


examinando cómo esta permite a los jueces tomar decisiones informadas y
justas, considerando las particularidades de cada caso y previendo las
consecuencias de sus resoluciones.

 Explorar cómo la experiencia en la práctica legal ha contribuido a la


aplicación flexible y creativa del derecho a diferentes situaciones,
garantizando la efectividad y eficiencia en la administración de justicia, así
como la protección de los derechos humanos y el acceso equitativo a la
justicia.
MARCO
TEÓRICO
Historia de la Experiencia en la Lógica Jurídica

En el mundo antiguo, los pensadores legales recurrieron a sus propias


experiencias y observaciones para desarrollar teorías de derecho y justicia. Estas
teorías a menudo se basaban en la creencia de que la ley debería reflejar el
sentido común de la comunidad.

En la Edad Media, los pensadores legales comenzaron a confiar más en la razón y


la lógica que en la experiencia en su trabajo. Este cambio se debió en parte a la
influencia de Aristóteles, cuyos escritos sobre la lógica fueron ampliamente
estudiados por académicos medievales. Como resultado, el razonamiento legal se
volvió más sistemático y riguroso, y las decisiones legales se basaron cada vez
más en principios legales que en la experiencia personal.

El Renacimiento vio un renovado interés en la experiencia como fuente de


conocimiento legal. Esto se debió en parte al redescubrimiento de la ley romana,
que puso un fuerte énfasis en los precedentes y la experiencia. Los pensadores
legales del Renaissance argumentaron que la ley debería basarse en las
experiencias del pasado, y que los jueces deberían buscar orientación al pasado
en decidir casos.

La Ilustración vio un cambio adicional de la experiencia como fuente de


conocimiento legal. Los pensadores de la Ilustración creían que la ley debería
basarse en la razón y la ley natural, en lugar de las experiencias de individuos o
sociedades particulares. Como resultado, el razonamiento legal se volvió más
abstracto y universal, y menos arraigado en las experiencias particulares de
jueces y abogados.

El siglo XIX vio un renovado interés en la experiencia como fuente de


conocimiento legal. Esto se debió en parte al surgimiento del positivismo, que
sostenía que la ley es un producto de la experiencia humana. Los pensadores
legales positivistas argumentaron que la ley debería basarse en las prácticas
reales del sistema legal, más que en principios o ideales abstractos.
El siglo XX vio un desarrollo adicional de la idea de experiencia como fuente de
conocimiento legal. El realismo legal, que surgió a principios del siglo XX,
argumentó que la ley no es un conjunto de principios abstractos, sino más bien un
conjunto de reglas aplicadas por los jueces en casos particulares. Los realistas
legales argumentaron que los jueces deben tener en cuenta sus propias
experiencias y observaciones al decidir casos, y que la ley debe ser moldeada por
las experiencias de la comunidad.

El siglo XXI ha visto un interés continuo en la experiencia como fuente de


conocimiento legal. Esto se debe en parte al creciente reconocimiento de que la
ley es un sistema complejo y dinámico que está formado por las experiencias de
las personas que trabajan dentro de ella. Los académicos y profesionales legales
se basan cada vez más en sus propias experiencias para desarrollar nuevas
teorías de derecho y justicia.

La Experiencia Jurídica

El tema de la experiencia adquirió un desarrollo de vastas proporciones en el


pensamiento jurídico contemporáneo, vinculado principalmente con el problema de
la concreción del Derecho. Pese al esfuerzo realizado, ni el mismo concepto de
experiencia ni, por lo tanto, el método de aproximación a la realidad del Derecho
intentado, hanquedado exentos de ambigüedades.

Tomaremos como ejemplo la reseña que de algunas de estas posiciones que


ofrece Recaséns Siches –incluyéndose a sí mismo- dentro del ámbito de la
llamada Filosofía del Derecho. Expone primeramente Recaséns el concepto de
experiencia para la Fenomenología (se refiere a las líneas de pensamiento
inspiradas en el método y programa de Husserl, según la cual cabe distinguir “la
experiencia” y “lo empírico”; este último concepto sólo se aplicaría a la percepción,
interna o externa; la experiencia, en cambio, entendida fundamentalmente como
conocimiento directo, puede tener también por objeto las esencias. De sí dice:
“Recaséns Siches ha insertado recientemente en su pensamiento la consideración
de la ‘experiencia jurídica’, la cual es una experiencia mixta de datos reales, de
necesidades, de aspiraciones, de ideales, de valores –captados intuitivamente y
también racionalmente-, todo ello en relaciones de recíproca implicancia, así como
también de mutua interacción efectiva”. En síntesis, para Recaséns el concepto de
experiencia es idéntico al de “intuición”, en el sentido más amplio que pueda tener
este término.

Por consiguiente, el campo de la experiencia incluiría el de la “eidética”, con la


significación que le asigna a ésta, también dentro de la Fenomenología, Llambías
de Azevedo; es decir, la experiencia tendría como objeto también las esencias
universales. Así aplicada la experiencia, su estudio apenas puede tener utilidad a
fin de poner un punto de partida firme y seguro a la ciencia acerca del Derecho.
Por el contrario, hay una reducción y una confusión que, sumadas, invalidan esta
posición. De una parte, se acepta sin críticas el concepto moderno de percepción
como conocimiento sensible de un “dato”, al cual es ajeno el valor. De otra, se
confunden en la “intuición experiencial” las facultades superiores con las inferiores,
los actos de percepción con la abstracción y el discurso racional, los actos de
conocimiento y los actos afectivos, etc., sin discriminarse la formalidad específica
de la experiencia.

Otro ejemplo –que también brinda Recaséns- es Capograssi, para quienes la


experiencia “significa el encuentro y el choque del hombre con la realidad, con
toda la realidad. Experiencia es la vida misma, que el hombre está empeñado en
llevar adelante”. O sea, es vivencia a la vez que proceso vital. Ahora bien, dado
que la experiencia se identifica con la propia vida humana, con el obrar y hacer del
hombre, ella resulta ser a la vez subjetiva y objetiva, lo cual plantea, en el seno
mismo de la experiencia una tensión dialéctica, que se torna especialmente aguda
y crítica en el ámbito social y jurídico.

La “experiencia jurídica”, por lo tanto, aparece en el mundo contemporáneo como


ambigua o ambivalente (Capograssi prefiere no usar el término “dialéctico”): surge
de la vida del individuo, pero alcanza una dimensión mundial que excede al
hombre y amenaza deshumanizarlo; en sus centros fundamentales (“Estado,
contrato, propiedad y sujeto”) se conserva siempre la misma y a la vez se
convierte en otra cosa; en ella se reedita la dialéctica de abstracto y concreto.

Por cierto, que los límites de esta reseña nos impiden mostrar lo que tienen de
verdaderas y profundas ciertas observaciones de Capograssi; pero sin precisiones
y distinciones en el concepto de experiencia jurídica – que permitan distinguir lo
que es conocimiento directo e inmediato del hombre, el obrar de éste y la obra
humana realizada, como realidad objetiva que se impone al hombre mismo- no es
posible escapar al absurdo que surge de las expresiones señaladas.

También Gurvitch, siguiendo en esto la inspiración de corrientes como la


fenomenología y el intuicionismo bergsoniano, ensancha el ámbito de la
experiencia, el cual coincide con el campo total de “lo dado”, que incluye tanto lo
sensible cuanto lo espiritual y lo ideal. Como para Capograssi, para él también
toda experiencia social es dialéctica (pero Gurvitch sí usa la palabra “dialéctica”,
dentro de la “tradición” hegeliana), y es una única y misma cosa la realidad social
y la experiencia (“dialéctica empírico –realista”). Dice, además: “... toda
experiencia (trátese de experiencia vivida, de la experiencia cotidiana o, por
último, de la experiencia preparada por los marcos operativos de las diferentes
ciencias) implica ‘mediaciones’, intermediarios, grados diversos entre lo inmediato
y lo construido. Estos dos extremos, efectivamente, son solamente casos límite y
suponen una infinidad de pasajes.

Pero quizás quien con mayor prolijidad y sentido sistemático ha tratado el tema de
la experiencia jurídica es Leon Husson. También para él la experiencia se extiende
a una variedad grande de objetos que trasciende lo sensible. “El núcleo o la
médula de esa noción más amplia de experiencia – dice Recaséns- se halla en la
idea de una instrucción adquirida por el ejercicio o por la práctica, de un
conocimiento que el espíritu no saca de su propio fondo”. Esta instrucción puede
ser de dos modos: uno, el de un contacto con la realidad; otro, como una actividad
del sujeto. De tal manera que puede decirse que “la experiencia rebasa el ámbito
del conocimiento: es algo esencialmente vivido y, en tanto tal, transforma, o mejor
dicho informa, el ser entero”.

El propio Husson advierte que son tantas y tan diversas las formas y contenidos
de la experiencia, que apenas si puede mentarse algún género común a todas
ellas; el término “experiencia” no sería unívoco sino analógico, en el sentido que
esta noción tiene para los escolásticos. Y en tanto conocimiento, ella podría
definirse como aquél en “el cual el espíritu se encuentra ante un dato, cualquiera
que sea la índole de ese dato, y cualquiera que sea la parte de construcción que
superponga a ese dato”. Dentro de estos datos hay que incluir, obviamente, los
sentimientos: a punto tal que HUSSON señala que “las exigencias de la justifica
antes de ser pensadas son sentidas; y es precisamente en sus aplicaciones
concretas como las captamos mejor”. Cabe señalar, sin perjuicio de la objeción
general que merece una concepción tan amplia, y por ello tan confusa, de la
experiencia, que ni HUSSON ni el propio RECASÉNS parecen advertir que la
definición que han ofrecido de la experiencia como conocimiento es contradictoria.
Digo que lo es porque es contradictorio hablar de un “dato” que a la vez sea
“construido”, que es lo que surge en el contexto de la exposición de ambos, como
herencia del kantismo oculto de la Fenomenología.

En efecto, si el “dato” puede ser “construido”, ¿qué nombre o concepto se reserva


para aquello a partir de lo cual o de lo cual algo se construye? ¿Habrá que
ubicarse acaso en una posición radicalmente idealista, como podría ser la de
Hume o la de Hegel, o en el idealismo que surge de la síntesis constructiva de la
experiencia de Kant?

Pero, en tal caso, ¿qué sentido tiene oponer el “dato construido” al “dato exterior”?
Esto es sólo una muestra de las contradicciones a las que conduce semejante
amplificación y confusión del concepto de experiencia.

Si se continúa la exposición y reseña de RECASÉNS –sobre todo en relación con


lo “justo concreto”- la ambigüedad del concepto de experiencia, de la que venimos
hablando, se torna más aguda. El propio autor, juntamente con E. CAHN y E.
BODENHEIMER, entre otros, identifica la experiencia de la justicia con el
sentimiento, o al menos convierte a éste en el contenido primario y central de
aquélla; se refiere tanto al sentimiento de la justicia, en forma directa, ya al de la
injusticia, como experiencia negativa del aludido valor. Todo lo cual se inscribe en
el irracionalismo axiológico, en cualquiera de sus formas (pero, especialmente,
parece adscribirse a la posición de MAX SCHELER, quien hace del sentimiento la
“facultad” perceptiva o intuitiva del valor).

En particular, RECASÉNS confunde “sentimiento jurídico” con la percepción


inmediata, o con el conocimiento inmediato, de lo justo y de lo injusto. Cabe
agregar ahora, pues, a las observaciones que hiciéramos más arriba sobre el
concepto confuso de experiencia que usa este ilustre ius filósofo, estas otras: El
sentimiento, como acto o realidad emocional, no es lo mismo que la percepción
misma –que, por más vueltas que se quiera darle, es de naturaleza cognoscitiva,
aunque no se afirma que siempre sea sólo y puramente cognoscitiva- con la
disposición afectiva que puede agudizar la atención perceptiva, o con el acto
afectivo que “tiñe” de afectividad o practicidad el conocimiento.

Ocurre, sí, que la reacción o movimiento de la esfera tendencial suele ser


concomitante, en la conciencia, con el conocimiento del objeto sub ratione boni, o
aún precederlo; sin dudas, también, cabe una experiencia del sentimiento
(experiencia interna y, por lo tanto, refleja); ésta, sin embargo, ha de ser
consiguiente a una experiencia externa en la cual el objeto aparece ya revistiendo
determinadas características. Y no es que se quiera separar lo que se presenta
unido en un acto vital y complejo, sino que se pretende distinguir para mejor
entender. Ya que, precisamente, la confusión es la negación misma de todo
análisis y de todo progreso en el conocimiento.

Muchos otros ejemplos podríamos poner de esta preocupación contemporánea


por la experiencia jurídica que, sin embargo, apenas si ha echado alguna luz sobre
el concepto de experiencia jurídica en sus tres momentos constitutivos: el sujeto,
el objeto (el fenómeno jurídico) y el acto (y el esquema o disposición habitual
consiguiente). Lejos de ello, hasta podría decirse que esta temática ha
profundizado las confusiones que han llegado a poner en crisis los saberes acerca
del Derecho.

El Derecho como Experiencia

LUIS DÍAZ PICAZO, en una obra titulada Experiencias jurídicas y teoría del
derecho, identifica las “experiencias jurídicas” con los “fenómenos jurídicos”; a su
vez “la experiencia jurídica primaria o el fenómeno jurídico primario es, antes que
cualquier otra cosa, el conflicto de intereses”. “El derecho es fundamentalmente un
conjunto de experiencias vividas, que en la mayor parte de los casos son
experiencias existenciales de decisiones o de series de decisiones sobre
concretos conflictos de intereses”. Como se ve, este autor pasa insensiblemente
del plano del objeto de la experiencia (el fenómeno) a la experiencia misma como
acto vital, sin que en ningún momento de su estudio pueda obtenerse alguna
precisión mayor sobre este concepto.

Hemos visto que como reacción contra el racionalismo jurídico, que daba la
espalda a la experiencia, una pluriforme corriente de ideas buscó en la experiencia
jurídica el camino para encontrarse con la realidad del Derecho, o con la
concreción real de éste.

Por este camino, empero, muchos llegaron implícitamente a identificar Derecho y


experiencia, como CAPOGRASSI y GURVITCH, y otros a hacerlo explícitamente,
como fue el caso de TARELLO. El resultado fue, como en el positivismo, reducir el
Derecho a los hechos. ¿Hay algo de verdad en esto? Es obvio que no podemos
pasar por alto este aspecto del problema.

El Derecho consiste principalmente en conductas o, por lo menos, está referido a


ellas. Las conductas humanas, a su vez, constituyen cada una de ellas una
“experiencia” o un momento de la experiencia del hombre; en ellas, además, los
aspectos cognoscitivos, integrados inescindiblemente con los tendenciales y
operativos, son momentos o aspectos constitutivos de las mismas. Por eso se dice
que el modo del conocimiento o pensamiento jurídico es práctico (afectivo,
normativo, etc.). Ello implica que el objeto de la experiencia y de los saberes
jurídicos (el fenómeno jurídico, el Derecho) no es ajeno en su constitución real al
conocimiento mismo. Aun mirándolo desde otro punto de vista-el normativo, por
ejemplo- resulta que el Derecho está constituido por normas, o por una referencia
normas, que no son otra cosa que reglas propuestas imperativamente por una
razón –acompañada de voluntad, claro está- legisladora.

El pensamiento jurídico, por lo tanto, sea bajo la forma de experiencia o de saber,


está ordenado al Derecho de un modo no meramente teórico, sino práctico, esto
es, un modo constituyente o causal. Lo jurídico, en cuanto fenómeno, aparece
vinculado con la experiencia en su misma existencia y no ya sólo como mejo
objeto de conocimiento. En este sentido es válido afirmar que el Derecho es
experiencia.

En efecto, en su primera emergencia como derecho positivo o histórico, el


Derecho aparece con una fuerte connotación consuetudinaria; es decir, en cierta
media al menos, como costumbre y tradición obligatoria. Las primeras
regulaciones de la conducta social probablemente hayan consistido en juicios
prácticos fundados en previsiones empíricas o en el pensamiento mítico o mágico.
Lo cual, de otra parte, es simétrico con lo que ocurre con el desarrollo psíquico
individual. Posteriormente, la racionalización de los mitos, la Revelación religiosa
expresada racionalmente y la existencia de formas más complejas de organización
social permitieron un doble desarrollo jurídico: de una parte, como un orden
normativo complejo, legal, jurisprudencial y doctrinario; de otra, en relación con su
fundamento de validez, dicho orden implica la compleja dialéctica de lo abstracto y
lo concreto, lo válido y lo vigente, lo fundante y lo fundado.

Pero, en cualquier caso, tenemos dos extremos claros en la posición del


problema:

a) El Derecho, aún en sus momentos de mayor desarrollo y complejidad racional,


no puede desentenderse de su origen consuetudinario y empírico, su pena de
perder a la vez su justificación concreta y su vigencia fáctica. Esta estrecha
vinculación, no meramente cognoscitiva, de la experiencia con el Derecho, es lo
que ignoró el racionalismo; de ahí la sequedad de sus frutos y la crisis a la que
condujo al pensamiento jurídico, a la legislación a la vigencia del Derecho, al
sentido concreto de justicia, etc.

b) Pero el Derecho tampoco puede reducirse a mera experiencia. Por lo pronto,


está la distinción que insinuamos antes entre sujeto, acto (y disposición habitual) y
objeto. Pero, además, el Derecho también incluye momentos o aspectos
abstractos y generales, momentos no meramente cognoscitivos, etc. El Derecho
es experiencia, pero también algo más.

Puntos importantes de la experiencia jurídica desde sus


comienzos

1. La evolución del derecho:

 El derecho ha pasado por diferentes etapas a lo largo de la historia,


desde las normas consuetudinarias hasta los sistemas jurídicos
modernos.
 La experiencia ha sido fundamental en la evolución del derecho,
permitiendo adaptarlo a las necesidades cambiantes de la sociedad.
 Algunos ejemplos de la evolución del derecho incluyen la codificación del
derecho romano, el desarrollo del common law en Inglaterra y la creación
de sistemas jurídicos internacionales.

2. La formación de juristas:

 La experiencia práctica ha sido siempre un componente fundamental en


la formación de juristas.
 Desde la Antigua Grecia, los estudiantes de derecho aprendían a través
del aprendizaje práctico, observando y participando en casos reales.
 En la actualidad, la experiencia sigue siendo un elemento esencial en la
formación de abogados, jueces y otros profesionales del derecho.

3. La resolución de conflictos:

 La experiencia ha sido fundamental en el desarrollo de métodos para la


resolución de conflictos.
 Desde la mediación y el arbitraje hasta los tribunales modernos, la
experiencia ha permitido crear sistemas más eficientes y justos para
resolver disputas.
 La experiencia también ha demostrado la importancia de la justicia
restaurativa, que busca reparar el daño causado por el delito y reintegrar
al delincuente a la sociedad.

4. La protección de los derechos humanos:

 La experiencia ha sido fundamental en la lucha por la protección de los


derechos humanos.
 A lo largo de la historia, la experiencia ha demostrado la necesidad de
proteger a las personas de la discriminación, la tortura y otros abusos.
 La experiencia también ha sido fundamental en el desarrollo de
instrumentos jurídicos internacionales para la protección de los derechos
humanos.

5. El acceso a la justicia:

 La experiencia ha demostrado la importancia de garantizar el acceso a la


justicia para todos.
 A lo largo de la historia, la experiencia ha demostrado que las personas que
no tienen acceso a la justicia son más vulnerables a la discriminación y el
abuso.
 En la actualidad, se están desarrollando nuevas estrategias para garantizar
el acceso a la justicia para todos, como el uso de las tecnologías de la
información y la comunicación.

Ejemplos De La Experiencia en la Lógica Jurídica

1. Interpretación de la ley:

 La experiencia permite comprender las normas jurídicas en su contexto


social e histórico, evitando interpretaciones literales o abstractas.
 El conocimiento de casos similares ayuda a resolver lagunas legales o
ambigüedades en la ley.
 Los jueces y abogados con experiencia pueden identificar las intenciones
del legislador y aplicar la ley de manera justa y equitativa.

2. Argumentación jurídica:

 La experiencia permite construir argumentos sólidos y convincentes,


utilizando ejemplos y precedentes relevantes.
 Los abogados experimentados saben cómo presentar sus argumentos de
manera persuasiva ante un juez o tribunal.
 La experiencia en la práctica legal ayuda a anticipar los argumentos de la
parte contraria y a preparar refutaciones efectivas.

3. Toma de decisiones:
 La experiencia permite a los jueces tomar decisiones más informadas y
justas, considerando las particularidades de cada caso.
 El conocimiento de casos similares ayuda a predecir las consecuencias
de las decisiones judiciales.
 La experiencia en la práctica legal ayuda a los jueces a mantener una
actitud imparcial y objetiva.

4. Aplicación del derecho:

 La experiencia permite aplicar la ley de manera flexible y adaptable a las


diferentes situaciones que se presentan.
 Los abogados y jueces con experiencia pueden encontrar soluciones
creativas a problemas legales complejos.
 La experiencia en la práctica legal ayuda a garantizar que la justicia se
aplique de manera efectiva y eficiente.
CONCLUSION

En conclusión, la historia de la experiencia en la lógica jurídica revela la


importancia de integrar el conocimiento empírico con la razón y la ética en la
aplicación del derecho. Si bien la experiencia ha sido fundamental en la
interpretación de normas, la protección de derechos humanos y la resolución de
conflictos, es crucial reconocer sus limitaciones y ambigüedades. La reflexión
crítica sobre cómo la experiencia influye en la toma de decisiones judiciales y en la
argumentación jurídica es esencial para garantizar una justicia equitativa y
efectiva. Asimismo, la evolución del derecho a lo largo de la historia demuestra la
necesidad de adaptarse a las cambiantes realidades sociales y tecnológicas, lo
que resalta la relevancia de seguir explorando y cuestionando el papel de la
experiencia en la lógica jurídica.
ANEXOS
BIBLIOGRAFIA

Lamas, F. A. (s.f.). La Experiencia Juridica. Obtenido de


file:///C:/Users/JAHAZIEL%20MIDENCE/Downloads/Felix_Adolfo_Lamas_La_experiencia_j
uridi.pdf

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