Algunas Palabras Bastan Nin-A Abuela Bosque Flores Lobo Y... Caperucita Por

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 16

Imaginaria - Revista quincenal sobre literatura infantil y juvenil

Inicio
Acerca de
La colección
Reciba el boletín por email

N° 177 | LECTURAS | 29 de marzo de 2006

Algunas palabras bastan: niña, abuela, bosque, flores,


lobo y... ¡Caperucita por siempre!
por Elisa Boland

Ilustración de Gustave Doré

El cuento de Caperucita Roja y la literatura para niños y jóvenes

El título elegido para este artículo responde a uno de los ejercicios que propone Gianni Rodari en su Gramática de la
fantasía (1), a propósito de que con la mención de cinco palabras —niña, abuela, bosque, flores y lobo—
inmediatamente evocamos el cuento en cuestión. Esto ya nos sitúa en un primer juego que se despierta con la lectura
del cuento.

Como señalan especialistas en el tema, la relación entre los cuentos populares y la literatura infantil puede
ejemplificarse a través de la evolución del cuento de Caperucita Roja.

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 1 de 16
En estas notas o apuntes para clase —sin pretensiones de originalidad, sino con el afán de organizar y comunicar
información sobre un tema ya conocido—, me propuse transitar el camino de este cuento, tan antiguo como
paradigmático. Para hacer este recorrido seleccioné básicamente tres autores que trabajaron en el análisis del cuento y
su contexto: la investigación de Valentina Pisanty; lo realizado por Teresa Colomer dentro del campo de la literatura
infantil y desde la historia etnográfica, los estudios de Robert Darnton. (2)

¿Por qué retomar este cuento?

Podríamos trabajar con otros cuentos de la tradición pero el más emblemático para ejemplificar los temas elegidos es
el de Caperucita Roja, que se convirtió en el cuento por excelencia, tanto en el ámbito de la literatura para niños como
en el repertorio de la narrativa oral.

Para situarnos en el campo de la literatura infantil y juvenil, y como primera definición de este género, podríamos
decir que abarca aquellas obras destinadas a los niños y jóvenes o de las cuales ellos se han apropiado. La literatura
infantil y juvenil depende de un receptor muy cambiante y ello condiciona el estudio del pasado, ya que es preciso
dedicar atención a las condiciones de lectura en las que se ha ido produciendo la recepción. Diversos estudios
históricos y bibliográficos han establecido el mapa evolutivo de la literatura para niños y jóvenes teniendo en cuenta
los precedentes —el folklore, las narraciones clásicas de adultos incorporadas al campo juvenil—, pero a la vez
debemos indagarlo también desde la producción contemporánea. Se trata de un campo cargado de tensiones entre
todos sus participantes —niños, jóvenes y adultos—, donde se presentan diversas variables para analizar —las
instituciones, el mercado o la censura, entre otras—, que aparecen como condicionantes en la producción, circulación
y apropiación de la literatura.

Tratando de responder al interrogante inicial, el cuento de Caperucita Roja no sólo nos permite indagar la evolución
de la literatura destinada a los niños en relación con el concepto de infancia, sino también ofrece una propuesta de
recorridos de lectura con acercamiento a autores contemporáneos. Además, podemos afirmar que es un ejemplo sobre
el tratamiento del humor y lo paródico en la literatura para niños y jóvenes moderna y un juego para observar las
posibilidades de reelaboración de un relato.

Ante la lectura de este cuento a los niños surgen polémicas y diferentes posturas —ligadas sobre todo a la idea de que
los relatos para niños o la literatura infantil debe educar en los valores—, muchas veces en detrimento de lo literario y
toda su riqueza, esa pluralidad de significados, que incluye riesgo e inquietud.

Tres versiones de Caperucita Roja

En su libro Cómo se lee un cuento popular (3), Valentina Pisanty destina un capítulo
a la comparación de las diferentes versiones de Caperucita Roja: la popular, la de
Charles Perrault y la de los hermanos Grimm. Se trata de un trabajo ineludible por la
sistematización bibliográfica y la clara exposición del tema, logradas por la autora.
Haciendo una síntesis de su trabajo podemos decir que el cuento proviene de la
tradición oral y que sobre un estudio de un corpus de cuentos de la tradición
campesina francesa se observan 35 versiones de Caperucita Roja. Algunas de ellas
Ilustración de Quentin Blake para el Álbum de
son independientes de la versión escrita de Perrault; otras extraídas del relato escrito, cromos del II Salón del Libro Infantil y Juvenil
y también hay versiones mixtas, que contienen elementos del texto de Perrault y de Cantabria 2005.

elementos independientes.

El texto de Perrault frente a la versión popular

El texto reelaborado por Perrault (siglo XVII) toma del repertorio popular pero lo somete a cierto control ideológico y
moral, conveniente a la sociedad de la época y al ámbito de la corte para la cual trabajaba. Conviene recordar que este
cuento y otros, no surgieron especialmente para un público infantil; la idea de infancia en aquellas épocas no era la
misma que surgirá más tarde.

Pisanty elabora una detallada tabla para cotejar versiones, donde podemos observar los cambios que se realizan en el
cuento a través del tiempo. Entre los cambios más notorios podemos señalar los siguientes:

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 2 de 16
cuento a través del tiempo. Entre los cambios más notorios podemos señalar los siguientes:

La ausencia, en la versión oral, de la "caperuza roja" que le ha hecho la abuela a la niña; rasgo añadido por Perrault
que revela una actitud del narrador. El narrador nos dice que hay un interés por parte de la abuela y la madre de que la
niña se vea más bonita, y esa preocupación sería, en parte, el motivo desencadenante de la suerte corrida por la niña:
el gorro rojo atraería sobre ella el interés del Lobo (el seductor). Por otra parte, se juega con la asociación del color
rojo al pecado y a la vanidad.

La versión popular, muy despojada de elaboración literaria, se limita a señalar el encuentro de la niña con el lobo (con
ausencia de descripciones, escasa descripción de personajes, etc). En cambio, en la versión de Perrault, el narrador no
es neutral y explicita un mensaje admonitorio: "la pobre niña, al no saber qué peligroso es detenerse a escuchar a un
lobo...". Habría un grupo de cuentos para niños destinados a la advertencia y a ellos

pertenecería Caperucita Roja. La función era desalentar a los niños a cometer acciones imprudentes, como atravesar
solos el bosque, por ejemplo. Aquí debe entenderse la presencia del lobo como un peligro real y no metafórico: en el
siglo XV había antecedentes de pastorcillos que morían por ataques de lobos. Marc Soriano, citado por Colomer (4),
ha estudiado los cuentos populares desde una perspectiva socio-histórica que los contempla como reflejo de la
mentalidad de una época históricamente determinada. Desde ese punto de vista, esta ficción responde "al hambre y a
la dureza de las condiciones de vida de los campesinos y al peligro real que suponía la existencia de los lobos en los
grandes bosques y a la complacencia de los receptores populares por el triunfo del débil frente al poderoso, en los
casos en que la niña engaña al lobo". Una moral que señala la necesidad de astucia para sobrevivir en el mundo.

En la realidad o en la ficción, el lobo representa una figura amenazadora. En Perrault la identificación hombre-lobo se
manifiesta y aunque se dirige a los niños, es claro que hace un guiño al lector adulto.

Otro rasgo distintivo en Perrault es el añadido de una moraleja en verso, al final del cuento, cargada de ironía:

"Aquí se ve que los niños, y aún más las bonitas


niñas, tan bien hechas, bellas y agraciadas,
hacen mal al escuchar a personas no confiables,
porque siempre hay un Lobo que se las puede comer.
Digo un Lobo porque no todos los lobos
son de una especie, y los hay astutos
que, en silencio y con dulces cumplidos,
persiguen a las imprudentes
hasta sus casas. ¡Ay, precisamente éstos
son los lobos más insidiosos y funestos!"

Un cambio relevante y que se ocupa de marcar la concepción de infancia en cada época es la referencia primitiva al
canibalismo de la versión popular que suprime Perrault. (5) Un hecho demasiado perturbador para los niños y para el
público cortesano a quien destinaba Perrault sus relatos. Como menciona Pisanty, el aspecto perturbador que aún
advertimos quizás sea un residuo de la tradición popular que refleja la crueldad en la lucha por la supervivencia de
una época.

Tanto en la versión popular como en la de Perrault el lobo pide a la niña que se desvista. Sin embargo, Perrault se
detiene menos en los detalles del strip tease —si bien la referencia sexual no está totalmente evitada— y tal vez esto
se deba a un sentido de pudor o de consideración hacia los oyentes y lectores para los cuales escribía. Luego sigue el
conocido diálogo entre Caperucita y el lobo, con las variantes mencionadas, y el final con la muerte de la niña
devorada por el lobo.

Finalmente, Pisanty comenta: "la imagen del niño que emerge del cuento de Perrault es la de un destinatario que
exige ser dirigido por el adulto en su interpretación del texto. Este modo de concebir la infancia coincide con los
principios educativos dominantes en aquella época". Y añade una cita de Bettelheim, cuando considera al cuento
como "una historia admonitoria que deliberadamente amenaza al niño con un final que crea ansiedad".

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 3 de 16
El relato de los hermanos Grimm

Según Pisanty, el relato de los hermanos Grimm de Caperucita Roja es una


reelaboración a partir de la versión escrita por Perrrault, ya que existe una primera
traducción al alemán de 1790. En esta nueva versión se omiten las escenas de
canibalismo y la referencia sexual aparece mucho más velada. El cuento es
suavizado otra vez, los hermanos Grimm en 1812 (115 años después de Perrault) le
añaden el final feliz que en general es el más recordado por todos, donde el cazador
salva a la niña y a la abuela sacándolas del vientre del lobo. Algunos dicen que la
figura del cazador es introducida en Alemania, ya que en Francia sólo los nobles
practicaban la caza. Este final feliz es lo que más distingue del resto a la versión de
Ilustración de Oscar Rojas para el libro Los
los Grimm. Sin embargo, conviene mencionar otros detalles, como la recomendación cuentos de Perrault.
de la madre a Caperucita para cruzar el bosque o el encuentro con el lobo (el animal
la invita a disfrutar de la naturaleza). Además, los Grimm sustituyen la moraleja
externa —que consideran superficial— por una interna y así añaden un segundo final, donde Caperucita se encuentra
con otro lobo. Pero en esta oportunidad, la niña ya aprendió a cuidarse y junto con la abuela logran vencerlo. Los
Grimm adaptan el cuento al contexto cultural de la época; se distancian de los cuentos de advertencia y asumen una
nueva función, acorde con el nuevo clima pedagógico. No quieren aterrorizar al niño, quieren enseñarle que si se
comporta como sus padres quieren nada malo podrá sucederle. Como señala Pisanty, "se trata de un modelo de
educación autodirigida, orientado a consolidar los valores dominantes (autoridad de los padres, renuncia al principio
del placer, interiorización de las obligaciones) y a promover el conformismo."

La versión de los hermanos Grimm que reemplaza a la de Perrault será la adoptada por la mayoría de las colecciones
infantiles, desde 1812 hasta la Primera Guerra Mundial. Con el correr del siglo XX las versiones van hacia una nueva
atenuación de los contenidos. La imagen de infancia que impera es de fragilidad y delicadeza y hay que salvaguardar
esa sensibilidad infantil.

Teniendo en cuenta que durante el siglo XIX se realizó un profundo debate —regido por las ideas pedagógicas—
sobre cuáles eran los libros más adecuados para los niños, el cuento de Caperucita continúa señalando las huellas de
una evolución. Como dice Colomer, "el cuento continuó bajo una forma explícitamente aleccionadora, aunque el tema
sexual dejara de estar en primer plano. Caperucita Roja se había alejado de las formas populares para convertirse en
un cuento definitivamente infantil, con un final feliz y un mensaje educativo sobre la obediencia debida".

Las características folklóricas de los cuentos en general se vulneraron cuando fueron fijados por la escritura (Zipes)
(6). Y, al adaptarlos a las condiciones que requería la educación de los niños, el mito se irá modificando al ubicar el
tema de la violación en la moraleja final, como núcleo del cuento. De esta manera, el temor a ser devorado de las
versiones populares y la utilización simbólica tradicional de la figura del lobo como símbolo de la muerte se
sustituyen por el temor a la pérdida de la honra. "Se construye así un cuento sobre la seducción y la responsabilidad
moral y control de la sexualidad" (7).

Aullar con los lobos

"Aullar con los lobos" es una expresión citada por Robert Darnton para referirse a la época en que se desarrolla el
cuento: "Si el mundo es cruel, la villa sórdida, y la humanidad está infestada de pícaros, ¿qué se puede hacer? Los
cuentos no ofrecen una respuesta explícita, pero ilustran lo adecuado del antiguo proverbio francés Se debe aullar con
los lobos." (8)

Como historiador etnográfico, Darnton se ocupa de la "gente común" y no sólo de la historia de los personajes
conocidos o poderosos. Intenta investigar cómo la gente organiza la realidad en su mente y cómo la expresa en su
conducta. En el primer capítulo de su libro, "Los campesinos cuentan cuentos: El significado de Mamá Oca", analiza
cómo vivían los campesinos en Francia en el siglo XVIII y lo hace a través de los cuentos. Allí reproduce la versión
oral del cuento que podríamos considerar antecedente de la Caperucita Roja, y que Pisanty también retoma para su
libro.

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 4 de 16
Dice el autor que la moraleja de este cuento, despojado de la elaboración literaria posterior, es para que las niñas estén
alertas y se mantengan alejadas de los lobos. Para los estudiosos del tema, en el caso de los historiadores, Darnton
dice que el cuento les acerca algo del mundo de los primeros campesinos modernos; pero respecto de las
interpretaciones que realizan los psicoanalistas, como Bettelheim y Fromm, plantea reservas. Darnton considera que
esas interpretaciones ignoran la dimensión histórica del cuento y se realizan a partir de detalles que en las primeras
versiones no existen, como por ejemplo la "caperuza roja" de la niña, entre otros. Darnton insiste sobre la pérdida de
la visión histórica de los cuentos —algo ya señalado por Marc Soriano (9)— y afirma que esta versión campesina del
cuento (reproducida en su libro), "supera en sexo y violencia a la de los psicoanalistas. (Como los hermanos Grimm y
Perrault, Fromm y Bettelheim no mencionan el canibalismo que se comete en contra de la abuela ni el strip-tease de
la niña antes de ser devorada). Evidentemente, los campesinos no necesitaban una clave secreta para hablar de
tabúes." El autor intenta reafirmar que, sin sermones ni moralejas, los cuentos franceses mostraban que el mundo era
cruel y peligroso y, además, eran señales de advertencia no destinadas a los niños, al menos no exclusivamente. En
épocas de la Ilustración, nadie consideraba a los niños como criaturas inocentes ni a la infancia una etapa distinta de
la vida, que pudiera distinguirse de la adolescencia, la juventud y la edad adulta.

De las 35 versiones registradas de Caperucita Roja, más de la mitad terminan en que el lobo se come a la niña. "Ella
no ha hecho nada —dice Darnton— para merecer ese destino, porque en los cuentos campesinos, a diferencia de los
de Perrault y Grimm, ella no desobedece a su madre ni deja de leer las señales de un orden moral implícito que están
escritas en el mundo que la rodea. Sencillamente camina hacia las

quijadas de la muerte. Este es el carácter inescrutable, inexorable de la fatalidad que vuelve los cuentos tan
conmovedores, y no el final feliz que con frecuencia adquirieron después del siglo XVIII." (10)

Débiles frente a poderosos

A diferencia de los cuentos ingleses o alemanes, Darnton sostiene que "los cuentos
franceses no muestran simpatía por los tontos pueblerinos ni por ninguna forma de
estupidez, incluyendo a los lobos y a los ogros que no logren comerse a sus víctimas al
instante". Según Darnton, "la tontería representa la antítesis de la picardía; resume el
pecado de la simplicidad, un pecado mortal, porque la candidez en un mundo de hombres
orgullosos es una invitación al desastre." Y observa que los héroes tontos de los cuentos
franceses, por lo tanto, fingen ser tontos sólo para manipular un mundo cruel pero crédulo.
Así, Caperucita Roja (sin la caperuza) usa la misma estrategia en versiones del cuento
francés cuando logra escapar con vida. En una de las versiones, por ejemplo, el lobo ya la
tiene entre sus garras y ella pide salir para ir al escusado. El lobo le permite salir atándola a
una cuerda pero, a su vez, la muchacha ata la cuerda a un árbol y huye. "Con estilo galo, el
Ilustración de Bruno Munari y Enrica
cuento relata la educación de un pícaro. Pasando de un estado de inocencia a otro de Agostinelli para el libro Caperucita
fingida ingenuidad, Caperucita Roja se une a Pulgarcito y al Gato con botas", personajes Roja, Verde, Amarilla, Azul y Blanca.

que tienen en común la debilidad y la astucia, y que sus adversarios se distinguen por la
fuerza y la tontería. En la picaresca, el pequeño siempre se enfrenta al poderoso. "Al tramar los cuentos de esta
manera, y sin hacer un comentario social explícito, la tradición oral les ofreció a los campesinos una estrategia para
enfrentarse a sus enemigos durante el Antiguo Régimen."

La reformulación del cuento en la literatura infantil moderna

Según cita Colomer, durante la década 1930-1940, Elena Fortún realizó en España una versión del cuento en la que el
lobo se comía sólo el reflejo de Caperucita en el espejo. Menciona también la del mexicano Antoniorrobles (1967), en
la que el lobo era llevado a la cárcel, quedaba sujeto a régimen vegetariano y se hacía amigo de Caperucita, quien
intercedía por él en el juicio. Eran versiones que acompañaban los lineamientos pedagógicos de la época, que
suprimían la carga de violencia y adherían a los valores de perdón y reconciliación y, por supuesto, también
evidenciaban un rechazo por los cuentos populares. Colomer sostiene que "a pesar de estas críticas la recuperación de
estos cuentos para la infancia se ha mantenido inamovible, ya las teorías psicoanalíticas de la década de los setenta
habían actuado como un desencadenante de la reivindicación educativa de la fantasía, progresivamente sentida y
teorizada tras unas décadas de predominio racionalista y realista".

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 5 de 16
teorizada tras unas décadas de predominio racionalista y realista".

Según señala Pisanty, después de la Primera Guerra Mundial se inicia una drástica reinterpretación de los cuentos
clásicos. Las versiones tradicionales siguen siendo dominantes, pero junto a ellas se desarrolla un repertorio muy
numeroso de reescrituras, parodias y "ejercicios de estilo", orientados a descomponer los cuentos tradicionales.
Algunas de estas reelaboraciones están destinadas al público adulto, que puede captar las referencias intertextuales y
los contenidos satíricos que proponen. En otras reelaboraciones, los destinatarios previstos de los relatos son los niños
y nos reflejan una nueva imagen de infancia, diferente a la que transparentaban las versiones tradicionales. En
general, en estas nuevas versiones, el papel destacado le corresponde al humor. Ese elemento paródico y provocativo
se presenta primero en las reescrituras para adultos y, más tarde, se traslada al público infantil.

En el caso particular de Caperucita, será recién a partir de la segunda posguerra que se produce una verdadera
inflexión en la actitud de los escritores hacia la infancia y hacia el personaje de Caperucita y, por lo tanto, hacia los
destinatarios infantiles. Pisanty cita un ejemplo donde la protagonista recupera su independencia y consigue derrotar
al lobo por sí misma (C. Storr, 1955), o en la que la niña y la abuela se alían para matar al lobo sin necesidad de la
intervención de ningún hombre que las salve (versión feminista del Merseyside Fairy Story Collective de Liverpool,
1972).

Las recomposiciones de los cuentos para la infancia moderna se mantienen bastante fieles a la trama clásica y los
cambios sustanciales se producen en el plano de la expresión: modernización del lenguaje, uso de jerga juvenil o
registros coloquiales, introducción del humor, etc.

Libros contemporáneos más conocidos

Veamos algunos ejemplos de versiones o reescrituras del cuento de Caperucita,


realizadas por autores contemporáneos, que promueven múltiples lecturas. Según el
país de origen, hay reelaboraciones del cuento que derivan de la versión de Perrault
y otras de la de los hermanos Grimm. (11)
Ilustración de Tony Ross para el libro Caperucita
En la versión del autor inglés Tony Ross (Altea, 1982), Caperucita es la hija de un Roja.
leñador que la estimula a desenvolverse con libertad en su vida cotidiana en el
bosque. En esta versión la estructura narrativa permanece casi invariable. El tono
ligero del relato, unido a la comicidad de las ilustraciones, representa un intento de desdramatizar el cuento clásico y
eliminar su sentido amenazador. Aquí el lobo es desterrado en vez de ser descuartizado por el cazador. En el exilio se
vuelve vegetariano y aprende a cultivar el huerto. No se culpa a la niña por su frivolidad o por su desobediencia y
desaparece la moraleja de Perrault. Se puede decir que de su lectura surge un mensaje pacifista y ecológico; en su
texto se percibe como la cultura antiautoritaria de los años setenta recurría a la reescritura para introducir nuevos
valores sociales en la literatura para niños. Una especie de nuevo didactismo (al revés) de corte progresista, donde
cabría incluir gran parte de la literatura infantil actual. Como señala Colomer (12): "la ampliación de las fronteras de
la permisividad y la adopción de nuevos valores no implica la anulación de límites a la adecuación moral en los
cuentos infantiles, sino su simple transformación".

Otro ejemplo es la propuesta "cromática" de Bruno Munari y Enrica Agostinelli, Caperucita Roja, Verde,
Amarilla, Azul y Blanca (Anaya, 1998). En ella cada color es una versión diferente y cada variante afronta el núcleo
narrativo principal: Caperucita Verde es amiga de las ranas que la salvan del lobo; Caperucita Amarilla vive en la
ciudad y observa cómo el tránsito urbano se vuelve casi tan peligroso como atravesar el bosque; Caperucita Azul es
una pequeña pescadora que lucha contra un pez-lobo; Caperucita Blanca está envuelta en el misterio porque un manto
de nieve la hace invisible a la mirada de los lectores (gráficamente se resuelve con las páginas en blanco). Se trata de
un juego de descomposición y vuelta a recomponer el cuento según la clave elegida, que promueve una interpretación
activa del destinatario.

Cuentos en verso para niños perversos

(Altea, 1987), es un libro del reconocido escritor galés Roald Dahl, con ilustraciones de Quentin Blake. Son

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 6 de 16
historias contadas con versos rimados donde se incluye "Caperucita Roja y el Lobo". En esta versión: el lobo ya se
ha comido a la abuela y está a la espera de la nieta. Cuando llega Caperucita comienza un diálogo y, en un momento,
ella provoca el enojo del lobo. En lugar de preguntarle "por sus dientes", la niña altera el relato tradicional y se
interesa por el "abrigo de piel" que cree que lleva el lobo. Cuando éste amenaza con comerla, Caperucita saca un
revólver y lo mata de un disparo en la cabeza. Con la piel del lobo, la pequeña se hace un abrigo. Así como "la
sustitución de la moralidad tradicional por la afirmación de nuevos valores —según señala Colomer (13)— es una
característica más típica de la literatura infantil de los setenta (...) el juego amoral se extiende durante la década de los
ochenta, cuando el personaje transgresor no es castigado", como ocurre con esta versión de Dahl.

Se distingue especialmente la versión de Sarah Moon (Anaya, 1984) por el uso de la fotografía en lugar del dibujo,
un recurso que borra el distanciamiento y presenta con mayor crudeza el desarrollo del relato. Aquí la niña no
atraviesa el bosque sino la ciudad empedrada, lúgubre, y con el lobo que la sigue, amenazante, en un automóvil. Se
suceden las imágenes en blanco y negro hasta la casa de la abuela, donde está estacionado el automóvil, y solo en ese
momento vemos a trasluz la figura del animal. El libro se cierra con una toma, vista desde arriba, de la cama vacía y
con las sábanas revueltas. A simple vista, desorienta la elección del lector para este libro, ya que la colección está
destinada a los niños pero, una vez transitado el libro, reconocemos un destinatario joven o adulto.

Para los amantes del policial, encontramos Detective John Chatterton (Ekaré,
2000), del francés Yvan Pommaux, uno de los tres libros (14) en los que este
autor reescribe historias de cuentos tradicionales a través de los casos que el
detective Chatterton debe resolver. Se trata de libros-álbum, con ilustraciones en la
estética del policial negro, combinadas con rasgos del cómic y del cine. En la
versión citada, la acción transcurre en la oficina del detective, adonde llega una
mujer pidiendo ayuda porque su hija ha desaparecido. La madre cuenta que la
jovencita vestía toda de color rojo. El detective sale a investigar y va encontrando
prendas de ese color a lo largo del recorrido nocturno que hace por la ciudad. De
esta manera, Chatterton llega a la casa del raptor, un coleccionista de obras de arte
sobre lobos, quien la ha secuestrado para pedir el cuadro "Lobo azul sobre fondo
blanco " que posee la madre. Finalmente, el detective Chatterton salva a la niña y Ilustración de Yvan Pommaux para el libro Detective
John Chatterton.
recibe como premio el cuadro que deseaba el coleccionista. Pommaux plantea un
mundo fantástico, donde conviven seres humanos (la madre y la niña) con
animales humanizados (Chatterton es un gato y el raptor coleccionista es un lobo). Es interesante observar cómo el
autor ha transformado el strip tease de la antigua versión oral en un recurso propio del género policial, utilizando las
prendas que la niña ha ido perdiendo como las pistas para resolver el caso. Notable, además, porque lo hace
recurriendo a un género poco frecuentado en la literatura infantil.

Desde otro ángulo, los años noventa han mostrado una preocupación a ultranza por la salvaguarda de los valores de
respeto social, lo que se ha dado en llamar lo "políticamente correcto". Expresión que remite al uso de un eufemismo
para referirse a datos de la realidad que podrían resultar discriminatorios ("dentadura alternativa" por "postiza" o
"empleada del hogar" por "sirvienta", por ejemplo). La literatura también ha reflejado esta concepción y, en el caso
particular de Caperucita Roja, ha servido para ironizar lo políticamente correcto. En su libro Cuentos infantiles
políticamente correctos (CIRCE, 1995), el autor estadounidense James Finn Garner, lleva la exageración de estos
valores al extremo para burlarse de cuestiones de género, imaginería freudiana, pensamiento occidental, sexismo y
dieta sana. En su versión de Caperucita Roja, reemplaza al leñador por un "operario de la industria maderera", que se
convierte en una víctima ante las figuras avasallantes de Caperucita y su abuela, capaces de defenderse por sí mismas
del lobo, creando un final sorprendente. Como ejemplo podemos citar un pasaje del cuento donde Caperucita le
responde al lobo cuando éste le advierte sobre lo peligroso que puede resultar para una niña recorrer sola el bosque:

"—Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a tu tradicional
condición de proscrito social y a la perspectiva existencial —en tu caso propia y globalmente válida— que la
angustia que tal condición te produce te ha llevado a desarrollar. Y ahora, si me perdonas, debo continuar mi
camino."

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 7 de 16
Caperucita Roja en Argentina

Trabajar a partir de las versiones del cuento de Caperucita Roja ofrece, como se señaló al comienzo, la posibilidad de
observar la evolución de la literatura destinada a los niños y del concepto de infancia que la acompaña. Abre,
también, el armado de un recorrido de lecturas, así como un acercamiento a distintos autores contemporáneos.

En el caso de la literatura infantil argentina, nos permite analizar el tratamiento del humor y de lo paródico que
realizan los autores nacionales, tanto en los temas elegidos como en el uso del lenguaje. Centrándonos en el relato de
Caperucita Roja, es posible observar esa característica en el tratamiento paródico de los temas y personajes, lo que
permite desmitificarlos, transformarlos, ver el mundo desde otro lugar, sobre todo cuando se trata de relaciones de
poder. Además, poder apreciar cómo el discurso paródico dice más, cómo agrega nuevas "voces" a la monotonía del
discurso directo y obliga a percibir aquello que el discurso directo excluye. El discurso paródico hace una subversión
en tanto permite mirar más allá del discurso oficial o del discurso de la autoridad, ya que su naturaleza es
esencialmente contestataria. Como señala Kristeva (15), es "contestación del código lingüístico oficial, contestación
de la ley oficial". Con la lectura de cada versión se abre un nuevo rumbo a la historia.

Podríamos decir que en la Argentina la consolidación del género está dada justamente por la ruptura que estos autores
logran a partir de su escritura. Rompen con lo establecido para los niños en el terreno de la literatura, con respecto a
las temáticas o al lenguaje, que en muchos casos suele ser solemne, recargado con diminutivos, moralizante o
sentencioso. Estos escritores demuestran un conocimiento de toda la tradición literaria, que se manifiesta en sus obras
y las instala en la continuidad. Al respecto, un autor que reflexiona sobre el tema de la filiación o tradición literaria es
Tinianov (16), que sostiene: "No hay prolongación de una línea recta, sino más bien desvío, propulsión a partir de un
punto dado, lucha". Según este autor la historia de la literatura sería un conjunto de desvíos, rupturas, cortes. Y
observa que, desde siempre, en esas rupturas hay parodia, porque la parodia permite ese corte con un código
precedente, sirve de punto de partida para una nueva concepción, posibilita la transformación de la serie literaria. Y lo
más importante, para este caso, es que este concepto de parodia remite siempre al de tradición literaria.

En los ejemplos hallados de versiones de Caperucita Roja observamos cómo los escritores argentinos utilizan la
forma de la parodia para las reelaboraciones del cuento. Es decir, la inversión en clave humorística del modelo
culturalmente codificado. El efecto cómico puede surgir por la utilización de un lenguaje excesivamente cotidiano (o
registro de una jerga que contrasta con el cuento clásico), por el traslado de las situaciones a lugares y un tiempo
cercanos a los lectores, y —particularmente— por poner a los protagonistas en papeles diferentes a los conocidos o
vincularlos con personajes contemporáneos.

Algunos ejemplos de versiones publicadas en Argentina

"Pobre lobo" , del libro Filotea (Alfaguara, 2001) de Ema Wolf. Se trata de un
relato muy breve que comienza cuando Caperucita Roja llega a la casa de su
abuela, eliminando el encuentro previo en el bosque. Allí comienza el diálogo de
Caperucita con el lobo disfrazado de abuela. En este caso la autora modifica
radicalmente la estructura; en tanto el diálogo consabido comienza con la niña
señalándole a la supuesta abuela una voz muy ronca: "—¡Qué voz ronca tenés,
abuela! Ni que comieras tuercas.", e inmediatamente le dice "¡qué boca enorme
tenés!", con el lenguaje más coloquial. De modo que, al formular esta observación
en el comienzo, provoca un quiebre que clausura el suspenso del cuento clásico;
desarma lo esperado. De allí hasta el final todos los dichos de Caperucita hacia el
lobo serán negativos, por lo que éste huye deprimido.

"Cruel historia de un pobre lobo hambriento" (en el libro Sapo en Buenos Ilustración de Matías Trillo para el libro Filotea.

Aires; Colihue, 1989) es el cuento que aporta al relato de Caperucita la visión de


los animales del monte, que Gustavo Roldán recrea con acostumbrada ironía en sus libros. En esta historia los
animales se reúnen y le piden a Don Sapo que narre lo que la gente cuenta a sus "pichones". Desde la óptica de los
animales, el lobo es un "pobre hambriento" y la niña "medio pavota". Ese será el juego verbal que se dará en el

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 8 de 16
diálogo entre los animales a lo largo del cuento, creando equívocos humorísticos, donde la burla también alcanza al
uso del "tú" y del "vosotros" cuando los humanos cuentan estos cuentos: "—¿Tú te vas? ¿Qué es tú te vas? —
preguntó intrigado el piojo. —No sé muy bien —dijo el sapo—, pero la gente dice así. Cuando se ponen a contar un
cuento a cada rato dicen tú y vosotros."

Como en la versión de Ema Wolf, también queda muy clara la inversión de los roles (incluso desde el título) en el
libro Lobo rojo, Caperucita feroz (El Ateneo, 1991) de Elsa Bornemann. Como en aquel poema de José Agustín
Goytisolo que decía "Érase una vez / un lobito bueno / al maltrataban / todos los corderos.", en este cuento también
el lobo es, en realidad, un lobito, al que "llamaban Rojo porque era totalmente pelirrojo". El lobito deberá
enfrentarse, con su timidez, a "la peligrosa Caperucita Feroz", una niña "mala, muuuy mala, remala, malísima,
supermala", que acostumbraba a usar una caperuza roja y a atravesar el bosque, como la niña del viejo cuento. Pero
aquí se dice que se dedicaba a conseguir pieles de lobito para confeccionar sus capas. Por allí se decía que la
Caperuza Feroz justo andaba buscando una piel como la del Lobito Rojo y eso causaba mucho temor entre los lobitos
del bosque de Zarzabalanda. En esta versión, la abuela es una loba a la que Caperucita intentará reemplazar,
reiterándose la clásica escena de la llegada a la casa. Aunque nadie come a nadie, el tono empleado vuelve muy
amenazadora la presencia de esta niña feroz. Al final Caperucita será vencida por los lobitos y la amenaza se volverá
hacia ella ya que le prohibirán regresar al bosque. La niña "—por su bien— lo entendió: ella NO era boba".

En el caso de "Cinthia Scoch y el lobo" (en el libro Cinthia Scoch; Sudamericana, 1991) de Ricardo Mariño, el
relato comienza con el lobo que se encuentra con la niña Cinthia Scoch en el Parque Lezama de Buenos Aires.
Mantienen un diálogo humorístico, con una serie de equívocos en el uso del lenguaje. El lobo la acompaña en su
camino a casa de la abuela y en el recorrido van encontrando otros personajes de los cuentos clásicos como Hansel y
Gretel. Esta incorporación de personajes de otras historias conocidas provoca nuevas lecturas, un cruce que pone en
juego los textos entre sí. El lobo, impaciente porque se le complica su plan de comerse a Cinthia, se despide y se
adelanta para llegar a la casa de la abuela. Cuando Cinthia llega a la casa con sus acompañantes se inicia el conocido
diálogo y, al acercarse la pregunta final, aparece la esposa del lobo. La loba, que no está para bromas, le comunica
que encontró a dos cachorros humanos —Rómulo y Remo— a los que piensa amamantar y le ordena a su esposo que
la acompañe. Al entrar a la casa, Cinthia encuentra a su abuela amordazada. El cuento finaliza refiriendo lo que
sucederá con cada personaje en el futuro, por ejemplo, la loba será premiada por su gesto con una estatua en el Parque
Lezama. Los cambios en esta versión: Caperucita es Cinthia; se introducen otros personajes de cuentos clásicos; se
suma el personaje de la loba, que además trae otra historia mítica como la de Rómulo y Remo y, como otro recurso
paródico, alude al origen de la realización de una estatua en el parque.

En "Caperucita Roja II. El regreso", del libro que lleva ese título (Colihue, 1995), Esteban Valentino nos ofrece
un relato cargado de suspenso que luego se dispara hacia el humor. Comienza en el momento en que el Cazador y su
ayudante encuentran huellas del lobo en el bosque y dan el alerta al pueblo. Por otro lado, se desarrolla otra escena en
la que Caperucita recibe una "carta certificada" de su abuela, en la que le cuenta que está enferma y le pide que vaya a
visitarla. Caperucita, luego de hablar con su madre como cualquier adolescente de hoy en día, parte hacia la casa de
su abuela. En el camino se encuentra con el lobo, con quien vivió el episodio ya conocido. Aquí el lobo le plantea que
ha vuelto porque necesita mejorar su imagen ante el mundo y requiere de su ayuda para lograrlo. Le recuerda que,
después de todo, la fama de Caperucita es gracias a su propio desprestigio. Caperucita deberá fingir un accidente en el
río y luego decir que el lobo fue quien la salvó y murió en ese acto tan noble (aquí hay coincidencia con uno de los
finales que recopilaron los hermanos Grimm, en el cual el lobo se ahoga, según menciona Alison Lurie (17)). Ambos
cierran su historia de otra manera, como dirá Caperucita en el final, mientras la gente del pueblo se la lleva en una
camilla: "Estamos a mano".

Caperucita Roja (tal como se lo contaron a Jorge) (Alfaguara, 1996), con


textos de Luis María Pescetti e ilustraciones de O’Kif es un libro-álbum que
aporta algo interesante respecto de lo que pasa en el imaginario del lector u
oyente del relato —en este caso un adulto y un niño—, para mostrarnos las
distintas representaciones de los cuentos que se construyen en la mente de uno
y otro, de acuerdo con su experiencia y contacto con el mundo de los relatos. El
ilustrador recurre a las formas de la historieta —los globos, por ejemplo— para

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 9 de 16
indicar quién está hablando o las imágenes que cada personaje compone en su
mente. A partir del "Había una vez una niña...", tendremos una sucesión de
imágenes según las representaciones del padre y del hijo; las del adulto siempre
en sepia y las del niño en colores. Por ejemplo, cuando se dice "Ella vivía cerca
de un bosque con su mamá...", el padre evoca en su discurso el bosque mítico,
con árboles, cabaña con techo a dos aguas, un conejo que asoma, una
representación muy distinta de la imagen que genera su hijo, quien compone un
bosque con flora y fauna tropicales. En las dos páginas finales aparecen
ilustradas solo las representaciones del niño: en una el papá es el leñador con
ropa de superhéroe y, en otra, el propio niño va a comerse un sandwich con el
lobo entre los panes después que la voz del padre dice "Vamos a la cocina, que Ilustración de O·Kif para el libro Caperucita Roja (tal
te preparo un sandwich bien, bien rico..." como se lo contaron a Jorge).

El libro Habla el Lobo (Grupo Editorial Norma, 2004), de Patricia Suárez, retoma la idea de un lobo que quiere
limpiar su imagen. Lo hace con un relato en primera persona del lobo contando que, como no tuvo derecho a réplica,
intentará explicarse a través de este escrito. Esta reelaboración alterna episodios propios del cuento clásico con otros
de la vida del lobo. Caperucita ha perdido totalmente la imagen de niña buena y obediente que ama a su abuela. Ella
misma se define a través de una canción: "...porque soy mala, mala / porque una peste soy / hasta yo miedo me doy /
cuando me miro en el río."

También podemos citar ejemplos en verso, juegos verbales con humor: "Carta a Caperucita Roja" de Elsa
Bornemann —de su libro Disparatario (Alfaguara, 2000)—, "Caperuza cocinera" de Guillermo Saavedra —
incluida en su libro Cenicienta no escarmienta (Alfaguara, 2003)—, o uno de los límericks de Zoo Loco (Alfaguara,
2000) de María Elena Walsh, interesante ejemplo para poner a dialogar con otros textos que disparan nuevos
sentidos:

"Un día, por la calle Carabobo


se pasea una nena con un globo.
De pronto da un traspié
y todo el mundo ve
que no es Caperucita, sino el Lobo."

Otras versiones, posibles lecturas para adolescentes y jóvenes

Es indudable la potencia que conserva el relato de Caperucita Roja hasta el día de hoy.
Y no solamente para los lectores infantiles. Podemos considerar que también entre el
público adolescente o joven el mito de Caperucita despierta interés. Varios autores han
trabajado con la evocación de la historia dándole un tratamiento paródico. En algunos
de ellos no se manifiesta la intención de recrear el cuento con la forma clásica, pero
según señaláramos a propósito del título elegido para estas notas, la sola mención de
cinco palabras —niña, abuela, bosque, flores y lobo y abuela—, bastan para instalarnos
en el relato. Algunas de esas propuestas están destinadas al público adulto, porque
apelan a las referencias intertextuales o por los contenidos satíricos que proponen. Esta
consideración valdría también para lectores adolescentes y jóvenes ya que, a diferencia
de los niños, por sus experiencias de vida e historias como lectores, pueden realizar este
tipo de lecturas que implican operaciones más complejas. Ilustración de Perica para el libro Zoo Loco.

Entre los ejemplos posibles recomendaremos dos versiones que ya fueron citadas: la de
James Finn Garner, de su libro Cuentos infantiles políticamente correctos y la de Yvan Pommaux, Detective John
Chatterton. Esta última puede interesar a los más grandes por el aspecto gráfico y el tratamiento del género policial.

También es muy recomendable lo que realiza Saki (18) en su relato "El cuentista"; donde recurriendo al humor
negro feroz, despliega —con el mito de Caperucita Roja— su crítica al mundo de los adultos y lo que estos

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 10 de 16
consideran adecuado para los niños. En ese texto, Saki, narra la historia de un solterón típicamente inglés que se
encuentra en el mismo vagón de un tren con unos niños acompañados por su tía. El hombre les cuenta la historia de
una niña "horrorosamente buena" que, por su bondad destacada, obtiene como premio medallas de oro y bronce y,
además, se le permite pasear por el parque del príncipe de la comarca. Sin embargo, el mérito se convierte en su ruina
ante la aparición de un lobo. Para los niños resultó el cuento más hermoso que jamás habían escuchado pero, para la
tía, el más inadecuado. Ante la observación de la mujer, el solterón responde: "...los mantuve tranquilos durante diez
minutos, algo que usted no fue capaz de hacer."

Otra reescritura posible la descubrimos en el mundo poético de la escritora uruguaya Marosa di Giorgio (1932-
2004). En el tomo I de Los papeles salvajes (Adriana Hidalgo, 2000), recrea la inquietante situación de la niña que va
a ser devorada/herida por un perro-lobo. La escena comienza y termina en casa de la abuela. En el medio queda el
bosque y el encuentro con el perro-lobo. Una abuela que sin recomendaciones o advertencias le dice a la niña
"Tendrás que ir al bosque". Una niña que sale resuelta, toma el sendero y se interna en él. La violencia de la escritura
poética desencadena lo más bello, dramático y perturbador del mito: "La abuela prepara un pastel de huevo y piñón."
La niña irá al bosque en busca de más huevos para terminar el pastel. Un perro sale de entre los árboles y la sigue (...)
"Pero ella ama a los perros" (...)

"Llega a la cocina y entra. El perro se detiene en el umbral.


A la voz de la niña se vuelve la abuela.
Y la abuela da un grito horrible.
La palabra ‘lobo’ rompe los oídos de la niña (...)"

En este texto, Marosa di Giorgio estaría recuperando una dimensión para contar la historia que la acerca más a las
versiones populares, donde se acentúa el temor a ser devorado y la utilización simbólica tradicional de la figura del
lobo como símbolo de muerte. Aunque también, a través del cruce entre lo mágico y lo sagrado —un recurso que
caracteriza la escritura de di Giorgio—, se juega una carga de erotismo que subyace a lo largo del relato y que aquí se
potencia. Como si la tensión que se da en el cuento popular a través del diálogo final entre la niña y el lobo, aquí se
demorara a lo largo de la historia para entonces cerrarse en forma abrupta, pero de manera igualmente trágica. El
lector siente la tensión en el recorrido porque sabe el final. Y ese final golpea por terrible. Y aunque no tenemos
mayores detalles, como lectores reponemos todo el tiempo lo que no se nos describe.

Un caso aparte

A mitad de camino entre la ficción y el ensayo se encuentra la "Carta al lobo"


(en el libro Oficio de palabrera; Colihue, 1991) de Laura Devetach donde una
Caperucita adulta, ya abuela, reflexiona sobre los hechos pasados y cuestiona la
actitud de los adultos hacia los niños. También se dirige al lobo, a quien le pide
una autocrítica. En los párrafos finales dice:

"La historia, para mí, siguió para adelante con mi hija, con la nieta. Cada tanto
la pequeña Sidonia tiene que cruzar el bosque. Eso es inevitable, ni siquiera es
noticia. Siempre se encuentra con todo lo probable de encontrar en un bosque.
Pero ella sabe algo sobre esas cosas. ¡Con los tiempos que estamos viviendo! Detalle de una fotografía de Sarah Moon para el
libro Caperucita Roja
La última vez se encontró con un lobito bastante piola y se hicieron tan pero tan
amigos que no dan para personajes de cuentos como el que vivimos nosotros. Me
alegro. Aunque parezca mentira, algo cambió en este mundo y por lo menos esta nieta mía necesita un cuento
diferente.

Desde todos estos años que me sirvieron para mirarme mejor, lo saluda atte.

Caperucita Roja"

Entonces...

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 11 de 16
Podemos regresar a la pregunta de ¿por qué leer este cuento?

Este cuento —como otros cuentos populares— favorece el aprendizaje de formas narrativas y permite el acceso al
imaginario humano configurado por la literatura. Además, permite observar la forma en que esos cuentos se fueron
integrando en la literatura infantil, en un recorrido que va desde la intención admonitoria de otros tiempos hasta la
actualidad donde el énfasis está en el juego literario. Las versiones renuevan significados y ofrecen conexiones con
otros discursos, propiciando el ejercicio lúdico de la modificación, lo que hace muy atractiva su lectura. La
multiplicidad de lecturas nos muestra la riqueza del relato y, aunque se reiteren estructuras, personajes y conflictos, su
poder evocador no se pierde por la potencia de las imágenes que despierta en el lector.

Julio Cortázar también supo transitar esta historia. En Silvalandia (Argonauta, 1984) —con imágenes del pintor
Julio Silva a las que Cortázar puso escritura—, se lee el título "Sorpresas para Perrault", y debajo describe que "en
la mayoría de los países, las abuelas cuentan a sus nietos hermosos cuentos de hadas, brujas y gnomos, pero las
cosas ocurren de manera muy diferente en Silvalandia. En primer lugar, las abuelas sólo cuentan cuentos a la hora
de la siesta, cuando los padres están dormidos y los nietos pueden entrar en puntas de pie en el dormitorio donde la
abuela los espera con gran complicidad y regocijo, pues los padres no sospecharán nunca semejantes desobediencias
a la pedagogía y a la tradición", y todo recomienza cada vez...

Caperucita Roja, la abuela, el lobo... no se han ido, siguen vigentes tanto en su papel tradicional como en los lugares
de subversión en los que los han ubicado los autores de literatura infantil de los últimos tiempos. Es ahí donde estos
conocidos personajes reaparecen para desmitificar actitudes y costumbres. Y para poner en crisis algunos valores y
lenguajes a través del humor y la parodia.

Concluimos diciendo que la historia de Caperucita Roja y sus versiones poseen una inagotable oportunidad de
lecturas... y no sólo para los niños. Como escribe Susana Thénon (19), en su poema "Viaje del lobo":

"La casa del lobo no tiene puerta


solo en su centro el lobo ofrece
innumerables formas de sí mismo
muchos pasan a su lado
sin verlo
o con temor
o recuerdan feroces cuentos
de feroces infancias
o se convencen: ‘soy una oveja’..."
Ilustración de Quentin Blake para la tapa del libro
Cuentos en verso para niños perversos.

Notas

(1) Rodari, Gianni. Gramática de la fantasía. Introducción al arte de inventar historias. Traducción de Joan Grove
Álvarez. Barcelona, Editorial Argos Vergara, 1984. Existe también coedición de Hogar del Libro/Editorial Fontanella-
Reforma de la Escuela (Barcelona, 1985), con traducción de Joaquim Nolla y Josep M. Mir. También por Ediciones
Colihue/ Biblioser (Buenos Aires, 2000), con traducción de Roberto Vicente Raschella; y por Editorial Planeta
(Barcelona, 2000).

(2) Pisanty, Valentina. Cómo se lee un cuento popular. Barcelona, Editorial Paidós, 1995. Colección Instrumentos
Paidós.

Colomer, Teresa. Introducción a la literatura infantil y juvenil. Madrid, Editorial Síntesis, 1999. Colección Didáctica
de la lengua y la literatura.

Darnton, Robert. La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa. México, Editorial
Fondo de Cultura Económica, 1994.

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 12 de 16
(3) Pisanty, Valentina. Obra citada en (2).

(4) Colomer, Teresa. Obra citada en (2).

(5) En algunas versiones populares el lobo mata a la abuela y la corta en trozos que luego convida a la niña. La
pequeña, involuntariamente, come la carne de su abuela y bebe su sangre.

(6) Zipes, Jack. Romper el hechizo. Una visión política de los cuentos folclóricos y maravillosos. Buenos Aires,
Lumen, 2001.

(7) Colomer, Teresa. Obra citada en (2).

(8) Darnton, Robert. Obra citada en (2).

(9) Soriano, Marc. La literatura para niños y jóvenes: Guía de exploración de sus grandes temas. Traducción,
adaptación y notas de Graciela Montes. Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1995.

(10) Darnton, Robert. Obra citada en (2).

(11) Nota de Imaginaria: Para facilitar la lectura del artículo, en los libros infantiles y juveniles citados por la autora,
solo se indican entre paréntesis los datos de la edición vigente en la actualidad (editorial y año de edición). Luego, en
la bibliografía, se mencionan los datos completos de cada obra.

(12) Colomer, Teresa. Obra citada en (2).

(13) Colomer, Teresa. Obra citada en (2).

(14) Nota de Imaginaria: Los tres libros de la serie del detective John Chatterton son: Lilia. Un caso para John
Chatterton, Detective John Chatterton y El sueño interminable. Todos con texto e ilustraciones de Yvan Pommaux,
editados en castellano por Ekaré, y comentados por Imaginaria en la sección "Reseñas de libros".

(15) Kristeva, Julia. Semiótica 1. Madrid, Editorial Fundamentos, 1981.

(16) Tinianov, Yuri. "La noción de construcción". En Teoría de los formalistas rusos. Buenos Aires: Signos, 1970.

(17) Lurie, Alison. No se lo cuentes a los mayores. Literatura infantil, espacio subversivo. Madrid, Fundación
Germán Sánchez Ruipérez, 1998.

(18) Seudónimo de Hector Hugh Munro, escritor inglés nacido en Birmania (1870-1916).

(19) Thénon, Susana (1935-1991). La morada imposible. Edición a cargo de Ana M. Barrenechea y María Negroni.
Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 2001. Tomo I.

Listado de obras de literatura infantil y juvenil mencionadas en el artículo

Bornemann, Elsa. Lobo rojo, Caperucita feroz. Ilustraciones de Oscar Delgado. Buenos Aires, Editorial El Ateneo,
1991. Colección Infantil-Juvenil.

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 13 de 16
Bornemann, Elsa. Disparatario (55 versicuentos y 1 cuento de amor disparatado). Ilustraciones de
María Cristina Brusca. Buenos Aires, Ediciones Orión, 1983. Colección Tobogán. Reedición: Buenos
Aires, Editorial Alfaguara, 2000. Colección Infantil, Serie Morada. Con ilustraciones de O’Kif.

Cortázar, Julio y Silva, Julio. Silvalandia. Buenos Aires, Ediciones Argonauta, 1984.

di Giorgio, Marosa. Los papeles salvajes I. Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora,
2000. (p.19-21).

Dahl, Roald. Cuentos en verso para niños perversos. Iilustraciones de Quentin Blake.
Traducción de Miguel Azaola. Madrid, Ediciones Altea, 1985. Colección Los
Álbumes de Altea.

Devetach, Laura. Oficio de palabrera. Literatura para chicos y vida cotidiana. Buenos
Aires, Ediciones Colihue, 1991.

Finn Garner, James. Cuentos infantiles políticamente correctos. Traducciónde Gian Castelli Gair.
Barcelona, CIRCE Ediciones, 1995.

Mariño, Ricardo. Cinthia Scoch. Ilustraciones de Juan Noailles. Buenos Aires, Editorial
Sudamericana, 2003. Colección Pan Flauta. El cuento "Cinthia Scoch y el lobo" también estaba
incluido en el libro Cinthia Scoch y la guerra al malón (Buenos Aires, Sudamericana, 1991),
actualmente descatalogado.

Moon, Sarah (fotografías) y Charles Perrault (texto). Caperucita Roja. Traducción de Joëlle
Eyheramonno. Madrid, Ediciones Generales Anaya, 1984. Colección Ratón Pérez.

Munari, Bruno y Agostinelli, Enrica. Caperucita Roja, Verde, Amarilla, Azul y Blanca. Ilustraciones
de los autores. Traducción de Teresa García Adame. Madrid, Grupo Anaya, 1998. Colección Sopa de
libros.

Pescetti, Luis María (texto) y O’Kif (ilustraciones). Caperucita Roja (tal como se lo
contaron a Jorge). Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 1996. Colección Infantil, Serie Naranja.

Pommaux, Yvan. Detective John Chatterton. Ilustraciones del autor. Traducción de


Leopoldo Iribarren. Caracas (Venezuela), Ediciones Ekaré, 2000. Colección Libros de
Todo el Mundo.

Roldán, Gustavo. Sapo en Buenos Aires. Buenos Aires, Colihue, 1989. (Libros del malabarista). Editado también en
la colección El Pajarito Empilchado, con ilustraciones de Myriam Holgado.

Ross, Tony. Caperucita Roja. Ilustraciones del autor. Traducción de Miguel A. Diéguez. Madrid,
Ediciones Altea, 1982. Colección Altea benjamín.

Saavedra, Guillermo. Cenicienta no escarmienta y otros cuentos con pimienta.


Ilustraciones de Nancy Fiorini. Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 2003. Colección
Próxima Parada Alfaguara, Serie Morada.

Saki. Cuentos. Selección, introducción y versión española de Eduardo Paz Leston.


Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1971.

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 14 de 16
Suárez, Patricia. Habla el Lobo. Ilustraciones de Pez. Buenos Aires, Grupo Editorial Norma, 2004.
Colección Torre de Papel, serie Torre Roja.

Valentino, Esteban. Caperucita Roja II. Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1995. Colección Libros del
malabarista.

Walsh, María Elena. Zoo Loco. Ilustraciones de Silvia Jacoboni (Perica). Buenos
Aires, Editorial Alfaguara, 2000. colección AlfaWalsh.

Wolf, Ema. Filotea. Ilustraciones de Matías Trillo. Buenos Aires, Editorial Alfaguara,
2001. Colección Infantil, serie Amarilla.

Elisa Boland ([email protected]) es maestra, profesora en Letras y Bibliotecaria. Especialista


en Literatura y Bibliotecas infantiles; en 1996 obtuvo el Premio Pregonero como Bibliotecaria por su
labor en la difusión del libro y la literatura para niños. De 1995 a 2000 se desempeñó como Ayudante
en la Cátedra de Didáctica de la Enseñanza en Letras de la Universidad Nacional de La Plata. Entre 1990 y 2000 tuvo
a su cargo la organización y coordinación de la Biblioteca Infantil que funciona en las Ferias del Libro de Buenos
Aires. Fue Presidenta de ALIJA (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina), entre 1997 y 2001.
Desarrolla su actividad docente en el Instituto Superior de Formación Docente Nº 8, de la ciudad de La Plata, donde
dicta Literatura Infantil y Juvenil para la carrera de Bibliotecología. Es miembro del Comité de Dirección de la revista
La Mancha desde 1998. Colabora en diarios y revistas con notas y reseñas bibliográficas. Es autora de los libros
Listas bibliográficas sobre literatura infantil y juvenil (Buenos Aires, Ediciones Novedades Educativas, 1998);
Coplas, rimas y trabalenguas; Antología del Sur e Historias del Rey Arturo y sus nobles caballeros, ambos de Grupo
Editorial Norma, 2004. Durante 2001 fue Coordinadora de Capacitación del Programa Nacional "Creando Lazos de
Lectura" de la Conabip (Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares). Miembro del Comité de Feria del
Libro Infantil y Juvenil, Fundación El Libro, desde 1997. Es Coordinadora en el proyecto Páginas Sueltas de Julia
Bowland, un archivo de voces y textos literarios de escritores argentinos. Es Capacitadora del Programa "Forjando
identidades lectoras", con el proyecto "Elegir libros para niños y jóvenes", para la Dirección de Bibliotecas y
promoción de la lectura de la Provincia de Buenos Aires. En 2005 obtuvo una Beca del Fondo Nacional de las Artes
sobre el tema: "Evolución de la literatura infantil argentina a través de sus libros más representativos (período 1960-
2000)".

Artículos relacionados:

Reseñas de libros: Caperucita Roja II, de Esteban Valentino

Reseñas de libros: Detective John Chatterton, de Yvan Pommaux

Libros recomendados: ¡Soy el más fuerte!, de Mario Ramos

Reseñas de libros: Los cuentos de Perrault (con traducción de Graciela Montes)

Ficciones: Tres piezas teatrales de Patricia Suárez (incluye "Caperucita Lola")

Galería: Gustave Doré y los cuentos de hadas

Destacados: Una mirada humorística sobre los cuentos tradicionales

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 15 de 16
Buscar

Secciones
Autores
Lecturas
Ficciones
Galería
Reseñas de libros
Libros recomendados
Libros recibidos
Destacados
Publicaciones
Música
Miscelánea
Links
Eventos
Humor
ALIJA
Lo breve

Además
La Biblio de los Chicos
Foro de discusión
Los encabezados de Imaginaria

El diseño usa elementos de Statement by Blog Oh! Blog, adaptados para Imaginaria.

http://www.imaginaria.com.ar/17/7/caperucita-roja.htm 29/8/18 11:07


Página 16 de 16

También podría gustarte