Este documento describe la teoría de la crisis, incluyendo sus hipótesis principales, fases y características. Explica que una crisis se caracteriza por una incapacidad para manejar situaciones usando métodos habituales, y puede tener resultados positivos o negativos. También describe factores como sucesos precipitantes, desorganización, reducción de defensas y dificultades para enfrentar situaciones.
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
8 vistas22 páginas
Este documento describe la teoría de la crisis, incluyendo sus hipótesis principales, fases y características. Explica que una crisis se caracteriza por una incapacidad para manejar situaciones usando métodos habituales, y puede tener resultados positivos o negativos. También describe factores como sucesos precipitantes, desorganización, reducción de defensas y dificultades para enfrentar situaciones.
Este documento describe la teoría de la crisis, incluyendo sus hipótesis principales, fases y características. Explica que una crisis se caracteriza por una incapacidad para manejar situaciones usando métodos habituales, y puede tener resultados positivos o negativos. También describe factores como sucesos precipitantes, desorganización, reducción de defensas y dificultades para enfrentar situaciones.
Este documento describe la teoría de la crisis, incluyendo sus hipótesis principales, fases y características. Explica que una crisis se caracteriza por una incapacidad para manejar situaciones usando métodos habituales, y puede tener resultados positivos o negativos. También describe factores como sucesos precipitantes, desorganización, reducción de defensas y dificultades para enfrentar situaciones.
Descargue como PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 22
Crisis.
Una crisis es un estado temporal de trastorno y
desorganización, caracterizado principalmente por una incapacidad del individuo para manejar situaciones particulares utilizando métodos acostumbrados para la solución de problemas, y por el potencial para obtener un resultado radicalmente positivo o negativo. Hipótesis principales de la teoría de la crisis. Sucesos precipitantes Las crisis tienen comienzos identificables. La experiencia de crisis se ha comprendido como algo precipitado o desbordado por algún suceso específico.
Algunos sucesos son tan universalmente devastadores, que
casi siempre son capaces de precipitar una crisis; por ejemplo, la muerte inesperada de un ser querido o la violación. Sin embargo, otros sucesos no son en sí y por sí de una proporción digna de una crisis, pero deben considerarse en el entorno del desarrollo total del individuo. (nacimiento de un niño, matrimonio, "nido vacío", o jubilación,) Crisis circunstanciales y de desarrollo. Las crisis circunstanciales son accidentales o inesperadas y su rasgo más sobresaliente se apoya en algún factor ambiental. Las crisis de desarrollo, por otro lado, son aquellas relacionadas con el desplazamiento de una etapa del crecimiento a otra, desde la infancia hasta la senectud. La clave cognoscitiva Una perspectiva cognoscitiva de la crisis, sugiere el cómo un individuo percibe el suceso que da lugar a la crisis, en especial cómo el suceso incide en la estructura existencial de la persona acerca de la vida, lo que hace que la situación sea crítica. Puede ser: a. Información no compatible con los esquemas personales. b. Demasiada información en muy poco tiempo. c. un suceso que despierta conflictos personales pasados. Un conflicto inicial puede percibirse como a) una amenaza a las necesidades instintivas o al sentimiento de integridad física y emocional, b) una pérdida (de una persona, habilidad o aptitud), c) un reto que amenaza con sobrepasar las capacidades del individuo. En cada caso, los procesos cognoscitivos median entre el suceso y la respuesta del individuo al mismo. Clínicamente, es muy importante, después de determinar el suceso precipitante, averiguar lo que éste significa para la persona en crisis. Desorganización y desequilibrio Uno de los aspectos más obvios de la crisis es el trastorno emocional grave, o desequilibrio, experimentado por el individuo. Las personas en crisis experimentaron los siguientes síntomas más significativamente que aquellas que no: 1. Sentimientos de cansancio y agotamiento; 2. sentimientos de desamparo; 3. sentimientos de inadecuación; 4. sentimientos de confusión; 5. síntomas físicos; 6. sentimientos de ansiedad; 7. desorganización del funcionamiento en sus relaciones laborales; 8. desorganización del funcionamiento en sus relaciones familiares; 9. desorganización del funcionamiento en sus relaciones sociales; y 10. desorganización en sus actividades sociales Vulnerabilidad y reducción de las defensas Una parte en la desorganización del estado de crisis es la vulnerabilidad y sugestibilidad del individuo. Esto también se conoce como reducción de defensas. En la estructura cognoscitiva la sobrecarga del suceso precipitante deja a la persona confundida y abierta a las sugestiones. Los pacientes están listos para nuevas conceptuaciones que los ayudarán a explicarse los detalles del conflicto, y a entender qué pasó o está pasando. Produce la oportunidad de cambio que caracteriza a las crisis vitales. Trastorno en el enfrentamiento A medida que maduramos, cada uno de nosotros desarrolla diversos métodos para enfrentar las dificultades de la vida. La perturbación de la crisis, sea el resultado de un hecho demasiado amenazante o de una serie tensionante de ellos, redundará en aflicciones demasiado graves para soportarlas, que ponen en juego todos los recursos disponibles para resolver los problemas. Las maniobras que podrían haber funcionado antes, como redefinir la situación, soslayarla, hablar con un amigo o tomar unas vacaciones, no son adecuadas. Características la conducta de enfrentamiento efectivo: 1. Explorar activamente conflictos reales y buscar información, 2. expresar sin reserva sentimientos negativos, positivos y tolerar la frustración, 3. pedir ayuda activamente a otros, 4. descomponer los problemas en fragmentos manejables y translaborar uno cada vez, 5. estar consciente de la fatiga y las tendencias que propician la desorganización, en tanto se mantiene el control y los esfuerzos por seguir adelante en tantas áreas del funcionamiento como sea posible, 6. controlar los sentimientos donde se pueda (aceptándolos cuando sea necesario), ser flexible y estar dispuesto a cambiar, y 7. confiar en sí mismo y en otros, y tener un optimismo básico sobre los resultados por venir. Cuando ocurre un suceso amenazante, el individuo realiza una primera y luego una segunda valoración de la situación. La primera contesta la pregunta: ¿"Hay algún peligro aqui? Esto supone que los hechos pueden ser: a) irrelevantes tanto como afecten el bienestar del individuo (el despido de empleados en otra fábrica, o departamento), b) benigno o positivo (recibir un pequeño aumento salarial) o c) tensionantes. Estos últimos pueden considerarse como uno de tres tipos. En primer lugar, el suceso puede representar daño físico o pérdida (pérdida de un miembro del cuerpo, divorcio, muerte intempestiva de un ser querido). Segundo, un acontecimiento tensionante puede representar una amenaza para el bienestar presente. Tercero, un suceso de mucha tensión puede representar un reto, una oportunidad de crecimiento, dominio o ganancia. Antes que cualquier enfrentamiento tenga lugar, la valoración primaria es un proceso cognoscitivo que determina si algo conlleva riesgo, y si es así, cuáles son los peligros. La valoración secundaria es también una estrategia cognoscitiva, pero que le concierne al enfrentamiento, esto es, al "qué hacer". Esta valoración se dirige a un cambio en la situación y al manejo de los componentes subjetivos (sentimientos, pensamientos, bienestar físico, conducta) relacionados con la situación. El estado de crisis se caracteriza por un trastorno en estos procesos. La solución racional del problema es imposible y la persona en crisis tiene dificultades para manejar aspectos subjetivos de la situación (dolores físicos, sentimientos de ansiedad, temor, agotamiento). Fases y estados. Caplan (1964) describe el inicio de la crisis como sigue:
1. Hay una elevación inicial de tensión por el impacto de un suceso
externo, que inicia a su vez las habituales "respuestas para solucionar problemas".
2. La falta de éxito en estas respuestas para la solución de
problemas, más el impacto continuado del suceso estimulante, fomenta el incremento de la tensión, los sentimientos de trastorno y la ineficiencia.
3. En tanto la tensión se incrementa, se movilizan otros recursos
para la solución de problemas. En este punto, la crisis puede desviarse por cualesquiera de las siguientes opciones: reducción en la amenaza externa, éxito en las nuevas estrategias de enfrentamiento, redefinición del problema o la renunciación a propósitos fijos que resultan inasequibles. 4. Sin embargo, si nada de esto ocurre, la tensión aumenta hasta un punto límite que da lugar a una desorganización emocional grave. El desorden se refiere a las reacciones iníciales en el impacto del suceso. Es casi una reacción emocional reflexiva como llanto, angustia, grito, desmayo o lamentos. La reacción puede ser del todo obvia para otros (una mujer sollozando con angustia al saber que su esposo acababa de morir en un accidente, de trabajo), o no tan obvia (una persona que, al oír lo mismo, siente un nudo en la garganta y las lágrimas manan de sus ojos). La negación conduce al amortiguamiento del impacto. Puede acompañarse de un entorpecimiento emocional, en no pensar en lo que pasó, o la planeación de actividades como si nada hubiera pasado.
La intrusión incluye la abundancia involuntaria de ideas de
dolor por los sentimientos acerca del suceso, sea una pérdida o alguna otra tragedia. Las pesadillas recurrentes u otras preocupaciones e imágenes de lo que ha pasado son características de esta etapa. La abundancia de pensamientos que acompañan la etapa intrusiva puede incluir afirmaciones, expresadas o no, sobre la pérdida y su impacto ("no puedo seguir adelante"). Algunos individuos omiten la fase de negación y se desplazan directamente a la de intrusión. Translaboración es el proceso en el que se expresan, identifican y divulgan pensamientos, sentimientos e imágenes de la experiencia de crisis. Algunos individuos progresan y translaboran estos sentimientos y experiencias naturalmente, en tanto que otros lo hacen únicamente con ayuda externa.
La terminación es la etapa final de la experiencia de crisis y
conduce a una integración de la misma dentro de la vida del individuo. El suceso ha sido enfrentado, los sentimientos y pensamientos se han identificado y expresado y la reorganización ha sido consumada o iniciada. En tanto el recuerdo de la pérdida, por ejemplo, puede traer tristeza o el pensamiento de "esto pudo no haber pasado ", la característica principal de la desorganización del estado de crisis cesó. Traslaborar la crisis. 1. Definir problemas, tratar con los sentimientos, tomar decisiones o aprender nuevas formas de solucionar los problemas o nuevas conductas de enfrentamiento; 2. identificar y resolver por lo menos parcialmente conflictos subyacentes representados o reactivados por la crisis; 3. definir y movilizar recursos individuales externos e internos, hacia la solución de la crisis; y 4. reducir afecciones desagradables o incómodas relacionadas con la crisis. La integración del suceso dentro de la trama de la vida simplemente significa que la crisis se resuelva, el suceso y sus consecuencias deben finalmente tomar sus lugares a la par de otros sucesos vitales y determinantes en la vida de la persona, para formar parte de una experiencia evolutiva. Lo contrario de esta integración es fragmentarla artificialmente, obstruirla fuera de la conciencia, haciéndole como si nada hubiera pasado o de algún modo negar su existencia. Mientras que la negación o el bloqueo son con frecuencia parte de reacciones tempranas a un suceso de crisis, la resolución última de la experiencia de crisis debe trasladar esta reacción hacia la integración de la experiencia con otras de la vida. Sí, eso me pasó. Sufrí mucho. Pasé por un gran dolor emocional, sentí trastornos e incluso a veces pensaba que no podría continuar. Hablé acerca del problema, expresé mis sentimientos, usé a mis amigos, y encontré que con esto, y pasado el tiempo, el suceso ya no tiene el mismo poder sobre mí que tuvo en el principio. Encuentro inclusive que algunas partes de mi vida que estuvieron latentes (amistades especiales) han sido consolidadas en caminos positivos. Mi perspectiva sobre la vida ha cambiado de ser deprimente hacia la estimación que todavía poseo y las nuevas fuerzas que he encontrado. ¿Y ahora? Las cicatrices emocionales se están cerrando aunque están todavía allí. Sí, puedo recordar, sé por lo que pasé. Pero el asunto completo está pasando a ser sólo una de las muchas experiencias que componen mi vida. Ahora estoy listo para seguir. Puedo pensar, claro, en una regresión y sentir aún que aquello fue exactamente como ocurrió. A veces puedo revivir algunas de las experiencias y sentimientos nocivos. Sin embargo, el gran peso de la translaboración se terminó. Estoy listo para enfrentar el futuro. Estar abierto para encarar el futuro y estar preparado para la tarea de vivir puede ser también concebido como estar provisto para enfrentarlos.