Tema 2 1
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Tema 2 1
➢ Sentir
➢ Entender
➢ Controlar
➢ Modificar los estados de ánimo.
La pericia es, en gran medida, una combinación entre el sentido común y los
conocimientos y habilidades concretos necesarios para desempeñar
adecuadamente nuestro trabajo. La pericia se adquiere mediante el aprendizaje
cotidiano y nos permite comprender los entresijos de una determinada profesión, un
conocimiento real que sólo puede ser fruto de la práctica.
Estos cinco principios se refuerzan entre sí. Por ejemplo, es más fácil recibir datos
si uno está interesado y motivado, y si el proceso de recepción es compatible con
las funciones cerebrales. Tras haber recibido la información de manera eficiente, es
más fácil retenerla y analizarla. A la inversa, una retención y un análisis eficientes
incrementarán nuestra capacidad de recibir información.
De modo similar, el análisis que abarca una disposición compleja de las tareas de
proximidad con la información, exige una capacidad para retener (recordar y
asociar) aquello que se ha recibido. Es obvio que la calidad de análisis se verá
afectada por nuestra capacidad para recibir y retener la información.
La quinta categoría (de control), se refiere a la actividad general del cerebro por la
cual éste se constituye en "desertor" de todas nuestras funciones mentales y físicas,
incluyendo la salud general, actitud y las condiciones ambientales. Esta categoría
es de particular importancia porque una mente y un cuerpo sanos son esenciales
para que los otros cuatro funcionen; recibir, retener, analizar y emitir puedan operar
en la plenitud de su potencial.
Veamos a continuación como Daniel Goleman (1999), define las características más
importantes de la Inteligencia emocional.
• Genéricas. Se pueden aplicar por lo general a todos los trabajos, pero cada
profesión exige competencias diferentes.
1. Autoconocimiento emocional (o
autoconciencia emocional).
Por poner un ejemplo, no es raro que nos enfademos con nuestra pareja, pero si
fuéramos esclavos de la emoción del momento estaríamos continuamente actuando
de forma irresponsable o impulsiva, y luego nos arrepentiríamos. En cierto sentido,
buena parte de la regulación de las emociones consiste en saber gestionar nuestro
foco de atención, de manera que no se vuelva contra nosotros y nos sabotee.
3. Automotivación
Una buena relación con los demás es una fuente imprescindible para nuestra
felicidad personal e incluso, en muchos casos, para un buen desempeño laboral. Y
esto pasa por saber tratar y comunicarse con aquellas personas que nos resultan
simpáticas o cercanas, pero también con personas que no nos sugieran muy buenas
vibraciones; una de las claves de la Inteligencia Emocional.
Y es que este tipo de inteligencia está muy relacionado con la Inteligencia Verbal,
de manera que, en parte, se solapan entre sí. Esto puede ser debido a que parte
del modo en el que experimentamos las emociones está mediado por nuestras
relaciones sociales, y por nuestra manera de comprender lo que dicen los demás.
Así, gracias a la Inteligencia Emocional vamos más allá de pensar en cómo nos
hacen sentirnos los demás, y tenemos en cuenta, además, que cualquier interacción
entre seres humanos se lleva a cabo en un contexto determinado: quizás si alguien
ha hecho un comentario despectivo sobre nosotros es porque siente envidia, o
porque simplemente necesita basar su influencia social en este tipo de
comportamientos. En definitiva, la Inteligencia Emocional nos ayuda a pensar en las
causas que han desencadenado que otros se comporten de un modo que nos hace
sentirnos de un modo determinado, en vez de empezar pensando en cómo nos
sentimos y a partir de ahí decidir cómo reaccionaremos ante lo que otros digan o
hagan.
Debido a la poca correlación que existía entre el coeficiente cognitivo general de las
personas (CI) y el éxito obtenido en sus vidas, es que aparece el término de
inteligencia emocional. Fue a partir de este momento, que se le reconoce como
indicador de logro o éxito de las personas. La inteligencia emocional juega un papel
importante en la educación de hoy en día, ya que a través de ella se logra desarrollar
la motivación, el control de impulsos, la regulación de los estados de ánimo, y el
relacionarse con los demás.
Todas estas capacidades les permiten a las personas desarrollarse de una manera
más efectiva y con mayores probabilidades de logro. La inteligencia emocional se
refiere al uso inteligente de las emociones: de forma intencional se logra que las
emociones trabajen con el objetivo de guiar al comportamiento y ayuden a pensar
de manera que mejoren los resultados. Esta inteligencia puede utilizarse de dos
formas: De forma intrapersonal, que se refiere a su desarrollo y uso en relación a
uno mismo, y de forma interpersonal, que se relaciona con la efectividad en las
relaciones con los demás.
• A la hora de tomar una decisión, "el primer paso es siempre muy consciente,
deliberado y analítico, pero no debemos desdeñar el aspecto emocional
porque ambos son igualmente importantes. Es lo que se denomina
corazonada, intuición”.
• Los circuitos nerviosos ligados a los centros emocionales (la amígdala) nos
proporcionan una respuesta somática- una sensación visceral- de la decisión
que debemos tomar.