Dolor
Dolor
Dolor
El dolor es uno de los síntomas que más se observan en la práctica clínica, es considerado una señal
universal de enfermedad y constituye el motivo de consulta más común al médico. Para el médico,
el dolor puede ser una advertencia sobre una agresión que amenaza la integridad orgánica, un
síntoma cuyo análisis conduzca a explicar el padecimiento del enfermo, la manifestación dominante
de una enfermedad, o el objetivo a tratar.
DOLOR NEUROPÁTICO
No es consecuencia de una lesión tisular, si no que resulta del daño o enfermedad del sistema
somatosensorial y reúne una serie de características que ayudan a su diagnóstico
a. Permanente o intermitente, con episodios de variada intensidad y duración; el dolor de base
puede sufrir refuerzos paroxísticos como llamaradas (muy frecuente en las lesiones talámicas)
b. Se debe a lesión de las vías nerviosas en una región determinada, que puede dar como
resultado paradójico la coexistencia de dolor con un déficit para otros tipos de sensibilidad
c. En ocasiones la lesión nerviosa es evidente: avulsión de una raíz, la sección de un nervio en un
muñón de amputación que provoca dolor en el miembro inexistente (dolor fantasma), neuralgia
posherpética o dolores subsiguientes a una toracotomía donde se seccionan inevitablemente ramos
nerviosos. La lesión también puede ser central: infarto talámico, un cuadro integrado por serias
disestesias que incluyen dolor talámico en el hemicuerpo homolateral a la lesión y hemiparesia
transitoria y perdida de todas las modalidades sensitivas del lado contralateral.
d. Este dolor carece de toda utilidad o sentido de alarma o protección
e. La estructura nerviosa se activa de forma espontánea y no requiere de un estímulo externo
f. Como no es consecuencia de daño tisular, no responde a los AINES y sí a los psicofármacos.
g. Tiene una topografía regional que no siempre respeta el área propia de un nervio, plexo o raíz
(porque hay un remodelado dinámico de los circuitos neuronales)
h. En su génesis y mantenimiento participa el SNS, en especial los receptores a-2.
i. Puede conducir a trastornos tróficos de la estructura y función de la piel y los anexos,
microcirculación, huesos, músculos y articulaciones a su cargo (distrofia simpática refleja)
h. A menudo lo acompañan tres sensaciones anómalas: alodinia mecánica y térmica, hiperalgesia
mecánica y térmica e hiperpatía
DOLOR PSICOGÉNICO O FUNCIONAL
Se observan a menudo en la práctica y carecen de sustrato estructural evidenciable. Por ejemplo, las
cefaleas o dolores abdominales esporádicos que de vez en cuando sufren muchas personas no tienen
causa demostrable. Otras veces, se presentan por lapsos mayores, afectan el bienestar, requieren
medicaciones y, a pesar del estudio cuidadoso, tampoco se les puede encontrar una explicación
satisfactoria. En algunos casos se diagnostica con dolor psicogénico o funcional y se lo relaciona
con ciertas perturbaciones mentales más o menos graves: neurosis, hipocondría, trastornos
somatoformes. Debe tenerse en cuenta que el sufrimiento de estos pacientes es tan real como el
provocado por lesiones anatómicas, y se lo debe tratar como tal. Caso aparte es la situación de los
simuladores, cuyo fin utilitario directo o indirecto, tarde o temprano, se pone de manifiesto. Como
norma, es conveniente que el médico crea en el relato del paciente y trate de calmarlo, dejando para
el final la demostración de un sustrato predominantemente psiquiátrico o una intencionalidad para
la simulación.
e. Intensidad
La dependencia de la medición según la percepción del paciente es casi total. Solo pueden ayudar
como elementos objetivos, las manifestaciones concomitantes como los gestos, maniobras
evitativas, conductas y cambios autonómicos. En la práctica clínica, la evaluación de la intensidad
del dolor es sencilla en los extremos, pero difícil en los cuadros intermedios, en los que la magnitud
real es un criterio de valor para orientar el diagnóstico que no es evidente.
Cuantificación por escala nominal: se utiliza una serie discontinua de denominaciones de fácil
comprensión para los pacientes, como dolor leve, moderado, intenso y ausente. Para los niños se ha
creado un equivalente con esquemas de rostros que pasan por la alegría, la indiferencia, la
preocupación y el llanto.
Escala visual análoga: recta horizontal de 10 centímetros, con divisiones cada un centímetro. Se le
pide al paciente que marque el punto en el que considera que se encuentra su dolor (0 = ausencia del
dolor y 10 = dolor máximo). Tiene la ventaja de que, al ser una variable cuantitativa continua y de
distribución normal, puede analizarse estadísticamente con procedimientos paramétricos mas
potentes y discriminativos que los no paramétricos aplicables a escalas graduadas.
Suele ser útil que el paciente compare la intensidad y el carácter del dolor que padece con otros
dolores sufridos (ej, dolor de muela, de oídos, de parto), como también interrogar sobre la duración
y calidad del sueño nocturno, el apetito, la posibilidad de desarrollar algunas actividades habituales.
f. Atenuación o agravación del dolor
Tener el cuenta el contexto en el que se inicia el dolor, las maniobras de provocación, la actitud del
paciente que tiene dolor y los signos y síntomas acompañantes.