TEMA 3-2024-Responsabilidad Por La Actuación Administrativa
TEMA 3-2024-Responsabilidad Por La Actuación Administrativa
TEMA 3-2024-Responsabilidad Por La Actuación Administrativa
ADMINISTRATIVA
SUMARIO
1. INTRODUCCIÓN. 2
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1. INTRODUCCIÓN.
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2. RÉGIMEN JURÍDICO DE LA RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DE
LOS PODERES PÚBLICOS
2.1 Introducción.
Siguiendo el tenor literal del apartado tercero del artículo 32 LRJSP pueden
diferenciarse tres supuestos generadores de responsabilidad patrimonial derivada de la
actuación legislativa en los siguientes casos:
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Por último, (v) ha de existir una relación de causalidad directa entre el daño sufrido
por los particulares y la obligación impuesta a la Administración responsable por el
Derecho de la Unión Europea.
➢ Aspectos comunes
Cuando una responsabilidad patrimonial proceda por la inconstitucionalidad de una
norma con rango de ley o por haberla declarado contraria al derecho de la Unión
Europea habrá que tener en cuenta dos aspectos; en primer término, que la sentencia
que declare esa inconstitucionalidad o contradicción con el derecho comunitario
producirá efectos desde la fecha de su publicación en el Boletín Oficial del Estado o
en el Diario Oficial de la Unión Europea (salvo que en ella se establezca otra cosa).
Y también, en segundo lugar, se predetermina legalmente la existencia de un
período indemnizable que se limita a los daños producidos en el plazo de cinco años
anteriores a la fecha de publicación de la sentencia (artículo 34.1 in fine).
2.2.2 Responsabilidad del Estado-Juez
La LRJSP remite a la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial (LOPJ)
para exigir la responsabilidad patrimonial por el funcionamiento de la Administración
de Justicia.
Los artículos 292 a 296 de la LPOJ regulan esta materia de responsabilidad (derivada de
daños cometidos por error judicial o consecuencia de un funcionamiento anormal de la
Administración de Justicia) teniendo en cuenta, de un lado, que en la misma se dispone
que “el interesado dirigirá su petición indemnizatoria directamente al Ministerio de
Justicia, tramitándose la misma con arreglo a las normas reguladoras de la
responsabilidad patrimonial del Estado” y prescribirá al año a partir del día en que
pudo ejercitarse.
De otro lado, debe tenerse en cuenta que en las reclamaciones por funcionamiento de la
Administración de Justicia es preceptivo el informe del Consejo General del Poder
Judicial que deberá evacuarse en el plazo máximo de dos meses.
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2.2.4 Responsabilidad de contratistas del sector público
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➢ En otros supuestos de concurrencia de varias Administraciones en la producción del
daño los criterios conforme a los cuales se fijará la responsabilidad para cada
Administración son los de competencia, interés público tutelado e intensidad de la
intervención. De no poder especificarse una determinación expresa de
responsabilidad ésta será solidaria.
3.1 Introducción
Los caracteres del daño –según el artículo 32.2 de la LRJSP- son los de ser efectivo,
evaluable económicamente e individualizado con relación a una persona o grupo de
personas. A la vista de esta descripción legal se aprecia que:
➢ el daño debe ser real, en el sentido de que haya sido ocasionado efectivamente,
excluyendo aquél cuya existencia pueda ser de producción incierta, esto es, eventual
o meramente posible en un futuro; y,
➢ debe ser evaluable económicamente: la valoración económica del daño supone la
personalización de éste en un particular o grupo identificable por una común
circunstancia dañosa que afecte al conjunto. Ello supone excluir aquellos daños que
pueda generar una actuación administrativa de naturaleza general que pudiera
ocasionar una actuación administrativa (por ejemplo, la limitación del
aprovechamiento de acuíferos en una situación de sequía).
La lesión surge únicamente cuando se trate de daños que el particular no tenga el deber
jurídico de soportar de acuerdo con la Ley. Es decir, cuando el daño no resulte de la
necesidad de asumir el cumplimiento de una prestación obligada por la Ley a los
ciudadanos.
Siguiendo la doctrina jurisprudencial establecida, la antijuricidad o ilicitud sólo se
produce cuando el afectado no hubiera tenido la obligación de soportar el daño o el
perjuicio y ese deber de soportar el perjuicio sufrido se da en los supuestos en que la
Ley y el grupo normativo de ella derivado justifican dichos detrimentos de un modo
expreso o implícito.
En definitiva, el criterio esencial para determinar la antijuricidad del daño o perjuicio
causado a un particular debe ser el de si concurre o no el deber jurídico de soportar el
daño, ya que las restricciones o limitaciones impuestas por una norma, precisamente por
el carácter de generalidad de esta, deben ser soportadas, en principio, por cada uno de
los individuos que integran el grupo de afectados, en aras del interés público.
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3.4 La imputación del daño al funcionamiento de un servicio público.
La regulación legal existente no aborda cuáles deben ser los caracteres que definen la
relación causa-efecto entre el daño antijurídico producido y la actuación administrativa.
Ante este silencio legal la jurisprudencia artesanalmente ha ido elaborando diferentes
teorías. Ello es debido a que en numerosos supuestos de producción de un daño
concurren una pluralidad de causas encadenadas o no entre sí que han podido ocasionar
o, en su caso, han coadyuvado en la producción de un daño. Y es que, en muchas
ocasiones, el daño no puede atribuirse a un solo hecho sino a la concurrencia de varios
factores incluyéndose, también, comportamientos imputables a la propia víctima, a
terceros o a otras administraciones públicas.
Las diferentes teorías jurisprudenciales –inspiradas en otros ámbitos jurídicos de la
responsabilidad por daño- pueden reconducirse, en síntesis, a las siguientes:
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3.4.2 El funcionamiento de un servicio público.
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La obligación de indemnizar responde al principio de la reparación “integral”. La
reparación afecta, en consecuencia, a todos los daños alegados y probados por el
perjudicado. Conforme a reiterada jurisprudencia, se incluyen en aquélla, de un lado,
todos los posibles intereses evaluables económicamente (tanto el daño emergente como
el lucro cesante) si bien se excluyen las meras expectativas o ganancias dudosas. De
otro lado, la indemnización debe comprender también los perjuicios de otra índole
englobables en el denominado “pretium doloris” con el que se hace referencia tanto al
daño moral como los sufrimientos físicos y psíquicos padecidos por los perjudicados.
El cálculo de la indemnización se efectuará conforme a los criterios de valoración
fijados por la legislación fiscal, la de expropiación forzosa y la existente en otras
normas que eventualmente puedan ser de aplicación. El cálculo resultante de la
aplicación de aquellos criterios debe ponderarse con la valoración predominante en el
mercado. En caso de muerte o lesiones corporales se podrá tomar como referencia la
valoración incluida en los baremos de la normativa vigente en materia de seguros
obligatorios y de la seguridad social. Esta consideración (no obligatoria) de los baremos
-particularmente el de los seguros obligatorios- constituye un criterio jurisprudencial de
frecuente uso cuya aplicación se reconoce ahora en el artículo 34.2 LRJPAC.
Asimismo, el cálculo de la cuantía indemnizatoria se efectuará con referencia al día en
que la lesión efectivamente se produjo, sin perjuicio de que se actualice a la fecha en
que finalice el procedimiento atendiendo al índice de garantía de la competitividad
(fijado por el Instituto Nacional de Estadística) y a los intereses por demora en el pago
de la indemnización establecida que se exigirán conforme a la Ley General
Presupuestaria o, en su caso, normas presupuestarias de las Comunidades Autónomas.
La indemnización puede sustituirse por una compensación in natura o en especie o
abonarse mediante pagos periódicos cuando se den acumuladamente las siguientes
circunstancias: (i) que convenga al interés público; (ii) resulte más adecuado para lograr
la reparación debida; y, (iii) que exista acuerdo con el interesado.
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indemnización en el plazo máximo de treinta días circunscribiéndose los trámites a
realizar a lo previsto en el artículo 96.6 de la LPAC.
Por lo que se refiere a las fases del procedimiento, su iniciación puede ser a instancia de
los interesados y también de oficio. Ésta última procede cuando el órgano competente
para iniciar el procedimiento de responsabilidad patrimonial entienda que se ha
producido una lesión en los bienes y derechos de los particulares como consecuencia de
una actuación administrativa. Esta iniciación de oficio se efectuará siempre por acuerdo
del órgano competente, adoptado bien por propia iniciativa, bien como consecuencia de
orden superior, petición razonada de otros órganos o por denuncia.
En todo caso, deben tenerse en cuenta las siguientes especialidades; es necesario, en
primer término, que no haya prescrito el derecho a la reclamación del interesado y que,
en segundo término, se notifique el acuerdo de notificación a los particulares
presuntamente lesionados concediéndoles un plazo de diez días para que puedan
efectuar las alegaciones y proponer la prueba que estimen pertinente (art.65 LPAC).
En el caso de una petición razonada, la misma deberá individualizar la lesión producida
en una persona o grupo de personas, la relación de causalidad con el funcionamiento del
servicio público y, de ser posible, la evaluación económica y el momento en que la
lesión efectivamente se produjo.
De iniciarse por reclamación de los interesados será necesario que en la misma se
especifiquen las lesiones producidas, la presunta relación de causalidad entre éstas y el
servicio público, la evaluación económica si fuera posible y la determinación del
momento en que la lesión efectivamente se produjo. Deberá ir acompañada, además, de
cuantas alegaciones, documentos e informaciones se estimen oportunas y de la
proposición de prueba concretando los medios de los que el recurrente pretenda valerse
(art.67.2 LPAC).
Para el caso de que la reclamación se admita a trámite el procedimiento se impulsará de
oficio en todos sus trámites posteriores.
Iniciado el procedimiento éste continuará en una segunda fase de instrucción donde se
desarrollarán todas las actuaciones necesarias para la determinación, conocimiento y
comprobación de los datos en virtud de los cuales deba pronunciarse la resolución.
En esta fase tendrá lugar la práctica de pruebas –de especial trascendencia en este tipo
de procedimientos en los que la acreditación de la existencia de una lesión es
imprescindible- pudiéndose rechazar únicamente aquéllas cuando resulten
manifiestamente improcedentes o innecesarias según resolución motivada. Asimismo,
podrán solicitarse cuantos informes se estimen necesarios para resolver y, en todo caso,
deberá evacuarse informe por el servicio cuyo funcionamiento haya ocasionado la
presunta lesión indemnizable (art.81 LPAC).
Instruido el procedimiento y con carácter previo a redactar la propuesta de resolución se
pondrán de manifiesto las actuaciones al interesado con objeto de que pueda formular
alegaciones y presentar documentos y justificaciones pertinentes.
Concluido el trámite de audiencia, el órgano instructor propondrá que se recabe
dictamen del Consejo de Estado u órgano autonómico equivalente cuando las
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indemnizaciones reclamadas sean de cuantía igual o superior a 50.000 euros. A tal
efecto, deberá remitir lo actuado en el procedimiento, así como una propuesta de
resolución. El dictamen, que se emitirá en un plazo máximo de dos meses, deberá
pronunciarse sobre la existencia o no de relación de causalidad entre el funcionamiento
del servicio público y la lesión producida y, en su caso, sobre la valoración del daño
causado y la cuantía y el modo de la indemnización.
La terminación del procedimiento tiene lugar con la resolución del órgano competente
la cual, necesariamente, deberá pronunciarse de formas motivada sobre la existencia o
no de la relación de causalidad entre el funcionamiento del servicio público y la lesión
producida y, en su caso, sobre la valoración del daño causado y la cuantía de la
indemnización, explicitando los criterios utilizados para su cálculo (art.91 LPAC).
El procedimiento puede concluir también mediante una terminación convencional
consistente en la suscripción de un acuerdo indemnizatorio entre el interesado y la
Administración pública correspondiente en el que se deberá fijar la cuantía y el modo de
indemnización de acuerdo con los criterios para su cálculo y abono. Asimismo, y de
darse una resolución presunta del procedimiento se considerará rechazada la
indemnización del particular (al existir un silencio administrativo negativo en materia
de responsabilidad patrimonial).
La resolución presunta desestimatoria se producirá cuando transcurran seis meses desde
que se inició el procedimiento sin que hubiese recaído resolución expresa o se
formalizase, en su caso, un acuerdo indemnizatorio (art.91.3 LPAC) quedando expedita
la posibilidad de interponer recurso judicial.
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