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Galileo y Newton
Galileo Galilei
Cuando Galileo nació en Pisa en 1564, su ciudad natal y otras ciudades italianas y europeas eran
pujantes centros comerciales, financieros e intelectuales. El crecimiento de la poblaci ón en el
continente y en las colonias, los nuevos productos, los inventos técnicos revelaban la presencia de
un nuevo orden social político y económico que se extendía en Europa occidental y en los territorios
bajo su dominio colonial. Este nuevo orden no se instal ó de la noche a la mañana. En los siglos XIV y
XV, Europa, que había sido por milenios una sociedad agrícola dominada por los señores y el clero,
se volvió cada vez más urbana, mercantil y capitalista. La pujanza de la burguesía como nueva clase
social produjo una verdadera revolución de las ideas marcando una distancia insalvable con la
mentalidad medieval. De un ideal de vida centrado en Dios, en la salvaci ón y la contemplación, se
pasó a un ideal de vida ciudadana, secular, que valoraba el crecimiento económico y el
mejoramiento de las condiciones de vida. Esta nueva vida necesitaba grandes cantidades de dinero y
daba la bienvenida a toda forma de producirlo. Los hombres prácticos, artesanos y técnicos antes
despreciados, fueron mimados en las cortes precisamente por lo que eran capaces de hacer.
La nueva cultura volvió al pensamiento clásico (griego y romano) y lo leyó en su idioma, reconoció
los méritos personales y concibió a la naturaleza como el espacio del reinado humano y puso en el
centro de su representación artística al cuerpo encarnado y el goce físico. Estos movimientos
abonaron la aparición de una nueva concepción del conocimiento: de lo que interesa conocer y de
cómo conectarlo. La ciencia experimental, una expresión más de la cultura moderna, supuso que el
conocimiento de la naturaleza debía distinguir las explicaciones que surgen de la observación de los
hechos y del razonamiento de aquellas verdades provenientes de la fe religiosa. Estas formas de
acentuar el valor del individuo alcanzaron su máxima expresión en la Reforma, movimiento que
abogó por una religión personal al admitir la interpretación de las Sagradas Escrituras sin el control
de las instituciones eclesiásticas.
Así fue como comenzó a pensarse que el universo creado por Dios admitía un conocimiento
mundano y que el hombre, cumbre de ese arte divino, podía conocer mediante su razón el orden
que el Creador dejó en él. En consecuencia, la tarea de la ciencia del siglo XVII fue encontrar técnicas
precisas para tener el control racional de la experiencia y mostrar cómo los conceptos matemáticos
se pueden utilizar para explicar los fenómenos naturales.
Galileo, que se guiaba por un interés práctico más cercano al ingeniero actual que al científico, fue el
primero en sistematizar esta síntesis. Para ello aceptó las técnicas de los artesanos -las lentes, el
astrolabio, las bombas- y el razonamiento de la matemática y de la lógica desarrollada por los
griegos y la escolástica medieval.
Entre 1589 y 1591 Galileo enunció los principios de la física dinámica. Estaba preocupado por contar
con una explicación del movimiento de los cuerpos más cercana a la observación. Galileo advertía
que la observación de los cielos y la del movimiento de los cuerpos terrestres mostraban la
inadecuación de las explicaciones basadas en la filosofía de Aristóteles y en la física de Tolomeo.
Para ese pensamiento antiguo el movimiento de los cuerpos terrestres derivada de una condici ón
inherente de los cuerpos mismos según la cual todo cuerpo se mueve buscando su lugar natural: lo
alto para los cuerpos livianos y lo bajo para los pesados. El movimiento cesa cuando alcanzan ese
lugar natural. Por lo mismo, los cuerpos celestes, constituidos por éter permanecen en movimiento
circular, eterno y perfecto.
Esta concepción, que a pesar de sus dificultades perduró 18 siglos, se derrumbó con velocidad
cuando Galileo formuló los principios de la dinámica: los cuerpos caen en el vacío a la misma
velocidad con independencia de su peso y el movimiento de caída es uniformemente acelerado.
Estos principios explican la trayectoria del móvil como la componente de las fuerzas y las leyes del
péndulo.
Desde antiguo, Física y astronomía marcharon juntas. Galileo entendió que muchas de las
dificultades para comprender el comportamiento estelar se resolvían aceptando los principios del
sistema heliocéntrico de Copérnico. En 1608 inventó el telescopio al adaptar el catalejo. Fue su
herramienta para ampliar su aguda visión de los cielos; con él observó las cuatro lunas de Júpiter, la
superficie montañosa de la luna, las fases de Venus, las manchas del sol. Las conclusiones de estas
observaciones demolieron lo que quedaba de la astronomía antigua: la tierra no es el único planeta
centro de movimiento, todos los planetas son opacos y reciben luz del sol, los cuerpos celestes no
son perfectos ni inmutables.
2 - Hallazgos científicos.
Los historiadores de la ciencia suelen decir que Galileo del creador del di álogo experimental. Lo
dicen porque su investigación de la naturaleza no consiste sólo en el registro de observaciones
sucesivas sino en el modo peculiar de ordenar los datos de la observaci ón bajo principios
matemáticos. Para él la naturaleza es como un gran libro abierto ante nuestros ojos escrito con
caracteres matemáticos; para leerlo hay que conocer su lenguaje que está hecho de triángulos,
círculos, en suma, de figuras geométricas. Más precisamente, para Galileo la naturaleza que es
objeto de este estudio es lo que puede medirse; piensa que la base de todos los fenómenos es la
cantidad, es decir, la relación numérica que expresa una magnitud entre un factor (variable) que es
la causa de otro factor que es su efecto.
Por este camino, Galileo instituye el carácter de la experimentación científica: es una operación
construida, elaborada artificialmente para controlar algunas variables previamente seleccionadas.
Estas variables expresan los factores que se identifican como los más importantes entre otros que se
desprecian.
La ciencia natural propuesta por Galileo es producto del entendimiento humano; con el uso de la
razón se supera la dependencia de los sentidos y el aislamiento de la percepci ón porque la razón
encuentra en la diversidad aspectos comunes, reduce a una ley los diversos hechos observados
(induce) y de esa ley general puede inferir esos mismos hechos (deduce).
Isaac Newton
El legado de Galileo son las leyes que explican el movimiento de los cuerpos terrestres. Pero ¿por
qué los cuerpos celestes se mueven en el espacio en la direcci ón en que lo hacen y por qué con esta
velocidad? Esta es la pregunta de Newton. En su respuesta plantea la hipótesis de que las leyes
Galileo también se cumplen para los cuerpos celestes, que las leyes de Kepler son consecuencia de
las galileanas y postula que la causa del movimiento es la atracción universal. Podemos concluir que
el proyecto de la ciencia moderna encuentra su culminación en la física de Newton.
Isaac Newton nació en 1642 en el seno de una familia inglesa aristocrática fue estudiante y profesor
en Cambridge, funcionario del gobierno británico y amigo destacados pensadores de la época.
La mecánica newtoniana concibe al sistema solar como una gran máquina en la que cada
componente influye sobre el movimiento de los demás. Cada uno de los planetas recorre un
movimiento curvo y no rectilíneo como establece la 1° ley de Galileo porque sobre él actúa una
fuerza centrípeta (opuesta a la fuerza centrífuga que lo haría seguir su movimiento rectilíneo) que lo
mantiene cerca del centro de su órbita.
https://youtu.be/MDixcyxvOHM
4 - Video - I. Newton
Esta fuerza con que el sol atrae a los planetas es la misma fuerza con que los planetas atraen a sus
satélites. Más aún, en una forma general, todo cuerpo que cae sobre la Tierra responde tambi én a
esa fuerza de atracción que mantiene a los cuerpos celestes en sus órbitas. Newton llama atracción a
esta fuerza dirigida hacia el Sol. Pero ni esta fuerza ni su efecto son misteriosos. Esta interpretaci ón
es una novedad para la época porque entonces era corriente explicar lo desconocido por poderes
ocultos.
Newton plantea que puede calcularse la intensidad de la atracción porque está en proporción con la
distancia de los planetas al Sol y de los cuerpos con la tierra: es inversamente proporcional al
cuadrado de la distancia. Al mismo tiempo, Newton afirma que todos los cuerpos tienen masas
diferentes. De esta manera, la fuerza de atracción varía también debido a la masa de los cuerpos:
resulta directamente proporcional al cuadrado de sus masas. Para determinar las variaciones de las
magnitudes creó un sistema de cálculo (el cálculo infinitesimal) que permitía determinar con
precisión la posición de los planetas y de la Luna a partir de un número reducido de observaciones.
Dos consecuencias se siguen del modelo mecánico de Newton. La primera, que lo que ocurre en la
tierra y en el sistema solar es homogéneo, es decir, responde a las mismas leyes y, en un sentido
más estricto a una sola: la ley de gravitación universal. Así la ciencia resultante del pensamiento y de
la observación empírica tiene un conocimiento de la realidad física fundado en una ley que da
cuenta de la totalidad de su comportamiento. La segunda consecuencia es que, al distinguir con el
concepto de masa la cantidad invariante de materia de un objeto del peso del mismo, Newton
plantea un definitivo divorcio entre la percepción del sentido común y la explicación de la ciencia.
• Mientras la observación es de casos, cada uno distinto, cada uno con sus particularidades,
las leyes son principios universales que explican la diversidad porque permiten captar lo
uniforme entre las diferencias.
• Las leyes son deterministas: si se conoce el estado del sistema en un momento dado, se
pueden predecir sus estados futuros y explicar los estados que ocurren y ocurrieron. Esto
implica que la naturaleza, para la física, es inmutable. El tiempo y el espacio se conciben de
manera absoluta.
• De ahora en más las definiciones teóricas dejan de ser coincidentes con el sentido común y
pasan a ser patrimonio de los especialistas de las disciplinas.