Filosofia
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El envejecimiento suele dañar determinadas áreas del cerebro y el hipocampo es una de las
más vulnerables. A veces se ve afectado por la falta de riego sanguíneo o por la muerte
celular pero a menudo los daños que lo lesionan se deben a la enfermedad de Alzheimer.
El alzhéimer se caracteriza por alteraciones de la memoria reciente; se da por la pérdida de
sinapsis que es el punto de encuentro donde las neuronas se comunican entre sí y el
cerebro es capaz de hacer rebrotar las sinapsis solo en las primeras fases de la
enfermedad, pero, en las últimas fases las neuronas mueren definitivamente y se produce
un daño permanente. El tratamiento contra el alzhéimer es más efectivo durante las
primeras fases antes de que mueran demasiadas células, por lo que los neurólogos están
intentando desarrollar neuroimágenes funcionales y otros métodos para
identificar la enfermedad al tiempo.
El descubrimiento se dio en 1906, cuando Alois Alzheimer, un psiquiatra alemán que era
compañero describió el caso de una mujer de 51 años, Auguste D., que había empezado a
tener repentinos e irracionales celos de su marido. Después, la paciente desarrolló fallos de
memoria y una pérdida progresiva de las habilidades cognitivas. Con el tiempo, la memoria
se deterioró hasta tal punto que ya no era capaz de orientarse, ni siquiera dentro de la
propia casa. Escondía objetos. Empezó a creer que la gente quería matarla. La ingresaron
en una clínica psiquiátrica y murió cinco años después de la aparición de los síntomas.
Alzheimer le hizo la autopsia a Auguste D. y observó tres alteraciones de la corteza cerebral
que ahora se consideran características de la enfermedad. En primer lugar, el cerebro
estaba encogido y atrofiado. En segundo lugar, el exterior de las células nerviosas contenía
depósitos de una materia densa que formaba lo que ahora denominamos placas amiloides.
En tercer lugar, dentro de las neuronas había una acumulación de proteínas, compuesta de
fibrillas entrelazadas, que ahora reciben el nombre de ovillos neurofibrilares. Dada la
importancia de ese descubrimiento, Kraepelin bautizó el trastorno con el apellido de Alois
Alzheimer.
Al principio los científicos pensaban que esos cúmulos de proteínas no eran sino productos
secundarios de la enfermedad, pero ahora sabemos que son algunos de sus principales
causantes. Uno de sus aspectos más asombrosos es que se forman entre diez y quince
años «antes» de que la memoria de la persona empiece a cambiar. Si esas estructuras
pudieran detectarse en el momento de su aparición, tal vez sería posible evitar el daño
cerebral y frenar en seco el avance del alzhéimer.
Las placas se forman inicialmente en áreas específicas y restringidas del cerebro. Una de
esas zonas es la corteza prefrontal y esa parte del cerebro influye en la atención, el
autocontrol y la resolución de problemas. Las placas amiloides y los ovillos presentes en
esas dos áreas explican el deterioro cognitivo y la pérdida de memoria en los pacientes de
alzhéimer. Al principio, el cerebro es capaz de equilibrar tan bien las cosas que no se nota
cuando alguien tiene o no ese daño Con el paso del tiempo a medida que se van dañando
cada vez más conexiones y las neuronas empiezan a morirse, algunas regiones, como el
hipocampo, se desintegran y el cerebro comienza a perder funciones elementales, como por
ejemplo el almacenamiento de recuerdos. Entonces los síntomas relacionados
con la pérdida de memoria se hacen evidentes.
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¿Por qué se forman las placas y los ovillos? Los científicos han descubierto que el
péptidoβ-amiloide es el causante de la formación de las placas amiloides. Ese péptido forma
parte de una proteína mucho más grande, denominada proteína precursora amiloidea (APP,
por sus siglas en inglés),que se aloja en la membrana celular de las dendritas o sea en las
ramificaciones de las neuronas. Dos enzimas separadas atraviesan la proteína precursora,
cada una en un lugar diferente liberando el péptido y una vez fuera de la membrana celular,
el péptido flota en el espacio que rodea la neurona. Tanto la producción como la liberación
del péptido β-amiloide son acciones normales para todos nosotros pero en el caso de las
personas con Alzheimer la producción se acelera o la eliminación del área que rodea la
célula se desacelera y esto crea acumulación anormal de péptidos y como son viscosos se
adhieren unos a otros y forman las placas amiloides
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Si bien el alzhéimer se presenta habitualmente en personas de la tercera edad sin ningún
antecedente familiar, sin embargo hay casos de aparición precoz. John Hardy, del University
College de Londres, estudio la base genética del alzhéimer cuando Carol Jennings se puso
en contacto con él.
A comienzos de 1980, al padre de Carol le diagnosticaron alzhéimer a la edad de 58 años.
Poco después, una hermana y un hermano suyos, ambos de 50 años contrajeron la
enfermedad. Resulta que el bisabuelo de Carol también la había padecido, al igual que su
abuelo y un tío abuelo. En la rama principal de la familia, cinco hijos, de diez que eran,
sufrieron el alzhéimer, y todos al mismo tiempo. La edad media de aparición de la dolencia
era de unos cincuenta y cinco años.
Hardy y sus colegas querían saber qué genes habían heredado los hermanos afectados de
la familia Jennings entonces descubrieron que los cinco hermanos afectados compartían
una sección idéntica del cromosoma 21, que es el cromosoma más pequeño del genoma
humano y esa seccion no la tenían los hermanos no afectados. Luego estudió la parte del
cromosoma 21 que habían heredado solo los miembros de la familia que padecían la
enfermedad, y allí encontró el gen defectuoso que causa la aglomeración de los péptidos
β-amiloides.
Los patólogos ya habían observado que los péptidos β-amiloides formaban placas, pero
Hardy demostró que en la familia Jennings la enfermedad aparecía con una mutación en el
gen de la proteína precursora amiloidea que produce la aglomeración del péptido.
Se han encontrado muchas más mutaciones como en los genes que codifican una proteína
llamada presenilina.Esas mutaciones impiden que la presenilina contribuya a la asimilación
o eliminación de los péptidos β-amiloides que flotan en los espacios existentes entre las
neuronas.
Se descubrió una mutación que se trata de la sustitución de un aminoácido por otro en el
cuerpo de la proteína que forma el péptido y eso hace que se generen en menor cantidad.
es curioso porque la mutación de ese mismo aminoácido por otro es lo que causa la
enfermedad y se comprobó que quienes tienen esa mutación protectora tienen mejor
funcionamiento cognitivo a los 80 años que personas que no
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De momento, el factor de riesgo más significativo es el gen de la apolipoproteína E (APOE).
que codifica las lipoproteínas que empaquetan el colesterol y las transportan por el torrente
sanguíneo. Si esta en cantidades anormales puede obstruir las arterias y causar infartos y
una variacion de este gen es la APOE 4 y puede causar el alzheimer tardio, de hecho es el
mas comun en pacientes de alzheimer
¿hay algo que podamos hacer para reducir el riesgo de contraer la enfermedad de
Alzheimer?
Recientemente ha surgido una posibilidad que tiene que ver con la forma en
que el cuerpo utiliza la glucosa a medida que envejecemos.
La glucosa es la principal fuente de energía del organismo, y procede de los alimentos que
comemos. El páncreas libera insulina, que básicamente permite a los músculos absorber
glucosa. Cuando envejecemos, todos nos volvemos un poco resistentes a la insulina, lo que
quiere decir que los músculos son menos sensibles a sus efectos. Por consiguiente, el
páncreas intenta obtener un poco más de insulina, lo que desestabiliza la regulación de la
glucosa. Si la regulación de la glucosa se vuelve demasiado inestable desarrollamos
diabetes tipo 2 y esta es un factor de riesgo para el alzhéimer. Por otra parte, los cambios
en la regulación de la glucosa que acompañan a la diabetes tipo 2 parecen afectar a las
áreas del hipocampo que intervienen en la pérdida de memoria por senilidad. Lo importante
es que en realidad podemos modificar esos cambios relacionados con la edad mediante la
dieta y el ejercicio físico, que aumenta la sensibilidad de los músculos a la insulina y por
tanto contribuye a la absorción de glucosa.
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La enfermedad de alzhéimer no es la única demencia común. Otra forma
habitual es la demencia frontotemporal (DFT). La demencia frontotemporal fue descubierta
una década antes que el alzhéimer por Arnold Pick, catedrático de psiquiatría de la
Universidad de Praga. La demencia frontotemporal es la causa más frecuente de
enajenación en personas «menores» de sesenta y cinco años Y se
presenta a una edad más temprana que el alzhéimer, y avanza más deprisa.
La DFT comienza en áreas muy pequeñas del lóbulo frontal del cerebro, las cuales
intervienen en la inteligencia social, y en la capacidad de inhibir los impulsos. Hace años se
consideraba que era imposible distinguir entre este trastorno y el alzhéimer en una persona
viva, pero hoy en día ya no es así. La DFT suele deteriorar gravemente el comportamiento
social y el razonamiento moral. A veces, los afectados cometen actos claramente
antisociales, como por ejemplo robar en las tiendas. Un estudio reflejó que, al principio de la
enfermedad, casi la mitad de los pacientes eran arrestados, o podían haber sido arrestados.
Semejante comportamiento no es característico de los enfermos de alzhéimer.
Tambien los individuos que padecen este trastorno, y que por lo general eran amables y
cariñosos, en ocasiones muestran una total indiferencia con respecto a las personas de su
entorno. También se vuelven propensas a las adicciones, por lo que empiezan a comer en
exceso o adquieren hábitos perjudiciales, como el del tabaco. A veces no pueden controlar
sus gastos y se arruinan. Esta demencia hace mucho daño a las familias, porque afecta a
personas de mediana edad, muchas de las cuales
tienen hijos.
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El mecanismo biológico de la DFT es el mismo que el del alzhéimer: las
mutaciones genéticas provocan un plegamiento defectuoso de las proteínas,
lo que da lugar a la formación de grumos en el cerebro. Por eso las personas
que padecen alguno de estos dos trastornos tienen síntomas en común pero algunos genes
causantes del mal plegamiento de las proteínas son distintos en cada trastorno. Los tres
genes mutados que originan la DFT son el gen que codifica la proteína tau. Cada gen
mutado daña la misma región del cerebro, y cada uno de ellos la daña mediante el
plegamiento anormal de las proteínas
El gen mutado de la progranulina produce la proteína normal, solo que no produce la
suficiente, se cree que la cantidad normal de progranulina impide el plegamiento defectuoso
de otra proteína. La sencillez de ese mecanismo es alentadora, pues se puede tratar
elaborando un fármaco que aumente la cantidad de progranulina en la sangre y el cerebro,
o bien hallando una manera de suministrar progranulina al cerebro. De hecho, Bruce Miller,
de la Universidad de California en San Francisco, que ha investigado a fondo la DFT, cree
que esta es una de las enfermedades neurodegenerativas más fáciles de tratar. Miller está
probando medicamentos que eleven las concentraciones de progranulina en la sangre y el
cerebro