Vida Temprana y Educacion

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Vida temprana y educación

Miguel de Cervantes Saavedra nace en 1547, en Alcalá de Henares. Su


vida transcurre bajo los reinados de Carlos I (1517-1556), Felipe II (1556-
1598) y Felipe III (1598-1621). Su infancia coincide con los días más
gloriosos de la política imperial (hegemonía española, conquista de
América...).
Durante su juventud participa como soldado en algunos de los éxitos
militares de Felipe II, quien, a pesar de recibir una herencia grandiosa de
su padre, no es capaz de hacer frente a los síntomas del inminente
declive de la nación (bancarrotas del Estado, desastre de la Armada
Invencible, guerras con los Países Bajos, despoblación del campo...).
A su etapa de madurez corresponde la decadencia del imperio: Felipe III
delega el gobierno en manos de los validos, aumentan la inflación y la
corrupción, se agravan las condiciones de vida del pueblo (hambre,
mendicidad...). Esta situación política, económica y social contrasta con
la riqueza cultural: las letras y las artes españolas viven sus momentos
más brillantes y creativos (pintura, arquitectura, literatura...).

La trayectoria vital de Cervantes está condicionada por el cautiverio que


padece durante cinco años en Argel. Por ello, en su biografía se
establecen dos etapas, que van del idealismo renacentista a la
frustración barroca. Su vida parece discurrir paralela a la suerte del
imperio.

by Verónica Robles Romero


La ilusión de la juventud heroica
Cervantes reside en distintas ciudades (Córdoba, Sevilla, Salamanca y Madrid) debido al
trabajo de su padre Rodrigo Cervantes como cirujano. Fue discípulo del humanista Juan
López de Hoyos, con quien viaja a Italia en 1569, huyendo de la justicia. El contacto con la
Italia renacentista influye notablemente en él.
En 1570 inicia su carrera de soldado. Participa enfermo en la batalla de Lepanto, dando
muestras de un extraordinario heroísmo. A consecuencia de un disparo pierde la
movilidad de la mano izquierda. Tras recuperarse de sus heridas, vuelve a combatir. En
1575 emprende el regreso a España, pero durante el trayecto, la galera en la que viajan
Cervantes y su hermano es asaltada por turcos. Estarán cinco años prisioneros en Argel.
Cervantes intenta escapar hasta cuatro veces, pero todas fallidas; no recobra la libertad
hasta 1580, cuando los frailes trinitarios consiguen rescatarlo mediante el pago de
quinientos escudos. Los sufrimientos y las adversidades del cautiverio dejan profunda
huella en el autor y se convertirán en materia de muchas de sus obras. Aquí concluye la
etapa militar del escritor.
El desengaño de la madurez
Cervantes regresa a España y se asienta en Madrid. Intenta en vano obtener un trabajo al
servicio del Estado, pero sus méritos militares no son reconocidos. Los apuros económicos
le llevan a retomar la actividad literaria, con la que a duras penas consigue salir adelante.
En este tiempo publica La Galatea y estrena varias comedias. Cervantes trata de triunfar en
la escena dramática, dominada por la figura de Lope de Vega, pero no lo consigue.
En 1587 se instala en Sevilla como comisario encargado de la provisión de víveres para la
Armada Invencible. Trabaja también como recaudador de impuestos. Este cargo le hace
viajar por Andalucía y conocer a sus gentes. Comienzan los años más ingratos y difíciles de
su vida: estrecheces económicas, nuevos problemas con la justicia, excomunión y varios
ingresos en prisión. En una de estas estancias diseñó y planificó su obra maestra, el
Quijote.
En 1604 se asienta en la corte, que por aquel entonces estaba en Valladolid. La publicación
y éxito de la primera parte del Quijote (1605) se ve empañada por un nuevo
encarcelamiento del autor. Un hombre es asesinado en la puerta de su casa, y su familia,
incluido el escritor, es conducida a prisión. Pronto se esclarecen los hechos y son puestos
en libertad.
En 1606 vuelve a Madrid. Bajo la protección del arzobispo de Toledo y del conde de Lemos,
se consagra por completo a la actividad literaria. Es el momento de mayor productividad
del autor: se imprimen sus Novelas ejemplares (1613), el Viaje del Parnaso (1614), las Ocho
comedias y ocho entremeses (1615), la segunda parte del Quijote (1615); y poco antes de
morir termina Los trabajos de Persiles y Sigismunda.
Fallece en Madrid el 23 de abril de 1616.
Narrativa
Cervantes no solo es uno de los mejores novelistas de todos los tiempos, sino también uno de los
grandes maestros de la literatura universal. Con el Quijote, además, se convierte en el creador de la
novela moderna.

Cervantes asimiló y cultivó todos los géneros narrativos del momento (pastoril, bizantino, picaresco,
novela corta, morisca, novela de caballerías, sentimental), sometiéndolos a su personal teoría
narrativa y abriendo caminos a la novela posterior.
Las obras narrativas de Cervantes (el Quijote, de 1605; Novelas ejemplares, de 1613; segunda parte del
Quijote, de 1615; y Los trabajos de Persiles y Sigismunda, de 1617), fueron escritas en su madurez, salvo
La Galatea, que es el primer libro del autor (1585).
La Galatea
La Galatea es una novela pastoril dividida en seis libros. La obra, que está ambientada en las riberas
del Tajo, narra los amores de Elicio y Galatea. Cervantes se atiene a los rasgos temáticos y
estructurales del género (pastores refinados, desengaño amoroso, filosofía neoplatónica, naturaleza
idealizada, composiciones poéticas engarzadas...), pero supera a sus predecesores al dotar a la
novela de un mayor realismo.
Al hilo de la narración se insertan numerosas composiciones poéticas de corte italianista, entre las
que destaca Canto a Calíope, que recoge una alabanza a los poetas de la época; y varios relatos
secundarios, que enmarañan la trama.
Cervantes prometió una segunda parte que nunca llegó a ver la luz
Los trabajos de Persiles y Sigismunda

Los trabajos de Persiles y Sigismunda, última obra cervantina, se publica después de su muerte. Se
trata de una novela bizantina que combina el amor casto y puro de la pareja protagonista, los
príncipes Persiles y Sigismunda, con una serie de aventuras y peligros (naufragios, raptos, prisiones,
piratería, persecuciones...) que deben sortear para llegar a Roma, encontrarse y contraer
matrimonio.
Las Novelas ejemplares
Cervantes es el primer autor que emplea el término novela para referirse a un relato literario de corta
extensión («yo soy el primero que he novelado en lengua castellana», escribe en el prólogo) y el
primero en crear obras originales. Hasta la fecha, las narraciones breves (denominadas cuentos,
apólogos o patrañas) eran traducciones o versiones de autores italianos o de cuentos tradicionales.
El propósito de sus novelas es «deleitar aprovechando», de ahí que Cervantes las denominara
ejemplares. Sin embargo, la ejemplaridad de las novelas no puede entenderse en un sentido
estricto. Estas obras no llevan aparejadas moralejas ni sentencias, es el lector el que debe extraer la
enseñanza de su lectura. Las peripecias narradas, independientemente de su mayor o menor
moralidad, conllevan una lección para la vida que debe inferir el lector.
Clasificación
Las doce novelas ejemplares muestran una notoria variedad de asuntos y temas, así como una
hibridación de géneros. Suelen dividirse en idealistas y realistas, aunque tal separación no es
tajante, ya que hay novelas que se encuentran a medio camino entre el idealismo y el realismo.
Las novelas idealistas se hallan muy próximas al modelo italiano. Predomina la temática amorosa,
siguen los patrones de la novela bizantina, tienden a la idealización, ofrecen personajes e historias
estereotipados, desenlace feliz... Pertenecen a este grupo: La española inglesa, El amante liberal, Las
dos doncellas, La fuerza de la sangre y La señora Cornelia.
Las novelas realistas se centran en la
descripción de ambientes y personajes, a la
vez que ofrecen una visión crítica de la
realidad. En ellas, Cervantes reduce la trama
argumental, incorpora elementos de la
picaresca y proporciona una serie de cuadros
costumbristas con intención satírica y tono
irónico. Sus mejores piezas son:
Rinconete y Cortadillo. De ambiente picaresco, en la que dos jóvenes ladronzuelos viajan desde
el centro de la Península hasta Sevilla. Allí ingresan en una cofradía de maleantes, donde se
negocia todo el crimen de la ciudad. Sobresale la recreación del mundo del hampa sevillano.
El casamiento engañoso y El coloquio de los perros son las dos únicas novelas que tienen
relación entre sí. La primera sirve de marco a la segunda.

− El casamiento engañoso. Recrea el tópico del burlador burlado. Campuzano cuenta a su amigo
Peralta cómo contrajo matrimonio para beneficiarse de la supuesta posición social de su esposa.
Esta lo abandona llevándose un baúl lleno de joyas, que resultan ser falsas.

− El coloquio de los perros. Dos perros, que durante una sola noche poseen la facultad de hablar,
denuncian la corrupción de la sociedad. Aparece el tema del engaño y el desengaño. En esta novela
se recrea el tópico del mundo al revés.

El licenciado Vidriera. Esta novela narra la historia de un hombre que cae en la locura de creerse
de vidrio y decir las verdades a todo aquel que se le aproxima.

A medio camino entre el idealismo y el realismo se encuentran: La gitanilla, El celoso extremeño y


La ilustre fregona.
El «Quijote»

Publicación

La primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha se publica en 1605. Su éxito fue
inmediato: se realizaron numerosas ediciones, algunas piratas; se tradujo al inglés y al francés; y
hubo incluso una continuación apócrifa, que apremió a Cervantes a redactar la segunda parte,
publicada en 1615, bajo el título Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha.
Intención y sentido
La intención de Cervantes era ridiculizar los libros de caballerías («poner en aborrecimiento de los
hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías» (II, cap. LXXIV).
El Quijote fue concebido como una parodia de los libros de caballerías: el héroe de alta nobleza,
joven y virtuoso, es sustituido por un hidalgo cincuentón y sin juicio de tanto leer; el escudero, por
un campesino; la noble y hermosa dama a la que sirve el caballero, por una tosca aldeana; el
ambiente idealizado, fabuloso y exótico del mundo caballeresco (magos, gigantes, dragones...), por
la realidad de la España de los siglos xvi y xvii. Así fue entendido por los lectores de la época.
Sin embargo, la comicidad de la obra no basta para explicar su sentido. La novela es mucho más
que una invectiva y parodia caballeresca. A partir del Romanticismo, don Quijote se convierte en un
símbolo y se suceden interpretaciones más trascendentales, que entienden la obra como reflejo de
algunas facetas del ser humano: idealismo, libertad, justicia, crítica social y religiosa, etc.
Se ha señalado también la posibilidad de que Cervantes concibiera el Quijote como una novela
corta y se inspirara en un entremés del siglo xvi de autor anónimo titulado Entremés de los
romances, protagonizado por un labrador que enloquece al leer el Romancero y decide imitar a los
héroes de los romances. Esta teoría se basa en la unidad de los seis primeros capítulos del libro
(primera salida de don Quijote). Cervantes, viendo las posibilidades de la historia, desarrollaría la
obra incorporando a Sancho, personaje que da la réplica al caballero andante.
Estructura, argumento y relatos intercalados
La primera parte de la novela relata las dos primeras salidas de don Quijote y consta de cincuenta y
dos capítulos; la segunda, donde se narra la tercera y última salida del personaje, la conforman
setenta y cuatro capítulos.
Primera parte
Primera salida (capítulos 1-6). Alonso Quijano, hidalgo manchego, pierde el juicio por leer libros de
caballerías y decide hacerse caballero andante para restablecer como ellos el orden y la justicia en
el mundo. Toma unas armas viejas, elige para sí y para su rocín nombres sonoros (don Quijote de la
Mancha y Rocinante) y crea una amada ideal (Dulcinea del Toboso). Esta primera salida la realiza
solo. En una venta, que don Quijote cree castillo, pide al ventero que le arme caballero. Aunque la
ceremonia es burlesca, el hidalgo se considerará caballero andante. Después de varias aventuras en
las que termina malparado, se encuentra con un vecino que le lleva de vuelta a casa. Allí el cura y el
barbero queman su biblioteca.
Segunda salida (capítulos 7-52). Don Quijote convence a Sancho, un simple labrador, para que le
acompañe como su escudero, prometiéndole grandes recompensas. Protagoniza alocadas
aventuras de las que sale vapuleado. Al final, el cura y el barbero de su pueblo engañan al caballero
haciéndole creer que está encantado y lo llevan de vuelta a casa encerrado en una jaula, ante las
burlas de sus vecinos.
Tercera salida (capítulos 1-74). Los protagonistas retoman sus aventuras y se encaminan hacia El
Toboso, donde vive Dulcinea. Se narran diversas aventuras. En Aragón, unos duques se burlan del
amo (aventura de Clavileño) y del criado. En Barcelona, don Quijote es derrotado por el Caballero de
la Blanca Luna (en realidad, su paisano el bachiller Sansón Carrasco) y debe regresar a su pueblo,
donde recupera la cordura y muere rodeado de su familia y amigos.
Diferencias entre las dos partes del Quijote

Primera parte (1605) Segunda parte (1615)

Se intercalan historias desvinculadas de la En la segunda parte, estos episodios (bodas


trama principal, que se adscriben a los de Camacho, Basilio y Quiteria, Ricote y Ana
géneros narrativos vigentes: Félix) no interrumpen el eje argumental y en
ellos la pareja protagonista participa
Pastoril (historia de Marcela y Grisóstomo).
directamente.
•Sentimental (Cardenio y Luscinda).

•Morisco (historia del capitán cautivo).

•Novela corta psicológica italianizante (El


curioso impertinente).

El título: se utiliza el término hidalgo. Aparece caballero, en lugar de hidalgo.

Los ambientes: el marco rural. En esta parte, los espacios son cortesanos y
urbanos.

La sociedad: destaca la presencia de las clases Se retrata el mundo cortesano y burgués.


bajas.

La confrontación realidad-ficción Son otros personajes quienes deforman la


caballeresca: es don Quijote quien acomoda realidad para burlarse del caballero.
la realidad a la fantasía caballeresca.

Los personajes: don Quijote y Sancho son Don Quijote y Sancho son dos personajes
personajes anónimos, desconocidos para los literarios que gozan del reconocimiento de
demás. aquellos que han leído sus aventuras.

El diálogo: la primera parte es más dinámica, En la segunda parte, el diálogo (principal


más narrativa. hallazgo cervantino) alcanza su madurez y
plenitud.
Los personajes
Don Quijote y Sancho son figuras opuestas y complementarias:

Don Quijote es un viejo hidalgo que ha enloquecido por leer libros de caballerías, de ahí que
interprete la realidad según el mundo caballeresco. Es idealista, y actúa movido por las
injusticias, el bien y el amor a su dama. La locura de don Quijote estriba en considerar que los
caballeros y los héroes son reales y en el intento de resucitar su sistema de valores. Es un
personaje complejo en el que conviven los disparates con la lucidez. Fuera del universo
caballeresco, se presenta como un «loco cuerdo» que da magníficas muestras de sensatez,
bondad, tolerancia y nobleza de carácter.
Sancho es un simple labrador vecino de don Quijote que decide acompañarlo. Un hombre de
bien, práctico y materialista, que derrocha sabiduría popular y se mueve en función de sus
intereses personales. A diferencia de don Quijote, Sancho percibe la realidad como es. Adquiere
mayor relevancia y complejidad en la segunda parte de la obra.
Ambos representan las dos caras del alma humana: el idealismo y el realismo. En la primera parte
de la novela, don Quijote interpreta la realidad desde la ficción caballeresca; en la segunda, en
cambio, va acercando su visión idealista a la realidad. En la segunda parte son Sancho y otros
personajes quienes se contagian de idealismo y falsean la realidad para acomodarla a las
fabulaciones. De este modo, a medida que avanza la novela, se va produciendo la «quijotización» de
Sancho y la «sanchificación» de don Quijote.
Los personajes secundarios (a excepción de los que protagonizan los relatos intercalados, que
responden a patrones tópicos y estereotipados) son figuras bien trazadas que se definen a través de
sus actos y palabras. La venta, los caminos o el palacio del duque permiten al autor realizar una
radiografía de los tipos y las criaturas que pueblan la España de la época: monarcas, caballeros,
hidalgos, curas, mercaderes, criadas, barberos, soldados...
Temas
La variedad temática de la obra es notoria. Junto al tema caballeresco se hilvanan otros como:

El amor. El amor que el caballero profesa a Dulcinea sigue las convenciones del amor cortés:
don Quijote se confiesa siervo y vasallo de la dama a la que invoca y pide protección antes de
cada aventura... Asimismo, el tema amoroso se encuentra diseminado en las historias pastoriles,
en las sentimentales, en las moriscas...
La justicia y la libertad. El ideal de justicia que mueve a don Quijote es utópico, se sustenta en la
fraternidad, en el amor, en la libertad individual. Por eso el personaje rechaza el sistema judicial
de la época. La libertad, de la que el propio autor se vio privado, es otro de los asuntos sobre los
que se reflexiona en la obra.

El idealismo y el realismo. La pareja protagonista representa dos visiones complementarias del


mundo que encarnan la complejidad del ser humano. El idealismo de don Quijote (heroísmo,
generosidad, justicia, amor, libertad) contrasta con el realismo de Sancho (pragmatismo,
materialismo).
El retrato de la sociedad. En la novela están presentes todas las clases sociales, oficios y
profesiones de la España del Siglo de Oro, así como las costumbres, las tradiciones y las formas
de vida. Del mismo modo, se reflejan algunos fenómenos históricos contemporáneos: la
expulsión de los moriscos, la amenaza turca en el Mediterráneo, el bandolerismo... Detrás de
todo ello se esconde una sutil crítica de las injusticias y los males de la sociedad.
La literatura. El Quijote alberga teoría, crítica y práctica literaria. En la obra se habla y se discute
de literatura.
Estilo
La creación cervantina es totalmente original y novedosa: no se atiene a ningún género literario
existente y a la vez incorpora y modifica a su antojo toda la literatura precedente (pastoril, picaresca,
entremés, cuentos tradicionales, Romancero, etc.).
La obra destaca por ser una síntesis de varios estilos y niveles de habla (habla rústica, germanías,
lenguaje retórico y arcaizante, jurídico, popular, bucolismo...) y, sobre todo, por la acertada
caracterización lingüística de los personajes. La lengua de Sancho es popular y muy expresiva,
recurre de manera sistemática a refranes y referencias populares y comete múltiples errores
lingüísticos (gramaticales y léxicos). Don Quijote adecua su registro a las distintas situaciones: el
lenguaje arcaizante y caballeresco alterna con el registro coloquial, que emplea cuando dialoga
con Sancho, o con el tono elevado de sus discursos.
En cuanto a los recursos literarios abundan las antítesis, los juegos de palabras, el zeugma, la
elipsis, la comparación, la metáfora, las derivaciones, las paronomasias, las repeticiones...
Técnicas narrativas
Juego de narradores

Cervantes finge que los hechos que narra proceden de la traducción de un manuscrito de un
historiador árabe (tópico parodiado de los libros de caballerías). Así, puede ofrecer varios
narradores: el historiador Cide Hamete Benengeli, autor del manuscrito; el morisco aljamiado,
traductor que incluye sus valoraciones; el narrador que encuentra el manuscrito (Cervantes) y lo
amplía, critica y comenta; los personajes que narran historias; y el punto de vista de los distintos
personajes sobre el mismo hecho... Con ello dota de verosimilitud y mayor objetividad a la
narración.

Perspectivismo

La multiplicidad de voces narrativas permite múltiples perspectivas y reafirma la libertad creadora


del autor. En la obra todo se muestra difuso y ambiguo: el nombre del personaje (Quijada, Quesada,
Quejana...), el lugar del que procede («de cuyo nombre no quiero acordarme»), los supuestos errores
de Cervantes, la imprecisión geográfica, el desconcierto espacial... Con este novedoso y original
juego de perspectivas Cervantes enriquece la novela.
El diálogo

Constituye uno de los principales hallazgos de Cervantes. Los diálogos confieren dinamismo: son
fluidos, vivos y entretenidos; definen los caracteres de los personajes; muestran la contraposición de
visiones entre don Quijote y Sancho; favorecen el perspectivismo; contribuyen al humor y la
comicidad; delatan la ironía cervantina. Como se ha señalado, su uso es más acusado en la segunda
parte.

Humor e ironía

La comicidad de la obra se pone de manifiesto en la confrontación realidad y ficción que se


produce en las discusiones y en numerosas aventuras protagonizadas por el caballero y su escudero,
en los nombres de los personajes, en la adulteración de las fórmulas de tratamiento, en la
deformación de términos cultos por parte de Sancho, en la creación de sintagmas ingeniosos, en
los juegos de palabras... Como texto humorístico, la obra está plagada de ironías: la conducta de
don Quijote, las frases con doble sentido, los equívocos, distorsiones y exageraciones. A diferencia
del tono amargo de la picaresca, la ironía cervantina está impregnada de humanidad y
comprensión.

Parodia

La parodia de los libros de caballerías (manuscrito encontrado, lenguaje altisonante, amor cortés,
autor moro, aventuras, abuso de la hipérbole...) conlleva, por un lado, la presencia de personajes,
motivos y códigos del universo caballeresco; y, por otro, delata el gran conocimiento y las lecturas
del autor (Amadís, el ciclo de los Palmerines, el Tirante el Blanco, el Orlando furioso...).
Poesía

Cervantes practicó todos los géneros literarios con fortuna desigual. Inició su actividad literaria con
la poesía y el teatro, pero fue su narrativa la que le consagró como un genial novelista. Con ella
alcanzó las más altas cotas y obtuvo la fama universal. Cervantes amaba y admiraba la poesía. La
concebía como el arte más sublime; sin embargo, no logró triunfar en ella. La extensa producción
poética de Cervantes (mayor en número que la de autores afamados como Garcilaso de la Vega,
Fray Luis de León o San Juan de la Cruz) contrasta con la escasa consideración que sus versos han
recibido por parte de los críticos y de sus contemporáneos. Posiblemente, su maestría como
novelista eclipsó su faceta poética; y sus palabras, en las que reconoce no ser un buen poeta («la
gracia que no quiso darme el cielo»), restaron valor a su poesía.
Cervantes cultivó la poesía italianista. La mayoría de sus composiciones poéticas se hallan dispersas
en sus novelas y obras teatrales.

Su obra en verso más importante es Viaje del Parnaso (1614). Un extenso poema narrativo y
alegórico, escrito en tercetos, en el que realiza un elogio y una valoración de los poetas de su tiempo
(Lope, Góngora, Quevedo...).
Lee este soneto incluido en La Galatea:

¿Quién dejará del verde prado umbroso Realiza el análisis métrico del poema.
las frescas hierbas y las frescas fuentes?,
¿Qué tipo de preguntas dan forma al poema?
¿quién de seguir con pasos diligentes
la suelta liebre o jabalí cerdoso? ¿Qué recurso literario utiliza Cervantes en el
segundo verso? ¿Con qué fin?
¿quién, con el son amigo y sonoroso,
no detendrá las aves inocentes?, Localiza, al menos, dos recursos literarios más y
¿quién, en las horas de la siesta ardientes, explica su significado.
no buscará en las selvas reposo,
¿Cuál es el tema del soneto?
por seguir los incendios, los temores,
los celos, iras, rabias, muertes, penas
del falso amor, que tanto aflige al mundo?

Del campo son y han sido mis amores;


rosas son y jazmines mis cadenas;
libre nací y en libertad me fundo.

Antología comentada de la literatura española,


Siglo xvii, Castalia.

.
Teatro

La vocación de dramaturgo de Cervantes y sus aspiraciones teatrales se vieron truncadas por el


incontestable éxito de la fórmula dramática creada por Lope de Vega.

Su obra teatral se clasifica en dos etapas: en la primera (1583 a 1587), antes del triunfo de la comedia
nueva de Lope de Vega, Cervantes había compuesto y estrenado algunas obras de orientación
clasicista. Se conservan dos títulos: La Numancia y Los tratos de Argel. Cervantes retoma la actividad
en 1615, y de esta segunda etapa es el volumen que recoge sus Ocho comedias y ocho entremeses
nuevos nunca representados:

Las comedias. Cervantes acomodó sus comedias a la fórmula lopesca y tuvo que conformarse
con verlas publicadas, ya que nunca subieron a escena. Las más destacadas son: Los baños de
Argel, La gran sultana, La entretenida y El rufián dichoso.
Los entremeses. Cervantes, que había sido testigo directo de la representación de los pasos de
Lope de Rueda, convierte en obras de arte estas breves piezas, populares y humorísticas,
representadas en los entreactos de las obras más largas.

Sus principales innovaciones son: dotar de mayor significación y contenidos más elaborados a las
piezas, humanizar a los personajes, ofrecer un retrato de la realidad social y emplear a veces el verso
en lugar de la prosa.

Sobresalen los siguientes títulos: El juez de los divorcios, El viejo celoso, La elección de los alcaldes
de Daganzo y El retablo de las maravillas, parábola sobre la hipocresía, tomada de un tema
tradicional, tratado ya en El conde Lucanor.
Valores del teatro de Cervantes
Las obras dramáticas de Cervantes:

Ofrecen una imagen fiel y verdadera de la España de los Austrias y muestran las principales
preocupaciones de la época.
Expresan con verosimilitud la complejidad de la vida real. Participan de los motivos teatrales de
su tiempo (temas, técnicas y estilos): comedias moriscas, de capa y espada, de enredo, religiosas,
hagiográficas, entremeses...

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