Sentencia Arq - Adriana Laurente

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JUZGADO CIVIL, COMERCIAL, MINERÍA Y SUCESIONES N° 9 - CIPOLLETTI

Firmado digitalmente por


MARINUCCI Mauro Alejandro
Fecha y hora: 24.08.2023
17:24:03
Cipolletti, 24 de agosto de 2023.

VISTAS: Para dictar sentencia definitiva en las actuaciones caratuladas:


"BLANES SERGIO ALEJANDRO C/ LAURENTE ADRIANA Y OTRO
S/ DAÑOS Y PERJUICIOS (ORDINARIO)" (EXPTE. N° CI-35075-
C-0000), de las que;
RESULTA:
I. Que a fs. 223/244 vta., se presenta mediante apoderado, el Sr. Sergio
Alejandro Blanes e interpone demanda de daños y perjuicios por ruina de obra,
contra la Sra. Adriana Laurente y el Sr. Omar Villagra.
En relación a los hechos, relata que en fecha 10/06/2014 salió sorteado en
un programa para un crédito hipotecario y a los fines de la construcción de su
vivienda contactó a la Arquitecta Adriana Laurente, quien a su vez le recomendó
dos constructores siendo uno de ellos el codemanadado, Omar Villagra.
Luego de diferentes negociaciones las partes suscribieron un contrato de
obra bajo la modalidad "llave en mano" en fecha 01/12/2014, el cual tenía por
objeto la construcción de una vivienda unifamiliar de 96.48 m2 de superficie, en
la ciudad de General Fernández Oro. El aprovisionamiento de materiales se
pactaba a cargo del actor, según especificaciones que le diese la Arq. Laurente,
sobre quien recaía la dirección de la obra a ejecutar por el Sr. Villagra.
Acordaron también, el precio de la mano de obra a favor de Villagra y los
honorarios de la arquitecta.
Relata que comenzaron las tareas iniciales de relleno del terreno,
esparciendo material calcáreo sobre el suelo y la remoción de postes de
alambrado, sin encontrarse presente el actor. En cambio este si presenció el
armado de hierros estructurales para la base, zapatas etc., así como el vaciado
del concreto en esa parte de la estructura, junto a Villagra, y durante media hora
aproximadamente, también estuvo la arquitecta quien no realizó observación
alguna.
En otra visita de la obra, advirtió la colocación inadecuada de desagotes de
baños, la ausencia de colocación de la cañería de desagote de la cocina y la

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construcción de una platea no prevista en los planos ni requerida por él. En


30/11/2015 se rellenó la platea de hormigón elaborado H21, con la presencia de
la arquitecta.
Luego de esa primera etapa, el actor concurría a ver la obra dos veces por
semana y gracias a esto, a mediados de marzo pudo advertir otras falencias en el
trabajo del constructor, tales como paredes y ventanas sin ajustarse a lo
planificado, lo que informó vía e-mail a la arquitecta para solicitarle a la misma
más presencia en obra y así evitar más inconvenientes. Menciona otras
deficiencias constructivas que redundaron en pérdidas de tiempo y dinero, hasta
que el actor le solicitó al constructor que le hiciese entrega provisoria de la obra,
confeccionara un listado de los vicios aparentes y asumiera el compromiso de
sanear todo en un plazo de 15 días desde la firma del documento en fecha
30-09-2015. Sin embargo, el Sr. Villagra no respondió más los llamados de
Blanes.
Tiempo después aparecieron fisuras en las paredes y consultada por ello, la
arquitecta justificó que se debían al apisonado de otras obras que se encontraban
cerca de su casa. La falta de respuesta del constructor derivó en que el actor
solicitara a Laurente que certifique el estado de la obra a la fecha 14/12/2015, y
en aquella oportunidad, ella se justificó diciendo que las fisuras visibles eran
normales y no avanzarían, como motivo para no certificarlo. Transcribe el texto
de dicha certificación, de la cual surgen las deficiencias en la vereda periférica y
las losas de los ingresos, con revoques desprolijos y desnivelados y la falta de
solución por parte del constructor.
Pese a lo referido por la arquitecta, a medida que transcurría el tiempo las
fisuras eran cada vez mayores y tomó conocimiento de que simples anclajes y
relleno de pared no serian una solución definitiva de las mismas; sino el
problema de fondo era una falla en la cimentación y compactado del terreno, lo
cual suponía el riesgo de fractura de los caños cloacales y el colapso de
vivienda. La urgencia que ameritaba el caso, lo llevó a contratar los servicios del
arquitecto Ronaldo Oropel en el mes de mayo de 2016, quien peritó el inmueble
y ejecutó medidas correctivas de subfundación sobre los laterales y frente de la

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vivienda y otras tareas imprescindibles, por ej. agregar una platea lateral para
evitar impactos del drenaje de agua por debajo de la estructura edilicia. En ese
informe el profesional interviniente, puso de manifiesto que las causales de que
la estructura cediera consistían en la colocación del pozo ciego en un lugar que
no correspondía, la omisión de una limpieza del terreno previo a comenzar a
construir, la incompleta ejecución del relleno y deficiente compactación, y
recomendó hacer un control y seguimiento de su estabilización.
Por su parte, refiere que contactó a los demandados a los fines de obtener
una reparación, sin éxito. Aunque recibió de Laurente una carta documento, que
respondió por igual vía, y de cuya transcripción surge que se lo intimaba para
que suprimiese una publicación en la red social Facebook, debido a que
contendría imputaciones falsas y maliciosas, afirmando que el trabajo fue
correcto y que los daños existentes en la obra fueron ocasionados por las
constantes intervenciones del actor en la construcción.
Sostiene que los daños en la vivienda son producto del obrar negligente de
la arquitecta Laurente y del constructor Villagra. Funda en derecho, cita
jurisprudencia. Y detalla los daños graves existentes en la vivienda, como
fisuras, grietas, revestimientos rotos, humedad tanto en el interior como en el
exterior y gastos incurridos para las medidas de salvataje, sin poder lograr
obtener una solución definitiva, detallando los arreglos que deben realizarse y
que fueran presupuestados por Oropel. De ese modo, por concepto de ruina
funcional parcial y gastos de reparación pretende la suma de $ 228.526,00,
gastos de $ 11.712,80 y finalmente, daño moral de $ 50.000; totalizando el
reclamo en $ 290.238,80. Ofrece prueba y peticiona, planteando la
inconstitucionalidad de los artículos 7 y 10 de la Ley 23.928.
II. A fs. 256/262 contesta demanda Omar Usmel Villagra, para lo cual
niega las afirmaciones vertidas por el actor y desconoce la documental
acompañada con la demanda, exceptuando al contrato para construir la vivienda.
Respecto a esto último, destacó que entre las obligaciones instrumentadas
los materiales que debía aportar el Sr. Blanes eran de pésima calidad. Considera
que este factor ajeno a su responsabilidad tuvo incidencia directa en el resultado,

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el que no fue posible evitar pese a haber hecho la advertencia suficiente, acerca
de la inconveniencia de utilizar tales materiales priorizando el abaratamiento de
los costos, pues el actor le respondía hostilmente y lo amenazaba con hacerlo
detener por la justicia.
Describe que se tornaba dificultoso para trabajar con los ladrillones que
adquiría Blanes, porque al manipularlos se desarmaban. Responde
contrariamente a la crítica del actor, en cuanto que las aberturas instaladas en la
vivienda fueron las que aquel le proporcionó, además de que no hubo ninguna
necesidad de cortar ventanas, ni siquiera de modo posterior a la instalación.
Niega ejecutar su trabajo con distanciamiento de las instrucciones de la
arquitecta o de los planos aprobados. Sostiene finalmente que la limpieza y
compactación del terreno se hizo bajo la supervisión y aprobación de la directora
de obra y que las eventuales fallas que pudieran existir en la vivienda tienen su
origen en las constantes modificaciones, propuestas por el actor y la mala
calidad de materiales por este proporcionado.
Pero afirma, que por voluntad del actor el plano original sufrió casi
permanentemente de las modificaciones a su voluntad, con la supervisión de la
arquitecta codemandada. Principalmente por esa razón se alargó el plazo
contemplado y se desperdició materiales y energía de trabajo. Indica que entre
tales decisiones discrecionales del actor, la vereda había sido colocada de modo
correcto pero el actor le ordenó levantarla y reciclar los mismos materiales para
su tendido nuevamente, por lo que lógicamente la apariencia varió. Sumado a
aquello, el actor solicitó el corrimiento del pozo de absorción y aún sin
encontrarse terminada la obra, este colocó su automóvil sobre la vereda,
partiendo baldosones y algunas terminaciones. La pintura exterior del inmueble
debió diluirse a sugerencia del dueño de la obra y su color se vio afectado.
Por otra parte, con referencia en la carta documento que la arquitecta
remitió al actor, ratifica que la conducta del actor les resultaba imprevisible,
poco equilibrada para decidir modificaciones e intervenir arbitrariamente las
directivas de Laurente. Todas conductas dañosas para su propia obra, la cual no
está en ruinas.

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De tal modo a raíz de lo argumentado se considera libre de toda


responsabilidad, por existir un acta de recepción suscripto por el actor y una
certificación de obra, lo cual rechaza se hubiese constituido de forma provisoria,
sino con carácter definitivo. Finalmente aduce que aunque existieran detalles de
terminación invocados, serían los propios de la limpieza final, cumplida luego
en menos de 10 días.
Impugna los daños reclamados porque el trabajo según sostiene si se ajustó
al plano y a las instrucciones impartidas por la arquitecta y finalmente porque
existe el acta de recepción mencionada. Con respecto al daño moral se opone a
su procedencia, la cual es restrictiva en materia contractual según la norma del
522 del CC. Funda en derecho con cita de arts. del CC y del nuevo CCCN.
Ofrece prueba y peticiona se rechace la demanda.
III.- A fs. 314/325, se presenta mediante letrado apoderado la Sra. Adriana
Laurente y contesta demanda, luego de formular su negativa en torno a los
hechos de la causa y el derecho invocado por el actor.
Comienza por decir que el Sr. Villagra fue contratado por el actor sin su
intermediación, y que conforme se desprende del contrato acompañado a la
causa lo pactado entre el primero -en carácter de constructor- y el segundo -el
locador Blanes- dado a la modalidad de cumplimiento de contrato "llave en
mano" con entrega de materiales por el locador, la responsabilidad por su
resultado recaería en primer instancia sobre Villagra. Además, destaca que en
dicho instrumento la Sra. Laurente se enuncia como directora de obra, pero sin
que ella lo hubiese suscrito.
En tal sentido distingue las tareas y atribuciones del propietario, el
constructor y el director, concluyendo que la obligación que asume este último
es independiente de la eficacia de la obra. Ello así, en tanto considera que aún
ejerciendo la dirección de la manera más estricta, concienzuda y diligente
posible, no podría asegurarse el resultado de la actividad de un tercero -el
constructor - ya que carece de poder coercitivo alguno sobre este.
En torno a la actuación que le concernía aclara que tuvo a su cargo la
elaboración de los planos de la obra del actor, que a la misma vez debían seguir

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modelos propuestos por la entidad financiera otorgante del crédito del actor, el
Banco Hipotecario (en adelante del BHSA). Manifiesta también que durante el
tiempo en que se ejecutó la obra, el actor hizo modificaciones al modelo de
arquitectura mencionado y que además existía permanentemente una situación
de conflicto entre el y el constructor debido a la mala calidad de los materiales.
Para ello destaca que en los mismos planos adjuntos, surge que el ejecutor
responsable de la obra es el propietario.
Afirma haber estado presente en la obra; que la misma fue realizada en sus
cimientos, zapata y estructura conforme las especificaciones técnicas que
corresponden, destacando que si estas se hubieran asentado sobre un terreno mal
compactado, no podrían haberse realizado.Niega que el arquitecto Oropel le
haya informado respecto a la realización del informe particular que estaba
efectuando y manifiesta que de las fotografías surge que el terreno se encontraba
sin el manto vegetal que lo cubre, dada la notable diferencia con sus alrededores.
Relata que la certificación del estado de obra le fue solicitada por Blanes
con la finalidad de continuar con abogados el "tema de Omar" (en relación al
constructor Villagra), por lo cual considera un obrar contrario a sus propios
actos, la conducta del actor de dirigir la demanda en contra de ella.
Considera que el informe técnico acompañado por la actora, contiene
contradicciones y que la modificación de la ubicación del pozo por parte del
actor tuvo consecuencias sobre las rajaduras existentes en la vivienda. Refiere
también que fueron constantes las discusiones y reclamos a Blanes respecto la
mala calidad de los materiales, ya que ello era motivo de queja constante por
parte del constructor, lo que claramente afecta la calidad de los resultados de las
terminaciones y resultados de la obra.
Adjudica también consecuencias negativas a la vivienda del actor producto
de la construcción de la pileta que este luego efectuó en el patio de la
propiedad.
Posteriormente efectúa la valoración y encuadramiento jurídico de la
situación y relación contractual, con cita de jurisprudencia en la que funda su
postura; ofrece prueba y peticiona.

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IV.- A fs. 399/400 obra acta de celebración de audiencia preliminar en la


que se proveyó la prueba de cada una de las partes ante la falta de acuerdo.
Producida que fuera toda la prueba, se clausuró la etapa probatoria y se pusieron
los autos para alegar; luego de lo cual se dispuso el pase de autos para sentencia,
providencia que fue consentida por las partes adquiriendo firmeza.
Y CONSIDERANDO:
I.- Tal como surge de los antecedentes transcriptos, lo que se discute en
autos es un incumplimiento contractual respecto a un contrato de obra celebrado
en el mes de diciembre de 2014. Sin perjuicio de no haber sido materia de
discusión entre las partes, por aplicación del principio "iura novit curia", cabe
señalar que el art. 7 del CCC - cuerpo normativo que entró en vigencia el
01/08/2015 - establece que las nuevas leyes supletorias no son aplicables a los
contratos en curso de ejecución, con excepción de las más favorables al
consumidor. Conforme la fecha en la que se celebró el contrato, amparado en la
autonomía de la voluntad de las partes (arts. 1137, 1197, 1198 y cc del CCivil),
resulta de aplicación al caso las normas establecidas en el Código de Vélez.
II.- Previo a adentrarme a resolver la presente causa, debo hacer hincapié
en las cargas procesales que tienen las partes en un proceso, por cuanto tiene
íntima relación en la forma en que se analizará y resolverá la presente causa.
En efecto, dado el principio dispositivo que rige el procedimiento civil,
tienen la carga procesal de ser precisas en el planteo de sus pretensiones, en la
alegación de los hechos y en la invocación del derecho aplicable. Es así que,
entre las diversas cargas sobresalen con claridad dos: la carga postulatoria y la
carga probatoria. La primera, consiste en plantear correctamente la base fáctica
del reclamo en el escrito de demanda, demostrar los presupuestos habilitantes de
la petición, así como identificar debidamente el alcance del planteo introducido.
La segunda, consiste en un imperativo del propio interés, una circunstancia de
riesgo que supone no un derecho del contrario sino una necesidad para vencer
(C. Nac. Civ. y Com. Fed. sala 3° 9/11/95, "Forestadora Oberá S.A v. Entidad
Binacional Yaciretá" JA 1998-I). Surge claramente, que se trata de dos cargas
distintas y sucesivas: la carga de la afirmación de los hechos y la de su prueba.

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Ambas deben ser cumplidas a cabalidad en el proceso, por cuanto el


cumplimiento de una sola de ellas tiene iguales efectos que el incumplimiento de
ambas.
"Un hecho no afirmado en tiempo oportuno es un hecho que no ingresa a
la litis a la manera de una afirmación procesalmente relevante; y técnicamente
el objeto de prueba son las afirmaciones de parte y no los hechos en sí. Y un
hecho afirmado y no probado carece de incidencia en la suerte de la contienda,
salvo que se trate de un hecho notorio y de público conocimiento." (Cf.
C.Apelaciones Trelew - Sala A, Autos: "Torres Gustavo c/ Gallardo Isolina s/
Interdicto de retener." Voto del Dr. Marcelo López Mesa).
III.- Según surge del escrito inicial, la actora reclama por los daños y
perjuicios derivados de la ruina de su obra, siendo esta última, la construcción
de una vivienda.
Sostuvo que en su carácter de locador contrató los servicios del constructor
Villagra y de la arquitecta Laurente, para que esta sea la directora de la misma
obra.
Las partes de manera coincidente expusieron a lo largo de sus escritos, que
luego de algunas situaciones en lo que hace al desarrollo de la obra que habrían
sido corregidas, se hizo entrega de la misma por parte del Locatario al Locador,
suscribiendo un acta en el que se asentaron trabajos pendientes y reparaciones
que iban a serían cumplimentadas en un plazo de quince días desde la fecha de
la recepción.
Ya encontrándose la novísima obra bajo la órbita del actor, este pudo
advertir grietas y daños que motivaron el pedido de estudio y análisis por parte
de otro especialista; quien concluyó un informe que detalla que la vivienda se
encontraba en un proceso de deterioro progresivo y acelerado, máxime en caso
de dañarse algún caño se podría producir el colapso de la estructura y aconsejó
su reparación en el menor tiempo posible.
Como causas del deterioro progresivo, el profesional Oropel enumeró
principalmente una incorrecta limpieza del terreno - sin quitar el manto vegetal -
y un deficiente proceso de compactación de la superficie.

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Por su parte el codemandado Villagra sostiene que la obra fue efectuada y


entregada correctamente y que en su carácter de constructor no incurrió en
responsabilidad alguna, en tanto siempre se limitó a cumplir con las directivas
de la directora de obra y del propietario. Que en diferentes supuestos, fue el
propio actor quien con su conducta impidió el normal desarrollo de la obra,
sumado a la mala calidad de materiales proporcionados o directivas sin sentido
que debieron cumplir bajo amenazas.
Y por último la codemandada Laurente, también hizo hincapié en el
complejo carácter del actor, quien solicitó una gran cantidad de modificaciones
al plano original sin oír sus sugerencias sumado a su aporte de materiales de
mala calidad. Y que en el servicio prestado como directora de obra fue el
correcto, sin que pueda ser responsabilizada por la calidad de los trabajos
efectuados por el constructor, ya que su función implicó lograr que la
interpretación de los planos por este último, pero no más allá de eso.
IV.- Tal como surge de los hechos expuestos por las partes, el reclamo
principal de la actora tiene su origen en lo que considera una falla en la
construcción de su vivienda y que se evidencia principalmente en diferentes
grietas, rajaduras y rotura de azulejos. Negado que fuera este extremo por las
codemandadas, quienes adjudican dichas consecuencias a extremos que no se
vinculan con los servicios prestados, ya sea de construcción (en el caso de
Villagra) ni de Dirección de obra, en el caso de Laurente, siendo su causa, una
conjunción entre los malos materiales proporcionados por el actor, los
movimientos del suelo, toma de mala decisiones del actor, entre otros. En ese
contexto, entonces considero que debe necesariamente determinarse el origen de
los daños que presenta la vivienda, para luego determinar la existencia de
responsabilidad de los demandados.
Que la cuestión suscitada es eminentemente técnica, y por lo tanto resulta
fundamental en autos el aporte del conocimiento experto a través de las pericias
ofrecidas por las partes.
a. Pericial en arquitectura: A fs. 501/516 obra la prueba a cargo del Arq.
Gustavo Zovich, quien acompaña el informe realizado luego de que visitara la

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propiedad denunciada, y estudiara el material existente en el expediente.


Primeramente, el perito advierte fisuras que deben ser revisadas para
determinar si las mismas evolucionan o permanecen sin novedad, pero define
que el estado actual de la vivienda es regular, habitable y sin riesgos de colapso.
Detalló una serie de tareas y procedimientos con la finalidad de vincular paños
de mampostería agrietados y tareas de recalce de las medianeras y muros
portantes interiores.
Describe que, el sistema de construcción utilizado es tradicional y trilítico,
con muros de mampostería no portante. Advierte también modificaciones
existentes en la obra que no se reflejan en los planos aprobados en la
Municipalidad tales como el uso de chapa en lugar de losa y el corrimiento del
pozo absorbente, proyectado originalmente en el espacio de acceso vehicular y
ejecutado finalmente frente a los dormitorios de la vivienda. En relación al
sistema trilítico utilizado como método de construcción, refiere que es el que
transmite las cargas actuantes hacia el suelo que le hace de soporte. Pero
particularmente el terreno donde se ubica la propiedad del actor posee escasa
capacidad de carga - por ser zonas que en algún momento fueron productivas.
Arroja su primera conclusión en el sentido de que necesariamente debía
mejorarse la capacidad portante del terreno. Entre los sistemas previstos para
ello, el perito explica el denominado "zapata corrida" que fuera utilizado en este
caso. Describe que se introdujo "material calcáreo". Con dicho procedimiento
refiere el profesional se mejoran las características del suelo, obteniendo mayor
capacidad de carga, mayor estabilidad, disminución de la contracción del suelo y
disminución de la permeabilidad, realizando el mismo procedimiento a través de
las diferentes capas.
Pero sostiene, que este material debe ser utilizado correctamente para
lograr el objetivo de aumentar la capacidad resistente del terreno, el cual recibirá
las cargas propias y extraordinarias de la obra nueva. En relación a los pasos que
se siguen para construir una vivienda dice que como primer medida debe
retirarse del sitio todo el material orgánico que pudiera existir, tales como
pequeños arbustos o plantines existentes en nuestra zona. Una vez limpio y

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demarcado el espacio a rellenar, recién podría introducirse el calcáreo formando


capas (tongadas) de un espesor no mayor a 15/20 cm, humedeciéndolo después
de esparcirlo y compactándolo a fin de minimizar los espacios vacíos en el
interior. Ese procedimiento de compactación o aportes de energía se logra con
pisones manuales o mecánicos de tipo vibratorio.
Apoyándose en fotografías que adjunta el actor (N° 1 y 2), el perito
sostuvo "... no se llevó adelante el procedimiento descripto, esparciendo el
material sobre el espacio a construir y sobre el terreno sin limpiar
adecuadamente. A su vez se observa terreno compactado sobre la capa
superficial, no viéndose en las imágenes material compactado por tongadas.
Esto puede originar un alto riesgo de que aparezcan espacios vacíos entre el
material suelto, que ante la trasmisión de cargas propias de la obra nueva,
originen asentamientos diferenciales. Al ser el "sistema Trilítico" un sistema
rígido, los desacomodamientos del mismo son trasmitidos directamente a la
mampostería, quien acusa con fisuras y rajaduras, la situación indeseable,
poniendo en evidencia, sin lugar a dudas, cuál es el problema..."
Observó también de las imágenes (N° 3 y 4) que "...no se ha dejado el
espacio mínimo de recubrimiento en el hierro de la zapata corrida de
fundación. Puede observarse como el mismo (imagen 3-4) apoya sobre el nylon
no viéndose "separadores" que permitan una vez colado el hormigón, que el
mismo fluya por debajo y conforme un mínimo de 6 cm entre el hierro y el suelo
portante. No se observa que este "talón", tan característico de la zapata corrida
se haya ejecutado (...) El talón es parte de la estructura y es parte de la rigidez
de la zapata como así también y fundamentalmente, confiere la protección al
hierro estructural ante la eventual ascensión de humedad...".
Considera con la información disponible en el presente, consistente en las
señales de humedad que observa en las imágenes de la mampostería, lo opuesto
a que el "cajón hidrófugo" ha sido resuelto satisfactoriamente; ya que en una
imagen (N° 5) también divisa que el mismo se confeccionó por arriba del
contrapiso, deduciendo que muy probablemente al ejecutarse la carpeta
hidrófuga esta no se vinculó correctamente con el cajón, aunque no podría

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acreditarlo fehacientemente.
En relación al pozo séptico destaca que su ubicación es diferente a la
prevista en el proyecto original. De acuerdo a lo que ve en las imágenes (N°6) la
estructura no se ve afectada en razón de que el pozo se ejecutó previo a la
realización de la estructura resistente y la misma no fue modificada por esta
nueva localización.
Destaca también como correctos y necesarios los trabajos realizados por el
arquitecto Oropel, ya que de no haberse ejecutado los mismos la vivienda
hubiese entrado en ruina funcional.
Sostiene también que el tratamiento de las cargas en su encuentro con la
cubierta de chapa es deficiente, ya que no se ejecutaron las babetas necesarias en
esos casos.
Y a modo de complemento adjunta una imagen (N°10), de la que se
observa el perfil medianero del lote vecino para indicar cómo a su modo de ver,
debía haberse ejecutado la fundación para generar la tensión adecuada del suelo.
b. A fs. 535/537 obra presentación del escrito que contiene las
impugnaciones a la pericia formuladas por parte de Adriana Laurente. En es,
inicialmente se cuestiona el modo de designación del perito a propuesta de terna
del oferente, por considerar que si bien es resultado del sorteo, podría verse sin
embargo afectado el criterio imparcialidad. Luego sostiene que las tareas de un
arquitecto son las de proyectar, diseñar y dirigir una obra, lo que considera ajeno
a los supuestos defectos constructivos y estructurales en los que se asienta la
demanda, defectos que considera propios de la actividad de un ingeniero, quien
cuenta con conocimientos científicos, tecnológicos y de cálculo para mensurar
las eventuales deficiencias técnicas que aduce la actora.
Posteriormente advierte la existencia de una contradicción con lo referido
por el perito de la parte actora - Arq. Oropel - en relación a descartar el
corrimiento del pozo como causa de los daños en la vivienda. Considera la
existencia de cierto "consenso" entre el Arq. Zovich y el perito de parte actora
Oropel para emparentar las causales de los deterioros evidenciados.
Finalmente, considera contradictorio lo postulado sobre que no es posible

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determinarse la mecánica para ejecutar el cajón hidrófugo, pero no obstante ello


el perito concluye que este no fue ejecutado correctamente. También refiere que
existe una opinión parcial en el hecho de que el perito determine una incorrecta
limpieza previa del terreno, cuando se trata de un extremo ocurrido hace tres
años.
c. Las impugnaciones a la pericia merecieron respuesta por parte del perito
arquitecto, quien en lo que hace a las cuestiones técnicas, refirió que las
incumbencias de cada profesión (arquitectura e ingeniería) son compartidas en
muchos aspectos, entre ellos, los que hacen a cálculo matemático y física
avanzada, de modo tal que un arquitecto puede diseñar y proyectar obras de
envergadura, realizando los cálculos estructurales necesarios para evitar fallas en
las obras. Y en el caso de autos, tratándose de una obra pequeña como es una
vivienda, no escapa a los conocimientos de los profesionales en arquitectura.
En relación a la crítica vinculada a la observación de la incorrecta limpieza
del manto vegetal que cubría el terreno, indica el profesional que sus
conclusiones parten de lo observado en las imágenes existentes en el expediente
y lo afirmado respecto de la mala ejecución del cajón hidrófugo se justifica con
la humedad que advierte, y con base en su experiencia profesional.
Finalmente y en relación a la discrepancia con la opinión del Arq. Oropel,
no lo considera una contradicción sino un criterio diferente, extremo que en
nada invalida su informe.
Ahora bien, se advierte con todo lo expuesto que, la impugnación de parte
a la pericial de arquitectura no resulta suficiente para conmover su solidez
técnica. En primer lugar, cabe descartar el cuestionamiento acerca de la forma
de designación del profesional, con lo cual la impugnante señaló que al ser una
tríada de profesionales propuestos por el actor, su parte quedaría expuesta a una
"clara situación de imparcialidad -sic fs. 535- en el dictamen", solicitando en
este estadio procesal, que el profesional sea propuesto por ambas partes.
Claramente tal solicitud deviene improcedente por su extemporaneidad ya que,
tal como surge del acta de audiencia preliminar (a fs. 399/400), en la que el
impugnante también estuvo presente cuando se proveyó la prueba pericial en

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arquitectura del actor, con la presencia de las partes que suscriben el acta, que a
falta de nómina de inscriptos en la lista oficial del tribunal -como es de estilo
cuando se dan similares situaciones- se dispuso que propusiera tres especialistas
para su posterior sorteo, por ende la improcedencia de la impugnación
sustanciada la prueba con la contraria, es evidente. A mayor abundamiento, a
modo de simple muestra de la impertinencia del planteo, a fs. 593 es la misma
demandada quien ofrece terna de ingenieros para producir su prueba, con lo cual
mal podría la misma cuestionar válidamente una modalidad que luego aplica a
su favor, más cuando se basa en suposiciones carentes de sustento.
Por otra parte, en lo que respecta a los cuestionamientos técnicos, de la
lectura de la impugnación no se advierten elementos que logren desvirtuar las
conclusiones del perito arquitecto designado.
En primer lugar, sobre la supuesta inidoneidad de la arquitecta Laurente en
la función de calcular las estructuras del proyecto arquitectónico que dirigía o
bien para advertir defectos constructivos, queda desvirtuado por el solo hecho de
que quien efectúa la pericia también es de profesión Arquitecto y logra advertir
la situación edilicia sin inconveniente alguno. Lo mismo respecto al arquitecto
Oropel, quien no acreditó una profesión diferente. Mas aún, tal como lo refiere
el perito, el sub-examen se trata de una obra de poca envergadura, y el cálculo
estructural para evitar fallas futuras, se encuentra dentro de la órbita de
incumbencia de los arquitectos.
En cuanto a que fuera reputado de falso lo afirmado en la pericia, relativo a
la falta de limpieza adecuada del manto vegetal, bajo el argumento de que no se
podría confirmar el extremo pasados 3 años desde el inicio de la obra, más aún,
avalado por el las declaraciones testimoniales el hecho de que se limpió el
terreno, todo ello no implica una línea argumental lo suficientemente sólida para
rebatir la tarea cumplida por el experto, quien complementa la prueba
fotográfica producida en el curso de la ejecución de la obra -fotos N°1 y 2- esto
es, tomadas al tiempo indicado por la impugnante, y de cuyo análisis surge que
la limpieza que debió llevarse a cabo no se advierte cumplida.
Asimismo, la crítica efectuada al cajón hidrófugo considero que es

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coherente el perito cuando manifiesta que no puede afirmarlo de manera


fehaciente, ya que para ello debería cumplir con una medida no recomendable
de exploración bajo el cimiento de la vivienda, lo que podría socavar su vida útil
o estabilidad, y por ello procede con una medida menos gravosa basada en un
juicio deductivo sobre la fuente del indicio de humedad materializado en la
mampostería, todo lo que colige sería producto de su mala ejecución, más aún
cuando advierte que el mismo quedó arriba del contrapiso.
En el mismo punto debo señalar que el desarrollo por el profesional, de la
explicación del método constructivo utilizado, sobre la necesidad de compactar
debidamente el suelo con en capas y luego con pisones, así como la falta de
colocación de talones en el hierro de la "zapata corrida" no fueron cuestionados.
Tampoco mereció observación de parte, la conclusión del perito respecto a
que las fisuras en la vivienda del actor son consecuencia de la deficiente
compactación del terreno, extremo que pudo comprobar el profesional en base a
las fotografías y visita efectuada. Ni siquiera fue contestado el extremo del
deficiente tratamiento de las cargas en su encuentro con la cubierta de chapa, por
lo que se detereriora la unión de techo y muro, tal como se advierte con claridad
en las imágenes adjuntas.
d. Además de la pericia comentada, también se produjo en autos en fecha
10-11-2020 la prueba pericial en ingeniería civil, ofrecida por la codemandada
Arq. Laurente.
Al igual que en la prueba antes analizada, el perito desinsaculado a partir
de una terna propuesta fue el Ingeniero Civil, Alejandro Pierini. El mismo, visitó
la vivienda del actor para dar cumplimiento de la labor encomendada en autos.
En primer lugar sostuvo que no puede afirmarse a la fecha de la pericia, si
el terreno estaba limpio o no, ya que las fotos existentes son de cuando el relleno
de calcáreo ya había sido introducido, sin poderse determinar el grado de
compactación. Sin embargo, adjuntando la foto respectiva (N° 3), dictaminó que
en la zona en la que finalmente se ejecutó el pozo séptico hay vegetación
aplastada por el material calcáreo de relleno. También observa que el material
calcáreo alcanza el límite de apoyo de las vigas de fundación y no más allá,

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tampoco existe dicho material en las esquinas de la fundación; si bien la


colocación de material calcáreo en un espesor de un metro es correcto, estimó
que debería haber sido colocado unos 40 cm más allá del perímetro donde apoya
la viga de fundación.
Luego respecto a la colocación de los hierros de la armadura, indicó que es
correcta, y añadió su opinión relativa a que la construcción podría colapsar por
otros factores diferentes a la mala colocación de hierros.
Consideró que la limpieza del terreno ha sido deficiente, sobre todo en los
bordes externos, tal como lo observa claramente en la foto del pozo séptico
(fotografía N°2).
Agregó consideraciones técnicas de la compactación del relleno, desde que
confirmó que no ha sido bien realizada y concluyó que se trató de la causa más
importante de la aparición de las fisuras, ya que por el tipo de las que
aparecieron apreció que el inmueble se vio afectado por el cedimiento del
terreno en las esquinas y las medianeras de la vivienda. En estas zonas, observó
que el relleno no ha sido bien compactado por estar en los bordes. Agrega
fundamentos con remisión a publicaciones anexadas sobre de estudios de fisuras
ocurridas en edificios, que contienen la explicación técnica de cada tipo de
patología de los mismos.
También adjudicó al lavado del relleno por filtraciones del pozo séptico,
otra posible causal de asentamiento, y explica que pudo darse porque fue
colocado bajo la zapata del frente de la casa, aduciendo que ello fue una pésima
decisión. Y sumó como agravante, la demolición de dinteles de puertas
conforme lo declarado en la causa por testigos.
e. La pericia comentada mereció la impugnación por parte de la actora,
quien cuestiona que el profesional se haya basado en los dichos de los
ejecutantes de la obra lo cuales pone en tela de duda ya que el perito no intentó
verificar la certeza de los mismos. Así sostiene que el perito yerra al concluir
que hubo una correcta compactación del relleno sobre la base única de los
dichos de los testigos, sin considerar que un camión no está diseñado para
compactar, e indica razones de ello.

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Luego, refiere que la pericia omitió evaluar las fisuras y grietas de la


propiedad desde el frente y hacia el fondo de la misma, así como su evolución
en aumento por el descalce de las bases anteriores sobre los ejes medianeros y
que omite caracterizar el manto vegetal del inmueble de autos, siendo un suelo
blando y poroso que debió ser extraído, pero que todo ha quedado relativizado
en el juicio pericial en función del espesor de 1 metro de calcáreo.
Para terminar, no obstante reconoce que alguna influencia pudo haber
tenido el pozo séptico, destaca que en dicho lugar es donde las fisuras son más
leves, con lo cual la incidencia sería menor. Finalmente fundamenta la ausencia
de vinculación de la rotura de dinteles con la estabilidad estructural.
f. Las observaciones fueron respondidas por el perito, señalando que la
prueba de testigos, fue tomada con el cotejo de las consecuencias físicas que
pudo advertir en la vivienda.
Ratifica su indicación respecto al faltante de relleno en los bordes de la
platea y su baja compactación como una de las causas más importantes de la
aparición de fisuras, sosteniendo que su estudio de las grietas fue a través de
fotografías ya que las mismas habían sido ya reparadas. Asegura que tanto la
deficiente limpieza del manto verde y su espesor bajo toda la platea, es un
extremo que no puede afirmarse ya que lo que observó fue únicamente donde se
reubicó el pozo absorvente y que en todo caso, su falta de quita no implica
necesariamente la deformación en el relleno.
Sostiene que tampoco puede afirmarse que el relleno estaba más compacto
en algunas zonas que en otras, dado que para ello debería hacerse un ensayo del
material del relleno, advirtiendo la deficiente compactación en los bordes.
Sostiene también como válido el procedimiento para compactar mediante la
utilización de camiones y no necesariamente con rodillo compactador, más aún
en una obra de pequeña magnitud. Finalmente ratifica la mala decisión que
implicó la ubicación del pozo absorvente y así como la demolición de dinteles
como causa de aparición de las fisuras.
g. Reseñada que fue la prueba técnica producida, sus impugnaciones y
correspondientes contestaciones por los peritos puede afirmarse, ya sin duda

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alguna, que la falta de material de relleno en los bordes de la platea y su baja


compactación son la causa principal de las fisuras existentes en la vivienda del
actor. Ahora bien, a los fines de expedirme debo también considerar
necesariamente el informe practicado y declaración testimonial del Arquitecto
Oropel, quien fuera contratado para realizar un estudio de la vivienda de Blanes
y procedió a su intervención con la finalidad de evitar un probable colapso.
El informe producido por Oropel fue acompañado como documental en la
demanda y su autenticidad fue acreditada mediante su respuesta al oficio de fs.
586, además de que declaró como testigo en autos. Asimismo, sostuvo que el
origen de las fisuras y las grietas dentro y fuera de la vivienda fue por la falta de
limpieza del terreno y un relleno y compactación efectuado de manera
incompleta, ya que pudo observar como el mismo es homogéneo en el centro de
la obra, no así en los bordes, extremo que ratifica en su testimonio (min. 1:57,
5:12, 10:00 de la primera grabación y min. 8:40 de la segunda).
Asi las cosas, surge de la opinión fundada de tres profesionales diferentes
(dos de ellos arquitectos y un ingeniero civil), que la causa principal de las
fisuras y grietas existentes en la vivienda del Sr. Blanes se debió a la deficiente
compactación del relleno (calcáreo) en el que se asentó la vivienda.
Lo mismo tiene sustento en las diferentes imágenes y abundantes
explicaciones en las dos pericias cumplidas y el informe de parte acompañado
con la demanda, sin que encuentre elemento que me permita alejar de sus
conclusiones. Aún cuando del testimonio del Sr. Blanco, se obtiene que el
mismo fue quien llevó el relleno y a modo de favor pasaba el camión para
aplastarlo o compactarlo, o que el Sr. Aguilera (albañil) dijera que pasaban
luego la máquina compactadora, todo ello no es suficiente para rebatir la solidez
de lo valorado por el juicio técnico de tres profesionales idóneos.
Por el contrario a lo sostenido por ambos codemandados, no considero
probado que los materiales aportados por el actor para la vivienda hayan sido de
mala calidad o que la calidad de estos hayan tenido incidencia en las fallas
existentes en la vivienda. Inversamente proporcional a la crítica de la
codemandada Laurente, quien dedujo parcialidad en la pericia del arquitecto

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Zovich - prueba ofrecida por la demandada- debo destacar que el Ingeniero


Pierini que fuera propuesto por ella, consideró al igual que el anterior, el
extremo de una deficiente compactación del terreno para arribar a la conclusión
de ello operó como la causal de las fisuras y grietas constatadas.
Al margen de considerar que no hay elementos en los dictámenes
valorados, para poder dilucidar si, debajo del centro de la vivienda hubo una
correcta limpieza o no del manto vegetal, se obtiene que los profesionales
intervinientes establecieron la causa de la falla del inmueble de forma
coincidente, y que los mismos contaron con elementos a tal fin, además de lo
que se observa a simple vista con la documental fotográfica obrante, de la cual
se acreditan imágenes del mismo momento en que se estaba construyendo el
pozo absorvente en el frente de la vivienda. Incluso se divisa un manto verde
bien visible y la cercanía del mismo con el límite de la zapata, de todo lo cual,
bien puede deducirse que la limpieza previa no fue correcta -retirando un manto
de 10-15 cm de la superficie- lo cual fue explicado técnicamente por los
profesionales en sus informes
Puntualmente en el expediente se acreditó la falta de adecuada
compactación del relleno del lote, no sólo en los bordes del terreno, sino
también en otras partes.
Como señalé cabe adunar con las pruebas de autos, el testimonio de quien
ofició de contratista para ejecutar en la vivienda las decisiones de arquitectura
que ameritaba la urgencia del avance de la ruina de la vivienda, el Arq. Oropel,
quien con una expresión gráfica dijo que al inspeccionar en aquel momento
inicial podía "enterrarse la pala", siendo que si el calcáreo se encuentra
debidamente compactado tiene una firmeza similar al cemento.
Así también se determinó un extremo que contribuyó al deterioro de la
vivienda, consistente en la colocación de relleno sólo hasta el límite de la zapata,
pero no preferentemente cuanto menos 40 cm más allá de la misma, de acuerdo
con lo indicado por el perito Ing. civil. Y considero también acreditado por la
prueba analizada que, la demolición de los dinteles de puertas contribuyó a la
formación de fisuras en la mampostería.

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En igual sentido, como causa concurrente de las fisuras y las grietas,


comparto la postura de los peritos vinculada a la reubicación del pozo
absorvente debajo de al viga de fundación. Respecto a ello, si bien el arquitecto
Zovich refirió que el mismo no afectaba la zapata corrida por haber sido
ejecutado previo a la estructura, se advierte de las fotografías obrantes en la
causa (fs. 270/272) que si bien fueran desconocidas por la actora, las mismas se
corresponden con otras obrantes en el expediente tales como el informe del arq.
Oropel y pericia del arq. Zovich, permitiendo así tener la certeza que se trata del
mismo pozo absorvente, y de las que claramente surge que la zapata se
encuentra próxima viéndose afectado entonces el relleno, con el líquido que
recibe el pozo debilitando así la resistencia del suelo, conforme lo estableció el
ing. Pierini. Sin embargo, no se soslaya que el arquitecto Oropel en su informe
refirió que el bloque que registró la mayor cantidad de grietas es el de los
dormitorios, en el frente de la vivienda, donde se encuentra el pozo absorvente.
Por otra parte, fue al propio actor quien al remitirle una carta documento la
codemandada Laurente, por esa oportunidad antes de darse curso a la presente
causa, la misma ya le adjudicaba las consecuencias negativas sobre la estructura
de la vivienda debidas a la decisión de la ubicación del pozo absorvente.
Sumado a que el actor al impugnar la prueba pericial en ingeniería, reconoció
que el pozo no afectó la estructura, sino que en todo caso podría haber
provocado un ablandamiento del terreno y haber contribuido a la aparición de
microfisuras en el sector donde está ubicado.
Entonces, determinada que ha sido la causa de los daños existentes en la
vivienda, corresponde analizar sobre quien recae la responsabilidad de la mala
ejecución de dicha tarea.
VI. Consecuencias Jurídicas.
Dice el art. 1646 del CC "... Tratándose de edificios u obras en inmuebles
destinados a larga duración, recibidos por el que los encargó, el constructor es
responsable por su ruina total o parcial, si ésta procede de vicio de
construcción o de vicio del suelo o de mala calidad de los materiales, haya o no
el constructor provisto éstos o hecho la obra en terreno del locatorio. Para que

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sea aplicable la responsabilidad, deberá producirse la ruina dentro de los diez


años de recibida la obra y el plazo de prescripción de la acción será de un año
a contar del tiempo en que se produjo aquélla. La responsabilidad que este
artículo impone se extenderá indistintamente al director de la obra y al
proyectista según las circunstancias, sin perjuicio de las acciones de regreso
que pudieren competer...."
Conforme lo refiere Aida Kemelmajer de Carlucci citando a Borda "... La
ruina comprende todos los defectos que por exceder la medida de las
imperfecciones corrientes, configuran una violación del contrato de las reglas
del arte, aun cuando no afecten la solidez o estabilidad de la construcción, si la
hacen impropia para su destino o configuran una grave violación del
contrato...." (Cf. Kemelmajer de Carlucci, "Responsabilidad de los profesionales
de la construcción, especialmente por ruina en obras destinadas a larga duración,
Revista de Derecho de Daños, Ed. Rubinzal Culzoni). Este criterio amplio de
ruina es el que comparte la mayoría de nuestra doctrina (Cifuentes, Llambías,
Alterini y Spota entre otros) quienes refieren que en su concepto se comprende
todo deterioro importante de la obra, que haga peligrar su solidez y duración.
Spota agregaba que "... la ruina debe ser cierta, efectiva, a los ojos de un
técnico, y actual aunque no se requiera su inminencia, pudiendo preverse que
ocurrirá luego de un cierto tiempo más o menos próximo..."
Jurisprudencialmente se ha dicho que "... para que haya ruina susceptible
de surtir la aplicación del artículo 1646 del Código Civil no es imprescindible
que la edificación se desplome o colapse inmediatamente, bastando que los
daños tengan suficiente entidad para afectar la duración o solidez de la obra - en
el caso, falta de desagües pluviales, problemas de impermeabilización en el
techo, humedades, fisuras, entre otros - o de producir su degradación en el
tiempo, pudiendo llegar a tornarla inidónea para su destino normal" (Cf. CCom.
de Córdoba 3° Nom, 23-4-2001 "Cocco Graciela c/ Rivera Garat Julio" L.L C.
2001-877)
En el caso que nos ocupa, considero que claramente se encuadra en un caso
de ruina, ya que tal como surge del informe del Arquitecto Oropel la vivienda se

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encontraba al momento de su inspección en un proceso de deterioro progresivo,


acelerado, teniendo en cuenta que la misma tiene una antigüedad que no supera
el año. Y que ante la profundización de los movimientos podrían extrangular o
romper una cañería (cloacas, agua corriente o gas) lo que aceleraría el colapso
de la misma y por ello recomendó proceder a su intervención.
Por su parte, en la pericial en arquitectura producida en autos, el perito Arq.
Zovich se refirió a los trabajos realizados por el Arq. Oropel, calificándolos
como adecuados y necesarios ya que si no se realizaban, la vivienda entraba en
ruina funcional.
Ahora bien, en esta causa la actora demanda a la arquitecta Laurente, a
quien contrató como directora de obra de la vivienda a construir y al constructor
Villegas, quien se encargó de ejecutar la obra.
El carácter de Directora de Obra de la codemanda Laurente no se encuentra
controvertido, en efecto si bien niega haber suscrito el contrato - y claramente su
firma no obra impuesta en el mismo - tanto de su contestación de demanda como
de los hechos acreditados en la causa, surge que la misma se desempeñó en la
obra que nos ocupa, como directora de obra.
Se ha definido al Director de Obra, como "... el sujeto que promete
convencionalmente al comitente un resultado intelectual, cual es, que la obra se
ejecutará conforme al proyecto. Su función es controlar, asesorar, informar,
dirigir, etcétera (...) Necesariamente es un profesional; por eso, se le exige la
diligencia propia de la especialidad de sus conocimientos y la garantía técnica
y profesional que implica su intervención en la obra..." (Cf. Kemelmajer de
Carlucci, op. cit.)
Por su parte, el Dr. Marcelo López Mesa refiere que "el director de obra,
que por razones legales debe ineludiblemente ser un profesional - arquitecto,
ingeniero civil o maestro mayor de obras -; tiene el deber primario de vigilar e
inspeccionar los trabajos, esto es, que la obra se ejecute conforme esté previsto
en los planos y documentación contractual, y en los plazos y términos
convenidos. El director debe dirigir los trabajos y dar las directivas necesarias
para su ejecución, sin que pueda delegar su funciones más allá de lo razonable.

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Es más, el director de obra debe verificar los materiales aún cuando los mismos
y la mano de obra sean proveídos y contratados por el al comitente, a menos
que el profesional le haya advertido de las deficiencias, dejando a salvo su
responsabilidad, y el dueño de la obra haya insistido en su utilización..." (Cf.
Marcelo López Mesa, "Responsabilidad contractual y extracontractual en la
construcción de obras", Revista de Derecho de Daños, Ed. Rubinzal Culzoni).
Entonces, siendo que en autos se acreditó que las razones de los daños y
fallas en la obra son producto de una deficiente compactación y limpieza del
terreno en el que se asentaron las bases y que la Directora de Obra era la
responsable de dirigir, vigilar e inspeccionar los trabajos; conforme sus
conocimientos debería haber advertido la deficiente compactación del terreno y
las gravosas consecuencias de ello. Más aún, conforme surgió acreditado en
autos, siendo que la reubicación del pozo absorvente parcialmente ubicado por
debajo de la zapata, también ha contribuido a los daños sufridos por la vivienda,
y si bien se acreditó que reubicación fue motivada en la decisión del actor, lo
cierto es que deberían existir las constancias que acreditasen la oposición de la
dirección de obra, seguida de la advertencia sobre sus aspectos inconvenientes
para los intereses del locador, de modo tal que sirva para resguardar su
responsabilidad profesional.
El art. 1646 dispone que la ruina debe proceder de vicio de construcción o
vicio del suelo o mala calidad de materiales, haya o no el constructor proveído
éstos o hecho la obra en terreno del locatario. El vicio de construcción
comprende toda falla en la ejecución de la obra y tal como referíamos el director
de obra responde porque son actos del constructor que están bajo su esfera de
control y dentro del contenido de su prestación asumida; él promete dirigir, tarea
que importa dar directivas y controlar su ejecución, todo lo cual implica, en
concreto, asegurarse que el constructor actúe dentro de las reglas.
Coincidentemente, se ha dicho que "El director de obra es responsable por
falta de conocimiento, previsión o vigilancia suficiente. La función de
supervisar los materiales y los trabajos, no por ser muchas veces antipática,
deja de ser siempre jurídicamente obligatoria. Tal vigilancia es un deber suyo,

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por derecho consuetudinario, por expresas disposiciones legales y porque para


eso fue contratado por el comitente. Para eso se le confió la dirección de la
obra, para que controlara el proyecto, la actividad constructora y también los
materiales." (Cf. Camilo Tale, "Responsabilidad civil del constructor y de los
profesionales de la construcción por ruina de obra". Revista de Derecho de
Daños, Ed. Rubinzal Culzoni).
Lo expuesto fundamenta también el rechazo de los argumentos defensivos
expuestos por la demandada tales como: no haber designado al constructor, la
falta de calidad de materiales o las decisiones del Blanes en su carácter de
comitente.
También se encuentra demandado en autos el Sr. Osmar Villagra, quien es
el constructor contratado por la actora para ejecutar la obra, extremo que no fue
controvertido en autos. En relación a este, se lo menciona no solo como
constructor sino también como "... empresario, contratista o locador de obra
material, que es quien ejecuta la obra y tiene a su cargo una obligación de
resultado de índole material..." (Cf. Marcelo López Mesa op. cit.).
La norma citada no deja mayor lugar a dudas sobre la responsabilidad del
constructor en caso de ruina de la obra, con lo cual para liberarse de ella debería
acreditar la ruptura del nexo causal, extremo que no se advierte en autos. El
codemandado Villagra refirió el suministro de materiales de mala calidad y las
constantes modificaciones ordenadas por el actor y el hecho de haber seguido las
instrucciones de la Arquitecta accionada, con lo cual considera que no existe
responsabilidad alguna de su parte. Sin embargo, ninguna de sus alegaciones
revisten la entidad suficiente para eximirlo de responsabilidad que le recae
también, en lo que hace a la preparación y compactación del suelo, que tuvieron
relación de causalidad directa con las fallas de la vivienda, y por ello deberá
responder. En efecto, la deficiente compactación del relleno demuestra un
desconocimiento de las reglas del arte de construir de parte del constructor, que
implica consecuentemente no solo la responsabilidad establecida en los términos
de la norma, sino también porque conforme el contrato celebrado, el
codemandado Villagra acordó "...realizar la obra de acuerdo a las reglas del

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buen arte..." (cláusula Tercera - fs. 7), obligación pactada por escrito, que a la
luz de las pericias practicada en autos se revela incumplida.
Es por lo expuesto que los codemandados Laurente y Villagra deberán
responder de manera concurrente por los daños provocados al actor en su
vivienda.
A mayor abundamiento cito doctrina de que con claridad se expide por la
atribución de responsabilidad en casos similares al presente: "...Por ruina
proveniente de vicios de construcción responde: El constructor, aún cuando el
director de obra haya sido designado por el comitente; el director de obra,
porque son actos del constructor que están bajo su esfera de control y dentro
del contenido de su prestación asumida; él promete dirigir, tarea que importa
dar directivas y controlar su ejecución, todo lo cual implica, en concreto,
asegurarse que el constructor actúe dentro de las reglas..." (Cf. Kemelmajer de
Carlucci op. cit.).
Debo señalar que con respecto a los efectos que los codemandados intentan
asignarle a la recepción de la obra por el actor, estos no fueron acreditados, no
resultando suficiente para eximirse de responder el hecho de no haber efectuado
una reserva al momento de la recepción, ya que tal como se manifestó al
momento de su tratamiento, los vicios en la construcción se evidenciaron poco
después de tal acto y a la vez se no pudieron ser advertidos a simple vista, sino
con los estudios de un profesional en la materia contratado a tal fin, en aquella
oportunidad.
VII. Daños.
a.- Con el rubro denominado "ruina" la actora reclama el pago de la suma
de $228.526,00, lo que se respalda con el presupuesto de fecha 17/11/2016 y las
facturas emitidas por el arq. Oropel, quien a fs. 486 reconoció su autenticidad.
El presupuesto que luce agregado a fs. 57, por un total de $ 84.000 +IVA
(21%), contempló en el ítem 1, "Correcciones constructivas exteriores: Fachada;
corrección de revoques sobre fachada, recuadro de aleros, recuadro de cornisas,
corrección y llenado de grietas y fisuras. Techo; corrección y terminación de
revoques y cargas del lado interior. Medianeras; terminación superior del muro

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con revoques con aislante hidrófugos. Todo $ 15.000 más IVA en concepto de
materiales y mano de obra. También se detallan en un ítem 2 "Trabajos Estéticos
a realizar debido a las correcciones y arreglos detallados anteriormente.
Aplicación de revestimiento plástico revear frente y contra frente de la vivienda.
materiales y mano de obra $25.000 + IVA; Remiendos, parches y pintura
interior (pintura látex interior igual calidad a la existente) mat. y mano de obra $
32.000 + IVA; Recambio de cerámicos partidos o fisurados propios del
movimiento producido por la vivienda, mat. y mano de obra $ 12.000 + IVA."
Previo a analizar las facturas, me detendré en los rubros detallados en el
presupuesto. Puesto que tal como se advierte con la lectura del primer ítem
transcripto, se presupuestaron tareas en la fachada, lo cual no guarda relación
con el problema originado en la falta de limpieza y correcta compactación del
terreno. Al menos no surge así de lo probado en las pericias técnicas. Por igual
motivo, semejante distinción correspondería a las tareas de recuadro de aleros y
de cornisas. Es decir, que con respecto a estos rubros detallados en el
presupuesto, no advierto su relación de causalidad con el hecho de marras.
Sumado a que no existe ni el más mínimo antecedente de ello en las pericias
practicadas.
Asimismo, ocurre con el revestimiento plástico revear del frente y contra
frente de la vivienda, que la prueba testimonial demuestra que el actor decidió
diluir el revestimiento para optimizar su rendimiento frente a la advertencia en
contra de ello por parte de los albañiles. Sin perjuicio de ello, no se adjuntó en
autos prueba alguna de la compra y colocación de dicho material, como para
pretender la indemnización por su aplicación.
Sí entiendo razonable y como consecuencia de la mala compactación del
relleno, el consecuente movimiento de la obra y la aparición de grietas, fisuras,
remendar, parchar y pintar los interiores sumado al recambio de cerámicos
partidos o fisurados; fallas que se advierten como consecuencia directa de la
falta de firmeza de la estructura.
Por ello, el rubro reclamado prosperará de modo parcial, deduciendo de la
suma pretendida el item que se declara improcedente (Revear $25.000 + IVA),

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la que asciende al total presupuestado de $71.390,00 ($15.000 +21%+ 32000


+21%+12000+21%), y al lo cual corresponde adicionar los intereses
devengados desde la fecha de elaboración del presupuesto (17/11/2016) hasta el
dictado de la presente a través de la herramienta web del Poder Judicial, todo lo
que asciende a la suma total de $358.504,84.
b. Acompaña también la actora y obra a fs. 58 la factura correspondiente a
la sub fundación de hormigón armado y muros medianeros por $72.600 y que
fuera reconocida por el arq. Oropel bajo el nombre de fantasía "Constructora D.
Comun Union" a fs. 486. Se verifica aquí, que la factura se corresponde con los
trabajos realizados por el arq. Oropel a los efectos de evitar la ruina de la
vivienda, evaluados por parte de los peritos intervinientes, quienes determinaron
que fue una decisión correcta, confirmando la realización de remediación de
fisuras y la inexistencia de inconvenientes para que la vivienda sea utilizada
(respondido en el pto. 4.19 de la pericia del Ing Civil); con lo cual su reparación
debe proceder por la suma abonada, con más los intereses desde la fecha de
vencimiento de la factura en 15/11/2016. El rubro bajo tratamiento, prospera
entonces por la suma total de $364.768.03.
c. En concepto de gastos varios, es decir por la confección de la pericia, el
actor reclama la suma de $11.712,80 aunque la factura es a consumidor final (
factura B) por $ 9.680, sin que la misma discrimine del total cifra alguna por el
IVA, tal como lo reclama. La realización de la pericia por parte del arq. Oropel
resulta - conforme la prueba producida en autos - un antecedente necesario para
la posterior intervención de la vivienda cuya razonabilidad también fue
acreditada. Es por ello que el rubro reclamado prosperará por la suma de
$50.450.73, que se compone con el monto de la factura actualizado al día de la
fecha, conforme la herramienta disponible en el sitio web del Poder Judicial,
devengando intereses desde el 02/06/2016.
d. En concepto de daño moral el actor reclama la suma de $50.000.- en
virtud de las repercusiones que tuvieron en su equilibrio espiritual el
impedimento de un disfrute pleno de su vivienda, como así también la
frustración de las expectativas de construir una lugar en el que vivir con

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asesoramiento profesional, debiendo contratar otros profesionales para evitar la


runa de aquella.
Si bien bajo la vigencia del Código Civil anterior, esto es el de Vélez
Sarsfield, el tema estaba regulado de manera particular para los supuestos de
responsabilidad contractual, bajo el recordado art. 522 que disponía que en los
casos de indemnización por responsabilidad contractual el juez puede condenar
al responsable a la reparación del agravio moral que hubiere causado de acuerdo
con la índole del hecho generador de la responsabilidad y circunstancias del
caso, dicha diferenciación con relación a los supuestos de responsabilidad civil
extracontractual quedó desdibujada con la sanción del nuevo Código Civil y
Comercial, que unificó la responsabilidad, eliminando la diferencia entre la
órbita contractual y la extracontractual, y que conforme se dispusiera al inicio,
resulta de aplicación al caso.
Entonces, siguiendo el criterio expuesto dentro de la indemnización de las
consecuencias no patrimoniales actualmente regulada bajo el Art. 1741 del
CCyC, no es posible sostener una diferencia entre los señalados segmentos
patrimonial y extrapatrimonial, la que procederá siempre que se encuentre
probada la afección de tales intereses, sin que el código en el punto brinde una
definición en el aspecto conceptual, el que queda librado al aporte de doctrina y
jurisprudencia ya conocido (Cf. Lorenzetti, Ricardo Luis. Código Civil y
Comercial de la Nación Comentado. Tomo VIII, Ed. Rubinzal Culzoni. Pág.
500).
Como pauta de interpretación, la Corte Suprema de Justicia de la Nación
tiene dicho desde hace tiempo que para la valoración del daño moral debe
tenerse en consideración entre otros factores el estado de incertidumbre y
preocupación que produjo el hecho, la lesión a los sentimientos afectivos, la
entidad de ese sufrimiento, la índole del hecho generador de la responsabilidad,
etc. (Cf. CSJN Fallos: 318:385; 321:1117; 323:3614, entre otros, citado en
Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Ob. Cit.).
Ahora bien, aun cuando pudiera establecerse que en este tipo de supuestos,
el incumplimiento que acarrea la responsabilidad contractual conlleva un plus

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que se vincula con una serie de sentimientos que fueron depositados por el
consumidor en orden a estándares de seguridad, previsión, confianza, y una
expectativa de satisfacción que frente al incumplimiento se encuentra frustrada,
y de tal modo puede pensarse que proyecta sus efectos en el plano de las
afecciones legítimas, el criterio de procedencia restrictivo que para el rubro ha
imperado desde siempre en materia de responsabilidad contractual, requiere un
fuerte margen de apreciación razonable, de modo que no puede ser extendido a
todos los casos de forma dogmática.
En el caso que nos ocupa, se acreditaron de manera suficiente las fallas
existentes en la vivienda del actor, un bien que como refiere la norma está
previsto para tener una larga duración de existencia y a las semanas de haberlo
recibido, empieza a advertir las fallas, que si no eran tratadas e intervenida la
vivienda oportunamente, esta hubiera colapsado. También considerando todo el
esfuerzo de recursos económicos y tiempo que implica la construcción de una
vivienda y si bien, tengo en consideración que conforme se encuentra probado
en autos, el actor no se trató de un comitente ideal, no logró acreditarse que sus
modos o decisiones fueran las causantes de las fallas de la vivienda, sin haber
contado para dichas circunstancias con un asesoramiento profesional que lo
persuada de las mismas.
En este contexto, en el caso traído al análisis, de conformidad con lo que
surge en forma directa de los hechos, existe a mi modo de ver una afectación en
el espíritu de la parte actora producto de tener que lidiar con fallas estructurales
de una vivienda a estrenar.
En cuanto a la indemnización que debe fijarse por las consecuencias no
patrimoniales, cabe considerar las satisfacciones sustitutivas y compensatorias
que pueden procurar las sumas reconocidas (Cf. Art. 1741 último párrafo del
CCyC). "De esta manera, las limitaciones indemnizatorias cuantitativas
constituyen un ámbito de excepción, debiendo realizarse en cada caso concreto,
la valoración del perjuicio sufrido y su cuantificación en estricta relación con el
menoscabo moral que el dicha situación trajo aparejada (cf. Pizarro, Ramón
Daniel "Daño moral. Prevención. Reparación. Punición.", Hammurabi José Luis

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Depalma Editor, Bs. As., 2004, 2º Edición, pág. 385/386). Es por ello que
respecto del quántum del daño moral, más que ningún otro queda librado a la
discrecionalidad del órgano jurisdiccional, en tanto no existen parámetros, con
aproximación aceptable a un absoluta validez, que permitan fijar una suma
compensatoria del daño sin que pueda existir un margen de error. Queda pues,
librada a la prudencia y ecuanimidad de quien deba determinar su monto, para lo
cual es menester agudizar la imaginación y el sentido del equilibrio a los fines
de no incurrir en exceso o defecto" (Conf. CNEsp.Civ.yCom., Sala II, in re
"Pironi, Miguel D. c/ Suárez, Julio F. s/ sumario", del 11-10-83, citado por
Hernán Daray, "Accidentes de Tránsito", pag. 360, Nro. 194), como así también
que "...no cabe prescindir totalmente de la estimación efectuada en la demanda
ya que, dada la naturaleza del daño en cuestión, el actor contó entonces para
evaluarlo prácticamente con los mismos elementos de juicio que luego se
incorporaron al proceso" (Conf. CNEsp.Civ.yCom., Sala II, in re "Álvarez,
Daviglio c/ Rodríguez, Susana s/ sumario", del 4-11-85, citado por Hernán
Daray, "Accidentes de Tránsito", pag. 361, nro. 196)." (Cf. Cámara de
Apelaciones local, en autos "Fernandez Pablo Ezequiel c/ Teran Agurto Jorge y
Otra s/ Daños y Perjuicios (Ordinario)", Expte. A-4CI-1259-C2018, Se. 102 del
27/10/2021).
De conformidad con lo expuesto, entiendo que el rubro debe prosperar por
la suma solicitada de Pesos Doscientos Mil ($200.000) (Cf. Art. 165 CPCC),
suma que conforme criterio de la Alzada deberá adicionársele el monto
correspondiente a los intereses a razón de un 8 % anual a calcularse desde el
02/06/2016 (fecha de la pericia técnica en la que se advierten las causas de las
grietas en la vivienda) y a hasta la de fecha de la presente, que asciende
conforme cálculo efectuado con la herramienta disponible para ello en el sitio
web de nuestro Poder Judicial a la de $315.682.19; sin perjuicio de los que
correspondan calcularse en su caso desde la presente y hasta la fecha de su
efectivo pago su efectivo pago conforme tasas establecidas en la doctrina legal
de "Guichaqueo", "Jerez" y "Fleitas".
VIII. Costas y honorarios.

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Si bien existe una corriente jurisprudencial que indica que en base al


principio de reparación plena las costas en los procesos de daños y perjuicios en
caso de vencimiento, aunque sea parcial, siempre se imponen al demandado, lo
cierto es que dicha postura también convive con la que dice que las costas se
imponen en la medida de la concurrencia en la causación del hecho e incluso
con una tercera postura que se sostiene en la medida del progreso de la
demanda.
Así, tomando como base esas tres posturas y con un adecuado balance de
las mismas aplicadas al presente caso tengo en cuenta que, en virtud de la
dimensión de la procedencia de los rubros y del principio de reparación plena, el
vencimiento en estas actuaciones corresponde a la actora por lo que impondré
las costas a los demandados, conforme el principio contenido en el Art. 68 del
CPCC y 118 L.S.
A los fines de la regulación de los honorarios profesionales de todas las
partes tengo en consideración el Art. 730 del CCCN (modifica al anterior 505
CC) que establece "... Si el incumplimiento de la obligación, cualquiera sea su
fuente, deriva en litigio judicial o arbitral, la responsabilidad por el pago de las
costas, incluidos los honorarios profesionales de todo tipo, allí devengados y
correspondientes a la primera o única instancia, no debe exceder del veinticinco
por ciento del monto de la sentencia, laudo, transacción o instrumento que ponga
fin al diferendo. Si las regulaciones de honorarios practicadas conforme a las
leyes arancelarias o usos locales, correspondientes a todas las profesiones y
especialidades, superan dicho porcentaje, el juez debe proceder a prorratear los
montos entre los beneficiarios. Para el cómputo del porcentaje indicado, no se
debe tener en cuenta el monto de los honorarios de los profesionales que han
representado, patrocinado o asistido a la parte condenada en costas".
En concordancia con lo dictaminado por el STJRNS1 Se. 26/16
"MAZZUCHELLI" interpretó -con fundamento en el Art. 77 del CPCC- que esa
norma impone un límite o tope porcentual que los jueces no deben sobrepasar al
momento de resolver los honorarios en primera instancia, en cuanto la misma
ordena que esas retribuciones no pueden en ningún caso exceder del 25% del

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monto de la sentencia, laudo, transacción o instrumento que ponga fin al litigio,


por cuanto la ley sólo exceptúa para el cómputo del porcentaje del 25% del
monto de la sentencia, laudo, transacción o instrumento que ponga fin al litigio,
a los honorarios de los profesionales que hubieren representado, patrocinado o
asistido a la parte condenada en costas.
En tal sentido, se debe tener en cuenta que de computarse el 17 % (Art. 8
L.A.), las etapas cumplidas (2 etapas) y los honorarios de los dos peritos (Art. 18
in fine Ley 5069), 5% para cada uno de ellos, sobre la acción principal,
(excluidos los honorarios profesionales de los letrados de las condenadas en
costas cf. 730 del CCCN), siendo que el monto de condena es de $1.089.405,79
corresponde aclarar que al aplicarse las pautas arancelarias indicadas se
contraría las disposiciones de honorarios mínimos legales.
Por todo lo cual, sin perjuicio del sistema porcentual establecido con
carácter general, corresponde en el caso fijar los honorarios de los profesionales
intervinientes conforme a los mínimos legales fijados en los arts. 9 de la ley
G2212. y 19 de la Ley G 5069.
Por todo ello, RESUELVO:
I. Hacer lugar a la demanda promovida por SERGIO ALEJANDRO
BLANES contra ADRIANA LAURENTE y OMAR USMEL VILLAGRA,
condenando a estos últimos en forma concurrente a abonar al actor en el plazo
de diez (10) días la suma de Pesos Un Millón Ochenta y Nueve Mil
Cuatrocientos Cinco con 79/100 Centavos ($1.089.405,79) en concepto de
capital e intereses, sin perjuicio de la suma en concepto de interés que
corresponda liquidar hasta la fecha de su efectivo pago (Cf. Art. 163 y ccdtes.
del CPCC).
II. Imponer las costas a las codemandadas vencidas (Cf. art. 68 CPCC).
III. Regular los estipendios a los profesionales intervinientes; Federico
Frosini, en su carácter de patrocinante de la parte actora, en la suma de Pesos
Doscientos Ocho Mil Doscientos Ocho ($208.208) (M.B. Min. Legal. 10 IUS
+40%. cf. Arts. 6, 7, 9, 10 y ccs. de la L.A. Valor IUS $14.872 Cf. Resolución
conjunta Nº 600/23 STJ y 215/23 P.G; Rosana María Van Cauwenberghe, en su

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carácter de patrocinante del codemandado Villagra, en la suma de Pesos Ciento


Cuarenta y Ocho Mil Setecientos Veinte ($148.720) (Min. Legal. 10 IUS. cf.
Arts. 6, 7, 9 y ccs. de la L.A.- Valor IUS $14.872 Cf. Resolución conjunta Nº
600/23 STJ y 215/23 P.G); Darío Tropeano, en su doble carácter de patrocinante
y apoderado de la codemandada Laurente, en la suma de Pesos Ciento Treinta y
Tres Mil Ochocientos Cuarenta y Ocho ($ 133.848) (Min. Legal. 10 IUS / 2
Patrocinantes+ 40% cf. Arts. 6, 7, 9 10 y ccs. de la L.A) y Mario Coria en su
carácter de patrocinante de la codemandada Laurente, en la suma de Pesos
Setenta y Cuatro Mil Trescientos Sesenta ($74.360) (Min. Legal. 10 IUS /2
patrocinantes cf. Arts. 6, 7, 9 y ccs. de la L.A.- Valor IUS $14.872 Cf.
Resolución conjunta Nº 600/23 STJ y 215/23 P.G).
Fijar los estipendios de los peritos intervinientes; Ing. Alejandro Pierini, en
la suma de Pesos Setenta y Cuatro Mil Trescientos Sesenta ($74.360) (Mín.
Legal, 5 IUS. art. 19 Ley N° 5069- Valor IUS $14.872 Cf. Resolución conjunta
Nº 600/23 STJ y 215/23 P.G); Arquitecto Gustavo Zovich, en la suma de Pesos
Setenta y Cuatro Mil Trescientos Sesenta ($74.360) (Mín. Legal, 5 IUS. art. 19
Ley N° 5069- Valor IUS $14.872 Cf. Resolución conjunta Nº 600/23 STJ y
215/23 P.G); y perito en informática, Aldo Fabian Capitán, en la suma de Pesos
Setenta y Cuatro Mil Trescientos Sesenta ($74.360) (Mín. Legal, 5 IUS. art. 19
Ley N° 5069- Valor IUS $14.872 Cf. Resolución conjunta Nº 600/23 STJ y
215/23 P.G)
Para efectuar dicha regulación se tuvo consideración por la naturaleza y
extensión de las tareas realizadas, así como el resultado objetivo del pleito, no
incluye el I.V.A. que pudiera eventualmente corresponder, según la situación del
beneficiario frente al tributo.
IV. Incorporar la presente al Protocolo Digital de Sentencias y hágase
saber que quedará notificada conforme los términos de la Acordada N° 36/2022,
Anexo I, Art. 9 inc. "a".

Mauro Alejandro Marinucci


Juez

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