Análisis Funcional
Análisis Funcional
Análisis Funcional
Por ejemplo: Una persona "evita comer” a la hora en que habitualmente suele hacerlo
porque ha comido un buen aperitivo y no tiene hambre; mientras otra persona "evita
comer" porque está insatisfecha con su peso y no quiere engordar. En estos ejemplos
la conducta es la misma pero el contexto cambia, haciendo que el mismo
comportamiento presente funciones distintas: en el primer caso, el no comer es la
ausencia de respuesta debido a que no existe la estimulación previa que llamamos
"hambre"; en el segundo caso, el no comer tiene la función de evitar sentirse culpable
por ganar peso o de conseguir sentirse satisfecho/a por saber "autocontrolarse".
Análisis Funcional (AF)
Qué es y qué no es el AF
• Es, como su propio nombre indica, funcional. Como ya se ha mencionado, no es un análisis
meramente topográfico del problema en el que se describe el comportamiento. Si bien resulta útil
identificar aspectos de la forma en que éste se da (por ejemplo, especificando su duración,
frecuencia e intensidad), esto resulta insuficiente. El análisis descriptivo precede al funcional pero
no lo sustituye.
• Se centra en el presente. Pese a que un evento del pasado pueda estar influyendo sobre el
organismo, será lo que éste haga en el momento actual lo que se considerará fundamental en el
AF. Por ejemplo, si una persona está evitando usar cajeros automáticos porque le atracaron en
uno, es el recuerdo actual de este hecho y el aprendizaje derivado de él lo que se tendrá en
cuenta. En este caso, el evento concreto del atraco sería una variable a tener en cuenta como
facilitadora de la aparición del problema (hipótesis de origen).
• Es dinámico, ya que su contenido (conceptual y metodológico) puede verse modificado en
cualquier momento. No es una explicación estática o “fija”, ya que, aunque los elementos incluidos
en él son los considerados necesarios para la predicción y control de la conducta en un momento
determinado, la persona vive en un entorno cambiante. Es por ello deseable que se revise cada
cierto tiempo su grado de adecuación como explicación del comportamiento de la persona.
• Es idiográfico, puesto que describe modelos e hipótesis enfocados a las características
particulares de la persona en cuestión. No se trata de un modelo estandarizado, nomotético o
generalizable, y su elaboración no permite ni busca establecer principios o leyes generales ni
absolutos.
• Se trata de un heurístico que proporciona un esquema para explicar el comportamiento de la
persona, organizar la información y comprender la conducta, pero no pretende describir "la
realidad" de la conducta humana.
• Es hipotético o probabilístico y no determinístico. Se expresa en términos de hipótesis que se
plantean como explicaciones del comportamiento con mayores probabilidades de ocurrencia.
Análisis Funcional (AF)
Habitualmente, elaborar un AF implica establecer dos tipos de hipótesis: la
hipótesis de origen (cómo se inicia el problema), y la de mantenimiento. Ambas
consisten en un conjunto de secuencias funcionales moduladas o influidas por
variables estructurales (contexto amplio), pero se diferencian en que la hipótesis de
origen ofrece una explicación tentativa de cómo se adquirió el comportamiento y la de
mantenimiento explica por qué dicho comportamiento continúa a día de hoy.
Referencias:
Haynes, S. N, Godoy A. y Gavino, A. (2011). Cómo elegir el mejor tratamiento. Formulación de
casos clínicos en terapia del comportamiento. Madrid: Pirámide.
Keawe á imoku, J., Godoy, A., O’Brien, W.H., Haynes, S., Gavino, A. (2013). Análisis funcional en
evaluación conductual y formulación de casos clínicos. Clínica y Salud 24 (2013) 11727 Vol. 24
Núm.2 DOI: 10.5093/cl2013a13
Segura Gálvez, M., Barbado Nieto, P. Sánchez Prieto, P. (1995). Análisis funcional de la conducta.
Un modelo explicativo: análisis de casos y supuestos aplicados. Universidad de Granada.
Análisis Funcional (AF)
Para elaborar de forma adecuada un AF, es fundamental saber identificar los
tipos de aprendizaje que se dan en cada caso concreto, de cara a explicar el
origen y mantenimiento del comportamiento de las personas.
Muy importante no confundir los consecuentes con las "consecuencias". Consecuente es el término
psicológico que hace referencia a algo específico que ocurre tras la respuesta de la persona y tiene una
relación funcional con ésta. Estrictamente, un consecuente es un refuerzo o un castigo.
Hay que recordar que los efectos del R y C no son permanentes, dependen de:
la proximidad temporal, consistencia, magnitud del consecuente y de proponer
una conducta alternativa (en el caso del castigo).
Análisis Funcional (AF)
A diferencia de los consecuentes, una consecuencia no tiene ninguna
función sobre la conducta que la precede. En el análisis funcional lo utilizamos
para designar los efectos que tiene el comportamiento de la persona a
medio y largo plazo.
Es importante destacar que, en algunos casos, incidir sobre dichas variables en el tratamiento
puede ser más importante que hacerlo sobre los propios elementos de la cadena. Estamos hablando
de casos como, por ejemplo, la conducta gobernada por reglas (en la que habría que incidir sobre
las reglas que guían el comportamiento de la persona, dada la menor sensibilidad del mismo a las
contingencias del entorno), la intervención con personas mayores (en muchos casos, disminuyendo
las barreras del entorno que imposibilitan o dificultan en gran medida la conducta adaptada) o
cambios vitales significativos (que pueden estar influyendo en el problema que presenta por la
propia incertidumbre que generan).
Análisis Funcional (AF)
Estas variables moduladoras suelen hacer referencia a características de la
persona o su ambiente con cierta consistencia transituacional; aunque en teoría
algunas variables moduladoras pudieran ser puntuales (por ejemplo, un estado de
deprivación de agua que explique la urgencia de una persona por beber de una fuente
sin valorar las consecuencias negativas que esto pueda tener sobre su salud), en la
práctica las variables moduladoras suelen presentarse de una forma más continuada;
por ejemplo, la deprivación de atención de un niño por parte de sus padres podría estar
modulando la tendencia a emitir conductas disruptivas al recibir la atención de éstos.
Por ejemplo, en el caso de una persona en paro habría diversas variables moduladoras
del entorno próximo: estar en el paro, en la medida en que disminuye su nivel de
actividad y, además, disminuiría sus recursos económicos, lo cual afectaría a otras
muchas áreas; vivir sola, con lo que el contacto social estaría a priori disminuido. A un
nivel más amplio, se pueden encontrar otras variables moduladoras como la difícil
situación económica y sociolaboral del país (incluyendo las políticas que hayan conducido
a la destrucción de puestos de trabajo y precarización de los restantes).
Análisis Funcional (AF)
Fortalezas de la persona o factores de protección
Pasos:
1. Identificar el problema/problemas y operativizar
2. Identificar variables moduladoras/disposicionales (tendencias estables del paciente
o que no se observan siempre, como tener creencias religiosas pero que pueden
influir en el problema), que están influyendo o han originado el
problema/problemas
3. Elaborar las hipótesis de mantenimiento: realizar las conexiones entre los
antecedentes, las respuestas (si son condicionadas suelen ser emocionales,
fisiológicas o pensamientos no controlables; si son operantes son motoras y
visibles, y pensamientos premeditados como rumiación o preocupación), y los
consecuentes (si son refuerzos, o castigo)
4. Relacionar las variables disposicionales que están influyendo
5. Elaborar el plan de intervención (objetivos y técnicas)
Análisis Funcional (AF)
Tabla 4. 3
Análisis Funcional de R.T.