1 Tesalonicenses 5
1 Tesalonicenses 5
1 Tesalonicenses 5
Este último capítulo de esta carta nos recuerda las acciones del cristiano ante la realidad del
regreso de Cristo. Recordemos que el capítulo 1 consideramos la actitud del cristiano hacia el
retorno de Cristo. Ahora, si nuestra actitud no conduce a una vida de acción, algo funciona
radicalmente mal. En nuestro Bosquejo general, presentado en la introducción, titulamos a este
capítulo 5 de Tesalonicenses "La Venida de Cristo, una esperanza viva y estimulante". Su venida
impulsa hacia una vida de acción; los creyentes muertos descansan en Jesús y los creyentes vivos
están despiertos para Jesús. En el día de hoy, amigo oyente, llegamos a la última sección de esta
Primera epístola a los Tesalonicenses. Tenemos ante nosotros una serie de 22 mandamientos para
cristianos. Estos son los mandamientos para creyentes -no simplemente 10 de ellos, sino todos los
22. Hasta el momento en que somos salvos, Dios nos ha encerrado o acorralado ante una cruz. Es
decir, que Dios no está pidiendo nada de nosotros, excepto que respondamos a esta pregunta:
"¿Qué harás con mi Hijo que murió por ti?" Ahora, después de que hemos aceptado a Jesucristo
como nuestro Salvador, entonces Dios nos habla sobre nuestras vidas. El hijo de Dios no está bajo
los Diez Mandamientos como una forma de vida; él está por encima de ellos. El debe vivir en un
nivel, en un plano más elevado, como podemos ver en los mandamientos de esta sección. Estos
mandamientos son prácticos, están al mismo nivel de la vida cotidiana. Es maravilloso continuar
esperando con ansia por la venida de Cristo, pero es también muy importante continuar
caminando aquí en la tierra, por las aceras de la vida, en la oficina, en la fábrica, en el aula, o por
todo lugar que tengamos que transitar en esta vida.
El Señor Jesús dijo en Juan 14:15, Si me amáis, guardad mis mandamientos, Hay algunos cristianos
que nunca han oído Sus mandamientos. Bien, aquí tenemos 22 de ellos. Han sido presentados
como su fueran órdenes militares, de manera breve y escueta. Al leerlos vemos que debieron ser
comunicados de forma autoritaria, como lo hubiera hecho un teniente del ejército. En el versículo
8 se nos acaba de decir que nos coloquemos el uniforme de guerra. Y ahora a continuación se
transmiten las órdenes, que parecen estar categorizadas, es decir, que algunas están relacionadas
entre sí. Leamos el versículo 11 de este quinto capítulo de 1 Tesalonicenses 5:
"Por lo cual, animaos unos a otros y edificaos unos a otros, así como lo estáis haciendo."
El primer mandamiento es animaos unos a otros, lo cual quiere decir alentarnos unos a otros en la
fe.
El segundo mandamiento es edificaos unos a otros. Pablo dijo que los creyentes de Tesalónica ya
lo estaban haciendo. "Edificar" aquí es visto como una tarea común y mutua, comunicándonos la
Palabra de Dios y construyendo nuestras vidas con ella.
Leamos ahora los versículos 12 y 13, de este capítulo 5, de la Primera epístola a los Tesalonicenses,
leemos:
"Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros y os presiden en el
Señor y os amonestan. Tenedlos en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre
vosotros."
Aquí tenemos 3 mandamientos que parecen tan relacionados entre sí. Aquí tenemos el tercer
mandamiento, en el cual les exhortó diciendo: que reconozcáis o comprendáis a aquellos que
enseñan la Palabra de Dios. Quiere decir que deberíamos reconocerles, que contiene la idea de
mostrar agradecimiento por el beneficio espiritual recibido. Cuando Pablo escribió estas palabras,
se estaba refiriendo a la situación local en Tesalónica. Había estado con ellos menos de un mes.
Los había ganado para Cristo y les había enseñado. Se había comenzado una iglesia, diríamos, a
partir de cero. Antes de que Pablo llegara y les presentara el evangelio, allí no había ningún
creyente (como podemos ver en Los Hechos 17:1-2). Así que todos los creyentes de Tesalónica
habían llegado a conocer a Cristo aproximadamente al mismo tiempo. Entre ellos, algunos habrían
recibido el don de la enseñanza. Otros tendrían el don de la predicación y algunos, el don de
ayudar a los demás. Cada creyente recibe un don cuando es salvado, y ese don ha de ser
ejercitado en el cuerpo de los creyentes para edificar a ese cuerpo de creyentes. Ahora tenemos la
opinión de que entre los creyentes de esa ciudad podría haber existido esta situación o actitud por
parte de algunos, al menos, que podrían pensar: "bueno, aquel y yo fuimos salvos al mismo
tiempo. Yo lo conocí antes de que se convirtiera en un creyente. ¿De dónde le habrá venido la idea
de que él me podría enseñar a mí?". Y así Pablo les estaba diciendo que algunos hombres y
mujeres habían recibido ciertos dones de liderazgo, y que debían respetarlos. Los creyentes
debían acudir a ellos para recibir consejo y reprensión.
Incluso hoy, en algunos casos existe el problema de que poca gente presta atención a los maestros
que Dios ha provisto. La gente dice creer en la Biblia como la Palabra de Dios. Pero entonces, ¿por
qué no la obedecen? ¿Por qué no la escuchan cuando está siendo enseñada? Es una postura
hipócrita decir que una cree en esa Palabra y resulta que ignora lo que ella dice. Cualquiera que
manifieste creer que la Biblia es la Palabra de Dios está obligado a conocer lo que ella dice. Por lo
tanto, aquellos que están predicando y enseñando la Palabra de Dios deberían tener la atención
de los creyentes.
Ahora el cuarto mandamiento es Tenedlos en mucha estima y amor por causa de su obra. Siempre
apreciamos mucho a la gente que hoy ama la Palabra de Dios, porque hemos descubierto que
ellos siempre llegan a ser amigos. Una de las cosas que nos agrada mucho en cuanto al ministerio
por la radio es la cantidad de amigos que Dios nos ha dado por todas partes. Cuando llegamos a
visitar sus ciudades, nos expresan su afecto de muy diversas maneras. Cuando ellos nos expresan
ese amor nos revelan que están honrando la Palabra de Dios, ya que estamos enseñando la
Palabra de Dios.
Después el quinto mandamiento, expresado en este versículo 13, es el siguiente: Tened paz entre
vosotros. Y todo esto viene junto, como en un solo paquete, digamos. Usted no puede tener a
todos gobernando la iglesia. De la misma manera que uno no puede tener a todos dirigiendo
cualquier tipo de organización. Tiene que haber al frente alguien con autoridad.
Es necesario que haya alguien que sea el líder y a esa persona deberán seguir los demás. Con ese
tipo de arreglo, se puede tener paz. Pero cuando cada uno está tratando de interpretar su propia
melodía, usted podrá tener cualquier cosa menos armonía y paz.
"También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo,
que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos."
El sexto mandamiento es que amonestéis a los ociosos. Este naturalmente sigue al quinto que
decía, "tened paz entre vosotros". Los "ociosos" o indisciplinados, son los que no llevan el paso, el
ritmo de los demás, están desconectados del resto de la gente. Nuestra idea de ellos es que son
solitarios, a quienes les agrada hacer un trabajo pequeño, limitado, antes que apoyar la obra que
Dios está haciendo entre todos. El apóstol dio instrucciones para que se les advirtiera al respecto.
El séptimo es: que alentéis a los de poco ánimo. No está hablando de personas que tienen
problemas mentales. Hay personas que son temerosas en cuanto a actuar para Dios y necesitan
ser estimulados. Hay muchos creyentes hoy que necesitan que alguien ponga su mano en el
hombro y le diga: "Hermano, tu puedes hacerlo. Estoy contigo y estoy orando por ti". Unas
palabras como éstas significan mucho para aquel que está desanimado y se siente apocado: y
algunas veces todos nos sentimos desanimados y necesitamos ayudarnos mutuamente para
superar ese estado de ánimo.
El octavo mandamiento es: que sostengáis a los débiles. Hay creyentes que son débiles en la fe. No
pueden llevar el paso como los demás porque en algunas cosas son como niños. No pueden
marchar al ritmo de los demás. Así que necesitan una ayuda directa y personal. Figurativamente
hablando, hay que levantarlos, sostenerlos y llevarlos. (Es como esa historia que ya hemos
contado en cuanto a esa pequeña que iba cargando a su hermano, menor que ella. Alguien le dijo:
"Pequeña, ¿no es demasiado pesado ese niño para ti?" A lo cual ella respondió: "No. Es mi
hermano".)
El noveno mandamiento, que vemos en este versículo 14, es que seáis pacientes para con todos.
Bueno, esto indica que nosotros no debemos perder la paciencia. Esta actitud es bien difícil de
mantener en nuestras relaciones de trabajo, con personas no creyentes que tienen una
personalidad quejosa, conflictiva, especialmente si están intentando de alguna manera de
hacernos equivocar, abusar o aprovecharse de nosotros. En estos casos es muy difícil mantener el
control de nuestro temperamento y ser pacientes. Pero Dios nos ha mandado ser pacientes con
todos, y para ello necesitamos el auxilio del Espíritu Santo. Leamos ahora el versículo 15:
"Mirad que ninguno pague a otro mal por mal, antes seguid siempre lo bueno unos para con otros
y para con todos."
Aquí tenemos el décimo mandamiento. El pagar mal por mal implica resentimiento y actitudes de
venganza.
El mandamiento número 11, seguid siempre lo bueno unos para con otros y para con todos, señala
una conducta entre creyentes y para con todos en general. Alguien ha dicho que hoy existen 3
filosofías para la vida, o 3 normas de conducta. El mundo pagano opera según una filosofía de que
uno puede hacer mal con aquel que le hace bien. En otras palabras, uno trata de aprovecharse de
la otra persona antes de que esa persona se aproveche de usted. Y usted puede usar cualquier
clase de método. Puede que esa persona le haya tratado a usted bien, pero si usted puede
obtener alguna ventaja de ella, hágalo. Esa es la filosofía pagana.
Y luego existe otra norma del llamado mundo refinado, culto y educado. Es decir, se trata de hacer
el bien a aquellos que le hacen bien a usted. Entre otras áreas, esta forma de actuar suele verse en
el mundo político. Recordemos que el Señor Jesucristo dijo en Lucas 6:33, 33Y si hacéis bien a los
que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Ahora, el cristiano debe vivir bajo una norma diferente, que se resume diciendo: "Haced el bien a
aquellos que obran mal con nosotros". Esto es algo contrario a la naturaleza del hombre. En el
momento en que alguien le golpea a usted, usted, con toda naturalidad, Y esta es la filosofía de la
cual Pablo nos estaba hablando aquí. Otra versión de este versículo dice: "Aseguraos de que nadie
pague mal por mal; más bien, esforzaos siempre por hacer el bien, no solo entre vosotros sino a
todos".
Creemos que los próximos 3 mandamientos van juntos. Estad siempre gozosos no significa
necesariamente ser feliz. La palabra "feliz" no es una palabra del Nuevo Testamento. Aquí se trata
de disfrutar de una alegría en el Señor, como Pablo les escribió lo siguiente en los Filipenses en
4:4, Alegraos en el Señor, y otra vez os digo, alegraos. ¡Qué mandamiento este! ¿No es cierto?
Usted no lo encontrará en los Diez Mandamientos. El hijo de Dios no tiene ningún derecho de
andar por ahí con un rostro que refleja amargura, ni tiene derecho a ser una persona quejosa y
conflictiva. Si usted es un hijo de Dios, tiene que encontrar siempre un motivo para alegrarse. Por
cierto, éste es un fruto del Espíritu Santo -recordemos la lista, amor, gozo, paz, etc. Si usted no
puede alegrarse, entonces comience a leer la Palabra de Dios y pídale que por medio de Su
Espíritu traiga alegría a su corazón. Y Él lo hará. Continuemos leyendo el versículo 17:
El mandamiento número 13 tiene que ver con una actitud de oración. No quiere decir que uno
tiene que estar arrodillado todo el tiempo. Pero significa orar regularmente y permanecer
constantemente en una actitud de oración.
Asociado con éste tenemos ahora el mandamiento número 14. Leamos el versículo 18 de este
quinto capítulo de 1 Tesalonicenses
"Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús."
Y esto es dar gracias en todas las circunstancias, no de vez en cuando, sino todo el tiempo.
Y dice aquí porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. Si usted me
preguntara ahora mismo cual es la voluntad de Dios para usted, podría decirle 3 cosas que con
toda seguridad son la voluntad de Dios para usted: alegrarse siempre, orar sin cesar, y dar gracias
a Dios en todo. Esta es la voluntad de Dios para usted, y para nosotros. Y luego, en el versículo 19,
leemos el mandamiento número 15:
Una de las figuras que se usa para el Espíritu Santo es el fuego. ¿Cómo puede uno apagar un
fuego? Se humedece lo que arde y no se le permite seguir ardiendo. Apagar el Espíritu significa
negarse a hacer la voluntad de Dios; es decir, que uno no está escuchando al Espíritu Santo. Usted
se niega a permitir que el Espíritu Santo sea su guía y le conduzca por el camino. Usted y yo
apagamos el Espíritu cuando tomamos los asuntos en nuestras propias manos.
Esta fue la misma enseñanza que Pablo entregó a los creyentes de Éfeso. En el capítulo 4:30 de esa
carta les dijo: 30Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día
de la redención. Uno no puede contristar a una cosa; usted entristece a una Persona. El Espíritu
Santo es una Persona, y El es entristecido por el pecado en nuestras vidas. Y como ya dijimos
antes, El es apagado cuando nos apartamos de la Voluntad de Dios. Ahora, en el versículo 20,
leemos:
Este en el mandamiento número 16. No desprecie usted el estudio Bíblico considerándolo como
algo inferior para usted. No sea indiferente ante el Estudio Bíblico. Suele haber personas que
incluso están implicadas en el servicio cristiano, pero tienen cierta ignorancia de la Biblia y no le
dan valor al Estudio de la misma. Les parece que hay que dar prioridad a las actividades cristianas.
Bueno, lo que si es necesario es mantenerse ocupado en estudiar la Biblia y después de hacerlo,
entonces usted descubrirá como estar bien ocupado y como ser realmente efectivo. Continuemos
leyendo el versículo 21:
Este mandamiento número 17 nos aconseja someter todo a prueba. No permita que le engañen,
que se aprovechen de usted. No apoye proyectos simplemente porque le han hablado de ellos y le
han mostrado algunas buenas fotografías impactantes. No contribuya para cosas de las cuales no
tenga referencias fiables. Investigue todo aquello a lo cual usted proporciona ayuda. El cristiano no
debe ser crédulo. Debe examinar cuidadosamente, someter a prueba todas las cosas. Esto
también significa que no debe dejarse engañar por los halagos, pues hay mucho engaño en este
mundo que está muy bien maquillado.
Y el mandamiento número 18 dice Retened lo bueno. Debemos aferrarnos a aquello que
verdadero, genuino. Continuemos leyendo el versículo 22:
"Que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser-espíritu, alma y cuerpo-
sea guardado irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo."
Ahora observemos que el hombre es un ser trino: cuerpo, alma (mente) y espíritu. Dice aquí que
Dios nos santifique por completo. No quiere decir perfectamente, pero se espera que alcancemos
un nivel de madurez. No debemos continuar como niños, en un estado de infancia espiritual, sino
que deberíamos continuar creciendo hacia la madurez. Y el versículo 24 añade:
Estas palabras nos estimulan para depender de Dios para ese desarrollo integral espiritual. Y el
versículo 25 nos dice:
El mandamiento número 20 se refiere a que oremos por aquellos que proclaman el evangelio.
Usted no puede orar por Pablo hoy, pero puede orar por mí y yo lo apreciaré mucho. Puede orar
por su pastor y por los misioneros. Ellos también lo apreciarán mucho. Y el versículo 26 dice:
Este también es un mandamiento, el número 21. En ciertas culturas, en vez del beso, o besos de
saludo, prefieren un apretón de manos. El saludo puro y sincero, es la expresión de cariño de una
relación fraternal. Continuemos leyendo el versículo 27:
"Os encargo encarecidamente, por el Señor, que esta carta se lea a todos los santos hermanos."
Y yo, estimado oyente me uno a esta oración y oro para que la Gracia de nuestro Señor Jesucristo
esté con usted.
Dios mediante, en nuestro próximo programa, comenzaremos a estudiar la Segunda Epístola del
Apóstol Pablo a los Tesalonicenses, y espero usted pueda continuar acompañándonos en este
recorrido a través de la Biblia. Le sugerimos que comience a leer el primer capítulo de la misma
para familiarizarse con su contenido. Y nos despedimos con uno de los mandamientos que hemos
citado: Dad gracias en toda situación, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo
Jesús.