Este documento analiza los enfoques, objetos y prácticas del deporte desde una perspectiva antropológica, repensando su configuración en Suramérica. Examina los primeros estudios antropológicos sobre deporte en la región y los temas iniciales como identidad nacional, fútbol y violencia en las gradas.
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Este documento analiza los enfoques, objetos y prácticas del deporte desde una perspectiva antropológica, repensando su configuración en Suramérica. Examina los primeros estudios antropológicos sobre deporte en la región y los temas iniciales como identidad nacional, fútbol y violencia en las gradas.
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Deporte(s) y Antropología: enfoques, objetos y prácticas.
Repensando sus configuraciones en
Suramérica*
en nuestra contemporaneidad, el deporte es un fenómeno social de inconmensurable presencia.
En la industria cultural, en el paisaje urbano y en la gestión estatal, el deporte tiene una insoslayable presencia. Quizás por esta omnipresencia resulta difícil definirlo. ¿Qué es el deporte? En general se considera que los deportes son un fenómeno moderno inventado en el Reino Unido en el siglo XIX. Algunos de los teóricos sociales más reconocidos, Elias (Elias y Dunning 1992) y Bourdieu (1983), reflexionaron sobre el deporte y acuñaron las nociones de configuración deportiva y campo deportivo, respectivamente. Conceptos que dan cuenta de un desarrollo ocurrido en Inglaterra en el siglo XIX, cuando algunas escuelas resolvieron estandarizar el fútbol, rugby, Deporte(s) y Antropología: enfoques, objetos y prácticas. Repensando sus configuraciones en Suramérica Martin Curi, José Garriga Zucal y Alejo Levoratti EDITORIAL 3 cricket y otros deportes. El proceso de deportivización se fundó en la consolidación de las organizaciones que reglaron las prácticas físicas, creando nuevas actividades. Esta definición del deporte como actividad física reglada y competitiva deja abiertos numerosos interrogantes al encontrarse con prácticas que no se ajustan a estas características. Por ejemplo, el surf, el skate o los juegos indígenas, entre tantas otras actividades de difícil categorización. Así, la definición de deporte es un campo de disputas nunca saldadas. Discusiones agigantadas ante las nuevas tecnologías, juegos on-line, por ejemplo, que reactualizan discusiones que antaño rodearon al mundo del ajedrez. Nos proponemos en este trabajo un triple ejercicio. En un primer apartado, a modo de homenaje, señalar la relevancia de los investigadores que han trazado con sus trabajos los caminos que luego hemos recorrido como investigadores sudamericanos. Inmediatamente, en dos apartados arbitrariamente diferenciados, repensamos los tópicos de la relación entre antropología y deporte1 . Finalizamos oteando nuevas investigaciones y definiendo complejidades que debemos sortear en el escenario contemporáneo. En el principio fue el fútbol El deporte se ha convertido en un objeto de investigación relativamente tardío en Sudamérica. En las décadas de 1970 y 1980, investigadores como Simoni Guedes, Ricardo Benzaquen y Roberto da Matta, en Brasil, y Eduardo Archetti, en Argentina, comenzaron a investigar el fútbol develando las articulaciones entre deportes, nación y corporalidad. Roberto da Matta y Eduardo Archetti, dos de los grandes fundadores de este campo de estudios, trazaron las líneas de investigación que dieron inicio y guiaron a las primeras investigaciones. Ambos dialogan con la tradición antropológica, principalmente en dos dimensiones. El primer giño para con la antropología fue en clave teórica. En diálogo con la producción geertziana, Da Matta (1982) afirmaba que el deporte operaba como la riña de gallos balinesa, y el análisis de los universos deportivos permitía entender los mecanismos puestos en juego en la sociedad: jugar con fuego sin quemarse. La apuesta es analizar a través de una práctica como la riña de gallos la jerarquía, el estatus, la identidad, la pertenencia a un colectivo. En esa línea se mueven los primeros textos de Eduardo Archetti, de 1984-1985. Estas indagaciones inaugurales transforman al fútbol en un punto donde el analista se interroga por la dimensión de lo simbólico y por la construcción de las identidades. Temática central en el mapa de preocupaciones antropológicas, en general, y de las inquietudes de los que investigan al deporte, en particular. 1 El universo de investigaciones actuales sobre el tema es inconmensurable e imposible de abarcar en estas páginas. Los recortes –arbitrariamente espaciales– hacen posible una aproximación que siempre deja por fuera excelentes y rigurosas investigaciones. 4 Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. No. 30 · Bogotá, enero-marzo 2018 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 1-16 Doi: https://dx.doi.org/10.7440/antipoda30.2018.01 También en diálogo con la historia de la teoría antropológica apareció tempranamente la categoría ritual. Para Da Matta, el fútbol será uno de los rituales donde analizar el malandragem, la carnavalización, la inversión o la reproducción de las jerarquías. Asimismo, Da Matta, al igual que Archetti (1985) y Alabarces (2002), buscan distanciarse de aquellos estudios que conciben al deporte como el opio del pueblo y lo presentan como un reflejo de la sociedad. La interpretación antropológica discutía, así, las representaciones del periodismo y de la crítica cultural, que analizaban al fenómeno deportivo prejuiciosamente. En dicho sentido, Da Matta planteaba un juego, en el sentido de que el deporte es parte de la sociedad tanto como la sociedad es parte del deporte. Por su parte, para Archetti (1985), los rituales identitarios serán uno de los horizontes analíticos. El segundo guiño antropológico fue para con el enfoque etnográfico y para la antropología “en casa”. Desde Archetti y Da Matta hasta nuestros tiempos, la reflexión sobre el deporte se centra en prácticas investigadas –principalmente– en nuestra sociedad. Este ejercicio requiere una reflexión particular que lleva a exotizar lo familiar. En los estudios sobre el “deporte” se produjo un proceso inverso al clásico precepto de transformar lo exótico en familiar, procurándose relativizar muchas de las valoraciones y ponderaciones que tenemos como sujetos sociales en el momento de estudiar una práctica en singular. Esto llevó, en los últimos años, a que recurrentemente los investigadores se han encontrado estudiando prácticas y/o grupos sociales próximos a ellos; cuestiones que ameritaron una serie de producciones vinculadas al análisis de las reflexividades, tanto de los sujetos estudiados como del investigador, en el proceso de la investigación. Al mismo tiempo se promovió que los grupos de trabajos atendieron la recepción de las producciones por parte de los nativos, reflexionando sobre las implicaciones que pueden tener los resultados de la investigación para los distintos sujetos involucrados. Retomemos una cuestión antes mencionada: la identidad. La nación y sus devenires desvelaron a ambos investigadores. El trabajo de Da Matta (1982) era trazar una “sociologia do dilema brasileiro”, y el de Archetti, comprender la identidad nacional. Archetti (1994) afirmaba la necesidad de palpar la identidad nacional en sus bordes, en las prácticas marginales, limítrofes. El fútbol era un espacio fecundo para este análisis, zona donde se generan discursos significativos y relevantes. Y, para abordar esta geografía, Archetti trama la noción de “zonas libres”. La creatividad y la libertad son posibilidad periférica ante los discursos oficiales, legítimos, enquistados. La narrativa identitaria del fútbol es complementaria –no opositora– de las narrativas oficiales, instauradas por la maquinaria estatal. Pablo Alabarces ha recorrido de forma exhaustiva esta línea de investigación analizando cómo la construcción de las identidades nacionales en el fútbol baila al ritmo de las industrias culturales (2002). En la misma línea, un año después, Rodríguez (2003) asevera que en los mundiales de fútbol las identidades nacionales se intersecan con representaciones más mediáticas y que el resultado de esta alianza tiene la efímera vida del Mundial. Villena Fiengo (2000) sostiene que la relación entre Nación y fútbol pasa por los medios de comunicación. Deporte(s) y Antropología: enfoques, objetos y prácticas. Repensando sus configuraciones en Suramérica Martin Curi, José Garriga Zucal y Alejo Levoratti EDITORIAL 5 Pioneramente, Simoni Lahud Guedes (1977) ideó la noción institución cero para describir el fenómeno de la importancia del fútbol para su país. El fútbol sería una institución neutra sin significado intrínseco, que puede, por tanto, asumir cualquier significado. En la práctica, Guedes observa que se vinculan cualidades positivas o negativas de la población brasileña a los desempeños de la Selección Nacional de fútbol masculino. Esto ocurre tanto en los medios de comunicación como en conversaciones informales cotidianas. Así, la institución cero es una plataforma importantísima para discursos de construcción de la identidad nacional brasileña. Desde ese puntapié inicial son muchos los trabajos que pensaron la relación entre deporte, nación e identidad en Suramérica (Panfichi 2017; Quitián 2017; Bayce 2003). En estas producciones se encuentra una nítida preocupación por vincular los temas clásicos de la antropología con la problemática del deporte. Esto llevó a concebir al deporte como una arena social fecunda para el estudio de diferentes problemáticas sociales. En esa dirección, propuesta explicitada por Archetti, han proliferado, como veremos en el próximo apartado, indagaciones sobre diferentes temáticas y prácticas. Los primeros tópicos Decíamos que el inicio de las investigaciones antropológicas del deporte hizo del fútbol su objeto analítico y que ese enfoque derivó a las gradas y al estudio de los espectadores como actores del espectáculo futbolístico. Esa deriva llevó las investigaciones antropológicas hacia el análisis de las violencias. Este tema, luego de la identidad y la nación, fue uno de los tópicos recurrentes. Los investigadores europeos fueron pioneros. Entre ellos se destacaron los estudiosos de la Escuela de Leicester, donde brilló el sociólogo Norbert Elias. Eric Dunning (1994), fiel exponente de esta corriente, sostuvo que las acciones violentas eran producto de los sectores más rudos de la clase obrera, quienes no habían alcanzado el estado de civilización racional. Aquellas hipótesis, de tinte evolucionista, fueron rápidamente impugnadas. Las investigaciones etnográficas realizadas por Giulianotti (1994), con los casuals2 de Edimburgo y Aberdeen, y por Armstrong (1999), entre los hooligans ingleses del Sheffield United, demostraron que los grupos violentos poseen una composición social mucho más amplia que la marcada por Dunning. Asimismo, estos trabajos abandonaron las hipótesis sobre la incivilidad del hooliganismo, para interpretar las acciones violentas como expresiones culturales propias de las sociedades posindustriales. Armstrong (1999) destacó que los sentidos de las acciones violentas estaban articulados en la relación entre la virilidad, los estilos juveniles y los modelos de consumo, dando cuenta de una interpretación multicausal, imposible de reducirse al rol violento de la clase trabajadora. Desde ese momento, la masculinidad, las concepciones territoriales, los estilos juveniles y la búsqueda de reconocimiento y prestigio son algunos de los factores que pueden aparecer en una larga lista de contingencias vinculadas al accionar violento. 2 Nombre que adquieren en Escocia los grupos organizados de hinchas. 6 Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. No. 30 · Bogotá, enero-marzo 2018 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 1-16 Doi: https://dx.doi.org/10.7440/antipoda30.2018.01 Nuevamente, Archetti fue uno de los precursores en el estudio del fenómeno violento en el fútbol argentino. En sus trabajos abordó las características sociales y los lazos subyacentes que vinculan la violencia con distintos fenómenos sociales. En uno de sus primeros artículos analizó los discursos masculinos en los estadios, mostrando cómo, en el plano simbólico, los simpatizantes de clubes adversarios son expropiados, a través de cantos, de su masculinidad y convertidos en homosexuales y/o niños (Archetti 1985). Para ese entonces, remarcaba que no existían vínculos entre los discursos masculinos y los hechos de violencia fácticos, pero anunciaba que la violencia simbólica de los cánticos había crecido, en comparación con tiempos anteriores. Posteriormente, en un trabajo de 1992, Archetti centró su atención en la exposición del fenómeno del fútbol como un ritual que combinaba elementos trágicos y cómicos, oscilando entre lo violento y lo carnavalesco. Los golpes, pedradas, muertes y heridos eran la contrapartida de los cánticos, saltos rítmicos, banderas, etcétera. Los elementos violentos habían ido lentamente instalándose en el fútbol argentino, ocupando desde la década de 1960 un lugar protagónico en este ritual. Archetti sostenía que un cambio ocurrido en el discurso moral masculino alrededor de la década de 1960 produjo este desplazamiento, de una preponderancia de la faceta cómica a la trágica. En ese artículo, Archetti inicia el análisis de la noción nativa de aguante, que estaba para el autor íntimamente relacionado con los actos de violencia en el fútbol. El aguante era entendido como un factor de resistencia social: “una resistencia que no conlleva una rebelión abierta, pero sí, a través de los elementos trágicos y cómicos, a una serie de posibles transgresiones” (Archetti 1992, 266). Luego de este puntapié inicial, numerosas investigaciones han abordado el tema desde diferentes aproximaciones. Los investigadores argentinos han puesto especial atención en el concepto de aguante, analizando cuerpos, masculinidades y territorios (Alabarces 2004; Gil 2007; Moreira 2005; Garriga Zucal 2007). Las investigaciones en Colombia sobre el tema de la violencia en el fútbol recorren también el estudio del término aguante dando cuenta de las particularidades propias de ese escenario (Villanueva, Amaya y Rodríguez Melendro 2011)3 . En Brasil, Luiz Henrique de Toledo (1996) y Carlos Pimenta (2003) desnudaron el rol relevante de la violencia como cemento de la pertenencia en las “torcidas organizadas”. También, Teixeira (2006) realizó una etnografía sobre torcidas organizadas, mostrando que para los jóvenes brasileños, la participación en hechos de violencia era el factor aglutinador, aquello que los unía y los identificaba. Estas investigaciones estaban centradas en los grupos organizados de espectadores. Curi (2012) presentó una investigación donde gambeteaba esta centralidad y analizaba varios tipos de aficionados, su relación con el club y los estadios, percibiendo la importancia de la categoría “violencia” para todos los grupos. En este número de Antípoda, las contribuciones 3 Aunque las posibilidades del trabajo limitan el recorte a Sudamérica, es imposible no mencionar aquí los trabajos de Roger Magazine (2008), quien estudió las relaciones entre masculinidad y poder entre los fanáticos del Pumas. Deporte(s) y Antropología: enfoques, objetos y prácticas. Repensando sus configuraciones en Suramérica Martin Curi, José Garriga Zucal y Alejo Levoratti EDITORIAL 7 de Teixeira y Cabrera retoman esos tópicos, analizando, en el primer caso, la nuevas tendencias de asociaciones políticas de torcidas organizadas y, en el segundo caso, las mutaciones diacrónicas sobre cambios sociales en una hinchada argentina. El género fue otro de los tópicos recurrentes. Eduardo Archetti (1994), como ya dijimos, a partir de su estudio sobre el fútbol, el polo y el tango, puntualizó en la relación entre la construcción de masculinidades y las narrativas de la identidad nacional. En Argentina, la discusión sobre el género y el fútbol fue retomada por Conde y Rodríguez (2002), que propusieron analizar el lugar de las mujeres en el fútbol argentino focalizando en su lugar de hinchas. En Brasil podemos observar un crecimiento de las investigaciones sobre fútbol femenino que analizan el contraste entre el éxito deportivo de las jugadoras y el fracaso mediático y financiero de la actividad deportiva (Rial 2013; Costa 2015; Pisani 2016). Escapando al fútbol, y no a la temática del género, Uliana (2013) analizó el fenómeno de la Selección argentina de hockey femenino. Así, las reflexiones de las teorías de género, inspiradas en Butler (1990), comenzaron a fecundar las reflexiones de la antropología del deporte. Rojo (2010) utiliza la expresión “borrando los sexos” para desvincular la categoría analítica “género” del sexo biológico, ya que la lógica deportiva clasifica los géneros como “victorioso” y “derrotado”, y no como “masculino” y “femenino”. Es en esta línea donde podemos leer los trabajos de Adelman y Moraes (2008) que analizan las concepciones de género en el hipismo. En este número de Antípoda, la contribución de Hijós y Garton retoma la pregunta de investigación del género y analiza la construcción de los roles – masculino y femenino– en las relaciones de poder. Esta construcción de género implica analizar las técnicas del cuerpo (Mauss 2003), además de la categoría analítica de la sexualidad. Este último componente es investigado por Camargo (2012) en su análisis de los gay-games. Por otro lado, las corporalidades son el objeto de investigación de Araujo (2011) en su análisis de la clasificación de los cuerpos de atletas paralímpicos. El cuerpo como tema de investigación fue retomado por Alejandro Rodríguez (2017) para abordar las prácticas de los habitués de un gimnasio y su relación con la masculinidad y la juventud. Temas que unos años antes analizó Branz (2015) al estudiar en el campo del rugby corporalidades y masculinidades sumando interrogantes sobre cómo estas categorías se funden en la construcción de la pertenencia de clase. En este número, Fuentes y Guinnes retoman algunos de los interrogantes trabajados por Branz para reflexionar sobre la profesionalidad del deporte en tiempos de globalización. La teoría del don maussiano fue otro de los tópicos antropológicos recurrentes. En 2008 salió publicado un dossier en la revista Horizontes Antropológicos, donde varios de los trabajos publicados aparecen vinculados a la cuestión de los dones (Damo, Oliven y Guedes 2008). La tríada maussiana aflora en su plenitud. Carmen Rial (2008) analiza los procesos de circulación de los jugadores de fútbol brasileño en el exterior y observa cómo los jugadores identifican como un contradón la compra de una casa a sus madres. Por otro lado, Settani Giglio, Pereira Morato, Stucchi y Gavião de Almeida indagan la eficacia simbólica del “don de jugar a la pelota”, validado 8 Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. No. 30 · Bogotá, enero-marzo 2018 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 1-16 Doi: https://dx.doi.org/10.7440/antipoda30.2018.01 como un acto mágico (Settani Giglio et al. 2008). Ambos trabajos retoman las aproximaciones de Arlei Damo (2007), quien emplea las categorías de don y contradón, vinculadas al talento o a la dádiva, advirtiendo sus diferencias. La teoría del don es retomada en este volumen por Murzi y Czesli, cuando analizan cómo los jugadores en formación sienten la obligación de retribuir con trabajo y disciplina el esfuerzo que sus familias hacen en sus incipientes carreras. Más allá del don y más acá del mercado, los trabajos de Gastón Gil y de Nemesia Hijós y Gabriela Garton en este número tratan sobre el consumo, la manipulación y la agencia como interrogantes que se abren y permiten una reflexión desde la antropología. La antropología ahora Señalábamos que gran parte de las investigaciones sobre el deporte se concentraron en los significados del fútbol para las identidades nacionales o para las torcidas organizadas. En los últimos años, tres áreas de investigación, distintas y fructíferas, se han venido desarrollando en la región. El funcionamiento administrativo de los clubes y la organización deportiva en general En Brasil se investiga esta área de forma indirecta a partir de los trabajos sobre la formación de atletas (Alvito 2006; Damo 2007; Spaggiari 2016) y su circulación (Rial 2008). Mientras tanto, ya hay una buena gama de investigaciones sobre la temática en Argentina. Moreira (2013) entiende que clubes de fútbol en Argentina son instituciones usadas para construir carreras políticas. En ellos es posible aplicar y multiplicar sus capitales, principalmente el capital social que puede ser convertido posteriormente en votos. Así, Moreira concibe que los clubes son espacios en los que circulan donaciones. Los dirigentes invierten sus capitales y esperan recibir de vuelta el capital social que posibilita su elección en el campo de la política. Por otra parte, una característica importante de los clubes argentinos es su arraigo comunitario. Godio (2011) observa que el club Estudiantes atrae a personas con profesiones liberales, y el club Gimnasia (ambos de La Plata) atrae a empresarios y funcionarios públicos. Otro marcador es el barrio al que está conectado el club. Hang (2016) relata que este fenómeno no sólo vale para los clubes de fútbol, sino también para los clubes de otros deportes. De fundamental importancia son deportes como el hockey femenino y el rugby masculino, que indican la pertenencia a una cierta clase social. De esta manera, los dirigentes deportivos esperan capitalizar políticamente su interacción con una comunidad específica. Sus acciones administrativas dentro del club están, por lo tanto, guiadas por la preocupación de aumentar su capital social y político. Godio (2011) concibe la idea de una “comunidad de sentimientos” y una “sociedad organizada”, entre las que se produciría la circulación de las dádivas. Los dirigentes invierten con su trabajo administrativo en la segunda y esperan recibir luego el capital social en la primera. En cuanto al modelo económico de los clubes, Hang (2016) observa que existen modelos diferentes dependiendo del enraizamiento Deporte(s) y Antropología: enfoques, objetos y prácticas. Repensando sus configuraciones en Suramérica Martin Curi, José Garriga Zucal y Alejo Levoratti EDITORIAL 9 comunitario. Los clubes de capas medias y altas se dedican al rugby, hockey y otras modalidades que no tienen tanto poder comercial y, por lo tanto, dependen de las cuotas abonadas por los socios. Los clubes de fútbol, a menudo vinculados a clases más bajas, consiguen patrocinio, fondos de TV y ganancias de la venta de jugadores. Así, los modelos económico-administrativos de los clubes divergen. Políticas públicas Recientemente observamos un mayor interés en investigaciones sobre políticas públicas para el deporte. Levoratti (2015) analizó los procesos de apropiación y resignificación del deporte en políticas públicas de la provincia de Buenos Aires (Argentina). En ese recorrido visibilizó cómo la categoría deporte, en términos nativos, era objeto de disputa entre los funcionarios públicos y políticos que se inscribían en las distintas escalas de implementación de un programa. Esto lo llevará a buscar la comprensión de las múltiples perspectivas sobre el deporte que toman los diferentes actores sociales involucrados, procurando superar aquellas aproximaciones que esencializan y reifican el fenómeno. De cierta manera, el texto de Teixeira de este volumen se inserta en esta discusión, al describir las estrategias de miembros de torcidas organizadas para contribuir a este debate público en Brasil. Los propios aficionados percibieron que hay un interés del Estado en elaborar soluciones, y los aficionados quieren contribuir con propuestas al respecto. Los megaeventos En la última década tuvieron lugar en Sudamérica, especialmente en Brasil, eventos masivos y multitudinarios, que despertaron el interés académico, particularmente en las ciencias sociales brasileñas. La contribución brasileña de Teixeira en este número de Antípoda aborda algunas de estas cuestiones. Hasta el 2007, año de los Juegos Panamericanos en Río de Janeiro, existía muy poca literatura sobre megaeventos deportivos en Brasil. Esto cambió bruscamente en los años siguientes. Los beneficios o perjuicios de la organización de los megaeventos se convirtieron en un campo de disputa tanto en el ámbito público como en el académico. Se creó la categoría del “legado” y se reflexionó sobre lo que podría ser un legado y cómo medirlo. Las dificultades en la definición misma de este término autorizaron muchas formas diversas de análisis. Aun así, la producción académica fue escéptica en la evaluación del “legado”. En el área del urbanismo y de la geografía, la inversión vinculada a los megaeventos deportivos fue interpretada como una estrategia de actores económicamente poderosos en un mercado mundial neoliberal (Mascarenhas, Bienenstein y Sánchez 2011; Sánchez et al. 2014). Grandes inversiones poco reguladas que dejan cuantiosas ganancias a pocos y ricos empresarios. Mientras tanto, la población de menor poder adquisitivo no obtuvo beneficios significativos. Vainer (2011) entiende que los estados municipales se encuentran en una situación de competencia en un mercado neoliberal y, por lo tanto, se ven forzados a interpretar el espacio de sus ciudades no como espacio de vivienda y uso de 10 Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. No. 30 · Bogotá, enero-marzo 2018 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 1-16 Doi: https://dx.doi.org/10.7440/antipoda30.2018.01 sus habitantes, sino como mercancía. Una de las estrategias para crear la marca de la ciudad e imponerse en este mercado son los megaeventos deportivos. Las inversiones en infraestructura, principalmente en estadios, tienen interpretaciones diferentes. Por un lado, Damo y Oliven (2013) se dedican a este tema comparando los megaeventos con el potlatch, interpretando un ritual en el que se dan regalos de forma agresiva. Este tipo de ritual no tiene una lógica económica inmediata, pero implica una apuesta para recibir el contradón en el futuro. Por otro lado, Proni, Faustino y Silva (2014) presentan un análisis económico más cauteloso. Ellos perciben que las inversiones pueden tener efectos amplios para la economía de un país. Sin embargo, es difícil medir cuánto se concretó de las inversiones, cuánto retorno se obtuvo y, principalmente, quién se benefició con eso. Sólo hay consenso, nunca total, en que los megaeventos deportivos generan vencedores y perdedores más allá del campo deportivo. Cardoso (2013) sostiene que entre los ganadores están aquellos sectores que trabajan vinculados a la seguridad pública. Podemos añadir las áreas del periodismo deportivo, y también la arquitectura e ingeniería. Tanto Conchas (2015) como Da Costa y otros (2008) presentan un informe casi eufórico destacando las oportunidades de investigaciones relacionadas con los megaeventos deportivos. Finalmente, estos eventos mostraron su faceta incontrolada e impredecible en las manifestaciones durante la Copa de las Confederaciones, en 20134 . Maricato (2014), quien dibuja una imagen extremadamente pesimista de las ganancias económicas y sociales de los megaeventos, rescata, con optimismo, dichas manifestaciones. En vista de estas diversas posibilidades de legados, la noción “torneo de valor” de Appadurai (2008) parece ser interesante. El “torneo de valor” es un evento específico, planificado y fuera de la rutina cotidiana con estructura ritual, en el cual los participantes intercambian bienes. El intercambio es una disputa por el estatus dentro de una sociedad y, también, por el significado de categorías fundamentales. Esto significa que un “torneo de valor” ofrece la oportunidad para que las personas aumenten o pierdan su estatus súbitamente (Curi 2013). Esto ocurrió en relación con la Copa del Mundo 2014. No es posible hablar de un legado positivo o negativo. Necesitamos analizar los legados individuales de los agentes involucrados en el “torneo de valor”. La idea del “torneo de valor” surgió a partir de una visión antigua en las ciencias sociales brasileñas, donde hay una amplia literatura que entiende el fútbol como un ritual nacional en que los brasileños dramatizan y discuten los temas de su sociedad (Guedes 1977; Da Matta 1982; Helal, Soares y Lovisolo 2001; Gastaldo, Guedes y Gonçalves Soares 2006; Helal y Cabo 2014). Desde esta perspectiva, la Copa del Mundo concentra todas las atenciones nacionales. Pero los clubes de fútbol también representan la diversidad social y entran simbólicamente en campo para visualizar los dramas sociales. Este fenómeno de vinculación directa entre fútbol e identidad nacional y social se constituyó en las 4 Hay un número de la revista Cultural Anthropology al respecto; consultar en https://culanth.org/fieldsights/426-protesting-democracy-in-brazil Deporte(s) y Antropología: enfoques, objetos y prácticas. Repensando sus configuraciones en Suramérica Martin Curi, José Garriga Zucal y Alejo Levoratti EDITORIAL 11 marcas registradas de “país del fútbol” y “pátria em chuteiras” (Rodrigues 1993). Tal vez la Copa de las Confederaciones en junio de 2013 y las grandes manifestaciones fueron un ejemplo claro de cómo los brasileros están discutiendo y dramatizando los temas de su sociedad a través de un torneo de fútbol. Hacia dónde vamos… y ¿cómo? Recuperando las discusiones que se vienen dando en los principales congresos de la región, ligados a las ciencias antropológicas, como son el caso de la Reunión de Antropología del Mercosur y el Congreso Latinoamericano de Antropología, advertimos tres fenómenos que nos parecen relevantes. Por un lado, una fuerte consolidación de espacios de trabajo a partir del 2001. Por otro lado, una profusa proliferación de discusiones conceptuales, prácticas deportivas estudiadas. Y, por último, una propagación de investigadores interesados en la temática, que abren estas discusiones a otras latitudes de la región. Estas aperturas se observan a partir del 2008, cuando se incrementaron exponencialmente los trabajos que estudian otras prácticas además del fútbol y se diversifican las discusiones conceptuales. En esa dirección encontraremos estudios sobre atletismo, boxeo, BMX, capoeira, ciclismo, fútbol, gimnasios, golf, hipismo, hockey, juegos, montañismo, natación, remo, rugby, skate, vela, etcétera. Además, se expanden las discusiones conceptuales inherentes a la clase social, la memoria, la política, el cuerpo, la sociabilidad, el sacrificio, los megaeventos, el género, las identidades, el territorio, el parentesco, los procesos de deportivización y mercantilización. El incremento de los trabajos en la temática aumenta los diálogos con diferente discusiones conceptuales de la antropología, presentándose además aproximaciones originales en los temas “clásicos” vinculados al fútbol y a los grupos organizados de espectadores. Aquí nos cabe señalar cuatro puntos finales que permitan dar cuenta de las complejidades teóricas y epistemológicas que se expresan en el campo de los estudios antropológicos sobre el deporte. Primero, hablemos de reflexividad. En su desarrollo podemos observar cómo la agenda temática y teórica del campo de los estudios sobre el deporte se encuentra –muchas veces– definida y delimitada por los acontecimientos que ocupan la agenda pública y política. Por otro lado, pero profundamente conectado, la mayor parte de las investigaciones se efectúan en grupos sociales próximos social o geográficamente. En ese sentido, los antropólogos que nos propusimos estudiar el deporte nos encontramos estructurados en la trama de relaciones sociales que construyen al tema como tema. Sabemos que ni la cercanía ni las influencias impiden la construcción de objetos, pero también sabemos que ambas requieren un exhaustivo ejercicio de reflexividad. Segundo, la antropología será comparativa o no será nada. Una necesidad del campo en los últimos años se encuentra vinculada a pensar trabajos comparativos que permitan estudiar diferentes prácticas deportivas bajo un mismo prisma analítico y advertir sus vinculaciones. Como por ejemplo pensar los procesos de construcciones de masculinidad y femineidad, del cuerpo o los sentidos sobre el deporte 12 Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. No. 30 · Bogotá, enero-marzo 2018 · ISSN 1900-5407 · e-ISSN 2011-4273 · pp. 1-16 Doi: https://dx.doi.org/10.7440/antipoda30.2018.01 de modo comparado en distintas prácticas, como podrían ser atletismo, skate, ultimate frisbee, fútbol, rugby, hockey, tenis, natación, vóley, bossaball. Ello posibilitará indagar acerca de las relaciones entre las diferentes prácticas, advirtiendo sus lazos en distintos procesos sociales. Asimismo posibilitará identificar la convivencia de heterogéneas concepciones, sus tensiones y los modos en los cuales se relacionan. Tercero, lo moderno, lo posmoderno y lo sudamericano. Planteamos al inicio que las aproximaciones iniciales a los estudios sobre el deporte partían de considerar estas prácticas como un fenómeno social moderno, fruto de la industrialización y las modificaciones en las percepciones sobre la violencia exclusivamente en los países europeos. Estamos obligados a repensar al fenómeno deportivo, indagando las apropiaciones sociales sobre esta categoría, y a discutir la modalidad de aproximación conceptual, superando los sentidos eurocéntricos modernos de definición del fenómeno. Finalmente, continuar respondiendo la pregunta por la definición del deporte. Así como Elias y Bourdieu modelaron una manera de pensar y concebir al deporte vinculado a la modernidad, los trabajos de Da Matta y Archetti nos estructuraron una manera de pensar la relación entre deporte y teoría antropológica. El deporte comprendido como lugar donde estudiar diferentes tópicos sociales invisibilizó las discusiones sobre el lugar del deporte en la sociedad y las posibles modalidades de abordarlo. Por ello es necesario potenciar esta discusión, siendo una línea posible el estudio del deporte como categoría nativa, problematizando a partir de los deportes las aproximaciones conceptuales. Estos cuatro puntos –nunca cardinales– pueden potenciar las producciones analíticas de estos fenómenos globales desde los países periféricos, ya que exigen repensar y producir categorías, contribuyendo a la ampliación de la teoría antropológica al respecto. Estos cuatro puntos se atraviesan y colisionan. Este dossier expresa el devenir del campo de los estudios antropológicos sobre el deporte reponiendo los temas clásicos del campo pero abriendo, también, nuevos interrogantes y enfoques conceptuales. Es así como los límites del campo se amplían y se problematizan. Bienvenidos a estas lecturas que abren este camino, sinuoso e igualmente apasionante. Bienvenidos a los senderos que no se bifurcan