Gas
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Gas
Las reservas mundiales de gas natural, aunque limitadas, son muy importantes
y las estimaciones de su dimensión continúan progresando a medida que las
nuevas técnicas de explotación, de exploración y de extracción son
descubiertas. Las reservas de gas natural son abundantes y ampliamente
distribuidas por el mundo. Se estima que una cantidad significativa de gas
natural queda aún por descubrir.
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Repartición de las reservas de gas natural en el 2004
Las reservas probadas son aquellas que podrían ser producidas con la
tecnología actual.
2
Se espera un crecimiento de la producción mundial de gas natural como
consecuencia de la planificación de proyectos de exploración y de expansión
en respuesta a las previsiones de crecimiento de la demanda.
El gas natural representa casi la cuarta parte del consumo energético mundial.
Como lo muestra claramente el gráfico siguiente, este consumo a aumentado
fuertemente en el transcurso de los últimos 30 años.
El comercio internacional
El denominado gas natural está compuesto por una mezcla de metano y etano.
Se consume en estado gaseoso, generalmente distribuido a través de grandes
redes, o en estado líquido, bajo la forma de gas natural licuado
“GNL”(almacenado a alta presión). El gas de petróleo (GLP) es el nombre
industrial del propano y de los butanos puros o mezclados. La gasolina es una
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mezcla de hidrocarburos de C5 a C7; se separa del gas natural en las plantas
de acondicionamiento para transporte, o bien en las plantas extractoras de
GLP.
"Ningún país del mundo que aliente expectativas de crecimiento de su
economía, que cuente con reservas de gas natural y que especialmente no sea
un país petrolero, no puede dejar de lado el uso intensivo del "GNC" como
combustible alternativo".
En el mediano plazo, el énfasis se dará sobre vehículos y motores
específicamente diseñados para usar "GNC". Esto permitirá el uso de motores
de alta compresión, aprovechando el mayor índice de octano de este
combustible que supera en un 30% a la nafta de mayor calidad, con lo que se
logrará mayor potencia que el correspondiente vehículo naftero. Estos motores
son y serán prácticamente inofensivos para nuestro medio ambiente, reducen
las emisiones de los gases responsables del llamado "efecto invernadero",
hasta en un 40%.
El uso del GLP en los motores ofrece múltiples ventajas que incluyen la
protección del ambiente, además de las ventajas técnicas con respecto al uso
del gasoil. Entre sus principales beneficios ecológicos se encuentran los
siguientes:
Drástica reducción de las emisiones contaminantes y peligrosas para la salud
como: El dióxido de carbono, los óxidos de nitrógeno y azufre, el monóxido de
carbono, los aldehidos y el combustible particular.
Niveles de ruido perceptibles reducido al 50%.
Reducción al mínimo de olores, humos en la aceleración, y vibraciones del
motor.
Y desde el punto de vista técnico:
Combustión limpia y completa, lo que otorga mayor duración al motor.
Menor costo de mantenimiento por menor número de avería y períodos de
cambio de aceite más prolongado, etc.
El gas natural se ha convertido en los últimos años, en una fuente de energía
de creciente importancia, por ser un combustible limpio y más abundante que el
petróleo.
A nivel internacional, el 40% de la demanda de gas proviene de la industria,
alrededor del 25 % se destina al consumo residencial y otra proporción similar,
a generación eléctrica. Tanto a nivel internacional como en la Argentina, gran
parte del crecimiento de la demanda surge de la generación eléctrica. Esto es
así pues el cambio tecnológico unido a la reducción del precio del gas natural
en relación al de otros combustibles, ha hecho económicamente posible la
generación de electricidad en plantas mucho más reducidas, lo que ha tornado
más competitivo al mercado de generación de electricidad. Se estima que hacia
el año 2030, las centrales térmicas explicarán el 30 % de la demanda total de
gas.
Este proceso es notorio en Norteamérica y Europa: hacia principios de los 90 la
Comunidad Europea eliminó la prohibición del uso de gas para la generación
eléctrica, promoviendo intensamente su utilización. En consecuencia, algunos
marcos regulatorios nacionales estimulan la generación por gas; tal el caso del
Reino Unido.
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Evolución del gas en la Argentina
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Las compañías privadas de distribución de gas en ningún momento intentaron
utilizar en aquel entonces los recursos energéticos del país, en particular el gas
natural, sino que continuaron abasteciendo el sistema con carbón importado
durante 90 años.
Por el contrario, Y.P.F./Gas del Estado en sólo cinco años inauguraron el
primer gasoducto, de 1.700 Km de longitud, que permitió utilizar el gas natural
de Comodoro Rivadavia en Buenos Aires y ampliar así el servicio.
En diciembre de 1949, se inaugura 1º Gasoducto de Latinoamérica,
comenzaba una etapa fundamental de la Liberación Nacional. Nuestro gas
natural de más de 9.000 calorías reemplazaba al que se manufacturaba con el
carbón importado de Inglaterra, con transporte en barcos ingleses y seguros de
compañías inglesas, convertido en gas de 4.500 calorías. Los 250.000 usuarios
pasarían a ser 3.000.000 y los beneficios de su utilización alcanzarían a los
lugares más inhóspitos y recónditos del país.
La herramienta fue la creación y organización de una Gran Empresa Nacional:
la Dirección General de Gas del Estado inicialmente, y Gas del Estado,
después.
El ingeniero Canessa fue el promotor de ese gasoducto, fue un luchador, que
además de visionario, patriota e idealista, era un conductor, un estadista, un
organizador. Con la fusión del Departamento Gas de Y.P.F., la nacionalizada
Cía. Primitiva de Gas (inglesa) y otros orígenes diversos, formó una empresa
monolítica, férrea, disciplinada, de honda conciencia laboral, con notables
beneficios para sus integrantes. Hizo plenamente posible en ella, la vigencia de
una auténtica Justicia Social, logró altos porcentajes productivos y por sobre
todo le insufló una mística, una personalidad que la convirtió en bandera.
En 10 años más se inauguró un nuevo gasoducto, esta vez desde Salta,
También de 1.700 Km, que permitió la sustitución total del gas manufacturado
por el gas natural, eliminando así la importación de carbón que había subsistido
durante 100 años.
La red de gasoductos troncales alcanzó a más de 12.000 Km y el total de
redes y ramales de distribución y tuberías de captación a cerca de 35.000 Km.
Quién fue entonces más eficiente en la ampliación del servicio y la cobertura
geográfica con una de las fuentes energéticas de mayor calidad?
Si tomamos como punto de referencia la tarifa promedio vigente para el
consumo residencial de la Capital Federal en el momento de la nacionalización,
podemos decir que en menos de 10 años y sin cambios tecnológicos
importantes, se redujo la tarifa a la quinta parte(de un nivel 1000 en 1943/44 a
un nivel 200 en 1952/58).
En la década de los 60 la sustitución total del gas manufacturado por gas
natural y la rápida expansión del servicio, permitieron una reducción adicional
del 40% con lo cual se llega a un nivel 120.
Acá hay un hecho importante que hay que mencionar y es el descubrimiento
en 1975 de Loma de La Lata. Este descubrimiento lo realiza YPF, en un área
que había sido recuperada en 1963 (estaba en poder de Esso), a raíz de la
anulación de los contratos petroleros dispuesta por el presidente Illía, a partir
de ese descubrimiento, se tiene la certeza de que Argentina es un país
gasífero. No dispone de reservas extraordinarias, pero normales de gas y se
acentúa cada día más su escasez petrolera, tanto sea por el bajo nivel de
reservas como por la pobreza geológica de su territorio que, en comparación
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con la producción promedio diario por pozo 1.000 m3 de Arabia Saudita o los
100 m3 de Venezuela, nos muestra un promedio de 7 metros3.
Entre 1967 y 1975 se produce una nueva mejora sustancial (del 50%), con lo
cual la tarifa llega a un valor de 60 o sea 6% de la que cobraba la empresa
privada 30 años antes.
En síntesis, con un nivel tarifario muchas veces inferior al de la empresa
privada, Gas del Estado fue capaz de realizar la expansión antes mencionada,
sin incurrir prácticamente en déficit presupuestarios hasta finales de la década
de los setenta.
La historia nos muestra que la empresa privada no ha sido más eficiente y
barata que la empresa pública.
Entonces nos preguntamos para que se privatizó. Fue para pagar la deuda
externa? Si fue así, como ciudadanos responsables podemos preguntar en
cuanto quedó reducida esa deuda externa como efecto de las privatizaciones,
quizás pudieron existir opciones mejores, mucho menos costosas para el
pueblo argentino y sus generaciones futuras.
Lo primero que habría que decir es que los argumentos que normalmente se
dieron para justificar las privatizaciones son que el sistema anterior era estatal,
y por lo tanto ineficiente, casi como por definición. No se puede negar que
había algo de esto, pero como siempre se pueden ver aspectos de esta
ineficiencia, algunos los enfatizaron en exceso y convirtieron una realidad
parcial en una verdad absoluta. El juego de “mentir, que algo quedará” es muy
efectivo cuando se mezclan aspectos verdaderos con falsos.
El segundo argumento es que el sistema era monopólico e impedía la
“competencia”. Eso es cierto, pero ¿es de por sí intrínsecamente malo?¿se
estaba abusando de los usuarios?.
Y el tercer argumento que los precios “eran políticos”, había muchos subsidios
cruzados y esto lo pagó la sociedad toda con la inflación. En esto hay
argumentos verdaderos y falsos, pero los más importantes son los últimos. Las
respuestas, desde esta perspectiva, fueron: privatizar para mejorar la
eficiencia; desregular para aumentar la competencia y para que exista una
justa asignación de recursos, buenos servicios, etc.
Pienso que aquellos argumentos son mucho más falsos que la parte de verdad
que había en el diagnóstico: ni se privatizó para aumentar la eficiencia, ni se
desregula para aumentar la competencia, ni los precios del mercado
determinan que haya una justa asignación de recursos.
En el tema del gas, el argumento oficial de la privatización fue entonces
aumentar la competencia, o simular competencia y esto se da cuando tengo
dos compañías en lugares distintos y puedo comparar su eficiencia. La
competencia real se da cuando se puede acceder a productores distintos. El
esquema supone que va a ver competencia real a partir de los productores, y
va a haber una emulación entre los distintos distribuidores.
La identificación de las cuencas petrolíferas y gasíferas es primer paso
para la ubicación de los yacimientos.
Argentina cuenta con 24 cuencas sedimentarias, de las cuales cinco son
productivas Neuquina, Austral, Noroeste, Golfo San Jorge y Cuyana. Las
reservas comprobadas de gas natural totalizan unos 690 millones de metros
cúbicos con la siguiente distribución por cuenca sedimentaria: Neuquina 50 %,
Noroeste 25 %, AUSTRAL 22%, San Jorge 2,5% y Cuyana 0,5%.
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La Cuenca del Noroeste: se extiende en el ámbito de las Sierras Subandinas,
en las provincias de Salta y Jujuy. Los Yacimientos en Campo Durán y
Madrejones son los más importantes, el inconveniente de esta cuenca es la
profundidad que deben alcanzar los pozos, hecho que exige fuertes
inversiones.
La Cuenca Cuyana: Se halla en la Prov. De Mendoza, en 1987 comenzó la
explotación de esta cuenca, cuya principal característica es la alta densidad de
sus crudos de tipo parafínico cuyo alto costo de transporte llevó a la instalación
de la destilería de Luján de Cuyo.
La Cuenca del Golfo San Jorge:localizada en los alrededores del Golfo San
Jorge que le da su nombre, se proyecta hacia el interior de la Prov. de Chubut y
por el sur hasta Santa Cruz, esta cuenca se prolonga hacia la plataforma
continental del Mar Argentino.
La Cuenca Neuquina : Abarca toda la Prov. de Neuquen y parte de Río Negro,
Mendoza y la Pampa.
La Cuenca Austral : Se desarrolla sobre ambas márgenes del estrecho de
Magallanes.
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En 1998 Une la cuenca argentina con la localidad de Concepción, con
posibles ampliaciones hasta Santiago.
En el norte Gasoducto Gas Atacama y Gas Nor
Gasoducto que une Paraná (Entre Rios) con la ciudad de Uruguayana,
para abastecer una central térmica y posteriormente hasta Porto Alegre.
En construcción Santa Cruz – San Pablo, que posibilitará en envío de gas
Argentino vía Bolivia a través del gasoducto ya existente, que hoy permite la
importación de gas boliviano.
Gasoducto Cruz del Sur: que une a la Mesopotania con el oeste uruguayo, y
un segundo que cruzará el Río de La Plata.
PRIVATIZACIÓN
Introducción
La aplicación de un programa de privatización de empresas públicas implica
una decisión estratégica por parte de un gobierno de retirarse de la actividad
económica directa. Uno de los países precursores en adoptar este tipo de
programas fue el Reino Unido. A fines de la década del 70, el partido
conservador británico puso en marcha un extenso programa de privatizaciones
con la idea de reducir la intervención del gobierno en la actividad económica y
ampliar la participación del sector privado. En América Latina, el primer país en
desarrollar un programa de privatizaciones de gran alcance fue Chile, cuando a
partir de 1974 el gobierno militar transfirió a manos privadas la mayoría de las
empresas que habían sido nacionalizadas por el gobierno anterior,
devolviéndolas a sus antiguos dueños. Unos años después, el programa
también alcanzó a las más grandes empresas públicas de infraestructura y
transporte.
Más tarde, a partir de mediados de la década siguiente y particularmente a
comienzos de los 90”, estos programas comenzaron a llevarse a cabo en un
número importante de países en desarrollo, en especial en América Latina. En
estos países, además de perseguir objetivos de largo plazo, las privatizaciones
fueron una manera de aliviar el abultado déficit presupuestario de los
gobiernos, en un momento en el que el acceso al crédito era muy restringido.
México fue uno de los primeros de la región en emprender un amplio y extenso
programa de privatizaciones. Luego de ventas de empresas públicas menores
llevadas a cabo a mediados de los ochenta, se privatizaron a fines de la
década las dos aerolíneas nacionales y las empresas de telecomunicaciones y,
a principios de los noventa, bancos nacionales y empresas mineras y de
manufacturas de hierro y acero.
El amplio proceso de privatizaciones encarado por el gobierno argentino a
comienzos de la década del noventa se enmarcó en este contexto. En ese
momento, se inició en el país un importante proceso de reformas que apuntó a
la reestructuración de la economía y a la redefinición del rol del estado en la
misma. La privatización de las principales empresas estatales (avalada por la
Ley de Reforma del Estado de 1989) constituyó uno de los lineamientos
principales de la nueva política económica, cuyo primer objetivo residía en la
estabilización de precios, paso primordial para lograr la confianza y credibilidad
de los inversores y la subsiguiente entrada de capitales necesarios para el
crecimiento de la economía.
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La forma en que se realizaron los pagos de las privatizaciones respondió a
distintos motivos prioritarios a lo largo del proceso. Los primeros
desprendimientos realizados por el Estado Nacional tuvieron como objetivo
central reducir la deuda externa y facilitar la regularización de los pagos
externos, requisito necesario para generar confianza en la comunidad de
negocios y crear las condiciones para lograr el acceso a los mercados de
capitales y la estabilidad macroeconómica. Para cerrar el paquete financiero -
que concluyó con la negociación del Plan Brady en 1992- el estado necesitaba
reducir el stock de deuda a refinanciar a un monto compatible con los fondos
disponibles para destinar a la compra de las garantías del nuevo plan de
refinanciación.
Durante los años 1990-1991 fueron vendidos algunos de los activos más
preciados del Estado, a diferencia de otros países que comenzaron sus
procesos privatizadores con la venta de activos menores. En el año 1990 el
valor nominal de los títulos entregados en pago ascendió a U$S 6.343 millones
lo que representó un 47% del total para todo el período. A partir de 1992, ya
lanzado el plan de convertibilidad, con la mejora en el ordenamiento de las
cuentas públicas y con la economía en franca recuperación, las privatizaciones
comenzaron a privilegiar la recaudación en efectivo. cabe resaltar un rasgo
característico de las privatizaciones argentinas, del que mucho se ha hablado:
la celeridad del proceso de privatizaciones, sólo superada por las realizadas en
el ex bloque soviético. A ello se le adiciona lo abarcativo del proceso de
transferencia de activos y de transferencia de poder económico. Al respecto,
existe consenso en cuanto a que el vasto programa privatizador y la celeridad
con que se lo encaró, constituían un papel determinante en la consolidación de
la imagen de Menem frente a la comunidad local e internacional de negocios.
En otras palabras, frente a un nuevo bloque de poder en el que los conflictos y
contradicciones que se remontaban a la cesación de pagos de mayo de 1988
entre la banca acreedora y los grandes grupos económicos locales quedarían
saldados a partir de la convergencia de intereses en los consorcios que se
harían cargo del sector más rico del estado, por las potencialidades que ofrecía
en cuanto a la apropiación de rentas de privilegio: las empresas públicas. Estos
sectores del poder económico que estaban enfrentados en términos de la
apropiación del excedente local -la banca acreedora y los grandes grupos
económicos locales- fueron los partícipes fundamentales en el control de las
empresas privatizadas. Esta celeridad es reconocida aun por los apologistas
del proceso de privatización (como la FIEL), que sostienen que ciertos errores
(u horrores) son perdonables, o quedarían justificados, en función de la
necesidad de dar una "señal política" frente a la comunidad de negocios.
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agencia reguladora"; en la Argentina lo que ha venido quedando como
denominador común al cabo de más de una década, es un concepto mucho
más abarcativo "la captura institucional del estado en casi todas sus
instancias". En ese marco, y más allá de las acciones u omisiones del Poder
Ejecutivo nacional, el Poder Judicial ha sido en buena medida cómplice o
partícipe pasivo de muchas de las ilegalidades e incumplimientos de las
privatizaciones; el Poder Legislativo, muy particularmente la Comisión
Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones, otro tanto. En tal sentido,
además de la tradicional "captura" de las agencias reguladoras", en la
Argentina esa funcionalidad estatal frente a los privilegios de las privatizadas
involucró a todas las instancias del poder del estado y del poder político.
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a la tarifa, en tanto el coeficiente resultante se sustrae del derivado de las
variaciones en los índices inflacionarios locales. En otras palabras, cualquiera
sea el nivel de incremento de precios, siempre se garantizaría que las tarifas
fueran decrecientes. Como se señaló, en la Argentina sucedió exactamente lo
opuesto: las tarifas reales de los servicios públicos privatizados crecieron muy
por encima de los restantes precios de la economía. De allí surge la necesaria
revisión de los factores domésticos que han erosionado esas ventajas
"naturales" del price cap y, en ese marco, asumen un papel protagónico en la
explicación de las exorbitantes tasas de rentabilidad que han venido
internalizando las empresas privatizadas.
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insalvable" para indexar y actualizar las tarifas telefónicas, y que, por lo tanto,
era "legalmente aceptable" fijar las tarifas en la moneda de un país estable,
como los Estados Unidos de América, e indexarlas por las variaciones que se
registran en los índices de precios de dicho país. Muy difícilmente pueda
encontrarse experiencia internacional alguna en que se legisle expresando que
sus normas son de aplicación para una determinada moneda. Se trató de una
simple transgresión jurídica por la cual el índice de ajuste tarifario dejó de estar
vinculado con las variaciones que se registraran en la economía local, sino con
la de los Estados Unidos.
Es así que, entre principios de 1995 y junio de 2001, mientras aquí hubo
deflación en el índice de precios minoristas (-1,1%), en los Estados Unidos
crecieron el 18,4%; por su parte, mientras en la Argentina, el índice de precios
mayoristas creció el 1,6% en ese período, en los Estados Unidos registró un
alza de 9,8%. En síntesis, vía tarifas de los servicios públicos, los usuarios
argentinos han venido absorbiendo la inflación de los Estados Unidos. Según
surge de una reciente estimación, circunscripta a los ejemplos que ofrecen las
telecomunicaciones, la electricidad y el gas natural, esos ingresos ilegales -
reconocidos recién a partir del año 2000, en un dictamen del Procurador del
Tesoro y por algunos jueces- ascienden a 9.000 millones de dólares.
El otro factor que ha erosionado esas ventajas naturales del price cap es el que
se vincula con el tratamiento doméstico del "factor de eficiencia", o de
transferencia a los usuarios de las ganancias monopólicas, que garantizaría
tarifas reales decrecientes. En la Argentina hay solamente dos casos en que se
contempló la revisión tarifaria y la aplicación de un factor de eficiencia. Estos
dos casos, los únicos sancionados por ley, son los de la electricidad y el gas
natural. En este último, en 1998 se aplicó el factor de eficiencia, lo que permitió,
según las empresas, una reducción de tarifas del orden del 4% al 6%. En
cuanto a la electricidad, donde la revisión, de acuerdo con el texto de la ley,
debía realizarse a los cinco años, el decreto reglamentario contempla que la
primera revisión tarifaria se realizaría a los diez años (o sea en 2002). Por su
parte, en el caso de las telecomunicaciones se fijaron factores predeterminados
a aplicar a partir del tercer año de la gestión privada (2%) para cada uno de los
servicios (urbano, interurbano e internacional). Sin embargo, aun cuando no
estaba permitido compensar tal reducción entre esos distintos tipos de
servicios, sólo se aplicó al servicio internacional, el único sometido a
competencia.
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institucional del estado y su funcionalidad respecto de los intereses de este
nuevo bloque de poder hegemónico queda claramente evidenciada.
Por último, una muy breve reflexión sobre la actitud (amenazante, en algunos
casos; ya adoptada, en otros) de algunas de las empresas privatizadas de
recurrir a tribunales internacionales (en el marco de Tratados Bilaterales para la
Promoción y Protección de Inversiones Extranjeras). Muy probablemente, ello
pueda suceder, pero también cabría hacer un paralelo con lo acaecido en el
país y en el exterior en materia de derechos humanos. Sin duda, los avances
del juez Garzón y de otros muchos tribunales internacionales exceden
holgadamente las actitudes complacientes de nuestro deteriorado sistema
judicial y de nuestra "benemérita" Corte Suprema de Justicia. En la misma
medida, son tantos y de tal magnitud los incumplimientos e ilegalidades
acumulados por las empresas privatizadas -y por quienes, en su calidad de
socios de capital extranjero participan de los respectivos consorcios- en la
Argentina que no es de descartar que los fallos finales no las favorezcan -
aunque resulte difícil, pero por otras razones, mucho más vinculadas con los
derechos humanos que con las privatizaciones- el ejemplo que ofrece la actitud
del ex gobernador de Tucumán, Bussi frente a Aguas del Aconquija -empresa
subsidiaria de quien controla Aguas Argentinas, consorcio responsable de la
prestación del servicio de aguas y saneamiento en la mayor concesión unitaria
del mundo de dicho servicio (la ciudad de Buenos Aires y el conurbano
bonaerense) -, la recurrencia a tribunales internacionales puede resultarles
mucho más perjudiciales que someterse a las -incumplidas- normativas locales.
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las consecuencias de la matriz energética vigente el desabastecimiento de gas
natural en una amplia región de nuestro territorio.
Las compañías del sector gasífero advirtieron bajo la égida de la
convertibilidad, que el mercado local no iba a expandirse más allá de lo que
estaba. frente a un proceso de desindustrialización continua y a la existencia de
zonas residenciales conectadas al suministro, se avocaron a la construcción de
gasoductos para exportar gas a Chile, Brasil y Uruguay.
Lógicamente, tales inversiones fueron costeadas por los usuarios argentinos
mediante la tarifa. En 2003 el 20 por ciento de la producción neta de gas
natural se exportó a precio dólar deduciéndose la retención. Debe también
agregarse que en 1999, cuando la economía argentina entró en recesión, las
inversiones para expandir producción y transporte interno de energía se
paralizaron, al igual que las destinadas a los sistemas eléctricos de tensión.
“El mayor exportador de gas natural de nuestro país es TGN, operando dos
gasoductos a Chile, uno a Brasil y otro al Uruguay. El segundo lugar lo ocupa
Methanex-PAN de Pan American Energy hacia Chile, continuando Atacama (a
Chile), Methanex de Repsol también a Chile, Methanex-SIP de Sipetrol (a
Chile), Pacífico (a Chile) y TGS (a Uruguay)”. “Los productores de gas y sus
prácticas oligopólicas en el mercado energético argentino”-País Global..
Informe del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales (IDICSO) de la
Universidad del Salvador. Buenos Aires.
La reestructuración del sector gasífero argentino, antes montado sobre dos
empresas estatales (YPF en producción y Gas del Estado en transporte y
distribución), se inició con la transferencia de áreas en el segmento de la
producción, y se completó con las reformas en los segmentos de transporte y
distribución, simultáneas a la privatización de Gas del Estado. Obviamente con
la venta de YPF y la llamada desregulación hidrocarburífera, se pasó de tener
un solo productor de gas YPF a un mercado oligopólico donde el 90% está en
manos de nueve empresas, de las cuales sólo una tiene el 100% de su capital
es de capitales nacionales.
La Ley que nos rige es una mala copia de la vigente en los EE.UU., por consejo
del Banco Mundial se eligió como modelo a un país que en el campo de la
energía tiene características propias e irrepetibles. Para que las empresas
privadas se interesaran en el sistema (nada se dice de su ampliación o
expansión, esto planteado en un estudio de la consultora Mc. Kinsey, de origen
norteamericana, cuyos resultados fueron publicados en el Boletín Oficial del
11/1/91 como anexo al Decreto 48/91 de privatización de Gas del Estado),
sería necesario un fuerte incremento de las tarifas residenciales, es un régimen
basado sobre un sistema de costos acumulativos.
La Ley marco 24.076 fue sancionada con el voto de un diputado trucho, y
en la ley original se destinaban los recursos a aumentar los haberes
previsionales, artículo que fue vetado por el Presidente Dr. Menen y sustituido
por CAPITALIZAR EL RÉGIMEN NACIONAL DE PREVISIÓN SOCIAL.
La recaudación total por la privatización de Gas del Estado ascendió a US.
2.077 millones de los cuales US 680 fueron pagados en efectivo y el resto con
títulos de deuda interna y externa.
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sistema respondió con la profundización del mismo. Así tenemos que en marzo
del 2004, cuando en plena temporada veraniega se producen faltantes de gas,
optó por denunciar a las productoras pero, en lugar de quitarles las
concesiones, tal como lo manda la Ley de Hidrocarburos, mediante los
Decretos Nº 180 y 181, redolarizó el precio del gas, estableció un cronograma
de aumentos medidos en dólares y justificados en los precios internacionales y,
finalmente, con la excepción temporaria de los consumos familiares, liberalizó
el mercado, donde todos los usuarios deben adquirir el gas directamente a los
productores –los concesionarios de producción de las Ley de Hidrocarburos- o
recurrir al Mercado Mayorista Gasífero.
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Finalmente comparto las palabras del Ing. Canessa que “...en el caso de la
República Argentina...”, (el estado de prestación de los servicios), “...justifican
aún más el anhelo de su población para que se lleve a cabo, con la urgencia y
en la medida que las circunstancias lo aconsejen, la nacionalización de los
servicios públicos esenciales, actualmente prestados por empresas privadas”.
Se pagó por debajo de los valores reales y con poco efectivo, y muchos vales
de la deuda y transferencia de pasivos.
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(*) El sistema de tarifas es revisado quincenalmente, además, de acuerdo al
PPI de EEUU, un factor de eficiencia y uno de inversión. (Durante los primeros
años desde la privatización -1993 a 1997- ambos factores no podían ser mas
que 0).
c) Consecuencias
Producción:
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Varios estudios empíricos avalan la afirmación sobre las características
competitivas de esta etapa productiva. Por ejemplo, en los Estados Unidos, en
el caso Phillips Petroleum Company v. Wisconsin (1954), se demostró que
la concentración de la producción de gas, hasta ese momento desregulada, era
menor que la concentración promedio de la industria manufacturera.
Anecdóticamente, este juicio culminó con la orden de la corte de regular los
precios del gas en boca de pozo.
El Ministerio de Economía estará encargado de fijar un valor de transición para
el gas natural en boca de pozo, luego de lo cual, se negociará libremente, el
precio del gas se desregula efectivamente con el decreto 2731 del 1/1/94. Este
decreto también afirma que constituye un deber irrenunciable del estado
asegurar la existencia de un mercado competitivo cuyas condiciones permitan
la formación de precios óptimos para beneficio de los consumidores; además,
se refiere al requisito de transparencia y de información en tiempo real. El
precio del gas en boca de pozo es uno de los componentes de la tarifa al
usuario final; se refiere al precio en el punto de ingreso al sistema de
transporte, y apunta a compensar los costos por explotación, delimitación de
reservas y comprensión del gas. El Enargas debe promover también la
competencia en esta etapa.
Art. 10: Se considera productor a toda persona física o jurídica que siendo
titular de una concesión de explotación de hidrocarburos, o por otro título legal,
extrae gas natural de yacimientos ubicados en el territorio nacional disponiendo
libremente de su uso.
Transporte y Distribución:
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bien el Congreso estadounidense no admitió la regulación de la producción,
como resultado de algunos casos judiciales se terminó regulando todas las
etapas, desde la producción hasta la venta al usuario final.
El gasoducto compite con ventaja respecto de otros medios de transporte
debido al espacio que ocupa el gas: a temperatura ambiente y con presión
atmosférica normal, la energía contenida en un metro cúbico de gas se
almacena en 1 litro de nafta.
En la Argentina, el diseño de la red de gasoductos tiende a converger hacia los
centros de demanda, por lo que se dirigen – grosso modo – a Buenos Aires, sin
prácticamente existir nodos de intercambio y redistribución.
El precio del fuel oil impone un techo al precio a pagar por el gas, aunque se
debe destacar que no es un sustituto perfecto, especialmente en el corto plazo.
Para que la amenaza de sustitución sea creíble y afecte el poder del fuel oil
por gas se funda en razones ambientales, lo que ha dado lugar a la predicción
del alza del precio del gas a consumidores industriales en el largo plazo.
Art. 11: Se considera transportista a toda persona jurídica del derecho privado
que habilitadas por concesión, licencia o permiso (por 35 años) es responsable
del transporte de gas natural desde el punto de ingreso al sistema de
transporte, hasta el punto de recepción por los distribuidores, almacenadores o
grandes consumidores
El art. 33 de la ley 24.076 de 1992, establece una separación entre la actividad
de transporte y la actividad de comercialización con objeto de evitar que el
transportista distorsione la competencia en el segmento de la comercialización
y de esta forma eliminar los incentivos para discriminar el servicio de transporte
entre los usuarios o productores en función de su actividad de comercializador.
La Ley especifica que los transportistas no podrán comprar ni vender gas, con
excepción de las adquisiciones que puedan realizar para su propio consumo y
del gas natural necesario para mantener en operabilidad los sistemas de
transporte, cuyo volumen será determinado por el ente en cada caso.
Distribución:
Artículo 12: Se considera distribuidor al prestador responsable de recibir el gas
del transportista y abastecer a los consumidores a través de la red de
distribución, hasta el medidor de consumo, dentro de una zona, entendiéndose
por tal, una unidad geográfica determinada. El distribuidor, en su carácter de
tal, podrá realizar las operaciones de compra de gas pactando directamente
con el productor o comercializador. Al sector distribuidor del gas se lo considera
monopólico.
Es de aplicación el principio de libre acceso, las empresas de distribución, a
efectos de abastecer a sus propios mercados, deben suscribir contratos de
suministros con los productores y contratar la capacidad de transporte con las
empresas transportistas.
Comercializador:
20
clave para estimular la competencia por mejores precios aguas abajo. La
capacidad de intermediación tiene que estar garantizada por el derecho de
acceso abierto a las redes y de by pass físico.
El Ente Regulador
¿QUIS CUSTODIET CUSTODES?
21
Sin embargo, una vez estabilizadas las condiciones generales en las cuales se
establecieron las empresas prestadoras, no solo debe esperarse sino también
impulsarse un funcionamiento de dichos Entes más acorde a los intereses de
los usuarios.
Para concluir podemos decir que el proceso privatizador desplazó al Estado
como propietario de numerosas empresas de servicios pero no creo nuevas
condiciones de mercado que aseguren el óptimo funcionamiento. El cambio de
propiedad no fue acompañado por el cambio en las reglas de juego.
Distintos problemas en cuanto al diseño de los Entes parecen demostrar que
no están dadas las condiciones para que se produzca una efectiva y
transparente regulación del sistema. En general estos inconvenientes no
devienen de un incumplimiento de la ley sino de ciertos aspectos de ella o de
zonas grises. Así debemos preguntarnos ¿Hasta qué punto es posible superar
los problemas propios de los Marcos Regulatorios que dan forma a los Entes
Reguladores al mismo tiempo que a los sectores a regular? En esta cuestión se
debe considerar no sólo las trabas jurídico- institucionales, sino también las
provistas en relación a la imagen internacional de un país emergente. Otra
cuestión a considerar, son las líneas que limitan las posibles reformas a las
políticas regulatorias en nuestro país. Sin embargo, no deberían cargarse todas
las tintas contra la configuración general del Ente, puesto que esta tiene una
importancia fundamental sobre el desarrollo futuro del mismo, pero por si sola
no alcanza para obtener óptimos resultados en el accionar de los mismos.
Podríamos preguntarnos hasta qué punto mejoras introducidas en las
cuestiones operativas podrían aumentar la eficiencia de estos organismos en
cuanto al cumplimiento de sus objetivos.
Así, en tanto los ’90 abrieron el camino a la privatización de los servicios
públicos, esperamos que con el nuevo milenio se vislumbren mejoras en las
políticas de regulación de modo tal que el usuario deje de ser siempre el más
perjudicado. La desigualdad social y una posible solución: la educación en
valores humanos
En lo atinente al ejercicio de la actividad de control, la ley Nº 24.076 creó el
Ente Regulador del Gas (ENARGAS) a fin de adoptar las medidas conducentes
al cumplimiento de los objetivos de regulación del transporte y distribución del
gas natural con particular énfasis en lo relativo a la protección del consumidor,
de la competitividad de los mercados, la lealtad comercial y el resguardo
ambiental (Véase art. 2 inc. a) b) d) y f) – Ley Nº 24.076). En otras palabras la
creación del Ente implicó disociar las potestades reglamentarias y de contralor,
de las actividades operativas o de la prestación del servicio público de gas.
El transporte y distribución del gas se encuadra dentro de los denominados
monopolios naturales. Tal criterio no se conmueve por la existencia de diversas
transportadoras o distribuidoras toda vez que dentro de las áreas donde se
presta la actividad ésta ofrece un esquema monopólico dentro del cual el
usuario aparece cautivo de aquellas empresas que se han apropiado del
mercado.
Frente a tales circunstancias la actividad del Ente podría calificarse como
insuficiente, máxime frente a la posibilidad de “captura” o “cooptación” del
órgano de control por las empresas que prestan el servicio y su palmaria
manifestación en la adopción de reglamentaciones que impidan el ingreso al
mercado de otros competidores, como ocurre con el art. 4 de la Ley Nº 24.076.
22
En la Ley se ha consagrado una clara limitación respecto del Estado Nacional
y las Provincias para la prestación de los servicios de transporte y distribución
por cuanto no podrán desarrollar tales actividades salvo que no existieren
oferentes a los cuales no pueda adjudicarse la prestación de los mismos o
habiéndose adjudicado la misma, se extinguiera por alguno de los supuestos
previstos en la habilitación y se diera la situación mencionada. En otros
términos, el mismo Estado se excluía de la prestación del servicio como una
forma de garantizar a las grandes y fuertes compañías su retirada del mercado,
para asumir la prestación del servicio en situaciones de escasa rentabilidad
ajenas al interés empresario.
Por otro lado, resulta evidente que el peligro de cooptación reclama la adopción
de una normativa, como del ejercicio de facultades punitivas, a fin de evitar su
burocratización y propender a la especialidad de su función a través de la
profesionalización de sus directivos, cuadros técnicos y administrativos. Vaciar
al Ente y convertirlo en una estructura inerte frente al accionar de las grandes
empresas desembocaría sin duda en una situación de imprevisibles
consecuencias.
Adviértase, que la Ley Nº 24.076 (art. 53) determina que el ENARGAS estará
dirigido y administrado por un Directorio compuesto de cinco miembros, los
cuales son designados por el Poder Ejecutivo Nacional (PEN) pero
seleccionados entre personas “con antecedentes técnicos y profesionales en la
materia”. Dos de esos directores son propuestos por los gobernadores de las
Provincias (Art. 54). En la designación interviene también una Comisión del
Congreso Nacional ante la cual el PEN debe comunicar los fundamentos de su
designación.
Si bien el Art. 13 otorga la posibilidad a cualquier consumidor pactar libremente
las condiciones de la compra de gas con los productores o comercializadores
es obvio que dicha norma está referida a los grandes usuarios.
Como ejemplo de lo dicho pude citarse el reciente fallo "REPAR, José A.
s/sobreseimiento" la Sala I de la Cámara Criminal y Correccional Federal que
condenó a los integrantes del Directorio del ENARGAS en su anterior
composición teniendo en cuenta la participación accionaria de José A. Repar,
en las firmas Enersur S.A. y Equip-Gas S.A. y su desempeño como
Vicepresidente del Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS), además de
las incompatibilidades establecidas por las leyes 24.076 y 25.188, constituyó a
través de las contrataciones efectuadas entre Gas Nea S.A. y Equip Gas S.A.
en mayo de 1998 y abril de 1999 para la Ejecución de Obra para la provisión de
gas natural a la localidad de General Ramírez (Pcia. de Entre Ríos) y Red de
Distribución de Gas de la ciudad de Formosa, respectivamente, el delito de
negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública (art. 265 del
CódigoPenal).
Regulación tarifaria:
Tarifas
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de ganancia de tanto por ciento’. La misma presenta una estructura tarifaria
que le permita acceder como máximo a ese nivel de tasa de ganancia. En
cambio, el price cap -que se utiliza en Inglaterra y se usó mucho en Argentina-
es un mecanismo que no regula la tasa de ganancia sino que trata de
garantizar tarifas reales decrecientes. Cada tanto, las empresas están
obligadas a transmitir al usuario las ganancias de productividad que tienen. Es
decir, si son más productivas y por lo tanto tienen un incremento en la
productividad, una parte de ese incremento tiene que ser transferida a los
usuarios a través de tarifas reales más bajas. Es mucho mejor el price cap
porque en el cost plus la empresa puede manipular sus costos y modificar la
tasa de ganancia, con lo cual es muy difícil controlar bien porque tenés que
acceder a información de los costos empresarios. En el otro caso, se les dice:
‘En tal período Ud. va a transmitir a los usuarios el tanto por ciento de las
ganancias de eficiencia que tuvo’. ¿Cuál es el incentivo para la empresa? Ser
mucho más eficiente porque cuanto más eficiente sea gana más.Si en nuestro
país se usó mucho el sistema de price cap, entonces, ¿por qué no decrecieron
las tarifas?
El price cap es decreciente porque a la evolución de la inflación del país, hay
que sacarle el coeficiente de eficiencia. ¿Y qué pasó en la Argentina? Primero,
la demora regulatoria. Cuando se aplicó, como en el caso del gas, fue en un
nivel mucho más bajo que las ganancias efectivas de eficiencia de las
empresas. Es decir, podrían haber transferido a las tarifas un coeficiente
mucho más grande del que transfirieron. Pero fundamentalmente, no
decrecieron las tarifas porque las ajustaban por los índices de precios
norteamericanos.
¿Con qué justificación?
El sector que empezó esto fue el de las telecomunicaciones. Ellos ajustaban
por precios al consumidor y mayoristas. Con la ley de convertibilidad en el ‘91
dicen: ‘Como la ley de convertibilidad no dice nada sobre el ajuste en otras
monedas, entonces es legalmente aceptable’. El argumento es: dolarizamos las
tarifas y empezamos a ajustarlas por la inflación norteamericana. Esto se
repitió en gas, electricidad, agua y algo parecido en peajes. FLACSO( Facultad
Latinoamericana en Ciencias Sociales) hizo un estudio: si se toma la década
del ‘90 y se ve cuánto facturaron de más las empresas por haber tomado el
índice de afuera, da 9 mil millones de dólares. Las empresas tuvieron ingresos
extra e ilegales por 9 mil millones de dólares. Así se explica por qué, cuando
todos los precios caen, algunos suben, como el de los servicios públicos.
¿Cómo definimos las tarifas justas y razonables? Estos son dos adjetivos que
figuran en todos los marcos regulatorios, pero que no se cumple...
¿Qué sería una tarifa justa y razonable? Que se adecue al riesgo empresario
involucrado en la prestación. En otros países, la tasa de ganancia de los
servicios públicos tiende a ser la más baja de la economía. En la Argentina de
los 90s, las tasas de ganancia de los servicios públicos han sido las más altas
de la economía. Si se tiene mucho riesgo, se juega en la timba financiera, por
lo tanto, se va ha pedir una tasa de retorno alta. Si va bien, se va a cobrar
mucha plata, pero el riesgo de que vaya mal es alto. Cuando se tiene un
monopolio como los servicios públicos con el nulo riesgo que se formó
alrededor con toda la normativa, ¿Cuál es el riesgo? La experiencia histórica
del capitalismo dice que se tendría que tener las tasas de ganancia más bajas
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porque no hay riesgo. Acá se ve la paradoja: nulo riesgo y las ganancias más
altas. Eso muestra la irracionalidad e injusticia de las tarifas.
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Prácticas monopólicas:
Art. 33: Los transportistas no pueden comprar ni vender gas, con excepción de
aquellas adquisiciones para consumo propio o para mantener la operatividad
de los gasoductos.
Art. 34: Ningún productor, almacenador, o transportista podrá tener
participación accionaria controlante de una sociedad habilitada como
distribuidora de gas.
Art. 34: Ningún consumidor que contrate directamente con un productor podrá
tener participación accionaria controlante de una sociedad habilitada como
distribuidora de gas que corresponda a la zona geográfica de su consumo.
Inversiones:
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indagaban la opinión de los usuarios respecto de algunas condiciones de los
distintos servicios (comprensión de las facturas, recepción en término,
presencia de errores, etc.). En ambos organismos, la posibilidad de recurrir en
forma periódica a este tipo de mecanismo no está del todo consensuada por
considerar como efectivos y suficientes los relevamientos efectuados por las
prestadoras de servicios. Pero si bien las empresas realizan sondeos de
opinión por su propia iniciativa, éstos no están sujetos a ninguna
reglamentación que garantice la validez de los datos obtenidos, en términos de
representación de las distintas categorías de usuarios, áreas geográficas de
cobertura y tipo de servicios ofrecidos.
Otro de los canales implementados para la participación de los usuarios es el
mecanismo de Audiencia Pública, que hace posible que los diversos actores
involucrados en el proceso de regulación expongan sus puntos de vista y, de
esta manera, aporten información relevante para la toma de decisiones. Las
Audiencias operan exclusivamente como instancias de consulta, ya que no se
prevé que las posturas y recomendaciones que surjan de las mismas impliquen
algún tipo de compromiso para los reguladores ni que puedan funcionar como
espacios de concertación con los usuarios. En todos los casos, la convocatoria
a las Audiencias es facultad del ente regulador y la conducción de las mismas
está a cargo del directorio respectivo. Las cuestiones que obligan a la
convocatoria de una Audiencia han sido precisadas en los reglamentos
elaborados por el ENRE, el ENARGAS los temas a tratar son los que “el ente
establezca”.
En el ENRE, el ENARGAS existe la figura del “defensor del usuario”, que
brindan asistencia legal y técnica a los usuarios durante el desarrollo de las
Audiencias. En este sentido, las asociaciones de usuarios coinciden en
señalar que la intervención de estos funcionarios no llega a subsanar los
problemas de la regulación, que se ponen de manifiesto en la instrumentación
de las Audiencias: notorias asimetrías de información y desigualdad de
recursos técnicos entre las partes, que derivan en una virtual sobre
representación de los intereses empresariales.
En el ENARGAS es obligatorio convocar a una Audiencia Pública para los
siguientes casos: otorgamiento de autorizaciones para la prestación de
servicios y para construir y ampliar instalaciones; operaciones de
consolidación, fusión y adquisición de acciones entre empresas y grupos de
empresas prestadoras; frente a denuncias de conductas anticompetitivas o
abusivas de la situación de monopolio; modificación de las tarifas; declaración
de una tarifa como “injusta” o “irrazonable”, indebidamente discriminatoria o
preferencial; violaciones al marco reglamentario y renovación de habilitaciones.
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La imprecisión en relación con los derechos y obligaciones de empresas y
usuarios da lugar a una cuota considerable de discrecionalidad en la
interpretación y aplicación de la normativa. Un ejemplo de esto es el
reconocimiento formal del carácter de servicio público de las actividades
privatizadas, que resguardaría la regularidad, continuidad y accesibilidad de las
prestaciones, pero que es relativizado por disposiciones específicas que
sujetan la extensión del servicio a criterios de rentabilidad empresaria.
Por ejemplo, el marco regulatorio para la provisión de gas establece la
obligación de los distribuidores de satisfacer toda demanda “razonable”,
excluyendo de la categoría de tal a toda demanda que “no pueda ser satisfecha
obteniendo el distribuidor un beneficio acorde con los términos de la
habilitación” (Ley 24.076). Por su parte, el marco regulatorio que rige el servicio
de electricidad establece que “los contratos de concesión podrán obligar a los
transportistas y distribuidores a extender o ampliar las instalaciones, cuando
ello resulte conveniente a las necesidades del servicio público” (Ley 24.065).
Planteado en estos términos, no se asegura plenamente la satisfacción de las
nuevas demandas de servicio, sobre todo si se considera que los contratos
vigentes no contienen obligaciones de inversión por parte de los operadores.
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