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La ilusion lacaniana*
Fran~oisRoustang
El texto que presentaba el tema de este coloquio oponia la creencia
en un progreso de la inteligencia humana o de la historia humana, caracteristica de la tracion d e las Luces, a la critica cultural que piensa las otras culturas como algo diverso, como separadas unas de otras y e n conscuencia limitadas. En lo que toca a la critica cultural, es imposible de adoptar el punto d e vista unico d e una esencia del hombre, como lo hacia precisamente la tradicion d e las Luces, y mostrar a partir d e ello como las diversas culturas conver- gen poco a poco hacia la manifestacion de esta esencia. La tradicion de las Luces creia saber cual era la esencia del hombre, cuando esa puesta esencia no era otra cosa que el hombre ideal o el ideal d e la humanidad, tal como cierta tradicion tenia necesidad d e pensarlas para sus propias necesidades. Hoy es posible pensar que la certidumbre de el progreso de la inteligencia humana es el mito que requeria "El Siglo de las Luces" y sus sucesores para poder pensar y actuar. Porque, al pretender poseer la esencia del hombre, esos siglos adquirian el derecho de llevar la verdad a todo el mundo. Los hombres de esos tiempos estimaban muy frecuente- mente que debian proponer o incluso imponer esta verdad a las otras civilizaciones, puesto que, al hacerlo, lo que aportaban era su propia verdad y su propia plenitud, susceptibles de hacerlos felices. El hecho d e que las armas hayan precedido a los profesores debia Tomado de Critique. Traducci6n de Raymundo Mier. TRAMAS
ser considerado como una condicion evidente. El mito del progreso
tenia entonces un alcance politico. Cuando las armadas d e la Revolucion invadieron Europa, sa- bian q u e llevaban los estandartes d e la Luz universal. Esa e s la razon q u e llevo a Hegel a saludar a Napoleon como e l precursor del saber absoluto. El mismo derecho a la exportacion d e las luces sera e l sosten d e las armas que fundaran los imperios coloniales. Los triunfos militares y la dominacion politica consecuente d e aquellos que detentaban la verdad sobre el hombre eran algo natu- ral, porque, precediendo a los colonizados e n la via del progreso, eran fatalmente los mas fuertes. Debian someter para educar a quienes estaban sumergidos en las tinieblas. La declinacion d e esta dominacion politica hizo dudar la validez del mito del progreso d e la humanidad. El relativismo y el nihilismo no son mas que la consecuencia intelectual d e la duda instalada en los espiritus, a partir d e la impugnacion a la que siguio e l rechazo del poder d e los colonizadores. Al fortalecerse hasta igualarnos, las otras civilizaciones debian ser consideradas iguales a la nuestra. La creencia central e n la posesion d e la verdad universal ya n o tenia fundamento, si n o podia realizarse efectivamente e n las relaciones d e dominacion. La verdad d e esto queda atestiguada por el hecho mismo d e que no se puedecreer ya e n un mito que supone lavictoria politica o economica cuando esta victoria se extingue. Estariamos muy equivocados si creyeramos que el relativismo, el nihilismo o la critica cultural son mas autenticos o mas verdaderos que las Luces. Son simplemente el signo del fin de una dominacion. Expresan ya sea el despecho por no haber sabido mantener intacto nuestro poder, ya sea la obligacion que contragimos d e proporcio- narnos nuevos mitos mas conformes a nuestra situacion politica. La critica cultural es solo un efecto geopolitico. El respeto d e otras civilizacioncs no es la consecuencia d e una moralidad mas amplia. sino el resultado d e una debilidad ante la fuerza d e los otros, y cuyo reconocimiento se nos impone. En cuanto a la indiferencia y la falta d e compromiso politico es tambien la consecuencia d e la perdida d e un dominio. Los profesores han dejado d e ser los agentes d e la dominacion universal, porque esta dominacion universal se ha vuel- to impensable. Tal vez las relaciones entre relativismo y dominacion sean ademas d e mayor sutileza. Podria suponerse, e n efecto, que los profesores que defienden el relativismo son mejores agentes d e dominacion porque, amparados por el respeto, los antiguos coloni- zados s e encuentran mas a merced d e los antiguos colonizadores. Todo esto lo conocemos bien. Si me h e extendido tal vez dema- siado e n estas evidencia, es para subrayar la naturaleza tanto d e la creencia e n el progreso, e n la tradicion liberal d e las Luces, como d e los postulados d e la critica cultural. Estas no son las conclusiones d e una investigacion cientifica, tampoco son hipotesis susceptibles d e transformarse e n leyes, se trata simplemente d e mitos, quiero decir, d e ilusiones necesarias para nuestro pensamiento y nuestra accion, son proyectos y utopias donde s e proyectan nuestros miedos y nuestros suenos. Esas ilusiones no difieren e n nada, e n cuanto a los roles que representan e n nuestras sociedades, d e los relatos y leyendas que fundan la especificidad d e un pueblo, o d e las sagas q u e permiten a una familia distinguirse d e las otras. Actualmente parece que las humanidades han lanzado a la busqueda d e ilusiones y leyendas que les permitan justificar su trabajo o que les darian la posibilidad d e venderse mejor al aparecer e n e l mercado como una postura mas reluciente. Por otra parte, parece q u e esas humanidades utilizan para ellos al psicoanalisis, y mas particularmente al psicoanalisis lacaniaco. Pense entonces q u e me era posible hablar d e la leyenda o la ilusion lacaniana tal como la h e visto funcionar e n Francia los ultimos 20 anos. Porque esta leyenda tiene todas las caracteristicas que he mencionado hasta ese momento. Para comprenderla, es preciso preguntarse como s e constituyo, a que preguntas pretende responder, que medios ha empleado para extenderse. Tal como podamos saber, a partir d e esto, si esta leyenda es susceptible d e exporlarse a lo que podrian ser las humanidades e n los Estados Unidos. Cuando Lacan comenzo su ensenanza a mediados d e los anos 'SO, e l psicoanalisis reunia a una decena d e medicos, psiquiatras e n su mayoria. La proteccion social, la atencion que se daba e n el pais a la salud y e n particular a la salud mental, estimulo la multiplica- cion d e los centros terapeuticos, tanto para los ninos como para los adultos. Pero hasta 1968 las psicoterapias e n las instituciones fue- ron confiadas a los medicos. DespuCs d e 'GS, ocurrio una verdadera explosion: el crecimiento del numero d e dispensarios, d e hospitales d e dia, d e centros medico-pedagogicos es tal que la pobIacion d e los pacientes aumenta con rapidez. Ahora bien, todo ese personal, que comprende educadores especializados, ergotcrapeutas, psico- TRAMAS
terapeutas d e toda clase, llegan hasta el psicoanalisis, que agrupaba
en 1960 solo a algunos especialistas que se inspiraban en el, va a convertirse, consecuentemente, e n un verdadero medio social. Por miles se cuentan hoy las personas que viven d e la practica del psicoanalisis o d e las psicoterapias inspiradas por el, tanto en las instituciones como en el ambito privado. En el contexto de explosion social se debe ubicar la influencia de Lacan. Sin las sumas estratosfericas gastadas e n Francia en materia de salud mental, no se habria visto aparecer esa multitud de educadores o psicologos. Ahora bien, estos han sido durante anos la infanteria del psicoanalisis, quienes les han permitido a la vez popularizarse y sobrevivir, puesto que han multiplicado el numero de sus clientes. Lacan obtuvo el beneficio d e esta coyuntura politica. Sin ella el lacanismo hubiera permanecido como eiinteres de una elite muy pequena, y no habria podido convertirse en un instrumento de dominacion politica y economica e n este medio restringido. Es preciso, no obstante, hacer notar d e paso que Lacan prece- dio ese movimiento. Cuando sustentaba su Seminario e n la Escuela Normal Superior en 1964, su auditorio no se componia solamente de sino de un gran numero d e alumn& de esta escuela y d e miembros relevantes de la intelligentsia parisina. Cada semana algunos centenares de personas venian a escucharlo. era el encanto que atraia a todo ese mundo exquisito? Mas alla de la fascinacion ejercida por un personaje fuera de lo comun, d e su estilo unico, de sus hallazgos de lenguaje o la idea de su inmensa cultura, su auditorio quedaba atrapado por el asombro de encontrarse ante un discurso totalizante. Ahi se escuchaba una mezcolanza original de filosofia, matematicas, linguistica, etnolo- gia, teologia, etc. En ese discurso todas las disciplinas dispersas y con frecuencia tediosas adquirian un relieve excitante, se les con- vocaba en un lugar subalterno para reunirlas a todas bajo la jefatura d e un psicoanalisis reelaborado, que parecia ofrecer una respuesta a las preguntas mas apremiantes del momento. Nunca nadie habia hablado asi, y si bien es cierto que no se comprendia gran cosa d e la sintesis operada por Lacan, se tenia la conviccion d e que cuando menos el sostenia a un tiempo todos los hilos de ese saber y que tarde o temprano se terminaria por participar d e ese saber, si se hacia el esfuerzo de escuchar y estudiar lo que decia. Quisiera aqui subrayar un primer rasgo de la iluson lacaniana. Ese discurso no era en realidad totalizante, era mas bien un discurso absorbente. Lo que se demanda a un mito, a una leyenda, a una ilusion es que nos posea enteramente. Una leyenda debe constituir a un pueblo haciendolo entrar en ella como en una matriz. La estrategia de Lacan respondia enteramente a esta necesidad. No consistia en mostrar explicitamente los vinculos entre las diversas disciplinas a las que hacia alusion, con el fin d e constituir una totalidad, sino en hacer creer que era el quien poseia la clave de dicha sintesis y a suscitar en sus escuchas un trabajo que saturaba todos los instantes para llegar a descubrir esa clave. Los Seminarios fueron grabados y despues escuchados una y otra vez. Si era posible obtener el texto se lo estudiaba de dia y de noche. No se leia mas que a Lacan. Su inmensa erudicion, en mi opinion superficial, sugeria que habia agotado la tradicion y que lo mejor era restrin- girse a el para conocer la quintaesencia de esa tradicion. Los mas valerosos se sumergian en los textos que citaba o en las disciplinas a las que hacia referencia. Algunos se pusieron a estudiar linguisti- ca, logica o matematicas para intentar reconstruir el camino que Lacan habia seguido o parecia haber seguido. Era mas bien una estrategia, porque era preciso comprometer a quienes lo escucha- ban en un trabajo que los absorbiera por completo. El trabajo se convertia en infinito, en parte gracias a la obscuridad del discurso, puesto que se queria comprender aquello'que se habia hecho voluntariamente incomprensible; pero por otra parte, gracias a los lazos demasiado vagos que anudaba con otras disciplinas, puesto que nunca era posible reconocer relaciones que solo existian sobre el plano metaforico. Era necesario que el trabajo se extendiera infinitamente con el fin de empenar todas las fuerzas en una tenta- tiva de comprension, sin guardar ninguna para la critica. Para muchos, el resultado de esa estrategia ha sido la adopcion pura y simple de la lengua lacaniana, la asimilacion de su vocabulario y de su sintaxis; de ahi la imposibi1idad"dehacerse comprender mas por quienes se han entregado a la misma empresa. Asi se constituyo la secta lacaniana; estaba constituida por un conjunto de personas que hablan un mismo lenguaje estereotipado y que estan obligadas a ha- blar entre ellas, porque nadie mas las comprende. Otra condicion para que una leyenda sea aceptada es que se haga eco de los temas que circulan en un medio cultural dado y que TRAMAS
representan preguntas o soluciones indispensables para la supervi-
vencia d e esa mini-cultura. Ahora bien, Lacan a lo largo d e mas d e 20 anos, supo captar las diversas corrientes q u e conmovian a la intelligentsia francesa, y las supo asimilar a su propia concepcion del psicoanalisis. Estuvo presente e n los cursos d e Kojeve sobre Hegel (Introduccion a la dialectica del amo y del esclavo). Estable- cio contactos con Heidegger, d e quien tradujo algunos fragmentos, desde el momento e n que su pensamiento paso por Francia (intro- duccion d e la verdad como develamiento, y n o como adecuacion d e la inteligencia y d e lo real). Siguio el desakollo del estructuralismo (introduccion d e lo simbolico v mas tarde del materna. calcado sobre el mitema d e Levi-Strauss). Estuvo e n contacto con Jakobson y a traves d e e l encontro a Saussure (la metafora y la metonimia y la doctrina del significante). Cuando Escritura, con una mayuscula, s e convirtio e n moda, Lacan transformo, desde ese momento, su apre- hension del lenguaje. Podria continuar la lista d e los prestamos q u e daban a su auditorio la impresion d e hallarse en el limite d e lo meior que se pensaba hasta e ~ ~ m o m e n t Peroo . lo que tiene mas imp&- tancia aun es que Lacan sabia disfrazar sus prestamos d e tal manera que estos parecian surgir d e su propia doctrina. Y es verdad q u e las modificaba lo bastante como para imprimirles una coloracion personal. Pero sobre todo, daba a entender q u e e l psicoanalisis como e l lo comprendia, aportaba a esos prestamos la luz d e q u e adolecian. Lacan ofrecia la verdad a todo lo q u e balbuceaban sus contemporaneos. era la naturaleza d e esa verdad? Lacan pudo dar esta impresion d e dominio y d e poder porque dio a entender q u e el psicoanalisis, a traves d e su renovacion del psicoanalisis, era capaz d e explicar los limites d e todas las disciplinas. Al centrar su doctrina e n la fisural, la carencia, el lugar vacio que explicaba todas las disciplinas pues introducia en su punto d e desfallecimiento. D e ahi su interes, e n las matematicas, por el teorema d e Godel o d e la paradoja d e Rusell, su lectura d e la Ley moral kantiana que identi- fica con el dcsco reprimido, su interpretacion d e la linguistica a partir del significante puro que es una entidad cero, su insistencia sobre lo simbolico que funciona a partir d e una ausencia, etcetera. Ocurre como si Lacan hubiera proclamado: con e l psicoanalisis que he vuelto a inventar, estoy en la grieta d e todas las grietas, e n el lugar d e la falta d c todas las faltas y por consiguiente e n el origen de todas las creaciones, y todavia mas, en el lugar de la causa d e todos los efectos. Asi como el psicoanalisis se apoya en las psico- neurosis y los suenos, es decir, en lo aberrante, para aportar su luz ultima a lo normal, asi la falta d e cada disciplina, al dar la explica- cion d e su disfuncionimiento, ofrece la esencia de su funcionamien- to. Lo negativo es el revelador final de lo positivo, su anverso decisivo, su verdad. Es facil comprender que una doctrina asi haya podido seducir a centenas de oyentes, no todos imbeciles, pero todos deseosos d e confiar en el mas astuto de ellos. Esta doctrina daba la impresion d e penetrar en el corazon de todas las disciplinas, es decir, de sa- berlo todo, puesto que se introducia en la falla d e cada una de ellas, mostrando al mismo tiempo la vanidad de todos los saberes puesto que s e reducian a la tentativa d e ocultar esa falta. Lacan proponia pues a su auditorio, incluso si ese auditorio no lo percibia claramen- te, una supremacia sobre el saber y una desilusion del saber. Ofrecia el medio de instalarse en la omnipotencia y al mismo tiempo e n la critica radical d e esta omnipotencia. esta articulacion retorcida se convertia en una layenda que se aliaba e n cada uno al sueno de todo nino pequeno que oscila entre la exaltacion maniaca y el desamparo depresivo. Esta doctrina tuvo un impacto acentuadamente particular, por- que estaba ligado a una practica, y esta practica reposa esencial- mente sobre el fenomeno de la transferencia. No quiero insistir sobre este punto ya muy conocido: sin la transferencia a Lacan o a los psicoanalistas formados por el, esta doctrina no se hubiera extendido con esta facilidad. Quiero mas bien subrayar que la doctrina ha dejado sus rastros poco a poco sobre la practica. En particular el aspecto terapeutico quedo relegado a un segundo plano. Con el pretexto de que el tratamiento psicoanalitico no tiene como objetivo directo la eliminacion de los sintomas, la propia cura se convirtio e n un efecto derivado. A continuacion se dio el siguien- te paso: puesto que la fisura y la carencia constituyen una especie de esencia del deseo y por consecuencia del hombre, se admitio que el psicoanalisis, el verdadero debia fallar, ser un fracaso; debia convertirse e n una iniciacion al desastre. Semejante concepcion de la cura tenia la doble ventaja de justificar una doctrina y de ahogar en su origen toda critica posible de tal practica. Quien exigiera a la cura una satisfaccion de sus necesidades o de sus deseos seria TRAMAS
alguien que no habria comprendido en absoluto la finalidad del
psicoanalisis, la cual s e resume en un trabajo inmenso para descu- brir que el verdadero deseo no puede alcanzar su objeto. Si el exito se encuentra en fracasar, a medida que menos funciona mas funcio- na. Se permanece definitivamente a cubierto de toda comprobacion. Pero con ello se consolida la vigencia de lo esencial de las grandes leyendas: preparar al pueblo para sacrificarse por el pueblo. En esta perspectiva, quisiera mencionar un ultimo rasgo d e la ilusion lacaniana. Una ilusion o una leyenda solo es cultural o civilizadora si abre los mercados. Es decir, si la leyenda debe ser productoria de bienes para la sociedad a la que da un sentido. Como ha ocurrido en el caso de todas las religiones, una leyenda que se separa de lo economico y d e lo politico solo puede desaparecer. El psicoanalisis lacaniano ha logrado producir un lazo inmedia- to entre la produccion cultural mas gratuita y el funcionamiento del mercado. Ha reconciliado las mas altas perspectivas culturales y las reglas mas estrictas de la ganancia. Esto es absolutamente notable. Uno d e los principios de la cura segun Lacan es, e n efecto, que el analista rechace la demanda del paciente para permitirle el acceso a su deseo. Si se responde a su demanda, se llena un vacio, se satisface una necesidad, pero no se provoca al deseo que s e extin- gue en la realizacicin. La ausencia de respuesta puede suscitar el deseo, porque el deseo esta siempre ligado a una carencia, a un objeto que se eclipsa, el famoso, objetopequeno a es decir, el objeto de la eleccion. El paciente en consecuencia, debe pagar al psicoa- nalista para que se mantenga en esta posicion dificil, incluso insos- tenible, donde escuche periectamente la demanda pero sin poder responder jamas a ella. Importa pues que el paciente se engane siempre en su expectativa, y que incluso, en el limite, no tenga el tiempo de expresar su demanda. De ahi la practica del psicoanalisis se reduciria solamente al pago: venir, pagarle al psicoanalista para que no responda a la demanda, para que no haga nada, no conceda ni siquiera su tiempo. Esa seria la condicion para que emergiera el deseo puro. Asi apareceria la quintaesencia de la cura que abriria el acceso a la fuente d e la civilizacion y d e la humanidad: el deseo en estado puro, fundado sobre la gratuidad absoluta del gasto. Lacan habia conseguido, en los ultimos anos de su vida, esta puri- ficacion extrema de la practica. Son numerosos los alumnos que lo siguieron por ese camino. Se puede ver como el psicoanalisis, comprendido de esta mane- ra, sin dejar de someterse a'las leyes del mercado, puesto que hace nacer un flujo de dinero, subvierte estas leyes del mercado puesto que no concede ninguna mercancia contra el dinero pagado. Tal psicoanalisis puede entonces pretenderse revolucionario. Habria mucho mas que decir, en particular sobre la estrategia politica de la implantacion del lacanismo en la Universidad, los centros hospitalarios universitarios, las diferentes instituciones de atencion social. Pero no quiero extenderme. Es preciso concluir. H e pensado desde hace algunos anos que, a partir de la muerte d e Lacan, la ilusion s e dispersaria, porque la construccion se haria perceptible. Me equivoque. Parece saludable en Francia, y se ex- porta ampliamente. Sin duda hay multiples causas de este exito. Pero lo que me parece determinante, es el lazo entre la pretension a un saber que domina todos los saberes y la afirmacion de que tal lugar es un vacio. Esa paradoja conviene perfectamente a nuestros contemporaneos. En un mundo en que los saberes han aumentado al infinito, no verse atraido por una obra que los unifica? Y ademas, en un mundo donde los valores religiosos, morales, politi- cos, s e encuentran desacreditados, no adherirse a una doc- trina cuyo unico valor es el d e una grieta, una falla, una carencia? La astucia suprema de Lacan es de haber fundado una ilusion sobre una especie de desilusion generalizada. Hay en ello un artificio que hace de esa doctrina una antidoctrina y que la pone a cubierto de cualquier ataque. Las criticas pertinentes de la obra de Lacan existen. Muestran los juegos d e prestidigitacion, las aproximaciones indebidas, las promesas traicionadas, las incoherencias y las contradicciones. Pe- ro no seran escuchadas, porque no reemplazan la ilusion que mu- chos requieren para vivir. En este sentido, la ilusion lacaniana, para tomar la expresion d e Jacques Bouveresse, es una ilusion con un gran Por supuesto lo es en Francia, pero puede serlo tambien en los Estados Unidos, en los medios de la critica literaria que incluso no advertiran la operacion de oscurantismo que avalan. Es verdad que se sirven de ella desde fuera del campo del psicoa- nalisis y que solo le piden una incitacion para renovar ciertas interrogantes envejecidas