GLADIS PEREZ MONTOYA Vs EPS FAMISANAR

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SEÑOR

JUEZ DE TUTELA (REPARTO)

E. S. D.

Ref.: ACCIÓN DE TUTELA

Accionante: GLADYS PEREZ MONTOYA identificada con


cedula de ciudadanía numero 20.566.077

Accionado: FAMISANAR EPS

GLADYS PEREZ MONTOYA Identificada Con Cedula de Ciudadanía Número 20.566.077


de Fusagasugá mayor de edad, con domicilio en Soacha - Cundinamarca, actuando en
nombre propio, invocando el artículo 86 consagrado en la Constitución Política y
reglamentado en el Decreto 2591 de 1991, por medio del presente escrito promuevo
ACCIÓN DE TUTELA contra la EPS FAMISANAR, con el objeto que se ampare dentro de
un plazo prudencial y perentorio mi DERECHO FUNDAMENTAL A LA SALUD, VIDA
DIGNA EN CONEXIDAD CON LA SEGURIDAD SOCIAL vulnerados por EPS FAMISANAR,
y se me conceda las peticiones que se fundamentan en los siguientes:

HECHOS

1- GLADYS PEREZ MONTOYA Identificada Con Cedula de Ciudadanía Número


20.566.077, soy persona mayor tengo 72 años de edad y me encuentro afiliada a
la EPS FAMISANAR.

2- Soy Paciente que tengo varias Enfermedades como Vértigo, Colon Irritable y
Artrosis.

3- Para poder tratar estas Enfermedades y tener una Condición de Salud estable los
AR Médicos me Ordenaron que tengo que tomar la siguiente cita Médica con
Especialista:

- Consulta de primera vez por Especialista en Medicina Interna.

4 En reiteradas oportunidades, he solicitado la cita en la EPS FAMISANAR sin


obtener alguna respuesta, lo que me indican es que no hay agenda y que debo
esperar, ya llevo esperando más de 4 meses y mi Artrosis cada vez es más
delicada, la cita fue autorizada desde el mes de diciembre de 2023.

5 Sin embargo, a la fecha no ha sido posible obtener la cita por parte de la EPS
FAMISANAR.

6 Al no contar con más mecanismos acudo la Presente Acción Constitucional para


Poder Salvaguardar Mis Derechos.
DERECHO FUNDAMENTAL VIOLADO

Estimo violado el derecho a la SALUD la VIDA y la SEGURIDAD SOCIAL,


consagrados en los artículos 1, 11, 48 y 49 de la Constitución Política de Colombia
de 1991.

Los derechos fundamentales, a la Salud, la vida y la Dignidad Humana en condiciones


dignas, al negarse la cita Autorizada por Medicina Interna por parte de la EPS
FAMISANAR

FUNDAMENTOS JURÍDICOS

El derecho a la salud es un derecho constitucional y un servicio público esencial a cargo del


Estado y en favor de todos los habitantes del territorio nacional, el cual de conformidad con
los desarrollos jurisprudenciales ha sido considerado autónomo aun cuando está
intrínsecamente ligado al derecho a la vida y a la dignidad humana, el cual como se ha
reiterado adquiere la condición de derecho fundamental autónomo y éste puede ser
protegido por la acción de tutela. (Sent. T-073-2013) Por lo cual se configura la posibilidad de
reclamar vía acción de tutela la protección de este derecho.

Importante es resaltar, como lo ha sostenido el máximo Tribunal Constitucional, que si


bien, el derecho a la salud, en sí mismo, no es en principio, es un derecho constitucional
fundamental, sí reviste éste carácter cuando se encuentra en conexidad con los derechos
a la vida, a la vida digna, a la integridad física y el derecho a la seguridad social, de
acuerdo a las conductas que le son reprochables a la EPS FAMISANAR

El artículo 49 de nuestra Carta Fundamental, consagra: “la atención de la salud y el


saneamiento ambiental son servicios públicos a cargo del Estado, se garantiza a todas las
personas el acceso a los servicios de promoción, protección y recuperación de la salud”.

En desarrollo de tal mandato constitucional se expidió la Ley 100 de 1993, que señala el
marco normativo dentro del cual se ha de circunscribir el Estado, para dar cabal
cumplimiento a lo dispuesto sobre implementación de una atención básica en salud, así
como los particulares que deseen conformar las Entidades Promotoras de Salud Subsidiada.

Conforme a lo anterior, la responsabilidad derivada de la obligación estatal en materia de


salud, se puede trasladar a los particulares a través de la figura de la delegación, las cuales
según lo prescrito en el artículo 177 de la Ley 100 de 1993, son las encargadas y
responsables de la afiliación, el recaudo de las cotizaciones y de la prevención, tratamiento y
rehabilitación de sus afiliados y beneficiarios.
En sentencia T-248/98 la Honorable Corte Constitucional señaló al respecto:

“…La atención en salud es según el artículo 49 de la Constitución Política un servicio


público a cargo del Estado y aunque puede ser prestado por particulares, está sujeto a
vigilancia y control estatales, y ante todo a los postulados y mandatos de la carta
política… Se garantiza a todas las personas el acceso a los servicios de promoción y
recuperación de la salud, al paso que los servicios correspondientes con
independencia del carácter público o privado de quien los preste deben conformarse a
los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad”.

De lo anterior se deduce, que lo es al sistema de seguridad social en salud, y con


fundamento en tales parámetros se debe proteger los derechos aludidos y en el caso sub-
exámine debe responder directamente a la EPS FAMISANAR.

La actuación abiertamente omisiva y atribuible a la EPS FAMISANAR, en detrimento de


la salud de mi persona, consistente en no agendar la Consulta de primera vez por
Especialista en Medicina Interna., lo que constituye una flagrante violación del derecho
que me asiste, de recuperar mi salud, puesto que con dicha patología mi vida cada vez se
ve más deteriorada.

Sobre la Salud, como Derecho Fundamental conexo con el de la Vida ya se ha hecho oír la H. Corte
Constitucional en oportunidades como las reseñadas a continuación:

"…La Corte Constitucional ha expuesto que "(la salud y la integridad física son objetos
jurídicos identificables, pero nunca desligados de la vida humana que los abarca de
manera directa)", por ello "cuando se habla del derecho a la salud, no se está
haciendo cosa distinta a identificar un objeto jurídico concreto del derecho a la vida, y
lo mismo ocurre cuando se refiere al derecho a la integridad física. Es decir, se trata
de concreciones del derecho a la vida, mas no de bienes jurídicos desligados de la
vida humana, porque su conexidad próxima es inminente" (Sentencia T-494 de 1993,
M.P. Vladimiro Naranjo Mesa)

"..El carácter fundamental del derecho a la salud emerge siempre que su desatención
vulnere directa y gravemente el derecho a la vida, destacándose que en estos eventos
comporta "(no sólo la intervención puntual necesaria para evitar la enfermedad, sino
también la actuación difusa necesaria para lograr la recuperación de la calidad de
vida" (Sentencia T597 M.P. Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz)

EL DERECHO A LA VIDA DIGNA Y A LA SEGURIDAD SOCIAL

Nuestro estatuto Constitucional consagra en sus artículos 48 y 49 los derechos a la seguridad social y
a la salud al establecer:
"La seguridad social es un servicio público de carácter obligatorio que se prestará bajo
la dirección, coordinación y control del Estado, en sujeción a los principios de
eficiencia, universalidad y solidaridad, en los términos que establezca la Ley .Se
garantiza a todos los habitantes el derecho irrenunciable a la seguridad social..."

De igual forma establece en el artículo subsiguiente:

"La atención en salud y ... son servicios públicos a cargo del Estado. Se garantiza a
todas las personas el acceso a los servicios de promoción, protección y recuperación
de la salud".

Al respecto manifiesta el Tribunal Superior de Bogotá:

“... los derechos a la salud y a la seguridad social no fueron consagrados como


fundamentales en la carta política. Pero si se vulneran y con ellos se involucra
directamente un derecho fundamental, cuya garantía no sería posible sin su
protección, pueden ser amparados mediante la acción de tutela para evitar la
vulneración de éste último..." (Sentencia del 9 de julio de 1999 Tribunal Superior de
Bogotá - Sala Civil- Mag. RODOLFO ARCINIEGAS).

Por su parte la Corte Constitucional considera:

"...si bien la seguridad social en lo que atañe a la salud es un derecho fundamental de


aplicación inmediata, el se erige como tan en ciertos casos y, por ende resulta
susceptible de amparo por parte del Juez de tutela, cuando por la trascendencia de
sus alcances es imprescindible para la protección de otros derechos considerados
esenciales e inherentes a la persona humana" (Sentencia T114 DE 1997).

En relación con la materia que nos ocupa, el derecho a la salud y a la seguridad social, en conexión
con el de la vida digna e integridad personal; es más evidente la supremacía constitucional:

"La sala sabe que la negativa de la parte demandada se fundamenta en normas


jurídicas de rango inferior a la carta que prohíben la entrega de medicamentos por
fuera de un catálogo oficialmente aprobado; no desconoce tampoco los motivos de
índole presupuestal que conducen a la elaboración, menos aún el rigor de quienes
tienen a su cargo el proceso de selección; sin embargo, retomando el hilo de
planteamientos antecedentes ratifica que el deber de atender la salud y de conservar
la vida del paciente es prioritario y cae en el vacío si se le niega la posibilidad de
disponer de todo el tratamiento prescrito por el médico; no debe perderse de vista que
la institución de seguridad social ha asumido un compromiso con la salud del afiliado,
entendido, en este caso, como un derecho conexo con la vida y que la obligación de
proteger la vida es de naturaleza comprensiva pues no se limita a eludir cualquier
interferencia sino que impone además "una función activa que busque preservarla
usando todos los medios institucionales y legales a su alcance" (sentencia T 067 de
1994 M.P. José Gregorio Hernández Galindo). Esa obligación es más exigente y seria
en atención al lugar que corresponde al objeto de protección en el sistema de valores
que la Constitución consagra, y la vida humana, tal como se anotó, es un valor
supremo del ordenamiento jurídico colombiano y el punto de partida de todos los
derechos (Tribunal Superior de Bogotá- Sala Civil, julio 9 de 1999. Mag. RODOLFO
ARCINIEGAS)

Sobre el concepto de dignidad humana, vida e integridad personal, la jurisprudencia constitucional es


coincidente en afirmar que:

"... El respeto a la dignidad humana debe inspirar todas las actuaciones del Estado.
Los funcionarios están en la obligación de tratar a toda persona, sin distinción alguna,
de conformidad con su valor intrínseco (C.P. arts. 1,5 y 13). La integridad del ser
humano constituye razón de ser, principio y fin último de la organización estatal”.

El principio fundamental de la dignidad humana no sólo es una declaración ética sino


una norma jurídica de carácter vinculante para todas las autoridades (C.P. art. 1). Su
consagración como valor fundante y constitutivo del orden jurídico obedeció a la
necesidad histórica de reaccionar contra la violencia, la arbitrariedad y la injusticia, en
búsqueda de un nuevo consenso que comprometiera a todos los sectores sociales en
la defensa y respeto de los derechos fundamentales.

El hombre es un fin en si mismo. Su dignidad depende de la posibilidad de


autodeterminarse (C.P. art. 16). Las autoridades están precisamente instituidas para
proteger a toda persona en su vida, entendida en un sentido amplio como "vida plena".
La integridad física, psíquica y espiritual, la salud, el mínimo de condiciones materiales
necesarias para la existencia digna, son elementos constitutivos de una vida íntegra y
presupuesto necesario para la autorealización individual y social. Una administración
burocratizada, insensible a las necesidades de los ciudadanos". (Sentencia T-499/92 -
M.P. doctor Eduardo Cifuentes)

Así debe procederse también en mi caso, quien de acuerdo a los pronunciamientos médicos, requiere
con urgencia, bajo amenaza de que su problema cobre mayor trascendencia y grave daño que la
lleven a perder su vida. Con los exámenes de diagnóstico y la interconsulta con medicina Nuclear, se
trata es de atender unas recomendaciones especiales, con origen estrictamente médico- científicas,
que resultan irremplazables tanto como urgentes en aras de mejorar la salud y contrarrestar el peligro
y la vulnerabilidad a que está expuesta mi vida, así como su integridad física y propender por un futuro
no tan incierto como el que le augura la negligente conducta de la Entidad Promotora de Salud a la
que me encuentro afiliada.

No puede ninguna entidad promotora de salud, negarse con su conducta negligente a realizar los
exámenes de diagnóstico y la interconsulta con medicina Nuclear, ni tampoco a darle continuidad al
tratamiento de manera inmediata como lo ordenen los médicos especialistas y que requiero, la cual
ostenta una importancia de la que nadie dudará, atendiendo a que es del dominio público, y con
muchísima mayor razón lo será de las élites médicas especializadas, que el procedimiento que
requiere mi tía, es no solamente urgente sino indispensable para contrarrestar el cáncer que padece
con el fin de mejorar su calidad de vida, mucho menos puede una E.P.S. sumir en la incertidumbre a
los pacientes, informándoles que su petición fue incluida en una base de datos sin indicarle una fecha
precisa en que será atendido su requerimiento, con el agravante de saber que no le autorizan el
procedimiento por no tener las partidas para tal fin y así lo ha indicado en varias oportunidades la
Corte Constitucional, como en sentencia T-728 de julio 5 de 2001. MP. Rodrigo Escobar Gil, donde
indicó que:

“La jurisprudencia de la Corte ha determinado que la urgencia, como criterio


determinante para la práctica de procedimientos quirúrgicos, es un elemento
necesario y constitucionalmente admisible, de esa manera se reconoce el carácter
programático que tiene el derecho a la salud. En este sentido expreso: “ …[ la
urgencia es un ] concepto que sirve de base a la entidad prestadora del servicio para
ordenar la ejecución inmediata de la exploración médica, si esta es urgente, o en
caso contrario, para someter al usuario al trámite ordinario de atención previsto en los
reglamentos, ya que en tales eventos se impone la necesidad de evacuar la demanda
de atención en orden estricto de solicitudes. Resulta evidente que si la asistencia
médica se concede de manera indiscriminada, sin atender a las prioridades de los
pacientes más graves y sin respetar las ordenes de solicitud en las consultas, el
sistema de salud entraría en caos y no podría cumplir con las metas de eficiencia y
universalidad que se ha propuesto…”

No obstante, la Corte considera que la calificación de urgencia de una cirugía, no


faculta a la entidad para someter a la persona a un término indefinido en su atención,
toda vez, que este hecho vulnera la vida digna del demandante al someterlo a una
incertidumbre en cuanto a la mejoría de su padecimiento y a la posible complicación
de los síntomas de su enfermedad.

La Corte ha establecido “…El hecho de que un examen o un procedimiento clínico no


sea urgente, no autoriza a la entidad para evadir de manera indefinida la atención del
enfermo, pues la dilación injustificada podría agravar el padecimiento y,
eventualmente, llevar la enfermedad a límites inmanejables donde la recuperación
podría resultar más gravosa o incierta, comprometiendo la integridad personal e,
incluso, la vida del afectado. En consecuencia, es obligación de la entidad prestadora
del servicio, adelantar las gestiones en el menor tiempo posible para que el usuario
no padezca el rigor de su mal, más allá de lo estrictamente imprescindible…”, y en
idéntico sentido se pronuncio: “.. No resulta acorde con los principios rectores sobre el
respeto a la dignidad humana, a la seguridad social y a la salud, principios protegidos
en forma expresa por la Constitución, el hecho de que una entidad encargada de la
prestación del servicio público de salud,(…), no le suministre a un afiliado información
precisa sobre la fecha en que se le realizará una intervención quirúrgica. Al obrar de
esta manera se deja al interesado sumido en la más profunda incertidumbre que no
está el paciente obligado a soportar, pues el remediar su situación, sólo depende de
que la entidad prestadora del servicio se despoje de su falta de interés sobre los
problemas del afiliado…[la entidad] estaba obligada a suministrarle al demandante,
en forma oportuna, toda la información requerida sobre cuándo se realizaría su
intervención quirúrgica, si esta fecha variaría y por cuáles razones. Y como no lo hizo,
vulneró los derechos del demandante…”

Por lo anterior, la Corte considera que debe protegerse el derecho a la salud del
demandante en conexidad con los derechos fundamentales a la vida y a la integridad
personal, derechos que le fueron vulnerados al no suministrarle oportunamente
información sobre cuándo se le realizaría el tratamiento quirúrgico que requiere,
hecho que ha significado un retardo injustificado en la realización de su cirugía...”

EL DERECHO A LA VIDA

Fue voluntad del Constituyente que sesionó en el año 91 para dotar nuestra vida jurídica de una nueva
Carta Política, consignar en el TITULO II, agrupados bajo el CAPITULO I, los allí expresamente
denominados “DERECHOS FUNDAMENTALES” y entre ellos, como el primero de todos, se escribió en el
ARTÍCULO II, EL DERECHO A LA VIDA, redactado de la siguiente manera:

“Art. 11. El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte”

Resulta absolutamente claro que se habla en este canon constitucional, de una prerrogativa que debe
colocarse por encima de consideraciones que pretendan desconocerla, pues el contenido de lo que ha de
entenderse por derecho a la vida, en un Estado como el nuestro que, por lo menos en teoría, se declara
como Social de Derecho, ha de ser colocado en la cúspide de todo el discurso jurídico que entraña una
Carta de Derechos ciudadanos, tan amplia como la que nos gobierna desde el año 91.

En este sentido ya ha habido pronunciamientos jurisprudenciales con origen en la H. Corte Constitucional,


Corporación que expresó:

“La vida humana está consagrada en la Carta de 1991 como un valor superior que,
según las voces del preámbulo debe asegurar la organización política cuyas
autoridades, de conformidad con el artículo segundo, justamente están instituidas para
protegerla. En perfecta concordancia con ese valor, en cuanto constituye proyección
del mismo, encabezando el capitulo correspondiente a los derechos fundamentales,
aparece el derecho a la vida (art. 11 C.P), caracterizado por ser el de mayor
connotación toda vez que se erige en el presupuesto ontológico para el goce y el
ejercicio de los demás derechos, ya que cualquier prerrogativa, facultad o poder
deviene inútil ante la inexistencia de un titular al cual puedan serle reconocidos.

“ el artículo 11 superior vincula al Estado y a los asociados a la protección de la vida


en sus dimensiones físicas y moral; esta Corporación ha entendido que “la vida del
ser humano es mucho más que el hálito mediante el cual se manifiesta su
supervivencia material” y que “no puede equipararse a otras formas de vida, pues
agrega al mero concepto físico elementos espirituales que resultan esenciales”
(Sentencia T-067 de 1994. M.P. Dr. JOSE GREGORIO HERNÁNDEZ GALINDO)

“Así pues, el tenor literal del artículo 11 de la Carta supone una actitud de las
autoridades públicas y de los particulares orientada a evitar cualquier
comportamiento capaz de afectar la vida o producir la muerte, empero, como se
ha visto, el derecho a la vida es de más amplio espectro y por ello no agota su
designio protector en la simple abstención. Actualmente el constitucionalismo
hace eco de

CONCEPTO DE VIOLACIÓN

El artículo 48 de la Constitución consagró la seguridad social como un derecho de


carácter irrenunciable que requiere garantizarse a todos los habitantes del territorio
colombiano, y como servicio público obligatorio, bajo el control del Estado, que debe ser
prestado con sujeción a los principios de solidaridad, eficiencia y universalidad.

Acorde con lo dispuesto por el citado artículo, la jurisprudencia de esta Corte ha


determinado que el derecho fundamental a la seguridad social se encuentra definido como
aquel “conjunto de medidas institucionales tendientes a brindar progresivamente a los
individuos y sus familias, las garantías necesarias frente a los distintos riesgos sociales
que puedan afectar su capacidad y oportunidad, en orden a generar los recursos
suficientes para una subsistencia acorde con la dignidad del ser humano.”

Por su parte, el artículo 49 de la Carta, en relación con lo anterior, consagró que toda
persona tiene el derecho de acceso a la protección y recuperación de su salud, el cual se
encuentra a cargo del Estado y que debe ser prestado conforme a los principios de
eficiencia, universalidad y solidaridad.

Así, en desarrollo de las normas constitucionales citadas, el Congreso expidió la Ley 100
de 1993 “por medio de la cual se crea el Sistema General de Seguridad Social”, con el
objetivo de otorgar el amparo frente a aquellas contingencias a las que puedan verse
expuestas las personas con la posibilidad de afectar su salud y su situación económica.
En ese orden, el sistema fue estructurado con los siguientes componentes: (i) el Sistema
General en Pensiones, (ii) el Sistema General en Salud, (iii) el Sistema General de
Riesgos Profesionales y (iv) Servicios Sociales Complementarios.

De igual forma, y por interesar a esta causa, la mencionada ley dispone como uno de los
objetivos del Sistema General en Salud, crear condiciones de acceso a todos los niveles
de atención para toda la población, orientado por los principios de universalidad, calidad y
eficiencia, entre otros.

Asimismo, la Ley 1751 de 2015, reconoció el carácter fundamental que comporta este
derecho, tal como lo venía señalando la jurisprudencia constitucional. Dicha garantía,
consiste en una serie de medidas y prestación de servicios, en procura de su
materialización, en el más alto nivel de calidad e integralidad posible.

En ese orden, esta Corte ha sostenido que, en virtud del derecho fundamental a la salud,
el Estado está en la obligación de adoptar aquellas medidas necesarias para brindar a las
personas este servicio de manera efectiva e integral, derecho que, de encontrarse de
alguna manera amenazado, puede ser protegido por vía de acción de tutela.

En ese orden, esta Corte ha sostenido que, en virtud del derecho fundamental a la salud,
el Estado está en la obligación de adoptar aquellas medidas necesarias para brindar a las
personas este servicio de manera efectiva e integral, derecho que, de encontrarse de
alguna manera amenazado, puede ser protegido por vía de acción de tutela.

Lo anterior cobra mayor importancia cuando se trata de sujetos que se encuentran en


situación de debilidad manifiesta, como es el caso de los niños, las personas de la tercera
edad, quienes sufren de enfermedades catastróficas, entre otras, como por ejemplo, todo
tipo de cáncer, y también sujetos que padecen algún tipo de discapacidad , puesto que,
sumado a la prestación de un servicio de calidad y un tratamiento eficiente e integral para
la enfermedad que se padezca, estos merecen una especial protección por parte del
Estado.

PRINCIPIO DE INTEGRALIDAD EN LA PRESTACIÓN DE LOS SERVICIOS DE SALUD,


REITERACIÓN DE JURISPRUDENCIA

Esta Corporación, en diversas oportunidades, se ha referido al principio de integralidad en


materia de salud. Una de las perspectivas a través de las cuales se ha abordado el tema,
es aquella relativa a la adopción de todas las medidas necesarias encaminadas a
brindar un tratamiento que efectivamente mejore las condiciones de salud y calidad
de vida de las personas. Es decir, es obligación del Estado y de las entidades
encargadas de la prestación del servicio, propender hacia “la autorización total de los
tratamientos, medicamentos, intervenciones, procedimientos, exámenes, controles,
seguimientos y demás que el paciente requiera con ocasión del cuidado de su patología y
que sean considerados como necesarios por el médico tratante”, como lo determinó
también el artículo 8 de la Ley 1751 de 2015. Subrayado nuestro.

En ese orden, no se puede imponer obstáculo alguno para que el paciente acceda a todas
aquellas prestaciones que el médico tratante considere que son las indicadas para
combatir sus afecciones, de manera oportuna y completa.

Así, por regla general, los servicios que deben ser otorgados de manera integral, son
aquellos que el profesional de la salud estime pertinentes para atender el padecimiento
que se presente. Al respecto, la Corte ha señalado que:

“(…) el principio de integralidad no puede entenderse de manera abstracta, lo


cual supone que las órdenes de tutela que reconocen atención integral en salud se
encuentran sujetas a los conceptos que emita el personal médico, y no, por
ejemplo, a lo que estime el paciente. En tal sentido, se trata de garantizar el
derecho constitucional a la salud de las personas, siempre teniendo en cuenta las
indicaciones y requerimientos del médico tratante.”

Bajo esa perspectiva, dado que con el tratamiento integral se logra garantizar la atención
eficiente, adecuada y oportuna de las patologías que puedan presentar los pacientes
diagnosticados por el respectivo médico tratante, el amparo por vía de tutela se torna
procedente.
Ahora bien, la Corte ha identificado que existen ciertos eventos en los que no se logra
evidenciar con claridad que el tratamiento solicitado por el paciente relacionado con la
atención integral, provenga de una orden médica o siquiera se acredite concepto o criterio
del galeno, por tanto, sostiene que, en estos casos, el juez constitucional al conceder el
amparo, debe ajustarse a precisos presupuestos, que le permitan determinar con claridad
la orden que se pretende dictar, a saber:

“(i) la descripción clara de una determinada patología o condición de salud


diagnosticada por el médico tratante, (ii) por el reconocimiento de un conjunto de
prestaciones necesarias dirigidas a lograr el diagnóstico en cuestión; o (iii) por
cualquier otro criterio razonable”

De igual manera, se considera pertinente resaltar que, tal como lo ha sostenido la


jurisprudencia de este Tribunal, cuando están en juego las garantías fundamentales de
sujetos que merecen una especial protección constitucional, como es el caso de menores
de edad, adultos mayores, indígenas, desplazados, personas con discapacidad física o
que padezcan enfermedades catastróficas como sida o cáncer entre otras patologías, la
atención integral en materia de salud debe ser brindada independientemente de que las
prestaciones requeridas se encuentren o no incluidas en el Plan Obligatorio de Salud.

A la luz de lo anterior, la Corte ha reiterado, a su vez, que debido a que el derecho


fundamental a la salud comprende no solo el bienestar físico, biológico y funcional de la
persona, sino, también, los aspectos psicológicos y emocionales y que la atención integral
debe aplicarse a todas estas facetas, se configura la obligación de las EPS de brindar un
tratamiento completo para todas las enfermedades que afectan todos aquellos ámbitos
que hacen parte del mencionado derecho, para, de esta manera, propiciar una adecuada
calidad de vida y dignidad humana en todas las esferas de la salud de una persona.
http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2017/t-062-17.htm - _ftn36

Bajo la anterior perspectiva, la Corte ha reconocido que el servicio de salud debe ir


orientado no solo a superar las afecciones que perturben las condiciones físicas o
mentales de la persona, sino, también, a sobrellevar la enfermedad manteniendo la
integridad personal. En ese mismo sentido, es que se debe encaminar la protección
constitucional del derecho fundamental a la salud, es decir que, a pesar del padecimiento
y además de brindar el tratamiento integral adecuado, se debe propender a que su
entorno sea tolerable y digno.

En efecto, el derecho en cuestión puede resultar vulnerado cuando la entidad prestadora


del servicio se niega a acceder a aquellas prestaciones asistenciales que, si bien no
tienen la capacidad de mejorar la condición de salud de la persona, logran hacer que la
misma sea más manejable y digna, buscando disminuir las consecuencias de su
enfermedad. Sobre el particular la Corte ha sostenido que:

“(…)el derecho a la vida implica también la salvaguardia de unas


condiciones tolerables, que permitan subsistir con dignidad y, por tanto,
para su protección no se requiere estar enfrentado a una situación
inminente de muerte, sino que al hacerse indigna la existencia ha de
emerger la protección constitucional.”
De lo anterior se desprende, que para esta Corte es factible la ocurrencia de eventos en
los cuales resulta contario al principio de integralidad en materia de salud, que se exijan
trámites netamente administrativos para acceder a ciertos servicios, cuando de la
condición de la persona resulta evidente que los requiere para sobrellevar la
afectación que la aqueja y, frente a los cuales, someterla a solicitar una prescripción
médica puede resultar desproporcionado. Tal enfoque ha sido reiterado en numerosas
oportunidades por la Corporación.

Bajo ese orden de ideas, es claro que en casos en los que la enfermedad de la persona
hace notorias sus condiciones indignas de existencia, resulta desproporcionado y contrario
al principio de integralidad en materia de salud, que se exijan requisitos de carácter
administrativo, como lo es la prescripción por parte del galeno tratante, para que el
paciente pueda recibir la asistencia médica requerida.

Así las cosas, cabe concluir que el tratamiento integral en materia de salud, comporta una
gran importancia en cuanto a la garantía efectiva de este derecho fundamental, en la
medida en que no se reduce a la prestación de medicamentos o de procedimientos de
manera aislada, sino que abarca todas aquellas prestaciones que se consideran
necesarias para conjurar las afecciones que puede sufrir una persona, ya sean de
carácter físico, funcional, psicológico emocional e inclusive social, derivando en la
imposibilidad de imponer obstáculos para obtener un adecuado acceso al servicio,
reforzándose aún más dicho entendimiento cuando se trata de sujetos que merecen un
especial amparo constitucional.

PRUEBAS

Con el fin de establecer la vulneración de los derechos, solicito señor Juez se sirva tener
en cuenta las siguientes pruebas:

1. Copia de mi cedula de ciudadanía.


2. Copia de la historia y ordenes medicas

PRETENSIONES

Con fundamento en los hechos relacionados, solicito al señor Juez disponer y ordenar a
favor mío lo siguiente:

PRIMERO: Tutelar de manera integral los derechos fundamentales especialmente el


derecho a la vida, a la salud, a la dignidad humana, a la integridad personal y a la
igualdad, considerando que no me quieran entregar el medicamento que es vital para
mi salud:

1. 1. CONSULTA DE CONTROL O DE SEGUIMIENTO POR ESPECIALISTA


EN MEDICINA INTERNA.
2. CONSULTA DE PRIMERA VEZ POR ESPECIALSITA EN ORTOPEDIA Y
TRAUMATOLOGIA
3. RESECCION DE TUMOR BENIGNO O MALIGNO DE PIEL O TEJIDO
CELULAR SUBCUTANEO AREA GENERAL ENTRE CINCO A DIEZ
CENTIMETROS
4. CONSULTA PREANESTESIA PAQUETE DE CIRUGIA
5. CONSULTA DE PRIMERA VEZ POR ESPECIALISTA EN CIRUGIA GENERAL
SEGUNDO: Una vez se tutelen y garanticen los Derechos Fundamentales anteriormente
mencionados, se ordene a la EPS FAMISANAR de manera inmediata y URGENTE hacer
ENTREGA DE
1. 1. CONSULTA DE CONTROL O DE SEGUIMIENTO POR ESPECIALISTA
EN MEDICINA INTERNA.
2. 2. CONSULTA DE PRIMERA VEZ POR ESPECIALSITA EN ORTOPEDIA Y
TRAUMATOLOGIA
3. 3. RESECCION DE TUMOR BENIGNO O MALIGNO DE PIEL O TEJIDO
CELULAR SUBCUTANEO AREA GENERAL ENTRE CINCO A DIEZ
CENTIMETROS
4. 4. CONSULTA PREANESTESIA PAQUETE DE CIRUGIA
5. 5. CONSULTA DE PRIMERA VEZ POR ESPECIALISTA EN CIRUGIA
GENERAL

TERCERO: Se le impongan las sanciones establecidas por la ley a la EPS FAMISANAR


por colocar en riesgo y peligro mi vida.

CUARTO: Solicito señor juez que la presente acción constitucional se amparada de maenra
integral para poder garantizar los procedimientos médicos que se me indiquen por los
jueces de manera continua sin trabas y dilaciones administrativas para que no se me
vulneren mis derechos fundamentales.

JURAMENTO

Manifiesto bajo la gravedad del juramento que no se ha presentado ninguna otra acción de
tutela por los mismos hechos y derechos.

NOTIFICACIONES

Accionado

EPS FAMISANAR
[email protected]

Accionante

LIGIA CORREA CHAPARRO identificada con cedula de ciudadanía numero 35317847


Cel: 3133288035
CORREO ELECTRONICO : [email protected]

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