Manual de Siniestros
Manual de Siniestros
Manual de Siniestros
Año 2020
Índice
Introducción 4
Unidad 1:
El siniestro 5
Configuración y diversas probabilidades 6
Valuación y liquidación 8
Conclusión de la Unidad 12
Unidad 2:
El rol del liquidador ajustador del siniestro 13
Informe de liquidación. Formas de resarcimiento.
Naturaleza y objeto de la liquidación 15
Conclusión de la Unidad 19
Unidad 3:
Siniestros 3
Introducción
La venta de un seguro no es una tarea sencilla. El Productor Asesor
de Seguros tiene la difícil misión de comercializar un servicio,
inicialmente intangible, que el cliente deberá utilizar cuando le suceda
aquello que espera nunca llegue a ocurrirle, es decir, el siniestro. Allí,
el asegurado requerirá todo el asesoramiento necesario a fin de que
el procedimiento a cumplimentar no resulte un camino desgastante
para obtener lo que fue su objetivo al momento de contratar un
seguro, esto es, contar con una adecuada cobertura que se manifieste
en una rápida respuesta.
Resulta fundamental, por tanto, que el futuro Productor Asesor de
Seguros conozca profundamente la legislación aplicable y sus deberes
como profesional ya que eso le permitirá brindar una adecuada
asistencia.
Unidad 1:
El siniestro
Podemos definir al siniestro como la ocurrencia del evento dañoso
previsto por el contrato de seguro, que dará lugar a la prestación
debida por el asegurador, ya sea indemnizando al asegurado, o a
quien corresponda, en base a la cobertura establecida en la póliza.
Debemos recordar que el artículo primero de la Ley de Seguros
17.418 nos dice que “…el asegurador se obliga, mediante una prima o
cotización, a resarcir un daño o cumplir la prestación convenida si
ocurre el evento previsto”, y eso es, precisamente, el siniestro.
Cuando se realiza un contrato de seguros, el tomador o asegurado
busca protegerse contra los eventuales perjuicios que se puedan
producir en su salud o en sus bienes.
Siniestros 5
El siniestro es una parte fundamental del seguro, podemos llamarlo
como el “momento de la verdad”, en el cual, el asesoramiento del
P.A.S. resultará esencial.
Configuración
Diversas probabilidades
Hay diversos tipos de siniestros de acuerdo al seguro que
analicemos, y las condiciones particulares y generales del mismo.
Así, por ejemplo, si hablamos de un seguro de vida, el siniestro se
configura cuando se produce el fallecimiento de la persona asegurada.
Si nos referimos a un seguro de automotores, el siniestro se
materializa cuando se produce un accidente de tránsito.
En una póliza de combinado familiar, se verá afectada, por ejemplo,
la cobertura de incendio cuando se produzca una combustión en
alguna parte de la vivienda o bien la de robo, en caso de sustracción
de bienes de propiedad del asegurado y su familia.
En un seguro de riesgos del trabajo, cuando el empleado se
accidente con motivo o en ocasión de su trabajo.
En una póliza de caución, generará el siniestro el incumplimiento por
parte del tomador del seguro en la realización de la obra establecida
en el contrato principal.
En un seguro de responsabilidad civil, cuanto acontezca un hecho
jurídico que afecta bienes materiales o la salud de terceras personas
respecto del asegurado.
En todos los casos, cuando se produce el siniestro es muy importante
actuar con diligencia para notificarlo a la aseguradora, a fin de que
pueda iniciar los trámites y acciones necesarias para determinar la
cobertura y el alcance de la obligación indemnizatoria a cargo de la
misma.
Asimismo, como bien sabemos, el concepto “asegurado” puede
tener distinto sentido y ubicación en la póliza. Y esto dependerá de la
forma en que se haya contratado el seguro.
Recordemos que, en materia de seguros, el contratante o tomador
puede contratar el seguro por cuenta propia o ajena.
El tomador es el firmante de la póliza que, por ese acto, queda
obligado con el asegurador al cumplimiento de los deberes y
obligaciones que derivan del contrato, salvo aquellos que por su
naturaleza se deban cumplir por el asegurado.
El asegurado es el titular del derecho a percibir la indemnización o
la contraprestación, que puede coincidir o no con el tomador del
seguro.
Si el tomador contrata el seguro por cuenta propia, ambas figuras
coincidirán. Si lo hace por cuenta ajena, quedan diferenciadas en dos
personalidades distintas.
Siniestros 7
Estos aspectos se encuentran normados en los artículos 21 a 26 de
la Ley de Seguros Nro. 17.418. De ello resulta que, el receptor del
asesoramiento por parte del P.A.S., en caso de siniestro, no es sólo
aquél que normalmente conocemos como “el asegurado”, sino
también el tomador, el contratante, los beneficiarios (en el seguro de
vida) y quienes figuren como asegurados en los seguros colectivos.
Valuación y liquidación
Ocurrido el siniestro, dos aspectos incidirán inicialmente en la
valuación a efectuar. Uno de ellos será en qué forma se deben valuar
los daños, y el otro, será la medida de la prestación contratada en la
póliza.
Por ejemplo, si estamos frente a un siniestro de incendio, la propia
Ley de Seguros 17.418 determina la valuación a efectuar. En efecto,
el artículo 87 de dicha ley establece que, para los edificios, el monto
del resarcimiento debido por el asegurador se determinará por su
valor a la época del siniestro, salvo cuando se convenga la
reconstrucción. A su vez, para las mercaderías producidas por el
mismo asegurado, se determinará según el costo de fabricación. Para
otras mercaderías, se hará por el precio de adquisición. En ambos
casos, tales valores no pueden ser superiores al precio de venta al
tiempo del siniestro. Para los animales, será por el valor que tenían al
tiempo del siniestro. Para materias primas, frutos cosechados y otros
productos naturales, según los precios medios en el día del siniestro.
Para el moblaje y menaje del hogar, y otros objetos de uso,
herramientas y máquinas, por su valor al tiempo del siniestro. Sin
embargo, podrá convenirse que se indemnizará según su valor de
reposición.
En el caso del seguro de Granizo, el artículo 92 de la mencionada Ley
establece que, para valuar el daño, se calculará el valor que habrían
tenido los frutos y productos al tiempo de la cosecha, si no hubiese
habido siniestro, así como el uso a que pueden aplicarse y el valor que
tienen después del daño. El asegurador pagará la diferencia como
indemnización.
En lo referente al seguro de Transporte, el artículo 126 establece
que cuando se trate de mercaderías, salvo pacto en contrario, la
indemnización se calcula sobre su precio en destino, al tiempo en que
regularmente debieron llegar.
Además de los citados ejemplos de la Ley de Seguros, también
deberá tenerse en cuenta lo establecido por las condiciones generales
y particulares de la póliza contratada, tal como lo hemos dicho
anteriormente.
Este es el caso, entre otros seguros, de la cobertura de robo para
joyas, alhajas, pieles y objetos diversos, en la cual el monto a
indemnizar se determinará por el valor de los bienes, objeto del
seguro, a la época del siniestro, dado por su valor a nuevo con
Siniestros 9
deducción de su depreciación por uso y antigüedad. Cuando el objeto
no se fabrique más a la época del siniestro, se tomará el valor del
mismo modelo que se encuentre en similares condiciones de uso y
antigüedad. Cuando los bienes asegurados constituyan un juego o
conjunto, el asegurador sólo indemnizará el perjuicio sufrido hasta el
valor proporcional del objeto individual que haya sufrido el siniestro,
dentro del monto de la suma asegurada, sin tomar en cuenta el valor
que podría tener, en virtud de quedar el juego o conjunto incompleto
a raíz del siniestro. En caso de convenirse expresamente que la suma
asegurada es a valor tasado, tal estimación determinará el monto del
resarcimiento, salvo que el asegurador acredite que supera
notablemente el valor del objeto, según las pautas precedentes. El
asegurador tiene derecho a sustituir el pago en efectivo por el
reemplazo del bien o por su reparación, siempre que sea equivalente
y tenga iguales características y condiciones a su estado inmediato
anterior al siniestro.
Otro aspecto a considerar será si en el contrato de seguro se han
establecido franquicias y/o deducibles obligatorios. En efecto, en
algunas coberturas suelen incluirse cláusulas por las cuales el
asegurado se hará cargo de una parte de los daños emergentes de
eventuales siniestros amparados por la cobertura. Es decir, de esa
porción no se hará cargo la entidad aseguradora. Una razón por la que
se incluyen cláusulas de este tipo tiene por objeto excluir de la
cobertura otorgada siniestros de escasa trascendencia que suelen
insumir considerables gastos administrativos en ocasión de la
inspección, evaluación y liquidación de los daños. Otro motivo para
incluir condiciones contractuales de esta naturaleza es promover las
mayores actitudes o diligencias de los asegurados, en orden a evitar la
ocurrencia de siniestros en los cuales, según fueran las cláusulas
convenidas, los asegurados deberían hacerse cargo de una parte de
los daños emergentes.
Así, entonces, en cada tipo de seguro tendremos que analizar, por
un lado, las disposiciones de la Ley de Seguros 17.418 y, a su vez, las
condiciones contractuales que figuran en la póliza celebrada, que
deberán ser consideradas al momento de establecer el monto a
indemnizar.
Resultará importante apreciar también la medida de la prestación
pactada en la póliza. Tal como hemos visto al desarrollar el tema
“Principios Técnicos del Seguro” en la primera unidad de este
programa, dicha medida puede ser: a prorrata, a primer riesgo
relativo o a primer riesgo absoluto.
Esto permitirá determinar, una vez producido un siniestro, si existe
una situación de infraseguro, esto es, que se haya contratado la
cobertura por importes inferiores a los valores asegurables. En estos
casos, si estuviéramos frente a una cobertura contratada a prorrata,
el asegurador abonará la proporción existente entre la suma
asegurada y el valor expuesto a riesgo en la cobertura de que se trate.
De alguna manera, el asegurado participará del siniestro en la
Siniestros 11
proporción que no se cubrió adecuadamente con el monto de la suma
asegurada. En este aspecto, será fundamental el asesoramiento del
P.A.S.
También es posible observar lo contrario: que se dé el caso de
sobreseguro, es decir, que se haya contratado una suma asegurada
superior al valor asegurable. En tal caso, la entidad aseguradora
responderá hasta el valor del daño ocurrido, pues el seguro no puede
producir nunca un beneficio económico para el asegurado, dado que
la prestación máxima será el pago de una indemnización que permita
la reposición de la cosa perdida o la reparación de la cosa dañada.
Conclusión de la unidad
Resulta de significativa importancia que el futuro P.A.S. conozca
adecuadamente las normas de la Ley de Seguros 17.418 y las
condiciones contractuales de los seguros en los que desarrolla su
actividad de intermediación, comercialización y asesoramiento. Ello le
permitirá informar correctamente a sus asegurados y sugerirles los
mejores medios y condiciones, a fin de cubrir suficientemente los
riesgos que deja en manos de la aseguradora. Asimismo, podrá guiarlo
en el proceso dirigido a tramitar las indemnizaciones
correspondientes.
Unidad 2:
Siniestros 15
condicen con lo sucedido, si se encuentra abarcado por la cobertura
contratada y si resulta necesario solicitar información
complementaria.
La forma de liquidación y la designación del liquidador deben ser
notificadas al asegurado al domicilio que hubiera constituido a tal
efecto en la póliza, salvo que posteriormente hubiera notificado
fehacientemente a la aseguradora la modificación del mismo. Dicho
domicilio puede o no coincidir con la ubicación del riesgo asegurado
(por ejemplo, una empresa puede tener un domicilio legal diferente a
la ubicación del riesgo del depósito asegurado). Por ello, es
importante que el mismo se encuentre actualizado ya que allí serán
válidas legalmente todas las comunicaciones que la aseguradora le
efectúe.
El liquidador emitirá un dictamen, que hará conocer a la
aseguradora, indicando sus conclusiones. Las mismas no serán
vinculantes para la resolución final de la aseguradora, ya que podría
ocurrir que por trayectoria comercial del cliente, ésta decidiera
abonar un determinado siniestro, respecto al cual, el liquidador ha
dictaminado que no quedaba comprendido en la cobertura
inicialmente contratada.
En caso de decidirse el rechazo del siniestro, el mismo debe ser
efectuado de modo fehaciente (carta documento o similar) ya que,
luego, la aseguradora deberá probar su comunicación para que tenga
eficacia jurídica. Asimismo, debe encontrarse debidamente
fundamentado tal rechazo y al asegurado deben explicarse los
motivos de esa denegatoria para que este pueda ejercer sus derechos.
El rechazo del siniestro infundado puede ser tomado como silencio de
la aseguradora, implicando la aceptación del siniestro.
Si correspondiera abonar el siniestro, comenzará la determinación
del monto indemnizatorio.
En lo que hace a la naturaleza y objeto de la liquidación,
recordemos algunos principios muy importantes al momento en que
el liquidador debe determinar el importe a indemnizar.
En primer lugar, el asegurador indemnizará los daños verificados
sólo hasta el monto de la suma asegurada, salvo que la ley o el
contrato dispongan otra cosa (por ejemplo, gastos de salvamento). A
tal efecto, como lo hemos dicho anteriormente, será fundamental que
el valor asegurable o a riesgo coincida con la suma asegurada para
evitar la existencia de infraseguro. En el caso que existiera
sobreseguro, recordemos nuevamente que el asegurador sólo está
obligado a resarcir el perjuicio efectivamente sufrido (artículo 65 de
la Ley 17.418), teniendo derecho a percibir la totalidad de la prima. Si
se hubiera convenido la cobertura a valor tasado, al momento del
siniestro vale esa estimación, salvo que el asegurador acredite que
supera notablemente ese valor (Art. 63 de la indicada ley).
El asegurador deberá notificar fehacientemente al asegurado el
monto final de la liquidación. El asegurado podrá cuestionar dicha
liquidación y oponerse, para lo cual deberá hacerlo saber a la
Siniestros 17
aseguradora, acompañando las pruebas necesarias para fundamentar
su planteo. Establecido finalmente el monto indemnizatorio, los
plazos serán los detallados a continuación.
En los Seguros Patrimoniales, quince días corridos contados desde
la fecha en que se fija el monto de la indemnización o aceptación de
la misma por parte del asegurado una vez vencido el plazo previsto en
el artículo 56 (treinta días). En los Seguros de Personas, el artículo 49
de la Ley 17.418 indica que el pago se hará dentro de los quince días
de notificado el siniestro, o de acompañada, si procediera, la
información complementaria del artículo 46, párrafos segundo y
tercero.
En el caso de los seguros de Personas, se han generado conflictos
respecto a cuál es el plazo que tiene la aseguradora para expedirse si
se ha solicitado información complementaria. Al respecto, ha dicho
recientemente la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial
que, si bien el artículo 49, segundo párrafo, de la Ley de Seguros -que
se refiere específicamente a los mismos-, no hace expresa remisión al
artículo 56, esto no implica que pueda prescindirse de este último
artículo para dichos seguros, toda vez que la norma no distingue entre
“tipos de seguros” para su aplicación.
Respecto de las formas de resarcimiento, corresponde
preguntarnos si, al momento de indemnizar el siniestro, puede la
aseguradora, en lugar de efectivizar el pago (que es el medio habitual),
compensar su obligación con una deuda del asegurado (por ejemplo,
por primas adeudadas en otros seguros). La respuesta es sí, ya que es
un modo de extinción de las obligaciones. En tal caso, acreedor y
deudor pueden compensar sus cuentas pagando el saldo que queda,
y se liberan ambos de las deudas que poseían.
Indica al respecto el artículo 27, tercer párrafo, de la Ley de Seguros
17.418: “Compensación. El asegurador tiene derecho a compensar sus
créditos contra el tomador en razón del contrato, con la
indemnización debida al asegurado o la prestación debida al
beneficiario.”
Recordemos, finalmente, que el artículo 75 de dicha ley otorga al
asegurado la posibilidad de hacerse representar en las diligencias para
verificar el siniestro y liquidar el daño. Es nulo todo pacto en contrario,
quedando los gastos de esa representación por cuenta del asegurado.
Conclusión de la unidad
Resulta esencial que el P.A.S. conozca la función del liquidador ya
que podrá colaborar con el asegurado al momento de aportar
elementos que faciliten llevar adelante un adecuado proceso a fin de
que se indemnice correctamente el siniestro.
Asimismo, el asegurador deberá considerar la importancia del P.A.S.,
manteniéndolo informado durante todo el proceso, a fin de que no se
Siniestros 19
vea sorprendido por decisiones en la liquidación del siniestro que
pueden generar conflictos con el asegurado.
Unidad 3:
Siniestros 21
Ahora bien, ¿qué diferencia hay entre carga y obligación? Podemos
decir que la carga no es una obligación impuesta al asegurado, sino un
acto que, efectuado en tiempo y forma, le otorgará derechos y
beneficios frente al asegurador. Por ejemplo, la denuncia del siniestro
en término, le otorga el derecho al asegurado de exigir a la otra parte
del contrato (asegurador) que se expida respecto del hecho
denunciado dentro de los treinta días de cumplida esa carga.
En cambio, la obligación es un acto que el asegurado debe llevar a
cabo, necesariamente, toda vez que su incumplimiento va a generar
automáticamente una sanción. Por ejemplo: si no abona la cuota del
seguro en término, se produce en forma automática la falta de
cobertura.
Corresponde preguntarnos: ¿quiénes pueden realizar la denuncia
del siniestro? Si bien el mencionado artículo 46 señala que “el
tomador o derechohabiente” son las personas habilitadas para
realizar la comunicación a la aseguradora, lo cierto es que puede ser
efectuada por cualquier persona, inclusive terceros no interesados.
La denuncia del siniestro se trata, concretamente, de una
declaración que tiene la finalidad de hacer saber al asegurador la
ocurrencia de un hecho que puede corresponder a la cobertura
prevista en el contrato, generando el efecto de activar la garantía a
cargo del asegurador, conforme las condiciones contractuales del
seguro.
En esa denuncia del siniestro, será obligación del denunciante
manifestar todos los detalles que rodearon al hecho ocurrido,
relatando con veracidad los mismos sin incurrir en ocultamiento o
falsedad, toda vez que, la verificación de tales extremos ilegales,
facultarán a la aseguradora para proceder al rechazo del siniestro y la
eventual formulación de la denuncia penal correspondiente por
intento de fraude.
Realizar la denuncia en término, a su vez, permitirá que la
aseguradora verifique que el evento denunciado se encuentra incluido
en la cobertura contratada, facilitará al P.A.S. a acudir en ayuda del
asegurado y permitirá tomar las medidas conservatorias necesarias. A
su vez, el asegurado o la aseguradora podrán conservar los derechos
de subrogación contra eventuales terceros responsables.
La aseguradora podrá contestar en tiempo y forma cualquier
intimación o acción judicial o extrajudicial realizada por cualquier
damnificado hacia el asegurado con motivo del siniestro, como
también realizar un seguimiento de la conducta del asegurado ante el
siniestro, a fin de evitar que se consumen abusos o fraudes.
En todo siniestro, tanto de seguros patrimoniales como de personas,
el asegurador, como hemos señalado, no podrá alegar el retardo o la
omisión del asegurado, si procede a intervenir en el mismo plazo
antes mencionado, en las operaciones de salvamento o de
comprobación del siniestro o del daño (Artículo 46, segunda parte de
la Ley 17.418).
Siniestros 23
Ello implica que ha tomado conocimiento en tiempo y forma de la
ocurrencia del hecho y que entiende se ha configurado el hecho
previsto en la cobertura contratada.
Prosiguiendo con el análisis del artículo 46 de la Ley de Seguros 17418,
observaremos que en su segundo párrafo comienza a mencionar las
obligaciones del asegurado en el proceso posterior a la denuncia del
siniestro al indicar que está obligado a suministrar al asegurador, a su
pedido, la información necesaria para verificar el siniestro, o la
extensión de la prestación a su cargo, y a permitirle las indagaciones
necesarias a tal fin.
Posteriormente, en el párrafo siguiente, establece un límite al
ejercicio de esa facultad de petición por parte del asegurador,
indicando que sólo podrá requerir prueba instrumental en cuanto
sea razonable que la suministre el asegurado. Se establece, además,
que no es válido convenir la limitación de los medios de prueba, ni
supeditar la prestación del asegurador a un reconocimiento,
transacción o sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, sin
perjuicio de la aplicación de las disposiciones legales sobre cuestiones
prejudiciales. Ello implica que el asegurador no puede supeditar el
cumplimiento de la indemnización debida por el siniestro acaecido a
que la misma dependa de una sentencia que haya quedado firme. En
otras palabras, si el siniestro reúne las condiciones legales para ser
indemnizado en tiempo y forma, no puede hacerse depender su pago
de la existencia de un fallo que así lo establezca.
La solicitud de información complementaria antes señalada, que
genera en el asegurado la obligación de cumplir con la presentación
de la misma, es un derecho que la Ley de Seguros otorga a las
aseguradoras, a fin de que puedan analizar exhaustivamente aquellos
casos en los que corresponde profundizar la investigación del hecho
denunciado. Pero el ejercicio de ese derecho no debe transformarse
en una práctica abusiva.
Ilustrando lo referido a la mencionada práctica abusiva, hace pocos
años, en un trascendente fallo, la Sala D de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Comercial analizó la conducta de una aseguradora
al exigir determinada información a los fines de liquidar un siniestro y
los plazos establecidos para ello. La acción judicial había sido iniciada
por un asegurado que sufrió el robo de equipos electrónicos, hecho
cuya cobertura fue rechazada por su aseguradora aduciendo que no
se había completado la totalidad de la información requerida en
distintas oportunidades para analizar el evento y su magnitud.
Entre otros considerandos, los magistrados señalaron que: “es
contrario a la ubérrima buena fe que preside al contrato de seguro,
que la información complementaria autorizada por el art. 46 de la
ley 17.418 no se unifique en un único requerimiento y, por el
contrario, se fraccione, innecesaria y anti funcionalmente,
sucesivamente en el tiempo, sobre todo cuando -como ha ocurrido en
la especie- no se explican las razones que justificaron tal proceder”.
Siniestros 25
En el último párrafo del mencionado artículo 46 que venimos
analizando, se otorga facultad al asegurador para examinar las
actuaciones administrativas o judiciales motivadas o relacionadas con
la investigación del siniestro, o constituirse en parte civil en la causa
criminal. De allí que no es apropiado que el asegurador le solicite al
asegurado que obtenga constancia de las causas administrativas o
judiciales que pudieran haberse generado con motivo de un siniestro
(por ejemplo, la copia de la causa penal por un accidente de tránsito
en el que hubo víctimas fatales), cuando expresamente la ley faculta
al asegurador a acceder a las mismas.
El artículo 47 de la Ley de Seguros 17.418 establece que el asegurado
pierde el derecho a ser indemnizado en el supuesto de
incumplimiento de la carga prevista en el párrafo 1º del artículo 46,
salvo que acredite caso fortuito, fuerza mayor o imposibilidad de
hecho sin culpa o negligencia.
En lo referido a esta última causa de excepción, diversos autores
mencionan que se han observado excesos en su invocación por parte
de los asegurados, siendo situaciones verdaderamente eximentes las
circunstancias trágicas del siniestro, la incomunicación del asegurado,
su estado físico y moral como consecuencia del hecho, entre otras, las
que, no obstante, deben ser concretamente demostradas.
El artículo 48 de la Ley de Seguros establece que el asegurado pierde
el derecho a ser indemnizado si deja de cumplir maliciosamente las
cargas previstas en el párrafo 2º del artículo 46, o exagera
fraudulentamente los daños, o emplea pruebas falsas para acreditar
los daños.
Como vemos aquí, se sanciona al asegurado por su falta de
compromiso y buena fe con el cumplimiento de las obligaciones a su
cargo. En el primer caso, por obrar con malicia o intencionalidad para
no efectuarlas y, en el segundo, por incurrir en prácticas que pueden
constituir fraude.
Siguiendo con el análisis del articulado de la Ley de Seguros referido
al siniestro, observamos luego la Sección XII referida al “Vencimiento
de la obligación del Asegurador”.
Encontramos allí al artículo 49, que ya hemos analizado en la unidad
anterior, al referirnos al plazo en que se debe abonar el siniestro,
destacando como aspecto interesante que el artículo 50 dispone que
es nulo el convenio que exonere al asegurador de la responsabilidad
por su mora. Esto implica que, aún cuando el asegurador (a partir de
su posición más fuerte en la relación contractual) obligara,
expresamente o a través de una cláusula abusiva, al asegurado a
declinar, en forma anticipada, cualquier reclamo posterior por mora
del asegurado, es decir, retardo injustificado en el cumplimiento del
pago de la indemnización, dicha cláusula no tendría ningún valor.
El artículo 51 de la Ley de Seguros concede al asegurado un derecho
que éste puede ejercer cuando el asegurador estimó el daño y
reconoció el derecho del asegurado o de su derechohabiente. El
mismo consiste en que puede reclamar un pago a cuenta si el
Siniestros 27
procedimiento para establecer la prestación debida no se hallase
terminado un mes después de notificado el siniestro. Dicho pago a
cuenta no podrá ser inferior a la mitad de la prestación reconocida u
ofrecida por el asegurador. Luego, se indica que, si la mencionada
demora obedeciera a omisión del asegurado, el término se suspende
hasta que este cumpla las cargas impuestas por la ley o el contrato.
Finalmente, aclara el último párrafo del mencionado artículo que el
asegurador incurre en mora por el mero vencimiento de los plazos.
Siniestros 31
En la Sección IV, la Ley de Seguros, nos habla de otras obligaciones a
cargo del asegurado y formas de proceder en todo tipo de daños.
En primer lugar, debemos destacar que, según el artículo 72, el
asegurado está obligado a proveer lo necesario, en la medida de las
posibilidades, para evitar o disminuir el daño y a observar las
instrucciones del asegurador. Si existe más de un asegurador y median
instrucciones contradictorias, el asegurado actuará según las
instrucciones que resulten más razonables en las circunstancias del
caso. El asegurado no puede dejar de cumplir esta obligación en forma
dolosa (intencional) o por culpa grave, ya que, en ese caso, el
asegurador queda liberado de su obligación de indemnizar en la
medida que el daño habría resultado menor sin esa violación.
Por otra parte, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 73, el
asegurador está obligado a reembolsar al asegurado los gastos no
manifiestamente desacertados realizados, en cumplimiento de los
deberes del artículo 72, aun cuando hayan resultado infructuosos o
excedan de la suma asegurada. En el supuesto de infraseguro se
reembolsará en la proporción indicada en el artículo 65, párrafo
segundo. A su vez, si los gastos se realizan de acuerdo a instrucciones
del asegurador, este deberá realizar su pago íntegro y anticipar los
fondos si así le fuere requerido.
En el artículo 73 se indica que el asegurado no puede hacer
abandono de los bienes afectados por el siniestro, salvo pacto en
contrario, y el artículo 77 dispone que el asegurado no puede, sin el
consentimiento del asegurador, introducir cambio en las cosas
dañadas que haga más difícil establecer la causa del daño mismo,
salvo que se cumpla para disminuir el daño o en el interés público. La
violación maliciosa de esta carga libera al asegurador.
Al analizar algunas particularidades en los distintos riesgos, nos
encontramos con aspectos a destacar.
Así, en los seguros agrícolas, cualquiera de las partes puede solicitar
la postergación de la liquidación del siniestro hasta la época de la
cosecha, salvo pacto en contrario (artículo 94 de la Ley de Seguros).
En el seguro de animales, el asegurado denunciará al asegurador,
dentro de las veinticuatro horas, la muerte del animal y cualquier
enfermedad o accidente que sufra, aunque no sea riesgo cubierto
(artículo 103 de la Ley de Seguros).
En el seguro de responsabilidad civil, la indemnización debida por el
asegurador no incluye las penas aplicadas por la autoridad judicial o
administrativa (artículo 112). Además, el crédito del damnificado
tiene privilegio sobre la suma asegurada y sus accesorios, con
preferencia sobre el asegurado y cualquier acreedor de este, aún en
caso de quiebra o de concurso civil (artículo 118).
En el seguro de transporte, cuando se trata de vehículos de
transporte terrestre, el abandono sólo será posible si existe pérdida
total efectiva, y se hará en el plazo de treinta días de ocurrido el
siniestro.
Siniestros 33
Es importante destacar, por otra parte, que el día 9 de Febrero de
2018, mediante la Resolución 216, la Superintendencia de Seguros de
la Nación estableció el Régimen de Microseguros, incorporándolo
como punto 23.8 del Reglamento General de la Actividad
Aseguradora. Entre otros aspectos, se estableció allí que el tomador o
derechohabiente cuenta con un plazo de quince días corridos desde
que ha conocido el siniestro para efectuar la denuncia
correspondiente. Asimismo, se dispone que si, dentro del plazo para
expedirse en un siniestro, el asegurador hiciera uso de su derecho a
requerir información complementaria (segundo y tercer párrafo del
artículo 46 Ley de Seguros), una vez recibida la misma, deberá
expedirse en un plazo máximo de 10 días.
Recordemos que el microseguro es un mecanismo para proteger a
las personas contra riesgos (por ejemplo: accidentes, enfermedades,
muerte en la familia, desastres naturales, etc.), a cambio del pago de
un premio que se fija analizando principalmente el nivel de ingresos
de los tomadores, así como las necesidades y nivel de riesgo de los
mismos. Se trata de un producto dirigido a trabajadores de bajos
ingresos, especialmente aquellos de la economía informal, que
tienden a estar sub-atendidos por esquemas de seguros sociales y/o
comerciales convencionales. Se diferencia del “seguro tradicional” en
muchos aspectos, por ejemplo, en la cuantía de las primas, los límites
de cobertura, las características del producto, la distribución, la
administración de las pólizas y los clientes a quienes va dirigido. No
debe haber ninguna participación del asegurado o sus beneficiarios en
el costo del siniestro como deducible o franquicia.
Otro aspecto importante a analizar es quién tiene derecho a cobrar
la indemnización en los seguros contratados por cuenta ajena.
Tengamos en cuenta que, en este tipo de seguros, tomador y
asegurado no son la misma persona. El tomador posee todos los
derechos que emanan del contrato, con excepción de la
indemnización. Si tiene la posesión de la póliza puede cobrar el
contrato, pero el asegurador tiene derecho a exigir al tomador que
acredite previamente el consentimiento del asegurado. Esta
obligación no es exigible si el tomador demuestra que contrató por un
mandato del asegurado, o por una obligación legal.
Ahora bien, otro tema a considerar es qué sucede si existe un
acreedor prendario o hipotecario sobre el bien asegurado. Digamos
que este posee interés legítimo sobre la conservación del bien sobre
el cual se asienta la garantía. Es común que el acreedor exija tomar un
seguro al deudor sobre el bien gravado y que se lo mencione como
acreedor prendario o hipotecario en la póliza. En caso de
indemnización, el asegurador notificará en forma fehaciente al
acreedor sobre el pago para que este se presente a justificar su
crédito. Se deberá esperar siete días desde la fecha de notificación del
acreedor. Si se presenta, deberá demostrar la vigencia y monto del
crédito y, si no lo hace, se pagará la totalidad de la indemnización al
asegurado. En caso de controversia, el asegurador se libera de su
Siniestros 35
responsabilidad efectuando un depósito judicial del monto a
indemnizar.
En el seguro de personas, debemos observar a quién corresponde
indemnizar en caso de muerte. En primer lugar, al beneficiario
designado. De no existir beneficiario designado, a los herederos
legales. Debe aguardarse a su declaración como tales en el proceso
sucesorio, vale decir, la declaratoria de herederos. En ocasiones, el
beneficiario puede ser el tomador o contratante de la póliza (deberá
demostrar el interés tanto en existencia como en monto).
En los seguros de riesgos del trabajo, la Ley 24.557, establece en el
artículo 31, que los empleadores denunciarán a la ART y a la SRT los
accidentes y enfermedades profesionales que se produzcan en sus
establecimientos; como asimismo, los trabajadores denunciarán ante
el empleador, los accidentes y enfermedades profesionales que
sufran.
Conclusión de la unidad
El siniestro es el momento de la verdad en el cual el P.A.S. debe
asumir un protagonismo esencial, brindando su profesionalidad al
servicio del asegurado. A tal fin, es indispensable conocer el marco
legal que establece las obligaciones del P.A.S. en su vinculación con la
aseguradora y el asegurado.
El conocimiento de los plazos que rigen todo el proceso de análisis,
verificación y liquidación del siniestro, permitirá al P.A.S. ejercer el
correspondiente protagonismo en el desarrollo del mismo. De tal
forma, evitará que el asegurado vea frustradas sus expectativas en la
resolución del caso y efectuará un auxilio fundamental para las partes
de la relación contractual a fin de una mejor prestación del objetivo
del seguro.
La correcta utilización de los medios tecnológicos a través de la
capacitación que el P.A.S. efectúe al asegurado desde el inicio de la
vinculación, permitirá una rápida y mejor comunicación de la
ocurrencia del siniestro, y un mejor desarrollo de la atención posterior
en la liquidación del mismo.
Conocer la responsabilidad legal que tiene el P.A.S., en base a la Ley
22.400 del Régimen del Productor Asesor de Seguros, Ley 24.240 de
Defensa del Consumidor y los fallos registrados en los últimos años, lo
facultará para conocer mejor sus deberes y derechos en el marco del
ejercicio de su actividad profesional.
Siniestros 37
Bibliografía
➢ Stiglitz, Rubén. Derecho de Seguros. Ed. La Ley. Año 2014.
➢ Barbato, Nicolás Héctor, Morandi, Juan Carlos. Derecho de
Seguros. Ed. Asoc. Arg.de Derecho de Seguros. Año 2001.
➢ Biarnés, Miguel Ángel. Seguros de Personas. Ed. Juris online.
Año 2014.
➢ Página web de la Superintendencia de Seguros de la Nación
(www.argentina.gob.ar/ssn).
➢ Página web de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo
(www.argentina.gob.ar/srt).
➢ Página web (www.infoleg.gob.ar) Textos actualizados de las
Leyes nros. 17.418, 20.091 y 22.400.
➢ Manual de Siniestros. Centro Federal de Capacitación. Año
2019.