Colombia Es Una Cosa Penetrable
Colombia Es Una Cosa Penetrable
Colombia Es Una Cosa Penetrable
Colombia es ción con oficiantes más o menos es- ma , de mito , lugares comunes y
tablecidos y reconocidos. Es una grand es utopías políticas que se
una cosa penetrable generación que ha llegado a un me- derrumbaron. Gómez García debe
dio con unas rutinas, unos vicio y tener, a propó ito, alguna buena re-
Colombia es una cosa impenetrable. unas carencias que on difíciles de flexión sobre la Alemania escindida,
Raíce de la intolerancia erradicar. En vez de disfrutar de un luego penosamente unificada y aho-
y otros ensayos sobre historia política legado, ha tenido el reto de sobre- ra envuelta en el proyecto comunita-
y vida intelectual vivir y forjarse en los de afíos de la rista europeo. Es una generación
Juan Guillermo Gómez García investigación y de la escritura in formada en y para el escepticismo,
Bogotá, Diente de León, 2006, contar con grandes ejemplo de ge- para la incredulidad y, en con ecuen-
454 pág. nerosidad que la precedan y la ilu- cia, para el ejercicio de la crítica.
minen. Si no, lancemo una ojeada Una crítica que ignifica reevalua-
o puedo leer ni opinar obre este sobre cierto departamento o ins- ción de lo que han ido la ciencias
libro in entirme, de varios modo , tituto o escuelas (denominaciones ociales en los últimos decenios y de
implicado. Primero, porque el autor sobran para simular) que se dedica- lo que ha sido la escritura de la his-
es alguien que forma parte de mi ron al vacuo asunto de la " inter- toria hasta nue tros días. E te libro
generación; aunque la reflexión pa- intra-trans-disciplinariedad " o se es buena prueba de lo que puede
rezca caduca, creo que todavía pue- anquilosaron en el facilismo de los lograrse en ese entido.
de ostener e que existen y han exis- estudios regionale y en la publica-
tido generaciones intelectuales, ción rutinaria en revista "indexa-
grupo de individuos que han com- da " de artículos que rozan frecuen-
partido determinados dilema y for- temente el (auto) plagio. Gómez
mas de re ponder a esos dilemas; García forma parte de una genera-
que han compartido carencia y ras- ción que tuvo que soportar, prime-
gos en el proceso de su f rmación ro , el prolongado cierre de la Uni-
intelectual; que han tenido que de- versidad Nacional, en 1984, y, luego,
batirse en un campo simbólico que el proyecto autoritario del rector
tenía ya sus sacerdotes. Existen, por Marco Palacios que se prolongó de
supuesto, variantes y peculiaridades manera al meno divertida con
en los individuos mismo que los ha- Antanas Mockus. Precisamente, a
cen más o menos singulares o dis- Marco Palacios y a Antanas Mockus
tantes o distintos del resto; pero aun nuestra generación les debe muy También me veo implicado de
así el conjunto de afinidade no e poco en término intelectuales por- otro modo. Los ensayo que reúne
borra del todo. Por eso puedo decir que finalmente nos enseñaron que en este libro Gómez García tienen
que a Gómez García ya lo conocía las instituciones universitarias pue- un vaivén entre historia política y
en sus primeros ensayos, que aquí den ser muy mezquinas y que lo úni- vida intelectual, algo que está anun-
los rescata. Y ya lo extrañaba por- co que debe prevalecer, en cualquier ciado en el título del libro. Me veo
que recuerdo que había aparecido circunstancia, es la férrea convicción implicado porque me siento respon-
ante roí como un muchacho de una de un proyecto individual. Y aquí sable -o, mejor, irresponsable-
precocidad admirable. Luego des- es donde una definición de nuestra por haber fomentado una historia de
apareció; pero supe que fue una generación puede entrar en el cam- la vida intelectual colombiana que
afortunada desaparición, no una de po paradoja! : nuestra generación ha tenido hasta ahora unos ofician-
esas tenebrosas a las que nos ha intelectual se distingue por su indi- tes que me superan con creces. Ade-
acostumbrado este país terrible. vidualismo, por haber crecido sin más de alguno bien logrados ensa-
Gómez García se había ido a gozar a ociarse y con la costumbre de ver yos que aparecen en este libro, debo
-no sé si exagero- del magisterio morir o de ver matar ha ta los pro- evocar la obra sistemática del profe-
del profesor Rafael Gutiérrez Girar- yectos comunes más candorosos e sor Renán Silva y un reciente libro
dot (1928-2005), en Alemania. inofensivos . Una generación , en de Ricardo Arias obre la genera-
Aunque se confunda con un tes- definitiva, aplastada y solitaria, que ción de Los Leopardo . Pero dete-
timonio de parte, me atrevo a decir todavía tiene que rendirle devoción nidos ahora en la obra de Gómez
que a la generación de Gómez en las universidades públicas a los García, digamo que el autor ha
García no le ha tocado fácil. Yo creo tramposos alumnos - por lo menos querido correr varios riesgo con
que no ha tenido tantos maestros o tienen anecdotario de sobra para este libro; el conjunto de en ayos es
guías intelectuales como otras; no e certificar que sí fueron alumnos- de abigarrado: examen de la república
una generación pionera en la institu- Germán Colmenares y Estanislao liberal; un aporte a la hi toria de la
cionalización de las ciencias huma- Zuleta. izquierda en Colombia, con base en
nas, le ha tocado más bien formarse Y es una generación que le ha el análisis del caso del socialismo
en disciplinas en vía de consolida- tocado sacudirse, con lentitud y trau- trotskista; interpretación de algunos
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E SAYO
relato de Tomá Carra quilla ( 1859- o, al menos, sin intentarlo. in en- José Antonio Osario Lizarazo, o sus
1940) y Jo é Antonio Osario Liza- tender las diferencias sociale entre bien pensados aportes a la hi toria
raza (1900-1964); unos balance so- Vanves y Saint-Denis. No siempre e del trotskismo o del libro de izquier-
bre la tra cendencia de la cultura tropieza con un buen profesor direc- da en Colombia, y en el mismo en-
alemana en Colombia; unos apun- tor de tesis y en muchas ocasiones se sayo acerca de la obra de Gutiérrez
te para una hi toria de la lectura y trata de señores que aprendieron a Girardot, hallo a un autor mucho
termina con un ensayo sobre la cri- edificar un prestigio internacional más sobrio. Ya no es el que habla,
sis (siempre e tá en crisis) de nues- aprovechándo e de la inteligencia y como una especie de excusa, del "in-
tro sistema universitario . Variopinto la aplicación de su alumnos latinoa- descifrable lenguaje político del mo-
o pedantesco, el ca o es que el au- mericano . El modelo y la síntesis las mento". Se percibe luego a un exce-
tor se ha atrevido a presentar un re- fa brican en Europa, el trabajo labo- lente lector y crítico de la obra de
pertorio muy variado de preocupa- rioso y empírico de validación de Carra quilla; aun así hay que formu-
cione cuyo hilo conductor puede y esos modelos es nuestra fatalidad. De larle algunos reparos o, por lo me-
debe ser una voluntad de escribir todo modos adrnitamo que el con- nos, preguntas. Estamos de acuerdo
una hi toria crítica de la cultura co- tacto con Europa nos permite comu- -y me parece una obviedad- en
lombiana. Otro riesgo con iste en nicamos con tradiciones académicas que Hace tiempos, como todo lo que
que decidió reunir en ayos que pro- de largo aliento , con recur os bi- escribió Carrasquilla, es "una privi-
vienen de diferentes extremos cro- bliográficos insospechados y con gen- legiada fuente de conocimiento de
nológicos; es decir, aquellos que fue- te de inmensa generosidad hUIIlana la vida antioqueña". Y, aún más,
ron escritos antes de su viaje a e intelectual. Aprendemos a relati- de la vida pública colombiana. Las
Alemania, y los que ha escrito lue- vizamos y comparamos , ganarnos en "matronas piedragordenas" no fue-
go de su retorno. En todos prevale- el repertorio de análi i ; entendemos ron patrimonio cultural exclusivo de
ce una mi ma convicción de crítico y apreciamos mejor lo que tenemos Antioquia, también desfilaron por
de la política y de la cultura; pero y también entendemos porqué algu- distritos o parroquias de lo que era
en lo primeros ensayos es más evi- nas cosas jamás las tendremos. Sin en el siglo XIX el vasto estado del
dente el tono lastimero, en ello pre- embargo, en esta reflexión cabe bien Cauca o en la mi ma Bogotá. Pero
domina un lamento en nombre de detenerse en lo que dice el propio no puedo estar de acuerdo cuando
una modernidad más imaginada que Gómez G arcía en su semblanza del compara la novela semiautobio -
posible. Me parece que Gómez maestro Gutiérrez Girardot; en com- gráfica de Carrasquilla con Facundo
García creyó (o cree) en la exi ten- paración con Europa, el intelectual o Recuerdos de provincia, de Domin-
cía de un modelo occidental de mo- latinoamericano se sitúa de una ma- go Faustino Sarmiento ( 18n-1888).
dernidad individualista, contractual, nera peculiar; su pensamiento y es- El aburrido y esquemático Facundo
secular y liberal. Y no sólo creía (o critura son meno cómodos, menos ha servido para testimoniar los este-
cree) en él, sino que lo deseaba rea- ordenados y sistemáticos. Con me- reotipo de lo intelectuales liberales
lizado en nuestra circunstanci as. nos recur os y menos peso de una del siglo x:rx; es cierto que Facundo
Esa diferencia entre el de eo y lo tradición, elabora con mayor hete- ha gozado de una hiperinftación de
que presenta la realidad es buen ali- rodoxia y tiene una más natural pro- comentarista s y que a la obra de
mento para escrib ir y polemizar, pensión a la disidencia. Carrasquilla le han faltado críticos
pero poco sustento para el análisis sistemáticos; pero, en cualquier caso,
porque en vez de deplorar ad náu- Hace tiempos de Carrasquilla va por
seam lo que existe, lo que hemos un camino diferente y merece, tal vez,
podido llegar a ser y lo que seguire- un tipo de comparación más pertinen-
mos siendo, en vez de eso se necesi- te. Por ejemplo, por qué no e com-
ta entender la condición sincrética, paran los relatos de Carrasquilla con
contradictor ia de nuestra moderni- los del chileno Alberto Blest Gana
dad. Parece que Gómez García re- (1830-1920) y, sobre todo, en lo que
produce así un historicismo que hace tiene que ver con la capacidad, en
ver lo que ha sucedido en América ambos autores, de producir un tipo
Latina como un fracaso, el fracaso de literatura que contó con un deter-
de un ideal de modernidad. minado público. Alguien llamó a eso
Ahora bien, ¿qué transformación literatura tran acciona!, porque fue el
puede vivir un intelectual latinoame- resultado de una cierta síntesi o ar-
ricano en las universidade s euro- monía entre el catolici mo y el aso-
peas? La re puesta es múltiple; co- mo de la modernidad liberal.
nozco gente que pasó por la Sorbo na A la obra de Carrasquilla le ha
in conocer París ni Francia; sin sa- faltado crítica y le ha sobrado, como
ber como funcionaban los restauran- Leyendo sus ensayos sobre algu- a otros autore , veneración provin-
tes estudiantiles, sin hablar fra ncés nas novela de Tomá Carrasquilla y ciana. Y la buena crítica tiene que
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hacerlo trascender por encima de la no explorar otras formas en que in- jo de Carlos Sanhueza titulado Chile-
sobreprotección antioqueña. Algo cidió el pensamiento trotskista en las nos en Alemania y alemanes en Chi-
semejante tendría que suceder con ciencias sociale . Algunas genuinas le. Viaje y nación en el siglo XIX
la obra de José Antonio Osorio reflexiones sobre la diversidad regio- (2006), que comienza precisamente
Lizarazo, que es algo más que litera- nal del pais tienen, en buen grado, con una revisión general de lo que
tura urbana o novelística bogotana. cimiento en la tesis trotskista del fueron los viajeros alemanes de esa
Esos provincianismos que entierran desarrollo desigual; en efecto, el centuria bajo la sombra de Alexan-
autores y obras, que encierran en desigual desarrollo de las regiones der von Humboldt. Pero entre el gru-
territorios precisos, en un mapa de en Colombia forma parte de las ex- po de ensayos acerca de la presencia
la separación, no conducen a enten- plicaciones plausibles del acciden- de la cultura alemana en Colombia
der el pais. También, en el caso de tado devenir de lo que podemos lla- destaco aquel dedicado a Ernesto
la novelística de Osorio Lizarazo, mar la nación colombiana. Volkening (1908-1983), aunque sea
está de sobra decir que se trata de En su ensayo sobre los viajeros uno de los peor editados y corregi-
una obra con valor documental. alemanes del siglo XIX parece com- dos en el libro. Volkening fue un
Cualquier texto es texto de cultura, partir sin reserva la mirada del hombre que vivió en condiciones
eso es evidente. civilizado sobre la barbarie de las re- precarias y ejerció su labor crítica de
públicas latinoamericanas que visi- manera discreta. Con todos los alti-
taban. Gómez García se decidió por bajos que pueda haber en su obra,
ser más benévolo con los viajeros Volkening puede ser todavía un mo-
que con las sociedades presuntamen- delo de crítica literaria o, al menos,
te caóticas y burdas que recibieron un ejemplo de crítica en que no in-
a los ilustrados viajeros alemanes. Es tervenían las vísceras.
cierto que admite la "irreprimible in- Por último, quisiera detenerme
tolerancia" de las cartas de Alphons en su ensayo sobre la historia políti-
Stübel; pero igualmente acepta, ca y social del libro de izquierda. Es
como lo dijera el mismo viajero, que uno de los más sugestivos e innova-
"la expresión es dura, pero comple- dores, porque explora en un terre-
tamente acertada". El asunto no con- no casi virgen. Pocos historiadores
siste en aceptar o negar tajantemen- se han detenido a examinar el pasa-
te la versión y la visión de los viajeros do lejano y el pasado reciente de lo
europeos del siglo XIX sobre lo que que podría ser la cultura política de
acontecía en América; consiste, más las disidencias políticas. Y enten-
bien, en relativizar el relato de via- diendo aquí cultura política como
jes como fuente histórica. Acepte- todo aquello que contribuye a for-
mos que no se ha dilucidado del todo mar un tipo de individuos con afini-
la cuestión, pero el informe, las me- dades en la militancia ideológica y
morias o la carta de un viajero con- práctica. Lo que el autor examina
Otro ensayo que intenta escapar tienen un testimonio subjetivo de un acerca de la producción y consumo
del "panorama gris de la realidad autor, expuesto a excesos, desviacio- de libros en décadas más o menos
nacional" o del "presente turbio" nes, omisiones y tergiversaciones. cercanas es perfectamente aplicable
que sale al encuentro de un "pasa- Mucho depende de la situación del a cesuras cronológicas más remotas.
do turbio" es aquel dedicado al so- testigo-autor, no podría pensar lo Las disidencias políticas y religiosas,
cialismo trotskista en Colombia. mismo de la vida pública ecuatoria- aquí y en muchas partes, se han ali-
Creo que es una valiosa contribu- na un influyente sacerdote jesuita mentado de las rupturas o desvíos
ción a la historia de la cultura polí- alemán que un naturalista aparen- en los procesos de producción y dis-
tica y lamento que no haya podido temente marginado . El error de tribución de impresos. Un autor es
tener en cuenta, por ejemplo, los apreciación del autor del testimonio indispensable y está ausente en sus
aportes más recientes de Fabio puede convertirse en un multiplica- retlexíones, se trata del historiador
López de la Roche. El ensayo se do error de apreciación cuando el marxista británico Edward Palmer
volvió buen pretexto para examinar historiador lo toma sin reparos. Sin Thompson (1924-1993); pienso que
el microclima universitario del de- embargo, no sería extraño que mu- su libro La formación de la clase
cenio de 1970. Tal vez la prolonga- chos viajeros europeos se sorpren- obrera en Inglaterra le puede ayu-
da digresión sobre el paisaje de la dieran o se indignaran de ver cómo dar a matizar o a profundizar en al-
crisis de la universidad pública no se construía la vida pública de ese gunas ideas que todavía andan suel-
haga más que destacar, sin querer- "otro Occidente", tan cercano y le- tas. Hay que tener en cuenta ,
lo, el débil influjo político y cultural jano a la vez del provincianismo eu- leyendo a Thompson, que la socia-
del socialismo trotskista en nuestro ropeo. Me atrevo a recomendarle a bilidad artesanal, las tradiciones de
medio. Y, tal vez, hubiese sido bue- Gómez García un interesante traba- rebeldía de los artesanos ante la
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irrupción de la modernización indu - el de la catástrofe. El subtítulo, "raí- lombianos entre esas rarezas bi-
trial, las experiencias autodidactas ces de la intolerancia", tampoco es bliográficas que, si alguna vez fue-
y la solidaridad mutuali ta contribu- un anuncio consecuente con el con- ron publicadas, desaparecieron para
yeron a que el futuro proletariado tenido. Aparte del primer ensayo, siempre incluso de las mejores bi-
urbano se autoin truyera en asuntos titulado de igual manera, no se ve bliotecas.
técnico y adquiriera una cierta una reiteración que justifique el Publicado por primera y única
cultura cívica. Las bibliotecas esta- asunto. Pero, en fin , no hay duda de vez en r862 (dos volúmenes) este es
blecidas por propios artesano , las que estamos ante un escritor-inves- un libro riquísimo en información y
formas de lectura colectiva que bur- tigador apasionado que ha ido en- observaciones. Se trata de una serie
laban la censura oficial o la censura contrando una armonía fecunda en- de notas de prensa, escritas siempre
religiosa y que solucionaban el pro- tre los fundamentos empíricos y una de prisa y al azar del viaj e, entre
blema del analfa betismo, fueron voluntad de interpretación. 1859 y r86o. "Estas páginas, decía
mecanismos quizá más eficaces en la en la presentación, aunque reunidas
creación de una cultura política obre- G!LB E RTO LOAIZA CANO hoy en un volumen, deben resentir-
ra que los esfuerzos institucionales se de los defectos propios de su for-
del Estado mediante la escuela, las ma primitiva".
brigadas de alfabetización o la crea- Sí. Pero se trata de defectos mí-
ción de bibliotecas públicas. Hay, en nimos, aunque posiblemente agran-
definitiva, un largo y apasiona nte "Quizá ya era hora" dados en la edición virtual. Cabe
camino por recorrer en este tema. preguntarse si los defectos de trans-
cripción desnaturalizan el libro.
Viajes de un colombiano en Europa' Éste, como todos, tiene el eterno
José María Samper problema de los libros virtuales: la
Project Gutenberg, 2005 , fidelidad o infidelidad al original. No
sin paginación obstante, quien quiera compararlo,
puede encontrar el facsímil del ori-
ginal en la Biblioteca Nacional de
Que yo sepa, en este boletín no se Francia (www.gallica.fr). Pero, por
ha reseñado hasta ahora la aparición otra parte, los defectos son los mis-
de un libro virtual. Quizá ya era mos a los que se enfrenta cualquier
hora. Sea esta la primera oportuni- editor cuando se trata de transcribir
dad, porque bien lo merece, cuan- un texto original, y ya sabemos quie-
do el Proyecto Gutenberg, que va nes escribimos a cuántas traiciones
ya por los cien mil volúmenes col- y vejámenes nos pueden someter los
gados en la red de Internet, publica editores las más de las veces, los
El libro de Gómez García con- un primer libro colombiano. correctores de estilo las menos. No
tiene una especie de autobiografía Posiblemente el texto ha sido to- otro es el problema al que e enfren-
intelectual, una historia de un pro- mado del facsímil que la Biblioteca ta un editor cada vez que va a ree-
ceso de escritura crítica. No son en- Nacional de Francia dio a la luz con ditar un libro, más aún cuando aquél
sayos ligeros, son elaboraciones con la intención de editar todo cuanto los posee cierta antigüedad. Toda edi-
sustento empírico cada vez más no- viajeros extranjeros del siglo XIX es- ción, quiérase o no, es arbitraria. En
table. Es posible que abunden rei- cribieron con respecto a ese país. Así, este tema la perfección no exi te y
teraciones y lugares comunes; tam- apareció en edición virtual este libro el concepto de edición definitiva, ya
bién frases ácidas y efectistas; y uno junto al Viaje a La China, de Nicolás lo decía Borges, pertenece al obtu-
que otro desquite con la mezquin- Tanco Armero, del cual Mario Jur- so reino de la arbitrariedad. En este
dad de sus colegas. El título es lo sich ha hecho un brillante estudio. libro en particular nos enfrentamos
menos afortunado del libro, porque No poco es lo que se ha estudia- con una ortografía de la época que
nos ha anticipado una especie de do en los últimos años acerca de los nos siembra numerosas dudas, en
claudicación del crítico, de quien no viajeros europeos que visitaron la especial en las tildes (singularmen-
ha podido "penetrar" en esa "cosa" Nueva Granada en el siglo XIX. Poco te mal colocadas), aunque algunos
llamada Colombia. O tal vez nos ha y nada lo que se sabe de los testi- acentos arcaicos es claro que deben
advertido, como lo ha reiterado en monios de los viajeros granadinos estar también en la edición origi-
algunos de sus ensayos, que compar- por territorio europeo. Tanto es así nal... Hay casos curiosos como la
te esa representación pesimista de que en ese recuento extraño y ma- ciudad de Londres, que viene inva-
nuestra historia en que nada se sal- ravilloso que se llama Libros colom- riablemente con tilde, por ejemplo.
va. Pero, por fortuna , en el trans- bianos raros y curiosos, el polígrafo Pero nada de esto opaca ni dificulta
curso de la obra vamos hallando Ignacio Rodríguez Guerrero cita no la lectura. El cuerpo del libro es así
matices: ni los extremos del idilio o menos de diez obras de viajeros co- mismo ameno y de fácil lectura.
[224] BOL E TÍN CULTURAL Y BIBLI OG R ÁF I CO, VOLS . 44 - 45 , NÚM . 76-77, 2007•2008
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.