C1. Género Narrativo (Narrador)
C1. Género Narrativo (Narrador)
C1. Género Narrativo (Narrador)
GÉNERO NARRATIVO
El género narrativo es una expresión literaria en prosa que se caracteriza porque se
relatan historias imaginarias o ficticias (sucesos o acontecimientos) que constituyen una
historia ajena a los sentimientos del autor. Aunque sea imaginaria, la historia literaria
toma sus modelos del mundo real.
EL NARRADOR
Así, el narrador funciona como una especie de mediador entre la historia y el lector:
● NARRADOR
● AUTOR
● LECTOR
● NARRATARIO
1. Narrador/Autor
La primera distinción que hay que establecer es entre autor y narrador. El narrador es
quien cuenta el relato, es un personaje más creado por el autor.
El narrador responde a la pregunta ¿quién cuenta? Este narrador (en 1ª, 2ª ó 3ª persona) es
un personaje más. Quien habla en el relato –el narrador– no debe confundirse con
quien escribe –el autor.
AUTOR. Se trata de la persona real, física, que escribe una obra literaria. El autor de una
obra literaria nunca nos habla directamente, siempre se inventa una mirada que
selecciona la información, que presenta lo que sucede de una forma determinada, desde
un punto de vista preciso.
LECTOR. Es el lector real de una obra. Se trata de una persona del mundo real, lo
mismo que el autor real. Pero del mismo modo que de una obra se desprende una
personalidad
determinada, también cada obra podríamos decir que “necesita” un tipo de lector, es lo
que se ha denominado “lector modelo” o “lector ideal”. No se trata de alguien real, sino
de unas características que conformarían una personalidad ideal para la lectura de esa
narración concreta.
NARRATARIO
Narratario/lector
EJEMPLO
“Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros
tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se
complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al
mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las
flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las
chumberas. Aquellos gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la
cara del inocente; estos otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como
las alimañas por defenderse. Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol
y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya.
Nací hace ya muchos años –lo menos cincuenta y cinco– en un pueblo perdido por la
provincia de Badajoz; el pueblo estaba a unas dos leguas de Almendralejo, agachado
sobre una carretera lisa y larga como un día sin pan, lisa y larga como los días –de una
lisura y una largura como usted, para su bien, no puede figurarse– de un condenado a
muerte.”
1. EL NARRADOR: LA VOZ
El narrador tendrá una voz que será la que “diga” la historia. Este narrador puede formar
parte de la historia que cuenta o no. En el primer caso será un narrador interno u
homodiegético; en el segundo, externo o heterodiegético.
● INTERNO
● EXTERNO
NARRADOR INTERNO
“Por dificultades en el último momento para adquirir billetes, llegué a Barcelona a media
noche, en un tren distinto del que había anunciado, y no me esperaba nadie. Era la
primera noche que viajaba sola, pero no estaba asustada; por el contrario me parecía una
aventura agradable y excitante aquella profunda libertad en la noche. La sangre, después
del viaje largo y cansado, me empezaba a circular en las piernas entumecidas […]”
NARRADOR EXTERNO
“De un cuartucho oscuro que en el pasillo interior, salió Abelarda restregándose los ojos,
desgreñada, arrastrando la cola sucia de una bata mayor que ella, la cual fue usada por su
madre en tiempos más felices, y se dirigió también a la cocina (...) Abelarda preguntó a
su tía si venía el panadero, a lo que Milagros no supo qué responder, por no poder ella
formar juicio acerca de problema tan grave, sin oír antes a su hermana. «Haz que tu
madre se levante pronto –le dijo consternada–, a ver qué determina».
Poco después de esto, oyose un fuerte carraspeo allá en la alcoba de la sala, donde Pura
dormía.”
Un narrador puede contar la historia desde distintos puntos de vista y elaborar el discurso,
a partir de la información que recabe desde esos puntos de vista. Habría que preguntarse
¿quién ve los hechos? y ¿desde qué perspectiva los enfoca? En cada novela o cuento esta
perspectiva puede ser distinta e, incluso, cambiar en el mismo relato.
“La mañana del 4 de octubre, Gregorio Olías se levantó más temprano de lo habitual.
Había pasado una noche confusa, y hacia el amanecer creyó soñar que un mensajero con
antorcha se asomaba a la puerta para anunciarle que el día de la desgracia había llegado al
fin.”
NARRADOR OBSERVADOR.
Sólo cuenta lo que puede observar. El narrador muestra lo que ve, de modo parecido a
como lo hace una cámara de cine.
“Luego se habían metido poco a poco las dos y se iban riendo, conforme el agua les subía
por las piernas y el vientre y la cintura. Se detenían, mirándose, y las risas les crecían y se
les contagiaban como un cosquilleo nervioso. Se salpicaron y se agarraron dando gritos,
hasta que ambas estuvieron del todo mojadas, jadeantes de risa.”
DE 1 ª PERSONA
NARRADOR PROTAGONISTA.
"Me niego a corresponder, a representar el papel de esposa de alto status, que esconde su
cansancio tras una sonrisa, lleva la batuta en conversaciones sin fuste, pasa bandejitas y
se siente pagada de su trabajera con la típica frase: Has estado maravillosa, querida."
NARRADOR TESTIGO.
“En Los adioses un personaje, el dueño de un almacén, cuenta los últimos tiempos de un
hombre que ha llegado a una ciudad de la sierra donde hacen su cura los enfermos de
tuberculosis. El narrador va elaborando una teoría sobre este personaje –el protagonista–
y dos mujeres con las que mantiene relaciones y el lector va viendo lo que sucede a través
de él y con él llega a conclusiones erróneas. Este es un fragmento del comienzo:
Quisiera no haberle visto más que las manos, me hubiera bastado verlas cuando le di el
cambio de los cien pesos y los dedos apretaron los billetes, trataron de acomodarlos y, en
seguida, resolviéndose, hicieron una pelota achatada y la escondieron con pudor en un
bolsillo del saco; me hubieran bastado aquellos movimientos sobre la madera llena de
tajos rellenados con grasa y mugre para saber que no iba a curarse, que no conocía nada
de donde sacar voluntad para curarse.”
Onetti, Los adioses
DE 2 ª PERSONA
El narrador HABLA EN 2ª PERSONA O TÚ AUTORREFLEXIVO. Crea el efecto de
estar contándose la historia a sí mismo o a un yo desdoblado.
Es un recurso muy utilizado por la novela moderna y de gran rendimiento. El autor narra
en segunda persona, lo que produce un apasionante desdoblamiento o un ficticio
diálogo-monólogo del protagonista consigo mismo y el distanciamiento del autor.
EJEMPLO 1
“Ahora él le apartaba los cabellos con la mano y Teresa bajó los ojos. La mano [...] se
posó luego en el cuello de la muchacha, presionando levemente la nuca. [...] (Mal lo estás
haciendo muy mal, ignorante [...])
- Es lo normal. -Le acariciaba los cabellos, la línea suave de los hombros, la nuca-. Es tan
fácil quererte, tan sencillo. Lo más sencillo del mundo. Eres bonita, inteligente...
- Pero, ¿qué dices?
- Pues eso, que estás hecha para que te adoren (mal, muy mal, desgraciado, ¿qué te
pasa?). Eres un ángel.
Sus cuerpos se tocaron. Teresa seguía con los ojos bajos.”
EJEMPLO 2
“En aquel hospital anónimo de la anónima y dilatada ciudad, durante largas noches en
vela y su silencio puntuado con toses y con ayes, habías vuelto a la vida horro de pasado
como de futuro, extraño y ajeno a ti mismo, dúctil, maleable, sin patria, sin hogar, sin
amigos, puro presente incierto, nacido a tus treinta y dos años Álvaro Mendiola a secas,
sin señas de identidad.”
Juan Goytisolo. Señas de identidad.