Budismo Zen
Budismo Zen
Budismo Zen
El Budismo Zen puede ayudar a cualquier persona que tenga la necesidad de conocerse más
profundamente o que se siente insatisfecha del tren de vida materialista y egoísta que
predomina en las sociedades occidentales.
La aceptación de la realidad,
La meditación y
La solución de acertijos y adivinanzas concebidas para rebasar los límites del intelecto.
LA ACEPTACIÓN DE LA REALIDAD
El objetivo básico es aplicar el principio budista de “atención diligente” a cada momento vivido,
lo que implica estar plenamente consciente de los actos propios y dedicarse de lleno a cada
actividad emprendida en vez de desear estar en otra situación, es decir, eliminar del
pensamiento frases como me gustaría, si yo pudiera, hubiera, etc.
La dificultad de esta meta reside en vencer el impulso de aferrarse a las ilusiones y los deseos
más preciados, aun cuando éstos provoquen ira, frustración y desencanto.
El Budismo Zen, así como la Gestalt, enseña que si consideramos los sentimientos negativos
como lo que son, si los aceptamos como sufrimientos inevitables, podemos dominar el aspecto
voluntarioso y exigente de nuestra personalidad.
2. LA MEDITACIÓN
El Za Zen suele agotar física y mentalmente: mantener la misma postura durante periodos
largos llega a causar dolor y meditar obliga a la persona a concentrarse en sus remordimientos
y en ideas desagradables. Con la práctica se aprende a dejar que los pensamientos fluyan sin
reflexionar en ellos hasta que se alcanza un estado de consciencia desprovisto de juicios de
valor.
El concepto de aquí y ahora, que implica vivir el presente con plena atención y sin juzgar,
evitando las distracciones del pasado y el futuro. Tanto el budismo zen como la Gestalt
consideran que el sufrimiento se origina por el apego a las ilusiones y los deseos, y que la
liberación se logra al soltar y cerrar adecuadamente las gestalts o figuras incompletas12.
La práctica de la meditación, que es una forma de entrenar la mente para alcanzar un estado
de consciencia desprovisto de juicios de valor, donde se observan los pensamientos y las
sensaciones sin identificarse con ellos. La meditación zen ayuda a la persona a concebirse como
parte de un proceso de cambio interminable y a desligarla de la imagen que tiene de sí
misma1. La Gestalt utiliza la meditación como una herramienta para facilitar el contacto con el
propio cuerpo y las emociones, y para desarrollar la auto-regulación organísmica2.
La resolución de acertijos y adivinanzas concebidas para rebasar los límites del intelecto,
llamados koans en el budismo zen. Estos ejercicios tienen como objetivo provocar una intuición
o una iluminación que permita acceder a un conocimiento directo de la realidad1. La Gestalt
también emplea técnicas que desafían la lógica y la racionalidad, como el uso de paradojas,
metáforas, juegos de roles y experimentos, para favorecer la creatividad y la expresión
auténtica de la persona2.
Estas son algunas de las formas en que el budismo zen influye en la psicología de la Gestalt,
pero hay muchas más. Ambas corrientes comparten una visión holística y humanista de la
naturaleza humana, y una confianza en la capacidad de la persona para sanar y crecer