Sucesiones en El Derecho Internacional Privado Del Mercosur
Sucesiones en El Derecho Internacional Privado Del Mercosur
Sucesiones en El Derecho Internacional Privado Del Mercosur
En el caso “Forgo Javier”, sucesión de un hijo natural bávaro que había fallecido en Francia
donde dejó una fortuna en muebles, sin hijos ni cónyuge, ante el reclamo del matrimonio
Ditchl, parientes colaterales de la madre del difunto, basado en el Código Maximiliano
Bavárico de 1756 o Bairiches Landrecht, que admitía el carácter de herederos de estos
parientes, se planteó por parte del Fisco francés, que la herencia le correspondía,
desplazando a los Ditchl.
El argumento de la Administración de Dominios de Francia(Fisco), fue que la sucesión se
regía por el derecho del lugar del domicilio de derecho según la norma de DERECHO
INTERNACIONAL PRIVADO francés. Como Forgo no lo había constituido nunca en
Francia, a pesar de que vivió más de sesenta años en este país, le resultaba aplicable el
derecho bávaro, por ser Bavaria el lugar de localización de este domicilio de derecho. Pero
que había que consultar el derecho sucesorio bávaro para saber cuál era la ley aplicable. Y
el Codex Maximilianus Bavaricus sometía la sucesión a la ley del domicilio de hecho (no de
derecho) del difunto, o sea, al derecho francés( lugar donde efectivamente se domiciliaba el
causante). Como el derecho francés disponía que ante la inexistencia de descendientes y
de cónyuge heredaba el Fisco, no les correspondía derecho alguno a los colaterales de la
madre del muerto.
La Corte de Casación de Francia, en sentencia del 24 de junio de 1878, rechazó la
demanda del matrimonio Ditchl, acogiendo el planteo del Fisco. Este fallo dio nacimiento a
la cuestión del Reenvío en el DIP ( ver DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO, Técnica
aplicativa de la regla de conflicto, J.A. Ortiz de la Torre, Universidad Complutense de
Madrid, Facultad de Derecho, Madrid, 1986, p. 97 y ss.) . Gran parte de la doctrina ha
criticado el fallo, sosteniendo que fue una mera elucubración de un gran juez de la Corte
(Aubry) para permitir la apropiación de los bienes por parte del Estado francés, lo que pudo
haber sido cierto en sus móviles pero no le resta el valor a la doctrina.
En el caso “Mandl” y “Caron”, entre muchos otros, los tribunales hicieron aplicación de la
teoría del fraude en el análisis del caso.
En el caso “Mandl”, fallado por la Cám. Nac. Civil Sala C- 3-3-1981- se trataba de un
austriaco naturalizado argentino, que tenía domicilio en Argentina y al enfermar
gravemente se trasladó a Austria, constituyendo domicilio en Viena y adquiriendo la
nacionalidad austriaca, colocándose al amparo de la legislación austriaca y dejando todos
sus bienes a su quinta esposa, en perjuicio de sus hijos habidos de matrimonios anteriores.
La Cámara decidió que “... el causante pretendía conseguir mediante el cambio de
nacionalidad y de domicilio, colocarse bajo un régimen jurídico sucesorio más ventajoso
para determinadas personas en perjuicio de otras con lo cual procuraba también privar de
imperatividad a las leyes de la Nación... la utilización voluntaria de los puntos de conexión
de la norma indirecta con la intención de eludir la aplicación de las normas imperativas de
la República, priva de efectos al cambio de nacionalidad y de domicilio intentados, por lo
que debe considerarse como último domicilio del causante el ubicado en esta Capital
Federal... con lo cual adquieren plena vigencia los arts. 3283 y 3284 CC ... y la sucesión
debe tramitar y regirse por nuestro derecho sucesorio...”.
En el caso “Caron” de la Corte de Casación francesa, 1985, la maniobra del testador
consistió en crear una sociedad anónima en los EE UU, sometida a las leyes
norteamericanas, sociedad que adquirió el inmueble sito en Francia, siendo su único
patrimonio. Caron intentó transformar el inmueble (sometido a la lex situs francesa ) en un
bien mueble (acciones, sometidos a la ley domiciliaria norteamericana ), con el fin de privar
de la legítima a sus hijos herederos forzosos. El fraude para la Corte francesa, consistió en
una serie de operaciones armonizadas, tendientes a modificar el elemento de conexión
constituido en principio por la naturaleza inmobiliaria del bien sito en Francia, transformado
luego en bien mueble, con el objeto de eludir la aplicación de la ley sucesoria francesa que
prevé la reserva para los hijos ( ver el tema completo al estudiar el Fraude a la ley ).
a) El sistema romano.
El heredero es el eje alrededor del cual se aglutinan otros conceptos menores. El título de
heredero constituía una verdadera condición subjetiva de capacidad para la adquisición
universal del patrimonio del difunto.
En los primeros tiempo de Roma, la familia como grupo social análogo al Estado, no se
dividía a la muerte del paterfamilias, sino que el heredero era justamente el sucesor en la
potestad soberana sobre el grupo agnaticio o la gens y, en consecuencia, también los
bienes, siendo así la herencia originariamente un medio de traspaso de la soberanía en
lugar de traspaso patrimonial. El título de heredero se extendía al culto familiar, los sacra
del difunto.
Las características de este sistema eran 1. libertad absoluta del testador 2. la
responsabilidad ultra vires del heredero por las deudas del causante 3. la subsidiariedad de
la herencia ab intestato que sólo entra en juego en ausencia de una manifestación expresa
de voluntad del causante 4. el objeto de la trasmisión era una universum jus, un objeto
ideal.
La evolución política en Roma provocó la paulatina pérdida de potestades de que gozaba el
paterfamilias en beneficio del Estado y ello le restó pureza a la concepción romana de la
sucesión, secularizándola.
La elaboración del concepto del patrimonio, está asociada a las teorías elaboradas en torno
a la “hereditas yacens” , es decir el patrimonio dejado por su titular hasta el momento de su
adición por el sucesor. A base de un Pasaje del jurista Florentino ( pasaje 22 del
Digesto), comenzó afirmándose que la hereditas yacens se comportaba como si fuera una
persona ( “... persona vice fungitur”), para terminar diciendo que “era” una persona.
Patrimonio relicto y sujeto de derecho eran sinónimos, de ahí que no había dificultad en
sostener que este “sujeto” (el patrimonio) era único, con una única ley que lo regulaba,
dando así nacimiento a la teoría de la UNIDAD en materia de sucesiones.
Solamente discreparon los juristas en la preferencia por la ley que debía regir la sucesión,
si era la del último domicilio o la ley de la nacionalidad del difunto.
Veremos que este sistema es el seguido por el codificador argentino, por influencia de
Savigny, seguidor a su vez de los romanistas Cujas, Domat y Pothier en Francia y de
Bachovius, Waechter, Goschen y Tittman en Alemania.
b. el sistema germanico
En el sistema seguido por los pueblos germánicos que poblaron Europa, la tribu es dueña
de los bienes, adoptándose un condominio proindiviso.
Más que la propiedad, lo que interesaba determinar quién era el más apto para administrar
el conjunto de bienes pertenecientes a todos los integrantes del clan.
El régimen de propiedad, dio origen a concepciones primitivas sobre la persona jurídica, sin
el preciosismo romano que condujera a la teoría de la unidad sucesoria. Las dos figuras
ideadas fueron la “Gesamte Hand” ( mano en común) y la “Genossenschaft” , ninguna de
las cuales alcanzó a eclipsar el concepto anterior de que se trataba de un conjunto de
bienes pertenecientes en condominio a todo el grupo, prevaleciendo el interés familiar por
sobre el individual.
De ahí las consecuencias: 1. escaso ámbito para las disposiciones de última voluntad 2. la
responsabilidad limitada del heredero por las deudas dejadas por el causante (intra vires
hereditatis) 3. la distinción entre muebles e inmuebles en cuanto a la capacidad del
causante para disponer de ellos mortis causa (limitada a los primeros casi exclusivamente)
4. el patrimonio es un conjunto de bienes aislados (universum facti).
Este mismo fundamento (de mantener la unidad familiar a través del régimen de bienes),
explica que fuera prohibida en el derecho germánico la trasmisión Inter. vivos o mortis
causae entre los cónyuges, para evitar la confusión de patrimonios entres las distintas
tribus o familias.
Esta concepción se aplicó en el norte de Francia, y pasó al Código francés, que no previó la
existencia de un heredero testamentario (el código predicaba de “legatario universal”, y se
aplicaba a los legados con fines piadosos).
En el medioevo se afirmó la tendencia de someter los bienes muebles a la ley personal del
propietario y a los inmuebles a la ley de su situación ( para los muebles se elaboró la
fórmula “mobilia sequitur personam”- ley domicilio y para los inmuebles, lex rei sitae).
En la época feudal, se impuso la teoría románica de la sucesión, pero por una razón muy
pragmática, crematística. Como los señores feudales cobraban un derecho para que los
herederos “entraran en posesión de la herencia”, la “saisine”, los vasallos apoyaron al rey
en su lucha contra los primeros – que eran dueños de los campos donde trabajaban- y
adhirieron a la concepción romana que consideraba que la trasmisión se operaba de pleno
derecho con la muerte ( “le mort saisif le viv”- la muerte pone en posesión de la herencia a
los vivos).
Ambos sistemas repercutieron en las legislaciones del mundo, aunque con las excepciones
de uno y otro, se llegó a una aproximación en el resultado.
El Sistema Romano inspiró la Unidad de Ley Aplicable y el Sistema Germánico el de la
Pluralidad Legislativa para regir las sucesiones conectadas con diversos ordenamientos
jurídicos, con mayor o menor incidencia en la cuestión de la jurisdicción internacional.
Remarco que “unidad” sucesoria implica una única ley para regir toda la herencia, con
independencia de que existan bienes situado en diferentes países, mientras que
“pluralidad” sucesoria significa que la herencia se “fractura” o se “fragmenta” en tantas
leyes distintas como países en donde haya dejado bienes el causante.
a) Argentina
Se halla en el TDCM 1889 y en el TDCM 1940 en los arts. 40/45 para la ley aplicable y en
los arts 66 y 63 en cuanto a la jurisdicción competente, estrictamente para las sucesiones,
pero también en la CIDIP II de Montevideo 1989 sobre Alimentos, en su art. 8 ( al reconocer
la jurisdicción del Estado donde el deudor alimentario “posea bienes”).
1) Sistema de la unidad absoluta de ley y de jurisdicción del último domicilio extranjero del
causante- .
El supuesto es éste: el causante se domiciliaba fuera de la Argentina, pero ha dejado
bienes inmuebles o muebles con situación permanente en ella.
Esta corriente doctrinaria propicia la declaración de incompetencia de los jueces argentinos
y a la par la declaración en la sentencia que la ley aplicable es la ley extranjera del domicilio
último.
Es sostenida por Estanislao Zeballos, Alcides Calandrelli, Romero del Prado, Vico,
Lazcano, De Gásperi, Prayones, Rébora, Colmo.
Se fundan en el texto de la ley: art. 3283 y su nota (para las sucesiones ab intestato) y en
el art. 3612 CC ( para las sucesiones testamentarias) en cuanto a la ley aplicable y en los
arts. 90 inc. 7, 3284 CC y 3285 para fundar la jurisdicción internacional.
El art. 3283 CC dispone que ” El derecho de sucesión al patrimonio del difunto, es regido
por el derecho local del domicilio que el difunto tenía a su muerte, sean los sucesores
nacionales o extranjeros”.
La nota al art. 3283 cita a Savigny, Tomo 8 Sistema del Derecho Romano Actual, párr.
375, 376. Dice el codificador, con palabras de Savigny “...que El patrimonio considerado
como unidad, es un objeto ideal, de un contenido indeterminado... no está fijo en un lugar y
no se le podría asignar el locus rei sitae. Considerar como tal el lugar donde está situada la
mayor cantidad de los bienes sería una idea arbitraria, pues que ella no tiene nada de
preciso, y también porque la parte menor de los bienes merece tanta consideración como
la mayor. Si abandonamos el domicilio no no queda sino colocar el derecho a la sucesión
donde se encuentra cada uno de los bienes que lo componen. Pero cuando esos bienes
están diseminados en lugares diferentes, tendríamos que admitir muchas sucesiones
independientes las unas de las otras. Puede llamarse una excepción a este principio
general, lo que está dispuesto respecto a la trasmisión de los bienes raíces que forman
una parte del territorio del Estad, y cuyo título debe ser siempre trasferido en conformidad a
las leyes de la República, art. 10 de este código.
Respecto a las sucesiones ab intestato hay una consideración especial. Reposan sobre la
voluntad presunta del difunto, no porque esa voluntad pueda considerarse como un hecho
cierto respecto a una persona determinada, sino porque cada ley positiva, cada código,
adopta la presunción general que le parece más apropiada a la naturaleza de las relaciones
de familia. Se concibe fácilmente que esa presunción varíe según las diversas
legislaciones, pero no que en un caso dado se presuma que el difunto ha podido tener
voluntad diferente para las diversas partes de sus bienes y que haya querido otro heredero
para su casa que para sus dominios rurales o para su dinero, cuando no ha hecho una
declaración expresa por testamento .
Cuando dicen los códigos que la sucesión se abre en el domicilio del difunto importa decir
que la jurisdicción sobre la sucesión está en el último domicilio del difunto y que la rigen las
leyes locales de ese domicilio”.
Para el codificador, al ser el patrimonio una “universalidad jurídica”, es una unidad, un
objeto ideal, que solamente puede conectarse con el lugar del domicilio a los fines de
declarar la ley que regirá la herencia, porque si la conexión fueran los bienes, si estos se
encuentran en Estados diferentes, se produciría una multiplicación de leyes.
La cita que efectúa el legislador en la nota al art. 3283, del art. 10 CC, ha sido interpretada
de modo dispar por los autores.
Para los internacionalistas en su inmensa mayoría, se trata de una simple advertencia que
formula el codificador, de que está tratando de los bienes como partes de una unidad (ut
universitas) y no en forma individual o aislada (ut singuli); como es una unidad, dice Velez,
la somete a la ley única del lugar del domicilio postrero del muerto, sin importar donde
están ubicados dichos bienes, ni tampoco su naturaleza.
Tan es así esto, que en la parte final de la nota, tratando de las sucesiones ab intestato,
insiste que la presunción de cada legislación sobre cuál habría sido la voluntad del
causante, debe ser única (... se concibe fácilmente que esa presunción varíe según las
diversas legislaciones, pero no que en un caso dado se presuma que el difunto ha podido
tener voluntad diferente para las diversas partes de sus bienes y que haya querido otro
heredero para su casa que para sus dominios rurales o para su dinero, cuando no ha hecho
una declaración expresa por testamento” ). Y es evidente que “casa” y “dominios rurales”
son inmuebles, y sin embargo no fracciona la ley aplicable( sometiendo por ejemplo a estos
inmuebles a la lex situs), sino que mantiene la presunción elegida: la ley del último domicilio
del causante, sean los sucesores nacionales o extranjeros.
Además, el art. 10 CC nada tiene que ver con las sucesiones, sino que declara cuál es la
ley que rige a los inmuebles situados en la Argentina(“lex rei sitae”), ya sea para
calificarlos(“ calidad de tales”, es decir si son inmuebles o son muebles), ya para decidir si
están o no en el comercio (“capacidad de adquirirlos”, entendida esta capacidad como
susceptibilidad del inmueble de ser adquirido, sin aludir a la capacidad de las personas
para comprar o vender por ejemplo que se rige por los arts. 6 y 7 CC; esta misma ley del
situs es la que resuelve sobre cuáles derechos reales se pueden constituir sobre los
inmuebles y sobre los modos y solemnidades que se deben satisfacer para lograr una
adquisición lo trasmisión válida en el país.
En la jurisprudencia, se adhieren a esta concepción de la unidad absoluta de jurisdicción y
de ley aplicable, sin excepciones, a favor de los jueces y la legislación del último domicilio
del difunto, los fallos “ Larangeira” y “ Garrido Pérez” de la Cám. Civ. de la Cap. Fed., el
caso “Boggio” de la CSJN de fines del siglo XIX y sobre todo los casos “ HERMS “,
“CORDANI” , “ ANDERSEN” y “ RESNEDO” de la Cámara de Mar del Plata en la
década del 1970/80.
Incompetencia entonces de nuestros jueces, a favor de los jueces extranjeros del último
domicilio del difunto y aplicación de la ley extranjera de este mismo Estado.
Este a mi entender es el criterio seguido por el codificador, más allá que no resulte el más
aconsejable. En efecto, en primer lugar se corre el riesgo de que los jueces extranjeros
tengan una conexión de jurisdicción distinta a la nuestra(por ejemplo, dándole competencia
en forma exclusiva a los jueces del lugar de la situación de los bienes(Argentina), con lo
cual habría una denegación de justicia internacional de difícil solución. En segundo término,
puede suceder algo parecido con la ley aplicable, cuando no coincide dicha ley domiciliaria
extranjera con la solución nuestra (si dispone que la herencia se somete a la ley de la
situación también).
En una palabra, esta solución se desentiende del principio de efectividad en DIP (Wengler),
que aconseja al juez realizar un examen previo de la ley extranjera del Estado donde se
quiera hacer efectiva su eventual sentencia y también analizar la posibilidad de un reenvío
de dicha ley extranjera a la ley del Estado del juez, lo que abriría de por sí la competencia
internacional argentina por el principio del paralelismo de ley y jurisdicción (Asser).
Pero estimo que la principal objeción debe dirigirse al tema de la competencia, ya que no
resulta aconsejable que los jueces argentinos se declaren incompetentes, a pesar de
hallarse los bienes aquí, porque en muchos casos los interesados no tendrán posibilidades
económicas de acudir al foro extranjero para abrir la sucesión ( basta imaginarse la
sucesión de una persona que ha trasladado su domicilio al extranjero y muere allí, por
ejemplo en Italia, España, Francia, Alemania, Japón y deja una única vivienda en un pueblo
del interior de nuestro país). Sería una carga demasiado gravosa exigirles a las esposas o
hijos que viajen al extranjero o traten de apoderar a un abogado foráneo para iniciar el
juicio fuera, sin ninguna garantía además de éxito (por lo dicho sobre la eventual
incompetencia, también, de dicho juez italiano, español, francés, alemán o japonés). He
elegido estos países, porque fueron el destino de muchos argentinos de origen extranjero
que después de estar toda una vida en el país, volvieron a la patria de sus padres o
abuelos, ante la grave situación económica y social que hizo crisis en el año 2001/2002 y
aún persiste (a tenor de la legislación de emergencia, ley 25.561 y decreto 214 y conds. ).
De ahí que es preferible la tesis que propugna la competencia internacional de nuestros
jueces, cuando el causante ha dejado bienes en la Argentina, al margen del tema de la ley
que debe aplicar a la herencia en razón de hallarse el domicilio en el extranjero.
Paso al examen de esta segunda corriente de opinión nacional.
Las soluciones contenidas en los tratados internacionales en los que la Argentina es parte,
se hallan en los TDCM de 1889 y el homónimo TDCM de 1940, en sus arts. 40/45 en
cuanto a la ley aplicable) y en los arts. 66 y 63 en cuanto a la jurisdicción.
La jurisdicción y la ley aplicable están en función de la existencia de bienes en el país.
Estos bienes pueden ser inmuebles o muebles con situación permanente.
Esto surge de los arts. 44 y 45 de ambos
Art. 44: La ley del lugar de la situación de los Tratados de Derecho Civil (1889 y
1940).bienes hereditarios al tiempo de la muerte de la persona de cuya sucesión se trate,
rige la forma del testamento. Esto no obstante, el testamento otorgado por acto público con
cualquiera de los Estados contratantes será admitido en los demás. Art. 45: La misma ley
de la situación rige: a) la capacidad de la persona para testar, b) la del heredero o legatario
par suceder, c) la validez y efectos del testamento, d) los títulos y derechos hereditarios de
los parientes y del cónyuge supérstite, e) la existencia y proporción de las legítimas, f) la
existencia y monto de los bienes reservables g) en suma todo lo relativo a la sucesión
legítima o testamentaria( arts. 44 y 45 TDCM 1889).
El TDCM de 1940, introdujo ligeras modificaciones. Eliminó la capacidad para testar – que
estaba sometida a la lex situs en el tratado de 1889 ( con lo cual mantiene el sistema
común de la capacidad por la ley domiciliaria). Y en materia de formas testamentarias,
sustituyó el testamento por acto público del 89 por una norma más amplia. Dispone el art.
44 segundo párrafo que “ ... el testamento abierto o cerrado otorgado por acto solemne ...”
– será reconocido en todos los Estados Parte del TDCM 1940.
Ya veremos los problemas suscitados en la jurisprudencia uruguaya con esta exigencia de
que el testamento sea “solemne”, en relación a los bienes sitos en Uruguay.
Solamente se reconoce cuatro excepciones al sistema de pluralidad legislativa de
Montevideo: 1. las formas del testamento ( se acepta la validez formal de los testamentos
por acto público y los abiertos o cerrados otorgados por acto solemne. ) 2. las deudas ( por
el saldo impago se podía ir contra otros bienes en otros países) 3. legados de género ( por
la ley domiciliaria y por el saldo sobre otros bienes en otros países) 4. el deber de
colacionar, cuando sea de dinero y formas-
El TMDC 1889 sometía inclusive la capacidad para testar a la lex situs.
Argentina es parte del TMDC 1940 junto con Uruguay y Paraguay ( con Bolivia, Perú y
Colombia se vincula con el TDCM 1889).
Veremos los problemas originados en el Uruguay con el tema de la “forma testamentaria”,
si rige la regla locus regit actum o la ley del situs, por caso con los testamentos ológrafos.
b) Uruguay
c. Brasil
Desde la reforma del decreto 4657 del 7 de setiembre de 1942, el Brasil adhiere a la tesis
de la ley del último domicilio.
Con la reforma de la Constitución en 1988 y el nuevo Código Civil de 2003, Brasil adopta
el sistema de la unidad- a base de la ley del último domicilio del causante-
Pero el reconocimiento de la ley extranjera para regir la herencia, cuando el domicilio
póstumo se halla fuera del territorio brasileño, se encuentra limitada por el orden público,
que asegura la protección de los hijos y del cónyuge en Brasil. No obstante, si la ley
extranjera del lugar del último domicilio, resulta más favorable a los derechos del cónyuge
y de los hijos, se aplica ésta (doctrina del favor negotti).
Lo expresado surge de la Constitución del Brasil de 1988, XXXI, art. 5 (protectoria del
cónyuge e hijos), combinada con la Ley Introducción en su art. 10 (consagratoria de la
ley del último domicilio del causante, ya sean bienes muebles o inmuebles).
Existe en el derecho del Brasil, el reconocimiento del principio de la autonomía de la
voluntad en cuanto a la ley que regirá la sucesión, pero dejando a salvo el orden público
( así lo dispone la ley 9047/95, que adopta de tal modo la solución contenida en la
Convención de La Haya de 1988 sobre Ley Aplicable a las Sucesiones).
En materia de formas testamentarias, rige en el Brasil el principio del “ locus regit actum
“.
Así lo resolvió el Superior Tribunal Federal. En el caso “ Graciela Lange”, la famosa
cantante lírica, que tenía su domicilio en Roma, había testado en forma ológrafa, y a su
fallecimiento se puso en juicio la validez de su testamento. El STF lo declaró válido, en un
fallo que trasunta un profundo respeto por la voluntad de la testadora, acorde con la
tendencia imperante en las leyes y convenciones en esta materia, que apunta a privilegiar
la voluntad del causante por sobre las leyes domésticas que contienen exigencias formales
a veces excesivas. En el caso “ Graciela Lange” el Superior Tribunal del Brasil, consideró
que la exigencia de 5 testigos de la ley brasileña- para el testamento ológrafo- no es de
orden público internacional y por ende el testamento debía de ser declarado válido en su
faz formal porque había satisfecho la ley local domiciliaria italiana. .
d. Paraguay
4. Conclusión final.
Advertimos una vez más, sobre las desarmonías legislativas, las incongruencias, las
contradicciones y los peligros que entrañan las jurisprudencias de los países del
MERCOSUR, en lo referente a los problemas sucesorios, en particular en cuanto al
derecho aplicable a la herencia internacional.
Estas soluciones dispares, engrosan el catálogo de incompatibilidades legislativas y
jurisprudenciales de los Estados Parte del MERCOSUR, sumándose a la que reina en otros
campos, como en el de las uniones de hecho, uniones libres o concubinatos, como hemos
mostrado en la ponencia presentada en las últimas Jornadas Nacionales de Derecho Civil
de 2003.
Y lo preocupante es que estas disparidades y contradicciones, imbrican muchísimas veces
un desconocimiento de legítimos derechos adquiridos válidamente al amparo de leyes que
naturalmente las regían.
JURISPRUDENCIA TEMÁTICA DE DERECHO INTERNACIONAL
PRIVADO NACIONAL
I. Alimentos.
- Exequatur en materia de Alimentos: La Ley, Tº 1986 “D”, pág. 168 y La Ley, diario
del 28 de julio de 1987.
III. Arbitraje.
IV. Calificaciones.
X. Constitucional Transnacional.
- “Alonso, Gregorio c. Haras Los Cardos S.A. s. Indemnización”, fallo de la CSJN del
15 de marzo de 1940 en La Ley, Tº 17, p. 877.
- “Chocobar, Sixto Celestino c. Caja Nacional de Previsión para el Personal del
Estado y Servicios Públicos s. Reajuste por Movilidad”, fallo de CSJN del 27 de
diciembre de 1996.
- “Ekmekdjián, Miguel A. c. Sofovich, Gerardo s. Ejercicio del Derecho de Réplica.
Recurso de Queja”. CSJN, 7 de julio de 1992. En J.A. nº 5787 del 22/07/92, pág. 27
y ss..
- “Cafés La Virginia S.A. s. Apelación por denegatoria de repetición”. CSJN, 13 de
octubre de 1994. En E.D., Tº 160, pág. 247.
- “Giroldi, Horacio David y otro s. Recurso de Casación”. CSJN, 7 de abril de 1995.
En L.L., Doctrina Judicial, Tº 1995- 2, p. 809.
- “Méndez Valles.....ver apartado referente a Forma de los Actos Jurídicos.
- “Nardelli, Pietro s. Extradición”, fallo de la CSJN del 5 de noviembre de 1996.
- “Bayaud....ver apartado referente a Cuestión Previa y Principal.
XI. Contratación Internacional.
XIV. Inmunidades.
- “Blasson, Beatriz Lucrecia Graciela c. Embajada de la República Eslovaca s.
Recurso de Hecho”, fallo de la CSJN del 6 de octubre de 1999, en El Derecho diario
del 8 de mayo de 2000.
- “Cabrera, Washington c. Comisión Técnica Mixta de Salto Grande. Recurso de
Hecho”, fallo de la CSJN del 5 de diciembre de 1983 en El Derecho, Tº 107, p. 613.
- “Duhalde, Mario Alfredo c. Organización Panamericana de la Salud s. Accidente ley
9688”, fallo de la CSJN del 31 de agosto de 1999, en El Derecho, diario del 29 de
junio de 2000.
- “Fibraca Constructora SCA c. Comisión Técnica Mixta de Salto Grande s. Recurso
de Hecho”, fallo de la CSJN del 7 de julio de 1993. Causa F. 443 XXIII.
- “Gronda, Francisco”, fallo de la CSJN del 7 de julio de 1961 en La Ley, Tº 104, p.
454.
- “Manauta, Juan José y otros c. Embajada de la Federación Rusa s. Daños y
Perjuicios” fallo de la CSJN del 22 de diciembre de 1994, en El Derecho, Tº 162, p.
83.
- “Narbaitz, Guillermo”: véase Cooperación Civil Internacional.
- “Arechaga de Musis, María Isabel”, fallo de la CSJN 262: 477, en El Derecho, 12:
480.
- “Chemet, Celine s. Matrimonio Consular”. Fallo de la C.N.Civ., Sala F del 3 de
diciembre de 1964.
- “Rosas de Egea, Manuela s. Fraude Matrimonial”, fallo de la CSJN del 12 de mayo
de 1969, 273:363.
- Sobre Inscripción de Sentencias Extranjeras, El Derecho, Tº 19- p. 389.
- “Solá, Jorge Vicente s. Sucesión Ab Intestato”, fallo de la CSJN del 12 de
noviembre de 1996, causa 794- XXIX.
- “Ulecia, Antonio Isidro c. Pieszek, Hedvigia s. Inexistencia Matrimonial”, fallo de
la CSJN, fallo del 28 de junio de 1977, 298: 191.
- “Precisa Argentina, SRL c. Missé, Esteban y otros s. Uso Indebido de Marca”, fallo
de la CSJN del 28 de abril de 1958 en Jurisprudencia Argentina, Tº 1958 IV, p. 161.
- “Editorial Forjador y otros s. Delito de defraudación de derechos de autor”, fallo de
la Cámara Criminal de Capital Federal- Sala Cuarta del 1º de setiembre de 1959, en
Jurisprudencia Argentina Tº 1959 VI, p. 218.
- “Jarach, Dino s. Recurso Extraordinario”, fallo de la CSJN del 1º de octubre de
1953 en La Ley Tº 72, p. 515.
- “Kaufman, Julio c. Sociedad General de Autores”, fallo de la CSJN del 1º de
setiembre de 1992, 315:1848.
- “Peterfy, Eugenio s. Recurso de Amparo”, fallo de la Cámara Nacional Federal
Civil y Comercial del 16 de mayo de 1959 en La Ley, Tº 99, p. 354.
- “Cáceres Cowan, Blas y otros s. Recurso de Amparo”, fallo de la Cámara Federal de
la Capital Federal del 2 de mayo de 1960, en Jurisprudencia Argentina.
XIX. Sucesiones.
Considerando:
2°) Que para decidir de esa manera, el a quo expresó que el matrimonio celebrado en la
República Oriental del Uruguay no tenía validez en la República Argentina pues al tiempo de su
celebración la peticionaria, divorciada en los términos de la Ley Nº 2.393, carecía de aptitud
nupcial. Por ello entendió que la relación que había mantenido con el causante debía ser
considerada como un concubinato y, como tal, para poder reconocerle el derecho derivado de
su condición de conviviente, era necesario acreditar que el aparente matrimonio había
subsistido hasta el deceso de aquél (Artículo 53 de la Ley Nº 24.241).
3°) Que la alzada hizo mérito de que el jubilado había fallecido en un hogar geriátrico situado
en la Provincia de Misiones y concluyó que el derecho de la ex conviviente no tenía sustento
legal porque al producirse el deceso la vida en común ya no existía, sin que correspondiera en
el caso expedirse sobre el pedido de inconstitucionalidad del Artículo 53 de la citada ley en
razón de que la objeción propuesta no tenía suficiente fundamentación.
4°) Que aun cuando para sustentar su pretensión la actora ha planteado la asimilación de los
derechos de la conviviente con los de la cónyuge, correspondía al juez de la causa fijar el marco
jurídico aplicable conforme con el principio iuria curia novit, en una materia que no es
disponible para las partes. En el caso debía determinarse, según el derecho internacional
privado argentino, la validez de una situación creada en el extranjero que era llamada a
desplegar efectos en el foro.
5°) Que este examen conducía a aplicar las disposiciones del Tratado de Derecho Civil
Internacional de Montevideo de 1940 -aprobado por Decreto Ley Nº 7.771/56- y las del
Protocolo Adicional, que sujetan la validez del matrimonio a la ley del lugar en donde se celebre
y, a su vez, facultan a los estados signatarios a no reconocer el matrimonio que se hubiera
celebrado en uno de ellos cuando se hallara viciado de algunos de los impedimentos allí
enumerados (Artículos 13 y 4° del tratado y protocolo citados, respectivamente), lo que importa
dejar librado al orden jurídico internacional del Estado requerido la decisión sobre la reacción
que más convenga al espíritu de su legislación (Fallos: 319:2779).
6°) Que a partir de la doctrina sentada en Fallos: 319:2779, la autoridad administrativa no pudo
negar validez al matrimonio extranjero de la peticionaria invocado para solicitar el beneficio
previsional, pues la motivación principal que en un precedente anterior del Tribunal había
justificado tal solución (Fallos: 273:363), ya no tenía razón de ser frente a la recepción en el
derecho matrimonial argentino del principio de disolubilidad del matrimonio por divorcio -Ley Nº
23.515- y del criterio de actualidad con que debe apreciarse el orden público internacional que
lleva a que el orden jurídico argentino carezca de interés actual en reaccionar ante un
matrimonio celebrado en el extranjero mediando, entonces, impedimento de ligamen.
7°) Que, por otra parte, tampoco el derecho a obtener la pensión pudo serle desconocido en la
esfera administrativa aduciéndose la nulidad del matrimonio por mediar impedimento de
ligamen, pues la acción dirigida a ese fin es admitida en el derecho interno argentino con
ciertas limitaciones. El último párrafo del Artículo 239 del Código Civil (según texto Ley Nº
23.515) ha incorporado el principio de la especialidad en materia de nulidades matrimoniales, lo
cual significa que la nulidad no puede ser declarada de oficio sino que debe entablarse la acción
pertinente por los legitimados expresamente por la ley, entre los que no se encuentra el
organismo previsional.
8°) Que a la luz de las consideraciones precedentes y dado que en la causa se han probado
diecisiete años de esa unión, que fue el causante quien provocó la ruptura de la convivencia y
tuvo que ser excluido del hogar por su comportamiento violento, además de que fue condenado
a pasar alimentos a sus hijos, resulta procedente la demanda tendiente a obtener el beneficio
de pensión derivado de la jubilación de aquél (Artículo 53, Ley Nº 24.241), sin que resulte
necesario examinar los restantes planteos (fs. 107/111), pues la solución satisface el interés de
la actora y el carácter tutelar del derecho previsional (Fallos: 313:79 y 247; 324:4511, entre
otros).
Por ello, se declara procedente el recurso ordinario, se revoca la sentencia de fs. 97/99 y se
reconoce el derecho al beneficio de pensión solicitado. Costas por su orden (Artículo 21, Ley Nº
24.463). Notifíquese y devuélvase.
Enrique Santiago Petracchi - Augusto César Belluscio - Carlos S. Fayt - Juan Carlos
Maqueda - E. Raúl Zaffaroni (según su voto)- Elena I. Highton de Nolasco (según su
voto)- Ricardo Luis Lorenzetti - Carmen M. Argibay (según su voto).
Voto de los Señores Ministros doctores Don E. Raúl Zaffaroni y Doña Elena I. Highton de
Nolasco.
Considerando:
2°) Que a tal efecto, el a quo expresó que el matrimonio celebrado en la República del Uruguay
no tenía validez en la Argentina, pues la peticionaria se hallaba divorciada en los términos de la
Ley Nº 2.393 y, por ende, carecía de aptitud nupcial, por lo que la relación que había
mantenido con el causante debía considerarse como concubinato y cumplir con los recaudos
legales exigidos a las convivientes para reconocerles derecho a pensión, tales como acreditar
que el aparente matrimonio había subsistido hasta el deceso del causante (Artículo 53 de la Ley
Nº 24.241).
3°) Que la alzada ponderó que el jubilado había fallecido en un hogar geriátrico situado en la
Provincia de Misiones por lo que, al producirse el óbito, la vida en común ya no existía y el
derecho de la ex conviviente carecía de sustento legal. Por último, descartó el pedido de
inconstitucionalidad del Artículo 53 de la Ley Nº 24.241 por no tener suficiente fundamentación.
4°) Que la actora se agravia de que la cámara haya omitido valorar las excepcionales causales
que motivaron la separación, y alega que los hechos que sometió al conocimiento de los jueces
no están previstos en la legislación, por lo que entiende que su caso debería equipararse al del
cónyuge inocente separado de hecho. Por último, reitera el pedido de inconstitucionalidad del
Artículo 53 de la Ley Nº 24.463.
5°) Que, en primer término, cabe poner de relieve que al haberse consentido la decisión del a
quo en cuanto desconoció la validez del matrimonio que la actora celebró en el extranjero, la
firmeza de lo resuelto en este aspecto impide su reconsideración en esta instancia, pues -como
regla general- no cabe a la Corte fundar de oficio su decisión en defensas no planteadas por la
parte y que son ajenas a la regla iura curia novit. De lo contrario, se vulneraría el principio de
bilateralidad y la garantía de la defensa en juicio (Fallos: 316:1673). En efecto, la facultad de
suplir el derecho autoriza a los jueces a calificar autónomamente los hechos del caso y a
subsumirlos en las normas jurídicas que lo rijan con independencia de los fundamentos jurídicos
que enuncien las partes, mas esa facultad reconoce excepción respecto de los tribunales de
alzada, en el ámbito de los puntos resueltos con carácter firme en la instancia precedente
(Fallos: 312:696).
6°) Que sin perjuicio de lo expresado, resultan procedentes los agravios de la actora
relacionados con la falta de valoración en conjunto de las pruebas incorporadas a la causa
conducentes para la solución del caso, por lo cual el pronunciamiento apelado aparece
revestido de un injustificado rigor formal que es contrario a las pautas de hermenéutica que ha
elaborado esta Corte en la materia (Fallos: 272:219; 266:19; 302:342; 305:773 y 2126 y
306:1801, entre otros).
7°) Que en efecto, en el año 1989, después de diecisiete años de convivencia en aparente
matrimonio -unión de la que nacieron dos hijos-, por sentencia judicial se ordenó la exclusión
del hogar del causante. La decisión tuvo por finalidad resolver la situación donde imperaba la
violencia psíquica y física contra quienes integraban el grupo familiar y, en especial, evitar que
los hijos menores de edad continuaran viviendo en peligro (cfr. fs. 4/6 del expte. judicial).
8°) Que tales extremos -que fueron comprobados por los profesionales que intervinieron en esa
causa y también por el magistrado- se hallan corroborados por los testigos que declararon en el
trámite de pensión, tanto en la instancia administrativa como en la judicial, pues todos
coincidieron en que el causante tenía una conducta agresiva y que maltrataba a la actora y a
los niños (cfr. fs. 46/48 del expte. judicial y 13/15 del expte. administrativo 024-27-
042773056007-1 agregado por cuerda).
9°) Que no resultaría razonable que quien se ha visto obligada a recurrir a la justicia en defensa
de su integridad física y psíquica y la de sus hijos menores termine perjudicada por dicha
acción, pues ello equivaldría a sostener que el riesgo en que se encontraban debía ser
afrontado a fin de asegurar un futuro beneficio, conclusión que se encontraría reñida con el
carácter tutelar del derecho previsional y con la cautela con que los jueces deben juzgar las
peticiones en esta materia.
10) Que, como ya lo tiene expresado este Tribunal, en la interpretación de las leyes
previsionales el rigor de los razonamientos lógicos debe ceder ante la necesidad de que no se
desnaturalicen los fines que la inspiran, que son la cobertura de riesgos de subsistencia,
ancianidad y protección integral de la familia (Fallos: 319:610; 322:2676). En cuanto a esta
última, cabe señalar que dentro del marco del Artículo 14 bis de la Constitución Nacional y de
los criterios legislativos imperantes en el ámbito de la seguridad social, la protección
constitucional de la familia no se limita a la surgida del matrimonio legítimo, porque a la altura
contemporánea del constitucionalismo social sería inicuo desamparar núcleos familiares no
surgidos del matrimonio (Fallos: 312:1833; 313:225 y 751; 318:1051).
11) Que, a la luz de estas pautas exegéticas, cuando la ley prescribe como recaudo para
acceder a la pensión por fallecimiento una "convivencia pública en aparente matrimonio durante
por lo menos cinco años anteriores al fallecimiento", corresponde tener en cuenta si la
convivencia previa al deceso no fue interrumpida por circunstancias ajenas a la voluntad de una
de las partes, circunstancia que -por lo demás- es atendida por el ordenamiento jurídico para
relevar judicialmente a los esposos del aludido deber de convivencia, "cuando ésta ponga en
peligro cierto la vida, o la integridad física, psíquica o espiritual de uno de ellos, de ambos o de
los hijos" (Artículo 199, 1er. párrafo, del Código Civil).
Por otra parte, merece particular ponderación a estos fines la existencia de descendencia en
común -que la ley ya tiene en consideración para reducir el plazo de convivencia a dos años-,
pues los hijos reconocidos son expresión de un núcleo vincular que excede de la mera
cohabitación de una pareja que, como situación fáctica, requiere de continuidad hasta el
fallecimiento de uno de los convivientes como condición para acceder al beneficio previsional.
12) Que, de acuerdo con lo expuesto, la solución apelada traduce una interpretación literal y
aislada de la norma en cuestión (Artículo 53, inc. e, 4° párrafo, de la ley 24.241) que no se
compadece con el mandato constitucional que garantiza la protección integral de la familia, ni
tiene en consideración las particulares circunstancias de la causa. Por ello, corresponde admitir
el recurso en este aspecto y considerar cumplido el requisito del plazo legal de convivencia,
decisión que torna abstracto el planteo de inconstitucionalidad formulado.
Por ello, se declara procedente el recurso ordinario interpuesto por la parte actora, se revoca la
sentencia y se reconoce el derecho al beneficio pretendido. Costas por su orden atento a la
forma en que se resuelve. Notifíquese y devuélvase.
Considerando:
1°) La señora Zapata solicitó a la ANSeS el beneficio de pensión derivado de la muerte del
señor Niding con quien había contraído matrimonio en el año 1972 en el Uruguay. A esa fecha,
se encontraba divorciada de Juan Antonio Basile en virtud del Artículo 67 bis de la ley de
Matrimonio Civil por culpa exclusiva de su esposo (fojas 7, 8 y 9 del expediente administrativo
024-27042773056-007-1).
2°) Con el fin de impugnar dicha resolución, la actora inició la presente causa. En su escrito
argumentó que como su condición era la de viuda, la separación no afectaba el derecho a
pensión, ya que había sido por culpa exclusiva del causante (inciso a. del Artículo 53 de la Ley
Nº 24.241).
En tal sentido, relató que la ruptura de la unión de 17 años de la que nacieron dos hijos, se
produjo por una situación de peligro material y moral provocada por el esposo que terminó con
una sentencia que ordenaba su exclusión del hogar.
Sin perjuicio de lo señalado, para el supuesto de que se interpretase que habían sido
convivientes (inciso c. del Artículo 53 de la Ley Nº 24.241), planteó la inconstitucionalidad del
cuarto párrafo de esa norma que exige la cohabitación inmediatamente anterior a la muerte.
Argumentó que la falta de una excepción a ese recaudo fundada en una separación previa por
causales no imputables a la concubina, implicaba un trato discriminatorio que afectaba la
garantía de la igualdad (Artículo 16 de la Constitución Nacional).
3°) La Sala II de la Cámara Federal de la Seguridad Social confirmó la decisión que rechazó la
demanda.
El tribunal a quo, al igual que el organismo previsional, entendió que entre las partes existió
una convivencia y que la peticionaria no había cumplido con el lapso de unión exigido en el
cuarto párrafo del Artículo 53 inciso e de la Ley Nº 24.241, pues el jubilado había fallecido solo
en un hogar geriátrico de la Provincia de Misiones. Luego, desestimó el planteo de
inconstitucionalidad de esa norma por no satisfacer el requisito de suficiente fundamentación.
4°) Contra esta decisión, la interesada interpuso el recurso ordinario de apelación, que fue
concedido.
La actora esgrime que el a quo debió haber valorado que la separación del titular de la
jubilación obedeció a la necesidad de evitar la destrucción física y psicológica del grupo familiar,
lo que fue reconocido en la sentencia judicial del incidente de exclusión del hogar que debió
iniciar.
Asimismo, entiende que como conviviente sus derechos son equiparables a los de la cónyuge
inocente separada de hecho, por lo que reitera el pedido de inconstitucionalidad del Artículo 53,
inciso e. párrafo 4to de la Ley Nº 24.241 en iguales términos que los efectuados en la
demanda.
5°) De la lectura de los expedientes administrativos y estas actuaciones judiciales surge que la
señora Zapata reclamó la pensión derivada del fallecimiento del titular en su condición de
cónyuge. El hecho de que a lo largo del pleito se haya referido a un concubinato, obedeció a
que en definitiva e independientemente de su planteo inicial, ese fue el marco jurídico dado por
el organismo previsional y los magistrados intervinientes.
6°) El organismo administrativo no tenía facultades para negar el carácter de viuda de la actora
con sustento en que el matrimonio con el causante era nulo por haber mediado impedimento
de ligamen, pues a partir del dictado del Artículo 239 del Código Civil, según texto de la Ley Nº
23.515, la nulidad no puede ser declarada de oficio sino que debe entablarse la acción
pertinente por los legitimados expresamente por la ley, caso que no es el suyo.
7°) En el sub lite son de aplicación el Tratado de Derecho Civil Internacional de Montevideo de
1940 -aprobado por el Decreto Ley Nº 7.771/56- y el Protocolo Adicional, dado que las
Repúblicas de Uruguay y la Argentina son partes contratantes. La primera de estas
disposiciones determina que la validez del matrimonio está sujeta a la ley del lugar de
celebración y los estados signatarios pueden no reconocer el matrimonio celebrado en uno de
ellos cuando tuviera algún vicio de los allí enumerados, entre ellos, el matrimonio anterior no
disuelto (Artículo 13, inciso e). Por su parte, el protocolo dispone en el Artículo 4° que las leyes
de los demás Estados jamás serán aplicadas contra las instituciones políticas, las leyes de orden
público o las buenas costumbres del lugar del proceso.
Es decir, que se ha dejado librado al orden público del Estado requerido la decisión sobre la
reacción que más convenga al espíritu de su legislación.
8°) En nuestro país, la disolución del vínculo matrimonial por el divorcio fue contemplada por
primera vez en la Ley Nº 14.394, pero su vigencia fue muy corta, pues el Decreto Nº 4.070 del
año 1956, aun cuando hablaba de suspensión, derogó el Artículo 31 que la permitía.
Luego de más de treinta años de debates doctrinarios y sociales y que diera el primer paso la
jurisprudencia en "Sejean, Juan Bautista c/ Zaks de Sejean, Ana María" (Fallos: 308:2268), fue
reconocida nuevamente con la sanción de la Ley Nº 23.515.
Dada la evolución legislativa reseñada y teniendo en cuenta que durante el lapso antes
mencionado, se constituyeron muchísimas familias a partir de casamientos en el extranjero,
como el de la señora Zapata, no resulta razonable pensar que actualmente nuestro
ordenamiento jurídico pueda tener interés alguno en desconocerle validez, máxime si se repara
en que la Ley Nº 23.515 admitió la disolución del vínculo no sólo para el futuro sino también
para las sentencias de separación pasadas en autoridad de cosa juzgada, extranjeras y
nacionales, al permitir su transformación en sentencias de divorcio.
9°) Sentado lo hasta aquí expuesto y que la actora ha demostrado que al momento de la
muerte del titular de la jubilación estaban separados de hecho sin que tal situación le fuese
imputable, ya que a fojas 4/6 obra copia de la sentencia judicial que dispuso la exclusión del
hogar del causante por su comportamiento violento, resulta procedente la demanda tendiente a
obtener el beneficio de pensión derivado de la jubilación de aquél (Artículo 53 de la Ley Nº
24.241), sin que sea necesario examinar los restantes planteos (fojas 107/111).
Por ello, se declara procedente el recurso ordinario, se revoca la sentencia de fojas 97/99 y se
reconoce el derecho al beneficio de pensión solicitado. Costas por su orden (Artículo 21 de la
Ley Nº 24.463). Notifíquese y devuélvase.
Carmen M. Argibay.