De Los Tribunales Arbitrales y de Los árbitros

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UNIVERSIDAD DE VALPARAISO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES


DERECHO PROCESAL I “INTRODUCCIÓN AL DERECHO PROCESAL”
PROFESOR AYUDANTE GABRIEL MARÍN MERY

DE LOS TRIBUNALES ARBITRALES1

1. INTRODUCCIÓN
El arbitraje es uno de los mecanismos de solución de conflictos con mayor raigambre
en el campo jurídico. Su relevancia se hace indiscutida si se considera que la formación
del derecho privado ha estado encomendada, durante siglos, a las soluciones
heterocompositivas privadas.
El origen de la institución de los tribunales arbitrales es bastante antiguo. En este
sentido, se cree que las primeras disputas entre los hombres fueron resueltas por medio
de jueces árbitros, con bastante anterioridad a la intervención de los tribunales ordinarios.
Así por ejemplo, en Roma la jurisdicción arbitral tenía características peculiares, porque
las sentencias pronunciadas por los árbitros carecían de la fuerza y autoridad de la cosa
juzgada, es decir, no podían ser ejecutadas. Es por eso que las partes, junto con someter
un determinado asunto a arbitraje, celebraban un pacto especial, llamado cláusula
compromisoria, en virtud de la cual convenían en pagar una multa, a título de pena, en
caso de que no se sometieran voluntariamente a cumplir la sentencia pronunciada por el
árbitro.
En la actualidad, la ley, por regla general, permite que los particulares nombren de
común acuerdo a un tercero, con el fin de que éste resuelva una contienda de relevancia
jurídica que pueda haber surgido entre ellos. Aún más, en ciertos casos obliga a resolver
determinadas conflictos mediante la intervención de este tercero. En cualquiera de las
hipótesis anteriormente señaladas, la persona llamada a resolver estas controversias
jurídicas recibe el nombre genérico de juez árbitro o árbitro.

2. DEFINICIONES
Los tribunales arbitrales completan la clasificación que consagra el artículo 5 del COT.
Dicho artículo, en su inciso final, prescribe: “los jueces árbitros se regirán por el Título IX
de este Código”.
Los tribunales arbitrales podemos definirlos como aquellos servidos por jueces
árbitros.
A su vez, el artículo 222 del COT define a los árbitros de la siguiente manera: “se
llaman árbitros los jueces nombrados por las partes o por la autoridad judicial en
subsidio, para la resolución de un asunto litigioso”.
De la definición legal, por un lado, podemos destacar que: (i) el árbitro es un juez, es
decir, se asimila a los árbitros a los jueces estatales; (ii) indica el objeto o finalidad de su
nombramiento, el cual es la resolución de un asunto litigioso. Por otro lado, una crítica que
podemos formular al artículo en comento, es que no mencionó a todos aquellos que se
encuentran facultados para nombrar a los árbitros. Es así que, observamos que existen
jueces árbitros que son nombrados por el causante o testador, y según una parte de la
doctrina, existen otros jueces árbitros que son nombrados especialmente por la ley.

3. FUNDAMENTOS O RAZONES DE LA JUSTICIA ARBITRAL


Aventurándonos en una justificación del arbitraje en el plano filosófico, PLATÓN a la
hora de responder sobre cuál es el mejor de los jueces en la solución de los conflictos

1
Apunte redactado por el profesor ayudante Gabriel Marín Mery con propósitos exclusivamente didácticos.
Está destinado a los alumnos del curso de Derecho Procesal Civil: Introducción al Derecho Procesal, de la
Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso del año 2015. Se ciñe estrictamente al programa del
ramo y, por tanto, no es un trabajo teórico. Para la redacción de este apunte se han tenido en cuenta los
siguientes textos: ROMERO SEGUEL, ALEJANDRO, DÍAZ VILLALOBOS, JOSÉ IGNACIO: El arbitraje interno y comercial
internacional, Lexis Nexis, Santiago, 2007; AYLWIN AZÓCAR, PATRICIO: El juicio arbitral, Santiago, Ed. Jurídica
de Chile, 2005; Varios autores: Estudios de arbitraje. Libro homenaje al profesor Patricio Aylwin Azócar,
Editorial Jurídica de Chile, 2007; CASARINO VITERBO, MARIO, Manual de derecho procesal, T. II, 6a. ed. act.,
Santiago, Ed. Jurídica de Chile, 2007; FIGUEROA YÁVAR, JUAN AGUSTÍN, Jurisdicción, competencia y
disposiciones comunes a todo procedimiento, Santiago, Legal Publishing Chile, 2013; OBERG YÁÑEZ, HÉCTOR,
MANSO VILLALÓN, MACARENA VICTORIA, Derecho procesal orgánico, Santiago, AbeledoPerrot, 2011; VÁSQUEZ
PALMA, MF. Arbitraje en Chile. Análisis crítico de su normativa y jurisprudencia. Ed. AbeledoPerrot,
2009/Reedición 2011; VÁSQUEZ PALMA, MF. “Análisis de la institución arbitral en cuanto equivalente
jurisdiccional”, en Precedente, Cosa Juzgada y equivalentes Jurisdiccionales en la Litigación Pública, Ed.
Abeledo Perrot, 2013, pp. 407-438; VÁSQUEZ PALMA, MF. “Revisión del contrato arbitral ante la importancia de
instaurar a Chile como sede de arbitrajes internacionales: una propuesta de construcción a futuro”, Estudios
de Derecho Civil VI, Ed. AbeledoPerrot, Legal Publishing, 2011, pp. 395-423; GONZÁLEZ GONZÁLEZ,
LIONEL. Los árbitros arbitradores y mixtos frente a la Constitución 1980: Normas "decisoriae" y "ordinatoriae
litis" vinculantes en el arbitraje irritual y en la jurisdicción de equidad. Revista de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso [online]. 2013, n.40 [citado 2015-05-16], pp. 535-573.

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entre privados, afirmaba: “(…) sea el tribunal más autorizado aquel que en cada caso se
hayan nombrado los litigantes para sí mismos eligiendo personas en común (…)”2.
El fundamento más relevante del arbitraje es el valor que se le reconoce a la
autonomía de la voluntad, puesto que las partes por medio de una convención, deciden
sustraer el conocimiento de un litigio presente o futuro de la jurisdicción ordinaria,
sustituyendo la intervención de un órgano jurisdiccional -de carácter estrictamente
público- por otro privado. Sin embargo, de modo excepcional, en el arbitraje forzoso se
prescinde de la voluntad de las partes, al imponer el Estado este método de solución de
conflictos.
Asimismo, entre otros fundamentos del arbitraje como medio de solución de conflictos,
podemos enunciar numerosas ventajas que conlleva, tales como:
a) La rapidez o agilidad del arbitraje, frente a la lentitud que presenta la justicia estatal.
El arbitraje está concebido con el objetivo de dar una respuesta rápida y oportuna a los
conflictos jurídicos, satisfaciendo de mejor manera las necesidades del tráfico civil o
comercial.
b) La mayor inmediación que se alcanza entre las partes y el tercero llamado a
resolver el conflicto.
c) La posibilidad de designar como árbitros a personas que cuentan con una mayor
experiencia o conocimiento, lo que permitiría que las resoluciones judiciales sean de
mejor calidad, especialmente en materias de alta complejidad técnica.
d) Una mayor confidencialidad, discreción y reserva del debate, evitando que los
conflictos adquieran una connotación pública que pueda afectar los intereses de las
partes.
e) La existencia de un plazo de caducidad para el pronunciamiento de la sentencia o
laudo arbitral, garantizando con ello –en cierta medida- el derecho a ser juzgado sin
dilaciones indebidas.
f) La flexibilidad de los juicios arbitrales, puesto que las partes pueden acordar el
procedimiento aplicable, formas especiales de notificación, la designación de la persona
del árbitro, etc.
El gran inconveniente del arbitraje radica en los elevados costos que conlleva su
realización, sobre todo si pensamos en aquellas personas que no tienen los medios
económicos suficientes para solventar los gastos de un juicio arbitral. Además, no se
aplica el principio de la gratuidad.

4. NATURALEZA JURÍDICA DEL ARBITRAJE3

A. Síntesis de las doctrinas


Frente a la pregunta de si los árbitros ejercen o no jurisdicción, en doctrina se ha
generado una clásica discusión, que no ha tenido una respuesta unánime. En razón de
ello, se han elaborado tres tesis que buscan explicar la naturaleza jurídica del arbitraje.
Dichas tesis son: la procesal o jurisdiccionalista, la contractualista o negocial y la
mixta o ecléctica. Hacemos la salvedad que, todas ellas tienen en común en que el
arbitraje se funda en la voluntad de las partes, pero presentan notorias diferencias en su
arquitectura.
A su vez, la relevancia de esta disputa tiene importancia práctica, puesto que la opción
que se siga depende de la respuesta a varios problemas que surgen en la praxis arbitral.

a) La tesis procesal o jurisdiccionalista, concibe al arbitraje como una


manifestación de la función jurisdiccional del Estado, equiparando al árbitro con el juez, de
tal manera que las sentencias o laudos arbitrales producen los mismos atributos que las
que provienen de los órganos pertenecientes a la jurisdicción estatal, esto es, el efecto de
cosa juzgada y el valor de título ejecutivo de la sentencia arbitral.
Además, para esta tesis, el consentimiento de las partes contratantes sólo opera en el
momento inicial del arbitraje.
En definitiva, el arbitraje importa una especie de jurisdicción ya que involucra la
existencia de un tribunal con facultad de conocer y juzgar un litigio, y principalmente

2
Las leyes VI, 767 a-767 b.
3
Esta ítem debe ser complementado con la lectura del siguiente texto de doctrina: VÁSQUEZ PALMA, MARÍA F.
“Análisis de la institución arbitral en cuanto equivalente jurisdiccional”, en Precedente, Cosa Juzgada y
equivalentes Jurisdiccionales en la Litigación Pública, Ed. Abeledo Perrot, 2013, pp. 407-438

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porque la ley le asigna al laudo arbitral, los mismos efectos que a una sentencia dictada
por un tribunal estatal, esto es, la acción y excepción de cosa juzgada.
La principal crítica a esta teoría consiste en que la potestad jurisdiccional implica
conocer, juzgar y hacer ejecutar lo juzgado y los árbitros carecen de esta última facultad,
llamada también imperio.

b) La tesis contractualista o negocial pone énfasis en el origen convencional del


arbitraje, entendiendo a este instituto como una forma extrajudicial de poner término a las
controversias entre los particulares, los cuales por medio de un contrato encargan a un
tercero la resolución de un asunto litigioso. En este sentido, el árbitro sólo tiene
competencia hasta donde alcanza la libertad de las partes, el cual es su fundamento y
motor. De tal modo, el arbitraje sería una institución de derecho material, y por ende, el
laudo no es un acto jurisdiccional, y el árbitro no es, desde luego, un funcionario del
Estado.
Una de las críticas que se plantea a esta tesis radica en que, a la hora de asignar una
naturaleza jurídica a este contrato, las respuesta son variadas, proponiéndose como
modelos el contrato de transacción, el de mandato o derechamente el contrato de
arbitraje, entre otras explicaciones. Además, se agrega que las funciones jurisdiccionales
que cumple el árbitro no pueden ser explicadas desde esta óptica contractual, ni las
funciones del árbitro revisadas sólo desde la esfera privada.

c) Finalmente, la teoría mixta o ecléctica concibe al arbitraje como una institución


que en su origen es contractual, pero que posteriormente adquiere un carácter
jurisdiccional por sus efectos, ya que lo definitorio es el reconocimiento del poder del
árbitro para decidir un conflicto, dotando al laudo arbitral del efecto de cosa juzgada y de
mérito ejecutivo.

B. Situación del arbitraje en Chile


En nuestro país se discute si los árbitros ejercen o no jurisdicción. Además, existe una
tradición muy fuerte por considerar a los árbitros como jueces, ya que históricamente
siempre se les ha considerado como tales, y además, en nuestra legislación se los trata
como jueces en los artículos 5 y 222 del COT.
En el derecho comparado, en general, se entiende que los árbitros no son
propiamente jueces, y por ende, prima las tesis contractual o mixta.
En Chile, la tesis contractual no tuvo mucha cabida por largo tiempo, sin embargo,
actualmente nos encontramos con una expresión de esta postura doctrinal en la ley
N°19.971, que estableció el Arbitraje Comercial Internacional y, que está basado en una
ley modelo de la UNCITRAL (Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho
Comercial o Mercantil Internacional) que recoge una noción contractualista del arbitraje.
Por lo tanto, podría sostenerse que por medio de la publicación de la ley N°19.971, la
tesis contractualista, de alguna manera, tiene cabida en Chile.
Esta discusión es relevante, atendido a que si consideramos que el arbitraje es
jurisdiccional, debemos concluir que los árbitros están sometidos a la superintendencia
directiva, económica y correccional de la Corte Suprema.
De acuerdo con la ley chilena, y en especial, lo preceptuado por los artículos 5, 222 y
540 del COT en relación con los artículos 76 y 82 de la CPR, la doctrina mayoritaria -entre
los cuales destacan PEREIRA ANABALÓN, AYLWIN, CASARINO, PICAND y TAVOLARI- entiende
que el arbitraje en Chile tiene un carácter jurisdiccional.
Una posición contraria, atribuyéndole naturaleza contractual al arbitraje la sostiene
VÁSQUEZ PALMA.

METODOLOGÍA ACTIVA
De acuerdo con lo leído en: VÁSQUEZ PALMA, MARÍA F. “Análisis de la institución
arbitral en cuanto equivalente jurisdiccional”, en Precedente, Cosa Juzgada y equivalentes
Jurisdiccionales en la Litigación Pública, Ed. Abeledo Perrot, 2013, pp. 407- 438
a) Elabore una respuesta con base en argumentos legales, doctrinales y
jurisprudenciales, para sostener que el arbitraje en Chile tienen naturaleza jurisdiccional.
b) Elabore una respuesta con base en argumentos legales, doctrinales y
jurisprudenciales, para sostener que el arbitraje en Chile tiene naturaleza contractual.
Haga especial mención a la ley N° 19.971 sobre arbitraje comercial internacional.

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c) ¿Cuál es la consecuencia que se genera si asumimos que el arbitraje en Chile tiene


naturaleza contractual en relación con el arbitraje forzoso?

5. PRINCIPALES DIFERENCIAS ENTRE TRIBUNALES ORDINARIOS Y ARBITRALES


a) Los tribunales ordinarios, por regla general, son permanentes y perpetuos; los
tribunales arbitrales, en cambio, son accidentales y temporales.
b) Los jueces que sirven en tribunales ordinarios y especiales, son funcionarios
públicos; los tribunales arbitrales, cualquiera que sea su calidad, carecen de un vínculo
con el Estado.
c) Los tribunales ordinarios son nombrados y remunerados por el Estado; los jueces
árbitros, no son funcionarios públicos y, como tales -por regla general-, son nombrados
por las partes y remunerados por las mismas.
d) Con respecto a los tribunales ordinarios, la competencia viene dada por ley;
mientras que, el juez árbitro -excluyendo los casos de arbitraje forzoso- obtiene
competencia a partir de la voluntad de las partes.
e) Los jueces árbitros carecen de imperio, y no pueden hacer uso directo de la fuerza
para ejecutar las resoluciones que exijan procedimientos de apremio o el empleo de otras
medidas compulsivas (artículo 635 del CPC), a diferencia de los tribunales ordinarios.

6. CLASIFICACIONES DEL ARBITRAJE


A. Esquema general
El arbitraje puede ser clasificado teniendo en cuenta los siguientes criterios:
a) Según las facultades de actuación y decisión del árbitro: arbitraje de derecho,
arbitraje de equidad y arbitraje mixto.
b) Según la materia sometida a arbitraje: arbitraje voluntario, arbitraje forzoso y
arbitraje prohibido.
c) Según el ámbito de aplicación del arbitraje: arbitraje interno o nacional y arbitraje
internacional.
d) Según su organización: arbitraje ad hoc y arbitraje institucional.

B. Desarrollo de las clasificaciones


a) Según las facultades de actuación y decisión del árbitro
Esta clasificación se encuentra consagrada en el artículo 223 del COT, la cual toma en
cuenta dos factores, a saber, la tramitación y la dictación del fallo.
“Art. 223. El árbitro puede ser nombrado, o con la calidad de árbitro de derecho, o con
la de árbitro arbitrador o amigable componedor.
El árbitro de derecho fallará con arreglo a la ley y se someterá, tanto en la tramitación
como en el pronunciamiento de la sentencia definitiva, a las reglas establecidas para los
jueces ordinarios, según la naturaleza de la acción deducida.
El arbitrador fallará obedeciendo a lo que su prudencia y la equidad le dictaren, y no
estará obligado a guardar en sus procedimientos y en su fallo otras reglas que las que las
partes hayan expresado en el acto constitutivo del compromiso, y si éstas nada hubieren
expresado, a las que se establecen para este caso en el Código de Procedimiento Civil.
Sin embargo, en los casos en que la ley lo permita, podrán concederse al árbitro de
derecho facultades de arbitrador, en cuanto al procedimiento, y limitarse al
pronunciamiento de la sentencia definitiva la aplicación estricta de la ley”.
En razón de lo anterior, distinguiremos entre arbitraje de árbitros de Derecho, de
árbitros arbitradores y mixto.

1) Arbitraje de árbitros de Derecho, es aquel en que el árbitro falla con arreglo a la


ley y se somete, tanto en la tramitación como en el pronunciamiento de la sentencia
definitiva, a las reglas establecidas para los jueces ordinarios según la naturaleza de la
acción deducida (artículo 223 inciso 2° del COT).

2) Arbitraje de árbitros arbitradores4, es aquel en que el árbitro falla obedeciendo a


lo que su prudencia y la equidad le dictaren, sin estar obligado a guardar ni en el

4
Para un mayor análisis ver: GONZÁLEZ GONZÁLEZ, LIONEL. Los árbitros arbitradores y mixtos frente a la
Constitución 1980: Normas "decisoriae" y "ordinatoriae litis" vinculantes en el arbitraje irritual y en la
jurisdicción de equidad. Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso [online]. 2013,
n.40 [citado 2015-05-16], pp. 535-573. En resumen, el autor sostiene la existencia de normas obligatorias que
deben cumplir los árbitros incluso los llamados a resolver de acuerdo con su prudencia o equidad. El fallo en

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procedimiento ni en el fallo otras reglas que las que las partes le hayan señalado en el
acto constitutivo del compromiso, y si estas nada hubieren expresado, las que se
establezcan para este caso en el Código de Procedimiento Civil (artículo 223 inciso 3° del
COT).
La remisión del COT debe comprenderse a los artículos 636 al 643 de dicho cuerpo
legal.

3) Arbitraje mixto, es aquel que participa de los caracteres de un arbitrador en cuanto


al procedimiento, y se limita a la aplicación estricta de ley en el pronunciamiento de la
sentencia definitiva, siendo esto lo característico del árbitro de derecho en cuanto al fallo
(artículo 223 inciso final del COT).

Importancia de la clasificación: Capacidad de las partes en relación con el


nombramiento de árbitro (artículo 224 del COT)
La clasificación anterior no sólo importa para efectos de determinar el procedimiento y
el modo de fallar de los jueces árbitros, sino que además dice relación con la capacidad
de las partes para atribuirle determinada calidad de árbitro.
Así, para nombrar árbitros arbitradores es indispensable que todas las partes sean
mayores de edad y libres administradores de sus bienes (artículo 224, inciso 1º del COT).
Para nombrar árbitros mixtos también se requiere plena capacidad de las partes,
pero, aunque entre las partes interesadas exista uno o más incapaces, el nombramiento
de árbitro mixto es válido si concurren los siguientes requisitos: (i) autorización judicial
previa de parte de la justicia ordinaria y; (ii) justificación ante ella de los motivos de
manifiesta conveniencia que aconsejan concederla (artículo 224 inciso 2º del COT).
Finalmente, haya o no incapaces entre los interesados, el nombramiento de árbitro
de derecho siempre será válido en cuanto a este aspecto se refiere, debido a que este
tipo de árbitro tramita y falla igual que un tribunal ordinario, ofreciendo las mismas
condiciones de seguridad que éste.

b) Según la materia sometida a arbitraje:


Distinguimos entre arbitraje forzoso, voluntario y prohibido.

1) Arbitraje forzoso, es aquel que versa sobre materias que son sometidas al
conocimiento de un tribunal arbitral por mandato legal, siendo incompetentes los
tribunales ordinarios o especiales para conocer de esos asuntos.
Hacemos la salvedad que constituye, en cuanto su naturaleza jurídica, un arbitraje
impuesto por el legislador. El fundamento -que del todo es cuestionable- radica en que se
tratan de asuntos que por su carácter técnico o íntimo, conviene sustraerlos de la justicia
ordinaria.
La principal norma relativa al arbitraje forzoso se contiene en el artículo 227 del COT;
ésta señala los casos en que debe tener lugar el mismo.

“Art. 227. Deben resolverse por árbitros los asuntos siguientes:


1° La liquidación de una sociedad conyugal o de una sociedad colectiva o en
comandita civil, y la de las comunidades; (Comentario: Desde la entrada en vigencia
de la ley N° 19.947 que establece nueva ley de matrimonio civil, la sociedad conyugal
puede ser liquidada por el tribunal (Juez de Familia) que conoce de las acciones de
separación, de nulidad y de divorcio o, someterse a las reglas generales)
2° La partición de bienes;
3° Las cuestiones a que diere lugar la presentación de la cuenta del gerente o del
liquidador de las sociedades comerciales y los demás juicios sobre cuentas;
(Comentario: una excepción a lo anterior, lo encontramos en el artículo 33 letra c) de la
ley N° 19.537 Sobre copropiedad inmobiliaria, conforme a la cual, la cuenta del
administrador que someta a la aprobación de la asamblea de copropietarios se rinde ante
el Juzgado de Policía Local competente).
4° Las diferencias que ocurrieren entre los socios de una sociedad anónima, o de
una sociedad colectiva o en comandita comercial, o entre los asociados de una

equidad no puede infringir las normas constitucionales ni tampoco las normas legales que sean indisponibles
para las partes. La infracción de ley también es posible en los fallos pronunciados por esta clase de árbitros,
siendo necesario que el medio disciplinario (recurso de queja) establecido para corregir el error en que
incurran contemple también esta posibilidad.

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participación, en el caso del artículo 415 del Código de Comercio; (Comentario: esta
norma hay que entenderla matizada por el artículo 125 de la ley N° 18.046 sobre
sociedades anónimas, que preceptúa: “el arbitraje que establece esta ley es sin perjuicio
de que, al producirse un conflicto, el demandante pueda sustraer su conocimiento de la
competencia de los árbitros y someterlo a la decisión de la justicia ordinaria. Este derecho
no podrá ser ejercido por los directores, gerentes, administradores y ejecutivos principales
de la sociedad. Tampoco por aquellos accionistas que individualmente posean, directa o
indirectamente, acciones cuyo valor libro o bursátil supere las 5.000 unidades de fomento,
de acuerdo al valor de dicha unidad a la fecha de presentación de la demanda”.
5° Los demás que determinen las leyes.
Pueden, sin embargo, los interesados resolver por sí mismos estos negocios, si
todos ellos tienen la libre disposición de sus bienes y concurren al acto, sin perjuicio de lo
dispuesto en el artículo 645 del Código de Procedimiento Civil.
Los interesados, de común acuerdo, pueden también solicitar al juez que conoce el
procedimiento sobre la separación judicial, la declaración de nulidad del matrimonio o el
divorcio, que liquide la sociedad conyugal o el régimen de participación en los gananciales
que hubo entre los cónyuges”.

De acuerdo con el artículo 228 del COT, fuera de los casos expresados en el artículo
precedente, nadie puede ser obligado a someter al juicio de árbitros una contienda
judicial.
Por último, la exigencia de un arbitraje forzoso no significa que las partes no puedan
resolver directamente el asunto, sino que implica que si no se ponen de acuerdo, debe
recurrirse necesariamente a este arbitraje.
En algunos países el arbitraje forzoso está prohibido por declararse inconstitucional.

2) Arbitraje prohibido, es aquel referido a materias que no pueden ser sometidas al


conocimiento de tribunales arbitrales.
Se trata de negocios que comprometen derechos irrenunciables, o de litigios que
pueden estar comprometidos derechos de terceros, y de asuntos en que su naturaleza
repugna con la noción de jurisdicción arbitral, como los procesos penales.
Según los artículos 229 y 230 del COT, no pueden ser sometidas a la resolución de
árbitros las cuestiones que versen sobre: (a) alimentos; (b) el derecho de pedir separación
de bienes entre marido y mujer; (c) causas criminales o de policía local; (d) las que
susciten entre un representante legal y su representado; y (e) en aquéllas en que deba
ser oído el fiscal judicial.
Fuera de los casos anteriores, debemos mencionar como arbitraje prohibido: (f) las
gestiones de jurisdicción voluntaria, porque los árbitros sólo resuelven asuntos litigiosos,
y; (g) los juicios en que se ventilen derechos regidos por el Código del Trabajo y leyes
complementarias, porque estos derechos son irrenunciables.

Caso de conflicto entre materias de arbitraje forzoso y prohibido


Puede suceder que una determinada materia litigiosa, en virtud de un precepto legal,
sea de arbitraje prohibido, y en virtud de otro, sea de arbitraje forzoso. En ésta hipótesis,
el legislador nos da la solución en el artículo 230 inciso 2º del COT, según el cual, frente a
un asunto que versa sobre una materia de arbitraje forzoso y prohibido a la vez, prima el
forzoso. Así se explica que, por ejemplo, un juicio de cuentas entre un representante legal
y su representado constituya una materia que puede ser sometida a arbitraje.

3) Arbitraje voluntario, es aquel que versa sobre materias que son sometidas al
conocimiento de un tribunal arbitral por propia decisión de las partes interesadas.
El arbitraje voluntario es la regla general, pues la mayoría de las veces en que se
recurra al arbitraje será por medio de la voluntad de las partes, mediante un convenio
arbitral, que puede ser un compromiso o una cláusula compromisoria.
En definitiva, la fuente inmediata del arbitraje voluntario es una convención de arbitraje
y, su fuente mediata, siempre es la ley.

c) Según el ámbito de aplicación del arbitraje: arbitraje interno o nacional y arbitraje


internacional.

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1) Arbitraje internacional, es aquel que tiene algún elemento o factor de conexión


internacional, como puede ser la nacionalidad de una de las partes, el domicilio, lugar de
cumplimiento de una obligación, etc.
El arbitraje comercial internacional está regulado en la ley N°19.971, Ley sobre
Arbitraje Comercial Internacional o LACI, publicada en septiembre del 2004.

2) Arbitraje nacional, es aquel que no tiene componentes de factores de conexión


internacional y se rige por el artículo 222 y siguientes del COT y por el CPC. Antes de la
ley 19971 solo existía este arbitraje nacional.

d) Según su organización: arbitraje ad hoc y arbitraje institucional.


1) Arbitraje institucional, es aquel en que la administración del arbitraje queda en
poder de instituciones o entidades especializadas. Estas instituciones se encargan de
administrar el arbitraje, mediante la designación de los árbitros, la existencia de una
nómina de árbitros, la sujeción del mismo a determinadas reglas del procedimiento,
garantizan el tiempo de resolución del litigio, ofrecen sus dependencias para llevar a cabo
el arbitraje, y en general, facilitan de todos los medios necesarios para llevar dar solución
arbitral al asunto.
En Chile, podemos citar como ejemplos de este tipo de arbitraje al Centro de Arbitraje y
Mediación de la cámara de comercio de Santiago y el Centro de Arbitraje y Mediación de
Valparaíso.
2) Arbitrajes ad hoc, es aquel en que la administración del arbitraje está entregada al
mismo árbitro, siendo éste quien gestiona el lugar donde se realizará el arbitraje, los
horarios, las reglas de procedimiento, etc. Este arbitraje no está reglado en nuestro país,
pero se entiende que tiene un objeto lícito, por no ser contrario a las leyes, al orden
público ni a las buenas costumbres.

7. FUENTES DEL ARBITRAJE


Por fuentes del arbitraje nos referimos a aquellos elementos que determinan la
sustraer un asunto de los tribunales ordinarios, para someterlo al conocimiento de un juez
árbitro.
En nuestro país hay dos fuentes del arbitraje:
1. La ley, en los casos de arbitraje forzoso.
2. El acuerdo de las partes, en casos de arbitraje voluntario.
Estos acuerdos se materializan a través de la convención de arbitraje o convenios
arbitrales, ya que con ella, las partes buscan dos efectos bien concretos. Por un lado,
excluir a los tribunales del Estado del conocimiento del conflicto. Por otro, otorgar al
árbitro o árbitros la competencia para conocer de ellos.
La convención de arbitraje, según AYLWIN, comprende aquel acuerdo por el cual las
partes sustraen determinados asuntos contenciosos a las jurisdicciones ordinarias y
determinan a su respecto la competencia de jueces árbitros.
Además, para que un asunto de arbitraje voluntario sea sometido al conocimiento de
un árbitro es necesaria la unanimidad de las voluntades involucradas.
En Chile existen dos tipos de convención de arbitraje, que son: A. el compromiso y,
B. la cláusula compromisoria.
En el arbitraje comercial internacional simplemente se habla de convención
arbitral.
A. El compromiso
a. Definición
Existe discusión doctrinal acerca de cómo definir al compromiso, atendido a si
considerarlo como contrato o como convención.
Es así que, por un lado, ROMERO define al compromiso como “un contrato solemne,
por el cual las partes someten determinados litigios actuales a la decisión de árbitros
determinados”. Por otro, AYLWIN lo define como “una convención por la cual las partes
sustraen determinados asuntos litigiosos presentes o futuros al conocimiento de las
jurisdicciones ordinarias y los someten al fallo de ciertos árbitros que designan”.
La principal diferencia entre la definición de AYLWIN con la de ROMERO está en que,
para el primero, el compromiso es una convención, y para el segundo, es un contrato. La
diferencia radica en que para AYLWIN el compromiso no genera propiamente obligaciones,
y por ello, cabe denominarlo como convención. Sin embargo para ROMERO y la mayoría

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de los autores, entienden que el compromiso si genera una obligación, la que es


someterse al arbitraje, y por ello es posible denominarlo como contrato.

b. Normas aplicables al compromiso


En el título IX del COT, referido a los jueces árbitros no encontramos una regulación
explícita del compromiso, sin perjuicio de lo cual, por las características de este acuerdo,
y en especial, por la designación del árbitro que se realiza, resultan aplicables al
compromiso los artículos 234 y 235 del COT.

“Artículo 234. El nombramiento de árbitro deberá hacerse por escrito. En el


instrumento en que se haga el nombramiento de árbitro deberán expresarse:
1° El nombre y apellido de las partes litigantes;
2° El nombre y apellido del árbitro nombrado;
3° El asunto sometido al juicio arbitral;
4° Las facultades que se confieren al árbitro, y el lugar y tiempo en que deba
desempeñar sus funciones.
Faltando la expresión de cualquiera de los puntos indicados en los N°s. 1°, 2° y 3°, no
valdrá el nombramiento”.

“Artículo 235. Si las partes no expresaren con qué calidad es nombrado el árbitro, se
entiende que lo es con la de árbitro de derecho.
Si faltare la expresión del lugar en que deba seguirse el juicio, se entenderá que lo es
aquel en que se ha celebrado el compromiso.
Si faltare la designación del tiempo, se entenderá que el árbitro debe evacuar su
encargo en el término de dos años contados desde su aceptación.
No obstante, si se hubiere pronunciado sentencia dentro de plazo, podrá ésta
notificarse válidamente aunque él se encontrare vencido, como asimismo, el árbitro estará
facultado para dictar las providencias pertinentes a los recursos que se interpusieren.
Si durante el arbitraje el árbitro debiere elevar los autos a un tribunal superior, o
paralizar el procedimiento por resolución de esos mismos tribunales, el plazo se
entenderá suspendido mientras dure el impedimento”.

c. Elementos del compromiso


Con arreglo a las normas legales citadas, observamos que el compromiso es un acto
jurídico solemne, que según el artículo 234 del COT, debe constar por escrito y contener
como elementos de su esencia las menciones de los numerales 1º, 2° y 3º del aludido
precepto legal.
1) Los elementos de la esencia son: (i) el nombre y apellido de las partes litigantes;
(ii) nombre y apellido del árbitro nombrado y; (iii) la enunciación del asunto sometido al
juicio arbitral.
La falta de estos elementos provoca la nulidad del compromiso.

2) Elementos de la naturaleza que puede contener el compromiso son: (i) la


enunciación de las facultades del árbitro; (iI) el lugar del arbitraje, y; (iii) el tiempo en que
deberá desempeñar sus funciones.
En el evento que falten algunas de las menciones del N°4 del artículo 234 del COT, el
artículo 235 resuelve como se suple esta falta, así:
(i) si en el compromiso no se hace mención a la facultad o calidad del árbitro, se
entiende que éste tendrá las facultades de un árbitro de derecho;
(ii) si faltare la expresión del lugar en que deba seguirse el juicio, el lugar del arbitraje
será aquél en que se celebró el compromiso, y;
(iii) si nada se dice en cuanto al tiempo, se entiende que el árbitro deberá
desempeñar sus funciones dentro del plazo de dos años, contados desde la aceptación
del cargo.

3) Las partes pueden agregar elementos accidentales por medio de estipulaciones


expresas.

B. La cláusula compromisoria

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AYLWIN la define como un contrato por el cual las partes sustraen determinados
asuntos litigiosos presentes o futuros al conocimiento de las jurisdicciones ordinarias y las
someten a juicio arbitral.
Se trata de una convención de arbitraje pactada sin referencia a un árbitro
determinado, es por ello, que es un contrato cuya obligación consiste en proceder a
nombrar al árbitro. Este último es el aspecto que marca la diferencia entre esta figura y el
compromiso.
No se encuentra regulada en el COT, ni le son aplicables los artículos 234 y 235
COT, sin perjuicio de ello, se concluye por doctrina y jurisprudencia su perfecta validez.

C. Diferencias entre el compromiso y la cláusula compromisoria


1. En el compromiso se designan al árbitro. En la cláusula compromisoria sólo se
establece la obligación de las partes a designar al árbitro de común acuerdo con
posterioridad.
2. El compromiso es solemne que debe constar por escrito, mientras que la cláusula
compromisoria es consensual.
3. El compromiso es un contrato intuito personae, es decir, se celebra en atención a la
persona del árbitro, lo que genera que si el árbitro designado, por cualquier razón, no
puede asumir el cargo, entonces el compromiso se entiende fallido, y por lo tanto, deberá
recurrirse a la jurisdicción ordinaria. A su vez, el arbitraje nacido de una cláusula
compromisoria no termina por las causales que suponen un rasgo personal del árbitro. Si
el árbitro designado por una cláusula compromisoria no pueden terminar su encargo
subsisten los efectos de esta cláusula, y debe procederse nuevamente a designar a otro
árbitro.

8. REQUISITOS PARA SER ÁRBITRO E INHABILIDADES


Según el artículo 225 COT, los requisitos para ser árbitro son: (i) ser mayor de edad;
(ii) tener la libre disposición de los bienes; (iii) saber leer y escribir; (iv) para el caso de
los árbitros de Derecho se exige además, contar con el título de abogado.
En el arbitraje internacional comercial solo se exige ser capaz.

Las inhabilidades para ser árbitro se encuentran reguladas en los artículos 226, 317 y
480 del COT, según los cuales, no pueden ser árbitros: (i) las personas que litigan como
partes en el mismo juicio; (ii) el juez que estuviere actualmente conociendo del asunto;
(iii) los jueces letrados, los miembros de los Tribunales Superiores de Justicia, los fiscales
judiciales y los notarios. Por excepción, los jueces letrados, los miembros de los
Tribunales Superiores de Justicia y los fiscales judiciales pueden ser árbitros cuando
tuviere con alguna de las partes originariamente interesadas en el litigio, algún vínculo de
parentesco que autorice su implicancia o recusación; (iv) las personas jurídicas.

9. NOMBRAMIENTO DEL ÁRBITRO


a. Legitimados para nombrar o designar árbitros
Recordemos que las fuentes del arbitraje son la ley y la voluntad de las partes, en los
casos de arbitraje forzoso y voluntario, respectivamente. Ahora bien, quiénes se
encuentran facultados para designar o nombrar árbitros son: (i) las partes; (ii) la
autoridad judicial en subsidio; (iii) la voluntad unilateral del causante o el testador;
(iv) la Ley -para cierta postura doctrinal-.

b. Requisitos del nombramiento


Recordemos que el nombramiento del árbitro es una materia regulada por el artículo
234 del COT. Éste debe ser realizado por escrito, y cumplir con los requisitos de la
esencia contenidos en los numerales 1º,2° y 3º del artículo 234 del COT, los que son: la
indicación del nombre y apellido de las partes litigantes y del árbitro nombrado, y la
enunciación del asunto sometido al juicio arbitral.
Como elementos de la naturaleza, se comprenden la enunciación de las facultades del
árbitro, del lugar del arbitraje, y el tiempo en que debe desempeñar sus funciones; si se
omite la indicación respecto a las facultades del árbitro, se entiende que tendrá las
facultades de un árbitro de derecho; si falta el lugar del arbitraje, éste será aquél en que
se celebró el compromiso, y si se omite que el tiempo en que deberá desempeñar sus
funciones, éste será de dos años contados desde la aceptación del cargo.

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Finalmente, las partes pueden agregar elementos accidentales por medio de


estipulaciones expresas.

c. Prelación en el nombramiento
Quienes están llamadas, en primer término, a nombrar al árbitro son las partes. En
caso de no existir acuerdo sobre la persona del árbitro, quien lo nombra es el tribunal. El
tribunal, en este caso, procederá al nombramiento según las reglas establecidas para el
nombramiento de peritos, cuya principal norma se contiene en el art. 414 CPC.
Sin perjuicio de lo anterior, observamos que el causante se encuentra facultado para
realizar el nombramiento del juez partidor.

d. Formas de nombrar a los árbitros


Existen tres formas para nombrar a los árbitros, de las cuales, dos de ellas se aplican
en todos los casos y una que se aplica de manera residual.
La regla básica es que los árbitros se designan por acuerdo de las partes y, a falta de
común acuerdo, lo designa la justicia estatal. Hay casos excepcionales en que es
nombrado por el causante o testador.
1. Nombramiento del árbitro por acuerdo por las partes (artículos 232°, 233° y
243 del COT): para nombrar un árbitro es indispensable el consentimiento unánime de
todas las partes interesadas en el litigio sometido a su decisión.
Las partes pueden nombrar para la resolución del litigio dos o más árbitros. Aunque,
normalmente en la práctica se designa a uno.
En caso de ser dos o más árbitros nombrados, las partes podrán nombrar a un tercero
que dirima las discordias que entre aquéllos puedan ocurrir. Además, podrán autorizar a
los mismos árbitros para que nombren, en caso necesario, el tercero en discordia.
Los árbitros nombrados por las partes no pueden ser inhabilitados sino por causas de
implicancia o recusación que hayan sobrevenido a su nombramiento, o que se ignoraban
al pactar el compromiso.
Respecto a la manifestación de voluntad de las partes, esta puede estar contenida en:
(i) Un compromiso, en el cuál como requisito de validez, necesariamente deberá estar
indicado el nombre árbitro designado para el conocimiento del asunto; (ii) una cláusula
compromisoria, en la cual el nombre árbitro podrá ser fijado en cualquier momento
posterior sin mayores formalidades; (iii) si se trata de un arbitraje forzoso, las partes
igualmente podrían designar al árbitro, siguiendo las reglas de la cláusula compromisoria.
Por último, en el arbitraje comercial internacional se designan a los árbitros de común
acuerdo.

2. Nombramiento del árbitro por la autoridad judicial en subsidio (inciso 2° del


artículo 232 del COT): según el Art. 232 inciso 2º COT "en los casos en que no hubiere
avenimiento entre las partes respecto de la persona en quien haya de recaer el encargo,
el nombramiento se hará por la justicia ordinaria, debiendo en tal caso recaer dicho
nombramiento en un solo individuo y diverso de los dos primeros indicados por cada
parte; se procederá, en lo demás, en la forma establecida en el CPC para el
nombramiento de peritos", haciendo referencia esta última frase al artículo 414 del CPC.
El procedimiento a seguir es el siguiente: cualquiera de los interesados se presenta a
la justicia ordinaria, a fin de que se cite a todas las partes a un comparendo, para el
nombramiento del árbitro. Si comparecen todos, el juez procurará el avenimiento acerca
de la persona del árbitro. Si no hay avenimiento, o no comparecen todos los interesados,
la designación la hace el juez conforme artículo 232 del COT, que implica nombrar a un
solo juez árbitro y diverso de los dos primeros indicados por cada parte. Notificadas las
partes de la resolución que contiene el nombramiento del árbitro, tienen tres días para
hacer valer causales de inhabilidad, si nada dicen dentro de plazo, el nombramiento se
considerará firme.
A juicio de CASARINO, la naturaleza jurídica de esta gestión sería contenciosa, por
constituir un trámite inicial de un procedimiento contencioso posterior como lo es el juicio
arbitral.

3. Nombramiento del árbitro por la voluntad del causante o testador: se


manifiesta en el derecho que la ley le asigna al testador o causante para que, por acto
entre vivos o por testamento, proceda a designar el partidor de sus bienes (arículo1324
CC).

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Con relación a este asunto, la jurisprudencia ha señalado que los herederos no están
obligados a respetar la designación de partidor hecha por el testador, toda vez que en el
momento en que se constituyen continuadores legales del causante pueden realizar todo
aquello que éste pudo haber hecho en vida, y entre ello estaría la posibilidad de revocar
tal designación. No obstante, el punto es discutible, y algunos sostienen que el partidor
adquiere un verdadero derecho a desempeñar el cargo y, sólo podrían ser privado de él,
en virtud de causales legales de inhabilidad o mediante el pago de una indemnización.

4. Nombramiento del árbitro por la ley: existen diversas disposiciones en la ley que
establecen la obligación de someter determinados asuntos litigiosos a la resolución de un
tribunal arbitral, señalando además el organismo llamado a actuar en calidad de árbitro.
Por eso algunos autores sostendrían que esta sería una fuente de la justicia arbitral. Así
tenemos el artículo 3 letra i) DFL Nº 251, que dispone que la Superintendencia de Valores
y Seguros debe resolver las dificultades que se susciten entre Compañía y Compañía,
entre éstas y sus intermediarios, o entre éstas y el asegurado, o beneficiario en su caso.
No obstante, al examinar con mayor detención cada caso, se puede apreciar que
estamos en presencia de tribunales especiales, con carácter de permanentes, antes que
tribunales arbitrales propiamente tal.

10. INSTALACIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL


De acuerdo con el artículo 236 del COT, para que un tribunal arbitral esté instalado es
necesario que el árbitro acepte el encargo y jure desempeñarlo con la debida fidelidad y
en el menor tiempo posible.
A. La aceptación es un acto por cual el árbitro manifiesta su voluntad de conocer y
juzgar un determinado asunto litigioso. No está sometida a formalidad, pudiendo ser
incluso una voluntad tácita, reflejada en el hecho de empezar a ejercer las funciones de
árbitro. La importancia radica en que desde el momento de la aceptación comienza a
correr el plazo de duración del arbitraje.
B. El juramento es un acto solemne por el cual el árbitro jura desempeñar fielmente
el cargo y en el menor tiempo posible. Este acto se tiene que realizar siempre ante un
ministro de fe que será normalmente el secretario del tribunal, un receptor o un notario
público. El juramento es importante, así en jurisprudencia de la CS del año 1994 resolvió
que “(…) siendo el juramento el medio legal de la instalación de los árbitros como tales,
mientras no juren no pueden considerárseles legalmente instalados, ni pueden en
consecuencia comenzar a ejercer válidamente sus funciones, pues si lo hicieren obrarían
con manifiesta incompetencia”5.
En definitiva, la aceptación y el juramento constituyen la instalación del tribunal
arbitral. En la práctica, además hay dos gestiones que se deben realizar, las cuales son la
dictación de la resolución por el árbitro que tiene por constituido el arbitraje y la dictación
de la resolución que cita a las partes al primer comparendo.
En el arbitraje comercial internacional no se requiere del juramento, solo de
aceptación.
Finalmente, en nuestra doctrina, AYLWIN señala que en el momento en que el árbitro
acepta y jura desempeñar fielmente su cargo y en el menor tiempo posible, tiene lugar la
celebración del contrato de compromisario, el que se define como aquel contrato por el
cual una persona se obliga a desempeñar la función de árbitro entre partes que litigan y
estas últimas, generalmente, a remunerarle sus servicios con un honorario.

11. FINALIZACIÓN DEL ARBITRAJE


Esta materia se encuentra regulada en los artículos 240 y 241 del COT. La regla
general es que el arbitraje termine cuando el árbitro dicte sentencia, que se llama “laudo
arbitral”. Sin embargo, el arbitraje finaliza en el caso que expire el plazo con que contaba
el árbitro para ejercer su cargo.
En relación con lo mismo, observamos que el artículo 240 del COT, señala como
casos de finalización del arbitraje, entre otros, aquellos en que las partes ocurren de
común acuerdo a la justicia ordinaria o a otros árbitros solicitando la resolución del
negocio; como también aquél en que el árbitro contrae una enfermedad que le impide
seguir ejerciendo sus funciones.

5
CS 25 de abril de 1994, Pesquera Iquique Guanaye S.A., Rol 11-94.

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12. LÍMITES DEL ARBITRAJE


Es posible distinguir cuatro límites del arbitraje, a saber límites en cuanto a las
personas, al objeto, a las facultades del árbitro y al tiempo.
a) Límite en cuanto a las personas: la jurisdicción del árbitro sólo se extiende a las
personas que los nombraron.
b) Límite en cuanto al objeto: la jurisdicción del árbitro solo se extiende al asunto
litigioso sometido a su decisión.
c) Límite en cuanto a sus facultades: los árbitros carecen de potestad de imperio.
Ello se traduce en que si el cumplimiento de una resolución judicial exige procedimientos
de apremio, deberá ocurrirse a la justicia ordinaria para obtener la ejecución de lo resuelto
(art. 635 CPC).
d) Límite en cuanto al tiempo: pues su jurisdicción se extiende hasta aquel momento
que determinan las partes, y si éstas nada dicen, hasta el plazo de dos años contados
desde la aceptación del cargo.

13. PROCEDIMIENTO ANTE LOS TRIBUNALES ARBITRALES


A. Procedimiento seguido ante los árbitros
El árbitro de derecho tramitará igual que un juez ordinario, de acuerdo a la naturaleza
de la acción entablada, así si tiene un procedimiento especial señalado en la ley, se regirá
por éste, si no, se tramitará conforme a las reglas del juicio ordinario, existiendo algunas
diferencias, tales como: ser asesorado por un actuario; en cuanto a las notificaciones, las
partes pueden determinar de común acuerdo la forma de practicarse; en cuanto a los
testigos, prestarán declaración sólo si desean hacerlo, y; lo dicho ya, respecto de las
medidas de apremio o compulsivas, debido a que carecen de imperio.
El árbitro arbitrador tramitará el juicio de acuerdo a las normas señaladas por las
partes en el acto constitutivo del compromiso, y a falta de éstas, conforme a las reglas del
CPC, que en líneas generales se reducen a oír las partes, agregar los instrumentos que
se le presenten, practicar las diligencias necesarias, y dictar sentencia. En el caso de los
árbitros mixtos, su tramitación será la misma que para el caso de los arbitradores.

B. Casos de pluralidad de árbitros y de no resultar mayoría en la dictación de la


sentencia
Esta materia se encuentra regulada en los artículos 237 y 238 del COT.
Art. 237 del COT: “Si los árbitros son dos o más, todos ellos deben concurrir a la
dictación de la sentencia definitiva y a cualquier acto de sustanciación del juicio, a menos
que las partes acuerden otra cosa. Si los árbitros no se pusieren de acuerdo, será llamado
el tercero, si lo hubiere, y la mayoría pronunciará resolución conforme a las normas
relativas a los acuerdos de las Cortes de Apelaciones”.
Art. 238 del COT: “En caso de no resultar mayoría en el pronunciamiento de la
sentencia definitiva o de otra clase de resoluciones, siempre que ellas no sean apelables,
quedará sin efecto el compromiso, si éste es voluntario. Si es forzoso, se procederá a
nombrar nuevos árbitros. Cuando pueda deducirse el recurso, se elevarán los
antecedentes al tribunal de alzada para que resuelva la cuestión que motiva el
desacuerdo conforme a derecho o a equidad, según corresponda”.

C. Recursos en contra de las sentencias arbitrales:


1. Si se trata de árbitros de derecho, la sentencia definitiva de primera instancia
será susceptible del recurso de apelación y de casación en la forma; y la sentencia
definitiva de segunda instancia, será susceptible del recurso de casación en la forma y en
el fondo.
Conocerán de estos recursos los tribunales que habrían conocido de ellos si se
hubieran interpuesto en juicio ordinario; a menos que las partes, siendo mayores de edad
y libres administradoras de sus bienes, hayan renunciado dichos recursos, o
sometiéndolos también a arbitraje en el instrumento del compromiso o en un acto
posterior (artículo 239 inciso1º del COT).

2. En el caso de los árbitros arbitradores, si se trata del recurso de casación en la


forma procederá siempre y por regla general, a menos que se haya renunciado o
sometido a arbitraje en el compromiso o en acto posterior; para el caso del recurso de
apelación sólo procederá cuando las partes, en el instrumento en que constituyen el
compromiso, expresaren que se reservan dicho recurso para ante otros árbitros del

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mismo carácter y designaren las personas que han de desempeñar este cargo; y
finalmente para el caso del recurso de casación en el fondo no procederá en caso alguno
contra las sentencias de los arbitradores (artículo 239 del COT).
No obstante lo dicho respecto de la procedencia del recurso de casación en la forma,
sobre la posibilidad de su renuncia, en cualquier clase de arbitraje, la jurisprudencia ha
considerado procedente el recurso no importando que las partes hayan renunciado a él,
para los causales de incompetencia y ultra petita. Tampoco se puede renunciar al recurso
de queja.

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