TP Amebas Intestinales

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Cátedra de Parasitología - Facultad de Bioquímica y Cs.

Biológicas-UNL

TRABAJO PRÁCTICO Nº2

PROTOZOOS RHIZOPODARIOS

Género Entamoeba

Los parásitos que pertenecen al género Entamoeba son organismos eucarióticos unicelulares
que se caracterizan por su movilidad a través de seudópodos. Durante su ciclo de vida,
pueden ser identificados dos estadios: trofozoítos y quistes. De las varias especies de este
género, seis se han descrito como residentes del lumen intestinal humano: Entamoeba
histolytica, E. dispar, E. moshkovskii, E. poleki (también llamada E. chattoni), E. coli, y E.
hartmanii.

De estas especies, sólo E. histolytica se ha asociado con patologías en seres humanos, en


tanto que el resto de las especies son consideradas no patógenas. Por tal razón, E. histolytica
es el protozoo más significativo del grupo; tiene distribución cosmopolita e infecta
predominantemente al hombre, quien constituye su reservorio.

Se mencionarán las características morfológicas más sobresalientes de las siguientes


especies:

 Entamoeba histolytica

 Entamoeba dispar

 Entamoeba coli

Durante su ciclo de vida pueden ser identificados estadios comunes para todos ellos:

 Trofozoitos: forma vegetativa.

 Prequistes: estadío intermedio.

 Quistes: son las formas de resistencia, las que prorrogan la especie en


tiempo y espacio. Representan las formas infectantes.

Amebiosis. Es la infección producida por Entamoeba histolytica, un protozoo denominado


así por su capacidad de “lisar tejidos”. Esta especie patógena del hombre, puede vivir en el
intestino grueso, invadir la mucosa intestinal y producir ulceraciones en ella. Así mismo, es
capaz de atravesar la pared intestinal y vía sanguínea hacer localización extraintestinal. Por
ejemplo, puede localizarse en el hígado dando lugar a lo que se denomina ameboma
hepático.
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Durante muchos años se observó que a pesar de que un gran número de personas se
hallaban infectadas con este parásito, solo un pequeño porcentaje desarrollaba enfermedad.
Este hecho fue motivo de una gran controversia ya que algunos suponían que la
patogenicidad del parásito, y por ende su capacidad de producir síntomas, dependía de
factores tales como la susceptibilidad del huésped o de su microbiota intestinal. Otros, en
cambio, consideraban que existían dos especies diferentes, una patógena para el ser humano
y otra que no lo era; Brump, en 1925 denominó a esta última Entamoeba dispar.

En 1978, Sargeaunt y Williams, sobre la base de patrones específicos de cuatro isoenzimas:


glucosa-6-fosfato isomerasa, fosfoglucomutasa, malato deshidrogenasa y hexoquinasa
lograron diferenciar cepas patógenas y no patógenas de E. histolytica. En 1989, Tannich y
col., utilizando sondas de ADN, hallaron diferencias genómicas entre ambas cepas,
corroborando la hipótesis de la existencia de una cepa patógena y otra no patógena.

Se han demostrado además factores de virulencia específicos de Entamoeba histolytica que


producen enfermedad, a saber:

a- Factores de adherencia químicamente definidos (adhesina específica de


galactosa), que determinan si el parásito puede adherirse a la mucosa
intestinal y actuar como un importante mecanismo de virulencia.

b- Secreción de citotoxinas.

c- Producción de enzimas proteolíticas.

Como resultado de datos bioquímicos, genéticos e inmunológicos, E. histolytica fue


reclasificada (1993), habiéndose reconocido la existencia de dos parásitos de humanos
genéticamente diferentes y morfológicamente iguales:

ESPECIES INDISTINGUIBLES DESDE EL PUNTO DE VISTA MORFOLÓGICO

E. histolytica, agente etiológico de las amebiasis intestinales invasoras y de los cuadros


extraintestinales y E. dispar, parásito intestinal no patógeno al que, hasta la fecha, no se le ha
demostrado capacidad para invadir tejidos.

La Amebiosis es una parasitosis de distribución mundial, es decir cosmopolita, siendo mayor


su prevalencia en climas cálidos que en climas templados o fríos. El hombre es el principal
hospedero y reservorio de Entamoeba histolytica.
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Su mecanismo de transmisión es de tipo FECAL-ORAL.

 Por ingestión de agua de bebida y de alimentos contaminados debido a una


manipulación deficiente.
 Vectores mecánicos, como moscas y cucarachas.
 Contacto directo persona a persona, favorecido por condiciones sanitarias deficientes,
hacinamiento, pobreza, falta de higiene personal.
 Contacto sexual bucoanal.

PATOGENIA

Entamoeba histolytica puede localizarse en el lumen intestinal, en la superficie de la mucosa


y en las criptas del colon, sin presentar lesiones a nivel de los tejidos, esto es lo que se
denomina “amebiosis luminal”. Cuando estos trofozoitos de Entamoeba histolytica
escapan de la luz intestinal y produciendo daño sobre la mucosa, se denomina “amebiosis
invasiva”.

La lesión inicial es en el colon, donde el tránsito intestinal es lento y favorece la invasión de la


mucosa por el trofozoito de Entamoeba histolytica. Esta úlcera superficial inicial puede
hacerse más profunda en la muscular y submucosa y formar una úlcera típica denominada en
“cuello de botella” o “botón de camisa”. Se produce un exudado que se suma al cuadro
de diarrea intestinal, dando lugar a un cuadró de disentería (diarrea, exudado, sangre y
mucus). Los trofozoitos son eliminados en la materia fecal y pueden presentar eritrocitos
fagocitados, lo que es patognomónico de Amebiosis por Entamoeba histolytica.

En ocasiones, puede haber una localización extra intestinal. Esto ocurre cuando los
trofozoitos, luego de formada la úlcera típica en “cuello de botella” acceden a la circulación
linfática o vascular. En este caso la metástasis de trofozoitos puede ocurrir primero en hígado
(absceso hepático amebiano) y luego producirse la diseminación a otros órganos, incluyendo
el cerebro.

Cuando no hay diarrea, por lo general, los trofozoitos se enquistan antes de abandonar el
intestino, rodeándose de una pared muy resistente a los cambios ambientales. Los quistes
son eliminados con las heces del individuo infectado. La inadecuada deposición de excretas
favorece la contaminación del agua, alimentos, etc.
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1.- Entamoeba histolytica

1.1.- MORFOLOGÍA

1.1.1.- Forma vegetativa o trofozoito

Tamaño: 10 – 60 m (en promedio 25 m) de diámetro.

Forma: asimétrica.

Función: acción patógena del parásito.

Citoplasma: Presentan el citoplasma diferenciado


en ectoplasma y endoplasma. El ectoplasma es
claro y bien delimitado y el endoplasma es
finamente granular porque enzimas proteolíticas
poderosas digieren totalmente las partículas
fagocitadas. Contiene gran cantidad de vacuolas.

Se movilizan mediante la emisión de seudópodos digitiformes, siendo su forma de locomoción


unidireccional y progresiva.

La presencia de eritrocitos fagocitados es el rasgo característico de Entamoeba histolytica y


permite el diagnóstico diferencial con Entamoeba dispar.

Núcleo: presenta un único núcleo, esférico, de 3 – 5 m de diámetro, con fina cromatina


perinuclear, regularmente distribuida en una disposición en cuentas, con un cariosoma o
endosoma diminuto, esférico y central, si bien esta característica ha sido utilizada durante
mucho tiempo para la diferenciación de especies de Entamoebas, hoy se discute su
veracidad.

1.1.2.- Quiste

Tamaño: 10 – 20 m (promedio 12 m) de diámetro.

Forma: esférica.

Función: elemento infectante, de resistencia, que prorroga la especie en tiempo y espacio.

Prequiste Quiste uninucleado Quiste tetranucleado


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Los quistes presentan una delicada membrana con citoplasma granuloso (tipo vidrio
machacado). El número de núcleos depende de su grado de maduración, conteniendo menos
de cuatro (4), el inmaduro o joven, y cuatro (4) el maduro. Los quistes jóvenes de Entamoeba
histolytica pueden contener en su interior cuerpos o barras cromatoides o cromidiales,
formadas por partículas ribosomales (sólo en el 10 – 15 % de los quistes), con extremos lisos
y redondeados, formando estructuras cristalinas. Los quistes inmaduros pueden contener
vacuolas de glucógeno que se tiñen con yodo.

1.2.- DIAGNÓSTICO

El diagnóstico de Amebiosis intestinal es muy importante ya que la terapia es altamente


efectiva. Se debe tener en cuenta la importancia de relacionar los criterios clínicos con el
diagnóstico de laboratorio.
Se debe realizar una recolección de muestra para un examen coproparasitológico directo.
Ante la presencia de heces diarreicas, se deben buscar formas vegetativas o trofozoitos
móviles y en el caso de heces disentéricas es factible encontrar trofozoitos con eritrocitos
fagocitados, lo cual es patognomónico de Entamoeba histolytica, y permitirá el diagnóstico
diferencial con Entamoeba dispar y otras amebas.
Las muestras de materia fecal deben ser procesadas rápidamente. Cuando son refrigeradas
las amebas alteran su morfología, con lo cual se deforman y se hace más difícil su
reconocimiento.
Si el material no puede ser rápidamente procesado, las muestras podrán ser fijadas para
posteriormente realizar tinciones permanentes.

1.2.1.- Examen macroscópico: se debe prestar especial atención a las siguientes


características macroscópicas:

 Color
 Consistencia
 Presencia de sangre, mucus y/o pus

En el caso de observarse la presencia de sangre macroscópica ésta será, en el caso de


Entamoeba histolytica rojo brillante, pues su hábitat habitual es en las porciones bajas del
intestino (colon).

1.2.2.- Examen microscópico: se deben realizar los siguientes exámenes de la materia fecal:

 En fresco o montaje húmedo. Si la muestra es de consistencia líquida, se coloca


directamente una gota de materia fecal sobre el portaobjetos y un cubreobjetos sobre ella, en
caso de ser de consistencia sólida se procede de la misma manera, previo agregado de una
gota de solución fisiológica al portaobjetos, para su posterior observación microscópica.
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Se utiliza ansa de platino, varilla de vidrio o pipeta Pasteur de vidrio o descartable, teniendo la
precaución de realizar la toma de muestra de las zonas mucosas o sanguinolentas, si las
hubiera.

 Coloración o tinción supravital. Existen varios colorantes supravitales útiles en


parasitología, la finalidad de su utilización es remarcar ciertas características morfológicas de
las amebas, fundamentalmente nucleares, lo que permitirá un mayor acercamiento al
diagnóstico diferencial. Colocar sobre un portaobjetos una gota de materia fecal más una gota
de colorante, homogeneizar y cubrir con un cubreobjetos, para luego realizar la observación
microscópica. Colorantes: lugol, azul de metileno amortiguado, eosina, Bailenger, Tionina de
Frost.

Coloración Citoplasma Núcleo/s Vacuolas de glucógeno


Puntos negros, Amarillo oscuro
Lugol Amarillo amarronado brillantes, o
refringentes marrón
Azul de metileno Celeste Azul _______
Eosina Rojo Negro _______
Bailenger Rojo violáceo Violeta oscuro _______
Observación: en la coloración de Bailenger, además de la observación en 40X, se puede
sellar el cubreobjetos con esmalte de uñas y luego realizar la observación en 100X.

 Coloración o tinción permanente. Con estas coloraciones se obtienen detalles


morfológicos como características citoplasmáticas y fundamentalmente nucleares que
permiten realizar un diagnóstico de especie. Para realizar estas coloraciones, las muestras
deben llegar al laboratorio en un estado de perfecta conservación, siendo los conservadores
de elección el alcohol polivinílico (PVA) y el fijador de Turdjev. La heces se recogen en un
recipiente vacío o bien con un conservador como PVA (una parte de materia fecal + 3 partes
de conservador).

2.- Entamoeba coli

2.1.- MORFOLOGÍA

2.1.1 Forma Vegetativa o trofozoito

Tamaño: 15 – 40 m

Movilidad: lenta, no progresiva, anárquica, con


emisión de seudópodos en muchas direcciones.
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Citoplasma: no es tan nítida la diferencia entre ectoplasma y endoplasma. El ectoplasma es


hialino y el endoplasma posee gránulos gruesos, presenta numerosas vacuolas contráctiles,
bacterias no digeridas y levaduras. Nunca poseen eritrocitos fagocitados.

Núcleo: único y esférico. El cariosoma o endosoma es relativamente grande y se ubica en


forma excéntrica. La cromatina está distribuida irregularmente en cúmulos desiguales a lo
largo de la membrana nuclear.

2.1.2.- Prequiste. Es el estadio intermedio entre la forma vegetativa y


el quiste. En el prequiste pueden observarse vacuolas de glucógeno.

2.1.3.- Quiste inmaduro

Tamaño: 10 – 35 m.

Núcleo/s: 4 – 8 núcleos

Forma: por lo común esféricos, rara vez ovalados.

Membrana periquística: negra, gruesa, muy marcada y refringente.

Citoplasma: hialino, refringente. Las barras cromatoides (no muy frecuentes de observar),
tiene extremos irregulares y astillados.

2.1.4.- Quiste maduro

Núcleo/s: 8 – 32 núcleos. Los núcleos son generalmente centrales, redondos


y ubicados en distintos planos, con características similares a los trofozoitos.
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3.- Endolimax nana

Endolimax nana es un organismo ameboide, comensal del intestino grueso del hombre,
siendo frecuente su hallazgo en las infecciones mixtas por protozoos.
En 1917, Winyou y O’ Connor describieron la especie Entamoeba nana que, en 1918 fue
reasignada al género Endolimax. Pertenece a la misma familia que Entamoeba histolytica.

Reino: Protozoa
Phylum: no asignado
Clase: Lobosa
Orden: Amoebida
Familia: Entamoebidae
Género: Endolimax
Especie: Endolimax nana (Wenyon and O' connor, 1917)

3.1.- MORFOLOGÍA

3.1.1.- Trofozoito

Tamaño: 6 – 15 m.

Forma: irregular, asimétrica.

Movilidad: lenta, con la formación de muchos seudopodos cortos y


aplanados.

Citoplasma: granular y finamente vacuolar.

Núcleo: único y excéntrico, con halo perinuclear. Posee un gran cariosoma central, con restos
cromatínicos en forma de masas triangulares pegadas a la membrana nuclear que le da el
aspecto de una pelota en un cesto.

3.1.2.- Quiste

Tamaño: 6 – 8 m.

Forma: esférico u ovoide

Citoplasma: bastante uniforme, con


pequeñas granulaciones.

Núcleo: dependiendo de su grado de


madurez, en número de 1 a 4.
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4.- Iodamoeba bütschlii

El género fue descripto por Dobell (1919) quien dio el nombre de Iodamoeba bütschlii. Se
considera un comensal del intestino del hombre. Su nombre genérico se debe a la presencia,
tanto en el trofozoíto como en el quiste, de una masa de glucógeno altamente yodofílica que al
teñirse con lugol parece ser su único contenido (a menudo se le dice vacuola, aunque no posee una
membrana que la rodee). Prowazek, en 1912, describió la especie Entamoeba bütschlii que,
como se comentó, en 1919 fue asignada al género Iodamoeba. Pertenece a la misma familia
que Entamoeba histolytica.

Reino: Protozoa
Phylum: no asignado
Clase: Lobosa
Orden: Amoebida
Familia: Entamoebidae
Género: Iodamoeba
Especie: Iodamoeba büetschlii (Prowazek, 1912)

4.1.- MORFOLOGÍA

4.1.1.- Trofozoito

Tamaño: 6 – 25 m.

Movilidad: algo lenta, pero direccional.

Citoplasma: granular y vacuolado. Rara vez se observan vacuolas de


glucógeno.

Núcleo: único, grande, globuloso, con estructuras que rodean al cariosoma a manera de
satélite (plasmosomas). Posee halo perinuclear.

4.1.2.- Quiste

Tamaño: 6 – 15 m.

Forma: asimétricos, ovoides o elípticos.

Citoplasma: contiene una gran vacuola de glucógeno, única y


característica, que se tiñe de color amarillo oscuro – marrón con yodo
(vacuola de glucógeno iodófila). Esta vacuola ocupa casi todo el quiste, desplazando el núcleo
hacia la periferia.
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5.- Blastocystis hominis

Blastocystis sp. (anteriormente B. hominis) es uno de los principales parásitos intestinales que
afectan a humanos y animales. Habita principalmente el ciego y colon. Numerosas formas se
han descrito evidenciando su heterogeneidad y plasticidad. Se considera un complejo de
varios subtipos (genotipos) y presenta morfologías múltiples (vacuolar, granular,
multivacuolar, avacuolar, ameboide y quiste) con diferentes estrategias de replicación.
Inicialmente considerado como un comensal, los actuales estudios epidemiológicos sugieren
que Blastocystis podría comportarse como patógeno oportunista y se asocia con una amplia
gama de trastornos gastrointestinales y extraintraintestinales, pero la asociación de los
diferentes subtipos y morfologías a la patología observada en pacientes, es aún desconocida.
Blastocystis se considera un parásito ubicuo de distribución en todo el mundo. El uso de
técnicas moleculares ha proporcionado nueva información sobre la distribución de los
subtipos de diferentes regiones, su potencial zoonótico y las vías de transmisión.

El organismo demuestra marcada variabilidad morfológica y mide entre 5 a 40 um. Carece de


pared celular pero contiene mitocondria, aparato de Golgi, retículo endoplásmico liso y
rugoso. Su reproducción es usualmente por fisión binaria y crece en cultivos bajo condiciones
anaeróbicas.

Estudios ultraestructurales recientes indican que existe una serie de variantes morfológicas de
Blastocystis, en las que al parecer la forma de presentación depende del medio ambiente.
Factores físicos como cambios osmóticos, la presencia de ciertas drogas, y el status
metabólico pueden influenciar la morfología del organismo in vivo e in vitro.

5.1.- Forma vacuolar y granular. La forma vacuolar es la descripta con más frecuencia en
muestras de heces y por lo tanto la forma usualmente utilizada para el diagnóstico. Su
característica es una gran vacuola central
que ocupa entre el 50 y 95% de la célula y
restringe el citoplasma a una banda
periférica que contiene la mayoría de las
organelas citoplasmáticas y núcleos, que
pueden hallarse en número de 1 a 4.
Tamaño: 4 – 10 m

La forma granular de Blastocystis tiene


una ultraestructura similar a la de la forma vacuolar. No parece ser un tipo celular diferente
sino más bien una forma vacuolar con gránulos en la vacuola central.
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5.2.- Formas multivacuolar y avacuolar. Múltiples vacuolas de diferentes tamaños son


frecuentemente halladas en células de material fecal.

5.3.- Forma ameboide. Es observada más frecuentemente en cultivos viejos o luego de la


administración de antibióticos.

5.4.- Forma quística. Confiera resistencia al medio externo como es el caso de varios
protozoarios, aunque no ha sido confirmado experimentalmente.
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Referencias Bibliográficas

1. Atías, A – Neghme, A. “Parasitología Clínica”. Tercera Edición. Ed. Mediterráneo.


Santiago de Chile. 1994.

2. Atías, A. “Parasitología Médica”. Ed. Mediterráneo. Santiago de Chile. 1998.

3. Basualdo, J.A. “Microbiología Biomédica: Bacteriología, Micología, Virología


Parasitología e Inmunología”. Ed. Atlante. Buenos Aires, Argentina. 2006.

4. Costamagna, S.; Visciarelli, E. Parasitosis Regionales. Un estudio referido a las


principales parasitosis de Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Editorial de la Universidad Nacional del Sur. 2ª Edición. 2008

5. Mandell, Douglas and Bennett. Principles and Practice of Infectious Diseases. Ed.
Churchill Livingstone - Fifth Edition. 2000.

6. Shore García, L.-Ash, L. Diagnóstico Parasitológico. Manual de laboratorio clínico.


Ed. Médica Panamericana . 2º Edición. Buenos Aires. 1983.

7. Zapata Valencia, J.I; Rojas Cruz, C. Una actualización sobre Blastocystis sp. Revista
Gastrohnup Volumen 14 Número 3: 94-100. 2012

8. http://www.gefor.4t.com

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