Quemaduras
Quemaduras
Quemaduras
Las quemaduras son lesiones que afectan la integridad de la piel. Las quemaduras eléctricas son de gran
letalidad por el desarrollo de complicaciones inmediatas. La corriente eléctrica causa lesiones en piel y tejidos
profundos como: tejido celular subcutáneo, músculos, tendones, huesos, articulaciones, arterias, nervios y
órganos distantes. Lo que las diferencia marcadamente de las lesiones térmicas, donde la afectación solo
interesa los tejidos superficiales. En ellas el porcentaje de superficie corporal quemada no es indicativo del daño
real existente, por lo que el daño que producen suele ser mayor de lo que aparenta, o lo que es lo mismo, una
piel aparentemente normal puede esconder grandes destrozos musculares en profundidad y extensión.
No existe una relación clara entre edad y extensión de la quemadura, pero sí se encuentra una estrecha relación
entre la edad del paciente y el riesgo de muerte tras la quemadura, se aumenta la proporción de muerte de forma
progresiva a partir de los 20 años. Dado el modo de producción accidental que acompaña clásicamente a las
quemaduras eléctricas, no es raro que la bibliografía revisada muestre a la población masculina laboralmente
activa como la más afectada, coincidió con la investigación.
Otras complicaciones descritas en la quemaduras eléctricas son: las lesiones del sistema nerviosos central que a
menudo comienzan con la pérdida de conocimiento, progresión al coma y muerte, también se describen:
síndromes dolorosos, neuropatías por lesión de la médula espinal, parkinsonismo, alteraciones
electroencefalográficas, convulsiones, trastornos del sueño, memoria, concentración, depresión, stress
postraumático, lesiones auditivas y oculares como la rotura de la membrana timpánica y catarata; en series de
autopsias se han descubierto: daños inespecíficos al cerebro y cerebelo. (1)
En las quemaduras por electricidad doméstica o “falsa” lesión por alta tensión, debido a que se suele asociar a
las corrientes en la casa como alta tensión, pero no es así, ya que las bajas tensiones tienden a provocar
pequeñas y profundas quemaduras por contacto en los puntos de salida y entrada, que es lo que pasa en
este caso. Lo peligroso con esta quemadura es que la naturaleza alterna de la corriente doméstica puede
interferir con el ciclo cardíaco, dando lugar a arritmias.
Las “verdaderas” lesiones por alta tensión se producen cuando la electricidad es mayor o iguala1000 V. En esta
lesión podemos encontrar un gran daño tisular y a menudo pérdida de extremidades (usualmente la que realizo
el contacto). Suele haber una gran cantidad de necrosis de tejidos blandos, óseos y el daño muscular da lugar a
rabdomiólisis, además de que con estas lesiones suelen producirse insuficiencia renal. Este patrón de lesión
necesita una reanimación y un desbridamiento más agresivos que otras quemaduras y el contacto con una
tensión superior a los 70 000 V es invariablemente mortal.
La regla de los nueves de Wallace, es un método fácil, rápido y bueno de valorar quemaduras de tamaño medio
a grande en adultos. Para realizar esta técnica el cuerpo se divide en zonas del 9% y se puede calcular la
superficie total de la quemadura. Algo importante a saber es que en niños o pacientes pediátricos este porcentaje
cambia y pierde exactitud.
Regla de los 9 de Wallace en adultos.
Finalmente tenemos la tabla de Lund y Browder, la cual es la forma más precisa y la que más se utiliza, ya que
si se utiliza de forma correcta su precisión es del 90%. Una ventaja que presenta sobre la técnica de los 9 de
Wallace es que valora de forma precisa la edad con el cuerpo y, por ende, ofrece evaluaciones precisas de las
áreas de una quemadura. En esta técnica es importante que se exponga y evalúe la quemadura, mientras se
realiza la evaluación, el entorno debe estar caliente y se debe exponer segmentos de piel de manera secuencial
para así reducir la perdida de calor, lo cual si no se controla el paciente podría empeorar su cuadro de forma
rápida. La piel pigmentada podría resultar complicada de evaluar, en estos casos, resulta útil retirar las capas
epidérmicas sueltas para poder calcular el tamaño de la quemadura.
La profundidad de una quemadura depende de la temperatura de la fuente de calor y del tiempo de contacto. La
clasificación de las quemaduras se divide en primer, segundo y tercer grado. Sin embargo, su gravedad es difícil
determinar inmediatamente después de una quemadura. Una quemadura puede profundizarse con el tiempo
después del incidente de la quemadura.
1. Quemadura de primer grado (quemadura epidérmica): Se produce un eritema doloroso y un edema, que
se cura en 3 o 4 días sin dejar cicatriz, por ejemplo, quemadura solar.
2. Quemadura de segundo grado (quemadura dérmica): Hay una intensa sensación de ardor. El eritema va
seguido, en el plazo de varias horas, de una tensa formación de ampollas. Las quemaduras de segundo
grado se subclasifican en quemaduras dérmicas superficiales (QDS) y quemadura dérmica profunda
(QDP). La QDS se presenta como ampollas dolorosas cuyo fondo es de color rosa; hay un daño leve en
la dermis, que se cura sin cicatrización en unas 2 semanas. La quemadura dérmica profunda afecta a la
capa dérmica profunda y cicatriza en 3 ó 4 semanas.
3. Quemadura de tercer grado (quemadura profunda): Todas las capas cutáneas y a veces incluso las zonas
más profundas están dañadas, la proliferación de la epidermis alrededor de la quemadura es la única
recuperación espontánea; puede ser necesario un injerto de piel.
Podemos clasificar a las quemaduras en estos subgrupos:
1.Quemaduras menores
Quemaduras de segundo grado en adultos con menos del 15% de la superficie total.
Quemaduras de segundo grado en niños, inferiores al 10% de la superficie total quemada.
Quemaduras de tercer grado en niños o adultos inferiores al 2% de la superficie total.
2.Quemaduras moderadas
Quemaduras de segundo grado en adultos que implican entre el 15 y el 25% de la superficie total del
cuerpo.
Quemaduras de segundo grado en niños que implican del 10 al 20% de la superficie total del cuerpo.
Quemaduras de tercer grado en niños o adultos que implican del 2 al 10% de la superficie total del
cuerpo.
3.Quemadura mayor
En adultos, quemaduras de segundo grado superiores al 25% de la superficie corporal.
En niños, quemaduras de segundo grado superiores al 20% de la superficie.
Quemaduras de tercer grado superiores al 10% en un adulto o en un niño.
La escisión e injerto tempranos han sido la norma de atención durante décadas. La mayoría de los estudios han
demostrado que la escisión en un plazo de 24 a 48 horas después de la lesión se asocia a una disminución de la
pérdida de sangre, la infección, la duración de la estancia hospitalaria y la mortalidad, así como a una mayor
aceptación del injerto, aunque la reducción de la mortalidad sólo puede producirse en pacientes sin lesiones por
inhalación.
Dado que uno de los principales retos en el tratamiento de las lesiones térmicas agudas es la prevención de la
infección, es fundamental extirpar la escara y cubrir la herida lo antes posible. La norma para el cierre rápido y
permanente de las quemaduras de espesor total es un injerto de piel de espesor parcial procedente de una zona
donante no lesionada en el mismo paciente (autoinjerto). Este tipo de injerto proporciona una cobertura
suficiente sin riesgo de rechazo, aunque los meta-análisis todavía tienen que determinar la tasa de fracaso de los
injertos de piel de grosor parcial en pacientes con quemaduras.
Los injertos de piel de grosor dividido pueden engranarse con ratios de expansión variables para aumentar el
área de cobertura, pero sigue preocupando el efecto que el engranaje tiene sobre la amplitud de
movimiento y la tasa de curación del sitio del injerto. Por otra parte, las zonas donantes son dolorosas e
imponen al paciente su propia carga de cicatrización. Los pacientes con quemaduras más extensas a menudo
requieren una cobertura temporal con un aloinjerto, xenoinjerto, sustituto de la piel o análogo dérmico debido
a que las zonas donantes son insuficientes o no están disponibles. Un meta-análisis reciente sugiere que,
dado que los aloinjertos y los xenoinjertos parecen ser igual de eficaces, los xenoinjertos pueden ser una
opción superior por su mayor seguridad con un menor precio.(2)
Manejo de injertos
Un injerto de piel consiste en una intervención quirúrgica en la que se emplean partes de la piel sana de la
misma persona para reemplazar el tejido cicatriz al que producen las quemaduras profundas. Como solución
temporal se puede usar piel de un donante fallecido o de cerdos.
Los injertos deben ser tratados de manera especialmente cuidadosa, ya que el manejo inadecuado representa
riesgos para el paciente relacionados con el retraso en la mejoría estética, riesgo de infección y costos
extra para el sistema de salud. El tratamiento también se enfoca en la prevención de cicatrización
hipertrófica o queloide. Las quemaduras profundas transforman la piel en escaras, siendo estas últimas
las responsables de que organismos bacterianos se acumulen e invadan el tejido sano, además de propiciar
la liberación de células proinflamatorias como factor de necrosis que produce un estado de catabolismo
que provoca el desgaste del paciente. Es de suma importancia que el tejido no viable se retire en el
menor tiempo posible para disminuir la probabilidad de infección y mejorar la evolución funcional y estética, de
allí que la cirugía es procedimiento electivo en el tratamiento de las quemaduras. La colocación temprana de
injertos se relaciona con una disminución de secuelas funcionales y cosméticas para el paciente. Mejorando con
esto la calidad de vida y la prevención de problemas psicológicos y físicos.
Los injertos de piel frecuentemente se usan en lesiones graves. En este caso se extirpa quirúrgicamente la piel
dañada y posteriormente se coloca el injerto de piel, el cual tiene dos propósitos fundamentales a saber:
reducir el curso del tratamiento necesario (y la estancia hospitalaria), y mejorar la función y apariencia de la
parte del cuerpo que lo recibe. Más puntualmente los injertos de piel consisten en: capas delgadas de piel
que el cirujano toma de una parte del cuerpo que no se ha quemado y las coloca con técnicas quirúrgicas en la
zona quemada. El lugar del que se toma la piel se llama zona donante. El muslo y la espalda son zonas
donantes frecuentes, pero el injerto se puede tomar de cualquier parte del cuerpo que no se haya quemado, a
excepción de la cara. La zona donante tarda unas dos semanas en sanar.
Es conveniente recordar que cuando se toman los injertos, el lecho donante representa otra pérdida
cutánea, por esta razón hay que tener en cuenta que estamos aumentando la zona cruenta en el momento de la
cirugía. La indicación en estos casos son injertos de espesor parcial y podría utilizarse un expansor de piel para
aumentar la cantidad de piel donante. Se suele emplear una malladora de piel para perforar el injerto en forma
de malla y de esta manera aumentar su elasticidad y lograr cubrir zonas más amplias. Se debe tener en cuenta
que no se recomienda el uso de injertos mallados en la cara, las manos, o los pliegues.
Tipos de injerto
Según procedencia los injertos se clasifican en:
• Autoinjerto o Injerto Autólogo: Es la piel trasplantada de un lugar a otro en el mismo individuo. Estos
consisten en toda la epidermis y un componente dérmico de grosor variable. El autoinjerto evita la
transmisión de enfermedades y el rechazo inmunológico.
• Isoinjerto: Se emplea la piel de un gemelo idéntico (univitelino).
• Homoinjerto o aloinjerto: Hace referencia a la piel humana cadavérica, es decir, el donante es otro individuo
de la misma especie.
• Heteroinjerto o xenoinjerto: El donante pertenece a otra especie distinta. El animal de elección es el cerdo.
Según su expansión se clasifican en expandido o mallado y no expandido o laminar.
• Los injertos en malla son injertos en los que la piel donante se perfora con agujeros o cortes pequeños. De esta
forma, el cirujano puede estirar la malla para cubrir una superficie grande del cuerpo.
• Los injertos laminares son injertos que se colocan directamente en la herida a partir de la zona
donante, sin hacer-les agujeros ni cortes.
Según su espesor la clasificación es la siguiente:
• Injertos de espesor parcial o de espesor dividido (STSG): Se incluye la epidermis y menos del espesor
completo de la dermis. Se subdividen en tres tipos: injertos de piel fina, injertos de piel semigruesa e injertos de
piel gruesa. Cuanto más delgado es el injerto, menor demanda nutricional, es decir, la posibilidad de vida
será mayor, no obstante, tendrá mayor fragilidad ante un traumatismo. Los injertos de piel de grosor
dividido requieren menos condiciones ideales para la supervivencia y tienen un rango de aplicación mucho
más amplio que los injertos de piel de espesor total. Sin embargo, son más frágiles y pueden contraerse
significativamente.
• Injertos de espesor total (FTSG): Están constituidos por toda la epidermis y la dermis en su totalidad.
En ellos se conservan más características de la piel normal después del injerto como el color, la textura
y el grosor. Sin embargo, requieren condiciones más óptimas para la supervivencia debido a la
cantidad de tejido que requiere revascularización. Los injertos de piel de espesor total son ideales para las
áreas visibles de la cara que son inaccesibles por los colgajos locales o para cuando los colgajos locales están
contraindicados, pero se encuentran limitados a heridas relativamente pequeñas, no contaminadas y bien
vascularizadas, por lo tanto, no tienen una gama de aplicaciones tan amplia como los injertos de grosor
parcial. Además, sufren menos contracción del tejido durante el tratamiento que los injertos de piel de grosor
parcial.
• Injertos epidérmicos de piel (ESG): Consisten solo en la capa epidérmica de la piel y proporcionan células
epidérmicas al área receptora. No previenen la contractura de la herida y, por lo tanto, al igual que los
injertos de piel de espesor parcial, su objetivo principal es restablecer la integridad funcional de la piel en el
sitio receptor. Asimismo, causan cicatrices mínimas o nulas y dejan poca morbilidad en el sitio donante.
El éxito de los injertos cutáneos depende de la técnica quirúrgica y de los cuidados postoperatorios.
Avellaneda et al., (2018) explica que es importante mencionar que la adecuada cicatrización del lecho
receptor dependerá de varios factores tanto propios, como de la piel trasplantada. Estos factores son
principalmente:
1. La vascularización de la piel trasplantada: si el injerto es tomado de un sitio con buena vascularización,
tiene más posibilidades de sobrevivir y cicatrizar adecuadamente ya que habrá mayor tasa de anastomosis
vasculares con el lecho receptor.
2. La vascularización del sitio receptor: si el sitio receptor tiene un rico lecho vascular y se encuentra limpio de
infecciones y microorganismos, el índice de éxito es más alto que en el caso de los injertos realizados en
lechos que no tienen buena vascularización.
3. El espesor del injerto: cuanto más fino es el injerto, mayor es la tasa de revascularización del mismo.
Esto se debe a que hay menos cantidad de tejido que nutrir y oxigenar. Entre más delgados los injertos,
mayor es el número de capilares que se expondrán al lecho receptor.
4. Actividad metabólica del injerto: cuanto mayor es el tamaño y/o espesor del injerto trasplantado, mayores son
sus requerimientos metabólicos, ya que poseen mayor cantidad de células y por tanto serán menos
resistentes a la isquemia, la cual se presenta en etapas iniciales del trasplante.
Masaje de cicatrices
Aunque ningún estudio ha informado sobre el mecanismo exacto del masaje de cicatrices, la aplicación de una
presión profunda y lenta sobre las cicatrices puede ayudar a suavizar la cicatriz y mejorar los ROM, así como a
aliviar el dolor y el prurito. El masaje de cicatrices se ha recomendado ampliamente para el tratamiento de
cicatrices y puede ayudar de las siguientes maneras:
1) La cicatriz a menudo está seca y pica, lo que puede conllevar a ulceración y otros problemas, el masaje con
crema y aceite puede ayudar a hidratar y suavizar la cicatriz, aumentar la flexibilidad, ayudar a aliviar la
picazón y el dolor.
2) La tirantez de la cicatriz puede ser causada en parte por el exceso de líquido retenido en el interior. Un
masaje profundo y firme puede ayudar a resolver este problema. Los ejercicios acompañados de masaje de
cicatrices también pueden ayudar a aumentar el rango de movimiento (ROM).
3) El masaje profundo y circular también puede ayudar a realinear las fibras de colágeno durante la formación
de cicatrices.
4) El masaje de cicatrices también es una forma de desensibilizar la piel recién curada y podría promover la
recuperación sensorial. (5)
Bibliografía
1. Rodríguez Salazar, Orlando; Fuentes Díaz, Zaily. Protocolización de la atención al paciente con
quemaduras eléctricas en las primeras 24 horas. Archivo Médico de Camagüey, vol. 15, núm. 3,
junio, 2011, pp. 477-486. Centro Provincial de Información de Ciencias Médicas de Camagüey.
Camagüey, Cuba.
2. Jacinto Eugenio Pérez Ramírez, Lizbeth Estefanía Cárdenas Suárez, Amanda Mireya Gonzaga
Jaya. Medicina de Urgencias. Tomo 2. Capítulo 39: Quemaduras. Primera Edición, 2022.
Editorial Puerto madero, Universidad católica de cuenca, Argentina.
3. Acosta Romero, K. V., Mendoza Intriago, M. A., Moreno Pincay, T. V., & Flo-res Pozo,
J. T. (2022). Injerto de piel en atención de pacientes quemados. RECIMUNDO, 6(3),
266-275. https://doi.org/10.26820/recimundo/6.(3).ju-nio.2022.266-275
4. Ulibarrie, Juliana. “Prevención de cicatrices patológicas en el paciente quemado”. Universidad
del Gran Rosario, Santa Fe, Argentina. Febrero 2021.
https://rid.ugr.edu.ar/handle/20.500.14125/147
5. Villalobos Mora, Carlos. Reconstrucción y manejo de secuelas del paciente quemado adulto.
Ciudad Universitaria Rodrigo Facio, Costa Rica, 2023.
https://rid.ugr.edu.ar/handle/20.500.14125/147
Plan de tratamiento