Unidad 4 - Regimen Patrimonial Del Matrimonio.

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Régimen patrimonial del matrimonio.

Los regímenes matrimoniales:


★ Régimen de absorción de la personalidad económica de la mujer por el marido.
Es el primer régimen de bienes típico que ya se encuentra derogado por aplicación
del principio de igualdad. Estaba presente en el derecho romano. A raíz del
matrimonio se producía la confusión de la personalidad jurídica de la mujer casada
con la del marido quien pasaba a ser propietario de los bienes muebles e inmuebles
de la esposa.
★ Régimen de unidad de bienes.
Se producía la confusión de personalidad económica de la mujer con la del marido, a
quien se le transmitían todos los bienes al igual que en el régimen de absorción, con
la diferencia de que, a la disolución del matrimonio, el marido o sus herederos
debían restituir a la mujer el valor de tales bienes.
★ Régimen de unión de bienes.
A diferencia del anterior, el marido no adquiría la propiedad de los bienes de la mujer
sino que solo tenía a su cargo la administración y disfrute y al producirse la
disolución del matrimonio debía restituirlos en especie.
★ Régimen de participación.
Se lo conoce también como régimen mixto ya que opera como el régimen de
separación de bienes durante la vida matrimonial, pero reconoce derechos de
participación entre cónyuges tras la disolución del matrimonio. Como lo explica
Zannoni: "Los patrimonios de cada cual mantienen su independencia, naciendo en
cabeza de uno de ellos el derecho a obtener, mediante un crédito, una participación
en las ganancias del otro, a efectos de lograr una equiparación, si las suyas fueron
menores".
★ Régimen de comunidad.
En el cual se forma "una masa de bienes que pertenece a los dos esposos y que ha
de repartirse entre ellos o entre el sobreviviente y los herederos del muerto al
disolverse". Como bien lo señala Zannoni: "la comunidad se caracteriza por conferir
a ambos esposos expectativas comunes sobre los bienes adquiridos o ganados por
cualquiera de ellos, que serán partidos en general, aunque no necesariamente, en
partes iguales, al liquidarse". A su vez, el régimen de comunidad puede ser:
1. Según la extensión de la masa común en:
● Universal: Todos los bienes presentes y futuros de cada cónyuge se hacen
comunes; es decir, también todos aquellos bienes que cada uno de los cónyuges
aporta al matrimonio o aquellos de los que eran propietarios antes de contraer
matrimonio.
● Restringida de muebles y ganancias: La comunidad se restringe a los muebles sin
tenerse en cuenta su origen (a título gratuito u oneroso) y a las ganancias y
adquisiciones de cualquiera de los cónyuges después de la celebración del
matrimonio.
● Restringida de ganancias: La comunidad se integra con lo adquirido a título oneroso
por los cónyuges desde la celebración del matrimonio y durante toda la vida
matrimonial. Aquí se deben distinguir los bienes propios: los que conserva cada
uno de los cónyuges y que son todos los que llevan al matrimonio y los bienes
gananciales: los adquiridos durante el matrimonio, excepto los que reciben los
cónyuges a título gratuito (herencia, legado o donación).
2.Según el modo de gestión de los bienes:
● De administración marital. De conformidad con la incapacidad de hecho relativa que
giraba en torno a la mujer casada, éste era el régimen de bienes que rigió durante
algunos años en el derecho argentino y en otros países. Debido a tal incapacidad,
los bienes propios de la mujer y los comunes quedaban bajo la administración del
marido.
● De administración separada. En total consonancia con el reconocimiento de la plena
capacidad civil de la mujer, se admite el régimen de administración separada, es
decir, que cada cónyuge administra y dispone los bienes que adquiere durante la
vida matrimonial con algunas excepciones fundadas en razones de solidaridad
familiar como lo es la necesidad de contar con el asentimiento del cónyuge no titular
para la disposición de determinados bienes.
● De administración conjunta. Bajo este régimen ningún cónyuge puede administrar o
disponer sin la conformidad del otro.
★ Régimen de separación.
A este régimen se lo conoce de manera coloquial con la idea de "lo tuyo, es tuyo y lo
mío, es mío", es decir, que el matrimonio no confiere ningún derecho en expectativa
que se efectiviza al momento de disolverse el vínculo matrimonial. En otras palabras,
el matrimonio no incide en el régimen de adquisición y administración de los bienes
que cada cónyuge tenga antes ni tampoco después de la celebración del
matrimonio. Tanto el régimen de comunidad como el de separación de bienes
generan ciertas obligaciones en lo relativo a la responsabilidad solidaria ante
determinadas deudas, la contribución a los gastos del hogar o el asentimiento en
protección a la vivienda familiar, por citar algunos efectos o consecuencias jurídicas
que rigen para ambos regímenes por aplicación del mencionado principio de
solidaridad familiar.

El Código Civil y Comercial regula como régimen legal el de comunidad, siendo el


supletorio, es decir, el que rige si los cónyuges nada dicen en contrario; y el régimen
convencional es el de separación de bienes, que puede regir solo si es elegido de común
acuerdo por los cónyuges al contraer matrimonio o después, durante la vida matrimonial,
siempre que se cumplan determinados requisitos.

Análisis histórico del régimen de bienes en el derecho argentino.


Vélez Sarsfield estructuraba un único régimen de bienes legal, forzoso e inmodificable por
los cónyuges que denomina "sociedad conyugal" y que se encontraba regulado dentro de la
sección llamada "De las obligaciones que nacen de los contratos".
Se trata de una comunidad relativa, en la que solamente los bienes gananciales ingresan a
la llamada "sociedad conyugal", no así los bienes propios de cada cónyuge que son los que
aportan o llevan al matrimonio los contrayentes como así también los que obtienen a título
gratuito durante la vida matrimonial. La noción de "sociedad conyugal" fue muy criticada
porque en realidad tras la celebración de un matrimonio, no se genera una "sociedad" entre
los cónyuges.
Mostraba una fuerte presencia del orden público y como contracara, reducido margen de
autonomía para regular las relaciones económicas durante la vida matrimonial.
La autoridad marital era la regla; el marido era el administrador legal de todos los bienes del
matrimonio, incluso los propios de la mujer y los adquiridos por ella fruto de su trabajo
personal.
La ley 11.357 del año 1926 introdujo algunas modificaciones de carácter patrimonial al
Código Civil, al disponer el principio de irresponsabilidad de cada uno de los cónyuges con
respecto a las deudas asumidas por el otro excepto que se tratara de obligaciones
contraídas para: atender las necesidades del hogar, la educación de los hijos y
conservación de los bienes comunes, entendidos como bienes gananciales. En materia de
administración, se habilitaba en principio, a que cada cónyuge administrara sus bienes
propios y gananciales por él adquiridos. Sin embargo, se establecía un mandato tácito a
favor del marido para los bienes que correspondían a la mujer, cuestión que fue modificada
recién en 1968 con la ley 17.711. Esta ley 17.711 realizó transformaciones sustanciales en
el campo del derecho de familia y sucesiones, y el régimen de bienes no quedó al margen
de estos cambios. El primero y de mayor relevancia en materia de régimen patrimonial del
matrimonio es el principio de gestión separada e indistinta de los bienes de los cónyuges; o
sea, que cada uno administra y dispone de sus bienes propios y gananciales con la
limitación que también introduce la misma ley 17.711. También receptó la necesidad de
contar con el asentimiento del cónyuge no titular (o venia judicial supletoria si esta voluntad
era negada) cuando el cónyuge titular pretendiera enajenar o gravar bienes gananciales de
su administración.

Apertura del régimen de bienes en el derecho vigente auspiciado por el


principio de autonomía de la voluntad.
Esto está explicitado en los Fundamentos del Proyecto, en el que se
destaca que se admite "con limitaciones, el principio de la autonomía de la voluntad
en el régimen patrimonial del matrimonio, y otorga a los contrayentes la opción de
elegir entre dos regímenes de bienes: comunidad y separación de bienes. Esta
elección se realiza por escritura pública antes de la celebración del matrimonio o
frente al funcionario del Registro del Estado civil y Capacidad de las Personas y
admite el cambio del régimen de bienes después de transcurrido el año de aplicarse
el elegido o supletorio"
"El régimen legal supletorio es el de comunidad fundado en ser:
a) el sistema más adecuado a la igualdad jurídica de los cónyuges y a la capacidad de la
que gozan.
b) el aceptado mayoritariamente en el derecho comparado.
c) el más adaptado a la realidad socioeconómica de las familias de la Argentina, en este
momento".
En otras palabras, se considera que el régimen de comunidad es el que mejor se condice
con la idea de que el matrimonio constituye un proyecto de vida en común, siendo éste un
elemento esencial de la ganancialidad con el consecuente derecho en expectativa sobre los
bienes existentes al cese o disolución del matrimonio, momento en el que se hace operativo
tal derecho y pasa a materializarse tal expectativa.

Convenciones matrimoniales.
Es un convenio celebrado entre los futuros esposos con el objeto de escoger o diseñar el
régimen de bienes al que quedarán sujetas, durante el matrimonio, las relaciones
pecuniarias de los cónyuges entre sí y de éstos con relación a terceros, o bien precisar sólo
ciertos aspectos de sus relaciones patrimoniales.

Art 446: Objeto. Antes de la celebración del matrimonio los futuros cónyuges pueden hacer
convenciones que tengan únicamente los objetos siguientes:
a) la designación y avalúo de los bienes que cada uno lleva al matrimonio;
b) la enunciación de las deudas;
c) las donaciones que se hagan entre ellos;
d) la opción que hagan por alguno de los regímenes patrimoniales previstos en este Código.

Art 447: Nulidad de otros acuerdos. Toda convención entre los futuros cónyuges sobre
cualquier otro objeto relativo a su patrimonio es de ningún valor.
Art 448: Forma. Las convenciones matrimoniales deben ser hechas por escritura pública
antes de la celebración del matrimonio, y sólo producen efectos a partir de esa celebración
y en tanto el matrimonio no sea anulado. Pueden ser modificadas antes del matrimonio,
mediante un acto otorgado también por escritura pública. Para que la opción del artículo 446
inciso d), produzca efectos respecto de terceros, debe anotarse marginalmente en el acta
de matrimonio.

La formalidad de la elección del régimen de bienes al momento de


contraer nupcias.
Por un lado, el art. 448 establece que las convenciones matrimoniales deben ser
hechas por escritura pública antes de la celebración del matrimonio y el art. 446
define que dentro de estas convenciones puede incluirse la opción que hagan los
cónyuges por alguno de los regímenes patrimoniales previstos por la legislación
vigente. Por el otro, el art. 420 distingue dos vías para incluir en el acta matrimonial
la opción de régimen patrimonial: a) declaración de los contrayentes de si se ha celebrado o
no convención matrimonial y, en caso afirmativo, su fecha y el registro notarial en el que se
otorgó (inc. i]) y b) declaración de los contrayentes si se ha optado por el régimen de
separación de bienes.
En este contexto, surgen dos posiciones doctrinarias encontradas:
Interpretación Restrictiva: • Antes o después de celebrado el matrimonio la opción del
régimen de separación de bienes debe ser plasmada en convención matrimonial -escritura
pública-.(arts. 446 y 448)
Interpretación amplia: • Al momento de celebrar matrimonio los contrayentes pueden
manifestar su opción por el régimen de separación de bienes ante el oficial público del
Registro Civil.(art. 420, inc. j])
Desde el punto de vista práctico, cabe destacar que la mayoría de los registros civiles
exigen la escritura pública, es decir, adoptan la postura restringida.

Mutalidad del régimen.


La mutabilidad del régimen lleva consigo su extinción y consecuente reemplazo por el otro.

Art 449: Modificación de régimen. Después de la celebración del matrimonio, el régimen


patrimonial puede modificarse por convención de los cónyuges. Esta convención puede ser
otorgada después de un año de aplicación del régimen patrimonial, convencional o legal,
mediante escritura pública. Para que el cambio de régimen produzca efectos respecto de
terceros, debe anotarse marginalmente en el acta de matrimonio.
Los acreedores anteriores al cambio de régimen que sufran perjuicios por tal motivo pueden
hacerlo declarar inoponible a ellos en el término de un año a contar desde que lo
conocieron.
La mutabilidad del régimen lleva consigo su extinción y consecuente reemplazo por el otro.

Donaciones hechas en razón del matrimonio.


Art 451: Normas aplicables.Las donaciones hechas en las convenciones matrimoniales se
rigen por las disposiciones relativas al contrato de donación. Sólo tienen efecto si el
matrimonio se celebra.

Art 452:Condición implícita. Las donaciones hechas por terceros a uno de los novios, o a
ambos, o por uno de los novios al otro, en consideración al matrimonio futuro, llevan
implícita la condición de que se celebre matrimonio válido.
Art 453: Oferta de donación. La oferta de donación hecha por terceros a uno de los
novios, o a ambos queda sin efecto si el matrimonio no se contrae en el plazo de un año. Se
presume aceptada desde que el matrimonio se celebra, si antes no ha sido revocada.

Régimen primario. Reglas comunes a ambos regímenes.

Art 454: Aplicación. Inderogabilidad. Las disposiciones de esta Sección se aplican,


cualquiera sea el régimen matrimonial, y excepto que se disponga otra cosa en las normas
referentes a un régimen específico.
Son inderogables por convención de los cónyuges, anterior o posterior al matrimonio,
excepto disposición expresa en contrario.

Se integra de las siguientes materias:

➔ Deber de contribución de los cónyuges.


El Código Civil derogado no preveía en forma expresa una norma que receptara
el concepto de "deber de contribución" durante la vida matrimonial.

Art 431. Asistencia. Los esposos se comprometen a desarrollar un proyecto de vida en


común basado en la cooperación, la convivencia y el deber moral de fidelidad. Deben
prestarse asistencia mutua.

Art 455. Deber de contribución. Los cónyuges deben contribuir a su propio sostenimiento,
el del hogar y el de los hijos comunes, en proporción a sus recursos. Esta obligación se
extiende a las necesidades de los hijos menores de edad, con capacidad restringida, o con
discapacidad de uno de los cónyuges que conviven con ellos.
El cónyuge que no da cumplimiento a esta obligación puede ser demandado judicialmente
por el otro para que lo haga, debiéndose considerar que el trabajo en el hogar es
computable como contribución a las cargas.

El Código Civil y Comercial, al regular el deber de contribución de los cónyuges,


tiene en cuenta dos perspectivas constitucionales-convencionales:
a) el principio de igualdad entre cónyuges,
b) el principio de no discriminación o, si se quiere, la influencia de la perspectiva de género.
El art. 455, si bien exige el deber de contribución a ambos cónyuges, no establece
un cumplimiento en partes iguales e idénticas sino un deber de contribución
equitativo, "en proporción a sus recursos"; además, determina la computabilidad del
trabajo en el hogar como contribución al cumplimiento de este deber en clara lectura
de género, al menos considerando cierta asignación de roles estereotipados que
lamentablemente aún están presentes en nuestra sociedad.

➔ La protección de la vivienda familiar


El asentimiento conyugal:
En lo que respecta al asentimiento conyugal, la legislación vigente introduce
algunas modificaciones como ser, en primer lugar, la extensión de la protección de
la vivienda que ya no involucra solamente al inmueble sino también a los muebles
indispensables que forman un todo, de conformidad con una idea de vivienda más
integral.

Art 456: Actos que requieren asentimiento. Ninguno de los cónyuges puede, sin el
asentimiento del otro, disponer de los derechos sobre la vivienda familiar, ni de los muebles
indispensables de ésta, ni transportarlos fuera de ella. El que no ha dado su asentimiento
puede demandar la nulidad del acto o la restitución de los muebles dentro del plazo de
caducidad de seis meses de haberlo conocido, pero no más allá de seis meses de la
extinción del régimen matrimonial.

Art 457. Requisitos del asentimiento. En todos los casos en que se requiere el
asentimiento del cónyuge para el otorgamiento de un acto jurídico, aquél debe versar sobre
el acto en sí y sus elementos constitutivos.

Art 458. Autorización judicial. Uno de los cónyuges puede ser autorizado judicialmente a
otorgar un acto que requiera el asentimiento del otro, si éste está ausente, es persona
incapaz, está transitoriamente impedido de expresar su voluntad, o si su negativa no está
justificada por el interés de la familia. El acto otorgado con autorización judicial es oponible
al cónyuge sin cuyo asentimiento se lo otorgó, pero de él no deriva ninguna obligación
personal a su cargo.

La inejecutabilidad por deudas posteriores:


Art 456 2do párrafo: La vivienda familiar no puede ser ejecutada por deudas contraídas
después de la celebración del matrimonio, excepto que lo hayan sido por ambos cónyuges
conjuntamente o por uno de ellos con el asentimiento del otro.

Casos en que la vivienda familiar no cae dentro del ámbito de protección legal. Estos son
los acreedores por:
1)obligaciones por expensas comunes y por impuestos, tasas o contribuciones que gravan
directamente al inmueble;
2) obligaciones con garantía real sobre el inmueble, constituida de conformidad a lo previsto
en el art. 250;
3) obligaciones que tienen origen en construcciones u otras mejoras realizadas en la
vivienda;
4) obligaciones alimentarias a cargo del titular en favor de sus hijos menores de edad,
incapaces, o con capacidad restringida

➔ El mandato entre cónyuges


El Código Civil derogado no regulaba de manera expresa la cuestión de la
contratación entre cónyuges. Si bien regía la libertad de contratación de conformidad
con lo dispuesto en el derogado art. 1197, lo cierto es que en el marco del derecho
matrimonial fundado en un régimen legal y forzoso de comunidad en el que primaba
el orden público sobre la autonomía de la voluntad, la contratación entre cónyuges
era mirada con resistencia o de manera restrictiva.
Por ejemplo, eran contratos prohibidos los de compraventa, donación, permuta,
cesión de créditos y la dación en pago. La razón de esta expresa prohibición residía
en la supuesta protección a terceros, ya que el régimen patrimonial del matrimonio
era único, forzoso e inmodificable por la voluntad de las partes, por lo cual se
entendía que autorizar la celebración de este tipo de contratos era un modo de violar
dicha inmutabilidad y rigidez, al poder transferir bienes de una masa a otra en
perjuicio de terceros.
En materia contractual entre cónyuges, el Código Civil y Comercial se interesa de
manera expresa en la figura del mandato.
La otra modificación expresa que recepta el Código Civil y Comercial en materia
contractual es el contrato de sociedad. El anexo II de la ley 26.994 se dedica a
reformar, entre otras leyes, la ley 19.550 de sociedades cuyo art. 27 se modifica en
el siguiente sentido: "Los cónyuges pueden integrar entre sí sociedades de cualquier
tipo y las reguladas en la Sección IV", es decir, las sociedades no constituidas
regularmente. Como se puede observar, aquí la reforma legislativa
amplía el espectro de formas societarias que pueden celebrar los cónyuges, que no
abarca solo a las de responsabilidad limitada sino a todo tipo de sociedades.

Art 459. Mandato entre cónyuges. Uno de los cónyuges puede dar poder al otro para
representarlo en el ejercicio de las facultades que el régimen matrimonial le atribuye, pero
no para darse a sí mismo el asentimiento en los casos en que se aplica el artículo 456. La
facultad de revocar el poder no puede ser objeto de limitaciones.
Excepto convención en contrario, el apoderado no está obligado a rendir cuentas de los
frutos y rentas percibidos.

Art 460. Ausencia o impedimento. Si uno de los cónyuges está ausente o impedido
transitoriamente de expresar su voluntad, el otro puede ser judicialmente autorizado para
representarlo, sea de modo general o para ciertos actos en particular, en el ejercicio de las
facultades resultantes del régimen matrimonial, en la extensión fijada por el juez.
A falta de mandato expreso o de autorización judicial, a los actos otorgados por uno en
representación del otro se les aplican las normas del mandato tácito o de la gestión de
negocios, según sea el caso.

➔ La responsabilidad solidaria.
Principio general: Irresponsabilidad del cónyuge por las deudas que asume el otro.
Excepción: El cónyuge responde solidariamente frente a terceros por las deudas
que uno de ellos haya contraído, si estas tuvieron su origen en las siguientes causas:
➢ Necesidades ordinarias del hogar.
➢ Sostenimiento y educación de los hijos comunes.
➢ Sostenimiento y educación de los hijos no comunes menores de edad, con
capacidad restringida, o con discapacidad de uno de los cónyuges que conviven con
ellos.

Art 461. Responsabilidad solidaria. Los cónyuges responden solidariamente por las
obligaciones contraídas por uno de ellos para solventar las necesidades ordinarias del
hogar o el sostenimiento y la educación de los hijos de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 455.
Fuera de esos casos, y excepto disposición en contrario del régimen matrimonial, ninguno
de los cónyuges responde por las obligaciones del otro.

Cuando el art. 461 establece "excepto disposición en contrario del régimen


matrimonial", refiere al supuesto de responsabilidad frente a terceros previsto
exclusivamente para el régimen de comunidad de ganancias. En este sentido, el art.
467, incluido dentro de las disposiciones aplicables solo al régimen de comunidad,
determina que: "Por los gastos de conservación y reparación de los bienes
gananciales responde también el cónyuge que no contrajo la deuda, pero sólo con
sus bienes gananciales"
➔ La administración y disposición a título oneroso de muebles no
registrables.
Art 462. Cosas muebles no registrables. Los actos de administración y disposición a título
oneroso de cosas muebles no registrables cuya tenencia ejerce individualmente uno de los
cónyuges, celebrados por éste con terceros de buena fe, son válidos, excepto que se trate
de los muebles indispensables del hogar o de los objetos destinados al uso personal del
otro cónyuge o al ejercicio de su trabajo o profesión.
En tales casos, el otro cónyuge puede demandar la nulidad dentro del plazo de caducidad
de seis meses de haber conocido el acto y no más allá de seis meses de la extinción del
régimen matrimonial.

Cabe recordar que aquellos bienes muebles no registrables que integran la


vivienda familiar, tal como lo expone el citado art. 456, deben contar con el
correspondiente asentimiento conyugal, por lo cual, la regla que dispone el art. 462
no rige para ellos.

➢ Régimen de comunidad.

Calificación de los bienes: bienes que integran la comunidad de ganancias.


La regla es la calificación única, es decir, que un bien puede ser propio
o ganancial, pero no ser en parte propio y en parte ganancial. Aunque existen los bienes
duales que son en parte propios y en parte gananciales.
En principio, todos los bienes adquiridos durante la vigencia del matrimonio bajo el régimen
de comunidad son gananciales.

Bienes propios.
El principio general es que son bienes propios los que aporta cada cónyuge al matrimonio, y
los recibidos con posterioridad a la celebración del matrimonio por legado, herencia o
donación y los adquiridos con el producto de aquellos. La calificación del bien puede ser
probada por cualquier medio, siendo de mayor facilidad su prueba cuando se trata de
bienes registrables a causa de esta formalidad. En todo caso, el conflicto podría recaer
sobre los bienes muebles no registrables, por eso tanto el régimen derogado como el
vigente permiten que en las convenciones matrimoniales se describan los bienes que se
aportan al matrimonio y, por ende, son de carácter propio.

Art 464. Bienes propios. Son bienes propios de cada uno de los cónyuges:
a) los bienes de los cuales los cónyuges tienen la propiedad, otro derecho real o la posesión
al tiempo de la iniciación de la comunidad;
b) los adquiridos durante la comunidad por herencia, legado o donación, aunque sea
conjuntamente por ambos, y excepto la recompensa debida a la comunidad por los cargos
soportados por ésta.
Los recibidos conjuntamente por herencia, legado o donación se reputan propios por
mitades, excepto que el testador o el donante hayan designado partes determinadas.
No son propios los bienes recibidos por donaciones remuneratorias, excepto que los
servicios que dieron lugar a ellas hubieran sido prestados antes de la iniciación de la
comunidad. En caso de que el valor de lo donado exceda de una equitativa remuneración
de los servicios recibidos, la comunidad debe recompensa al donatario por el exceso;
c) los adquiridos por permuta con otro bien propio, mediante la inversión de dinero propio, o
la reinversión del producto de la venta de bienes propios, sin perjuicio de la recompensa
debida a la comunidad si hay un saldo soportado por ésta.
Sin embargo, si el saldo es superior al valor del aporte propio, el nuevo bien es ganancial,
sin perjuicio de la recompensa debida al cónyuge propietario;
d) los créditos o indemnizaciones que subrogan en el patrimonio de uno de los cónyuges a
otro bien propio;
e) los productos de los bienes propios, con excepción de los de las canteras y minas;
f) las crías de los ganados propios que reemplazan en el plantel a los animales que faltan
por cualquier causa. Sin embargo, si se ha mejorado la calidad del ganado originario, las
crías son gananciales y la comunidad debe al cónyuge propietario recompensa por el valor
del ganado propio aportado;
g) los adquiridos durante la comunidad, aunque sea a título oneroso, si el derecho de
incorporarlos al patrimonio ya existía al tiempo de su iniciación;
h) los adquiridos en virtud de un acto anterior a la comunidad viciado de nulidad relativa,
confirmado durante ella;
i) los originariamente propios que vuelven al patrimonio del cónyuge por nulidad, resolución,
rescisión o revocación de un acto jurídico;
j) los incorporados por accesión a las cosas propias, sin perjuicio de la recompensa debida
a la comunidad por el valor de las mejoras o adquisiciones hechas con dinero de ella;
k) las partes indivisas adquiridas por cualquier título por el cónyuge que ya era propietario
de una parte indivisa de un bien al comenzar la comunidad, o que la adquirió durante ésta
en calidad de propia, así como los valores nuevos y otros acrecimientos de los valores
mobiliarios propios, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad en caso de
haberse invertido bienes de ésta para la adquisición;
l) la plena propiedad de bienes cuya nuda propiedad se adquirió antes del comienzo de la
comunidad, si el usufructo se extingue durante ella, así como la de los bienes gravados con
otros derechos reales que se extinguen durante la comunidad, sin perjuicio del derecho a
recompensa si para extinguir el usufructo o los otros derechos reales se emplean bienes
gananciales;
m) las ropas y los objetos de uso personal de uno de los cónyuges, sin perjuicio de la
recompensa debida a la comunidad si son de gran valor y se adquirieron con bienes de
ésta; y los necesarios para el ejercicio de su trabajo o profesión, sin perjuicio de la
recompensa debida a la comunidad si fueron adquiridos con bienes gananciales;
n) las indemnizaciones por consecuencias no patrimoniales y por daño físico causado a la
persona del cónyuge, excepto la del lucro cesante correspondiente a ingresos que habrían
sido gananciales;
ñ) el derecho a jubilación o pensión, y el derecho a alimentos, sin perjuicio del carácter
ganancial de las cuotas devengadas durante la comunidad y, en general, todos los derechos
inherentes a la persona;
o) la propiedad intelectual, artística o industrial, si la obra intelectual ha sido publicada o
interpretada por primera vez, la obra artística ha sido concluida, o el invento, la marca o el
diseño industrial han sido patentados o registrados antes del comienzo de la comunidad.
El derecho moral sobre la obra intelectual es siempre personal del autor.

Bienes Gananciales.
Son bienes gananciales los adquiridos durante la vida en común a título oneroso, es decir,
por el esfuerzo de cualquiera de los cónyuges; como así también los adquiridos por la
fortuna o azar y las rentas y frutos de los bienes propios.

Art 465. Bienes gananciales. Son bienes gananciales:


a) los creados, adquiridos por título oneroso o comenzados a poseer durante la comunidad
por uno u otro de los cónyuges, o por ambos en conjunto, siempre que no estén incluidos en
la enunciación del artículo 464;
b) los adquiridos durante la comunidad por hechos de azar, como lotería, juego, apuestas, o
hallazgo de tesoro;
c) los frutos naturales, industriales o civiles de los bienes propios y gananciales,
devengados durante la comunidad;
d) los frutos civiles de la profesión, trabajo, comercio o industria de uno u otro cónyuge,
devengados durante la comunidad;
e) lo devengado durante la comunidad como consecuencia del derecho de usufructo de
carácter propio;
f) los bienes adquiridos después de la extinción de la comunidad por permuta con otro bien
ganancial, mediante la inversión de dinero ganancial, o la reinversión del producto de la
venta de bienes gananciales, sin perjuicio de la recompensa debida al cónyuge si hay un
saldo soportado por su patrimonio propio.
Sin embargo, si el saldo es superior al valor del aporte ganancial, el nuevo bien es propio,
sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad;
g) los créditos o indemnizaciones que subrogan a otro bien ganancial;
h) los productos de los bienes gananciales, y los de las canteras y minas propias, extraídos
durante la comunidad;
i) las crías de los ganados gananciales que reemplazan en el plantel a los animales que
faltan por cualquier causa y las crías de los ganados propios que excedan el plantel original;
j) los adquiridos después de la extinción de la comunidad, si el derecho de incorporarlos al
patrimonio había sido adquirido a título oneroso durante ella;
k) los adquiridos por título oneroso durante la comunidad en virtud de un acto viciado de
nulidad relativa, confirmado después de la disolución de aquélla;
l) los originariamente gananciales que vuelven al patrimonio ganancial del cónyuge por
nulidad, resolución, rescisión o revocación de un acto jurídico;
m) los incorporados por accesión a las cosas gananciales, sin perjuicio de la recompensa
debida al cónyuge por el valor de las mejoras o adquisiciones hechas con sus bienes
propios;
n) las partes indivisas adquiridas por cualquier título por el cónyuge que ya era propietario
de una parte indivisa de carácter ganancial de un bien al extinguirse la comunidad, sin
perjuicio de la recompensa debida al cónyuge en caso de haberse invertido bienes propios
de éste para la adquisición;
ñ) la plena propiedad de bienes cuya nuda propiedad se adquirió a título oneroso durante la
comunidad, si el usufructo se consolida después de su extinción, así como la de los bienes
gravados con derechos reales que se extinguen después de aquélla, sin perjuicio del
derecho a recompensa si para extinguir el usufructo o los otros derechos reales se emplean
bienes propios.
No son gananciales las indemnizaciones percibidas por la muerte del otro cónyuge, incluso
las provenientes de un contrato de seguro, sin perjuicio, en este caso, de la recompensa
debida a la comunidad por las primas pagadas con dinero de ésta.

Prueba sobre el carácter de los bienes.


A partir de la ley 25.781 del año 2003, si no se puede determinar el origen de los bienes o la
prueba sobre el origen fuere dudosa (lo cual acontece con los muebles no registrables), la
administración y disposición es conjunta, por lo que cabe concluir que la ley ha
presumido que los cónyuges son copropietarios de esos bienes, que si fueron
adquiridos a título oneroso durante la comunidad serán bienes en los que los
cónyuges tendrán partes iguales indivisas gananciales. El artículo modificado por la
ley mencionada se refiere fundamentalmente a los bienes muebles no registrables
de titularidad incierta.

Art 466. Prueba del carácter propio o ganancial. Se presume, excepto prueba en
contrario, que son gananciales todos los bienes existentes al momento de la extinción de la
comunidad. Respecto de terceros, no es suficiente prueba del carácter propio la confesión
de los cónyuges.
Para que sea oponible a terceros el carácter propio de los bienes registrables adquiridos
durante la comunidad por inversión o reinversión de bienes propios, es necesario que en el
acto de adquisición se haga constar esa circunstancia, determinándose su origen, con la
conformidad del otro cónyuge. En caso de no podérsela obtener, o de negarla éste, el
adquirente puede requerir una declaración judicial del carácter propio del bien, de la que se
debe tomar nota marginal en el instrumento del cual resulta el título de adquisición. El
adquirente también puede pedir esa declaración judicial en caso de haberse omitido la
constancia en el acto de adquisición.

Los bienes adquiridos durante la separación de hecho.


El tema de los bienes adquiridos durante la especial situación de la separación
de hecho tuvo su espacio e interés en el Código Civil derogado que regulaba un
régimen de divorcio causado, ya sea por causales culpables u objetivas (separación
de hecho mantenida durante un lapso, o por presentación conjunta después también
de un tiempo y brindando razones que hacen moralmente imposible la vida en
común). En el caso de que el divorcio vincular o la separación personal se dictara
atribuyéndole la culpa a uno de los cónyuges, el derogado art. 1302 en su 3° párrafo
expresaba: "Producida la separación de hecho de los cónyuges, el que fuere
culpable de ella no tiene derecho a participar en los bienes gananciales que con
posterioridad a la separación aumentaron el patrimonio del no culpable". De esta
manera se impedía que el cónyuge responsable de la ruptura matrimonial pudiera
ser acreedor de la mitad de los bienes gananciales adquiridos por el inocente
durante el tiempo en que vivieron separados de hecho.
Esto generaba algunos interrogantes como ser: cuál era la naturaleza de estos
bienes. La doctrina y la jurisprudencia los denomina "bienes gananciales anómalos",
porque aunque eran bienes adquiridos a título oneroso vigente el matrimonio, lo
cierto es que uno de los cónyuges se veía privado de participar en los gananciales
adquiridos por uno de ellos (el inocente) durante la separación de hecho.
El art. 480 del ccyc prevé que la separación de hecho puede ser causal de extinción del
régimen de comunidad y, por lo tanto, producido el divorcio o cualquier causal de cese del
matrimonio, la extinción de la comunidad puede retrotraerse al momento de la separación
de hecho.
Por lo tanto, si el régimen de comunidad se extiende o tiene efectos hasta la fecha en que
se produce la separación de hecho, todo lo que acontezca después no va a tener interés
porque quedará fuera del régimen de comunidad y de toda pretensión de participación de
un cónyuge con relación a lo ganado o lo obtenido a título oneroso por el otro.
Gestión de los bienes durante el matrimonio.
La evolución jurídica de la mujer casada en el ordenamiento jurídico argentino incidió en la
reformulación del sistema originario de administración y disposición marital de los bienes
durante la vigencia de la comunidad de ganancias.
El sistema adoptado por el Código Civil y Comercial es el de administración y disposición
separada, conforme con el cual cada uno de los cónyuges tiene, en principio, la libre
disposición de los bienes de su titularidad por imperativo del principio de libertad e igualdad
entre ambos.
Las reglas de gestión y administración en el régimen de comunidad varían conforme al
origen de los bienes, en especial, teniendo en consideración su calificación y titularidad.

Art. 469.Bienes propios. Cada uno de los cónyuges tiene la libre administración y
disposición de sus bienes propios, excepto lo dispuesto en el artículo 456.

Art. 470.Bienes gananciales. La administración y disposición de los bienes gananciales


corresponde al cónyuge que los ha adquirido.
Sin embargo, es necesario el asentimiento del otro para enajenar o gravar:
a) los bienes registrables;
b) las acciones nominativas no endosables y las no cartulares, con excepción de las
autorizadas para la oferta pública, sin perjuicio de la aplicación del artículo 1824.
c) las participaciones en sociedades no exceptuadas en el inciso anterior;
d) los establecimientos comerciales, industriales o agropecuarios.
También requieren asentimiento las promesas de los actos comprendidos en los incisos
anteriores.
Al asentimiento y a su omisión se aplican las normas de los artículos 456 a 459.

Art 471. Bienes adquiridos conjuntamente. La administración y disposición de los bienes


adquiridos conjuntamente por los cónyuges corresponde en conjunto a ambos, cualquiera
que sea la importancia de la parte correspondiente a cada uno. En caso de disenso entre
ellos, el que toma la iniciativa del acto puede requerir que se lo autorice judicialmente en los
términos del artículo 458.
A las partes indivisas de dichos bienes se aplican los dos artículos anteriores.
A las cosas se aplican las normas del condominio en todo lo no previsto en este artículo. Si
alguno de los cónyuges solicita la división de un condominio, el juez de la causa puede
negarla si afecta el interés familiar.

Art 472. Ausencia de prueba. Se reputa que pertenecen a los dos cónyuges por mitades
indivisas los bienes respecto de los cuales ninguno de ellos puede justificar la propiedad
exclusiva.

Art. 473 Fraude. Son inoponibles al otro cónyuge los actos otorgados por uno de ellos
dentro de los límites de sus facultades pero con el propósito de defraudarlo.

Art. 474. Administración sin mandato expreso. Si uno de los cónyuges administra los
bienes del otro sin mandato expreso, se aplican las normas del mandato o de la gestión de
negocios, según sea el caso.

Extinción de la comunidad.

Art 475. Causas. La comunidad se extingue por:


a) la muerte comprobada o presunta de uno de los cónyuges;
b) la anulación del matrimonio putativo;
c) el divorcio;
d) la separación judicial de bienes;
e) la modificación del régimen matrimonial convenido.

Art 476. Muerte real y presunta. La comunidad se extingue por muerte de uno de los
cónyuges. En el supuesto de presunción de fallecimiento, los efectos de la extinción se
retrotraen al día presuntivo del fallecimiento.

Momento de extinción de la comunidad


En el caso de muerte comprobada de uno de los cónyuges, o de ambos, la
comunidad se considera extinguida desde el mismo día de la muerte. En el supuesto
de declaración de muerte presunta, los efectos de extinción de la comunidad se
retrotraen al día presuntivo de la muerte que será fijado por el juez en su
sentencia teniendo en consideración si la ausencia se encuadra en un caso ordinario
o en uno de los casos extraordinarios previstos por el Código. Algo similar, sucede en el
supuesto de modificación consensuada de régimen patrimonial, sus efectos se producen
desde el día de celebrada la modificación por escritura pública, recordando que para su
oponibilidad frente a terceros es necesaria la anotación marginal en el acta de matrimonio.
En cambio, el cese de la comunidad por causal de nulidad, separación judicial de
bienes y divorcio tiene efectos retroactivos al día de la notificación de la demanda o,
según el caso, de la presentación conjunta. Sin embargo, en el caso de
nulidad y divorcio, este principio puede verse modificado por un dato fáctico: la separación
de hecho anterior.

Separación judicial de bienes.


Es una facultad a disposición de los cónyuges, que podrán utilizar si se cumplen ciertos
requisitos fijados por la norma, con el objetivo de preservar la integralidad de los
bienes que una vez extinguida la comunidad, conformarían la masa común partible.
En segundo lugar, esta acción permite a uno de los cónyuges intervenir en el
derecho de gestión y administración sobre los bienes del otro cónyuge, es decir,
interrumpir la regla o principio de administración y gestión separada.

Causales:
Art 477. Separación judicial de bienes. La separación judicial de bienes puede ser
solicitada por uno de los cónyuges:
a) si la mala administración del otro le acarrea el peligro de perder su eventual derecho
sobre los bienes gananciales.
Para que se configure este supuesto tienen que darse dos elementos
constitutivos:
● el elemento objetivo: la existencia de gastos innecesarios o
sin justificación o la comprobación de malas decisiones en materia económica, etc.
● el elemento subjetivo: que tal accionar sea imputable al cónyuge
demandado por culpa o dolo.
b) si se declara el concurso preventivo o la quiebra del otro cónyuge.
El cónyuge del fallido o concursado que solicita la separación judicial de bienes no obtiene,
cómo consecuencia de esa acción, un derecho preferencial sobre la masa de bienes
gananciales del fallido, debiéndose primero desinteresar a los acreedores de aquel.
c) si los cónyuges están separados de hecho sin voluntad de unirse.
Producida la separación de hecho, los cónyuges en forma unilateral o bilateral pueden
solicitar la separación judicial de bienes con el fin de liberarse de las limitaciones que el
régimen de comunidad impone en materia de administración y disposición de los
bienes y en materia del derecho eventual a participar en la mitad de los bienes
adquiridos a título oneroso durante la vida matrimonial.
d) si por incapacidad o excusa de uno de los cónyuges, se designa curador del otro a un
tercero.
Si por alguna razón uno de los cónyuges es declarado incapaz o con capacidad
restringida, nombrándosele como curador a un tercero ajeno al matrimonio, resulta
lógico que el otro cónyuge (no curador) tenga la posibilidad de solicitar la
disolución del régimen de comunidad a fin de no depender de la administración y
disposición de un tercero ajeno al proyecto marital.
Medidas precautorias y terceros en la separación judicial de bienes.
El único legitimado a pedir la separación judicial de bienes es aquel cónyuge que
acredite algunas de las causales taxativas del art. 477; no pudiendo los terceros
acreedores de este cónyuge iniciar la acción subrogándose en los derechos de aquel.
Asimismo, al igual que en el supuesto de indivisión postcomunitaria, el cónyuge que
demanda la separación judicial de bienes está autorizado a peticionar medidas precautorias
con el fin de preservar su derecho en expectativa a participar de los gananciales producidos
por ambos durante la vigencia del régimen de comunidad de ganancias.
Una vez declarada la separación judicial de bienes, los cónyuges ingresan al
régimen de separación de bienes, manteniéndose la aplicación del régimen primario o
disposiciones comunes a ambos regímenes.

Indivision postcomunitaria.
Etapa que acontece entre que se disuelve la comunidad de ganancias o la mal llamada
sociedad conyugal por cualquiera de las causales establecidas en la ley, pero por diversas
razones, los bienes no son liquidados y, por ende, ingresan al patrimonio personal de cada
cónyuge.

Art 481. Reglas aplicables. Extinguido el régimen por muerte de uno de los cónyuges, o
producido el fallecimiento, mientras subsiste la indivisión postcomunitaria se aplican las
reglas de la indivisión hereditaria.
Si se extingue en vida de ambos cónyuges, la indivisión se rige por los artículos siguientes
de esta Sección.

Art 482. Reglas de administración. Si durante la indivisión postcomunitaria los ex


cónyuges no acuerdan las reglas de administración y disposición de los bienes indivisos,
subsisten las relativas al régimen de comunidad, en cuanto no sean modificadas en esta
Sección.
Cada uno de los copartícipes tiene la obligación de informar al otro, con antelación
razonable, su intención de otorgar actos que excedan de la administración ordinaria de los
bienes indivisos. El segundo puede formular oposición cuando el acto proyectado vulnera
sus derechos.

Art 483.Medidas protectorias. En caso de que se vean afectados sus intereses, los
partícipes pueden solicitar, además de las medidas que prevean los procedimientos locales,
las siguientes:
a) la autorización para realizar por sí solo un acto para el que sería necesario el
consentimiento del otro, si la negativa es injustificada;
b) su designación o la de un tercero como administrador de la masa del otro; su desempeño
se rige por las facultades y obligaciones de la administración de la herencia.

Art 484. Uso de los bienes indivisos. Cada copartícipe puede usar y disfrutar de los
bienes indivisos conforme a su destino, en la medida compatible con el derecho del otro.
Si no hay acuerdo, el ejercicio de este derecho es regulado por el juez.
El uso y goce excluyente sobre toda la cosa en medida mayor o calidad distinta a la
convenida, sòlo da derecho a indemnizar al copartícipe a partir de la oposición fehaciente, y
en beneficio del oponente.

Art 485.Frutos y rentas. Los frutos y rentas de los bienes indivisos acrecen a la indivisión.
El copropietario que los percibe debe rendición de cuentas, y el que tiene el uso o goce
exclusivo de alguno de los bienes indivisos debe una compensación a la masa desde que el
otro la solicita.

Art. 486. Pasivo. En las relaciones con terceros acreedores, durante la indivisión
postcomunitaria se aplican las normas de los artículos 461, 462 y 467 sin perjuicio del
derecho de éstos de subrogarse en los derechos de su deudor para solicitar la partición de
la masa común.
Respecto a la relación de los cónyuges con terceros (la responsabilidad por las deudas
asumidas por uno o ambos cónyuges) se aplican las mismas reglas vigentes durante la
comunidad. En principio, ningún cónyuge responde por las deudas del otro. Excepción a
este principio, que las deudas hayan sido contraídas teniendo en miras el sostenimiento del
hogar y las necesidades y educación de los hijos comunes o de los hijos de uno de los
cónyuges siempre que conviva con ellos y sea persona menor de edad, con capacidad
restringida o discapacidad. En estos casos, ambos cónyuges responden solidariamente con
todo su patrimonio. Asimismo, en caso de que la deuda haya sido contraída con el fin de
conservar los bienes gananciales, el cónyuge que no contrajo la deuda responde en forma
limitada y subsidiaria con todos sus bienes gananciales. Los acreedores de los cónyuges
pueden, en cualquier momento de la indivisión, subrogarse en los derechos de sus
deudores y solicitar la partición de la masa común de gananciales.

Art 487.Efectos frente a los acreedores. La disolución del régimen no puede perjudicar
los derechos de los acreedores anteriores sobre la integralidad del patrimonio de su deudor.

Liquidación de la comunidad.
El art. 1315 del Cód. Civil derogado establecía como regla: "Los gananciales de
la sociedad conyugal se dividirán por iguales partes entre los cónyuges, o sus
herederos sin consideración alguna al capital propio de los cónyuges, y aunque
alguno no hubiese llevado a la sociedad bienes algunos".
Hoy se tienen en cuenta dos cuestiones:

❖ Teoría de la recompensa.

Art 488. Recompensas. Extinguida la comunidad, se procede a su liquidación. A tal fin, se


establece la cuenta de las recompensas que la comunidad debe a cada cónyuge y la que
cada uno debe a la comunidad, según las reglas de los artículos siguientes.

Art 491. Casos de recompensas. La comunidad debe recompensa al cónyuge si se ha


beneficiado en detrimento del patrimonio propio, y el cónyuge a la comunidad si se ha
beneficiado en detrimento del haber de la comunidad.
● Si durante la comunidad uno de los cónyuges ha enajenado bienes propios a título
oneroso sin reinvertir su precio se presume, excepto prueba en contrario, que lo
percibido ha beneficiado a la comunidad.
● Si la participación de carácter propio de uno de los cónyuges en una sociedad
adquiere un mayor valor a causa de la capitalización de utilidades durante la
comunidad, el cónyuge socio debe recompensa a la comunidad. Esta solución es
aplicable a los fondos de comercio.

Art 492. Prueba. La prueba del derecho a recompensa incumbe a quien la invoca, y puede
ser hecha por cualquier medio probatorio.

Art 493. Monto. El monto de la recompensa es igual al menor de los valores que
representan la erogación y el provecho subsistente para el cónyuge o para la comunidad, al
día de su extinción, apreciados en valores constantes. Si de la erogación no derivó ningún
beneficio, se toma en cuenta el valor de aquélla.

Art 494. Valuación de las recompensas. Los bienes que originan recompensas se valúan
según su estado al día de la disolución del régimen y según su valor al tiempo de la
liquidación.

Art 495. Liquidación. Efectuado el balance de las recompensas adeudadas por cada uno
de los cónyuges a la comunidad y por ésta a aquél, el saldo en favor de la comunidad debe
colacionarlo a la masa común, y el saldo en favor del cónyuge le debe ser atribuido a éste
sobre la masa común.
En caso de insuficiencia de la masa ganancial, en la partición se atribuye un crédito a un
cónyuge contra el otro.

❖ Cargas de la comunidad y obligaciones personales de los cónyuges.

Art 489. Cargas de la comunidad. Son a cargo de la comunidad:


a) las obligaciones contraídas durante la comunidad, no previstas en el artículo siguiente;
b) el sostenimiento del hogar, de los hijos comunes y de los que cada uno tenga, y los
alimentos que cada uno está obligado a dar;
c) las donaciones de bienes gananciales hechas a los hijos comunes, y aun la de bienes
propios si están destinados a su establecimiento o colocación;
d) los gastos de conservación y reparación de los bienes propios y gananciales.

Art 490. Obligaciones personales. Son obligaciones personales de los cónyuges:


a) las contraídas antes del comienzo de la comunidad;
b) las que gravan las herencias, legados o donaciones recibidos por uno de los cónyuges;
c) las contraídas para adquirir o mejorar bienes propios;
d) las resultantes de garantías personales o reales dadas por uno de los cónyuges a un
tercero, sin que de ellas derive beneficio para el patrimonio ganancial;
e) las derivadas de la responsabilidad extracontractual y de sanciones legales.

Por lógica, corresponde que el activo de la comunidad (los bienes gananciales) sea utilizado
para solventar o cubrir el pasivo de la comunidad (las cargas de la comunidad), y el activo
propio de cada uno de los cónyuges (los bienes propios) , haga frente a las obligaciones
personales de estos. No obstante, si durante la vigencia de la comunidad la regla lógica
entre activo y pasivo no se cumple, al momento de la liquidación las injusticias serán
saldadas por aplicación de la teoría de la recompensa. Es decir, si se pagó una carga de la
comunidad con dinero propio, habrá recompensa a favor del cónyuge y en contra de la
comunidad. En cambio, si se pagó una obligación personal con dinero ganancial, habrá
recompensa a favor de la comunidad y en contra el cónyuge que se benefició.

Partición de la comunidad.
Art. 496. Derecho de pedirla. Disuelta la comunidad, la partición puede ser solicitada en
todo tiempo, excepto disposición legal en contrario.

Art. 497. Masa partible. La masa común se integra con la suma de los activos gananciales
líquidos de uno y otro cónyuge.

Art 498. División. La masa común se divide por partes iguales entre los cónyuges, sin
consideración al monto de los bienes propios ni a la contribución de cada uno a la
adquisición de los gananciales. Si se produce por muerte de uno de los cónyuges, los
herederos reciben su parte sobre la mitad de gananciales que hubiese correspondido al
causante. Si todos los interesados son plenamente capaces, se aplica el convenio
libremente acordado.

Art. 499. Atribución preferencial. Uno de los cónyuges puede solicitar la atribución
preferencial de los bienes amparados por la propiedad intelectual o artística, de los bienes
de uso relacionados con su actividad profesional, del establecimiento comercial, industrial o
agropecuario por él adquirido o formado que constituya una unidad económica, y de la
vivienda por él ocupada al tiempo de la extinción de la comunidad, aunque excedan de su
parte en ésta, con cargo de pagar en dinero la diferencia al otro cónyuge o a sus herederos.
Habida cuenta de las circunstancias, el juez puede conceder plazos para el pago si ofrece
garantías suficientes.

Art. 500. Forma de la partición. El inventario y división de los bienes se hacen en la forma
prescripta para la partición de las herencias.

Art. 501. Gastos. Los gastos a que dé lugar el inventario y división de los bienes de la
comunidad están a cargo de los cónyuges, o del supérstite y los herederos del premuerto, a
prorrata de su participación en los bienes.

Art. 502. Responsabilidad posterior a la partición por deudas anteriores. Después de la


partición, cada uno de los cónyuges responde frente a sus acreedores por las deudas
contraídas con anterioridad con sus bienes propios y la porción que se le adjudicó de los
gananciales.

Art 503. Liquidación de dos o más comunidades. Cuando se ejecute simultáneamente la


liquidación de dos o más comunidades contraídas por una misma persona, se admite toda
clase de pruebas, a falta de inventarios, para determinar la participación de cada una. En
caso de duda, los bienes se atribuyen a cada una de las comunidades en proporción al
tiempo de su duración.

Art 504. Bigamia. En caso de bigamia y buena fe del segundo cónyuge, el primero tiene
derecho a la mitad de los gananciales hasta la disolución de su matrimonio, y el segundo a
la mitad de la masa ganancial formada por él y el bígamo hasta la notificación de la
demanda de nulidad.

Régimen de separación de bienes


Art 505. Gestión de los bienes. En el régimen de separación de bienes, cada uno de los
cónyuges conserva la libre administración y disposición de sus bienes personales, excepto
lo dispuesto en el artículo 456.
Cada uno de ellos responde por las deudas por él contraídas, excepto lo dispuesto en el
artículo 461.

Art 506. Prueba de la propiedad. Tanto respecto del otro cónyuge como de terceros, cada
uno de los cónyuges puede demostrar la propiedad exclusiva de un bien por todos los
medios de prueba. Los bienes cuya propiedad exclusiva no se pueda demostrar, se
presume que pertenecen a ambos cónyuges por mitades.
Demandada por uno de los cónyuges la división de un condominio entre ellos, el juez puede
negarla si afecta el interés familiar.

Art 507. Cese del régimen. Cesa la separación de bienes por la disolución del matrimonio
y por la modificación del régimen convenido entre los cónyuges.

Art 508. Disolución del matrimonio. Disuelto el matrimonio, a falta de acuerdo entre los
cónyuges separados de bienes o sus herederos, la partición de los bienes indivisos se hace
en la forma prescripta para la partición de las herencias.

➢ Régimen de separación de bienes.


Art 505. Gestión de los bienes. En el régimen de separación de bienes, cada uno de los
cónyuges conserva la libre administración y disposición de sus bienes personales, excepto
lo dispuesto en el artículo 456.
Cada uno de ellos responde por las deudas por él contraídas, excepto lo dispuesto en el
artículo 461.
Rige el principio de libertad y administración separada, con excepción de
lo establecido en materia de protección de la vivienda familiar (art. 456) y en materia
de responsabilidad solidaria (art. 461).

Art 506. Prueba de la propiedad. Tanto respecto del otro cónyuge como de terceros, cada
uno de los cónyuges puede demostrar la propiedad exclusiva de un bien por todos los
medios de prueba. Los bienes cuya propiedad exclusiva no se pueda demostrar, se
presume que pertenecen a ambos cónyuges por mitades.
Demandada por uno de los cónyuges la división de un condominio entre ellos, el juez puede
negarla si afecta el interés familiar.

Art 507. Cese del régimen. Cesa la separación de bienes por la disolución del matrimonio
y por la modificación del régimen convenido entre los cónyuges.

Art 508. Disolución del matrimonio. Disuelto el matrimonio, a falta de acuerdo entre los
cónyuges separados de bienes o sus herederos, la partición de los bienes indivisos se hace
en la forma prescripta para la partición de las herencias.

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