El Concepto de Devenir Mujer en Deleuze

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El concepto de devenir‐mujer

en Deleuze y Guattari
Una subjetividad molecular

Luis Diego Fernández


XIV Jornadas de Comunicación de Investigación en Filosofía
Universidad Nacional del Litoral, 11,12 y 13 de octubre, 2018
Esquema de exposición
 1. Hipótesis y contexto
 2. Deseo, devenir y devenir menor
 3. Heccéité: individuación molecular
 4. ¿Qué es el devenir‐mujer?
 5. Devenir‐mujer y feminismo
 6. Devenir‐mujer y homosexualidad
 7. Devenir‐mujer y política molecular
 8. De las micropolíticas a lo macropolítico
 9. Devenir‐mujer y devenir‐democrático
 10. Conclusiones
 11. Fuentes
Hipótesis y contexto
 1) Hipótesis de lectura: en este trabajo plantearemos tres hipótesis vinculadas entre sí respecto del concepto
devenir‐femme en la obra Deleuze y Guattari, a saber: A) Subjetividad molecular: este concepto responde a
un modo de individuación pre‐subjetivo y atravesado por el deseo en tanto producción, B) Mujer molecular:
este concepto implica una subjetividad desprendida de las competencias fálicas y de las formaciones de
poder molar, por lo tanto, da cuenta de un “nomadismo del deseo”, C) Política molecular: este concepto se
inserta en el marco de las micropolíticas deseantes y las políticas identitarias de las minorías que son
axiomatizadas en el Estado socialdemócrata deleuziano; indagaremos en su relación con el liberalismo
igualitario rawlsiano.
 2) Un concepto del período político‐militante (1970‐1980) de Deleuze y Guattari: en 1969 Gilles Deleuze
conoce a Félix Guattari que determinará este período a partir de sus obras en colaboración, a saber: L’Anti‐
Oedipe (1972), Kafka. Por une littérature mineure (1975), Mille Plateaux (1980) así como el libro de
conversaciones (Dialogues) con Claire Parnet (1977) en solitario. Este momento implica un giro conceptual
respecto del primero (monográfico, ontológico y sin intervenciones políticas): la aparición de su actividad
militante (GIP, los movimientos homosexuales, la causa palestina, la anti‐psiquiatría), asimismo Guattari lo
vincula con el autonomismo italiano. A partir de este viraje conceptual respecto de su primera etapa, que el
propio Deleuze admite fue consecuencia del impacto de mayo del 68, es donde encontramos el desarrollo en
la obra de Deleuze y Guattari (juntos y en solitario) del concepto de devenir‐femme.
 3) “La mujer no tiene estatuto filosófico”: el primer texto publicado por Gilles Deleuze en la revista Poésie
45, n° 28 (octubre‐noviembre, 1945) titulado “Description de la femme. Pour une philosophie d’autrui
sexuée”, el joven filósofo ya desarrolla su interés por la noción de feminidad. Aquí se interroga sobre “el
estatuto filosófico de la mujer” en un artículo que resulta un ejercicio fenomenológico en el cual avala la
critica de Sartre a Heidegger (“el Dasein es asexuado”) pero a la vez marca la insuficiencia sartriana en tanto
que sexualiza al amante pero deja asexuado al amado. El intento deleuziano es dar cuenta del Otro femenino
y a la mujer como intermediaria entre el objeto puro (que no expresa nada) y el Otro‐masculino (que expresa
algo distinto que ella). Algo de esta lectura como “otredad” veremos se conserva en el concepto de devenir‐
mujer treinta años después. (Deleuze, 2016: 279‐292).
Deseo, devenir y devenir menor
 1) Deseo y devenir: para Deleuze y Guattari el devenir es el contenido propio del deseo; desear por
lo tanto es pasar por devenires que siempre serán minoritarios y nunca serán generales ni
mayoritarios (Zouravichvili, 2007: 44). El deseo se constituye “haciendo máquina” en el sentido que
es producción y conexión de elementos heterogéneos. La máquina deseante constituye la vida no
edípica del inconsciente. Este concepto impugna el de deseo psicoanalítico (como falta): este que
representa es sustituido por el inconsciente que produce. El deseo maquínico interviene en el
campo social y no queda restringido a la esfera de la intimidad. De este modo lo que buscan Deleuze
y Guattari es “esquizofrenizar” el inconsciente, acabar con la sujeción edípica y familiarista del
psicoanálisis. Desedipizar implica quebrar el triángulo edípico del neurótico (mamá – papá‐ yo), vale
decir, liberar el deseo a todo el campo social y pensar en términos de producción capitalista: una
economía libidinal que atraviesa todo el cuerpo social.
 2) Lo menor y la minoría: en Kafka (1975) Deleuze y Guattari definen las tres características de una
“literatura menor”, a saber: A) lo que hace una minoría dentro de una lengua mayor o hegemónica,
es decir, una lengua desterritorializada, B) la articulación de lo individual en lo inmediato político, o
el deseo inserto en lo social, C) un dispositivo colectivo de enunciación, es decir, el individuo como
“efecto” de una sociedad, como singularización de un agenciamiento (Deleuze y Guattari, 1998b: 28‐
31). Todo devenir, entonces, es siempre un devenir menor o minoritario respecto de la mayoría
dominante. En La révolution moleculaire (1977) Guattari marca la diferencia entre marginalidad y
minoría: la primera es una mera romantización de lo “anormal” que mantiene una secreta
dependencia con la sociedad “normal”, mientras que la segunda explora los problemas que plantea
la economía del deseo en entornos urbanos y permite nuevas formas de organización de
subjetividades minoritarias. (Guattari, 2017: 318).
Heccéité: individuación molecular
 1) Devenir y agenciar: en el apartado “1730 – Devenir‐intense, devenir‐animal, devenir‐imperceptible…” de Mille Plateaux (1980) Deleuze y Guattari
definen el devenir como no correspondencia de relaciones, ni semejanza ni identificación, ni progresar ni regresar, ni filiación alguna (Deleuze y
Guattari, 1997: 244‐245.). Vale decir: no es parecer ni ser ni imitar ni producir. Por ejemplo: devenir‐animal no es imitar a un animal (ladrar como un
perro, caminar en cuatro patas), no es algo mimético, es entrar en agenciamientos. En Mille Plateaux Deleuze y Guattari dan el ejemplo de un devenir‐
animal no mimético: en la película “Los pájaros” (1963) de Hitchcock el director para emular el canto del pájaro no lo reproduce ni lo imita, produce
un sonido metálico y electrónico en variación continua (Deleuze y Guattari, 1997: 303).
 2) Anomal: para Deleuze y Guattari el anomal (no anormal) es una posición o conjunto de posiciones en relación a una multiplicidad, es el desigual, el
desterritorializado, el excepcional. El anomal no es individuo ni especie, es un fenómeno del borde, un outsider que habita en el “entre”, aquel cuyo
“yo” está constituido en el umbral de dos multiplicidades. (Deleuze y Guattari, 1997: 250‐254).
 3) Individuación molecular: Deleuze y Guattari se sirven del concepto de haecceidad (heccéité) que toman de Duns Scoto, al que redefinen como
“individualidad de un día, de una estación o de un acontecimiento” (Deleuze y Guattari, 1997: 257‐258), es decir, un individuo compuesto de grados e
intensidades opuesto al Sujeto moderno, solipsista, identitario, cristalizado y universal. La heccéité de Duns Scoto es un término cuya raíz proviene de
“ecce” (he aquí), vale decir, se trata de un modo de individuación que no es del orden de la subjetividad sino es un cuerpo definido por la longitud y la
latitud. De este modo, la individuación de Deleuze y Guattari es radicalmente diferente a la noción de persona, sujeto o sustancia. La haecceidad es
una individuación molecular, es decir, en devenir, como las estaciones (verano, invierno, etc.). Este tipo de individuación es un efecto del afectar y ser
afectado, del movimiento y el reposo de moléculas. Deleuze y Guattari delimitan la haecceidad como una individuación molecular.
 4) Singularidades: esta individuación sin sujeto puede pensarse en línea con el “yo” de Hume, en tanto es consecuencia de un haz de percepciones
que se modifica con lo percibido. Para Deleuze no hay individuo separado del acontecimiento que lo constituye, el sentido siempre está en el “entre”
de dos cuerpos o dos líneas diferenciadas. Por ej.: no es “el árbol es verde” es “Green‐tree” (verdearbolar), no es “el chico tiene ojos azules”, es “Blue
eyed Boy” (el‐azul‐ojeado‐muchacho), no es “estoy caminando por la calle”, es “I’m streetwalking” (callecaminar). Deleuze detecta que el inglés tiene
esta cualidad de un verbo que contrae al acontecimiento y convierte al sustantivo en verbo infinitivo. La concepción subjetiva deleuziana produce una
individuación alternativa que da cuenta de singularidades con tres características: A) está compuesta por grados de intensidades, B) está envuelta en
acontecimientos que transforman su relaciones, C) está inserta en circunstancias, bloques de espacio‐tiempo. (Pardo, 2014: 104‐105).
¿Qué es el devenir‐mujer?
 1) Devenir: en Dialogues (1977) Deleuze dice que “devenir nunca es imitar, ni hacer como, ni adaptarse a un modelo” (Deleuze, 1997: 6).
Según Deleuze el devenir es un fenómeno de doble captura, vale decir: X deviene Y e Y al mismo tiempo deviene Z. El filósofo da el
ejemplo de la abeja y la orquídea: la primera deviene una parte del aparato reproductor de la flor, en tanto que la orquídea deviene
órgano sexual de la abeja, ambas son un bloque, en el proceso ambas devienen otra cosa de la que eran.
 2) Devenir‐mujer: para Deleuze el devenir‐mujer no es imitar a una mujer o a lo femenino, no es travestirse, no es adaptarse a un modelo
de mujer molar, identitario y binario opuesto al hombre, salir de la máquina binaria, molar y jerárquica. Dice: “devenir es volverse cada
vez más sobrio, cada vez más simple, cada vez más desierto, y por esa misma razón en algo poblado”. (Deleuze, 1997: 35). Para Deleuze la
experimentación es involutiva, es estar en el “entre”, se opone al over‐dose y al over‐dressed (hay que volverse sobrio y perder ropa para
ser elegante), como los personajes de Samuel Beckett: siempre en la mitad, sin terminar. Todo devenir implica deshacer el dualismo
binario desde dentro, de ahí la característica del nómade, que siempre está en el medio, que está atravesado de devenires. El devenir‐
mujer, subsiguientemente, es un proceso de nomadismo deseante molecular en oposición a la mujer molar.
 3) Microfeminidad: si el “yo” es un devenir entre dos multiplicidades, si todo devenir es molecular, el devenir‐mujer no es ni imitar ni
transformarse en una mujer molar, es decir, atrapada en una máquina dual opuesta y enfrentada al hombre. Deleuze y Guattari en Mille
Plateaux (1980) marcan que esta noción es válida tanto para hombres como para mujeres ya que no implica emulación sino producción
de una subjetividad molecular femenina, según sus términos “emitir partículas que entran en la relación de movimiento y reposo, o en
una zona de entorno de una microfeminidad, es decir, producir en nosotros mismos una mujer molecular” (Deleuze y Guattari, 1997:
277).
 4) Devenir‐mujer como devenir llave: dicen Deleuze y Guattari en Mille Plateaux que “todos los devenires comienzan y pasan por el
devenir‐mujer. Es la llave de todos los devenires” (Deleuze y Guattari, 1997: 279.). La sexualidad misma pasa por el devenir‐mujer del
hombre, la sexualidad es una producción de mil sexos: devenires incontables (animal, niño, etc.). Deleuze y Guattari señalan que la
situación de la mujer en relación al hombre (patrón, dominante, mayoría) la hace responsable de que todos los devenires pasen por el
devenir‐mujer, en el sentido de que su molecularidad es la que deshace la molaridad jerárquica de los hombres. Así como todo devenir
siempre es minoritario, todo devenir está atravesado del devenir‐mujer.
Devenir‐mujer y feminismo
 1) El devenir‐mujer como “otro”: Olkowksi cuestiona la asociación que hacen Deleuze y Guattari de la palabra
“mujer” con la desterritorialización deseante. La autora plantea que esta es percibida como un “otro”, una
“otredad”, de ahí que den cuenta de ella en tanto subjetividad nómade. Olkowski critica que Deleuze y
Guattari den por sentada la cualidad minoritaria y la potencia molecular de lo femenino, algo que considera
producto de sus subjetividades masculinas, blancas y heterosexuales. (Olkowski, 1999: 52). Patton, por su
parte, plantea que el concepto de devenir‐mujer poco tiene que ver con las mujeres reales; al señalar que las
mujeres también tienen que devenir‐mujer, Deleuze y Guattari las asocian con valores del imaginario social
patriarcal sobre lo femenino (afectividad, pasividad, dependencia, maternalidad). De hecho, Deleuze y
Guattari hablan de “política femenina molecular”, no de “política feminista molecular.
 2) Feminismo molar vs. devenir‐mujer: Braidotti critica a Deleuze a Guattari porque considera destruyen el
feminismo molar (las luchas en el nivel de los axiomas como ampliación de derechos) al descomponer el
sujeto mujer mediante la neutralización de la dicotomía hombre/mujer con el concepto de devenir‐mujer. El
feminismo molar rescata la diferencia sexual en oposición al varón ya que considera que la amalgama de sexos
y la pérdida de especificidad debilita a las mujeres. Braidotti plantea que el concepto de devenir‐mujer
disuelve la diferencia entre sexos al bisexualizarlos o transexualizarlos. Según la autora el devenir‐mujer no es
un concepto aplicable a las mujeres. El problema de Braidotti será: ¿cómo eludir el esencialismo femenino sin
caer en el “bisexualismo” de Deleuze y Guattari y al mismo tiempo afirmar la necesidad de una identidad
femenina?. Una forma posible será pensar en términos de subjetividad nómade pero históricamente anclada,
vale decir, mantener la necesidad de la diferencia sexual de un modo no esencialista.
Devenir‐mujer y homosexualidad
Las mujeres son las únicas depositarias autorizadas para devenir cuerpos sexuados. El hombre que se desprenda de las competencias fálicas
inherentes a todas las formaciones de poder estará pasando a formar parte de este devenir mujer en función de las distintas modalidades a
su alcance (…) Desde este momento y por la fuerza de las circunstancias, la homosexualidad parece inseparable de un devenir mujer, incluso
la homosexualidad no edípica (…) De una forma más general, toda organización “disidente” de la libido puede actuar en correspondencia con
su devenir cuerpo femenino como punto de fuga del socius represivo, como una forma posible de tener acceso a un “mínimo” de devenir
sexuado, y como última tabla de salvación de cara al orden establecido. (Guattari, 2017: 327).

 1) Deleuze y Hocquenghem: en el prefacio que Deleuze escribe para L’Après‐Mai des faunes (1974) de Guy Hocquenghem marca cuatro
características (o volutas, como les llama) en relación a la homosexualidad, que consideramos aportes importantes para pensar el concepto de
devenir‐mujer, a saber: A) la concepción de un deseo homosexual carente de destino y origen, experimentado y no interpretado, es decir, una
lectura anti‐psicoanalítica, por fuera de la homosexualidad edípica y paranoica; dice Deleuze: “¿no será que el homosexual no es el que apunta al
mismo sexo sino el que descubre innumerables sexos?”, B) la homosexualidad como producción de deseo al mismo tiempo que formadora de
enunciados no falocráticos y carentes de utilidad social (productiva y reproductiva), es decir, como verdadera máquina de micropolíticas deseantes,
C) el homosexual como aquel que reivindica la feminidad (fetichizante) que incluso las mujeres rechazan, D) la homosexualidad como apertura de
nuevas relaciones sexuales posibles, reversibles y transformables, tanto con hombres como con mujeres. (Deleuze, 2005: 360‐363).
 2) Homosexualización del deseo: para Deleuze no hay “sujeto homosexual” sino producciones homosexuales de deseo y composiciones
homosexuales productoras de enunciados, la homosexualidad es nada en términos deleuzianos, vale decir, esta no se clausura en la identidad, todo
lo contrario, se abre y se potencia en la pérdida de la misma. La molecularidad del devenir‐mujer tiene precisamente esta característica del
nomadismo deseante. Aquí se observa esta implicancia entre ambas nociones: el devenir‐mujer es una subjetividad molecular idéntica a la
homosexualización del deseo, una ruptura identitaria tanto para hombres como para mujeres.
 3) Nomadismo deseante: de acuerdo a René Schérer, Deleuze es el único filósofo contemporáneo (además, heterosexual) que le ha otorgado a la
homosexualidad un valor filosófico: “La homosexualidad bajo todas sus formas ha ejercido sobre Gilles Deleuze una innegable atracción. Está
acompañada por la seducción, por la propia fascinación de una deriva minoritaria”. (Schérer, 1998: 80). Según Schérer para Deleuze el devenir‐
mujer es la clave de todos los devenires porque pone en movimiento las identidades detenidas, fijas (molares) de lo masculino y femenino. La
homosexualidad, según Schérer, extrae su verdad del devenir mujer molecular y no de la imitación paródica. El devenir‐mujer del homosexual
implica la coexistencia en un “yo” de una multiplicidad de prácticas y personalidades múltiples. (Schérer, 1998: 102). Este nomadismo subjetivo,
esta deriva del deseo homosexual, que tanto Schérer como Perlongher verifican, subvierte la inmovilidad de los valores monogámicos y amorosos
dominantes (hogar, familia, pareja) y da cuenta de cierta inestabilidad deseante y alegre. (Perlongher, 1993: 76‐80).
Devenir‐mujer y política molecular
Nosotros no queremos decir que una creación de este tipo sea patrimonio del hombre, sino, al contrario, que la mujer como
entidad molar tiene que devenir‐mujer para que el hombre también lo devenga o pueda devenirlo. Por supuesto, es indispensable
que las mujeres hagan una política molar, en función de una conquista que realizan de su propio organismo, de su propia historia,
de su propia subjetividad: “nosotras en tanto que mujeres…” aparece entonces como sujeto de enunciación. Pero es peligroso
adaptarse a un sujeto de este tipo, que no funciona sin agotar una fuente o frenar un flujo. A menudo, el canto de la vida lo
entonan las mujeres más secas, movidas por un resentimiento, una voluntad de poder y un frío maternalismo. De la misma manera
que un niño agotado hace tanto mejor el niño cuanto que ningún flujo de infancia emana ya de él. Tampoco basta con decir que
cada sexo contiene el otro, y debe desarrollar en sí mismo el polo opuesto. El concepto de bisexualidad no es mejor que el de
separación de los sexos. Miniaturizar, interiorizar la máquina binaria, es tan inoportuno como exasperarla, así no se resuelve el
problema. Hay, pues, que concebir una política femenina molecular, que se insinúa en los enfrentamientos molares y pasa bajo
ellos, o a través de ellos. (Deleuze y Guattari, 1997: 277‐278).

 1) Política molar y molecular: Deleuze y Guattari sostienen en Mille Plateaux que la lucha en el nivel de los axiomas, es decir, la
política estatal y representativa en tanto ampliación de derechos civiles es indispensable pero al mismo tiempo es peligrosa su
mera reducción molar ya que se corre el riesgo de adaptarse a un sujeto que se agota, que frena flujos deseantes y que se
constituye en oposición, en términos binarios, resentidos, no vitales. Por ello instan a concebir una política femenina molecular.
 2) Luchas en los axiomas: en el apartado “7000 av. J.‐C. Appareil de capture” de Mille Plateaux Deleuze y Guattari ya no plantean
como problemática toda axiomatización sino las “reducciones totalitarias” (Estado mínimo) (Deleuze y Guattari, 1997: 467‐468);
esto implica luchar no contra toda estatización sino en el nivel de los axiomas contra las “perversiones tecnocráticas”. El Estado
deja de ser un mero aparato de captura negativo. El capitalismo se reinventa añadiendo axiomas para satisfacer demandas
sociales, raciales, de minorías y evitar fugas revolucionarias. El estado socialdemócrata (New Deal) es una variante en la que
proliferan los axiomas para salvar al capitalismo integrando reclamos sociales y económicos de singularidades no representadas.
Por ello para Deleuze sería un error desinteresarse de la lucha en el nivel axiomático.
De las micropolíticas a lo macropolítico
 1). Micropolítica: en La révolution moleculaire (1977) Guattari plantea que las luchas micropolíticas no
pasan por escapar a los flujos capitalistas sino por controlar su impacto. No hay que obligar al niño a
madurar y convertirlo en integrado pero tampoco transformarlo en marginal o delincuente, dice el autor
(Guattari, 2017: 313). Deleuze y Guattari (tanto en sus trabajos juntos como en solitario) dan cuenta que
las micropolíticas tienen su fundamento en la crítica a la autoridad y la verticalidad del poder a partir de la
modificación de las relaciones familiares, sexuales, laborales, estéticas, clínicas, escolares o económicas;
esta búsqueda decantó, como señala Pardo, en una izquierda libertaria que no interpeló totalmente a la
clase obrera ya que esta reclamaba mayor integración al Estado de bienestar y carecía de una sensibilidad
anti‐estatista. (Pardo, 2014: 317‐319).
 2) Políticas identitarias: las luchas micropolíticas amplían y crean libertades civiles en lo macropolítico, tal
como plantean Deleuze y Guattari en el apartado “1933 ‐ Micropolitique et segmentarité”: “las fugas y los
movimientos moleculares no serían nada si no volvieran a pasar por las grandes organizaciones molares, y
no modificasen sus segmentos, sus distribuciones binarias de sexos, de clases, de partidos”. (Deleuze y
Guattari, 1997: 221). Estas políticas deseantes de minorías no representadas se incorporan en clave
democrática e institucional por medio de la adición axiomática que llevan adelante gobiernos
socialdemócratas.
Devenir‐mujer y devenir democrático
 1) Devenir‐democrático y jurisprudencia: podemos pensar a partir del planteo de Pardo que un Estado de derecho,
socialdemócrata y laico es menos peligroso para lo que llama “componenda” (una singularidad no representada e
indeterminada), vale decir, las singularidades virtuales no serán exterminadas como en el Estado totalitario, sino pueden
ser actualizadas a medida que se sumen axiomas que las codifiquen y legitimen. (Pardo, 2014: 368). El devenir‐mujer
como devenir clave de todos los devenires encuentra una axiomatización en esta dimensión socialdemócrata deleuziana
que puede pensarse en sintonía con el concepto de “velo de ignorancia” de John Rawls, en tanto mecanismo que otorga
derechos a todo tipo de individuos en base a los principios de libertad y diferencia. Podemos pensar, como dice de
Sutter en su análisis del derecho en Deleuze, que “la jurisprudencia es, en efecto, una taxonomía histórica de los casos:
es ella la que traza el mapa de la extensión de las operaciones de asociación por las cuáles la práctica del derecho
procede a su propio devenir”. (De Sutter, 2009: 110‐111); es decir, las prácticas del devenir‐menor forjan una
jurisprudencia en lo micro (producto de usos y hábitos nuevos) que los derechos reconocerán axiomáticamente y con
posterioridad en las instituciones.
 2) Socialdemocracia y liberalismo: el devenir‐mujer como devenir minoritario llave de todos los devenires, siguiendo a
Patton, se puede pensar como la condición de posibilidad de una serie de medidas macropolíticas que amplíen la
democracia, permitiendo a las minorías el reconocimiento social y transformando los procedimientos e instituciones
políticas desde una visión más igualitaria (Patton, 2010: 88). Dice Patton: “Las diferentes clases de devenires minoritarios
que dan nacimiento a los movimientos operando para reconfigurar el sujeto de la democracia, tales como la lucha por
una igual representación de las mujeres o por derechos iguales para las parejas homosexuales, encuentran diferentes
grados y clases de resistencia”. (Patton, 2010: 90). Queda como una problemática futura establecer las conexiones y
divergencias entre la vocación constructiva y pluralista del liberalismo igualitario de Rawls con el rasgo utópico y crítico
de la socialdemocracia libertaria de Deleuze.
Conclusiones
 1). Subjetividad molecular – Devenir e individuación: la individuación deleuzo‐guattariana es impensable sin el
acontecimiento; se trata de singularidades atravesadas por devenires; esta subjetividad molecular es una individuación en
movimiento y temporal que se modifica ni bien cambia su capacidad de ser afectada y de afectar, es un “yo” al estilo
humeano producto de un haz de percepciones y de impresiones recibidas.
 2). Mujer molecular ‐ Feminismo y homosexualidad: el devenir‐mujer es una subjetividad molecular que deshace la
relación con los hombres y con las mujeres molares. Creemos, como plantea Braidotti, que esta noción sería improbable
que hubiera sido creada por otro tipo de subjetividad que no sea la de hombres blancos y heterosexuales. Hay lógica en
este planteo ya que Deleuze y Guattari le asignan al concepto devenir‐mujer el privilegio por sobre los otros devenires, por
ende, le otorgan al término “mujer” una cualidad de otredad y, por default, a las mujeres molares le corresponden ciertos
atributos (tristes, de poder, maternales) que deberían también modificarse en el proceso de devenir. El concepto de
devenir‐mujer encuentra mayor conexión en relación con la noción deleuziana de homosexualidad (no edípica ni molar),
tal como lo muestran Hocquenghem, Schérer o Perlongher, que con el feminismo molar (binario y estatalista), con quién
más bien se repele. La inserción del concepto devenir‐mujer es más asimilable a subjetividades moleculares
(transexualidad) que a la molaridad monosexual (heterosexual y homosexual), distante de toda política dicotómica,
reproductiva y familiarista.
 3). Política molecular – Micropolíticas y Estado socialdemócrata: consideramos una línea posible de investigación la
relación entre Deleuze y Rawls, tal como marcan comentaristas como Patton y Pardo, como posible actualización de las
micropolíticas moleculares deleuzianas en un esquema institucional constructivista como el del liberalismo igualitario
rawlsiano, es decir, que hace foco precisamente en las políticas identitarias de las minorías y de los menos aventajados. Un
proyecto a futuro que analizaremos será evaluar los puntos de contacto entre las nociones de “devenir‐democrático” y
“Estado socialdemócrata” en Deleuze y Guattari con el “liberalismo político” en Rawls.
Fuentes de Gilles Deleuze y Félix Guattari
 DELEUZE, G. (1945) [2015] “Description de la femme. Por une philosophie d’autrui sexuée”, Lettres et
autres textes, París: Les Éditions de Minuit, pp 253‐265. [(2016) Traducción castellana de Pablo Ires y
Sebastián Puente: “Descripción de la mujer. Por una filosofía sexuada del otro”, Cartas y otros textos,
Buenos Aires: Editorial Cactus, pp. 279‐292.]
 DELEUZE, G. (1974) [2002] “Préface a L’Après‐Mai des Faunes”, L’Île déserte et autres textes. Textes et
entretiens 1953‐1974 (édition préparée por David Lapoujade), París: Les Éditions de Minuit, pp.395‐400.
[(2005) Traducción castellana de José Luis Pardo: “Prefacio a L’Après‐Mai des Faunes”, La isla desierta y
otros textos. Textos y entrevistas (1953‐1974), Valencia: Pre‐Textos, pp.359‐364.]
 DELEUZE, G. y GUATTARI, F. (1972) L’Anti‐Oedipe. Capitalisme et schizophrénie, París: Les Éditions de
Minuit. [(1998a) Traducción castellana de Francisco Monge: El Antiedipo. Capitalismo y esquizofrenia,
Barcelona: Paidós.]
 DELEUZE, G. y GUATTARI, F. (1975) Kafka. Por une littérature mineure, París: Les Éditions de Minuit.
[(1998b) Traducción castellana de Jorge Aguilar Mora: Kafka. Por una literatura menor, Barcelona: México
DF: Era.]
 DELEUZE, G. y PARNET, C. (1977) Dialogues, París: Flammarion. [(1997) Traducción castellana de José
Vásquez Pérez: Diálogos, Valencia: Pre‐Textos.]
 DELEUZE, G. y GUATTARI, F. (1980) Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie II, París: Les Éditions de
Minuit. [(1997) Traducción castellana de José Vásquez Pérez y Umbelina Larraceleta: Mil Mesetas.
Capitalismo y esquizofrenia II, Valencia: Pre‐Textos.]
 GUATTARI, F. (1977) La révolution moléculaire, París: Les Prairies Ordinaires. [(2017) Traducción castellana
de Guillermo de Eugenio Pérez: La revolución molecular, Madrid: Errata Naturae.]
Fuentes complementarias
 DE SUTTER, L. (2009) Deleuze. La pratique du droit, París: Michalon Éditeur. [(2015) Traducción castellana de Sol Gil:
Deleuze. La práctica del derecho, Buenos Aires: Editorial Jusbaires.]
 HOCQUENGHEM, G. (2000) Le désir homosexuel, París: Fayard. [(2009) Traducción castellana de Geoffroy Huard de la
Martre: El deseo homosexual, Barcelona: Editoria Melusina.]
 OLKOWSKI, D. (1999) Gilles Deleuze and the Ruin of Representation, Los Angeles: University of California Press.
 PARDO, J. (2014) A propósito de Deleuze, Valencia: Pre‐Textos.
 PATTON, P. (2000) Deleuze and the Political, New York: Routledge [(2013) Traducción castellana de Margarita Costa:
Deleuze y lo politico, Buenos Aires: Prometeo].
 PATTON, P. (2005) “Deleuze’s Practical Philosophy”, Gilles Deleuze: The Intensive Reduction (ed. CV. Boundas), Londres:
Continuum, pp. 187 – 203.
 PATTON, P. (2010) “Deleuze, Rawls et la philosophie politique utopique” (traducido del inglés por Olivier Ruchet),
Deleuze politique (ed. Yves Charles Zarka), París: Presses Universitaires de France, pp. 75‐86. [(2010) Traducción
castellana de Heber Cardoso: “Deleuze, Rawls y la filosofía política utópica”, Deleuze politico. Seguido de nueve cartas
inéditas de Gilles Deleuze, Buenos Aires: Nueva Visión, pp. 81‐92.]
 PATTON, P. (2014) “Deleuze and Democratic Politics”, Radical Democracy (ed. L. Tonder y L. Tomassen), Manchester:
Manchester University Press, pp. 50‐67.
 PERLONGHER, N. (1993) La prostitución masculina, Buenos Aires: Ediciones de la Urraca.
 SCHÉRER, R. (1998) Regards sur Deleuze, París: Éditions Kimé. [(2012) Traducción castellana de Sebastián Puente:
Miradas sobre Deleuze, Buenos Aires: Editorial Cactus.]
 SOTIRIN, P. (2005) “Becoming‐Woman”, Gilles Deleuze. Key Concepts (ed. Charles J. Stivale), Montreal: McGill‐Queen’s
University Press, pp. 98.109.
 ZOURABICHVILI, F. (2003) Le vocabulaire de Deleuze, París: Ellipses Édition‐Markteting. [(2007) Traducción castellana de
Víctor Goldstein: El vocabulario de Deleuze, Buenos Aires: Atuel.]
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