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EPIGÉNESIS, EVOLUCIÓN Y ORDENAMIENTO

DEL COSMOS. UNA VISIÓN DESDE


LA CAUSA FINAL

CLAUDIA VANNEY

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Versión definitiva: 1 0 - X I - 2 2 0 8
BIBLID [ 1 1 3 9 - 6 6 0 0 ( 2 0 0 9 ) n° 1 1 ; pp. 1 6 5 - 1 8 2 ]

RESUMEN: Las explicaciones causalistas de Polo son compatibles con los actuales
paradigmas de la biología teórica. Los procesos epigenéticos (entendidos como actua-
lizaciones de la potencia vital de los organismos vivos) y los procesos evolutivos
pueden ser explicados si se entiende a las praxis vitales como concausalidades morfo-
télicas, porque la causa formal en concausalidad con el fin es susceptible de amplia-
ción formal. Así, la causa final es responsable de promover indefinidamente la mor-
fogénesis de causas formales intracósmicas. En la unidad de orden del universo ocu-
rre una multitud de especies vivas, cuya diferencia es jerárquica. Todos los vivientes
están finalizados por su especie, con excepción del ser humano. El hombre es un ser
singular: la perfección del hombre es inherente a cada hombre.
Palabras clave: filosofía de la biología, epigénesis, evolución, morfogénesis, causa fi-
nal.

SUMMARY: Polo's causalistic explanations are compatible with the present para-
digms of theoretical biology. Epigenetical processes (i.e., actualization of the vital
potential of living organisms) and evolutionary processes can be explained if vital
praxes are understood as morphothelic co-causalities, since the formal cause in co-
causality with the final cause is susceptible to formal ampliation. Therefore, the final
cause is responsible of promoting the endless morphogenesis of intracosmic formal
causes. Within the unity of order of the universe occur a multitude of living species,
whose difference is hierarchic. All living creatures are ended by their species, with the
exception of humans. Humans are singular beings: human perfection is inherent to
each human.
Key words: philosophy of biology, epigénesis, evolution, morphogenesis, final cause

En los últimos tiempos el interés por el estudio del dinamismo estructu-


ral de los organismos vivos se incrementó considerablemente. El conoci-
miento de los procesos de autoorganización biológica (la emergencia de nue-
vas conformaciones de creciente complejidad durante el desarrollo embrio-
nario, la diversa identidad biológica que presentan las distintas especies, etc.)
asumió un papel cada vez más preponderante en la investigación científica,

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planteando la necesidad de una comprensión más profunda de los procesos


vitales . 1

Durante el siglo XX la biología evolutiva centró su atención en la gené-


tica de poblaciones, mientras que la biología del desarrollo se ocupó del aná-
lisis comparado de la morfología y de la embriología. Por su parte, la biolo-
gía molecular ha llevado ambas perspectivas a un punto de confluencia, con
el estudio del genoma de cada especie y la dinámica de la expresión genéti-
ca . El desarrollo de la biología molecular hizo posible el surgimiento de
2

nuevas comprensiones dinámicas de los procesos temporales de cambio or-


gánico. Estas reconocen que las innovaciones emergentes en las diversas
etapas de diferenciación celular (cambios del fenotipo) son propias del desa-
rrollo embrionario y expresiones de un mensaje genético. A la vez, sostienen
que algunas alteraciones que pueden producirse durante el proceso de desa-
rrollo embrionario tienen repercusiones en la evolución de las especies
(cambios en el genotipo), explicando las discontinuidades de las cadenas
evolutivas. Es decir, la dinámica de los procesos temporales va determinan-
do en los organismos vivos tanto la evolución de las especies —desde las
más simples a las más complejas—, como el proceso de desarrollo y creci-
miento de cada individuo —desde su forma inicial simple a la complejidad
de su organismo ya constituido—. Los avances de la biología manifestaron
la complejidad del análisis de los procesos constitutivos del hombre, tanto a
nivel de especie como de cada individuo, que deben ser tratados desde una
perspectiva interdisciplinar. En la actualidad, las teorías biológicas del desa-
rrollo evolutivo (evo-devo) buscan explicar las morfogénesis considerando
tanto agentes extrínsecos como intrínsecos, integrando la biología del desa-
rrollo, la biología evolutiva, la medicina y la ecología en un intento por ex-
plicar los orígenes de la biodiversidad . 3

La reflexión filosófica acompañó, en cierta medida, este proceso. Du-


rante el último siglo se han propuesto diversas explicaciones del proceso
evolutivo, en su mayoría desde un punto de vista mecanicista, buscando es-
tablecer la relación que existe entre la aparición de una función orgánica y el
agente que la origina . Pero ni los planteamientos mecanicistas plenamente
4

1. Cfr. N. LÓPEZ MORATALLA - M. J. IRABURU ELIZALDE, Los quince primeros días de


una vida humana, Eunsa, Pamplona, 2004; N. LÓPEZ MORATALLA, La dinámica de la
evolución humana, Eunsa, Pamplona, 2007.
2. Cfr. A. WALLACE, "The emerging conceptual framework of evolucionary developmental
biology", Nature, 2002 (415), 757-764.
3. Cfr. S. GILBERT, «The morphogenesis of evolutionary developmental biology», Interna-
tional Journal of Development Biology, 2003 (47), 467-477.
4. Entre estas posturas evolucionistas se encuentran los lamarckismos y neolamarckismos,
que proponen un mecanicismo evolutivo estricto (cfr. O. E. LANDMAN, "Pero ¿existe la

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deterministas ni los plenamente azarosos han conseguido dar razón suficien-


te de la aparición de lo nuevo.
En la propuesta filosófica de Leonardo Polo se encuentran elementos
para desarrollar una filosofía de la biología abierta al existir peculiar de la
persona humana . La física de causas de Polo tiene una inspiración especial
5

en la filosofía de la naturaleza de Aristóteles y Tomás de Aquino, buscando


continuar el pensamiento de ambos para tratar de alcanzar una visión más
amplia de la propuesta clásica. La continuación heurística de la física aristo-
télica propuesta por Polo consiste fundamentalmente en entender el orden
predicamental como la concurrencia causal de las cuatro causas del Estagiri-
ta, considerando, además, que el pensamiento clásico alcanza su cumbre con
el descubrimiento de la distinción real tomista de esencia y acto de ser. Así,
para Polo la temática física es el conocimiento de la esencia tetracausal del
universo físico, que equivale al orden predicamental . Este conocimiento se
6

distingue del conocimiento del acto de ser extramental, que es un conoci-


miento metafísico, transfísico, transcategorial, transpredicamental o trascen-
dental. Por otra parte, para Polo, el hombre es un ser que se finaliza a sí
mismo disponiendo de su naturaleza. El núcleo de su antropología trascen-
dental consiste en reconocer que el acto de ser del universo extramental y el
acto de ser personal se distinguen radicalmente, de manera que el hombre no
puede considerarse un ser intracósmico, sino abierto a un destino espiritual.
En este artículo exploraré algunos aspectos de la física de causas de Po-
lo que pueden ser propuestos como soporte filosófico para el desarrollo de
una filosofía de la biología, mostrando su compatibilidad con los actuales
paradigmas de la biología teórica. Veremos que la comprensión de las praxis
vitales como concausalidades morfotélicas hace posible dar razón, desde la
filosofía, de los procesos epigenéticos, entendidos como actualizaciones de
la potencia vital de los organismos vivos, y de los procesos evolutivos, por-
que la causa formal en concausalidad con el fin es susceptible de ampliación
formal. La causa final es la causa que promueve inacabablemente la morfo-
génesis de causas formales intracósmicas.

herencia lamarckiana?", Investigación y Ciencia, 1993 (202), 96); los neodarwinismos,


que explican la evolución en términos de selección natural, azar y gradualidad (cfr.
L. STEBBINS - F. AYALA, "La evolución del darwinismo", Investigación y Ciencia, 1985
(108), 42-53); y la teoría del equilibrio puntuado, que sostiene la existencia de saltos irre-
gulares y al azar en el origen de las nuevas especies (cfr. N. ELDREDGE - S. GOULD,
"Punctuated equilibria: an alternative to phyletic gradualism", Models in Paleobiology,
Freeman Coopper, San Francisco, 1972, 82-115).
5. Cfr. C. VANNEY, "Corporeidad y finalidad de la persona humana. Una glosa al pensa-
miento de Leonardo Polo", Anuario Filosófico, 2008 (XLI/2), 441-458.
6. Cfr. J. M. POSADA, La fisica de causas en Leonardo Polo, Eunsa, Pamplona, 1996.

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La unidad de orden del cosmos (causa final) expresa la perfección del


universo y la vida sensitiva se ordena a ella, de manera que la perfección de
la vida sensitiva no es la autoperfección de su naturaleza, sino su respecto a
la unidad de orden del universo: con excepción del hombre, el resto de los
seres vivos están finalizados por su especie. El hombre es un ser singular,
que sobresale a la realidad del universo. Su acto de ser personal es libre y su
esencia capaz de hábitos. La inteligencia y la voluntad son potencias de cada
hombre, es decir, son potencias supra-específicas. La perfección del hombre
es inherente al propio hombre.

1. Sustancia viva, naturaleza y concausalidad

Continuando de un modo heurístico aquella sentencia aristotélica que


reconoce a la vida como vita in motu, Polo destaca que la correlación entre
actividad y sustancia es estrecha en la vida . Si se asume de la tradición clá-
7

sica la noción de naturaleza, considerando conjuntamente el vivir como sus-


tancia y como operación, es posible comprender a la sustancia natural o
sustancia viva como un tipo de sustancia que es superior a la sustancia hile-
mórfica. En tanto que la sustancia natural es inseparable del movimiento vi-
tal, una explicación concausal de la sustancia viva a partir de una considera-
ción exclusiva de las causas material y formal no es suficiente.
El organismo vivo es una concausalidad compleja, pues se mantiene en
virtud de una forma que no se agota al informar a una materia, sino que tam-
bién controla al movimiento . "Si una forma no se agota en informar, es real
8

una concausa eficiente [intrínseca] que asegura la continuación ordenada de


la sustancia como naturaleza y modifica el significado de la causa material
en la sustancia" . Es decir, si se tienen en cuenta los movimientos vitales, se
9

concluye que la sustancia natural de los organismos vivos no es una concau-


salidad doble, sino triple . 10

La causa formal no se reduce a informar la materia en los organismos


vivos, sino que además es la causalidad regulativa de los movimientos in-

7. "La noción de sustancia en su pleno sentido es el viviente corpóreo en cuanto que tal. Esta
noción de sustancia remite a la actividad. La vida como ser del viviente es radicalmente
activa, y en la misma medida en que es activa, la vida es en el movimiento". Curso de
teoría, IV, 206.
8. Cfr. Ibid., IV, 258.
9. Ibid., 305.
10. "La noción de concausalidad triple se explicita de la manera más perfecta en los vivien-
tes". Ibid, 207.

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trínsecos. Es decir, en tanto que la sustancia natural es inseparable de la or-


denación de la vida que acontece en el movimiento, el carácter sustancial de
los vivientes —superior al hilemorfismo— se continúa en la capacidad de
los seres vivos para formalizar movimientos. Siguiendo al Estagirita, Polo
llama al movimiento vital praxis o enérgeia . En la tricausalidad de la sus-
n

tancia viva las funciones práxicas organizan el principio material, de modo


que la forma funde una materia organizada. Pero además, sustancia viva
significa control formal del movimiento, movimiento controlado por princi-
pio o control primario del movimiento: una noción de sustancia (superior al
compuesto hilemórfico) que remite a la actividad . 12

La tradición clásica llama alma vegetativa o alma animal al despliegue


de la ordenación de los organismos vivos: el alma es el acto primero del
cuerpo orgánico, su forma sustancial concausal con el movimiento . Se trata 13

de un principio vital único, un mensaje —o genoma para la biología contem-


poránea— que se emite configurando una materia concreta y dando poten-
cialidad operativa a la configuración orgánica. En la explicación causalista
de los organismos vivos que estamos proponiendo, la respectividad al fin de
las causas formal y eficiente de la sustancia viva (sustancia tricausal) podría
corresponderse en cierta medida con el sentido clásico de la noción de alma.
La sustancia viva tiene un valor de potencia activa {potencia formal) en
tanto que es capaz de ordenación. Así, el viviente ocurre en concausalidad
morfotélica (formal-final) y energotélica (eficiente-final), concausalidades
que dan cuenta tanto del ordenamiento interno de su sustancia natural, como
de la capacidad del organismo vivo para salir de sí y formalizar relaciones
con lo distinto de él. El viviente no existe aislado . El organismo vivo se
14

autoorganiza incluyéndose a sí mismo en el ordenamiento del cosmos, pues


el movimiento intrínseco a la sustancia natural es también su ordenación
respecto de la unidad de orden del universo . 15

11. Cfr. R. YEPES, La doctrina del acto en Aristóteles, Eunsa, Pamplona, 1993.
12. Cfr. L. POLO, Curso de teoría, IV, 259.
13. "Para Aristóteles el ente físico no es el ente viviente. El viviente es respectivo al fin de
otro modo que una piedra. Por eso se dice que el alma no es solamente causa formal, sino
también causa eficiente y causa final del vivo. El alma no es mera causa formal en ningún
caso. Por otra parte es evidente que el alma inmortal no pertenece al universo". Curso de
teoría, II, 171.
14. "¿Cómo evita la degradación el organismo vivo? La contestación obvia es: comiendo,
bebiendo, respirando, fotosintetizando, etc. El término técnico que engloba todo esto es
metabolismo. La palabra griega de la que deriva significa cambio o intercambio".
E. SCHRODINGER, ¿Qué es la vida?, Tusquets Editores, Barcelona, 1983, 111.
15. "Fuera del orden el viviente no es real, es decir, no sería sustancia natural". Curso de
teoría, IV, 208.

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2. Procesos epigenéticos y concausalidad

Aunque Polo no haya utilizado la terminología de la biología contempo-


ránea, el análisis causalista que propone se adecúa al nuevo paradigma bio-
lógico de la dinámica epigenética. La biología molecular explica que la in-
teracción de los componentes del medio —interno y externo al organismo
vivo— con el soporte material de la información genética (DNA) va cam-
biando constantemente el estado del viviente mismo. Los modelos cibernéti-
cos utilizados por la biología explican las conexiones discontinuas entre los
componentes de un sistema (la generación de estados inestables) con la no-
ción de realimentación, es decir, como un aumento o disminución (control)
de la información^ . 6

Polo señala que, a diferencia de los movimientos transitivos que se co-


rresponden con alteraciones formales continuas, en los movimientos vitales
ocurren modificaciones formales discontinuas (morfogénesis o emergencia
de configuraciones formales nuevas ). Estas últimas se deben a que "un or-
17

ganismo vivo tiene estructura práxica, morfotélica, de manera que funciona


en base a la información" . Es decir, la modificación de formas práxicas en
18

los vivientes ocurre porque éstos no están aislados sino interactuando con el
medio exterior. Este intercambio con el medio para el viviente es permanen-
cia (o ampliación) formal y disminución de eficiencia: el viviente se confi-
gura y ordena disminuyendo su entropía interna . 19

La autoorganización vital es un proceso disipativo de entropía: se trata


de una organización temporal irreversible, propia de un sistema dinámico
abierto e inestable en el que el azar y la determinación cooperan en la apari-

16. La moderna teoría de la información no es su reducción a técnica. "Codificar y descodifi-


car es adaptar una forma a su concausalidad con diferentes energías y causas materiales.
Y todo ello con el fin de recibir y enterarse de los mensajes". Curso de teoría, I, 245.
17. La noción de emergencia suele utilizarse en contextos mecanicista, entendiendo por
emergencia la presunta espontaneidad de alguna fuerza (como concausalidad eficiente
material aislada) que ocasiona una sucesión indefinida de determinaciones formales. Pero
también cabe entender esta noción como morfogénesis, es decir, como ampliaciones for-
males concausales con la causa final. Este último sentido es el que utilizaré en la exposi-
ción, porque es el sentido que se ajusta a la propuesta poliana. Cfr. J. M. POSADA,
"¿Causalidad o emergencia? Diálogo entre filósofos y científicos", IX Jornadas de actua-
lización filosófica, Ed. Universidad de la Sabana, Bogotá, 2004, 267-291.
18. L. POLO, "La cibernética como lógica de la vida", Studia Poliana, 2002 (4), 9-17.
19. La función nutritiva es un claro ejemplo de intercambio con el medio. "Los biólogos
registran multitud de variedades de la función nutritiva, y tal vez se acercan al núcleo del
asunto cuando dicen que la nutrición funciona en régimen de entropía negativa". Curso de
teoría, IV, 212.

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ción de un orden por fluctuación ®. Como "lo que influye es el tránsito for-
2

mal, la eficiencia que se emplea disminuye (...). En tanto que las formas se
conservan en las modificaciones, la vida resiste a la entropía" . Vivir supo- 21

ne poseer mecanismos generadores de inestabilidad, pues el equilibrio ter-


modinámico significa la muerte del organismo vivo. Los seres inertes, en
cambio, se organizan en estructuras complejas combinándose por interaccio-
nes entre ellos, pero carecen de la información genética necesaria para auto-
organizarse y resistir a la corrupción . 22

El genoma es, para la biología molecular, el elemento estructural infor-


mativo capaz de conservar información genética y, al mismo tiempo, de in-
crementarla por interacciones con el entorno que la amplifican. Los orga-
nismos vivos poseen información para autoorganizarse, es decir, para adqui-
rir y regular la adquisición de nuevas conformaciones, que la nueva biología
teórica llama información epigenética. Se trata de la información emergente
resultante de la interacción regulativa de los componentes del medio con el
soporte material de la información genética, que no está contenida en el ge-
noma en la situación de partida . 23

3. Procesos evolutivos y concausalidad

Como he mencionado en los párrafos anteriores, el incremento de com-


plejidad en la realidad viva que se desarrolla puede explicarse considerando
un modelo cibernético en el que el proceso de realimentación lleva consigo
un refuerzo incesante del principio formal o ampliación formal, de manera
que en las nuevas configuraciones de la materia viva emergen propiedades
nuevas. Como las praxis de una misma potencia vital son plurales, y la reali-
zación de la potencia formal es una nueva conformación, cabría entender la
actualización de la indeterminación formal o determinación informática

20. Cfr. G. NICOLIES - I. PRIGOGINE, Self-organization in non-equilibrium system, Wiley,


New York, 1977.
21. L. POLO, "La cibernética", 12.
22. Por eso, "cuando un sistema no viviente es aislado, o colocado en un ambiente uniforme,
todo movimiento llega muy pronto a una paralización, como resultado de diversos tipos
de fricción; las diferencias de potenciales eléctrico o químico quedan igualadas, las sus-
tancias que tienden a formar un compuesto químico lo hacen y la temperatura pasa a ser
uniforme por la transmisión del calor. Después, todo el sistema queda convertido en un
montón muerto e inerte de materia. Se ha alcanzado un estado permanente, en el cual no
ocurre suceso observable alguno. El físico llama a esto estado de equilibrio termodinámi-
co, o de máxima entropía". E. SCHRÓDINGER, ¿Qué es la vida?, 109-110.
23. Cfr. N. LÓPEZ MORATALLA - C. MARTÍNEZ-PRIEGO, "El embrión humano como indi-
viduo: una visión epigenética", La humanidad in vitro, Comares, Granada, 2002, 193-224.

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como una secuencia discontinua, es decir, como "una serie de segmentos de-
terminables de una potencia formal" . Así, es posible considerar que la es-
24

tructura del código genético es similar a un mensaje informático o secuencia


informática de actualizaciones práxicas , en la que "los segmentos de pro-
25

babilidad no son equivalentes e implican cierta novedad" . La posibilidad 26

última de transmisión de la información se encuentra en las estructuras mor-


fotélicas de las potencias vitales, "porque la información es un mensaje que
orgánicamente se escribe a través de una serie de codificaciones y decodifi-
caciones. En definitiva, la potencia vital pasa al acto en virtud de un mensa-
je, es decir, estableciendo una probabilidad de actuación, que es su propia
determinación práxica" . 27

Estas consideraciones ofrecen una interesante perspectiva no sólo para


explicar los cambios en el fenotipo (procesos epigenéticos), sino también
para desarrollar un soporte filosófico que dé cuenta de los cambios en el
genotipo (evolución de las especies). A diferencia de la mayoría de las doc-
trinas evolucionistas, que aplican modelos cinéticos para explicar los cam-
bios de las formas vitales, Polo propone entender la evolución en términos
de praxis y no de kínesis *. Si se considera que los movimientos vitales son
2

operaciones que poseen su fin, lo peculiar de ellos no es sólo sobrevivir, sino


también perfeccionarse, de manera que en virtud de una causa final —estric-
tamente física— ocurre en el universo la morfogénesis de configuraciones
cada vez más complejas.
Evolución significa, por tanto, una mayor intervención de la causa final
en el dinamismo vital, reforzando incesantemente el principio formal. Así,
en las praxis vitales la causa material se funde con configuraciones formales
cada vez más complejas (el genoma regula en el tiempo la expresión del

24. L. POLO, "La cibernética", 13.


25. Polo señala que "el código genético puede tener una estructura semejante a la de una
potencia activable, es decir, estar constituido por un conjunto de determinaciones infor-
máticas que de entrada están en potencia y que se actualizan por partes, ya que la ordena-
ción de todas las determinaciones posibles del código ha de ser diferencial. El organismo
no es una unidad homogénea. En el planteamiento aristotélico el crecimiento orgánico es
la reproducción diferencial". L. POLO, "La cibernética", 14.
26. L. POLO, "La cibernética", 14. La acción práxica es la realización de la probabilidad de
determinación, "la relación en acto de la potencia con el fin. No todas las determinaciones
son iguales, sino que la actualización de la posibilidad vital es plural porque no es exhaus-
tiva". Ibid.
27. L. POLO, "La cibernética", 14-15.
28. "He sugerido que quizá sea posible entender la evolución como praxis. No digo que las
formas de los vivientes no varíen a lo largo de operaciones de vivientes distintos; pero se
ha de averiguar cómo se explícita ese cambio". Curso de teoría, IV, 211.

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contenido informativo) en un proceso de autoorganización creciente de los


vivientes y del universo en su conjunto.
La noción de ampliación formal, propia de la concausalidad morfotéli-
ca, permite hablar de una evolución de las formas vivas y de un mayor 29

ordenamiento en el proceso evolutivo del universo. La concausalidad morfo-


télica es, para Polo, una ampliación de la unidad según la medida de inter-
vención de la causa final . 30

Así, los muchos individuos en una especie {muchos en uno), se corres-


ponden con la comunicación de una unidad formal según una medida fija de
intervención de la causa final, resultando aprovechada por los distintos indi-
viduos que comparten un mismo patrimonio genético. "La especie equivale a
un nivel de la medida que se amplía en tanto que ese nivel se mantiene; ese
mantenimiento permite que una pluralidad de naturalezas, también del mis-
mo nivel, cumplan el orden" . A su vez, la potencialidad de la sustancia
31

viva se traduce en que su unidad es susceptible de ampliación, dando lugar a


la génesis de formas nuevas: en la unidad de orden del universo no ocurre
una única especie viva, sino una multitud de ellas. Es decir, la sustancia viva
tiene la potencialidad de ampliar la medida de intervención de la causa final,
dando lugar a la génesis de formas nuevas (morfogénesis).
Es decir, la concausalidad morfotélica es una medida que se amplía de
intervención de la causa final, haciendo que las diversas especies de orga-
nismos vivos (individuos con genotipos distintos) cumplan el orden de la
causa final: cabe la pluralidad de sustancias vivas a distintos niveles . Las 32

cualidades de los vivientes responden a niveles de crecimiento siempre fini-


tos, pero en cuanto que la concausalidad morfotélica es una medida que se
amplía, también marca para los individuos una diferencia de crecimientos:
los vivientes más complejos y evolucionados son aquellos que están más
ordenados. "No ocurre una sola especie viva, sino una multitud de ellas cuya
diferencia es jerárquica o correspondiente con niveles distintos de la medida
que se amplía" . 33

29. "Cabe hablar de una evolución en las formas vivas, sobre todo en la vida vegetativa; por
eso he dicho que no son facultades las vegetativas: es la vida vegetativa la que debe ser
capaz de evolucionar". El orden predicamental, 141.
30. La "ampliación de la unidad es la medida de la intervención de la causa final". Curso de
teoria, VI, 570.
31. Ibid, 632.
32. C&.Ibid., 616.
33. Ibid, 632.

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En la física de causas de Polo, la causa final intrínseca al universo es


causa de que no ocurra nunca una determinación formal definitiva en el de-
venir cósmico . La causa final es el principio predicamental por el que en el
34

cosmos no falta (es necesaria) la ampliación formal que evita que el universo
cristalice en una organización o sistema formal conclusivo, tal como post-
ulan las concepciones mecanicistas que omiten la finalidad. Si se reconoce a
la causa final como la causa que promueve inacabablemente la morfogénesis
de causas formales intracósmicas, la causa final es el principio físico al que
se debe tanto la complejidad creciente del universo, como la potencialidad o
dinamismo real que ésta comporta: su inacabable apertura a nuevas posibili-
dades.

4. Evolución y persona humana

La sustancia viva tiene la potencialidad de ampliar la medida de inter-


vención de la causa final hasta un último nivel: el organismo humano. "Has-
ta el hombre la intervención de la causa final se intensifica, y, por tanto, la
medida se amplía" . Como la corporeidad es una dimensión de la esencia de
35

la persona humana, cabe considerar desde ella la existencia de aquellas espe-


cies biológicas que orgánicamente precedieron al ser humano. Pero el hom-
bre no es la cumbre del proceso evolutivo del cosmos, sino un ser que so-
bresale a la realidad del universo, pues su esencia no se agota en la dimen-
sión corpórea . Hay en el hombre dos dinamismos distintos que se unifican
36

en un crecimiento unitario: el propio de su naturaleza biológica y el propio


de su libertad personal . Así, comprobar que el orden del universo no es
37

34. "Si la causa final se puede cumplir hasta cierto punto, eso quiere decir que su cumpli-
miento es mayor o menor, que el grado de cumplimiento del orden no es un grado fijo.
Por tanto, el universo tiene una especie de historia interna según la cual se ordena más o
menos, sin llegar nunca a ser un ente perfectísimo. Esto abre paso a lo que Newton echó
por la borda, a la cosmogonía. Por ejemplo, aquí cabe la evolución, y de acuerdo con ella
no puede decirse que los sistemas ecológicos sean enteramente estables, que sean ho-
meostáticos". El conocimiento racional, 130.
35. Curso de teoría, IV, 632.
36. "La consideración concausal predicamental de las facultades sensibles no se extiende a los
movimientos cognoscitivos". Ibid., 244.
37. "El ser personal refuerza la emisión del mensaje genético humano penetrándolo de liber-
tad: la emisión epigenética se eleva o se refuerza liberándose, indeterminándose respecto
al fin biológico del viviente, y a su vez se determina, se decide respecto a sí mismo. La
autorreferencia reduplicativa de la persona no es doble vida, dualismo, sino manifestación
de que tiene constitutivamente dos modos de crecimiento unitario: crecimiento en cuanto
emisión de la información del genoma recibido de los padres, y crecimiento como perso-
na, en cuanto vida como yo humano. Es el carácter de persona lo que potencia, eleva, in-

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estático, sino creciente, no significa que la evolución del cosmos culmine en


el hombre, como sostienen diversos pensadores, entre ellos Bergson y al- 38

gunas interpretaciones materialistas del principio antrópico . Porque la 39

esencia del hombre, superior a la del cosmos, unifica lo cognoscitivo y lo


voluntario con el tener corpóreo . 40

A diferencia de lo que sucede en la vida sensitiva, las operaciones pro-


piamente humanas son llevadas a cabo por principios que no son orgánicos.
Si bien la inteligencia del hombre depende del desarrollo cerebral, su opera-
tividad manifiesta un control y regulación de las estructuras psíquicas libres
de automatismo biológico. La inteligencia del hombre no es una mera dispo-
sición orgánica (entendida como correlación entre las operaciones y las dis-
posiciones), sino una potencia que posee un control sobre ella misma, en
cuanto que es potencia ordenada a la operación. El hombre recaba para sí su
propia perfección de un modo irrestricto a través de su propia actividad. Es
propio de potencia intelectual el autoperfeccionarse. La inteligencia "se fina-
liza a sí misma en orden a su fin, de manera que dicho fin no se alcanza sin
el crecimiento de la potencia. Y esto para Aristóteles es la libertad: ser libre
significa ser dueño de sí, causa para sí. La forma funciona como causa final

determina, libera del sometimiento biológico". N. LÓPEZ MORATALLA - C. MARTÍNEZ-


PRIEGO, "El embrión humano", 224.
38. "La conciencia, después de haber sido obligada, para liberarse a sí misma, a escindir la
organización en dos partes complementarias —vegetales de una parte y animales de
otra—, ha buscado una salida en la doble dirección del instinto y de la inteligencia: no la
ha encontrado con el instinto, y no la ha obtenido, por el lado de la inteligencia, más que
por un salto brusco del animal al hombre. De suerte que, en último análisis, el hombre se-
ría la razón de ser de la organización entera de la vida sobre nuestro planeta".
H. BERGSON, La evolución creadora, Obras escogidas, Aguilar, Madrid, 1963, 598.
39. "El principio antrópico ha sido formulado por evolucionistas que destacan el siguiente
extremo: el universo ha de estar hecho de tal manera que el hombre pueda surgir de él. Si
se acepta la evolución y que el hombre existe en virtud de ella, el universo tiene que ser
tal que haga posible al hombre. Ahora bien, si es así, la dotación cognoscitiva del hombre
ha de tener un paralelo en la realidad (en otro caso, el vivir humano estaría completamente
desorientado respecto de su origen evolutivo y sólo podría vivir en un mundo simbólico
autorreferente por él construido). Así pues, el principio antrópico responde a una peculiar
interpretación teleológica de la evolución, según la cual el hombre, cumbre de la evolu-
ción, repite en sí mismo el universo". Curso de teoría, IV, 439.
40. "El estudio completo de la esencia del hombre como unificación o disponer de acuerdo
con matizaciones habría de atender a la unificación de las dimensiones del conocimiento
intelectual, a la unificación de los actos de la voluntad y a la unificación de lo cognosciti-
vo y de lo voluntario, y también a la unificación de lo cognoscitivo y voluntario con el te-
ner corpóreo (que es otro modo de disponer en cuanto que es integrado en la esencia). Di-
cho estudio corresponde a la Antropología trascendental". Ibid., 548-549.

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cuando su referencia al fin es, a la vez, una referencia a su estatuto potencial


en cuanto que perfeccionable" . 41

El hombre es, por tanto, un espíritu en el tiempo que va sacando a la luz


sus potencialidades: cada hombre es un gran proyecto, una persona que se va
haciendo cargo de una naturaleza enteramente potencial. La realidad espiri-
tual del hombre organiza su despliegue personal, dando lugar a una biografía
que es un tipo de temporalidad ejercida en libertad. Para Polo la libertad
humana es un trascendental antropológico: el hombre posee su futuro por su
libertad . 42

Al ser el hombre un ser indeterminado, su desarrollo es un proceso in-


verso, en sentido estricto, a la especificación propia de la evolución de las
especies. La esencia del hombre es capaz de un crecimiento irrestricto, pues
sus potencias espirituales continúan creciendo aun cuando su organismo ya
se ha constituido y su crecimiento orgánico detenido. Como el hombre nunca
acaba de serlo, escapa a la evolución de las especies: en tanto que es persona
el hombre trasciende la especie humana. Así, no cabe sostener que seguirá
evolutivamente al hombre otra especie más desarrollada. El hombre no está
finalizado por nada finito, ni siquiera por la especie: es potencial respecto de
un fin absoluto que es su destinación espiritual . 43

El hombre es un ser singular, pues su acto de ser personal es libre y su


esencia capaz de hábitos. La inteligencia y la voluntad son potencias de cada
hombre, es decir, potencias supra-específicas. La perfección del hombre es
inherente al propio hombre: cada persona tiene su propia vida como tarea,
dispone de su naturaleza humana. La esencia del hombre es una esencia bio-
gráfica que nunca acaba de constituirse, pues el hombre siempre puede ir a
más.

5. El universo como unidad de orden

Con excepción del hombre, el resto de los seres vivos están finalizados
por su especie. La unidad de orden del cosmos expresa la perfección del
universo y la vida sensitiva se ordena a ella, de manera que la perfección de

4 1 . L. POLO, "La cibernética", 16.


42. Cfr. Antropología, I, 229-245.
43. Polo ha desarrollado estas ideas en su intervención en las II Jornadas del Aula de Ciencias
y Letras: «La diferencia entre el hombre y el animal», Madrid, 30-X-92. El texto de esta
conferencia se encuentra en Miscelánea Poliana, revista en la web del Instituto de Estu-
dios Filosófico Leonardo Polo, n. 4, 2005.

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la vida sensitiva no es la autoperfección de su naturaleza, sino su respecto a


la unidad de orden del universo. "En el universo material no hay más fin
posible que el orden: pero en todos los casos, tanto si el fin es sólo orden —
causa extrínseca, como se suele decir— como si el fin es poseído —en cuyo
caso no es una causa extrínseca—, fin significa superación de la imperfec-
ción por unidad: al menos unidad de orden. Si el universo no fuera un orden,
no sería unidad alguna y, por tanto, la noción de universo sería ficticia.
Aquello que une a todas las cosas, en la medida en que las cosas pueden ser
unidas al margen del conocimiento, tiene también carácter final" : en el or- 44

den radica la perfección del universo.


Cuando se admite la principialidad de la causa final, como concausa en
tetracausalidad, se descubre que la unidad del universo es una unidad de or-
den . Como vimos, la causa final interviene en el ordenamiento de las sus-
45

tancias vivas según medida, integrándolas en la unidad del cosmos y explici-


tando que los diversos seres intracósmicos constituyen un universo unita-
rio .
46

A partir de la noción de causa final es posible formular la noción de


esencia del universo fisico: la esencia extramental es el universo tetracausal,
es decir, el orden de las tricausalidades que concausan con el fin . En las 47

concausalidades que no son cuádruples (bicausalidades y tricausalidades) la


causa final es una causa extrínseca, pero la causa final es intrínseca al uni-
verso. Así, cabe distinguir diversos niveles de concausalidad: "sustancia-
hilemorfismo, naturaleza-tricausalismo, esencia-cuatricausalidad; puedo dis-

44. Curso de teoría, II, 171.


45. La designación de la causa final como unidad de orden es estrictamente aristotélica. Ade-
más, la comprensión del universo como una unidad de orden también es doctrina de Santo
Tomás. Cfr. J. J. SANGUINETI, La filosofia del cosmo in Tommaso d'Aquino, Ares, Mila-
no, 1986. Afirma el Aquinate: "todo el universo es uno con unidad de orden". TOMÁS DE
AQUINO, Quaestiones Quodlibetales, VI, q. 11, a. un); y también: "este mundo se dice
uno con unidad de orden, en cuanto unas cosas se ordenan a otras". Summa Theologiae, I,
q. 47, a. 3. Para Polo, "el fin del universo es su unidad. Tal unidad es el orden. El orden es
el fin tal como puede estar en el universo. El fin del universo pertenece al universo en tan-
to que el universo es orden". Curso de teoría, I, 73.
46. "La unidad de orden es más amplia que la unidad de (...) los unos universales. Por tanto,
lo que llamo finalización en proceso o proceso de finalización se ha de entender asimismo
como una ampliación en proceso: lo que tiene de proceso es la ampliación. En ello estriba
la manera o medida de la concausalidad inmediata de la causa final: es una medida am-
pliable". Ibid, IV, 564.
47. "Tal esencia es la coherencia física. Como orden, coherencia significa compatibilidad. El
universo físico es cierta compatibilidad. Insisto: la causa final no es una sustancia ni un
movimiento —se distingue de la causa formal y de la eficiente—, si bien es compatible
con ellos; mejor, es su compatibilidad. Fin, en este sentido, significa perfección". Ibid.,
IV, 531.

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tribuir las tres nociones según los distintos tipos de concausalidad. Pero
cuando llegamos a la concausalidad entera agotamos el orden predicamental,
y así conseguimos la noción de universo" . 48

Tanto los organismos vivos como seres inertes cumplen el orden de la


causa final, pero "en la estructura principial, causal, del viviente el fin está
más cercano; es decir, el vivir es un modo de tener que ver con el fin más
intenso que la realidad física, que en este sentido es inerte. La expresión ser
inerte contrapuesta a ser vivo significa una diferencia respecto del fin. Lo
inerte es aquello que el fin domina, lo que está en el orden de tal modo que
el orden lo rige. El vivo no está regido desde fuera por el fin, sino que la vida
está en el movimiento y ese estar significa cierta inmanencia" . La causa 49

final, en concausalidad intrínseca con la sustancia natural, es la causa de la


unidad vital del ser vivo. Los seres vivos pertenecen al orden del universo, y
en tanto que su naturaleza es su sustancia ordenada, la vida —para el vivien-
te— es unidad y la muerte ruptura de la unidad vital.
Con excepción del hombre, los vivientes cumplen el orden de la causa
final, pertenecen al orden, están ordenados, son seres intracósmicos . Pero 50

los seres intracósmicos no son capaces de ordenar. Como la inmanencia de la


vida orgánica es una instancia unitaria inferior a la unidad del conocimiento
intelectual ordenador , los vivientes no humanos integran la unidad del
51

cosmos sin ser seres perfeccionadores de él. "La unidad empieza a pertene-
cer a lo unificado en el viviente, y es establecida en términos escuetamente
finales al conocer. Un corolario de este planteamiento es que el auténtico co-
nocimiento del universo físico es el conocimiento del orden. Asimismo, si
existe un universo, existe una Inteligencia porque el fin está primariamente
en la inteligencia en acto. La quinta vía tomista es estrictamente demostrati-
va. El fin es más uno en y con una inteligencia en acto que con cualquier
cosa. El orden físico —y orden equivale a universo— remite a un acto inte-
lectual" . Como es propio de la intencionalidad poseer el fin, cabe asimilar
52

la unidad de orden del universo —que, como veremos, es una realidad po-
tencial— al designio establecido por una Inteligencia ordenadora, que posee

48. El orden predicamental, 139.


49. Curso de teoría, II, 173.
50. "En su forma más débil el fin es un orden tal que los ordenados están sujetos a él: no se
abren al orden, sino que quedan dentro de él. Eso quiere decir que son intra-cósmicos. La
unidad llamada universo físico implica un modo de pertenecer a ella irreversible: la uni-
dad no es de lo unificado por la unidad". Ibid., II, 174-175.
51. "El conocimiento es una instancia unitaria superior a la capacidad unificante que tiene la
nutrición y, en general, los grados inferiores de la vida". Ibid., 174.
52. Ibid., 175.

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en acto el fin del cosmos. Es decir, el Origen de la unidad del universo se


encuentra en el acto intelectual creador (extrínseco al cosmos) que conoce y
establece un orden necesario en él . 53

Sólo las operaciones cognoscitivas poseen el fin de un modo perfecto,


de modo que la mayor unidad corresponde a lo conocido-cognoscente en el
acto intelectual . "Por eso Tomás de Aquino dice que contemplar el orden
54

del universo es una alta forma de pensar. Tomás de Aquino acentúa este
punto porque la intencionalidad se asimila a lo físico únicamente en atención
al orden: la conmensuración del acto cognoscitivo y la intencionalidad es
una especie de superorden por ser una posesión final más íntima que la uni-
dad final de lo físico. Y, en definitiva, conocer el universo es conocer el or-
den. El conocimiento del orden es más unitario que el orden respecto de lo
que ordena. El significado unitario de la intencionalidad es la inmanencia del
fin" . Así, la unidad de orden de lo físico (designio necesario) corresponde a
55

lo inteligido en acto, al conmensurarse con la operación cognoscitiva de una


Inteligencia creadora y providente.
La caracterización que Polo realiza del fin como designio alude sin más
a la Inteligencia ordenadora de Dios. "La unidad de orden es el designio
creado. Dios crea el universo de tal manera que su designio creador es crear
un orden, por tanto, el designio es aquella dimensión del universo que exi-
giendo un cumplimiento representa la unidad con Dios" . 56

Así, el fin no se encuentra en el universo como una determinación (pues


entonces sería causa formal), sino como un designio necesario (que es causa
final). Al distinguir el designio (la causa final que es la unidad de orden) de
la determinación (la causa formal que es la potencia de ordenación), la física
de causas de Polo deshace una confusión de los sentidos causales que apare-
ce en la física aristotélica: la absolutización de la forma circular como mani-

53. "El panteísmo es incompatible con el conocimiento del orden. La conversión de unidad y
ser no es asunto cómodo. La intencionalidad es lo característico de la finalidad poseída.
De acuerdo con lo dicho, la posesión se establece sin detrimento de la cosa, para la cual
ser conocida es una denominación extrínseca, al modo en que también el fin es una causa
extrínseca. Es muy importante la ya aludida distinción entre télos y peras. Como la causa
final es físicamente la primera, el movimiento transitivo produce un término. Pero lo físi-
co no posee estrictamente el fin". Ibid., 176.
54. "El hombre es más uno con la cosa en tanto que la conoce que la cosa consigo misma, por
cuanto lo es en términos finales y la cosa no es una consigo misma de ese modo". Ibid.,
175.
55. Ibid., 175-176.
56. El conocimiento racional, 122.

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festación o expresión del fin cósmico . "El fin es la perfección, pero no es


57

ninguna sustancia, ni categoría alguna, ni movimiento sino la unidad de or-


den, y no se confunde con la causa formal. La unidad de orden es más am-
plia que cualquier forma física, pues permite la pluralidad de sustancias y de
naturalezas" . 58

El cumplimiento del fin corre a cargo de tricausalidades que cumplen el


orden al concausar con él, ocurriendo la concausalidad cuádruple. Así, com-
pete a las concausas formales y eficientes de las sustancias categoriales cum-
plir el designio. Pero la concausa material de la sustancia categorial —en
tanto que es prius temporal y causa de imperfección— es causa de que el
cumplimiento del fin no sea completo, de manera que también la causa final
es potencial y no actual. Como la unidad de orden es cumplida por concausa-
lidades distintas de ella, el universo comporta una potencialidad que se dis-
tingue realmente de su acto de ser . 59

La causa final es causa opuesta a la causa material y, por eso, fin y ma-
teria no concausan en bicausalidad, sino en concausalidad cuádruple. La
oposición materia-fin requiere de la causa formal (causa determinante) y de
la causa eficiente (causa conjuntiva) para ser concausales . Así, en una con- 60

currencia tetracausal, la contingencia de lo físico se debe a su concausa ma-

57. "Paralelamente, es preciso añadir —en contra de los sostenido por el Estagirita— que el
orden del universo nunca es, ni puede ser, enteramente cumplido — o perfecto— si bien
nunca deja de cumplirse. Con otras palabras, se requiere deslindar drásticamente la noción
de orden con respecto a la de cualquier modalización formal (o estructural). Al caer en la
cuenta que el orden, también por no cifrarse en la forma, nunca puede ser enteramente
cumplido, se descubre un extremo de la cuestión que escapó por completo a Aristóteles:
que la causa final tiene carácter potencial — o de posibilidad real—, y que, correlativa-
mente, el universo físico no debe entenderse como entidad perfectísima —plenamente ac-
tual—, tesis con la que empieza el De coelo". J. M. POSADA, "Finalidad en lo físico",
Studia Poliana, 2002 (4), 100-101.
58. Curso de teoría, IV, 640.
59. "La causa eficiente y la causa formal (concausales con la material) pueden cumplir el
orden, y lo cumplen, aunque no por entero, precisamente porque a ellas corresponde cum-
plirlo. Más aún, por ello la causa final también es potencial (el universo es esencia distinta
realmente del acto de ser). La unidad de orden es potencial porque no es cumplida por en-
tero, sino por otros sentidos causales, los cuales son potenciales porque pueden cumplirlo,
pero no lo cumplen por entero. Y en ello estriba la compatibilidad de los sentidos causa-
les". Ibid, 533.
60. "La causa eficiente es la conservación de la distinción entre la causa final y la causa mate-
rial en su coimplicación. Como conservación de la diferencia, la eficiencia es requerida
tanto por la causa final como por la causa material". L. POLO, "La cuestión de la esencia
extramental", Anuario Filosófico, 1971 (4), 305. Como fin y materia son causas opuestas
sólo concausan en tetracausalidad. La causa eficiente —conservando la diferencia entre
ambas causas, y concausando con ellas— sigue al fin comenzando, aunque el comienzo es
retrasado por la concausalidad con la materia.

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terial, mientras que la necesidad física es el designio o causa final. Pues en el


universo tetracausal concurren tanto la contingencia como la necesidad.
Dios crea el universo con un designio pero Dios no se subordina al fin,
pues al crear la causa material en concausalidad cuádruple el cumplimiento
del orden en el universo no es completo. "El universo no culmina nunca de
una manera definitiva, no hay una formalización total del universo. Lo que
tiene de ordenable el cumplimiento de la unidad de orden requiere un favor
que es la causa material. ¿Qué sale de aquí? Que el universo no es un ente
perfectísimo, precisamente porque hay causa material. Por eso a la causa
material como favor se le puede llamar causa imperfecta. Es un favor para
cumplir, pero no para cumplir del todo" . Hay en el universo un cierto gra-
61

do de plenitud —que deriva de sus respectivos modos necesarios de ser— y


un cierto grado de no plenitud —la interna posibilidad de no ser lo que es o
de llegar a ser lo que no es— . 62

En cambio, si en algún momento de consumación total todas las posibi-


lidades se cumplieran, cabría un ente perfectísimo. En esta línea, la noción
idealista de sistema formula el principio de plenitud. Este principio, enun-
ciado por Lovejoy en 1933, es un principio de la ontología modal según el
cual no hay auténtica posibilidad que no se realice: si algo es posible siempre
llega a ser real . Pero como "el universo no cumple plenamente el designio,
63

el universo no es un ente perfectísimo. En rigor el ente perfectísimo es con-


tradictorio. Tampoco se puede decir que Dios sea el ente perfectísimo. El
ente perfectísimo no es sino una confusión entre los sentidos causales, donde
el fin es lo mismo que la forma, con lo cual el universo en vez de una unidad
de orden sería una sustancia, una gran mole, puesto que la identificación de
forma y fin es la gran cosificación del universo" . 64

Sin embargo, ni la unidad del universo es sustancial, ni el fin es una


sustancia física: causalmente, la sustancia elemental física es hile-mórfica,
mientras que la sustancia viva es hile-morfo-érgica. Pero el fin no es concau-
sal en la sustancia: la necesidad y la determinación se distinguen en la física

61. El conocimiento racional, 126.


62. Señala Alejandro Llano que "tal posibilidad dialéctica hace que este mundo sea abierto y
dinámico, teleológicamente ordenado hacia una plenitud nunca completamente cumplida.
El mundo de Aristóteles y Santo Tomás no es un bloque sin fisuras, perfectamente en-
samblado. Es un cosmos, un orden que no excluye del todo el desorden, la discontinuidad,
la oposición, la indeterminación". A. LLANO, Sueño y vigilia de la razón, Eunsa, Pam-
plona, 2001, 238-239.
63. Cfr. A. LLANO, Ibid, 205-239; A. LOVEJOY, La gran cadena del ser, Icaria, Barcelona,
1983.
64. El conocimiento racional, 124.

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de causas poliana, correspondiendo a concausalidades diversas. "El orden es


una unidad no substancial pero más que la unidad substancial, por cuanto es
el significado físico de la necesidad. Así pues, que el universo no sea una
sustancia no es un detrimento para la unidad llamada orden que es el univer-
so en cuanto uno" . A su vez, tampoco cabe entender lo físico como la sim-
65

ple pluralidad de sustancias, porque sin la concausalidad de la causa final, lo


físico sería una realidad contingente sin más . 66

Además, si el hombre es un perfeccionador perfectible es porque el


universo no es un ente perfectísimo . En tanto que el universo es una unidad
67

de orden que no es enteramente cumplido, es posible el trabajo humano: "la


inteligencia humana tiene alguna misión legítima respecto del universo, esto
es, respecto de la perfección que, por concausal, no es enteramente cumpli-
da" . 68

En suma, para Polo "la unidad del universo es el fin y el fin se describe
como unidad de orden. Así tenemos la tetracausalidad, porque la causa final
es imposible si no ordena, si no hay ordenación. Y por eso la causa final sólo
es causa en tetracausalidad. Por eso la causa final no es efecto, sino que en
ella se completa la causalidad predicamental, y de ahí se puede pasar al acto
de ser, a la distinción real essentia-esse" . Dios no crea sólo la concausali-
69

dad cuádruple (el favor, el designio y su cumplimiento) al margen del acto


de ser del que la tetracausalidad (en tanto que esencia del universo) realmen-
te se distingue. El universo no es el fin poseído por la operación intelectual
del hombre, sino el orden predicamental, la analítica concausal de la persis-
tencia. La comprensión del universo tetracausal como una esencia que se
distingue realmente de su acto de ser es el contrapunto que presenta la física
de causas poliana a la identidad de la esencia hegeliana.

Claudia E. Vanney
Universidad Austral
e.mail: [email protected]

65. Curso de teoría, II, 177.


66. "El fin, desde el punto de vista de la lógica modal, es lo necesario del universo físico. En
virtud de su causa final, el universo es necesario. La necesidad del universo ha de cifrarse
taxativamente en su finalidad". Ibid., 171.
67. Cfr. El conocimiento racional, 129.
68. Curso de teoría, IV, 533.
69. El conocimiento racional, 164.

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