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ACTA DE TRABAJO

Universidad de Cartagena
Facultad de Ciencias económicas
Programa de Contaduría Pública Diurna
Sede Piedra de Bolívar
Aula C103
Hora: 4:37p.m

Asistentes:
1. Brenda Vanessa Acosta Taborda
2. Nelcy Velasco Morales
3. Karol Sarmiento Cortes
4. Daniel Cabarcas Machado
5. Andrea Franco Saltarin

ORDEN DEL DIA:


Nos reunimos hoy de manera virtual, acatando las normas establecidad por el gobierno
con el fin de que no se siga propagando el COVID-19 y esperando con ansias que todo
esto pase pronto. Presentamos nuestro protocolo de la Historia y modelos de ciudadanía
de Juan Antonio Horrach y el aporte de cada uno de los compañeros sobre este.
PROTOCOLO

Universidad de Cartagena
Facultad de Ciencias económicas
Programa de Contaduría Pública Diurna
Sede Piedra de Bolívar
Aula C103
Hora: 4:37p.m
Asistentes:
6. Brenda Vanessa Acosta Taborda
7. Nelcy Velasco Morales
8. Karol Sarmiento Cortes
9. Daniel Cabarcas Machado
10. Andrea Franco Saltarin

INTRODUCCION

Antes de comenzar a hablar sobre el libro de Juan Antonio, nos preguntamos


¿Qué es la ciudadanía? La ciudadanía es reconocer a una persona una
determinada serie de derechos políticos con los cuales puede y podrá intervenir en
la política de un país determinado en la que esté está sometida a sus leyes. Este
concepto de ciudadanía más que todo va ligado con el ámbito de la modernidad
pero hay que tener claro que nace muchísimo antes aproximadamente unos 2.500
años en la Grecia clásica. Este concepto de ciudadanía se ha ido ampliando de
manera considerable que actualmente en la mayoría de los países tienen
derechos políticos, es decir, ha alcanzado una igualación notable en la comunidad
de gran parte de los países del mundo, en otras palabras, el concepto de
ciudadanía está muy cercano hacia una ciudadanía universal. Cuando se habla de
ciudadanía hay que tener en cuenta también la democracia, que básicamente no
son lo mismo, están muy interconectadas la una con la otra, esto porque ambas
son activas y siempre deben estar colocándose en juego, lo que pasa en sí es que
la democracia tiene una continua relación. Que signifique que haya democracia no
es sinónimo de que siempre la tendremos, ya que si la ciudadanía no mantiene
una posición fuerte y concreta, teniendo en cuenta siempre toda las alternativas
sobre lo que se decide y lo que está en juego; hay que tener en cuenta que la
democracia no es algo que tengamos arraigado y que sea hereditario
genéticamente, sino que es algo cultural y que la educación lleva a cabo un papel
decisivo y muy importante en todo esto. Una buena educación ética y moral de la
ciudadanía es el elemento más fundamental a tener en cuenta en el bueno
desarrollo de un sistema democrático. En efecto, la democracia no es un estado
permanente y que no sea reversible, sino un objetivo o un fin al que se desea
llegar.
HISTORIA Y MODELOS DE CIUDADANIA
Después de haber aclarado bien nuestro concepto y darnos una idea de esta podemos
empezar a hablar sobre la historia y modelos de ciudadanía y para esto debemos irnos
muchos años atrás, el libro de Juan Antonio nos habla de la Grecia clásica, debemos
tener en cuenta de que siempre que hablemos de democracia y ciudadanía debemos
remontarnos a esta Grecia ya que fue donde se originaron muchos acontecimientos
importantes tanto la democracia como la filosofía, que en muchas ocasiones se separan
los dos conceptos pero para muchos autores estos dos siempre van vinculados. Para
hablar de política debemos tener en cuenta dos modelos que son: el modelo Ateniense y
el modelo Espartano.
Entonces, el modelo ateniense es el más importante de todos, debido a que es aquel que
ha marcado más en la historia y ha dejado una gran huella en materia política y filosófica,
corresponde a la ciudad de Atenas (aunque en su tiempo Esparta fuera de un tipo más
hegemónico). Las características de este modelo tienen que ver con el "demos" que
significa "pueblo" y de la participación ciudadana. Al inicio Atenas no funcionaba con un
modelo de jerarquía, ya que los gobernantes no podían hacer lo que para ellos era
conveniente, sino que estaban sujetos a responder periódicamente a las necesidades de
los ciudadanos, en otras palabras, los gobernantes eran los representantes y quiénes se
encargaban de satisfacer de alguna manera las necesidades del pueblo ateniense. El
pueblo y el estado no se diferenciaban en ese tiempo. En la época de Solón hubo una
modificación de la estructura política y social en la que Atenas quiso acerca más a un
modelo de democracia dándoles derechos políticos a los ciudadanos. En cuanto al
gobierno pasó de un sistema aristocrático a uno democrático (es decir un régimen mixto),
combinando el tribunal aristocrático (Areopago) con el popular (Heliea). En la época de
Pericles, fue una época decisiva y muy importante para Atenas. La timocracia, que en
general favorecía a la democracia, hacía que se generaran más formas de democracia.
Cuando esto sucedía Pericles aplicó un método que se llama democracia radical que no
es más que la participación del pueblo en la política. Pericles llevó a la democracia
ateniense a su mejor momento, pero su muerte generó una decadencia en el
momento que quedó en manos de demagogos populistas. Aristóteles fue un
pensador muy crítico que formuló una tesis completa de ciudadanía, quién se
mostró de una u otra forma crítico con los excesos demagogos de la democracia
ateniense.

Posterior a Atenas, el concepto e ideología de cómo debe ser una ciudadanía se


traslada al sur de Grecia, en Esparta. Esparta es reconocida a través de la historia
por su rigidez y dureza inculcada en la ciudadanía, por su gran ejército, por
destacar principalmente en el ámbito militar dejando de lado el intelecto.
El modelo espartano se basó en una forma de gobierno donde solo mandaban
personas con dinero o propiedades, en ganar territorios por las múltiples
conquistas que realizó su ejército siempre vencedor y en un sistema
socioeconómico opresivo; de aquí que las frases más conocidas de la antigua
Esparta tengan un semblante de fuerza, lucha y victoria.
Con la conquista de Grecia por parte de Roma, hubo cambios en su estructura en
el ámbito social, político y religioso, dando base a lo que es la civilización de hoy
en día. En Roma se vieron los tribunos, que fue la primera figura en pro a la
protección de los plebeyos, después de la revolución de estos en contra de los
patricios. El modelo romano mostró ser menos cerrado que el ateniense y
espartano al permitir que personas fuera de roma (de territorios conquistados)
pudieran aspirar a una “semiciudadanía” mostrando el comienzo de lo que hoy es
llamada “doble ciudadanía”. Ser denominado “ciudadano” en Roma era más un un
privilegio social que político. Un punto muy importante que cabe resaltar es el
querer incluir personas externas a roma, dando paso también a “un derecho a
ciudadanía internacional”, mostrando igualdad entre extranjeros y romanos,
acabando con el “privilegio social “otorgado por ser ciudadano romano.
Al empezar el modelo cosmopolitano estoico, se implementa la ética al sistema
político ya existente traído de Roma, mostrando la igualdad que debe tener la
comunidad en el sentido a la unión de esta, se basa en destacar por encima de
todo, lo que tengan en común las personas y que todo aquello que las diferencia
solo son características artificiales de lo realmente esencial. Este modelo trata de
hacer a un lado la idea de clases sociales y aferrarse a la igualdad en las
comunidades, abrigando a todos por igual con los derechos civiles y centrándose
en la idea de que una única patria es aquella que no tiene fronteras.
La ciudadanía postnacional tal como es descrita por Jürgen Habermas es la
alternativa viable frente a los conceptos clásicos que vinculaban necesariamente
ciudadanía con nacionalidad y los conceptos aperturistas que abogan por una
ciudadanía universal. Es este modelo, el patriotismo constitucional desempeña un
papel muy importante, en donde desde la constitución y no desde esencias
nacionales, se puede conseguir una plena integración común de las diferencias
existentes en la sociedad y una ciudadanía europea (aunque sea, de momento,
sólo a nivel simbólico) a cada una de las ciudadanías nacionales.
La estructura de jerarquía que manejaba la iglesia católica en este tiempo no
preparaba o esperaba que la ciudadanía se volviera firme. Según san Agustín
(S.IV.-V) El hombre no debe atenerse a los deberes ciudadanos, sino más bien a
brindarle menos importancia al vínculo con otros hombres pues esto solo trae
maldad.
A finales de la Edad media en Italia, nace un modelo político que permitía
conceder el status de ciudadanía, el de poseer una propiedad en la ciudad
correspondiente.
La ciudadanía no es algo univoco, en el sentido que no existe de una sola manera,
se presentan 3 principales modelos de ciudadanía a partir de lo que se ha
considerado más reciente nuestra historia sociopolítica como lo son: la ciudadanía
liberal, que se ha caracterizado por defender los principios de libertad,
participación política y el individualismo, este último el más importante de este
modelo, encontramos también la republicana que se plantea como un modelo de
alternativa a la ciudadanía liberal defendiendo los principios de idea de libertad, la
educación del ciudadano y la igualdad, por ultimo tenemos entre las mas
importantes la comunitarita, este modelo de ciudanía privilegia la comunidad al
individuo, colocando por delante los vínculos de adhesión grupal con respecto a la
libertad individual, quedando el bien común por encima del pluralismo. Este
modelo no parte de unos principios definidos como lo hace el liberalismo y el
republicanismo, sino que estos se dejan a la dinámica del consenso grupal.
Encontramos otros modelos de ciudadanía como: Ciudanía diferenciada Se
defiende una idea de igualdad interpretada a partir de lo colectivo, no tanto de lo
particular. Este quiere lograr encontrar una supuesta igualdad, pretendiendo
aplicación de concretas políticas diferenciales a favor de grupos minoritarios, es
decir discriminación positiva a favor de colectivos marginales de una u otra
manera a lo largo de la historia (mujeres, negros homosexuales, etc.).
De la ciiudanía multicultural podemos decir que su autor más importante es Will
Kymlicka, que defiende una propuesta de pluralismo cultural. Se refiere a 3 clases
de grupos, con sus correspondientes derechos específicos para cada caso: Los
grupos desfavorecidos, grupos de inmigración y minorías étnicas o religiosas: son
acreedores de derechos multiculturales y por ultimo minorías nacionales.
Ciudadanía postnacional Jurgen Habernas es uno de los autores que más
lucidamente se ha dedicado a analizar la situación de la ciudadanía en nuestra
contemporaneidad más inmediata. Para el, es necesario reconocer la realidad de
unos estados postnacionales, que son, en suma, nuestros estados plurinacionales
y también plurietnicos. La clave de este modelo la juega el llamado patriotismo
constitucional.

Por otro lado, tenemos el cosmopolitismo político en donde nos hablan de un


modelo defendido por autores como David Held y Adela Cortina. En donde la idea
de cada uno de ellos aunque un poco apolares empataba en una sola idea la cual
se basa en defender y unificar un sistema de derechos y deberes de alcance
universal en donde no hubiese distinción alguna. A esto se le suma la idea de la
autora Martha Nussbaum la va en una dirección similar, aunque basándose más
en la tradición estoica grecorromana, reinterpretando la teoría de los “círculos
concéntricos” de modo que se sitúa como objetivo final el círculo cosmopolita (no
el personal).
En base a este estudio histórico, podemos decir que la ciudadanía se ha ido
abriendo paso en la historia aunque no siempre de forma progresiva; su avance ha
sido lento y costoso, pero de una manera o de otra se ha impuesto una presencia
decisiva en nuestras sociedades, y a determinados y decisivos avances le han
seguido no pocos retrocesos, aunque hoy en día podemos decir que estamos en
un momento positivo para la cuestión y en donde decíamos que este concepto de
ciudadanía se ha ido ampliando de manera considerable y que ha permitido
actualmente a la mayoría de los países tener derechos políticos, es decir, ha
alcanzado una igualación notable en la comunidad de gran parte de los países del
mundo, en otras palabras, el concepto de ciudadanía está muy cercano hacia una
ciudadanía universal.
También se ha dicho que debemos tener en cuenta de que siempre que hablemos
de democracia y ciudadanía debemos remontarnos a Grecia lugar en donde se
originaron muchos acontecimientos importantes tanto para la democracia como
para la filosofía, que en muchas ocasiones se separan los dos conceptos pero
para muchos autores estos dos siempre van vinculados, que el ciudadano
moderno se ve obligado a estar decidiendo constantemente sobre todo tipo de
cuestiones y problemas que la realidad le plantea. Esta situación puede
entenderse de mejor manera al final de todo el desarrollo histórico que aquí se ha
presentado, pues es cuando se percibe cómo las identidades grupales fuertes,
aquellas que, como dice Sheldon Wohlin, obligan al individuo (no es él quien
decide si forma parte de esas identidades), han sido deslegitima manifestar un
posicionamiento claro, en suma, a reflexionar sobre cada uno de nuestros pasos,
ejerciendo nuestra libertad y responsabilidad.
Al igual hayamos y estudiamos varios modelos de ciudadanía nos cuales abordan
el ideal a futuro de características que unifican una sociedad, como lo son el
modelo ateniense como uno de los más importantes y el cual desempeñó un papel
importante para la historia, dejando una gran huella en materia política y filosófica,
corresponde a la ciudad de Atenas. Por consiguiente tenemos al modelo
espartano, y el surgimiento de los modelos cosmopolitanos (estoico, cívico) al
igual que aportes por parte de la iglesia (en donde se habla de una institución que
ha capitalizado durante siglos la educación estatal acuse ahora al estado de
‘adoctrinar’ a los ciudadanos llama mucho la atención) y los diferentes
acontecimientos históricos a nivel mundial.
En base a todo esto podemos decir que se han presentado situaciones que nos
obligan a manifestar un posicionamiento claro, en suma, a reflexionar sobre cada
uno de nuestros pasos, ejerciendo nuestra libertad y responsabilidad. Por tanto,
cada ciudadano debe ir construyendo su posición, su identidad, de forma
particularizada, con lo que han perdido parte de su poder de dominio.

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