Algunos Alcances Básicos para La Probanza Del Delito de Violación Sexual A Menores de Edad
Algunos Alcances Básicos para La Probanza Del Delito de Violación Sexual A Menores de Edad
Algunos Alcances Básicos para La Probanza Del Delito de Violación Sexual A Menores de Edad
En tal sentido, si la probanza no está correctamente realizada, puede quedar impune una persona
culpable; y, por otro lado, se puede condenar a un inocente con la pena más rigurosa de nuestra
legislación. Para ello se exponen los siguientes ejemplos:
i) el caso de Dalezka Fernández Peche, quien a los 13 años atribuyó a su padrastro haberla ultrajado
sexualmente (el hombre fue condenado a cadena perpetua y, ahora, la muchacha, con 19 años, dice
que todo fue mentira, una farsa que urdió para librar a su familia de la violencia); y,
ii) el bien conocido caso del “Monstruo de Chiclayo”, quien confesó que había abusado sexualmente
de una niña de tres años.
En ese orden de ideas, la Ejecutoría Suprema recaída en el Recurso de Nulidad 2800-2013, Lima, de
fecha 31 de marzo de 2014, emitida por la Sala Penal Transitoria, indica lo siguiente:
[…] en líneas generales los delitos sexuales son cometidos en la clandestinidad, aprovechando el
agente, en la mayoría de casos que la víctima se encuentra indefensa, circunstancia por la cual no
existe otro medio probatorio que la versión del agraviado, esto es, únicamente su testimonio […].
Esto quiere decir que la probanza de la ejecución total del delito por el agente tiene como punto de
partida, y gira esencialmente en torno a la declaración de la presunta víctima.
Lastimosamente, nuestro país tiene un ato índice de procesos penales por delitos de abuso sexual a
menores de edad. No obstante, ¿qué sucede si la presunta víctima fue inducida por un adulto para
que maliciosamente sindique a un inocente como presunto autor del delito de violación sexual? ¿Qué
sucede si después de quince años una mujer sindica a un hombre, y manifiesta que cuando era niña
fue violada por aquel? Por otro lado, ¿qué sucede si la víctima no tuvo los suficientes medios
probatorios para acreditar que fue ultrajada y se dejó impune al culpable?
Como se comentó líneas arriba, el punto de partida de la probanza del delito de violación sexual a
menores es la sindicación oral que hace la víctima contra el presunto autor. En tal sentido, la
probanza debe iniciar por el test de veracidad, que está plasmado en el Acuerdo Plenario 2-2005/CJ-
116, el cual en su fundamento jurídico 10 indica lo siguiente:
[…] 10. Tratándose de las declaraciones de un agraviado, aún cuando sea el único testigo de los
hechos, al no regir el antiguo principio jurídico unus testis nulles, tiene entidad para ser considerada
prueba válida de cargo y, por ende, virtualidad procesal para enervar la presunción de inocencia del
imputado, siempre y cuando no se adviertan razones objetivas que invaliden afirmaciones. Las
garantías de certeza serían las siguientes:
Ausencia de incredibilidad subjetiva. Es decir, que no existan relaciones entre agraviado e imputado
basadas en el odio, resentimiento, enemistad u otras que puedan incidir en la parcialidad de la
deposición, que por ende le nieguen aptitud para generar certeza.
Verosimilitud, que no solo incide en la coherencia y solidez de la propia declaración, sino que debe
estar rodeada de ciertas corroboraciones periféricas, de carácter objetivo que le dote de aptitud
probatoria.
Persistencia en la incriminación, con las matizaciones que se señalan en el literal c) del párrafo
anterior.
Asimismo, las diligencias de investigación centrales y mínimas en este delito son las
siguientes: a) pericia psicológica del área psicosexual del presunto autor; b) entrevista en Cámara
Gesell de la presunta víctima; c) certificado médico con los análisis de los genitales de la presunta
víctima; d) declaración del investigado; y otras diligencias que según su pertinencia y utilidad deban
practicarse.
Con respecto a la pericia psicológica del imputado, ha habido casos en que los fiscales han incurrido
en error, pues no entendieron que el resultado de dicho examen debe ser visto desde el enfoque
psicosexual. Es decir, ha habido situaciones en donde los presuntos autores han presentado otras
condiciones psicológicas, como ansiedad, estrés, hiperactividad, etc., pero ello no es un resultado
eminentemente del área psicosexual. Algunos representantes del Ministerio Público a veces han
intentado entreverar los resultados de la pericia psicológica, desvirtuando lo que es importante
analizar, valorar e interpretar con este medio de prueba.
Aquí entramos a nuestro siguiente punto, pues creemos que las pericias técnico científicas de parte y
de oficio son eminentemente esenciales en un delito de violación sexual a menores, pues como lo
explica Manzini en su Tratado de derecho procesal penal III (Buenos Aires, 1952): “El juez es
un peritus peritorum pues tiene la capacidad de valorar las conclusiones periciales con relación al
objeto de la prueba y a los fines del proceso”.
En los delitos de violación sexual a menores de edad, uno de los puntos que hay que acreditar es que
hubo introducción, acceso carnal. Entonces, aparte del test de credibilidad, ¿cómo se logra probar
aquello? La respuesta está en la ciencia, es decir, la ciencia a través de un certificado médico legal
determinará si hubo lesiones en los genitales, y la gravedad de estas; así también, la ciencia a través
de una pericia psicológica determinará si el imputado tiene deficiencias en el área psicosexual; y la
ciencia a través de la Cámara Gesell determinará la verdad de los hechos de la declaración de un
niño.
Al fin y al cabo, son los peritajes los que determinarán con más exactitud si se cometió el delito o no.
Entonces, de no practicarse el análisis y la valoración de estas herramientas científicas en todas las
etapas del proceso, no habría suficiencia probatoria para acreditar la comisión del supuesto delito;
toda vez que el juez es una persona que no tiene la destreza para interpretar científicamente una
pericia técnica de cualquier rama de la medicina. En ese orden de ideas, su decisión la plasmará sobre
la base de lo que escuche, oiga, y mire de lo que los peritos expongan ante su despacho, y de ese
modo realice una correcta valoración de los actuados.
2. El juez no puede descalificar el dictamen pericial desde el punto de vista científico, técnico, artístico
ni modificar las conclusiones del mismo fundándose en sus conocimientos personales.
Entonces, la Fiscalía debería presentar para sustentar su acusación los peritajes científicos realizados.
Por lo contrario, el imputado debería presentar peritajes técnicos de parte, pues estos son los únicos
que podrían desacreditar que los peritajes del Ministerio Público incurren en error, o que estarían
siendo interpretados incorrectamente.
Esto quiere decir que en los juicios de violación sexual a menores de edad necesariamente debe
existir un debate pericial para alcanzar una correcta valoración de los medios de prueba y una debida
motivación de la sentencia. Sobre el particular, es bueno citar la sentencia de segunda instancia
recaída en el Expediente 00408-2013-39-1308-JR-PE-01, Huaura, del 20 de marzo de 2015, emitida
por la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Huaura, que manifiesta lo
siguiente:
1. Los peritajes deben ser admitidos sujetándose a lo que indica el Artículo 383.1, c) Código Procesal
Penal 2004
2. […] Que, en el supuesto negado de haberse admitido el certificado médico legal […] dicho
documento contradice la pericia médica especializada de parte, mediante la cual el Dr. José del
Carmen Farro Sánchez ha sido bastante claro e ilustrativo al precisar analizando las fotografías un
resultado contrario al certificado médico legal. Debió efectuarse un debate pericial.
Asimismo, se pone de conocimiento que los informes periciales deben sujetarse a lo que indica
el artículo 178 del Código Procesal Penal, de lo contrario devendría en nulo:
b) La descripción de la situación o estado de hechos, sea persona o cosa sobre los que se hizo el
peritaje.
e) La indicación de los criterios científicos o técnicos, médicos y reglas de los que se sirvieron para
hacer el examen.
f) Las conclusiones
[…] 15. (i) la primera fase de la valoración es meramente un control de legalidad sobre la existencia o
no de actividad probatoria lícita (juicio de valorabilidad), y en caso de su existencia, si esta tiene
sentido incriminatorio. (ii) La segunda fase es ya de la valoración en sentido estricto, cuyo objeto es
determinar tanto si existen elementos de prueba de cargo o incriminatorio y, luego, si tal prueba
existente es suficiente o no para condenar. 16. El sistema de valoración de prueba que ha acogido
nuestra legislación es el de la sana crítica. […] 17. Las opiniones periciales no obligan al Juez y pueden
ser valoradas de acuerdo a la sana crítica. Sin embargo, el Juez no puede descalificar el dictamen
pericial desde el punto de vista científico, técnico, artístico […]
Con respecto a la pericia psicológica forense y la credibilidad del testimonio, el Acuerdo Plenario 04-
2015/CIJ-116 indica:
Para realizar un análisis de credibilidad, resulta necesario efectuar evaluaciones a los sujetos que
vierten el relato, atendiendo a dos niveles:
A) Cognitivos de la persona, que redundan en su habilidad para relatar los hechos con precisión y
exactitud. Considera de manera particular los factores generales que influyen en la adquisición,
retención, recuperación y comunicación verbal de la información (exactitud).
B) Al componente motivacional que se refiere a la voluntad para explicar los hechos de modo
apegado o no a la realidad.
Sin embargo, es pertinente precisar: Primero, que la valoración de esa modalidad de pericia
psicológica presupone una declaración prestada en forma legal, y con todas las garantías procesales y
constitucionales. Segundo, que el análisis crítico del testimonio es una tarea consustancial a la
responsabilidad de valorar y resolver de los jueces, cuyo criterio no puede ser sustituido por
especialistas que solo pueden diagnosticar sobre la personalidad en abstracto pero no sobre su
comportamiento en el caso concreto, por lo que el informe psicológico solo puede servir de apoyo
periférico o mera corroboración —no tiene un carácter definitivo— pero no sustituir la convicción
sobre la credibilidad del testigo. Tercero, que el juicio del psicólogo solo puede ayudar al juez a
conformar su criterio sobre la credibilidad del testigo; y, su informe, al contrastar las declaraciones de
la víctima —menor de edad, sustancialmente— con los datos empíricos elaborados por la psicología,
si existen o no elementos que permitan dudar de su fiabilidad. Cuarto, que el informe pericial no
puede decir, ni se les pide que lo hagan, si las declaraciones se ajustan o no a la realidad, lo que es
tarea del órgano jurisdiccional que entre otros elementos contará con su percepción directa de las
manifestaciones y con el juicio del psicólogo sobre la inexistencia de datos que permitan suponer
fabulación, inducción, invención o manipulación [conforme STS de 29 de octubre de 1996, de 16 de
mayo de 2003, y de 488/2009, de 23 de junio].
Por otra parte, otro medio de prueba es el testimonio de la presunta víctima, que sindique en Cámara
Gesell al presunto autor del delito; sin embargo, ¿qué sucede si la denunciante es mayor de edad,
pero indica que fue ultrajada muchos años atrás? Sobre el particular, es bueno citar la Ejecutoría
Suprema recaída en el Recurso de Nulidad 2650-2012, Lambayeque, del 4 de junio de 2014, emitida
por la Sala Penal Permanente, que indica lo siguiente, entre otras cosas:
“ […] 1. Así, se firma que, en las declaraciones de la menor, se presentan sustanciales contradicciones
que le restan mérito probatorio a su sindicación, que en el presente caso la declaración de la víctima
no puede servir de fundamento a una decisión judicial de condena por cuanto no reúne los requisitos
de persistencia en la incriminación y verosimilitud. En efecto, se refiere que la menor agraviada no ha
sostenido una versión uniforme, coherente y sólida, y por tanto no puede ser valorada como prueba
de cargo, siendo esta situación favorable al procesado en aplicación del principio in dubio pro reo.
2.Adicionalmente se indica que la denuncia verbal interpuesta por Mariela Angélica Arriola Órtiz, fue
realiza el 01 de septiembre de 1999, es decir cuando la agraviada contaba con 17 años de edad, pese
a que según refirió, la primera violación se produjo a los 13 años; por ende esta resulta tardía, a ello
se suma que la denunciante no se ratificó en su dicho; que frente a la imputación de cargos, el
encausado en forma categórica ha sostenido su inocencia, señalando que nunca violó a la agraviada,
que ella desde muy pequeña vivió con una tía.
Esto quiere decir que se considera a favor del imputado el hecho de que la denuncia sea por eventos
sucedidos muchos años atrás, lo que puede indicar que más bien estamos frente a una falsa
denuncia.
Espero que estos breves alcances con relación a la probanza del delito de violación sexual a menores
de edad hayan servido, toda vez que este artículo mantiene una posición neutral con el fin de que se
pueda alcanzar la acreditación de la verdad de los hechos en los procesos penales.
Bibliografía
Arbulú Martínez, V. (2019). Delitos sexuales en agravio de menores de edad. Lima: Gaceta
Jurídica.
Recurso de Nulidad 2650-2012, Lambayeque, del 4 de junio de 2014, emitido por la Sala
Penal Permanente.