4 - Estructuras Ecuativas y Ecuacionales Go
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UNIDAD 3
LECTURA Nº 19
CAPITULO III
1. ESTRUCTURAS ECUATIVAS
Siempre ha existido entre los gramáticos una conciencia más o menos explícita de que en el atributo o
predicado nominal se escondían fenómenos diferenciados. También los lógicos se han preocupado de deslindar
los diferentes operadores que se esconden tras la cópula lingüística. No es nuestro interés rastrear la huella de tal
sentimiento. Bástenos recordar la insistencia con que se hacía corresponder la función atributo con la categoría de
los adjetivos, a pesar de la abundancia en el corpus de ejemplos como:
– Juan es el profesor
– El libro es el mejor amigo del hombre
en los que las pruebas de concordancia y de conmutación por LO ofrecen un resultado idéntico al de los
adjetivos:
Õ Juana es la profesora - Juana lo es
Õ Los libros son los mejores amigos del hombre
– LO son
Este sentimiento ha sido traducido a teoría bajo la oposición oraciones atributivas (o adscriptivas) / oraciones
ecuativas, oposición en la que han insistido M.A.K. Halliday (1970), J. Lyons (1977), J. Falk (1979) y, entre
nosotros, V. Demonte (1979), I. Bosque (1984) y, especialmente, J.C. Moreno Cabrera (1982 y 1983). En los
siguientes puntos quedan resumidos los caracteres fundamentales que los autores han propuesto para diferenciar
ambos tipos de oraciones:
1) "Las atributivas no son reversibles (por ejemplo, podemos decir that man is a poet (ese hombre es un
poeta), pero no a poet is that man (un poeta es ese hombre)" (Halliday, 1970,162). Por el contrario, ''las
oraciones ecuativas pueden permutarse libremente'' (Lyons, 1977, 415): Juan es el presidente – El presidente es
Juan. Lyons piensa, sin embargo, que decursos del tipo Intelligent is John no serían inaceptables, aunque
estilísticamente sean menos frecuentes (Id., 416).
2) Desde un punto de vista semántico, "la clase de elementos que aparece en la tercera posición de las
oraciones ecuativas no es coextensiva con la clase de expresión que aparece en la tercera posición de las oraciones
adscriptivas" (Id.,415). Lo que en este aspecto nos parece pertinente no es comparar la clase de los terceros
elementos, sino la relación designativa existente entre sujeto y atributo en las oraciones ecuativas y en las
adscriptivas: en las primeras (las ecuativas), la clase designativa del sujeto y del atributo son idénticas, mientras
que en las adscriptivas la clase del atributo es siempre más amplia que la del sujeto (Falk, 1979, 23).
3) Consecuencia del apartado anterior es que las ecuativas "se emplean típicamente para identificar el
referente de una expresión mediante el referente de otra, mientras que las otras sirven para adscribir al referente
de la expresión sujeto una cierta propiedad" (Lyons, 1977, 416). "Las atributivas... expresan inclusión en una
clase" (Halliday, 1970, 162), mientras que las ecuativas "expresan la identidad de clases" (Ibid.). "Han recibido
esta denominación por establecer una ecuación o identificación entre dos miembros referenciales y coextensivos"
(Falk, 1979,23).
4) "En general, un complemento ecuativo (en una oración con una FN de sujeto) puede ser un nombre
propio, un pronombre o una frase nominal definida, pero no un adjetivo; mientras que un complemento
adscriptivo puede ser un nombre o un adjetivo, pero no un pronombre o un nombre propio" (Lyons,1977,416).
La adscripción de la secuencia John is a writer a una u otra clase, que a Lyons le parece controvertible (Id., 417),
pasaría a ser considerada adscriptiva si se toma como pertinente el criterio definido / indefinido que propone
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Esta posibilidad de diferenciarlos será, como veremos más adelante, un criterio discriminador entre las
ecuativas y las ecuacionales.
Toda división halla siempre problemas fronterizos. Moreno Cabrera analiza con acierto la secuencia El
número de los planetas es nueve, que W.v.O. Quine consideraba una igualdad. Aparte de consideraciones
semánticas, el atributo no está aquí determinado y, como bien advierte el autor, supera positivamente la prueba
del como:
– El número de los planetas es nueve, como el de las Musas
Por el contrario, sí que es ecuativa:
– El número de los planetas es el nueve
El meollo de la cuestión se halla en la duplicidad de contenidos asignable a "número". Cuando significa
"pluralidad", ''cantidad", la construcción es adscriptiva; mientras que si significa "guarismo" y está determinado,
la construcción es ecuativa. La diferencia puede comprobarse mejor en estos ejemplos alusivos a los españoles que
participan en una competición de regatas:
– El número de españoles es ocho (adscriptiva)
– El número de los españoles es ocho (adscriptiva)
– *El número de españoles es el 37
– El número de los españoles es el 37 (ecuativa).
2. ESTRUCTURAS ECUACIONALES
2.1. Especificación
J.C. Moreno Cabrera propone diferenciar un nuevo subgrupo dentro de la clase de las copulativas. Así, junto
a las atributivas y a las ecuativas tendríamos oraciones copulativas especificativas (Moreno, 1982, 237 y ss. ).
Ante secuencias como:
a. Al que vimos fue a Juan
b. Con la que sale es con María
y sus equivalentes
a. Fue a Juan al que vimos
b. Es con María con la que sale
observa que "nos podemos dar cuenta de que no nos bastan los criterios hasta ahora empleados" (Moreno, 1982,
237). Aunque comparten algunas características con las ecuativas, "no parece atinado decir que en las oraciones
anteriores identificamos el referente de al que con el de a Juan, o el de con la que con el de con María" (Id.,238).
Se trataría de secuencias de naturaleza especificativa, tanto en el plano semántico como en el gramatical:
1) Se especifica ''un elemento indeterminado (en este caso los relativos el que y la que) mediante un
sintagma con referente determinado" (Ibid.), es decir, Juan, María.
2) "La especificación es también gramatical, pues señalamos la función sintáctica que desempeña el
especificante (a Juan, con María) en la proposición de relativo" (Ibid.).
No parece existir duda de que estamos ante una especificación referencial (y, por tanto, semántica) de los
relativos por medio de expresiones definidas, pronombres o nombres propios. Pero tampoco se debe olvidar que
esta misma circunstancia se daba en las ecuativas, las cuales, como advertía J. Lyons, "se emplean típicamente
para identificar el referente de una expresión mediante el referente de otra" (Lyons,1977,416). Por otra parte, no
estamos de acuerdo en afirmar que exista una especificación gramatical en la dirección que apunta Moreno
Cabrera. Más bien parece ocurrir todo lo contrario:
1) El segmento a Juan no contrae función alguna en la llamada oración de relativo (sino el que que lo
representa).
2) Llegamos a conocer la función del relativo a través de la función que desempeñaba a Juan en la oración
primitiva Vimos a Juan.
En consecuencia, dado que el carácter especificativo no se refleja en una particularidad gramatical ni es
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diferenciador en el plano semántico, proponemos eliminar este término con el fin de evitar confusiones e
interpretaciones erróneas derivadas del carácter transparente de tal designación.
Que no aceptemos el término especificativas no implica, claro está, oposición a diferenciar los decursos
ecuativos de los que Moreno Cabrera denomina especificativos y que hacía coincidir con las "fórmulas
perifrásticas de relativo" (Moreno, - 1982, 238)
2. 4. Variabilidad de resultados
Esta variabilidad de resultados se puede comprobar en las estructuras ecuacionales generadas en la
focalización de los segmentos subrayados de esta larga lista de ejemplos:
1) Salía sangre de la herida
2) Salían las vacas
3) Salía Juan
4) Compra panes
5) Entregó los ladrones a los jueces
6) Entregó a los ladrones
7) Juana es coja
8) Juana es (la) maestra
9) Lleva manchado el traje
10) Dejó morir al bandido
11) Dejó muriendo al bandido
12) Dejó muerto al bandido
13) Regala bombones a sus compañeros
14) Se queja del sueldo
15) Llega los lunes
16) Llegan los lunes
17) Iban a Madrid
18) Se juega así
19) Lo metieron preso por robar
20) Cobrarán cuando entreguen la mercancía
21) Lo mataron a tiros
22) Pintó el cuadro con espátula
23) Pintó el cuadro con la espátula
24) Lo subieron entre los dos
25) La tienen por tonta
26) No está contenta con su familia
27) No tiene máquina de escribir
28) Trabajaron una sola noche
29) Aportó al matrimonio un montón de enfermedades
30) Voy porque necesito comer
31) Trabajaron muchas noches
Estos serían los resultados :
1') Era sangre lo que salía de la herida (no contable)
Lo que salía de la herida era sangre
Sangre era lo que salía de la herida
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2.5.1. Como señala J.A. Martínez, "las ecuacionales son construcciones "tripartitas": Unidad enfatizada (a la que
podría llamarse "tema ") + verbo "ser" + Oración de relativo" (Martínez, 1984, 102; - cf. Moreno,1983,466).
Con el fin de no multiplicar el número de aplicaciones del término tema, ya bien preñado de polisemia, de ahora
en adelante denominaremos segmento A a la magnitud lingüística que se focaliza y segmento B a la construcción
de relativo.
2.5.2. El portador de los morfemas verbales es siempre el verbo ser (nunca estar ni, menos aún, cualquier otro
verbo ocasionalmente atributivo) (Fernández Ramírez; Alarcos, 1970,231;Martínez, - 1984, 104;Moreno, 1983,
456, 240 y not. 28).
2.5.3. El verbo ser "se presenta en las ecuacionales léxicamente vacío y casi vacío morfemáticamente" (Martínez,
1984, 104-105) de tal manera que se comporta como un ''copulativo puro", ''mero enlace entre las otras partes
de la construcción ecuacional" (Id.,105). "El núcleo oracional de las ecuacionales apenas podría entenderse como
portador de los morfemas verbales; porque:
1°, los morfemas componentes del sujeto ("morfemas subjetivos'') son siempre y únicamente "3ª pers." y
"sing." (i.e. la "no persona" y el "no plural");
2°, nunca comporta ''morfemas objetivos'', ni el elemento se, ni "dativos superfluos", ni siquiera el lo neutro,
referente habitual de la unidad en función atributo: –¿Y es por esto por lo que dimitió? * –Por eso lo es; y
3°, los morfemas verbales de "perspectiva" y "aspecto" tienden a ser pura y simple copia de los de la relativa:
– Había sido por eso por lo que había dimitido...'' (I., 104).
Siempre puede aparecer el presente de indicativo, "que presenta una composición morfemática a base de
todos los elementos ''extensivos" o "no marcados" de cada paradigma (Ibid; cf. Martínez, 1978-79,392, nota 27).
2.5.4. Como se desprende de la observación del amplio abanico de ejemplos propuesto, son prácticamente todas
las funciones las que admiten esta enfatización de las oraciones ecuacionales (Martínez,1984,105). Pocos son los
sintagmas o grupos que quedan fuera de su alcance operativo. J.A. Martínez ha señalado los más importantes:
1) Magnitudes que no contraen una función oracional (es decir, en dependencia directa del verbo): “así, por
ej. en Lo puse en una caja de cartón que estaba en la repisa, no podrían enfatizarse por este medio ni de cartón,
ni que estaba en la repisa, ni mucho menos en la repisa” (Ibid.). Esta regla tiene también algunas excepciones
(que, por cierto, favorecen la potencia de este procedimiento). En No tiene máquina de escribir, No está contenta
con su familia, No está conforme con los resultados sí cabe el realce de los grupos de escribir, con su familia y con
los resultados a pesar de ser función no directamente dependiente del verbo: De escribir es de lo que no tiene
máquina, Con su familia es con lo que no está contenta, Con los resultados es con lo que no está conforme. En el
ejemplo (31) se observa cómo se generan dos estructuras ecuacionales diferentes a partir de trabajaron muchas
noches según se focalice el segmento muchas noches (de carácter nominal) o simplemente muchas (que no ejerce
función oracional).
2) "Construcciones con sentido concesivo" (Ibid ).
3) Las oraciones no transpuestas sólo se enfatizan si el verbo aparece bajo la forma de infinitivo: Me insultó
- Insultarme fue lo que hizo; y aún más en el caso de las imperativas (Ven acá - Venir acá es lo que debes hacer,
etc.).
4) ''Sintagmas del tipo ojalá, tal vez, sin duda, sin embargo, no obstante..., y los "negativos" (no, nunca,
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nadie, ninguno, etc.), así como los llamados atributos "oracionales'': Lógicamente, no contestó;
Desgraciadamente, todo ha terminado..., tampoco pueden enfatizarse en estructuras ecuacionales'' (Id., 105-6). A
este último apartado habría que añadir asimismo las construcciones atributivas absolutas, que admiten realce
conjunto, pero no elemento por elemento: Terminado el encierro, se celebró la asamblea – Fue terminado el
encierro cuando se celebró la asamblea, pero *Fue terminado cuando se celebró la asamblea. Atribuimos esta
imposibilidad a la relación de interdependencia que une los segmentos que componen las construcciones
atributivas absolutas. La imposibilidad de construir oraciones ecuacionales a partir de uno solo de los
componentes de las construcciones absolutas es la razón por la que tampoco los atributos incidentales admitan
esta transformación enfatizadora: su tema queda fuera del inciso (Vid. Cap. V)
2.5.5.-El segmento B de las estructuras ecuacionales está constituido por una oración de relativo. En este punto
existe acuerdo unánime entre los autores. Según Moreno Cabrera, tales oraciones de relativo carecen de
antecedente (Moreno, 1983,456, 463,238):
1) "en las perífrasis de relativo se excluyen los pronombres relativos como el cual, lo cual, que, como es
sabido, exigen antecedente" (Id., 462)
2) "si insertamos un antecedente en una perífrasis de relativo obtenemos necesariamente una oración
agramatical'':
– *Fue a Juan el hombre al que vi
3) "Una relativa restrictiva con antecedentes puede presentar además una relativa explicativa con el mismo
antecedente"
– El hombre que vino, el cual no tenía un pelo de tonto, nos lo dijo.
''Esta posibilidad no se da en las perífrasis de relativo, que no llevan antecedente" (Moreno, 1982, 262):
– *Es para Juan para quien trabajo, el cual me explota miserablemente
J.A. Martínez considera que el antecedente del relativo es siempre el elemento enfatizado o tema, aunque se
ve precisado a reconocer que, al contrario de lo que sucede en otras relativas, el antecedente no constituye el
núcleo (Martínez,1984, 103) y que las relativas "no funcionan como adyacente nominal de su antecedente''
(Ibid.). A estas conclusiones llega tras observar: 1) un orden no usual (en Lo que quiero es un par de besos, por
ejemplo, el relativo precede a su antecedente, y 2) falta de concordancia entre el antecedente y su relativo (Con
esos juguetes es con lo que se entretiene) (Ibid.). Escasa trascendencia tiene elegir una u otra opción: no
observamos gran distancia entre negar la existencia de antecedente, por un lado, y por el otro, afirmarla a la vez
que se sostiene que ni el antecedente es núcleo ni la relativa modificador del mismo.
2.5.6.-''La oración relativa se encuentra siempre sustantivada y, cuando lleva preposición, adverbializada. La
adverbialización a través de la preposición sólo se da sobre la base de una previa sustantivación mediante el
artículo; y en las ecuacionales el artículo es siempre (al contrario que en algunas otras relativas) imprescindible:
Con esos juguetes es con los que se entretiene (no se dice *con esos juguetes es con que se entretiene, frente a Los
juguetes con los que se entretiene son esos (o Los juguetes con que se entretiene son esos)" (Martínez, 1984,l02-
3). Como prueba de la existencia de esta sustantivación de las oraciones de relativo por medio del artículo, J.A.
Martínez aduce el hecho de que nunca puedan venir encabezadas por cuyo-a-os-as, el único relativo que jamás se
sustantiva (Id.,103).
A pesar de que la validez de esta afirmación alcanza gran número de las estructuras que analizamos, creemos
necesarias algunas matizaciones:
a) No todas las secuencias ecuacionales exigen la presencia formal del artículo (caso de quien, que incluye
su valor) y son muchos los decursos en los que ni siquiera aparece como valor implícito: cuando el segmento B
está encabezado por los relativos donde, cuando, como y cuanto (De allí es de donde vengo, Entonces fue cuando
se me ocurrió la idea, Durmiendo es como mejor se imagina uno las desgracias, Una sola noche fue cuanto
trabajó con nosotros).
b) En algunas circunstancias la presencia de preposición no implica la presencia de artículo (Por este camino
es por donde más se ataja, Desde el lunes es desde cuando siento estos dolores,... ).
c) La preposición no siempre adverbializa. Como regla general, estableceremos que la preposición que
antecede a un relativo en las estructuras ecuacionales sólo tendrá función transpositora si ya cumplía tal función
en la estructura primitiva (no enfatizada). En los decursos Fue a los niños de Pilar A los que castigaron, Es DE
política de lo que hablan,... sería contradictorio afirmar que las preposiciones A y DE transponen las relativas a la
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categoría de los adverbios, pues los segmentos a los niños y de política no pueden ser adscritos a tal categoría en
las oraciones primitivas (Castigaron a los niños de Pilar, Hablan de política).
d) La presencia del artículo es siempre obligatoria ante el relativo que, pero de ello no se deduce
necesariamente su función transpositora. Tal transcategorización ocurre cuando el elemento que se focaliza es un
nombre; pero en las ocasiones en que el objeto de realce no pertenece a tal parte de la oración, el artículo no
sustantiva en modo alguno. En los ejemplos:
– Apasionante es lo que parece este libro
– De vigilantes es de lo que trabajan
– Imbécil es lo que le llamó
– Coja es lo que es María
no podremos sustituir nunca el segmento artículo + oración de relativo por un nombre o un pronombre
– *Apasionante es eso (posible con otro sentido)
– *De vigilantes es de eso
– *Imbécil es eso (posible con otro sentido)
– *Coja es eso
Por el contrario, son numerosos los casos en los que el conjunto lo que es sustituible por como y cuanto:
– Coja es como (=lo que) es María
– Mil duros es cuanto (=lo que) tiene en sus bolsillos
2.5.7.- Refiriéndose a los dos segmentos de la construcción ecuacional E. Alarcos advertía con tino: ''Hay, pues,
un doble condicionamiento semántico y funcional, para que los segmentos dotados generalmente de la función
de aditamento se transpongan a estas otras funciones: que haya homogeneidad semántica entre los dos segmentos
que queden como sujeto y atributo en la construcción atributiva, y que ambos, en otros contextos, sean
equifuncionales'' (Alarcos, 1970,232). Este condicionamiento semántico impone que si el segmento focalizado
manifiesta una circunstancia de modo, la oración de relativo ha de ser asimismo modal; si, por el contrario,
manifiesta carácter locativo, el segundo elemento ha de expresar también idea de lugar (y con idénticas
matizaciones: "lugar en donde", "de donde", "por donde ",...)
Este paralelismo afecta también a la dimensión categorial y al aspecto formal. Si un segmento es sustantivo, el
otro tendrá también carácter nominal. Si el primero viene precedido de una preposición, el segundo deberá
también incluirla (o utilizar un relativo que manifieste su valor: donde, cuando,...).
Es el aspecto semántico el que parece dominar al resto de los niveles (funcional, categorial y formal). Con
frecuencia hallamos casos de focos pertenecientes a la categoría de los adjetivos que aparecerían unidos
ecuacionalmente a oraciones tradicionalmente caracterizadas como "adverbiales'':
– descalzo fue como lo hallaron
– rotos es como lleva los zapatos
Sin embargo, hechos que veremos en su momento aconsejan considerar adjetivos en estos casos los decursos
como lo hallaron y como lleva los zapatos.
Algunos complementos circunstanciales, normalmente adscritos a una clase semántica (lugar, tiempo, modo,
instrumento, causa, etc.), han sufrido desplazamiento de un conjunto a otro sin que, en apariencia, represente un
cambio formal. Sin embargo, en las construcciones ecuacionales se reflejan estas traslaciones. La secuencia
– El pelo se corta con tijeras
deja impreciso el sentido concreto de su aditamento (¿instrumental? ¿modal?). Esta vaguedad queda eliminada en
las ecuacionales:
– Con tijeras es con lo que se corta el pelo (instrumento)
– Con tijeras es como se corta el pelo (modo)
Incluso algunos locativos conocen también este desplazamiento hacia el sentido modal:
– Será sólo por la ría como conseguirás introducir el contrabando.
La estrecha relación existente entre los diferentes tipos de circunstancia causal permite ciertas construcciones
sorprendentes en las que se igualan por medio del verbo ser una condicional y una causal o una final y una
causal:
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– "Si voy a trabajar y obedezco órdenes es porque usted y su madre y yo mismo, los tres, necesitamos
comer"(M. Puig)
– Si no tienen más hijos es porque no tiran (García Márquez)
– Si me voy es porque lo he decidido (García Márquez).
– Para que seas un hombre hecho y derecho es por lo que tu madre trabaja incesantemente.
Contra lo que a primera vista pueda parecer, estas construcciones no son estrictamente ecuacionales: falta el
segmento relativo y el orden es fijo. Se trata también de estructuras enfatizadoras de secuencias primitivas como:
Voy a trabajar y obedezco órdenes porque usted y su madre..., No tienen hijos porque no tiran, etc.
2.5.8. Un problema de capital importancia en las estructuras ecuacionales es la determinación de su estructura
funcional. E. Alarcos aplicaba a estos decursos las funciones típicas del esquema atributivo, aunque sin hacer
especificación de cuál de los segmentos era sujeto o cuál atributo, pues, en su opinión, el hecho carecía de real
importancia: "Pero poco importa, en realidad, en estas construcciones la determinación de qué segmento es
sujeto y cuál atributo. Se trata de oraciones "ecuacionales", en que los dos segmentos conectados con /ser/ se
consideran iguales, y, por tanto, el verbo es equivalente al signo "igual a" (=), y los dos segmentos tienen que ser
gramaticalmente equivalentes'' (Alarcos, 1970,320).
Otros autores, por el contrario, sí han preferido seguir determinando el sujeto y el atributo o predicado
nominal. A. Bello, tras afirmar que estas secuencias "se apartan mucho de las construcciones ordinarias por la
forma que toman en ella el sujeto y el atributo" (Bello,1981,493) y que "siendo una relación de identidad la que
se expresa de este modo, es indiferente considerar cualquiera de los dos adverbios o complementos como sujeto y
el otro como predicado'' (Ibid.), opta por considerar sujeto "el que no es o no incluye una palabra relativa"
(Ibid.). Idéntico parecer es el que mostró en su tiempo O. Jespersen y el que recientemente ha defendido Moreno
Cabrera (1983, 461 ). J. A. Martínez, ciñéndose exclusivamente a aquellas construcciones ecuacionales que unen
segmentos con preposición o elementos de carácter adverbial, prefiere incluirlas entre las "impersonales": "Todo
lo expuesto nos lleva –aun provisionalmente– a suponer que las construcciones ecuacionales vistas son siempre
"impersonales", y que la función Sujeto Léxico está bloqueada por la preposición (o por el valor prepositivo
implícito en los adverbios)" (Martínez, 1977-78,395, Id., 1984, 109).
Moreno Cabrera aporta dos argumentos en defensa de que la función sujeto es contraída por el segmento no
relativo:
1) Si colocamos el segmento B inmediatamente detrás del verbo obtendremos un decurso agramatical:
– *Es a quien elegimos a Juan (Moreno, 1983, 461)
2) Reconoce que "cuando el sujeto lleva preposición, la cópula permanece invariable en la persona y número
no marcados" (Id.,462). Mas este sería un comportamiento debido a razones formales (la presencia de
preposición). La prueba aducida es que "si el sujeto va desprovisto de preposición, entonces la cópula concuerda
libremente con él " (Ibid .):
– Son/ *es Juan y Pedro los que vienen
En el tratamiento de cualquiera de los problemas que afectan a estas construcciones no podemos dejar de lado
en ningún momento su función básica: se trata de estructuras de enfatización. Prácticamente todos los segmentos
que aparecen en un esquema sintagmático consienten este tipo de realce. El verbo ser tiene un valor especial en
las ecuacionales, por lo que no tolera sustitución ni sintáctica ni semántica por otros verbos atributivos. Todas
estas características habrán de ser tomadas en consideración al preguntarse por el sujeto y el atributo.
Características fundamentales de los segmentos que funcionan como sujeto son:
1) Ser sustantivo (sin preposición (cf. Gutiérrez-Iglesias-Rodríguez, 1984).
2) Concordancia en número y persona con el núcleo verbal.
3) Posibilidad de ser sustituido por uno de los pronombres del paradigma tónico /yo, tú, él, ella, ello,
nosotros(as), vosotros (as), ellos (as) /.
Las notas fundamentales de los atributos con ser eran: concordancia en género y número con el sujeto y
posibilidad de ser sustituido por el referente pronominal neutro LO.
En las oraciones ecuacionales:
1) Son muchos los segmentos que se igualan mediante el verbo ser y que no pertenecen a la categoría
nominal:
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– Salían vacas
Õ Vacas eran lo que salía
– Salían las vacas
Õ Las vacas eran las que salían
– Salíamos nosotros
Õ Nosotros éramos los que salíamos
La categoría nominal a la que pertenecen, la concordancia numérica y personal que mantienen con el verbo y la
posibilidad de sustituir los sintagmas enfatizados por pronombres tónicos del paradigma /yo, tú, etc./ aconsejan
aquí tratarlos como sujetos.
Mayor problema presenta la determinación del atributo. No cabe la sustitución por el referente pronominal
LO:
– Sangre era lo que salía de la herida
Õ *Sangre lo era
– Las vacas eran las que salían
Õ *Las vacas lo eran
Por otra parte, la concordancia del hipotético atributo con el sujeto no existe como tal: obedece a otros factores
(determinación...) que veremos más adelante. De ahí la diferencia de comportamiento en
– Pasan vacas Õ Vacas es lo que pasa
– Pasan las vacas Õ Las vacas son las que pasan
Situación intermedia entre el comportamiento de las oraciones ecuacionales que focalizaban un sintagma
preposicional o un adverbio o un adjetivo, por un lado, y, por el otro, las estructuras que realzaban el antiguo
sujeto, la hallamos en los casos en que se subraya un funtivo sin preposición que no desempeñaba la función
sujeto. Si el segmento enfatizado va antepuesto, el verbo ser aparece generalmente en singular. Pero si el verbo le
antecede, entonces concuerda con él (a pesar, insistimos, de que en la oración originaria no era sujeto):
– Compraba legumbres en la plaza
Õ Legumbres era lo que compraba en la plaza
Õ Lo que compraba en la plaza eran legumbres
Õ Eran legumbres lo que compraba en la plaza
– Entregó los ladrones al juez
Õ Los ladrones fue lo que entregó al juez
Õ Lo que entregó al juez fueron los ladrones
Õ Fueron los ladrones lo que entregó al juez
Hemos de reseñar que la no concordancia exigida por la anteposición del segmento-A es una característica
concomitante con el llamado acento de insistencia (totalmente necesario en los casos de posible ambigüedad entre
una estructura ecuativa y una ecuacional)
Cuando el segmento sin preposición funcionaba como aditamento en la estructura primitiva o como
implemento de los clásicos acusativos de "duración, extensión o medida", el verbo ser alterna los usos
concordados con los no concordados siempre que preceda al sintagma que se realza:
– Juan viene los lunes
Õ Los lunes es (*son ) cuando viene Juan
Õ Son (es) los lunes cuando viene Juan
Õ Cuando viene Juan es (son) los lunes
– Se reúnen las vísperas de fiesta
Õ Las vísperas de fiesta es (*son) cuando se reúnen
Õ Cuando se reúnen es (son) las vísperas de fiesta
Õ Es (son) las vísperas de fiesta cuando se reúnen
– La película dura tres horas
Õ Tres horas es (*son) lo que dura la película
Õ Lo que dura la película son (es) tres horas
Õ Son (es) tres horas lo que dura la película
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las construcciones que presentan concordancia, ¿cuáles serían los enunciados regulares correspondientes a Allí es
donde trabaja o a Orgullosos es como se presentaron? Lo esperable es que en aquellos casos en los que se focaliza
un segmento preposicional, un adverbio o un adjetivo no haya concordancia. Lo más evidente sería estimar como
anormales aquellas secuencias en uno de cuyos segmentos se suprime la preposición. Considerarlas anormales no
significa necesariamente aplicarles el apelativo de "agramaticales". Por ejemplo, Yo fui a quien ofendió no es una
secuencia agramatical; pero se ha de afirmar que es anormal frente a la construcción plena Yo soy la persona a
quien ofendió.
c) Si una función está integrada también por la presencia de la preposición, nada hay, en principio, que
impida su presencia en una focalización ecuacional. De hecho, también se enfatizan adjetivos y adverbios. Es
decir, el realce del implemento de la secuencia Suspendió a los indolentes habrá de incluir necesariamente la
preposición.
d) Si se acepta la regularidad y normalidad de las construcciones consideradas "anómalas" (recordemos, las
que carecen de concordancia), no tendremos que acudir a la hipótesis inverosímil de que en el énfasis la
preposición del segmento A es generada por "metástasis" de la preposición de la oración de relativo o segmento B.
Lo que nosotros sostenemos no es que la preposición de por mis palabras en el ejemplo
– Por mis palabras fue por lo que se ofendió
sea generada de forma cancerígena desde la preposición por de la secuencia relativa. La existencia de secuencias
como
– Mis palabras fueron por las que se ofendió
no constituye una base que sostenga dicha tesis, ya que, además de ser deficitarias en algún componente, carecen
de correspondencia estructural con una construcción no enfatizada. En el segmento que se realza existe
preposición o no simplemente por el hecho de poseerla o no la secuencia que se focaliza. Si en
– Se ofendió por mis palabras
queremos resaltar mediante este procedimiento la magnitud por mis palabras no puede sorprendernos ni
debemos buscar otra explicación al hecho de que aparezca la preposición por en la estructura enfatizada:
– Por mis palabras fue por lo que se ofendió
Más aún, no existiría posibilidad de focalizar sólo mis palabras, dejando fuera del realce a la preposición por.
Sería necesario explicar, por otra parte, cómo se genera la preposición en del ejemplo
– En casa fue donde lo hallaron
si el segmento relativo no lleva explícito tal signo. Otros relativos (cual es el caso de como) sufrirían sólo
ocasionalmente metástasis y, cuando esta tuviera lugar, podría expansionarse en diferentes preposiciones. En
– Con martillo es como mejor se parten las nueces
– A mano es como pescan las truchas
generaría una preposición en el primer segmento, hecho que no ocurre en
– Buena es como es Juana
– Manchados es como lleva los zapatos.
En resumen: si en el segmento A de una oración ecuacional existe una preposición, se debe, no a una metástasis
de la preposición del segmento B, sino simple y llanamente a ser parte de la magnitud focalizada de la estructura
primitiva. Si algo necesita explicación es, precisamente, lo contrario: su ausencia tanto en el segmento-A (Yo fui a
quien ofendió) como en el segmento-B (es el caso del llamado que "galicado" o "a la francesa"):
– Por mis palabras fue por lo que se ofendió
– Por mis palabras fue (ø) que se ofendió.
e) La irregularidad de las construcciones consideradas "regulares" se puede comprobar con mayor evidencia
en los cambios de orden. Si Mis palabras fueron por lo que se ofendió puede producir alguna duda en torno a su
anomalía, esta queda patente no bien operamos los cambios que son normales en estas estructuras:
– *Por lo que se ofendió fueron mis palabras
– *Fueron mis palabras por lo que se ofendió
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ecuacional ecuativa
1) *El que canta fue el médico El que canta fue el médico
2) *Ese es el médico Ese es el médico
3) à El médico canta −/ à El médico canta
4) Es el médico el que canta *Es el médico el que canta
EL MÉDICO es el que canta El médico es el que canta
Cuando el segmento realzado por una construcción ecuacional es un antiguo sujeto, éste concordará en todas
las posiciones con el verbo ser de las ecuacionales. De ahí que la prueba de la concordancia (el anterior argumento
n° 5) no sea válido. Pero este origen nos permite utilizar un nuevo argumento. Las ecuacionales responden a la
pregunta ¿Quién es el que canta?, ¿Quién es la que protesta?, mientras que los interrogantes naturales de las
ecuativas son: ¿Quién es el médico?, ¿Quién es la maestra? La interpretación ecuativa de El que canta es el
médico, secuencia que en su enunciación normal es ambigua, admite acento de insistencia en el segmento relativo
(EL QUE CANTA es el médico), con lo que desaparecería su ambivalencia estructural y significativa. Tal acento
de insistencia no es obligatorio, pero sí posible.
Las diferencias de contenido de las secuencias ambiguas El que canta es el médico y La que protesta es la
maestra se muestran aquí más sutiles que en el caso de Lo que Juan no se come es la comida del perro.
Esta aproximación semántica de ambas posibilidades estructurales se hace aún mayor cuando el segmento A
(equivalente a el médico o la maestra de los ejemplos anteriores) es un nombre propio de persona. En los
ejemplos de Moreno Cabrera (1982,241):
– El que viene es Juan
– La que lo hace es María
a esta diferencia semántica habría que sumar la pérdida de una oposición formal: en cualquiera de las
interpretaciones el verbo principal (ser) parece estar sometido a las restricciones de forma propias de las
ecuacionales:
– *La que lo hace fue (será) María
– *El que viene fue (será) Juan
Este hecho podría hacernos pensar que aquí no existe realmente ambigüedad, que tan sólo es posible la
interpretación ecuacional:
– El que viene es Juan à Juan viene
Sin embargo, cabe la posibilidad de sustituir el segmento relativo por un pronombre tónico (hecho propio de las
estructuras ecuativas y nunca de las ecuacionales):
– El que viene es Juan à Ese es Juan
La diferencia estructural se manifiesta también cuando se antepone el nombre propio al verbo ser. Si se marca con
acento de insistencia, la interpretación correcta es la ecuacional, mientras que si tal acento de insistencia no existe,
estaremos ante una visión ecuativa:
– JUAN es el que viene (ecuacional)
– Juan es el que viene (ecuativa)
secuencias en las que sí se observa fácilmente la variación de contenido. Por consiguiente, también aquí hemos de
seguir hablando de doble estructura. En cuanto a la anomalía de *El que viene fue (será) Juan (propia de las
ecuacionales, pero que aquí se constata también en la interpretación ecuativa) hemos de apuntar:
1) Que obedece a razones semánticas. El nombre propio es una cualidad o atributo estable en el individuo
desde el ''bautismo'' hasta el fin de sus días. Por ello resulta sorprendente decir que el que viene (persona que ya
tiene un nombre) será Juan (es decir, tendrá el nombre de Juan). Bastaría sustituir un nombre propio por una
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expresión definida (el médico, por ejemplo) para comprobar que renace la posibilidad de introducir la variación
de las formas verbales que es típica de las ecuativas (El que viene fue (será) el médico). De ello se observa que las
causas de la pretendida agramaticalidad de *El que viene será Juan (en la interpretación ecuativa) obedece a causas
semánticas (carácter del nombre propio), no sintácticas.
2) No sería tampoco imposible hallar contextos en los que el enunciado *El que viene será Juan sea un
decurso plenamente aceptable en la lengua. Si a una madre embarazada alguien le pregunta refiriéndose al niño
que tiene a su lado
– ¿Ese es Juan?
podría responder sin violar regla alguna de la lengua señalando hacia su vientre:
– El que viene será Juan
– Juan será el que viene
2.8.2. Moreno Cabrera propone como nueva prueba de diferenciación entre ecuativas y ecuacionales ("perífrasis
de relativo" o "especificativas" en su terminología) la prueba de la concordancia con los pronombres personales
presentes en el segundo segmento:
– El que lo hago soy yo (ecuacional)
– El que lo hace soy yo (ecuativa)
La primera oración sería el resultado de transformar la secuencia originaria Yo lo hago donde el verbo
también está en primera persona. Sin embargo, hay que apuntar:
1) No se observan diferencias de contenido entre una y otra secuencia.
2) El decurso El que lo hago soy yo no está formado por un procedimiento regular. En su constitución
interviene un proceso analógico (a partir de la forma originaria Yo lo hago) y de atracción personal (a través del
magnetismo del pronombre yo). Si cambiamos el tiempo y la persona advertiremos inmediatamente que la
formación regular de los segmentos de relativo en las oraciones ecuacionales exige que el verbo vaya en tercera
persona
Yo lo hice El que lo hizo fui yo
*El que lo hice fui yo
Yo lo haré El que lo hará seré yo
*El que lo haré seré yo
Tú lo haces El que lo hace eres tú
*El que lo haces eres tú
Tú lo hiciste El que lo hizo eres tú
*El que lo hiciste fuiste tú
Tú lo harás El que lo hará serás tú
*El que lo harás serás tú
3) Si optáramos por sostener que en estas construcciones se exige la no concordancia del verbo subordinado
con el pronombre personal llegaríamos a una conclusión tan falsa como su contraria. En los ejemplos que
preceden hemos observado que en singular verbo subordinado y pronombre personal no concuerdan. Pero si
pasamos al plural, hallaremos uno de los aspectos más singulares y menos explicables de estas estructuras: aquí sí
hay concordancia, cualquiera sea el tiempo, persona o número
*El que lo haré seré yo Los que lo haremos seremos nosotros
El que lo hará seré yo *Los que lo harán seremos nosotros
*El que lo harás serás tú Los que lo haréis seréis vosotros
El que lo hará serás tú *Los que lo harán seréis vosotros
2.8.3. Si ecuativas y ecuacionales constituyen dos estructuras diferentes dentro del esquema general de la
atribución, tales diferencias habrán de ser reflejadas en el análisis. Moreno Cabrera, refiriéndose a las secuencias
El que viene es Juan y La que lo hace es María, tras reconocer en ellas una interpretación ecuacional sostiene:
"también podríamos interpretarlas en sentido ecuativo: en este caso el el y el la de el que y la que se interpretarían
como visiones clíticas de los pronombre él y ella respectivamente, siendo que viene y que lo hace proposiciones
relativas restrictivas cuyo antecedente es el pronombre reducido en cuestión" (Moreno,1982,24l). Tal análisis es
presentado de forma gráfica:
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a. EL = Juan
que viene
b. ELLA = María
que lo hace
Por el contrario, en las ecuacionales "el que es un pronombre relativo indivisible y no una secuencia de él y que"
(Moreno, 1983, 465). Como consecuencia de tal análisis, el ordenamiento sintáctico de estos decursos es
presentado así:
Además de la disimilitud en la forma y en el paradigma, hay que reseñar que unos son tónicos y otros, átonos.
Los artículos pertenecen a la esfera del sintagma nominal, mientras que los llamados pronombres son,
funcionalmente, nombres ellos mismos.
c) Es difícil imaginar en nuestra lengua la existencia de un clítico funcionando como núcleo de unos
adyacentes determinados. Cuando el segmento complejo se pronominaliza en un referente átono, éste tiene
siempre la propiedad de englobar tanto al núcleo como a sus adyacentes:
– Compró un pantalón de pana vieja Õ LO compró
Si un segmento no está incluido en el ámbito de conmutación representado por el clítico se concluye que
queda excluido de aquel grupo sintagmático y que desempeña una función diferente. Era, por ejemplo, el caso del
adjetivo adyacente nominal del implemento y del adjetivo atributo del implemento:
– Tengo dos nuevos libros Õ Los tengo
– Tengo nuevos dos libros Õ Los tengo nuevos
Por consiguiente, si en la interpretación ecuativa de El que viene es Juan se concluye que la forma el es un
clítico pronominal (primer punto controvertible), ¿cómo explicar que tenga un término adyacente (que viene)?
En las estructuras ecuativas la explicación no exige grandes alardes ni fuegos de artificio. Las formas el, la, lo,
los y las son simples artículos y, en cuanto tales, tienen la posibilidad de realizar el mismo papel que ofician
siempre que anteceden a un segmento no sustantivo (nominalizarlo):
el que viene el presuntuoso
a d j. a d j.
sustantivo sustantivo
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En tales casos no existe núcleo. Es el conjunto transpositor + segmento transpuesto el que pertenece a una
categoría. Tal explicación no necesita hacer distorsiones en el paradigma ni confundir innecesariamente lo que la
lengua viene distinguiendo durante siglos.
2.8.4. Mayor problema reviste, sin embargo, determinar la naturaleza y función de los elementos del paradigma
/el, la, lo, los, las/ en las construcciones ecuacionales. En nuestro razonamiento operaremos con dos hipótesis
básicas:
a) En este tipo de estructuras los segmentos que se unen mediante el verbo ser pertenecen a la misma
categoría. De entre ambos uno de ellos es el dominante, el que impone su naturaleza al otro (el elemento que se
enfatiza o segmento-A). Por consiguiente, sostenemos que lo que sobra es un sustantivo en la construcción lo que
sobra es el cuadro porque está unido ecuacionalmente a el cuadro.
b) Las unidades que, donde, cuando, como son relativos; esto es, transpositores que a su vez ejercen función
dentro del segmento que transcategorizan.
Si examinamos los siguientes grupos de ejemplos:
I. Allí es donde debe ser colocado
Entonces será cuando se arrepentirá
Así es como se hace
II. El que canta es el maestro
La que hace muñecas es mi hermana
III. Lo que es Juan es sordo
De lo que trabajan es de vigilantes
Lo que les llamaba era tontos
IV. Cansada es como estaba María
Rotos es como lleva los zapatos
En los grupos I y II se ponen en relación ecuacional adverbios y sustantivos, respectivamente. Los conjuntos III y
IV establecen equivalencias entre adjetivos. En II los artículos son claros sustantivadores de las secuencias que
canta, que hace muñecas; de ahí que se puedan igualar con los elementos nominales el maestro y mi hermana.
Sucede que los segmentos nominales El que canta y La que hace muñecas no permiten, sorprendentemente, ser
sustituidos en estos contextos por pronombres (él, ese, ella, esa,...). Obedece este comportamiento a que las
estructuras de enfatización a las que llamamos "ecuacionales" tienen una composición rígida en la que es
preceptiva la presencia de una oración de relativo. Si conmutáramos el que canta por ese (Ese es el maestro) se
destruiría la construcción ecuacional: el decurso El que canta es el maestro es enfatización de el maestro canta,
pero tal relación enfatizadora ya no existe entre ese canta y el maestro canta.
Más difícil de explicar es el comportamiento de los grupos III y IV. De su análisis se concluye:
1) Se trata en ambos grupos de focalizaciones de adjetivos que contraían en las estructuras primitivas la
función de atributo. Hay que reseñar que el adjetivo en función de Adyacente Nominal no admite enfatización
por medio de las estructuras ecuacionales.
2) La diferencia entre III y IV radica en el encabezamiento de la relativa. En III estos segmentos están
introducidos por el relativo que precedido del neutro lo, mientras que en IV la cabecera corresponde a como. La
presencia de uno u otro está relacionada con varios factores:
a) Los atributos de las oraciones primitivas de III eran siempre conmutables por un sustituto neutro
(lo, eso):
– Juan es sordo Õ Juan LO es
– Trabajan de vigilantes Õ Trabajan de ESO
– Les llamó tontos Õ Se LO llamó – Les llamó ESO
y responden al interrogante ¿qué?:
– Juan es sordo Õ ¿QUE es Juan?
– Trabajan de vigilantes Õ ¿De QUE trabajan?
– Los llamó tontos Õ ¿QUE les llamó?
b) Por el contrario, los atributos de las secuencias que están en el origen del grupo IV eran
conmutables por los sustitutos así, como (ecuacionales) y el interrogativo ¿cómo?:
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Se ha de advertir que existen casos que admiten adscripción a los dos grupos:
– María es buena
Õ María LO es
Õ ¿QUÉ es María ?
Õ Buena es LO QUE es María
Õ María es ASÍ
Õ ¿CÓMO es María ?
Õ Buena es COMO es María
No constituye fácil problema determinar la naturaleza y función de la forma lo en los ejemplos del grupo III.
Cuando un artículo precede a una oración de relativo la sustantiva (excepto casos muy aislados (cf. Alonso
Megido, G., 1981-82, 72; García González, F., 1985, 30). Pero si admitimos en estos ejemplos que el lo es un
nominalizador nos veríamos abocados a una contradicción interna: por un lado, inferir que los segmentos Lo que
es Juan, De lo que trabajan y Lo que les llamaba han de ser considerados sustantivos (por estar nominalizados
mediante el artículo) y, por otro lado, concluir que son adjetivos (por estar igualados ecuacionalmente con
sintagmas que de forma indiscutible pertenecen a tal categoría funcional: cojo, vigilantes, tontos). El problema no
es aislado. No es diferente del que se plantea al determinar la naturaleza de las formas neutras lo, eso y qué
(normalmente auténticos pronombres) cuando funcionan como conmutantes de atributos. Lo que parece
innegable es que las secuencias Lo que es Juan, De lo que trabajan y Lo que les llamaba han de pertenecer a la
misma categoría que sus formas sustitutivas lo, eso y qué en las oraciones de que proceden.
Un sustituto asume la categoría del elemento que sustituye, hecho que le capacita para desempeñar las
mismas funciones. Por ello, las formas neutras lo, eso y qué admiten adscripción ya a los nombres ya al conjunto
de los adjetivos. Pues bien, si en las ecuacionales los segmentos Lo que es Juan, De lo que trabajan y Lo que les
llamaba han de pertenecer a la misma categoría que sus sustitutos (lo, eso y qué) y de los segmentos con los que se
unen en construcción ecuacional (sordo, vigilantes y tontos) no cabe duda alguna de que son adjetivos y de que la
forma lo que siempre les precede no es aquí un sustantivador. Cuando se introducen segmentos equivalentes a
adjetivos esta proforma está estrechamente ligada a las proformas de la atribución lo y eso. De ahí que sea
también invariable respecto al género.
2.8.5. El comportamiento del artículo que precede al segmento relativo en las construcciones ecuacionales no deja
de tener interés aun en aquellos casos en los que ejerce función nominalizadora. La forma que adopta no está en
consonancia con la que presenta el segmento que se focaliza:
1º) Siempre se halla el artículo ante el relativo que, aunque el sintagma focalizado carezca de
determinación:
– Sangre era lo que manaba de la herida
La presencia del artículo es obligada por la función transpositora que ejerce y no por la dimensión determinante
(que no acompaña a la palabra sangre).
2º) Su género y número opta por variaciones que no siempre están en consonancia con el género y número
del sustantivo focalizado ni con el género y número de sus sustitutos pronominales (en cualquiera de las
funciones admiten tal conmutación).
Dos son, a grandes rasgos, las posibilidades del artículo que precede al relativo:
a) Variación de género y número: formas el, la, los las .
b) Forma invariable o neutra: lo.
Para que el artículo aparezca en una forma variable han de cumplirse algunas condiciones:
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1) Que el elemento que se enfatiza sea una expresión definida, un sintagma nominal con determinantes
definidos (artículo, demostrativo,...).
2) En la función implemento ha de hacer acto de presencia, además, la preposición / a /.
En el resto de los casos el relativo que vendrá precedido de la forma neutra lo y el sintagma enfatizado
responde al interrogativo ¿qué?
Estas reglas no dependen de la función que contraían en la secuencia primitiva los segmentos que son objeto
de énfasis, como se puede colegir de la siguiente lista de ejemplos:
SUJETO :
– Manaba sangre Sangre era lo que manaba qué
– Pasaban vacas Vacas eran lo que pasaba qué
– Me gustan esas mesas Esas mesas son lo que me gusta qué
Esas mesas son las que me gustan qué
*Esas mesas son quienes me gustan *quiénes
– Salían los dueños Los dueños eran los que salían quiénes
Los dueños eran quienes salían quiénes
IMPLEMENTO :
– Compró lechugas Lechugas es lo que compró qué
– Compró este libro Este libro es lo que compró qué
Este libro es el que compró qué
*Este libro es quien compró *quién
– Compró a los jueces A los jueces es a los que compró a quiénes
A los jueces es a quienes compró a quiénes
COMPLEMENTO:
– Puso frenos al coche Al coche fue a lo que puso frenos a qué
Al coche fue al que puso frenos a qué
*Al coche fue a quien puso frenos *a quién
– Puso freno a su hijo A su hijo fue al que puso freno a quién
A su hijo fue a quien puso freno a quién
SUPLEMENT0:
– Habla de la guerra De la guerra es de lo que habla de qué
– Habla de sus hijos De sus hijos es de los que habla de quiénes
De sus hijos es de quienes... de quiénes
ADITAMENTO:
– Vino con niños Con niños fue con lo que vino con qué
– Vino con los niños Con los niños fue con los que vino con quiénes
Con los niños fue con quienes... con quiénes
– Lo hizo por su salud Por su salud es por lo que lo hizo por qué
– Lo hizo por su mujer Por su mujer es por la que lo hizo por quién
Por su mujer es por quien lo hizo por quién
– Brega para su lucro Para su lucro es para lo que... para qué
– Brega para sus hijos Para sus hijos es para los... para quiénes
No es imposible que las secuencias que admiten la variación de artículo ante el relativo puedan adoptar
también la forma invariable lo:
– Los domadores fueron los que salieron quiénes
Los domadores fueron lo que salió qué
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En la elección de una u otra alternativa intervienen normalmente factores pragmáticos, ligados al concepto de
presuposición. Si en una secuencia como
– Se queja de las niñas
el hablante da por supuesto que el conjunto formado por los elementos que pueden ser objeto de queja sólo está
integrado por componentes que satisfacen el rasgo semántico +humano, entonces se elegirá de forma invariable
– De las niñas es de las que se queja
Pero si el conjunto en el que se considera incluido el sintagma las niñas sobrepasa el límite de los "animados",
entonces aparecerá obligatoriamente lo:
– De las niñas es de lo que se queja
Bastaría, para comprobarlo, añadir una coletilla como no de TV
– De las niñas es de lo que se queja, no de TV
– (?)De las niñas es de las que se queja, no de TV.
Cuando un implemento +animado +humano va seguido de un complemento el implemento evita la
preposición /a/ y las construcciones ecuacionales que enfatizan tal función admiten únicamente la forma lo ante
el relativo. Así, mientras tenemos:
– Entregó a las niñas
Õ A las niñas fue a las que entregó
en una construcción donde aparezca complemento asistimos a la inmovilización del artículo:
– Entregó las niñas a la policía
Õ Las niñas fue lo que entregó a la policía.
2. 9. El /que/ "galicado''
Las oraciones ecuacionales adoptan una particular fisonomía en los países hispanoamericanos (Ch. Kany
recoge ejemplos de unos 13 países (Kany,1970,298-299). En esencia se trata de una simplificación del segmento-
B. Cualesquiera sean el contenido, función originaria, categoría y características formales del segmento-A, se
tiende a utilizar el relativo que desnudo de preposiciones y de artículo:
– Yo soy que te digo gracias a vos (M.Puig)
– Fue entonces que nació (Kany)
– Mañana será que me voy (Kany)
– Con esto es que me pagas (Requena)
– Es por eso que a mí me gustaba tanto (M.Puig)
– Es en la cabeza que tengo un lío (M.Puig)
– Es por tu bien que te lo pido (M.Puig)
– No es a ella que tengo ganas (M.Puig)
Cuervo sostiene que esta construcción ha penetrado en Hispanoamérica como un galicismo a través de malas
traducciones (de ahí el nombre de "que galicado" o "a la francesa"). Henríquez Ureña se mostraba contrario a
esta tesis: "El fenómeno me parece francamente popular y no debido a influencia francesa, porque lo he
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encontrado en lugares donde se lee muy poco y donde hace cincuenta años llegaban muy pocos libros traducidos
del francés" (Henriquez-Ureña, 1921, 358, nota 3). El mismo Cuervo había hallado testimonios de estas
construcciones en el español peninsular a partir del siglo XIII. No es en modo alguno arriesgado que una y otra
causa hayan podido confluir en una misma dirección, como piensa Ch. Kany (1970, 298).
A pesar de todo, y sin minimizar la trascendencia que hayan podido jugar las llamadas "causas externas", el
lingüista, siguiendo las recomendaciones de A. Martinet, debe buscar ante todo aquellas explicaciones que hallan
fundamento en el sistema, en la inmanencia lingüística. Desde esta perspectiva hemos de reseñar:
1) Las construcciones ecuacionales presentaban un alto grado de redundancia. La similitud categorial,
funcional, semántica y formal de ambos constituyentes es tan elevada como innecesaria. Si lo que pretende la
lengua con estas construcciones es destacar un segmento del resto de su oración primitiva, separándolo mediante
el verbo ser, parece innecesaria tanta redundancia. Basta con que uno de los segmentos muestre con nitidez los
datos necesarios sobre categoría, función, contenido y forma para que el oyente capte estas informaciones.
Naturalmente, el elemento que se simplifica no puede ser el segmento-A (el enfatizado) porque está recogido
literalmente de su primitiva oración. Querámoslo o no, las construcciones "galicadas" representan un triunfo de
la gran ley de economía.
2) La preposición y el artículo se eliminan donde menos falta hacen. El que relativo conoce usos nominales,
adjetivos y adverbiales en nuestra lengua (sin que por ello corra el peligro de convertirse en conjunción). Esta
polivalencia y versatilidad le permiten sustituir también a adverbios y adjetivos dentro del segmento-B (el resto de
las informaciones ya están manifestados en el segmento-A)
3) Con esta simplificación la lengua gana mayores posibilidades expresivas. Cuando se focaliza un elemento
no preposicional en las interrogativas son posibles ambas construcciones:
– ¿Quién es quien llama?
¿Quién es que llama?
– ¿Cómo era como empezaba?
¿Cómo era que empezaba?
– ¿Cuándo fue cuando le hicieron más daño?
¿Cuándo fue que le hicieron más daño?
– ¿Dónde fue donde lo hallaron?
¿Dónde fue que lo hallaron?
Cuando hace acto de presencia la preposición son posibles los decursos "galicados", pero no las
construcciones ecuacionales canónicas (de donde se deduce la mayor potencia de las primeras):
– *¿De dónde fue de donde vino?
¿De dónde fue que vino?
– *¿Hasta cuándo será hasta cuando duermas?
¿Hasta cuándo será que duermas?
– *¿Para qué fue para que la enviaste?
¿Para qué fue que la enviaste?
– *¿Por qué fue por lo que lo expulsaron?
¿Por qué fue que lo expulsaron?
– *¿Con qué fue con lo que lo hirieron?
¿Con qué fue que lo hirieron?
– *¿Con quién fue con quien vino?
¿Con quién fue que vino?
– *¿Por quién es por quien lo hace?
¿Por quién es que lo hace?
En modo alguno deseamos situarnos a juzgar desde un trono literario. Cualquiera sea el sentir personal
(condicionado naturalmente por el entorno de crianza), el lingüista tendrá que reconocer que aquí sigue
funcionando la ley de economía y que existen causas internas dentro de la lengua que contribuyeron (junto con
otros hechos de historia externa) al desarrollo del fenómeno en Hispanoamérica y a que asistamos a cierto
aumento en el español peninsular.