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El Archivo Provisional en La Legislación Panameña.

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EL ARCHIVO PROVISIONAL EN LA LEGISLACIÓN PANAMEÑA.

Por: Nicanor Carrión Calderón, Abogado,


Defensor Público de la Provincia de Coclé.

Aspectos Generales:

La persecución de los delitos es una de las funciones atribuidas al Ministerio Público, como

claramente indica el artículo 220, numeral 4 de nuestra Carta Magna, y ratifica el artículo 110

del Código Procesal Penal; tarea que el ente investigador debe hacer con uso eficiente y

racional de los limitados recursos asignados.

En efecto, debido a que existe una imposibilidad de dar una respuesta judicial a todos los

delitos que son denunciados o de conocimiento del Ministerio Público, se crean una serie de

salidas alternativas que ponen término anticipado a los procesos evitando gastos innecesarios

por parte del Estado, una de ellas, es el archivo provisional.

En el contexto del Código Procesal Panameño el archivo provisional viene a ser un instituto

con el que cuenta el Ministerio Público para determinar los casos en los que no continuará

ejerciendo la acción penal, como una forma de regular la carga laboral y poder dar adecuada

respuesta a los casos que verdaderamente ameritan la inversión de los limitados recursos del

Estado.

El archivo provisional puede ser definido como la facultad que tiene el Ministerio Público, en

manos del Fiscal del caso, para tomar la decisión de no continuar la investigación de una causa

penal de la que haya tenido conocimiento, ya sea porque la misma no encuadre dentro de una

conducta típica (no constituya delito), o porque existe poca posibilidad de lograr una

investigación exitosa, por la inexistencia de elementos probatorios que puedan comprobar el

delito o individualizar a los autores o partícipes.


Con esta figura el Fiscal contribuye a descongestionar el sistema, destinando mayores

recursos humanos y materiales a perseguir aquellos delitos que generen un alto impacto en la

seguridad de la ciudadanía y respecto de los cuales se perfila mayor posibilidad de obtener

una declaratoria de responsabilidad penal.

Descripción Legal.

La Ley 63 de 28 de agosto de 2008, que Adopta el Código Procesal Penal de la República de

Panamá, regula el archivo provisional de la siguiente manera:

"Artículo 275. Archivo provisional. El Fiscal puede disponer el archivo del caso,

motivando las razones, si no ha podido individualizar al autor o partícipe o es manifiesta

la imposibilidad de reunir elementos de convicción. En este caso, se podrá reabrir la

investigación si con posterioridad surgen elementos que permitan identificar a los

autores o partícipes.

Asimismo, dispondrá el archivo, si estima que el hecho no constituye delito,

desestimando la denuncia o las actuaciones. Su decisión será revisada por el Juez de

Garantías si la víctima lo solicita."

Vale aclarar que la norma arriba descrita no se encuentra incluida dentro del Título IV, Libro II,

que regulan los procedimientos alternos de solución del conflicto penal, como si lo están el

desistimiento de la pretensión punitiva, la conciliación, la mediación, el criterio de oportunidad,

la suspensión del proceso sujeto a condiciones, y el acuerdo de pena; sin embargo, en la

práctica constituye una salida alterna al juicio oral y público.

En este sentido, el archivo provisional, por el contrario, se encuentra contemplado en el Libro

Tercero (del procedimiento penal), Título I (fase de investigación), denotando con ello la

facultad discrecional y exclusiva con que cuenta el Ministerio Público para determinar o no el

archivo de una causa, salvo, obviamente, el control o revisión que realiza el Juez de Garantías.
Como vemos, esta figura de archivo provisional puede ser utilizada por el Ministerio Público en

los casos en que, iniciada la investigación preliminar, no ha logrado reunir suficientes

elementos de convicción para vincular a una persona determinada; es decir, que no existe un

sujeto debidamente individualizado como autor o posible partícipe del hecho delictivo; también

en los casos en que no resulte posible reunir elementos de convicción, incluso para comprobar

de forma clara la existencia del hecho, o en los casos en que el Fiscal estime que las conductas

denunciadas o querelladas no constituyen delito.

De la descripción legal que ofrece el artículo 275 del Código Procesal, se desprenden los

siguientes elementos:

Es el Ministerio Público, a través de sus Fiscales, la persona legitimada para decidir el

archivo.

Por disposición constitucional la función de “perseguir los delitos y contravenciones de

disposiciones constitucionales o legales” corresponde al Ministerio Público. Así lo establece

claramente el artículo 220, numeral 4 de la Constitución Política de la República de Panamá y

desarrolla el artículo 68 del Código Procesal Penal, cuando indica que corresponde al

Ministerio Público dirigir la investigación, practicando u ordenando las diligencias útiles para

determinar la existencia del delito y sus responsables.

En tanto que el artículo 110 del Código Procesal Penal establece que la acción penal es pública

y la ejerce el Ministerio Público, añadiendo que “Los agentes del Ministerio Público tendrán la

obligación de ejercer la acción penal, salvo en los casos que la ley autoriza a prescindir de

ella...”

Debe entenderse que esa facultad del Ministerio Público de perseguir los delitos, en el ejercicio

de la acción penal que le confiere la Constitución y la Ley, se ve matizada cuando la propia ley

le faculta para prescindir de dicha persecución en los casos que hayan sido legalmente

autorizados, siendo el archivo provisional una de esas excepciones.


De ello igualmente se desprende que es solo el Ministerio Público, en su calidad de regente

de la acción penal del Estado, el único sujeto procesal que puede disponer el archivo

provisional de una causa penal.

El archivo es una facultad discrecional del Fiscal.

Cuando el artículo 275 del Código Procesal Penal establece que “El Fiscal puede disponer el

archivo del caso, motivando sus razones…”, ya nos ofrece una idea de la facultad que la ley le

confiere a la persona del Fiscal para decidir si decreta o no el archivo de una causa penal,

decisión que por supuesto no puede sustraerse de las políticas institucionales y de otros

factores que puedan influenciar en la necesidad de aplicar o no esta salida.

Ciertamente que la carga laboral y los medios disponibles para enfrentarla es un factor a

considerar por parte del Ministerio Público, al momento de determinar a qué casos va a destinar

sus recursos y esfuerzos investigativos.

En esa tarea también cobra relevancia la experiencia y las estrategias que se proyecte el

agente del Ministerio Público, pues hace poco sentido destinar recurso humano a investigar

causas que tienen nula o muy pocas probabilidades de obtener resultados favorables, con el

alto riesgo de descuidar otras de mayor repercusión social y donde se tengan mejores

pronósticos de éxito.

Es así como el Fiscal debe, dentro de los supuestos que establece la ley, arribar a la conclusión

que en algunas causas no conviene continuar con el ejercicio de la acción penal, logrando con

ello mayor eficiencia en el desempeño de sus funciones.

El archivo requiere ser motivado.

Se ha venido explicando que es el Ministerio Público la persona legitimada para decretar el

archivo de la causa, siendo esta una facultad discrecional. Sin embargo, esta facultad no es

automática, mucho menos antojadiza, pues se deben motivar las razones que le llevaron a

considerar que era procedente aplicar esta figura.


El deber de motivación, recogido en el artículo 22 del Código Procesal, da credibilidad al

sistema de administración de justicia, pues se les explica razonadamente a las partes,

especialmente a la víctima y/o denunciante, las razones que llevaron a decretar el archivo

provisional de la causa. Con esta motivación se busca disipar las dudas o desconfianza pueda

tener la ciudadanía con respecto a una decisión que puede resultar desfavorable.

Cuando procede el archivo provisional.

El procedimiento penal panameño contempla tres (3) posibilidades de procedencia para el

archivo provisional:

1. Cuando no se ha podido individualizar al autor o partícipe.

Este primer supuesto ocurre cuando se ha denunciado una conducta que puede ser delito, sin

embargo, pese a las diligencias practicadas o practicables por el Ministerio Público no es

posible dar con la identificación de las personas que pudieron cometerlo. Esto puede ocurrir

porque el delito se dio en la clandestinidad, sin la presencia de testigos, como lo sería un hurto

cometido en lugar apartado en el que no se encuentren huellas, no se encuentren indicios, no

existan cámaras, ni moradores que puedan ofrecer alguna pista sobre el paradero de los

bienes sustraídos o personas involucradas.

Otra posibilidad puede ocurrir, cuando a pesar que la víctima estuvo en contacto con su agresor,

la misma señala no poder ofrecer ningún indicio o pista que conduzca a identificar a los

responsables, ya sea porque no logró verlo, o porque por razones subjetivas no tenga la

capacidad (por edad, nervios o discapacidad) de recordar o identificarlo.

2. Cuando es manifiesta la imposibilidad de reunir elementos de convicción.

Este es el caso que no sea posible objetivamente acreditar la existencia del delito denunciado

por la víctima, ya sea porque la misma no acudió oportunamente y los indicios ya no son

posibles de obtener, o porque un elemento indispensable ha desaparecido.


Un ejemplo del primer supuesto se da cuando una persona que señala haber sido objeto del

delito de lesiones, y sin haber recibido atención médica, acude pasadas unas semanas a

presentar una denuncia, cuando ya no es posible determinar objetivamente en monto de su

incapacidad; o cuando denunciando oportunamente, no acude a realizarse la evaluación

médico forense, resultando infructuosos los intentos de localizarla.

Como se indicó en el segundo supuesto, puede ocurrir que el Fiscal llegue a la conclusión que

el elemento indispensable para acreditar el delito ha desaparecido, como lo sería la pérdida

irreparable del documento original, imprescindible para su cotejo por parte de peritos

grafólogos en un intento por acreditar su denunciada falsedad.

3. Cuando el hecho no constituye delito.

No es raro que al engranaje del Ministerio Público ingresen denuncias por conductas, que,

aunque cuestionables, en estricta legalidad no revisten la categoría de hechos punibles.

En efecto, frecuentemente acuden ante los agentes de instrucción personas a denunciar, por

ejemplo, que no les pagaron una deuda, que el constructor edificó mal la cerca o remodelación,

que compraron un vehículo y que al poco tiempo se dañó, entre otros casos similares. En este

punto cobra especial relevancia el principio de legalidad, recogido en el artículo 4 del Código

Penal y 2 del Código Procesal Penal.

Control Judicial.

El archivo provisional no requiere de la convalidación o autorización previa de un Juez de

Garantías, no obstante, el Fiscal puede ser requerido ante el Operador Judicial para que se

revise si existen o no las condiciones para reabrir el caso, y si éste considera que sí existen

elementos suficientes que permiten, ya sea, individualizar a la persona, o acreditar la existencia

de un hecho punible, instará la continuación de la investigación, sin que ello implique una

afectación al principio de separación de funciones.


En efecto, el artículo 275 del Código Procesal Penal, al regular el archivo provisional, establece

que la decisión del Fiscal de decretar el archivo provisional será revisada por el Juez de

Garantías si la víctima lo solicita.

La competencia del Juez de revisar el archivo provisional encuentra fundamento en el artículo

44 del Código Procesal Penal, que establece las facultades del Juez de Garantías para

pronunciarse sobre el control de los actos de investigación que afecten, entre otros, derechos

de las víctimas.

Como paso previo al control jurisdiccional, se requiere que se le notifique a la víctima de la

decisión del Fiscal, para que pueda hacer efectivos sus derechos e instar un pronunciamiento

judicial sobre si debe continuar la investigación o mantenerse el archivo decretado.

Es importante señalar que aun cuando los Jueces de Garantías determinen que le asiste razón

a la víctima, y como consecuencia de ello la investigación debe continuar, no pueden

establecerle al Fiscal cuales son los actos de investigación que debe adelantar para completar

la investigación, pues ello si sería una violación al principio de separación de funciones,

recogido en el artículo 5 del Código Procesal Penal. Los Jueces, por tanto, se deberán limitar

a ordenar que se revoque el archivo y que como consecuencia de ello continúen las

investigaciones.

Otro punto a resaltar es que en el caso del archivo provisional la ley no dispone que la

investigación deba ser asignada a otro fiscal, como si ocurre en el sobreseimiento provisional.

Término de un archivo.

En nuestra legislación no se establece término para que la víctima pueda comparecer ante el

Juez de Garantías y manifestar su oposición al archivo decretado por el Fiscal, tampoco se

indica plazo para que el Fiscal decida reabrir o desarchivar el caso, en caso que con

posterioridad surjan elementos que permitan identificar al autor o autores.


En efecto, a diferencia de las reglas aplicables a los supuestos que permiten dictar el

Sobreseimiento descrito en el artículo 350 del Código Procesal Penal, en el que existe una

persona imputada, el archivo provisional no establece un término legal dentro del cual la

víctima deba hacer la solicitud de Revisión ante el Juez de Garantías.

Así las cosas, debe entenderse que el plazo tanto para la para la víctima, como para el Fiscal

está dado por el término de prescripción de la acción penal para el delito en particular, con

arreglo al contenido del artículo 116 del Código Procesal Penal, norma que establece:

Artículo 116. Plazos de prescripción. La acción penal prescribe:

1. En un plazo igual al máximo de la pena de prisión correspondiente al delito imputado.

2. Al vencimiento del plazo de tres años, cuando se trate de delitos sancionados con

penas no privativas de libertad.

3. Al vencimiento del plazo igual al doble del máximo previsto en la ley para los delitos

de peculado, enriquecimiento injustificado y delitos patrimoniales contra cualquier

entidad pública.

En los delitos de terrorismo, contra la humanidad y desaparición forzada de personas,

no prescribirá la acción penal.

En tal sentido, la víctima puede accionar de forma inmediata, cuando le fuere comunicada la

decisión del Fiscal, bajo la premisa que en ese momento ya existen en la carpeta de

investigación suficientes elementos para continuar la instrucción; o bien, transcurrido un tiempo

dentro del cual haya logrado obtener otros o nuevos elementos de convicción que pudieran

servirle de base a esa reapertura, ello en el evento que el Fiscal se niegue a reabrir el caso,

antes de que se cumpla el plazo de prescripción de la acción penal.

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