Escena V Los Días de Julian BIsbal

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ESCENA V

(El departamento de Dora; es de un solo ambiente, viejo y pobremente


amueblado. En uno de los costados una "kitchinette " . Ha pasado una hora, cuando
suena el timbre de la calle. Dora sale del baño, cubierta con un batón y se apresura a
atender. Es una mujer que aparenta unos treinta y cinco años. Quizás fue bonita,
pero hay en ella algo de gastado y una expresión dura en el rostro. Entreabre la
puerta.)
DORA: ¿Quién es? (Alguien contesta desde afuera.) ¿Quién? (Abre la
puerta.) ¿Vos aquí? (En el dintel aparece Julián.) ¡Qué hacés, tanto
tiempo! Pasá. (Julián entra. La besa. Dora cierra la puerta.)
JULIÁN: Quería verte.
DORA: Linda hora para hacer visitas. Sobre todo después de tanto tiempo.
JULIÁN: Andaba por el centro y me acordé de vos. Te fui a buscar a
"Bagatelle".
DORA: Ahora no voy todos los días. Cuando tengo ganas.
JULIÁN: Sí, me dijo Rosa. Casi todas las chicas son nuevas.
DORA: (Asiente.) De antes quedamos Rosa y yo, nada más. La verdad es que
cada día está más aburrido. A tus amigos tampoco los vi más.
JULIÁN: No sé... Ahora no salgo casi nunca con ellos. (Pausa.) Muchas veces
pensé en ir a verte, pero... por una cosa o la otra... (Breve pausa.) ¿No
tenés nada para tomar?
DORA: Creo que hay ginebra. ¿Te gusta?
JULIÁN: Es lo mismo. (Dora se dirige hacia el armario y saca una botella de
ginebra y un vaso. Julián la mira un instante.) Estás muy linda.
DORA: ¿Sí? (Irónica.) Y eso que me ves sin maquillaje.
JULIÁN: No, en serio... Estás muy bien. (Dora coloca la botella de ginebra y el
vaso sobre la mesa. Luego se sienta frente a Julián. Este se sirve
medio vaso de ginebra y bebe un largo trago.) Hace mucho que
quería charlar con vos. (La mira un instante.) ¿Y vos me extrañaste?
DORA: (Se encoge de hombros.) Al principio, cuando de golpe dejaste de
venir. Después me enteré de que te habías casado.
JULIÁN: En cambio yo sí te extrañé. Casi no hubo un día que no me acordara
de vos. Sobre todo cuando se hacían las dos o tres de la mañana. (Le
toma la mano.) ¿Te acordás de las noches que pasamos juntos, eh?
(Ella hace un gesto.) Esas madrugadas que terminábamos tomando
café con leche con medialunas en el Ramos... (Breve pausa.) ¿Fue una
linda época, no? (Dora se encoge de hombros.) Para mí sí. Creo que
fue la mejor época de mi vida. (Julián bebe un trago de ginebra.) ¿Y
vos? ¿No te pensás casar?
DORA: A lo mejor. El día que encuentre un hombre.
JULIÁN: (Ríe.) Supongo que hombres no te faltan.
DORA: Un hombre de verdad. (Hace un gesto.) Además tiene que tener plata
y ser muy buen mozo... Y tiene que quererme mucho. (Breve pausa.
Mira sin comprender.) Sí, chiquito... Ahora estoy muy difícil. Será
que cada vez entiendo mejor las reglas del juego. (Ríe.)
JULIÁN: Estás cambiada.
DORA: ¿Yo? No... Estoy siempre igual. Un poco más vieja, nada más.
JULIÁN: Antes no hablabas así.
DORA: Vos tampoco. Entonces pensabas recibirte de ingeniero y casarte
conmigo. (Ríe.) ¿Te acordás cuando me lo dijiste?
JULIÁN: Vos no lo creíste.
DORA: Claro que no. Pero me gustaba. (Breve pausa.) Fue la vez que te fuiste
de tu casa y te pasaste tres días aquí.
JULIÁN: Fueron tres días bárbaros, ¿no? Eh... (Breve pausa.) ¿Así que no vas
más a "Bagatelle"

HASTA ACÁ.
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DORA: Dos o tres veces por semana. ¿Y vos qué hacés? ¿Siempre trabajás en
el mismo lado?
JULIÁN: Siempre. (Bebe un largo trago de ginebra y vuelve a servirse.)
DORA: No tomés tanto... Te va a hacer mal. (Julián hace un gesto.) ¿Querés
un café?
JULIÁN: Bueno. (Dora se levanta y se dirige hacia la "kitchinette" Julián se
interpone en el camino y la abraza.) Dora... No sabés las ganas que
tenía de verte... (La besa en la boca. Ella lo deja hacer. Luego se
separa.)
DORA: Tengo que hacer el café. (Prende la cocina y pone a calentar el café,
Julián desde atrás, le acaricia el cabello.)
JULIÁN: Estás muy linda, en serio. Ahora que volvimos a encontrarnos
podemos vernos más seguido ¿eh? (Dora lo mira.) Yo tengo que
arreglar un poco mi vida. Voy a dejar la oficina, ¿sabés? Ando
buscando un corretaje; algo más libre. Entonces te voy a poder ver
seguido.
DORA: (Con un leve matiz irónico.) Ah... sí...
JULIÁN: Sí... Todo este tiempo anduve con problemas pero ahora las cosas van
a cambiar. Lo primero que tengo que hacer es dejar esa oficina. Hoy
me dijeron algo bárbaro: "Hay tiempo hasta los treinta años. Después
uno queda moldeado". Y la verdad es que yo no hice nada hasta ahora.
Recién me encontré con unos compañeros del colegio ... Uno es
abogado, el otro ingeniero, el otro industrial ... Me sentí un fracasado.
(Breve pausa.) ¿Qué hago ahora? Trabajo todo el día y de noche voy
al café. Esa es mi vida. No tengo más nada.
DORA: ¿Y tu mujer?
JULIÁN: Mi mujer... Mi casamiento fue un error. Me di cuenta en seguida.
DORA: ¿Qué pasa? ¿No te quiere?
JULIÁN: Sí, me quiere. Demasiado. Pero no me comprende... Para ella todo
está bien. Todo lo que le preocupa es que esté más tiempo en casa... Y
le explico que no puedo quedarme todo el tiempo en casa... Que me
gusta ir al café... Pero no lo entiende. Con Carmen no se puede hablar.
Ella cree que soy un hombre feliz. (Dora saca el café del fuego y
sirve dos tacitas. Le extiende una a Julián y le alcanza el
azucarero.)
DORA: ¿Y vos la querés?
JULIÁN: ¿A mi mujer? Sí... La quiero, como a una buena amiga. Es muy buena,
¿me entendés? Pero... (El bebe otro trago de ginebra.) Tengo que
emborracharme para poder besarla, para sentirla. (Hace chasquear la
lengua.) ¡Qué sé yo! Todo esto no tiene sentido... (Julián se toma la
cara con las manos y se queda un rato así. Dora se sienta junto a él
y lo abraza, enternecida, Julián, casi llorando.) Soy un pobre tipo,
Dora.
DORA: Vamos, viejo... ¿Qué te pasa? Tomaste demasiado. (Julián se abraza
a ella desesperadamente. Quedan un instante así, en silencio.)
JULIÁN: Quisiera quedarme así toda la vida. (Ella lo abraza más fuerte. Julián
le busca la boca y la besa desesperadamente. Ella lo deja hacer.)
Dora... mi vida... (Vuelve a besarla y a acariciarla.) No sabés lo que
te necesito... No tengo a nadie. (Breve pausa.) Quiero quedarme con
vos esta noche, ¿eh? (Se hace un silencio. Julián le toma la mano.)
Yo te quería, Dora. Ahora me doy cuenta que te quería en serio.
DORA: ¿Sí, chiquito? Me querías mucho, pero te casaste y no apareciste más.
Ni siquiera me dijiste que estabas de novio.
JULIÁN: Eh... No sabía lo que hacía en aquella época.
DORA: ¿Y ahora sí? (Se levanta y toma las tacitas. Las lleva al mármol que
hay junto a la "kitchinette". Julián se acerca a ella y la abraza.
Trata de besarla, pero Dora vuelve la cara hacia un lado.)
JULIÁN: ¿Qué paga?
DORA: Basta, viejo.
JULIÁN: ¿No querés besarme?
DORA: No.
JULIÁN: ¿Por qué? (Julián trata de besarla nuevamente. Dora vuelve la cara
y Julián la besa en el cuello, al mismo tiempo que busca su cuerpo
debajo del batón. Dora se desprende)
DORA: No, chiquito.
JULIÁN: ¿Qué pasa? ¿No querés estar conmigo?
DORA: No.
JULIÁN: ¿Por qué no?
DORA: Porque no tengo ganas.
JULIÁN: (La mira un instante y entiende que no se trata de una broma.) ¿Que
no tenés ganas? Es la primera vez que me lo decís. Recién te dejaste
besar.
DORA: Me dio lástima verte así.
JULIÁN: (Trata de tomarla.) Vamos, Dora... Yo te quiero.
DORA: ¡Por favor, Julián! Lo que querés es acostarte conmigo. No, viejo. Ya
no estoy para ese juego. Lo siento.
JULIÁN: ¿Por qué decís eso?
DORA: Porque te conozco. (Breve pausa.) Estoy cansada de ser utilizada, ¿me
entendés? (Julián la mira con cierta extrañeza.) Sí, viejo... no te
extrañe. El cuento del amor no me lo venden más.
JULIÁN: Yo no te estoy mintiendo.
DORA: Quizás en este momento no. ¿Pero qué va a pasar después? (Hace un
gesto.) Hace dos meses caí por última vez. Vino un chico a
"Bagatelle"... Veinticinco años... Tenía un año de casado. Muy rico el
chico. Me gustó. Me gustó realmente. Tenía algo de pibe... (Sonríe.)
Lo tuve que besar yo por primera vez, imaginate. (Breve pausa.)
¡Habló...! Habló toda la noche. Me recitaba versos... Mirá vos. (Breve
pausa.) Después vinimos acá... ¿Sabés qué me dijo? Que era la
primera mujer verdadera que conocía en su vida. No me tocaba...
Estaba sentado ahí (Señala.) y me miraba con sus ojos de nene.
Prácticamente yo tuve que hacerlo todo. Y me gustaba. No le pedí
nada, te lo juro. Sólo que se mantuviera así y me dejara hacer. (Hace
un gesto.) Cuando se sacó el gusto, lo primero que hizo fue mirar la
hora. Y hablar de su mujer, de su pobre mujercita que lo estaba
esperando. Casi se pone a llorar: "¿Cómo pude hacerle esto a mi
mujer?" Se vistió y se fue. (Hace un gesto.) No viejo... A esta altura
de mi vida, eso no. (Breve pausa.) Ahora salgo con un viejo... ¡qué sé
yo! Tiene más de sesenta años. Nos encontramos todos los miércoles
para cenar y bailar. Casi ni me toca y me da tres mil pesos por noche.
Eso es mucho más honesto, ¿entendés?
JULIÁN: ¿Pero no te gustaría estar esta noche conmigo?
DORA: Quizás, Pero ¿para qué? Para hacerme sentir lo que soy. No viejo: yo
soy una puta, pero no me gusta que me lo hagan notar.
JULIÁN: Por qué hablás así...
DORA: (Violenta.) ¡Por favor, Julián! Lo único que falta ahora es que me
tengas lástima.
JULIÁN: (Intenta tomarla.) Vamos, Dorita.
DORA: No me toques. Y por favor, andate.
JULIÁN: ¿Que me vaya?
DORA: Sí.
JULIÁN: Pero, ¿qué...? ¿Acaso hice algo que te molestó?
DORA: (Firme.) ¡Andate, por favor! (Breve pausa.) Y no vengas más a verme
acá. (Irónica.) Recibo en "Bagatelle ". (Se hace una pausa. Julián
comprende que tiene que irse. Toma el sobretodo y se lo coloca.)
JULIÁN: Está bien. Chau, Dora. (Sale hacia la puerta.)
DORA: Chau. (Julián sale lentamente mientras las luces van decreciendo.)

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