El Modelo Persona-Entorno-Ocupación surgió de la necesidad de establecer la relación entre la persona, el entorno y la ocupación. El modelo guía el razonamiento clínico en el análisis de la interacción entre estas tres componentes y su aplicación. Un máximo ajuste entre los componentes resulta en un óptimo desempeño ocupacional, mientras que un mínimo ajuste resulta en un desempeño disfuncional.
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El Modelo Persona-Entorno-Ocupación surgió de la necesidad de establecer la relación entre la persona, el entorno y la ocupación. El modelo guía el razonamiento clínico en el análisis de la interacción entre estas tres componentes y su aplicación. Un máximo ajuste entre los componentes resulta en un óptimo desempeño ocupacional, mientras que un mínimo ajuste resulta en un desempeño disfuncional.
El Modelo Persona-Entorno-Ocupación surgió de la necesidad de establecer la relación entre la persona, el entorno y la ocupación. El modelo guía el razonamiento clínico en el análisis de la interacción entre estas tres componentes y su aplicación. Un máximo ajuste entre los componentes resulta en un óptimo desempeño ocupacional, mientras que un mínimo ajuste resulta en un desempeño disfuncional.
El Modelo Persona-Entorno-Ocupación surgió de la necesidad de establecer la relación entre la persona, el entorno y la ocupación. El modelo guía el razonamiento clínico en el análisis de la interacción entre estas tres componentes y su aplicación. Un máximo ajuste entre los componentes resulta en un óptimo desempeño ocupacional, mientras que un mínimo ajuste resulta en un desempeño disfuncional.
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Persona – Ambiente – Ocupación.
El Modelo Persona-Entorno- Ocupación (PEO: Person- Environment-
Occupation) surgió de la necesidad identificada por los autores de establecer una relación teórico-clínica de la transacción e interdependencia entre la persona, el medio ambiente y la ocupación. Ha sido desarrollado por la Escuela de Terapia Ocupacional y Fisioterapia del Departamento de Clínica Epidemiológica y Bioestadística de la Universidad de McMaster y por colaboradores del Hospital de Hamilton, Canadá (Letts et al, 1996)9.
El modelo guía el razonamiento clínico en el análisis y la comprensión de la
interacción P-E-O y en su posterior aplicación clínica. Consta de tres componentes: la persona (P), el entorno (E) y la ocupación (O). La persona (o grupo de personas) es un ser único, compuesto de cuerpo, mente y espíritu que adopta roles de naturaleza cambiante y simultánea. Posee habilidades (fisicas, cognitivas y afectivas) aprendidas e innatas que facilitan el rendimiento ocupacional. El ambiente se define como el contexto en el que el rendimiento ocupacional se lleva a cabo y se clasifica en cultural, socioeconómico, institucional, físico y social. Proporciona indicios o señales a la persona que le indican como ha de ser el comportamiento. El ambiente es considerado desde la perspectiva única de la persona, la familia y la comunidad. La ocupación es entendida como las tareas y actividades llevadas a cabo durante toda la vida que se dirigen a satisfacer una necesidad intrínseca de automantenmiento, expresión y satisfacción vital. Se identifican tres áreas de ocupación: actividades básicas, productividad y ocio. La naturaleza de estos elementos es dinámica durante toda la vida de un individuo o de la comunidad. El continuo función-disfunción o el desempeño ocupacional se entiende bajo el prisma del ajuste entre los tres componentes. Un máximo ajuste se relaciona con el rendimiento óptimo, mientras que el ajuste mínimo se refiere a un rendimiento ocupacional mínimo y por tanto disfuncional.
El modelo plantea que la aplicación de estas premisas a la práctica de la
Terapia Ocupacional ha de realizarse partiendo de la identificación conjuntamente con la persona y su familia de los puntos fuertes y de los problemas en el rendimiento ocupacional (figura 2). Esta búsqueda puede llevarse a cabo a través de varios métodos como por ejemplo la entrevista no estructurada o semiestructurada3 o evaluaciones estandarizadas. La información obtenida ayuda a determinar el foco y el nivel de intervención. Posteriormente se valoran componentes, ocupaciones, actividades, tareas y condiciones del ambiente. Y finalmente se reúne esta información en un esquema de transacción P-E-O para desarrollar el plan de intervención. Los resultados se conocerán con la medición del desempeño ocupacional. El modelo permite el uso de un amplio repertorio de instrumentos validados desarrollados por otros modelos y otras disciplinas, ya que no aporta herramientas propias de valoración, sino que permite el uso de escalas y protocolos elaborados desde otros modelos de práctica. Las limitaciones del modelo en relación a la ausencia de herramientas propias de evaluación ha sido reconocida en distintos trabajos, sin embargo, el cambio de perspectiva hacia la influencia del ambiente como elemento determinante del desempeño ocupacional y no como un aspecto adicional, ha llevado a distintos autores como Cooper (1997)12 y Broome (2009) 13 a utilizar el modelo para detectar problemas de desempeño ocupacional de las personas mayores en ámbitos como la adaptación del domicilio o el uso del transporte público.
Wahl et al (2009)14 en una revisión reciente de estudios clínicos aleatorizados,
relacionados con las intervenciones en el entorno de las personas mayores, durante los años 1997-2006, concluyen que los estudios con una perspectiva de ajuste Persona-Entorno presentan resultados más favorables que los estudios que no utilizan este marco de trabajo.