Indicadores Genéricos de Cambio en Psicoterapia - Leido
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ABSTRACT
RESUMEN
continúa
1 Este estudio fue financiado por el Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología de Chile y corresponde al proyecto FONDECYT
N° 1030482, efectuado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, titulado: “Hacia una Práctica Efectiva de la Psicoterapia: Un
estudio de Episodios de Cambio en diferentes tipos de Psicoterapia y sus Efectos en los Resultados Terapéuticos”.
2 Correspondencia: MARIANE KRAUSE, Escuela de Psicología, Pontificia Universidad Católica de Chile, Avda. Vicuña Mackenna
4860, Macul, Santiago de Chile. E-mail: [email protected]
300 KRAUSE, DE LA PARRA, ARÍSTEGUI, DAGNINO, ET. AL.
A raíz de este nuevo foco han salido a la luz de gran parte de su efectividad (Bernal, Bonilla,
algunos “mecanismos” del proceso de cambio. Alvarez & Greaux, 1993; Horvath, 2001;
En el plano metodológico, por su parte, se hizo Horvath, 2005; Horvath & Luborsky, 1993;
evidente la necesidad de una flexibilidad mayor, Svartberg & Stiles, 1994). Hasta ahora se han
lo cual se tradujo en un interés creciente por los postulado e investigado diversos mecanismos
métodos de investigación cualitativos (Elliott et de acción y dimensiones de este constructo.
al., 2001; Gaston & Marmar, 1989; Hill, 1990; Horvath y Greenberg (1986) —partiendo de
Hill, Thompson & Williams, 1997; Stiles, 1997) Bordin (1979)— llegaron a tres dimensiones de la
y en un intento por combinar métodos cuantita- “alianza terapéutica” que pueden tener un efecto
tivos y cualitativos (de la Parra & von Bergen, positivo en el resultado de la terapia: el lazo
2001; Gaston & Marmar, 1989; Marmar, 1990). personal entre el terapeuta y el cliente, el acuer-
En las investigaciones que combinan enfoques do de ambos con respecto a las metas y el
metodológicos, la aproximación cualitativa se acuerdo acerca de las tareas terapéuticas. Sobre la
destaca en la recolección de datos, ya que se base de un análisis factorial, Marmar, Gaston,
considera que la percepción humana es el mejor Gallagher y Thompson (1990, citado en
“instrumento de recolección” de los patrones y Goldfried et al., 1990) postulan cinco dimensio-
episodios del proceso terapéutico (Marmar, nes, de las cuales dos se refieren al cliente, dos
1990). al terapeuta y una a la díada terapeuta-cliente.
Las dos primeras dimensiones son la confianza
La “investigación de proceso orientada al y la capacidad de trabajo del cliente; la tercera
descubrimiento” (Elliott, 1984; Elliott & James, está compuesta por la comprensión y el compro-
1989; Hill, 1990; Hill et al., 1997; Mahrer, 1988) miso del terapeuta; la cuarta se refiere al aporte
es una variante cualitativa de la investigación del negativo del terapeuta; y la quinta a la desave-
proceso terapéutico. La finalidad de este tipo de nencia entre cliente y terapeuta respecto de la
investigación es la descripción de lo que ocurre definición de metas y procedimientos.
en las sesiones terapéuticas para —sobre la base
de la acumulación de nuevos conocimientos— Por otro lado, Goldfried et al. (1990) le
aportar al desarrollo teórico (Hill, 1990). En esta atribuyen una relevancia especial a los procesos
aproximación metodológica se desarrollan, a cognitivos en la explicación de los procesos de
partir de la observación de las situaciones tera- cambio terapéutico, viéndolos asimismo como
péuticas o del registro de la experiencia de los un posible punto de contacto para la integración
participantes, las categorías según las que se de distintos sistemas terapéuticos, interés que
clasifican los sucesos terapéuticos. De este modo, comparten con Bastine et al. (1989) y, Barton y
la observación de los fenómenos clínicos se Morley (1999) entre otros. Partiendo de los
traduce en la formulación y contrastación de trabajos antiguos de Kelly (1955), los autores
hipótesis (que no se desprenden de teorías esta- subrayan las posibilidades contenidas en con-
blecidas), en el afinamiento de estas hipótesis y, ceptos como “estructuras cognitivas profundas”,
por último, en el desarrollo de modelos teóricos “esquemas” o “representaciones cognitivas”,
(Hill, 1990). los cuales no solamente reflejarían el cambio,
sino en los cuales se produciría el cambio (Barton
En cuanto a conceptos de importancia para & Morley, 1999). Este énfasis en la dimensión
la investigación del proceso terapéutico, la alian- representacional es compartido con la línea de
za terapéutica —ya mencionada en relación los factores comunes del cambio psicoterapéutico
con los factores comunes— también es consi- y por el concepto de cambio subjetivo del pre-
derada por los investigadores del proceso tera- sente trabajo.
péutico el elemento central en el proceso de
cambio y se le atribuye la posibilidad de prede- Desde hace dos décadas y hasta los días actua-
cir los resultados de la terapia y ser responsable les se estudia también con mucho detenimiento el
304 KRAUSE, DE LA PARRA, ARÍSTEGUI, DAGNINO, ET. AL.
3 Término tomado desde un contexto conceptualmente colindante, el modelo genérico de psicoterapia de Orlinsky & Howard
(1987).
4 Lo “representacional” se entiende en sentido amplio, es decir, incluye aspectos tanto cognitivos, como afectivos y valorativos.
306 KRAUSE, DE LA PARRA, ARÍSTEGUI, DAGNINO, ET. AL.
representacional4 . Estos estudios previos, orien- neral, señala que todo cliente llega a la terapia en
tados a la determinación de componentes gené- un estado de “desmoralización”, la cual estaría
ricos del cambio, estuvieron en su mayor parte conformada por sentimientos de desamparo,
basados en narrativas retrospectivas de clientes pérdida del control, baja autoestima, dificultad
y sus terapeutas. Sus resultados refieren al con- para encontrar sentido a su vida cotidiana. De
tenido del cambio genérico y a su evolución. acuerdo con Frank, un primer cambio en cual-
quier terapia exitosa, es justamente la disminu-
Los primeros, es decir, los resultados sobre el ción de esta desmoralización, vivenciada a través
contenido del cambio psicoterapéutico mues- de la esperanza o las expectativas de ser ayuda-
tran que este cambio se refiere a la perspectiva do. Este planteamiento ha sido apoyado por
subjetiva de los clientes respecto de sí mismos, investigaciones posteriores (Elliott, 1984; Joyce
sus problemas y síntomas, y sobre la relación de & Piper, 1998; Snyder, Michael, & Cheavens,
éstos con el contexto en que ocurren. Es un 1999) y por el trabajo de Howard, Lueger,
cambio en esencia subjetivo, aunque algunos Maling y Martinovich (1993) que hablan de su
elementos que lo propician no sean subjetivos teoría fásica del cambio describiendo fases con-
en sí mismos como, por ejemplo, lo es algún secutivas de “remoralización”, “mejoría” y “re-
cambio en un comportamiento específico. habilitación”. Desde otro ángulo, este constructo
ha sido definido también como la construcción
Los resultados sobre la evolución del cambio
de un sentimiento de competencia (Berg & De-
muestran que éste es un proceso con etapas suce-
Jong, 1996) o como “poder manejar los propios
sivas, que comienza antes de la terapia y continúa
problemas” (Shilkret & Shilkret, 1993).
después del término de ésta, y que combina facto-
res intra- y extra-terapéuticos. El proceso se desa- Junto con estos cambios afectivamente
rrolla en fases que se construyen unas sobre otras reconstructivos, las primeras sesiones
y en las cuales el nivel de complejidad de los psicoterapéuticas también demandan del cliente
patrones de explicación e interpretación va cambios de tipo cognitivo, tales como la
incrementando progresivamente. Asimismo, im- autopercepción crítica (Krause, 1992a) y el
plica una sucesiva “psicologización” de estos pa- “descongelamiento” de sus patrones de interpreta-
trones de explicación e interpretación. ción y esquemas cognitivos (Märtens, 1991). La
autopercepción crítica implica la aparición de la
A partir de estos resultados se desarrolló un duda sobre lo que hasta aquí se consideraba verí-
modelo de evolución del cambio psicoterapéutico dico, correcto o inmutable. Ella abre el camino a la
genérico, el que se presenta a continuación. primera puesta en cuestión de los modelos explica-
tivos utilizados hasta ese momento. El
Es habitual en los procesos terapéuticos la
“descongelamiento”, por su parte hace las veces de
existencia de una etapa de búsqueda de ayuda,
preparación para los cambios terapéuticos poste-
es decir, una etapa previa al inicio de la psicote-
riores en el plano cognitivo (Karasu, 1986).
rapia. Con frecuencia, los cambios comienzan
en esta etapa, pero —cuando ello no ocurre— Los cambios representacionales posteriores
son tarea primordial de las primeras sesiones de derivan de la necesidad de construir un ámbito
psicoterapia. Estos primeros cambios se pueden de significados compartidos entre cliente y tera-
sintetizar como: la aceptación de los propios peuta, en particular referido a la interpretación
límites, y la conciencia de la necesidad de ayuda de los problemas y/o síntomas por los que con-
(Krause, 1993; Krause et al., 1994). sulta el primero. Dado que el consultante se
encuentra en una posición de necesidad de ayu-
Luego, una vez comenzada la terapia, se
da —por lo tanto en una relación asimétrica—
suceden una serie de cambios adicionales. Frank
esta necesidad de significado común lo lleva a
(1971, 1982), uno de los precursores de la
una resignificación de los propios problemas y
investigación del cambio psicoterapéutico ge-
INDICADORES DE CAMBIO EN PSICOTERAPIA 307
síntomas, a fin de que éstos calcen con la teoría otras investigaciones son: “insight”, “ganar una
terapéutica y la definición del ámbito de compe- nueva perspectiva”, o “darse cuenta de un pro-
tencia profesional del terapeuta (Krause, 2005). blema” (Hanna & Ritchie, 1995). En particular,
Cuando esto no sucede, a menudo se produce un el concepto de “insight”, en su acepción inclusiva
abandono temprano de la terapia (Krause et al., de elementos cognitivos, afectivos y valorativos,
1994). En términos muy generales este momen- ha recibido abundante apoyo empírico (Elliott et
to de cambio significa aceptar que los problemas al., 1994).
por los cuales se ha consultado han de ser
interpretados psicológicamente (y no son, por También la percepción de autoeficacia
ejemplo, producto de una afección física). Por lo (Bandura, 1977) es parte de los cambios genéri-
tanto, significa aceptar el contexto de significa- cos a diferentes tipos de terapia, en tanto forma
do psicológico como marco apropiado para el parte de la auto-representación.
tratamiento de los propios problemas (Krause,
1991; Krause, 2005). Por último, resulta central la construcción de
esquemas conceptuales, o teorías, los cuales
De la resignificación de problemas y síntomas denominen y expliquen los síntomas y proble-
derivan dos cambios adicionales, que son: la mas del cliente (Polkinghorne, 1988). Estos nue-
redefinición de expectativas y metas terapéuticas vos esquemas conceptuales serán un mayor
y la aceptación del terapeuta como un profesional aporte de cambio en tanto posibiliten experien-
competente en relación con la propia problemáti- cias exitosas al cliente, ya sea “insights”, expre-
ca (Krause, 2005; Thompson & Hill, 1993). Esta sión de sentimientos, nuevas formas de
aceptación incluso se ve reflejada en representa- comportamiento u otros, que —en el marco de la
ciones internalizadas del terapeuta, a las que se teoría terapéutica respectiva— signifiquen un
recurre en situaciones problemáticas (Geller & avance. Al interior de la construcción de esque-
Farber, 1993). En paralelo con esto último, y mas conceptuales se pueden distinguir tres mo-
como base para el trabajo terapéutico posterior, el mentos sucesivos (Krause, 1992a): a)
cliente deberá asumir su propia participación o establecimiento de conexiones entre síntomas,
responsabilidad en diferentes situaciones de vida, experiencias vitales, (actuales y pasadas) moti-
en particular en las que se relacionan con sus vaciones, afectos y conductas; b) la elaboración
problemas (Bittner, 1981). de constructos subjetivos sobre sí mismo, la pro-
pia biografía y la relación con otros; y c) la
Ya más avanzado el proceso terapéutico, construcción de “teorías” sobre sí mismo y la
serán las nuevas representaciones, tanto relación con el mundo, incluyendo la propia
cognitivas (Krause, 1992a), como afectivas historia de vida (Krause, 1998).
(Greenberg, Rice & Elliott, 1993) las que forma-
rán parte importante del cambio terapéutico ge- En términos teóricos, estos cambios en la
nérico, con los consecuentes cambios en la esfera de lo representacional (Fonagy, 2001)
expresión de sentimientos en el encuadre tera- han sido conceptualizados como cambios en
péutico y en las valorizaciones de aspectos de la “teoría subjetivas” (Groeben, Wahl, Schlee &
vida personal, incluyendo las que dicen relación Scheele, 1988; Krause, 1991, 1992a, 1992b,
con los problemas y síntomas. Así, por ejemplo, 1998; Krause & Winkler, 1995; Krause & Cor-
un síntoma que originalmente era percibido y nejo, 1997); en los “marcos de referencia”
definido como “disfunción corporal” ahora pue- (Duncan & Moynuhan, 1994); o en los
de ser redefinido y revalorizado como “señal del “constructos personales” (Anderson, 1997b).
cuerpo que es útil porque me ayuda a no some- Desde la perspectiva de los enfoques que
terme al exceso de trabajo” (Krause, 1992b), enfatizan los aspectos narrativos en la psicotera-
pudiendo llevar a una expresión emocional dife- pia, este cambio es conceptualizado como una
rente. Constructos asociados, mencionados en “re-autoría” de aspectos de la propia historia
308 KRAUSE, DE LA PARRA, ARÍSTEGUI, DAGNINO, ET. AL.
(McLeod, 1998; McLeod & Balamoutsou, 1996), como exitosas y que podría ser de utilidad para
o —en la vertiente postmoderna— como cambio analizar la evolución de psicoterapias, durante
en los sistemas de lenguaje y comunicación su ejecución. Para tal efecto se construyó una
(Anderson, 1997a). Como fuere su denomina- lista de indicadores de cambio que, al mismo
ción o estatus epistemológico, estas transforma- tiempo de referirse a la dimensión representacional,
ciones gozan de abundante apoyo empírico y fueran susceptibles de ser observados externa-
teórico. mente. El objetivo del presente trabajo es, en
primer lugar, presentar dichos indicadores de
Para efectos de este estudio, los cambios cambio genéricos, mostrar cómo son verificables
representacionales son comprendidos en el mar- empíricamente, para luego ilustrar su aplicación
co conceptual de las teorías subjetivas. El con- en cuatro terapias de diferente orientación, a fin
cepto “teoría subjetiva”, el cual ha tenido su de analizar tanto su carácter genérico, como su
mayor presencia en la psicología europea, ha sensibilidad a la especificidad de cada una de
sido definido por sus autores (Groeben et al., ellas.
1988, p. 19) como “cogniciones de la visión de
sí mismo y del mundo, que se pueden entender MÉTODO
como un conjunto complejo que tiene una es-
tructura argumentativa, al menos implícita, y Definición del diseño metodológico general
que cumple las funciones de explicación, pre-
dicción y tecnología, contenidas también en las En la presente investigación se aplicó una
teorías científicas”. Sobre la base de una recopi- metodología cualitativa, confirmatoria, basada
lación posterior de estudios sobre el tema, Flick en la observación y análisis de sesiones de
(1991) llega a la conclusión de que el concepto psicoterapia tras espejo de visión unilateral, de
actualmente se utiliza —en forma mucho más los correspondientes videos y, de las transcrip-
amplia que en sus orígenes— simplemente para ciones de grabaciones en audio. Un criterio de
hacer referencia al hecho que las personas desa- rigor metodológico de importancia fue el logro
rrollan modelos explicativos acerca de sí mis- de acuerdo intersubjetivo en un equipo de inves-
mas y de su mundo circundante, los que las tigadores-observadores de diferente orientación
orientan en su acción. teórica en psicoterapia.
5 El terapeuta es psicoanalista titular de la Asociación Psicoanalítica Chilena, reconocido por la Asociación Psicoanalítica
Internacional.
INDICADORES DE CAMBIO EN PSICOTERAPIA 309
TABLA 1
Terapias estudiadas
6 El terapeuta recibió una formación de postítulo en el New York Hospital-Cornell Medical Center, en las unidades de personalidad
lideradas por O. Kernberg y M. Linehan respectivamente, integrando comprensiones psicodinámicas con técnicas cognitivo-
conductuales.
7 La terapeuta completó sus estudios de formación de postítulo como Terapeuta Familiar en el Instituto Chileno de Terapia
Familiar, en Santiago de Chile y continuó su formación con Kenneth Gergen, Harlene Anderson y Tom Andersen.
8 El terapeuta representa una formación integrativa, es decir, pone en acción elementos terapéuticos provenientes tanto de la
orientación psicodinámica, como de la sistémica y la conductual-cognitiva.
310 KRAUSE, DE LA PARRA, ARÍSTEGUI, DAGNINO, ET. AL.
Indicador 10: Aparición de sentimientos de P1: “yo me di cuenta en la última recaída que volver
competencia. Cambio intra-sesión observado al tema de la droga está muy lejos de aportarme algo,
de volver a lo que todos sentimos antes con la droga,
durante la sesión 22 de la Terapia I, cuando la
está muy lejos de eso ... que uno sigue así hasta que
paciente responde a la intervención del terapeuta: muere pero nunca logras el objetivo de sentirte bien
... este placer que puede haber detrás del alcohol ya
T: “yo estaba pensando… que es interesante lo que nunca más va a volver a ocurrir, ni ahora ni en diez
está pasando acá… usted está más preocupada por la años más ni nada. O sea, tomar un trago para ti o para
reacción de su esposo que por sus sentimientos y mi o para todos los que estamos acá tiene un solo final
resulta que el que está preocupado por los sentimien- que es, la depresión, la angustia, y que no va a traer
tos suyos y con lo que va a pasar con usted soy yo y nunca una situación de placer”.
no usted… a mi me preocupan sus sentimientos y de
repente da la impresión que estoy yo mas preocupado Indicador 13: Transformación de las valo-
de sus sentimientos que lo que puede estar usted de raciones y emociones en relación a sí mismo u
lo que va a pasar cuando se separe de él, de lo que va
otros. Cambio intra-sesión observado durante la
a pasar con usted cuando no siga viniendo para acá,
no se si me entiende?”. sesión 19 de la Terapia III, cuando la paciente,
refiriéndose a la situación de su hijo, expresó lo
siguiente:
P: “Sí, para mi venir acá todas las semanas es como un
desahogo, así lo siento y la verdad no sé que va a pasar
conmigo cuando no siga viniendo pero espero no P1: “En la perspectiva que él no está ni con su papá
sentirme tan mal, espero … pero yo creo que puedo ni con su mamá… entonces ha estado con otras
… sí yo puedo seguir sola”. personas y en cierto modo él está abandonado —en
un hogar de protección… Sí la gente que está en un
Indicador 11: Establecimiento de nuevas lugar en que hay muchas personas que lo quieren
mucho pero no está con sus papás… a mi me consta
conexiones. Cambio intra-sesión observado du-
… es un hogar de protección”.
rante la sesión 4 de la Terapia II, cuando la
paciente, después de la intervención del terapeu-
ta, logró conectar aspectos propios y elementos Indicador 14: Formación de constructos
biográficos: subjetivos respecto de sí mismo. Cambio intra-
314 KRAUSE, DE LA PARRA, ARÍSTEGUI, DAGNINO, ET. AL.
sesión observado durante la sesión 11 de la voy a recriminar el por qué no me quedé con él, si era
Terapia II, cuando la paciente expresó lo si- lo que me tocaba en el fondo, a lo mejor, no sé”.
guiente:
Indicador 16: Autonomía en cuanto al ma-
nejo propio del contexto de significado psicoló-
P: “O sea … que esto que estoy pensando ahora, no
gico. Cambio extra-sesión relatado durante la
lo había pensado antes, porque yo no pensaba que
tenía la autoestima por el suelo, sabiendo sí … que fui
sesión 20 de la Terapia I, cuando, en el día la
criticada y no me gustaron las críticas y eso, de hecho, paciente expresó lo siguiente:
de alguna u otra manera debe haber afectado la
relación del matrimonio, sin encontrarme … a ver … T: “Y ésta decisión de separarse de él, ¿él no sabe
tan mal no era la mujer perfecta”. nada?”.
T: “ claro, es una cosa que se podría evaluar no?”. En la Terapia Psicodinámica Breve, como se
puede apreciar en la Figura 1, los indicadores de
P: “… pero … yo creo que soy capaz de … sé que soy
cambio tienen —en términos gruesos— el orden
capaz”.
jerárquico esperado, es decir, aparecen indicadores
Indicador 19: Construcción de una Teoría de cambio de niveles jerárquicos más bajos al
Subjetiva, biográficamente fundada, sobre sí comienzo de la terapia y más altos hacia el final.
mismo y la relación con el entorno (indicador Así, por ejemplo, el indicador Nº 3, denominado
“global”). Este indicador se encuentra predo- “aceptación del terapeuta como profesional com-
minantemente en estudios retrospectivos, ya que petente” aparece tempranamente en la terapia
la construcción de una teoría subjetiva es un (sesión 3), en tanto el indicador Nº 15,
proceso y no un momento. Por lo tanto, en el “enraizamiento de los constructos subjetivos en
presente estudio no ha sido posible encontrar la propia biografía”, aparece en forma tardía
ejemplos de este indicador. Sin embargo, se (sesión 22).
puede encontrar verbalizaciones correspondien-
tes a este indicador en otros estudios. Asimismo, la Figura 1 muestra una mayor
frecuencia de cambios extra-sesión a medida
Distribución de indicadores de cambio a lo que avanza el proceso psicoterapéutico.
largo de las terapias
La Figura 2 corresponde a una paciente que
A continuación se mostrará la distribución comienza la terapia con un indicador relativa-
de los momentos de cambio —y sus correspon- mente alto (Nº 8: “descubrimiento de nuevos
dientes indicadores— a lo largo de los cuatro aspectos de sí mismo”). No obstante, la pacien-
procesos psicoterapéuticos. Los números en el te muestra una evolución global similar al caso
eje vertical indican la posición del indicador en anterior, o sea, va aumentando —a lo largo de
la jerarquía de indicadores, vale decir, un punto la terapia— el nivel jerárquico de los indicadores
ubicado a la altura del 3, en el eje vertical, y presentando una mayor frecuencia de
equivaldría a un indicador N° 3, que sería más indicadores extra-sesión en las etapas finales
básico que uno ubicado en el 8, indicativo de un de la misma. Termina la terapia con indicadores
mayor estado de avance en el progreso del de muy alto nivel, tales como el Nº 17: “recono-
cambio terapéutico. Por su parte, los números cimiento de la ayuda recibida” (sesión 16), o el
del eje horizontal dan cuenta de las sesiones Nº 18: “disminución de la asimetría” (sesión 17
terapéuticas. Entonces, si aparece un punto so- y 18).
bre el tres del eje horizontal, esto significa que
hubo un momento de cambio en la sesión tres de El indicador de cambio relativamente alto
la terapia. La combinación de los dos ejes signi- en la primera sesión puede ser interpretado
fica que la figura da cuenta, simultáneamente, de como efecto de sus encuentros con un psiquia-
la sesión en que aparece un momento de cambio tra en forma previa al inicio de la terapia obser-
y del nivel jerárquico del indicador del mismo. vada. De hecho, en las primeras tres sesiones de
Por lo tanto, si aparece un punto en el número la terapia analizada se observan expresiones de
tres horizontal, con una altura de 8 en el eje la paciente que dan cuenta de que los indicadores
vertical, esto significa que tenemos un indicador iniciales del proceso de cambio fueron logra-
de cambio N° 8 en la tercera sesión de la terapia. dos, en buena medida, antes de iniciar la psico-
A esto se agrega un tercer elemento, que es, si los terapia. Por ejemplo, la paciente reconoce una
momentos de cambio han ocurrido durante la diversa gama de conflictos o problemas (indi-
sesión terapéutica (cambios intra-sesión, indica- cador 1), se conduce desde la posición de
dos con cuadros color negro) o si ocurrieron requerir ayuda (indicador 2) y muestra disposi-
entre sesiones (cambios extra-sesión, indicados ción a escuchar y dar crédito a lo que le dice el
con cuadrados color gris). terapeuta (indicador 3).
316 KRAUSE, DE LA PARRA, ARÍSTEGUI, DAGNINO, ET. AL.
Nivel de indicador de cambio
6HVLRQHV
IC intra-sesión IC extra-sesión
Por ejemplo, en la sesión 3 ella dice: “...es de dormir, pero sabiendo que no iba a poder
que yo en un minuto me sentí muy mal, me sentí dormir, una cosa así. Para mí eso era estar
que tocaba fondo...porque me sentía como tocando fondo... miedo a quedar sola, a todas
sola... como que me zumbaban los oídos, me las situaciones que significaba la separación.”
sentía como extraña... porque después fui al (Indicador 2, sesión 3, párrafo 22). Expresio-
psiquiatra y me dio medicamentos, me sentí nes como esta, en tiempo verbal pasado, deno-
igual como me había sentido la semana ante- tan el proceso previo al comienzo de la
rior, con una pesadez en el cuerpo, con ganas psicoterapia.
20
18
Nivel de indicador de cambio
16
14
12
10
8
6
4
2
0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18
6HVLRQHV
IC intra-sesión IC extra-sesión
18
Nivel de indicador de cambio
16
14
12
10
8
6
4
2
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0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
6HVLRQHV
IC intra-sesión IC extra-sesión
La Figura 4 muestra la evolución de los Asimismo, los indicadores intra-sesión son más
indicadores de cambio, por paciente, a lo largo de la frecuentes al comienzo, mientras al final se obser-
terapia de grupo para adicciones. Llama la atención van exclusivamente indicadores extra-sesión.
que, tratándose de una evolución grupal, se repro-
duzca el mismo fenómeno observado en los pacien- Cabe señalar también que, por ser un grupo
tes individuales de las terapias anteriores. Sin duda abierto, los consultantes estaban en diferentes
ello avala la noción de que el grupo pasa a consti- momentos de su evolución individual cuando se
tuir una nueva entidad, cuya evolución no solamen- comenzó a observar la terapia. Sin embargo, hubo
te se compone de las evoluciones individuales. Es inclusión de algunos nuevos integrantes solamen-
posible apreciar, al igual que en los casos individua- te al comienzo del período de observación, lo que
les, que al comienzo se concentran indicadores puede explicar que se observe la evolución global
iniciales de la jerarquía y al final los más altos. arriba aludida.
318 KRAUSE, DE LA PARRA, ARÍSTEGUI, DAGNINO, ET. AL.
La Figura 4 permite apreciar además la evo- bajo que un paciente antiguo, como es, por
lución de los momentos de cambio intra y extra- ejemplo, el paciente 1.
sesión, con sus respectivos indicadores, para
cada uno de los participantes. En primer lugar, Por su parte, los pacientes 3 y 6 registran
resulta evidente que el nivel jerárquico de los solamente cambios extra-sesión, correspondien-
indicadores de cambio distingue la antigüedad do el indicador de nivel jerárquico N° 2 a un
de los participantes: un paciente nuevo (paciente paciente nuevo y los otros, de nivel más alto, a
4), quien al inicio de la observación llevaba un paciente más antiguo. El paciente 5, uno de
solamente dos semanas participando en el gru- los más antiguos, no presentó indicadores de
po, presenta indicadores de nivel jerárquico más cambio durante el período de observación, lo
que habla de estabilidad en su evolución.
3,&LQWUDVHVLyQ
Nivel de indicador de cambio
3,&H[WUDVHVLyQ
3,&LQWUDVHVLyQ
3,&H[WUDVHVLyQ
3,&LQWUDVHVLyQ
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3,&H[WUDVHVLyQ
6HVLyQ
Figura 4. Indicadores de cambio (IC) en la Terapia IV: Grupal Integrativa, con adictos.
cambios posteriores se basan en los anteriores y que, por su cualidad, debe ser determinado a
los engloban. partir de una evaluación retrospectiva de la
terapia, es decir, no por medio de la observación
Esta noción coincide con la línea de investi- sino a través de entrevistas en profundidad. El
gación de los eventos o episodios de cambio indicador “construcción de una teoría subjeti-
(Bastine et al., 1989; Czogalik & Hettinger, va”, consistente con las evaluaciones retrospec-
1988; Elliott, 1984; Elliott & Shapiro, 1992; tivas de la terapia, además, es factible de ser
Fiedler & Rogge, 1989; Helmeke & Sprenkle, considerado “coherente” —en el sentido de ar-
2000; Llewelyn et al., 1988; Marmar, 1990; ticular teoría y evidencia— con los indicadores
Martin & Stelmaczonek, 1988; Rice & Greenberg, previos que lo implican, constituyendo un salto
1984; Wiser & Goldfried, 1996), que se definen de síntesis analógica, a nivel teórico; en este caso
como momentos significativos o relevantes para específico, de construcción de una teoría subje-
el cambio. En términos generales, se habla de tiva (Avendaño, Krause & Winkler, 1993).
eventos o episodios significativos (Bastine et al.,
1989) no haciéndose una distinción entre el En cuanto a su transversalidad, se puede
momento puntual y el segmento completo del apreciar que algunos indicadores aparecen con
cual este momento es parte. En relación a este mayor frecuencia, en las diversas terapias, que
problema la presente investigación aporta una otros. Sin embargo, dado que en este estudio
clara distinción entre los momentos y los episo- fueron incluidas solamente cuatro terapias, su
dios de cambio. La literatura pertinente no pro- transversalidad deberá continuarse contrastan-
pone criterios para su distinción ni para la do en futuras investigaciones con diferentes
delimitación de los últimos. A diferencia de esto, modalidades terapéuticas.
en el estudio realizado se utilizan criterios preci-
sos para la determinación de los momentos de En lo que se refiere a los episodios de cam-
cambio y para la delimitación de los episodios, bio, es decir, la unidad de análisis de mayor
mostrándose que tanto los primeros como los envergadura, se puede afirmar, en primer lugar,
segundos son identificables. que es posible determinarlos no solamente des-
de la perspectiva de los involucrados —que es lo
Como se señalara en la sección metodológica, más frecuente en la investigación psicoterapéutica
los momentos de cambio fueron determinados a (Bastine et al., 1989; Helmeke & Sprenkle, 2000;
partir de criterios que incluyeron, por una parte, Kivlighan & Gayle Arthur, 2000; Martín &
su coincidencia con conceptualizaciones teóri- Stelmaczonek, 1988; Wiser & Goldfried, 1996)-
cas —coincidencia que se estableció a partir de sino también desde la perspectiva de observado-
una lista de indicadores de cambio— y, por otra, res externos (Marmar, 1990). Históricamente se
su novedad (es decir, su cualidad de cambio); su definen los episodios de cambio como segmen-
actualidad (la posibilidad de ser observado); y su tos de duración variable (Bastine et al., 1989)
consistencia en cuanto a elementos no verbales existiendo serias dificultades para su delimita-
y al proceso terapéutico posterior. Esto constitu- ción temporal. Buscando reducir este problema,
ye un avance en relación con estudios previos, el en la investigación presentada se aplicó la no-
cual, sin embargo deberá ser contrastado con las ción de unidad temática, para su delimitación, la
perspectivas de pacientes y terapeutas en traba- cual fue realizada desde la perspectiva de obser-
jos futuros. vadores externos. Cabe recordar que,
específicamente, a partir del tema central del
Los resultados sobre momentos de cambio momento de cambio se rastreó retrospectiva-
muestran que los indicadores preestablecidos mente el comienzo del diálogo terapéutico per-
fueron efectivamente observables en las sesio- tinente. Si bien con este criterio se ratificó la
nes, a excepción del último, “construcción de noción de duración variable del episodio de
una teoría subjetiva”, el cual es un indicador cambio, se le agregó una posibilidad de delimi-
320 KRAUSE, DE LA PARRA, ARÍSTEGUI, DAGNINO, ET. AL.
tación ajena a la perspectiva de los involucrados cambio subjetivo, tal como fuera planteado so-
en el proceso terapéutico. Los episodios fueron bre la base de antecedentes previos (Krause,
delimitados a partir de un acuerdo intersubjetivo 1992a, 1992b); y el segundo muestra un aspecto
de investigadores de distintas orientaciones teó- de relevancia para etapas finales del proceso
ricas. terapéutico, cual es la internalización de los
patrones de interpretación psicológicos, la dis-
A partir de su delimitación temática, los episo- minución de la asimetría y, por ende, la adquisi-
dios de cambio se constituyen como contextos de ción de autonomía en el manejo del contexto de
significado, en los cuales aparecen, al observa- significado psicológico (Krause, 2005). Impor-
dor, verdaderos juegos de lenguaje (Arístegui, tante, en este sentido, es que los indicadores de
2000), construidos intersubjetivamente para el cambio no solamente son distintivos de un mo-
establecimiento del significado compartido. En el mento en el avance del proceso terapéutico sino
análisis de los episodios, los observadores cons- que, también, logran distinguir la antigüedad de
tituyen una perspectiva de tercera persona res- los pacientes en una terapia de “grupo abierto”.
pecto del diálogo terapéutico entre la primera
persona (paciente) y segunda persona (terapeu- Por su parte, el aumento de la autonomía es
ta), lo cual introduce un marco metodológico para consistente con los hallazgos que en las fases
la comprensión hermenéutica, —interpretativo y finales de los procesos psicoterapéuticos refie-
explicativo— del proceso de diálogo terapéutico. ren sentimientos de competencia (Berg & De-
Jong, 1996), o habilidad para el manejo de los
En la ejecución del estudio también se hizo la propios problemas (Shilkret & Shilkret, 1993).
distinción entre cambios intra y extra-sesión.
Estos últimos, si bien no podían ser observados En cuanto a las evidencias empíricas previas,
directamente, debían ser referidos por los pa- la evolución del proceso terapéutico a través de
cientes durante alguna sesión y cumplir con los la concatenación de indicadores de nivel jerár-
restantes criterios establecidos para momentos quico creciente apoya los estudios de Fiedler y
de cambio. Esta diferenciación abrió una nueva Rogge (1989) o de Shoham-Salomon (1990).
perspectiva que deberá retomarse en estudios Por su parte, el hecho de que se entrelacen
futuros, ya que los resultados, al concentrar los momentos de cambio ocurridos en sesión con
cambios extra-sesión en etapas avanzadas de las los que acontecen en el contexto de la vida
terapias, parecen establecer una relación con la cotidiana externa a la terapia, coincide con los
sucesiva autonomía del paciente o, puesto en planteamientos de Hanna y Ritchie (1995).
términos de algunos estudios recientes (Arnold,
Farber & Geller, 2004; Keinänen, 1999), con la Ante la pregunta ¿qué cambia cuando se
progresiva internalización del terapeuta y de los cambia?, el presente trabajo propone que lo que
procedimientos terapéuticos. cambia es la teoría subjetiva, la narrativa interna,
que se construye progresivamente a medida que
En cuanto a la jerarquía de indicadores, los se van ensamblando los nuevos significados,
resultados de la observación de los momentos de que se hacen visibles al observador a través de
cambio muestran dos fenómenos de relevancia: a) los indicadores de cambio descritos. Sin embar-
las terapias evolucionan desde indicadores de me- go, posiblemente estos indicadores no abarquen
nor jerarquía hacia indicadores jerárquicamente “todo lo que cambia”, sino que también sean el
superiores; y b) hacia el final de las terapias, o bien, resultado de una focalización específica. Esto no
en el caso de la terapia de grupo, en los pacientes más es más que el dilema no evitable de todo queha-
antiguos, aumentan los indicadores extra-sesión. cer científico: el método determina los resulta-
dos, y, en el mejor de los casos al menos establece
Ambos resultados son importantes ya que, el el marco para que algunas evidencias emerjan
primero, confirma la evolución del proceso de en tanto otras permanezcan ocultas.
INDICADORES DE CAMBIO EN PSICOTERAPIA 321
Sin embargo, y expresada la consideración de tigación y la clínica” (el libro de Talley, Strupp
las limitantes, es interesante observar la coinci- y Butler, 1994, se aboca justamente a este pro-
dencia de los resultados con otros estudios muy blema). Frente a esta crítica, pensamos que tra-
recientes, como por ejemplo el de Connolly bajos como el aquí presentado aportan a tender
Gibbons (2004) quien, al elaborar estadísticamente puentes entre estas dos orillas. Para el clínico
90 cambios discretos obtenidos a través de entre- puede resultar relevante, por ejemplo, estar aten-
vistas retrospectivas a 67 pacientes, decanta cua- to a: la emergencia de los indicadores de cambio
tro dominios de cambio: mejoría en los síntomas, descritos; al orden de aparición de éstos, lo que
mejoría en la comprensión de los patrones marca un factor pronóstico; o a la aparición de
interpersonales, mejoría en la confianza en sí indicadores de cambio extra-sesión conforme
mismo y, mejoría en la “definición de sí mismo”. avanza la terapia.
De estos cuatro, tres pueden vincularse teórica-
mente con la noción de cambio subjetivo desarro- En cuanto a desarrollos futuros de la línea de
llada en el presente trabajo, quedando pendiente investigación a que corresponde el presente
la conceptualización de la mejoría sintomática la trabajo, corresponderá evaluar la evolución del
que, en principio, es un fenómeno de otra dimen- cambio en terapias menos exitosas que las aquí
sión de análisis. presentadas; y se deberá triangular la informa-
ción cualitativa con los datos cuantitativos arro-
Por último, una crítica permanente de los jados por un instrumento que mide resultados
clínicos hacia la investigación en psicoterapia es terapéuticos (OQ-45 de Lambert, Hansen,
que ésta no respondería las preguntas que para Umpress, Lunnen, Okiishi & Burlingame, 1996,
ellos son relevantes. Esto redunda muchas veces validado para población chilena por De la Parra
en una falta de interés de los clínicos en los datos & von Bergen, 2001) y con entrevistas de segui-
que aporta la investigación, resultando casi un miento en profundidad realizadas a terapeutas y
lugar común hablar de la “brecha entre la inves- consultantes.
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