TPN°6 E.S.I (Educación Sexual Integral) Carolina Alo
TPN°6 E.S.I (Educación Sexual Integral) Carolina Alo
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(Recuerden tener este cuestionario y los anteriores también en la carpeta, ya que todos los trabajos que vayamos
realizando por la plataforma Classroom serán parte de la misma y la tenemos que tener completa para la calificación.)
TPN°6
La ESI se propone contribuir con la construcción de la autonomía de las personas en el marco de las normas que regulan
los derechos y las responsabilidades para vivir plenamente la sexualidad. En este sentido, se intenta poner en valor el
orden constitucional para poder defender los derechos humanos y así gozar de una vida plena sexualmente. Para
alcanzar este estado, es necesario no sólo conocer los derechos y las responsabilidades que le corresponde a cada
persona, sino que es imprescindible ejercitarlos. Existe en la Argentina un importante marco legal que garantiza el pleno
desarrollo de la sexualidad humana.
La participación de las y los estudiantes en la promoción, el control y el reclamo de los derechos favorece su ejercicio.
Abordar los derechos sexuales es hacerlo en un doble sentido ya que, por un lado, se encuentran aquellos “que
involucran la capacidad de disfrutar una vida sexual libremente elegida, satisfactoria, sin violencia ni riesgos” y por otro
lado, los “derechos reproductivos [, que] se refieren a la posibilidad de decidir en forma autónoma y sin discriminación si
tener o no tener hijos, cuántos hijos tener y el espaciamiento entre sus nacimientos” (Ministerio de Salud, 2013).
Desconocer esta doble mirada es caer en el reduccionismo, ya superado por la integralidad de la ESI. Es decir, la
enseñanza de la sexualidad no se circunscribe al conocimiento de la información referida a la dimensión reproductiva
sino que, además, se hallan aquellos derechos que remiten a la otra dimensión, la del disfrute, el placer y el bienestar.
Estos últimos también están contemplados en la normativa y son pasibles de exigibilidad.
❖ El conocimiento de diversos aspectos de la salud sexual y reproductiva: promoción y atención de la salud sexual,
prevención de riesgos y daños, el embarazo en la adolescencia y las enfermedades de transmisión sexual.
❖ El conocimiento de las situaciones de riesgo o de violencia vinculadas con la sexualidad: distintas miradas sobre la
problemática del aborto (como problema ético, de salud pública, moral, social, cultural y jurídico etc.), las
enfermedades de transmisión sexual, el acoso sexual, el abuso y la violencia sexual, el maltrato, la explotación sexual
y trata.
❖ El conocimiento de los marcos legales y la información oportuna para el acceso a los servicios de salud que
garanticen el efectivo ejercicio de los derechos de las y los adolescentes. El análisis de situaciones donde aparezca la
interrelación entre los aspectos biológicos, sociales, psicológicos, afectivos, de la sexualidad humana.
❖ El conocimiento de la Ley de Salud Sexual y Procreación Responsable. El conocimiento y la utilización de los recursos
disponibles en el sistema de salud de acuerdo con la Ley de Salud Reproductiva y Procreación Responsable. El
Prof.: Graciela del Valle Acuña
conocimiento de las responsabilidades de los efectores de salud en caso de consultas de jóvenes mayores de 14
años. El conocimiento del derecho al buen trato como pacientes.
❖ Desarrollo de habilidades básicas proyectivas para evitar situaciones de vulneración de los propios derechos. Incesto
y abuso sexual.
La violencia sexual como problema social se replica en diferentes formas y en los diversos entornos sociales, como la
familia, las instituciones, los medios de comunicación, como así también, se hace presente en las múltiples formas de
relaciones interpersonales. La violencia en las parejas es un tema que aparece casi a diario en los medios de
comunicación, en los que se muestran los casos más extremos.
Sin embargo, en la vida cotidiana suceden actos abusivos más sutiles que se encuentran naturalizados, no sólo en las
relaciones sexuales, sino que se puede manifestar también en comportamientos que no son respetuosos de las
necesidades, deseos, intereses, en suma, de los derechos de las personas.
Definimos abuso sexual como cualquier clase de búsqueda y obtención de placer sexual con un niño, niña o
adolescente por parte de una persona adulta (18 años o más). No es necesario que exista contacto físico (en forma
de penetración o tocamientos) para considerar que existe abuso. Se estipula como abuso también cuando se utiliza
al niño, niña o adolescente como objeto de estimulación sexual. Es decir, abarca el incesto, la violación, la vejación
sexual (tocar de manera inapropiada una persona adulta a un niño, niña o adolescente, con o sin ropa, o bien alentar,
forzar o permitir a un niño que toque inapropiadamente a un adulto o adulta), y el abuso sexual sin contacto físico
(seducción verbal, solicitud indecente, exposición de órganos sexuales para obtener gratificación sexual, realización
del acto sexual en presencia de un o una menor, masturbación en presencia de una niña, niño o adolescente,
exhibición de pornografía a menores, uso de menores para material pornográfico) (Ministerio de Salud, 2010).
En una investigación del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, se entrevistó, en forma
anónima, a 4.971 chicos y chicas, de entre 15 y 19 años, de
cinco escuelas secundarias de todo el país. Según la encuesta, el 9 % de los y las jóvenes entrevistados fueron
abusados en su niñez. Las chicas se vieron más afectadas que los varones, con mayores niveles de violencia y a
edades más tempranas que los chicos [...]. Cuando los niños, niñas o adolescentes que fueron abusados reciben la
ayuda de alguna persona adulta significativa para ellos o ellas, pueden transitar un proceso de recuperación de las
secuelas traumáticas, y es posible evitar con un tratamiento adecuado, el ciclo de reproducción de este tipo de
violencia. (Ministerio de Educación, 2010).
Existen diversos tipos de abusos. Los abusos y violaciones sexuales también pueden ocurrir en el contexto de
vínculos afectivos o mal llamados “amorosos”, así denominados desde el más básico sentido común, que no analiza
ni diferencia cuando en las relaciones existe la humillación, el sometimiento, la falta de confianza y el deterioro de la
autoestima. Los vínculos afectivos son saludables cuando en ellos se manifiesta amor, cariño, confianza, buen trato y
la libre expresión de ideas y sentimientos.
Es importante visibilizar que todos los vínculos emocionales, ya sean familiares, de pareja u otras formas de
relaciones humanas se van construyendo en el tiempo, es decir son procesos que tienen una historia.
Los y las adolescentes provienen de familias o de hogares con un particular ambiente interactivo en el que se
combinan no sólo las características y los componentes de la historia personal de cada uno de los padres o
cuidadores sino también la de estos como pareja y la de la familia como grupo. Si en sus interacciones se generan y
se reproducen conductas y actitudes abusivas, pueden llegar a instalarse patrones de vinculación donde el maltrato y
la desconsideración pasan a ser el código aceptado como vía de comunicación y de resolución de los conflictos. La
violencia familiar adquiere una dirección que se corresponde con las variables de edad y de género; es decir que se
Prof.: Graciela del Valle Acuña
orienta desde los adultos a los niños y desde los miembros masculinos hacia las mujeres. Por los procesos de
socialización de género, los hijos varones suelen identificarse con el agresor incorporando activamente lo que alguna
vez sufrieron pasivamente. Las mujeres, en cambio, suelen realizar aprendizajes que favorecen en ellas condiciones
de sumisión e indefensión frente al compañero que las victimiza. (Ministerio de Educación, 2012).
La violación seguida de muerte es la forma más extrema de la violencia sexual. Esto puede ocurrir como producto de
un ataque o asalto sexual ocasional; en este caso es antecedido por violencia y sometimiento físico, amenazas y
coerción en múltiples formas, incluso con el amedrentamiento para el ocultamiento de este delito; la intención
explícita es infligir dolor, terror y reducir la posibilidad de defensa de la víctima. Es importante destacar cómo se ha
ido incrementando en nuestra sociedad la visibilidad sobre la violencia y la crueldad contra las mujeres; hablar de
esta violencia en su plena dimensión nos permitirá reflexionar sobre los factores sociales, comunicacionales y
creencias sin evidencia que se reproducen explícita o implícitamente en la vida social y en lo cotidiano. La violencia
sexual genera un daño grave a la integridad física, psíquica y social de la víctima, y es un delito, tal como lo establece
la Ley No 26.485, sancionada en 2009, de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra
las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.
En nuestro país, frente a los graves hechos sociales de violencia extrema hacia las mujeres, la sociedad ha
respondido masivamente poniendo un límite y visibilizando su repudio e intolerancia a las agresiones, a través de
marchas multitudinarias bajo el lema “Ni una menos”. Estas marchas se concretaron en muchas ciudades de nuestro
territorio tras la pasmosa sucesión de femicidios. Las últimas estadísticas revelan que la violencia de género mata a
una mujer cada treinta horas. También se ha avanzado en la implementación de políticas públicas en relación con la
trata de personas, reconociéndola como otra forma de violencia de género. Como sociedad estamos atravesando un
momento de fuerte demanda al Estado para que se planifiquen, financien e implementen políticas públicas de
protección a las mujeres y atención especializada a las víctimas y sus hijos e hijas (si los tuvieren), como también
políticas de pronta y efectiva intervención del sistema judicial que sancione a los agresores. Asimismo, es importante
el desarrollo de campañas de sensibilización y prevención en la problemática; y un trabajo sostenido para seguir
avanzando en un cambio de modelos educativos y culturales, que apunten a construir una sociedad justa y
equitativa, erradicando la violencia de género. (Ministerio de Educación, 2016).
Prof.: Graciela del Valle Acuña
Actividad 1
1. ¿Qué emociones te generaron las fotos?
2. ¿Qué es el abuso sexual? ¿Cuáles son los distintos tipos de abuso sexual?
3. ¿Por qué será que las personas que pasan por algunas situaciones de abuso sexual mantienen el silencio?
4. ¿Qué podemos hacer frente a una situación de abuso?
5. ¿Conocés algún 0800, alguna página de Internet o algún organismo –estatal o no– donde puedas hablar o
conseguir ayuda?
Actividad 2.
Continuemos hablando del abuso sexual
Con esta actividad se busca profundizar sobre la temática del abuso sexual iniciada en tema anterior, Hablemos
sobre abuso sexual. La asignación de palabras clave para cada uno de los ayudará a conceptualizar determinados
contenidos.
Analizar la situación de Ana y escribe con tus palabras estableciendo vínculos con las palabras clave recibidas y los
contenidos trabajados en la actividad “Hablemos de abuso sexual”. (Usar 5 o más palabras claves mínimo 10
renglones)
La historia de Ana
Hace varios días que Ana no concurre a la escuela. Cursa el tercer año del secundario. Siente malestares y tiene
vómitos además de una profunda tristeza. No quiere moverse de la cama. Su mamá le ofrece unas gotitas
medicinales para frenar su descompostura. Ella le insiste con llevarla al centro médico. Pero Ana se niega. No quiere
hablar de lo peor, sabe que si es atendida en el hospital tendrá que contar que su tío abusó sexualmente de ella.
Palabras clave
Personas de confianza Víctima Delito
Agresor/a Violación
Violencia Discriminación Ayuda
Defensa Sentimientos
Prof.: Graciela del Valle Acuña
Derecho Denuncia Culpable Confianza en uno/a
Cuidado del cuerpo Silencio