Clase 4 - El Desarrollo Atípico y La Patologización de La Infancia

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Taller de Observación del

desarrollo atípico

CLASE 4
ESPECIALIZACIÓN EN INTERVENCIÓN Y ESTIMULACIÓN TEMPRANA

-MODALIDAD A DISTANCIA-
El desarrollo atípico y la patologización de las
infancias

El desarrollo atípico

El desarrollo refiere a las transformaciones globales de los aspectos cognitivos, motrices y


psicológicos que se articulan en la interrelación con el medio, desde el nacimiento. Este proceso, si bien está
ligado a las nociones de crecimiento (determinado por cambios pondo-estaturales) y maduración (de las
estructuras biológicas) los trasciende, produciendo transformaciones sostenidas por los siguientes aspectos:

 Aspectos estructurales: Refieren al equipamiento neurobiológico y la estructura psíquica, que serán


la base para el intercambio con el medio.
 Aspectos instrumentales: Son las herramientas que construye el sujeto para efectivizar los
intercambios con el medio.

Si pensamos en el desarrollo psicomotor (Brukman, 2011), tendremos en cuenta que éste no implica
solamente las pautas madurativas comandadas por el equipamiento neurobiológico, sino en su interrelación
con la estructura subjetiva y el lenguaje. Así, las diferentes etapas e hitos serán pensados siempre en la relación
con quienes cumplan las funciones de crianza. Podemos ubicar cuatro grandes aspectos del desarrollo
psicomotor a tener en cuenta para saber si se está dando de manera típica (según lo esperable para la edad
del niño) o atípica (cuando los hitos no se dan a la edad esperable, o se aprecian alteraciones). Estas áreas
son: la sensorio-motriz, la cognitiva, el lenguaje y las habilidades sociales.
Al conocer el desarrollo típico podemos observar cómo estas áreas se van presentando en el proceso
singular de cada niño, apoyándonos en los parámetros esperables. Si bien estos parámetros nos orientarán
en relación a las dificultades que un niño pueda presentar en su desarrollo, no debemos perder de vista que
el mismo puede presentar algunas variaciones caso a caso, ya que se trata de un proceso único, sostenido por
el ambiente y por la estructura con la que cuente cada niño.
Ahora bien, cuando detectamos desde la observación alguna alteración o retraso en el desarrollo,
debemos evaluar si esta resulta significativa para calificar como señal de alarma que nos indique un desarrollo
atípico.
Para repasar rápidamente los principales aspectos del desarrollo psicomotor (el cual es mucho más
amplio), podemos ver el siguiente cuadro:

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Al observar que una o más áreas del desarrollo presentan alteraciones en relación a lo esperable para
la edad cronológica del niño (o su edad corregida si se trata de un nacimiento prematuro), estaremos frente
a indicadores de desarrollo atípico, cuya detección deberá ser sostenida por instrumentos de evaluación o
pesquisa que nos permitan direccionar nuestras hipótesis y un plan de intervención adecuado para cada bebé
o niño y su familia.

Patologización y medicalización de la infancia

Teniendo en consideración, entonces, que podemos encontrarnos con niños cuyo desarrollo no se
presenta de la manera esperable, y en relación con la problemática abordada en la clase anterior en cuanto a
las etiquetas diagnósticas, resulta importante pensar en las nociones de patologización y medicalización.
Cuando hablamos del desarrollo atípico y de las dificultades que pueden acontecer en los procesos
de aprendizaje y conductuales, en muchos casos podemos ver que los signos y síntomas de un malestar son
acallados con medicación. Esto no quiere decir que la medicación nunca sea útil, ya que muchas veces
podemos encontrarnos con niños que requieren de la misma para poder vincularse con otro, y desde allí
poder trabajar sobre el vínculo y su desarrollo en un espacio terapéutico (sobre todo en los casos de
perturbaciones severas en la subjetividad).
Para entender un poco mejor estos procesos, es necesario definirlos. Se entiende por

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medicalización al proceso por medio del cual las cuestiones de la vida social –complejas, multifactoriales y
marcadas por la cultura y por el contexto histórico– son reducidas a un tipo de racionalidad que vincula
artificialmente las dificultades de adaptación a las normas sociales a determinismos orgánicos que se
expresarían como enfermedades del individuo. Es decir, que “problemas no-médicos” pasan a ser definidos
y tratados como “problemas médicos”, ya sea bajo la forma de “enfermedades” o de “desórdenes”.
Conceptualmente se distinguen los términos medicalización y medicamentalización, haciendo referencia este
último al excesivo uso de fármacos como única medida terapéutica. Tratándose de un fenómeno social
complejo, todos estamos atravesados por sus lógicas, por lo que es necesario que los profesionales de la salud
que trabajamos con las infancias generemos conciencia de los efectos que sus acciones tienen sobre la salud
y la vida cotidiana de los niños.
En cuanto al proceso de patologización, en el contexto de la medicalización, pueden significarse
como enfermedades o expresión de patologías, fenómenos o conductas que son solo expresión de
fenómenos familiares, sociales, económicos o culturales. Este proceso se expresa fundamentalmente a través
de dos fenómenos: la necesidad de diagnosticar o incluir en categorías diagnósticas toda conducta que no
forma parte de lo “esperado” por los adultos; significar a los niños que presentan tales conductas como
problemáticos, poniéndolos en el centro de todas las acciones y descontextuados de los factores familiares,
sociales económicos y culturales.
Bogado (s/f) nos explica que la medicalización y patologización del sufrimiento de las infancias es
un paradigma y una práctica que se da en todos los estratos y ámbitos por donde transitan, pero en contextos
de desigualdad extrema profundiza la exclusión social, constituyéndose en una realidad de vida para las
infancias.
La exclusión social es un proceso multidimensional, que repercute sobre las redes sociales y la
posibilidad de vincularse de manera saludable que con la que cuenta el niño, dejando huella en su modo de
hacer con el cuerpo y de relacionare con los otros. Podemos pensar a esta exclusión como consecuencia del
fenómeno de patologización vinculado con las etiquetas que condicionan al niño.

Para seguir pensando esta problemática de la actualidad, que nos atraviesa a nivel social y profesional
como terapeutas en estimulación temprana, las invito a mirar el siguiente video de la Facultad de Psicología
de la Universidad de la República, en el cual se aborda la patologización y el borramiento de la subjetividad
de los niños que presentan alteraciones en su desarrollo:

https://www.google.com/search?q=patologizaci%C3%B3n+de+las+infancias&oq=patologizaci%C3%B3
n+de+las+in&aqs=chrome.1.69i57j33i160l2j33i22i29i30l3.5309j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-
8#fpstate=ive&vld=cid:d07d59e3,vid:qYNYFrcNdUg

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Referencias bibliográficas

Bogado, Y. (s/f) Patologización, medicalización e inclusión escolar ¿Qué pasa en las escuelas respecto a las patologías que
afectan al aprendizaje? (Trabajo Final de Grado) UAI, Buenos Aires, Argentina.

Brukman, S. (2011) Clínica psicomotriz en niños con problemas en el desarrollo. En L. González (comp.)
Temas de investigación en psicomotricidad (pp. 57-76). Sáenz Peña: EDUNTREF

Affonso Moysés, M., Collares, C., Untoiglich, G. (2019) La maquinaria medicalizadora y patologizadora en
la infancia. En En la infancia los diagnósticos se escriben con lápiz (pp. 25-44). Buenos Aires: Noveduc

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