Erase Una Hipotesis

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Revista del Instituto Chileno de Terapia Familiar

“De Familias y Terapia Familiar”


Año 12, No. 19, Diciembre de 2004
ERASE UNA VEZ UNA HIPOTESIS...
Una revisión del concepto para su aplicación en la investigación clínica
y psicosocial
Dr. Javier Vicencio Guzmán, M.R.C.Psych. (U.K.), M.D. (Chile)1

Resumen
La terapia familiar es un campo de aplicación en el que el enfoque sistémico ha tenido
una rápida y amplia difusión. Lo que proponemos aquí es una discusión teórica y
metodológica de las condiciones de esta relación para precisar algunas ideas que nos
parecen centrales en este campo de problemas.

El concepto de hipótesis sistémica ha sido continuamente discutido por diferentes


autores, y ha sido criticado últimamente por quienes se alinean estrictamente con el
postmodernismo. Esta revisión, que plantea las bases para la construcción de un modelo
integrador de tipo eco sistémico, puede resultar polémica e innecesaria, por lo tanto,
para algunos, pero confiamos que no suceda lo mismo con la mayoría de quienes, como
nosotros, no transitan tan fácilmente a una posición de “no saber”, sin antes recorrer un
largo camino para adquirir los conocimientos y las disciplinas que aproximan a esa
posición, que los chinos, en su filosofía, denominan de sabiduría.

Introducción.

Las estructuraciones hipotéticas en la terapia.

La familia se presenta en la terapia con un problema como motivo de consulta. A pesar


de que regularmente el portador del problema o síntoma es uno de los miembros de la
familia, un individuo, la concurrencia del grupo supone una primera definición del
problema como psicosocial. (relacional-contextual)
Esta definición constituye el primer nivel hipotético, el fenomenológico (Caillée), en
que se trata de identificar la coherencia (Dell, 1982) entre el síntoma y el sistema
familiar para que, a partir de ese diagnóstico, se realicen intervenciones que modifiquen
la configuración de la familia y, por ende, el síntoma.
Sin embargo, la intervención del terapeuta plantea la necesidad de estructurar un
segundo campo hipotético que lo incluya, debido a que la familia, en tanto sistema,

1
Dr. Javier Alberto Vicencio Guzmán, Médico Psiquiatra (Royal College, Inglaterra). CRISOL, Centro de
Investigaciones Psicosociales, A.C. Paseo del Conquistador # 611 Col. Lomas de Cortés, C.P. 62240. Cuernavaca,
Morelos.Correspondencia con respecto a la publicación dirigirla a email: [email protected] , página web:
www.institutocrisol.org.

1
posee un equilibrio que define su identidad y produce una inercia que atrae al sistema
terapéutico hacia una repetición de las pautas que le dan estabilidad. La inclusión del
terapeuta hace corresponder a este nivel de hipótesis con la llamada cibernética de
segundo orden (Andolfi, 1990).(autorreferencia del terapeuta)

Cuando, en conjunto, la familia y el terapeuta exploran las premisas que comparten en


la búsqueda de aquellos significados propios sobre los que se propone incidir para
cambiarlos, se constituye un tercer campo de hipótesis, en el que se co-construyen los
significados más generales que estructuran la visión o mapa del mundo y que
proporcionan los elementos que generan las propiedades auto reflexivas del sistema
terapéutico, porque generan un conjunto de explicaciones sobre el funcionamiento del
sistema familiar y terapéutico.

Un cuarto nivel hipotético incorpora el contexto cultural más amplio, que estructura las
creencias que definen los papeles como el género, la pertenencia a la comunidad, los
discursos y textos no escritos que quedan inscritos en las narrativas dominantes que
configuran a cada sujeto como miembro de la familia en tanto célula social.

Cuadro 1: resumen de niveles de estructuraciones hipotéticas


LA PALABRA <<CONVERSAR>> VIENE DE LA
UNIÓN DE 2 RAÍCES LATINAS: HIPÓTESIS 1:
LA FAMILIA COMO SISTEMA SE PRESENTA A LA TERAPIA
CON UN PROBLEMA COMO MOTIVO DE CONSULTA. ESTE
CUM PROBLEMA, GENERALMENTE DE ÍNDOLE PSICOSOCIAL, SE
[ CON ] INVESTIGA DE ACUERDO CON LA “FUNCIONALIDAD O
VERSARE DISFUNCIONALIDAD” DE LA FAMILIA, PARA REALIZAR
[DAR VUELTAS CON EL INTERVENCIONES QUE MODIFIQUEN LA CONFIGURACIÓN
OTRO] DE ÉSTA Y, POR ENDE, EL SÍNTOMA: ES EL NIVEL
FENOMENOLÓGICO DE LA HIPÓTESIS 1.

* LA PREGUNTA SERÁ ENTONCES ¿QUE OCURRE EN


EL DAR VUELTAS JUNTOS DE LOS QUE CONVERSAN, HIPÓTESIS 2
Y QUE PASA ALLÍ CON LAS EMOCIONES, EL SIN EMBARGO, LA FAMILIA COMO CUALQUIER SISTEMA
LENGUAJE Y LA RAZÓN? (MATURANA) POSEE UN EQUILIBRIO QUE LE CONFIERE IDENTIDAD QUE
DESEA CONSERVAR E INDUCE AL SISTEMA TERAPÉUTICO A
UNA REPETICIÓN DE SUS PAUTAS DE ESTABILIDAD: ES EL
NIVEL DE LA HIPÓTESIS 2, QUE POR LA INCLUSIÓN DEL
TERAPEUTA SE CORRESPONDE CON LA CIBERNÉTICA DE
SEGUNDO ORDEN.

LLA
ASS D
DIIFFEERREEN
NTTEESS PPRREEG
GU UN
NTTA
ASS HIPÓTESIS 3
EEN
N LLA A CCOONNVVEERRSSAACCIIÓ
ÓNN LA INDAGACIÓN SE PROFUNDIZA CUANDO AMBOS, FAMILIA
Y TERAPEUTA SE PROPONEN ACCEDER AL MUNDO DE LAS
PREMISAS QUE COMPARTEN EN LA BÚSQUEDA DE
SIGNIFICADOS PROPIOS SOBRE LOS QUE LA REFLEXIÓN SE
PROPONE INCIDIR PARA CAMBIARLOS: ES EL NIVEL DE LA
HIPÓTESIS 3 O DE LOS SIGNIFICADOS DEL MAPA DEL MUNDO.

GENERAN EL MAPA DEL


HIPÓTESIS 4
MUNDO Y DE LA TERAPIA EL CONTEXTO CULTURAL QUE SE MANIFIESTA EN LAS
CREENCIAS DE GÉNERO, DE COMUNIDAD, DE DISCURSO Y
DE TEXTOS NO ESCRITOS PERO INSCRITOS EN LAS
NARRATIVAS DOMINANTES QUE CONFIGURAN AL SUJETO
COMO INTEGRANTE DE LA FAMILIA COMO CÉLULA
SOCIAL ES EL NIVEL DE LA HIPÓTESIS 4, DE LA CULTURA
2 COMO CONTEXTO.
Estos cuatro niveles contienen y producen definiciones operativas que conectan
la construcción de datos con las teorías que los sustentan. Este es el campo en que
buscamos discutir la metodología de investigación clínica que adoptamos en CRISOL y
los instrumentos de medición que, en consecuencia, se han ido generando para evaluar
la práctica clínica y su efectividad.

Érase una vez una hipótesis....

La discusión que la terapia sistémica ha venido realizando en los últimos


tiempos cuestiona la vigencia de algunas hipótesis, de uso tanto descriptivo como
explicativo en la práctica clínica. Las reflexiones que esto suscita no se dirigen a su
validez como una construcción teórica sino que al uso que se hace de ellas, buscando la
base de certidumbres que alteran su propio carácter hipotético.

En efecto, la epistemología que orienta las teorías sistémicas, tanto de primer


como de segundo orden, consideran al proceso de continua formulación y reformulación
de hipótesis como el instrumento característico de la terapia sistémica, advirtiendo sin
embargo, la dificultad que implica la relativa a la circularidad del procedimiento, que
conduce a la producción de alteraciones en la estructura del discurso, buscando por esa
vía, cambios en la estructura de pensamiento.

Cabe hacer notar que las hipótesis, a veces pierden sus atributos de
provisoriedad como un efecto de la ideologización del método científico.
Originalmente, la palabra hipótesis tiene la acepción de conjetura, presunción,
suposición admitida provisionalmente como punto de partida de un proceso de
investigación. La separación de teoría y método, que hace del método un campo de
procedimientos, al mismo tiempo, independiza a la hipótesis como producto teórico.
Esto hace que lo que es relativo y provisorio en la ciencia se presente como absoluto en
el sentido común, constituyendo la base de una noción equivocada de objetividad de la
ciencia, en la que las hipótesis de trabajo de ésta se transforman en verdades absolutas.

Bateson2, (1972,1982) en su crítica a las consecuencias de este reduccionismo


derivado de una noción muy estricta de la objetividad en la ciencia, señalaba que la
disección en partes de la ecología que se opera a partir del mismo, constituye un peligro
para la supervivencia de la especie, por lo que hay que recuperar su idea de que la
ciencia, como la vida, fluye y se transforma y no sólo construye templos para que se
habiten de conocimientos.

2
La epistemología cibernética, no concluida aún por Bateson antes de su muerte, le llevó a éste a una
práctica ecologista radical en la que tuvo una participación destacada junto a grupos de intelectuales que
denunciaron las consecuencias del reduccionismo de la ciencia para la vida en la biosfera. Sus ideas
fueron retomadas por Keeney(1986) y Maturana(1995), especialmente en Estética del cambio y Biología
del amor respectivamente.
3
La terapia sistémica, desde su nacimiento, adopta las nociones de “totalidad”,
“interacción”, “recursividad múltiple”, “complejidad”, “información” y “fluctuaciones”,
como términos descriptivos del proceso de aprendizaje del cambio, las cuales dieron un
sello distintivo de modernidad a sus practicantes, casi sin que los mismos cayeran en
cuenta. La circularidad apareció de repente para instalarse en la evolución de las
disciplinas que orientan la práctica terapéutica sistémica, con la naturalidad del
movimiento de las olas en su incesante repetir de su declaración a la arena.

Al incluirse la terapia familiar entre las múltiples manifestaciones que


constituyen un cambio paradigmático en la ciencia contemporánea, se revela una
coincidencia que favorece su difusión, pero que obliga a preguntarse por ella, como a la
esfinge: desde los griegos se ha señalado que la respuesta más sabia nace de la pregunta
que asombra.
Las hipótesis que planteamos, por lo tanto, se aproximan más a las preguntas que
a las respuestas y abarcan diferentes dominios, de menor a mayor complejidad.

La primera mirada se dirige a la configuración de un sistema.

El punto de partida en la ruta de la formación en terapia familiar se representa, para


quienes lo intentan como especialistas en Salud Mental, como si fuera parte de un
descubrimiento: la consideración de la familia como un sistema en el que la estructura
está determinada por las interacciones entre sus miembros y con el medio, desplaza a la
“patología” del contexto individual, al relacional. A partir de aquí comienzan a
desarrollarse las habilidades necesarias para una lectura fenomenológica de primer
orden. En el espacio terapéutico se despliegan una serie de movimientos, de significados
analógicos múltiples, que van constituyendo un campo más amplio de observación en el
que se va articulando la configuración estructural de la familia, la pareja e incluso el
individuo considerado como un sistema.

La descripción del funcionamiento de la familia como un sistema observado se


corresponde con la cibernética de primer orden, por lo cual las preguntas, que el
terapeuta se formula se restringen al dominio organizado por los niveles interaccional
(Waszlawick), estructural (Minuchin), estratégico (Haley) y clínico general (Cancrini):

1) Nivel interaccional

¿Qué hace quién a quién, cuando, cómo y dónde?


¿Cuáles son los efectos del síntoma sobre el funcionamiento del sistema?
¿Cuál es la función del síntoma para el cambio o para el no cambio?
¿Qué soluciones han sido intentadas previamente?

4
2) Nivel estructural.

¿Cómo está quién con quién?-


¿Cual es la etapa del ciclo vital, individual y familiar, y cuales son sus
repercusiones?
¿Cual es el "fit" o "ensamble” entre el paciente identificado, el síntoma y la
estructura de la familia?

3) Nivel estratégico

¿Cual es el grado de rigidez y/o patología que presenta la familia?


¿Cuales son las reglas de jerarquía y de límites de la familia?
¿Quién o quiénes son los encargados de traer a la familia a la consulta?
¿Cual es el poder del paciente sintomático para la mantención del equilibrio del
sistema familiar?

4) Nivel clínico general.

¿Cual es el conocimiento disponible acerca del motivo de consulta desde las


distintas perspectivas de la psicopatología?
¿Cuáles son las características socioeconómicas y las conexiones de parentesco
que se presentan en esa familia en particular?

La denominación de “funcionamiento del sistema” se separa aquí de la


normatividad implícita en un enfoque funcionalista. Por razones prácticas nos
referiremos a él como "dominio de la hipótesis 1" y busca describir al sistema que
consulta en su misma configuración. Esta descripción se hace con criterios que se
asemejan a los planteados por Paul Dell (1982) cuando define la "coherencia" en
reemplazo de la homeostasis y a los de Maturana ( ), cuando se refiere a la organización
de un sistema "autopoyético”3 .
La utilización de un modelo estructural-estratégico e interaccional en la terapia
familiar conlleva el peligro de una aplicación mecánica, unívoca y rígida que introduzca
un lenguaje que defina el funcionamiento de la familia desde una supuesta normalidad,
construida por la ideología del terapeuta. Sin embargo, representa una primera
organización de los datos que debe ser tomada cautelosamente como provisoria,
entendiendo que este primer paso abre un doble camino simultáneo, de investigación y
tratamiento.

3
La necesidad de sobrepasar el concepto de homeostasis y sistemas en equilibrio que había tenido importancia en la época de la
primera cibernética hizo surgir propuestas que tuvieran relación con el desequilibrio dentro de las cuales destacó el concepto de
"coherencia" o fit dinámico de la estructura con el síntoma, sin perder de vista que los sistemas vivos, como cualquier sistema
biológico se configuran desde la autopoyesis, es decir desde la organización que se autogenera a si misma y que le proporciona al
sistema su identidad. Ver referencias de Dell y Maturana en la bibliografía.

5
Una respuesta favorable producida por la utilización de estos modelos es atribuida
tanto a las habilidades clínicas del terapeuta (consideradas como dotes artísticas) como a
la flexibilidad de las familias que consultan. Una alternativa menos mecánica se abre a
partir del pasaje de las nociones de equilibrio y homeostasis3 de la primera cibernética, a
la dialéctica cambio-no cambio de la segunda cibernética, que permite establecer un
paralelismo con las concepciones que incorporan el desequilibrio como parte de los
mecanismos "normales" de evolución de los sistemas vivos.

Esto permite ver las "averías" desde una perspectiva menos mecánica. En la
terapia, el autoritarismo disfrazado de supuesta sabiduría, basado en el prejuicio de la
existencia de una normalidad, independiente de su contexto cultural y que define
arbitrariamente lo que entiende por “disfuncionalidad” es una fuente de errores
frecuentes que pueden ser importantes y perjudiciales para quienes nos consultan como
pacientes o como futuros terapeutas.

El sistema que consulta muestra otros rasgos.

La consideración de la terapia como consulta es el resultado de una serie de


factores, entre los cuales se incluye el intervalo más largo entre sesión y sesión, la
historia que la consulta ha generado, las características de la derivación, los integrantes
de la familia que acuden a la cita, las consultas realizadas previamente y sus resultados,
las motivaciones para el cambio y las expectativas de no cambio, el carácter voluntario
o forzado de la asistencia, etc.

La información que se produce acerca del contexto terapéutico la hemos


incluido en lo que denominamos "dominio de la hipótesis 2". En primera instancia, ésta
representa al programa oficial del sistema que consulta, el cual se presenta, como
advierte correctamente Andolfi4 (1989), con una demanda paradójica, es decir, con la
intención de que sea el paciente (el individuo portador del síntoma) quien cambie su
conducta supuestamente patológica, sin que la terapia implique cambios más profundos
de la familia o del sistema que consulta. Se perfila así una estrategia no intencional para
que sea el terapeuta quien confirme y legitime el programa oficial de la familia y las
soluciones intentadas previamente desde una posición de guía con conocimiento de
causa.

La representación un tanto ingenua de este papel por el terapeuta conduce a la


perpetuación del juego familiar y, por lo tanto, al mantenimiento del problema o al
fracaso terapéutico.

4
La escuela de Roma fue la primera en advertir el carácter paradójico de la demanda terapéutica de las familias rígidas porque
solicitaban la desaparición del síntoma sin que estuvieran dispuestos a realizar cambios dentro de la familia. Este concepto dio
origen a la inclusión del terapeuta en el sistema de significados que posteriormente se retomaría en la cibernética de segundo orden.
El planteamiento más actual consiste en invertir los términos iniciales: Del sistema que crea el problema al problema que crea al
sistema (Hoffman, 1993).

6
Las preguntas que orientan sobre este nivel se relacionan con la posición
estratégica que necesita la inclusión del observador (terapeuta) para facilitar la creación
de un sistema terapéutico, a partir de la construcción de un problema que permita un
abordaje clínico con posibilidades de soluciones, siguiendo las recomendaciones de K.
Tomm5 (1987,1988) que la fundamenta en la cibernética de segundo orden y, por ende,
en el acoplamiento estructural.

Ejemplos de este nivel de preguntas son los siguientes:

1. ¿Cuáles son los integrantes del sistema que se comprometen con la búsqueda de
nuevas alternativas?

2. ¿Cuál es el programa oficial con respecto al problema por el que consultan que
quisieran instrumentar por medio del terapeuta?

3. ¿A quiénes es necesario incluir en la terapia para prevenir un fracaso?

4. ¿Si la interacción o el juego del sistema se identifica correctamente - con quien


será más fácil cooperar para cambiarlo?

5. ¿Cuál es la posición en la cual ha sido situado el terapeuta en el sistema que se


ha creado a partir del problema?

6. ¿Cuál es la participación de los integrantes del sistema que ha sido creado a


partir de tal problema?

7. ¿Cómo definir la terapia y el contexto terapéutico para no perpetuar el programa


oficial del sistema que consulta?

Estas preguntas ilustran la posición reflexiva en su versión estratégica. En esto


consiste el distanciamiento epistemológico y práctico que separa a los niveles 1 y 2 en
la construcción de hipótesis: la familia o el sistema que consulta como lo observable
versus el sistema terapéutico que se auto observa a sí mismo.

Estas preguntas se utilizan para la segunda y la tercera consulta y en la


supervisión, cuando se intenta comprender, desde una perspectiva diferente y más
amplia, la ausencia a la terapia de alguno de los integrantes o la deserción temprana, con
el objeto de diseñar un procedimiento de rescate o de alta que evite las recaídas, o que
facilite la construcción de un problema que sirva de guía para la terapia.

5
El análisis del cuestionamiento circular reflexivo hecho por K. Tomm destacando la formulación de preguntas que favorezcan el
cambio, marca un hito en la terapia de segundo orden porque desmenuza las preguntas del modelo de Milán y formaliza la
influencia de la que habla Maturana en la conversación terapéutica.

7
La ingratitud de la postura que implica responsabilizar al terapeuta que comienza
en su entrenamiento, por la inasistencia de la familia a la siguiente cita, es una señal que
indica que no se obra correctamente cuando se le otorga a éste una centralidad sin
contrapeso, que no se compadece con el nivel elemental de su preparación. Se trata, más
bien de no haber dado un paso más allá en la construcción de un problema que defina la
relación terapéutica como estratégica y de colaboración mutua.

La utilidad de la hipótesis 2 y sus diferencias con la hipótesis 1 en el


procedimiento de construcción, a la inversa de la anterior y, por lo tanto, desde el
problema hacia el sistema que se crea en consecuencia, incluyendo así a la totalidad del
contexto terapéutico, se manifiesta con particular claridad cuando se trabaja con parejas,
en las que cada uno de los cónyuges intenta inducir su programa oficial al terapeuta para
que éste lo implemente con mayor autoridad, descalificando al cónyuge, en una
maniobra de alianza más que de cambio.

La complementariedad entre la hipótesis 1 y 2 es tan evidente como la que existe


entre el yin y el yang: giran en sentidos opuestos, desde el sistema que crea el problema
( hipotesis1) hasta el problema que crea al sistema (hipótesis 2), y si se coordinan en
conjunto, ordenan los datos con una precisión que ayuda para comprender las
complejidades que se originan a partir de las acciones que se expresan, más tarde, en
contratos y encuadres de procedimientos y en la construcción de problemas que definan
la dirección de la terapia.

La utilidad de esta complementariedad se refleja en la cantidad y calidad de


elementos que proporciona para reencuadrar el problema que servirá como punto de
partida para la terapia, como eje para el diseño de intervenciones o de preguntas que
induzcan el cambio vía las perturbaciones del mismo.
Cada vez que una terapia no avanza, es preciso redefinir nuevamente el problema
para no seguir adelante por un camino eventualmente improductivo.

La mirada se dirige a los significados.

Aunque la intención de Bateson6 de construir una epistemología cibernética a


partir de la información como una diferencia que produce una diferencia no se
cumpliera completamente, su importancia fue redescubierta por el equipo de Milán7( )
en su practica de la terapia conversacional, especialmente cuando se interesaron por las
premisas, las atribuciones de género, los mitos, las creencias que dan cuenta de la
identidad del sistema en su singularidad.

6
La relectura de los escritos de Bateson que realiza el equipo de Milán les permite fundamentar su terapia de significados en el
mundo de las premisas y de la ecología de las ideas.
7
La segunda época del equipo de Milán, ahora formado por Cecchin y Boscolo evoluciona hacia nuevas guías como la curiosidad,
la irreverencia y la importancia del tiempo para producir perturbaciones en los significados de tal manera que sea posible la
coconstrucción de una historia terapéutica sobre la cual se van tejiendo variaciones y alternativas.

8
La indagación sobre la multiplicidad de significados en su incesante recursividad
sólo adquiere sentido en la medida que la mirada se desplaza desde la descripción hacia
la explicación de los sistemas observantes y, por lo tanto, a la inclusión del terapeuta en
la construcción permanente de significados cambiantes: la versión de la realidad no sólo
es múltiple sino que tiene vigencia en la medida que retroalimenta al observador quien,
por medio del lenguaje, construye hipótesis que le guían en la formulación de preguntas
que configuran la historia terapéutica, llena de temas significativos.

La noción de que la realidad es una construcción social que depende del


observador más que de los objetos o sucesos que existen afuera ha dado cabida e
inclusión a las ideas, creencias, mitos, valores, fantasías y otras producciones "internas"
de la mente, que habían quedado por un tiempo en el olvido. La búsqueda de un mito o
de una premisa que mantenga atadas a las conductas vinculadas con un problema se
convierte en un objetivo fundamental para acceder al mapa del mundo del sistema que
consulta y, modificarlo o cuestionarlo, en la actividad terapéutica esencial. Lo que se
intenta es un cambio en la premisa, en el mundo de los significados. A este nivel lo
denominamos el "dominio de la hipótesis 3”

Las preguntas de este nivel se agrupan genéricamente dentro del cuestionamiento


circular, aunque su aplicación como una técnica de entrevista lo empobrece porque no
distingue adecuadamente el dominio en el cual se aplica como instrumento terapéutico:
la coconstrucción de significados que sirvan de explicaciones a las descripciones del
sistema familiar: el nivel del mapa del mundo o de la hipótesis 3. Su formulación
incluye el lenguaje singular del terapeuta en su operar en la conversación reflexiva que
confía en la perturbación del sistema de significados como instrumento de cambio
fundamental.
Es obvio que sería muy improbable que las preguntas que a continuación sirven
de ejemplo, se utilicen en una terapia sistémica pero su inclusión sirve como analogía,
porque da cuenta (de una manera metafórica), de como surgen las ideas y el lenguaje de
las mismas, de las singularidades del sistema de creencias del autor, chileno al fin y al
cabo, y con influencias de Neruda y en este caso, de su libro póstumo “sobre las
preguntas”.

 ¿A quién es mejor preguntarle qué vine a hacer a este mundo?


 ¿Por qué será que el suicidio es lo que sigue a las hojas cuando se ponen amarillas?
 ¿Cómo es que duele el viento si se lleva al amor por la ventana?
 ¿Cómo le encuentro la gracia a las nubes cuando se ponen contentas en un amanecer
sin nostalgias?
 ¿De qué estará hecha la risa de las mariposas cuando se van a la cama sin que un
pijama les cubra por la mañana?

9
Las preguntas generadas por la conversación terapéutica reflexiva van perdiendo
intencionalidad y fluyen naturalmente cuando se desarrolla la facultad para
comprenderlas desde una mirada poética. Recién entonces, la terapia proporciona la
posibilidad de incorporar la dimensión estética en la que el lenguaje despliega sus alas y
sus múltiples valores simbólicos.

La experiencia del acoplamiento estructural entre el observador y lo observado a


partir de una palabra clave o apertura que, para ambos está cargada de múltiples
significados posibles, es equivalente al insight del psicoanálisis, aunque en nuestro caso,
sólo sirve de punto de partida para la elaboración de otras preguntas sobre las versiones
de la "novela familiar" que se irá desarrollando tras el rastreo del inconsciente relacional
intergeneracional que se va bordando con delicadeza, a partir de la conversación que les
da su forma.
En el nivel 3, lo que se construye es una hipótesis de trabajo que
sirve de guía para la indagación y la co-construcción de significados. Su belleza radica
en que va mejorando durante la entrevista, en la medida en que varios segmentos
parciales confluyen en una sola explicación o versión de la realidad, desde la
coparticipación en el sistema observante o terapéutico.

MAPA DE INFLUENCIAS PRINCIPALES

REFLEXIVO NARRATIVO

CONTEXTUAL CONVERSACIONAL JERÁRQUICO


WHITE

FALICOV De Shazer
ESTRUCTURAL MINUCHIN

De
CARPENTER
IMBER BLACK sHAZER
ESTRATEGICO

HALEY
PITTMAN

WATZLAWICK
ERIKSON

WHITAKER SLUSKI
SILVERSTEIN

ANDOLFI
TOMM

CECCHIN
HOFFMAN
PAKMAN
METÁFORICO
ANDERSEN PAPP INTERACCIONAL

PARADÓJICO

CUADRO 2.- MAPA DE TERAPEUTAS Y ENFOQUES QUE INFLUYEN EN LA TERAPIA DE CRISOL


10
No es ajena a la búsqueda del tema central de Peggy Papp (1996), del dilema tan
preciso de Olga Silvertein (Keeney,1988), de la curiosidad paradójica de Ceccin (1987),
de la narrativa transformadora de Sluski(), de la complejidad de las preguntas de Tomm
(1988) y de la primera época, más sistémica de White ( 1993,1994) 8.

Existe un peligro, que se manifiesta cuando su pretensión de validez es tal, que no


hay lugar para el distanciamiento necesario para que del asombro surjan nuevas
preguntas. La interpretación resulta entonces tan tentadora que, para quienes la usan, la
explicación se restringe a una interpretación “psicoanalítica” de lo sistémico.

El secreto consiste en conversar desde una posición reflexiva, con preguntas


hipotéticas y sobre el futuro posible, que sigan aperturas que abren el camino hacia lo
desconocido, manteniendo el respeto por la legitimidad del otro.

“Cuando la idea se transforma en una historia,


En una descripción de la realidad de quien la está contando,
La palabra se rescata a sí misma,
En el gozo de su danza en el espacio”.

La pregunta por el sujeto.

La importancia de la pregunta que Foucault (1966,1970) 9 se hiciera hace 20 años


con respecto al sujeto - "¿quienes somos hoy?” (Martiarena, 1995)- se ha puesto de
moda por la enorme complejidad que la tecnología de la información nos ha traído a la
vida, afortunadamente no tan post moderna, de México y Latinoamérica a principios de
este siglo.

La influencia de factores socioculturales como son: género, etnia, religión,


ideología, nacionalidad, valores, etc., han conseguido un lugar de preferencia en la
construcción del sujeto como un resultado de su participación en la cultura que le crea
su historia personal y oficial por medio del lenguaje. La terapia narrativa se ha
encargado de mostramos que si buscamos descubrir una historia alternativa, menos
saturada de problemas que la historia dominante, liberamos al sujeto o al sistema del
problema.

Aunque su incursión en la terapia de la psicosis sea menos afortunada que cuando


se trata de problemas infantiles, su uso se ha generalizado tanto que crea la ilusión de
8
En el mapa de las influencias principales del modelo que se utiliza en la enseñanza por CRISOL, A.C. se detallan en distintos
círculos concéntricos la ubicación de éstos de acuerdo con su modalidad terapéutica. Ver cuadro.

9
La importancia de las narrativas de poder descritas por Foucault en diferentes periodos históricos e instituciones con la utilización
de su método "arqueológico" consiste en que descubre a un sujeto "sujetado" a distintos textos no escritos que determinan su trama
intersubjetiva. La recuperación del postestructuralismo francés se comenzó a notar en la terapia familiar por la inclusión del
feminismo y la sensibilidad al género.

11
ser una alternativa más que un complemento. Su mayor validez es conceptual por el
énfasis que pone en los textos no escritos derivados de la ínter subjetividad cultural que,
en su múltiples discursos, nos construyen día con día.

Hemos llamado "dominio de la hipótesis 4" al que proporciona el soporte cultural


a la historia oficial y que representa el suplemento del discurso a deconstruir por medio
de la conversación terapéutica. La incursión terapéutica con los modelos narrativo-
reflexivos en los problemas psicosociales como son: el abuso sexual, violencia,
adicciones, e incluso su aplicación psicoeducativa, representa para nosotros una opción
clínica y de investigación, que avanza cada vez más (McNamee, 1996). La polémica
desatada entre el constructivismo y el construccionismo (Gergen, 1991) como
posiciones opuestas, nos parece correcta en cuanto a las diferencias de sus postulados
teóricos aunque estéril en el desempeño terapéutico, porque finalmente ambas se
complementan cuando se trata de "des- sujetar" al sujeto de su historia para co-construir
una narrativa alternativa convincente.

El énfasis en el lenguaje, tal y como se emplea en la consulta y, especialmente


cuando sirve de base para las reflexiones posteriores, de acuerdo a las recomendaciones
tan precisas con respecto a la ética del escuchar correctamente de T. Andersen (1995),
con o sin equipo reflexivo, marca una pauta en la práctica a la que nos apegamos con
cuidado, para evitar la tentación de “deconstruir” ( White,1994) el discurso de un sujeto,
siguiendo el curso del texto propio, en manifiesta consonancia con el terapeuta y no
necesariamente con el paciente.

A continuación, aunque sea de manera auto reflexiva y teórica, se enumeran


algunas preguntas, como ejemplos que ilustran sobre este nivel que se refiere al sujeto
inserto en el lenguaje y sus discursos:

¿Cuáles serán las historias que llenan el círculo de lo que no se expresa con el silencio o
con la palabra llena de significados?

¿Cómo se llega a la ligereza del cuerpo con el lenguaje, para que su docilidad forme un
pliegue con la cultura a la que el sujeto pertenece?

¿Quiénes son los integrantes de la red comunitaria personal con quienes el sujeto
establece un dialogo interno?

Un intento de conclusión.

La distinción de diferentes dominios operacionales dentro de la terapia sistémica


ha sido el resultado de una praxis que busca renovarse constantemente, sin dejar atrás lo
que ha dado buenos resultados a nivel de teorías, técnicas y modelos de intervención.
Considerar entonces el progreso evolutivo de la terapia familiar y la manera en que se
12
ha ido consolidando como una alternativa válida para el abordaje de los problemas de
salud mental de índole psiquiátrico, psicológico y psicosocial, por medio de los modelos
estructural- estratégicos, conversacionales y reflexivo-narrativos, favorece el recorrido
conceptual para situarse en el paradigma que varios autores han denominado como lo
que concierne al dominio de la complejidad y de la integración ecosistémica.

La inquietud por la investigación clínica y psicosocial y por el registro de los


datos que proporcionen la información necesaria para contrastar y evaluar la eficacia de
la práctica clínica en estos distintos rubros, es una motivación adicional para condensar
estas ideas para esta publicación.

En efecto, como resultado de esta integración teórica, en Crisol se ha elaborado un


expediente clínico que ordena la información obtenida y co construida durante las
consultas, siguiendo el orden de los diferentes niveles hipotéticos enunciados (niveles
lógicos, según acostumbrada repetir Bateson, cuando recurría a una de sus metáforas
conceptuales preferidas) y facilita una práctica clínica que, al mismo tiempo, se
convierte en una investigación que se realiza en conjunto con quienes nos consultan.
Además, es necesario destacar la utilidad de este instrumento en la docencia y el
aprendizaje de los alumnos en formación y en la supervisión, que serán el motivo de un
análisis más detallado en un futuro próximo.

Lo más importante, sin embargo, es que así como este mapa para la terapia nos
permite transitar de un nivel a otro de acuerdo con el caso y la preparación del
terapeuta, es también una manera de acceder a la posición del “no – saber”, que como
los chinos dicen con razón, se relaciona con la sabiduría. No en vano, como lo plantea el
budismo, se necesita de un largo recorrido, conocimiento y disciplina para acercarse a
esta posición y de ahí se deriva su insistencia y precaución para no habitarla como si ya
se hubiera conquistado sino que acercarse a ella con delicadeza y compasión, sin caer en
la ilusión de una ética autocomplaciente.

Ahora sí que podemos decir con cierta propiedad - " Érase una vez una
hipótesis"…….
“Si se confundiera esta manera de ver
Con una Verdad Absoluta,
Se podría llegar al absurdo místico de
sujetar a Dios, con la palma de la mano...
por más grande que ésta fuera...”

No está por demás, en este momento, recordar a Lao Tse como escribe en el Tao te
Ching:

El Tao engendra el Uno


El Uno engendra el Dos
13
El Dos engendra el Tres
El Tres engendra todas las Cosas.
Todas las Cosas se apoyan en el Yin
y las circunda el Yang.
Un hálito cálido les inunda de Armonía.

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