ETNOEDUCACIÓN Inicial
ETNOEDUCACIÓN Inicial
ETNOEDUCACIÓN Inicial
Así mismo, la política busca desarrollar una educación que responda a las características,
necesidades y aspiraciones de los grupos étnicos, desarrollando la identidad cultural, la
interculturalidad y el multilinguismo.
La política etnoeducativa está dirigida a los grupos indígenas, a las comunidades rom o
gitanos y a los pueblos afrocolombianos.
Los 92 pueblos indígenas cuentan con una población de 701.860 (DNP, 1997).
Los rom o gitanos son aproximadamente 8.000 personas en todo el país, ubicados
especialmente en Antioquia, Norte de Santander, Bogotá, Santander
y Boyacá.
Investigación;
Perú, Ecuador, Chile, Venezuela, Brasil y Bolivia cuentan con políticas al respecto, aunque
más enfocadas hacia la educación bilingüe e intercultural. Colombia en este sentido ha
desarrollado su política con una perspectiva integral, mediante la expedición de una
legislación más novedosa y avanzada frente a la de los demás países.
Dentro de este marco, el plan sectorial 2002 - 2006 La Revolución Educativa, se propone
"adelantar proyectos que mejoren la pertinencia de la educación en beneficio de los grupos
poblacionales más vulnerables"² con el fin de corregir los factores de inequidad,
discriminación o aislamiento.
La divulgación de este material será un aporte para todas aquellas entidades, organizaciones
indígenas, afrocolombianas y rom, que atienden población escolar étnica y permitirá, desde
la legalidad, que los pueblos formulen, gestionen y evalúen sus proyectos etnoeducativos
comunitarios.
La etnoeducación es un discurso tanto como una práctica identitaria, que se proyecta sobre
la espistemología del conocmiento que soporta el tratamiento racializado de las relaciones
sociales, políticas y económicas, en un contexto nacional, continental y planetario en el que
tal discurso y tales prácticas se plantean desarticular y desinstalar postulaciones
hegemónicas y racializadas para situar en un plano valorativo la pertenencia étnica, la
diferencia identitaria y el desconocimiento de cualquier valor dado a la "raza" y al racismo
en tal orden de relaciones.
La etnoeducación es un discurso tanto como una práctica identitaria, que se proyecta sobre
la espistemología del conocmiento que soporta el tratamiento racializado de las relaciones
sociales, políticas y económicas, en un contexto nacional, continental y planetario en el que
tal discurso y tales prácticas se plantean desarticular y desinstalar postulaciones
hegemónicas y racializadas para situar en un plano valorativo la pertenencia étnica, la
diferencia identitaria y el desconocimiento de cualquier valor dado a la "raza" y al racismo
en tal orden de relaciones.
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Duración: 5 semanas
Contenidos temáticos:
MÓDULO 1: EDUCACIÓN MULTICULTURAL E INTERCULTURALIDAD
3. INTRODUCCION Los principios y fines de la etnoeducación han sido establecidos por la Ley
115 de 1994 y reglamentados por el decreto 804 de 1995, con el fin de garantizar la protección de
la diversidad étnica y cultural de la nación. Rigen u orientan los procesos educativos de los grupos
étnicos que integran la nación y permiten el desarrollo tradicional y en especial del idioma, la
participación de la comunidad y sus autoridades y la comprensión e integración de las diferentes
culturas que coexisten en el territorio nacional.
5. DIVERSIDAD LINGÜISTICA Las diversas lenguas que integran la nación deben ser tenidas en
cuenta como fuentes de conocimiento.
A) Integralidad, entendida como la concepción global que cada pueblo posee y que posibilita una
relación armónica y recíproca entre los hombres, su realidad social y la naturaleza;
Para los grupos étnicos es indispensable tener en cuenta, en su educación, las prácticas cotidianas
propias de su cultura, su unión con la tierra y el medio ambiente en general y la relación de lo
anterior con el ser humano. Es por ello que en la normatividad etnoeducativa se respeta que la
educación este ligada al ambiente, a creencias y tradiciones y a los procesos sociales y productivos.
B) Diversidad Lingüística, entendida como las formas de ver, concebir y construir el mundo que
tienen los grupos étnicos, expresados a través de las lenguas que hacen parte de la realidad
nacional e igualdad de condiciones; A la escuela se le agregan características que no tenían, de
multiculturalidad, bilingüismo y en ocasiones trilingüismo.
C) Autonomía, entendida como el derecho de los grupos étnicos para desarrollar sus procesos
etnoeducativos;
La Corte Constitucional, sobre este punto, ha expresado que la Constitución valora al individuo
como sujeto individual de derecho, y a los pueblos como sujeto colectivo de derecho. Estos
pueden definir su identidad con base en sus diferencias específicas y en los valores étnicos y
culturales concretos, y no conforme a un concepto abstracto y general de ciudadanía.
En otra ocasión, sobre el mismo punto agrega que los individuos y los pueblos son portadores de
características específicas. Son seres únicos y singulares con capacidad de hacer efectivo su propio
proyecto de vida, todo lo cual los autoriza a reivindicar para sí su propia conciencia ética.La
autonomía implica también, según lo expresa Esther Sánchez Botero “que un pueblo pueda tomar
las decisiones que son vitales para su permanencia como grupo, es decir, que deben darse las
condiciones para que estas decisiones puedan ser tomadas”. Este principio es de gran relevancia
en los pueblos indígenas, ya que estos tienen diferentes formas de gobernarse, de resolver los
asuntos y de manejar la autoridad.
D) Participación comunitaria, entendida como la capacidad de los grupos étnicos para orientar,
desarrollar y evaluar los procesos etnoeducativos, ejerciendo su autonomía;
Este principio se ve reflejado en la formulación y planeación de planes educativos, en los cuales
participan directamente los grupos étnicos. De esta manera pueden incorporar, con plena libertad,
su identidad.
E) Interculturalidad, entendida como la capacidad de conocer la cultura propia y otras culturas que
interactúan y se enriquecen de manera dinámica y recíproca, contribuyendo a plasmar en la
realidad social, una coexistencia, en igualdad de condiciones y respeto mutuo;
En principio, la escuela significaba para ellos la pérdida de identidad y desintegración cultural, pero
el contacto con otras comunidades, con culturas diferentes, con instancias del Estado les hizo
reconocer que la escuela debe tener un componente intercultural. La escuela no sólo debe
componerse de conocimientos étnicos, sino también de conocimientos tradicionales.Una
educación bien articulada, con ambos conocimientos, con misión y visión clara, prepara al
estudiante a enfrentarse a la cultura mayoritaria, y también, “como se preparó en la comunidad,
pertenecerá siempre a esta, va a ser una persona con una política cultural clara, va a gestionar por
ella tanto en lo político como en lo económico”.
H) Solidaridad, entendida como la cohesión del grupo alrededor de sus vivencias que le permite
fortalecerse y mantener su existencia, en relación con los demás grupos sociales."
En opinión de Pinilla los grupos étnicos “han comprendido que la escuela es un espacio de
apropiación del medio exterior, que la escuela prepara para un contacto menos desigual con la
sociedad mayor y abre las puertas para las relaciones organizadas del Estado de una
colombianidad que se acepta”.
A pesar de que el reconocimiento de grupos culturales con tradiciones, prácticas y ordenamientos
jurídicos diversos genera tensiones, es necesario que el Estado garantice todos los derechos
derivados de dicho reconocimiento, pues de esta forma se aceptan las necesidades particulares de
los miembros de los grupos culturales diversos.
Dichos principios en general buscan evitar que se sectoricen y dividan los escenarios sociales de las
comunidades indígenas para asumir los problemas integralmente; generar autonomía para liderar
el proceso educativo y la toma de decisiones sobre el mismo; propiciar la participación
comunitaria y de interculturalidad para facilitar la relación de los miembros de estos pueblos con
el resto de la población nacional; que exista flexibilidad, progresividad y solidaridad para adecuar y
articular culturalmente los patrones educativos a los contextos culturales y ambientales en los
cuales debe prestarse el servicio
Es necesario, a propósito de la realidad, plantear el problema que ello origina. Cuando los
sujetos comparten una amplia serie de características y símbolos afines -la cultura- tienden
a observar la realidad, SU realidad, como un valor absoluto. Esta cuestión se podría definir
inicialmente como una cosmovisión: lo que una cultura determina como experiencia
histórica y lo que codifica simbólicamente. Por lo tanto, la realidad está condicionada por
las experiencias culturales; en sí misma, no existe una sola realidad: las concepciones de lo
real son múltiples y están supeditadas a lo étnico-cultural. Todo depende del punto de vista:
una comunidad humana ligada por un pasado común, una lengua y un acervo de creencias,
definen lo que es real de acuerdo a su conciencia cultural (la realidad en un consenso social
que otorga sentido particular a la visión del mundo de un grupo étnico o cultural)1.
Esta reflexión sobre la realidad -nuestra realidad- nos lleva a plantear que la construcción
de una verdadera democracia se inicia cuando podemos interiorizar que los sujetos objetos
de conocimiento que conforman la realidad no se perciben aisladamente: cada uno de ellos
contiene una red de relaciones con otros sujetos objetos, los cuales dependen de un
significado atribuido. La creación de la realidad está contenida en la estrecha relación entre
el sujeto objeto, su significado, y el medio en que aparece: es entonces una interpretación
establecida desde una red de relaciones con sentido, que son los símbolos2.
Cada grupo humano cuenta con los mecanismos básicos para educar a sus miembros dentro
de una perspectiva que le garantice a la sociedad los elementos necesarios para construir su
devenir histórico en el contexto de su proyecto de hombre y de sociedad; es por esto que la
sociedad en su conjunto es educadora.
El ideal de todo grupo humano es formar personas para el bien, dentro de los cánones que
le permitan organizar y construir el conocimiento en virtud de la capacidad creadora del
hombre, en interacción con su medio o entorno.
La identidad de los grupos étnicos es una recreación de su realidad desde una estructura
particular de símbolos que les pertenecen y difieren de los símbolos de otra cultura3.
Los grupos étnicos indígenas, negros y raizales, poseen valores cuya importancia trasciende
los estrechos límites de una región o grupo tribal, y tienen un significado profundo para la
humanidad.
Los diversos medios de adaptación ambiental, los sistemas filosóficos y las instituciones
sociales creadas por ellos, forman parte de un gran acervo cultural que no podemos ignorar.
Toda cultura, por el mero hecho de ser cultura, organiza su cosmos, el lugar donde vive,
determina e interpreta los fenómenos naturales, tiene un concepto de su imagen, de la de los
hombres, de sus comportamientos; tiene idea de lugar y de tiempo, lo que constituye una
manera particular de ver el universo; realmente no es sólo una manera de verlo, es también
una forma de vivirlo y de sentirlo. El significado de los símbolos está generalmente
arraigado en el mismo proceso histórico de la comunidad y pertenece por entero a su propia
ordenación del mundo: su cosmovisión.
La humanidad tiene tendencia a no reconocer ni respetar los límites; siempre desea ampliar
su conocimiento, ampliar sus horizontes, etc. Por eso busca e investiga. De ahí la
importancia de reconocernos como tal, para afianzar nuestra identidad y evitar, en esta
dimensión de exploradores, invadir o dejarnos invadir por otras cultural, sin mediar una
reflexión crítica; de no ser así, se dará un avasallamiento e imposición de criterios y formas
particulares de conocer y clasificar el mundo que nos rodea, considerándolo como la única
forma válida. Aquí radica la trascendencia de la interculturalidad.
En esta medida la etnoeducación, como sistema, constituye un proceso a través del cual los
miembros de un pueblo internalizan y construyen conocimientos y valores, y desarrollan
habilidades y destrezas de acuerdo con sus características, necesidades, aspiraciones e
intereses culturales, que les permiten desempeñarse adecuadamente en su medio y
proyectarse con identidad hacia otros grupos humanos.
Los procesos etnoeducativos deben hundir sus raíces en la cultura de cada pueblo, de
acuerdo a los patrones y mecanismos de socialización de cada uno en particular,
propiciando una articulación a través de una relación armónica entre lo propio y lo ajeno en
la dimensión de interculturalidad.
La educación debe ser un encuentro con nuestra propia historia, que permita definir el
conflicto establecido por la cultura dominante, que parte del supuesto de la superioridad de
su realidad y que intenta aplicarla como sistema de control a las minorías. Debe socializar
en la diversidad para fundamentar la interculturalidad y la democracia.
Una cultura con lo que tiene puede y debe sentirse soberana, y no importa donde esté:
puede estar ubicada en la selva, en el llano, en una meseta de los Andes, o en el centro de
una metrópolis.
Generalmente las culturas, cuando son soberanas, se sienten en el centro del mundo. Por
ejemplo: para los incas, el centro era Cuzco; para los uitotos, el centro o la cuna es la
Chorrera, etc.; otras culturas no se sienten el centro, se ubican como girando en torno a, o
alrededor de... ¿Se siente nuestra cultura el centro?
Muchas veces, desgraciadamente la mayoría, las culturas no se dan cuenta del incalculable
valor que poseen, de las innumerables posibilidades que tienen; normalmente supeditan su
capacidad de accionar conceptual y de ordenamiento del mundo al concepto de otras
culturas porque ellas ostentan el poder, descuidando su autonomía. No existe la posibilidad
real de considerar culturas superiores ni inferiores unas respecto a otras.
Las comunidades educativas que busquen formar miembros cada vez más autónomos y
auténticos requieren que en la comunidad educativa se discutan nociones y conceptos como
los de «educación», «hombre», «sociedad», «escuela», «sujeto», «democracia», «cultura»,
etc., puesto que la misión de la institución escolar se define, precisamente, en la relación
entre estos elementos y conceptos.
La etnoeducación se ubica dentro de los esfuerzos de los grupos étnicos por definir y
construir un proyecto de sociedad y de vida acorde con sus criterios y aspiraciones.
Nivel nacional: existe una División de Etnoeducación, con una jefatura y diez
profesionales encargados de dinamizar con asesoría todos los procesos del Programa en el
nivel regional o departamental, asumiendo la División el encargo de la coordinación
nacional por zonas de responsabilidad a cargo de cada uno de los profesionales.
Nivel regional o departamental: existe en cada una de las entidades territoriales en donde
se desarrolla el Programa un coordinador regional, generalmente ubicado en el centro
experimental piloto, quien orienta y dinamiza todos los procesos etnoeducativos en cada
uno de los grupos étnicos y comunidades pertenecientes a estos.
Nivel local: en el nivel local se encuentran las comunidades con sus maestros, autoridades
y sabedores tradicionales, quienes se constituyen en el grupo de base y referencia obligada
para el desarrollo de todas las actividades de diseño curricular y de medios educativos, de
formación, de investigación y de evaluación, propias de los procesos de etnoeducación.
FINES GENERALES
•b). La construcción y desarrollo del proyecto global de vida conforme a la realidad cultural de
cada pueblo o grupo étnico.
FINES ESPECIFICOS
•Dominio de los saberes propios así como el conocimiento de otras creencias, tecnologías y
culturas(implica afianzar los diversos procesos, conocimientos, saberes y prácticas de socialización
que han sido legadas por la herencia cultural y proyectarlos a las decisiones del grupo social.)
•Recuperar y fortalecer el uso de las lenguas vernáculas y las formas dialectales de tradición oral,
literatura, etc., en todos los campos de la ciencia y la cultura.
•Afianzar los procesos de investigación en todos los ámbitos de la cultura, que orienten su
desarrollo y generen una actitud crítica.
•Reconstruir la historia a partir de las raíces, hasta el presente, y reconceptualizarla bajo nuevos
parámetros.
•Desarrollar procesos formativos integrales que fortalezcan el ejercicio docente desde una visión
autónoma y crítica de la interculturalidad, promoviendo el conocimiento y comprensión de todas
las culturas.