Pensamiento Critico

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Estrategias para estimular el pensamiento crítico en estudiantes

universitarios

Autor: Ramón Llorens, Mª Camino

Institución a la que pertenece: Universidad Politécnica de Cartagena

Temas de interés:

{x} Nuevos modelos de enseñanza y metodologías innovadoras. Experiencias de


aprendizaje flexible. Acción tutorial.

Idioma en el que se va a realizar la defensa: español

Resumen:

Con la reforma del sistema educativo y la introducción del “Plan Bolonia” el profesor
universitario tiene que realizar cambios metodológicos importantes en su práctica
docente con el fin de ofrecer una docencia y una formación de calidad al futuro
profesional. Se debe cambiar la idea de transmitir sólo conocimientos teóricos que
promueven el aprendizaje memorístico por el desarrollo de técnicas y estrategias
que fomenten las habilidades cognitivas del estudiante, preparando individuos con
capacidad de liderazgo, de gestión y de toma de decisiones, promoviendo como
factor fundamental el pensamiento crítico, que es considerado una habilidad
adquirible a través de un proceso de preguntar, razonar, cuestionar las conclusiones,
definiciones, creencias y acciones. El objetivo de este trabajo es proponer algunas
estrategias o rutinas que permiten promover dicha habilidad, y explicar la reacción
de los alumnos ante la puesta en marcha de algunas de ellas.

Palabras clave: Pensamiento crítico, rutinas de pensamiento.

Abstract:

The reform of the education system and the introduction of the Bologna System have
provoked important methodological changes in university teaching practices. In order
to contribute to the development of quality education, university professors must
commit to ensuring the further development of the students. The idea of transmitting
theories which fosters rote learning needs to be eliminated. Students should develop
leadership, management and decision making skills, which fosters their critical
thinking. Critical thinking can be acquired by questioning, reasoning, doubting
provisional findings, beliefs and actions. The objective of this paper is to propose
some strategies to develop these skills.

Key words: critical thinking; thinking strategies


1.- Introducción

Hasta hace poco tiempo, la educación universitaria, carente de una definición clara
de objetivos educativos, se centraba en la transmisión de conocimientos teóricos
cuyo principal objetivo era formar a sus estudiantes para que cubriesen la demanda
del mercado laboral, sin considerar la educación como “un proceso de formación, de
acceso al pensamiento crítico y a la construcción del saber” (Parra-Chacón y Lago
de Vergara, 2003), incidiendo en el aprendizaje memorístico, sin prestar atención a
las habilidades cognitivas del estudiante. Que los alumnos aprendieran más o
menos dependía de su capacidad, y el aprendizaje se concebía como un proceso de
adquisición de información y de desarrollo de destrezas (Campanario y Otero, 2000).

Sin embargo, el nuevo contexto educativo del Espacio Europeo de Educación


Superior (EEES) (Plan Bolonia), está suponiendo cambios metodológicos
importantes en las prácticas docentes llevadas a cabo en la universidad española, lo
que ha repercutido en el proceso de enseñanza-aprendizaje del estudiante.

Estos cambios se basan principalmente en implantar nuevas metodologías docentes


que desarrollen determinadas competencias en los estudiantes. El profesor no
puede limitarse a explicar los contenidos de la asignatura (De Miguel-Díaz, 2006)
mediante el uso exclusivo de la palabra, sino que además debe realizar actividades
y tareas que permitan al estudiante formar parte activa de su propio aprendizaje,
fomentando el desarrollo de habilidades de pensamiento en la asimilación de
conocimientos, así como el análisis crítico y el trabajo en equipo. Un futuro
profesional en cualquier área de conocimiento debe ser hábil en el reconocimiento
de problemas, en la organización de su pensamiento y en la toma de decisiones; el
alumno debe aprender a pensar, y esto no supone simplemente adquirir
determinados conocimientos, sino que implica la capacidad de transformar y utilizar
ese conocimiento para resolver problemas reales (Valenzuela, 2008).

De este modo, nuestro principal objetivo como docentes debe ser estimular el
sentido crítico de nuestros alumnos, de modo que sean capaces de analizar los
problemas, buscar soluciones y aplicarlas asumiendo responsabilidades sociales
(UNESCO, 1998). En definitiva, formar grandes pensadores y, en consecuencia,
buenos tomadores de decisiones. Así, enseñar no es sólo proporcionar información,
sino ayudar a aprender. “La actividad en el aula no puede ser ya una situación
unidireccional, sino interactiva, en la que el manejo de la relación con el estudiante y
de los estudiantes entre sí forme parte de la calidad de la docencia misma” (Díaz-
Barriga y Hernández Rojas, 2004).

Es un hecho que la mayoría de docentes anhelamos estudiantes que no se limiten a


recibir la información transmitida por el profesor, sino que sean críticos, que
analicen, indaguen, pregunten y que están motivados.

Sin embargo, de acuerdo con Laiton-Poveda (2010) cabe preguntarse si la


respuesta a todas estas carencias es que ellos son el fruto de una educación
primaria y secundaria que no los educó en esas características que nosotros
buscamos en ellos. Es por este motivo que nuestro trabajo debe consistir en ayudar
y enseñar a nuestros estudiantes a ser capaces de asumir parte de su propio
aprendizaje, a que desarrollen un pensamiento crítico que les capacite para aplicar
los aprendizajes a situaciones de la vida real.

Existen una serie de trabajos que estudian el tipo de rutinas o estrategias que los
profesores universitarios pueden poner en práctica para fomentar el desarrollo del
pensamiento crítico en el aula.

2.- Pensamiento crítico

El concepto de pensamiento crítico ha sido tratado por numerosos autores, siendo


una de las definiciones más consolidadas la aportada por Ennis (1985), quien lo
considera “un tipo de pensamiento reflexivo y racional que está centrado en la
decisión sobre lo que creer o lo que hacer”.

Asimismo, para Cornbleth (1985) el pensamiento crítico consiste en la búsqueda


activa de la verdad, en lugar de una aceptación pasiva de la tradición o de lo que es
común. Argumenta que es un proceso dinámico de preguntar, de razonar, de
cuestionar las conclusiones, definiciones, creencias y acciones.

Para Saiz y Rivas (2008) el pensamiento crítico “es un proceso de búsqueda de


conocimiento a través de habilidades de razonamiento, de solución de problemas y
de toma de decisiones, que nos permite lograr, con la mayor eficacia, los resultados
deseados”.

En su trabajo, Wade (1995) define ocho características que forman parte del
pensamiento crítico: formulación de preguntas, definición del problema, examen de
evidencias, analizar suposiciones y sesgos, evitar razonamientos emocionales,
evitar los excesos de simplificación, considerar varias alternativas y tolerar la
incertidumbre.

Case y Daniels (2007) señalan que uno de los factores más importantes para el
desarrollo del pensamiento crítico consiste en que la solución al problema no sea
evidente, sino que haya que realizar un análisis, recopilación de información y
evaluación que conlleven a una toma de decisiones.

Las investigaciones realizadas por Brookfield (1987) muestran una falta de cultura
en el desarrollo de este tipo de pensamiento, tanto por parte del estudiante, como
por parte del profesorado.

A pesar de reconocer la importancia del desarrollo de esta destreza para llegar a ser
una persona plenamente desarrollada, los docentes indican que no disponen de
tiempo suficiente, o que no se sienten aptos para hacer frente a este reto.

De acuerdo con Villa y Poblete (2007), para mejorar el pensamiento crítico se han de
desarrollar otras competencias como el pensamiento reflexivo, el pensamiento
lógico, analítico, la toma de decisiones, o la innovación.
3.- Rutinas para fomentar el pensamiento crítico

Las rutinas de pensamiento son estrategias que permiten orientar el pensamiento de


los estudiantes con el objetivo de comprender y fomentar el aprendizaje y la
creatividad, haciendo que el alumno perciba que los conceptos que se le van a
explicar tienen una aplicación práctica. Algunas de las rutinas que podemos poner
en práctica para promover el pensamiento crítico de nuestros estudiantes son:

1.- ¿Qué se y qué quiero saber?

Con el objetivo de estimular la curiosidad del alumno y que éste aprenda a conectar
conocimientos previos, al inicio del tema cada estudiante puede realizar sus propias
cuestiones acerca del tema que se va a estudiar, fomentando tanto su aprendizaje
autónomo como su capacidad investigadora.

Consiste en preguntar al estudiante:

– ¿Qué crees que sabes sobre el tema?

– ¿Qué preguntas o inquietudes tienes sobre este tema?

– ¿Qué te gustaría investigar sobre este tema?

2.- Pienso, comparo y comparto mis ideas (Think-Pair-Share)

Con el objetivo de promover la comprensión a través del razonamiento, esta rutina


propone a los alumnos que piensen sobre un problema, una pregunta o un tema
determinado para que, posteriormente, expresen sus ideas. El profesor plantea la
cuestión y durante unos minutos cada estudiante piensa y anota su idea (think).
Posteriormente, se agrupan en parejas (pair) para comentar sus respuestas o ideas
anotadas. Pasado un tiempo, se comparten esas ideas (share) con el resto del
grupo. Debido a que los estudiantes están escuchando y compartiendo ideas, esta
estrategia les anima a entender múltiples perspectivas. Puede aplicarse en cualquier
momento durante el desarrollo de la clase, por ejemplo, cuando nos acercamos a
una solución, resolviendo un problema o tras haber leído un determinado artículo
científico.

3.- Valorar, rectificar, mejorar

Mediante esta rutina los estudiantes deben identificar aspectos positivos de una
realidad (valorar: ¿Qué creo que ha salido bien?) y aspectos a mejorar (rectificar:
¿Qué se puede mejorar?), y que generen posibilidades de mejora de estos aspectos
(mejorar: Estrategias de mejora). Fomenta el pensamiento crítico y creativo
analizando la realidad y buscando formas de mejorarla. Esta rutina puede ser
utilizada para analizar las ventajas e inconvenientes de una determinada realidad o
contexto social y generar posibilidades de mejora, profundizando, además, en la
comprensión del tema. Además, puede utilizarse para el análisis del trabajo
individual y grupal, acompañando procesos de evaluación y metacognición del
aprendizaje.

4.- Estudio de casos:

Esta rutina consiste en presentar a los alumnos casos que reflejen situaciones
problemáticas que no presentan una solución evidente. El estudiante debe analizar
la información de que dispone e indagar sobre la que desconoce con el fin de
encontrar posibles soluciones, tomando decisiones razonadas y defenderlas frente al
resto del grupo. Con esta técnica se fomenta el pensamiento crítico, el trabajo en
equipo y la toma de decisiones del alumno.

5.- Mapas de ideas:

El empleo de mapas mentales desarrolla el pensamiento y la memoria mediante la


descripción gráfica y visual de ideas y pensamientos relacionados con una palabra
clave central. Se puede proponer a los alumnos que realicen una lluvia de ideas,
individual o en grupo, con el fin de estimular su razonamiento, poniendo en práctica
conocimientos previos en la búsqueda de la solución creativa a un problema.

De acuerdo con Buzan (1996) los mapas de ideas fomentan, entre otros, la
creatividad, ayudan a superar los obstáculos de la expresión escrita, a recordar y
entender las ideas importantes y permiten un mayor manejo y control de la
información.

6.- Aprendizaje basado en el diálogo participativo

El método consiste en emplear el diálogo para llegar al conocimiento, en hacer


preguntas en vez de simplemente responderlas; el profesor plantea la pregunta,
sugiere ideas y dirige al alumno mediante sucesivas cuestiones, observaciones o
comparaciones para alcanzar el conocimiento (Gervilla-Castillo, 2006). Es una
especie de conflicto de ideas que genera nuevo conocimiento (Orellana, 2003).
Según Moguel (2003), “el conocimiento no se contiene en una única respuesta sino
que se construye progresivamente a lo largo de varias respuestas”. Pretende que el
alumno aprenda a expresar sus ideas con claridad, a poner ejemplos, relacionar sus
conocimientos y experiencias previas con aprendizajes nuevos y buscar información
para resolver problemas (Orellana, 2003). Además, según este mismo autor, esta
estrategia mejora la comprensión lectora del alumno, su expresión oral y escrita, sus
habilidades intelectuales y sus actitudes, hábitos y valores, como la habilidad de
comprender a los demás, la buena disposición para aceptar críticas, el aprendizaje
cooperativo como vía para la resolución de problemas o la confianza y habilidad
para aprender por cuenta propia, entre otros.

7.- Aprendizaje basado en problemas

El Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) constituye una de las metodologías


activas de enseñanza-aprendizaje más interesante de la enseñanza universitaria. En
el aprendizaje tradicional se transmite la información al alumno con el objetivo de
que éste sea capaz de aplicar dichos conocimientos teóricos en la resolución de
problemas. Sin embargo, en el ABP primero se presenta el problema y, a
continuación, se identifican las necesidades de aprendizaje y se busca la
información necesaria para resolverlo, lo que fomenta el autoaprendizaje. Se suele
realizar en pequeños grupos, por lo que estimula también el trabajo colaborativo

4.- Experiencia personal en el área de conocimiento de Finanzas.

Desde mi experiencia personal en el área de conocimiento de Finanzas y en lo que


se refiere a la materia de Dirección Financiera, asignatura obligatoria impartida en el
3º curso del Grado en Administración y Dirección de Empresas, he aplicado 3 de las
rutinas anteriormente citadas, en el siguiente orden:

1ª) ¿Qué es y para qué sirve?

En esta rutina el alumno suele mostrar poco interés y, en general, no está motivado
en conocer la materia que se le va a enseñar, aunque este interés debe aumentar
cuanto mayor es el curso en el que se imparte la docencia. A la hora de contestar a
las tres cuestiones planteadas, el alumno se basa en sus conocimientos de cursos
anteriores sobre el tema, pero con escasa motivación hacia el conocimiento del
aspecto a tratar, siendo prácticamente su único estímulo el obtener un aprobado.

2ª) Aprendizaje basado en problemas.

Esta rutina la aplico antes de la explicación del tema, intentando motivar al alumno
en el aprendizaje de los contenidos que constituyen el contenido a tratar. Mi
experiencia se basa en proponer al alumno casos prácticos, por ejemplo, sobre una
empresa que necesita realizar una inversión para renovar sus activos y les invito a
pensar de qué forma puede acometerse este estudio, suponiendo que ellos
estuvieran al frente de la empresa. Les pido que lo piensen de forma conjunta por
filas de alumnos según están sentados en la clase; incluso les planteo soluciones
imposibles para que las puedan descartar. Después, por filas y de forma rápida,
explican su idea para solucionar el problema. El profesor, a la vista de sus
conclusiones, les expone la herramienta de cálculo que realmente se va a utilizar,
describiendo la necesidad, la adecuación y la utilidad de su estudio.

3ª) Estudio de casos.

Esta rutina la aplico una vez explicado el tema y pretendo con ella que el alumno
reflexione sobre los resultados obtenidos y extraiga conclusiones que le permitan
tomar una decisión sobre la mejor inversión a realizar, en función de una serie de
características y de análisis previos. Les propongo soluciones muy parecidas
solicitando al alumno que las jerarquice y que defienda su decisión frente al resto de
la clase, valorándose la iniciativa del resto de los alumnos a la hora de preguntar.

5.- Conclusiones
El contexto educativo del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) está
suponiendo cambios metodológicos importantes en las prácticas docentes llevadas a
cabo en la universidad. Con el fin de ofrecer una docencia y formación profesional
de calidad, los docentes universitarios deben comprometerse en preparar individuos
con capacidad de liderazgo, de gestión y toma de decisiones, promoviendo como
factor fundamental el pensamiento crítico. Para ello se proponen estrategias para el
desarrollo del pensamiento crítico que enseñan a los estudiantes a reflexionar sobre
determinados aspectos con el fin de comprender y fomentar el aprendizaje y la
creatividad.

Desde mi experiencia personal, la utilización de algunas de estas rutinas tiene


efectos positivos sobre la motivación e implicación del alumno, antes y después de
las explicaciones en clase.

Como trabajos futuros se puede estudiar la efectividad de estas estrategias a nivel


cuantitativo indagando en los sistemas de evaluación que se pueden aplicar.

6. Referencias

Brookfield, S.D. (1987). Developing Critical Thinkers, Challenging adults to explore


alternative ways of thinking and acting. San Francisco: Jossey-Bass.

Buzan, T. (1996) El libro de los Mapas Mentales. Editorial Urano.

Campanario, J.M. y Otero, J. (2000). Más allá de las ideas previas como dificultades
de aprendizaje: las pautas de pensamiento, las concepciones epistemológicas y las
estrategias metacognitivas de los alumnos de ciencias. Enseñanza de las ciencias,
18 (2), 155-169.

Case, R. y Daniels, L. (2007). Introduction to the TC2 Concept of Critical Thinking.


The Critical Thinking Consortium.

Cornbleth, C. (1985). Critical thinking and cognitive process. In: W. Stanley, ed.,
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De Miguel Díaz, M. (2006). Metodologías de enseñanza y aprendizaje para el


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