Artículo 5
Artículo 5
Artículo 5
Resumen
Abstract
Introducción
E
l presente artículo se origina a partir de un diálogo con los estudios
sobre las formas de recepción y puesta en circulación de las ideas
neoliberales de libre mercado en América Latina. Gran parte de esos
estudios señalan que el neoliberalismo circula en la región desde los años
70 por vías diferentes, aunque no necesariamente excluyentes entre sí. Una
vía habitual son los economistas que tuvieron contacto de primera mano con
intelectuales y obras vinculadas al pensamiento neoliberal durante su for-
mación de posgrado en los Estados Unidos y que, posteriormente, pasaron a
integrar la estructura administrativa de sus países u orientar la toma de deci-
siones en materia de política pública (Heredia, 2011; Morresi y Aronskind,
2011). Esta forma de circulación fue posible por la actividad de un grupo
variopinto de fundaciones y centros de expertise que se organizaron en redes
regionales e intercontinentales con el objetivo de producir y difundir ideas
entre las clases dirigentes, los referentes del mundo empresarial y la opinión
pública en general (Garcé y Uña, 2006; Mendizábal y Correa, 2011). Gracias
al apoyo del sector privado y de un conjunto de organismos internacionales,
dichos centros han podido sostener sus actividades en forma ininterrumpida
desde los años 90 e imponiendo sus temas e intereses en la agenda de los
gobiernos de turno (Fischer y Plewhe, 2013; Mato, 2007). A ello hay que
sumar otras vías de acceso más directas e institucionalizadas, como las polí-
ticas económicas que los organismos multilaterales de crédito –e. g. el Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial– prescriben para los países en
desarrollo. De acuerdo con la visión de varios analistas, durante casi medio
siglo las políticas de liberalización comercial y ajuste fiscal, exigidas por
los organismos de crédito a cambio de préstamos o reestructuraciones de
deuda, fueron un modo de imponer las ideas neoliberales a los Estados de
América Latina y de coartar, al mismo tiempo, cualquier modelo de desarro-
llo políticamente soberano (Boron, 2003; Cypher, 1998; Minsburg, 1999).
Así pues, en base a diversas perspectivas teórico-metodológicas, es posible
126 STUDIA POLITICÆ Nº 59 otoño 2023
1
Al respecto, Sergio Morresi sostiene que “las ideas neoliberales fueron imponiéndose [en
la Argentina] durante los años ’50 y ’60 gracias a la labor de un círculo de intelectuales de
gran influencia política que comulgaba con el ideario neoliberal y difundía activamente
muchas de sus propuestas a través de cátedras universitarias, medios de comunicación,
actividades culturales y publicaciones políticas y académicas” (2010, p. 304).
2
Solo recientemente, el período 1955-1973 ha suscitado el interés de los estudios abocados
a la derecha argentina en general y al neoliberalismo en particular. Ello contrasta con la
inmensa cantidad de estudios sobre los movimientos, las agrupaciones y los intelectuales
vinculados al peronismo y a la izquierda latinoamericana durante el mismo período históri-
co (Haidar, 2017; Heredia, 2001).
PABLO MARTÍN MÉNDEZ 127
3
Federico Pinedo (1895-1971) fue ministro de Economía (1933-1935 y 1940-1941) durante
los gobiernos de Agustín P. Justo y Roberto Ortiz, para volver a ejercer brevemente el cargo
bajo la presidencia de José María Guido en 1962. Habiendo iniciado su carrera política
como diputado del Partido Socialista en los años 20 y conformado posteriormente el Partido
Socialista Independiente, participó en distintas maniobras golpistas contra el segundo go-
bierno de Hipólito Yrigoyen (1928-1930). Como ministro de Economía de Justo, impulsó
una serie de políticas anticíclicas (el Plan Pinedo) destinadas a contrarrestar los efectos
producidos por la crisis de los años 30. Fue en ese marco que colaboró, junto con Raúl
Prebisch, en la fundación del Banco Central de la República Argentina. En 1945 se unió al
Partido Demócrata Nacional (de extracción conservadora), desde donde se opuso activa-
mente al gobierno de Juan Domingo Perón. Tras su breve paso por la función pública como
ministro de Economía de Guido, se dedicó a escribir libros y a publicar artículos de prensa
promoviendo la necesidad de recuperar las bases jurídico-institucionales de la Argentina
del Primer Centenario. Con excepción de algunos estudios reivindicatorios (e. g. Azaretto,
1998), las investigaciones académicas sobre Pinedo han sido escasas, contándose entre las
principales referencias Haidar (2017), Vicente (2013) y Llamazares Valduvieco (1995).
4
Álvaro Alsogaray (1913-2005) actuó como subsecretario de Comercio (1955) y ministro
de Industria (1955-1956) durante los gobiernos de facto de Eduardo Lonardi y Pedro Euge-
nio Aramburu en el marco de la autodenominada Revolución Libertadora (1955-1958). En-
tre fines de los años 50 y principios de los 60, ocupó los Ministerios de Hacienda y Trabajo
(1959-1961) bajo el gobierno de Arturo Frondizi y el Ministerio de Economía (1962) tras
la salida de Federico Pinedo del gobierno de José María Guido. En 1982, al término de la
última dictadura cívicomilitar, fundó la Unión del Centro Democrático (UCEDE) y accedió
en diferentes oportunidades a una banca como diputado nacional hasta 1999. Fue uno de los
principales divulgadores de la economía social de mercado en el país y mantuvo intercam-
bios epistolares con Ludwig Erhard, uno los principales referentes de dicha escuela, además
de estrechar lazos con Luigi Einaudi, Friedrich Hayek, Jaques Rueff y otros economistas de
renombre a nivel mundial. En 1965, fundó el Instituto de la Economía Social de Mercado,
del cual quedan pocos registros en la actualidad. Al igual que el caso de Pinedo, las inves-
tigaciones académicas sobre Alsogaray son más bien escasas. Véase Guido (2011), Haidar
(2015a), Llamazares Valduvieco (1995) y Méndez (2023).
5
Alberto Benegas Lynch (1909-1999) fue presidente de la Asociación Vitivinícola Argenti-
na y de la Cámara Argentina de Comercio, miembro de la Academia Nacional de Ciencias
Económicas y fundador del Centro de Estudios sobre la Libertad (CDEL) a fines de los años
50. Durante los años 60 y 70, el CDEL funcionó como un espacio de intercambio y debate
entre intelectuales, políticos y empresarios locales de orientación liberalconservadora. En
este marco, el mencionado centro contribuyó con la difusión de la escuela austríaca y el
libertarianismo estadounidense invitando a algunos de sus principales referentes a brindar
conferencias en el país y divulgando, a través de la revista Ideas sobre la Libertad (1957-
1989), las obras de Friedrich Hayek, Ludwig Mises, Leonard Read y otras figuras vincula-
das al neoliberalismo trasnacional. Las actividades del CEDEL fueron continuadas en gran
parte por la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE), fun-
128 STUDIA POLITICÆ Nº 59 otoño 2023
dada en 1978 a instancias de Alberto Benegas Lynch (hijo) y aún hoy en funcionamiento.
Para un estudio pormenorizado del CDEL, nos remitimos a Büren (2020).
PABLO MARTÍN MÉNDEZ 129
6
En línea con nuestras herramientas teóricas, la estrategia discursiva deber ser entendida
como un elemento intrínseco al antagonismo: “Ante la presencia de un enemigo en la argu-
mentación (o ante la producción de discursos alternativos) el discurso político se convierte
en discurso estratégico, en relación al discurso antagónico tratando de anticipar objecio-
nes” (Concepción Montiel, 2010, p. 26).
PABLO MARTÍN MÉNDEZ 131
2. “Predicando en el desierto”
7
Es lo que Foucault define como la “posición de sujeto” producida en el marco de las prác-
ticas discursivas. La posición de sujeto no depende necesariamente de la relación entre el
autor y aquello que ha dicho o querido decir, sino que se determina en función de las posibi-
lidades, los requisitos y las estrategias que debe desarrollar un individuo para posicionarse
en el discurso. “No hay, pues, que concebir al sujeto del enunciado como idéntico al autor
de la formulación. (…). Hay un lugar determinado y vacío que puede ser efectivamente
ocupado por individuos diferentes”. Esta posición discursiva es más variable que estática;
o, en última instancia, “es lo bastante variable para poder mantenerse idéntica a sí misma
a través de varias frases o bien modificarse con cada una” (Foucault, 1969, pp. 125-126).
8
Entre las décadas de 1930 y 1940, el liberalismo atraviesa un profundo proceso de crisis y
transformación que tuvo diversas manifestaciones a lo largo del mundo y cuyas consecuen-
cias abarcaron gran parte de la segunda mitad del siglo XX. Dicho proceso fue producto de
distintos acontecimientos históricos entrelazados, desde la Gran Depresión y la emergencia
de teorías económicas heterodoxas, hasta el ascenso de posiciones nacionalistas orientadas
al desarrollo del mercado interno. Sus repercusiones locales se tradujeron en una mayor
intervención del Estado en la economía, la implementación de controles de cambio y la
sustitución de las importaciones procedentes de Europa y los Estados Unidos. Al igual que
otras economías de la región, la economía argentina experimentó un importante crecimien-
to de la actividad industrial, acompañado por la expansión de la clase obrera y la sostenida
migración del campo a la ciudad. En este contexto, el ascenso del peronismo en 1946 no
solo agudizaría la crisis del liberalismo, sino que además lo llevaría a transitar un proceso
de transformación en el plano de las ideas económicas, políticas y sociales. Para un análisis
sobre la situación del liberalismo con anterioridad y posterioridad a la Gran Depresión
de los años 30, nos remitimos a Polanyi (2001). Respecto a la crisis y transformación del
liberalismo en la Argentina entre los años 30 y 40, ver Nállim (2014). Según Jorge Nállim
(2014), el rechazo hacia las clases populares que conformaban las bases del movimiento
peronista y la concepción de esos sectores como “masas ignorantes” engañadas por un
“líder totalitario” impidió la construcción de una opción política con amplio apoyo social:
“este fracaso no sólo redujo las chances de desarrollar un liberalismo popular y progresivo
en Argentina, sino que subrayó y reforzó la futura percepción del liberalismo en general
132 STUDIA POLITICÆ Nº 59 otoño 2023
que lo identifica con los intereses económicos elitistas y antipopulares contrapuestos a una
verdadera democracia” (p. 215). El presente artículo responde a la necesidad de interrogar
el proceso de transformación que se abrió con aquel fracaso. De hecho, las intervenciones
de Pinedo, Benegas Lynch y Alsogaray pueden interpretarse como el intento de transformar
el liberalismo en una opción política capaz de suscitar el apoyo de una parte de la dirigencia
y de la población que antagonizaban con el peronismo.
9
Tras el derrocamiento del peronismo en 1955, distintos sectores de la dirigencia política
argentina –incluida la Unión Cívica Radical Intransigente liderada por Arturo Frondizi, ver-
tientes nacionalistas de las Fuerzas Armadas y representantes del mundo empresarial– bus-
caron implementar las ideas desarrollistas bajo el asesoramiento de la Comisión Económica
para América Latina (CEPAL): una institución dependiente de la ONU creada en 1948 con
PABLO MARTÍN MÉNDEZ 133
11
Véase Haidar (2015b), Llamazares (1995) y Vicente (2013). La discusión con las ideas
desarrollistas y las teorías cepalinas se vuelca sobre todo en La Argentina. Su posición y
rango en el mundo (1971), un libro de Pinedo que recoge ensayos en su honor por parte de
diferentes intelectuales liberales, entre ellos, Benegas Lynch y Alsogaray.
PABLO MARTÍN MÉNDEZ 135
12
A propósito de la relación de Alsogaray con la economía social de mercado, Haidar
(2015a), Méndez (2023) y Morresi (2008 y 2016).
13
La Foundation for Economic Education fue creada en 1946 con la misión de recuperar
la “filosofía de la libertad” ante el avance del intervencionismo de Estado. Es considerada
como el think tank neoliberal más antiguo de los Estados Unidos y como una fuente de
inspiración –y además de financiamiento– para la creación de la Mont Pèlerin Society en
136 STUDIA POLITICÆ Nº 59 otoño 2023
el relato de una “edad dorada” que habría sido interrumpida por la crisis de
los años 30 y el ascenso del peronismo; 2) la defensa de las “instituciones
republicanas” establecidas por la Constitución de 1853-1860; y 3) la reacti-
vación de la forma discursiva de “las bases” desarrollada por la Generación
del 37 durante la segunda mitad del siglo XIX.
El impacto de la crisis de los años 30 en la Argentina y, más particularmente,
el advenimiento de la llamada “década infame”16, había dado lugar a una
serie de reivindicaciones de la tradición liberal vinculada al libre mercado
y la democracia representativa. Si bien esas reivindicaciones provenían de
diversos grupos intelectuales y políticos –desde el radicalismo, el socialismo
y el progresismo democrático, hasta los mismos sectores conservadores alia-
dos a los gobiernos de Uriburu y Justo–, casi todos los actores aceptaban que
el liberalismo económico y las instituciones republicanas estaban en la base
del crecimiento y la prosperidad que el país había experimentado a principios
del siglo XX17.
La apelación a la tradición liberal argentina es un elemento constante en el
liberalconservadurismo de los años 50 y 60 (Bohoslavsky y Morresi, 2011).
En innumerables ocasiones, Pinedo, Alsogaray y Benegas Lynch evocan la
imagen de una “Argentina dorada”, un “país potencia”, que habría alcanzado
su cenit hacia el Primer Centenario (1910) y que, a partir de entonces, habría
entrado en un profundo proceso de decadencia. El libro Siglo y medio de
economía argentina, publicado por Pinedo en 1961, contrasta la Argentina
del Primer Centenario con la situación que atravesaba el país tras el ascenso
y posterior derrocamiento del peronismo:
16
En la Argentina, se denomina “década infame” al período histórico abierto con el golpe de
Estado contra el gobierno democrático de Hipólito Yrigoyen en 1930 y cerrado con el golpe
al gobierno de Ramón Castillo en 1943. El período abarca las presidencias de José Félix
Uriburu (1930-1932), Agustín P. Justo (1932-1938), Roberto M. Ortiz (1938-1942) y su
vicepresidente Castillo (1942-1943). El adjetivo infame obedece a una serie de hechos de
enorme notoriedad pública que marcaron aquellos años, como los escándalos de corrupción
vinculados con empresas británicas, la represión a la oposición, la proscripción política y
el uso del fraude electoral para impedir el retorno al gobierno de la Unión Cívica Radical
referenciada en Yrigoyen.
17
Sobre la complejidad de la tradición liberal argentina y su posterior reivindicación por
parte de agrupaciones intelectuales y partidos políticos durante los años 30 y 40, Nállim
(2014).
PABLO MARTÍN MÉNDEZ 139
18
En 1949, al promediar el primer período presidencial de Perón, se procedió a reformar la
Constitución de 1853 con el objetivo de darle una impronta “social” acorde a la realidad de
las sociedades de masas de mediados del siglo XX. Ello condujo a la incorporación de una
serie de derechos de “segunda generación” para los trabajadores, la familia y la ancianidad,
el reconocimiento de la igualdad jurídica entre hombres y mujeres, y la proclamación de
la función social de la propiedad, entre otras modificaciones incluidas en el texto de 1949.
Las reformas fueron abolidas en 1956 por la autodenominada Revolución Libertadora, que
restituyó el texto de 1853 con sus reformas de 1860, 1866 y 1898.
PABLO MARTÍN MÉNDEZ 141
19
En términos de Laclau, “ningún contenido particular tiene inscripto (…) su significado en
el seno de una formación discursiva, todo depende del sistema de articulaciones diferencia-
les y equivalencias dentro del cual está situado” (2020, p. 114).
20
Aunque la cuestión excede los marcos del presente artículo, resulta importante mencio-
nar que la libertad invocada por el colectivo neoliberal es algo más que la clásica libertad
de comercio condensada en el lema laissez-faire, laissez-passer. Para intelectuales como
PABLO MARTÍN MÉNDEZ 143
Esta libertad tiene primacía sobre todas las demás, incluyendo las libertades
políticas reivindicadas históricamente por el liberalismo y sancionadas por
diversas Constituciones de las democracias occidentales:
Mises (2018) o Hayek (1960), la libertad se refiere, ante todo, a la posibilidad de dedicar
los esfuerzos individuales a una serie de fines fijados en función de los conocimientos y las
habilidades propias, sin ninguna coacción procedente de una voluntad ajena que intervenga
en el planteamiento de esos fines y la disposición de los medios necesarios para su conse-
cución. En tal sentido, Benegas Lynch define la libertad como “el desenvolvimiento pleno
de las energías creadoras del hombre” (1959, p. 8), o como un “impulso creador consubs-
tancial a la naturaleza humana” (1969, p. 1999) que se opone al poder –particularmente, al
poder político– y cuya realización depende de la libre disposición de la propiedad privada.
Hemos realizado un análisis comparativo entre la concepción liberal y neoliberal de la
libertad en Méndez (2017).
144 STUDIA POLITICÆ Nº 59 otoño 2023
por los intereses materiales, como Alberdi, hasta los místicos más notorios,
como Estrada, pasando por quienes eran menos materialistas y menos mís-
ticos, como Sarmiento. (Pinedo, 1955, p. 11)
Benegas Lynch (1966) reivindica los tiempos en que “todavía no habían apa-
recido los ‘estructuralistas’, ni los ‘desarrollistas’, ni los ‘genios del diri-
gismo económico’ [ni] nos preocupaban los ‘términos de intercambio’” (p.
9). Esta reivindicación no debe ser entendida como un simple anhelo de los
tiempos pasados, sino más bien como una estrategia político-discursiva des-
plegada en el marco de los debates de la época. Los intentos de articular la
tradición liberal argentina con las ideas neoliberales fueron en gran parte po-
sibles –y solo pueden empezar a entenderse– en función de aquellos debates.
Si se intentaba volver a las “bases” que hicieron grande a la República, si se
invocaba también el mito de la “Argentina potencia”, era porque se necesita-
ba plantear una alternativa al temido avance del intervencionismo económico
y sus expresiones equivalentes: el peronismo y otras experiencias populistas
de América Latina así como el desarrollismo, el estructuralismo económico
y las ideas cepalinas. La circulación de las ideas neoliberales en la Argentina
responde mayormente a ambas estrategias.
En 1955, con el objetivo de zanjar los debates dentro del conservadurismo
argentino, Pinedo define al Partido Demócrata Nacional (de extracción con-
PABLO MARTÍN MÉNDEZ 145
Casi una década después, buscando definir cuáles serían las nuevas bases
para la Argentina moderna –incluyendo aquí no solo a la Argentina poste-
rior al derrocamiento del peronismo, sino además al país que retornaría a
la democracia tras el gobierno autoritario encabezado por Onganía–, Also-
garay (1968) señala la necesidad de elaborar una “unidad conceptual” entre
el pensamiento político y el pensamiento económico: “Esa síntesis no tie-
ne aún un nombre propio universalmente reconocido. Algunos la denomi-
nan ‘liberalismo moderno’. Otros ‘neoliberalismo’” (p. 7). De una manera
u otra, los tres intelectuales mencionados buscan un liberalismo “auténti-
co”, “ortodoxo” o “doctrinario” que no deje lugar a las ambigüedades, ni
a la pluralidad de interpretaciones. Así se pretendía combatir las posturas
liberales consideradas como “heterodoxas” (Haidar, 2015b). A pesar de que
Pinedo, Benegas Lynch y Alsogaray tenían algunas diferencias en cuanto a
la definición de lo que era o podía ser un liberalismo auténtico21, sí parecían
coincidir en la estrategia discursiva a desarrollar contra aquellas posturas.
Desde su perspectiva, las posturas heterodoxas debían encasillarse en una
21
Mientras que el liberalismo de Pinedo mantiene, hasta mediados del siglo XX, una re-
lación fluida con las posiciones conservadoras existentes en el campo político argentino,
Benegas Lynch y Alsogaray toman cierta distancia del conservadurismo para articular sus
propuestas con las ideas neoliberales de la época. Por otro lado, entre las décadas de 1950 y
1970, Pinedo y Benegas Lynch expresan una posición antiestatista que se ve morigerada en
el liberalismo de Alsogaray y, sobre todo, en su defensa de las políticas de promoción indus-
trial (Llamazares Valduvieco, 1995). En este sentido, el liberalismo de Benegas Lynch se
diferenciaba del neoliberalismo invocado por Alsogaray, al que consideraba poco ortodoxo
o demasiado inclinado hacia la intervención del Estado (Haidar 2017). Finalmente, aunque
Pinedo buscaba redefinir la noción de liberalismo y separarla de las vertientes que calificaba
de “progresistas”, no había en sus posturas un intento de apropiación simbólica del término
a la manera de Alsogaray o de Benegas Lynch (Vicente, 2013).
146 STUDIA POLITICÆ Nº 59 otoño 2023
22
Este proceso se compone fundamentalmente de dos vertientes. La primera procede de las
lecturas que Jacob Talmon e Isaiah Berlin habían realizado en los años 30 sobre el fascismo
europeo y que fueron utilizadas en la Argentina para interpretar la década infame y el golpe
militar de 1943. La segunda vertiente está relacionada con la escuela austríaca –sobre todo
con Hayek y su famoso Camino de servidumbre (2011 [1944])– y es retomada por varios
referentes del liberal-conservadurismo para leer el fenómeno del peronismo en los años 40-
50. Véase Grondona (2013), Morresi y Vicente (2017) y Vicente (2022).
23
El término “hibridación” es utilizado en innumerables ocasiones por Alsogaray para refe-
rirse a las “terceras posiciones” de política económica que conjugan los principios del libre
mercado con la planificación estatal “compulsiva y centralizada”. Sobre este punto, Haidar
(2015a) y Méndez (2023).
PABLO MARTÍN MÉNDEZ 147
24
El antecedente inmediato es Hayek y su advertencia sobre una suerte de “perversión del
lenguaje” que habría alterado el significado de la palabra liberal. Basándose en un mito
nórdico que atribuye a la comadreja la capacidad de succionar el contenido de un huevo sin
quebrar su cáscara, Hayek (2011) señalaba la existencia de ciertas “palabras-comadreja”
capaces de succionar a otras su verdadero significado (pp. 191-192). Desde la perspectiva
del neoliberalismo local, la lucha contra el colectivismo debía considerar el uso de una serie
de términos que no son intrínsecamente colectivistas pero que, al parecer, fueron infectados
por aquel: “La dialéctica marxista, colectivista y en general totalitaria ha utilizado el mé-
todo de dar a determinadas palabras, que tenían un alcance preciso, una significación dis-
tinta. (...) Es lo que ocurre por ejemplo con el nacionalismo, la planificación, el desarrollo,
etcétera, que son excelentes palabras dentro de nuestro sistema de ideas pero que han sido
degradadas por los colectivistas al aplicarlas al suyo” (Alsogaray, 1969, p. 38).
25
Sobre la heterogeneidad del campo liberal-conservador durante la segunda mitad del si-
glo XX, Bohoslavsky y Morresi (2011) y Bohoslavsky y Vicente (2014). Se trataba de una
heterogeneidad de posiciones no solo en relación con los antagonistas, definidos a la sazón
como fascistas, peronistas o comunistas, sino además respecto a tradiciones e ideologías
políticas que incluían al catolicismo, el nacionalismo y el corporativismo y que adoptaban,
en diversas oportunidades, una serie de ideas económicas cercanas al desarrollismo y a
otras formas de intervencionismo estatal.
148 STUDIA POLITICÆ Nº 59 otoño 2023
26
Como observa Haidar, para Benegas Lynch y otros intelectuales vinculados al CDEL,
“la tradición liberal argentina constituía aquello por lo que Hayek venía batallando desde
la constitución de la Sociedad Mont Pèlerin: una utopía liberal disponible” (2017, p. 14).
PABLO MARTÍN MÉNDEZ 149
Conclusiones
27
A lo largo de los años 80, la UCEDE liderada por Alsogaray había experimentado un
crecimiento sostenido que la llevó a convertirse en la tercera fuerza electoral de la Argenti-
na (Bohoslavsky y Morresi, 2011). A partir de 1989, con la llegada de Menem al gobierno
nacional, el partido aportó dirigentes y cuadros técnicos para ocupar ministerios y otros
puestos clave en la estructura gubernamental. Ese mismo año, Alsogaray publicó el libro
Bases liberales para un programa de gobierno (1989-1995), donde propone el conjunto
de medidas que llevaría adelante en caso de ganar las elecciones presidenciales y que ter-
minaron siendo implementadas por el gobierno de Menem durante la primera mitad de la
década de 1990.
28
Nos referimos a la emergencia de nuevas formas de producción, trabajo y consumo que
desafiaban al paradigma fordista en general (Harvey, 1998) y al modelo de sustitución de
importaciones impulsado por la CEPAL en particular (Rougier y Odisio, 2019). A ello debe
sumarse la expansión del capital financiero a partir de los años 70 y, no menos importan-
150 STUDIA POLITICÆ Nº 59 otoño 2023
Referencias
Büren, M. P. (2021a). Disputas discursivas. Ideas sobre la libertad en los desembarcos ini-
ciales del movimiento neoliberal en Argentina. Revista de Comunicación de la SEECI,
(54), 25-48. http://doi.org/10.15198/seeci.2021.54.e698
Büren, M. P. (2021b). Entramado discursivo neoliberal: canales de difusión. El Centro
de Difusión de la Economía Libre. AVATARES de la comunicación y la cultura, (22),
1-17.
Cavarozzi, M. (1999). Modelos de desarrollo y participación política en América Latina.
Legados y paradojas. Estudios sociales, IX(16), 131-148. https://doi.org/10.14409/es.
v16i1.2429
Concepción Montiel, L. E. (2016). El análisis del discurso y su relevancia en la teoría y
en la práctica de la política. Revista Internacional de Pensamiento Político, 5, 15–32.
https://doi.org/10.46661/revintpensampolit.1804
Cypher, J. M. (1998). The Slow Death of the Washington Consensus on Latin America.
Latin American Perspectives, 25(6), 47-51. https://www.jstor.org/stable/2634204
Fischer, K. y Plehwe, D. (2013). Redes de think tanks e intelectuales de derecha en
América Latina. Nueva Sociedad, (245), 70-86. https://nuso.org/articulo/re-
des-de-think-tanks-e-intelectuales-de-derecha-en-america-latina/
Foucault, M. (1969). L’Archéologie du savoir. Gallimard.
Foucault, M. (2004). Naissance de la biopolitique. Cours ou Collège de France (1978–
1979). Seuil/Gallimard.
Garcé, A. y Uña, G. (Comps.) (2006). Think tanks y políticas públicas en Latinoamérica.
Prometeo.
Grondona, A. (2013). Las voces del desierto. Aportes para una genealogía del neoliberalis-
mo como racionalidad de gobierno en Argentina (1955-1975). Revista del CCC, 13(5),
1-23. https://www.centrocultural.coop/revista/13/las-voces-del-desierto-aportes-pa-
ra-una-genealogia-del-neoliberalismo-como-racionalidad
Guido, P. (2011). Coordenadas intelectuales de Álvaro Alsogaray. Procesos de mercado.
Revista europea de economía política, 8(1), 209-252. https://doi.org/10.52195/pm.
v8i1.265
Haidar, V. (2015a). ¿Gobernar a través de la libertad? Escrutando las heterogeneidades
de la gubernamentalidad neoliberal en los discursos de Álvaro Alsogaray (Argentina,
1955-1973). A contracorriente, 12(2), 1-41. https://acontracorriente.chass.ncsu.edu/
index.php/acontracorriente/article/view/852
Haidar, V. (2015b). La polémica liberal con los desarrollismos: un análisis del pensamiento
de Álvaro Alsogaray y de Federico Pinedo entre 1958 y 1973. Nuevo Mundo. Mundos
Nuevos, 1-22. http://dx.doi.org/10.4000/nuevomundo.68478
Haidar, V. (2017). Batallando por la reactivación del liberalismo en la Argentina: la revista
Ideas sobre la Libertad entre 1958 y 1976. Sociohistórica, (40), 1-26. https://doi.or-
g/10.24215/18521606e033
Harvey, D. (1998). La condición posmoderna. Buenos Aires: Amorrortu.
154 STUDIA POLITICÆ Nº 59 otoño 2023
Vicente, M. (2013). “Los furores de una demagogia destructora”: sociedad de masas, lide-
razgo político y estado en la trayectoria político-intelectual de Federico Pinedo. Nuevo
Mundo Mundos Nuevos, 1-14. https://doi.org/10.4000/nuevomundo.65654
Vicente, M. (2022). El espejo que tiembla. Usos heterogéneos del totalitarismo en el li-
beral-conservadurismo durante el primer posperonismo. En M. Vicente y M. López
Cantera (Coords.), La Argentina y el siglo del totalitarismo. Usos locales de un debate
internacional (pp. 105-125). Prometeo.