Absolutismo
Fue un régimen político característico de la etapa de transición entre la Edad Media y la Edad
Moderna en Europa occidental. Específicamente tiene lugar entre los siglos XVI al XVIII.
Su característica más destacada es la concentración de todo el poder político en las manos de un
monarca. El rey gobierna sin más restricciones que su propia voluntad, la cual por lo tanto tiene el
valor de una norma jurídica. No se concibe la existencia de los poderes entendidos como inherentes a
cualquier régimen republicano o democrático, o sea, el ejecutivo, el legislativo y el judicial.
El soberano tiene sólo derechos y el pueblo, sus súbditos, sólo obligaciones. El absolutismo
monárquico surge como una evolución en la acumulación del poder de las monarquías, la cual se
incrementa a partir de la Alta Edad Media alcanzando su cenit en la modernidad.
¿Quién fue el monarca absoluto más representativo?
El paradigma de rey absolutista fue Luis XIV, aquel que supo sintetizar los
principios de este régimen en una fórmula memorable: “L’État, c’est moi” (El
Estado soy yo). En primer lugar, como representante de Dios, debía ser
dueño absoluto, disponer libremente de los bienes, de la persona y de la
vida misma de sus súbditos, los cuales tenían el deber de obedecer ‘sin
discernimiento’. En segundo lugar, tenía la obligación de cumplir
concienzudamente su oficio de Rey (la frase es de él). Debía, en fin,
trabajar y atender en todo al bien del estado. La idea de que él era el
representante de Dios, infundió a Luis XIV el más prodigioso orgullo. Tomó
por emblema un Sol resplandeciente, y de aquí el sobrenombre de Rey del
Sol.
Su sucesor también pudo expresarlo con suma claridad: “Es sólo en mi persona donde reside el poder
soberano, cuyo carácter propio es el espíritu de consejo, de justicia y de razón; es a mí a quien deben
mis cortesanos su existencia y su autoridad; la plenitud de su autoridad que ellos no ejercen más que
en mi nombre reside siempre en mí y no puede volverse nunca contra mí; sólo a mí pertenece el poder
legislativo sin dependencia y sin división (…)”.
¿De qué manera los reyes justificaban tal acumulación de poder?
Dos eran los medios argumentativos tendientes a legitimar el ejercicio absoluto del poder por parte de
los monarcas. Uno podríamos denominarlo religioso y el otro, filosófico.
El primero es el que le da origen a la llamada teoría del derecho divino, que afirma que los reyes
gobiernan por ser los representantes de Dios en la Tierra y por lo tanto sin restricciones y debiendo
sólo rendir cuenta por sus actos ante él.
El principal teólogo y defensor de esta teoría/doctrina fue el francés Jacques Bossuet, quien
expresaba: “Dios establece a los reyes como sus ministros y reina a través de ellos sobre los pueblos
(…). Los príncipes actúan, pues, como ministros de Dios y son sus representantes en la Tierra. Por
esto, el trono real no es el trono de un hombre sino el trono de Dios mismo. Así, la persona de los
reyes es sagrada y atentar contra ellos es un sacrilegio. Se debe obedecer a los príncipes por principio
de religión y de conciencia. El servicio de Dios y el respeto por los reyes son cosas unidas (…) Dios ha
puesto en los príncipes algo de divino”.
En cambio Thomas Hobbes, pensador político ingles, plantea en el Leviatan que la autoridad de los
monarcas provenia de un acuerdo establecido entre él y sus subditos. Antes de llegar a ese trato, la
humanidad vivia en una guerra constante en donde primaba la ley del mas fuerte. La necesidad de
salir de ese estado barbaro, llevo a que los hombres renunciaran a su libertad y la transferieran a una
autoridad fuerte.
¿A qué se conoce como mercantilismo?
El mercantilismo es una política económica o un
conjunto de medidas económicas que dominó el
escenario europeo durante los siglos XVI, XVII y
XVIII, cuya principal premisa fue que el Estado debía
ejercer un control estricto sobre la industria y el
comercio, con el interés y la intención de aumentar el
poder de la nación promoviendo un saldo positivo en
la balanza de pagos al lograr que las exportaciones
superaran en valor a las importaciones.
El mercantilismo como corriente de pensamiento económico rompió con los valores morales y
religiosos dominantes en la Edad Media, siendo sus características centrales la intervención estatal y el
proteccionismo.
¿En qué contexto histórico surgió el mercantilismo?
El surgimiento del mercantilismo, más allá de las nuevas concepciones sociales que gradualmente
comenzaban a desvincular al hombre de la teología medieval y sus mandatos económicos, puede
asociarse al descubrimiento de América y la explotación de sus riquezas minerales. Su origen puede
hallarse en la centralización del poder monárquico, alcanzando su plenitud con el Estado absolutista.
¿Quiénes fueron los exponentes más representativos de este conjunto de principios?
Los exponentes más importantes fueron: Juan Bodino (Francia), Jean-Baptiste Colbert (Francia),
Thomas Mun (Inglaterra) y Edward Misselden (Inglaterra).
¿Cuál era la premisa más importante para el mercantilismo?
La premisa que sintetiza el pensamiento mercantilista es que mientras más riquezas, o sea mayores
cantidades de oro y plata un Estado acumule, más poderoso es éste en relación al resto de los
Estados.
¿Por qué vías pretendían los mercantilistas obtener los metales preciosos que posibilitaran la
grandeza de su estado?
Básicamente reconocían tres vías:
1. Extrayéndolo de las colonias americanas.
2. A través de la piratería.
3. Por medio del intercambio comercial.
¿El pensamiento mercantilista fue representativo de algún sector social específico?
Sus ideas expresaban sobre todo los intereses y las ambiciones de los mercaderes, que formaban
parte de una nueva clase social en ascenso: la burguesía.
El Barroco
El barroco es un estilo artístico que dominó la arquitectura, la pintura, la literatura y la música en
Europa durante el siglo XVII.
Por eso, toda la cultura que corresponde a ese periodo, incluyendo las costumbres, los valores y las
relaciones sociales, también se denominan como barrocas.
El barroco surgió al final del Renacimiento, y se manifestó a través del uso de detalles de gran
ostentación y extravagancia entre los grupos beneficiados por las riquezas de la colonización.
Contexto histórico:
El Concilio de Trento, realizado entre 1545 hasta 1563, causó grandes reformas en el catolicismo en
respuesta a la Reforma Protestante de Martín Lutero. Así, la autoridad de la Iglesia de Roma fue
poderosamente reafirmada, después de perder muchos fieles.
La Compañía de Jesús, reconocida por el papa en el año 1540, pasó a dominar casi completamente la
enseñanza y ejerció un papel importante en la difusión del pensamiento católico aprobado por el
Concilio de Trento.
La Inquisición, que se estableció en España a partir de 1480, amenazaba la libertad de pensamiento.
Por tanto, el clima era de austeridad y represión. Fue durante ese tiempo que se desarrolló el
movimiento artístico llamado barroco, en un arte eclesiástico que deseaba propagar la fe católica.
En ninguna época como en la barroca se ha construido un número tan grande de iglesias y capillas,
estatuas de santos y monumentos sepulcrales.
La Iglesia era asociada, en muchos lugares, al Estado. De esta manera, la arquitectura barroca, que
antes era solo religiosa, surgió también en la construcción de palacios con el objetivo de causar
admiración y trasmitir poder.
Características del barroco
Las principales características que marcaron el período barroco fueron:
• Arte que expone el gusto por lo elegante, lo extravagante y el exceso de ornamento.
• Valorización del detalle. Exceso de ornamento
• Búsqueda de la espiritualidad, de las sensaciones y las pasiones internas.
• Dualismo y contradicción.
• Contraste entre luces y sombras.
• Sentido del movimiento.
• Oscuridad, complejidad y sensualismo.
Italia: fue considerada la cuna del Renacimiento y del arte barroco donde diversos artistas se
destacaron.
España: fue el centro de los poetas barrocos, de los cuales se destacan Francisco Quevedo, Luis de
Góngora, Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barliaca, Tirso de Molina, Baltasar Gracián y Mateo
Alemán.
Estos poetas y escritores hicieron la mejor literatura del siglo XVII, asimilada por el resto de Europa a
partir de la segunda mitad del siglo XVIII.