Top Uno - Mauro Biglino Il Dio Alieno Della Bibbia - It.es
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Tabla de contenido
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Colofó n
Introducció n
1. Para los que han leído y para los que no han leído…
2. ¿El “espíritu”?
3. Elohim
4. Se bajó , cayó o…
5. La doble creació n del hombre
6. ¿Monoteísmo, monolatría o algo má s?
7. Propiedad de personas
8. Los Elohìm y la carne quemada
9. ¿Los Á ngeles?
10. Satá n – Lucifer
11. ¿Son los querubines á ngeles?
12. Los Querubines del Arca de la Alianza
13. Elías: el milagro químico
14. Pecado y condenació n
15. El DIOS EXTRANJERO de la BIBLIA
Apéndice Glosario esencial
Bibliografía esencial
Mauro Biglino
EL DIOS EXTRANJERO DE LA BIBLIA
DE LA TRADUCCIÓN LITERAL DE LOS ANTIGUOS CÓDIGOS HEBREOS
Introducció n
Es necesario decir como premisa que esta publicació n representa la continuació n natural
del trabajo anterior titulado:
El libro que cambiará para siempre.
nuestras ideas sobre la biblia
¿Los dioses que vinieron del espacio?
Por lo tanto, hemos citado esta publicació n en las pá ginas donde se tratan temas de
interés considerable que obviamente ya no se abordan porque ya han sido objeto de
tratamiento específico.
Se han escrito muchos textos que abordan el tema de la posibilidad de contactos con
civilizaciones.
extraterrestres; libros que han formulado la hipó tesis de que estas civilizaciones está n en el
origen de la nuestra
nacimiento y nuestra evolució n, tanto física como cultural. Esta producció n de libros muy
rica.
aborda el tema citando y analizando algunos pasajes del Antiguo Testamento a partir de
traducciones conocidas de aquellas versiones de la Biblia que todos poseemos.
Pero existe la posibilidad de saber má s, de profundizar, de transformar las hipó tesis en
certezas confirmadas, para tener una respuesta precisa?
A partir del Antiguo Testamento, estas pá ginas continú an la historia de lo que aú n no es
habían sido resaltados o, peor aú n, habían sido olvidados deliberada o diversamente
interpretado con el objetivo de ocultar sus potenciales efectos perturbadores.
Sin presunció n alguna de poseer la verdad, presentamos aquí lo que seguimos
descubriendo.
del examen detenido de lo que narra el texto bíblico leído en los có digos judíos má s
antiguos: la Biblia
Stuttgartensia basada en el Có digo Masorético de Leningrado.
Como ya se hizo en el trabajo anterior, todos los pasos en los que los contenidos está n
claramente presentes.
no convencional, inesperado, extraordinario o incluso atribuible a elementos
pertenecientes a un
posible mundo extraterrestre, se informan en el idioma original con la traducció n literal
indicado fielmente "palabra por palabra", utilizando un sistema grá fico que hace que la
informació n sea inmediata
referencia al texto original y ofrece al lector la posibilidad de tener acceso directo al
escritura bíblica.
Este trabajo nació del deseo de realizar un aná lisis del texto utilizando lo posible
significado original de las raíces consoná nticas que subyacen a las palabras hebreas; a
significado que se indica en los diccionarios bíblicos hebreo y arameo y en los estudios
etimoló gicos
y lexicografía de la lengua hebrea específica del Antiguo Testamento. Un estudio que si
encaja plenamente en el método que caracteriza todo el pensamiento judío animado por
siempre discusiones abiertas y nunca interpretaciones definitivas en la creencia de que,
como se afirma
el Talmud, “la Torá no está en los cielos” 1, una declaració n hecha en apoyo de la
independencia
de interpretació n rabínica por intervenció n divina.
La necesidad de analizar incansablemente y comparar continuamente las creencias de
individuos ha llevado a la construcció n de una tradició n que vive de comentarios e
interpretaciones
disputados entre ellos y por lo tanto constantemente precarios, nunca estables, siempre
críticos, representados
de un adagio popular que lo resume y expresa con gran eficacia: «Un judío tiene dos ideas,
dos judíos cinco ideas."
Con respeto y humildad intentamos insertarnos en esta libertad de aná lisis con un trabajo
caracterizado.
a partir de elecciones precisas: texto original hebreo, literalidad de las traducciones,
cantidad y tipo de
pasajes citados, pero sobre todo el deseo de mantener la mayor coherencia posible en las
deducciones.
El estudio de los numerosos exá menes filoló gicos centenarios que a menudo no conducen a
resultados ciertos y universalmente aceptados nos ha llevado a preferir una actitud que
privilegia
la posibilidad de detectar un hilo conductor subyacente en los distintos relatos bíblicos; un
examen
realizado retrospectivamente sobre el trabajo completado confirma que esta elecció n fue
ú til para
mantener una línea de lectura que detecte coherencias ló gicas capaces de explicar lo que
suele estar ahí
La filología –especialmente cuando está condicionada por diversas formas de pensamiento
teoló gico– termina
dejar sin resolver.
Por lo tanto, decimos, en beneficio de los académicos, que no se encontrará n en nuestro
texto.
examen de la posibilidad de que esa expresió n deba considerarse una
“clá usula de relativo paronomá stica” o una “proposició n con antecedente nominal” o
nuevamente
una “proposició n con sentido correlativo”…
Ni siquiera nos molestamos en entrar en el fondo de si se afirmó o no la prioridad.
del valor semá ntico respecto del aspecto gramatical-sintá ctico del que a menudo se ocupa
exégesis tradicional.
Sobre todo, intentamos leer el texto con la convicció n de que quien lo escribió no
hacía preguntas de este tipo pero pretendía contar lo que había visto u oído,
con ese asombro y asombro que son inevitables ante los contenidos que tenemos
empleados específicamente. Asombro y asombro que también nos impactó en esta
investigació n.
que esperamos sea apasionante y sobre todo también adecuado para el lector que se acerca
por primera vez
Se volvió hacia el tema.
Evidentemente se trata de una elecció n personal y, por tanto, cuestionable, pero se declara
con el fin de
aclarar al lector una característica de esta obra, que tiende a favorecer la visió n
Sinó ptica frente a la cirugía filoló gica, que se dedica má s bien al aná lisis específico. A esto
propó sito se recogen varios pasajes bíblicos por ejemplo en el mismo capítulo con el fin de
resaltar la
correspondencia en el contenido y resaltar las confirmaciones que pueden proporcionarse
mutuamente
entre sí en una imagen que poco a poco se va consolidando a medida que continú a la
investigació n.
Por otra parte, se nos debe permitir una nota que no necesariamente pretende ser
polémica.
pero que consideramos inevitable. Todos –o casi todos– aquellos que han tratado con la
Biblia y
escribieron la historia del pueblo de Israel son teó logos y no historiadores profesionales,
Por lo tanto, los sistemas de estudio tradicionales han llevado sobre todo al desarrollo de
numerosos
"teologías" que a menudo está n en conflicto obvio e irreconciliable entre sí: el pensamiento
religioso y
la necesidad de afirmar su contenido siempre precede a la necesidad de determinar el
verdad histó rica. Al menos tres religiones principales dentro del Antiguo Testamento se
basan en
qué corrientes de pensamiento se han desarrollado y que histó ricamente han trabajado
para anularse una
entre sí, afirmando la inexistencia mutua y por lo tanto, en esta ausencia de ciertas
verdades y
universalmente aceptada, la interpretació n proporcionada aquí bien puede considerarse
una de las
muchos posibles: un estímulo para futuros estudios. Luego respecto a las incertidumbres
que necesariamente
caracterizar identificaciones geográ ficas o dataciones de eventos, recuerde que son
constantemente presente en estudios oficiales y académicos en los que las diferencias en
las conclusiones
extraídos de varios estudiosos llevan a Feuerstein, Kak y Frawley a señ alar có mo existen
Problemas considerables en á reas donde la sabiduría convencional cree que existe
conocimiento.
preciso. A modo de ejemplo, relativo a uno de los temas má s universalmente estudiados y
muy extendida, señ alan que en las reconstrucciones de las cronologías de los faraones…
«Las fechas dadas por
Los eptó logos para Menes, […] van desde 5867 a.C. […] hasta 2224 a.C.»: es decir, señ alan
que para
Hay variaciones en la datació n de la unificació n del Alto y Bajo Egipto por parte de Menes.
de 2500 añ os (!!) entre varios egiptó logos.2
Recordemos có mo la fecha de la ocupació n progresiva del continente americano también es
Pasó de las primeras "certezas", que la situaban hace aproximadamente 10-12.000 añ os, a
la actualidad.
teorías que lo anticipan en aproximadamente 20-30.000 añ os. Procedamos, pues, con
serenidad; mucho má s
debemos sacar a la luz y la investigació n necesariamente debe proceder con la convicció n
de que
Lo que creíamos saber hasta ahora puede no ser cierto.
Instrucciones de lectura
1) Pasajes citados en hebreo con traducció n literal
Al informar el texto hebreo, só lo se indicaron las consonantes, teniendo en cuenta la
fuente original tal como estaba antes de la intervenció n de vocalizació n realizada por
“masorets” y “punteros”.
En los casos en los que en el texto queremos representar la pronunciació n del idioma
hebreo, tenemos
decidió no utilizar los símbolos fonéticos oficiales ya que permanecerían de todos modos
incomprensible para los no expertos. Luego los sonidos se reprodujeron lo mejor posible.
lo má s fiel posible, utilizando estrictamente las vocales y consonantes habituales de la
lengua italiana
necesario emitir el sonido que se inserta entre dos corchetes:
[ó lot]. Somos
Estoy seguro de que los expertos en fonética y transliteració n comprenderá n las razones de
esta elecció n.
La siguiente tabla ejemplifica lo que queríamos ofrecer al lector:
– la primera línea contiene el texto hebreo no vocalizado que se lee de derecha a
izquierda;
– la segunda línea contiene la traducció n literal, también de derecha a izquierda
izquierda.
¿O cuá ntos fueron los que negaron la existencia del pueblo definido como Chittim en la
Biblia, hasta
¿Cuá ndo no se descubrió la primera ciudad hitita de Hattusa en Tü rkiye?
En resumen, el simple sentido comú n dicta que definir o rebajar como legendario, mítico,
alegó rico, etc. los relatos bíblicos, es necesario usar la prudencia, porque tarde o temprano
algunos
El descubrimiento podría revelar que lo que se creía fruto de la fantasía en realidad
corresponde a la realidad.
Como sucedió con algunas historias contenidas en libros bíblicos que luego fueron
corroboradas
del descubrimiento de estelas e inscripciones pertenecientes a otros pueblos: el Libro
Segundo de los Reyes
(18,13) menciona el asedio victorioso que Senaquerib impuso a las ciudades de Judá en el
701 a.C. y
una estela encontrada en Korsabad destaca en sus relieves el asalto a la ciudad judía de
Laquis por parte de
a lo que Senaquerib envía a su comandante a Jerusalén con la solicitud de rendició n (2
Reyes 18,19 e
siguiente). O incluso el descubrimiento del sitio asirio que la Biblia conocía como Resen, el
“gran
ciudad” (Gén 10,12), que parecía ser un centro de cría de caballos y el término hebreo
resentirse de
En realidad indica “brida, bocado para caballos”.
La interpretació n bíblica como libro de historia sigue un camino por el que estamos
iniciando también la interpretació n de los Vedas que, a partir de contenedores
tradicionales de alegorías y mitos,
para los estudiosos se está n convirtiendo en verdaderos textos de cró nica histó rica que
contienen
memoria de eventos para los cuales se está n encontrando evidencia y confirmació n
arqueoló gica.4
La formació n de la Biblia.
El nacimiento de un “libro de historia” como la Biblia no fue producto de un acontecimiento
rá pido
singular, fruto de una ú nica inspiració n, sino má s bien fruto de una larga y prolongada
evolució n
en siglos.
En la base de los primeros cinco libros (Pentateuco para los cristianos, Torá para los
judíos) hay
por ejemplo varias tradiciones o fuentes:
• Yahvista, cuya composició n se remonta al siglo X a.C.;
• Elohista, escrito alrededor de los siglos IX y VIII a.C.;
• Deuteronimista, compuesto en la segunda mitad del siglo VII y reelaborado al final
del siglo siguiente;
• sacerdotal, compuesto entre 550 y 500 a.C.
Dicho sea de paso, digamos que la versió n sumeria de la Epopeya de la Creació n –de la cual
la Biblia ha tomado
He dibujado bastantes ideas; probablemente fue escrito alrededor del 3000 a.C.
Originalmente circulaban historias sobre temas específicos como las vidas de los
patriarcas, las historias de
esclavitud y liberació n, nomadismo en el desierto…; Se redactaron los primeros
documentos escritos.
quizá s entre los siglos XII y XI a.C.
La edició n bíblica primitiva utilizaba la llamada "escritura continua" que incluía só lo la
consonantes escritas sin espacios entre palabras individuales.
La inserció n de los signos vocales se produjo después de un largo período de gestació n y de
un período igualmente largo.
largo trabajo realizado por los Masoretas5 de diversas escuelas: un compromiso que ya
terminó
esencialmente só lo en el siglo X d.C.
La divisió n en capítulos se introdujo alrededor del siglo XIII d.C. y só lo a partir de 1528.
comenzó a numerar los versos.
Por lo tanto es una obra que ha pasado por períodos muy largos durante los cuales ha
existido.
narrado, transmitido oralmente en partes separadas, escrito, visto, revisado, perdido,
encontrado,
reescrito, releído y luego, de alguna manera, hecho "intocable" con la colocació n de signos
vocales que han fijado definitivamente los significados.
Pedimos disculpas a los especialistas por el resumen extremo, pero este libro tiene
propó sitos
ampliamente popular y por lo tanto no proporciona un aná lisis en profundidad de toda la
historia que tiene
condujo a la versió n del Có digo de Leningrado, el má s antiguo universalmente aceptado y
que
constituye nuestro texto de referencia.
Importancia de la traducció n literal
Tenemos por tanto una doble premisa metodoló gica: la importancia del significado literal
de
Texto e historizació n de las herramientas comunicativas utilizadas por el escritor.
Convencido de ello,
Respetamos a Rashi de Troyes y a los Elohìm, seguimos sus indicaciones y tratamos de
traducir
el texto en su sentido literal, siendo conscientes de la polisemia que caracteriza el
idioma hebreo y por lo tanto proceder con la convicció n de que siempre existe la
posibilidad de error
alfombrilla de rató n.
Pero el riesgo potencial no debe detener el intento de comprender, en la creencia de que
Cada hipó tesis es ciertamente susceptible de confirmació n o negació n, pero siempre es ú til.
porque – en cualquier caso – actú a como un estímulo para continuar el camino de la
investigació n interna
de la categoría de libre pensamiento.
Dijimos arriba que los autores de todos los tiempos escriben usando categorías.
habilidades culturales, conceptuales y lingü ísticas que tienen, y sabemos que, salvo casos
muy raros,
situaciones extraordinarias, siempre es así.
De esta consideració n se desprende un aspecto importante: describir lo que estaba fuera
del
experiencias normales, es decir, representar lo extraordinario, lo maravilloso, lo aterrador
o
incluso lo incomprensible, los autores bíblicos tuvieron que utilizar expresiones
lingü ísticas
a diario. A veces necesitaban contarles a sus "lectores" acerca de los eventos que ocurrían.
de orden diferente a la normalidad, fenó menos que "trascendieron" el conocimiento y
posibilidad de comprensió n. Sabemos por ejemplo que todo lo que era inherente al vuelo
no es
só lo podría definirse con la terminología propia del mundo de los "pá jaros"; Todo que
emitía alguna forma de energía visible y era definida como “ardiente o fogosa”; los
repentinos
los chorros o reflejos de luz eran necesariamente “destellos”; cada estruendo, estrépito o
ruido producido
de ninguna manera fue identificado con el "trueno" o con el sonido producido por los
adultos
masas de agua; cada instrumento de observació n, quizá s de forma redondeada, era
evidentemente un "ojo".
Para comprender mejor lo que aquí se dice, basta pensar en la forma en que los pueblos
indígenas
Los centroamericanos o indios norteamericanos llamaban a los fusiles traídos por los
españ oles antes y
de los ingleses entonces, las “cañ as atronadoras”; o recordamos el “caballo de hierro”,
expresió n con la que
definieron el tren, un sistema de transporte desconocido que podría representarse
verbalmente só lo compará ndolo con el medio de transporte utilizado, el caballo.
La lectura de la Biblia en la forma má s antigua definida por los masoretas y su traducció n
literal.
Por lo tanto, conducen, sobre la base de lo dicho, a realizar descubrimientos de no poca
importancia.
Lo maravilloso (lo que suscita asombro) toma forma y así nos revela incluso lo que no está
ahí.
esperamos con certeza; parece confirmar lo que anteriormente se podría plantear como
una hipó tesis simple
conjetura.
Breve resumen explicativo
Sin embargo, también hay que subrayar que el aná lisis de los textos realizado en su
totalidad conduce a
descubrir lo inesperado tanto directa como indirectamente. Los que siguen con seriedad y
motivació n.
curiosidad los temas aquí tratados - y quienes han leído el trabajo anterior - conocen al
menos los
visiones famosísimas de los carros celestes de Ezequiel (Ez 1,1 y ss.), la historia de los
llamados
“arrebatamiento” de Elías (2 Reyes 2.1 y siguientes), la visió n menos conocida de Zacarías
(Zac 5.1-11), el
cuya descripció n directa se refiere a la representació n de Objetos Voladores No (mejor)
Identificados (OVNI u OVNI como quieras o como los llama la Iglesia, en el Lexicon
recientes
latinitatis, RIV: Res Inexplicatae Volantes). Pero lo que casi siempre queda fuera en estos
casos es
confirmació n indirecta que no só lo es menos importante, sino que puede definirse como un
elemento
de pruebas fundamentales.
Qué hacen los discípulos de Elías y có mo se comportan después de que él asciende al cielo
en un carro
El volante nos dice que ese comportamiento fue consistente "só lo en el caso de una retirada
real" y
no podría explicarse de otra manera.
Es importante tener en cuenta, por ejemplo, las palabras de Zacarías quien, después de
haber visto los objetos
vehículos voladores y las mujeres que los pilotean, define una relació n precisa entre esos
ovnis y la tierra de
Shin'ar (Sumer) que Sitchin nos dice es el lugar donde todo nació debido a los OVNIs y
sus pilotos era la base terrestre original.
Igualmente fundamentales son las consecuencias ligadas a la manifestació n de la "gloria de
Dios" una
Moisés (Ex 33,1 y siguientes), sabiendo que el término hebreo [kevò d] no se refiere a
conceptos de orden
abstracto (como lo interpretaron erró neamente los griegos y luego la tradició n) sino a un
“algo” que podríamos asimilar a un avió n, un tanque, un camió n… y lo sabemos
de hecho, con toda probabilidad era el objeto volador sobre el que se movía.
Dios/Elohìm/Yahwèh que habló con Moisés.6
Todos los temas abordados en el trabajo anterior; pero ¿qué pasa con los campamentos de
Elohìm en los que sí
se encuentra con Jacob y ¿¡de quién se hablará má s adelante!?
Y nuevamente, el comportamiento de los "á ngeles" [malakim] que se encuentran con
Abraham y Lot (Gen 18,1 y
ff.) só lo puede explicarse aceptando la idea de que estos seres eran de carne y hueso,
individuos dotados
es decir, de todas las características típicas de personas que sin duda eran superiores a los
hombres
de conocimientos y tecnologías, pero que compartían necesidades cotidianas con los
hombres, como
los de comer, descansar, lavar, dormir...
Pero volveremos sobre estos personajes en capítulos específicos. Todos estos elementos,
examinados en el
sus peculiaridades, constituyen un testimonio indirecto: los contenidos de esas historias no
es decir, serían comprensibles si simplemente fueran devueltos al reino de las experiencias.
onírico, extá tico, místico… y menos aú n alegó rico. De hecho, seguimos a Rashi.
de Troyes y recordamos que existen otros contenidos que constituyen testimonio indirecto
y
por lo tanto eficaz y no sospechoso, porque no puede atribuirse a cuestiones de
interpretació n.
Decíamos que las visiones individuales no agotan la cuestió n de la existencia de los ovnis.
É poca de formació n del pueblo judío.
Otros elementos aportan pruebas esclarecedoras. El concepto de “bendició n” estaba en
siglos objeto de una larga evolució n que le ha llevado a asumir valores espirituales, pero
originalmente era un acto cuyo valor entera y exclusivamente material revela aspectos
importante sobre la personalidad y objetivos de las acciones de los Elohìm (¿Dios?).
Los mismos Diez Mandamientos que nos enseñ aron no son aquellos sobre los cuales los
Elohìm
(¿Dios?) dice expresamente que quiere fundar su Alianza. Aquellos que nos enseñ aron
tienen un
componente ético que permite la construcció n del pensamiento religioso comú nmente
entendido, al tiempo que
los Mandamientos que los Elohìm han escrito en piedra considerá ndolos fundamentales no
pueden
ser utilizado para estos propó sitos: nadie se uniría a una religió n basada en ese tipo de
reglas (ver trabajo anterior).
El El (uno de los Elohìm) de los judíos tenía en realidad otros fines: religió n y no teología.
eran de mínimo interés para aquel viajero espacial al que no le gustaba hablar de sí mismo
ni de los demá s
sintió la necesidad de describirse a sí mismo ante los hombres. Sabían bien quién era y
todos los acontecimientos.
Las relaciones mutuas demuestran có mo la cuestió n teoló gica no só lo no fue influyente,
sino que fue
incluso inexistente. Lo que importaba era el cumplimiento de un pacto que se había
propuesto y que
tampoco podría haber sido aceptado por los judíos: esta posibilidad de "no aceptar" es un
aspecto
que nunca se recuerda pero constituye otra prueba indirecta de que él lo propuso
no era un Dios absoluto y trascendente, al que no se podía decir que no, sino un Dios
individual
ciertamente muy poderosos, pero a quienes también se les podría negar el consentimiento.
Só lo después de decir sí la gente se compromete formalmente a respetar las clá usulas. y va
Recordó que la reconfirmació n del sí fue pedida por Josué, y dada por el pueblo, durante la
conquista de la Tierra Prometida; allí también (Jos 24,14-25) Josué nos recuerda que
todavía pueden
negarse y elegir libremente seguir a otros Elohìm, todos presentes, activos, poderosos:
todos
posibles “dioses” a los que servir (volveremos sobre ellos en el capítulo dedicado al
monoteísmo).
Dioses todos poderosos y ciertamente también muy longevos, ¡pero no inmortales!
Contenidos peligrosos, inaceptables -de los que nunca se habla- pero que son contenidos
ofrecidos por
Biblia, con claridad desconcertante, donde, en el libro de los Salmos, describe una asamblea
en el que estos seres (¿dioses?) son duramente reprendidos por su líder, absolutamente
insatisfechos con su forma de gobernar. Los regañ a, recordá ndoles que no olviden.
nunca eso, incluso si gozan de prerrogativas particulares, incluso si tienen el poder de
gobernar, no
menos “morirá n como todos los demá s hombres”. En este pasaje, el que dirige la asamblea
utiliza el término Adá n, que nunca es un nombre propio, sino un nombre genérico utilizado
para indicar el
especialmente los que provienen de Adamà h (la Tierra entendida como planeta).
Así lo afirma la Biblia con una claridad que prueba cualquier duda interpretativa que pueda
surgir.
Elohìm muere como los terrícolas: no tenemos dudas al respecto porque no son
extraterrestres
ciertamente inmortal.
Pero eso no es todo todavía.
El Génesis parece confirmar los orígenes alienígenas del hombre
Una sorpresa mayor aguarda al traductor literal: la historia de la "formació n" del hombre.
No es casualidad que se haya utilizado el término "formació n": en realidad estamos
hablando de esto, y no de "creació n".
Los versos específicos confirman y representan los cuentos que Sitchin atribuye a los
sumerios.
Una síntesis admirable. Como explicamos analíticamente en el texto anterior, los prefijos
utilizados, los términos que indican "imagen y semejanza", contrariamente a las
interpretaciones
tradicional, nos dicen que hemos sido "entrenados" usando ese "algo de material que
contenía la imagen de los Elohìm” y que “fue separada de los Elohìm mismos”. Ahora todos
sabemos bien "lo que contiene nuestra imagen" (huella) y también sabemos que
Se puede “cortar” (para reimplantar): ADN.
Los autores bíblicos nos lo dicen utilizando las herramientas con gran claridad.
herramientas conceptuales y lingü ísticas que tenían a su disposició n para narrar tal
acontecimiento absolutamente
extraordinario: ¡esto nos dice la traducció n literal!7
La teología tradicional reinterpreta esta historia en clave religiosa y de la misma manera sí.
se relaciona con el segundo relato de la creació n del hombre en el que Dios parece haber
usado
de barro: los dos pasajes bíblicos se leen en clave alegó rico-espiritualista pero veremos
má s adelante, en un capítulo específico, que las dos historias se caracterizan
potencialmente por una
concreció n y coherencia que anulan estas diferencias só lo aparentes.
Los fundamentos conceptuales
Por tanto, este trabajo se basa en algunas hipó tesis de trayectoria que podemos resumir de
la siguiente manera:
• la parte má s antigua de la Biblia es esencialmente un libro de historia que narra los
orígenes
de la humanidad y la posterior historia de un pueblo que estableció un
relació n/alianza con uno de los Elohìm;
•el hombre es resultado de la hibridació n genética:
• la hibridació n genética fue llevada a cabo por individuos físicamente similares a nosotros
pero dotados
de conocimientos y tecnologías incomparablemente superiores:
– estos individuos eran conocidos por varios nombres y estaban agrupados en jerarquías:
Dependiendo de los roles cubiertos se definen como Elohìm, Nephilìm, Anaqìm, Emìm,
Zamzummìm, Malakìm, Rephaìm, Baal en la Biblia; Anunnaki, Igigi, Dingir, vamos.
Sumeri; ilu
darle
Suceder; Neterú
darle
egipcios; Viracochas de culturas
mesoamericana…;
– lejos de ser considerados dioses, originalmente eran en realidad objetos de respeto y
sumisió n ú nicamente por su gran poder;
– ciertamente vivieron má s que los terrestres, pero ciertamente no eran inmortales:
– nos hicieron con el propó sito de producir una raza de trabajadores/sirvientes cuya
aprovechar;
– no abordaron temas como la religió n en el sentido moderno del término, la
espiritualidad, el má s allá ... pero tenían como objetivo fundamental la definició n de
estructuras de poder distribuidas en los distintos territorios en los que luego se
desarrollaron
diferentes civilizaciones;
– estaban preocupados por la evolució n cultural de esta nueva raza híbrida (Homo
sapiens) mediante la difusió n controlada de conocimientos de cará cter civil,
jurídica, agronó mica, astronó mica, matemá tica, arquitectó nica, literaria, política-
administrativo, artesanal y técnico-científico en general;
• los á ngeles mencionados en la religió n tradicional eran en realidad mensajeros normales
de carne y hueso que tenían la tarea de actuar como intermediarios y supervisar la
nuevas especies;
• el Antiguo Testamento a menudo representa la síntesis de historias sumerias que ocurren
mucho má s preciso y detallado;
• el Antiguo Testamento fue escrito por un pueblo que con toda probabilidad era
ascendencia sumeria, como intentaremos documentar má s adelante.
Volveremos a muchos de estos temas en los pró ximos capítulos, abordá ndolos
específicamente o
insertá ndolos como corolarios en el contexto de aná lisis de cará cter má s general.
Se trata, por tanto, de hipó tesis detalladas, motivadas y respaldadas por un aná lisis
cuidadoso de los textos.
bíblicas, pero siempre hipó tesis que, por tanto, esperan confirmació n o negació n y son
capaces
en cualquier caso hacer preguntas que creemos que ya no podemos evitar.
En los pró ximos añ os estas valoraciones será n cada vez má s generalizadas y por tanto
quienes quieran quedarse
atado a interpretaciones tradicionales, ciertamente podrá hacerlo libremente, pero ya no
podrá
Finge no saber que existen otras posibilidades. Un ejemplo de la inevitable necesidad de
La apertura a nuevos descubrimientos sorprendentes está representada por un
comunicado emitido por el Jefe.
del Departamento de Arqueología de la Universidad de El Cairo, Dr. Al Shaheen. 8 pulgadas
En una ocasió n pú blica se afirmó que la teoría segú n la cual los antiguos podrían ser cierta.
Los extraterrestres ayudaron a los egipcios a construir las pirá mides má s antiguas,
concretamente las de Giza. El
El Sr. Marek Novak, delegado de Polonia, formuló má s preguntas sobre si el
Las pirá mides todavía podrían contener tecnología extraterrestre o tal vez incluso un OVNI
y el Dr.
Shaheen respondió : «No puedo confirmarlo ni negarlo, pero hay algo dentro del
pirá mide que no es de este mundo."
¡Incluso en la Biblia hablamos de algo que no es de este mundo!
3 Ver la entrada “Masoretes” en el Glosario.
4 Véase En busca de la cuna de la civilizació n, op. cit.
5 Ver el Glosario.
6 Véase el capítulo sobre el [ruà ch] de los Elohìm.
7 Véase Biglino M., El libro que cambiará …, op. cit. en Bibliografía.
8 Véase «Noticias-Express», 11/2010.
No la verdad que creemos poseer,
pero el esfuerzo sincero por llegar allí determina el valor del
el individuo…
la ilusió n de posesió n nos vuelve perezosos y presuntuosos;
só lo la investigació n nos mantiene despiertos y sin dormir.
GE MENOS
2
[ruá ch]
El espíritu"?
En este capítulo deseamos presentar un ejemplo cuyo valor paradigmá tico particular
reside en
ayuda a dar un primer paso hacia esa entrada en la “medias res” mencionada
anteriormente.
Dijimos antes que todo lo que pasaba rá pidamente por el aire só lo podía ser
descrito como una forma de “viento”. El término hebreo
[ruà ch] es portador de un significado
muy concreto y significaba "viento", "aliento", "aliento", "aire en movimiento", "viento de
tormenta” y por tanto por extensió n lo que viaja rá pidamente en el espacio aéreo. En el
La posterior elaboració n teoló gico-espiritualista asumió el significado de "espíritu" en el
sentido
específico que todos conocemos, un valor que probablemente no le pertenecía
originalmente.
El uso del término "espíritu" se establece a partir de la versió n Septuaginta, es decir, la
traducció n al
Griego realizado en el siglo III a. C.: los autores alejandrinos tradujeron el significado de
[ruà ch] con
pneuma, que significa “aliento, viento, há lito, há lito de vida” y, por extensió n, “alma y
espíritu".
[Ruà ch] aparece a menudo en la Biblia y su traducció n en los idiomas modernos es siempre
condicional
desde la concepció n religiosa que caracteriza toda interpretació n del texto bíblico.
Veamos algunos ejemplos ú tiles para entender có mo esta interpretació n muchas veces
induce a error.
y en cualquier caso no respetuoso de la concreció n con la que los autores del Antiguo
Testamento escribieron
sus historias.
En 1 Reyes 18,11-12, Abdías, el superintendente del palacio del rey Akab, habla con Elías y
le dice
claramente que:
Toda la historia de la "toma" del profeta por los Elohìm en su carro celestial es
ha sido descrito en el trabajo anterior y por lo tanto no volveremos sobre ello, pero no
podemos dejar de señ alarlo
Concreció n de la expresió n que se refiere a un transporte real.
En 2 Sam 22.11 tenemos a Yahwèh montado en un querubín y visto en perspectiva sobre
las alas.
del [ruà ch]:
La escena aquí es clara: tenemos un querubín sobre el cual Yahvé se sienta y lo usa para
volar 9 y
esta combinació n hombre-má quina-má quina se ve en el contexto de otro elemento, el
superdotado [ruà ch].
de alas, que sirve de fondo.
Otros ejemplos los encontramos en diversos pasajes de Ezequiel (8,3; 37,1; 43,4-6)…
En estas situaciones -pero podrían ser ú tiles citar muchas otras- el término
[ruà ch] indica claramente un objeto material capaz de transportar a un individuo incluso
durante largos períodos
distancias: ¡en Ezequiel 8,3 el profeta incluso viaja desde Babilonia a Jerusalén!
• ¿Pero qué era ese objeto no identificado que fue narrado en un
manera e interpretado de otra?
Empecemos por un pasado lejano.
De “La lengua y el alfabeto hebreo antiguo” 10 obtenemos la representació n
pictográ fico má s antiguo que las letras individuales del alfabeto hebreo. En esta forma
particular, el
El término DOF [ruà ch] estaría representado por los siguientes tres signos...
El término estaría, por tanto, compuesto por tres letras cuya antigua representació n
pictográ fica hebrea
Se refiere a conceptos que podemos resumir de la siguiente manera:
mando superior – normas, leyes – certeza, estabilidad – morada – observació n, revelació n –
aliento de vida – divisió n –
armas arrojadizas.
Estas imá genes pertenecen a las antiguas culturas semítica y cananea incluso antes.
el judío y por tanto no es concebible derivar de él una cierta síntesis de los valores que
existían originalmente
se les atribuyó ; la impresió n que surge es, sin embargo, la de una representació n del
DOF [ruà ch] y sus atributos que encajan bien con la concreció n de las descripciones
siempre
evidente en la lectura del Antiguo Testamento que estamos realizando.
Esta palabra nos remite directamente a los "vientos" de los que nos hablan las historias
sumerias cuando hay
cuentan la cosmogonía y en particular los acontecimientos que llevaron a la formació n de
sistema solar: los planetas, sus ó rbitas, los "destinos" que se cruzaron en las distintas fases
de
luchas gravitacionales que han destrozado nuestro sistema naciente... Estas narrativas son
han sido cuidadosamente examinados por varios estudiosos y ampliamente descritos en
varios textos citados en
Bibliografía (Russo B., Sitchin Z., Demontis A.), por lo que no queremos resumirlas aquí a
menos que
con esta muy breve menció n: el sistema solar se formó a través de una serie de
Posicionamientos, choques, definiciones de ó rbitas, incluso cambios dramá ticos de las
mismas...
larga y violenta sucesió n de eventos có smicos que finalmente colonizaron los planetas
individuales
con satélites relacionados en las posiciones que conocemos hoy.
Al describir todo esto con el uso de formulaciones con colores brillantes, espectaculares y
uniformes.
dramá tico, los sumerios a menudo usaban el término "vientos" para indicar los satélites
que
acompañ aron, y siguen acompañ ando, a los grandes planetas en su viaje. Los “añ os veinte”,
por lo tanto
el concepto relacionado con el término hebreo [ruà ch] probablemente deriva de él, por lo
que fueron
¡Objetos materiales, concretos, precisos, identificables y espaciales!
Pero la cosmología no agota el tema y los paralelos con los textos judíos.
Hay un elemento que nos permite profundizar en todo el tema aclarando
la posible concreció n del significado de [ruà ch] es aú n má s evidente.
De hecho, esta palabra tiene orígenes mucho má s antiguos que la representació n judía que
tenemos.
reportado; tiene sus raíces en el idioma sumerio en el que el sonido RU-A se traducía con
una
pictograma muy explicativo:11
El dibujo contiene dos elementos: un objeto superior (sonido RU) que se encuentra encima
de un
masa de agua (sonido A).
Sin saber a ciencia cierta qué es, utilizamos una sigla que tomamos
directamente del Lexicon Recentis latinitatis, publicado por la Libreria Editrice Vaticana, y
del
llamamos RIV, es decir, “Res Inexplicata Volans”. Porque al menos eso es lo que podemos
ser.
cierto: esta “cosa no identificada” está claramente suspendida sobre una masa de agua, etc.
parece que realmente podemos ver las alas a las que se hace referencia en el versículo –
2Sam 22,11 – mencionado anteriormente.
Pero la sorpresa surge cuando comprobamos lo que dice la Biblia sobre este [ruà ch]
Uno de los mayores expertos en lengua hebrea, el rabino Matityahu Clark,13 ha editado un
“Diccionario
Etimoló gico del hebreo bíblico”14 y a la raíz
primero atribuye lo siguiente
significados (cita literal):
• Forzar (forzar) abrir (abrir) espacio (espacio) extender (extendido, abierto a,
desplegado).
• En la secció n Explicació n/Comentario indica:
forzar espacios, dejar espacios, aventar, viento, direcció n, poder.
El significado de forzar el espacio lo atribuye específicamente a Génesis 1.2, donde el
El texto dice que el Ruà ch de los Elohìm era
[merachéfet] “flotando, vibrando” en
superficie del agua. Recordemos de nuevo que la raíz [rachà f], de la que deriva el participio
que acabamos de examinar, indica en otro pasaje de la Biblia el acto de "flotar" sobre uno
mismo
de las aves: en Deuteronomio 32,11 el autor bíblico describe la actividad de Yahwèh que
protege a su pueblo y compara su acció n con el vuelo del á guila que se eleva sobre su
pueblo
polluelos y los anima.
• En la secció n Variante Gradacional (“Diferencias de gradació n en significado”) indica:
espacio de fuerza, separació n, impacto.
Por lo tanto tenemos originalmente una serie de valores semá nticos que se refieren clara y
concreto al concepto de espacio en el que uno se mueve, a la acció n de forzar este espacio, a
moverse en una determinada direcció n, ante la idea del viento, ante el impacto…
Por lo tanto, los sumerios y el texto bíblico se combinan para proporcionar una imagen
suficientemente clara de
este RIV (OVNI) y, como se verá en capítulos posteriores, la visió n sinó ptica de otros
pasajes
conducirá a la reconstrucció n de una imagen de [ruà ch] que nos parece que poco tiene que
ver con
el “espíritu” comú nmente entendido.
Lo dicho parece extraordinariamente coherente con la representació n de Yahvé, de
su relació n con los judíos y, má s en general, con la descripció n de los acontecimientos que
nos cuenta la Biblia
narra, siempre concreto, material, no tejido con esa espiritualidad que les ha sido cosida
sobre ti después.
9 Véase el capítulo dedicado a los Querubines a continuació n.
10 Véase Benner JA, op. cit. en Bibliografía.
11 Véase O'Brien C., El genio de los pocos, op. cit. en Bibliografía.
12 Véase Rashi de Troyes, Comentario..., op. cit. en Bibliografía.
13 Ex presidente del Consejo para la Educació n Judía.
14 Véase Diccionario etimoló gico del hebreo bíblico, op. cit. en Bibliografía.
3
[Elohim]
A lo largo del libro no hacemos má s que hablar de los Elohìm, sus características, sus
personalidad, lo que dicen, có mo actú an y se mueven y por eso parece extrañ o dedicar
ellos una pá gina específica.
Pero hay una razó n y se llama incertidumbre.
Quienes tratan con contenidos bíblicos utilizan este término, creyendo por convenció n que
con él hay
se refiere a "Dios", ya sea dando por sentadas algunas otras supuestas certezas o,
nuevamente, proponiendo
Claves de lectura alternativas.
Muchos saben que Elohìm es el plural de El: muchos sostienen que Elohìm deriva de Eloha,
un
palabra femenina que indicaría la duplicidad ontoló gica de "Dios"; Las religiones dicen que
Elohìm en realidad indica el ú nico "Dios", el principio universal...
¿Estamos seguros? ¿Existe informació n cierta e indiscutible?
Posibles significados de Elohìm
Veamos algunas de las hipó tesis formuladas por estudiosos y textos que podríamos definir
“académicos” y entenderemos que, al abordar estos temas, debe haber dudas
considerada siempre la categoría fundamental, podríamos decir incluso indispensable.
1. Algunos de los significados que los diccionarios de hebreo bíblico atribuyen a este
término son:
• “gobernadores”
• “jueces”
• "del"
• “seres sobrehumanos”
• “á ngeles”
• "hijos de Dios"
• "hombre fuerte"
• “dios” o “divinidad” (si se considera como plural intensivo)
• “Seres semejantes a Dios”
2. La palabra Elohà se traduce como "Dios": segú n algunos es el singular femenino del que
deriva de Elohìm mientras que para otros el término Elohà representa una forma elaborada
posteriormente, y por deducció n, de Elohìm.
También se utiliza para indicar un "dios extranjero".
3. El normalmente se considera el singular de Elohìm, pero para algunos los dos términos
son distintos.
y ambos primitivos: El en este caso se refiere al concepto de "fuerte", "poderoso",
“objeto de miedo”, “alguien o algo a quien hay que llegar”.
El también significaría "jefe, señ or".
4. Finalmente, observamos que el término Elohìm suele ir precedido del artículo: este
elemento
documento gramatical documenta que no es un nombre propio, sino la identificació n de un
categoría de individuos.
Todas estas diferencias interpretativas se explican en los diccionarios bíblicos
hebreo/arameo.
trabajos sobre etimología y lexicografía hebrea citados en la Bibliografía.
Una vez establecida la inevitabilidad de la duda, necesariamente nos enfrentamos a una
elecció n: no
Si está s seguro, ¿qué debes hacer?
Quien proceda con la investigació n gratuita podrá aplicar la categoría desarrollada por los
seguidores de la doctrina.
de los "skèptomai", incorrectamente definidos como "escépticos", es decir, pensadores que
dudan
Todo. Por el contrario, fueron investigadores incansables y, en su sabiduría concreta,
Sostuvieron que la duda que impregna el camino no puede ni debe ser un freno. Y
Sin embargo, es imprescindible seguir adelante y, a falta de ciertas verdades, la guía que
ilumina el camino
de quienes buscan incansablemente se encuentran en lo "probable".
Procedemos totalmente de acuerdo con esta indicació n.
La posible comprensió n ú til para resolver la compleja cuestió n del significado de Elohìm
deriva, por tanto, del aná lisis de los distintos contextos, de la visió n sinó ptica de las
historias que contienen
la palabra en cuestió n, a partir del examen global de los comportamientos y actitudes
asociados a ellas
se atribuyen y, al mismo tiempo, por la observació n de comportamientos y actitudes
que el pueblo asume hacia ellos. Todos estos datos lo hacen muy verosímil
la hipó tesis que considera a Elohìm una palabra que indica una pluralidad de individuos. Si
con Elohim
de hecho, si se indicara el Principio ú nico y universal, muchas decenas de principios
seguirían siendo incomprensibles.
pasajes bíblicos, por no hablar de toda la estructura histó rico-cronista del Antiguo
Testamento que,
en sus historias, resuelve el problema presentando claramente a los Elohìm como
una pluralidad de individuos (lo veréis mejor en el capítulo dedicado al monoteísmo).
No es casualidad que las interpretaciones religiosas o genéricamente espiritualistas se vean
obligadas a definir
“metafó rico, alegó rico, poético, pedagó gico, mítico, esotérico”, etc. muchos capítulos cuyos
Su aceptació n só lo sería posible con la introducció n de dos categorías hermenéuticas que
de hecho
se utilizan a menudo para definir lo que no se entiende: el "misterio de la fe" y la
“ocultamiento esotérico-iniciá tico”.
Respetando las diferentes posiciones, nuestro método declarado es mantener en deuda
Tomo en cuenta la concreció n del idioma hebreo y al seguir las palabras de los Elohìm
conocidos con el
nombre de Yahwèh, quien dice con claridad inequívoca que él "no habla en acertijos".
Y una vez má s es la visió n de los pasos en su conjunto la que facilita la comprensió n y las
posibles
solució n de cuestiones que el simple aná lisis filoló gico inevitablemente deja abiertas.
Todas las verdades pasan por tres etapas.
Primero: son ridiculizados;
segundo: son violentamente contestados;
tercero: se aceptan tomá ndolos como evidentes.
A. SCHOPENHAUER
4
[Nefilim]
Se bajó , cayó o…
Hemos tratado extensamente con [nephilìm] en nuestro trabajo anterior y por lo tanto
damos por
Se da por sentado el conocimiento de lo que la Biblia dice sobre ellos, de có mo los presenta
y los incluye en el grupo.
de los pueblos de la época.
Ahora queremos introducir un nuevo elemento interpretativo y pedir al lector un poco de
paciencia al leer las primeras pá ginas de este capítulo que contiene el resumen de uno de
esos
diatribas filoló gicas que no son fá ciles de seguir, pero que a veces es necesario saber para
tener
conciencia de lo fluido que puede ser este asunto. Los que no poseen ciertas verdades y se
creen
una persona curiosa en continua investigació n también debe tener debidamente en cuenta
los conflictos que surgen
margen de las diversas hipó tesis que la investigació n -académica o alternativa- pone a
disposició n.
No siempre es fá cil en la inmensa masa de informació n que continuamente está disponible
disponible pero a veces es posible, como en el caso del término en cuestió n. Podemos
Ciertamente digo que la palabra
[nephilìm] ha entrado en uso comú n y es conocido por
todos aquellos que tengan un mínimo de familiaridad con la Biblia y sobre todo con las
claves para
las llamadas lecturas "alternativas" aplicadas al Antiguo Testamento y a los textos
sumerios-acadios. Allá
señ ala en la Biblia y afirma que [nephilìm] representa la forma “qatil” del verbo, que puede
por lo tanto ser visto como el adjetivo pasivo de la raíz [nafà l] con el significado de
“caer”:24 en definitiva sería una especie de adjetivo conjugado.
Por otra parte, el estudioso cita un pasaje del capítulo 32 de Ezequiel en el que el verbo
[nafà l] indica
claramente un descenso voluntario llevado a cabo por guerreros. Entonces no parece
exagerado
ampliar el significado de [nephilìm] y atribuirle, como a [yarà d], tanto el valor de una
"caída
involuntario” es el de un “descenso intencional”.
La disputa no tiene solució n: las dos posiciones siguen siendo irreconciliables y así
terminamos
aquí con la disquisició n filoló gica, que imaginamos que también pudo haber molestado a
algunos
lector…
La tercera rueda
Una vez abandonada la complejidad de estos aná lisis, nos permitimos insertar un tercer
elemento que
encuentra su justificació n en el conocimiento má s amplio de las teorías que se está n
difundiendo
sobre los posibles orígenes extraterrestres de la civilizació n humana. Sumemos uno a la
diatriba en curso.
consideració n sobre un hecho: a los griegos no les importaban las posibles variantes de
es decir, no se comprometieron a establecer si se trataba de una caída o un descenso
voluntario, tradujeron directamente el término [nephilìm] con
, “gigantes”.
En LXX, Gén 6,4, escriben:
en el contexto de la confiabilidad o no de estas tesis, pero no podemos dejar de señ alar que
entre
elementos aparentemente separados hay una coincidencia que por el momento nos
limitaremos a
Definirlo como una simple curiosidad.
Para continuar con el argumento que estamos llevando a cabo, debemos recordar que en
En la mitología griega, Orió n era un "gigante" originario de Beocia, ademá s de hijo de
Poseidó n; era
un gran cazador y siempre salía acompañ ado de su perro Sirio, quien lo acompañ aba
a Canis Majoris, la estrella que acompañ a su recorrido en la esfera celeste: es muy brillante
y claramente visible bajo la estrella Saiph (K Orionis). Enamorada de las Pléyades -hijas de
Atlas-
comenzó a molestarlos y la diosa Artemisa que también se había enamorado de él lo hizo
matar.
de un escorpió n; Zeus descubrió lo sucedido, se enojó y hirió al escorpió n con un rayo,
luego tomó su decisió n.
colocar a este héroe en el cielo y desde entonces su constelació n brilla en la noche en su
intento continuo de llegar a las Pléyades - grupo de estrellas insertadas en la constelació n
de
Tauro - que le preceden en el camino celestial.
La mitología hebrea, aramea y griega se cruzan aquí brindando una posibilidad de
interpretació n.
que integra diversos significados y una hipotética clave de interpretació n.
Resumiendo…
• Para los griegos, Orió n era un gigante de dimensiones colosales;
• el término existe en arameo
[nephilà ] que identifica la figura y el
constelació n;
• el término arameo [nephilà ] asumiendo la terminació n hebrea del plural masculino
se vuelve [nephilìm];
5
[Adá n]
La doble creació n del hombre.
La Biblia nos habla de la creació n del hombre en dos momentos diferentes y nos presenta
los dos
formas en que “Dios” intervino proporcioná ndonos una doble descripció n.
Las dos intervenciones parecen totalmente diferentes y aparentemente son tan
incompatibles que
la exégesis tradicional los atribuye a dos tradiciones diferentes, reconociendo una especie
de contraste
incurable entre los diversos editores del Antiguo Testamento.
Las dos tradiciones diferentes se identifican por la forma en que los autores llaman a
“Dios”: en
Génesis 1.26 utiliza el término genérico Elohìm, mientras que en Génesis 2.7 se atribuye el
acto
camino específico hacia Yahweh. En el primer caso la narració n informa que los Elohìm
deciden hacer a adá n "a su imagen y semejanza" mientras que en el segundo se especifica
que
Yahwèh utilizó el "barro" soplando en él "el aliento de vida".
Hablamos por tanto de tradiciones diferentes, suponiendo que los autores que pertenecen
a una u otra
al otro operaban con absoluta autonomía relatando cuentos antiguos, caracterizados por
orígenes diferentes y, por lo tanto, comprensiblemente no compatibles.
Por tanto, es necesario llegar a acuerdos a diferentes niveles, introducir conceptos que
van má s allá de la concreció n de los relatos llegando incluso al punto de cancelarla de
manera arbitraria, en
nombre de una visió n de otro orden que, en nuestra opinió n, no pertenecía a los autores
bíblico.
Intentamos aquí no aceptar la posició n de quienes dicen que la Biblia ofrece historias
edificante para revelar realidades superiores que no se expresan fá cilmente. Una vez má s
“Pretendemos” que la Biblia relata fielmente lo que quería representar.
El aná lisis preciso de los dos pasajes nos dirá que la actitud de comprensió n superior y de
La suficiencia con la que muchos comentaristas aceptan y explican las diferencias no es en
absoluto
justificado, porque los dos pasajes nos cuentan exactamente la misma historia, el mismo
acto concreto
llevada a cabo por los Elohìm, entre los cuales evidentemente también estaba el conocido
con el nombre de
Yahvé.
Precisamos que la historia de la educació n posterior de Eva es ú nica y no volveremos a ella,
habiéndolo tratado en el trabajo anterior.27
Existe la necesidad de analizar en paralelo los dos pasos relacionados con la creació n del
varó n.
en cambio, nos obliga a resumir lo que ya hemos escrito extensamente sobre Génesis
anteriormente.
1.26 y siguientes.
Génesis 1,26-28
Estos dos versículos contienen la ció n del hombre y se leen así:
usando una forma verbal que se define como cohortativa. Esta forma gramatical
contiene el valor de una exhortació n, una invitació n a actuar, una solicitud, una especie de:
“Vamos, pongá monos manos a la obra, procedamos…”.
La cuestió n del término Elohìm colocado en plural ciertamente no puede descartarse
demasiado
sencillez.
Todo nuestro trabajo tiene como premisa documentada la creencia de que estos Elohìm
eran una pluralidad real de personas y sabemos que no se subestimó el tema
ni siquiera por los comentaristas antiguos, que intentaron de diversas maneras dar una
explicació n a
esta realidad inaceptable para el monoteísmo: los siríacos hablaban de un consejo
celebrado con
“asambleas exaltadas”; “habla con los á ngeles”, afirmaban otros; Basilio de Cesarea dijo
“¿Có mo puede hablar así si no tiene a nadie trabajando con él?”.
Por supuesto los sumerios nos permiten una lectura má s fá cil de este plural cuando, muy
simplemente, dan cuenta de que Enki habló con aquellos que tuvieron que actuar junto con
él en la iniciació n.
de la experimentació n y nos informa con gran honestidad los resultados de los repetidos
intentos realizados.
por los Anunnaki incluso con resultados decididamente poco edificantes, para los "dioses"
que la tradició n
sigue queriendo calificar de omnisciente y omnipotente…28
Lo [tselem]
Recordemos que los sumerios decían, segú n Sitchin, que el hombre era producido por
purificació n
sangre de jó venes varones Anunnaki y extrayendo lo que luego se insertaría
en el homínido elegido.
Los autores bíblicos utilizan el término [tselèm] que no indica el concepto abstracto de
"imagen",
tal como lo interpretan de diversas maneras la literatura religiosa y la teología tradicional.
De hecho, define específicamente "una cierta cantidad de material que contiene la imagen",
una
“forma completa” informa el Diccionario Etimoló gico…29
Ademá s, en el texto bíblico los dos términos que indican imagen y semejanza van
precedidos
de los dos prefijos (be) y (ki), que tienen dos significados cuyas diferencias no son
pequeñ as
Yo cuento:
• (ser) significa “con, mediante…”;
• (ki) significa “como, segú n…”.
El prefijo (be) se coloca delante del término [tselèm] del que se deduce que habríamos sido
creados
no "a imagen" de los Elohìm, sino "con ese algo material que contiene la imagen"
de los Elohìm.
¡Una hermosa y sustancial diferencia!
He aquí el elemento nuevo y concreto, siempre "olvidado" por las interpretaciones
religiosas.
tradicional, porque no es compatible con la doctrina.
Note también có mo Génesis también dice que todas las criaturas “fueron hechas segú n
su especie”, só lo que para el hombre esto no está dicho: su especie al final
¡La intervenció n “divina” es diferente a la suya y original!
Pero hay má s (y a medida que continuamos siempre tenemos presente las historias de los
sumerios, quienes nos cuentan có mo
el elemento a insertar fue extraído de la sangre purificada de los Anunnaki...). La palabra
[tselèm] de hecho indica no só lo algo concreto y material sino que contiene, en significado
Original de la raíz semítica, también el concepto de "cortado de...". El diccionario de
Hebreo bíblico y arameo “Léxico hebreo e inglés de Brown-Driver-Briggs”30 en
[tselèm] reporta la siguiente indicació n: «algo cortado», es decir, algo cortado.
La raíz verbal
[tsalà m] se traduce como “cortar”, “cortar”. Y qué es eso
¿Contiene una imagen de alguien y se puede “recortar, recortar, extraer”?
Só lo se me ocurre una respuesta: ¡ADN!
Si este es el caso, uno puede entender bien por qué el editor del Génesis escuchó la
Necesito reiterar dos veces que fuimos hechos "con su [tselèm]... con su
[tselèm] de los Elohìm”… Quería estar seguro de que el lector entendía la concreció n
del acontecimiento, el cará cter extraordinario de un acto derivado de una decisió n de los
Elohìm de introducir
algo "verdaderamente suyo" en esta criatura, que así recibió su vida, su novedad
aliento vital, directamente de los "dioses".
Puede que sea tan difícil aceptar una naturaleza extraordinaria que impulsó a importantes
comentaristas
antiguos judíos para sostener que el relato de la creació n del hombre tenía que ser leído y
¿Explicado só lo a los pocos que tenían la capacidad de entender?
Génesis 2.7
Como se mencionó , el segundo relato de la creació n del hombre parecería contener formas
de
acció n no compatible con las acciones de los Elohìm recién descritas.
Segú n la visió n tradicional, sería una especie de historia alegó rica en la que Dios está
representado como un alfarero que moldea al hombre usando arcilla, pero veremos que
quizá s el
El contenido y la forma de las palabras bíblicas remiten a acciones mucho má s concretas y
reales.
El verso dice así:
Por eso, los Elohìm llamados Yahwèh forman al hombre utilizando un "quid" encontrado en
el planeta.
Tierra: inmediatamente notamos la correspondencia entre [adam] "hombre" y [adamà h]
"Tierra", que recuerda la
nuestro paralelismo similar entre "tierra" y "terrestre".
Teema-[Zelèm], Tiit-[Afar]
La tradició n siempre ha querido traducir la palabra f`_ [afà r] con la palabra "polvo o arcilla"
y
de hecho también tiene este significado, pero el valor original recuerda el valor má s amplio
de uno
“sustancia terrestre”, una “sustancia terrestre”,31 algo que pertenece a la Tierra y que le da
se puede considerar que funciona en el sentido previsto.
El autor hebreo probablemente tomó una palabra sumero-acadia cuyo significado es
doble... pero es necesario proceder en orden.
Los textos conocidos como la Epopeya de Atrahasis o la Epopeya de Gilgamesh nos dicen
que
Los Anunnaki decidieron formar un ser que trabajara para ellos y para ello utilizaron el
Teema, una sustancia que fue extraída de la sangre de sus jó venes representantes
masculinos, y
se mezclaron con los Tiit del Abzu.
El Teema indica la esencia vital, lo que hace que uno sea lo que es.
Ademá s, el término sumerio Shimti fue traducido con el mesopotá mico naphishtu que
corresponde
al hebreo
[ [nephèsh], la penú ltima palabra del verso citado anteriormente que significa “garganta,
cuello, persona, aliento, alguien...". Después de la intervenció n, Adá n se convierte en uno.
"persona" dotada de la nueva vida introducida por el "creador" que le infunde el aliento de
nueva vida.
Esto es lo que dicen los sumerios; así lo confirma el Génesis.
Para concluir
En este capítulo nos planteamos la cuestió n de la aparente irreconciliabilidad entre las dos
historias.
relatos bíblicos de la creació n del hombre y ahora nos sentimos capaces de decir que
parecen coincidir:
nos cuentan el acontecimiento con una terminología formalmente diferente, pero que
remite
esencialmente los mismos elementos.
No son contradictorios y no se refieren a fá bulas, alegorías o mitos diferentes.
Los Elohìm, entre los cuales incluimos al conocido con el nombre de Yahwèh, después de
haber
Tomada una decisió n colegiada, proceden a formar las nuevas especies vivientes a partir de
la
elementos materiales que tenían a su disposició n:
• Tiit-[Aphà r] (Gen 2.7): el ADN de las especies ya presentes en el hemisferio sur de la
Tierra
(Abzu) y/o el contenedor en el que se creó el sistema;
• Teema-[Zelèm] (Gen 1,26-28): su ADN, el elemento "divino" que se injerta
sobre el de los homínidos.
No hay simbolismo, no hay alegorías, no es necesario introducir categorías hermenéuticas
detalles, estaríamos ante la historia de una intervenció n de ingeniería genética en la que
son
Se indican las dos herencias cromosó micas implicadas. La unió n de los dos elementos
produce el nuevo
especie: el Lulu-[Adam], el Homo sapiens, que vive de la nueva vida [nishmà t chajìm] que le
es dada
fue dado por el “creador”.
Respecto al libre pensamiento que vive alimentá ndose de la duda y de la curiosidad
perenne, no
No podemos hacer esta reflexió n final:
• Adá n y Eva son los progenitores de toda la humanidad o son los progenitores de
¿una població n específica que los Elohìm han formado para sus propó sitos?
La pregunta se justifica en base a lo escrito en Génesis 4.14-17, donde se dice que Caín,
expulsado de la presencia de Yahvé, expresa su temor de ser asesinado por «quien
se encontrará n" y quien luego, habiendo ido a la tierra de Nod, tuvo un hijo llamado Enoc y
"construyó una
ciudad".
Ahora nos preguntamos:
• ¿Quién podría matarlo si no hubiera otros hombres?
• Porque ¿quién construyó la ciudad, si no había gente para poblarla?
Naturalmente, la investigació n continú a.
Reuel por eso dice que Yahwèh es el má s grande de los Elohìm y ha dado prueba de ello con
sus acciones.
llevado a cabo para sacar al pueblo de Egipto: la comparació n entre este y los demá s es
clara aquí
"del"; una comparació n de la que Yahvé sale victorioso gracias a lo que ha demostrado que
sabe
hacer y no en virtud de su unicidad que ni siquiera se menciona en las palabras de éste
sacerdote.
En nuestro libro anterior37 el capítulo dedicado a [kevò d] aborda otro de los momentos en
los que
este “Dios” debe demostrar que está dotado del poder necesario para hacer lo que promete
y por lo tanto poder llevar a cabo sus intenciones incluso cuando se encuentre en lucha.
abierto con sus otros colegas/rivales, a quienes la gente sabe que pueden recurrir en
cualquier momento
momento, como lo hará a menudo en su historia.
Reuel, un sacerdote
No debemos dejarnos engañ ar por siglos de usos religiosos que nos han presentado la
figura de
sacerdote bajo una luz que casi no tiene nada que ver con aquella a la que el
Culturas del Medio Oriente de la época.
Entre los sumerios el sacerdote era definido como Ensi y sus funciones eran las de un
“Gobernador”, “gobernador provincial”, era en definitiva una especie de representante local
de uno de estos mensajeros y el episodio que lo involucra parece sacado del guió n de
una película, es tan precisa y viva en los detalles que la describen.
Digamos de paso que, cuando la tradició n religiosa narra este acontecimiento, lo presenta
como
una aparició n de orden sobrenatural, pero basta seguirla con un poco de atenció n
acciones realizadas por Moisés para comprender que estamos ante un acontecimiento real
y concreto.
É l es muy consciente de que no se trata de una "aparició n"; él sabe que se enfrenta a uno
persona natural y un fenó meno decididamente extrañ o que le afecta.
Este [malà kh] (Ex 3,2) se encuentra:
La historia continú a diciendo que:
¡Así que tenemos una zarza que arde sin consumirse! ¿Pero era realmente un arbusto?
El término
[sené] se traduce tradicionalmente como “arbusto, arbusto” pero también tiene
19,16-19);
• «…te acercaste y permaneciste debajo del monte y el monte ardía en fuego…»
(Deuteronomio 4:11).
Después del primer encuentro que obviamente había impresionado a Moisés por su
naturaleza extraordinaria, la vista
de la montañ a envuelta en fuego se convirtió en una experiencia habitual, ya que se repetía
cada vez que el
“Dios” se presentó allí. Y siempre es la montañ a la que arde, mientras que la zarza ya no se
menciona.
Continuando con la historia, la Biblia informa que, desde donde está , Moisés no puede
ve bien y luego se dice a sí mismo (Ex 3,3): «Déjame andar (déjame andar) y veré
Este espectá culo es grande porque la mata (la cresta rocosa) no se consume." La redacció n
de la oració n contiene el verbo en forma de cohorte –
[na-asurà , “que me muevo”] – que
indica có mo Moisés se insta a sí mismo a “dar vueltas” para llegar a una mejor posició n
¡porque en el que está no le permite ver bien! Diríamos coloquialmente:
“Déjame moverme un poco para poder ver mejor”.
• Es posible que tengas que moverte físicamente para ver bien una aparició n.
¿Orden sobrenatural o espiritual?
• Es posible que uno tenga que moverse si simplemente encuentra lo que necesita ser visto.
en un arbusto?
Nos parece improbable y decididamente improbable, pero eso no es todo, porque en este
punto entra en juego
escena Yahvé observa personalmente a Moisés en el acto de moverse, lo llama desde el
medio
de la cresta rocosa, le ordena detenerse y se identifica (Ex 3,4 y ss.). Notemos mientras
tanto
que el arbusto (?) estaba decididamente poblado porque vio la presencia de al menos dos
individuos, el
[malà kh] y Yahwèh, que a menudo son identificados por los traductores modernos pero es
uno
elecció n que no está determinada inequívocamente por el texto que indica dos temas
diferentes: el
[malà kh] que aparece delante de Moisés y Yahwèh que habla.
Si en realidad fueran dos, nos preguntamos en qué parte de la zarza se escondió Yahvé
¡La visió n inicial se refería só lo al [malà kh]!
Pero inmediatamente después vemos en esta parte de la historia dos elementos ú tiles para
arrojar luz sobre lo que está sucediendo.
sucediendo.
En primer lugar, la orden de detenerse y no caminar por ese terreno está motivada por el
hecho
que es un territorio
[kodèsc] “sagrado”. Volveremos a este tema en el ú ltimo.
pá rrafo del capítulo, pero especificamos aquí que el significado original del término
[kodèsc]
indicaba algo definido que se consideraba “separado, dedicado a…, apartado
para…, reservado para…” y en consecuencia prohibido a quienes no estaban de alguna
manera
invitados, designados o expresamente autorizados. Esta definició n de “sagrado” no incluía
de ahí aquellos valores de santidad, espiritualidad, trascendencia que se le atribuyeron
posteriormente.
Yahwèh esencialmente le dice a Moisés que ese territorio (montañ a, cadena rocosa) es suyo
y por lo tanto no
puede ser violado.
¡Evidentemente el gobernador/señ or del lugar no quería intrusos en su casa!
El segundo elemento concierne má s directamente al tema del presente capítulo: Yahwèh
debe
Identifícate.
• ¿Es posible que el “Dios” ú nico, universal, espiritual y trascendente tenga la
¿Necesita ser reconocido?
Así es, pero lo que llama especialmente la atenció n al lector atento es el "documento de
identidad", o
mejor el "curriculum vitae", que debe mostrar a Moisés, a quien le dice (Ex 3,6):
Por lo tanto, no dice simplemente "Yo soy Dios" como uno esperaría en una conversació n
entre
el “Dios” ú nico y quien traería el monoteísmo a la historia del pensamiento religioso
De la humanidad. Yahweh quiere - pero quizá s debe - especificar claramente que "él" es el
Elohìm que tiene
habló con los patriarcas; él es quien tomó la decisió n de hacer un pacto con ellos39 y por lo
tanto –
entre los muchos Elohìms posibles – él es precisamente el que está interesado en el pueblo
de Israel.
En este sentido, resulta interesante la exégesis realizada por el biblista jesuita Alviero
Niccacci40.
en el que se declara la unicidad de la estructura gramatical del nombre Yahwèh de Ex 3,14;
a
construcció n que conduciría a la atribució n al hebreo [ehiè ashèr ehié] – muy discutido por
tanto la filología como la teología: el significado de “seré lo que fui”. En este sentido,
El erudito, tras el examen de numerosas fuentes egipcias y judías, subraya que en el
término
El hebreo indica esa continuidad temporal que correlaciona el pasado con el futuro y
resalta
por lo tanto desde un punto de vista lingü ístico lo que hemos adquirido aquí analizando el
significado
má s general que el contexto en el que este Elohìm habla y actú a. El tiene la necesidad de
identificarse a través de la garantía de la continuidad de su ser "siempre só lo él"
ese Elohìm que se presentó en el pasado, que ahora está presente aquí y que seguirá
siéndolo en
futuro, todavía dispuestos – y sobre todo capaces – de cumplir las promesas y compromisos
asumidos
con el pacto de Alianza propuesto y renovado varias veces. Volveremos al tema para
ofrecer.
Otra hipó tesis interpretativa, pero permitá monos aquí una nota que puede parecer una
trivializació n incluso sin quererlo, porque está motivada por el deseo de comprender el
concreció n de los acontecimientos narrados examiná ndolos dentro de una visió n de
conjunto.
Al leer y releer el pasaje en el que Moisés le pide a este Elohìm que se identifique con un
nombre
(Ex 3,13-17), la impresió n que se ha ido formando a lo largo de los añ os es la siguiente: a
petició n de
Moisés responde con una declaració n muy simple, que indicaría que “él es
lo mismo de siempre”, que el nombre propio en realidad no tiene ninguna importancia real
por lo tanto Moisés y
la gente no tiene que preocuparse por eso, ya que só lo tienen que reconocer que "él" es ese
quien propuso la alianza y que "él" siempre seguirá cumpliendo lo que prometió , una
siempre que el pueblo haga lo mismo.
En el versículo 14 dice expresamente "Yo soy el que soy" y, supongamos que leemos entre
líneas, “lo importante es que todos hagan lo que se espera dentro del pacto que estamos en
definir."
Sin embargo, só lo en el siguiente versículo introduce el nombre YHWH para definirse a sí
mismo:
La afirmació n es clara, su nombre es Yahwèh y por eso debe ser recordado. Pero, como ya
Dicho esto, volveremos al tema para aportar una hipó tesis de lectura diferente. Por el
momento observamos que
este “Dios” se presenta con la necesidad de ser reconocido y luego hace propuestas para
lograrlo
inevitablemente lo pondrá en desacuerdo con sus otros colegas/antagonistas con quienes
compite
control de los pueblos y territorios del Medio Oriente.
De la naturalidad con la que se narra la sucesió n de acciones individuales, podemos
Deducimos fá cilmente que para Moisés la multiplicidad de "dioses" constituía la
normalidad absoluta.
Moisés habla de Yahvé
El libro de Deuteronomio se conoce en el canon judío con el título má s apropiado de
[Devarìm] “Palabras”, y de hecho contiene una serie de homilías atribuidas a Moisés en las
que
celebra la importancia de las leyes, la pasió n por elegir la alianza con los Elohìm y la alegría
por el regalo de la Tierra Prometida.
Toda la estructura del libro sigue los modelos de los tratados de alianza estipulados entre
los señ ores y los suyos.
vasallos: destaca los supuestos histó ricos que justifican el pacto, enumera el conjunto de
deberes que
constituir su contenido y finalmente recordar las consecuencias positivas o negativas que
se derivan del mismo
cumplimiento o no de las normas allí establecidas.
En sus discursos Moisés recuerda varias veces a los Elohìm con una representació n que no
pensamos en
ser capaz de definir correctamente “monoteísta”. Veamos algunos de ellos.
Dt 6,14
Moisés se dirige al pueblo con una insinuació n real:
Tenemos aquí una declaració n explícita, que no requiere interpretació n, en la que se afirma
la existencia de otros Elohìm que gobiernan a los pueblos circundantes; su presencia es
entonces
confirmado por la actitud de Yahwèh de la que Moisés dice inmediatamente después
(versículo 15):
Lo leemos bien: ¡Yahwèh, Elohìm del pueblo de Israel, es un El (singular) celoso!
• ¿Pero có mo puedes tener celos si no hay rivales?
• ¿Podemos temer la competencia de quienes no existen?
Hay que decir que son unos celos reales y concretos, profundamente vividos, porque los
efectos
son dramá ticos: la traició n se castiga con la muerte.
• Si queremos pensar que los otros dioses eran puras invenciones humanas y él era
la ú nica verdadera, tal vez habría tenido alguna dificultad en demostrarla con pruebas
no cuestionable?
No podemos olvidar que "él" tuvo la necesidad de presentarse a Moisés con una
currículum que lo identificaría precisamente entre los muchos Elohìm posibles.
Todo tiene su propia coherencia: los Elohìm son muchos, la elecció n de los pueblos es
potencialmente libre
y por tanto el individuo El puede sentir celos hacia sus rivales.
También conocemos los nombres de algunos: Kemosh para los moabitas, Milkom para los
amonitas, Hadad.
para los arameos, Melqart para los tirios, Shadrapa (un “dios” médico) para los fenicios…
Dt 7,17
Se repite la orden de servir exclusivamente a este Elohìm y Moisés recuerda que Israel
tendrá que “exterminar a todos los pueblos que Yahvé ponga en sus manos… y no tendrá
que servir a los de ellos”
Elohim”.
Tenemos pues un "Dios" que si por casualidad fuera el ú nico y universal sería el portador
de
una visió n, cuanto menos, preocupante de su relació n con la humanidad: elige un pueblo y
luego
lo obliga a exterminar a todos los demá s cuando son un obstá culo para llegar al
sus objetivos.
Pero, afortunadamente, sabemos que no es así: de hecho, estamos descubriendo que se
trataba de una
pequeñ o caballero local. Su pequeñ ez y debilidad eran tales que lo empujaron a impartir
ó rdenes feroces e inhumanas, como veremos ahora: la necesidad de mantener el poder
prevaleció sobre
cualquier otra consideració n.
Dt 13,7 y ss.
Moisés describe algunas situaciones hipotéticas, proporcionando indicaciones de
comportamiento si es así.
ellos verificaron:
• en los versículos 7-12:
Si tu hermano, tu hijo, tu hija, tu esposa, tu amigo te anima en secreto diciendo “Vamos a
servir a dioses ajenos entre las divinidades de los pueblos de alrededor” [...] no le
escuchará s [... ] no lo perdonará s [...] ] tendrá s que matarlo [...] tu mano será la primera
contra él para darle muerte [...] todo Israel sentirá , tendrá miedo y ya no cometerá má s una
mala acció n como ésta;
• en los versículos 13-17:
Si oyes que en una ciudad […] han salido hombres malvados y han seducido a los
habitantes diciendo “Vamos a servir a otros dioses”
[…] investigará s, examinará s, cuestionará s con cuidado […] y si la cosa es cierta […] deberá s
pasar a los habitantes de aquella
ciudad a filo de espada [...] hasta sus ganados [...] quemará s toda la ciudad...
El miedo de este Elohìm de ser abandonado por sus seguidores llegó así a este punto.
¡fiel! Había que mantener la lealtad a toda costa, incluso con la masacre de familiares,
con el exterminio de los habitantes de ciudades enteras y el terror que sobrevendría. No
Es posible que no reconozcamos que el peligro de traició n era absolutamente real y que
El comportamiento de este Elohìm refleja las actitudes y elecciones de los déspotas de
todos los tiempos.
Dt 32,17
Moisés destaca los pecados del pueblo y subraya algunos que cree que son particulares.
gravedad. En este pasaje acusa a los israelitas de provocar los celos de Yahweh porque:
Este versículo es especialmente rico en informació n que normalmente no parece estar ahí.
tomado en debida cuenta. Nos encontramos ante otra declaració n explícita de los celos
generados
de la traició n, pero esta vez es una traició n cometida con diferentes entidades, incluso
incluso de rango inferior. De hecho, hay individuos definidos [she-dìm] que el verso
especifica
ni siquiera ser de los Elohìm: el término, normalmente traducido como "demonios",
recuerda la
“shedu” asirio-babiló nico que tenían la tarea de actuar como intermediarios entre el
hombre y los líderes
superior. Probablemente eran guardianes de rango inferior y por tanto el culto dedicado a
estos fueron particularmente reprobables.41
También nos enteramos de que hay Elohìm que han aparecido recientemente en escena,
son
por tanto nueva, casi desconocida y de la que ni siquiera los patriarcas habían tenido
conocimiento.
Evidentemente estos Elohìm se estaban moviendo, se movían por el territorio en busca de
gente de
someterse y ser servido: nada diferente al comportamiento de muchos señ ores
Pueblo medieval -y no só lo- que fue en busca de nuevos pueblos y territorios que gobernar.
Yahweh habla de sí mismo
En breve abordaremos la cuestió n del nombre, aquí nos limitamos a dar algunas
indicaciones.
“Dios” brinda sobre la actitud que tiene en relació n a la cuestió n de su supuesta
unicidad.
En los capítulos 19 al 40 del libro del É xodo, Yahvé habla a Moisés en el monte
e imparte una serie de ó rdenes, normas y reglas, que constituyen el propio corpus
legislativo construido sobre el modelo de alianzas militares. Este monumental conjunto de
leyes
encuentra su fundamento en la afirmació n contenida en el capítulo 6 anterior donde dice al
Versículo 7: «Os tomaré por mi pueblo y seré como un Elohìm para vosotros».
El concepto de elecció n que une -con un vínculo específico y exclusivo-
un pueblo con un miembro de las filas de los Elohìm.
En el capítulo 20 encontramos nuevamente esa necesidad de identificació n y presentació n
de lo que
ya lo hemos dicho, pero aquí se expresa con una redacció n que lo hace aú n má s claro y
comprensible.
Leemos en É xodo 20,2-3: «Yo (soy) Yahweh Elohìm tuyo, que os saqué de la tierra de
Egipto"…
La construcció n hebrea del verbo to be con la preposició n a (essere-a…) significa “tener”,
por lo cual Yahwèh, después de haberse identificado, impone al pueblo la obligació n
perentoria de no tener
otros "dioses" por encima de él; los israelitas no tendrá n que representarlos y no tendrá n
que inclinarse
delante de ellos porque, Yahwèh confirma una vez má s (Ex 20,5):
É l mismo afirma que hay otros y que esos otros constituyen un peligro para él:
Una vez má s notamos claramente que existen rivales capaces de despertar sus celos.
Un peligro concreto que intenta conjurar con una terrible amenaza: castigará la culpa
de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generació n.
¿Y quiénes son los destinatarios de tanta dureza?
Para las versiones tradicionales es "los que lo odian", pero el verbo contenido en el verso
5",
” [sanà ], no va tan lejos, de hecho indica el acto de “rechazarse y distanciarse”.
Por lo tanto, para ser castigado no era necesario llegar al odio hacia los Elohìm, bastaba
Aléjate de él, rechazá ndolo y recurriendo a otros "dioses".
La severidad de la pena esperada certifica que el riesgo de que esto sucediera era
evidentemente alto
muy concreto!
Una primera breve reflexió n…
Después de haber establecido que Moisés no se presenta como monoteísta, debemos decir
que, un
estrictamente hablando, ni siquiera era un monolá tero. Se identifica con el término
monolatría.
la adoració n de un “Dios” con preferencia a otros, pero esta definició n presupone fe
en la existencia de deidades comú nmente entendidas, mientras que el enfoque literal de la
Biblia nos coloca con
frente a una situació n diferente. El Elohìm que se hacía llamar Yahwèh no era uno de tantos
"del"
De
a
religió n
politeísta,
sino má s bien
a
pertenencia
en el
formació n
del
Anunnaki/Igigi/Neteru/Ilanu/Elohìm: individuos de carne y hueso que han venido a la
Tierra,
formaron al hombre a su semejanza usando el [tzelèm], es decir, ese “algo material
que contiene su imagen” y finalmente le transmitió todo lo necesario para
crear cultura y civilizació n.
Por lo tanto, Moisés no era monoteísta, ni siquiera era monoteísta, sino má s bien un há bil
estratega que
optó por definir un pacto con uno de los muchos posibles “señ ores” locales de su tiempo.
Joshua y la nueva elecció n
Si tenemos derecho a creer que Moisés no era monoteísta, ¿qué podemos decir sobre el
sus sucesores y en particular de quien tomó el mando de las operaciones después de su
¿muerte?
¿Qué o quién creía Josué?
En el capítulo 24 del libro que lleva su nombre tenemos una historia decididamente
esclarecedora. Josué
convoca a todas las tribus de Israel, las reú ne en el territorio de Siquem, convoca en
particularmente los ancianos, líderes, jueces y funcionarios que se presentan ante los
Elohìm. De
ante la asamblea así reunida resume la historia de lo sucedido hasta ese momento
La posibilidad de elecció n era, por tanto, mú ltiple, había muchos "dioses" en los que se
podía confiar:
los Elohìm a quienes los padres habían servido en Mesopotamia y que continuaron
gobernando sobre ellos
pueblos, o los Elohìm del territorio en el que los judíos habían comenzado a residir má s
tarde
el inicio de la conquista de Canaá n y, finalmente, estaba la opció n constituida por Yahvé.
Después
poniendo al pueblo frente a la triple posibilidad y la necesidad de elegir, comunica Josué
claramente la decisió n que ya ha tomado:
La elecció n es sin duda realista, posible, concreta, y Giosuè y su familia la tienen.
logrado, ahora le toca al pueblo.
Que esto no es un expediente puramente retó rico se puede entender en los siguientes
versos, cuando
el pueblo también afirma que quiere seguir a Yahwèh y es en ese momento que Josué
recuerda las consecuencias y responsabilidades que se derivan de esta decisió n diciendo:
«Tú
vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido a Yahweh para
servirle. La elecció n está hecha; allá
La responsabilidad surge en el momento en que se formula la respuesta y se declara el
compromiso.
manera explícita.
Los versículos 25 y 26 enumeran la sucesió n de actos que normalmente siguen a la
formalizació n de
una alianza normal: Josué hace un pacto con el pueblo, impone un estatuto y una norma
Siquem escribe todo en el libro de la Ley de los Elohìm y finalmente hace erigir una piedra
debajo del
terebinto que estaba en el á rea reservada a Yahwèh, como testimonio perenne del
compromiso
firmado. En definitiva, todas aquellas actuaciones que constituyen el corolario habitual se
llevan a cabo
de la estipulació n de un pacto entre un señ or y sus vasallos o sú bditos.
Para el pueblo de Israel no fue la primera opció n: Abraham había respondido
positivamente
a la propuesta de dejar su tierra para ir a Canaá n; la gente había elegido seguir
Moisés que prometió sacarlo de Egipto con la ayuda de ese Elohìm; durante
vagando por el desierto el pueblo había decidido nuevamente servir a este Elohìm después
habiéndolo abandonado y cuestionado su capacidad real para cumplir sus promesas...
La alternancia de membresías y abandonos, de lealtades y traiciones, de elecciones
retractadas y luego
reconfirmados, constituyen un testimonio de que Moisés, Josué y todo el pueblo
eran muy conscientes de la posibilidad de cambiarse de camiseta en cualquier momento:
los Elohìm
a quién podrías recurrir para ofrecer tu servicio a cambio de ayuda y protecció n eran
definitivamente muchos.
Y no debemos olvidar un elemento que está claramente representado en la Biblia.
Desarmante: ¡las elecciones fueron motivadas exclusivamente por la conveniencia!
¡Decidimos quedarnos con los Elohìm que en ese momento parecían dar má s garantías!
El monoteísmo no tenía hogar en ese mundo.
El politeísmo, los Elohìm y la Iglesia
Esta actitud permanecerá constante en la historia del pueblo de Israel y requerirá
continuació n.
intervenciones de las cuales la literatura profética representa la voz fuerte y desesperada:
un llamado
Sigo respetando el pacto firmado con ese Elohìm específico.
Antes de la reforma religiosa del rey Josías (648-609 a. C.), Yahvé no só lo no era un "Dios"
ú nico, estaba lejos de ser siquiera un "Dios" exclusivo: los cultos estaban muy extendidos
dedicado a Anat, Tamuz, Ashera... (En el capítulo dedicado al milagro de Elías hablaremos
del culto
pagado a Baal, el señ or de los territorios del norte). Bajo el rey Ezequías (715-687 a. C.)
llegaron
abolió estos cultos llamados "paganos", pero fueron rá pidamente reintroducidos por su
sucesor
Manasés (687-642 aC) que «veneró a todo el ejército del cielo y les sirvió […] construyó
altares
a todo el ejército del cielo en los dos atrios del templo de Yahweh…” (2 Reyes 21,3-4).
El ejército del cielo también era conocido por el profeta Isaías, quien lo distingue
claramente del
reinos terrenales cuando recuerda que (Is 24,21): «aquel día Yahvé castigará al ejército
de…
y los reinos de la tierra sobre la tierra."
Como bien sabemos, el castigo también tendrá una localizació n precisa, porque cada
será golpeado en su territorio de competencia: los de arriba y los de la tierra
Tierra.
Por lo tanto, podemos decir que el monoteísmo ni siquiera era una opció n viable y tal vez la
futuro nos permitirá aceptar esta afirmació n con cierta serenidad también porque la misma
Desde hace algunos añ os la Iglesia ha iniciado un camino que avanza en una nueva
direcció n para la teología
tradicional. Monseñ or Corrado Balducci – ex portavoz del Vaticano para estudios de vida
extraterrestre – argumentó que los extraterrestres existen y que la Biblia sabía de ellos sin
ningú n
duda. En una entrevista42 afirmó sin rodeos:
No creer en los ovnis y en la presencia de otros seres vivos es pecado [sic!]. Su existencia no
só lo está demostrada por alrededor de un
millones de testimonios, incluidos los de muchos científicos ateos, pero también lo
confirman algunos pasajes de la Sagrada Escritura.
(versículos 6-7):
¡Así es!
Los Elohìm no só lo son muchos, no só lo está n llamados a gobernar sobre varios pueblos,
sino que pronto
¡O má s tarde está n destinados a morir! Lo dicen ellos mismos. La persona que preside la
reunió n lo dice.
para recordarles que, aunque sean Elohìm (señ ores de arriba), no son portadores de
derechos
privilegios particulares o extraordinarios.
Son ciertamente los comandantes, los detentadores del poder, los guardianes (recordemos
el término con el que yo
Los sumerios llamaban a su tierra "Kiengir", es decir, "la tierra de los guardianes"), pero
esto no
los hace sustancialmente diferentes de sus criaturas: no deben olvidar que ellos también
son
mortal y transitorio, como todos los poderosos de la Tierra que ellos mismos han
establecido y utilizan
como sus representantes!
Por tanto, sin posibilidad de lecturas alternativas, sin hipó tesis imaginativas, muy simple y
claramente hay un solo significado: ¡los Elohìm mueren como todos los Adá n!
Ciertamente no sorprende a quienes plantean la hipó tesis de que los Anunnaki/Elohìm
podrían haber tenido una vida
de largo -tal vez muy largo en términos terrestres- pero que, siendo individuos hechos de
carne y hueso,
huesos, ellos también morirían.
¡El asombro surge cuando es la propia Biblia la que nos lo dice!
El tema de este pá rrafo nos lleva a una conclusió n que parece inevitable.
Las doctrinas monoteístas sostienen que la Biblia usa el término Elohìm en plural para
referirse
– sin lugar a dudas – al ú nico “Dios”: si esto fuera cierto, las religiones mismas deberían
reconocer que la Biblia declara –sin lugar a dudas– que “Dios” muere, salvo para afirmar
que en algunos casos el término Elohìm indica "Dios" y en otros... pero aquí habría
incertidumbre
insostenible incluso para los partidarios má s convencidos de las verdades de la fe.
En esencia, si fuera cierto que el término Elohìm indica el ú nico Dios, toda la historia del
Salmo
y la declaració n específica sin duda constituiría un comentario curioso, divertido y
paradó jico hasta el punto de despertar cierta preocupació n en el lector: uno se encontraría
allí
de hecho, en este caso, frente a un Dios al menos extrañ o, que se convoca autó nomamente
en
asamblea, habla exclusivamente para sí mismo, se regañ a duramente y recuerda,
solo, quien debe morir!
El nombre Yahvé
Habiendo establecido que "él" era probablemente uno entre muchos, no podemos evitar
examinar la
nombre con el que este Elohìm le dijo a Moisés que quería ser llamado, ese nombre que es
sido definido como: “el nombre por excelencia, el nombre grande, el nombre ú nico, el
nombre glorioso y
terrible, el nombre oculto y misterioso”…
Moisés actú a como portavoz entre este Señ or y el pueblo y, no considerá ndolo "Dios" en el
sentido
religioso del término, siente la necesidad de saber quién es; debe saber su nombre para
hacerlo
a su vez comunicar a quienes tendrá n que seguirlo.
A la petició n, los Elohìm responden (Ex 3,14-15):
y luego añ ade: «Dirá s a los hijos de Israel:
[Oye] me envió a ti."
Ademá s, especifica su presentació n insertando aquí el tetragrá maton; de hecho, dice:
… «Elohim de Abraham, Elohim de Isaac, Elohim de Jacob me ha enviado a vosotros».
Finalmente afirma: «
[ì-shem-ze], este (es) mi nombre."
Por tanto, debemos pensar que su nombre está formado por las cuatro letras YHWH,
aunque
está n estrictamente relacionados con la definició n anterior que suena [ehié ashèr ehié] y en
al que volveremos.
Ciertamente no era la primera vez que se presentaba con este nombre, necesariamente
tenía que tenerlo.
hecho anteriormente, dado que los patriarcas antediluvianos conocían el tetragrá maton
YHWH:
Génesis 4.26 de hecho dice que (só lo) en la época de Enó s (nieto de Adá n):
Lo que lleva a una pregunta:
• ¿Acaso Adá n, Eva, Caín y su otro hijo Set (padre de Enó s) no invocaron a YHWH?
¿No se dirigieron a él de ninguna manera? ¿Lo llamaron de otra manera? No
¿Sabían el nombre?
No tenemos respuestas, por lo que no podemos evitar tomar nota de esta extrañ eza.
surgió de tan perentoria afirmació n: ¡só lo a partir de ese momento comenzó ! Tampoco
No podemos preguntarnos en qué idioma se pronunció ese sonido, porque es evidente que
al
En tiempos de Adá n, sus hijos y nietos, la lengua hebrea no existía. Ni siquiera tenemos que
Pensemos que en tiempos de Moisés la situació n había cambiado.
• ¿Qué idioma hablaban él y el pueblo que lo siguió fuera de Egipto?
• Durante siglos las familias a las que pertenecían esas personas habían estado asentadas
en Egipto y eso
¿Podían hablar otro idioma ademá s del egipcio de la época?
En el mejor de los casos podrían hablar alguna forma de amorreo, muy extendido en el
tiempo, o del arameo que poco a poco se iba imponiendo.
Pero tenemos fuertes dudas y todo apunta hacia el egipcio.
Estamos pues ante un tetragrá maton que fue escrito en la Biblia varios siglos después.
que se pronunciaba y se informaba con las consonantes de una lengua que, cuando se
formulado, todavía no existía.
• ¿Es entonces una invenció n original de los judíos?
• ¿Es producto de la imaginació n monoteísta de la clase sacerdotal de Jerusalén?
Ciertamente podemos responder que no.
El conocimiento del tetragrá maton de hecho, independientemente de su formulació n
expresa de
antes de Moisés, también está documentado por fuentes extrabíblicas. En el territorio
antiguo
correspondiente al actual Líbano y Siria, antes de la aparició n de los judíos en Palestina,
existía
desarrolló una civilizació n conocida como cultura ugarítica, que lleva el nombre de la
ciudad de Ugarit, su
Centro urbano má s importante correspondiente al actual Ras Shamra, en el Mediterrá neo. a
este
Las civilizaciones pertenecen a ostraka, cuencos de cerá mica que contienen escritos
auspiciosos.
encontrado por los arqueó logos. En algunos de ellos nos dirigimos a viajeros que estaban a
punto de
descender hacia el sur y a quien se dice: «Que Yahwèh de Temà n y el
su Asera."
En estos escritos aparentemente banales hay en realidad dos indicios sorprendentes.
En primer lugar, la cultura ugarítica conocía a Yahwèh como "señ or de Temà n", término
que en
El lenguaje semítico indica el sur, y se sabe que Israel y el Sinaí está n ubicados al sur del
Líbano y
a Siria. Nos encontramos entonces en el territorio donde Moisés se encuentra con sus
Elohìm y los viajeros.
quienes allí iban eran confiados a la protecció n de aquel "Señ or" que lo gobernaba.
Pero también se dice que los Elohìm llamados Yahwèh tenían un Asherà h, es decir, un
"compañ ero". Allá
La presencia de un acompañ ante también está atestiguada en un contexto estrictamente
judío y no só lo por parte de las mujeres.
numerosas estatuillas que representan una "divinidad" femenina presente en casi todos los
lugares
de Palestina donde se han llevado a cabo excavaciones arqueoló gicas.
De hecho, material muy importante en este sentido fue encontrado en un yacimiento
situado al sur, entre
el Néguev y el Sinaí: Kuntillet Ajrud. Es un santuario aú n activo entre los siglos IX y VIII.
siglo a.C., ocupada por israelitas que ejercían la funció n profética: allí se encontraron
invocaciones dirigidas a Yahwèh y a su par conocido una vez má s con el nombre de
Asera. Los judíos egipcios residentes en Elefantina (Egipto) no tuvieron dificultad en tender
la mano
a Yahwèh y a su compañ ero Anat-Yahu todavía en el siglo V aC Un conjunto de situaciones –
distribuido tanto geográ fica como histó ricamente – absolutamente consistente con la figura
e
la actividad de los Anunnaki: gobernadores que habían dividido los territorios de
competencia y sobre los cuales
reinaron con sus respectivas consortes.
La arqueología y la paleografía también nos han dado la oportunidad de comprobar cuá l
era el nombre Yahwèh.
presente en el territorio al sur de Palestina (Negev y Sinaí) desde el tercer y segundo
milenio
BC, en las formas Ja/Ya, Jaw/Yaw, Jahu/Yahu, Jah/Yah: ¿era entonces un gobernador
(Dios?)
conocido localmente y adorado en esas á reas y ya hemos mencionado también có mo
Jetro/Reuel,
activo precisamente en esos territorios, era un sacerdote al servicio del "Dios" local.
También pertenece a la cultura ugarítica un fragmento del ciclo de Baal en el que está
escrito: “El nombre
de mi hijo es guiñ ada”.44
También se atribuyen a estos milenios (mucho antes de Moisés y el éxodo de los
Hebreos) inscripciones con el tetragrá maton de Yahwèh (YHWH) y con la escritura Yaw-
rad que significa
“descenso”.45
La epigrafía amorrea de Mari (Mesopotamia), que data aproximadamente del siglo XVIII
a.C., presenta
numerosas documentaciones de nombres compuestos con YAHWI o YAWI o incluso
simplemente YA.
La persistencia del culto a este gobernador local queda documentada en los siglos
siguientes.
cuando Porfirio (historiador fenicio del siglo III d.C.) escribe que en Berito (Beirut) era
veneraba a un dios llamado Isva) (Ieuo).
Nos encontramos pues ante un culto presente en aquel territorio desde al menos principios
del siglo II.
milenio antes de Cristo y seguido por poblaciones tanto nó madas como sedentarias: ese
gobernador local fue
por lo tanto bien conocido por quienes tuvieron que tratar con esa zona geográ fica sujeta a
su
controlar.
Su vocalizació n también plantea problemas no menores. Sin entrar en detalles
técnico de aná lisis filoló gico, informamos lo concerniente a la doble lectura que todos
conocen
y sobre lo que muchos también se preguntan en el pensamiento actual:
• ¿Es Yahwèh o Jehová /Jehová ?
Jehová se forma con el uso de las vocales de la palabra [adonà j] que significa “señ or”.
Dada la prohibició n absoluta de pronunciar el nombre de "Dios" en el transcurso del texto
bíblico
el tetragrá maton (YHWH) vocalizado con la “o” y ocurre la “a”, debe leerse [adonà j];
cuando en cambio ya está precedido por [adonà j] toma las vocales de la palabra Elohìm y se
convierte en
luego Jehwih.46
El tema es, por tanto, complejo y a partir de estas reflexiones formulamos una hipó tesis que
se sostiene
cuenta de una suposició n que ya hemos expresado: la explicació n má s simple a veces puede
ser
má s cercano a la verdad.
Durante muchas décadas, incluso durante siglos, ha habido una disputa sobre el posible
significado del término
Yahwèh y la proposició n relacionada con él en la presentació n [ehié ashèr ehié]. Estudiosos
de
diversos orígenes han proporcionado interpretaciones basadas en una exégesis cuidadosa
y quirú rgica de este
nombre, pero quizá s deberíamos decir sobre esta frase (paronomá stica, verbal con sentido
correlativo…).
No es una pregunta fá cil, también porque desde un punto de vista sintá ctico esta expresió n
no tiene
paralelo a lo largo de la AT47
Las preguntas
Nosotros, como siempre, nos hacemos algunas preguntas basadas en el normal sentido
comú n:
• Dada su presencia en ambientes no mosaicos y en diversas formas, no es posible que el
te r mi ne Yahwèh no requiere interpretaciones en hebreo porque representa
¿Simplemente el intento de transponer el sonido del nombre propio a esa lengua?
• No es posible que Moisés y los autores bíblicos no hicieran má s que tratar de
¿Reproducir el sonido escribiendo las consonantes que tenían a su disposició n?
• ¿Qué pasaría si un occidental simplemente dijera su nombre a un
població n que tiene un sistema de escritura totalmente diferente al nuestro y
¿Quizá s solo consoná ntica?
• ¿Có mo sonaría eso tan lejos de aquellos a quienes se les representaría grá ficamente?
¿Está acostumbrada la població n?
• ¿Qué tipo de aná lisis, deducciones, hipó tesis... produciría y encontraría un estudioso?
ese nombre muchos siglos después, sin tener referencias precisas y documentadas
tiempos y métodos de su origen?
Con la interpretació n de la lengua hebrea nos encontramos ante una situació n particular,
caracterizado por una actitud que parece haber procedido a la definició n y posterior
consiguiente comprensió n de los escritos sobre la base del pensamiento teoló gico.
Estaríamos en presencia de una verdadera inversió n del proceso que nos parecería má s
Ló gico: escritura/comprensió n de los contenidos/elaboració n teoló gica.
En este caso, por el contrario, no habría sido la lengua la que dio origen al tratamiento
teoló gico, pero habría sido la teología la que condicionó el léxico, especialmente en el
momento en que
fue vocalizado y luego arreglado definitivamente.
El profesor. Giovanni Garbini (Profesor de Filología Semítica en la Universidad La Sapienza
de
Roma) subraya que:
los resultados de la investigació n muestran las transformaciones sufridas por palabras
individuales que han visto cambiar su significado
segú n las necesidades ideoló gicas de cada uno de los autores bíblicos que en la fase final de
redacció n de los textos estaban muy lejos de
los de principios del I milenio a.C.48
Así que tal vez exista la posibilidad –entre las muchas hipó tesis formuladas a lo largo de los
siglos y a menudo entre ellas–
irreconciliable - que el término Yahwèh, conocido también por poblaciones no
dependientes
pensamiento mosaico y reproducido de diversas formas en el léxico local, aunque só lo sea
el nombre real de
ese Elohìm.
El tetragrá maton YHWH -sobre el que tanto filoló gico, religioso,
iniciá tico-esotérico, o incluso mucha prá ctica y ejercicio místico y cabalístico, podría
no ser má s que el resultado de los métodos permitidos por los lenguajes de la época para
reproducir un sonido perteneciente a una lengua ciertamente muy lejana y diferente a
aquellas
local: el idioma de los Elohìm en el que normalmente pronunciaba su nombre. en catolico
Enciclopedia – publicada en “El CD-ROM El Nuevo Adviento” – da cuenta de los
innumerables
dificultades inherentes al actual intento de proporcionar una solució n clara, cierta y
unicidad del nombre de “Dios” en su conjunto. “Soy lo que soy”, “Soy lo que
Soy”, “Seré lo que seré”, “Seré lo que fui…” son só lo algunas de las muchas
Soluciones propuestas a lo largo del tiempo para transmitir el significado de lo que Elohìm
quería.
indicar con [ehiè ashèr ehié] que precede a la comunicació n del nombre YWHW en É xodo
3,14-15.
Otra posibilidad está contenida en el estudio realizado por O'Brien49 en el que se señ ala
que
el central [ashèr] puede no ser un pronombre relativo, sino un término derivado del
sumerio
[ceniza] que tiene el significado de "uno, primero": esta lectura hace que el estudioso
plantee una hipó tesis (Lector del
Christ's College, Cambridge) que los Elohìm habrían dicho “Yo soy el primero (de
Elohìm)”: una clave de comprensió n que confirmaría la tesis que seguimos aquí sobre
multiplicidad de “dioses”.
Pero un examen cuidadoso de la historia de la exégesis lleva inevitablemente a la
conclusió n de que la
Hay muchas cuestiones pendientes, empezando por los posibles orígenes del
tetragrá maton (indo-
¿Europeos, caldeos, egipcios, acadios, protosemitas…?); A estos les sigue la complejidad de
problema de pronunciació n, para continuar con las posibles construcciones gramaticales a
partir de las cuales
necesariamente surgen diversas y diferentes hipó tesis de traducció n.
Ya hemos visto el elaborado por el biblista Niccacci y no es nuestra intenció n entrar en él.
mérito, porque nuestro camino claramente tiende a ir má s allá de este tipo de enfoques que
en el
siglos no ha producido resultados compartidos. En este sentido, es necesario volver a tener
en cuenta
Tomo debida cuenta de lo que escribe el citado profesor. Garbini donde señ ala que «...es
imposible
llegar al conocimiento del hebreo tal como se hablaba en la época anterior al exilio, al
menos desde el punto de vista de
visió n del vocalismo" y, aú n má s importante, que "conocemos el hebreo tal como era
reconstruido a finales del I milenio d.C. [...] (en esa reconstrucció n, para los masoretas) la
cosa
No era importante conocer la estructura lingü ística de esos textos, sino su contenido.
ideoló gico...".50
Ante tanta incertidumbre y tanto condicionamiento, no nos resulta difícil imaginar que
también
la reconstrucció n del significado del tetragrá maton se ha visto viciada por el deseo de
atribuir
un valor teoló gico a lo que quizá s originalmente no lo tenía.
La necesidad o el deseo de encontrar o crear, a toda costa, un significado preciso só lo
habría surgido
posteriormente y se habría basado en reflexiones perjudiciales y contenidos de cará cter
religioso:
aquellos que todavía hoy parecen influir en la mayoría de los exégetas.
Siempre mantenemos una actitud dudosa, pero pensamos que puede que no seamos así
lejos de la verdad si planteamos la hipó tesis de que los masoretas y sus seguidores han
buscado -y lo está n haciendo-
todavía estoy tratando de captar algú n mensaje en un término que tal vez no era
portador de significados distintos de los que representaba de forma exclusiva: un nombre
¡propio!
Intentemos por un momento olvidar que este tema pertenece al texto considerado sagrado.
gran parte de la cultura occidental y, como estamos acostumbrados a hacer, planteémonos
preguntas
posiblemente libre de condicionamiento secular:
• ¿Qué pasaría si alguna cultura primitiva contemporá nea a nosotros y dotada
de un sistema de escritura que reproduzca por escrito el sonido del nombre FRANCESCO, o
un
¿Algú n otro nombre propio, perteneciente a un occidental?
• ¿Qué pasaría si después de algunas décadas sus “ensayos”, a partir de signos escritos
– que en ese caso sería el resultado de una simple transcripció n de sonidos
consonantes
como FRNCSC – quería obtener o reconstruir algunos de ellos
¿significado?
• ¿Qué producirían estos exegetas si se dejaran influenciar por la tentació n?
¿Encontrar significado a toda costa?
• Y los futuros académicos que se ocupen de esa cultura entenderían que yo
Los sonidos con los que se transcribió el nombre Francesco (por ejemplo FRNCSC)
pertenecían
¿A una lengua totalmente ajena (ajena diríamos) a aquella en la que fueron escritas?
• Estos académicos estarían dispuestos a aceptar la idea de que la bú squeda de significado
en el idioma específico de esa població n no lograría ningú n resultado o,
Mejor aú n, conduciría a la formulació n de un nú mero infinito de teorías dentro de las
cuales
¿Sería imposible discernir la verdad?
• ¿Cuá ntos estarían dispuestos a aceptar la idea de que ese hipotético occidental sea
se presentó a la població n simplemente pronunció el nombre "Francesco"
¿Sin querer comunicar nada má s por esto?
• Si la investigació n se realizó varios siglos después de que ocurriera la comunicació n y la
escritura.
del nombre, ¿cuá ntos podrían explicar su verdadero origen?
Un ejemplo concreto de lo que pudo haber sucedido lo encontramos en el llamado "Culto a
la
carga”, fenó meno que ha sido posible estudiar desde su creació n y desarrollo a lo largo del
siglo
ú ltimo y por lo tanto en una situació n casi inesperada para los antropó logos, que han
tenido la
posibilidad de analizar el origen y desarrollo de una forma de pensamiento má gico-
religioso
que contiene muchas similitudes con lo que estamos examinando aquí.
La descripció n del Culto a la Carga se puede encontrar en el Glosario bajo el título “Cargo
(culto al)”; Allá
Aquí nos limitamos a resumir la historia que constituye un posible paralelo interesante con
la
nuestro objeto de examen.
En las décadas de 1930 y 40 del siglo pasado llegaron a las islas de Vanuatu (entonces
Nuevas Hébridas)
de los soldados estadounidenses que tenían la tarea de defender el archipiélago de un
posible
Invasió n japonesa. Uno de estos militares era negro y los habitantes del archipiélago se
vieron afectados
incluso desde su piel oscura, comenzaron a considerarlo un ser divino: esperaban su
regreso;
le dedicaron un templo; han conservado algunos objetos que le pertenecieron como
reliquias
pertenecía; El jefe tribal de la época dijo má s tarde que había soñ ado con el dios americano
después de estos
ya no estaba y desde ese momento fue considerado un “profeta de Dios”.
Tras su partida, esta “deidad” comenzó a ser adorada bajo el nombre de “Jonfram”.
Desgraciadamente, siguen existiendo algunas incertidumbres sobre el origen del nombre
en sí, ya que no ha sido posible determinarlo.
para determinar si nació de la figura de un ú nico americano llamado John Frum o si
este nombre deriva del hecho de que se presentó como “Juan de América”: en cada
caso, después de su partida los lugareñ os recordarían y mantendrían el sonido
Jonfrum/Jonfrom/Jonfram identificá ndolo como el nombre de ese “dios” llegado en
particular.
desde arriba con tanta disponibilidad de bienes.
En la isla de Tanna, cada añ o en el mes de febrero se celebra el “Día Johnfram”
del cual los participantes desfilan luciendo camisetas con la inscripció n TA USA (Tanna USA
Ejército): el evento se celebra el día 15 porque se cree que este “Dios” regresará justo en
ese aniversario, pero en un añ o no especificado.
Un culto en el que un nombre propio y una frase asociada a él parecen haberse convertido,
en el
pronunciació n de los habitantes de las islas Vanuatu, el nombre de un “Dios”: “Jonfram”,
término acuñ ado
por los isleñ os para identificar su nueva "divinidad", pero que no significa en el idioma local
¡absolutamente nada!
• ¿Podemos pensar que la misma suerte corrió el término “Yahwèh”?
• Estamos tan lejos de la realidad si la vemos como la representació n léxica de
sonido con el que los Elohìm pronunciaron su nombre en una lengua tan lejana y
diferente de la del pueblo y de los autores bíblicos?
• Cuando fue pronunciada por primera vez, en tiempos de Enó s (Gén 4,26), el hebreo
Ni siquiera existía y nos gustaría decir que incluso cuando Moisés lo escuchó , el hebreo no
lo escuchó .
todavía estaba formado: ¿qué idioma hablaban aquellas personas cuyas familias vivían?
siglos en Egipto y que Moisés había sacado? ¿Amorreo, arameo o egipcio?
De nuevo el prof. Garbini responde a esta pregunta: «Las tribus israelitas […] tuvieron que
hablar alguna forma de arameo"!
• ¿Qué valor tiene preguntar qué podría haber significado ese término en “hebreo”?
que se pronunció cuando ni siquiera se hablaba ese idioma?
En resumen…
Las hipó tesis que hemos formulado son congruentes con la figura de los Elohìm que
emerge en
esta obra nuestra: un individuo de carne y hueso que no se preocupaba por la teología o la
espiritualidad
y por lo tanto ni siquiera tenía la necesidad o el deseo de insertar significados o valores
detalles en su nombre: no olvidemos que afirmó explícitamente que “no habla
mediante enigmas” (Nm 12,8).
A la petició n de Moisés habría respondido utilizando términos que pudieran interpretarse
así: Moisés y el pueblo deben reconocer que "él" es quien propuso la alianza y quien
siempre "él" seguirá cumpliendo lo que prometió , mientras el pueblo lo haga
asimismo. Una especie de: “Soy lo que soy y no pidas má s, solo haz lo que quieras
compite."
Aquí tendríamos, sin sorprendernos, esa actitud típica que se da en el contexto de un
acuerdo
que sostiene el contratista fuerte hacia la contraparte decididamente subyugada. Pero el
comportamiento de los Elohìm a lo largo de la historia del pueblo constituye una verdadera
testimonio de esta superioridad impuesta también con cierta soberbia continua, que
llegó incluso al castigo má s drá stico para quienes no obedecieran.
Só lo una visió n tan benéfica como injustificada ve en las normas contenidas en la alianza la
resultado de una negociació n o discusió n libre entre dos contrapartes, de la que surgió
una mediació n sobre contenidos: en la Biblia tenemos una transmisió n directa de
directivas a
que só lo podía obedecerse. Una verdadera imposició n de reglas y ó rdenes.
incuestionable, que só lo se define incorrectamente como una alianza.
En esencia, si la realidad es lo que estamos asumiendo, el tetragrá maton YHWH puede no
ser
no significa nada en el idioma hebreo en el que fue escrito, sino ser, segú n el Culto del
carga, la interpretació n léxica y fonética simple de los sonidos que componían un nombre
propio
perteneciente a una lengua diferente. Un nombre sobre el que trabajó la tradició n posterior
incesantemente para encontrar o definir contenidos, significados e indicaciones de orden
desde cero
teoló gicos, ontoló gicos, metafísicos... los mismos que creemos que han sido absolutamente
ausente en los pensamientos, elecciones, objetivos y comportamientos de los Elohìm que
dijeron de
llamarse Yahvé.
Pensamos que, entre la variedad de interpretaciones que han surgido a lo largo del tiempo,
la que
que hemos presentado aquí no tiene menos dignidad que los numerosos otros propuestos
por los filó logos,
exégetas y teó logos.
Quizá s el futuro aporte claridad o, al menos, eso esperamos.
Lo "sagrado" materialista y el concepto de "anarquía"51
La reflexió n sobre el nombre de Yahwèh no debe hacernos olvidar que él era uno de los
Elohìm y
que en este capítulo estamos tratando con el monoteísmo.
Volvemos dedicando la ú ltima parte a un concepto que aparentemente se presenta como
desconectada mientras que en realidad se entenderá có mo la actitud anarquista es
estrictamente
vinculado a la ausencia de una elaboració n teoló gica que parta de la idea de un solo "Dios"
y
espiritual.
Nos gustaría señ alar que aquí se presentará una interpretació n muy particular de la
anarquía en lo sagrado:
un acercamiento a los problemas que surge de la costumbre de realizar traducciones del
hebreo al
bú squeda del posible significado original, libre de las superestructuras interpretativas de
las que
normalmente se cargan los llamados textos sagrados.
Algunas aclaraciones son esenciales.
Cuando se tratan temas relacionados con lo sagrado, la espiritualidad, la hipó tesis de lo
trascendente, es
absolutamente necesario comprender la posició n del escritor, para no caer en
malentendidos: los contenidos y la experiencia que determinan son en realidad demasiado
delicados.
La persona que escribe aquí lee el Antiguo Testamento con la misma actitud con la que lee
los escritos.
pertenencia similar a otras formas de pensamiento religioso, como el Libro tibetano de los
muertos o
el egipcio o tal vez incluso el ugarítico - sin atribuir patentes de verdad exclusiva a
esto o aquello: actitud debida a la conciencia de que la verdad es sumamente
difícil de alcanzar, como lo demuestra toda la historia de las religiones del mundo.
Por tanto, el escritor se define a sí mismo como agnó stico: es decir, cree que no sabe y, en
consecuencia, que no sabe.
tienen verdades que ofrecer, pero se limitan a investigar siempre, utilizando las
herramientas mencionadas
proporciona, en la creencia de que la investigació n que pretende ser definida como
verdadera se origina en la duda,
de la pregunta, y sigue el camino de las diversas posibilidades, permaneciendo abierto a
cada hipotético
desarrollo, incluso el má s inesperado. La prá ctica del sképtomai, por tanto, no se entiende
como un ejercicio de
duda como un fin en sí mismo (escepticismo destructivo), sino como una actitud
constructiva que tiende a
no se involucre en ilusiones potenciales que se vuelven aceptables por su aparente
capacidad de
dar respuestas a preguntas fundamentales.
Finalmente, el escritor habla de lo "sagrado" apegá ndose al significado original del término
con el que se refiere.
indicaba –tanto concreta como metafó ricamente– algo “definido” que estaba por llegar.
circunscrito física o conceptualmente con el propó sito de ser "separado y dedicado a...". Sí
Pronto veremos cuá n relevante es este significado para el pensamiento judío y el Antiguo
Testamento en
particular.
Esta definició n de “sagrado” no incluía originalmente aquellos valores como santidad,
espiritualidad, trascendencia… que le fueron específicamente atribuidas posteriormente
de inclusió n dentro del mundo religioso.
Para dar un ejemplo trivial pero clarificador, digamos que en la sala donde un orador habla
el
la mesa donde se sienta es "sagrada" en el sentido de que está identificada, separada del
pú blico, reservada para quien
tiene una funció n específica y está prohibido para otras personas presentes. Si alguien del
pú blico
tiene intenció n de sentarse allí, le invitamos a ocupar los asientos previstos a tal efecto:
recordamos por
Por cierto, Ró mulo no fue tan cortés con su gemelo que se atrevió a cruzar el surco con el
que
había definido la tierra elegida como "sagrada", haciéndola así inviolable.
Este “sagrado” no tiene ni puede tener un principio ú nico y absoluto; es algo "sagrado"
se define, especifica, acepta convencionalmente y posteriormente
respetados, bajo pena de sufrir consecuencias de diversa gravedad, por la simple invitació n
a
alejarse hasta el punto de una muerte irreparable.
Un cordero se vuelve “sagrado” cuando es elegido dentro del rebañ o para ser destinado
(consagrado) a un rito; un á rea se vuelve "sagrada" cuando la eliges y la delimitas con una
valla
y está destinado a funciones específicas. Recordemos aquí lo dicho unas pá ginas antes
sobre la
territorio "sagrado" que estaba ubicado en el monte Oreb/Orev: un á rea reservada para
Elohìm, no
accesible a personas ajenas. En la presentació n de Levítico curada por Mons. Gianfranco
Ravasi,
está escrito que…
El concepto de santo o sagrado que subyace a esta visió n teoló gica es a la vez precioso y
arriesgado. […] Precioso porque […] distingue claramente el á mbito de Dios del creado […]
Arriesgado porque puede introducir una separació n excesiva entre lo sagrado y lo profano,
considerando prá cticamente impuro e inú til todo lo que está fuera del á mbito sagrado y
puro. lo que se incorpora en él es precioso [...] este riesgo surge aquí y allá en el libro de
Levítico, especialmente cuando [...]
llega a una especie de materialismo sagrado.52
La citada presentació n también pone énfasis en el riesgo de fundamentalismo que tiende a
relegar
en una zona de sombra e impureza todo lo que quede fuera de la acció n ritual realizada
correctamente.
Dado que una acció n ritual ejercida incorrectamente puede provocar la muerte53, no
tenemos dudas al respecto: la visió n materialista de lo sagrado representa sin duda una
riesgo para el hombre de fe, pero constituye una clara normalidad y en absoluto
problemá tico para quienes realizan una lectura secular y desencantada de los textos
bíblicos.
Lo "sagrado" entendido como valor espiritual, trascendente y absoluto, es evidentemente
puesto en
discusió n. De hecho, nos encontramos ante un "sagrado" relativo y, por tanto,
necesariamente aná rquico.
es decir, no referirse a un principio que se impone con evidencia indiscutible.
El pensamiento judío está impregnado de este valor particular; los libros del Antiguo
Testamento que
cuentan sus orígenes son portadores de esta "anarquía de lo sagrado" hasta el punto de que
Ghershom
Scholem, aunque profundo cabalista, podría afirmar que quien encuentra una visió n en la
Torá
El espíritu espiritual de Dios es víctima de una ilusió n.54
La lectura literal de los textos de los orígenes de la llamada "religió n judía" permite
incluso - en relació n con lo dicho anteriormente sobre los posibles desarrollos de la
investigació n real
– llegar a la conclusió n de que “Dios” no existe: bastantes pensadores judíos han
hizo suya esta declaració n aparentemente inaceptable.
En pocas palabras -y aunque conscientes de la necesidad de realizar má s investigaciones y
mayor articulació n –podemos recordar algunos ejemplos indicativos:
• Baruch Spinoza afirma “Deus sive natura” determinando una identificació n de facto
que excluye la existencia de un “dios” separado;55
• una tesis cabalística señ ala la perfecta correspondencia gemá trica entre los términos
Elohìm y
Hatevah (Dios y la Naturaleza) viniendo a identificarlos y así negar cualquier posibilidad,
aunque só lo sea teó rico, de trascendencia;56
• Arturo Schwarz, experto en Cabalá y alquimia, se define como "judío y ateo" sin
captar cualquier contradicció n en esta aparente paradoja.57
Creemos que podemos decir que el judaísmo no es una religió n de fe sino una religió n de
fidelidad:
fidelidad a un pacto firmado libremente y que só lo pasó a ser vinculante después de la
liberació n
aceptació n.
No se trata, pues, de esa verdad que los sistemas religiosos hacen suya y que ellos plantean
como
indiscutible; no es la verdad que los griegos definieron como epistémica porque era capaz
de imponerse;
es una verdad que mantiene las características de lo "relativo" ya que se puede poner en
prá ctica constantemente
discusió n, como sucedió en toda la historia de la formació n del pueblo de Israel narrada
en la Biblia.
El concepto de "sagrado" aquí representado encaja perfectamente en esta actitud.
La comida [kosher], por ejemplo, es comida sagrada porque es "apta para el consumo"; este
es el significado de
término - y no porque tenga algú n "otro" valor del que en realidad no se sabe nada, si
no lo que le atribuye la imaginació n de numerosos intérpretes, a menudo irrespetuosos
de la carta. El Shabat es sagrado porque está "separado" de los demá s días: el sá bado nos
abstenemos
de realizar cualquier actividad que signifique el dominio del hombre sobre la naturaleza;
Este
La actitud que separa ese día de todos los demá s se considera la base del ser.
judíos.58
De ahí la posible, y quizá s inevitable, anarquía.
Sin embargo, no debemos cometer el error de interpretar este término en el sentido comú n
que lo vincula
casi siempre a una situació n caracterizada por el desorden, la violencia, el caos social, la
ausencia de
reglas morales o incluso simplemente civiles, desorden interno... Nada de esto está
presente en el Mundo Antiguo
Testamento, de hecho nos encontramos aquí en el polo opuesto: el judaísmo es
potencialmente aná rquico
porque rechaza el principio de una autoridad irracional, está tica, arbitraria y generativa
lo mismo que el caos.59
El pensamiento judío tiende hacia un orden racional que de vez en cuando es analizado,
aceptado,
basado en el conocimiento experimental y no en la fe ciega en "otras" verdades,
tal vez dogmá ticamente definido, al que só lo se puede relacionar con una actitud de
aceptació n o rechazo.
Fromm ya había destacado el cará cter antidogmá tico de la ley judía; a
particularidad que surge de la determinació n de pensar con la propia cabeza, no de
someterse, sin razones racionales precisas, a una autoridad superior. De aquí también
la originalidad de la religió n judía, que no incluye la figura del intermediario entre el
hombre
y una deidad superior: el Rabino no es el Sacerdote, cuya iniciació n/consagració n se ve
en el cristianismo como portador de poderes especiales capaces de "actuar" sobre los fieles
(bautismo,
confirmació n, unció n, etc.). El Rabino es quien estudia y trata de comprender las palabras
de
una Alianza para garantizar ese respeto que siempre y en todo caso es atribuible a
responsabilidad del individuo y del pueblo en su conjunto.
Vale la pena subrayar que un [midrà sh] muy interesante parece profundizar en lo que es
contado en los capítulos 32 y 33 del Deuteronomio, cuando recuerda có mo Dios (los
Elohìm)
ofreció la Torá a otros pueblos y có mo só lo después de su negativa decidió proponérsela a
otros pueblos.
¡Israel! El pueblo lo aceptó declarando que siempre daría importancia al "hacer": practicar,
entonces, ¡antes de la teoría!
Resuenan aquí las palabras de Martin Buber y Wittgenstein, quienes sostenían que "Dios"
No tienes que hablar porque tienes que actuar con él. Las palabras de un amigo también
resuenan aquí
judío –un practicante cercano que conocí en la Sinagoga durante una visita– que me dijo:
«Nosotros
Bá sicamente no sabemos nada sobre lo que nos espera después de la muerte porque
nuestro dios no lo sabe.
en realidad nunca nos habló de eso. Al final de la vida la recompensa por haber sido un
hombre justo
Por tanto, será para nosotros... haber sido un hombre justo."
Ser justo: actuar de acuerdo con un Pacto libremente aceptado.
Esta libertad de elecció n – posible só lo en presencia de una verdadera anarquía (ausencia
de un
principio absoluto capaz de autoimponerse por su evidencia) – no fue concedido en el
ú nico
momento de sus orígenes y por tanto entendida como una opció n ú nica e irrevocable, pero
ha vuelto
constantemente en la historia de Israel: recordamos la libre elecció n propuesta por Josué
con
relativa libertad para negarse.
Por otro lado, a pesar de la presencia de un supuesto monoteísmo que el sacerdocio
jerosolimitano entendía
imponer, los testimonios documentan có mo se generalizó el culto a otras "deidades"
practicado e incluso tolerado tanto en el reino del Norte como en el del Sur (2 Reyes 10; 2
Reyes 23) y que
al menos hasta la época de Josías (finales del siglo VII a.C.) el culto a Yahwèh no era
absolutamente exclusivo.
Una actitud que confirma la ausencia de una visió n monoteísta original y, al mismo tiempo,
entra plenamente dentro de un concepto de "anarquía" atribuible a un pueblo considerado
"sagrado"
(elegidos y separados de otros pueblos, como se explica en el capítulo titulado “Pueblo de
propiedad") y, sin embargo, libre de principios que no son el contenido de una libre
adhesió n a un pacto.
Esta forma de vivir sin someterse a un principio absoluto representa la especificació n
Anarquía del judío: una herramienta diaria de respeto por el pensamiento propio y ajeno.
continuo devenir necesario, siempre susceptible de aná lisis, crítica e incluso dudas.
En la Biblia los judíos criticaban abiertamente a sus Elohìm y a menudo tenían dudas.
Indujeron a otros a seguirlo, só lo para luego retractarse de su decisió n y comenzar a
servirle nuevamente. Libertad,
con el consiguiente rechazo a cualquier autoritarismo, y la determinació n de "partirse los
pelos de punta".
cuatro” fueron claramente indicadas como condiciones necesarias para abordar el
comprensió n de los textos. Constituían ese método de estudio de los escritos talmú dicos
que era
considerada una de las 48 virtudes necesarias para aprender Torá ; consistió en
Practique siempre el estudio con al menos dos personas, para tener una posibilidad
continua de prá ctica.
dialéctica dentro de la cual un argumento que prometía poner fin a una disputa
interpretació n se consideraba una dificultad, [kushià ], mientras que un argumento que
ponía en duda
discusió n, todo el asunto fue considerado una especie de solució n, [terù tz].60 El Antiguo
Testamento es
por lo tanto hijo de tal mentalidad y sabemos que, si lo consideramos como un libro de
historia, reserva bastantes sorpresas.
35 Véase al respecto el ensayo Oltre la mente di Dio, de Alessio y Alessandro De Angelis
(siempre publicado por nuestra editorial, Ed.).
36 También hay hipó tesis que sitú an todos los acontecimientos bíblicos en otros entornos
geográ ficos: sí
a este respecto ver los trabajos del prof. Enviado cit. en Bibliografía.
37 El libro que cambiará …, op. cit.
38 Clark M. Rabbi, Etimoló gico…, op. cit. en Bibliografía.
39 Véase el capítulo Propiedad.
40 Lo que mi querida amiga teó loga Ilaria Cardelli ha pensado oportunamente en señ alar y
transmitir (LA 35, 7-26, Jerusalén 1985).
41 A este respecto, véase también Russo B., Schiavi degli dei, op. cit. en Bibliografía.
42 «Il Tempo», 19 de enero de 2003.
43 El libro que cambiará …, op. cit.
44 Garbini G., Historia e ideología…, op. cit. en Bibliografía.
45 Véase Baldacci M., op. cit. en Bibliografía.
46 Véase Deiana, Spreafico, Guía de estudio…, op, cit. en Bibliografía.
47 Véase Niccacci A., op. cit.
48 Notas sobre lexicografía judía, op. cit. en Bibliografía.
49 Op. cit. en Bibliografía.
50 Introducció n a las lenguas semíticas, op. cit. en Bibliografía.
51 Tomado del estudio publicado por el autor sobre: La anarquía de lo sagrado (Bietti
Media, Brescia
2010).
52 BIBLIA EMAÚ S, Ed. San Paolo, Cinisello Balsamo 1998.
53 Ver informació n sobre los hijos de Aaró n en la pá gina. 182.
54 Citado de: Quinzio S., La derrota de Dios, Adelphi, Milá n 1992.
55 Véase Ethica Ordine Geométrico demostrata.
56 Véase Schwarz A., Yo también soy judío, Garzanti, Milá n 2007.
57 Véase Schwarz A., op. cit.
58 Véase I. Grunfeld, Lo Shabbath, Giuntina, Florencia 2000.
59 Véase A. Schwarz, op. cit.
60 Véase A. Schwarz, op. cit.
7
[segullah soy]
propiedad de personas
El concepto de "pueblo elegido" es extremadamente delicado porque su interpretació n
incorrecta, o
una representació n parcial, puede llevar fá cilmente a apoyar tesis que, en cambio, son
extrañ os. Se presta a lecturas instrumentales que, lamentablemente, a veces pueden
utilizarse para
justificar posiciones racistas en ambas direcciones: desde dentro de los “elegidos”
hacia afuera y viceversa, con todas las dramá ticas consecuencias que la historia tiene para
nosotros
lugares destacados y aú n ante nuestros ojos.
Un aná lisis cuidadoso de los orígenes de este concepto puede conducir a desactivar la
bomba que está
siempre dispuesto a estallar con efectos má s o menos devastadores segú n los momentos
histó ricos en los que
se produce la explosió n.
Como suele suceder, la posible verdad te libera, destruye los cimientos sobre los que está s.
construir tesis contradictorias y traerte de vuelta a una realidad desde la cual entiendes
que es necesario
revisar posiciones tradicionales que está n erró neamente arraigadas y generalizadas.
Veamos primero có mo este concepto está representado por esa parte del pensamiento.
judaico que sustenta su validez y las consecuencias que de ella se derivan. Por ejemplo,
escribes – e
también con razó n: que «desde hace dos milenios la Iglesia ha pretendido sustituir a Israel
como
pueblo elegido, inventando doctrinas humanas e interpretaciones erró neas, negando sus
propios
raíces judías y vaciar el mensaje apostó lico de su judaísmo".61 Para continuar
esta apropiació n indebida, la Iglesia tuvo que afrontar el problema de la evidente
Imposibilidad de reconciliar las profecías bíblicas con la veracidad afirmada de la religió n.
Cristiano; Por lo tanto, intentó resolver el problema procediendo con uno real.
invenció n engañ osa e infundada: teorizó y hizo una distinció n entre un Israel
un Israel físico (el pueblo actual) y un Israel espiritual, es decir, la Iglesia misma, que se
convertiría en el
destinatario definitivo y ú nico de las promesas hechas al Israel físico.
Los judíos señ alan con razó n que la solució n a este problema debe buscarse
exclusivamente en las escrituras que, inequívocamente, hablan de un solo pueblo
elegido, compuesto por dos entidades muy distintas y separadas: la Casa de Judá y la Casa
de Israel, la
los ú nicos con derecho a constituir la Asamblea de Israel.
Como puede ver, no es fá cil resolver el problema.
Pero la hipó tesis seguida en este libro tal vez pueda ayudar a arrojar algo de luz y explicar
que la "elecció n/elecció n" de un pueblo entre muchos tiene una interpretació n mucho
menos posible
edificante de lo que comú nmente se cree y que fue dictado por poca motivació n
tenían que ver con altos propó sitos religiosos y/o espirituales: la hipó tesis de hecho
predice
la existencia de varios Elohìm que, luchando entre sí, competían por el control de los
territorios
ubicado en la llamada "media luna fértil".
La Biblia parece tratar exclusivamente de estos.
Entonces, ¿cuá ndo y có mo se produce esta “elecció n”?
Leamos un pasaje que nunca se tiene suficientemente en cuenta, pero sobre todo que nunca
aparece.
analizados en términos de có mo las acciones se atribuyen a actores individuales. La visió n
monoteísta
de hecho, pretende simplificar, eliminar cualquier posibilidad de hacer preguntas,
devolviendo a aquel lo que quizá s no se pueda rastrear.
El capítulo 32 de Deuteronomio es conocido como el Cá ntico de Moisés: celebra la grandeza
de
Yahwèh magnifica sus obras recordando todo lo que ha realizado en toda la historia de
creó , pero sobre todo lo que hizo por Israel.
En toda la composició n “Dios” es abordado por el término
, Yahvé, a menudo acompañ ado
por un atributo que lo identifica como exponente específico de la hueste de Elohìm:
[elohénu] “nuestro señ or”, “el de los Elohìm que es nuestro”. También es llamado
[el] o
[elohà ], entradas que indican en singular uno de los miembros del grupo Elohìm (ma
esto fue dicho en el capítulo correspondiente): Yahwèh es, por tanto, ese Elohìm específico
que
gobierna sobre el pueblo de Moisés.
Sin embargo, en el versículo 8 el tema de la acció n parece no ser el mismo; ya no se llama
Yahvé. En ese pasaje nos referimos a alguien que está realizando una tarea con normalidad.
reservado para los gobernantes en jefe y, en esa ocasió n específica, Moisés abandona todos
los demá s
Definiciones para utilizar un término que defina una posició n jerá rquica clara:
[Elió n],
“alto, superior, lo má s alto”. Leamos el pasaje (Dt 32,8):
La primera parte del versículo establece claramente que el [Eliò n] (“el que está arriba”)
considera yo
[goìm], es decir, extranjeros, una herencia a repartir, un conjunto de bienes/pueblos de
del que estamos autorizados a pensar que tenía disponibilidad y del que, por tanto, podía
tomar libremente decisiones, incluida la de dividirlos y asignarlos en herencia a
alguien.
En la Biblia el término [eliò n] es a menudo un adjetivo que indica “alguien o algo que es
arriba, en lo alto, que es superior”. Disponemos de varios ejemplos de uso con esta
especificació n.
valencia:
• en Dt 26,19 la definició n de "superior" respecto a los demá s es inequívoca: en este
verso específico [eliò n] se usa para definir al pueblo de Israel que "será superior
por fama, por nombre y por honor a otros pueblos”;
• en Ez 41,7 identifica el "piso superior [eliò n]" de una casa;
• en Jos 16.5, en 1Cr 7.24 y en 2Cr 8.5 indica una ubicació n fronteriza, [Bet-Horó n], que es
dividido en una parte “superior” [eliò n] y una parte “inferior”;
• en Is 36.2 se hace referencia a un grupo definido [elionà ] como "superior".
Sabemos, pues, que [eliò n] no es el nombre identificativo de un individuo, sino un término
que
indica un puesto, una funció n, una cualidad, y con esta adquisició n volvemos al capítulo
32 de Deuteronomio para continuar leyendo los versículos 9-12.
La atribució n de herencia hecha por "el que está arriba" ha provocado una divisió n de los
pueblos
dentro del cual llegamos a conocer:
El término
[chevèl] significa “cuerda” e indica por extensió n una “porció n de territorio
medido con la cuerda", por lo tanto un á rea precisa y delimitada en sus límites. El verso nos
dice
por lo tanto, el territorio y el pueblo descendiente de Jacob han llegado a ser herencia
personal de
Yahwèh y llegaron a serlo tras la divisió n hecha por el "superior".
Inmediatamente después, continuando su relato, Moisés relata que Yahwèh:
Yahwèh encuentra pues a Jacob con su territorio, "ú nica y exclusivamente eso", y lo deja
lo cuida con mucho mimo: pero ú nica y exclusivamente de eso.
Por tanto, no tiene nada que ver con una elecció n que tiene características universales y
cuyo propó sito
el ú ltimo está representado por toda la humanidad a quien debe llegar un mensaje
global a través de un pueblo elegido y destinado a esto: es un pueblo pequeñ o
elegido por uno de los muchos Elohìm que, como todos sus compañ eros "dioses", cuida el
territorio
que le ha sido asignado y sobre el cual debe construir mejor su vida en el planeta Tierra.
El siguiente versículo 11 nos dice que Yahweh se comporta como á guila que incita a su
cría, extiende sus alas, lo lleva al vuelo, y luego el texto especifica que (versículo 12):
La tradició n explica la elecció n del ó rgano genital como lugar de la circuncisió n con el
hecho
que, junto con el precepto de la mula, "Dios" había ordenado a Abraham que fuera
intacto (Gen 17.1) y el prepucio es la ú nica parte del cuerpo que se puede extirpar sin
causar una verdadera mutilació n.
Sin embargo, no podemos dejar de notar otro aspecto que la tradició n no aborda
el acento: el resultado de la circuncisió n es un signo físico, claro, oculto, pero
verificable si es necesario. Los adherentes de la alianza así identificados podrían ser
mantenidos
también bajo control desde un punto de vista numérico, como ya hemos observado al
examinar el
historia de Sodoma y Gomorra en el trabajo anterior. Y nos parece que no podemos
evitarlo.
de dar crédito a las palabras de quienes lo impusieron; de hecho, es el mismo Yahvé quien
afirma, sin
sin dudas interpretativas (Gen 17, il):
Como si eso no fuera lo suficientemente claro, en el siguiente versículo 14 da una orden
extremadamente duro que literalmente dice así: «Un varó n incircunciso […] será cortado
su vida ha desaparecido de su pueblo: ha roto mi alianza."
No hay duda: el prepucio cortado es el signo fundamental de pertenencia al grupo
aliados y cualquiera que no lo use es cortado (¿muerto?).
Sabemos bien que esta operació n en el prepucio también tiene cierto valor higiénico.
secundario en un sistema de vida en el que no era fá cil seguir ni siquiera las prá cticas má s
simples de
limpieza personal. Pero los dos aspectos no son contradictorios; estamos en presencia de
dos
Objetivos conseguidos con un solo acto: fá cil control y prescripció n de afiliaciones.
cuidado de la salud.
Respecto a los cuidados de salud que este Elohìm tuvo para su pueblo, notamos
un hecho que te hace pensar. En el versículo 12 establece que la intervenció n debe hacerse
al octavo día después del nacimiento: ¿por qué el octavo?
El texto bíblico no ofrece explicaciones precisas, pero sí el progreso del conocimiento
médico.
contiene la respuesta probable: exactamente en el octavo día desde el nacimiento de cada
ser
La filoquinona humana (vitamina K, sustancia antihemorrá gica) está presente en la sangre
en niveles elevados.
muy alto, en una cantidad que ya no se alcanza en ningú n otro momento de la vida. Allá
La circuncisió n implica una pérdida considerable de sangre y, por tanto, el octavo día
representa
el momento de menor riesgo, aquel en el que la curació n es má s rá pida gracias a la
presencia de un nivel elevado de fá rmacos antihemorrá gicos en la sangre: debemos
concluir que eso
La prescripció n precisa fue dada por aquellos que evidentemente conocían ciertos
mecanismos de
Fisiología humana. Y podemos decir que ciertamente los conocía muy bien, porque
el hombre fue hecho "a su semejanza y con el [tzelèm]", es decir, con aquel "algo material
que
contenía su imagen”, como nos dice la propia Biblia.66
De hecho, la hipó tesis que seguimos predice que las dos especies tenían fisiologías
similares,
como también se verá en el capítulo dedicado a los aromas especiales que este Elohìm hizo
para sí mismo
prepararse, y esta interpretació n parece una vez má s ló gica y concreta en su
Inmediatez: no requiere atribuciones artificiales de significados especiales o articulados.
interpretaciones.
¿Eran só lo los judíos semitas?
Insertemos ahora otro elemento ú til para iluminar aú n má s el camino que estamos
tomando.
En Génesis 10.21 está escrito textualmente que:
De Sem [Shem] desciende por tanto Ebèr (Evèr) quien a su vez tiene dos hijos, Joktà n y
Peleg.
Este ú ltimo va acompañ ado de una nota muy interesante: se dice de él que vino
llamado así porque (Gén 10,25):
Esta afirmació n se justifica por el hecho de que el nombre Pelèg deriva del verbo [palà g]
que
significa "dividir".
Intentemos ahora reordenar nuestras ideas recopilando en una sucesió n de
acontecimientos lo que nos dice la Torá .
literalmente dice:
• Sem (Shem) es el progenitor de los judíos (los hijos de Ebèr/Evèr) (Gen 10,21);
• Ebèr (Evèr) es bisnieto de Sem (Shem) (Gen 10,24);
• Pelèg es hijo directo de Ebèr/Evèr (Gen 10,25);
• en tiempos de Pelèg la Tierra está dividida (Gen 10,25);
• en la divisió n de la Tierra, el pueblo judío heredó el legado de los Elohìm
llama a Yahwèh y quien, como hemos visto arriba, lo encuentra ya formado y errante
en el desierto (Dt 32,9-12).
Seguimos con paciencia, impulsados por la fascinació n de lo que va surgiendo.
El capítulo 10 de Génesis se conoce como la “Tabla de las Naciones” porque enumera los
descendientes del patriarca que escaparon del diluvio y tiende a explicar có mo fue
reformado por él
humanidad. Contiene las genealogías de los descendientes de Noé divididos en familias que
se dispersaron.
en la Tierra después del diluvio (Génesis 10:32). Ademá s de los judíos -con quienes luego
trata expresamente
toda la narració n bíblica - también está n los pueblos que lucharon duramente contra los
judíos,
liderados por sus respectivos "dioses": los Bealim, los Elohìm extranjeros, los Anunnaki, los
Ilu, los Neteru...
dependiendo del nombre que las diversas culturas hayan dado a sus "venidos
gobernantes".
desde arriba".
Pero este aspecto nos empuja a seguir un camino cuyos resultados pueden parecer
decisivamente
sorprendente y que presentamos con dos preguntas:
• ¿Eran só lo los judíos semitas?
• ¿Y los sumerios…?
humano: el mestizaje entre las dos razas no agrada en absoluto a “Dios” (versículos 3-5 y
13).
Por ahora tenemos los siguientes elementos:
• el mestizaje es un hecho absolutamente reprobable y perjudicial;
• “Dios” decide exterminar al hombre con el diluvio;
• segú n Enoc, Noé está destinado a restaurar a la humanidad.
Sigamos con dos declaraciones muy importantes. La primera: Noé es definido (Gen 6,9)…
Generalmente este versículo se interpreta en un sentido puramente ético, pero algunos
términos
permitir la introducció n de una interpretació n diferente. el término
[tamìm] del verso
9 significa “íntegro, completo, sin imperfecciones, sin defectos” y se usa con estos
significados
varias veces en el Antiguo Testamento (Jos 10,13; Ex 12,5…).
el verbo [tamà m] del que deriva indica "estar completo, no faltar piezas...".
Dado que las relaciones sexuales prohibidas habían provocado muchas imperfecciones y en
cada caso determinó la pérdida de la pureza original, parece encontrarse aquí ante una
individuo cuya integridad genética se enfatiza fuertemente.
• Sus peculiares características físicas quizá s documenten la sustancial diversidad
(«perfecto entre sus generaciones» dice el verso) del resto de la raza humana que
en cambio, ¿ya no estaba "genéticamente intacto" como los Elohìm hubieran querido?
• Fue verdaderamente producto de la inseminació n artificial realizada a Bitenosh, el
¿La esposa de Lamec?
El nombre Noé deriva del verbo [nù ch] que significa "permanecer, permanecer": designa,
por tanto, a quien
estaba destinado a sobrevivir a la destrucció n total; tal vez incluso desde el momento de
concepció n fuera de lo comú n.
La segunda declaració n dice (Gen 6, il):
Este pasaje dice que la Tierra se había "corrompido" y el verbo tiene el significado principal
de "ser
dañ ado irreversiblemente”.77
Sabemos bien que las indignidades morales son siempre y en cualquier caso reversibles,
perdonables,
recuperable; Incluso los peores pecadores pueden encontrar el camino hacia la redenció n.
• Entonces, ¿qué había sucedido que fuera tan grave como para considerarse “irreversible”?
• el proceso de mezcla tal vez había alcanzado niveles que ya no se podían recuperar – e
por lo tanto inaceptable - para los Elohìm que vieron comprometida su gran obra
programació n genética hacia esa especie que él había creado y que
¿Debería haber permanecido distinto del de los "creadores"?
• ¿Da esto lugar al deseo de borrarlo todo y empezar de nuevo con una "semilla pura"?
No podemos estar seguros, pero la historia del arca en la que salvar especies vivas es cierta
proporciona otras pistas. Los Elohìm le dicen a Noé (Gen 6,14-19) que construya un arca:
La hipó tesis que estamos siguiendo predice que Noé fue considerado (o incluso había sido
generado) genéticamente intacto con el objetivo preciso de restablecer la pureza genética.
• En la dificultad logística de ver cientos de animales surgir y convivir
de especies vegetales en ese gran barco, podemos pensar que la pureza genética
se restableció "simplemente" con la conservació n del ADN de los distintos
¿especies?
• Noé tuvo que presentar
[shnà im] “dos”, es decir, una pareja para cada esencia
ser vivo, y ¿qué es el ADN sino un par de hélices que conservan el ADN?
características de un ser vivo?
• ¿Trajo entonces Noé consigo las matrices genéticas de las distintas especies? (Ver Vive en
Glosario)
• Esto es lo que los autores antiguos querían decirnos usando categorías conceptuales
¿Y las herramientas lingü ísticas que tenían a su disposició n?
• Podemos pensar que el arca de Noé fue la precursora de lo que está sucediendo
con los proyectos Frozen Ark y Svalbard Global Seed Vault, que pretenden preservar
semillas de plantas y ADN animal provenientes de eventos catastró ficos capaces de poner
en peligro
¿vida en la Tierra?78
No existe una respuesta cierta y documentada -al menos no nos pertenece- pero sí el
significado.
Los términos literales y las consistencias ló gicas no permiten la eliminació n con términos
superficiales.
asumir esta posibilidad.
Las tribus de Israel
La historia del pueblo de Israel fue narrada por los autores bíblicos sobre una base
claramente ideoló gica
y con una evidente impronta nacionalista. Por tanto, los objetivos perseguidos requerían la
presentació n de una estructura étnica y civil unitaria y coherente caracterizada por la
continuidad
capacidad temporal y geográ fica capaz de dar a ese pueblo el cará cter de unicidad derivado
de
elecció n, de la elecció n que le habría interesado exclusivamente.
Pero, ¿consiguieron su objetivo los distintos autores que intervinieron en el texto?
Examinamos aquí só lo un aspecto, posponiendo para un aná lisis má s preciso y extendido a
otros futuros.
trabajos.
Nos preguntamos: ¿existieron realmente 12?79 tribus
En Nú meros 1 tenemos una lista de representantes de cada tribu individual con los que
tendrá n que lidiar.
Del censo del pueblo en el desierto y las tribus mencionadas son: Rubén, Simeó n, Judá ,
Isacar,
Zabuló n, José, Benjamín, Dan, Aser, Gad y Neftalí.
Las tribus oficiales son, por tanto, las.
El autor bíblico divide entonces la tribu de José y crea dos, dependientes de sus dos
sus hijos, Efraín y Manasés. el nú mero vuelve a 12.
Sin embargo, la tribu de Leví no está incluida en el censo, aunque es fundamental para las
tareas
realiza servicio directo a los Elohìm.
Con Leví las tribus son, por tanto, 13.
Tenemos que pensar que Levi queda fuera del cá lculo porque el nú mero tenía que ser
necesariamente el día 12.
Este truco se repite en Deuteronomio 33; Moisés bendice a las tribus y esta vez
introduce el de Levi pero deja afuera a Simeone: de esta manera seguimos respetando el
nú mero 12 que realmente tenía que ser importante y los autores bíblicos necesitaban
todavía hacer que encaje de alguna manera.
¿Por qué? La hipó tesis má s acreditada parece ser la siguiente. La elecció n de 12 fue con
cada
probabilidad relacionada con la divisió n del añ o en 12 meses y con la necesidad funcional
de
asignar a cada distrito territorial la tarea mensual de proveer alimentos y servicios para la
tribunal de Jerusalén: de forma rotativa, a lo largo de 12 meses, cada distrito tendría que
prever
esta tarea.
En definitiva, en los distintos pasajes bíblicos era necesario conciliar la divisió n del
territorio realizada en la época
de la constitució n del reino con el momento de la formació n del pueblo, de ahí las tribus
tenía que haber 12: el nú mero tenía que regresar y encontrar su justificació n histó rica,
un origen que se remonta al momento del comienzo.
Pero no siempre cuadra; A menudo esta necesidad se les ha escapado a los propios autores
y a menudo a los
Los nú meros no quieren saber có mo presentar.
En el libro de Jueces, capítulo 1, las tribus se enumeran nuevamente en el siguiente orden:
Judá , Simeó n, Benjamín, José, Manasés, Efraín, Zabuló n, Aser, Neftalí y Dan.
Notará s que tanto José como sus dos hijos, Efraín y Manasés, son mencionados, pero
independientemente
esta copresencia injustificada tenemos un total de 10 tribus que, quitando a José, como
deben hacerse de manera consistente, se reducen a 9.
¿A dó nde fueron Rubén, Isacar, Gad y Leví? Con ellos volveríamos a tener 13 tribus, o
incluso a los 14 añ os, si quisiéramos mantener a Giuseppe con sus dos hijos, como hizo el
autor
bíblico.
Pero el mismo libro de Jueces nos ofrece otra rareza; El capítulo 5 se conoce como el
Canció n de Débora y es probablemente el texto bíblico má s antiguo de todos los tiempos.
allí se celebran
hazañ as de los Elohìm y una batalla que resultó victoriosa para los hijos de Israel, pero el
La batalla involucra a 6 tribus que en orden son: Efraín, Benjamín, Maquir, Zabuló n,
Isacar y Neftalí.
Versículos 16-18, que parecen ser una adició n posterior probablemente hecha con
Con intenció n reparadora, mencionan otras tribus que el texto má s antiguo no parecía
conocer: Rubén,
Galaad, Dan y Aser.
El cá lculo fá cil nos dice que, con la inserció n restauradora, somos 10 tribus y ademá s
tenemos dos
que se mencionan con nombres no conocidos en las otras listas: Maquir y Galaad, que
deberían
corresponden a Manasés y Gad.
¿A dó nde fueron Simeó n y Leví?
Podemos pensar que fueron víctimas de la maldició n pronunciada contra ellos en
¿Génesis 49, 5-7? En esos versos los Elohìm critican el comportamiento en particular.
violencia de los miembros de estas dos tribus y predice su dispersió n dentro de Israel.
De ser así nos quedamos en 10, es decir, los realmente mencionados
en la Canció n.
Una confirmació n má s de la fluidez del nú mero y de la verdadera coherencia numérica de
las tribus.
lo tenemos en 1 Reyes 31-32. Los versículos se refieren a Jeroboam, hijo de Nabat, un
hombre
valiente que estaba al servicio de Salomó n quien lo había puesto a cargo del reclutamiento.
Mientras viaja fuera de Jerusalén se encuentra con el profeta Ahías quien le cuenta sus
intenciones.
de Yahwèh: los Elohìm han decidido quitarle el reino a Salomó n, dejá ndole una sola tribu.
La indicació n va acompañ ada de un gesto altamente simbó lico: Ahías rasga su manto.
en 12 pedazos y le dice a Jeroboam que tome 10 de ellos, el nú mero correspondiente a las
10 tribus que
Yahweh se los asignará y se los quitará a Salomó n. El recuento es sencillo: 10 tribus en
Jeroboam, una
solo (Judá ) a Salomó n, total el.
El cá lculo es simple, pero una vez má s no cuadra.
La explicació n probablemente radica en el hecho de que los judíos no eran só lo aquellos
que habían
siguió a Moisés fuera de Egipto, pero, como escribe Giovanni Garbini, profesor de filología
semítica,
También
los exiliados que vivían al margen de la sociedad en una posició n ambigua y que estos
judíos (los babilonios los llamaban khabiru) eran particularmente numerosos en las zonas
y períodos de mayores disturbios políticos y sociales, como los que favorecieron el
asentamiento de algunas tribus en Israelitas de Palestina.
Ademá s: «Los judíos fueron los que se escondieron en las cuevas y le dieron una mano a
Jonatá n
hijo de Saú l en su golpe contra el campamento filisteo (1 Sam 14, il)".80
Pero eso no es todo, Neftalí, Galaad y Zabuló n parecen ser términos geográ ficos puramente
indicativos.
territorios anexados al imperio asirio y ni siquiera es seguro que realmente pertenecieran
al estado judío del Norte y que estaban habitadas por judíos, como lo destaca nuevamente
el ya mencionado
Garbini.
De estos periodos, de la confusió n que reinaba en ellos y del vacío de poder que allí existía
caracterizó a los Elohìm que conocemos con el nombre de Yahwèh y que aprovechó para
conquistar aquella
territorio en el que tenía objetivos precisos desde la época de Abraham.
No podemos dejar de considerar la singularidad del pueblo elegido, su coherencia
numérica y tribal, su subdivisió n precisa y funcional en 12 tribus fue quizá s má s una
deseo fuertemente sentido por el nacionalismo israelita de que una realidad verdadera y
documentada
histó rico.
El pueblo judío estaba decididamente má s articulado y compuesto que la ideología.
Los nacionalistas intentaron seguir adelante. Esta observació n debería conducir a una serie
reflexiones sobre todas aquellas corrientes de pensamiento que construyen y basan la
verdad en nú meros y
certezas: teó logos, cabalistas, esoteristas...
De hecho, se considera que el nú mero 12 tiene un alto valor simbó lico y el hecho de que
incluso el
las tribus eran "realmente" 12 constituiría una confirmació n adicional.
El día 12 se construyeron edificios interpretativos enteros porque esto era absolutamente
lo que querían hacer: el
¡12 tuvieron que regresar!
Pero la realidad histó rica nos dice que las tribus probablemente no eran 12 y que este
nú mero es
el resultado de una revisió n realizada a posteriori en un intento de construir una visió n
perspectiva histó ricamente justificada de una divisió n territorial puramente
funcional y por tanto desprovisto de todos aquellos significados que queríamos encontrar y
atribuir.
La precaució n es siempre necesaria cuando se intenta construir varias verdades sobre
ciertos textos.
orden: ya sean teoló gicos, cabalísticos o, má s generalmente, esotéricos e iniciá ticos.
En conclusió n…
Proponemos ahora ese resumen aclaratorio que prometimos anteriormente al presentar
la siguiente conclusió n hipotética:
• La humanidad primera se mezcla con las especies de los creadores generando la reacció n
violenta
de los señ ores supremos, quienes deciden eliminarla.
• Noé se genera especialmente “intacto” con el objetivo de reconstituir la pureza.
genética en el planeta Tierra.
• Sem/Sem nació de Noé.
• El Shum acadio de Shumer corresponde (?) al Shem de Génesis 10.21.
• Todos los hijos de Sem (Shem), es decir, los semitas, pueden por tanto ser en realidad
hijos de
Shum, es decir, los sumerios/sumerios.
• De Sem proviene Ebèr y por tanto los judíos.
• De Ebèr descienden tanto Pelèg (y Abraham) como Joktà n, con los pueblos que generó y
se trasladó hacia el este.
• En la época de Pelèg la divisió n se hacía entre los distintos "señ ores de arriba"; Yahweh
obtiene
poseía el territorio en el que se asentarían Abraham y sus descendientes
el cual establecerá su exclusivo pacto de Alianza.
Por pura curiosidad, citamos una declaració n má s de Garbini, que confirma
aunque indirectamente a esta posible identificació n de los judíos con los sumerios: después
de haber
Al analizar el capítulo 10 del libro del Génesis, encuentra que ese texto –conocido como el
Tabla de los Pueblos – representa un «compendio má s de historia que de etnografía
lingü ística» y que
de él «parece claro, sin embargo, que los judíos, que se identificaban con Eber […], sí
se sentían similares a los habitantes de Siria y Mesopotamia".81
No creemos que fuera la intenció n del profesor. Garbini procede a la identificació n que
Hemos trabajado aquí, pero su consideració n general es, no obstante, interesante.
Esperamos que las hipó tesis formuladas sean objeto de mayores investigaciones en el
futuro.
de los sumeró logos, pero los consideramos por ahora capaces de explicar por qué la Biblia
no menciona
nunca los sumerios y ú til para comprender la formació n de los distintos pueblos en los
territorios de los que hablamos
ocupando. Hablamos deliberadamente de esperanza para no olvidar la consideració n.
problema que abrió el capítulo: la existencia generalizada de peligrosos elementos racistas
vinculados
al concepto de elecció n y antisemitismo. Si de hecho se demostrara que los sumerios son
semitas
También sería necesario dar el siguiente paso, un paso que en décadas pasadas fue
culturalmente tal vez sea demasiado difícil de hacer y aceptar.
De lo que se puede deducir de la Biblia se debe deducir el siguiente hecho: las personas que
– con la intervenció n de los “dioses” AnunnakI/Elohìm/ilu – dio origen a la civilizació n
humana
histó ricamente conocida y documentada es la de los semitas, entendida en su totalidad
complejidad étnica.*
Por lo tanto, los judíos constituirían só lo la parte de los semitas elegida por la del
Elohìm que era conocido con el nombre de Yahwèh. Este “Dios” gobernó el territorio del
Sinaí
y de Madiá n, donde entró en contacto con Moisés (Ex capítulo 3) con quien definió un pacto
concluido
a la conquista definitiva de un territorio sobre el que reinaban otros Elohìm, sus colegas y
rivales:
la famosa Tierra Prometida.
Para sacar una conclusió n sobre el tema del capítulo, podemos hablar de varias opciones o,
si es así
prefiere, de los distintos tipos de "elecció n" de los que habrían sido objeto respectivamente
y en
secuencia temporal:
• Noé con toda su descendencia, en relació n al deseo de reconstituir la raza
humano que, por tanto, habría sido objeto de "elecció n" en su conjunto.
• Todo el pueblo de los “semitas/sumerios” (descendientes de Shem/Shem/Shum), que
serían
fue elegido/elegido por los Anunnaki/ilu/Elohìm para iniciar el desarrollo de
civilizació n humana después del diluvio.
• el pueblo de los “Hijos de Israel” (descendientes de Abraham a través de Isaac y Jacob),
quien habría sido "elegido/elegido" por Yahwèh - uno de los numerosos Elohìm - como su
propiedad personal.
61http://www.imninalu.net/PopoloEletto1.htm
62En cuanto al significado de sagrado, véase el pá rrafo sobre lo materialista "sagrado" y lo
concepto de “anarquía” en la pá gina. 120.
63Kramer-Bernhardt, Bottero-Kramer, Kramer-Maier, Rö mer, Benito, Falkenstein,
Pettinato.
64Mitología sumeria, op. cit. en Bibliografía.
65Ver Feuerstein, etc., En busca de…, op. cit. en Bibliografía.
66Ver el libro que cambiará … op. cit.
67Ver. Clark M., op. cit. en Bibliografía.
68Ver Benner JA, op. cit. en Bibliografía.
69 Para má s informació n sobre los temas de este pá rrafo, ver: Kramer, Russo, Sitchin, op.
cit. en
Bibliografía.
70Ver El sumerio…, op. cit. en Bibliografía.
71Ver el libro que cambiará …, op. cit.
72Ver Ruso B., op. cit. en Bibliografía.
73Ver Ruso, op. cit. en Bibliografía.
74Ver Kramer SN, Russo B., Sitchin Z., op. cit. en Bibliografía.
75Ver Ruso, op. cit. en Bibliografía.
76Ver Kramer SN, Russo B., Sitchin Z., op. cit. en Bibliografía.
77Ver. Diccionario etimoló gico…, op. cit. en Bibliografía.
78Para aquellos que no saben nada al respecto, les remitimos a los numerosos sitios web
que ilustran la
proyectos.
79Cfr. Garbini G., Historia e ideología…, op. cit. en Bibliografía.
80G. Garbini en Historia e ideología…, op. cit. en Bibliografía.
81Introducció n a…, op. cit. en Bibliografía.
*(*)Sabemos que existen teorías que sitú an a las personas en el origen de la cultura
humana.
pertenecientes a las civilizaciones desarrolladas en el Lejano Oriente, con especial
referencia a los territorios
de los grandes ríos de la India, pero aquí estamos ciertamente interesados en leer lo que
La Biblia narra y por eso sacamos nuestras consideraciones de lo que encontramos en ese
texto. Para ellos
hipó tesis alternativas, véanse en particular las obras de Feuerstein y Spedicato citadas en
Bibliografía.
82En busca de la cuna de la civilizació n, op. cit. en Bibliografía.
Muchas referencias bíblicas arriba.
había sido descartado como increíble,
o fruto de la imaginació n,
con el tiempo han demostrado ser ciertas.
82
G. FEUERSTEIN
8
[Elohim y Olot]
Los Elohìm y la carne quemada
A menudo citaremos el libro de Levítico, uno de los menos leídos del Antiguo Testamento, y
a continuació n indicamos sus características fundamentales: surge esencialmente del
procesamiento
del pensamiento sacerdotal y relata la compleja construcció n de la legislació n religiosa y
social del pueblo de Israel que se codifica en el concepto fundamental de lo "sagrado", en el
que
Ya nos hemos centrado en el capítulo sobre el monoteísmo.
Recordamos lo escrito por Mons. Ravasi precisamente en la presentació n de este escrito
Viejo Testamento:
El concepto de santo o sagrado que subyace a esta visió n teoló gica es a la vez precioso y
arriesgado. […] Precioso porque […] distingue claramente el á mbito de Dios del creado […]
Arriesgado porque puede introducir una separació n excesiva entre lo sagrado y lo profano,
considerando prá cticamente impuro e inú til todo lo que está fuera del á mbito sagrado y
puro. lo que se incorpora en él es precioso [...] este riesgo surge aquí y allá en el libro de
Levítico, especialmente cuando [...]
alcanza una especie de materialismo sagrado.83
El prelado continú a subrayando el riesgo de confinar todo esto al á mbito de la impureza.
lo cual está fuera de la conducta ritual correcta.
De hecho, el rito celebrado incorrectamente puede conducir a la muerte84 y entonces no
tenemos dudas: la visió n materialista de lo sagrado que el prelado presenta como un riesgo
para
el hombre de fe representa la normalidad absoluta para quien realiza una lectura secular
de los Antiguos
Voluntad.
El materialismo sagrado es, de hecho, la característica que distingue principalmente el
tema
que aquí nos ocupamos.
Cuando nos acercamos al texto antiguo nos topamos necesariamente con términos que son
tradicionales.
religioso se ha interpretado con significados que han sido funcionales a la visió n de la
pintura durante muchos siglos.
En general: ¿qué nos dice acerca de un “Dios” espiritual y trascendente a quien el hombre
recurre?
con deferencia realizando actos cuyo valor simbó lico recordaría la voluntad de elevar
el elemento espiritual humano hasta el contacto con su contraparte divina creadora.
• ¿Pero el Antiguo Testamento nos dice exactamente esto?
Estamos ante una representació n que parece coherente siempre que el aná lisis se
mantenga en uno.
nivel superficial y hasta que el significado literal de esos términos resalte una
un contraste que inmediatamente se vuelve difícil de resolver. Este aspecto contradictorio
es recurrente en todos.
los libros que contienen la historia de los orígenes del pensamiento judeocristiano: en este
capítulo
Nos referimos en particular a un elemento concreto que nunca se tiene en cuenta, ya que
se da por sentado y ha sido metabolizado por el sentimiento comú n en la versió n de todos
conocido.
Pero los hechos parecen ser diferentes.
Nos remitimos a los pasajes bíblicos en los que se destaca con extraordinaria precisió n -y
con la
concreció n que reconocemos en los antiguos autores judíos - que a los Elohìm les
encantaba oler a los dioses
perfumes específicos, o mejor dicho, como veremos mejor en breve, olores particulares y
no específicos
necesariamente agradable.
[hola] holocausto
En Génesis 8,18-21 la historia narra lo sucedido al final del Diluvio universal: Noé
comprueba que las aguas han retrocedido, saca del Arca a su esposa y a sus hijos con sus
respectivos hijos
consortes, todos los animales, cada uno segú n su especie...
Como primer acto el patriarca bíblico siente la necesidad de erigir un altar sobre el que
ofrecer a los dioses
sacrificios: el versículo 20 dice que ofreció holocaustos,
[olò t], de animales y pá jaros. Con el
término
[olà ] el hebreo indica el sacrificio que consistía en quemar completamente a la víctima
sin dejar ninguno; por lo tanto no quedaban partes para consumir u ofrecer: el objeto
de la ofrenda venía dada exclusivamente por el humo o, má s precisamente, por el olor. El
término [olà ]
contiene los significados del verbo [alà ] “levantarse” y del sustantivo [kol] que indica
totalidad: era
por tanto un sacrificio en el que la víctima debía transformarse "totalmente" en humo. La
raíz
La consonante hebrea se refiere al significado físico y concreto de elevarse, de elevarse
hacia
lo elevado, como característica fundamental del acto realizado.85
La palabra italiana "holocausto" conserva plenamente su significado porque deriva del
término griego
“olò kaustos” que identifica “aquello que ha sido enteramente quemado” en el fuego. Por lo
tanto la fisicalidad de
cuá nto producto fue importante en la fase de ejecució n; conocimiento del significado literal
de los posibles efectos reales producidos por ese humo sobre los Elohìm nos ayuda
entonces a comprender el
razones.
Hemos resaltado el adjetivo real porque lo que nos dice la Biblia difiere de lo que
comú nmente pensamos que sabemos. En los cuentos má s antiguos, este sacrificio era
portador de un
homenaje o acompañ aba una sú plica y só lo con el paso de los siglos adquirió también un
valor
expiatorio:86 originalmente por lo tanto servía para facilitar la relació n con los Elohìm,
para rendirles homenaje
Congraciarse con ellos, hacerlos amigables, prepararlos bien para aceptar cualquier
solicitud.
presentado por el postor. Por lo tanto, se adoptó un comportamiento típico hacia los
Elohìm.
de cualquier individuo que pretende ganarse los favores del poderoso en cuestió n y le hace
un regalo de
algo que le guste especialmente, o quizá s ú til, como veremos.
Para entender lo dicho, leamos algunos pasajes de la Torá en los que podemos examinar la
indicaciones precisas que "Dios" ha proporcionado respecto de los holocaustos y otros
tipos de ofrendas. Soy
pasos en los que se pueden verificar sobre todo los efectos declarados de los vapores
aromá ticos
derivados de aquellos ritos producidos sobre los Elohìm, es decir, sobre aquellos que
tradicionalmente son
considerado "Dios".
Noé
Como se mencionó anteriormente, en el capítulo 8 del libro del Génesis estamos siendo
testigos del sacrificio que Noé
hace a favor de Elohìm. En el versículo 21 leemos que:
(Por el momento no hemos traducido aquí el término [nichochà ], porque en breve será
objeto de
aná lisis y veremos que representa la clave interpretativa ú til para comprender la
curiosidad
extrañ eza del comportamiento de un “Dios” que desea oler ciertos olores).
El Elohìm continú a demostrando su determinació n de no golpear má s a los seres vivos en
el
planeta a causa del hombre, como afirma en el mismo verso que ha tomado nota de que
Adá n es malo por naturaleza.
Mientras esperamos analizar los efectos reales del tabaquismo del holocausto, no podemos
evitar
registre al menos dos elementos curiosos:
1. la relació n directa causa-efecto que parece estar claramente indicada en los versos: él
huele e inmediatamente se suaviza hacia la raza humana que hasta
poco antes había decidido exterminar;
2. la representació n de un pensamiento que Yahvé formula exclusivamente dentro de sí
mismo
sin comunicá rselo a Noé: quién y có mo llegó a saberlo, dado que él
¿Lo encontramos en la historia?
También leemos que toma nota de la maldad humana natural y no podemos evitarlo.
preguntanos:
• Este Dios “omnisciente y espiritual” no conocía previamente las imperfecciones y
¿La maldad del hombre que él mismo había formado “a su imagen”?
• Tuvo que exterminar "toda criatura sobre la faz de la tierra" (Gen 7:23)
antes de darnos cuenta de esta obvia realidad?
• Su conocimiento de la Creació n fue quizá s limitado, similar al que poseemos nosotros
humanos?
En nuestro trabajo anterior87 examinamos có mo se formaron los Elohìm
Adá n y por lo tanto no nos sorprende que fueran tan imprecisos al predecir el
consecuencias de su intervenció n genética en este planeta. Probablemente los tenían por
Desde temprano la necesidad de observar, estudiar y comprender los efectos que no
pudieron
comprobarlo totalmente.
Pero sigamos con el aná lisis del tema específico del capítulo.
Moisés
En el libro de Levítico, capítulo 1 leemos que los Elohìm conocidos con el nombre de
Yahwèh
convoca a Moisés y le habla "desde la tienda de reunió n" (1,1), es decir, desde un lugar
físico muy concreto.
Le da algunas indicaciones sobre los sacrificios: le dice que los animales destinados a
Los holocaustos deben ser
[tamìm], “completo, entero, sin defectos”, y que debe ser
quemado
[moèd ohèl petà ch-el] (Lev 1,3) «a la puerta de la tienda de reunió n»;
es decir, indica un lugar concreto y ademá s explica el motivo:
El término
[retzò n], “aceptació n”, indica algo que agrada, entendido como objeto de
agrado, favor, benevolencia, posibilidad de aceptació n, como corresponde a
la voluntad de alguien: de la lectura del texto entendemos que, para ser aceptado, que
El sacrificio debía tener características precisas tanto en términos de objeto de consumo
como de lugar.
en el que se debe realizar.
El primer significado etimoló gico de [retzò n] proporcionado por el rabino M. Clark88 se
refiere a necesidad
“satisfacer” la voluntad. Por lo tanto, no estamos en presencia de un perfume que produzca
esa
placer sensorial que comú nmente se entiende cuando pensamos en aromas o esencias
particularmente agradable. Má s bien nos enfrentamos a un acto preciso que debe ser
llevado a cabo en un lugar igualmente preciso para que pueda corresponder a la voluntad
de esa persona
Individuo particular perteneciente a la hueste de los Elohìm y conocido como Yahwèh.
De estos indicios se deduce que ese sacrificio tiene su propia eficacia física que puede
só lo puede garantizarse mediante la realizació n de actos específicos. El significado no está
claro aquí.
simbó lico, por cuyo valor bastaría quemar algo que produzca ese humo
Es necesario recordar la idea de un espíritu que se eleva hacia su dios.
Las reglas dadas para la ejecució n son muy precisas: sacrificar el animal en presencia
de los Elohìm, derramar sangre para no quemarla, cortar en pedazos a la víctima, preparar
fuego
con la leñ a, poner los pedazos al fuego y proceder con el holocausto. eso lo entendemos
bien
Esta sucesió n precisa de actos sorprende si se quiere creer que tiene un valor puro.
simbó lico o espiritual.
Quizá s estemos autorizados a pensar que semejante meticulosidad operativa significó algo
má s;
y de hecho leemos que el respeto preciso de estos gestos determinó un efecto particular
(Lev
1.9), fue:
Por tanto, encontramos el término [nichochà ] en un contexto en el que se nos dice que lo
que importa,
lo que le gusta a ese "Dios" es inequívocamente el olor que resulta de la ofrenda consumida
del fuego.
Destacamos que lo importante es el olor y no el ascenso del humo hacia el cielo, su
dispersarse en el aire. Esta peculiaridad se reconfirma en el versículo 13 y en el capítulo
8.21, que
retoman esencialmente la misma formulació n y de la cual se entiende que lo que
lo que importa es la producció n del olor que siempre será [nichochà ] para el Señ or.
Estamos, pues, ante indicaciones precisas, normas de funcionamiento claras y
escrupulosas, de
una sucesió n de gestos que deben realizarse sin derogarse.
• ¿Para qué?
Para obtener siempre el mismo efecto: al quemar la carne, se produce un olor que
resultó [nichochà ] para aquel Elohìm.
• ¿Pero qué significa [nichocha]?
Partiendo del supuesto teoló gico de que cuando la Biblia utiliza el término Elohìm pretende
indicar
Pero estamos tratando con ese ritual particular que tenía como objetivo producir un
"olor".
Caín y Abel
Aprovechemos la hipó tesis interpretativa que estamos siguiendo para leer un pasaje.
del Antiguo Testamento tan conocido como controvertido: la primera parte de la historia
de
Caín y Abel (Génesis 4,1-4).
El Génesis dice que Abel se convirtió en pastor de rebañ os mientras Caín cultivaba la tierra;
después de
En cierto momento Caín ofreció algunos de los frutos de la tierra a Yahweh y Abel ofreció
algunos de sus primogénitos.
rebañ o junto con su grasa.
En los versículos 4 y 5 el autor bíblico escribe:
Ahora sabemos bien que lo que le gustaba a ese Elohìm en particular era la carne, porque
las frutas, verduras o cereales quemados al fuego evidentemente no produjeron el efecto
deseado.
• Sin embargo, si lo que importa en un sacrificio de ofrenda son las intenciones, ¿có mo
podría
¿No apreció “Dios” las intenciones de Caín?
• ¿Có mo no iba a aceptar una oferta de un granjero que obviamente no tenía?
De una lectura cuidadosa de los pasajes en los que se imparten estas normas rituales se
comprende cha la
La mezcla correcta también tenía que estar colocada correctamente.
El versículo 36 continú a con las prescripciones y proporciona una indicació n precisa del
lugar donde
quemar la mezcla:
Esta mezcla compuesta por partes iguales ("parte con parte") de los aromas individuales
era tan
Es importante que el Elohìm prohíba su fabricació n y cualquier uso que no sea el suyo
propio.
esperado.
Esta prohibició n era exhaustiva porque cualquiera que la infringiera sería condenado a
muerte, por ejemplo
sabemos que no fue una simple amenaza (Ex 30,37-38):
Debemos recordar que el término
[kodèsc], normalmente traducido como “sagrado”, ja
en el hebreo original un valor totalmente diferente del que se le atribuye
en el sentido religioso comú n: significa "separado, apartado, destinado a...". El
El ya mencionado diccionario etimoló gico reporta como significado original de la raíz el
acto de
“prepararse para una tarea”; lo que era sagrado fue entonces separado del resto para ser
específicamente destinado a un propó sito particular.
En esencia, este aroma particular fue producido para realizar una funció n específica y fue
reservado para Elohìm; nadie tenía que fabricar uno por sí mismo, bajo pena de muerte.
É xodo 30.38 es tan perentorio como siempre:
9
[malakhim]
¿Los Angeles?
No nos gusta repetirnos, pero no podemos evitar decir que este capítulo representa la
verdadera continuació n de lo escrito en nuestro trabajo anterior:98 es natural
destino del estudio que procede y luego esperemos que el amigo lector no lo quiera.
Allí abordamos el tema de los á ngeles o, mejor, de las figuras que la Biblia identifica como
[malakhìm]; el aná lisis literal realizado sobre los textos presentes en Génesis, É xodo,
Jueces, Samuel,
King, Tobit y Zacarías nos habían llevado a concluir, en resumen, que estos "á ngeles"
caminan,
se llenan de polvo y les gusta lavarse, se cansan y tienen que descansar, hasta comen dos
veces en un mismo día, deciden dó nde pasar la noche y defenderse de los ataques con
métodos que parecen tecnoló gicos.
En resumen, los á ngeles [malakhìm] recuerdan las descripciones de los sumerios
Anunnaki/Igigi/Igigu:
individuos cuya diferencia física con los humanos es evidente; está n dotados de poderes
indudablemente superiores, pero nunca omnipotentes, revelan su vulnerabilidad,
¡Pueden ser atacados y, sobre todo, sujetos a las necesidades fisioló gicas diarias normales!
Tenemos
También hemos visto có mo la presencia de los [malakhìm] a menudo infunde miedo y casi
nunca lo hace.
tranquilizador: muchos de quienes los encuentran creen que no pueden sobrevivir
al evento.
Estamos, pues, muy lejos de figuras angelicales etéreas, cá ndidas, buenas, dulces y
tranquilizadoras.
que la tradició n religiosa aú n hoy presenta a la devoció n popular.
Estamos aú n má s lejos de los desarrollos teó ricos posteriores, que llevaron a
definició n de una verdadera jerarquía angelical vista como un elemento intermedio entre
carnalidad humana y espiritualidad divina y de la que hablaremos con má s detalle má s
adelante en los capítulos dedicados a
Querubines.
Antes de continuar, hagamos una pausa para observar lo que el hombre ha desarrollado en
siglos a partir del texto bíblico: será ú til para una comparació n basada en el deseo de
saber entender.
En aras de la claridad, recordemos que no es nuestro objetivo definir o no existir “en
absoluto” de figuras angélicas, sino má s bien para verificar su presencia y descripció n en la
Antigü edad
Testamento y compararlo con los contenidos de la tradició n religiosa y espiritualista en
general.
El Catecismo de la Iglesia Cató lica
Evidentemente no podemos evitar informar en primer lugar de lo que dice la Iglesia en sus
documentos.
documentos oficiales.
En el Catecismo de la Iglesia Cató lica (Secció n II, Capítulo I, Par. 5) la figura de
á ngeles en los artículos que relatamos textualmente aquí (las elipses pertenecen a
versió n original): 99
328 La existencia de seres espirituales, incorporales, que la Sagrada Escritura llama
generalmente á ngeles, es una verdad de fe. El testimonio de las Escrituras es tan claro
tanto como la unanimidad de la Tradició n.
329 San Agustín dice de ellos: «“Angelus” officii nomen est, […] non
naturaleza. Quaeris nomen huius naturae, Spiritus est; quaeris officium, angelus est: ex
eo quod est, Spiritus est, ex eo quod agit, angelus – La palabra “á ngel” designa
la oficina, no la naturaleza. Si preguntas el nombre de esta naturaleza, responderá s que es
espíritu;
si se pregunta por el oficio, la respuesta es que es un á ngel: es espíritu por lo que es,
mientras que por
lo que hace es un á ngel." En todo su ser, los á ngeles son sirvientes y
mensajeros de Dios por el hecho de que "siempre ven el rostro de mi Padre que está en
cielos" (Mt 18,10), son "poderosos ejecutores de sus mandamientos, dispuestos a la voz de
su palabra" (Salmo 103:20).
330 Como criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son
criaturas personales e inmortales. Superan en perfecció n a todas las criaturas visibles. El
da testimonio del brillo de su gloria.
331 Cristo es el centro del mundo angelical. Son sus á ngeles: «Cuando el Hijo
del hombre vendrá en su gloria con todos sus á ngeles [...]" (Mt 25,31). ellos son suyos
porque fueron creados por él y para él: «Porque por él fueron creados
todas las cosas, las que está n en el cielo y las que está n en la tierra, las visibles y las
invisibles: tronos,
dominaciones, principados y potestades. Todas las cosas fueron creadas a través de él y en
verlo" (Col 1,16). Son suyos aú n má s porque los hizo mensajeros suyos.
plan de salvació n: «¿No son todos espíritus a los que se les ha confiado un ministerio,
enviados a
¿Servir a los que han de heredar la salvació n?” (Hebreos 1:14).
332 Desde la creació n y a lo largo de la historia de la salvació n, han anunciado desde lejos
o de cerca esta salvació n y servir a la realizació n del plan salvífico de Dios:
cierran el paraíso terrenal, protegen a Lot, salvan a Agar y a su hijo,
toman la mano de Abraham; la Ley se comunica a través del ministerio de
á ngeles, guían al pueblo de Dios, anuncian nacimientos y vocaciones, asisten a los profetas,
por citar só lo algunos ejemplos. Finalmente, es el á ngel Gabriel quien anuncia el nacimiento
de
Precursor y el del mismo Jesú s.
333 Desde la encarnació n hasta la ascensió n, la vida del Verbo encarnado está rodeada
del culto y servicio de los á ngeles. Cuando Dios «introduce al Primogénito en el
mundo, dice: Adó renle todos los á ngeles de Dios" (Heb 1,6). Su canto de alabanza a
El nacimiento de Cristo no ha dejado de resonar en la alabanza de la Iglesia: "Gloria a
Dios..."
(Lucas 2:14). Protegen la infancia de Jesú s, sirven a Jesú s en el desierto, lo consuelan
durante su agonía, cuando podrían haber sido salvados por ellos de la mano del
enemigos como lo fue Israel alguna vez. Siguen siendo los á ngeles que evangelizan el Bien
Noticia de la encarnació n y resurrecció n de Cristo. En el regreso de Cristo, que ellos
anuncian, estará n allí, al servicio de su juicio.
334 Del mismo modo, toda la vida de la Iglesia se beneficia de una ayuda misteriosa y
poderosa
de á ngeles.
335 En la liturgia, la Iglesia se une a los á ngeles para adorar al Dios tres veces santo;
invocar su ayuda (así en In paradisum deducant te angeli… – In paradise ti
acompañ ar a los á ngeles - en la liturgia de los difuntos, o incluso en el "Himno de los
querubines"
de la liturgia bizantina), y celebra la memoria de algunos á ngeles en particular (San
Miguel, San Gabriel, San Rafael, los á ngeles guardianes).
336 Desde su comienzo hasta la hora de la muerte la vida humana está rodeada de sus
protecció n y su intercesió n. «Cada creyente tiene un á ngel a su lado como
protector y pastor, para conducirlo a la vida." Desde aquí abajo participa la vida cristiana,
en la fe, a la bienaventurada comunidad de los á ngeles y de los hombres, unidos en Dios.
Las jerarquías angelicales en la tradició n
Intentemos ahora resumir brevemente los contenidos de las tradiciones má s extendidas
que, en esencia,
reportan la existencia de varios ó rdenes de á ngeles diferenciados segú n su posició n
jerá rquica y
funciones realizadas. Cada una de las ó rdenes recibiría dones específicos de la
espiritualidad divina
como la luz, la ciencia, el bien... con la tarea de transmitirlos al hombre.
Estas figuras forman colectivamente nueve Coros angelicales, agrupados en tres Jerarquías.
1. La primera Orden constituye la Jerarquía suprema y está compuesta por Serafines,
Querubines y Tronos;
2. el segundo Orden representa la Jerarquía media, y está formado por Dominaciones,
Virtud y Poder;
3. el tercer y ú ltimo Orden forma la Jerarquía inferior y está compuesto de Principados,
Arcá ngeles y Á ngeles.
Cada grupo angelical tiene características específicas que no enumeramos aquí, excepto
Recordemos los que nos interesan - Á ngeles y Querubines - porque estuvieron presentes en
el Mundo Antiguo.
Testamento y por tanto objeto de nuestro aná lisis.
De los primeros, entre las muchas atribuciones que se les asignan, se dice por ejemplo que
son el camino hacia la
verbo, el receptá culo perfecto de la luz divina. Actú an como mediadores al comunicarnos el
poder.
de Dios actuando en la conversió n de los pecadores; transmiten sabiduría en la revelació n
de
secretos divinos; manifiesta misericordia en la glorificació n de los justos y de los
justicia correspondiente en la condenació n de los impíos.
Son un ejemplo a imitar para evitar castigos, combatir vicios, poder ser
atraído hacia el cielo, etc.
A la luz de estas descripciones, expresamos una primera e inmediata consideració n: la
lectura de
El texto bíblico los destaca claramente como presencias con características físicas y
comportamientos decididamente menos elevados y edificantes.
Nos hacemos ahora las preguntas obligadas:
• Todo lo que se ha escrito sobre ellos está justificado por las figuras de los mensajeros del
¿Elohìm presentes en el Antiguo Testamento?
• Estamos seguros de que esta visió n se corresponde con lo que nos dicen los textos que
informan
acontecimientos que le ocurrieron a Adá n en los períodos histó ricos en los que aú n se
encontraban en dificultad
¿contacto con los “dioses” y sus “á ngeles”?
Fieles a nuestro compromiso, seguimos leyendo lo que dicen literalmente los textos.
cuentan las historias de los [malakhìm].
Yo [malakhìm] en el Antiguo Testamento
Presentamos algunas situaciones en las que actú an, dejando al lector la posibilidad de
Realizar reflexiones personales de forma independiente y captar el realismo presente en
las palabras.
de los autores bíblicos.
Génesis capítulo 16
Después y a pesar de las promesas de tener una descendencia tan innumerable como
granos de arena,
el patriarca Abraham y su esposa Sarai no pueden tener hijos; decepcionado con el tiempo
que pasa sin ver cumplida la promesa, Sarai decide concederle a su marido la
Agar, la sierva egipcia, para permitirle tener un hijo con ella. Así sucede, pero no só lo
queda embarazada, Agar se vuelve orgullosa y ya no respeta su posició n de inferioridad
jerá rquica;
abusos hacia su amante hasta que ésta, con el permiso de Abraham, la
lo obliga a irse.
El esclavo viaja errante por el desierto donde (Gen 16,7):
Estamos ante un encuentro que parece casual, el propio [malà kh] parece tomado por
sorpresa
mientras demuestra que la conoce personalmente, le pregunta:
Por tanto, el mensajero conoce a Agar, pero no sabe por qué está allí ni adó nde va; Para
hasta donde él sabe, ella debería estar en el campamento de Abraham y luego él le ordena
que
volver a servir a su ama.
Sin embargo, él no deja de tranquilizarla: el niñ o que lleva dentro forma parte de los planes
de Yahvé.
será progenitor de un gran pueblo, y así fue: en realidad desciende de Ismael
ese grupo de personas que genéricamente han sido identificadas con los á rabes nó madas.
La historia tiene su epílogo en el capítulo 21, en el que Yahvé toma una nueva decisió n.
diná stico. Cuando Sarai, con la ayuda de “dios”, concibe y da a luz a Isaac, lo elige
como verdadero heredero y progenitor del nuevo linaje que ocupará el llamado
"Tierra prometida".
Esta elecció n tiene consecuencias precisas.
No puede haber dos herederos; deben evitarse los conflictos y las divisiones; poder y
control
Los bienes no deben dividirse.
Por lo tanto, después del nacimiento del heredero legítimo, Agar debe abandonar el
campamento de forma permanente.
pero, como ya hemos dicho, su hijo será a su vez progenitor de un grande
gente.
No tenemos ninguna duda de que toda persona nacida del linaje de Abraham debía tener
un valor
¡Precioso en el plan estratégico de los Elohìm que gobernaron esa parte del Medio Oriente!
Vemos en toda esta historia una confirmació n de lo que diremos en el capítulo sobre la
elecció n de
pueblos: Yahwèh tuvo que construir con el tiempo un grupo de personas con quienes
ocupar y
gobernar los territorios que le habían sido asignados al momento de la divisió n realizada
por
[Elió n]. Sus mensajeros, individuos concretos y materiales, actuaron segú n un propó sito
específico.
diseñ o estratégico.
En este caso, nos encontramos ante una situació n concreta: no hay visiones ni sueñ os.
Cuando Agar se encuentra con el [malà kh] nos enfrentamos a un evento que parece
aleatorio y que es
Definitivamente real y concreto. El mensajero no vuela, no aparece en visió n,
se encuentra con la mujer en un lugar específico, habla con ella en persona, le hace
preguntas que la hacen comprensible
que él mismo no tenía informació n exhaustiva de lo que estaba pasando... una normal
encuentro y un diá logo normal entre dos personas reales.
Génesis capítulo 19
Dada la importancia de lo narrado en el capítulo 19 del Génesis, creemos necesario
recuérdalo con la simple cita: las figuras de á ngeles que actú an durante la guerra
terminó con la destrucció n de Sodoma y Gomorra han sido ampliamente analizados en
trabajo anterior y por eso no volveremos.
Génesis capítulo 22
Cuenta la conocida historia de Abraham a quien Yahvé pide pruebas de fidelidad en
particular.
gravoso, incluso diríamos absolutamente feroz e inhumano: le exige sacrificar su propia
hijo Isaac.
Abraham acepta, prepara todo lo necesario y se dirige hacia la altura que le indica.
Cuando se van acercando, el hijo nota con sorpresa que falta un elemento esencial: el
víctima sacrificial. El padre ciertamente no puede revelarle que la víctima prevista es él
mismo; el
tranquiliza diciendo que Yahvé mismo se lo proporcionará .
Una vez allí, Abraham construye el altar, coloca la leñ a encima, luego ata a Isaac y lo
acuesta.
en la pila; agarra el cuchillo, pero cuando está a punto de matar a su hijo (Gen 22,11):
… el patriarca responde y el á ngel le ordena que no siga má s; no necesita conducir a
cumplimiento del sacrificio; la prueba requerida ha sido superada y el Elohìm sabe que
puede contar con
un aliado tan leal que está dispuesto a ofrecer la vida de su hijo con una simple petició n.
El sacrificio continú a entonces a expensas de una cabra capturada en el momento.
Aquí tenemos la distinció n precisa entre dos figuras: los Elohìm (con el artículo también en
hebreo) que
en el versículo 1 decide poner a prueba a Abraham y a un [malà kh] que viene a su
encuentro
desde arriba para detener el acto sangriento.
Toda la escena del diá logo de llamada y respuesta es extremadamente efectiva por su
simplicidad:
un "á ngel" llama "Abraham, Abraham" dos veces, él responde con un "muy natural"
»
[hinnéni], “aquí estoy… estoy aquí”, y la conversació n continú a y termina con las promesas
renovadas
para el futuro de Abraham y su descendencia.
Claramente, de este pasaje aprendemos que "Dios" no conoce las disposiciones a priori
de la mente de su aliado y por lo tanto necesita ponerlo a prueba con una solicitud
concreto, con consecuencias dramá ticas y, por lo tanto, particularmente eficaz en términos
probatorio. Só lo después de haber comprobado que Abraham está dispuesto a todo -y por
tanto haber tenido la
confirmaciones deseadas – “Dios” envía a su [malà kh], mensajero, para poner fin a la
prueba.
Una secuencia absolutamente inú til en cuanto a la sucesió n de acciones y el nú mero de
personajes.
intervenido si los Elohìm hubieran podido leer los pensamientos de Abraham y comunicar
con él directamente: pero suponemos que "él" no era sustancialmente diferente del
gobernantes terrenales normales y sabemos bien que los poderosos a menudo prefieren
intervenir
de sus intermediarios.
Por tanto, la historia nos presenta un Elohìm que es incapaz de captar las disposiciones del
alma del hombre.
y que utiliza un [malà kh] para interrumpir una acció n en progreso: la connotació n
espiritual es
por tanto absolutamente ausente tanto en el recinto como en el desarrollo del evento.
Génesis capítulo 28
Sugerimos que nuestros amigos lectores consulten directamente este pasaje en el que Jacob
habla de
habiendo visto una escalera que unía la tierra y el cielo y, por ella, á ngeles subiendo y
bajaron.
Digamos de entrada que esta escena se lee a menudo en clave ufoló gica. mientras está de
acuerdo
sustancialmente con esta interpretació n, respetamos el texto bíblico en el que se dice
expresamente que Jacob estaba dormido y que era un sueñ o: ya que no es
nuestro objetivo de interpretar los sueñ os, suspendemos el juicio sobre la escena, en la que,
sin embargo,
El lector hará bien en formarse una opinió n personal accediendo directamente a cualquier
versió n.
de la Biblia.
Génesis capítulo 32
En los pasajes anteriores hemos sido testigos de acciones que podríamos definir como
propias de “á ngeles”:
hicieron lo que se esperaba de ellos, es decir, intervinieron como intermediarios,
portavoces, ejecutores de ó rdenes superiores…
¡Ahora veamos una historia en la que está n presentes y no hacen nada!
Pero es precisamente esta insignificancia concreta lo que hace que la situació n sea
particularmente sabrosa y
especialmente relevante a la luz del tema que estamos examinando aquí. Es una historia así
lo suficientemente banal como para ser olvidado siempre por los comentaristas, a quienes
les encanta interpretar lo extraordinario,
pero la experiencia nos ha enseñ ado que a menudo es precisamente en los pliegues de lo
ordinario donde sí
ocultan pruebas indirectas de gran importancia.
Jacob fue a la tierra de sus padres para elegir novia; después de una serie de alternancias
y eventos desagradables, en realidad experimenta má s de uno y regresa a su casa
padre Isaac. Durante el viaje nos encontramos con una especie de incidente que no tiene
relació n con
el viaje en sí no produce consecuencias obvias, y su inclusió n en la historia no
por tanto, no tiene ninguna justificació n real.
¡Ahí es precisamente donde reside su valor!
El versículo 2 dice que mientras Jacob continuaba su viaje:
y al verlos Jacob exclama:
…y luego decide llamar a ese lugar
[machanaìm], término que siempre se traduce
o transliterado como si fuera un nombre propio (Makanà im) pero que en cambio se refiere
a
plural/dual de
[machané] que significa “campamento”.
Una escena increíblemente concreta: los "á ngeles" no hacen nada en particular o, má s bien,
podríamos decir que se ocupan de sus propios asuntos. Jacob viene con su pueblo y su
ganado; estos personajes se acercan a él sin hablar; él los reconoce y los comprende
terminó cerca de una de sus habitaciones, por lo que decide identificar ese lugar
así.
Justo arriba, en aras de la correcció n, renunciamos a interpretar un sueñ o, pero aquí
estamos.
elementos de la realidad que no podemos ignorar.
La raíz del verbo.
[pagà ], “encontrarse”, contiene en sí mismo el concepto de “aleatoriedad, destino” y
por lo tanto la historia nos cuenta con una claridad que no requiere interpretaciones cuá l
es el encuentro
sucedió "por casualidad": ninguno de los actores lo esperaba, ni Jacob ni los [malakhìm].
La presencia de este ú ltimo, la observació n de que es un campamento de los Elohìm y los
construcció n particular del nombre que Giacobbe decide darle al lugar –
[machanaím],
con la terminació n de la forma dual siempre utilizada para definir lo que existe en doble –
ci
nos permite plantear la hipó tesis de que tal vez el patriarca bíblico se topó con un
campamento
que constaba de dos sectores, uno para los Elohìm y otro para los [malakhìm] que
pertenecían a
distintos grados en la escala jerá rquica: "comandantes y tropas", diríamos.
Si de hecho tuviéramos que traducir
[machanà im] – sin pretenderlo como el nombre propio de uno
ubicació n – deberíamos escribir que Jacob llamó a ese lugar “Dos Campamentos” o
“Doble campamento”. Y tal vez no sea casualidad que algunos miembros de la "tropa", yo
[malakhìm], se movió para encontrarse con aquellos extrañ os que iban llegando;
su mera presencia indujo a Jacob y sus hombres a no acercarse má s: estableció
que esos individuos tenían un campamento allí (o tal vez dos) no continú a má s y reanuda el
camino a casa.
No pasa nada, los "á ngeles" no llegan en vuelo, no hay mensajes, no vienen
Se realizan acciones, no se dan ó rdenes, no hay visiones ni sueñ os… queda registrado.
simplemente un encuentro casual: algunos [malakhìm] se acercan sin que haya contacto
dirigido e inmediatamente después todos siguen haciendo lo que estaban haciendo.
Cualquiera que haya experimentado ejercicios militares conoce bien el escenario de los
civiles que
Se acercan al campamento impulsados por la simple curiosidad y la intervenció n inmediata
de los soldados que se encuentran allí.
alcance para impedir el acceso: en muchos casos la mera visió n de los militares es
suficiente
guardia para dejar en claro que no puede acercarse. Esto parece haber sucedido con Jacob,
en
absoluta normalidad.
Si encontramos la historia en la Biblia es porque, evidentemente, a Jacob le llamó la
atenció n;
la visió n de un campamento de los Elohìm no debe haber sido un evento ordinario y por lo
tanto
El anciano patriarca se alegró de recordar aquella experiencia decididamente singular en sí
misma:
los [malakhìm] no hicieron nada ni le dijeron nada, pero el "doble campo" es suyo
¡Quedó bien grabado en la memoria!
É xodo capítulo 23
Particularmente significativo es el contenido de los versículos 20-30, en los que el
estrategia que Yahvé pretende utilizar en la conquista de la Tierra prometida a Moisés y a
sus
gente. Una parte integral de esta estrategia es un [malà kh], "mensajero", que enviará
frente a ellos con la tarea de supervisar y dar las instrucciones necesarias. el ellos
inminente.
Primer Libro de Cró nicas capítulo 21
En el pró ximo capítulo daremos cuenta de un censo que el rey David convocó
absolutamente inapropiado y en completo contraste con la voluntad de Yahwèh (1Cr 21,1).
Aquí analizamos la parte de la historia que ve la presencia de un mensajero enviado a
exterminar a los habitantes de Jerusalén precisamente por la decisió n tomada por el
soberano.
David se dirige a Yahwèh recordá ndole que él es el ú nico responsable de la decisió n y
Pide no agredir injustamente a las personas que no tienen la culpa. Destaquemos
inmediatamente uno
un dato cuanto menos curioso: "Dios" no comprendió de inmediato que él era el ú nico
David quiere el censo pero, por suerte para la ciudad, se arrepiente y ordena al mensajero
no proceder con la destrucció n planeada (versículo 15).
Cuando todo está listo para el acontecimiento, David "levanta los ojos" y ve al mensajero
[malà kh]
(1 Cró nicas 21,16):
y teniendo en su mano un instrumento llamado
[kherèv] que se traduce como “espada” pero cuyo
raíz lleva en sí el significado de "quemar, arruinar":100 no estamos seguros de qué
qué era, pero la Biblia nos dice claramente qué era esta arma
[netuià ] “se volvió ,
dirigido” hacia la ciudad de Jerusalén, listo para atacar y destruir.
El pasaje bíblico especifica que el mensajero estaba cerca de la era de Orná n el jebuseo y
proporciona una imagen de la vida cotidiana muy normal que no tiene nada que ver con
visiones o
experiencias oníricas: Orná n está trillando trigo con sus hijos; se gira, ve el [malakh] y el
también ven a sus hijos que se asustan e inmediatamente se esconden (versículos 15
y 20).
Nada mejor que esta descripció n diná mica podría atestiguar que la apariencia y
La actitud de ese personaje tenía que ser decididamente amenazante: el arma ardiente
y destrucciones dirigidas a Jerusalén infundieron terror!
El mensajero retrocede en lo que estaba a punto de hacer y (versículo 18) ordena a un tal
Gad que le diga
David que debía subir a erigir un altar en la era de Orná n. Davide ejecuta, prepara todo y
luego llama a Yahwèh, quien no tarda en presentarse (1Cr 21,26):
Los presentes ven que el mensajero guarda su arma en su estuche (versículo 27).
Luego, la historia termina con una anotació n que nos hace pensar má s. El peligro cesa, pero
En los días siguientes David no se atreve a ir a consultar a Yahvé en su antigua casa.
colocado en aquel momento en las alturas de Gabaó n (1 Cr 21,30):
¡Fue realmente una visió n concreta y aterradora!
Jueces capítulo 6
En el período comprendido entre la muerte de Josué y el establecimiento de la monarquía,
el pueblo de
Israel es gobernado de vez en cuando por líderes militares y civiles –comú nmente llamados
Jueces – que intervienen en determinadas circunstancias para liberar a tal o cual tribu de
enemigos del momento o por la opresió n ejercida por los pueblos vecinos.
Uno de ellos es Gedeó n: su llamada es atendida por un [malà kh] que actú a con modalidades
decididamente ú nico.
Gedeó n está trillando el trigo, llega un [malà kh] de Yahvé, se detiene bajo la encina que está
en
Ofra y lo saluda anunciá ndole que se ha decidido confiarle la tarea de liberar a Israel.
de manos de los madianitas. Gedeó n se declara desprevenido e indigno, pero Yahvé no
lo tranquiliza asegurá ndole su apoyo directo. Gideone, todavía aturdido, le pide que
no te vayas porque tiene intenció n de volver a casa a buscar algo de comida y ofrecérsela:
el [malà kh]
ella le promete que lo esperará .
Mientras tanto, hagamos dos preguntas:
• ¿A quién se le ocurriría ofrecer alimento a una visió n espiritual?
• ¿A quién se le ocurre pedir una visió n espiritual para tener algo de
¿Paciencia mientras sales a preparar la comida y regresas?
Gedeó n (versículo 19) regresa a casa, prepara carne de cabra y pan, llega al [malà kh] que
lo esperó y le ofrece comida.
En ese momento ocurre algo decididamente fuera de lo comú n. El [malakh] ordena un
Gedeó n para poner la carne y el pan sobre una piedra, también le pide que vierta el caldo
encima y
entonces (Jueces 6.21):
El término
[tzitzìt] que se traduce como “cabello” indica exactamente una pieza, una
sujetar una prenda de vestir o incluso una pinza para el cabello; para el término [ruà ch]
Nos remitimos a lo dicho en el capítulo correspondiente, pero recordamos aquí para
facilitar la lectura que
Este término probablemente identificó lo que pasó rá pidamente por el aire y los cielos.
sin ser obviamente un pá jaro normal.
Por tanto, el texto bíblico nos dice literalmente que:
• un “algo” llameante y brillante se presenta a Ezequiel;
• este “algo” no identificado a su vez emite un “algo” que
podría ser un objeto o un sistema capaz de levantar a una persona, y eso es obvio
que la forma má s inmediata de indicar un elemento prensil no es fá cil
describible consiste en compararla con la mano humana: “modelo de mano”, dice
de hecho el profeta;
• todo [ruà ch] levanta al profeta y se lo lleva.
No queremos decir má s por qué debemos trabajar con imaginació n para desarrollar una
imagen.
consistente con la descripció n, pero lo que podemos concluir es que ciertamente no fue
de un á ngel antropomorfo.
En la secuencia de eventos, Ezequiel es llevado a Jerusalén donde ve a Ed.
exclama: «Ahí está
[kevò d] de Yahwèh."
Pero nos ocuparemos de lo que sucede a continuació n en el capítulo sobre los Querubines.
El libro de Daniel
El libro de Daniel pertenece a la llamada "literatura apocalíptica" y fue compuesto con
con toda probabilidad alrededor del siglo II a.C.; escrito en hebreo, arameo y griego, narra
acontecimientos
ambientada en la época del exilio babiló nico (597 a.C.), aunque el contexto histó rico má s
El marco general en el que se encuadran los hechos es muy amplio: va aproximadamente
del 600 al 160 a.C.
El texto contiene bastantes anomalías en cuanto a ubicació n, contenido y lenguaje, hasta el
punto de que el
El canon bíblico judío no lo incluye entre los libros proféticos, sino simplemente entre los
"escritos".
Las notables diferencias de fondo, forma y composició n literaria revelan que se trata del
el resultado de un montaje y reelaboració n de piezas preexistentes; en las distintas
ediciones
Incluso hay diferencias en el contenido, como capítulos presentes en la Biblia griega y
ausentes en la Biblia.
el judío, etc.
Al realizar los aná lisis también somos conscientes del hecho de que la literatura
apocalíptica, una
a diferencia del má s específicamente histó rico o de cró nica, utiliza categorías y lenguajes -
como la visió n y el simbolismo, que son difíciles de utilizar para proceder con uno
representació n concreta de la realidad.
Todo lo aquí expuesto no impide que este libro sea considerado en cualquier caso.
"revelado" por el canon cató lico y utilizado para definir figuras angelicales como "verdad
fiel".
A pesar de estar tan lleno de incertidumbres, el libro se toma como fuente para definir
verdades absolutas; Y
establecen las divisiones de reinos en la Tierra: no hay elementos que les permitan
definirlos como “á ngeles”, mucho menos pueden considerarse como tales en relació n a las
características que
la tradició n les ha atribuido.
Recordemos que los sumerios definían su tierra como "Kiengir", es decir, "tierra de los
guardianes,
vigilantes”, y que los egipcios conocían a los “neteru”, es decir, los “guardianes” de los
tiempos del principio. Soy
ciertamente correspondencias que no deben subestimarse porque no pueden considerarse
Coincidencias simples y aleatorias.
En los relatos de diversos pueblos se registra la presencia de individuos unidos en grupos
de poder.
se les confían tareas precisas, incluidas las de distribuir los gobiernos en la Tierra y
monitorear
que se respeten las disposiciones, exactamente como en este pasaje bíblico.
Daniel 9
No sabemos con certeza si el "justiciero" que mencionamos es el mismo individuo que él.
presenta en el capítulo 9 en el verso 21, definido por Daniel
[ghevriel], “Gabriel”, columna
que ahora estamos conociendo.
Daniel narra que, mientras oraba a la hora de la oblació n de la tarde, se presentó ante él.
este Gabriel, se acerca a él y le habla diciéndole que ha venido a revelarle todo (Dan 9,
20-22).
No es nuestro propó sito analizar aquí el contenido de las numerosas revelaciones que le
hace a Daniele,
porque debemos ocuparnos exclusivamente de su figura, contabilizando un elemento
cuá ntico
menos curioso de lo que parece en la descripció n de su forma de presentarse.
En primer lugar observamos que el término [ghevrìel] normalmente se considera un
nombre propio, pero
No podemos pasar por alto el hecho de que indica sobre todo un "status", una posició n, en
ya que significa “hombre fuerte de El”. La raíz [ghevèr] identifica de hecho la situació n
específica de
alguien que disfruta de un poder considerable: podríamos pensar en él como un
comandante o un representante
diplomá tico de alto rango.
La hipotética inclusió n en los niveles altos de alguna jerarquía podría encontrar una
justificació n en el hecho de ser un individuo "especial" ya por nacimiento. Volvamos a esto
Propongo un detalle de lo dicho en el capítulo dedicado a los [nephilìm] y subrayamos
Génesis 6.4 que habla de las uniones entre los hijos de los Elohìm y las hijas de los
terrícolas que:
Aquí se dice que los hijos de estas cruces fueron los
[ghibborìm], es decir, “el fuerte, el poderoso”, e
sabiendo que [ghibborìm] es el plural de [ghevèr] la conexió n entre ellos es casi inmediata
Gabriel y este linaje derivado del mestizaje: era quizá s un [ghevèr] de El y por tanto un
¿Individuo de poder por pertenecer al linaje "semidivino" de los [ghibborìm]?
La pregunta sigue siendo tal porque no tenemos la respuesta segura, pero el pasaje bíblico
proporciona un elemento adicional de curiosidad.
Las versiones tradicionales relatan que Gabriel (Dan 9.21) llega “volando rá pido”; El
en cambio, el texto bíblico contiene una expresió n que no hace referencia directa a la huida,
pero resalta
una aparició n inesperada, dice de hecho que llegó :
También podemos pensar libremente que estaba cansado por el vuelo, o por el viaje en
general,
En cualquier caso, esta nota decididamente singular que subraya el cansancio permanece
inalterada.
de un individuo que siempre se ha presentado, sin lugar a dudas, como una esencia pura
espiritual.
Ademá s, la etimología
101 recuerda el valor original de “esforzarse por escalar, esforzarse hacia arriba
hasta el agotamiento” y por lo tanto estaríamos, en todo caso, en la situació n opuesta a la
que
comú nmente representado por Gabriele que "desciende" con vuelo rá pido y ligero.
Incluso si se puede suponer que era un [ghevèr], todavía no estaba exento del régimen
normal.
Funcionamiento fisioló gico de un cuerpo material que consume energía en su acció n.
Al leer los versos, la representació n tradicional que describen nos parece artificial.
siendo este como un individuo angelical que viene volando ligero.
Daniel 10
Sin embargo, tenemos otras situaciones en las que la tradició n ha visto un á ngel mientras
que la Biblia parece
referirse a otro tipo de presencia. El capítulo 10 dice que en el tercer añ o del reinado de
Ciro (536
BC) se le hicieron revelaciones a Daniel mientras estaba con otros a orillas del río
Tigres. Alza los ojos y he aquí (Dan 10,5-6):
que tuvo:
• «caderas ceñ idas de oro de Ufaz»,
• «cuerpo como piedra de
[Tarscisco], “topacio”»,
• «partes delanteras como
[barà k], “relá mpago”»,
• «ojos como
[lafidé], “antorchas (destellos) de fuego”»,
• Tenía que mantener contactos y llevar informació n a los hombres elegidos del pueblo.
¿actuar a su vez como portavoces de la voluntad de los Elohìm, es decir, de los profetas? (El
término "profeta",
[navì], de hecho, contrariamente a lo que a menudo se piensa, no
indica el que predice el futuro, sino “el que habla en nombre de…”).
Josefo Flavio, las huestes celestiales y… la increíble visió n
Para obtener informació n sobre el historiador judeo-romano y su obra, consulte el
Glosario, pero
queremos reportar aquí un pasaje tomado de su obra La Guerra Judía.102
Se trata de un acontecimiento cuya descripció n recuerda de forma asombrosa algunas de
las canciones que
encontramos en el examen de la multiplicidad de los Elohìm.
Entre el 66 y el 70 d.C. Roma intervino para sofocar las rebeliones que estallaron en Judea y
Jerusalén: el conflicto terminará con la conquista y destrucció n de la ciudad
del ejército romano comandado por Tito.
La obra citada narra estos hechos y Josefo los escribe palabra por palabra (Libro VI,
capítulo.
5,296-299):
(296) No muchos días después de la fiesta, el día veintiuno del mes de Artemisio, apareció
uno
visió n milagrosa que a uno le costaría creer;
(297) y en realidad creo que lo que voy a contar podría parecer una
fá bula, si no contara con el apoyo de testigos presenciales por un lado, y por el otro
confirmació n de las desgracias que siguieron [cursiva del autor].
(298) Antes de que se pusiera el sol, se vieron carros en el cielo sobre toda la regió n.
guerra y filas de hombres armados que surgieron de las nubes y rodearon las ciudades.
(299) Ademá s, en la fiesta llamada Pentecostés, los sacerdotes que habían entrado de
noche en el templo interno para celebrar los ritos habituales, informaron haber escuchado
por primera vez un
shock y un golpe, y luego un grupo de voces que decían: «De aquí salimos
vamos".
Só lo nos queda preguntarnos:
• ¿De quién está hablando Josefo?
• Porque él mismo afirma que lo visto fue extraordinario al punto de ser
¿increíble? “Por suerte hubo testigos”, casi parece exclamar
satisfecho y, por tanto, el fenó meno es innegable.
• ¿De quién está compuesto ese ejército celestial?
• ¿Quiénes son los individuos que dicen que quieren irse de ese lugar?
• Son las huestes de los Elohìm y los [malakhìm] que dejan a los suyos para siempre.
¿gobernació n?
No lo sabemos con certeza, pero ese evento no es aislado. En los versículos 289 y 290 José
Flavio recuerda que "en un tiempo anterior" se había presentado en el cielo...
una estrella en forma de espada y un cometa que duraba un añ o o como cuando el pueblo
se había reunido para la fiesta
de los Panes sin Levadura [...] a la hora novena de la noche el altar y el templo quedaron
rodeados de tal esplendor que parecía estar en plena luz del día, y el fenó meno duró media
hora...
Notamos una precisió n temporal casi cronométrica al describir fenó menos rastreables.
a huestes celestes y presencias no identificadas acompañ adas de fenó menos asombrosos.
Quizá s, en su época, los "justicieros" de los que habla Daniele todavía estaban allí.
En conclusió n…
Volvamos a parte de la premisa para confirmar su validez a la luz de lo representado.
en este capítulo.
Los á ngeles [malakhìm] son individuos materiales cuya diferencia física con el hombre es
evidente; está n dotados de poderes superiores: viven en campos que parecen no existir
acceso permitido; deben hacer preguntas cuando se encuentran con situaciones al azar
imprevisto; realizan diversas funciones de cará cter absolutamente prá ctico, entre las que
también se encuentra
el de actuar como portavoz de Yahvé en cuyo nombre transmiten ó rdenes, indicaciones y
proyectos que sus interlocutores (profetas) deben luego informar al pueblo.
Reiteramos que no es nuestra intenció n definir o negar "absolutamente" la existencia de los
á ngeles.
entendidos como entidades espirituales, pero só lo para conocer su representació n en el
Antiguo Testamento.
Por tanto, recordamos exclusivamente la pregunta que inevitablemente vuelve a surgir:
• Lo que se ha escrito sobre ellos en la literatura religiosa, espiritualista y devocional es
¿Consistente con las figuras de los [malakhìm] que actú an en el Antiguo Testamento?
98El libro que cambiará …, op. cit.
99Fuente: http://www.vatican.va/archive/ITA0014/__P19.HTM
100Ver Diccionario etimoló gico…, op. cit. en Bibliografía.
101Ver Diccionario etimoló gico…, op. cit. en Bibliografía.
102op. cit. en Bibliografía.
Si Dios lo mantuviera cerrado
en su mano derecha toda la verdad
y solo en su mano izquierda
La tensió n cada vez mayor hacia la verdad.
y me dijo: “¡Elige!”,
entonces le agarraba la mano izquierda y le decía:
“¡Padre, dame esto! ¡La pura verdad está reservada só lo para ti!
GE MENOS
10
[Satá n]
Satá n – Lucifer
Capítulo aparte merece el que es sin duda el má s famoso entre los "á ngeles".
al mismo tiempo, quizá s, el má s improbable en relació n con la forma en que se produce
presentado y las características que se le atribuyen.
Satá n
El nombre de Sataná s está presente 18 veces en el Antiguo Testamento y debemos afirmar
inmediatamente que
la mayor parte de lo que cree o cree saber sobre él no proviene de ese libro.
La imagen comú n que lo representa como un demonio de cola bifurcada, con cuernos y
cuerpo de cabra de cintura para abajo, deriva de la identificació n iconográ fica con el dios
griego
Pan, que sin embargo constituye uno de los muchos inventos absolutamente imaginativos y
carentes de inventos
cualquier fundamento.
En hebreo el término "Sataná s",
[satà n], significa “adversario” y es una palabra con la que
se define una funció n precisa: la del antagonista, como lo es el término [malà kh]
“á ngel” simplemente identifica la funció n del mensajero.
El hecho mismo de que a menudo vaya precedido del artículo documenta sin lugar a dudas
que este no es el caso.
es un nombre propio atribuido a un individuo, ya sea material o espiritual: en cuanto a
Elohìm y [malà khìm] por tanto indica un estado o una tarea.
sataná s – hombre
Algunos ejemplos aclarará n lo que estamos diciendo. Lejos de ser una tarea cumplida
exclusivamente de un supuesto "á ngel", en los pasos que se relatan a continuació n veremos
que el término
[satà n] indica varias veces, y sin lugar a dudas, una actividad realizada por hombres.
a) En el capítulo 29 del Primer Libro de Samuel, el israelita David aparece junto a
del ejército filisteo como aliado, pero los líderes creen que no pueden concederle el
confianza necesaria y decide renunciar a su apoyo haciéndolo marchar. ellos motivan
esta decisió n suya señ alando que una vez fue expulsado de sus filas (1 Sam 29,4):
Su comportamiento es comprensible, es decir, no pretenden correr el riesgo de volver a
encontrarlo.
repentinamente se puso del lado del enemigo en el curso de la batalla: no quieren tener
a él – y a su ejército – les gusta
[satà n], “adversario”.
refiriéndose sin duda a los hombres, entendidos tanto individualmente como en grupo.
sataná s – á ngel
El mismo concepto de “adversario” se mantiene cuando el término se relaciona con
[malakhìm], los “á ngeles”.
a) En el libro de Job la figura de
[satà n] adquiere un valor notable y juega un papel determinado
nú mero de acciones importantes que se pueden resumir en el papel de acusador y tentador
comparado con ese hombre piadoso.
Se comporta con él como un enemigo y lo hace para demostrar cuá l es la devoció n de Job.
motivado exclusivamente por las fortunas materiales que los Elohìm le permiten disfrutar.
El
El capítulo 1 narra que un día los hijos de los Elohìm se presentaron ante Yahwèh y que
(Trabajo 1.6):
Registramos aquí la presencia del artículo que revela al autor bíblico también en este caso.
no se refiere a un individuo específico, sino a uno de los hijos de los Elohìm y precisamente
a
el que se prepara para desempeñ ar el papel que podríamos asimilar al de un pú blico
ministerio.
Evidentemente no analizamos toda la historia, por lo que remitimos al lector al texto
bíblico;
hacerla regresar al camino, el [malà kh] se encuentra en el camino entre las hileras de uvas
teniendo un muro bajo en
cada lado; el asna se hace a un lado para pasar, pero aplasta el pie de Balaam contra el
pared y la escena continú a hasta que el [malà kh] le dice a Balaam que tendrá que seguir las
ó rdenes que
él se lo dará .
El verso confirma que la funció n desempeñ ada por el emisario está en perfecto acuerdo con
la voluntad
de los Elohìm; de hecho se lee (Nm 22,22):
Un poco má s adelante tenemos una mayor confirmació n del valor puramente funcional del
término.
[satà n], donde el á ngel habla en primera persona diciendo (Nm 22,32):
En resumen…
Este breve repaso de versículos confirma, pues, los dos aspectos fundamentales de esta
figura:
• la figura de Satá n no existe como un ú nico actor que actú a con personalidad propia
individualidad, sino que representa una posició n, una funció n que puede llevarse a cabo
por hombres que por [malakhìm], los llamados “á ngeles”;
• no es siempre y necesariamente un antagonista de “Dios”:
• suele ser un intérprete fiel porque hace exactamente lo que “Dios” quiere;
• por lo tanto no puede ser identificado inequívocamente como el líder de las huestes
rebeldes.
Lucifer
De hecho, la tradició n religiosa ha creado una fusió n entre Satá n y otra figura angelical.
conocido con el nombre de Lucifer. Este término significa “Portador de luz” y deriva de
del latín lucifer (compuesto de lux, "luz" y ferre, "traer") y del griego phosforos (phos,
“luz”, y pherein, “traer”); se utiliza a menudo para definir el planeta Venus, que aparece
al amanecer anticipando así la luz del día.
En realidad, esta combinació n só lo se justifica cuando se incluye en la definició n completa
de
“estrella de la mañ ana”, porque en otros casos el término se refiere a un cuerpo no
identificado
brillante celestial.
En la tradició n popular este término generalmente se refiere a un ser hipotético.
incorpó reo y luminoso de naturaleza eminentemente maligna, de hecho a menudo incluso
se indica
como el líder de los demonios, el señ or del inframundo en el que yacen los condenados, y él
está en este
es decir, que en parte del judaísmo y del cristianismo se asimila a la figura de Satá n.
Esta identificació n sustancial derivaría de las tradiciones judeocristianas que proporcionan
una interpretació n particular de un pasaje de Isaías que veremos en breve. En este caso, el
nombre Lucifer sería el que poseía la entidad antes de su expulsió n del cielo por
de "Dios": el á ngel "portador de luz" se habría convertido en Sataná s, es decir, "el
adversario" de
excelencia.
Los principales defensores de esta interpretació n fueron Jeró nimo, Tertuliano, Orígenes,
San
Gregorio Magno, San Cipriano de Cartago, San Bernardo de Claraval, Agustín de
Canterbury... quienes esencialmente está n de acuerdo en afirmar el estado angelical
original de
Lucifer/Sataná s y sus á ngeles/demonios: una condició n paradisíaca de la que habrían caído
por orgullo y rebelió n.
Bá sicamente podemos decir que estos Padres establecieron la identidad entre el Lucifer de
Isaías y el
Satá n de Job y de los Evangelios, realizando una soldadura que ha entrado en la tradició n
religiosa y
popular.
Mientras tanto, recordemos que acabamos de ver que la definició n de "adversario de Dios"
no es
absolutamente apropiado.
El Lucifer de Ezequiel
Antes de examinar el pasaje de Isaías que está en el origen de las diversas elaboraciones
teoló gicas, es bueno
eliminar otro pasaje del Antiguo Testamento que, con un tono absolutamente forzado
inaceptable, a menudo se remonta a Lucifer/Sataná s: Ezequiel 28, 1 y siguientes.
En el capítulo citado, Ezequiel se dirige al rey de Tiro para transmitirle las palabras de
Yahwèh:
critica duramente el orgullo que lo empujó a parecerse a los Elohìm y se anticipa a ellos
la inevitable caída a manos de los pueblos enviados por el mismo Yahvé que le hará n morir
muerte violenta enviá ndolo al inframundo (?).
Esto es lo que dicen las traducciones actuales, pero aquí el concepto de "inframundo" es
una primera
forzamiento artificial, porque el término hebreo
[schakhat] no se refiere al concepto comú n
del inframundo, sino que indica un pozo como los que se utilizan para capturar animales
salvajes y por lo tanto
el infierno no se contempla en absoluto en esa circunstancia: los versículos 7-8 amenazan
la llegada de pueblos extranjeros que luchará n contra él, lo derrotará n y lo "hará n"
baja a un hoyo."
La secuencia de la historia también nos permite pensar que se producirá el descenso al
foso.
incluso antes de la matanza y por lo tanto quizá s se trate de una simple captura seguida de
la
muerte por ahogamiento [be-lev iamìm], "en las profundidades de las aguas".
La narració n continú a luego con lo que la propia Biblia define explícitamente como
"lamento
sobre el rey de Tiro" (Ez 28,12) y recuerda a modo de comparació n la grandeza original de
un
personaje que fue expulsado del Edén por orgullo, es decir, el mismo sentimiento
reprobable que llevó al rey de Tiro a profanar los santuarios, a cometer violencia y a ser
acusado
por tanto de numerosos pecados que ya no son redimibles.
Estamos particularmente interesados aquí en el versículo 14, porque eso es lo que se
interpreta como
refiriéndose a Lucifer, aunque entenderemos que no hay nada en él que permita esto
yuxtaposició n:
El verdadero pasaje del que partió toda la elaboració n teoló gica es el siguiente (Is 14,12-
15):
Esta invectiva continú a señ alando có mo se creía tan poderoso que
lograr asemejarse al Altísimo (versículo 14), es decir, a aquella figura llamada
[elian]
del que hablamos en el capítulo dedicado a la divisió n de los pueblos.
Pero su altivez es castigada y arrojado al infierno (versículo 15).
Los Padres de la Iglesia procedieron de la siguiente manera: aplicaron el pasaje a la visió n
de la caída del príncipe de los á ngeles rebeldes; Recogieron las palabras de Cristo relatadas
en Lucas.
10.18 ("Vi a Sataná s caer del cielo...") y comenzaron a designar con el nombre de
Lucifer el líder de los demonios, creando así el emparejamiento con Sataná s.
Pero no hay ningú n pasaje en los textos que pueda permitir expresamente este
planteamiento, al contrario.
El capítulo 14 de Isaías es una especie de poema sarcá stico dirigido contra una persona
poderosa.
Tierra de la que en breve diremos: éste es el que pensó poder llegar a las alturas
del [eliò n]! Es precisamente el versículo 4 el que nos dice esto, donde Isaías se dirige al
pueblo de Israel.
invitá ndolo a pronunciar un [maschà l], "proverbio, sentencia, pará bola", contra este
soberano.
Con expresiones iró nicas arremete contra él diciéndole que si él también era un gran ¿qué
aterrorizó al pueblo, ahora se ha vuelto uno como los demá s; si incluso antes hizo temblar
la tierra,
ahora yace insepulto entre otros cadá veres…
¿Pero quién es exactamente este personaje?
Segú n una tradició n sería Nabonido, el rey de Babilonia derrotado por Ciro II.
Grande que en el añ o 539 permitió el regreso de los judíos a Palestina. Mucho má s probable
es que
sin embargo, el versículo se refiere al segundo sucesor de Ciro, Jerjes (muerto en 465 a. C.),
quien colocó
fin del período de buena convivencia que se había establecido entre la dinastía aqueménida
y la clase
Líder de Jerusalén; El fin del idilio también tuvo repercusiones negativas en la
reconstrucció n de
Templo que sufrió un revés.
Los versículos de Isaías 14 que van del 4 al 23, incluido el que aquí nos interesa,
de hecho representan una síntesis de la pará bola del gobernante persa y lo que sucedió a
continuació n.
su reinado: fin de la tolerancia religiosa establecida por Ciro el Grande, destrucció n de los
centros
también importantes zonas habitadas (incluida Babilonia), ruina del reino persa
(recordemos las derrotas
de Salamina, Platea, Mícala) y la muerte violenta de Jerjes.
Ademá s, el pasaje bíblico parece ser una respuesta directa a lo que estaba haciendo el rey
persa.
escribe sobre sí mismo cuando pidió a la divinidad que fuera grande y feliz en las dos vidas,
aquella
terrenal y futuro: la condena bíblica también recuerda los dos mundos y arremete contra el
soberano culpable de haber puesto fin a la política universalista de su predecesor Ciro, que
el propio profeta había llegado a definir a Yahwèh como Mesías. Las relaciones cambiaron,
el profeta invita
al pueblo judío arremeter contra el nuevo soberano con ironía y sarcasmo: evidentemente
el
La profecía fue escrita "después" de la muerte del rey, como todas las demá s profecías
bíblicas que se
siempre se escribieron "después" de que ocurrieron los hechos y, por lo tanto, siempre son
profecías.
formalizado post eventum.
Este paralelismo ú nico entre los versículos bíblicos y los acontecimientos de Jerjes, y el
período histó rico en el que
El texto fue compilado por el autor conocido como Deutero-Isaías – las décadas de
restauració n de Israel después del exilio babiló nico – dicen con certeza que el cará cter
a quien se refiere el profeta no es un espíritu maligno, un diablo, ni siquiera el comandante
de las huestes infernales: no es ese Lucifer que ha sido construido artificialmente
de la tradició n religiosa; de hecho, es el gobernante aqueménida.
El versículo mencionado anteriormente se ubica en un contexto histó rico preciso que no da
lugar a
dudas, pero sin embargo se sentó como base para toda elaboració n doctrinal.
siguiente: los Padres de la Iglesia lo utilizaron para construir la figura inexistente de un
á ngel que originalmente se llamaba Lucifer y luego, después de la caída, Sataná s.
La tradició n patrística encontró su apogeo en Tomá s de Aquino, quien no só lo respaldó
la identificació n de Lucifer con Satá n, sino que pretendía documentar que se trata
precisamente de una
A partir de esta identificació n podemos captar el origen del llamado “mysterium
iniquitatis”,103 la cuestió n siempre irresuelta de la existencia del mal y de la injusticia en
mundo.
Un verso destinado a Jerjes ha sido redirigido a esta figura, que parece ser fruto de
¡Una elaboració n teoló gica pura e inconsistente!
Nos preguntamos:
• Todo surge de un malentendido experimentado de buena fe o del deseo expreso de
encontrar
fundamento textual a la definició n de la figura del señ or de aquellos inframundos en los
que
¿Terminarían los pecadores?
No só lo la Iglesia...
La doctrina cristiano-cató lica no fue la ú nica que provocó esta distorsió n, incluida la gnosis.
contemporá neo de él, sucumbió a la tentació n de utilizar la figura de Lucifer. El lo hizo
pero invirtiendo su valor y reinterpretá ndolo de manera salvífica: lo despojó de su
connotaciones negativas y le atribuyeron una funció n liberadora hacia el demiurgo.
Segú n esta hipó tesis, la serpiente/Lucifer descrita en el Génesis sería quien empujaría
hombre a adquirir el conocimiento del Bien y del Mal y emanciparse hasta llegar a ser
semejante a
"Dios".
Catolicismo, Gnosis, partes del judaísmo que hacen referencia al Segundo Libro de Enoc,
etc.: en
En el capítulo 14 de Isaías se desarrolla un cú mulo de interpretaciones y elaboraciones
teoló gicas de
notable profundidad y también de gran influencia en la conciencia de las personas de fe. De
lo contrario
Creemos que podemos decir con seguridad que el profeta y el pueblo de Israel le
¡Contemporá neamente estaban pensando en algo completamente distinto!
Destacan los contrastes irreconciliables entre los valores positivos y negativos atribuidos a
una misma figura
una vez má s los riesgos que se corren cuando se abandona la literalidad del texto y sí
procede guiado por propó sitos ideoló gicos y doctrinales.
En conclusió n…
De lo que se desprende de traducciones no condicionadas por el pensamiento teoló gico,
entendemos que
La Biblia misma está muy lejos de la iconografía tradicional que quiere ver en
Sataná s/Lucifer el príncipe de los demonios, el adversario por excelencia y el señ or del
inframundo en
donde los condenados sufren el castigo eterno.
Hemos comprobado que el término [satà n] ni siquiera indica un individuo específico sino
má s bien un
funció n, una tarea, una tarea que puede ser realizada tanto por hombres como por
mensajeros
de los Elohìm: no es una entidad espiritual a la que hay que temer o a la que se puede
acudir para evocar no
fuerzas del mal mejor identificadas.
Luego documentamos có mo el Lucifer de Isaías no tiene nada que ver con [Sataná s].
bíblico, por lo que no podemos dejar de cerrar con la amarga consideració n de que el
satanismo, con
todas las consecuencias dañ inas y dramá ticas que acompañ aron sus manifestaciones
aú n má s criminal, surge de doctrinas artificiales y en ellas encuentra su naturaleza muy
triste y nefasta.
Justificació n “espiritual”.
103 Véase Summa theologiae I, q. 63, a. 1, Summa contra Gentiles III, cc. 108-110.
11
[kerubìm]
¿Son los querubines á ngeles?
Anteriormente hemos informado sobre el contenido de las tradiciones que prevén la
existencia de diversos
Ó rdenes de á ngeles, dotadas de tareas diferentes y específicas.
Entre las diversas ó rdenes enumeradas por el pensamiento religioso y espiritista se
encuentra la de los Querubines:
Seres angelicales a quienes se atribuye particular importancia dentro de las jerarquías.
angelical.
Se dice de ellos en particular que penetran de cerca los misterios divinos; de “Dios”
recibirían la
luz de la sabiduría, teniendo entonces la capacidad de comunicarla a los hombres. También
se afirma que
sus alas son el símbolo del descanso en la contemplació n y el testimonio de la capacidad
de la mente para levantarse a escuchar la voz divina que representan. ellos estarían en
capaz de conocer a "Dios", de contemplar su belleza, de transmitir luz al hombre
sobrenatural; representarían simbó licamente la supremacía y soberanía divinas.
sobre toda la creació n.
Esta alta funció n suya siempre los ha convertido en objeto de especial atenció n al que
debemos prestar especial atenció n.
Nos adaptamos dedicá ndoles dos capítulos, aunque en ellos los presentaremos bajo una
misma luz.
decididamente diferente: el derivado del texto bíblico.
Por tanto, los querubines de la tradició n del Antiguo Testamento parecen tener su propia
especificidad.
los identifica, los distingue y los caracteriza como elementos que difícilmente pueden ser
devuelto a esa iconografía angelical a la que nos hemos acostumbrado.
Los querubines en el Antiguo Testamento
Hasta este punto hemos informado y resumido brevemente lo que la tradició n ha dicho
acerca de los Á ngeles en
en general y de los Querubines en particular.
Ahora debemos preguntarnos qué dice literalmente el Antiguo Testamento sobre
[keruvìm/kerubìm] y lo haremos siguiendo un camino que nos llevará paso a paso al
descubrimiento
progresió n de elementos que el texto bíblico inserta de forma casi aleatoria, porque, una
má s
tiempo, observamos que nuestra necesidad de tener descripciones sistemá ticas no
constituía má s bien
Una pregunta relevante para los autores antiguos.
Distribuyeron en varios pasos los elementos descriptivos que llamaban la atenció n de vez
en cuando.
el observador y debemos buscarlos con una obra tan paciente como fascinante.
Capítulo de Génesis. 3
Estamos en el Jardín del Edén.
La serpiente tentadora completó su plan desestabilizador, convenció a Eva para que
comer el fruto prohibido y la violació n de la prohibició n ha sido consumada (esto es lo que
tratamos
en el capítulo “El pecado y la condenació n”105). En ese momento Adá n y Eva se dan cuenta
estar desnudo; Yahweh Elohìm les proporciona tú nicas de cuero, los viste y los echa de ese
lugar.
protegido.
Sin embargo, echarlos no es suficiente, evidentemente quiere asegurarse de que los dos no
puedan
regresa y luego (Gen 3,21-24):
Este versículo primero nos dice que el Edén tenía una sola entrada, probablemente ubicada
en
est, y que por lo tanto era suficiente controlar este acceso para bloquear cualquier
intrusió n
no solicitado. Luego nos revela que este “Dios” necesita poner guardianes para
impedir la entrada al lugar donde reside y debemos decir que esto nos sorprende bastante,
si pensamos en él como una entidad espiritual.
En este pasaje bíblico la figura de los Querubines no va acompañ ada de descripciones que
nos ayuden
para entender su forma, dimensiones, imagen... só lo nos enteramos de que iban
acompañ ados,
flanqueado por, o quizá s conectado a, una cuchilla giratoria.
En la traducció n de
[kherèv] con el término “lama” que hemos insertado entre paréntesis
“quemar”, porque este es el significado de la raíz hebrea106 que normalmente viene
traducida simplemente como “espada”, perdiendo así un detalle de cierta importancia,
como
Tendremos la oportunidad de ver mejor má s adelante.
A falta de una descripció n precisa y en presencia de los pocos elementos aportados por el
texto, parece
sin embargo está claro que la representació n tradicional del Querubín (singular) visto
como
un á ngel alado sosteniendo una espada para defender la entrada no corresponde a lo que
La Biblia nos dice: tenemos una cuchilla giratoria que quema, es decir, una rueda de fuego
cuyo
La conexió n física con los Querubines - que son má s de uno - aú n no está bien especificada
aquí.
1 Reyes cap. 6
En el primer libro de Reyes encontramos la historia de la construcció n del Templo de
Jerusalén ad
obra de Salomó n. El capítulo 6 establece claramente que Yahweh mismo proporcionó la
indicaciones para llegar al edificio que será su hogar para el pueblo de Israel; basado en
estos
Con instrucciones precisas, Salomó n hace hacer dos y colocarlos en la parte má s interna del
templo.
Querubines oliva de diez codos de altura (unos cinco metros) y (1 Reyes 6,24):
El versículo nos dice que la otra ala también medía cinco codos de largo: así medía unos
cinco
metros, de un extremo al otro.
En la traducció n insertamos el signo de interrogació n porque el término
[U [kanà f], que
normalmente se traduce como "ala", en realidad indica en primer lugar una "parte lateral",
una
“extremo”, como diríamos el ala de un edificio o el final del brazo de una grú a.
Debemos saber que su etimología original indica precisamente algo que "cubre,
protege y esconde”, por lo tanto no estamos en presencia de un elemento cuya funció n
principal sea
exclusivo es el de volar má s bien, con
[kanà f], tenemos una estructura que sirve
proteger, incluso de la vista de los presentes: «Cubrir y ocultar de la vista, cubriendo,
protegiendo»
aclara el citado Diccionario Etimoló gico...107 El lector seguramente habrá notado esto
menos raro.
Aquí encontramos el término [kanà f] que no tenemos en el capítulo anterior dedicado a los
"á ngeles".
nunca encontrado: debemos tener en cuenta que esta estructura que hace referencia al
concepto de alas no
pertenece a las figuras de los "á ngeles" [malakhìm], que en cambio vienen tradicionalmente
representados como seres alados.
Continuando con nuestra investigació n sobre las características de los Querubines,
entenderemos su funció n y
sobre todo descubriremos que los dos tipos de seres - [malakhìm] y [kerubìm] -
pertenecen a categorías absolutamente diferentes. Hasta ahora todavía no podemos
encontrarlo.
una descripció n de los Querubines, pero entendimos que tal vez sean de tamañ o
considerable y
sobre todo estamos empezando a entender para qué sirven esas extremidades que siempre
han estado
entendidos y representados exclusivamente como alas: ahora sabemos que su funció n es
mú ltiple,
dado el significado principal de la raíz hebrea.
Resumamos: los Querubines…
• está n conectados a una cuchilla encendida y giratoria:
• pueden tener dimensiones considerables:
•Tienen elementos que realizan mú ltiples funciones: cobertura y vuelo.
1Samuel 4.4 / 2Samuel 6.2 / 1Cró nicas 13.6 / Salmos 80.2 - 99.1
/ Isaías 37,16
En los pasajes citados en este pá rrafo aprendemos otro elemento que nos permite
continuar
en descubrir la naturaleza de estos misteriosos “objetos”.
En todos los versos se afirma invariablemente que:
El verbo
[iscià v] incluye una serie de acepciones que hacen referencia a los conceptos de "vivienda,
sentarse”, pero también el posado de los pá jaros y el acecho de los animales (Ex 24,14; 1
Reyes 2,19;
Jer 35,7; Son las 13.20; Canció n 5.12; Sal 17,12…).
Por lo tanto, esta fó rmula nos describe con la concreció n natural habitual de los autores
bíblicos que i
Los querubines parecen ser (o poseer) estructuras en las que uno puede apoyarse.
Lo cierto es que quienes los consideran "á ngeles", es decir, figuras etéreas aladas,
necesariamente deben introducir
claves de interpretació n capaces de resolver la inconsistencia de un "Dios" que se sienta o
descansa sobre su
“á ngeles”.
Pronto veremos que se trata de un aterrizaje muy concreto.
Ya sabemos que lo que representa un problema para la interpretació n religiosa no fue
para aquellos que conocían personajes, hechos, lugares y objetos, como el [kevò d] de
Yahwèh y el
estructuras conectadas a él.
Con el término [kevò d] hemos visto en nuestro trabajo anterior que la Biblia indica una
“algo pesado” sobre el cual viajaban los Elohìm: algo que producía nubes, un ruido fuerte
y viento de tormenta, y que, al pasar cerca de un hombre, lo mató de manera inexorable
porque
“Dios” no pudo controlar sus efectos. No poder elegir una traducció n eficaz
del término – si no usamos la palabra “OVNI” – simplemente usaremos el nombre por el
cual
define la Biblia misma.
Por el momento registramos esta informació n adicional relativa a la
Querubines:
• está n conectados a una cuchilla encendida y giratoria;
El acto de "ponerse encima" que hemos encontrado antes adquiere aquí un contenido
decidido
má s preciso y diná mico; no se trata só lo de “sentarse y quedarse”, porque el verbo
[rakav]
indica exactamente el acto de montar en la forma específica en que se monta un caballo y la
acció n de
La conducció n se recuerda por el movimiento posterior del Querubín que lleva a su
pasajero.
Yahvé, después de haber descendido del cielo con el habitual corolario de acontecimientos
luminosos y ruidosos, parece
dejar su vehículo principal para subir a otro y con este realizar una incursió n directa
a la batalla: llega, observa y luego “monta” un querubín.
La escena se completa con este Elohìm a horcajadas sobre el Querubín visto en perspectiva.
fondo de las alas del [ruà ch].
Para la fecha límite
[ruà ch] aquí traducido como “viento” nos referimos a lo que está escrito en el capítulo ad
se dedicó . Só lo destacamos la peculiar curiosidad de una descripció n en la que este [ruà ch]
sirve de teló n de fondo a la escena en la que Yahwèh cabalga sobre sus querubines: toda
una rareza
¡Si queréis afirmar que el término [ruà ch] representa indiscutiblemente el "espíritu
divino"!
• Quizá s estemos ante un medio que se mueve con agilidad y del que puede captar
David (versículo 17) y llevarlo a un lugar seguro?
La misma historia también se relata en el Salmo 18, en el que David entona un cá ntico de
gracias a “Dios” por salvarlo de la mano de sus enemigos. Describe su llegada y,
después del corolario habitual de acontecimientos que siempre acompañ an la
manifestació n de su carro
celestial, especifica (versículo 11):
El verbo [dah] indica el vuelo rá pido en el aire típico de las flechas o de las aves rapaces y
Una vez má s observamos que sería al menos curioso pensar en un "Dios" que se eleva a
montado en un á ngel para ser llevado...
Por segunda vez la imagen de Yahwèh en vuelo se sitú a en relació n con la fisicalidad de
[ruà ch] que parece actuar como un punto de referencia visual para el observador: nos
preguntamos có mo
los autores bíblicos que, segú n la tradició n, podrían haber inventado tal escena
religioso, tenía como objetivo acreditar la figura de un ú nico "Dios" entre los fieles,
universal, espiritual y trascendente.
Rabino Matityahu Clark, en su Diccionario Etimoló gico… 108, en la presentació n de la raíz
[karav] cita expresamente el Salmo 80,2 y en la entrada [kerubìm], en la que Yahwèh sigue
siendo un
una vez descrito como “sentado”, da el siguiente significado: «Vehículo para la presencia de
Dios», es decir
“Vehículo para la presencia de Dios”.
Esta repetida descripció n de Yahvé montado sobre el Querubín nos proporciona una
imagen
muy similar a la escultura que se encuentra en el Museo Arqueoló gico de Estambul y que
tenemos aquí
reproducido:
... como una piedra de zafiro como una apariencia como un trono...".
En la traducció n del capítulo 1 habíamos leído que debajo de la parte central del objeto
volador
equipados con una cú pula estaban los "vivos"; Ahora nos enteramos de que la cú pula era
transparente.
porque a través de él se podía ver un trono/asiento hecho de material brillante, pero
sobre todo leemos una vez má s que esta cú pula estaba colocada "arriba" de
¡Querubines!
A estas alturas creemos que no tenemos dudas: los "vivos" con ruedas, círculos, estructuras
apoyo en el terreno... ellos son los
[keruvìm]. Una situació n que ya hemos visto en las pá ginas.
precedentes, y que el propio Ezequiel confirmará , como veremos en breve. Ya
Sabíamos que Yahweh "se sentó " sobre los Querubines, pero aquí Ezequiel revela otra
particular: ¡en realidad era el carro de los Elohìm que descansaba sobre los Querubines! el
que es
sentado en el trono visible a través de la cú pula, da la orden al hombre vestido de lino de
que sea
apareció en escena en el capítulo 9 (Ez 10,2):
La orden confirma que los Querubines tienen ruedas y que hay un espacio entre ellas
dentro del cual un individuo puede entrar a realizar acciones que en el momento no realiza
Sin embargo, son el objeto de nuestro interés.
El siguiente versículo nos dice que los Querubines se colocan a la derecha del
Templo y que la nube llenó el patio interior (recordemos que la escena se desarrolla en
Jerusalén).
• ¿Qué pasó ?
• ¿De dó nde vino esa nube? Ezequiel aclara (Ez 10,4):
«… el Templo se llenó de la nube y el atrio se llenó del resplandor del
[kevò d] de Yahwèh."
He aquí, pues, la explicació n del profeta: el [kevò d] se coloca sobre los querubines, se eleva,
supera
la protecció n (umbral) del Templo y entra al patio, mientras una nube envuelve
el Templo mismo.
Todo este gran movimiento no só lo se ve, sino que también se escucha por quienes está n
ahí
de hecho, incapaz de ayudar (Ez 10,5):
Por lo tanto, no es só lo Ezequiel quien ve lo que sucede en el patio interior, sino que
también hay alguien que,
atribuir a las ruedas, podríamos definirlas como "turbinas" sin necesidad de usar la
imaginació n
(segú n la ilustració n anterior).
• ¿Son estas las espadas giratorias y en llamas que vimos en Génesis 3?
• Constituían el sistema de propulsió n de los Querubines, de los cuales hemos visto que
¿Descansó el [kevò d] de Yahwèh?
No nos dejamos llevar por la fantasía; la pregunta es legítima si leemos los siguientes
versos
(Ez 10,15):
Mientras tanto, Ezequiel nos cuenta lo que dentro de poco confirmará : la "cosa" que vio en
el río
(cap.1) junto con los "vivos" era el que ahora vuelve a ver con los Querubines. De inmediato
luego nota una vez má s que (versículos 16-18):
• «en (cuando) proceder de los Querubines»;
• «las ruedas se pusieron a su lado»;
• «y en (cuando) traerá n los querubines sus alas para que estén muy por encima de la
tierra»;
• «tampoco giraron las ruedas de lado (no se alejaron)»;
• «al estar quietos (cuando) se detuvieron»;
12
[berìt-ha-arò n kerubìm]
Los Querubines del Arca de la Alianza
Los querubines mencionados en el libro del É xodo merecen una discusió n aparte, debido a
su ubicació n.
y su funció n adquiere contornos diferentes a los que vimos en el capítulo
anterior; Nos encontramos ante elementos específicos que es necesario analizar.
por separado.
De hecho, entran en juego tres estructuras que está n estrechamente conectadas entre sí
tanto desde el punto de vista
desde un punto de vista espacial y funcional; De lo que surge de la lectura del texto, el
segundo aspecto
depende del primero porque la funcionalidad del conjunto parece determinada por la
correcta
posicionamiento de:
1. Arca de la Alianza:
[berit-ha-arò n]
2. Propiciatorio:
[kapporèt]
3. Querubines:
[kerubìm]
1. Arca de la Alianza
En É xodo 25,10-16 Yahwèh proporciona a Moisés las instrucciones precisas para hacer un
cofre sobre
cuya finalidad será contener y preservar la
[edù t], “testimonio”, que es lo mismo
Elohìm dará a Moisés y que siempre se considera como el conjunto de reglas dictadas por
"Dios".
Deuteronomio 10,1-5 afirma expresamente que guardaba las Tablas de la Ley.
Las indicaciones para su creació n incluían que debía ser:
• construido en madera de acacia;
• 2,5 codos de largo, 1,5 codos de ancho y 1,5 codos de alto (aproximadamente 112,5 x 67,7
x 67,5 cm de
medidas decimales);
• cubierto de oro puro tanto por dentro como por fuera y rodeado en la parte superior por
un borde
también hecho de oro;
• equipado en los cuatro pies con el mismo nú mero de anillos de oro, dos a cada lado, en los
cuales
introdujeron dos postes de acacia que servían para el transporte y que no eran
nunca hubo que sacarlos de los anillos.
Estas son las instrucciones dadas: No podemos evitar detectar la extrañ eza
representado por un "Dios" dedicado a descripciones tan detalladas de los métodos de
construcció n del mobiliario destinado a su culto.
• Porque era fundamental que eso, como otros objetos, se hiciera de una sola vez.
¿Forma específica, con medidas, formas y materiales bien definidos?
Yahvé recomienda a Moisés al menos tres veces seguir fielmente las
[tavnit],
“proyecto, diseñ o, modelo”, que le había mostrado en el monte (Ex 25,9; 25,40).
La Biblia aquí es clara y no deja lugar a dudas: los Elohìm en una de las reuniones en la
montañ a que
cuá l era su hogar le mostró a Moisés una representació n precisa (dibujo o modelo) de lo
que
¡que se tenía que hacer!
El texto no nos permite hipotetizar que fue una visió n, sueñ o, revelació n o cualquier otra
cosa:
la inmediatez del relato nos transmite la clara sensació n que tiene Moisés en la montañ a
podía/tenía que consultar y examinar un modelo/dibujo preciso, completo con medidas.
Este elemento volverá en breve, en la traducció n de un término que, como veremos, se
refiere
al cará cter exquisitamente técnico de las indicaciones del mobiliario.
2. Propiciatorio
Las instrucciones de Yahweh continú an con un elemento que debe colocarse arriba
el Arca y actuar como soporte para los Querubines, los
[kapporèt], “propiciatorio”.
Debe tener el mismo largo y ancho que el Arca y también debe estar hecha
íntegramente en oro puro.
La palabra hebrea normalmente se traduce con el término italiano “propiciatorio”, pero la
El significado principal de la raíz es "cubrir y proteger".
En primer lugar estamos autorizados a pensar que fue la cubierta (tapa) del Arca.
y que, por extensió n de significado, asumió posteriormente la funció n con la que
normalmente se conoce, el de "cubrir los pecados", en el sentido de "perdonar las culpas",
también
después de sacrificios propiciatorios como los realizados en el solemne rito de expiació n
celebrada anualmente por el Sumo Sacerdote (Lev 16,14-15).
Pero, má s allá de cualquier interpretació n y atribució n posterior, se explica el propó sito
original
expiatorio.
Es el mismo Yahwèh quien explica a Moisés el uso que pretende darle (Ex 25,22):
También le dice [dibbarti itchà ], es decir, "hablaré contigo": el propiciatorio tenía, por
tanto, la finalidad de
permitir el encuentro y la comunicació n entre los Elohìm y Moisés. Estamos pues en
presencia de una
lugar físico, en el que se produce el contacto, y de un objeto a través del cual se habla.
Leyendo el pasaje vemos que este "Dios" necesita comunicarse "verbalmente" con
Moisés utiliza su voz, se expresa en un idioma que entiende y lo hace a través de un aparato
cuya fabricació n debía seguir reglas precisas.
Pero nos preguntamos:
• ¿Por qué? De lo contrario, ¿no habría funcionado?
• Por qué “Dios” debería haber usado un instrumento para escuchar su voz
interlocutor y dar sus ó rdenes?
• ¿Có mo es posible que el cuerpo supremo necesite un dispositivo físico?
• ¿Fue un sistema real de recepció n y transmisió n?
No lo sabemos con certeza, pero con igual certeza podemos decir que un tipo de contacto
sin peligro.
Un condensador de este tipo habría podido acumularse también
cantidades considerables de energía está tica cuyos usos podrían ser diferentes
y a menudo incluso peligrosos, si se ponen en manos de quienes no los conocían.
características y efectos.
El pobre Uza los experimentó a su costa, ya que se atrevió a tocarla durante una
transporte y fue electrocutado; Davide estaba tan sorprendido y aterrorizado.
que no quiso trasladarle el Arca, sino que se la hizo traer a casa
de Obed-Edom de Gat (2Sam 6,2-11).
En Jos 3.4 se aconseja al pueblo mantener la distancia, decididamente
notable, de 2000 codos, es decir, aproximadamente un kiló metro. En este caso las alas de
los dos Querubines
harían pensar en dos electrodos que tienen la funció n de descargar electricidad está tica
acumulado por el condensador o a las antenas del sistema transmisor.
Evidentemente no hay certezas, pero la descripció n que tenemos de toda la estructura lleva
una vez má s que no podemos considerar en absoluto a los Querubines como seres
espirituales,
dotados de personalidad propia y de todas las características desarrolladas por la tradició n
religiosa de
que fue mencionado anteriormente.
Dos posibles interpretaciones
Entre los querubines descritos en el capítulo anterior y los relacionados con el Arca
registramos dos
diferencias sustanciales, en este ú ltimo:
El [kevò d] llega precedido por la nube que siempre acompañ a su movimiento y llena el
taberná culo, es decir, la parte má s interior de la tienda-templo, aquella en la que estaba el
Arca con el
Querubines.
El siguiente versículo (35) también especifica que en aquella ocasió n Moisés no pudo
entrar al
taberná culo porque este estaba ocupado por el [kevò d]: ¡todo un indicio! Sabemos
de hecho que la proximidad del [kevò d] era mortal y ya hemos visto qué precauciones tenía
que tomar
llevar a Yahwèh para evitar matar a Moisés cuando éste decidió mostrarle de cerca.112
Por tanto, cuando los dos hablaban entre sí el [kevò d] no estaba en el taberná culo: Yahwèh
estaba presente
persona y la entrevista se realizó cara a cara.
Observamos de paso que esta manifestació n "divina" se produce mediante el descenso de
una nube.
La luz del día, que por la noche aparecía como un fuego luminoso, fue una constante en el
período de
vagando por el desierto (ver Ex 33,7-11; Nm 12,8; 9,15 y ss.; 10,11-12; 12,5;
14,14).
Respetar los métodos y tiempos.
En el capítulo dedicado a los métodos a seguir para la producció n de "olores
relajante/calmante” para los Elohìm, hemos relatado la historia de los dos niñ os en un
archivo
analizados (los de Ezequiel y los del Arca) y luego examinamos la segunda hipó tesis que
él ve el conjunto Arca/propiciatorio/Cherubini como un sistema transceptor.
Para entender có mo podrían ser los Querubines en este caso, tendremos que echar un
vistazo a
Axum, Etiopía.
Pero primero examinemos lo que sucedió cuando Moisés y Aaró n hablaron con los suyos.
Elohìm: descubriremos que entraron en juego otras herramientas y una operació n
particular.
En cada etapa de la marcha por el desierto, Moisés instaló el taberná culo a cierta distancia
del campamento: formaba parte de la llamada "tienda de reuniones", la estructura en la que
se vivía
fue a consultar a los Elohìm. Cuando Moisés salió al taberná culo, todo el pueblo
se pusieron de pie, cada uno de cara a su tienda, y lo observaron pasar hasta que entró
en la tienda de reunió n. Cuando entró en el taberná culo, la columna de nube descendió , sí.
se paró a la entrada de la tienda y desde ese momento los dos comenzaron a hablar cara a
cara.
Todo el ritual requería que los trabajadores del servicio usaran ropas especiales, adecuadas
Sin embargo, en cuá les no nos centraremos porque en este capítulo estamos tratando con
los querubines.
Mencionamos só lo dos accesorios que está n estrechamente relacionados con la hipó tesis
relativa a la acumulació n de
energía y comunicació n que llamaríamos tecnoló gicas:
[efod] e
[choscèn],
"babero".
É xodo 28,6 y siguientes. describe estos objetos que la tradició n religiosa siempre ha
querido
considerarlo como un elemento puramente ornamental, hasta el punto de forzar incluso la
traducció n de
Algunas palabras para apoyar esta tesis: veremos un ejemplo.
Estamos tratando aquí con los Querubines, por lo que el lector curioso y dispuesto podrá
Lea de forma independiente los pasajes citados para obtener una descripció n completa.
del [efod] y del pectoral. Sin embargo, para facilitar la comprensió n de lo que diremos, lo
informamos aquí.
la reproducció n de una imagen creada segú n las precisas instrucciones del rabino Moisés
Levine.113
Lo que es interesante notar es un detalle particularmente importante.
que presenta las funciones de este conjunto de accesorios.
En las versiones tradicionales los distintos detalles siempre está n definidos.
del [efod] como fruto del “trabajo artístico”, traduciéndose con esto
expresió n el conjunto de los dos términos utilizados por el autor bíblico
[maasé choscèv], que en cambio significa literalmente
“trabajo de ensamblador, trabajo de pensador”. [Khoshchev] es
de hecho el participio del verbo [chascà v] cuyo significado es
“combinar, juntar, pensar, planificar”: con estos dos
accesorios nos encontramos claramente ante el trabajo de un
técnico y no el de un artista!
• ¿Y por qué era necesario un trabajo de precisió n técnica?
Porque el [efod] y el pectoral no debían ser adornos destinados a embellecer: tenían que
¡trabajar!
• ¿Y qué funció n tenían?
Ninguna respuesta es má s efectiva que la descripció n prá ctica que tenemos en 1 Sam 23 y
30.
En 1 Sam 23,6 y ss. David está peleando contra los filisteos; después de haber liberado la
ciudad de
Keila se instala allí y se le une Eviatà r, y…
Luego nos enteramos de que Eviathar era uno de los sacerdotes autorizados para llevar y
usar ese
instrumento que, de alguna manera no identificada, le fue entregado en esa ocasió n
y pronto se descubrirá su utilidad.
Saú l, rival de David por el trono de Judá , decide sitiar Keilah pensando en
capturar fá cilmente al ejército contrario (versículo 8) comandado por David y compuesto
por
unos 600 hombres armados. David se entera de lo que está pasando y se lo cuenta al cura
Eviatà r.
(versículos 9-10):
... y cuando tiene este instrumento a su disposició n comienza a hablar con Yahwèh, a quien
le pide
informació n sobre lo que había oído acerca de las intenciones de Saú l.
Los Elohìm confirman que Saú l marcha contra él y luego abandona el pueblo.
refugiá ndose en el campo circundante.
Los versos son claros: David habla a Yahwèh "só lo después" de haberle acercado el [efod],
cuya funció n era por tanto permitir las comunicaciones remotas.
En el versículo anterior leemos que este dispositivo "cayó " en manos de Eviathar.
y nos preguntamos si no fue el mismo Elohìm quien se lo entregó , para que lo llevara a
Davide con quien pretendía comunicarse en esa situació n tan riesgosa para él:
Aquí, incluso má s que en el pasaje anterior, tenemos una expresió n coloquial introducida
por
partícula [na] que tiene el significado de aquellos términos habituales con los que
solicitamos
que alguien haga algo rá pido: "vamos, vamos...".
David, claramente, tiene prisa por consultar a su Elohìm y pide al sacerdote Eviatà r que le
trá ele pronto el efod; lo necesita urgentemente y ya podemos entender por qué
sabemos que, sin eso, no puede recurrir a su "jefe": de hecho, como ya ocurrió en
situació n anterior, só lo después de recibirla podrá iniciar la conversació n con Yahwèh para
hacerse
recomendar.
Parece que estamos leyendo el informe resumido de una operació n militar muy normal y,
de ser así,
Si encontrá ramos la pá gina escrita por un reportero de guerra moderno no tendríamos
dudas
sobre lo sucedido: el comandante de la tropa que está en batalla se comunica vía
radio con el mando superior para obtener informació n y tomar las decisiones necesarias
sobre
hacer en ese preciso momento.
El problema surge cuando es el Antiguo Testamento el que lo cuenta: éste es el aspecto
lo que lo hace inaceptable para aquellos que no tienen la serenidad y el desapego
necesarios para captar el
Concreció n de los relatos bíblicos.
De hecho, la actitud habitual y los condicionamientos del pensamiento religioso nos
empujan a exclamar
“¡No puede ser así!”, “No puede ser que haya sistemas en la Biblia
radios bidireccionales”, “¡Es ridículo!”.
Pero mantenemos una mente abierta y conectamos estos actos con los movimientos del
[kevò d], con
las características de los Querubines, con las instrucciones técnicas para la creació n de
estos objetos, con
la acció n de Yahwèh, y componemos un mosaico cuya visió n de conjunto es coherente en
mismo, sin necesidad de introducir categorías teoló gicas para comprenderlo.
Esta disponibilidad mental obviamente nos hace proceder con cautela, así que intentemos
resumir de forma dudosa los elementos adquiridos hasta ahora en el aná lisis de la segunda
hipó tesis
Relativo a los querubines:
• ¿Funcionó el [efod], con el pectoral al cual estaba adherido, como un transceptor?
• ¿Có mo se recargó ?
• ¿Era el Arca un condensador capaz de acumular energía?
• ¿Habló Yahweh en la tienda del templo mientras estaba de pie sobre la tapa del Arca?
• Podemos suponer que los Querubines actuaron como electrodos opuestos, con el
Funció n de descargar la electricidad está tica acumulada por el condensador que alimenta.
el instrumento transceptor?
Una posible respuesta nos llega del libro de Nú meros, y precisamente del pasaje en el que
se dice
con cierta claridad que cuando Moisés entró en la tienda de reunió n para hablar con él
(7.89):
transmisió n.
Como se puede observar, la posició n de los Querubines y la forma de las llamadas "alas"
hace pensar en
paneles opuestos, electrodos o antenas, en lugar de instrumentos para volar.
Si se confirmara definitivamente la veracidad de este descubrimiento y se estableciera que
el Arca de
Nuestra Señ ora de Sió n es la original, tal vez deberíamos aceptar la idea de que los
Querubines colocan
en la tapa son diferentes a los que vio Ezequiel en vuelo con el [kevò d] de Yahwèh.
Pero esta contradicció n sería só lo aparente, porque recordemos que el término
recuerda el concepto de "cubierta" y por lo tanto también podría usarse para identificar
objetos
diferente forma y funció n. No sería la primera vez y por tanto no debería sorprendernos,
porque este uso mú ltiple de un solo término también se da en otras circunstancias.
El [efod] viene en al menos tres modelos:
1. el reservado al Sumo Sacerdote y utilizado só lo en ocasiones particulares (Ex 28);
2. el que también usaban los levitas como Mikah, Samuel o David (Jue 18, 1Sam 2,
En conclusió n…
De lo que se desprende de los dos capítulos dedicados a ellos, i
[kerubìm] se presentan como
estructuras mecá nicas muy complejas y quizá s también de diferente naturaleza:
1. los conectados al [kevò d] tienen la apariencia de objetos voladores que se mueven con él,
suben y bajan, pero también son aviones capaces de moverse de forma autó noma, gracias
a los sistemas de propulsió n que podemos suponer en esas estructuras en llamas que el
La Biblia siempre lo describe como círculos que giran rá pidamente (¿turbinas?);
2. los que se encuentran en el Arca podrían tener estrictamente forma y funció n
ligado a la naturaleza de ese objeto que se presenta como un condensador, un sistema
transceptor y también un arma potencial.
Los Querubines definidos como «seres espirituales, incorpó reos… cuyas alas son el símbolo
del descanso»
en la contemplació n y el testimonio de la capacidad de la mente para elevarse hasta
escuchen la voz divina que representan..." - y por tanto pertenecientes a las Jerarquías
angelicales - no son el tema de esta obra, que trata de narraciones bíblicas,
dentro de los cuales esta tipología particular de "seres" no parece estar presente.
109 Clark M., op. cit. en Bibliografía.
110 Ed. Soncino, 1968.
111 “Imagen del Arca segú n la reconstrucció n de Moshe Levine”
112 Véase El libro que cambiará …, op. cit.
113 Reproducció n de Le Tabernacle, op. cit. en la Biblia
114 Gangemi Editore, Roma 2008.
115 Véase El libro que cambiará …, op. cit.
116 AA.VV., Enciclopedia de la Biblia, vol. 2, op. cit. en Bibliografía.
13
[Elías]
Elías: el milagro químico
El término que representa el nombre del profeta se reporta y utiliza en los diversos libros
de la Antigua
Antiguo Testamento (1e 2Reyes: 1e 2Cr: Jb: Ml: 1Sam…) con grafías y significados
variables:
•
[Elías]: “Señ or (es) Yah”;
•
[Eliahu]: “Señ or (mi) él”.
La vida y la actividad de Elías está n sustancialmente narradas en los dos Libros de los
Reyes: trabajó como profeta
de Yahwèh, quien como sabemos era un El, es decir, uno perteneciente al ejército de los
Elohìm:
Originario de Tisbé de Galaad, desempeñ ó su misió n en tiempos del rey Acab (siglo IX a.C.).
Es considerado uno de los má s grandes profetas de toda la historia del pueblo de Israel y
del Anciano
Testament le atribuye varios hechos extraordinarios:
• la multiplicació n del aceite y la harina y la resurrecció n del hijo de la viuda de Sarefta,
cerca de Sidó n (1 Reyes 17,17-24);
• el fuego de Yahvé invocado por el profeta que desciende del cielo para incinerar dos
misiones de 50 soldados que el rey Ocozías envía contra él, culpable de haber criticado
su comportamiento (2 Reyes 1,9-15);
• el paso de Yahwèh, que presencia en el monte Horeb (Sinaí), montañ a en la que
“Dios” habitaba en el momento del éxodo de Egipto (1 Reyes 19,9-12);
• el encendido de la pira construida con madera y piedras empapadas en agua, que tuvo
lugar in situ
del fuego de Yahvé que desciende del cielo (1 Reyes 18,38);
Ademá s, en nuestro trabajo anterior117 abordamos extensamente el episodio narrado en
capítulo 2 del Segundo Libro de los Reyes y conocido como el “arrebatamiento” de Elías: un
evento que
con la terminología moderna podría definirse como una verdadera "abducció n", es decir,
una
abducció n por extraterrestres que lo recogen en su carro volador.
Nos limitamos aquí a reiterar que el término "secuestro" habitualmente utilizado no
aparece
apropiado, porque lo que le sucedió al profeta se sabía de antemano: Elías está allí
iniciado conscientemente y fue acompañ ado por sus seguidores, quienes eran a su vez un
conocimiento de lo que estaba por suceder. Por lo tanto, la camioneta del vagó n volador
había sido
debidamente programado.
Destacamos, dicho sea de paso, que este acontecimiento está siendo mal utilizado por
quienes
Afirmamos que la doctrina de la reencarnació n está presente en los evangelios cristianos.
En resumen, yo
Los partidarios de esta tesis afirman que la doctrina de la reencarnació n está presente en
los pasajes
evangélicos en los que el pueblo identifica a Juan el Bautista con el profeta Elías que
regresó en el nuevo
manto (Mt 11,12-14; 17,10-13). La Biblia, sin embargo, dice claramente que Elías subió
"vivo" al monte.
carro de los Elohìm; subió allí voluntariamente para hacer un viaje del que luego no salió
ya no regresó : es por tanto evidente que "quien no está muerto no puede reencarnarse", y
de hecho
Los judíos de la época esperaban su regreso y no su renacimiento.
Volvamos ahora al Antiguo Testamento para dedicar nuestra atenció n a uno de los
acontecimientos que
hemos enumerado anteriormente: el llamado "milagro del fuego", que descubriremos que
ocurre con cada
probabilidad de un milagro químico que cada uno de nosotros pueda repetir, adoptando
obviamente la
precauciones adecuadas.
Los sacerdotes de Baal y la química
Como se mencionó , estamos en los añ os del reinado de Acab, uno de los soberanos del
reino de Israel, quien reinó
del 875 al 852 a.C. Sus acontecimientos se cuentan en el primero de los Libros de los Reyes
(capítulos 16-22).
Segú n el relato bíblico, fue empujado por su esposa Jezabel, de linaje cananeo, a
abandonar la fe en el "Dios" de Israel y convertirse al culto del dios Baal, adorado por los
Fenicios.
Recordemos que en otras partes de esta obra hemos resaltado có mo el "Dios" de Israel
Fue só lo uno de los varios Elohìm que compartieron el control de los territorios del Medio
Oriente:
Yahwèh de Temà n (del Sur, el Sinaí) que se opuso a Baal Zaphò n (Señ or del Norte, el
Líbano).
Después de la divisió n de la nació n de Israel –que siguió al primer período moná rquico en
que habían gobernado Saú l, David y Salomó n – el país estaba dividido en dos reinos: el de
Judá en el Sur y el de Israel que incluía las regiones del Norte. Entonces fue fá cil para ellos.
Los habitantes del Norte abandonan el culto de un Elohìm para seguir a otro que parecía
ser
má s cerca también desde el punto de vista físico y territorial.
Acab hizo precisamente esta elecció n: en su reino se opuso a los fieles del "Dios" de los
padres y favoreció a los
Culto cananeo. Fue sin duda uno de los reyes má s dotados en cuanto a inteligencia se
refiere.
estratégico y tá ctico; sus habilidades militares lo llevaron a conseguir importantes victorias
y también para frenar los objetivos expansionistas de los arameos derrotá ndolos también
en Aphèk.
luchando en condició n de absoluta inferioridad numérica (1 Reyes 20,26-34).
Siendo tan oportunista, ni siquiera tuvo reparos en seguir las instrucciones de Yahwèh.
cuando se vio en grave peligro durante el asedio que el rey sirio Ben Hadad había puesto en
ciudad de Samaria. Por tanto, pasó con cierta facilidad de un gobernador a otro.
local, sin excesivos escrú pulos.
Murió en combate alcanzado por una flecha y la Biblia registra que los perros lamieron su
sangre
de sus heridas (1 Reyes 22,34-38).
Para lograr el objetivo de afirmar el nuevo culto, persiguió cruelmente a los profetas de
Yahwèh, el "Dios" de la tradició n judía, intenta silenciar las voces que recuerdan
la necesidad de mantener la fe en la alianza contraída con él: entre estos puntos también
estaba el que
de Elías. En esta disputa en curso entre los representantes de las diferentes deidades, Elías
lanza una
desafío contra los profetas de Baal (1 Reyes 18,19 y siguientes); Ahab acepta la prueba,
convoca a los 450
sacerdotes/profetas de su "Dios" y los reú ne, como pidió Elías, en el Monte Carmelo, uno
cadena montañ osa que se extiende por casi 40 km de noroeste a sureste en la Alta
Galilea.118
Cuando está n todos reunidos, el profeta de Yahvé reprende duramente al pueblo que ha
abandonó el culto al "Dios" de los padres y organiza una verdadera prueba de fuerza
destinado a demostrar cuá l de los dos "señ ores de arriba" era el má s poderoso y por tanto
el ú nico
digno de seguir.
La multiplicidad de “dioses” es sin duda un tema espinoso para el monoteísmo, pero sí
Sabemos que no era tema de discusió n para el pueblo de Israel, y la necesidad de
determinar qué deidad era mejor seguir fue una cuestió n que se abordó
constantemente. De hecho, muy a menudo era necesario evaluar cuidadosamente para no
cometer errores en la elecció n y por lo tanto estar seguro de ponerse al servicio de los
Elohìm
que, de vez en cuando, podía ofrecer mayores garantías.
Estas pruebas de fuerza no deberían sorprendernos; estaban ampliamente justificados por
qué elegir el
“Dios equivocado” podría tener muchos efectos decididamente desagradables: sufrir
represalias por parte de
parte de los Elohìm originales, perder la soberanía de un territorio, ser despojado de
bienes,
tal vez incluso exterminados o en todo caso ser esclavizados por otros pueblos...
Por tanto, el desafío era importante.
Elías tiene preparados dos bueyes, uno para cada bando contendiente; ordena que se
instalen dos
montones de leñ a sobre los que se colocan los trozos de carne, pero también dice que no
encendamos el fuego:
esta será la tarea específica de los dos "dioses", que tendrá n que prender fuego al fuego
leñ a y quemar a la víctima con su intervenció n.
Será precisamente este acto extraordinario el que decretará la superioridad de uno u otro
de los "dioses"
en discordia: el versículo 24 afirma que el "verdadero Elohìm" será aquel que responda con
fuego.
Los profetas de Baal comienzan primero: preparan todo, preparan el novillo y luego
comienzan a
invocan repetidamente a su "Dios", pero éste no aparece; Pasan varias horas, pero él no
está .
son respuestas y no pasa nada: la pira permanece apagada.
Después de pasar toda la mañ ana, Elías comienza a burlarse de sus adversarios y de su
"Dios"; allá
nos invita a gritar en alta voz y, refiriéndose a Baal, afirma (1 Reyes 18,27):
Para Elías no hay dudas: Baal pertenece a las filas de los Elohìm pero, continú a el profeta,
deben llamarlo porque tal vez esté...
Subrayamos aquí un hecho curioso: la peculiaridad de la ausencia de Baal no es só lo
un hecho bíblico, también se destaca en otros textos que hablan de este "Señ or" como un
“Dios” que ha estado extrañ amente ausente durante mucho tiempo.
De hecho, un texto procedente de Ugarit y que data del siglo XIV a.C. afirma:
Que Baal esté ausente durante siete añ os,
¡Durante ocho añ os el Caballero de las Nubes!
GATO [1.19 – I: 42-43]
Una ausencia que obviamente era necesario resaltar atribuyéndola a este Gobernador que,
como podemos ver, también fue llamado "Caballero de las Nubes", epíteto que describe su
parecido con Yahwèh, también visto como "cabalgando sobre las nubes" en el Salmo 68: no
nos cuesta entender que estos Elohìm también compartían las formas en que
¡Se movían en los cielos!
¿Un hangar?
Elías afirma que Baal era ciertamente un Elohìm, pero que quizá s en ese momento también
podría
estar ausente.
No es só lo una cuestió n de mezquina ironía; estas declaraciones corresponden a lo que dice
los textos de la época cuentan: Baal era en realidad un "Dios" viajero y el templo de
Baalbek, situada en el valle de Beka en el Líbano, era conocida como el lugar donde
la deidad local hizo que su medio de transporte "descansara".
Este “Dios” territorial también era conocido con los nombres sumerio-acadios de Utu-
Shamash-
Hadad: el Dios que viajaba en un carro solar (¿el Apolo o el Jú piter de los griegos?) y que
dio
origen de las tormentas.
Baalbek es uno de los sitios arqueoló gicos má s importantes del Cercano Oriente; declarado
en 1984
“Patrimonio de la Humanidad” por la UNESCO, se encuentra, en línea recta, a unos 65-70
km al este de
Beirut, en el valle de Beka, a una altitud de 1170 metros sobre el nivel del mar.
En esa localidad se encuentran las ruinas monumentales de unos templos romanos que
datan de los siglos II y III.
siglo después de Cristo; el santuario estaba dedicado a la deidad solar llamada Jú piter
Eliopolitano y la
El lugar era conocido como Helió polis... Los cimientos del templo, sin embargo, está n lejos
antes del período grecorromano; Los estudios arqueoló gicos remontan los orígenes a dos.
Asentamientos cananeos que se remontan a la antigua Edad del Bronce (2900-2300 a. C.).
Baalbek deriva etimoló gicamente del sustantivo Baal o Bel, que en lenguas semíticas
Occidental significa "señ or". Por lo tanto, el término Baalbek significaría “señ or de
Beka” y estaría relacionado con el orá culo y el templo del que hablamos, dedicado en
Se originó con el dios Baal y Anat, diosa de la violencia y la guerra, su media hermana y
compañ era.
Lo que literalmente sorprende al observador es el tamañ o de las piedras que constituyen.
el suelo: ¡son tres monolitos gigantes que pesan entre 700 y 900 toneladas cada uno!
Nos preguntamos có mo debió ser aquel vagó n que requirió un compromiso de tecnologías
capaz de mover rocas de ese volumen.
• ¿Qué fuerzas tuvo que sufrir ese piso?
• ¿Qué peso tuvo que soportar?
• ¿Cuá l fue el punto de emprender un esfuerzo hercú leo con el ú nico propó sito de proteger
los carros?
de la época, para quienes un suelo de tierra normal era suficiente y bien
¿presionado?
• ¿Quién pudo cortar, alisar, mover e instalar estas piedras?
Incluso hoy en día no podemos dar explicaciones convincentes sobre el "por qué", ni
siquiera sobre el
"có mo" lograron ese trabajo, dado que incluso las grandes empresas de hoy
las empresas constructoras tendrían muchas dificultades para realizar dichos trabajos.
Mucho menos se haría si resultase realmente "inú til" o en todo caso
“extremadamente excesivo” desde el punto de vista de su uso real.
De hecho, podemos suponer que muchos templos y monumentos antiguos fueron
construidos para
documentar el poder personal e incluso la riqueza de su cliente, pero aquí estamos
hablando de un suelo, por tanto de un elemento cuya visibilidad es absolutamente
insignificante y cuya monumentalidad aparentemente no encuentra justificació n, a menos
estaba en ese momento motivado por necesidades prá cticas concretas: tal vez tuvo que
resistir quién sabe
¿Qué pesos y fuerzas? ¿Quizá s al peso y empuje de un carro volador? No lo sabemos, pero
la sugerencia es fuerte.
Después de los intentos inú tiles de los profetas que trabajan a sueldo de Acab, le llega el
turno a Elías.
Hace gestos que aparentemente tienden a aumentar el asombro de los espectadores,
proporcionando una prueba del poder de Yahwèh que parece ir má s allá de la imaginació n:
construye
un altar de piedra, cavar un canal a su alrededor, colocar la madera sobre las piedras,
distribuir la carne
sobre la madera y mojar todo con agua.
Observemos un primer detalle que resultará decisivo y que ilustra el conocimiento de
que el profeta de Yahweh utiliza para realizar el milagro.
Mientras que los sacerdotes de Baal, sin la ayuda de su “Dios”, levantan exclusivamente una
pira
De madera, Elías, en presencia de su Elohìm, construye un altar con base de piedra (1 Reyes
18.31):
…y con esas doce piedras erige la base del altar (18,32):
Luego, el altar está rodeado por un pequeñ o foso capaz de contener una cantidad de
“semilla” equivalente a aproximadamente 24 litros; luego Elías apila la leñ a y coloca encima
el novillo despedazado.
A esto le sigue un gesto que parece incomprensible y que a menudo se interpreta como una
fruta.
del deseo de sorprender a los presentes con un milagro verdaderamente milagroso, pero
pronto veremos
que este profeta pone en prá ctica algo muy diferente.
De hecho, ordena (18.34):
Una vez realizada la operació n, ordena que se repita dos veces má s y, al final, el autor
La bíblica especifica que el agua - después de haber mojado piedras, madera y carne - se
había extendido (18,35):
Después de haber derramado estas numerosas decenas de litros de agua, Elías invoca a
Yahvé y a él
pide demostrar su poder.
agua sobre el altar así compuesta, sino uno de estos productos líquidos y transparentes,
altamente
inflamable.
Nos permitimos ahora una reflexió n.
Justo arriba vimos eso en 1 Reyes 18.31 y siguientes. se habla de un foso capaz de
contener…
es decir, una cantidad de "semilla" equivalente aproximadamente a 24 litros.
“Trigo”, como se traduce a menudo, no estaba entre los elementos que Elías ordena
preparar.
El agua no se echa en la zanja desde el principio, só lo llegará allí después de haber estado
allí.
invertida en el altar.
La palabra "semilla" también indica el inicio de cualquier forma de vida: es decir, define
el origen de un evento.
Y luego nos preguntamos:
• ¿Para qué servía el foso?
• ¿Por qué no se ordenó a los sacerdotes de Baal que lo prepararan?
• La de Elías quizá s contenía la "semilla" destinada a ser un "desencadenante", es decir, una
sustancia ú til
dar la salida?
• ¿Es sobre esa "semilla" que Yahweh deja caer el fuego que desencadena el fuego?
No podemos saberlo con certeza, pero la unilateralidad del acto realizado por el profeta
bíblico
hace que la pregunta sea legítima.
En conclusió n… entre la realidad del relato y la elaboració n religiosa
Cualquiera que sea la solució n adoptada (cal viva o líquido altamente inflamable o incluso
la combinació n de los dos – tenemos, sin embargo, para Elías y só lo para Elías, una mezcla
hecha de
piedras, madera y carne listas para prenderse fuego tan pronto como Yahwèh "caiga" su
"fuego" que
actú a como desencadenante.
Con las precauciones adecuadas, cualquier persona con los conocimientos necesarios
puede hacerlo y ciertamente podemos
¡Supongamos que los Elohìm los poseyeran!
La historia continú a con el resto de la historia que ciertamente no es edificante para el
profeta de "Dios" y menos aú n del "Dios" mismo, siempre y cuando se quiera representarlo
como
Entidad espiritual, amorosa y bien dispuesta hacia la humanidad.
De hecho, la Biblia nos dice que Elías hace capturar a todos los profetas de Baal y los
conduce a las orillas del río.
Transmisió n de Kison (18.40 horas):
Como ya se mencionó , elegir al "Dios" equivocado podría costar muy caro porque el "Dios"
era el ganador.
Ciertamente no lo entendía.
El capítulo 19 especifica que los mató a espada y que Jezabel, la esposa de Acab, vino a
sabiendo que amenazó con matar a Elías con el mismo método.
El profeta se da cuenta del peligro, teme por su vida y huye (1 Reyes 19,1 y siguientes);
después de haber
Al llegar a la ciudad de Beersheba se adentra en el desierto, donde un mensajero de Yahvé
le proporciona ayuda.
comida dos veces para poder emprender el largo viaje hasta la montañ a, donde
se encontrará nuevamente con sus Elohìm, lo que evidentemente tenía que tener mientras
tanto
abandonaron los lugares del enfrentamiento.
La interpretació n teoló gica tradicional atribuye a estos relatos un valor hagiográ fico, una
propó sito ejemplar, el deseo de afirmar el pensamiento monoteísta del que Elías sería uno
seguidor. Todo el acontecimiento tendría, por tanto, la funció n de presentarse como
milagroso y
es prodigiosa la acció n de Yahwèh, que interviene con sus extraordinarios y sobrenaturales
poderes para
hacer un gesto que afirme su singularidad.
Estas narraciones muy antiguas se basan en fuentes anteriores, algunas de las cuales
también son
citado expresamente en la Biblia: el Libro de los Hechos de Salomó n, los Anales de los
Reyes de Judá y
los Anales de los reyes de Israel. Los exégetas tradicionales dicen que los autores en su
mayoría los tienen.
respetado; reconocen en particular que las historias del ciclo de Elías fueron escritas en
tiempos
cronoló gicamente muy cercano a los hechos ocurridos y que su cercanía a los momentos
Los historiadores los han obligado a relatar incluso pasajes que no son muy honoríficos
para los personajes y para sí mismo.
divinidad.
Los comentaristas dicen que los autores bíblicos también tuvieron que narrar los
acontecimientos abiertamente.
contrastan con las tesis que pretendían transmitir.120
• ¿Son realmente las cosas así?
• ¿Tenían tesis espiritualistas y monoteístas que transmitir?
• Realmente querían presentar a un Dios trascendente, amoroso y bondadoso.
criaturas?
No debemos olvidar que una historia, como un mensaje, conlleva contenido.
que adquieren significado en el contexto en el que aparecen y el contexto no era
espiritualista
ni monoteísta.
La prodigiosidad del acontecimiento, la naturaleza milagrosa, la presunta sobrenaturalidad,
la atribució n a un “Dios” ú nico y espiritual parece ser má s bien el fruto
de la elaboració n sacerdotal y popular tras la redacció n de los libros: estos aspectos
de hecho, no está n presentes en la historia.
Los autores bíblicos, respetando fuentes histó ricamente cercanas a los hechos, narraron
contrastes entre
los Elohìm; no se plantearon el problema de la unicidad de Yahvé; han documentado que el
La elecció n del pueblo estuvo motivada por pruebas de fuerza que sirvieron para definir la
superioridad de uno
en el otro.
En toda la historia no hay una sola palabra, un solo verso, una sola afirmació n que
puede referirse a la presunta naturaleza sobrenatural del evento.
Para quienes presenciaron el desafío, ocurrió un hecho que ciertamente estuvo fuera de lo
comú n.
á mbito de los individuos, pero enteramente posible para aquellos que pertenecían a la
categoría de los Elohìm: eran acontecimientos ciertamente capaces de suscitar asombro,
pero no externo
al orden natural de las cosas.
De hecho, el pueblo siente asombro (1 Reyes 18,39) mientras Elías no se pierde en actos de
asombro.
adoració n; él sabe bien lo que ha sucedido y procede sin demora al exterminio de sus
rivales:
el ú nico objetivo real de toda la puesta en escena.
117 El libro que cambiará …, op. cit.
118 Ver también “Carmelo” en el Glosario.
119 Véase también la informació n sobre los hijos de Aaró n en la pá gina. 182.
120BIBLIA EMAÚ S…, op. cit. en Bibliografía.
Cuando miramos hacia el pasado lejano
debemos estar listos para vivir
con cierto grado de incertidumbre.
121
G. FEUERSTEIN
121 En busca de la cuna de la civilizació n, op. cit. en Bibliografía.
14
[Edén]
Pecado y condenació n
Continuamos nuestro aná lisis volviendo al principio: el Edén; el evento y el lugar desde
donde sería
Comenzó la aventura que aú n hoy vivimos.
Desde el Edén el hombre habría entrado oficialmente al mundo, trayendo las consecuencias
de uno
elecció n desafortunada que aú n vale la pena.
El origen dramá tico de la existencia explicaría la tensió n de toda la vida de la humanidad,
constantemente encaminado a reconquistar la situació n edénica de la que fue expulsado
por un pecado que, cometido en el origen, condiciona aú n la existencia temporal y
la eternidad de miles de millones de seres humanos.
• ¿Es eso así?
• ¿Sucedió lo que nos dijeron?
• ¿Son nuestros antepasados responsables del mal en el mundo?
Observamos que el primer á rbol es só lo "de vida" y no también "de muerte", mientras que
el
el segundo prevé una unió n inseparable entre el Bien y el Mal. Por lo tanto, la vida y la
muerte no son
conectados porque uno existe en ausencia del otro, mientras que los otros dos elementos,
el Bien y el Mal,
parecen inseparables.
• Versículo 2.17: Yahweh prohíbe expresa y exclusivamente el consumo de los frutos
del Á rbol del Conocimiento del Bien y del Mal.
Dado que la prohibició n no concierne al Á rbol de la Vida –plantado en el medio– podemos
inferir que para los Elohìm era má s grave y peligroso para los [adams] experimentar la
¿conocimiento en lugar de una vida larga o eterna?
• Versículos 3,1-2: Eva es tentada por la serpiente y le responde que la prohibició n se
refiere
al arbol que esta ahi
[gan-ha tò ch-be], “en medio del jardín”, pero sabemos
del versículo 2.9 que es el Á rbol de la Vida y no el del conocimiento.
• Versículo 3.6: Eva come fruto del á rbol que está "en medio del jardín" y lo ofrece a
su compañ ero: ¡luego los dos comerá n del Á rbol de la Vida!122
• ¿Quién causó la confusió n? ¿Los Elohìm, en el momento de la prohibició n? El
serpiente, en el momento en que tienta a Eva? ¿La misma Eva, que confundió a los á rboles?
El
editor del primer borrador?
No sabemos; El desorden textual es evidente, pero abandonamos el tema aquí porque el
Puede haber varias hipó tesis explicativas:
1. Un error de escritura de los copistas que produjo una transposició n dentro del
texto, limitando la definició n de ubicació n a un solo á rbol en lugar de
atribuirlo a ambos; en este caso el hecho de que la expresió n "en medio del jardín"
ser colocado só lo después del Á rbol de la Vida significaría muy poco.
2. En la historia original quizá s solo había un á rbol, sin ningú n detalle
específico excepto el de la localizació n, y só lo má s tarde fue
se dividió y se insertó un nuevo á rbol con la distinció n entre los dos. En este caso el
La historia primitiva habría sido la del fruto prohibido, dentro del cual má s tarde se
insertó la distinció n en el origen de la confusió n.
3. En el momento en que se escribió el libro del Génesis, el material narrativo ya estaba ahí
tiempo en circulació n en forma oral y el topos del Á rbol de la Vida, o Á rbol
có smico, fue conocido por otras culturas y no existen testimonios claros
los anteriores relativos al Á rbol del conocimiento del Bien y del Mal.
No se nos escapa aquí una consideració n sobre nuestros antepasados:
• Si realmente hubiera dos á rboles y la prohibició n no incluyera el Á rbol de
Vida, ¿por qué los dos no aprovecharon esto para volverse inmortales de inmediato?
De hecho, si hubieran comido antes del Á rbol de la Vida se habrían hecho eternos y allí
castigo posterior: "¡morirá s!" – ya no tendría ningú n efecto.
• ¿Eran personas ingenuas, pobres e ingenuas?
Cerramos este breve aná lisis de la confusió n señ alando que se encuentra en Deuteronomio
30.15
formulació n que favorecería la hipó tesis de la unicidad original del á rbol. Moisés
hace decir a Yahwèh: "Pongo ante vosotros la vida y el bien, la muerte y el mal".
En este pasaje aparecen aquí integrados los dos á rboles con cuyo contenido serían
portadores
uno dentro del otro: los conceptos se superponen en un evidente paralelismo. Como puedes
ver, uno
complejidad no pequeñ a y sobre la que se puede discutir extensamente tanto en el á mbito
filoló gico como en el
puramente semá ntico sin llegar a una conclusió n satisfactoria, pero el desarrollo de
Má s bien, esta historia nos muestra el camino que creemos que es importante seguir.
Después de que los dos hubieron consumido el fruto prohibido (Gen 3,7):
Luego, la Biblia dice que después de experimentar el fruto, “conocieron” su desnudez.
El significado de la raíz verbal [iadà ] indica el acto de conocer a través de la experiencia.
directo; el famoso concepto de conocimiento bíblico que comú nmente se refiere al hombre
y
Mujer: unió n sexual.
Por lo tanto, de repente descubren/experimentan lo que nunca antes habían tenido.
conciencia, su desnudez, y para cubrirla se hacen cinturones: se esconden de alguna
manera
aparato sexual específico.
La cobertura completa del cuerpo no es una necesidad inmediata, será satisfecha por
Yahweh.
cuando los expulsará del huerto (Gen 3,21): só lo entonces les equipará con tú nicas que
él mismo lo producirá .
Esta anotació n siempre se da por sentada y nunca se capta su aspecto específico: la
¡La desnudez descubierta por la pareja no afecta al cuerpo en su totalidad!
No descubren con miedo y consternació n la desnudez de la espalda, del pecho, del cuello,
de los miembros, de la
pecho… sino má s bien el de su sistema genital.
¡Toman conciencia de su sexualidad!
Nos parece claro que en ese momento toman conciencia de la "funcionalidad" reproductiva.
porque la simple "visió n" de los ó rganos sexuales ya era evidente incluso antes,
exactamente igual que las rodillas, la garganta, los pies, las nalgas... Por lo tanto, debemos
pensar que lo que les asombra no es ver que varó n y mujer está n hechos
de otra manera -lo cual era evidente, como lo admite el propio texto (Gn 2,25)-, pero
entendiendo
que la diferencia morfoló gica conlleva un propó sito muy específico y ofrece una nueva
posibilidad y
claramente desagradable a “Dios”.
Y que conocían la verdadera razó n de la oposició n divina se evidencia por un elemento
que el Génesis nos llama la atenció n: los dos se esconden de "Dios" y no el uno del otro
¡Ellos!
La necesidad apremiante de ocultarse concierne a la relació n con los Elohìm y no a la
relació n entre
hombre y mujer.
Los versículos de Génesis 3,8-10 revelan claramente este hecho: los dos oyen los pasos de
Yahvé -
una situació n que presagia consecuencias que ni siquiera son totalmente previsibles y cuya
dramá tica evolució n
ocurrirá con la sucesió n de todos aquellos eventos que hemos comentado extensamente en
otra parte:
mezclas entre los hijos de los Elohìm y las hembras del [adam], la ira del "Dios", el diluvio,
el
posible recomposició n de la pureza genética a través de Noé, etc.
Habiendo comprendido la gravedad del hecho, el Elohìm llamado Yahwèh corre a
refugiarse, no tiene ganas de
suprimirlos y luego alejar a los representantes de la nueva especie de ese lugar protegido
donde se encuentran
había colocado.
Para impedir su regreso, coloca a los querubines para proteger el Edén: observamos
incidentalmente que yo
Los querubines se colocan só lo
, [kedèm-mi], es decir, “desde el frente o hacia el este” de
jardín, lo que permite pensar que ese lugar cerrado tenía una sola entrada
accesible, dado que al menos tres lados no necesitaban personal.
“Dios” evidentemente teme a la nueva especie –tal vez prevé su futura incontrolabilidad– y
no
quiere tenerla en ese laboratorio experimental, en esa especie de residencia privilegiada:
por
Para evitar el riesgo de reingreso, coloque un guardia en la entrada.
Otro elemento de concreció n curiosa y nada despreciable.
¿El pecado original?
El concepto ético y teoló gico del pecado original se injertó en la historia que acabamos de
narrar.
con la consiguiente supuesta condena de la descendencia de Adá n por parte de "Dios".
Usamos el adjetivo presumido porque en breve explicaremos que podría no ser así.
ser un castigo, sino un hecho mucho má s inmediato y en algunos aspectos decididamente
má s
tranquilizar a la humanidad y sus temores sobre posibles destinos eternos: lo veremos en
cierre del capítulo.
Entendemos que se trata aquí de hipotetizar la inexistencia del pecado original o al menos
de la frase que hubiera resultado, pero siempre estamos en el campo de las hipó tesis y por
tanto
Sigamos tranquilamente con nuestro razonamiento, inspirá ndonos también en
Declaraciones del profesor. Luzzatto, ex presidente de la Unió n de Comunidades Judías
Italianas.123
Suponiendo la existencia original de los dos á rboles, pregunta:
• ¿Por qué “Dios” no prohíbe el consumo de los frutos del Á rbol de la Vida?
• En la mente divina era má s grave que los hombres se volvieran inmortales o que
¿Entendieron el Bien y el Mal?
Evidentemente era má s grave que conocieran el Bien y el Mal. Este era el verdadero miedo
de
“Dios” y quizá s aquí podamos confirmar lo que primero planteamos como hipó tesis: el
á rbol en
El origen tal vez fuera só lo uno, porque la inmortalidad sería un bien mucho má s preciado y
nos quitaría
cualquier posibilidad de castigo drá stico en caso de desobediencia grave.
Este imperdonable olvido divino no sería comprensible.
Una lectura atenta del texto nos revela también que, una vez ocurrida la desobediencia
grave, "Dios" no
cumple su amenaza de todos modos, es decir, no deja morir a la pareja como lo había hecho
él.
presagia claramente en Génesis 2.17:
Por lo tanto, la serpiente tenía razó n cuando le dijo a Eva que "no morirían sino, má s bien,
habrían llegado a ser como Dios" (Gen 3,4): observamos que el adversario tentador dijo
¡Verdadero!
Sin embargo, podemos intentar pensar que el estilo hebreo indicaba un significado del tipo
“ciertamente morirá s (en el futuro)” y por lo tanto no previó una muerte inmediata: si
Si es así entonces deberíamos pensar que antes eran inmortales.
Pero sabemos que no es posible, dado que el mismo "Dios" un poco má s adelante (Gen
3,22) ahuyenta la
dos del Edén para evitar que coman del Á rbol de la Vida y se conviertan en ese momento
inmortales: ¡evidentemente no lo eran! Sin perjuicio de estos razonamientos, incluso
demasiado discutidos,
debemos reconocer que el aspecto fundamental de este paso radica en la consideració n
sobre la amenaza, independientemente de los momentos y formas en que podría haberse
materializado. Va
De hecho, dijo que la amenaza de muerte, ya sea inminente o pospuesta, tenía que
ser necesariamente ineficaz, o al menos no comprensible, porque estamos autorizados a
pensar que Adá n y Eva no sabían qué era la muerte: ¡nunca la habían visto!
¿Y cuá l es el significado de la amenaza de castigo cuyo contenido es totalmente
desconocido para el
¿recipiente?
No eran inmortales, pero no conocían la situació n llamada muerte prevista por la amenaza.
divino: no se nos permite saber má s y en este á mbito las hipó tesis está n excesivamente
alejadas de la verdad
texto, así que no sigamos adelante.
Bien y mal
Lo que se hace evidente, en cambio, es un elemento que casi nunca se tiene en cuenta.
consideració n: la diferencia sustancial entre lo que la tradició n ha informado en relació n
conceptos de culpa y condenació n - con todo lo que esto implica en el á mbito religioso,
teoló gico,
ético, dogmá tico, normativo – y el texto bíblico.
Hasta ahora hemos dicho esencialmente que:
• Hubo una confusió n en la identificació n del á rbol y no sabemos quién la tiene
introducido;
• la confusió n podría explicarse por el hecho de que quizá s los á rboles fueron
originalmente
só lo uno:
• Adá n y Eva desobedecen y descubren su funcionalidad sexual:
• no se avergü enzan unos de otros, sino que temen la reacció n de los Elohìm de los cuales
se esconden de la vista.
Ahora debemos analizar el elemento que, por encima de cualquier otra consideració n,
caracteriza
toda la historia: el llamado “conocimiento del Bien y del Mal”.
De hecho, toda la tradició n sitú a el origen del Mal en este elemento y lo identifica como el
bien.
sustancia el verdadero significado de la desobediencia del hombre hacia "Dios" en su deseo
de decidir sobre
manera autó noma lo que es bueno y lo que es malo: esta es la culpa que llevamos desde
nuestros orígenes.
Por tanto, el á rbol habría hecho comprender al hombre el significado del Bien y del Mal
colocá ndolo
ante la posibilidad de elecció n: de un lado el Bien (la voluntad de "Dios") y del otro lado el
Mal (acció n que no tiene en cuenta -o peor aú n, contrasta- la voluntad divina).
En ese momento los conceptos de derecho y derecho habrían entrado en el corazó n del
hombre.
injusto, de lo bueno y de lo malo, de lo lícito y lo ilícito... Es decir, habría comenzado
• ¿Que representa?
• ¿Qué significa tentació n?
Este personaje que interviene en la historia del Edén necesariamente debe ser interpretado
a la luz de elementos externos al contexto bíblico.
En resumen, recordemos que las mitologías sumerio-acadias nos hablan del constante
contraste entre
dos deidades Anunnaki (Enlil y Enki) que tienen ideas diferentes sobre la relació n con lo
nuevo
especies creadas por ellos. Entre los diversos contrastes, uno muy importante se refería a la
posibilidad de hacer fértil al nuevo ser y darle así la posibilidad de reproducirse
independientemente.
Enlil tendía a ser hostil hacia el hombre al que consideraba nada má s que un esclavo y
por eso estaba en contra; Enki, que había querido y formado expresamente la nueva
especie,
sentía apego a su criatura y quería facilitar su desarrollo y evolució n.
Enki, responsable de las excavaciones en las minas para las cuales el hombre había sido
especialmente
creado, se le consideraba el conocedor de lo que hay en lo má s profundo de su interior y a
menudo era
representado con la imagen de la serpiente.
La raíz hebrea que identifica a la serpiente,
[nachà sc], originalmente indica el acto de
conocer las intenciones de antemano124 y por tanto el conocimiento es un elemento
fundamental
del simbolismo que lo acompañ a.
Para la mayoría de las mitologías antiguas este animal era el poseedor por excelencia de
un conocimiento reservado a unos pocos, esotérico diríamos, y el conocimiento de la
estructura profunda
del patrimonio genético pertenece a ese tipo de ciencia que, por razones obvias, no pudo y
No debería haberse difundido superficialmente. La doble serpiente enroscada alrededor
del Á rbol
de la Vida representaría de hecho la doble hélice de ADN utilizada por la divinidad
femenino que colaboró para crear el [adam] operando sobre el [tzelèm] y sobre el [lejos],
de los cuales
dijimos en otro capítulo.
La serpiente y la tentació n serían, por tanto, la transposició n al lenguaje bíblico de
El contraste entre Enlil y Enki y la intervenció n de la serpiente/Enki representaría el
momento en
que la nueva especie se ha hecho fértil.125
En conclusió n
A partir del aná lisis del texto, toda la historia revela toda su creciente complejidad;
dificultades
Las interpretaciones que han ido surgiendo a lo largo de los siglos son prueba de ello y la
clave para entenderlo.
La teología muestra muchos lados descubiertos.
Por lo tanto, intentemos rastrear los datos que han surgido hasta ahora sobre la base de
nuestras hipó tesis.
antecedentes e intentemos entender si existe una posible coherencia:
• Adá n y Eva está n en un lugar cercado y protegido donde todas las necesidades
los materiales son satisfechos por los Elohìm;
• Yahwèh evita/prohibe cualquier posibilidad de reproducció n autó noma de lo nuevo
individuos;
• la prohibició n se identifica con la prohibició n de consumir una determinada fruta que da
la
"conocimiento":
• La confusió n del texto en la identificació n de á rboles podría explicarse por
hecho de que el á rbol originalmente era solo uno:
• Adá n y Eva desobedecen y descubren una funcionalidad sexual intraespecífica:
• Yahvé toma nota de la nueva situació n, comprende los riesgos y los ahuyenta:
• Adá n y Eva de repente se ven "obligados" a vivir en una situació n de
Autosuficiencia total en la que toda su vida dependerá ú nicamente de sus propios medios.
compromiso y su fisiología.
Una vez lograda la independencia necesariamente tendrá n que conocer/experimentar la
“aspectos positivos y negativos” de su nueva vida llevada en un ambiente libre, con
todas las ventajas y desventajas del caso: aquí está , por tanto, el "bien" y el "mal"
entendidos en los suyos.
aspecto má s concreto.
Observamos un hecho muy importante para comprender el significado global de lo que se
ocurrió en ese momento.
Hablando del "mal", Yahwèh destaca exclusivamente las negatividades relacionadas con los
dos aspectos
fundamentos de la vida: alimentació n y reproducció n.
Bá sicamente les dice que...
• si quieren comer, a partir de entonces tendrá n que trabajar duro para conseguirlo
alimentos, porque ya no será n proporcionados por los Elohìm, administradores de ese
territorio privilegiado
y protegido;
• Eva dará a luz de forma independiente, descubrirá que el embarazo es una carga y que
tener hijos
es un acto muy doloroso, mientras que anteriormente la producció n de [adà m] era una
habilidad
de los “guardianes”.
Por lo tanto, también en esto tenemos la confirmació n de que una vez má s nos referimos a
materialidad de la vida cotidiana: los males enumerados no se refieren a los sentimientos o
al sufrimiento de
psique o alma.
“Dios” dice esencialmente: «¿Querías autonomía? ¡Ahora vivirá s las consecuencias!
Perdó nanos por un ejemplo banal pero sumamente clarificador. “Dios” habría dicho alguien
algo como: «¿Querías la bicicleta? ¡Ahora pedaleará s!
Este ejemplo aparentemente ridículo es en realidad muy ú til para aclarar la inexistencia de
concepto de "condena": el ciclismo no es en realidad una condena para quienes querían la
bicicleta,
pero una necesidad esencial; Una vez que te subes al sillín, girar los pedales se vuelve má s
fá cil.
inevitable. Andar en bicicleta y pedalear son inseparables: el placer del aire libre y puro, el
esfuerzo
de esfuerzo y sudor, son todos aspectos intrínseca e inevitablemente vinculados.
Por tanto, no se trataría de una condena. Yahweh no castigó al hombre con pena
constituido por el trabajo y el sufrimiento físico, simplemente expresó lo que se utiliza
definir una "sentencia post eventum", es decir, el simple reconocimiento de una situació n
inevitable que se creó a raíz de la autonomía adquirida.
Les comunicó a los dos que la nueva existencia inevitablemente tendría aspectos positivos
y
negativo y que conocerían/experimentarían ambos.
Por otro lado, recordemos que el Á rbol de la Vida no contiene también el concepto de
Muerte: no es
el Á rbol de la Vida y la Muerte, porque las dos definiciones son mutuamente excluyentes,
mientras que el
El “bien” y el “mal”, representados por el segundo á rbol, no só lo no son excluyentes sino
que coexisten
necesariamente.
Recordemos lo explicado anteriormente: el bien y el mal no eran objeto de una misma
distinció n ni siquiera desde el punto de vista lingü ístico...
En el momento en que experimentas el bien, inevitablemente también experimentas el mal:
por lo tanto
Es profundamente erró neo considerar só lo los aspectos negativos por separado e
interpretarlos como
fruto de la condenació n.
Es un error pensar que el hombre pueda tener a su disposició n el Bien absoluto y que con
su comportamiento
Este desgraciado originó el Mal al traerlo al mundo.
Muchos pensadores llegados a este punto se preguntará n:
• si los conceptos del pecado original cometido por el hombre y el
castigo consiguiente con el sufrimiento que ello conlleva, quien introdujo el Mal en
¿creado?
Durante siglos, la teología y la ética han estado discutiendo el colosal y dramá tico problema
de la presencia.
del Mal en el mundo: el llamado “Mysterium iniquitatis” – el problema de la presencia del
El mal en el mundo –siempre inseparablemente ligado a la teodicea, es decir, a la necesidad
de
justificar a “Dios” liberá ndolo de toda responsabilidad.
Esta tarea que se han propuesto los teó logos de todos los tiempos se repite constantemente
a lo largo de la historia de
pensamiento ético-religioso.
La Biblia proporciona una respuesta que no requiere ningú n aná lisis particular ni
categorías teoló gicas.
complejo antropoló gico: la fó rmula Yahwèh mismo (Is 45,7)…
Mencionado vagamente por el apó stol Pablo en Rm 5,12 y en 1Cor 15,21-22, fue
introducido en
canon del Concilio de Cartago del 418 d.C., que incorpora el pensamiento de Agustín de
Hipona;
Gran parte de la teología contemporá nea está reexaminando ahora lo absurdo de una
condena que
recaería sobre toda persona viviente por el mero hecho de descender inocentemente de un
par de
progenitores. Se concluye ademá s la inaceptabilidad de tal presunció n de culpa original
confirmado en esta lectura de la Biblia que resalta su probable inexistencia
tanto literal como conceptual y por ello confiamos en que en el futuro la Iglesia ya no
querrá hacerlo
cargar a sus fieles con el peso de una falta que no só lo no cometieron, sino que parece
Ni siquiera ha sido atribuido a los supuestos antepasados. Esto es tanto má s cierto si, como
Como se burla en el capítulo 5, Adá n y Eva pueden no ser los progenitores de toda la
humanidad.
pero só lo de un grupo que los Elohìm habían planeado y producido con la tarea de cuidar
específicamente sus necesidades en el territorio del Edén. El “dios” (ENKI/serpiente) que
los tiene
producido genéticamente, también les transmitió la independencia reproductiva y el otro
"dios"
(ENLIL, hermano de ENKI), que estaba en contra, los expulsó . Aquí también la Biblia fue
concreta.
en la síntesis con la que narró los hechos ocurridos en plena coherencia con la
Concreció n de la figura y acciones de los Elohìm que emergen de los pasajes del Antiguo
Testamento.
examinado.
Y llegado a este punto la pregunta que introduce la continuació n de la investigació n: el
Á rbol de la Vida es
realmente definido
[hachajìm etz]: “Á rbol de los vivos”.
¿Estamos seguros de que es lo mismo?
Tenemos una sospecha fundada de que el autor quería referirse a una situació n concreta.
decididamente má s concreto que un recordatorio genérico de la vida: las respuestas a
buscar son, por tanto,
todavía muchos.
122 Véase al respecto el libro Má s allá de la mente de Dios, op. cit. en Bibliografía.
123 Conferencia “Biblia y Psicoaná lisis”, Universidad del Véneto, Venecia 12/09.
124 Diccionario Etimoló gico…, op. cit. en Bibliografía.
125 Para el aná lisis en profundidad necesario para una visió n má s amplia, ver también i
obras de Demontis, Russo y Spedicato citadas en la Bibliografía.
15
El DIOS EXTRANJERO de la BIBLIA
Cerramos la parte descriptiva de este trabajo con un capítulo que resume y sintetiza la
conceptos fundamentales contenidos en los dos libros dedicados al tema hasta el momento.
El término "dios" usado en singular recuerda el supuesto fundamental de las teologías
monoteístas.
se basa en la Biblia y lo hace de una manera cortésmente polémica porque, dada la
evidencia encontrada
Durante las traducciones y los aná lisis consiguientes, hemos visto lo engañ oso que parece.
querer reducir a unidad ontoló gica lo que se presenta como indudablemente mú ltiple en
su materialidad concreta.
Las características de la presunta divinidad y el corolario de personajes que la acompañ an
En la vida cotidiana los acontecimientos son muy diferentes de los de las diversas formas
de pensamiento.
teoló gico que querían elaborar y presentar.
Hemos visto có mo la figura de "dios" que emerge de los hechos narrados representa una
un individuo de carne y hueso que no se preocupaba en absoluto por la teología o la
espiritualidad.
El comportamiento de los Elohìm conocidos con el nombre de Yahwèh, las elecciones que
conciernen a su
persona, las reglas impuestas por él al pueblo, los propó sitos de sus acciones por sí mismo
explícitamente declarados, constituyen el testimonio de una fisicalidad que aparece
inequívoco; una fisicalidad sin duda dotada de características especiales que la hacían
superior en poder, conocimiento y tecnología.
Todo esto no impidió a los autores bíblicos narrar incluso aspectos poco edificantes y
ciertamente poco edificantes.
inesperado: nos dicen claramente que se calmó al oler la grasa quemada.
Nos encontramos, pues, ante una superioridad siempre y só lo material, impuesta también
con arrogancia y
poco o ningú n respeto hacia las personas que lo sufrieron.
Las reglas contenidas en la alianza que estableció con sus sú bditos/leales no fueron el
resultado de
una negociació n o una discusió n libre entre dos partes: eran directivas a las que sí
só lo podía y debía obedecer; Del examen de las reglas impuestas también entendimos có mo
nos enfrentamos a un individuo que no estaba en absoluto interesado en cuestiones
teoló gicas
o metafísico.
En el examen de los Diez Mandamientos realizado en el primer libro, notamos el contraste
entre
las intenciones de los Elohìm que los impartieron y la representació n que los fundadores
hicieron de ellos
de las religiones. Este ú ltimo debía presentarse como fundamental (escrito en piedra)
de los mandamientos que eligieron como ú tiles para sus propó sitos, mientras que los
Elohìm creían
otras normas fundamentales, mucho má s concretas y sobre las que hubiera sido difícil
hacerlo
construir un sistema religioso tal como se entiende comú nmente. Sus propó sitos estaban
bien
otros: definir un pacto con un pueblo por el cual ser servido a cambio de ayuda para el
Conquista de un territorio en el que establecerse.
En esta ausencia de intenciones espirituales hemos visto có mo incluso la bendició n bíblica
estaba hecho de bienes materiales y, por tanto, estaba dotado de una cantidad bien definida
de sustancia.
Este fue el caso al comienzo de la historia del pueblo de Israel y só lo má s tarde, una vez que
perdieron la
En contacto con los Elohìm, se desarrolló un concepto de "bendició n" que asumió los
valores de
de naturaleza completamente distinta: de donació n de bienes materiales se ha pasado a
transmisió n de beneficios espirituales.
En resumen, ¡dos significados de bendició n decididamente diferentes! En perfecta
coherencia con esto
panorama general, la Biblia nos presenta a este Elohìm como uno de los muchos entonces
presentes en el
teatro de Oriente Medio; el que eligió como propiedad personal a las personas que luego
será n conocidos e identificados como “el pueblo de Israel”.
De hecho, el examen del supuesto concepto de "monoteísmo" y de la elecció n de los
pueblos ha
reveló que Moisés, Josué y todo el pueblo dirigido por ellos no eran monoteístas; Ellos eran
absolutamente conscientes de la existencia real de otros Elohìm, ademá s de la de su
Yahwèh,
y sabían que esto ú ltimo podía abordarse con la misma concreció n con la que se atendía el
primero.
“dios” que los había sacado de Egipto.
Estaban tan seguros de ello que lo hacían continuamente.
Pero el Antiguo Testamento también nos cuenta la historia anterior, los orígenes mismos
de la humanidad.
que sin embargo son atribuibles a la voluntad de todo el grupo de Elohìm. Vimos el
dos historias bíblicas de la creació n del hombre, hemos captado su posible
complementariedad
cuando nos cuentan el acontecimiento y las formas en que los Elohìm, entre ellos
incluimos a Yahwèh, después de haber tomado una decisió n colegiada se procede a formar
el
nuevas especies vivas a partir de los elementos materiales de que disponían: los
polvo, [Afà r], es decir, el ADN de las especies ya presentes en el hemisferio sur de la Tierra
(Abzu), y
[Tselèm], es decir, su ADN, el elemento "divino" que se injerta en el homínido.
La unió n de los dos elementos produce la nueva especie, el [Adá n], que vive de la vida
[nishmà t
chajìm] que le fue dado por el "creador".
Los propios conceptos de "pecado" y "condena" a los que estaría sometida la humanidad
deben ser sustituidos
en discusió n. La historia del llamado "pecado original" se presta a interpretaciones bien
definidas
diferente y mucho menos dramá tico para los humanos: aquí también encontramos la
confirmació n de que
una vez má s nos referimos a la materialidad de la vida cotidiana; los males enumerados no
me conciernen
sentimientos o sufrimientos de la psique o del alma: Yahweh no castigó al hombre por su
culpa, simplemente expresó lo que se usa para definir una "sentencia post eventum", es
decir
el simple reconocimiento de una situació n inevitable que ha surgido como resultado de la
libre elecció n realizada por los representantes de la nueva especie.
Estos Elohìm se movían en el espacio, necesitaban hacerlo físicamente porque, no
siendo seres espirituales, tenían que llegar físicamente a los lugares donde pretendían
vaya y lo hicieron con má quinas voladoras.
Hemos visto que la llamada "gloria de Yahwèh" es un concepto teoló gico carente de
fundamento real; una elaboració n teó rica resultante del deseo de introducir con fuerza
conceptos espirituales en un contexto narrativo desprovisto de ellos. La “gloria” era una
cosa
externo a "dios", un instrumento que utilizaba para mover dá ndole ó rdenes: un
un medio que produjo consecuencias mortales en quienes tuvieron la desgracia de estar
cerca;
efectos que el propio “dios” no pudo controlar.
Toda la historia de los comentaristas tradicionales –que rechazan obstinadamente esta
hipó tesis– da
cuenta de la enorme dificultad para comprender y describir el “kevò d, ruà ch” en términos
de
Espiritualidad y trascendencia. Nos parece mucho má s sencillo pensar quién escribió los
textos
han transpuesto al papel la historia de fenó menos físicos concretos que habían encontrado
repetidamente
presenciado ciertamente cientos, tal vez miles de personas y cuya memoria debe haber sido
transmitido a lo largo del tiempo, al menos en sus aspectos sustanciales, aunque con todas
las inevitables
variaciones que siempre produce la transmisió n oral.
Las experiencias de los profetas que hemos analizado – Ezequiel, Zacarías, Elías, Enoc, los
mismos
Moisés… – da cuenta de esta sencillez desarmante y estupenda.
Recordemos có mo esos pasajes bíblicos se corresponden de manera extraordinaria con los
relatos de los
Sumerios donde tenemos la descripció n de los Anunnaki que en sus má quinas voladoras sí.
se movían en los cielos. No podemos borrar tanta concreció n, relegá ndola al mundo
no especificado de visiones o sueñ os; no podemos borrar con el trazo de un bolígrafo, ni
con
sabiduría dogmá tica obstinada, lo que aquellos autores quisieron fijar en la memoria de
palabra escrita.
Los autores bíblicos registraron luego otras presencias estrechamente vinculadas a la del
Elohìm: los [nephilìm] y los [malakhìm].
De los primeros hemos señ alado que son gigantes siempre vinculados al linaje de los hijos
de
Anà k (anakiti-anunnaki?) de la memoria sumeria. Hemos repasado sus características
físico, incluida la presencia de seis dedos en cada extremidad y los eventos que los rodean
poco a poco desaparecen y se diluyen dentro de los pueblos que habitaron la tierra de
Canaá n.
Los [malakhìm] requirieron un aná lisis má s cuidadoso porque la teología
inexplicablemente los tiene
transformados en seres espirituales mientras que las historias sobre ellos siempre se basan
en
extraordinaria concreció n que los autores bíblicos utilizaron al describir las escenas en
detalle,
en contextualizar también en términos temporales, en localizar acontecimientos.
Los á ngeles [malakhìm] son individuos materiales cuya diferencia física con el hombre es
evidente; está n dotados de poderes superiores; Viven en campamentos que parecen no ser
el caso.
acceso permitido; realizan diversas funciones de cará cter absolutamente prá ctico, entre las
que se encuentra
también el de actuar como portavoz de Yahvé.
Hemos visto có mo se inventaron las figuras de Satá n y Lucifer, pero sobre todo
examinamos los Querubines, su diversidad absoluta e irreconciliable con respecto a lo que
la teología lo ha logrado.
Los [kerubìm] bíblicos son má quinas, elementos mecá nicos de dos tipos: los conectados al
[kevò d]
son objetos voladores; los que se encuentran en el Arca de la Alianza tienen funciones
estrictamente
vinculado a la naturaleza de ese objeto que se presenta como un condensador, un sistema
receptor
transmisor y también un arma potencial.
De todo lo anterior se desprende que "el DIOS EXTRANJERO de la BIBLIA" - con su corte de
personajes y
instrumentos que acompañ an sus eventos – se presenta en formas muy diferentes a las que
las religiones le han cosido.
Por ú ltimo, mencionemos la característica má s "inaceptable": el Elohìm (es decir, este
"dios")
ellos mueren. Vimos esto al examinar el pasaje bíblico que lo dice claramente.
inequívoco.
Sin lecturas alternativas, sin hipó tesis imaginativas, sin traducciones particulares, mucho
simple y claramente: ¡los Elohìm mueren como todos los Adá n! Ciertamente no es uno
sorpresa para quienes plantean la hipó tesis de que ANUNNAKI/ELOHÌM podría tener una
vida larga – tal vez
muy largos en términos terrestres – pero que, al ser individuos compuestos de carne y
hueso, serían
ellos también murieron.
¡El asombro surge cuando es la propia Biblia la que nos lo dice!
En definitiva, debemos reconocer, sin lugar a dudas, que ESTÁ EN EL ANTIGUO
TESTAMENTO
¡ESTÁ ESCRITO QUE DIOS MUERE como todos los demá s hombres!
A menos que los teó logos nos digan que cuando la Biblia usa el término Elohìm unas
cuantas veces
significa Dios y otras veces significa otra cosa... pero en ese caso toda forma de certeza
desaparece y
cada uno es libre de hacer que el texto diga lo que quiera.
Las religiones nacieron como un intento de reconstruir, de volver a intentar el contacto con
seres que
eran considerados superiores, divinos, gracias a la distancia insalvable que los separaba
por el hombre en términos de conocimiento, habilidad, poder:
• individuos que vivieron tanto tiempo que fueron considerados inmortales a pesar de
ellos no eran;
• individuos que conocían los secretos de la naturaleza, del cosmos, y que los transmitieron
só lo a sus fieles seguidores, dando lugar así a las castas de reyes/gobernadores/sacerdotes
(los “iniciados” al conocimiento precisamente…);
• individuos que viajaron en los cielos, cubriendo distancias muy rá pidamente
impensable para quienes se movían caminando;
• individuos que utilizaron intermediarios para gestionar su poder y comunicarse
con la humanidad a través de filtros (á ngeles...) que impedían el contacto directo;
• individuos que habían creado al hombre utilizando técnicas de ingeniería genética de
que controlaban todos los aspectos.
Este nos parece ser el DIOS EXTRANJERO de la BIBLIA.
Obviamente se trata de hipó tesis, todavía no hay pruebas definitivas, pero no es fá cil
descartarlas.
Cuá n imaginativas son estas interpretaciones que tienen la ventaja de ser contiguas al texto
bíblico.
¿El DIOS EXTRANJERO todavía está aquí o se ha ido?
Esta es una pregunta que se hace a menudo y para la que no tenemos respuesta.
De la informació n bíblica -muy escasa sobre esta cuestió n específica- só lo podemos
plantear la hipó tesis de que los miembros de esas poblaciones especiales se han ido
diluyendo lentamente
dentro del pueblo entre el que vivieron, pero, fieles a la metodología que nos une a los
textos
antigua, relatamos lo que dice el historiador judeo-romano Josefo Flavio, que en el capítulo
VI
de su obra Guerra Giudaica126 nos cuenta varios hechos decididamente curiosos y lo son
má s si
Creemos que ocurrieron entre el 60 y el 70 d.C.
En los versículos 289-299 el autor relata estos hechos que sin duda son fuera de lo comú n:
sobre Jerusalén aparecen una "estrella en forma de espada" y un "cometa que duró un añ o".
El día ocho del mes de Xanthico (mes de Pascua), a la hora novena de la noche
el altar y el Templo está n rodeados por un halo de luz que los ilumina como si fuera de día
unos treinta minutos.
La muy pesada puerta de bronce, que normalmente era abierta por unos veinte hombres,
se abre solo a la hora sexta de la noche.
Pero el acontecimiento extraordinario por encima de todos los demá s ocurre el día
veintiuno del mes de Artemisio.
(el de después de Semana Santa). El historiador judío dice que la visió n fue tan milagrosa
que fue
increíble, si no hubiera sido observado por numerosos testigos presenciales.
Antes del atardecer "se vieron en el cielo, sobre toda la regió n, carros de guerra y huestes
de carros de guerra y ejércitos".
hombres armados que surgieron de las nubes..." y en la fiesta de Pentecostés los sacerdotes
que habían entrado en el
templo para las celebraciones rituales sienten claramente «un shock y un golpe» y luego
«un
grupo de voces que decían: “Nos vamos de este lugar”.
• ¿Se fueron durante ese tiempo?
• ¿Só lo quedan unos pocos?
• ¿Volverá n?
• ¿Ya han regresado?
• ¿Siempre han estado aquí?
No lo sabemos y de buen grado dejamos la respuesta a quienes saben o dicen saber.
Por lo que a nosotros respecta, la investigació n, naturalmente, continú a.
126 op.cit. en Bibliografía y descripció n de pá ginas. 226.
APÉ NDICE
Glosario esencial
Esta secció n profundiza en algunos contenidos ordenados alfabéticamente y reporta el
significado de
Términos sumerios y acadios tal como aparecen en las traducciones y, sobre todo, en las
interpretaciones.
proporcionada por estudiosos del sector (Castellino, Furlani, Kramer, Pettinato, Russo,
Sitchin) cuyos
obras –citadas en la Bibliografía– son fundamentales para comprender el camino
interpretativo desde
siguieron y a los que, por tanto, se remite al lector.
La exposició n que aquí se hace representa, por tanto, só lo una pequeñ a contribució n ú til
para proporcionar una
marco sintético al contenido del libro que, por elecció n metodoló gica, trata casi
exclusivamente de
excluyendo lo que narra el Antiguo Testamento.
La variedad de definiciones y también las posibles contradicciones presentes en algunos
términos.
dan cuenta de las incertidumbres y dificultades que encuentran los académicos al
determinar la
posible significado exacto del cual muy a menudo no se puede estar absolutamente seguro.
El lector interesado podrá entonces conocer má s accediendo a los textos de los autores
citados.
NB El acró nimo (TSA) indica los términos pertenecientes a las lenguas sumeria y acadia.
Un (TSA)
"Cascada".
Abram (TSA)
“El favorito del padre”.
Abraham (Abraham) es un término semítico que significa "padre de una multitud".
Abzú (TSA)
“Pozo”, “Mundo Inferior”, “Fuente Primordial”.
Inicialmente tal vez indicaba la parte inferior del planeta Tierra, el hemisferio sur, luego el
término es
pasó a significar el gran océano de agua dulce que se extiende debajo de las tierras y
emerge
en manantiales y lagos. Enki es el señ or de ello: el gobernador de las minas, quien
obviamente
descienden hacia abajo y alcanzan las capas subterrá neas.
El moderno "abismo" deriva de este término sumerio.
Adama
"Tierra".
El término hebreo también significa "tierra roja".
Adamu, Addamu, Admu (TSA)
“Terrestre”, “Imagen”, “Padre-hombre”, “Raza humana”.
El hebreo Adam también significa "Tierra Roja". (Ver “El” y “Enki”)
Adamu en acadio se convierte en Atamu y sus prerrogativas (el padre de los vivos) lo hacen
Corresponden, segú n algunos, al Atum de los egipcios.
Para los sabeo-fenicios Adá n significaba "siervo".
Para los asirios el término Udmu identificaba a la raza humana.
Prevenido
Descendientes de Ben Ammi, segundo hijo de Lot y hermano de Moab (Gen 19,37-38);
después de haber
Habiendo derrotado a los Zamzummìm al este del Mar Muerto, se establecieron en la
regió n ubicada entre los ríos
Arnó n y Yabbò q, de donde fueron expulsados por los amorreos que les hicieron emigrar
hacia las fronteras
del desierto al este. Fueron excluidos de la comunidad israelita porque se habían dedicado
al culto de
Balaam.
amorreos
Término genérico utilizado para indicar los pueblos que anteriormente ocuparon Palestina.
de la llegada de los judíos. Por tanto, el nombre también era sinó nimo de cananeos.
El término "amorreano" indica la lengua hablada por las poblaciones semíticas presentes
en Siria.
desde la segunda mitad del tercer milenio hasta los primeros siglos del segundo milenio
a.C.: una lengua
que nunca ha tenido forma escrita porque era utilizada por poblaciones seminó madas que,
alguna vez
sedentarios, utilizaban la lengua babiló nica.
Anunnaki (TSA)
“Los que vinieron del cielo a la tierra”.
Los Nephilìm de la Biblia (?), el pueblo del Shem-Shumu: es decir, tanto el pueblo
"reconocido" como el
gente de má quinas voladoras.
Eran conocidos como los "Hijos de An en la Tierra".
Para otra interpretació n ver los estudios de Russo B.: segú n este autor el término significa
“la (primera) semilla má s importante de la Tierra”.
Apkallu (TSA)
"Inteligente".
El ser mitad hombre y mitad pez que, en el período antediluviano, enseñ ó a los hombres el
reglas de la vida civil.
Los Apkallu fueron asesores de los reyes fundadores de la civilizació n sumeria.
Se conocen siete: el primero de estos sabios vivió en tiempos de Aalu, el primer rey
antediluviano
de Eridu: se llamaba Adapa (ver); segú n otras tradiciones fue Uan (Oannes) a quien le
corresponde
se le atribuye la enseñ anza de la escritura.
Después de la inundació n será n reemplazados por los Ummanu, consejeros y maestros
"humanos".
arameos
Poblaciones semíticas occidentales que alcanzaron un notable desarrollo entre finales del
siglo II d.C.
principios del primer milenio antes de Cristo, llegando hasta las costas del Golfo Pérsico en
el sur, hasta la regió n
de Elam al este, la regió n de las montañ as Amanus al norte y Transjordania al oeste.
Las primeras inscripciones que utilizan el término Aramu como nombre propio de un
pueblo se remontan a
principios del segundo milenio, pero este pueblo ya fue mencionado por el rey acadio
Naram-Sin en
Siglo 23 a.C. Alrededor del siglo XIII a.C. los arameos procedentes de Siria penetraron en
Mesopotamia.
y el arameo finalmente reemplazó al babiló nico como lengua hablada.
La lengua aramea, entre las lenguas semíticas, es la que presume de tener una duració n
má s larga e ininterrumpida.
atestació n: de hecho, está documentado desde principios del primer milenio antes de Cristo
hasta hoy.
Aratta (TSA)
El territorio en el que se encontraba Edin (Edén bíblico); los sumerios siempre lo han
considerado
míticamente una tierra fabulosa, rica y exuberante (el clima era así y la naturaleza era
verdaderamente exuberante y generoso). El viaje del mensajero de Enmerkar a Aratta (ver)
describe el cruce de siete puertas (siete colinas en siete cadenas montañ osas) que aú n hoy
se conserva
necesario cruzar para llegar desde el territorio de la antigua Sumeria al á rea donde
ciudad de Tabriz (¿antiguo Edén?).
El Talmud judío habla de siete cielos que hay que cruzar para llegar al cielo primordial.
Quizá s corresponda a la llanura actual (Edin en sumerio, edinna en acadio) de Miyandoab.
(Cá ucaso), al sur del lago Urmia.
Asarluhi (TSA)
Hijo de Enki, dios de la fertilidad, conocido como Marduk para los babilonios y como Ashur
para ellos.
asirios; quizá s corresponda al bíblico Ashur, hijo de Sem y nieto de Noé. este descendiente
Uno de los patriarcas bíblicos sería, por tanto, el fundador del reino asirio.
Corresponde a Osiris a quien los egipcios conocían como Asar (Osiris es el nombre
grecorrizado).
Su símbolo era el disco solar alado que también representaba al dios persa Ahuramazda (el
cuyo gran profeta fue Zaratustra, Zoroastro) y Horus y la deidad solar Ra-Harakty (Ra-
Horus
del horizonte: la tierra oriental de donde habían venido los dioses).
Segú n la mitología egipcia Horus, el heredero divino, era hijo de Osiris, y por tanto era
quien
“viene de Asar”, es decir, era “M-Asr”: el Mizraim bíblico.
Los egipcios se llamaban a sí mismos el-Masri: "el que desciende de Osiris".
Astarté
Diosa venerada en la zona semítica del noroeste (la Ishtar babiló nica), representaba la
Gran Madre fenicia y cananea; su culto estaba vinculado a la fertilidad, la fecundidad y
guerra. Los principales centros donde era venerada eran Sidó n, Tiro y Biblos, pero era
conocida
también en Malta, en Tharros en Cerdeñ a y en Erice en Sicilia.
También entró en el panteó n egipcio, donde fue identificada con Isis. En la pró xima era
Helenísticamente se la vinculó con la diosa griega Afrodita y la Venus romana.
El nombre Astarté aparece a menudo en el Antiguo Testamento, incluso en forma plural
(Ashtarot,
ver Jdc 10,6): en ese caso probablemente indica divinidades femeninas correspondientes a
los Baalìm
masculino. Recordemos brevemente lo que se relata en el capítulo 6: en Kuntilled Ajrud
(entre Negev y
Sinaí) Yahvé era venerado con su Asera.
Badtibira (TSA)
“Lugar brillante donde se hace metal el mineral”, “lugar fortificado de metales”, “cimiento
de la metalurgia".
Ciudad ubicada cerca del corredor de descenso de las naves de los dioses. Fue la sede de la
realeza.
antediluviano después de Eridu; allí se celebraba el culto a Inanna.
Una de las cinco ciudades antediluvianas construidas cuando Enlil decidió “sacar a la
humanidad del
cuevas" y otorgarle una vida má s humana y civilizada con ciudades, agricultura y cría de
ovejas. Ellos recitan
cuentos cuneiformes que en aquella época los hombres no comían pan, no vestían,
todos iban desnudos, comían la hierba rasgá ndola con la boca, bebían el agua
Directamente desde las zanjas...
En esas ciudades el mando lo ejercían los dioses.
Su nombre, que también indica "asentamiento de quien trabaja metales", parece hacer
referencia (de
“tbr” a “tbl”) al cainita bíblico Tubal-caín, el “herrero”.
Sería por tanto la ciudad de Tubal (Tbl, tbr), la ciudad del herrero.
Berossus (Berosus)
Sacerdote de Marduk, fue un astró nomo y astró logo babiló nico que vivió entre los siglos IV
y III.
ANTES DE CRISTO
La importancia de este personaje está ligada a sus tres libros que componen la obra.
conocida como la Historia de Babilonia (B
), dedicado al rey Antíoco I y ahora
perdido. Disponemos de fragmentos de cierta relevancia gracias a otros autores como
Abideno
y Alessandro Polistore (siglo I d.C.): contó la historia del mundo desde sus orígenes hasta la
época
del autor.
En lo que respecta a la historia humana en particular, Beroso la dividió esencialmente en
dos
grandes eras y el diluvio representa la línea divisoria de aguas: en los primeros diez
gobernantes antediluvianos
Habían reinado durante tiempos muy largos, medidos en saroi (¿Sar de los sumerios?), es
decir, en períodos de
3600 añ os.
La lista de nombres griegos es la siguiente: Aloro, Alapro, Malone, Ammenone, Magalaro,
Daono,
Euerodesco, Amempsino, Parte, Xisutro (¿el Ziusudra sumerio, el Noé bíblico?).
En su época habían surgido del mar peces con cabeza y pies humanos (el primero fue
Oannes) y
Habían asumido el papel de asesores de los soberanos, enseñ ando a todos los hombres a
través de ellos.
los elementos de la civilizació n. Después del diluvio las duraciones de los reinos
disminuyen y se miden en
neroi, es decir, en períodos de 600 añ os. Finalmente llegamos a personajes histó ricos; en
particular son
Se han conservado fragmentos relevantes relacionados con los períodos de Nabucodonosor
II y Nabonido.
Biblia Stuttgartensia
La Biblia Hebraica Stuttgartensia, o BHS, es una edició n de la Biblia hebrea publicada por
“Deutsche Bibelgesellschaft” (Sociedad Bíblica Alemana) de Stuttgart (Stuttgart).
El texto es una copia exacta del texto masorético contenido en el Codex Leningradensis (L)
y representa la versió n de referencia oficial del texto bíblico hebreo-arameo para ambos
Judíos y cristianos.
El texto también corresponde a la Biblia publicada por “The British and Foreign Bible
Society”
de Londres: Biblia Letteris.
Carga (culto a los dioses)
Así se llama un fenó meno estudiado por los antropó logos y caracterizado por el culto que
los habitantes de
Las islas del Pacífico rindieron homenaje a los aviones y su contenido que consideraron
originarios
“má gico”, “divino”.
Se desarrolló principalmente en Nueva Guinea, Melanesia y Micronesia; su primera
El origen está ligado al paso y llegada de los primeros barcos exploradores occidentales del
siglo XIX.
siglo.
En la década de 1920, el naturalista James Hurley aterrizó en Nueva Guinea con un
hidroavió n y
pronto descubrió que los nativos le ofrecían sacrificios a él y a su avió n todos los días,
considerá ndolos a ambos de origen divino.
Sin embargo, la mayor expansió n del culto se produjo después de la Segunda Guerra
Mundial.
de los cuales una gran cantidad de material previsto había sido lanzado en paracaídas
sobre las islas
a la campañ a del Ejército de los EE.UU. en el Pacífico contra Japó n: ropa, alimentos, tiendas
de campañ a, armas y
otros bienes estaban destinados a los soldados, pero también a los isleñ os que actuaban
como guías.
Al final de la guerra todo acabó : las bases aéreas fueron abandonadas y los "cargueros" ya
no estaban
lanzado en paracaídas; por lo tanto, cesó el transporte de mercancías de diversos tipos,
incluidas grandes cantidades.
de alimentos, de la que los lugareñ os se habían beneficiado en gran medida. Los habitantes
de aquellas islas, sintiéndose
abandonados por los "dioses" que habían demostrado ser tan pró digos, desarrollaron
verdaderas y
sus propias prá cticas religiosas y rituales má gicos destinados a estimular su regreso: se
reproducían en
De forma tosca y aproximada, pistas de aterrizaje, aviones y equipos de radio fabricados
con
madera que se desgastaba dentro de torres de control falsas; También intentaron imitar
comportamiento del personal militar que había operado en el lugar; comenzaron a imitar
las señ ales típicas de cada aeropuerto de forma ritual: encendían hogueras para iluminar
las pistas, etc.
Los cultos a la carga se desvanecieron lentamente hasta que incluso desaparecieron con la
captura.
reconoció que los “dioses” generosos nunca regresaron, pero se ha registrado un caso que
proporciona
indicaciones sobre có mo pueden surgir también denominaciones específicas.
Desafortunadamente, el
La reconstrucció n que se ha realizado es incompleta e incierta, pero hay elementos que
parecen ser
establecido: soldados estadounidenses volaron a las islas de Vanuatu con la tarea de
defender el archipiélago de una posible invasió n japonesa. Uno de estos soldados fue
color y los habitantes del archipiélago, también sorprendidos por su piel oscura y por tanto
similar a la de ellos,
lo habrían considerado un ser divino: esperaban su regreso; le dedicaron uno
templo; guardaban como reliquias algunos objetos que le habían pertenecido; el jefe tribal
del tiempo luego dijo que había soñ ado con el dios americano después de su partida y
desde
en aquella época era considerado un “profeta de Dios”.
Tras su partida, esta “deidad” comenzó a ser adorada bajo el nombre de “Jonfram”.
Desgraciadamente, siguen existiendo algunas incertidumbres sobre el origen del nombre
en sí, ya que no ha sido posible determinarlo.
para determinar si nació de la figura de un ú nico americano llamado John Frum o si
este nombre deriva del hecho de que se presentó como “Juan de América”: en cada
En este caso, después de su partida los lugareñ os recordarían y mantendrían el sonido
Jonfrom/Jonfram.
identificá ndolo como el nombre de ese "dios" particular que vino desde arriba con tanta
disponibilidad
bienes.
En la isla de Tanna, cada añ o en el mes de febrero se celebra el “Día Johnfram”
durante el cual los participantes desfilan luciendo camisetas con la inscripció n TA USA
(Tanna USA
Ejército): el evento se celebra el día 15 porque se cree que este "dios" regresará
precisamente en
ese aniversario, pero en un añ o no especificado.
Má s allá del caso particular de Jonfram, vemos de manera má s general que la actitud
religiosa
que nació de ella y que ha evolucionado en un sentido espiritualista/chamá nico ha llevado
incluso a los pueblos
a los melanesios creer que los cargamentos, es decir, los cargamentos de mercancías
transportados por vía aérea, habían sido
creado por los espíritus de los antepasados precisamente para estar destinado a ellos.
Segú n esta creencia la gente
los blancos se habrían apoderado indebidamente de ella y por tanto sería necesario hacerlo
de ritos de purificació n y propiciació n para facilitar los viajes con los que llegan las
mercancías
sus islas.
Todo esto ocurrió en el siglo pasado bajo la mirada de los antropó logos, y parece ser la
repetició n documentada de lo que probablemente sucedió en los milenios en los que
el hombre fue formado por esos seres superiores: los vio volar en los cielos; Tiene
reconoció la distancia insalvable que los separaba en términos de conocimiento, poder y
capacidad;
Experimentó con su tecnología, a menudo dramá ticamente destructiva, pero también la
disfrutó .
de las extraordinarias ventajas que se derivan de la transmisió n de conocimientos y
habilidades prá cticas.
Por lo tanto, podemos creer que – el contacto directo se perdió exactamente como ocurrió
con el
Habitantes de las islas del Pacífico: el hombre ha transformado estas características a lo
largo de los siglos.
materiales reelaborando su significado en creencias de cará cter má gico, superior,
espiritual,
divino, hasta el punto de construir la figura de un "Dios" que ya no tiene nada que ver con
los individuos
de donde con toda probabilidad se originó todo.127
Carmelo, Monte
Esta montañ a aparece en los textos sagrados del judaísmo y el cristianismo pero parece
estar presente
también en otras tradiciones. Hay que decir que no es un descubrimiento del judaísmo, está
habitado desde
prehistoria, al menos desde 150.000 a.C., y los hallazgos funerarios sugieren que fue
considerado un lugar sagrado desde la lejana antigü edad.
También tenemos pruebas de origen egipcio: en el añ o 1400 a.C. el faraó n Tutmosis III
lleva a cabo campañ as militares en Palestina y en los informes también menciona el Monte
Carmelo,
llamá ndolo “Montañ a Santa”.
En la Biblia tenemos las siguientes referencias:
• Jos 12,22: El Carmelo es conquistado por Josué que vence al rey Jokneà m.
• 1 Reyes 18: El Carmelo entra en la historia de Elías que hemos tratado específicamente
capítulo.
Después de este episodio, el Monte Carmelo ya no aparece en la historia bíblica excepto en
indirectas.
(Is 35,2: Ct 7,6; Na 1,4).
En el añ o 66 d.C. Vespasiano realizó sacrificios en el monte Carmelo al dios del lugar, a
quien Tá cito y
Suetonio lo describe como un Dios sin rostro.
Varias tradiciones recuerdan ademá s que numerosos ermitañ os continuaron retirá ndose a
las cuevas de
esta montañ a en continuidad ideal con Elías, Eliseo y sus discípulos. Luego hubo
asentamientos
Monasterios de época bizantina en la Cueva de Elías (en la iglesia del actual convento),
atestiguan las inscripciones encontradas en las excavaciones.
En la segunda mitad del siglo XII, algunos veteranos de las Cruzadas se reunieron en el
Monte Carmelo para comenzar
Una vida contemplativa, dedicada a la oració n y al aislamiento: el patriarca de Jerusalén
definió las Reglas de la nueva Orden nacida de la unió n de las diversas comunidades
cenobíticas.
En 1200 este movimiento moná stico pasó a Europa con el nombre de “Orden de Santa
María del
Monte Carmelo". Se basó en la soledad contemplativa, la oració n, la pobreza y
Trabajar.
La Orden pasó entonces de ermitañ a a mendiga y, el 1 de octubre de 1247, el Papa
Inocencio
IV publicó la Regla Modificada de los Carmelitas.
Inundació n
(mabù l en hebreo): “océano celestial, inundació n, diluvio”. Del aná lisis de los pictogramas
originario del idioma hebreo publicado en “The Ancient Hebrew Language and Alphabet”,
128
entendemos que el término
(mabù l) está representado por los siguientes signos:
El diluvio es conocido y relatado por varias civilizaciones: la Biblia relata el acontecimiento
en los capítulos 6, 7,
8 del libro del Génesis.
Las religiones que avalan su veracidad son diferentes: judaísmo, cristianismo, hinduismo,
Budismo, Confucianismo, Sintoísmo, Islam, Zoroastrismo…
El rey asirio Asurbanipal se jactaba de poder leer y comprender el significado de
«inscripciones en piedra antes del diluvio».
En el texto sumerio conocido como Lista Real Sumeria, se contiene una lista de
gobernantes que duraron algunos milenios hasta la época de Ubartutu… «el diluvio
arrasó con todo." Existen numerosos relatos sobre el diluvio en todo el mundo y son
Distribuido en todos los continentes.
Sin embargo, el má s antiguo parece ser el texto sumerio conocido como El Génesis de Eridu.
Diluvio sumerio (siglo XXX a.C.), retomado posteriormente en la Epopeya de Gilgamesh
donde se narra
del encuentro de este semidió s con Utnapishtim/Utanapishtim (el Noé de la cultura
Babiló nico).
Citamos aquí algunas de las numerosas versiones que han desarrollado diversas
civilizaciones.
1 ) Sumerio-Akkadi.129 Entre Enki y Enlil, los dos hijos de Anu señ or del imperio, hubo
una rivalidad continua y esto también produjo consecuencias sobre las nuevas especies
deseadas y creadas
por el primero en respuesta a las necesidades de sus subordinados, los Anunnaki que
trabajaban en el
minas.
Enki amaba a su criatura y decidió darle el "conocimiento", el definitivo, el que
lo habría liberado de sus creadores gracias a la posibilidad de reproducirse de forma
autó noma:
en definitiva, ese conocimiento/habilidad que la habría hecho similar a los "dioses". lo hizo
sin
solicitar la aprobació n de su hermano, quien era jerá rquicamente superior a él.
Aquí reportamos un elemento que inmediatamente nos conecta con las historias bíblicas:
Enki fue
También representada como una serpiente, la criatura que, viviendo en madrigueras
excavadas en la tierra, sabe de ello.
los secretos profundos y es precisamente esta "divinidad/serpiente", o sea Enki, quien le da
a Eva la habilidad
Reproducir.
El Génesis recuerda perfectamente este acontecimiento en la historia de la serpiente que
tienta a la mujer.
estimula a acceder al conocimiento, es decir, a dar ese paso que los dioses no quisieron
porque sabían que él guiaría al hombre (el Adá n, el "terrícola") por el camino
de emancipació n y libertad definitivas.
Enlil, el hermano mayor, al enterarse de esto, expulsó al hombre y a la mujer de
ese lugar protegido en el que vivían (el llamado Paraíso, término que deriva del griego
paradeisos que a su vez proviene del iraní pairidaesa, correspondiente “lugar cerrado”.
al [gan eden] de la Biblia y al kharshag sumerio-acadio: lugar cercado y protegido) y allí
condenados a buscar comida por su cuenta. También le dijo a la hembra que procrearía.
con dolor, y esto es comprensible si se considera que hasta ese momento la creació n del
hombre
era prerrogativa de las mujeres Anunnaki: las mujeres masculinas no daban a luz ni
por tanto, conocían el sufrimiento físico vinculado a ese acontecimiento.
Por tanto, los hombres comenzaron a multiplicarse por sí solos y a poblar el territorio.
El sumeró logo Arno Poebel en 1914 sacó a la luz una tablilla en la que se narran los hechos.
que precedió a la catá strofe: esta es la era en la que los Anunnaki/Elohìm trajeron
en la Tierra la "realeza", es decir, la sede de mando, erigiendo las ciudades en las que venía
trajo la siguiente sucesió n: Eridu, Bad-Tibira, Larak, Sippar, Shuruppak y Larsa
(La arqueología ha encontrado las ruinas de todos estos asentamientos hasta la fecha,
excepto Larak,
cuya ubicació n se supone como hipó tesis pero aú n faltan pruebas).
La duració n total de los diez reinados de los Anunnaki sobre estas ciudades fue de 456.000
añ os.130
La Biblia también nos habla de la existencia de diez patriarcas antediluvianos y luego nos
dice que yo
Los hijos de los "dioses", cuyas hembras escaseaban por razones obvias, vieron a las hijas
de los hombres.
(los Adá n, los terrícolas) y se enamoró de ellos, se unió a ellos y procreó a su vez (Gén.
6.1-8), porque las dos especies eran obviamente compatibles. Este hecho despertó la ira de
Enlil, quien
no amaba a la nueva criatura y condenó abiertamente esta mezcla racial.
Mientras tanto, también se había vuelto decididamente difícil gestionar los problemas
derivados de una
masa de població n que crecía sin control. En presencia de estos
situaciones problemá ticas, Enlil decidió utilizar un evento natural que estaba a punto de
ocurrir,
para eliminar a Adá n y a los seres nacidos de las relaciones establecidas entre las dos
especies. El
Los Anunnaki sabían que una enorme e inevitable catá strofe estaba a punto de azotar la
Tierra.
causado por la fuerza gravitacional ejercida por la proximidad de Nibiru: el deslizamiento
de
casquetes polares cuyas desastrosas consecuencias habrían afectado a todo el planeta.
Todo habría ocurrido hace unos 13.000 añ os, al final de la ú ltima gran glaciació n, y
el evento es conocido en todos los mitos del mundo como “el Gran Diluvio”.
Por lo tanto, los Anunnaki eran conscientes de ello y Enlil quiso aprovecharlo para realizar
su
objetivo en detrimento de la humanidad: decidió abandonar temporalmente el planeta sin
advertir al hombre, condená ndolo así a la extinció n, junto con los animales que lo
acompañ an.
compartían la vida en el planeta.
De hecho los "dioses" partieron en sus barcos y regresaron só lo cuando la situació n estuvo
clara.
restaurado. Sin embargo, dijimos que el "creador" del hombre, es decir Enki, amaba a su
criatura y,
impulsado por este sentimiento, decidió salvar al menos una representació n. Luego
informó al
peligro inminente a un hombre (Ziusudra/Uta-Napishtim, el Noé sumerio-acadio) y le dio
instrucciones necesarias para salvarse a sí mismo, a su familia y a algunos animales ú tiles
para el
supervivencia, a la espera de que se recuperen las condiciones de vida normales. La
divinidad proporcionó así la
informació n necesaria para la construcció n de un arca capaz de preservar las especies
del desastre inminente (Ver la entrada “Magur”).
¿Se levantó ? De hecho, también se dice de este barco que "baja del cielo" e Inanna se lo
lleva.
Anu peleando con el «escorpió n», quien la defiende.
Este templo/nave espacial (?) también revela el cará cter puramente "humano" y localizado
de los dioses.
poderes de Inanna quien le dice a Gilgamesh:
«en el Eanna no te concedo el derecho de dictar leyes, no te concedo el derecho de dictar
sentencias […] o Gilgamesh, tu
el poder está confinado a los hombres, vosotros no tenéis derecho a mis bienes...".
Ebabbar (TSA)
“Casa de los brillantes”.
El templo de Utu en Sippar.
Edin (TSA), Edén
(ver Génesis 2:10)
La palabra Edén fue traducida al griego como paradeisos, "paraíso", y deriva de pairidaeza.
de la religió n zoroá strica (cuyo origen puede situarse precisamente en el territorio del
Edén): la
término avéstico
significa "lugar cerrado".
La palabra hebrea para "jardín", gan, proviene de la raíz ganan, que significa
"cerca".
[Gan be-eden]
por lo tanto significa “jardín amurallado en el Edén”, lo cual, como dice la Biblia, sí
en realidad se encuentra al este del territorio palestino en el que se escribió el Antiguo
Testamento.
Voluntad.
La raíz hebrea [adhan] también se refiere al concepto de "alegría de una vida feliz": se
pospone
por lo tanto a la idea del paraíso como lugar de delicias en el que los primeros seres
vivieron en contacto con
Los Elohìm fueron alimentados y cuidados y, por lo tanto, estaban libres de las limitaciones
típicas de uno.
vida normal.
Probablemente hubo dos: uno en Á frica (dioses enkitas) y otro en Sumer (dioses enlilitas)
donde
Adá n y Eva fueron traídos. Los cuatro ríos bíblicos que fluyen desde el Edén son Gihó n.
(Aras moderno, una vez llamado Gaihun), Pison (Uhizun moderno), Hiddekel (Tigris) y
Perath
(É ufrates). Sus fuentes se encuentran en la zona inmediatamente occidental del Mar Caspio,
en el
cerca de los lagos Urmia y Van (Armenia-Kurdistá n).
La localizació n precisa parece ser la zona donde se ubica la actual Tabriz (Irá n): el valle
de Adji Chay, llamado Meidan en persa (es decir, “lugar rodeado de muros”).
Las tierras de Cus (Azerbaiyá n) y Á vila (provincia de Anguran, Irá n), bañ adas por el Gihó n
y el
Pison, se encuentran en el actual Azerbaiyá n y las montañ as cercanas del norte de Irá n.
El río que atraviesa el Edén es enterrado cerca del lago Urmia y luego renace formando el
fuentes de los cuatro ríos mencionados, dos de los cuales desembocan en el Mar Caspio
(Gihó n y Pisó n) y dos en el Mar Caspio.
Golfo Pérsico (Tigris y É ufrates).
Los arqueó logos creen que los sumerios llegaron al territorio que luego se convertiría en su
tierra
(Sú mer, en el sur de Mesopotamia) tras una migració n cuyo origen podría
identificarse con una zona montañ osa que bordea el Mar Caspio. Su Dios má s importante
estaba viniendo
identificada como una "montañ a" y sus templos escalonados (zigurats) recuerdan
precisamente esto
formació n natural.
Desde la tierra de Sumer (Sur de Mesopotamia) se llega al cielo (el paraíso terrenal)
pasando por siete cadenas montañ osas (desde los montes Zagros en adelante) con siete
colinas (que sean las «siete
puertas" indicadas en las historias babiló nicas y judías?): son probablemente los siete
cielos que, en el
La mitología religiosa judía (Talmud), debe ser superada para llegar al paraíso final.
Del Edén Caín es desterrado a la tierra de Nod, cuyos antiguos topó nimos se encuentran
precisamente en
al este con respecto al territorio identificado como el sitio probable del Edén bíblico.
Los querubines que custodian el jardín recuerdan la ubicació n de Keruhabad, la "residencia
del
Kheru”; los Kherubi, los Querubines, los guardianes del territorio.
Este territorio está dominado por el monte (volcá n) Sahand, la montañ a luminosa en la que
se encuentra.
se encontraron con los dioses y, tal vez, con la “montañ a de dios” de la Biblia.131
¿Corresponde este Edén a la original "Tierra de los vivos", el Tilmum de los egipcios?
De aquí surgieron los dioses primordiales:
• Enki (EA – Ya – Yahwèh);
• Ninhursag (Madre de los vivos – Hawwah – Eva);
• Inanna (Ishtar – Astarté – Astarot);
• Dumuzi (Asar – Marduk – Osiris).
Ekur, Ehur, Ehar (TSA)
“Un hogar como una montañ a”.
É ste era el nombre del templo-pirá mide de Enlil en Nippur.
Las inscripciones dicen que su cima se elevaba hacia el cielo: tal vez se referían a la parte
superior que podría despegar?
La Biblia (Gén 11,4) describe la construcció n de la Torre de Babel diciendo literalmente, y
sin usar verbos, que «cumbre de ella en los cielos» (las dos historias se refieren al mismo
evento
describiendo la misma característica?).
Los demá s dioses acudieron al templo de Nippur para defender las causas de sus
protegidos. en un
su cá mara interna conservaba las "Tabletas de los Destinos", aquellos elementos que
probablemente
contenían informació n sobre las ó rbitas planetarias y por lo tanto decían lo que se suponía
que debía
ocurrirá n en los cielos en el futuro, ya que se sabe que los fenó menos astronó micos son
predecibles con
precisió n. Quizá s de aquí la convicció n desarrollada por la astrología de poder desarrollar
predecir el futuro mirando las estrellas.
del trabajo del prof. Spedicato Eden revisitado: Geografía, Numéricos y otros Cuentos,
citado en
Bibliografía.
el
Término semítico: dios de los cananeos, la deidad ugarítica má s importante (cultura
prejudía en
Canaá n y Sinaí); nombre también usado en la Biblia como El Elyon o El Shaddai (“altísimo,
señ or de las montañ as, señ or poderoso”).
El también es llamado “Ab-adam” que significa “Padre del hombre”.
Su plural, Elohìm, se usa en la Biblia para indicar el grupo de individuos que
La teología posterior lo transformó en la figura del dios ú nico. (Ver el capítulo específico)
Enki, EA (TSA)
“Señ or de la tierra”, “El que revela secretos”, “Señ or del agua”.
(¿Era el mismo dios que los egipcios conocían como Ptah?).
Dios del Abzu; hijo de Anu; hermano de Enlil; deidad tutelar de Eridu; comandante de la
Anunnaki; el dios que decide crear al hombre a instancias de su madre Nammu quien
nos invita a formar un ser semejante a los dioses, que sea capaz de servirles y trabajar para
ellos.
Enki crea al hombre: crea al hombre y a la mujer así como el dios judío crea al hombre y
luego a la mujer.
que debe ayudar al hombre en la procreació n autó noma.
Tenía como emblema las dos serpientes entrelazadas; este símbolo recuerda la estructura
del ADN; El
serpiente [nachash] de la Biblia tentando a Eva.
Es el dios a quien se le ha encomendado la tarea de poner orden en el mundo. También
conocido como «Señ or
de agua", está ligado a antiguas leyendas mesopotá micas sobre seres que eran mitad pez y
semihombres o individuos cubiertos de escamas (¿trajes con superficies escamosas?) a
veces descritos
también como "animales sintientes": los Apkallu.
Varios cronistas antiguos hablan de estos seres.
Beroso, sacerdote babiló nico del dios Bel-Marduk (que vivió en el siglo III a. C.), tuvo acceso
a
grabados cuneiformes y pictográ ficos (en cilindros, tablillas y paredes de templos) que
datan de miles de añ os atrá s.
de añ os antes. En algunos de ellos encontró noticias de un animal dotado de razonamiento,
llamado
Oannes: su cuerpo era como el de un pez, pero, al ser un anfibio, se escondía debajo del
cabeza de pez otro humano y debajo de la cola de los pies.
Su voz y el lenguaje que utilizó también fueron articulados y humanos. De acuerdo con la
leyenda,
Oannes hablaba con el hombre durante el día y los educaba en letras, ciencias y
todo tipo de arte. Les había enseñ ado a construir casas, a fundar templos, a recopilar
documentos
leyes, para conocer los principios de las cogniciones geométricas. Cuando el Sol se pone, el
ser
se sumergió nuevamente en el mar y esperó toda la noche en las profundidades del mar.
Incluso Abideno, discípulo de Aristó teles (siglo III a.C.), hablando de los reyes sumerios
menciona estos
Seres que surgieron del mar.
Apolodoro de Atenas, un erudito ateniense del siglo II a. C., informa sobre varias
manifestaciones de
estos seres surgieron de las aguas del Golfo Pérsico: bajo el reinado de Amenó n el Caldeo
«apareció
el Musarus Oannes, “Annedotus”, que significa “el abominable Oannes, el repelente””; bajo
la
En el reinado de Euedoreschus apareció en cambio un personaje llamado Odacó n.
Se pueden establecer analogías con otras tradiciones que describen personajes de
características muy similares al Apkallu: en América los mayas adoraban a un ser anfibio
que
lo llamaron “Uaana”, cuya traducció n es “el que reside en el agua”.
En Rodas encontramos a los Telchini, deidades anfibias dotadas de poderes má gicos.
La tribu Dogon de Mali adoraba al Nommo, un ser superior con cuerpo de pez,
propiciatorio de toda su cultura, que regresó en las nubes dentro de un huevo al rojo vivo...
Por lo tanto, también en los sumerios, junto a un componente "celestial", se puede
encontrar una mitología
"acuá tico". Para los partidarios de la paleoastroná utica, ambos mitos en realidad se refieren
a
Seres extraterrestres deformados por la visió n cultural de la época. Y, para apoyar su tesis,
resaltar el hecho de que la descripció n de la forma por la cual estos seres emergieron del
mar
recuerda a los submarinos o naves espaciales modernos capaces de actuar también como
vehículos anfibios.
Enlil (TSA)
“Señ or del cielo”, “Señ or del mando”, “Señ or del viento”. Hijo de Anu; hermano de
Enki; deidad tutelar de Nippur (ver entrada Nibruki).
Después de Anu, fue, de hecho, el má s poderoso de los dioses: a partir de cierto período
incluso parece haber
reemplazó a Anu, quien siempre estuvo ausente. Fue considerado el "Rey del Cielo y de la
Tierra", el
«Rey de todos los países» y los diversos gobernantes locales afirmaron haber recibido el
soberanía sobre el país que les había sido confiado: fue Enlil de hecho quien "pronunció el
nombre del rey" y "le dio
su cetro."
Enmeduranki (TSA)
“El señ or cuyo Yo conecta el cielo y la tierra”.
Sacerdote del Yo de Duranki oficiando en el templo sagrado de Nippur.
Este personaje está acompañ ado por un sabio Apkallu llamado Utuaabzu quien recuerda
el bíblico Enoc que fue llevado al cielo: la ú ltima parte del nombre sumerio del rey de este
apkallu,
“anki”, recuerda directamente el hebreo Hanok…
Enmerkar (TSA)
Rey de Uruk (primera dinastía, reinó poco después del diluvio); la persona a quien se
atribuye la invenció n
de la escritura (3100 a.C.).
Es hijo de Meskiagkasher, el primer rey que reinó en Uruk después del diluvio.
Enmerkar trae el culto a la diosa Inanna a Uruk desde Aratta (el bíblico Urartu/Ararat), el
territorio
donde estaba ubicado el Edén.
Hace construir el Eanna en Uruk.
Su nombre también significa Enmeru, "cazador": este personaje, en sus tres consonantes
La RMN recuerda las tres consonantes del gran cazador bíblico Nimrod (hijo de Cus y nieto
de Noé) quien fue el primero en ejercer poder sobre la tierra (¿después del diluvio?) y
quien reinó sobre
Erek (Uruk), Babel y Accad (Gén 10,8-10).
La dinastía sería la siguiente:
Ziusudra (Noé) – Diluvio – Meskiagkasher (Cus) –
Enmerkar (Nimrod).
Estos dos ú ltimos personajes (sumerios-bíblicos) son, por tanto, los iniciadores de la
primera dinastía de
Uruk (el Erek bíblico) después del diluvio.
Enmerkar construye un gran templo a la diosa Inanna y al bíblico Nimrod (segú n el
historiador
judeo-romano Josefo) hace construir una torre gigantesca: es el período de la confusió n
de lenguas (??) causada por el Dios supremo (¿Enlil?): recordemos que Utnapishtim (el Noé
babiló nico) construye un templo a la diosa Ishtar, rival de Enlil.
Enéadas (Plotino)
Plotino –nacido en Licopoli (Egipto) en 205 y muerto en Minturno (Lacio) en 270– fue uno
de
filó sofos má s importantes de la antigü edad; Fue heredero de Plató n y es considerado el
padre de
Neoplatonismo.
Su doctrina está contenida en las Enéadas, obra editada y publicada por su bió grafo.
Pó rfido. Se componen de 6 grupos de 9 tratados, ordenados segú n un esquema ascendente
que
se parte de las realidades mundanas, y de la vida terrenal, para pasar a niveles metafísicos
(providencia
facultades divinas, anímicas, psíquicas, intelectuales...) y finalmente alcanzar la suprema
realidad divina.
Enuma Elish
Un poema babiló nico conocido con el título de Epopeya de la Creació n aunque el significado
El término exacto es "Cuando está alto": narra el mito de la creació n y las hazañ as del dios.
Marduk babiló nico.
El período de composició n no se conoce con certeza (¿siglo XIX a. C.?) pero contiene
Ciertamente muchos elementos típicos de los cuentos sumerios que lo preceden y en
cualquier caso el
Las tablillas de arcilla en las que está escrito llevan claramente las palabras "copia del texto
sumerio". Para nosotros
Han llegado varias redacciones: neobabiló nica, neoasiria, una asiria má s antigua y una
prebabiló nico.
La epopeya allí narrada se puede dividir en varias partes: la genealogía de los dioses, la
historia de
Ea (Enki) y Apsu, el mito del dragó n, la historia de la creació n, y termina con una especie de
himno a los 50 nombres de Marduk: este detalle sugiere que se trata de una reelaboració n
del poema
dedicado a Enlil, pues el nú mero 50 era sagrado para este dios.
El nú mero de tablillas que contienen la historia de la creació n, 7, corresponde exactamente
a la divisió n de días indicada en el capítulo 1 del Génesis, y este detalle no
hipotetizar una dependencia directa del texto bíblico del sumerio-babiló nico mucho má s
antiguo.
Eridu (TSA)
El asentamiento má s antiguo de los “dioses” de Sumeria.
El término recuerda la idea de un “hogar situado lejos” de los hogares de origen.
Su nombre podría recordar al bíblico Irad/Jarà d, hijo de Enoc, el "constructor de ciudades".
En Génesis 4.17 se habla de un asentamiento en la llanura y de la fundació n de una ciudad
que sería
fue construido por Enoc, quien le dio el nombre de su hijo, Irad/Jarà d: este
El nombre significa "el que descendió " y por tanto parece recordar una migració n desde
territorios elevados.
hacia la llanura o, nuevamente, los que bajaban de arriba.
Era el centro de culto del dios Enki que se había encargado de la recuperació n del territorio
pantanoso: era
También llamada Haaki, "Casa de los Peces de Agua", ya que fue construida sobre un
sistema importante
de canales y marismas.
También se le llama Eduku, “Casa del montículo sagrado”, donde había un «templo que se
levanta
al cielo."
También era conocida como Nunki: la tierra de Nun.
El término Nun para los egipcios indicaba las aguas primordiales del caos y es
precisamente de ellas que
Eridu emerge como la primera construcció n en el territorio pantanoso de la baja
Mesopotamia
(por tanto caó tico e incontrolado, del Abzu, el agua primordial).
Corresponde al actual Tell Abu Shahrain (315 km al sureste de Bagdad).
Errores en la Biblia
Nuestro estudio tiende a demostrar má s allá de toda duda razonable que el Antiguo
Testamento es
un libro de historia escrito por hombres sin ninguna intervenció n divina y como tal,
contrario a
lo que se dice a menudo no es infalible pero contiene muchos errores, contradicciones,
inconsistencias…
A la espera de dedicar trabajo específico a este aspecto, nos limitaremos a informarlo en
esta entrada.
só lo algunos de los "descuidos" má s evidentes entre los muchos presentes a lo largo del
Antiguo Testamento; Sí
Se trata de errores claros e indiscutibles, ya que se refieren a hechos bien conocidos y, por
tanto, no histó ricos.
atribuible a dificultades de interpretació n:
• En Tobit 1.2 está escrito que la deportació n de la que se habla ocurrió en el momento de
Salmanasar como ocurrió en tiempos de Tiglat-pileser III.
• En Tobit 1.15 está escrito que cuando Salmanasar murió , su hijo ascendió al trono.
Senaquerib mientras que el sucesor fue Sargó n II.
• En Jdt 1,1 se indica un improbable Nabucodonosor que reina sobre los asirios en
Nínive.
• En Daniel 4.30 hablamos de la "locura" de Nabucodonosor mientras que el desequilibrio
mental
Golpeó a su hijo Nabó nides (555-539 aC) que abandonó el trono, Babilonia, etc. Para
retiro al oasis de Tema (una historia también narrada en un documento de Qumram
conocida como “Oració n de Nabó nido”).
• En Daniel 5.2 está escrito que Belsasar era hijo de Nabucodonosor cuando en realidad era
hijo de Nabonido.
• En Daniel 5.30 está escrito que Belsasar fue asesinado en la captura de Babilonia mientras
El rey que fue asesinado esa noche fue Nabonido, porque Belsasar ya había muerto en
precedencia durante una batalla llevada a cabo fuera de la ciudad.
• En Daniel 6.1 se dice que, a la muerte de Belsasar, Darío el Medo recibió el reino (de
Babilonia) mientras que fue el rey persa Ciro quien conquistó la ciudad y Darío la
reconquistó
só lo en 521, derrotando a un rebelde que había recuperado el poder nombrá ndose a sí
mismo
Nabucodonosor IV.
No podemos dejar de señ alar que el libro de Daniel, tan atormentado por errores evidentes
debido a
Al desconocimiento del tema tratado, se le suele atribuir valor profético y por tanto
¡equipado con la infalibilidad necesaria!
Gal (TSA)
"Excelente".
Gal (TSA)
“Ser de leche”, en el sentido de un individuo de tez lechosa. Una descripció n sumeria
atribuido a aquellos individuos que en la tradició n posterior má s tarde se convirtieron en
á ngeles
(angheloi de los griegos): tenían la piel, el pelo y los ojos muy claros. (Ver los estudios de
Russo
B. citado en Bibliografía)
Gilgamesh (TSA) (É pica de…)
El héroe sumerio, gobernante de Uruk (el bíblico Erek), hijo de la diosa Ninsun y
descendiente de
Shamash: Era dos tercios dios y un tercio humano. También se le define como hijo de
Lugalbanda (un
él mismo hijo de la diosa Ninsun) y nieto de Enmerkar.
La Epopeya de Gilgamesh es un poema escrito en escritura cuneiforme sobre tablillas de
arcilla, la
La versió n conocida pertenece al siglo XII a.C. pero el contenido parece estar inspirado en
historia de Atrahasis seis siglos má s antigua.
¿Qué narra su epopeya?
Gobernante cruel, Gilgamesh llama la atenció n de las deidades, quienes deciden
Castígalo.
Forman a Enkidu con arcilla: una especie de hombre primitivo y salvaje.
Los dos chocan pero Enkidu no logra ganar y los dos forman una alianza que se convierte
en
amistad: deciden ir al Bosque de Cedros (¿Líbano?) para tomar el
madera de estos á rboles cuya protecció n está protegida por un monstruo, que los dos aú n
logran
fracaso.
Gilgamesh es cortejado por Ishtar/Espectador, pero él la rechaza: la diosa, ofendida, envía
contra el
dos amigos un toro divino azul: Enkidu lo bloquea y Gilgamesh lo mata. Ishtar causa la
muerte
Enkidu y Gilgamesh descubren el dolor de perder a este amigo, por lo que decide ir
en busca del secreto de la inmortalidad. Se entera de que hay un hombre que sabe esto.
secreto: el viejo y sabio Utanapishtim (el Noé bíblico) quien, gracias a la ayuda de Enki,
había
salvado del diluvio universal y a quien los dioses le habían dado la inmortalidad. Gilgamesh
logra
supera los obstá culos que dificultaban el encuentro con el anciano y llega a un jardín donde
una mujer le pide que se detenga. É l decide continuar y llega a Utanapishtim. El viejo
El sabio primero le dice que la muerte es inevitable para el hombre, pero luego, sintiendo
lá stima, le dice
revela que existe la posibilidad de tener la eterna juventud: es una planta que se encuentra
en
fondo del mar. Gilgamesh inmediatamente parte en busca de la planta y, tras encontrarla,
se detiene en
descansan a orillas de un arroyo y en ese momento la planta es devorada por una serpiente.
En el
Al final, el texto original está dañ ado y tiene numerosos vacíos.
Algunas tablillas, que no forman parte de la epopeya clá sica, narran el suicidio de
Gilgamesh.
junto con su corte.
Josefo Flavio
Nació en Jerusalén, alrededor del añ o 37 d.C., en el seno de una familia noble; fue educado
dentro del
Tradició n judía pero con influencias de las civilizaciones griega y latina. judío observante
de la Torá , cercano al movimiento fariseo, hostil a los movimientos nacionalistas, en el 64
fue a
Roma, obteniendo una impresió n fuerte y positiva.
Durante la primera guerra judía (66 d.C.) ocupó el cargo militar de gobernador de
Galilea. Cuando los rebeldes se dieron cuenta de que ya no podían oponerse a los romanos,
decidieron
suicidarse: José logró mantenerse con vida y se entregó a los romanos. Tuvo una reunió n,
mucho
positivo para él, con el comandante militar Tito Flavio Vespasiano, a quien predijo que
se convertiría en emperador; Siguiendo esta afortunada premonició n el futuro señ or de la
Los romanos le perdonaron la vida y José se vinculó a la familia del emperador, asumiendo
incluso
el nombre de la gens Flavia.
Luego vivió en Roma, escribiendo obras que, aunque tenían una fuerte impronta
prorromana,
también difundieron elementos de la cultura judía.
Su escrito Guerra Judía representa la principal fuente histó rica sobre la guerra contra
Roma y también contiene la descripció n de los ú ltimos días de la fortaleza judía de Masada.
En las Antigü edades judías también hay indicios de la figura de Jesú s (considerado por
posteriores interpolaciones eruditos) e informació n importante sobre los movimientos
religiosos de
Judaísmo de la época.
Murió en Roma alrededor del añ o 100 d.C.
Igigi, Igigu (TSA)
“Los que observan”: así se definía (?) a los astronautas Anunnaki que permanecían en
ó rbita.
Igi significa “ojo” y por tanto acto de mirar; Gu significa "territorio, regió n"; Gi trae
en sí los significados de “confianza, confianza”. (Ver Russo B., obra citada en la Bibliografía)
Ilú (TSA)
“El que está arriba”, “Señ or”.
Inmortalidad de los dioses
La cuestió n de la inmortalidad de Dios, o de los dioses, es extremadamente espinosa
porque está relacionada con
concepto mismo de la eternidad de Dios. Se refiere específicamente a la fe de los creyentes,
que no
obviamente pueden cuestionar esta peculiaridad de su dios.
Pero la Biblia dice claramente que los Elohìm «mueren como todos los hombres
(Adá n)»132 i
Los sumerios dicen que sus dioses/Anunnaki disfrutaron de vidas muy largas pero no
infinitas y que
la duració n fue disminuyendo paulatinamente con el paso de los siglos y sobre todo con la
prá ctica de
cruces entre miembros de las dos especies.
Segú n las traducciones de Sitchin, los Anunnaki se habían dado cuenta de quiénes eran
que bajaron a la Tierra envejeciendo antes que los que permanecieron en el espacio y sobre
todo que
Los primeros en envejecer fueron los nacidos en nuestro planeta.
La Biblia da cuenta de la mezcla cuando narra que (Gen 6.1-4) los hijos de los Elohìm vieron
que las hijas de los Adá n eran aptas para tener relaciones físicas y comenzaron a unirse con
ellas.
Estos cruces determinaron con toda probabilidad la progresiva atenuació n de los efectos
de una
algunos “genes” de longevidad, hasta el punto de eliminarlos por completo.
La existencia de estos “genios” tal vez esté documentada por el hecho de que las dinastías
de los gobernantes
Los Anunnaki esperaban que la descendencia estuviera garantizada por los matrimonios
entre un hombre y su
media hermana para preservar su pureza: las uniones mixtas posteriores deben tener
evidentemente interrumpió esta transmisió n.
Los antepasados del hombre se comportaron de esta manera.
En el Libro de los Jubileos (ver) se dice que en el añ o 21 del segundo jubileo Eva da a luz.
Caín y luego una hija llamada Awan a quien Caín, su hermano, tomará por esposa; entonces
nace Set
y otra hija, Azura, a quien Set, su hermano, tomará como esposa.
De la unió n entre Caín y su hermana nació Awan Enoc y de Set y Azura nació Enos, cuyo
hijo
Kenan toma a su hermana Mualet como esposa, y su hijo Malaleel toma a su prima como
esposa.
Dina… en definitiva una tradició n importante que se mantiene en el tiempo.
La lista de los descendientes de Noé nos da cuenta del progresivo e inevitable acortamiento
del
duració n de la vida (Génesis 10-11): Sem vivió 600 añ os, su bisnieto Eber vivió 464
mientras
su hijo Peleg ya vivió só lo 239 y luego gradualmente… Nacor 148, Sara (esposa de
Abraham) 127;
Se concedieron algunos añ os má s a Abraham, que vivió 175 añ os, en cualquier caso muchos
menos que los dioses.
patriarcas muy longevos que le habían precedido en la genealogía.
Sin embargo, la propia familia de Abraham todavía seguía esta costumbre al buscar
esposas.
para sus miembros (Gen 20,12 y capítulos 24-28).
La ciencia moderna está recuperando este conocimiento antiguo: de hecho, ha identificado
genes,
o combinaciones genéticas, que prolongan la vida en el mundo animal y está provocando
un serio
experimentació n en este sentido.
11 prof. Eoardo Boncinelli, bió logo, afirma que la pró xima frontera de la genética es
representado precisamente por intervenciones destinadas a prolongar la vida ú til en
algunas décadas
humano.133
Sabemos de un gen presente en el ADN de los islandeses que fue
llamado Matusalén porque parece tener una funció n específica
en la duració n de la vida; en Drosophila melanogaster, la mosca de la fruta, era
descubrió un gen que duplica la esperanza de vida; Se ha encontrado en ratones un gen que
lo afecta.
aumenta las expectativas en un 35%…134
Inanna (TSA)
“Amado de Anu”; “Reina del cielo”, “Señ ora del templo del cielo”; hija de Nannar/Sin;
hermana de Utu; nieto de Enlil; reinó sobre Aratta y Uruk y se le confió la gestió n de
Civilizació n del valle del Indo alrededor del 2800 a.C.
También conocida como Irnini (“dama fuerte y fragante”), Astarot por los judíos, Ishtar por
los
Babilonios, Astarté por los sirios y Anahita por los persas.
Entre sus símbolos se encuentran el lirio (presente en las construcciones má s antiguas del
Egipto) y el trono que
también estaba representado en la cabeza de la diosa Isis (Aset en egipcio).
Diosa de la guerra (la "batalla era su placer"), logra conquistar los "poderes" para Uruk
(Yo) que se mantuvieron en Eridu.
También era considerada la patrona del amor lujurioso y libre: estas características suyas
sí
encuentran en la griega Afrodita, venerada como diosa del amor y al mismo tiempo como
protectora
de los luchadores.
Ierodula de An tenía su residencia en Uruk, cerca del zigurat conocido como Eanna.
(“Casa de An”, “Casa de muchos nombramientos”).
Ella era una enlilita Anunnaki y se casó con Dumuzi (Tammuz para los acadios, Adonis para
los griegos),
hijo de Enki: la constante rivalidad irreconciliable entre las familias enlilita y enkita empujó
a Marduk a
provocar la muerte de Dumuzi para mantener el poder intacto.
Kiengir (TSA)
Nombre con el que los sumerios definían el territorio en el que vivían: Sumeria. “Tierra de
los señ ores negros”,
“Tierra de los Señ ores Negros”, “Tierra de los Señ ores de las Má quinas Voladoras”, “Tierra
de los Guardianes”
(Acadio Shumer), “Tierra del noble señ or”.
Cabe señ alar que los egipcios llamaban a sus dioses antiguos “ta neteru”, “los guardianes”.
Kish (TSA)
El primer lugar de la Tierra al que, después del diluvio, los dioses concedieron la realeza:
es decir, a partir de ese momento los hombres pueden comenzar a gobernarse a sí mismos
y administrar el
su trabajo en nombre de los Anunnaki.
El nombre de la ciudad, como primera ciudad real, se menciona en Génesis 10.
Algunos escritos sumerios atribuyen este privilegio a Kish ("el diluvio borró todo
[…] después que el diluvio lo había borrado todo, cuando la realeza descendió del cielo, la
la realeza estaba en Kish"), otros en Lagash y la arqueología actual parece preferir Uruk.
Kish fue diseñ ada por los dioses: «…ellos, los grandes dioses, los Igigi, diseñ aron una ciudad
[…] ellos,
los grandes dioses, los Igigi, diseñ aron la ciudad de Kish […] los Igigi recurrieron a los
Cabezas Negras
(como se llamaban a sí mismos los sumerios) y dijo “que un rey sea su pastor […] que Etana
ser el constructor del templo"...».
Etana se define como "el Pastor que ascendió al cielo".
La ciudad estaba situada cerca de la actual Ingarra, a 85 km al sureste de Bagdad.
Libro de los jubileos
También llamado Pequeñ o Génesis, es un texto considerado canó nico ú nicamente por la
Iglesia Copta.
Probablemente compuesto en hebreo a finales del siglo II a.C., se conserva
en su totalidad só lo en una traducció n etíope y, con el Libro de Enoc, figuraba como un
texto sagrado
en la Biblia que le pertenece.
Relata la historia del mundo desde la creació n hasta el éxodo de Egipto, dividiendo los
acontecimientos en
períodos de 49 añ os –los Jubileos, de ahí el nombre– que a su vez se dividen en otros
períodos de
siete añ os.
Libro de Enoc
Se trata de un texto apó crifo de origen judío, aceptado ú nicamente por la tradició n copta;
su equipo editorial
definitivo se remonta al siglo I a.C. y ha llegado hasta nosotros en la versió n escrita en una
lengua antigua
literatura de Etiopía (ge'ez).
Otras versiones del Libro de Enoc son la aramea contenida en los Rollos de Qumrá n y la
el extracto que nos ha proporcionado el monje Giorgio Syncellus en una obra que compuso
en el siglo IX
siglo.
El Libro de Enoc puede ser producto de la unificació n de textos anteriores tal como está
compuesto de varias secciones: el libro de los Vigilantes (cc. 1-36), el libro de las Pará bolas
(cc. 37-71),
el libro de Astronomía o libro de las Luminarias celestes (cc. 72-82), el libro de los Sueñ os
(cc. 83-90),
la carta de Enoc (cc. 91-104) y la secció n final (cc. 105-108) también conocida como
Apocalipsis de Noé.
Lugal (TSA)
"Gran hombre".
Título otorgado a personas especialmente merecedoras, como la reina de Kish,
Kubaba, fundador de la tercera dinastía.
También significa “rey, señ or”. Su poder debe haber sido menor que el del En.
Este término parece recordar al semítico Malik, Melek, "rey" (como el bíblico Melkitzedek:
melek-sadok, señ or de justicia, rey de Jerusalén).
Lugalbanda (TSA)
Comandante de las tropas de Enmerkar; Se llama Dingir y padre de Gilgamesh.