2017 HC
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Sentencia 928/2020
EXP. N. ° 02548-2017-PHC/TC
LIMA
ROLANDO PERCY ESCOBAR LINO
RAZÓN DE RELATORÍA
La Secretaría del Pleno deja constancia de que la presente razón encabeza los
votos antes referidos, y que los magistrados intervinientes en el Pleno firman
digitalmente al pie de esta razón en señal de conformidad.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
EXP. N. ° 02548-2017-PHC/TC
LIMA
ROLANDO PERCY ESCOBAR LINO
Con el debido respeto por la posición de la ponencia, en el presente caso, considero que
la demanda debe declararse INFUNDADA.
Rolando Percy Escobar Lino pretende que se anule el juicio oral, se archive en forma
definitiva el proceso que se sigue en su contra por el delito de asociación ilícita para
delinquir y que se cancelen los antecedentes penales y judiciales registrados en su contra.
Alega que se ha reiniciado el juicio oral en el proceso subyacente en virtud de la
resolución suprema del 31 de enero de 2013; sin embargo, señala que ha deducido
excepción de prescripción pues el cese de la permanencia del delito ocurrió en el año
2002, pero que este fue rechazado de plano y que no se permitió a su abogado que
expusiera en forma oral, incluso, se declaró inadmisible su impugnación. Asimismo,
afirma que no hay mérito para considerar que viene siendo investigado por la comisión
de graves violaciones a los derechos humanos y que tenga que soportar el retraso de la
administración de justicia.
Sin embargo, estimo que la demanda debe declararse infundada la demanda, ya que no
encuentro vulneración al derecho al plazo razonable del actor, toda vez que lo que se
viene investigando son hechos relacionados con la impunidad y la violación a los
derechos humanos. Los hechos imputados al recurrente es haber integrado una
organización criminal conformada por jueces y fiscales que se encargaban de intervenir
determinados casos judiciales de relevancia, direccionando su resultado a favor del
régimen de turno, mediante decisiones previamente concertadas con el Servicio de
Inteligencia Nacional (SIN) dirigido por Vladimiro Montesinos Torres. Se identifican los
casos Mufarech Nemy, Ivcher Bronstein, Gonzáles Izquierdo, Interceptaciones
Telefónicas, Luchetti, entre otros, como los casos donde se ejerció injerencia indebida.
S.
LEDESMA NARVÁEZ
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LIMA
ROLANDO PERCY ESCOBAR LINO
Con el mayor respeto por la posición de mis colegas magistrados, emito el presente voto
singular por las siguientes consideraciones.
En primer lugar, aprecio que la demanda no va dirigida contra una resolución firme que
vulnere en forma manifiesta la libertad individual y el debido proceso. Esta se interpone,
genéricamente, con fin de que se declare la "nulidad absoluta del juicio oral" que se sigue
contra el demandante (cfr. fojas 2). Esto hace que la demanda resulte improcedente, de
conformidad con el artículo 4 del Código Procesal Constitucional.
S.
FERRERO COSTA
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LIMA
ROLANDO PERCY ESCOBAR LINO
S.
RAMOS NÚÑEZ
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LIMA
ROLANDO PERCY ESCOBAR LINO
Con el debido respeto, me aparto de lo resuelto por mis colegas por las razones que a
continuación expongo:
1. En el presente caso, el demandante solicita que se declare la nulidad del juicio oral
que se sigue contra don Rolando Percy Escobar Lino por el delito contra la
tranquilidad pública (asociación ilícita para delinquir) (Expediente 38-02), que se
archive en forma definitiva dicho proceso, y que se cancelen los antecedentes
penales y judiciales registrados en su contra.
2. Al respecto, corresponde señalar que, del estudio de los presentes actuados, obra la
Ejecutoria Suprema RN Nº 2117-2010- LIMA, de fecha 31 de enero de 2013,
emitida por la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la
República (f.129 a 136), que resolvió haber nulidad en el auto de fecha 29 de abril
de 2010, que declaró fundada de oficio la excepción de prescripción por el delito
de asociación ilícita para delinquir; y reformándola, declararon infundada la
excepción de prescripción de la acción penal y ordenaron que prosiga la causa por
dicho delito.
3. Como puede apreciarse de la lectura de la citada Ejecuta Suprema, allí se expresaron
en los considerandos octavo al duodécimo, las razones por las que, en el Expediente
38-2002, no opera la prescripción. Es por ello por lo que la Sala Penal demandada,
en cumplimiento de lo ordenado por el Superior Jerárquico, prosigue con el juicio
oral en contra del recurrente, sin que se presente irregularidad alguna al respecto.
4. Sin perjuicio de lo expuesto, habría que considerar, además, que si bien es cierto
que las excepciones pueden deducirse en cualquier etapa del proceso; también lo es
que, según lo previsto en el artículo 90, inciso 2 in fine del Código de
Procedimientos Penales, se establece que concluida la etapa de instrucción, tal
como ocurre en el presente caso, no se admitirán nuevas incidencias que se
sustenten en los mismos hechos que fueron materia de una resolución anterior o que
tuvieran el mismo objeto o finalidad que aquellos ya resueltos.
5. Finalmente, considero pertinente dejar sentado en que me encuentro en desacuerdo
con la ponencia, en tanto que señala que el juez constitucional puede realizar tareas
referidas, por ejemplo, a la subsunción legal de tal o cual delito, cuando esto
corresponde al juez ordinario, quien es el competente para revisar la calificación
jurídica de algún delito y evaluar, eventualmente, si en algún caso opera o no la
prescripción de la acción penal.
Por las razones expuestas, considero que debe declararse INFUNDADA la demanda, al
no haberse acreditado la vulneración del derecho a la libertad personal.
S.
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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ASUNTO
ANTECEDENTES
Con fecha 13 de abril de 2016, don Rolando Percy Escobar Lino interpone
demanda de habeas corpus contra la Cuarta Sala Penal Liquidadora de la Corte Superior
de Justicia de Lima, integrada por los jueces superiores Iván Alberto Sequeiros Vargas,
Victoria Sánchez Espinoza y Aissa Rosa Mendoza Retamozo. Alega la vulneración a su
derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva. Solicita la nulidad del juicio
oral que se le sigue por el delito contra la tranquilidad pública y asociación ilícita para
delinquir (Expediente 38-02), que la Sala demandada archive en forma definitiva el
proceso antes mencionado, y se cursen los oficios correspondientes para cancelar sus
antecedentes penales y judiciales registrados en su contra.
En la declaración explicativa del señor juez Iván Sequeiros Vargas, refiere que
conoció el caso y como integrante de la Tercera Sala Penal de Anticorrupción, declaró
fundada la excepción de prescripción de la acción penal que solicitaron los procesados
por el delito de asociación ilícita. Posteriormente, dicha resolución fue declarada nula por
la Corte Suprema de Justicia de la República en el Expediente 38-2002, en el cual se
encuentra comprendido el actor y otros por el delito contra la tranquilidad pública y
asociación ilícita para delinquir. La Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia
de la República, mediante la ejecutoria de fecha 31 de enero de 2013, emitida en el
Recurso de Nulidad 2117-2010, declaró por mayoría haber nulidad en el auto superior
que declaró de oficio prescrita la acción penal contra el recurrente y dispone nuevo juicio
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oral. Además, sostiene que, en el proceso penal seguido contra el actor, no se han violado
los derechos constitucionales incoados en el habeas corpus, pues en todo momento se ha
garantizado el debido proceso (folio 105).
La Primera Sala Penal Para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de
Justicia de Lima, mediante la resolución de fecha 28 de abril de 2017, confirmó la apelada
por similares fundamentos. Además, señala que, aun cuando el recurrente alega que los
hechos que se le atribuyen no pueden ser considerados como crimen de lesa humanidad,
es importante precisar que la Corte Interamericana de Derechos Humanos
—cuya decisión ha sido aludida en la ejecutoria suprema cuestionada— señaló que la
garantía de prescripción cede ante los derechos de las víctimas cuando se presentan
situaciones de obstrucción de la obligación de identificar, juzgar y sancionar a los
responsables de un delito.
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FUNDAMENTOS
1. El demandante solicita que se declare la nulidad del juicio oral que se sigue contra
don Rolando Percy Escobar Lino por el delito contra la tranquilidad pública
(asociación ilícita para delinquir) (Expediente 38-02), que se archive en forma
definitiva dicho proceso, y que se cancelen los antecedentes penales y judiciales
registrados en su contra. Se alega la vulneración del derecho a la libertad individual,
en conexidad con el derecho a la tutela procesal efectiva. Este Tribunal advierte que
los hechos denunciados se encuentran vinculados a una eventual afectación al
principio constitucional de la prescripción recogido en el inciso 13 del artículo 139
de la Constitución, referido a la limitación de la acción punitiva del Estado, en
conexidad con el derecho a la libertad individual del actor.
Consideraciones previas
8. En ese sentido, una parte de la pena aún no habría sido cumplida, existiendo un
mandato que incide sobre la libertad individual del demandante; por lo tanto,
corresponde que este Tribunal evalúe si los alegatos contenidos en la demanda,
tienen amparo constitucional.
10. Sin embargo, para el demandante, los hechos imputados ya habían prescrito; por
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(por todos, el Caso Barrios Altos vs. Perú). Por ello, no es posible aceptar la
prescripción cuando existen actuaciones u omisiones procesales dirigidas con
mala fe o negligencia a propiciar o mantener la impunidad (Casos Loayza
Tamayo vs. Perú y Caso Ivcher Bronstein vs. Perú, supervisión de
cumplimiento). En ese sentido, entiende que la impunidad es la falta, en su
conjunto, de investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y condena a
los responsables de las violaciones de derechos protegidos por la Convención
Americana de Derechos Humanos —CADH— (por todas, Caso Bulacio vs.
Argentina).
- Los hechos de este caso no pueden ser calificados como graves violaciones de
derechos humanos, pero afectaron a estos. La decisión de la Corte IDH en el
Caso Ivcher, tiene un mismo patrón con los casos material del proceso penal:
intervención de una organización delictiva instituida dentro del aparato estatal,
con adscripción de determinados jueces y fiscales para que manipulen la
justicia; afecten los derechos de los ofendidos y se logren decisiones favorables
a los intereses políticos del régimen de turno o económicos.
- Conforme a la Corte IDH, el derecho a la tutela judicial efectiva exige que los
jueces dirijan el proceso evitando que dilaciones y entorpecimientos indebidos
conduzcan a la impunidad. En ese sentido, la prescripción cede ante los
derechos de las víctimas, cuando se presentan situaciones obstrucción de la
obligación de identificar, juzgar y sancionar a los responsables de un delito.
- Por ello, resulta impertinente analizar las normas de derecho interno para
determinar si en este caso operó la prescripción, pues dichas normas son
inaplicables por imperio del ius cogen internacional
12. Los delitos imputados al demandante son los de asociación ilícita para delinquir,
corrupción de funcionarios y prevaricato.
14. Cabe tener presente que el Estado Peruano, mediante Resolución Legislativa 27998,
aprobó la adhesión del Perú a la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los
Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, la misma que fue
publicada en el diario oficial el 12 de junio de 2003, en la que incluso se efectuó
una reserva sobre su carácter retroactivo.
Los crímenes siguientes son imprescriptibles, cualquiera que sea la fecha en que se
hayan cometido:
a) Los crímenes de guerra según la definición dada en el Estatuto del Tribunal Militar
Internacional de Nuremberg, de 8 de agosto de 1945, y confirmada por las
resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas 3 (I) de 13 de febrero de
1946 y 95 (I) de 11 de diciembre de 1946, sobre todo las "infracciones graves"
enumeradas en los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949 para la protección
de las víctimas de la guerra;
15. Así, la decisión del Estado, debe ser interpretado según la Convención de Viena
sobre el Derecho de los Tratados de 1969 y no puede ser relativizado por las cortes
naciones o internacionales, pues se trata de un acto soberano.
(…) cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque
generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque
(…).
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A continuación, identifica, los crímenes que pueden ser considerados como de lesa
humanidad: El asesinato; el exterminio; la esclavitud; la deportación o traslado
forzoso de población; la encarcelación u otra privación grave de la libertad física
en violación de normas fundamentales de derecho internacional; la tortura; la
violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización
forzada o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable; la
persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos
políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género definido en
el párrafo 3, u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con
arreglo al derecho internacional, en conexión con cualquier acto mencionado en el
presente párrafo o con cualquier crimen de la competencia de la Corte; la
desaparición forzada de personas; el crimen de apartheid; y otros actos inhumanos
de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten
gravemente contra la integridad física o la salud mental o física.
17. Dicho artículo, además, da elementos que permite inferir en qué casos nos
encontramos frente a los ilícitos detallados, a efectos de considerar por qué tales
delitos, muchos de ellos de naturaleza común, pasan a ser considerados como
crímenes de lesa humanidad. Ciertamente, ninguno de los delitos imputados al
demandante, es considerado como uno de lesa humanidad.
13. Si bien la prescripción es una garantía del debido proceso que debe ser observada
debidamente por el juzgador para todo imputado de un delito, la invocación y
aplicación de la misma es inaceptable cuando ha quedado claramente probado que el
transcurso del tiempo ha sido determinado por actuaciones u omisiones procesales
dirigidas, con clara mala fe o negligencia, a propiciar o permitir la impunidad. Al
respecto, la Corte reitera lo señalado en otras oportunidades, en el sentido de que “[e]l
derecho a la tutela judicial efectiva exige […] a los jueces que dirijan el proceso de
modo de evitar que dilaciones y entorpecimientos indebidos conduzcan a la
impunidad, frustrando así la debida protección judicial de los derechos humanos”.
Asimismo, el Tribunal ha señalado que “cuando un Estado ha ratificado un tratado
internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del
Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de
las disposiciones de la Convención no se vean mermadas”. Es decir, la garantía de
prescripción cede ante los derechos de las víctimas cuando se presentan situaciones
de obstrucción de la obligación de identificar, juzgar y sancionar a los responsables
de un delito.
más cuando ella —que por cierto regula la existencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos—, establece en su artículo 8.a1, el derecho de toda persona a
ser juzgada dentro de un plazo razonable
Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido
con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada
contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil,
laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
21. A mayor abundamiento, la propia Corte IDH en el Caso La Cantuta vs. Perú ha
dejado establecido lo siguiente:
156. Al respecto, resulta oportuno recordar que la Corte no es un tribunal penal en el que
corresponda determinar la responsabilidad de individuos particulares por actos criminales.
La responsabilidad internacional de los Estados se genera en forma inmediata con el ilícito
internacional atribuido al Estado y, para establecer que se ha producido una violación de los
derechos consagrados en la misma, no se requiere determinar, como ocurre en el derecho
penal interno, la culpabilidad de sus autores o su intencionalidad y tampoco es preciso
identificar individualmente a los agentes a los cuales se atribuyen los hechos violatorios. Es
en ese marco que la Corte efectúa la determinación de responsabilidad internacional del
Estado en este caso, la que no corresponde condicionar a estructuras propias y específicas del
derecho penal, interno o internacional, definitorias de criterios de imputabilidad o
responsabilidades penales individuales; tampoco es necesario definir los ámbitos de
competencia y jerarquía o subordinación de cada agente estatal involucrado en los hechos.
(Subrayado agregado).
22. Entonces, siguiendo a la propia jurisprudencia de la Corte IDH, a pesar del valor
intrínseco de sus decisiones, la aplicación e interpretación de las normas en caso
contra individuos es de competencia exclusiva del juez penal, más aun si la Corte
IDH no ha calificado los hechos descritos, en su sentencia de 6 de febrero de 2001,
como una grave violación de derechos humanos o un crimen de lesa humanidad.
'Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro
de un plazo razonable (…)'.
Se postula que el criterio a seguir sea el del plazo razonable exigible por los
ciudadanos y que el carácter razonable de la duración de un proceso se debe apreciar
según las circunstancias de cada caso y teniendo en cuenta: a) la complejidad del
asunto; b) el comportamiento del recurrente; c) la forma en que el asunto ha sido
llevado por las autoridades administrativas (es decir, lo que ordinariamente se demora
en resolver determinado tipo de procesos), y d) las consecuencias que la demora
produce en las partes" (Sentencia 3778-2004-PA/TC, fundamentos 20 y 21)
respetar el derecho al plazo razonable por ser un derecho que hace al contenido
esencial del derecho al debido proceso, en orden a garantizar, en términos
constitucionales, la regularidad del proceso o procedimiento, según corresponda, y
evitar la lesión a este derecho y sus componentes.
29. Estos criterios permitirán apreciar si el retraso o dilación es indebido o no, y han de
ser analizadas caso por caso: es decir, según las circunstancias de cada caso
concreto. Como se advierte del décimo considerando de la Recurso de Nulidad
2117-2010 Lima, luego de hacer referencia que el proceso penal ha durado entre 8
y 10 años con 2 meses, se expone que
31. Sí menciona, que las autoridades judiciales no han actuado con la diligencia debida,
pero como los hechos imputados están relacionados con la vulneración de los
derechos consagrados en la CADH, es evidente la intención del juez penal de la
necesidad de imponer una sanción penal. Sin embargo, ello solo es posible, si la
sanción es impuesta dentro de un plazo razonable.
32. ¿Cuál es este plazo? La ausencia del mismo en nuestro ordenamiento jurídico, nos
obliga a considerar los plazos previstos para la prescripción de la acción penal, pues
estos no son iguales en todos los delitos, sino que responden a la naturaleza y
gravedad de cada uno de ellos.
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33. Así, el plazo de prescripción se convierte en un límite que permite evaluar cuando
se ha vulnerado el derecho a ser juzgado en un plazo razonable, toda vez que una
sentencia emitida luego de vencido dicho plazo, será manifiestamente
inconstitucional, y también contraria a la CADH y al Pacto de Derechos Civiles y
Políticos.
36. Así las cosas, se advierte que la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de
Justicia de la República, mediante la sentencia de fecha 3 de junio de 2019 (RN
2752-2017), declaró no haber nulidad en la sentencia de fecha 23 de octubre de
2017, que condenó a don Rolando Percy Escobar Lino como autor del delito contra
la tranquilidad pública (en la modalidad de asociación ilícita para delinquir) a tres
años de pena privativa de la libertad efectiva. Asimismo, dispuso que se oficie a las
entidades respectivas las órdenes de captura a nivel nacional e internacional para
que cumplan lo que resta de la pena privativa de la libertad dictada en su contra: un
año, dos meses y siete días.
37. Conforme con la fecha determinada por la judicatura ordinaria para computar el
plazo de prescripción (10 de abril de 2002) y la pena máxima prevista en el artículo
317 del Código Penal, se aprecia que, a la fecha de expedición de la sentencia del
23 de octubre de 2017 y la de su confirmatoria (3 de junio de 2019), ya había
operado el plazo de prescripción de la acción penal.
Efectos de la sentencia
SS.
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
SARDÓN DE TABOADA